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¿Cómo mantener la

esperanza en estos
tiempos tan difíciles?
COMBATE ESPIRITUAL FE Y VIDAORACIÓN
, ,

JUNIO 20, 2016

Escrito por
Kristina Hjelkrem

De acuerdo con la mitología griega, Zeus queriendo


vengarse de Prometeo por haber robado el fuego a los
dioses para entregarlo a los humanos, creó para Epitemeo
(hermano de Prometeo) una mujer llamada Pandora, con
la que este se casó. Pandora fue creada con grandes dotes
pero también con una gran curiosidad. Como regalo de
bodas, Zeus regala a Pandora una tinaja (caja) con
instrucciones de no abrirla bajo ninguna circunstancia. Por
su intrínseca curiosidad, Pandora abre la tinaja y al hacerlo
escapan de su interior todos los males del mundo. Cuando
Pandora pudo finalmente cerrar la tinaja, en ella solo
quedó atrapada la esperanza. De ahí surge la expresión:
«la esperanza es lo último que se pierde».

Hoy en día la esperanza es un don por el que la


humanidad debe rogar constantemente. Al leer las
noticias pareciera que el mundo está de cabeza. Todos los
días despertamos con nuevos atentados terroristas,
legalizaciones del aborto, persecución de cristianos,
denuncias de abusos contra la mujer, y tantas otras
situaciones dolorosas. Al mismo tiempo, en el ámbito de la
vida personal, uno puede estar pasando por situaciones
económicas apremiantes, circunstancias familiares
complicadas, crisis espirituales, estados físicos
insoportables; todas estas, cosas que nos van robando la
alegría.

Ante tanto dolor y tristeza, ¿cómo evitar que «se nos


escape» la esperanza? ¿Cómo mantenerla en nuestra
«tinaja»?

A continuación te presentamos varios consejos (desde


mi propia experiencia) para que puedas vivir la virtud de
la esperanza en tu realidad:

1. Tener los pies sobre la tierra.


Ser realistas
Ser cristiano no ha sido fácil en ningún momento de la
historia. En la actualidad en oriente medio la persecución
de los cristianos es constante, cada día muere gente a
causa de su fe (uno de los objetivos del Estado Islámico
son los cristianos), y en el mundo occidental, ideologías
como la del género y del derecho a decidir, persiguen
ideológicamente a quien sea que no asuma su concepción
del hombre y la mujer (matrimonio homosexual, el
derecho a abortar, etc.).
En este sentido ser realista conlleva asumir los
sufrimientos de hoy, no hacer la vista gorda a las
dificultades que supone ser cristiano y estar
dispuestos a aceptar las consecuencias de ser
quienes somos.

Es importante situarse en comprender como es la


dinámica entre la fe cristiana y el mundo, para no caer en
la tentación de considerar la esperanza como un mero
ideal que consiste en «confiar» en que todo saldrá bien y
que los cristianos serán comprendidos y aceptados
enteramente. Así evitamos tener lo que se conoce como
«falsas esperanzas» que al defraudarnos puedan
quitarnos la esperanza del todo.

2. Mantener la mirada en el cielo.


Una vida de oración
La palabra esperanza viene del latín «spes» que significa
esperar. Entonces, ¿qué espera un cristiano?, ¿qué es lo
que espera un cristiano que lo puede llenar de alegría aún
en los momentos más oscuros? En palabras del Papa
Francisco, un cristiano: «(…) espera de alguien que está
por llegar: es Cristo el Señor que se acerca siempre más
a nosotros».

En definitiva, el cristiano espera a Cristo. El Papa


Francisco se refiere a la esperanza en los siguientes
términos: «La esperanza cristiana no es solo un deseo, un
auspicio, no es optimismo: para un cristiano, la esperanza
es espera, espera ferviente, apasionada por el
cumplimiento último y definitivo de un misterio, el
misterio del amor de Dios en el que hemos renacido y en
el que ya vivimos».

La única forma de llegar a conocer dicho misterio de amor


que da sentido a la vida y al sufrimiento humano, es por
medio de la oración; conocer a Cristo. Esto puede llegar
sonar muy complicado lejano, pero realmente no es así, es
en verdad es tan sencillo como ir un domingo por la tarde
a la iglesia más cercana, ponerte de rodillas ante el
sagrario y decir: «Hola Dios, soy Kris y estoy aquí para
saber más de ti». Será Él quien te enseñe su verdad y sus
promesas. Ponerse ante Dios es encontrarse con al amor
incondicional y eterno más real que existe, constatar el
amor en su mayor grado de pureza, es ser invitado a
confiar profundamente en sus palabras y esperar
alegremente en Él.

Mantener una vida oración te da la oportunidad de


confirmar esta experiencia de confianza cada día, y
saber verdaderamente que hay algo más allá del dolor.

En ese sentido, se ha dicho varias veces que la Virgen


María es la primera cristiana. La Virgen es el mayor
ejemplo de cómo vivir la virtud de la esperanza ya que es
quien da su «fiat» (sí) al Señor confiando enteramente en
su plan. Que no se nos pase confiarle nuestros miedos y
pedirle interceda a Dios por nuestros corazones para que
el Espíritu Santo los llene de confianza y esperanza en el
Señor.

3. No cansarnos nunca de pedir la


virtud de la esperanza

De acuerdo con el catecismo de la Iglesia Católica, la virtud


de la esperanza es una de las tres virtudes teologales (fe,
esperanza y caridad). Calificarla por virtud teologal es
importante ya que supone que tiene «origen, motivo y
objeto inmediato a Dios mismo», lo cual significa
que proviene de Dios y te lleva directamente a Dios.

Para vivir la esperanza en nuestra vida, no podemos


olvidar pedírsela al Señor. Dios mismo nos alienta a ello
cuando nos recuerda: «Pues si vosotros, siendo malos,
sabéis dar a vuestros hijos cosas buenas ¿cuánto más
vuestro Padre que está en los cielos dardará cosas buenas
a los que se lo pidan?» (Mateo 7,11).

Él más que nadie quiere vernos felices y alegres, Él más


que nadie conoce nuestras luchas y dolores, y es Él
realmente quien muere por consolarnos y abrazarnos en
los momentos de sufrimiento. No olvidemos siempre
acudir a Dios para pedir nos llene el corazón de
esperanza en sus promesas y en su amor.

En definitiva, vivir la esperanza cristiana es vivir la


esperanza en la promesa de Aquel que nos ha amado
hasta el extremo. Se trata de enfrentar los dolores y
pruebas de cada día sabiendo que la cultura de la muerte,
el mal, la injusticia y el sufrimiento no tienen la última
palabra ya que Cristo ya ha vencido al mundo. En efecto
si crecemos en nuestro conocimiento y amor al Señor
lograremos “atrapar” en nuestra tinaja la gran consoladora
virtud de la esperanza.

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