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técnica

Las óbras clásicas sobre técnica


y práctica
psicoanalítica escritas por Freud, Glover,
Sharpe y Fenichel, aunque excelentes, son
del psicoanálisis
sólo esbozos que no describen con suficiente
detalle lo que el psicoanalista hace realmente ralp r. greeson
cuando analiza a un paciente. El resultado es
una gran diversidad de puntos de vista así
como vacilación, timidez e indecisión del
psicoanalista cuando se trata de revelar
sus procedimientos en la práctica del
psicoanálisis. Asimismo, debido a la escasa
producción de comunicación pública sobre
detalles de procedimiento, abundan las
conversaciones privadas entre analistas
dentro de pequeños grupos cerrados y
consecuentemente existen muchas
facciones aisladas, hecho que redunda
en un aislamiento
el progreso esotérico y retrasa
científico.
Por tal motivo, si bien este libro
no eliminará las diferencias de opinión y las
controversias en cuestiones técnicas, podrá
ser útil como punto común de referencia al
exponer sistemática y detalladame nte
cómo trabaja un psicoanalista cuando
analiza los fenómenos psíquicos
de un paciente.
Técnica y práctica del psicoanálisis
contribuye a estimular el debate a fondo,
franco y continuo, acerca de la técnica
psicoanalíti ca, con lo cual podrían aclararse y
someterse a prueba variaciones, innovaciones
y modificaciones, y determinarse su valor 150.195
científico para el psicoanálisis. GS15
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968 23- 915-3

11 1
1 1
9 789682 319150
traducción de TÉCNICA Y PRÁCTICA
FÉLIX BLANCO
DEL PSICOANÁLISIS
revisión técnica de
ANDRÉS MARTÍNEZ CORZOS
por
RALPH R.GREE
NSON
siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.
D.F.
CERRO DEL AGUA 248, DELEGACIÓN COYOACÁN, 04310, MEX1CO,
siglo xxi editores argentina, s.a.
LAVALLE 1834 PISO 11-A C-1048AAN, BUENOS AIRES, ARGENTINA DEDICADO A
MIS MAESTROS, DISCÍPULOS
Y PACIENTES

portada de carlos palleiro

primer a edici ón en españ ol, 19 76


decimocuarta edición en español, 2004
siglo xxi editores, s.a. de c.v.
isbn 968-23-19/5.3
primer a edici ón en inglés ,1976 1

1976 by international universities press, inc


titulo srcinal: technrque and pracfice ofpsichoanalysis

derechos reservados conforme a la ley


impreso y hecho en méxico/printed and made in mexico-
ÍNDICE

NOTA DE LOS TRADUCTORES 13

RECONOCIMIENTOS 15

I NTRODUCCIÓN 17

ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS 23

1.1 La evolución histórica de la terapia psicoanalítica


23
1.1.1 Cambios en los procedimientos técnicos24
26
1.1.2 Cambios en la teoría del proceso terapéutico
1.2 Conceptos teóricos esenciales para la técnica30
1.2.1 La relación entre teoría y práctica 30
1.2.2 La teoría psicoanalítica de las neurosis32
1.2.3 La metapsicología del psicoanálisis 35
1.2.4 La teoría de la técnica psicoanalítica 40
46
1.3 Los componentes de la técnica psicoanalítica clásica
1.3.1 La producción de material 46
1.3.1.1 La asociación libre, 46; 1.3.1.2 Las reacciones tras-
ferenciales, 47; 1.3.1.3 Las resistencias, 50
1.3.2 El análisis del material del paciente 51
1.3.3 La alianza de trabajo 58
1.3.4 Los procedimientos y procesos terapéuticos no
analíticos 61
1.4 Indicaciones y contraindicaciones de la terapia psicoa-
nalítica: visión preliminar 64
Lista adicional de lecturas 69

2. LA RESISTENCIA 71
2.1 Definición elemental 71
2.2 La aparición clínica de la resistencia 72
2.2.1 El paciente calla 73
2.2.2 El paciente "no siente deseos de hablar"74
2.2.3 Afectos que indican resistencia 74
2.2.4 La postura del paciente 75

[7 1
8 ÍN D IC E I NDICE 9

2.2.5 Fijación en el tiempo 75 2.7.2 El paciente determina el tema de la sesión 152


2.2.6 Los acontecimientos externos o de escasa im- 2.7.3 Excepciones a las reglas 154
75 2.7.3.1 Resistencias menores , 154; 2 .7.3.2 Pérdida de las
portancia funciones del Yo, 154
2.2.7 Evitación de temas 76 15 7
Lista adicional de lecturas
2.2.8 Rigideces 77
2.2.9 El lenguaje de la evitación 77 3. LA TRASFERENCIA 15 8
2.2.9.1 El retraso, la inasistencia y el olvido del pago, 79; 15 8
2.2.9.2 La ausencia de sueños, 79; 2.2.9.3 El paciente se
3.1 Definición provisional
aburre, 79; 2.2.9.4 El paciente tiene un secreto, BO; 2.2 .9.5 3.2 Cuadro clínico: características generales 16 2
La actuación [aaing out],80; 2.2.9.6 La alegría frecuente 3.2.1 La impropiedad 16 2
en la consulta, 81; 2.2.9.7 El paciente no cambia, 8 1; 2.2.9.8 16 3
Resistencias silentes, 81
3.2.2 La intensidad
3.2.3 La ambivalencia 165
2.3 Examen histórico 82
3.2.4 Los caprichos 166
2.4 La teoría de la resistencia 88
16 7
2.4.1 Resistencia y defensa 88
93 3.2.5 La tenacidad
3.3 Estudio histórico 16 9
2.4.2 Resistencia y regresión
96 3.4 Consideraciones teóricas 17 7
2.5 Clasificación de las resistencias
2.5.1 Según el srcen de la resistencia 96 3.4.1 El srcen y la índole de las reacciones de tras-
2.5.2 Según los puntos de fijación 99 ferencia 17 7
10 1 3.4.1.1 La trasferencia y las relaciones de objeto, 178;
2.5.3 Según los tipos de defensa 3.4.1.2 La trasferencia y las funciones del Yo, 180; 3.4.1.3
2.5.4 Según la categoría diagnóstica 10 3 Trasferencia y repetición, 182; 3.4.1.4 Trasferencia y re-
2.5.5 Una clasificación práctica 10 5 gresión, 185; 3.4.1.5 Trasferencia y resistencia, 187
2.6 Técnica para el análisis de las resistencias 10 7 3.4.2 La neurosis de trasferencia 189
2.6.1 Consideraciones preliminares 10 7 3.5 La alianza de trabajo 19 5
2.6.1.1 Dinámica de la situación de tratamiento, 109; 3.5.1 Definición provisional 196
2.6.1.2 Cómo escucha el analista, 110 3.5.2 La literatura 19 8
2.6.2 El reconocimiento de la resistencia 11 1 3.5.3 Desarrollo de la alianza de trabajo 19 9
2.6.3 La confrontación, manifestación de resistencia 11 4 3.5.3.1 Aberraciones en la alianza de trabajo, 199; 3.5.3.2
2.6.4 La aclaración de la resistencia 11 7 La alianza de trabajo en el paciente analítico clás ico, 206
2.6.5 La interpretación de la resistencia 12 1 3.5.4 Los orígenes de la alianza de trabajo 210
2.6.5.1 Interpretación del motivo de la resistencia, 121; 3.5.4.1 Las contribuciones del paciente, 210; 3.5.4.2 La con-
2.6.5.2 Interpretación del modo de resistencia, 127; 2.6.5.3 tribución de la situación analítica, 211; 3.5.4.3 Las contri-
Recapitulación, 130 buciones del analista, 212
2.6.6 Problemas especiales en el análisis de resis- 3.6 La verdadera relación entre paciente y analista 219
tencias 13 2 3.7 Clasificación clínica de las reacciones de trasferencia 226
2.6.6.1 Las resistencias de las primeras sesiones, 132; 2.6.6.2 3.7.1 La trasferencia positiva y la negativa 227
Resistencia a la resistencia, 135; 2.6.6.3 El secreto, 137 3.7.1.1 La trasferencia positiva, 227; 3.7.1.2 La trasferen-
2.6.7 Desviaciones en la técnica 14 1 cia negativa, 234
2.7 Reglas de la técnica relativa a la resistencia 144 3.7.2 Las reacciones de trasferencia y las relaciones
2.7.1 Analizar la resistencia antes que el contenido, de objeto 239
el Yo antes que el Ello, y empezar por la su- 3.7.3 Las reacciones de trasferencia y las fases libi-
perficie 14 5 dinales 241
10 ÍNDICE ÍNDICE 1 1

3.7.4 Las reacciones de trasferencia en función de la 4.1.1 Motivación 350


estructura 242 4.1.2 Aptitudes 352
3.7.5 La identificación como reacción de trasferencia 245 4.1.3 Rasgos de personalidad y carácter 355
3.8 Las resistencias de trasferencia 248 4.2 Lo que el psicoanálisis requiere del psicoanalista 355
3.8.1 La búsqueda de gratificación trasferencial 249 4.2.1 Las destrezas que debe tener el psicoanalista 357
3.8.2 Reacciones de trasferencia defensivas 252 4.2.1.1 Entender lo inconsciente, 357; 4.2.1.2 Comunica-
ción con el paciente, 363; 4.2.1.3 Facilitación de la forma-
3.8.3 Reacciones de trasferencia generalizadas 256
ción de la neurosis de trasferencia y la alianza de trabajo, 367
3.8.4 La actuación de las reacciones de trasferencia 258
4.2.2 Rasgos de personalidad y carácter del psicoa-
3.8.4.1 La actuación dentro del encuadre analítico, 262
3.8,4.2 La actuación fuera del análisis, 265 nalista 370
3.9 Técnica del análisis de la trasferencia 267 4.2.2.1 Rasgos relacionados con el entendimiento de lo in-
consciente, 371; 4.2.2.2 Rasgos relacionados con la comu-
3.9.1 Consideraciones generales 267 nicación con el paciente, 374; 4.2.2.3 Rasgos relacionados
3.9.2 La salvaguardia de la trasferencia 270 con el fomento de la neurosis de trasferencia y la alianza
3.9.2.1 El psicoanalista como espejo, 270; 3.9.2.2 La regla de trabajo, 378
de la abstinencia, 274 4.2.3 Motivaciones que requiere del analista la situa-
3.9.3 ¿Cuándo analizamos la trasferencia? 279 ción analítica 385
3.9.3.1 Cuando es una resistencia, 279; 3.9.3.2 Cuando se 4.3 Lo que requiere el psicoanálisis del encuadre analítico 388
alcanza un nivel óptimo de intensi dad, 282 ; 3.9.3.3 Algu- Lista adicional de lecturas 399
nas modificaciones y elaboracione s, 285; 2.9.3.4 Cuando
nuestra intervención añadirá nuevo insight,28 7
3.9.4 Pasos técnicos para el análisis de la trasferencia
292 BIBLIOGRAFÍA 400
3.9.4.1 Presentación de la trasferencia, 293; 3.9.4.2 Es-
darecimiento de la trasferencia, 297; 3.9.4.3 Interpretación
de la trasferencia, 304; 3.9.4.4 Traslaboración de las in-
terpretaciones de la trasferencia, 310; 3.9.4.5 Adiciones, 318
3.10 Problemas especiales en el análisis de las reacciones
de trasferencia 32 0
3.10.1 Crisis emocionales graves y reactuaciones pe-
ligrosas 32 1
3.10.2 La hora del lunes 324
3.10.2.1 El fin de semana es una fiesta, 324; 3.10.2.2 El
fin de semana es una defección, 326; 3.10.2.3 El fin de
semana y las funciones yoicas, 327; 3.10.2.4 Otras ope-
raciones clínicas, 328; 3.10.2.5 Los problemas técnicos,
32 9
3.10.3 Reacciones de trasferencia intratables 330
3.10.3.1 Errores al apreciar la capacidad de trasferencia,
331; 3.10.3.2 Errores de técnica, 338
3.10.4 La cuestión del cambio de analista 345
3.10.5 Los candidatos en entrenamiento 348
Lista adicional de lecturas 349

4. LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA 350


4.1 Lo que el psicoanálisis requiere del paciente 350
NOTA DE LOS TRADUCTORES

Por tener esta obra las características de un manual hemos optado por
incluir las citas de la obra de Freud de la edición más difundida hasta
la fecha, con sólo escasas diferencias de paginación en reimpresiones
anteriores: las Obras completas de Sigmund Freud traducidas por Luis
López Ballesteros y Ramón Rey Ardid (Biblioteca Nueva 1967-68,
Madrid).
Sin restar nada al esfuerzo que representó para su época el paso del
tiempo ha puesto de manifiesto las deficiencias de la traducción citada.
Para remediarlascorrigiendo
de compromiso los editoreserrores,
de la obra citada han
agregando tomado
las partes soluciones
faltantes y fi-
nalmente incorporando muchas de las notas de laStandard Edition.Esto
ha dado recientemente otra versión en tres tomos con los trabajos ya
ordenados cronológicamente y otra edición en diez tomos por los mis-
mos editores. Esta hibridación tampoco resulta totalmente satisfacto-
ria. En espera de la traducción definitiva (al parecer en preparación)
hemos optado por lo mencionado al principio. En las citas de la obra
de Freud la paginación citada primero remite a la Standard Edition of
the Complete Psychological Works o f Sigmund Freud. Los números en cursi-
vas remiten a la versión en castellano citada.
F.B.

A.M.C.

13 ]
RECONOCIMIENTOS

Es imposible dar las gracias individualmente a todos aquellos que con-


tribuyeron a hacer esta obra Considero mis maestros oficiales a todos
los autores anotados en la bibliografía, y sólo deseo expresar aquí mi
gratitud de un modo más ,personal.
Mi padre, Joel O. Greenschpoon, doctor en medicina y médico ge-
neral, fue quien me trasmitió su preocupación por y dedicación a sus
pacientes y a la profesión de la medicina. Otto Fenichel, mi analista
didáctico, me inspiró con su inquebrantable consagración a la enseñanza
del psicoanálisis y su incorruptible honestidad.
Hay un grupo pnvado que debe quedar en el anonimato por razo-
nes de discreción pero al cual debo tal vez la obligación máxima. Me
refiero a mis pacientes, que me enseñaron mucho de técnica mientras
me dedicaba a tratarlos. Aprendí no poco también de tantos candida-
tos en preparación en el Instituto de Psicoanálisis de Los Ángeles, a
quienes enseñé en seminarios sobre técnica psicoanalítica durante más
de veinte años. Los residentes de psiquiatría del Centro Médico UCLA,
de Los Ángeles, California, también contribuyeron con su estímulo a
mi enseñanza y aprendizaje del psicoanálisis.
Hay algunos a quienes deseo dar las gracias individualmente, como
los doctores Harma Fenichel, Milton Wexler, Lawrence Friedman, Ru-
dolf Ekstein y Alfred Golberg, con quienes tuve muchas discusiones
fructuosas a lo largo de los años sobre cuestiones técnicas. Aproveché
particularmente el intercambio de ideas con bastantes colegas míos de
Los Angeles que participaron en un seminario de posgraduados sobre
problemas técnicos especiales, que duró año y medio, desde el otoño de
1959 hasta el verano de 1960. Fueron éstos los doctores Richard Evans,
Gerald Aronson, Arthur Ourieff, William Horowitz, Jack Vatz, Sa-
muel Futterman, Marvin Berenson,Neal Peterson, Norman Atkins y
Seymour Bird. Debo asimismo reconocimiento al doctor Richard New-
man, que leyó todo el manuscrito srcinal.
Nathan Leites me ayudó también mucho en la formulación de al-
gunas definiciones, así como señalándome la importancia de muchos
ejemplos clínicos. Debo un voto especial de agradecimiento a Bernard
Brodie por su meticulosa labor de corrección de mis descuidos grama-
ticales y su purificación de mi estilo literario. Bess Kaufman contribuyó
[15]
16 RECONOCIMIENTOS

también a la realización de esta tarea. Mi secretaria, de veinte años, INTRODUCCIÓN


Susan Alexander, dedicó muy largas horas a este libro aparte de las
obligaciones de su cargo, a partir de la primera redacción, que se hizo
en 1953. Lottie M. Newman me animó a continuar la obra en ocasión
en que diversos señuelos amenazaban con apartarme de ella, y tam-
bién me sirvió de experta guía y estimable redactora en las muchas fa-
ses que tuvo el libro. Finalmente, yde modo principal, quiero dar las
Es mi opinión que a pesar de las muchas dificultades que ello entraña,
gracias a mi esposa, Hildi, a mi hija Joan y a mi hijo, el doctor Daniel ha llegado la hora de hacer un texto sobre técnica psicoanalítica. Ten-
Greenson, por atender a la lectura, leer y corregir las interminables go la impresión de que es muy peligroso permitir que se trasmitan de
variaciones y cambios de las diferentes versiones que tuvo el manuscrito. palabra ambigüedades, divergencias y desviaciones de analista a anali-
zando, de analista supervisor a candidato y de colega a colega en dis-
cusiones privadas sin ser debidamente anotadas y reconocidas por lo
que son en realidad.
Las obras clásicas sobre técnica escritas por Freud, Glover (1955),
Sharpe (1930) y Fenichel (1941), aunque excelentes, son sólo esbozos.
No describen con suficiente detalle lo que el psicoanalista hace real-
mente cuando analiza a un paciente. La consecuencia es, por ejemplo,
que analizar una resistencia pueda significar una cosa para un analista
y algo extrañamente diferente para otro, si bien cada quien estará cre-
yendo que analiza una resistencia de acuerdo con los principios psico-
analíticos clásicos.
La mesa redonda sobre "Variaciones en la técnica psicoanalítica clá-
sica" celebrada en el 20 Congreso de la Asociación Psicoanalítica In-
ternacional en París, en 1957, ilustró la diversidad de puntos de vista
(véase Greenson et al., 1958). El cuestionario de Glover acerca de las
prácticas técnicas comunes, que distribuyó a los miembros de la Socie-
dad Psicoanalítica Inglesa en 1938, revelaba una cantidad inesperada
de puntos de desacuerdo entre los miembros, así como mucha vacila-
ción, timidez e indecisión para revelar sus procedimientos (Glover, 1955,
p. 348). La excelente reseña de Helen Tartakoff (1956) sobre libros re-
cientes dedicados a la técnica psicoanalítica ponía de relieve el descu-
brimiento de que la palabra "psicoanálisis" en el título de cada una
de esas obras nuevas se aplicaba con vaguedad a métodos terapéuticos
muy diferentes, basados en los postulados teóricos especiales y perso-
nales del autor.
Confirma esta confusión e incertidumbre el sorprendente hecho de
que la Comisión de Evaluación de la Terapia Psicoanalítica, de la Ame-
rican Psychoanalytic Association, quedara disuelta en 1953 , tras de seis
años y medio de infructuosos debates cuyo objetivo era dar con una
definición aceptable de la terapia psicoanalítica (Rangell, 1954). Pue-
den verse Fromm-Reichmann (1954) y Eissler(1956) como ejemplos
[17]
18 I NTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 19

de opiniones muy distintas acerca del significado del psicoanálisis y coanalítica expuestos por Freud en cinco breves trabajos hará unos cin-
la psiquiatría dinámica. Un texto sobre técnica psicoanalítica no elimi- cuenta años sirvan todavía de base para la práctica del psicoanálisis
naría las diferencias de opinión o controversias en cuestiones técnicas (Freud, 1912a, 1912b, 1913b, 1914c, 1915a). Ningún cambio o pro-
pero podría ser útil como punto común de referencia exponiendo deta- greso reconocidos se ha imp uesto en la técnica psicoanalítica corriente.
llada y sistemáticamente cómo trabaja un psicoanalista cuando preten- Esto es en parte un tributo al genio de Freud, que reconoció muy
de estar analizando ciertos fenómenos psíquicos de un paciente. pronto y con mucha claridad lo que era esencial en la terapia psicoana-
Debe señalarse que si bien se produce poca comunicación pública lítica. Pero hay otras razones para esa falta de progreso. Parece ser un
sobre detalles de procedimiento, sí hay muchas conversaciones. priva- factor decisivo la complicada relación emocional entre el que estudia
das entre analistas dentro de pequeños grupos cerrados. La consecuen- el psicoanálisis y sus maestros, relación que es consecuencia inevitable
cia es que existen muchas facciones aisladas, hecho que redunda en un de los métodos empleados en la enseñanza del psicoanálisis (Kairys,
aislamiento esotérico y retrasa el progreso científico (Glover, 1955, 1964; Greenacre, 1966a).
p. 261). El análisis didáctico que se lleva a cabo como parte del programa
Los que desean proponer innovaciones o modificaciones de procedi- de formación profesional deja un residuo considerable de reacciones tras-
miento no suelen hablar con quienes sostienen un punto de vista más ferenciales que restringen y tuercen el desarrollo del estudiante en el
tradicional. Tienden a formar camarillas y a trabajar clandestinamen- campo del psicoanálisis. Cuando un analista intenta realizar una tera-
te, o por lo menos apartados de la corriente principal del pensamiento pia psicoanalítica con fines didácticos, complica su relación con el pa-
analítico. Por consiguiente, es probable que los innovadores pierdan ciente asumiendo inconscientemente la responsabilidad de los progre-
el contacto con aquellos grupos del psicoanálisis que podrían ayudarles sos profesionales del estudiante. Inevitablemente pierde así parte de su
a validar, aclarar o enmendar sus ideas nuevas. Los innovadores soli- incógnito acostumbrado, escinde las motivaciones del paciente y aumen-
tarios tienen tendencia a convertirse en "analistas silvestres", mien- ta la tendencia del candidato a la dependencia, las identificaciones, la
tras que los conservadores, por su propia insularidad, propenden a la sumisión y el comportamiento seudonormal.Además, mismo el ana-
ortodoxia rígida. En lugar de influir unos en otros de modo constructi- lista se vuelve parcial, por lo general sin saberlo ni quererlo, en una
vo, van cada quien por su camino como enemigos, ciegos a cualquier situación de triángulo compuesta por el estudiante, el instituto psico-
beneficio que pudiera haberles valido el debate franco y continuo. analítico y el analista didáctico.
La razón más importante que existe para mantener una tribuna li- Una delas consecuencias secundarias de los prob lemas trasferencia-
bre sobre técnica psicoanalítica es la necesidad de poner al estudioso les y contratrasferenciales no resueltos es la renuencia que tienen los
serio en contacto con otras técnicas, aparte de las propias de su analis- psicoanalistas a revelar francamente a sus colegas cómo operan en la
ta personal y de sus analistas supervisores. Una enorme desventaja de realidad. Este estado de cosas pudo haber influidoen el mismo Freud,
aprender la técnica en unas cuantas fuentes nada más, es el aumento quien, según iones (1955, pp. 230-1) con frecuencia hablaba de su in-
de la probabilidad de que el candidato en preparación conserve ciertos tención de redactar una exposición sistemática de técnica psicoanalíti-
sentimientos y actitudes trasferenciales neuróticos para con sus maes- ca, pero nunca lo hizo. Strachey (1958) da a entender que la ausencia
tros que les dificultarán descubrir la técnica más apropiada a su perso- de todo examen a fondo de la contratrasferencia en las obras de Freud
nalidad y su orientación teórica. No es raro hallar psicoanalistas jóve- podría confirmar esta suposición.
nes que llevan el sello inconfundible de su analista personal a tal grado La renuencia de los psicoanalistas a exponer sus métodos de prácti-
que
otraseparte,
asemejaela graduado
la servil imitación observada
reciente que seenenfrenta
los adolescentes. Por
a su analista ca procede
didáctico labor en partedepende
del psicoanalista de otra fuente,
de muchos también
procesos relacionada
íntimos y persona- con esto. La
también puede enmarañarse en una neurosis de trasferencia insoluta. les que se producen en su interior (Greenson, 1966). La consecuencia
Glover (1955, p. 262) denominaba tales reacciones "trasferencias de es un sentimiento de vulnerabilidad y falta de protección al revelar có-
entrenamient o" y subrayaba sus efectos perturbadores en elsicoana-
p mo analiza uno. Como buena parte del material del paciente es alta-
lista inexperto. mente instintualizado y evocativo, y como el entendimiento analítico
Es un hecho impresionante que los fundamentos de la técnica psi- de un paciente depende de una intimidad empática especial con su in-
20 I NTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 21

terior, pueden producirse reacciones de vergüenza, hostilidad o temor so de la terapia psicoanalítica. Había planeado empezar por las entre-
cuando se necesita descubrir esta situación. En consecuencia, no es ra- vistas iniciales, la transición hacia el diván, las primeras horas analíti-
ro hallar entre los psicoanalistas alguna variedad de miedo al público, cas, etc. Pronto comprendí que resultaría imposible hablar en forma
exhibicionismo o combinaciones de ambos. Del hecho de que tantos inteligible, yendo a lo hondo y detalladamente, acerca de cualquier pro-
analistas se abstengan de examinar públicamente lo que hacen en su blema técnico sin el cabal entendimiento de la resistencia y la trasfe-
consulta se deduce el que el psicoanalista sea particularmente propen- rencia. Comprendí además que el estudiante saldría beneficiado con
so a caer en una de estas dos posiciones extremas: ortodoxia o secta- algún breve esbozo de ciertos conceptos básicos de teoría y técnica psi-
rismo. coanalíticas que constituirían una orientación preliminar. Por eso es-
La profesión del psicoanálisis es solitaria y uno se siente confortado tos volúmenes están organizados de modo tal que, después de un estu-
de pertenecer a un grupo, pero esto bloquea y obstaculiza el progreso dio introductorio, el primer tomo empieza con los capítulos dedicados
científico y favorece el conformismo. En la soledad de la práctica psi- a la resistencia y la trasferencia, bases de la técnica psicoanalítica. El
coanalítica hay otro riesgo vocacional: la ausencia, en general, de otro último capítulo de este tomo está dedicado a la situación psicoanalíti-
observador, de formación analítica también, que vea el desarrollo de ca. Se incluye ahí porque ofrece una visión general de la compleja inter-
la situación analítica. relación entre los diferentes procedimientos y procesos que se desarro-

La opinión que tiene el analista de su labor no es enteramente mere- llan en el paciente


El segundo y el psicoanalista.
tomo estará organizado de(Véase para
acuerdo conellineamientos
detalle el índice.)
más
cedora de confianza y suele deformarse en alguna dirección idealizada.
No quiere d ecir que sería preferible tener observadores o auditores, po r- cronológicos.
que creo que su presencia, aun invisible, deformaría la situación analí- Está dispuesto el texto de modo que cada capítulo técnico empiece
tica. (Otros autores, en particular Merton M. Gill, han manifestado con una definición preliminar, ilustrada por ejemplos clínicos sencillos.
opiniones diferentes.) Lo que quiero decir es que el psicoanalista, tra- Viene después un breve examen de la literatura y la teoría, para pasar
bajando solo con su paciente y al abrigo del escrutinio de sus pares, a continuación a las consideraciones prácticas y técnicas. A todo lo lar-
está predispuesto a una actitud tendenciosa y poco crítica respecto de go de los volúmenes hay referencias bibliográficas a las obras más im-
su propia técnica. portantes sobre la materia objeto del estudio. Siempre que hay muchas
Cuando uno describe con cierto detalle lo que hace en su labor psi- referencias bibliográficas a un tema escogido, las he anotado al final
coanalítica, no sólo revela buena parte de su implicación afectiva ínti- del capítulo correspondiente con su encabezado específico en una lista
ma con el paciente sino también, en general, mucho de su propia vida adicional de lecturas. Lo he hecho así para evitar la interferencia que
personal. El instrumento singular y más importante de trabajo del psi- produce la lectura del material de listas bibliográficas largas. Al final
coanalista es la actividad de su propia mente preconsciente e incons- del libro hay una amplia bibliografía.
ciente. Es inevitable que si ha de ponerse a contar cómo y por qué abor-
dó tal situación en el análisis se vea obligado a revelar bastante de sus
fantasías, sus ideas, los rasgos de su carácter, etc. La humildad y la
actitud defensiva ordinarias le harán propenso a evitar la revelación
innecesaria de su ser íntimo.
Tal vez un libro que describa la práctica de la terapia psicoanalítica
clásica contribuya a estimular el debate'a fondo, franco y continuo acerca
de la técnica psicoanalítica. Podrían así aclararse y someterse a prueba
variaciones, innovaciones y modificaciones y se determinaría su valor
científico para el psicoanálisis, amén de favorecer el progreso de la téc-
nica psicoanalítica.
Tenía yo la intención de escribir estos volúmenes enfocando los pro-
blemas de técnica por orden cronológico, según se presentan en el cur-
1

ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS

1.1 LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA TERAPIA PSICOANALÍTICA

Un modo de captar lo esencial de la terapia psicoanalítica es echar una


ojeada a su evolución histórica y apuntar los cambios principales que
ha habido en los procedimientos técnicos y los procesos terapéuticos.
A continuación damos un resumen selectivo de los puntos más impor-
tantes al respecto que se hallan en las obras de Freud. A su debido tiem-
po se verá en el texto una investigación más detallada de cada tema,
incluso las contribuciones de los demás.
Esclarezcamos la terminología. Empleo la expresión procedimiento téc-
nico para referirme a una medida, un instrumento, un modo de obrar,
unos medios a que recurren el terapeuta o el paciente con el fin de fa-
vorecer los procesos terapéuticos. La hipnosis, la sugestión, la asocia-
ción libre y la interpretación son ejemplos de procedimientos técnicos.
Un proceso terapéutico es una serie interrelacionada de sucesos psíqui-
cos dentro del paciente, una continuidad de fuerzas y actos psíquicos
que tienen un fin o efecto reparador. Suelen provocarse por los procedi-
mientos técnicos. La abreacción, la recuperación de recuerdos y el in-
sight son procesos terapéuticos. (Véase E. Bibring [1954] para un enfo-
que metodológico semejante pero más amplio.)
La técnica psicoanalítica no se descubrió ni inventó de repente, sino
que se fue haciendo poco a poco, a medida que Freud se esforzaba en
24 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA TERAPIA PSICOANALÍTICA 25

gador científico (Jones, 1953, p. 348; 1955, capítulo 16). T uvo la audacia trataba de hacer que se lo comunicaran. Mandaba a sus pacientes acos-
y el talento de explorar nuevas regiones del pensamiento con vigor y tarse, cerrar los ojos y concentrarse. Aplicaba presión en la frente en
capacidad creadora. Cuando se veía errado, tenía la humildad de cam- momentos dados e insistía en que aparecieran los recuerdos (p. 270).
biar de técnica y de teoría. Elisabeth von R. (1892) fue la primera paciente que Freud trató por
Una lectura atenta de los trabajos técnicos y clínicos de Freud revela completo mediante la sugestión en estado de vigilia. Para 1896 había
que sus cambios de técnica no fueron abruptos ni totales. Se puede ob- abandonado por completo la hipnosis.' Es menos seguro cuándo re-
servar un desplazamiento del interés principal o un cambio en el orden nunció a la sugestión como principal instrumento terapéutico. De to-
de importancia atribuido a determinado procedimiento o a un proceso dos modos, para 1896 había ya terminado la esencial obra sobre La
terapéutico. De todos modos, es posible delinear diferentes fases en el publicó hasta 1900. Parece plau-
interpretación de lossueños,aunque no se
desarrollo de los procedimientos técnicos y en la teoría del proceso te- sible suponer que la capacidad de entender la estructura y el sentido
rapéutico. El mismo Freud describió brevemente tres fases, pero esto del sueño incrementara su destreza interpretativa. Por consiguiente,
fue antes de llegar a un punto de vista estructural (1914c). Freud pudo confiar cada vez en la producción espontánea de material
por parte de sus pacientes. Por medio de las interpretaciones y cons-
trucciones podía llegar hasta los recuerdos reprimidos.
1.1 .1 CAMBIOS EN LOS PROCEDIMIENTOS TÉCNICOS No se tiene la fecha exacta del descubrimiento del método de asocia-
ción libre. Según parece se fue formando entre 1892 y 1896, purificán-
Aunque Freud había oído a Breuer hablar del caso de Anna O. en 1882 dose gradualmente de la hipnosis, la sugestión, los apremios e interro-
y había estudiado la hipnosis con Charcot, de octubre de 1885 a febrero gatorios que lo acompañaron al principio (Jones, 1953, pp. 242-244.
de 1886, se limitó a emplear los métodos terapéuticos acostumbrados Ya hay indicios de ello en 1889 en el caso de Emmy von N., Breuer
en la época en que empezó a practicar. Durante unos veinte meses aplicó y Freud, 1893-5, p. 56). Describe Jones una ocasión histórica en que
la estimulación eléctrica, la hidroterapia, el masaje, etc. (Dones, 1953, Freud estaba apremiando a preguntas a Elisabeth von R. y ella le re-
capítulo 12). Descontento de los resultados, empezó a emplear la hip- prochó que interrumpía el curso de sus pensamientos. Freud tuvo la
nosis en diciembre de 1887, según parece con la intención de hacer de- modestia de aceptar esta indicación y así el método de asociación libre
saparecer los síntomas del paciente. adquirió una importancia mucho mayor.
El caso de Emmy von N., tratada en 1889, es significativo porque Explicaba Freud que al renunciar a la hipnosis y la sugestión le fal-
en él empleó por primera vez Freud la hipnosis con fines catárticos. taba el ensanchamiento de la conciencia que había proporcionado al
Su método terapéutico consistió en hipnotizar a la paciente y ordenarle analista recuerdos y fantasías patógenos. La asociación libre era un sus-
que hablara del srcen de cada uno de sus síntomas. Le preguntó qué tituto completamente satisfactorio porque dejaba que los pensamientos
la había asustado, hecho vomitar o desconcertado, cuándo había suce- involuntarios del paciente entraran en la situación del tratamiento. He
dido el caso, etc. La paciente respondió sacando una serie de recuer- aquí cómo describe Freud este método: "Actualmente trata a sus en-
dos, acompañada a veces de una gran cantidad de afecto. Al final de fermos sin someterlos a influencia personal ninguna, haciéndoles adop-
algunas sesiones Freud sugería que la paciente olvidara los inquietan- tar simplemente una postura cómoda sobre un diván y situándose él
tes recuerdos emergidos. a su espalda, fuera del alcance de su vista. No les pide tampoco que
Para 1892 comprendió Freud que su capacidad de hipnotizar pacien- cierren sus ojos, y evita todo contacto, así como cualquier otro manejo
tes era muy limitada y hubo de decidirsea elegir entre abandonar el que pudiera recordar la hipnosis. Una tal sesión trascurre, pues, como
tratamiento catártico o intentarlo sin llegar al estado de sonambulismo un diálogo entre dos personas igualmente dueñas de sí, una de las cua-
(Breuer y Freud, 1893-5, p. 108). Para justificar este modo de proceder les evita simplemente todo esfuerzo muscular y toda impresión senso-
recordó que Bernheim había demostrado cómo se podía lograr que los rial que pudiera distraerla y perturbar la concentración de su atención
pacientes recordaran acontecimientos mediante la sugestión en estado sobre su propia actividad anímica... Para apoderarse de estas ocurren-
de vigilia (p. 109). Por eso se basó Freud en la suposición de que sus
pacientes sabían cuanto tenía una importancia patógena y que sólo se 1
Véase nota de Strachey y Standard Edition,2:111.
26 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA TERAPIA PSICOANALÍTICA 27

cias, Freud invita a sus pacientes a comunicarle todo aquello que acu- to" (p. 17; 32).La descarga de los afectos estancados privaría de su
da a su pensamiento, aunque lo juzgue secundario, impertinente o fuerza al recuerdo patógeno y los síntomas desaparecerían.
incoherente" (1904, pp. 250-1; 393-4).El procedimiento de la aso- En este punto de la historia del psicoanálisis se consideraba que los
ciación libre se hizo conocido como la regla básica o fundamental del procesos terapéuticos eran la abreacción y el recuerdo, con preferencia
psicoanálisis (Freud, 1912a, p. 107; 417). por la abreacción. Se hipnotizaba al paciente y se trataba de hacerle
La asociación libre ha seguido siendo el método básico y exclusivo recordar el hecho traumático porque entonces tendría una experiencia
de comunicación para los pacientes en tratamiento psicoanalítico. Y la catártica y curativa. Anna O., a quien Breuer tratara en 1882, tenía
interpretación es todavía el instrumento decisivo y definitivo del psi- trances hipnóticos espontáneos en que revivía espontáneamente suce-
coanalista. Estos dos procedimientos técnicos imprimen a la terapia sos traumáticos pasados. Después de reponerse del estado de sonam-
psicoanalítica su sello distintivo. Otros medios de comunicación se dan bulismo se sentía aliviada. Las experiencias de Anna O. prepararon
también en el curso de la terapia psicoanalítica pero son asociados, pre- así el camino para el método de la terapia catártica. Ella lo llamaba
paratorios o secundarios y no lo característico del psicoanálisis. Estu- "talking cure"o "chimney sweeping" (p. 30).*
diaremos este punto en la sección 1.3.4. Freud iba comprendiendo más y más que dentro de la paciente ha-
bía una fuerza que se oponía al tratamiento. Cristalizó ese convenci-

1.1.2
CAMBIOS EN LA TEORÍA DEL PROCESO TERAPÉUTICO
miento
y que seen el casoa comunicarle
negaba de Elisabeth algunos
von R., adequien no podía hipnotizar
sus pensamientos, pese a
los apremios de él (p. 154; 89). Así llegó a la conclusión de que aquella
Los Estudios sobre la histeria (1893-5) pueden considerarse el comienzo del fuerza, que era una resistencia al tratamiento, era la misma que impe-
psicoanálisis. En ellos podemos discernir cómo se afanaba Freud por día a las ideas patógenas hacerse conscientes (p. 268; 110).El fin era
descubrir lo esencial en el proceso terapéutico del tratamiento de la his- defensivo. "El 'no saber' de las pacientes histéricas era en realidad un
teria. Es impresionante observar que algunos de los fenómenos que des- `no querer saber' " (pp. 269-70; 110-1). La tarea del terapeuta, para
cribió Freud entonces se han convertido en la base de la teoría de la Freud, consistía en vencer esa resistencia, y lo hacía mediante el "apre-
terapia psicoanalítica. Es característico de Freud que empezara luchan do mio", presionando, apretando la frente, interrogando, etcétera.
por superar algunos obstáculos a su enfoque terapéutico sólo para des- Reconocía Freud que la influencia personal del médico podía tener
cubrir después que aquellos obstáculos tenían una importancia capital gran valor y proponía que el terapeuta hiciera de elucidador, de maes-
para la comprensión de la neurosis del paciente y del proceso terapéu- tro y de padre confesor (p. 282; 118).Pero también comprendía que
tico. La perseverancia y la flexibilidad de Freud le permitieron triunfar en ciertas condiciones la relación del paciente con el médico podía que-
sobre diversos tipos de o bstáculos y así llegó a descubrir el psicoanálisis. dar "perturbada", y ese factor convertía la relación en "el obstáculo
En la Comunicación Preliminar (1893), Breuer y Freud (1893-5) más grave que puede oponerse a nuestra labor" (p. 301; 127).Esto
sostenían que "los distintos síntomas histéricos desaparecían inmedia- puede suceder si la paciente se siente desatendida, si se hace sexual-
ta y definitivamente en cuanto se conseguía despertar con toda clari- mente dependiente o si trasfiere a la figura del médico las penosas ideas
dad el recuerdo del proceso provocador, y con él el afecto concomitan- del contenido del análisis (p. 302; 128). Se trataba esto haciéndolo cons-
te, y describía el paciente con el mayor detalle posible dicho proceso ciente y siguiendo su huella hasta el momento del tratamiento en que
dando expresión verbal al afecto" (p. 6; 27).Creían que sólo por la apareciera, y entonces se intentaba persuadir a la paciente de que pro-
abreacción podía un paciente lograr cabalmente un efecto "catártico" siguiera su comunicación a pesar de esos sentimientos (p. 304;129).
Así descubrió Freud los fenómenos de resistencia y trasferencia, pe-
y liberarse así del síntoma histérico. Según ellos, aquellas experiencias
estaban fuera de la memoria de la paciente en condiciones normales ro en lo esencial los consideraba obstáculos para su labor. El objetivo
y sólo se podía llegar a ellas por la hipnosis. principal era conseguir la abreacción afectiva y recobrar los recuerdos
Las ideas patógenas habían persistido con tanta vivacidad y fuerza
afectiva por no haber seguido el proceso normal de desgaste. Enton- * En inglés en el srcinal. El reporte de Breuer sobre el caso Anna O. no está incluido
ces, ellos estaban habiéndoselas con afectos en estado de "estancamien- en la versión española aquí utilizada [T.].
28 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA TERAPIA PSICOANALÍTICA 29

traumáticos. Las reacciones de trasferencia y las resistencias tenían que naba con las fuerzas que habían producido la represión. El analista apli-
evitarse o superarse. caba el arte de la interpretación para vencer las resistencias.
En los Estudios s obre la histeria Freud intentó enfocar sus esfuerzos te- En el caso de Dora (1905a), Freud puso de relieve por primera vez
rapéuticos sobre los síntomas individuales de la paciente. Comprendía el papel capital de la trasferencia. "La trasferencia, destinada a ser el
que esta forma de terapia era sintomática y no causal (p. 262; 107). mayor obstáculo del psicoanalista, se convierte en su m ás poderoso auxi-
En el caso de Dora, publicado en 1905 pero escrito en 1901, Freud de- liar cuando el médico consigue adivinarla y traducírsela al enfermo"
claraba que la técnica psicoanalítica había sido revolucionada totalmente (p. 117; 665).En el post scriptum a este caso describía Freud cómo la
(1905a, p. 12; 603). Ya no trataba de hacer desaparecer los síntomas paciente había interrumpido el tratamiento por no haber podido anali-
uno por uno. Este método le pareció totalmente inadecuado para la zar los múltiples elementos de trasferencia que interferían en la situa-
complicada estructura de una neurosis. Ahora dejaba a la paciente que ción del tratamiento.
escogiera el tema de la sesión y empezaba a trabajar con cualquier su- En el trabajo sobre "La dinámica de la trasferencia" (1912a) descri-
perficie del inconsciente que la paciente presentara en ese momento. bía la relación entre trasferencia y resistencia, la trasferencia positiva
Freud parece haber comprendido que un proceso terapéutico no po- y la negativa y la ambivalencia de las reacciones de trasferencia. Mere-
día efectuarse en una sola operación porque los síntomas neuróticos te- ce ser citada una parte de un parágrafo porque declara perfectamente
nían múltiples causas. Si bien había ya reconocido el principio de la la nueva orientación terapéutica de Freud. "Esta lucha entre el médi-
sobredeterminación en susEstudio s sobre la histe ria (pp. 173-4; 99)sólo co y el paciente, entre el intelecto y el instinto, entre el conocimiento
en su trabajo "El método psicoanalítico de Freud", publicado en 1904, y la acción, se desarrolla casi por entero en el terreno de los fenómenos
lo expuso explícitamente. Declaraba en ese ensayo que el cambio de de trasferencia. En este terreno ha de ser conseguida la victoria, cuya
técnica, de la hipnosis y la sugestión a la asociación libre, condujo a manifestación será la curación de la neurosis. Es innegable que el venci-
nuevos descubrimientos que "acabaron por imponer una concepción miento de los fenómenos de la trasferencia ofrece al psicoanalista máxi-
distinta aunque no contradictoria, de la labor terapéutica" (p. 250; 393). ma dificultad; pero no debe olvidarse que precisamente estos fenóme-
La hipnosis y la sugestión ocultan las resistencias y obstruyen la visión nos nos prestan el inestimable servicio de hacer actuales y manifiestos
que el médico tiene de las fuerzas psíquicas. Evadiendo las resistencias los impulsos eróticos ocultos y olvidados de los enfermos, pues, en fin
uno sólo puede obtener información incompleta y un éxito terapéutico de cuentas nadie puede ser vencido inabsentia o in effigie"(p. 108; 418).
transitorio. La tarea terapéutica consiste en vencer las resistencias, anu- A partir de 1912, el análisis constante de la trasferencia y la resisten-
lar las represiones.., y entonces se colman las lagunas de la memoria. cia se convirtió en el elemento central del proceso terapéutico. Poste-
Creo que vemos aquí un cambio en la teoría del proceso terapéuti- riormente aquel mismo año ponía Freud en guardia contralas satisfac-
co, de la importancia dominante de la abreacción de los afectos a la ciones de la trasferencia y aconsejaba que el psicoanalista fuera para
superación de la amnesia. Esto no contradice el hecho de que la abreac- sus pacientes como un espejo y conservara su carácter anónimo (1912b,
ción tiene un efecto terapéutico. Al favorecer la descarga de tensiones p. 118; 422).En su trabajo "Recuerdo, repetición y elaboración"
emocionales, se procura al paciente una sensación temporal de alivio. (1914c) describía el problema especial de actuar en relación con la tras-
Además, la catarsis es válida porque la descarga emocional reduce la ferencia y la resistencia y lo relacionaba con una compulsión de repetir.
cantidad de afecto y las cantidades pequeñas de afecto son más fáciles También empleó el término de "neurosis de trasferencia" para denotar
de tratar. Más importante es el hecho de que la verbalización que acom- que durante el psicoanálisis el paciente remplaza sus neurosis ordina-
paña a la descarga de emociones e impulsos hace posible estudiarlos, rias por su implicación con el analista. Esto se amplifica en el capítulo
más claramente. Pero la catarsis no es ya un objetivo último de la tera- XXVIII* en la "Introducción al psicoanálisis" (1916-7, pp. 454-5;385-6).
pia. Creo que es a esto a lo que aludía Freud en su declaración arriba En este capítulo se añade algo nuevo al estudio de los procesos tera-
citada de "diferente aunque no contradictoria". péuticos cuando menciona Freud que una alteración del Yo es posible
Ahora había mayor interés por volver consciente lo inconsciente, su- al analizar la trasferencia (p. 455;386). Decía que la labor de interpre-
primir la amnesia y recobrar los recuerdos perdidos. La resistencia se
convirtió en una piedra angular de la teoría psicoanalítica y se relacio- • Apartado M de la versión española [T.1.
30 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS CONCEPTOS TEÓRICOS ESENCIALES PARA LATÉ C N IC A 31

tación, que trasforma lo inconsciente en consciente, ensancha el Yo a ca. Los descubrimientos clínicos pueden conducir a nuevas formula-
costa del inconsciente. En El yo y el ello (1923b) expresaba esta idea de ciones teóricas, que a su vez pueden agudizar nuestra perceptividad
modo muy sucinto: "El psicoanálisis es un instrumento que ha de faci- y técnica de modo que se logren nuevos conocimientos clínicos. La in-
litar al Yo la progresiva conquista del Ello" (p. 56;29). En 1933 escri- versa es también cierta. La técnica defectuosa puede provocar deforma-
bía Freud que los efectos terapéuticos del psicoanálisis están destinados ciones en los descubrimientos clínicos, que a su vez pueden conducir
a "robustecer al Yo, hacerlo más independiente del Superyó, ampliar a conceptos teóricos erróneos. Siempre que hay falta de integración entre
su campo de percepción y desarrollar su organización, de manera que teoría y técnica es probable que salgan perjudicadas ambas (Hartmann,
pueda apropiarse de nuevas partes del Ello. Donde era Ello, ha de ser 1951, p. 143). Por ejemplo, podemos tratar más eficazmente una resis-
Yo" (p. 80; 916). De nuevo en "Análisis terminable e intermina- tencia si tenemos conciencia de las múltiples funciones de resistencia,
ble" (1937a) afirma Freud que "el papel del psicoanálisis es lograr las su relación con las defensas en general, así como su fin en un caso
condiciones psicológicas mejores posibles para las funciones del Yo; con particular.
esto habrá cumplido su tarea" (p. 250; 570). Hay analistas que tienden a separar su conocimiento práctico del teó-
Si examinamos los acontecimientos históricos en los principales pro- rico. Algunos lo hacen siguiendo al paciente a la deriva hasta que al-
cedimientos y procesos de la terapia psicoanalítica podemos observar gún fragmento del material del paciente resulta comprensible, y enton-
ces se lo comunican al paciente sin discernir. Abusan de la idea de que
que seelementos,
demás ha renunciado a la
aunque conhipnosis
un papelpero
muyse han conservado
diferente todos
en la jerarquía te-los la mente inconsciente del analista y su empatía son sus instrumentos
rapéutica (Loewald, 1955). La sugestión no se utiliza para obtener re- más valiosos para la terapia y desdeñan la necesidad de realizar alguna
cuerdos y no es ya un recurso principal en el psicoanálisis. Puede utili- operación intelectual con los datos que puedan haber obtenido. La con-
zarse como una medida temporal de sostén, cuya necesidad tendremos secuencia es que no tienen una visión general del paciente, no recons-
que analizar definitivamente. (Veremos esto en la sección 1.3.4.) truyen grandes porciones de su vida y sólo les queda una colección de
La abreacción no se considera ya un fin terapéutico pero es válida apreciaciones intuitivas. Los errores en la otra dirección son igualmen-
de otros modos. El analista sigue intentando atravesar la barrera de te graves: hay analistas que formulan teorías con demasiada rapidez
la conciencia, pero se sirve de la asociación libre, el análisis de los sue- basándose en unos cuantos datos clínicos. Para ellos, la experiencia del
ños y la interpretación. El campo principal de la labor analítica es el análisis se convierte en un certamen mental o un ejercicio intelectual.
de la trasferencia y la resistencia. Esperamos hacer consciente lo in- Esos analistas evitan la implicación instintual o emocional con sus pa-
consciente, recobrar recuerdos arrinconados y superar la amnesia in- cientes, olvidan la intuición y la empatía y se convierten en recolecto-
fantil. Pero ni siquiera esto es conceptualizado como un objetivo últi- res de datos o distribuidores de interpretaciones.
mo. El fin del psicoanálisis es en definitiva aumentar la fuerza relativa La terapia psicoanalítica impone al psicoanalista fuertes y contradic-
del Yo respecto del Superyó, el Ello y el mundo exterior. torias exigencias. Tiene que atender al material de su paciente y dejar
que sus propias fantasías asociativas y recuerdos funcionen libremen-
te; pero tiene que escudriñar y exponer a sus facultades intelectuales
los conocimientos así obtenidos antes de poder trasmitírselos sin peli-
1.2CONCEPTOS TEÓRICOS ESENCIALES PARA LA TÉCNICA gro al paciente (Ferenczi, 1919a, p. 189). La capacidad de dejarse uno
asociar libremente se adquiere con la experiencia del analista que fue
exitosamente
en la práctica analizado. Para emplear
hay que dominarlo efectivamente
primero el sabertambién
intelectualmente; teórico
1.2.1 LA RELACIÓN ENTRE TEORÍA Y PRÁCTICA
tiene que ser accesible cuando se le necesite sin dominar las destrezas
Antes de que podamos pasara un examen más completo y sistemático clínicas. Si la labor del psicoanalista ha de seguir siendo una disciplina
de los procedimientos y procesos terapéuticos convendría revisar bre- científica, es imperativo que él conserve la facultad de oscilar entre el
vemente algunos de los conceptos teóricos básicos del punto de vista empleo de la empatía y la intuición por una parte y sus conocimientos
psicoanalítico. Hay una relación de reciprocidad entre teoría y prácti- teóricos por la otra (Fenichel, 1941, pp. 1-5; Kohut, 1959).
32 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS CONCEPTOS TEÓRICOS ESENCIALES PARA LA TÉCNICA 33
En los primeros años del psicoanálisis, la mayoría de los progresos rial clínico puede revelar un conflicto entre dos exigencias instintivas,
se debieron a descubrimientos clínicos. Pero en años recientes parece por ejemplo, la actitud heterosexual puede emplearse para soslayar de-
haber un rezago por la parte de la técnica. Cuando Freud descubrió seos homosexuales. El análisis revelará que en tal caso la actividad he-
la capital importancia que tenía analizar sistemáticamente las resisten- terosexual se emplea con fines de defensa para evitar los dolorosos sen-
cias de sus pacientes, faltaban unos veinte años para el descubrimiento timientos de culpabilidad y vergüenza. La heterosexualidad, en este
de las implicaciones de este procedimiento para el Yo. Hoy parece que ejemplo, está satisfaciendo una exigencia del Yo y oponiéndose a un
sabemos mucho más acerca de las funciones del Yo que lo que pode- i mpulso instintivo más prohibido: la homosexu alidad. Por eso es toda-
mos aplicar directamente a nuestra técnica (Hartmann, 1951). Pero creo vía válida la formulación de que un conflicto neurótico es un conflicto
que nuestra mayor esperanza de progresar en la técnica está en la me- entre el Ello y el Yo.
jor integración de los conocimientos clínicos, técnicos y teóricos. El mundo exterior todavía desempeña un papel importante en la for-
mación de neurosis, pero aquí también tiene que sentirse el conflicto
como un conflicto interno entre el Yo y el Ello para que se suscite un
1.2.2
LA TEORÍA PSICOANALÍTICA DE LAS NEUROSIS
conflicto neurótico. El mundo que nos rodea puede movilizar tentacio-
nes instintuales, y tal vez haya que evitar situaciones porque presentan
La teoría y la técnica del psicoanálisis se basan esencialmente en datos
clínicos procedentes del estudio de las neurosis. Aunque en años re- el peligro
noslas condeunalguna suerte
conflicto de castigo.
neurótico si laEntonces
tentacióntendremos
instintual oque habér-
el peligro
cientes ha habido tendencia a ampliar el campo de la investigación para ha de quedar fuera de la conciencia. Un conflicto con la realidad exte-
hacerle abarcar la psicología normal, las psicosis, los problemas so- rior se ha convertido en un conflicto entre el Ello y el Yo.
ciológicos e históricos, nuestro conocimiento de esas regiones no ha avan- El Superyó desempeña un papel más complicado en el conflicto neu-
zado tanto como nuestra comprensión de las psiconeurosis (A. Freud, rótico. Puede entrar en el conflicto por el lado del Yo o el del Ello o
1954a; Stone, 1954b). Los datos clínicos relativos a las neurosis toda- por ambos. El Superyó es la instancia que hace parecer prohibido el
vía constituyen el material srcinal más seguro para la formulación de impulso instintivo al Yo. Es el Superyó el que hace al Yo sentirse cul-
la teoría psicoanalítica. Para comprender la teoría de la técnica psico- pable aun de las descargas simbólicas y desfiguradas, y así se sienten
analítica es necesario que el lector tenga un conocimiento práctico de de modo consciente como esencialmente dolorosas. El Superyó tam-
la teoría psicoanalítica de la neurosis. La Introducción al psicoanálisis bién puede intervenir en el conflicto neurótico haciéndose regresiva-
(1916-7) de Freud y los textos de Nunberg (1932), Fenichel (1945a) y mente reinstintualizado, de modo que los reproches que uno se hace
Waelder (1960) son magníficas fuentes condensadas. Aquí sólo podré. adquieren una cualidad semejante a la de una pulsión. El paciente abru-
esbozar los que me han parecido ser los conceptos teóricos más impor- mado por la culpabilidad puede entonces verse orillado a situaciones
tantes necesarios para el entendimiento de la técnica. que siempre acaban siendo dolorosas. Todas las partes del aparato psí-
El psicoanálisis afirma que las psiconeurosis se basan en el conflicto quico participan en la formación de síntomas neuróticos (véase Fe-
neurótico. Este conflicto ocasiona una obstrucción en la descarga de nichel, 1941, capítulo fi; 1945a, capítulos vii, W ael der,1960,
las pulsiones instintivas que se producen en un estado de represión. pp. 35-47, la lista adicional de lecturas).
El Yo se va haciendo menos capaz de manejar las tensiones en aumen- El Ello nunca deja de buscar su descarga, y sus impulsos tratan de
to y llega un momento en que es vencido por ellas. Las descargas invo- lograr una satisfacción parcial mediante algunas evacuaciones deriva-
luntarias
sis. se manifiestan
La expresión clínicamente
"conflicto neurótico"com o síntomas
se desingular
emplea en la psiconeuro-
aunque tivas y regresivas. El Yo, para calmar las exigencias delSuperyó tiene
que desfigurar incluso esos derivados instintuales para que aparezcan
siempre hay más de un conflicto importante. Por costumbre y comodi- de alguna forma disimulada, cuyo carácter de instinto apenas sea reco-
dad nos referimos a un solo conflicto (Colby, 1951, p. 6). nocible. El Superyó hace entonces que el Yo se sienta de todos modos
Un conflicto neurótico es un conflictoinconscienteentre un impulso culpable y la actividad instintiva desfigurada ocasiona dolor de muchos
del Ello que busca su descarga y una defensa del Yo que impide la des- modos. Se siente como castigo y no como satisfacción.
carga directa del impulso o su acceso a la conciencia. A veces, el mate- El factor clave para entender el resultado patógeno del conflicto
34 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS CONCEPTOS TEÓRICOS ESENCIALES PARA LA TÉCNICA 35

neurótico es la necesidad que el Yo tiene de gastar constantemente sus ticos notorios antes de la aparición de las fobias, hubo indicaciones de que su
energías para tratar de impedir a los peligrosos impulsos el acceso a la Yo estaba ya relativamente menoscabado y que su Ello no tenía suficientes po-
conciencia y la motilidad. En última instancia, esto produce una insu- sibilidades de descarga. La señora A llevaba muchos años sin dormir bien, con
ficiencia relativa del Yo y los derivados del conflicto neurótico srcinal pesadillas e inhibiciones en su vida sexual. La consecuencia fue que las fanta-
abrumarán el Yo empobrecido y penetrarán en la conciencia y el com- sías movilizadas por la peinadura incrementaron las tensiones del Ello a tal punto
que invadieron las infantiles defensas del Yo y se produjeron descargas invo-
portamiento. Desde este punto de vista pueden entenderse las psico-
luntarias, con la formación al fin de un síntoma agudo.
neurosis como neurosis traumáticas relativas (Fenichel, 1945a, capítu-
los vil, vIII). Un estímulo relativamente inocuo puede re mover, algún Hay que señalar otrosdos puntos, aunque de momento no hagamos
i mpulso del Ello, relacionado quizá con el depósito instintual acumula-
más aclaraciones. El Yo trata de manejar los impulsos prohibidos o pe-
do. El Yo empobrecido es incapaz de seguir con su labor defensiva y ligrosos del Ello recurriendo a los diversos mecanismos de defensa con
se ve invadido a tal grado que debe permitir alguna descarga instinti- que cuenta. Las defensas pueden dar buen resultado si permiten la des-
va, si bien ésta también desfigurada y disimulada. Estas descargas in- carga periódica de las tensiones instintivas. Se hacen patógenas cuan-
voluntarias desfiguradas y disimuladas se manifiestan clínicamente co- do excluyen del contacto con el resto de la personalidad total muchas
mo los síntomas de la psiconeurosis. variedades de impulsos libidinales y agresivos (A. Freud, 1965, capítu-
lo v). Al final, lo reprimido retorna en forma de síntomas.
Ilustremos esto con un ejemplo clínico relativamente sencillo. Hace unos años, Una neurosis adulta se forma en torno a un núcleo desde la infan-
una dama joven, la señora A, se presentó a consulta acompañada de su mari- cia. El caso de la señora A demuestra que sus sentimientos sexuales
do. Se quejaba de no poder dejar la casa sola y únicamente se sentía segura
con su esposo. Se quejaba además de temor a desmayarse, temor a los vértigos
estaban todavía fijados en la imagen infantil que tenía de su padre, y
y temor a volverse incontinente. Los síntomas de la señora A se habían presen- la sexualidad estaba tan prohibida como en sus años de infancia. Aun-
tado súbitamente hacía unos seis meses, estando en una sala de belleza. que se había sobrepuesto a sus neurosis infantiles lo suficiente para po-
El análisis, que duró varios años, reveló que el desencadenador real del esta- der funcionar eficazmente en muchas actividades de su vida, la señora
llido de sus fobias era el hecho de haberla peinado un empleado varón. Pudi- A seguía neuróticamente involucionada en todo lo relacionado con la
mos descubrir por fin el hecho de que en aquel momento recordó cómo le pei- sexualidad genital. Las fobias de la infancia y las angustias corporales
naba el pelo su padre cuando era niña. La razón de que hubiera ido a la sala volvieron con su neurosis adulta. (Las únicas neurosis sin base en la
de belleza aquel día era su placentera esperanza de ver a su padre, que iba infancia son las puramente traumáticas, que son muy raras, y casi nunca
a visitar a la joven pareja por primera vez desde su casamiento. Él debía parar puras. A menudo están relacionadas con las psiconeurosis [Fenichel,
en su casa y ella estaba, conscientemente, loca de alegría. Pero inconsciente- 1945a, capítulo vil].)
mente estaba llena de sentimientos de culpa por amar a su padre y por su hosti-
lidad predominante inconsciente para con su esposo.
El sucedido aparentemente inocuo de que se hiciera peinar el pelo agitó en
1.2.3 LA METAPSICOLOGÍA DEL PSICOANÁLISIS
ella ansias incestuosas, hostilidades, culpabilidad y ansiedad. Para acabar, la
señora A tenía que estar acompañada por su marido para estar segura de que
no lo habían matado sus deseos de muerte. Su presencia le impedía también La metapsicología psicoanalítica se refiere al número mínimo de su-
actuar sexualmente. Los temores de desmayarse, de los vértigos y de la inconti- puestos en que se basa el sistema de la teoría psicoanalítica (Rapaport
nencia eran representaciones simbólicas de pérdida de su equilibrio moral, de
su dominio de sí misma, de perder su reputación y verse humillada y caída
yni Gill, 1959).y está
sistemática La labor de Freud
esparcida sobre
por todos susmetapsicología no es
escritos. El capítulo completa
séptimo*
de su elevada posición. Los síntomas de la joven tenían conexión con las pla- de La interpretación de las sueños (1900), los "Trabajos sobre metapsicolo-
centeras sensaciones corporales de la infancia, así como infantiles fantasías de gía" (Freud, 1915b, 1915c, 1915d, 1917b), y el apéndice Inhibición, a
castigo. síntoma y angustia (1926a) son las principales fuentes de referencia. En
Creo que se puede formular el hecho de la siguiente manera: la peinadura
del cabello había agitado en ella impulsos reprimidos del Ello que la pusieron
en conflicto con su Yo y su Superyó. A pesar de la ausencia de síntomas neuró- * Parágrafo 9 en la traducción española [T.].
36 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS
CONCEPTOS TEÓRICOS ESENCIALES PARA LA TÉCNICA 37

me hubiera tomado el pelo. Me aparto de él pero me siento turbado porque


realidad, Freud sólo formuló explícitamente tres puntos de vista me- noto que ahora estoy bañado en sudor y acalorado y quizá note que huelo mal."
tapsicológicos: el tópico, el dinámico y el económico. El punto de vista Las asociaciones del paciente pueden condensarse así: Mi hermano mayor
genético parecía lógico. Aunque no definió el punto de vista estructu- solía maltratarme cuando yo era joven, pero tuvo un colapso nervioso y yo fui
ral, Freud dio a entender que podría remplazar al tópico (1923b, p. 17). el más fuerte de los dos. Mi hermano me copia en todo. Cuando me compré
( Véase Rapaport y Gill [1959] y Arlow y Brenner [1964] al respecto.) un coche para la familia, él se compró otro. "Cuando mi esposa y yo nos emba-
El punto de vista adaptativo está también implícito y es esencial para razamos, él se embarazó." Mihermano parece tener unproblema con su mas-
el pensamiento psicoanalítico (Hartmann, 1939). culinidad. Su hijo todavía lleva ricitos a los cuatro años y no habla. Yo he tra-
Las implicaciones clínicas de la metapsicología indican que para com- tado de convencerle de que no está bien que un niño tenga ricitos.
prender un suceso psíquico cabalmente es necesario analizarlo desde Entonces intervine y le indiqué que había dicho: "Cuando mi esposa y yo
seis puntos de vista: tópico, dinámico, económico, genético, estructu- nos embarazamos, él se embarazó." El paciente replicó defensivamente que
ral y adaptativo. En la práctica clínica analizarnos las producciones dé era una manera de hablar. A continuación rió y dijo que tal vez había pensado
nuestros pacientes sólo parcialmente y en fragmentos en determinado de niño que él podía concebir un hijo. Su madre había sentido que él no fuera
niña, le había rizado el pelo y le había puesto vestiditos. La verdad era que
intervalo de tiempo. De todos modos, la experiencia nos enseña que
recordaba haber jugado con muñecas hasta los seis años. La herida triangular
aplicamos todos esos puntos de vista cuando tratamos de operar con
nuestras intuiciones iniciales. Voy a tratar de hacer un esbozo de estos le
de recordaba
juego. La una terriblele cortadura
cortadura queenhabía
hace pensar visto Una
la vagina. de niño
vezen un compañero
operaron a su es-
conceptos. Para un estudio más amplio el lector podrá consultar a Fe- posa de la vagina y se siente mal al recordarlo.
nichel (1945a, capítulo u), Rapaport y Gill (1959) yArlow y Brenner Intervengo otra vez y señalo al paciente que el sueño contiene la idea de que
(1964). vale más estarse callado si se quiere ocultar la cortadura, que se revelará aún
El primer punto de vista que formuló Freud fue el tópico. En el capí- más al hablar. El paciente queda pensativo y después dice que teme descubrir
tulo siete s de La interpretación de los sueños (1900) describía los diferentes algo de sus propias preocupaciones acerca de su masculinidad. Es posible que
modos de funcionamiento que rigen los fenómenos conscientes e in- hubiera alguna actividad deíndole homosexual con su hermano, como había-
conscientes. El "proceso primario" gobierna el material inconsciente mos supuesto.
y el "proceso secundario" dirige los fenómenos conscientes. El mate- El sueño y las asociaciones demuestran claramente algunas características de
rial inconsciente sólo tiene un objetivo: la descarga. No hay sentido del los procesos primario y secundario. "Estoy construyendo una prolongación en
el frente de mi casa" parece simbolizar una fantasía de embarazo en el incons-
tiempo, orden ni lógica, y las contradicciones pueden coexistir sin anu-
ciente del paciente. Esto aparece también después de las asociaciones cuando
larse unas a otras. La condensación y el desplazamiento son otras ca- dice que "Cuando mi esposa y yonos embarazamos, él se embarazó." La cor-
racterísticas del proceso primario. El designar un acontecimiento psí- tada triangular simboliza el modo de ver el paciente la vagina. También insi-
quico como consciente o inconsciente implica más que una mera dife- núa su angustia de castración, que indica el sentir náuseas en el sueño y el sen-
rencia de cualidad. Los modos de funcionar arcaicos y primitivos son tirse mal al pensar en una operación en la vagina que aparece en sus asociacio-
característicos de los fenómenos inconscientes. nes. El hijo se cambia en hermano, pero esto no ocasiona sorpresa en el sueño,
ya que la lógica y el tiempo no tienen nada que ver allí. Pero este cambio ex-
Ilustremos. Un paciente me cuenta el siguiente sueño: "Estoy construyendo presa en forma condensada que superficialmente el paciente puede parecer do-
una prolongación en el frente de mi casa. De repente me interrumpe el llanto minante pero en el pasado y en la situación analítica tuvo y todavía tiene algu-
nas actitudes y fantasías pasivas, anales y femeninas. La cortada triangular es
de
mí.mi hijo. Loabusco
Empiezo inquietísimo
enojarme y al fin loy alcanzo.
lo veo a lo
Melejos,
pongopero corre alejándose
a regañarlo de
por correr un desplazamiento de abajo arriba, así como una condensación. El niño que
cuando veo que tiene un corte triangular en una comisura de la boca. Le digo corre de él es también una condensación del hijo del paciente, que le inspira
que no hable para que la herida no se a grande. Veo la carne sonrosada bajo deseos y ansiedades homosexuales, el hermano mayor del paciente y él mismo.
la piel y siento como náuseas. Entonces me doy cuenta de que no se trata de El análisis está representado por la edificación de una prolongación, por la te-
mi hijo sino de mi hermano mayor, que me sonríe condescendiente como si merosa espera, por la huida y por la admonición de estarse callado. El analista
está representado corriendo tras del niño, enojándose con él por correr y son-
riendo condescendiente, y además es el que turba porque podría notar el mal olor.
* Véase nota anterior [T.I. Creo que este sueño y sus asociaciones muestran muchos aspectos caracte-
38 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS CONCEPTO S TEÓRICOS ESENCIALES PARA LA TÉCNICA 39

rísticos del proceso primario y el secundario tal y como se presentan en un tro- do de tensiones instintivas acumuladas, pero las funciones de su Yo todavía
zo de labor clínica. podían realizar sus tareas defensivas bastante bien, de modo que la señora A
obraba sin síntomas evidentes. Podía conservar su equilibrio mental evitando
El punto de vista dinámico entiende que los fenómenos mentales son las relaciones sexuales con su marido, y cuando tenía que participar, no se de-
resultado de la interacción de fuerzas. Freud (1916-7, p. 67; 180) em- aba excitar sexualmente. Esto requería buena parte de las energías defensivas
j
pleaba el análisis de los errores para mostrar la dinámica: "Conservad de su Yo, pero logró manejar las cosas hasta que se produjo el incidente de
la peinadura. En aquel punto, la visita paterna y la peinadura le trajeron del
en vuestra memoria, a título de modelo, el método seguido en el estu-
asado recuerdos sexuales y románticos. Además, aumentó su hostilidad para
dio de estos fenómenos, método que habrá ya revelado a vuestros ojos P
con el marido. El Yo de la señora A no pudo manejar aquella nueva invasión
cuáles son las interacciones de nuestra psicología. No queremos limi- de apetencias en busca de satisfacción. Los impulsos instintuales se manifesta-
tarnos a describir y clasificar los fenómenos; queremos también conce- ron en forma de desmayos, vahidos e incontinencia. Esto condujo a una fobia
birlos como indicios de un mecanismo que funciona en nuestra alma contra su salida de la casa sin la compañía del marido. Para entender plena-
y como la manifestación de tendencias que aspiran a un fin definido mente el desplome de las capacidades defensivas de la señora A debemos verlo
y laboran unas veces en la misma dirección y otras en direcciones opues- en función de cambios en la distribución de su energía psíquica.
tas. Intentamos pues formarnos unaconcepción dinámicade los fenóme-
nos El punto d e vista genétic o concierne al srcen y desarrollo de los fenó-
a lospsíquicos."
impulsos Este
supuestolasesdefensas,
la base deintereses
todas las yhipótesis relativas menos psíquicos. No sólo trata de cómo el pasado está contenido en
instintivos, conflictos del Yo.
La formación de síntomas, la ambivalencia y la sobredeterminación son el presente sino también de por qué en ciertos conflictos se adoptó una
ejemplos de la dinámica. solución determinada. Estudia los factores biológico-constitucional es tan-
to como los experienciales.
Un paciente que padecía de eyaculación precoz tenía un temor y odio incons-
cientes a la vagina, que representaba para él una cavidad enorme, tremebun- Ejemplo: un paciente mío, el señor N, pretendía ser el favorito tanto de su ma-
da, que lo podía devorar. Era un albañal sucio, viscoso, difusor de enfermeda- dre como de su padre. En apoyo de su aserto citaba cómo le habían permitido
des. Y al mismo tiempo era la vagina una mama opulenta, jugosa, galactófora ir a un campamento de vacaciones siendo niño, y después a la universidad.
que ansiaba tener en la boca. Durante el coito oscilaba entre fantasías de que Sus dos hermanos menores nunca habían recibido esos beneficios. También
la enorme vagina se lo tragaría y que su pene erecto rasgaría y destrozaría aque- decía tener un matrimonio feliz, aunque raramente tenía relaciones sexuales
llas delicadas, frágiles paredes hasta hacerlas sangrar. Su eyaculación prematu- con su esposa y la engañaba con frecuencia. Se sentía una persona fundamen-
ra era un modo de expresar impulsos de manchar y rebajar el odioso órgano, talmente afortunada, aunque padecía de depresiones periódicas y a veces juga-
así como el de huir de aquel peligroso y frágil genital. Era también una discul- ba impulsivamente, por rachas.
pa simbólica a la que tenía !a vagina: "Sólo soy un niñito que nada más orina Una de las principales maniobras defensivas del paciente era coleccionar re-
en la vagina, sé buena conmigo." La eyaculación prematura era un término cuerdos encubridores. Eran recuerdos verdaderos, pero los conservaba para
medio entre variedades de sensualidad destructiva y su aplicación oral. A me- olvidar experiencias desdichadas. En ocasiones lo habían tratado efectivamente
dida que el análisis fue progresando y su esposa era verdaderamente su esposa como hijo favorito, pero no siempre y no con regularidad. Sus padres eran in-
durante el coito pudo ir manifestando su sensualidad agresiva en vigorosa acti- constantes e hipócritas, y eso era un factor decisivo en la conformación de su
vidad fálica y su oralidad en el jugueteo preliminar. sintomatología particular. Con frecuencia lo rechazaban y excluían y cuando
se quejaba, le recordaban algún placer especial que le habían concedido alguna
El punto de vista ec onómico concierne a la distribución, las trasforma- vez. Lo que sus padres hacían con él conscientemente, mi paciente lo hacía
inconscientemente con sus recuerdos encubridores. Negaba la desdicha pasada
ciones y los gastos de energía psíquica. Conceptos como ligazón, neu- yactual con formaciones encubridoras que proclamaban lo contrario. Sus pe-
tralización, sexualización, agresivización y sublimación se basan en es- ríodos de depresión revelaban la tristeza subyacente. El juego era un intento
ta hipótesis. de demostrar que era afortunado, el niño mimado de la diosa Fortuna.

Un ejemplo de economía puede verse en el caso de la señora A, descrita en El punto de vista estructural supone que el aparato psíquico puede divi-
la sección 1.2.2. Antes de aparecer las fobias, la paciente se hallaba en un esta- dirse en varias unidades funcionales duraderas. Ésta fue la última gran
40 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS CONCEPTOS TEÓRICOS ESENCIALES PARA LA TÉCNICA 41

contribución teórica de Freud (1923b). El concepto del aparato psíqui- para facilitar la comunicación de los derivados es la asociación libre,
co compuesto de Yo, Ello y Superyó procede de la hipótesis estructu- el método fundamental del psicoanálisis, la llamada "regla básica"
ral. Está implícito siempre que hablamos de conflictos interestructura- (Freud, 1913b, pp. 134-6,432-3; 1915b, pp. 149-50; 1046-7). Estos de-
les como formación de síntomas o de procesos intraestructurales como rivados aparecen en las asociaciones libres, los sueños, los síntomas, los
la función sintética del Yo. lapsus y las actuaciones* del paciente.
Se pide al paciente que trate dentro de lo posible de dejar venir las
Un ejemplo clínico es el paciente, descrito antes, de la eyaculación prematura. cosas y de decirlas sin importarle la lógica ni el orden; ha de comunicar
Cuando empezó el tratamiento perdía al función discriminadora delYo en las incluso . lo que le parezca trivial, vergonzoso o descortés, etc. Dejando
situaciones sexuales. Todas las mujeres eran su madre, todas las vaginas esta- que las cosas le vengan a la mente, se produce una regresión al servicio
ban henchidas de fantasías oral-sádicas y anal-sádicas. A medida que fue pro- del Yo y tienden a salir a la superficie los derivados del Yo inconscien-
gresando ya no volvió a ser así en las situaciones sexuales. Su Yo pod ía diferen- te, el Ello y el Superyó. El paciente procede del pensamiento de proce-
ciar entre su madre y su esposa; y los anhelos de su Ello pudieron también so secundario estricto en dirección del proceso primario. La tarea del
progresar de orales y anales a fálicos.
analista consiste en analizar estos derivados por el paciente. (El signifi-
cado de la palabra "analizar" y otros términos técnicos y clínicos lo
Finalmente, hoy formulamos también un punto de v ista ndaptativ o, aun-
que Freud sólo lo insinuó. El concepto deadaptación está implícito, por veremos
Aunqueenellaque
sección
padece1.3.)
una neurosis llega al tratamiento psicoanalíti-
ejemplo, en las proposiciones de Freud acerca de la coordinación entre co por el motivo consciente de desear un cambio, hay dentro de él fuerzas
pulsión y objeto y en las proposiciones de Hartmann y Erikson acerca inconscientes que se oponen al cambio y defienden la neurosis y sta- el
de la preparación innata para una serie evolutiva de ambientes medios tu quo. Estas fuerzas se oponen a los procedimientos y procesos de tra-
probables (Rapaport y Gill, 1959, pp. 159-60). tamiento y se denominan resistencias. Las resistencias proceden de las
Todas las proposiciones acerca de la relación con el medio ambien- mismas fuerzas defensivas delYo que forman parte del conflicto neu-
te, los objetos de amor y odio, las relaciones con la sociedad, etc., se rótico. En el curso del tratamiento el paciente repetirá todas las dife-
basan en esta hipótesis. Todos los ejemplos clínicos empleados por mí rentes formas y variedades de las maniobras defensivas que empleó en
anteriormente son también ejemplos de intentos de adaptación. su vida pasada. El análisis de las resistencias es una de las piedras an-
gulares de la técnica psicoanalítica. Como la resistencia es una mani-
festación de la función defensiva y desfiguradora del Yo, es la resisten-
1.2.4
LA TEORÍA DE LA TÉCNICA PSICOANALÍTICA cia lo primero que trata de analizar la técnica psicoanalítica. Sólo pue-
de ser efectivo elinsightsi el paciente puede tener y mantener un Yo
La terapia psicoanalítica es una terapia causal; trata de contrarrestar razonable. Las resistencias interfieren con el Yo razonable y han de
las causas de la neurosis. Su objetivo es resolver los conflictos neuróti- ser analizadas antes de que pueda hacerse ninguna otra buena labor
cos del paciente, incluso las neurosis infantiles que sirven de núcleo a analítica.
la neurosis adulta. Resolver los conflictos neuróticos significa reunir con
el Yo consciente aquellas porciones del Ello, el Superyó y el Yo incons- Por ejemplo, un joven parece poco dispuesto a decirme nada negativo de su
ciente excluidas de los procesos de maduración del resto sano de la per- esposa. Siempre que le halla una falta se apresura a excusarla o a justificar sus

sonalidad total.
El psicoanalista aborda los elementos inconscientes por sus deriva- defectos. Cuando
pués reconoce le señalo
lloroso esta razón.
que tengo actitudConfiesa
defensivaqueempieza
trata de por negarla
ocultar y des-
las defi-
dos. Todos los componentes repelidos del Ello y el Yo producen deri- ciencias de su esposa porque está seguro de que yo esperaría que se divorciase
vados, "híbridos" no conscientes pero altamente organizados de acuerdo si supiera "verdaderamente" cuán imperfecta es ella. Prosiguiendo yo con la
cuestión del divorcio recuerda el paciente que en la infancia su padre amenaza-
con el proceso secundario y accésibles al Yo consciente (Freud, 1915b,
pp. 190-2, 1062-3;Fenichel, 1941, p. 18).
El procedimiento que el psicoanálisis quiere que el paciente emplee " Actuación y el verbo actuar traducen a lo largo del texto el tecnicismo acting 02.d [T.].
42 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS B Á SICO S CONCEPTOS TEÓRICOS ESENCIALES PARA LA TÉCNICA 43

ba a menudo con divorciarse de su madre si la encontraba en alguna falta. Era, trante del psicoanalista y su relativo incógnito contribuyen a hacer apa-
pues, evidente que la vacilación del paciente indicaba que temía que yo obrara recer toda la gama de sentimientos y fantasías trasferenciales. No obs-
como su padre. Y quería proteger a su esposa de mí como había querido prote- tante, es el análisis consistente de la trasferencia, dentro y fuera de la
ger a su madre de su p adre. situación analítica, el que permite al paciente soportar las diferentes
Sólo después de haber reconocido el paciente esta fuente de resistencia pudo variedades e intensidades de la trasferencia.
comprender que era él, y no yo, quien había tenido tan fuerte y "paterno" La trasferencia es también la fuente de las mayores resistencias du-
resentimiento contra su esposa. Costó mucho más análisis hacerle llegar a com- rante el análisis. Un paciente puede trabajar mucho al principiar un
prender que si bien quería defender a su madre de su padre, él mismo tenía análisis para caerle bien al analista. Es inevitable que el paciente se sienta
mucho resentimiento contra ella. Inconscientemente deseaba que yo le instara
rechazado en alguna forma porque todos nuestros pacientes han senti-
a divorciarse de su esposa, como otrora había deseado que su padre lo hiciera
de su madre.
do el rechazo en su pasado y la actitud del analista es por esencia nada
gratificante. Los sentimientos hostiles del pasado reprimido o los anhe-
En este ejemplo clínico fue necesario analizar cada aspecto de la re- los sexuales prohibidos de la infancia o la adolescencia provocarán en
sistencia paso a paso para permitir que el paciente viera bien la reali- el paciente fuertes tendencias a luchar inconscientemente contra la la-
dad de la situación. Primeramente, tenía que reconocer que temía que bor analítica. La calidad y cantidad de las "resistencias trasferencia-
yo le hiciera divorciarse y por eso me ocultaba cosas acerca de ella. Des- les" las determinará la historia del pasado del paciente. La duración
de estas reacciones también padecerá la influencia de la mayor o me-
pués tenía que comprender que me había confundido con su padre y
a su esposa con su madre. Finalmente, el paciente pudo descubrir que nor efectividad con que el psicoanalista analice los problemas de trasfe-
por debajo de sus sentimientos de protección para con su madre había rencia que suscitan las resistencias.
también una gran hostilidad. Cada paso dado en el análisis de las re- Hay que añadir una palabra, llegados aquí, acerca de las actitudes
sistencias implica que el Yo razonable del paciente tenga la posibilidad relativamente no neuróticas, racionales y realistas del paciente para con
de enfrentarse a algún aspecto irracional y deforme de su propia el analista: la alianza de trabajo ( Greenson, 1965a). Es esta parte de la
actividad. relación paciente-analista la que permite al paciente identificarse con
Este ejemplo clínico nos lleva a otro concepto básico de la teoría de el modo de ver del analista y laborar con él a pesar de las reacciones
la técnica psicoanalítica. Los pacientes neuróticos son propensos a las neuróticas de trasferencia.
reacciones trasferenciales. Es la trasferencia una de las más valiosas fuentes La técnica psicoanalítica está directamente apuntada hacia el Yo, por-
de material para el análisis y una de las más importantes motivaciones, que sólo éste tiene acceso directo al Ello, al Superyó y al mundo exte-
así como el mayor obstáculo para el éxito. La frustración instintual del rior. Nuestro fin es hacer que el Yo renuncie a sus defensas patógenas
neurótico tiende a hacerle buscar inconscientemente objetos hacia los o que halle otras más propias (A. Freud, 1936, pp. 45-70). Las anti-
cuales desplaza sus impulsos agresivos y libidinales. El paciente tiende guas maniobras defensivas resultaron insuficientes; ladefensa nueva,
a repetir su pasado, en términos de relaciones humanas, para obtener diferente, o la ausencia de defensa podrían permitir alguna efusión de
satisfacciones que no tuvo o para dominar tardíamente alguna ansiedad los instintos sin sentimientos de culpa o ansiedad. La descarga del Ello
o algún sentimiento de culpa. La trasferencia es volver a vivir el pasa- reduciría la presión instintual y el Yo tendría entonces una posición
do y no entender el presente por querer entenderlo en función del pa- relativamente más fuerte.
El psicoanalista espera inducir los aspectos relativamente maduros
sado. La
teoría de importancia
la técnica seprincipal de las de
debe al hecho reacciones
quesi las trasferenciales en la
reacciones de trasfe- del Yo del paciente a contender con lo que otrora desterrara de la con-
rencia se manejan debidamente, el paciente sentirá en la situación del ciencia por considerarlo demasiado peligroso. El analista espera que
tratamiento y en relación con el psicoanalista todas las relaciones hu- bajo la protección de la alianza de trabajo y la trasferencia positiva no
manas importantes de su pasado que no son conscientemente accesi- sexual el paciente considerará con una mirada nueva lo que antes le
bles a él (Freud, 1912a). pareciera demasiado amenazador, podrá reevaluar la situación y al fin
La situación psicoanalítica está estructurada de modo que se facilite osará probar nuevos modos de habérselas con el antiguo peligro. Len-
el desarrollo máximo de las reacciones de trasferencia. La actitud frus- tamente, el paciente comprenderá que los impulsos instintivos de la in-
44 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS CONCEPTOS TEÓRICOS ESENCIALES PARA LA TÉCNICA 45

fancia que eran abrumadores para los recursos del Yo infantil y defor- La terapia psicoanalítica trataría de hacer que la paciente tuviera conciencia
mados por el Superyó pueden verse de otro modo en la vida adulta. cul-
de todos los diferentes impulsos inconscientes, fantasías, deseos, temores,
El trabajo psicológico que se hace después de obtenido un conoci- pabilidades y castigos que se expresan en forma condensada en su síntoma. La
miento intuitivo y que conduce a un cambio establede comportamien- paciente que tomo por ejemplo fue adquiriendo poco a poco el conocimiento
to o actitud se llama traslaboración [working through]*( Greenson, 1965b). intuitivo de que el negro era un disfraz de su padrastro, fuerte, sexualmente
Consta de procesos como la utilización y la asimilación del insight y la atractivo y temible cuando ella estaba en la pubertad. La idea impulsiva obse-
reorientación (E. Bibring, 1954). Lo examinaremos en la siguiente siva de tener relaciones sexuales con negros resultó parcialmente derivada de
deseos incestuosos disfrazados hacia el padrastro. Era también una pantalla
sección. de los impulsos sadomasoquistas y ocultaba una "excrementización" o esfinteri-
El psicoanálisis trata a su manera de invertir, de dar marcha atrás zación de la sexualidad. El negro representaba también una condensación de
al proceso de la formación de neurosis y síntomas (Waelder, 1960, un hombre anal-fálico correspondiente a la edad de tres años. La dolorosa índo-
p. 46). La única solución segura es lograr cambios estructurales en le del síntoma se develó como autocastigo de la culpabilidad por los impulsos
el Yo que le permitirán renunciar a su defensa o hallar una que per- prohibidos.
mita suficiente descarga instintual (Fenichel, 1941, p. 16). Como la paciente pudo ir enfrentándose gradualmente a estos insights su Yo
ya no necesitaba gastar tanta energía en tratar de reprimir los impulsos y fan-
Tratemos de ilustrar una serie típica de sucesos con un ejemplo clínico. Una tasías prohibidos.
fantasías Su Yo
incestuosas razonable
no son podía
lo mismo queaceptar ahora yla que
las acciones noción de que
forman lasdel
parte
mujer de veintisiete años, la señora K, busca análisis por varias razones. Du-
rante algunos años ha tenido episodios de sentirse fuera de las cosas, entorpeci- crecimiento en nuestra sociedad. La señora K podía ahora reconocer que su
da, "ida", "como un zombie". Además, presenta períodos de depresión, in- Superyó había sido demasiado severo y sádico. Comprendió que se había esta-
capacidad de llegar al orgasmo en las relaciones sexuales y últimamente, una do haciendo crueles reproches de un modo parecido a sus fantasías sexuales
idea impulsiva obsesiva de tener relaciones sexuales con un negro. Este último masoquistas. El pegar y ser pegada y el ensuciarse resultaron ser intentos re-
síntoma la torturaba mucho y fue el que la decidió a pedir tratamiento. Utiliza- gresivos de obtener sustitutos para una satisfacción sexual.
ré este solo síntoma como el punto focal para ilustrar la descripción teórica que A medida que la paciente permitía que todos esos fenómenos hasta entonces
he dado de los fines y objetivos de la técnica psicoanalíti ca. (Véase A ltman [1964], inconscientes se hicieran conscientes se fue notando un cambio en las tres estruc-
informe de una mesa redonda sobre el tema, y en particular la contribución turas psíquicas. El Yo no tenía que echar mano de la represión, las formaciones
de Ross.) reactivas y el aislamiento contra los impulsos que quedaban al descubierto. Esto
Todas lás psicoterapias tratarían de aliviar a la paciente de sus síntomas, pe- era posible porque su severo Superyó se había hecho menos sádico para con su
ro sólo el psicoanálisis intenta hacerlo resolviendo los conflictos neuróticos que Yo. Una vez que pudieron ser revelados a la conciencia los impulsos sadomaso-
están en el fondo de los síntomas. Otras terapias podrían tratar de ayudar a quistas, perdieron su intensidad, y los anhelos de su Ello se modificaron en el
la paciente a reforzar sus defensas, o empleando la trasferencia y la sugestión sentido de buscar el placer genitalmente. La modificación de sus apremios ins-
para atenuar o desplazar sus impulsos sexuales en relación con los negros. O tintuales hizo posible que la señora K experimentara algún placer sexual con su
quizá tratarían de ayudar al conflicto defensa-instinto sugiriendo algún deriva- marido y perdió su impulsión obsesiva en relación con los hombres negros.
do instintual que fuera posible bajo la protección de una trasferencia de tipo El análisis de las reacciones ele trasferencia y las resistencias desempeñó un
superyoico hacia el psicoterapeuta. Algunos terapeutas utilizarían tal vez dro- i mportante papel en todos estos sucesos. Por ejemplo, los sentimientos sexuales
gas para calmar las pulsiones libidinales y de este modo ayudar al asediado Yo de la señora K por su padrastro se descubrieron cuando comprendió que me
de la paciente a salir del paso. Algunos otros quizá propondrían drogas como sentía sexualmente atractivo "aunque es usted lo bastante viejo para poder ser
el alcohol o el fenobarbital, que podrían de momento atemperar las exigencias mi padre". Sus fantasías de ser golpeada aparecieron en el análisis como temor
del Superyó del paciente. Todos estos métodos pueden ser útiles, pero son tem- de que yo la golpeara y después como deseo de que lo hiciera. La señora K tenía
porales, ya que no efectúan un cambio duradero en las estructuras psíquicas enormes resistencias a hablar de algunas de sus fantasías sexuales porque se sen-
que entran en los conflictos inconscientes causales. tía como si la estuviera viendo en el wc. Esto condujo a descubrir su "esfinteri-
zación" de la sexualidad.
La señora K trabajó mucho en su análisis y al cabo de unos seis meses formó
" Hemos preferido utilizar traslaboración como traducción del srcinal alemán Dura- una alianza de trabajo relativamente firme conmigo. A despecho de dolorosas
arbeiten y de l inglés working through por aparecer en varias traducciones técnicas. Otros
reacciones trasferenciales y resistencias, al fin logró identificarse con mi punto
términos antes utilizados han sido elaboración interpretativa y perlaboración [T.] ,
de vista analítico y trató de entender sus reacciones neuróticas.
46 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS COMPONENTES DE LA TÉCNICA PSICOANALÍTICA CLÁSICA 47

La mejoría temporal y parcial movió a la paciente a proseguir con el trata- que tiene el paciente de trabajar en la situación psicoanalítica. Parte
miento. Pudo entonces permitirse una regresión más profunda en la situación de la evaluación consistía en determinar si el paciente tenía en sus fun-
analítica y experimentar formas más primitivas de sus conflictos neuróticos. Los ciones yoicas la elasticidad de oscilar entre las funciones yoicas más re-
deseos sexuales por los negros tenían también una función defensiva contra fuer- gresivas que se necesitan en la asociación libre y las funciones yoicas
tes impulsos homosexuales que la inclinabais hacia las mujeres. A su vez se de- más avanzadas necesarias para entender las intervenciones analíticas,
mostró que éstos se debían a impulsos orales de succión para con su madre hon-
responder a las preguntas directas y resumir la vida cotidiana al final
damente reprimidos, que la paciente había sentido como amenaza a su propia
identidad. Junto con este conflicto había un enorme encono primitivo contra su de la hora.
madre, percibido como peligroso para la existencia de la madre y también como El paciente suele asociar libremente sus ideas en la mayor parte de
amenaza a la propia existencia de K. El insight de los distintos niveles del conflic- la hora, pero también puede comunicar sueños y otros sucesos de su
to neurótico defensa-instinto produjo cambios graduales en la estructura del Yo, vida diaria o de su pasado. Es característico del psicoanálisis el que se
el Ello y el Superyó de la paciente. Algunas defensas antiguas fueron abandona- pida al paciente que incluya sus asociaciones cuando cuenta sus sueños
das por innecesarias, y se hallaron otras nuevas que hacían posible el placer ins- u otras experiencias.La aso ciación lib re tiene prioridad sobre t odos los otros
tintual sin sentimiento de culpabilidad. Se modificó toda la relación entre las es- medios de producir material en la situación analítica.
tructuras psíquicas y así nació una nueva relación, más efectiva y gratificante,Sin embargo, la asociación libre suele emplearse indebidamente al
con el mundo exterior. servicio de la resistencia. Toca entonces al analista estudiar esas resis-
tencias para restablecer el empleo apropiado de la asociación libre. Tam-
bién puede suceder que un paciente no pueda detener la asociación li-
bre por un colapso en las funciones de su Yo. Este es un ejemplo de
1.3 LOS COMPONENTESLA
DETÉCNICA PSICOANALÍTI
CA situación de emergencia que puede presentarse en el curso de un análi-
CLÁSICA sis. La misión del analista sería entonces tratar de restablecer el pensa-
miento yoico lógico del proceso secundario. Tal vez tuviera entonces
Tiene ahora el lector una visión general de la terapia psicoanalítica que recurrir a la sugestión y dar órdenes para ello. Se trata de un pro-
partir de la evolución histórica y del esquema teórico. Podemos, pues, cedimiento antianalítico, pero está indicado en el caso arriba dicho por-
pasar en esta sección a esbozar una introducción general a la técnica que podría tratarse de una reacción psicótica incipiente.
que suele practicarse. Serán definiciones o descripciones operativas de La asociación libre es el método principal de producir material en
los procedimientos y procesos terapéuticos empleados en el análisis el psicoanálisis. Se emplea en ocasiones especiales en aquellas formas
clásico. Se trata de dar un glosario de vocablos y conceptos técnicos de psicoterapia exploratoria, las llamadas "psicoterapias de orientación
y mostrar cómo se emplean algunos de ellos en terapias analíticas par- psicoanalítica". No se emplea en las terapias antianalíticas, ni en aque-
ciales y desvirtuadas en comparación con la terapia psicoanalítica (E. llas que refuerzan defensas o de apoyo.
Bibring, 1954; Greenacre, 1954; Gill, 1954, y la lista de lecturas adi- Estudiaremos también la asociación libre en el capítulo que trata de
cionales). qué clase de psicoanálisis requiere el paciente (sección 4.1.2). La intro-
ducción de la asociación libre en conexión con la transición al diván
se describirá en el segundo volumen.
1.3. 1 LA PRODUCCIÓN DE MATERIAL
1.3.1.2Las reacciones trasferenciales
1.3.1.1La as ociac ión libre
Desde el tratamiento de Dora, Freud supo que las reacciones de trasfe-
En el psicoanálisis clásico, el modo predominante de comunicar mate- rencia y las resistencias del paciente proporcionaban el material esen-
rial clínico es que el paciente intente la asociación libre de sus ideas, cial para la labor analítica (1905a, pp. 112-22; 653-8). A partir de en-
que por lo general se inicia después de haber concluido las entrevistas tonces, la situación analítica se disponía de modo que facilitara el de-
preliminares. En éstas, el analista había llegado a valorar la capacidad senvolvimiento máximo de las reacciones de trasferencia del paciente.
:

48 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS C OMPONENTES DE LA TÉCNICA PSICOANALÍTICA CLÁSICA


COMPONENTES 49

Las resistencias apuntan a impedir este desenvolvimiento o a obstruir ciones de trasferencia y funcionar así de todos modos en el análisis y
el análisis de la trasferencia. Tanto la resistencia como la trasferencia en el mundo exterior. Los pacientes con una "neurosis de trasferen-
son las que comunican información de vital importancia acerca de la cia" podían, los que padecían una "neurosis narcisista" no (Freud,
historia, reprimida, del pasado del paciente. Los capítulos 2 y 3 de este 1916-7, pp. 341, 414-5, 420-3; 327, 365, 367-9).
volumen están consagrados a un examen sistemático y a fondo de estas Freud empleaba también la expresiónneurosis de trasferencia para de-
cuestiones. Aquí trataré tan sólo de ofrecer una orientación preliminar. signar esa constelación de reacciones trasferenciales en que el analista
La trasferencia es sentir impulsos, actitudes, fantasías y defensas res- y el análisis se han convertido en el centro de la vida emocional del
pecto de una persona en la actualidad que no son apropiados para tal paciente, quien revive sus conflictos neuróticos en la situación analítica
persona y son una repetición, un desplazamiento de reacciones naci- (Freud, 1914c, p. 154; 441).Todos los aspectos importantes del mal
das en relación con personas que tuvieron importancia en la primera del paciente se revivirán o repetirán en la situación analítica (Freud,
infancia. La susceptibilidad de un paciente a reacciones trasferenciales 1905a, pp. 118-9,655-6;1914c, pp. 150-4, 439-41;1916-7, capítulo
se debe al estado de insatisfacción de sus instintos y la consiguiente ne- XXVII [apartado L de la traducción española]).
cesidad de oportunidades de descarga (Freud, 1912a). La técnica psicoanalítica está estructurada para garantizar el desa-
I mporta concentrarse en el hecho de que el paciente propende a re- rrollo máximo de la neurosis de trasferencia. El anonimato relativo del

petir en lugar
relación con lade recordar;
función delalarepetición
memoria. es siempre
Pero una resistencia
repitiendo, reviviendoen el analista, su no"de
portamiento intrusividad, la llamada
espejo" concurren "regla
todos de abstinencia"
al propósito y el com-
de preservar un
pasado, el paciente facilita que el pasado entre en la situación del trata- campo relativamente incontaminado para la neurosis de trasferencia
miento. Las repeticiones trasferenciales introducen en el análisis un ma- en desarrollo (Fenichel, 1941, p. 72; Greenacre, 1954; Gill, 1954). La
terial que sin eso sería inaccesible. Debidamente manejado, el análisis neurosis de trasferencia es un instrumento de la situación analítica y
de la trasferencia llevará a recuerdos, reconstrucciones, al insight y al sólo puede anularla la labor analítica. Facilita la transición de la enfer-
final al cese de la repetición. medad a la salud.
Hay muchos modos de clasificar las diversas formas clínicas de las Por una parte, la neurosis de trasferencia es el vehículo más impor-
reacciones de trasferencia. Las designaciones más comúnmente emplea- tante para el éxito del psicoanálisis; por la otra, es la causa más fre-
das son la trasferencia positiva y negativa. La trasferencia positiva se refie- cuente de fracaso terapéutico (Freud, 1912a, 1914c; Glover, 1955, ca-
re a las diferentes formas de apetencias sexuales así como al amor, el pítulos VII y VIII). La neurosis de trasferencia puede resolverse sólo por
respeto o el gusto por el analista. La trasferencia negativa entraña al- el análisis; otros procedimientos podrán modificar su forma, pero no
guna variedad de agresión en forma de enojo, disgusto, odio o despre- harán más que afianzarla (Gill, 1954).
cio por el analista. Debe tenerse presente que todas las reacciones de El psicoanálisis es la única forma de psicoterapia que trata de resol-
trasferencia son esencialmente ambivalentes, y lo que aparece clínica- ver las reacciones trasferenciales analizándolas sistemática y totalmen-
mente es sólo la superficie. te. En algunas versiones más breves o desvirtuadas del psicoanálisis se
Para que las reacciones de trasferencia se produzcan en la situación hace así sólo parcial y selectivamente. Uno puede por ejemplo analizar
analítica, el paciente debe estar dispuesto a y ser capaz de correr el riesgo tan sólo la trasferencia negativa cuando amenaza con trastornar el tra-
de alguna regresión temporal en lo referente a las funciones del Yo y tamiento o analizarla nada más hasta donde sea necesario para que el
las relaciones objetales. El paciente debe tener un Yo capaz de regresar paciente pueda colaborar en la situación terapéutica. En tales casos siem-

temporalmente a reacciones trasferenciales, pero esta regresión ha de pre queda


pués un residuo
de terminado de reaccionesEsto
el tratamiento. de trasferencia
implica que no resueltas
algo des-
de neurosis
ser parcial y reversible, de modo que el paciente pueda ser tratado ana-
líticamente y seguir viviendo en el mundo de la realidad. Las personas no analizada quede sin modificar.
que no afrontan la regresión de la realidad y las que no pueden volver En las formas antianalíticas de psicoterapia, las reacciones de trasfe-
fácilmente a la realidad son poco convenientes para el psicoanálisis. rencia no se analizan sino que se satisfacen y manipulan. El terapeuta
Freud dividía las neurosis en dos grupos sobre la base de si un paciente asume el papel de alguna figura del pasado, real o imaginada y satisfa-
podía o no tener y conservar una serie relativamente cohesiva de reac- ce algún deseo infantil del paciente. Podría actuar como un padre aman-
50 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS COMPONENTES DE LA TÉCNICA PSICOANALÍTICA CLÁSICA 51

te o alentador, o como un moralista castigador, y el paciente podría Otras formas de psicoterapia tratan de rehuir o vencer las resisten-
sentir una mejoría temporal o incluso creerse "curado". Pero esas "cu- cias por medio de sugestiones o de drogas o aprovechando la relación
ras de trasferencia" son pasajeras y duran sólo mientras la trasferencia trasferencia]. En las terapias de apoyo, el terapeuta trata de reforzar
idealizada del terapeuta está intacta (Fenichel, 1945a, pp. 559-61; Nun- las resistencias. Esto bien pudiera ser necesario en pacientes suscepti-
berg, 1932, pp. 335-40). bles de caer en un estado psicótico. Sólo en el psicoanálisis es donde
el terapeuta trata de descubrir la causa, el objeto, el modo y la historia
1.3.1.3Las resiste ncias de las resistencias (Knight, 1952).

Resistencia quiere decir todas las fuerzas que dentro del paciente se
oponen a los procedimientos y procesos de la labor psicoanalítica. En 1.3.2
EL ANÁLISIS DEL MATERIAL DEL PACIENTE
mayor o menor grado, está presente desde el principio hasta el fin del
tratamiento (Freud, 1912a). Las resistencias defienden elstatu quo de En el psicoanálisis clásico se emplea buen número de procedimientos
la neurosis del paciente. Se oponen al analista, a la labor analítica y terapéuticos en diversos grados. Caracteriza todas las técnicas conside-
al
nal,Yonorazonable del por
algo creado paciente. La resistencia
el análisis. es unanalítica
La situación concepto es operacio-
el campo radas analíticas el que tienen por objetivo directo incrementar insight
el
que el paciente tiene de sí mismo. Algunos procedimientos no facilitan
donde se manifiestan las resistencias. el insight per se pero refuerzan las funciones del Yo necesarias para lle-
Son las resistencias repeticiones de todas las operaciones defensivas gar a la comprensión. Por ejemplo, la abreacción puede lograr que se
que el paciente ha realizado en su vida pasada. Todas las variedades produzca una descarga suficiente de la tensión instintual, de modo que
de fenómenos psíquicos pueden emplearse para resistir, pero cualquie- el Yo asediado no se sienta ya en peligro inminente. El Yo así tranqui-
ra que sea su srcen, la resistencia opera por medio del Yo del pacien- lizado puede observar, pensar, recordar y juzgar, funciones que había
te. Aunque algunos aspectos de una resistencia puedan ser conscien- perdido en el estado de ansiedad aguda. Entonces se hace posible el
tes, la parte esencial la desempeña el Yo inconsciente. insight. La abreacción es uno de los procedimientos no analíticos frecuen-
Caracteriza la terapia psicoanalítica el análisis total y sistemático de temente aplicados en el tratamiento psicoanalítico. Con frecuencia es
las resistencias. Al psicoanalista toca descubrir la forma en que resiste una condición indispensable para el insight.
el paciente, a qué resiste, y por qué lo hace. La causa inmediata de Los procedimientosantianalíticos son aquellos que bloquean o redu-
una resistencia es siempre la evitación de algún afecto doloroso como cen la capacidad de insight y comprensión. El empleo de cualquier me-
la ansiedad, la culpabilidad o la vergüenza. Detrás de esta motiva- dida o método de acción que reduce las funciones yoicas de observar,
ción se hallará un impulso instintual que desencadenó el afecto doloro-
pensar y juzgar entra en esta categoría. Son ejemplos obvios la admi-
so. En definitiva se descubrirá que lo que la resistencia quiere evitar nistración de ciertas drogas y de intoxicantes, las seguridades dadas
es el miedo a un estado traumático (A. Freud, 1936, pp. 45-70; Feni- pronto y fácilmente, ciertos tipos de gratificaciones trasferenciales, di-
chel, pp. 128-67).
gresiones, etcétera.
Hay muchos modos de clasificar las resistencias. La distinción prác-
tica más importante es diferenciar las resistencias egosintónicas de las aje- El procedimiento analítico más importante es lainterpretación; todos
nas al Yo.Si un paciente siente que una resistencia es ajena a él, está los demás
dos le están subordinados,
los procedimientos tantoson
analíticos teórica
pasos como
queprácticamente.
conducen a una To- inter-
dispuesto a tratarla analíticamente. Si es egosintónica, puede negar su
existencia, tratar de reducir su importancia o de librarse de ella racio- pretación o que hacen efectiva una interpretación (E. Bibring, 1954;
nalizándola. Uno de los primeros y decisivos pasos en el análisis de una Gill, 1954; Menninger, 1958).
resistencia es convertirla en ajena al Yo para el paciente. Una vez rea- "Analizar" es una expresión taquigráfica que alude a los procedi-
lizado esto, el paciente formará una alianza de trabajo con el analista; mientos que favorecen el insight. Suele comprender cuatro procedimien-
y se identificará temporal y parcialmente con él por su disposición a tos: confrontación, aclaración, interpretación y traslaboración. En los capítulos
tratar analíticamente sus resistencias. que siguen veremos ampliamente, con ejemplos clínicos,cómo se ern-
52 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS COMPONENTES DE LA TÉCNICA PSICOANALÍTICA CLÁSICA 53

plea cada uno de estos procedimientos. Ahora me limitaré a dar defini- ningún desprecio por usted; ¿por qué había de sentirlo? Usted me trata muy
ciones e ilustraciones simples. bien, casi siempre. No tengo idea de cómo tratará a su familia o sus amigos.
El primer paso para analizar un fenómeno psíquico es la confronta- Además, es cosa que no me incumbe. A lo mejor es usted uno de esos que piso-
ción.El fenómeno en cuestión tiene que hacerse evidente, tiene que re- tean a los pequeños y se doblega ante los grandes. No lo sé y no me importa."
sultar explícito para el Yo consciente del paciente. Por ejemplo, antes En aquel punto proseguí con el asunto. Repuse que me parecía que le alivia-
de poder interpretar la razón que pueda tener un paciente para evitar ba no saber cómo era yo fuera de la hora de consulta.. De haberlo sabido, tal
cierto tema en la hora de consulta tengo que ponerlo frente al hecho vez hubiera sentido desprecio por mí y hubiera temido decírmelo en mi cara.
El señor N estuvo callado unos segundos y respondió que si me imaginaba ha-
de que está evitando algo. A veces el mismo paciente reconocerá el he-
ciendo algo despreciable no hubiera sabido qué hacer con el dato. Esto le re-
cho y me evitará ese trabajo. Pero antes de pasar a otra cosa, debe que- cordó una ocasión hacía unas cuantas semanas. Había estado en un restauran-
dar asentado que el paciente discierne dentro de sí el fenómeno psíqui- te y oído una enojada voz de hombre que maltrataba a un mesero. Cosa de
co que estamos tratando de analizar. un instante, aquella voz le pareció la mía y el dorso del hombre se parecía al
La confrontación lleva al paso siguiente, la aclaración. Por lo general, mío. A los pocos momentos se sintió aliviado de ver que no era así.
estos dos procedimientos se funden, pero me parece bueno separarlos Ahora era posible decirle al paciente que trataba de no sentir desprecio por
porque hay casos en que cada uno de ellos ocasiona problemas distin- mí porque si lo sentía temería manifestarlo, igual que con su padre. Era esta
tos. La aclaración se refiere a aquellas actividades que tienden a enfo- compleja pauta específica de reacciones emocionales la que había que aclarar
car nítidamente los fenómenos psíquicos que se est án analizando. Hay antes de seguir con el análisis de sus resistencias.
que extraer los detalles significantes y separarlos cuidadosamente de
la materia extraña. La variedad o forma especial del fenómeno de que El tercer paso del análisis es la interpretación. Es el procedimiento que
se trate ha de separarse y aislarse. distingue el psicoanálisis de las demás psicoterapias porque en el psi-
coanálisis, la interpretación es el instrumento último y decisivo. Todos
Tomemos un ejemplo sencillo. Tengo un paciente, el señor N, y le hago ver los demás procedimientos preparan la interpretación o la amplifican,
el hecho de que está resistiéndose, y él lo reconoce; parece estar huyendo de y ellos mismos quizá tengan que ser interpretados. Interpretar signifi-
algo. Las asociaciones ulteriores del paciente tal vez lleven hacia la revelación ca hacer consciente un fenómeno inconsciente. Más exactamente, sig-
del por qué o a qué resiste. Tomemos el primer caso. Las asociaciones del pa- nifica hacer consciente el significado, el srcen, la historia, el modo o
ciente resistente le inducen a hablar de diversos acontecimientos del pasado fin la causa inconsciente de un suceso psíquico dado. Esto por lo general
de semana. El señor N fue a una reunión de padres y maestros en la escuela requiere más de una intervención. El analista emplea su propio incons-
de su hija y se sintió avergonzado por la presencia de tantos padres de aspecto ciente, su empatía e intuición, así como sus conocimientos teóricos, para
acomodado. Eso le recuerda su infancia y cómo le disgustaba ver a su padre
tratando de congraciarse con sus clientes adinerados. Su padre era un tirano
llegar a una interpretación. Al interpretar vamos más allá de lo direc-
cuando trataba con sus empleados y un "lambiscón" con los ricos. Temió a tamente observable y atribuimos significado y causalidad a un fenóme-
su padre hastaque salió de casa para ir a la universidad. Después sintió des- no psicológico. Necesitamos ver las reacciones del paciente para poder
precio por él. Todavía lo siente, pero no lo deja ver. Por lo demás, no serviría determinar la validez que merece nuestra interpretación (E. Bibring,
de nada, porque su padre es demasiado viejo para cambiar. Debe andar ya 1954; Fenichel, 1945a, y la lista adicional de lecturas).
por los sesenta, y "el poco pelo que le queda" está ya todo cano. El paciente Los procedimientos de aclaración e interpretación están íntimamen-
queda
Tuvecallado.
la impresión de que las asociaciones de N señalaban ciertos sentimien- te entrelazados.
pretación Con
que hace grana frecuencia,
volver la ulterior
una aclaración aclaración lleva
(Kris, a una
1951). El inter-
ca-
tos que tenía para conmigo y que eran esos sentimientos los que lo habían he- so clínico arriba citado así lo indica. Pongamos ahora un ejemplo de
cho resistente en la primera parte de la hora. Me parecía también que proba- interpretación con validación por el mismo paciente.
blemente se trataría de desprecio y, más concretamente, del miedo que tenía el
paciente de manifestarme directamente el desprecio que le inspiro. Cuando
el paciente se quedó callado, dije que me preguntaba si no tbntiría algún des- En una sesión, unas dos semanas después de la ya mencionada, el señor N me
precio por otro hombre canoso. El paciente enrojeció y su primera respuesta comunica un fragmento de sueño. Todo cuanto puede recordar es que espera
fue: "Creo que usted piensa que me refería a usted. Pues no es así. No siento a que cambie la luz roja del semáforo cuando siente que alguien le golpea por
54 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS COMPONENTES DE LA TÉCNICA PSICOANALÍTICA CLÁSICA 55

detrás. Sale furioso y ve, con alivio, que sólo era un niño montado en una bici- Intervine en este punto y dije que suponía que la idea de que su madre no
cleta. Su carro no había sufrido daño. Las asociaciones conducen al señor N gustaba de la actividad sexual con su padre le halagaba. El paciente dijo que
a su gusto por los carros, sobre todo los deportivos. Le gustaba en particular no le halagaba pero tenía que reconocer que le procuraba cierta satisfacción,
la sensación de adelantar a toda prisa a esos gordos y viejos carros caros. Los como un triunfo sobre el "viejo". De hecho recuerda ahora haber hallado "re-
carros caros parecen muy fuertes pero se desintegran en unos cuantos años. vistas de mujeres" (desnudas) ocultas en la recámara de su padre. Recuerda
Su pequeño carro deportivo corremás, sube más, dura más que los Cadillacs, también que una vez halló una cajita de preservativos bajo la almohada de su
los Lincolns y los Rolls Royces. Sabe que es una exageración, pero le gusta padre cua ndo él era adolesc ente y pensó: "M i padre d ebe andar con pros titutas."
pensarlo así. Le halaga. Debe ser un vestigio de sus días de atleta, en que le Intervine y le señalé que los preservativos bajo la almohada de su padre más
gustaba ser el más débil que derrotaba al favorito. Su padre eran un "fan" del bien parecían indicar que los usara con su madre, que dormía en la misma
deporte y siempre estaba ridiculizando los éxitos de mi paciente. Pretendía su cama. Pero el señor Ntenía empeño en creer su fantasía, realización del deseo
padre haber sido un gran atleta en sus tiempos, pero nunca lo probó. Era un de que su madre no quería la actividad sexual con su padre y que éste no era
exhibicionista, y el señor N ponía en duda que realmente hubiera sido capaz muy potente. El paciente quedó callado y terminó la hora.
de lograr algo. Su padre coqueteaba con una mesera en el café o hacía alguna Al día siguiente empezó a contarme que estaba furioso conmigo cuando sa-
observación sexual acerca de las mujeres que pasaban, pero daba la impresión lió de la consulta. Iba manejando locamente, tratando de adelantar a todos los
de alardear. De haber sido realmente sexual no hubiera tenido que presumir. vehículos en la supercarretera, sobre todo los caros. Después, súbitamente, le

suEs patente
padre que el material
en cuestiones del paciente
de capacidad muestra
sexual. la comparación
También entrecon
está relacionado él ylas acometió el impulso
Un pensamiento de echar
fugitivo carreras
atravesó con un
su mente.EnRolls Royce sidel
la delantera encontraba uno.
Rolls Royce
personas que se hacen pasar por lo que no son. El afecto más fuerte en sus iban las iniciales R. R. De repente comprendió que aquéllas eran las iniciales
asociaciones fue el momento en que dijo que le "halagaba" la fantasía de ga- del doctor Greenson. Entonces empezó a reír solo en su coche. "El viejo debe
nar a los carros grandes. Sabía que era una desfiguración, pero le gustaba ima- tener razón —pensó—; me halaga imaginar que mi madre me prefería a mí
ginárselo. En el sueño, su furor se cambia por alivio cuando descubre que quien y que yo podía vencer a mi padre. Después me pregunté si aquello tendría algo
le había golpeado era "sólo un niño montado en una bicicleta". Me pareció que ver con mi propia, complicada vida sexual con mi mujer."
que aquellos dos elementos cargados de afecto debían contener la clave del sig-
nificado del sueño y de la consulta analítica. Yo creo que esta viñeta clínica ilustra los complicados pasos que en-
Interpreté para mí que el niño en bicicleta significa un niño que se masturba. tran en una simple interpretación, así como que se debe esperar a las
La luz roja [red light] probablemente se refiere a la prostitución, ya que es co- respuestas clínicas del paciente para determinar si uno va por buen ca-
mún llamar "zona roja" [red light district] a los lugares donde suelen estar las
mino. La reacción afectiva del paciente a mi primera intervención, su
prostitutas. Yo ya sabía que mi cliente decía amar a su esposa pero prefería
cohabitar con prostitutas. Hasta este punto del análisis, el paciente no tenía prisa en responder, me indicaron que había dado con algo muy sensi-
recuerdos de la vida sexual de sus padres. Pero solía mencionar los coqueteos ble. Los nuevos recuerdos de las "revistas de mujeres" y los preserva-
de su padre con las meseras, que me parecieron recuerdos encubridores. Por tivos confirmaron que en lo esencial iba yo bien. Sus reacciones des-
eso me pareció deber orientar mi interpretación en dirección de su actitud adulta pués de la visita, su cólera, la asociación con el Rolls Royce, la risa
de superioridad respecto de su preocupación infantil por la vida sexual de su y el enlace con su propia vida sexual parecían indicar que la dosifica-
padre. (Deliberadamente pasé por alto, de momento, todas las referencias a ción y el timingeran acertados. (En el tomo II veremos más acerca de
golpear, detrás, enojo, etcétera.) la interpretación.)
Hacia el final de la visita dije al señor N que lo veía debatirse con sus senti- El cuarto paso del análisis es la traslaboración.Se trata de una comple-
mientos acerca de la vida sexual de su padre. Parecía decir que su padre no
era un hombre muy potente, pero me preguntaba yo sisiempre /o habría pen- ja serie deunprocedimientos
sentarse insight. La labory analítica
procesos que se produce
hace después
posible el quede pre-
elinsight
sado así. El paciente respondió rápidamente, de hecho, con demasiada celeri-
dad. En esencia parecía correrle prisa convenir en que su padre siempre le ha- lleve a un cambio es la traslaboración (Greenson, 1965b). Principal-
bía parecido arrogante, baladrón y pretencioso. Ignoraba cómo sería su vida mente se trata de las exploraciones repetitivas, progresivas y elabora-
sexual con su madre, pero estaba seguro de que no _había sido muy satisfacto- das de las resistencias que se oponen a que el insight conduzca a un cam-
ria. Su madre era enfermiza e infeliz. Pasaba casi toda la vida quejándose con bio. Además de ensanchar y profundizar el análisis de las resistencias
él de su padre. El señor N estaba casi seguro de que a su madre le disgustaba son también de particular importancia las reconstrucciones. La trasla-
el sexo, pero no podía probarlo. boración pone en movimiento muchos procesos circulares en los que el
56 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS COMPONENTES DE LA TÉCNICA PSICOANALÍTICA CLÁSICA 57

insight, elrecuerdo y el cambio de comportamiento se influyen mutua- cia sexual más satisfactoria de su vida hasta entonces con su esposa. Siguieron
mente (Kris, 1956a, 1956b). a esto varias semanas de resistencia al análisis y a lo sexual, basada en la idea
de que todos los mayores son hipócritas y mentirosos, salvo unos cuantos re-
beldes y montaraces.
Para ilustrar este concepto de traslaboración volvamos al caso del señor N. En Una vez más, elseñor N se debatía con los conflictos infantiles en torno a
la primera sesión dije cómo había interpretado su fantasía ilusoria de que a la vida sexual desus padres. Había tenido que renunciar a la negación de la
su madre no le gustaba la relación sexual y que por eso rechazaba al padre existencia de su sexualidad, pero los odiaba y despreciaba por su hipocresía.
sexualmente, amén de que el padre era impotente. No le gustó mi interpreta- La madre guiñándole el ojo al padre era el compendio de esto. Su esposa tam-
ción, pero más adelante aquel mismo día comprendió que parecía atinada. Pa- bién era "falsa", y lo mismo yo y mi esposa. Las únicas personas decentes
ra cuando vino a la siguiente cita había amplificado este insight y lo había rela- eran las que huían de la sociedad y los convencionalismos. Era más honrado
cionado con el hecho de que su propia vida sexual con su esposa estaba trastor- pagar los servicios sexuales con dinero y no con costosas residencias, vestidos,
nada. Lo más difícil para él era mirar a su mujer al día siguiente de haber teni- pieles, carros, etc. Yo interpreté para su beneficio que aquello parecía un in-
do con ella relaciones sexuales. Sentía que le detestaba por haberse conducido tento de rebajar a su padre y a su madre y a otras personas casadas por la rabia
sensualmente. Cuando yo lo puse en duda, relacionó sus reacciones con el re- y la envidia que le daba el guiño de su madre. Bajo su desprecio se ocultaba
cuerdo infantil de que su madre lo humillara por masturbarse.. la envidia. Y hubiera reaccionado de modo muy distinto si el guiño hubiera
Pero en las
conciencia del semanas
hecho de siguientes,
que junto a el
su señor
deseo N
decada vez
que su fue adquiriendo
esposa mayor
gozara sensual- sido para él y no para su padre.
Reaccionó a esta interpretación y la ulterior reconstrucción con hosco enojo
mente con él, la despreciaba cuando ella se excitaba sexualmente. La sensación y resistencia. Después, lentamente, durante un período de varias semanas, em-
de que ella le aborrecía después del coito era una proyección de sus propios pezó a cavilar en la relación entre desprecio y envidia. Comprendía que podía
sentimientos. Poco después recordó el señor N una vez que su madre hizo un tener algún mérito mi formulación. Reconocía a regañadientes que yo tenía
malicioso guiño a su padre al ver dos perros copulando en la calle. Al principio razón y le repugnaba renunciar a la idea de que la madre no quería cohabitar
hubo poco afecto en relación con este recuerdo. Pero el paciente se condujo con el padre y prefería renunciar al sexo. Si tenía relaciones sexuales, era con
extrañamente con su esposa en aquel tiempo. La encontraba en extremo desa- sometimiento; y a continuación él hacía impotente al padre en su imaginación.
gradable, la evitaba por completo sexualmente y buscaba a prostitutas. Yo in- La idea de que su padre excitara sexualmente a su madre lo ponía furioso o
terpreté por él que parecía estar actuando como él creía que actuaba su padre. lo indignaba. Se sentía como un chiquillo o como un adulto superior. Quizá
El paciente replicó que él no culpaba a su padre por evitar a su madre se- debiera dejarlos con su vida sexual y dedicarse él a la suya.
xualmente. Aunque su madre había sido una mujer atractiva, él recordaba ha-
berla visto alguna vez en la cama y que "no era precisamente un premio de
belleza". Le veía el rostro enrojecido y sudoroso, el pelo lacio y le notaba un
Creo que este material ilustra algo de la labor que entraña la trasla-
olor repulsivo. Estos recuerdos se asociaban con la enfermedad y la menstrua- boración. Lo descrito abarca un período de unos seis meses. Empieza
ción. Yo interpreté que la menstruación se relacionaba con las perras en celo. con el sueño del paciente en su coche deportivo, la luz roja y el niño
Después reconstituí para N que era probable que el cuadro de su madre con que lo golpea con su bicicleta. Desde entonces de vez en cuando traba-
el rostro enrojecido y sudoroso y el olor repulsivo estuviera relacionado con el jamos con el problema de sus reacciones emocionales a la vida sexual
verla en el coito con el padre. Apunté la posibilidad de que la idea de que a de sus padres y cómo eso determinó sus propias dificultades sexuales.
su madre no le gustaba el sexo y los muchos recuerdos de los coqueteos de su En la superficie había superioridad respecto del padre y simpatía para
padre con otras mujeres fueran intentos de negar el recuerdo inconsciente de con la madre. El padre era un presumido impotente y la madre una
haber visto a su madre excitada sexualmente por su padre. Señalé que el re- no virgen renuente. A continuación, frente a grandes resistencias ha-
cuerdo de su madre guiñándole el ojo al padre mientras los perros se copula- llamos llamaradas de ira contra el padre y la madre. Después la madre
ban era también un recuerdo encubridor de este tipo. resultaba repulsiva y él despreciaba a sus dos progenitores. Hacia el
El señor N convino en que mi reconstrucción parecía plausible, pero que
"le dejaba frío". En otra visita siguiente le dije9ue el desdén sexual por su final de este período descubrimos envidia de la vida sexual de los pa-
mujer y el andar con prostitutas eran otros intentos de "probar" que las muje- dres. Finalmente, el señor N tuvo la noción de que tal vez los dos te-
res buenas, las mujeres casadas, las que son madres, no se preocupan por lo nían derecho al retiro y la vida privada en su recámara y que él debía
sexual y que los maridos de esas mujeres no cohabitan con ellas. A la semana hacer otro tanto.
siguiente de esta interpretación el paciente comunicó haber tenido la experien- Este no fue el fin del problema sexual de N, pero demuestra la con-
58 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS COMPONENTES DE LA TÉCNICA PSICOANALÍTICA CLÁSICA 59

secución de bastante cantidad de insight útil. Hubo muchos movimien- ma que es para largo tiempo, doloroso y costoso. Sus funciones yoicas
tos hacia atrás y hacia adelante, pero continuó el progreso. Por ejem- y su capacidad de relaciones de objeto' a pesar de su neurosis se con-
plo, el tema de la homosexualidad no se tocó en este período pero se sideran suficientemente sanas como para soportar los rigores de la te-
reasumió posteriormente. Hubo intrusiones de otros problemas y du- rapia psicoanalítica. Sólo un neurótico relativamente sano puede ser
rante períodos más largos o breves, los problemas sexuales pasaron al psicoanalizado sin modificaciones ni desviaciones importantes.
fondo o se complicaron con ingredientes de agresión. Hubo también El paciente psicoanalítico produce el material para el tratamiento por
fases regresivas en que la libido estuvo implicada en otros niveles. Pero medio de asociaciones libres, reacciones de trasferencia y resistencias.
mi objetivo era mostrar un ejemplo de la traslaboración en psicoanálisis. El analista emplea los procedimientos de las confrontaciones, la aclara-
Debe observarse que parte de la labor de traslaboración la realiza ción, la interpretación y la traslaboración. Pero todo esto no explica ca-
el paciente fuera de la consulta. La traslaboración es el elemento que balmente lo que sucede o deja de suceder en el curso de la terapia. Hay
más tiempo consume en la terapia psicoanalítica. Sólo raramente con- otro ingrediente terapéutico capital, que tiene gran importancia en el
duce el insight con mucha rapidez a un cambio de comportamiento; y éxito o el fracaso del tratamiento psicoanalítico. Me refiero a la "alian-
entonces generalmente es transitorio o queda aislado y no integrado. za de trabajo", que no es precisamente un procedimiento técnico ni
un proceso terapéutico pero es necesario para ambos (Greenson, 1965a).
De ordinario
zas se requiere
que se oponen mucho para
al cambio sobreponerse
y para a las poderosas
asentar cambios fuer- du-
estructurales Aquí presentaré sólo un esbozo del tema. Para un estudio a fondo de
raderos. La interesante relación entre el trabajo de duelo y la traslabo- la alianza de trabajo véase la sección 3.5.
ración, la importancia de la compulsión a la repetición y el instinto de La alianza de trabajo es la relación racional y relativamente no neu-
muerte se estudiarán en el tomo u (véase también Freud, 1914c, rótica entre paciente y analista que hace posible la cooperación decidi-
1926a, 1937a; Fenichel, 1941, capítulo vi; Greenacre, 1956; Kris, da del paciente en la situación analítica. Freud (1913b, p. 139; 435)
1956a, 1956b; Greenson, 1965b). menciona una "trasferencia aprovechable", una relación que debe es-
Los cuatro pasos que he esbozado representan una versión esque- tablecerse antes de que se le dé una interpretación al paciente. Feni-
mática de lo que se entiende por analizar un hecho psíquico. Todos chel (1941, p. 27) habla de una trasferencia "racional", Stone (1961,
los pasos son necesarios, pero algunos puede darlos espontáneamente p. 104) de una trasferencia "madura", Zetzel (1956) de "alianza tera-
el paciente, sobre todo la confrontación o parte de la aclaración. Estos péutica" y Nacht (1958a) de la "presencia" del analista, todo lo cual
pasos no siempre siguen exactamente el orden descrito, ya que cada se refiere a conceptos análogos.
procedimiento puede producir nuevas resistencias que habrán de tra- Las manifestaciones clínicas de esta alianza de trabajo son la dispo-
tarse primero. O bien una interpretación puede preceder a una aclara- sición del paciente a realizar los diversos procedimientos del psicoaná-
ción y facilitar la aclaración de un fenómeno dado. lisis y su capacidad de trabajar analíticamente con losinsighls dolorosos
Otra variable es el hecho de que los imponderables de la vida coti- y regresivos que provoca. La alianza se forma entre el Yo razonable
diana pueden invadir la vida del paciente y tomar la precedencia por del paciente y el Yo analítico del analista (Sterba, 1934). El hecho sig-
razones psicoeconómicas sobre todo lo demás que entra en el análisis. nificante que ocurre es una identificación parcial y temporal del pa-
De todos modos, la confrontación, la aclaración, la interpretación y la ciente con la actitud y el modo de trabajar del analista que el paciente
traslaboración son los cuatro procedimientos básicos que aplica el ana- percibe directamente en las sesiones analíticas regulares.
lista en su labor.
2
La expresión "relaciones objetales" y otras como "objetos de amor" y "objetos per-
didos" me parecen insatisfactorias. Parecen poner algo de impersonal y desapegado en
1.3.3
LA ALIANZA DE TRABA JO conceptos preñados de intenso sentido personal. De todos modos, he seguido empleándo-
los porque han sido ampliamente aceptados en los círculos psicoanalítico s y no encuentro
un remplazante mejor qu e satisficiera a todo lo que implican esas palabras. El término
El paciente psicoanalítico llega al análisis porque su padecimiento neu- "objeto" arranca de la noción de que el Ello necesita objetos para satisfacer las pulsiones.
rótico le impulsa a embarcarse en el dificil viaje terapéutico. Su pro- En este sentido, los objetos srcinales satisfactores de necesidades tienen aparte de esto
blema es suficientemente grave para inducirle a emprender un progra- poco de distintos o (micos.
60 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS 1 COMPONENTES DE LA TÉCNICA PSICOANALÍTICA CLÁSICA 61

El paciente, el analista y el encuadre [swing]analítico contribuyen la labor analítica. Esta capacidad es paralela a la escisión en el Yo
a la formación de esta alianza de trabajo. La conciencia del padeci- del paciente entre un Yo razonable, observador y analizador y otro sub-
miento neurótico y de la posibilidad de que el analista le ayude mue- jetivo, irracional y experienciante.
ven al paciente a buscar la situación analítica y a trabajar en ella. La Esta escisión puede verse en la asociación libre. Cuando el paciente
capacidad que el paciente tiene de formar una relación relativamente se deja llevar por un recuerdo o fantasía doloroso, el Yo experienciante
racional, desexualizada y exenta de agresividad con el analista se debe pasa al primer plano y no hay conciencia del sentido ni lo adecuado
a su capacidad de haber formado relaciones neutralizadas semejantes de las emociones en ese momento. Si el analista hubiera de intervenir
en su vida pasada. Las funciones del Yo del paciente desempeñan un entonces, el Yo razonable del paciente volverá a manifestarse y el pa-
papel decisivo, ya que la capacidad de establecer una relación múltiple ciente podría entonces reconocer que los afectos en cuestión procedían
con el analista sólo es posible teniendo un Yo flexible. del pasado; habría menos ansiedad y acaso acabarían por aparecer de-
El analista lleva a la alianza de trabajo su constante interés en el en- rivados menos deformados. Esta escisión de las funciones yoicas puede
tendimiento y el insight,su continuo análisis de las resistencias y sus verse con extremada claridad cuando uno analiza las resistencias tras-
actitudes cordiales, empáticas, sinceras y no juzgadoras (Freud, 1912a, ferenciales (Sterba, 1929, p. 379). La capacidad de escindir las funcio-
p. 105, 416;1913b, p. 123, 426; Fenichel, 1941, p. 85; Sterba, 1929, nes del Yo hace también posible que el paciente separe la alianza de
trabajo de la trasferencia neurótica. Resumiendo: la alianza de trabajo
pp.frecuencia
la 371-2). Eldeencuadre analítico
las visitas, facilita
la larga la formación
duración de la alianza
del tratamiento, con
el empleo proporciona la motivación cotidiana así como la capacidad de realizar
del diván, el silencio, etc. Esto favorece no sólo las reacciones de regre- la labor analítica. El material esencial reprimido e inaccesible lo pro-
sión y las de trasferencia neurótica sino también la alianza de trabajo porcionan las reacciones de trasferencia neurótica, y principalmente la
( Greenacre, .1954). neurosis de trasferencia.
El modo de trabajar del analista, su estilo terapéutico y el encuadre
analítico producen una "atmósfera analítica", que es un medio im-
portante de inducir al paciente a aceptar que someta a juicio algo hasta 1.3.4
LOS PROCEDIMIENTOS Y PROCESOS TERAPÉUTICOS NO ANALÍTICOS
entonces rechazado. Esta atmósfera favorece la alianza de trabajo y atrae
al paciente temporal y parcialmente hacia la identificación con el pun- En el psicoanálisis clásico se emplean en cierto grado otras variedades
to de vista del analista. La atmósfera analítica puede también conver- de procedimientos y procesos terapéuticos, pero tienen por objeto pre-
tirse en resistencia si da a la labor analítica una apariencia de artificio parar para el insight o hacerlo efectivo. Todas las medidas no analíticas
y de irrealidad. al fin acaban por ser también objeto de análisis (E. Bibring, 1954). Es-
La alianza de trabajo es aquella parte de la relación con el analista te breve examen se limitará a los tres principales agentes terapéuticos
que posibilita la cooperación del paciente en la hora analítica. Bajo es- no analíticos.
ta benigna influencia, el paciente quiere entender las intrucciones in- e La abreacción o catarsis está relacionada con la descarga de emocio-
szghts del analista, repasa y vuelve a repasar las interpretaciones y re- nes e impulsos reprimidos. Breuer y Freud (1893-5) la consideraron
construcciones, y eso contribuye a la integración y asimilación del in- en un tiempo método de tratamiento curativo. Hoy se considera la
sight logrado. La alianza de trabajo en unión del sufrimiento neurótico abreacción válida para dar al paciente el sentido de convicción acerca
pone el incentivo para realizar la labor analítica; el grueso de la materia de la realidad de sus procesos inconscientes. La intensidad emocional
prima lo dan las reacciones neuróticas de trasferencia del paciente. puede
dría vivificar los
permanecer detalles
vaga de una
e irreal. experiencia
La expresión de que de otro
afectos modo po-
e impulsos pue-
Para analizar con éxito la neurosis de trasferencia es necesario que
el paciente haya formado con el analista una fiñne alianza de trabajo. de procurar una sensación temporal de alivio subjetivo, pero eso no
La neurosis de trasferencia es el medio que permite al paciente llevar es un fin en sí y de hecho se puede convertir en fuente de resistencia.
a la situación analítica el material reprimido e inaccesible. La capaci- Por ejemplo, un paciente puede confesar al analista algún hecho cul-
dad que tenga el paciente de oscilar entre la alianza de trabajo y las pígeno. Después, creyéndose aliviado, tal vez evite el asunto en lugar
reacciones trasferenciales neuróticas es condición imprescindible para de analizar su causa, su historia, su significado, etc. Pero es importan-
62 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS COMPONENTES DE LA TÉCNICA PSICOANALÍTICA CLÁSICA 63

te ayudar a un paciente a volver a vivir las emociones de una experien- ese medio regresivo de apoyo. El otro es el de emplearla sin darse cuenta.
cia traumática para recapturar detalles importantes que de otro modo Entonces no se analizará la influencia sugestiva del analista y el pa-
podrían pasar inadvertidos. ciente adquirirá, de hecho, un nuevo síntoma neurótico con las suges-
Al tratar con las experiencias de proporciones traumáticas o casi trau- tiones no analizadas de su analista. Esto sucede cuando se dan las in-
máticas, debe animarse al paciente para que vuelva a sentir una expe- terpretaciones como un dogma. Entonces los pacientes se apegarán a
riencia con cuanta intensidad le sea posible. El fin principal es permitir la interpretación como a una idea obsesiva. El artículo de Glover (1931)
al paciente descargar una cantidad suficiente de tensión para que pue- sobre las interpretaciones inexactas y la sugestión es clásico al respecto
da arreglárselas mejor con el resto. Por ejemplo, un paciente con de- (1955, pp. 353-66).
presión crónica debe poder sentir el sufrimiento lo suficiente para que El meollo de la cuestión es que la sugestión y las seguridades dadas
pueda laborar analíticamente con efectividad. En el análisis de un pa- tienen que reconocerse al fin francamente, introducirse en la situación
ciente con un problema de este tipo fue necesario que durante varios analítica y analizarse sus efectos.
meses pasara una parte de la hora de consulta sollozando incontrola- La manipulación es una actividad evocadora que emprende el tera-
blemente antes de que estuviera en condiciones de laborar analítica- peuta sin conocimiento del paciente. El vocablo ha adquirido una con-
mente en su depresión. El mismo principio es válido para los estados notación desfavorable en los círculos psicoanalíticos porque la han em-
de La
ansiedad.
abreacción en sí no es analítica, ya que no lleva directamente al pleado abusivamente los llamados "analistas silvestres". Pero forma
tanto parte de la terapia analítica como la sugestión y la abreacción.
insight.En el material de casos clínicos que se halla en todo este libro Suele emplearse para fomentar diversos procesos que se suscitan du-
hay muchos ejemplos de cómo puede emplearse la abreacciónen la te- rante un análisis terapéutico clásico. (Véase Gill [1954] para el punto
rapia estrictamente psicoanalítica. de vista clásico al respecto y Alexander [1954a, 1954b] para una cpi-
La sugestión está relacionada con la inducción de ideas, emociones nión contraria.)
e impulsos en un paciente, independientemente del pensamiento rea- Es manipulación quedar callado durante la consulta para dejar que
lista del paciente o con exclusión del mismo (E. Bibring, 1954). Se ha- un afecto se robustezca hasta hacerse más demostrable. Es manipula-
lla en todas las formas de psicoterapia porque se deriva de la relación ción no analizar la trasferencia para dejarla alcanzar cierta intensidad
entre padre e hijo, y las personas acongojadas fácilmente adoptan la o reducirse. Es manipulación mencionar la partida próxima cuando el
posición emocional de un niño respecto del terapeuta padre. paciente no la menciona. Pero todas estas manipulaciones tienen un
Es válida la sugestión en psicoanálisis siempre que ayude al paciente objetivo analítico indirecto, que es favorecer elinsight.Si se pregunta,
a entrar en la situación analítica y trabajar en ella. Aunque el psico- hay que reconocerlas, y analizar las reacciones que causen. Otras ma-
analista no garantiza grandes resultados de este tratamiento, el paciente nipulaciones son más sutiles. Por ejemplo, el tono de voz o la entona-
tendrá en él un grado de confianza poco realista debido a las influen- ción tienen efectos evocadores que pueden traer reacciones y recuerdos
cias sugestivas que se srcinan en la actitud de su psicoanalista. Mis al análisis y con ello favorecer los procesos analíticos. Lo capital es te-
pacientes notan en mí un sentido de optimismo subyacente, a pesar ner conciencia de la manipulación o al menos de la posibilidad de que
de lo que yo diga o de mis opiniones conscientes. se haya empleado inadvertidamente. En definitiva, debe dársele entra-
En el curso de un análisis hay ocasiones en que es aconsejable ani- da en el escenario analítico y analizarla tan cumplidamente como cual-
mar a un paciente a que trate de soportar algún dolor o frustración. quier otra intervención del análisis, real o imaginada (Gill, 1954).
Es mejor si se puede explicar la razón de esta actitud. A veces uno sólo El desempeñodeliberado y consciente de papeles o actitudes es antiana-,
puede decir algo así: "Usted podría sentirse mejor si se encarara con lítico puesto que crea una situación no analizable. Hay algo de engaño
ello." Por lo general estas sugestiones o seguridades tienen éxito. Tam- y trampa en ello cuya consecuencia es una desconfianza real respecto
bién puede uno-decir cosas como: "Cuando ya no tema recordará sus del terapeuta. No pongo en duda el hecho de que pueda ser necesario
sueños"; y el paciente empezará a recordar sus sueños. en ciertas situaciones psicoterapéuticas, pero hace imposible el análisis.
Tiene la sugestión dos peligros principales. Uno es el de servirse de La contribución de Eissler a este problema es cabal y sistemática (1950b).
ella innecesariamente y seducir al paciente para que se acostumbre a (Para un punto de vista divergente véase Alexander, French y colabo-
64 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS I NDICACIONES Y CONTRAINDICACIONES DE LA TERAPIA 65

radores, 1946, y la lista adicional de lecturas.) sonalidad, y eso es muy difícil a las primeras entrevistas preliminares
Una palabra final a esta introducción a la técnica psicoanalítica. Los (Knight, 1952). Sin embargo, es precisamente entonces cuando el te-
términos de "manejo" o "tratamiento" de la trasferencia, etc., se re- rapeuta tiene que hacer sus recomendaciones acerca de la:elección de
fieren a la adición de m edidas no analíticas a los procedimientos analíti- tratamiento. Las entrevistas preliminares prolongadas y las pru ebas psi-
cos empleados dentro del marco de la terapia psicoanalítica. Los ejem- cológicas pueden ayudar con ciertos pacientes; pero en el estado actual
plos clínicos de todo este libro ilustran el punto. El "arte" de la técnica de nuestros conocimientos, ni siquiera esta combinación de métodos
psicoanalítica tal y como se aplica en el psicoanálisis clásico se basa en ofrece pronósticos seguros en muchos casos. Además, las entrevistas
la mezcla de los procedimientos analíticos con los no analíticos. Es dificil prolongadas así como las pruebas psicológicas producen trastornos
de enseñar. Los principios de las técnicas psicoanalíticas son de ense- secundarios.
ñanza más fácil. En estos volúm enes tengo la intención de enfocar pri- El enfoque médico tradicional para determinar la forma de tratamien-
mordialmente los componentes fundamentales de la llamada técnica psi- to es llegar primero al diagnóstico. Freud (1916-7, p. 428; 372)parece
coanalítica clásica. haber tenido esto presente cuando distinguía las neurosis de trasferen-
cia de las narcisistas. Creía él que siendo los pacientes psicóticos esen-
cialmente narcisistas, no podían ser tratados por el psicoanálisis, pues-

1.4 INDICACIONES Y CONTRAINDICACIONES


to queesno
ción podíanválida
todavía desarrollar una neurosis
en lo esencial, pero de
hoytrasferencia. Esta distin-
muchos pacientes que
DE LA TERAPIA PSICOANALÍTICA: VISIÓN PRELIMINAR buscan tratamiento no pueden ser puestos en ninguna de las dos cate-
gorías, porque presentan rasgos tanto de neurosis como de psicosis. Ade-
El problema de determinar las indicaciones y contraindicaciones del tra- más, últimamente creen posible algunos analistasrealizar análisis clá-
tamiento psicoanalítico gira en torno a dos cuestiones distintas pero re- sicos con casos psicóticos y lograr buenos resultados terapéuticos (Ro-
lacionadas. La primera y más importante es ésta: ¿Es analizable el pa- senfeld, 1952). Pero la mayoría de los psicoanalistas son de opinión que
ciente? La segunda y contingente es: ¿Satisfará el tratamiento psico- los pacientes de fijación narcisista requieren desviaciones del procedi-
analítico óptimamentelas necesidades del paciente? Me gustaría ampliar miento psicoanalítico normal (Frank, 1956; M. Wexler, 1960).Knapp
esta última cuestión con un ejemplo clínico. y sus colaboradores (1960) examinaron a 100 postulantes para trata-
Supongamos que uno tiene un paciente que desea la psicoterapia y miento psicoanalítico y vieron que los jueces rechazaban a los conside-
uno le cree capaz de trabajar efectiva y excelentemente en la situación rados esquizoides, limítrofes [bordar line}o psicóticos. Esto está de acuerdo
analítica. ¿Le aconsejaría emprender el psicoanálisis si descubre que con las ideas de Freud acerca de la tratabilidad de la neurosis de trasfe-
está a punto de ser llamado a filas? El psicoanálisis es un tratamiento rencia en comparación con las neurosis narcisistas. Considero que la
que dura mucho, por lo general de tres a cinco años. Hay que tomar mayoría de los analistas estarían de acuerdo con él (Fenichel, 1945a;
en cuenta la situación total de su vida para decidir si uno le recomen- Glover, 1958, y Waldhorn, 1960).
daría o no esa forma de psicoterapia. Siguiendo este modo de pensar, la terapia psicoanalítica estaría in-
El problema de la analizabilidad es complejo porque depende de mu- dicada para la histeria de ansiedad, la neurosis obsesiva y compulsiva,
chos diferentes aspectos y rasgos del paciente, tanto sano como patoló- las depresiones psiconeuróticas y las enfermedades llamadas "psicoso-

gico. Ademá
exigencias s, eselnecesario
que proceso ytambién conocer perfecta
el procedimiento mente las much
psicoanalíticos as
plantean máticas".
frenia y deEstaría contraindicada
psicosis para lasOtros
maniaco-depresiva. diversas formasdel
trastornos de carácter,
esquizo-
al paciente. El breve resumen de teoría y práctica que llevamos hecho como las neurosis impulsivas, las perversiones, adiciones, delincuen-
nos permite sólo una opiniónpreliminar. Tendremos que dejar el estu- cias y casos limítrofes serían de analizabilidad cuestionable y habrían
dio definitivo para los últimos capítulos. de ser determinados por los aspectos especiales de cada caso (Fenichel,
Freud reconoció (1905a) muy pronto que los criterios aislados, por 1945a; Glover, 1955, 1958).
muy importantes o nítidos que fueran, no permiten un pronóstico exacto No cabe duda de que un diagnóstico clínico puede tener valor para
de la analizabilidad del paciente. Hay que tratar de evaluar toda la per- determinar si el paciente es apropiado para el análisis, pero por des-
66 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS INDICACIONES Y CONTRAINDICACIONES DE LA TERAPIA 67

gracia suele costar mucho tiempo llegar a un diagnóstico definitivo. A parientes, amantes o patrones no justifican la empresa del tratamiento
veces la psicopatología que se presenta es sólo una pantalla superficial psicoanalítico. La curiosidad científica o el deseo de adelanto profesio-
tras la cual se halla una patología maligna oculta y latente. La presen- nal no harán que un analizando se someta a una experiencia analítica
cia de síntomas histéricos no significa que el paciente sea necesariamente profunda a menos que se combinen con una suficiente necesidad tera-
histérico; y viceversa: la sintomatología extraña puede tener la estruc- péutica. Los pacientes que piden resultados rápidos o que tienen una
tura de la histeria. Los síntomas no están tan ligados a los síndromes buena ganancia secundaria con su padecimiento tampoco tendrán la
de diagnóstico específicos como solíamos creer (Greenson, 1959a; Ran- motivación necesaria. Los masoquistas que necesitan su dolor neuróti-
gell, 1959, y Aaron, 1962). A veces se puede llegar a un diagnóstico co quizá entren en el análisis y después se apeguen al dolor del trata-
seguro sólo al final de un largo análisis. miento. Presentan éstos un problema para la valoración de su deseo
Solía darse por supuesto que la presencia de una fobia indicaba la de reponerse. Los niños tienen motivaciones muy diferentes de las de
ansiedad histérica, pero hoy sabemos que las fobias pueden hallarse en los adultos y también necesitan una evaluación desde un punto de vis-
pacientes h istéricos, obsesivos, depresivos y esquizoides. Otro tanto su- ta diferente (A. Freud, 1965, capítulo 6).
cede con los síntomas conversivos, los psicosomáticos, las inhibiciones El psicoanálisis requiere que el paciente tenga la capacidad de de-
sexuales, etc. La presenciade un síntoma específico revela algunos as- sempeñar, con mayor o menor constancia y repetición, funciones yoi-
pectos de la patología de un paciente. No nos dice si esta formación cas que se contradicen mutuamente. Por ejemplo, para acercarse a la
patológica es central o periférica, si es predominante o un factor menor asociación libre el paciente debe poder regresar en su pensamiento, de-
en la estructura de la personalidad del paciente. jar pasivamente que las cosas se presenten, renunciar al control de sus
Aunque el diagnóstico nos dice mucho de la patología, tal vez indi- pensamientos y sentimientos y en parte a su prueba de la realidad. Pe-
que relativamente poco de los recursos salutíferos del paciente en cues- ro también esperamos que el paciente nos comprenda cuando nos co-
tión (Knight, 1952; Waldhorn, 1960). Algunos casos obsesivos son pa- municamos con él, que haga alguna labor analítica por su parte, que
cientes excelentes y otros son inanalizables. Las dudosas categorías de controle sus actos y sentimientos después de la consulta y que esté en
pacientes, por ejemplo las perversiones y los casos limítro fes, tienen di- contacto con la realidad. A pesar de su neurosis, el paciente analizable
ferentes grados de recursos salutíferos. Y es su haber de condiciones debe tener funciones yoicas elásticas y flexibles (Knight, 1952; Loewens-
favorables, y no la patología, lo que puede ser el factor decisivo. La tein, 1963).
evaluación completa del paciente y no el diagnóstico clínico o la pato- También necesitamos que el paciente posea la facultad de regresar
logía, ha de ser el punto donde se concentre la atención. Knight (1952) y recuperarse en su relación con su psicoanalista. Se espera que tenga
ha insistido en el pasado y Anna Freud, en su reciente libro (1965), diversas reacciones de trasferencia regresivas, que las sostenga y que
hace de esto su tesis principal en lo tocante a los niños. (Véase también trabaje también con ellas en calidad de colaborador del analista (Sto-
Anna Freud et al.,1965.) ne, 1961; Greenson, 1965a). Los pacientes psicóticos y de orientación
Un buen método para abordar el problema de la analizabilidad es narcisista en general no son apropiados para el psicoanálisis (Freud,
explorar la dotación del paciente en relación con las necesidades espe- 1916-7; Knapp et al. , 1960). La facultad de la empatía es esencial para
ciales de la terapia psicoanalítica. Como ya dijim os, el tratamiento psi- la mentalidad psicológica y depende de la capacidad de identificarse
coanalítico es una terapia costosa en tiempo y dinero y que se debe pro- temporal y parcialmente con los demás (Greenson, 1960). Esta es ne-
lograr mucho,
dolorosa. amén
Por eso, sólodelos
serpacientes
por su misma naturaleza
fuertemente frecuentemente
motivados coopera- cesaria ambos.
tenerla para la comunicación eficaz entre
Las personas retraídas paciente
y que y analista emocio-
no se interesan y deben
rán de todo corazón en la situación analítica. Los síntomas del pacien- nalmente no son buenos sujetos para la terapia psicoanalítica.
te o los rasgos discordantes de carácter habrán de causarle suficiente La asociación libre acaba por conducir al descubrimiento de detalles
sufrimiento para soportar los rigores del tratamiento. El padecimiento íntimos, dolorosos, de la vida personal. De ahí que el paciente apro-
neurótico tiene que interferir en importantes aspectos de la vida del pa- piado deba tener un carácter sumamente honesto e íntegro. También
ciente, y la conciencia de su mala condición tiene que conservarse para se requiere la habilidad de comunicar inteligiblemente sutiles combi-
que el paciente siga motivado. Los problemas triviales y los deseos de naciones de emociones. Las personas que no pueden pensar con clari-
68 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS INDICACIONES Y CONTRAINDICACIONES DE LA TERAPIA 69
dad y tienen dificultades para expresarse no son convenientes tampoco nálisis le explico el papel de la as ociación libre y le sugiero que pruebe,
(Fenichel, 1945a; Knappet ad.,1960). Las personas muy impulsivas, dándole a entender que a su debido tiempo ambos estaremos en mejo-
las que no pueden tolerar la espera, la frustración o los afectos doloro- res condiciones para apreciar la elección del psicoanálisis, después de
sos también son candidatos poco convenientes para el psicoanálisis. haber laborado juntos cierto tiempo.
Otro grupo de factores que ha de tomarse en cuenta es la situación Deliberadamente soy impreciso acerca de cuánto tiempo será eso,
externa de la vida del paciente. Una enfermedad o incapacidad física porque la experiencia me ha enseñado que puede variar enormemen-
grave agotará la motivación de un paciente o lo dejará sin energías pa- te. Una vez que el paciente empieza el análisis, me lleva meses y aun
ra la labor psicológica. A veces una neurosis será un mal menor en com- años llegar a una decisión clara, y el plazo se alarga cuanto más prac-
paración con algunas enfermedades desastrosas o algunas situaciones tico. También es mucho más fácil descartar a los inapropiados para el
lamentables. Los pacientes que se hallan en plena relación amorosa ex- psicoanálisis, y para trabajar conmigo en particular, que estar seguro
citante no suelen ser buenos para laborar en el análisis. La presencia del buen resultado terapéutico. Estas cuestiones las veremos muy am-
de un cónyuge o padre enojón, agresivo o entrometido puede hacer el plificadas en el volumen u, en las secciones de las primeras horas analí-
psicoanálisis temporalmente impracticable. No se puede realizar una ticas y de la terminación.
labor analítica en pleno campo de batalla. Tiene que haber alguna opor-
tunidad de contemplación
Están también los elementose introspección
prácticos de fuera
tiempodeyladinero,
hora analítica.
que suelen LISTA ADICIONAL DE LECTURAS
ser esenciales. Las clínicas psicoanalíticas pueden atenuar la tensión eco-
nómica, pero hasta ahora no se sabe de nada que pueda remplazar el La evo lución h istórica de la te rapia ps icoanalític a
largo tiempo que requiere el tratamiento psicoanalítico. La escasez de Freud (1914b, 1925a), A. Freud (1950b), Kubie (1950), Loewald (1955), Men-
psicoanalistas es un problema verdadero y en algunas partes, decisivo. ninger (1958, capítulo 1).
Todas las consideraciones que anteceden son útiles para determinar La teoría psicoanalítica de la neurosis
si está indicado o no el psicoanálisis para un paciente. Pero años de Arlow (1963), Brenner (1955, capítulo viii), Fenichel (1945a), Freud (1894,
labor clínica nos han enseñado que sólo la experiencia real de un perío- 1896, 1898), Glover (1939, sección II), Hendrick (1934), Lamplde Groot
do de análisis puede determinar con seguridad si un paciente es apto (1963), Nagera (1966), Nunberg (1932, capítulos y , viii, ix), Waelder
para el psicoanálisis. Parecen ser demasiadas las variables e incógnitas (1960).
La me tapsicolo gía del psicoaná lisis
para que cualquier otro método permita hacer pronósticos confiables.
Hartmann (1939, 1964), Hartmann y Kriss (1945), Hartmann, Kris y Loe-
Freud (1913b) parece haber tenido conciencia de este problema y de- wenstein (1946), Zetzel (1963).
claró que sólo un "análisis de prueba" de varias semanas podría pro- La teor ía de la técnica p sicoanal ítica
curar un "sondeo" suficiente de la situación. Fenichel (1945a) concuerda Alunan (1964), E. Bibring (1954), Gill (1954), Hartmann (1951), Kris (1956a,
con este punto de vista, pero Glover descubrió que dos tercios de los 1956b), Loewald (1960), Loewenstein (1954), Menninger (1958), Sharpe
analistas ingleses no estaban de acuerdo (1955, pp. 261-350). (1930, 1947).
Creo que la diferencia de opinión se basa más en la táctica que en Variaciones en la técnica psicoanalítica
lo sustancial (Ekstein, 1950). De la práctica clínica se desprende que Alexander (1954a, 1954b), E. Bibring (1954), Bouvet (1958), Eissler (1958),
el anuncio de un plazo de tiempo definido como período de prueba com- Fromm-Reichmann (1954), Gill (1954), Greenacre (1954), Greenson (1958b),
plica la situación analítica. Por eso la mayoría de los analistas resuel- Loewenstein (1958a, 1958b), Nacht (1958a), Rangell (1954), A. Reich (1958),
ven el dilema no poniendo límite concreto de tiempo para un análisis Rosenfeld (1858).
Asociación libre
de prueba, pero dan a entender el elemento provisional de diferentes
Kanzer (1961), Kris (1952), Loewenstein (1956).
modos. Yo he hallado útil indicar n?i modo de ver a los pacientes si- Las rea cciones de tras ferencia
guiendo esta pauta: primeramente digo al paciente que creo que el psi- Glover (1955, capítulos vil, vitt), Greenacre (1954, 1959, 1966b), Hoffer
coanálisis es el mejor tratamiento para él, atiendo a sus reacciones y (1956), Orr (1954), Sharpe (1930), Spitz (1956b), Waelder (1956), Winni-
espero su decisión. Una vez que ha convenido en emprender el psicoa- cott (1956a), Zetzel (1956).
70 ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS BÁSICOS

Las res istencias 2


Fenichel (1941, capítulos i, u), Glover (1955, capítulos rv, v, K
oh ut
(1957), Kris (1950), Menninger (1958, capítulo v), W. Reich (1928, 1929), LA RESISTENCIA
Sharpe (1930).
Interpretac ión
Fenichel (1944, capítulos v), Kris (1951), Loewenstein (1951).
Traslaboración
Locwald (1960), Novey (1962), Stewart (1963).
La alianza de trabajo
Frank (1956), Spitz (1956a), Stone (1961), Tarachow (1963, capítulo 2), Zetzel He escogido el tema de la resistencia para el primer capítulo técnico
(1956). de este libro porque fue el descubrimiento por Freud de la importancia
Empleo de procedimientos no analíticos del análisis de las-resistencias el que introdujo el comienzo del psicoaná-
E. Bibring (1954), Gil/ (1954), Gitelson (1951), Knight (1952, 1953b), Sto- lisis y de la técnica psicoanalítica (Breuer y Freud, 1893-5, pp. 268-70,
ne (1951).
110-11; Freud, 1914-c, p. 147,438; Jones, 1953, p. 284). El manejo
Indicacio nes y c ontradicc iones p ara la te rapia ps icoanalíti ca
de las resistencias ha seguido siendo uno de los pilares de la técnica
Guttman (1960; capítulo
Waelder (1960, véase en xi).
particular Karush), Nunberg (1932, capítulo xii), psicoanalítica.
El psicoanálisis puede distinguirse de todas las demás formas de psi-
coterapia por el modo de tratar las resistencias. Algunos métodos de
tratamiento apuntan a reforzar las resistencias; los denominan terapias
de "recubrimiento" o "de apoyo" (Knight, 1952). Otras variedades
de psicoterapia pueden tratar de vencer las resistencias o de esquivar-
las de diferentes modos; por ejemplo, por la sugestión o la exhortación,
o explotando la relación de trasferencia, o por medio de drogas. Sólo
en la terapia psicoanalítica tratamos de superar las resistencias anali-
zándolas, descubriendo e interpretando sus causas, fines, modos e
historia.

2.1 DEFINICIÓN ELEMENTAL

Resistencia significa oposición. Todas las fuerzas que dentro del pa-
ciente se oponen a los procedimientos y procesos de análisis, es decir,
que estorban la libre asociación del paciente, que obstaculizan los in-
tentos del paciente
ran contra de recordar
el Yo razonable del ypaciente
de lograr y asimilar
y su insight,
deseo de que ope-
cambiar, todas
estas fuerzas pueden considerarse resistencia (Freud, 1900, p. 517; 535).
La resistencia puede ser consciente, preconsciente o inconsciente y puede
expresarse por medio de emociones, actitudes, ideas, impulsos, pensa-
mientos, fantasías o acciones. Es en esencia la resistencia una contra-
fuerza del paciente, que opera contra el progreso del análisis, contra
el analista y los procedimientos y procesos analíticos. Freud había ya
(71]
72 LA RESISTENCIA APARICIÓN CLÍNICA DE LA RESISTENCIA 73

reconocido la importancia de la resistencia en 1912 cuando declaraba: 2.2.1


EL PACIENTE CALLA
"El análisis tiene que luchar con las resistencias emanadas de estas dos NI
°*Fo*MACtey<
fuentes, resistencias que acompañan todos sus pasos. Cada una de las Ésta es la forma más trasparente y frecu % Miela que se en-
nitez.
ocurrencias del sujeto y cada uno de sus actos tiene que contar con las cuentra en la práctica del psicoanalista. Por lo general, significa que
resistencias y se presenta como una transacción entre las fuerzas favo- el paciente no está dispuesto, consciente o inconscientemente, a comu-
rables a la curación y las opuestas a ella" (Freud, 1912a, p. 103; 415). nicar sus pensamientos o sentimientos al analista. Tal vez tenga con-
En función de la neurosis del paciente, las resistencias tienen una ciencia el paciente de su oposición, o tal vez le parezca sencillamente
función defensiva. Las resistencias se oponen a la eficacia de los proce- que no tiene nada en la mente. En uno u otro caso, nuestra misión
dimientos analíticos y defienden elstatu quo del paciente. Defienden la es analizar las causas del silencio. Queremos descubrir los motivos de
neurosis y se oponen al Yo razonable del paciente y a la situación ana- la oposición al procedimiento analítico de la asociación libre, y dire-
lítica. Como todos los aspectos de la vida mental pueden tener función mos algo así como: "¿Qué podría hacerle rehuir el análisis en este mo-
defensiva, todos pueden servir para los fines de la resistencia. mento?" O tal vez investiguemos la sensación de no tener "nada en
la mente": "¿Qué cosa podría ocasionar ese vacío en su mente?" O
bien: "Parece como que de algo hizo usted nada. ¿Qué podría ser?"
Nuestro modo de operar se basa en el supuesto de que la mente única-
LA APAR
2.2 ICIÓN CLÍNICA DE LA
ESIS
RTENCIA mente está vacía en el sueño más profundo; en otro caso, el "nada"
se debe a la resistencia (Freud, 1913b, pp. 137-8, 434; Ferenczi,
Antes de que podamos analizar una resistencia tenemos que ser capa- 1916-7c).
ces de reconocerla. Por eso me propongo describir aquí brevemente al- A veces, a pesar del silencio, una paciente puede revelar el motivo
gunas de las más típicas manifestaciones de resistencia que aparecen o incluso el contenido de su silencio inadvertidamente por su postura,
en el curso del análisis. Los ejemplos que voy a citar son sencillos y sus movimientos, la expresión de su rostro. Desviar la cabeza de la mi-
evidentes con el fin de ser claramente informativos para instruir a los rada, cubrirse los ojos con las manos, retorcerse en el diván y enrojecer
principiantes. Debe recordarse que las resistencias se presentan de mu- puede significar turbación. Si simultáneamente la paciente se quita el
chos modos, sutiles y complejos, encombinaciones o en formas mix- anillo de matrimonio del dedo sin darse cuenta y después mete en él
tas, y los ejemplos solos y aislados no son la regla. Debe también po- repetidas veces el dedo meñique, parece como que a pesar de su silen-
nerse de relieve que todo tipo de comportamiento puede desempeñar cio la señora me revela que está inquieta por los pensamientos de se-
una función de resistencia. El hecho de que el material de un paciente xualidad o de infidelidad conyugal. Su silencio indica que todavía no
pueda revelar claramente el contenido inconsciente, los impulsos ins- tiene conciencia de esos impulsos y que se está desarrollando una lucha
tintuales o los recuerdos reprimidos no impide la posibilidad de que entre el anhelo de descubrir esos sentimientos y otro impulso contrario
al mismo tiempo esté funcionando una resistencia importante. Por ejem- de ocultarlos.
plo, un paciente puede describir vívidamente alguna actividad agresi- Pero el silencio también puede tener otros significados. Por ejemplo,
va en el curso de una hora para evitar el relato de una experiencia que puede ser una repetición de un acontecimiento pasado en que el si-
podría revelar que se encuentra frente a una tentación sexual. No hay lencio desempeñó un papel importante (Greenson, 1961; Khan, 1963b).
actividad
todo que no puedatiene
comportamiento aplicarse a los fines
tantoaspectos de la resistencia.
impulsivos Además,
como defensivos El silencio
maria. En de la paciente
semejante puede representar
situación, el silenciosu
noreacción a la escena
sólo es una pri- si-
resistencia
(Fenichel, 1941, p. 57). De todos modos, los ejemplos clínicos que si- no también el contenido de un trozo de revivencia. Hay muchos y com-
guen se limitarán a las manifestaciones sencillas, típicas y más claras plejos problemas de silencio que se examinarán en las secciones 2.2.9.8,
de resistencia. 3.9.4.1.1 y en el tomo u. En general, y para la mayoría de los fines
prácticos, el silencio es una resistencia al análisis y como tal debe
manejarse.
74 LA RESISTENCIA APARICIÓN CLÍNICA DE LA RESISTENCIA 75

2.2.2
EL PACIENTE "NO SIENTE DESEOS DE HABLAR" 2.2.4
LA POSTURA DEL PACIENTE

Es ésta una variación respecto de la situación anterior. En este caso Con mucha frecuencia, los pacientes revelan la presencia de una resis-
el paciente no está literalmente callado, pero siente que no tiene ganas tencia por la postura que adoptan en el diván. La rigidez, el envara-
de hablar, o no tiene nada que decir. Con mucha frecuencia queda en miento o el enovillamiento protector pueden indicar que están a la de-
silencio después de declararlo así. Nuestra tarea es la misma: explorar fensiva. Sobre todo, cualquier postura sin cambio, que dure toda una
por qué o de qué siente el paciente que no quiere hablar. El estado hora, y sesión tras sesión, siempre es señal de resistencia. Si uno está
de "no tener ganas de hablar" tiene una o varias causas y a nosotros relativamente exento de resistencia, su postura cambia algo en el curso
toca conseguir que el paciente trabaje en ello. Es en lo esencial la mis- de la hora de consulta. El movimiento excesivo también indica que al-
ma tarea que la de explorar el "algo" que ocasiona la "nada" cons- go se descarga con movimientos y no con palabras. La discrepancia
ciente en la mente del paciente silencioso. entre la postura y el contenido verbal es también señal de resistencia.
El paciente que habla suavemente de algún acontecimiento pero se re-
tuerce y debate sólo está contando una parte delo sucedido. Sus movi-
2.2.3
AFECTOS QUE INDICAN RESISTENCI A mientos parecen narrar otra parte del relato. Las manos apretadas, los
brazos fuertem ente cruzados sobre el pe cho, lo s tobillo s firmemente uni-
La indicación más típica de resistencia desde el punto de vista de las dos son indicios de estarse controlando. Además, si el paciente se in-
emociones del paciente se puede observar cuando éste se comunica ver- corpora durante la consulta o mantiene un pie fuera del diván está in-
balmente pero con ausenciade afecto. Lo que dice es seco, monótono, dicando que desea escapar a la situación analítica. El bostezo denota
insulso y apático. Se tiene la impresión de que el paciente no participa, resistencia. El modo de entrar el paciente en la consulta, evitando la
que aquello de que habla no le afecta. Esto es particularmente impor- mirada del analista o charlando de pequeñeces sin continuar en el di-
tante cuando la ausencia de afecto está relacionada con sucedidos que ván, o el irse al terminar la hora sin mirar al analista son también indi-
deberían estar muy cargados de emoción. En general, laimpropiedad caciones de resistencia (F. Deutsch, 1952).
del afecto es una señal muy notoria de resistencia. El discurso del pa-
ciente tiene algo extraño cuando no concuerdan la ideación y la emoción.
2.2.5
FIJACIÓN EN EL TIEMPO
Hace poco, un paciente inició su hora declarando que la noche anterior había
sentido "gran excitación sexual —de hecho, el mayor placer sexual" de su vi- De ordinario, cuando un paciente habla con relativa libertad habrá os-
da con su nueva novia. Se puso a describirme la experiencia, pero me sorpren- cilaciones entre el pasado y el presente en sus manifestaciones verba-
día y desconcertaba su elocución lenta y vacilante y sus frecuentes suspiros. les. Cuando un paciente habla constante e invariablemente del pasado
A pesar de la visible importancia del contenido verbal, yo notaba que las pala- sin mezclarle nada del presente o a la inversa, si un paciente habla con-
bras no concordaban con los sentimientos: alguna resistencia estaba operando. tinuamente del presente sin zambullirse una que otra vez en el pasado,
Acabé por interrumpir al paciente diciéndole: "Fue muy emocionante, pero
es que hay alguna resistencia operando. El apego a determinado perío-
al mismo tiempo triste." Al principio lo negó, pero después, en sus asociacio-
nes, se dejó llevar a decirme que aquella maravillosa experiencia sexual signifi- do de tiempo es una evitación, análoga a la rigidez y persistencia en
caba el fin de algo, como una suerte de adiós. Poco a poco fue resultando que el tono emocional, la postura, etcétera.
había estado rechazando la idea de que una buena vida sexual con su mujer
i mplicaba despedirse de sus fantasías sexuales infantiles, que habían seguido
viviendo, sin cambio ni cumplimiento, en su mente inconsciente (véase Scha- LOS ACONTECIMIENTOS EXTERNOS O DE ESCASA IMPORTANCIA
2.2.6
fer, 1964).
Cuando el paciente habla de sucedidos superficiales, insignificantes o
relativamente desprovistos de importancia durante un período de tiempo
bastante largo, es que está evitando algo subjetivamente importante.
76 LA RESISTENCIA APARICIÓN CLÍNICA DE LA RESISTENCIA 77

Cuando se repite el contenido sin amplificación ni afecto, o sin incre- ca de su analista pero hablarán de él en los términos más convenciona-
mento del insight, hemos de presumir que está operando una resisten- les y se mostrarán renuentes a afrontar sus sentimientos sexuales o agre-
cia. Si la charla insustancial no llama la atención del mismo paciente sivos. "Me pregunto si es usted casado" u "Hoy parece usted cansado
por su rareza, tenemos que habérnosla con alguna actividad evasiva. y pálido" son manifestaciones veladas detales fantasías. Cualquier te-
La falta de introspección y reflexión es señal de resistencia (Kohut, ma importante que no entra alguna vez en la hora analítica es señal
1959). En general, la verbalización, siquiera profusa, que no conduzca de resistencia y como tal hay que investigarlo.
a nuevos recuerdos o nuevosinsights o mayor conciencia emocional es
señal de una actitud defensiva (Martin, 1964).
Otro tanto puede decirse de la charla acerca de asuntos externos, 2.2.8
RIGIDECES

aunque sean de gran importancia política. Si la situación externa no


conduce a una situación personal, interna, se está expresando una re- Todo cuanto se vuelve rutina y el paciente lo ejecuta sin modificación
sistencia. Es sorprendente cuán poco hablan los pacientes de los acon- en las horas de su visita ha de considerarse resistencia. En el compor-
tecimientos políticos. Recuerdo cómo me impresionó una vez el que tamiento sin resistencia siempre hay alguna variación. Verdad es que
ninguno de mis pacientes mencionara el asesinato de Gandhi cuando todos somos animales de costumbres, pero si nuestros hábitos no tie-
sucedió. Entre paréntesis, todos los pacientes hablaron de la muerte nen un objeto defensivo significante, están sometidos a cierto grado de
del presidente Kennedy (véase también Wolfenstein y Kliman [1965]). variación.
He aquí algunos ejemplos típicos: empezar cada hora recitando un
sueño o anunciando que no hubo sueño; empezar cada hora comuni-
2.2.7
EVITACIÓN DE TEMAS
cando sus síntomas o sus quejas, o hablando de los sucedidos del día
anterior. Precisamente el hecho de empezar siempre del mismo modo
Es muy propio de los pacientes el rehuir las cuestiones penosas. Esto estereotipado indica resistencia. Hay pacientes que recogen informa-
puede hacerse consciente o inconscientemente. Sucede sobre todo con ción "interesante" con el fin de estar preparados para la hora del aná-
ciertos aspectos de la sexualidad, la agresión y la trasferencia. Maravi- lisis. Buscan "material" con que llenar la hora, o para evitar los silen-
lla el ver cuánto hablan muchos pacientes y al mismo tiempo como se cios o ser un "buen" paciente, indicios todos de resistencia. En gene-
las arreglan para evitar cuidadosamente toda mención de facetas parti- ral, el hecho de la rigidez, ya sea el de presentarse constantemente tar-
culares de sus impulsos sexuales o agresivos o de algunos de sus senti- dío o constantemente puntual, indica que algo se tiene refrenado, que
mientos para con el analista. En lo tocante a la sexualidad, los aspectos algo se oculta. La forma que adopte la rigidez también puede indicar
más delicados parecen ser los relacionados con las sensaciones y las re- contra qué es la defensa. Por ejemplo, la llegada habitualmente tem-
giones del cuerpo. Los pacientes hablarán de deseos sexuales o de exci- prana a la cita puede indicar el temor de llegar tarde, ansiedad típica-
tación de un modo general, pero son reacios a mencionar un género mente "excrementicia", relacionada con el temor a perder el control
particular de sensación o apremio corporal que los haya excitado. Re- del esfínter.
latarán un hecho sexual, pero les repugna mencionar sencilla y direc-
tamente la parte o las partes del cuerpo que intervinieron en él. "La
noche pasada nos amamos oralmente" o "Mi esposo me besó sexual- 2.2.9
EL LENGUAJE DE LA EVITACIÓN
mente" son ejemplos típicos de este género de resistencia.
De modo semejante, los pacientes hablarán en generalde sentirse El empleo de frases hechas, de términos técnicos o el lenguaje vano es
enojados o irritados cuando en realidad quieren decir que estaban fu- una de las más frecuentes indicaciones de resistencia. Suele señalar la
riosos y tenían ganas de matar a alguien. evitación de las imágenes vivas y evocadoras del lenguaje personal. Su
Las fantasías sexuales u hostiles en relación con la persona del ana- objetivo es retener la comunicación personalmente reveladora. (Véase
lista son también de los temas más cuidadosamente evitados al princi- Stein [1958] para un estudio más completo de esta cuestión.) El pa-
pio del análisis. Los pacientes podrán manifestar gran curiosidad acer- ciente que dice "órganos genitales" refiriéndose al pene está evitando
78 LA RESISTENCIA APARICIÓN CLÍNICA DE LA RESISTENCIA 79

la imagen que viene a las mientes con la palabra pene. El paciente que El retraso, la inasistencia y el olvido del pago
2.2.9.1
dice que "estaba hostil" queriendo decir que "estaba furioso" está tam-
bién evitando las imágenes y sensaciones de la furia, en comparación Es evidente que el llegar tarde a la cita, o no acudir a ella, y el olvidar-
con la insuficiencia del término "hostil". Debe notarse aquí que para se de pagar son indicaciones de la renuencia a acudir al análisis o a
el analista es importante el emplear un lenguaje personal y animado pagar por él. Esto también puede ser consciente, y entonces relativa-
cuando habla con sus pacientes. mente accesible, o inconsciente en el sentido de que el paciente puede
racionalizar el caso. Cuando es inconsciente no puede analizarse sino
Un médico que llevo analizando varios años se pone a hablarme en jerga médi- habiendo pruebas de apoyo suficientes para enfrentar al paciente con
ca en plena hora analítica. En tonos pretenciosos me comunica que su esposa la posibilidad de que esté haciendo, activa pero inconscientemente, algo
tuvo "unas hemorroides dolorosamente protrusivas" inmediatamente antes de por evitar el resultado. Sólo llegados a este punto se puede examinar
una excursión que planeaban a una montaña. Dijo que la noticia le ocasionó la causa subyacente de la resistencia. El paciente que se "olvida" de
un "displacer absoluto" y se preguntó si las hemorroides podrían "extirparse pagar no es meramente renuente a separarse de su dinero sino que ade-
quirúrgicamente" o si habría que posponer aquellas vacaciones. Yo notaba la más está tratando, inconscientemente, de negar que su relación con el
cólera latente que retenía y no pude impedirme el decirle: "Creo que lo que
analista sea "sólo" profesional.
usted quiere decir
plicó enojado: "Es es que las
cierto, hijohemorroides de su
de perra, deseo quemujer
se laslequiten;
jodíanno
a usted."
aguantoRe-
a esas mujeres con sus tumescencias que estorban mis placeres." Este último La a usenci a de sue ños
2.2.9.2
detalle, entre paréntesis, se refería al embarazo de su madre, que precipitó su
neurosis infantil a la edad de cinco años. Los pacientes que saben que sueñan y olvidan el sueño se resisten ob-
viamente a recordar sus sueños. Aquellos que comunican sueños pero
El empleo del cliché o lugar común aísla los afectos y evita la partici- cuyos sueños indican esquivación del análisis, como equivocarse de con-
pación emocional. Por ejemplo, el empleo frecuente de frases como "real sultorio o ir con otro analista, etc., se están también debatiendo clara-
y verdaderamente" o "supongo que" o "usted ya sabe", etc., etc., mente con alguna forma de evitación de la situación analítica. Los pa-
siempre son indicios de evitación (véase también Feldman, 1959). De cientes que no recuerdan haber soñado nada en absoluto son, según
mis experiencias clínicas con los pacientes en tales situaciones he saca- creo, los que tienen las más fuertes resistencias, porque aquí la resis-
do la conclusión de que "real y verdaderamente" y "de veras" suelen tencia ha logrado atacar no sólo el contenido del sueño sino incluso el
significar que el paciente nota su ambivalencia y tiene conciencia de recuerdo de haber soñado.
los contrarios en lo que siente. Desea que lo que está diciendo fuera toda Son los sueños el medio más importante de acceso al inconsciente,
la verdad. "Así lo creo verdaderamente" significa que así quisiera creer- a lo reprimido y a la vida instintual del paciente. El olvidarse de los
lo verdaderamente. "Lo siento de verdad" significa que querría sen- sueños es indicio de que el paciente está luchando contra la revelación
tirlo de verdad, pero tengo conciencia también del sentimiento contra- de su inconsciente y en particular de su vida instintual al analista (Freud,
rio. "Creo que estaba enojado" quiere decir que estoy seguro de que 1900, pp. 517-21; 535-7). Si uno ha logrado vencer una resistencia en
estaba enojado pero no me gustaría reconocerlo. "No sé por dónde em- una sesión dada, el paciente tal vez responda logrando recordar súbi-
pezar" significa que sé perfectamente por dónde empezar, pero no me tamente un sueño hasta entonces olvidado, o un fragmento nuevo de
decido"Recordará
veces a empezar por ahí.
a mi El paciente
hermana Tilly,que
yalesabe",
dice alsuele
analista repetidas
querer decir un sueño.yOtra
consulta manera
puede indicardeelresistencia es inundardel
deseo inconsciente de paciente
sueños lade
hora de
conti-
que no está nada seguro de que el bobo de su analista la recuerde, y nuar su sueño en la presencia del analista (Lewin, 1953).
por eso insiste de esa manera. Todas estas son indicaciones harto suti-
les pero por lo general repetitivas de resistencia y como tales hay que El pa ciente se aburre
2.2.9.3
reconocerlas. Las frases hechas que más se repiten son indicaciones de
resistencias de carácter y no pueden tratarse sino cuando el análisis va El aburrimiento en el paciente indica que está evitando el conocimien-
avanzado. Las aisladas pueden enfocarse al principio del análisis. to de sus apremios instintuales y sus fantasías. Si el paciente está abu-
80 LA RESISTENCIA APARICIÓN CLÍNICA DE LA RESISTENCIA 81

rrido significa que ha logrado soslayar el conocimiento consciente de práctica se examinará más detalladamente al describir la actuación de
sus impulsos y en su lugar tiene la peculiar tensión vacía del aburri- las reacciones de trasferencia (sección 3.8.4) y en el tomo II.
miento (Fenichel, 1934; Greenson, 1953). Cuando un paciente en aná-
lisis está elaborando bien con el analista, ansía el descubrimiento de 2.2.9.6La alegr ía frecuente en la con sulta
sus fantasías. El aburrimiento, independientemente de todo lo demás
que pueda significar, es una defensa contra las fantasías. Entre parén- En su conjunto, la labor analítica es grave. No siempre será sombría
tesis debe decirse que el aburrimiento en el analista podría indicar que o lamentable, y no todas las horas analíticas son deprimentes o doloro-
éste está bloqueando sus fantasías en relación con su paciente, reacción sas, pero en general se trata por lo menos de una labor muy dura. El
de contratrasferencia. También puede significar que el paciente se está paciente puede tener alguna satisfacción por el sentimiento de haber
resistiendo y que el analista todavía no lo ha descubierto consciente- logrado algo y aun algunas veces una sensación de triunfo. A veces,
mente, pero su percepción inconsciente lo tiene descontento, inquieto una interpretación acertada hace prorrumpir a paciente y analista en
y aburrido. risa espontánea. Pero la alegría frecuente en las sesiones, el gran entu-
siasmo y el júbilo prolongado indican que algo se está ocultando —por
El paciente tiene un sec ret o
2.2.9.4 regla general, algo muy distinto, alguna forma de depresión (Lewin,
Es evidente que el paciente con un secreto consciente está declarando 1950; Greenson,
matura 1962).
de síntomas El súbito
sininsight, paso adelatipos
son señales salud, la desaparición
semejantes de resis- pre-
que rehuye algo. Es ésta una forma especial de resistencia y su trata- tencia y como tales habrán de ser tratados.
miento requiere de consideraciones técnicas particulares. El secreto pue-
de ser un sucedido que el paciente quiera tener callado o incluso una 2.2.9.7El pa ciente n o camb ia
palabra que es incapaz de (que no quiere) pronunciar. En este punto,
todo cuanto puede decirse es que se trata de una forma de resistencia; A veces parece que uno está trabajando bien y satisfactoriamente con
hay que designarla así, pero es algo que debe ser respetado, no aplas- un paciente pero no se- aprecia ningún cambio en la sintomatología ni
tado, forzado ni averiguado a fuerza de súplicas. Loveremos con más comportamiento del mismo. Si esto dura bastante y no hay resisten-
detalle en la sección 2.6.6.3. cia manifiesta se debe sospechar alguna resistencia oculta y difícil de
descubrir. Si el análisis está obrando y por lo tanto influyendo en el
La actuación [acting out]
2.2.9.5 paciente, es de esperar que se produzcan cambios en el comportamien-
to o sintomatología del mismo. Si no hay otros signos de resistencia,
La actuación es un fenómeno muy frecuente e importante que se pre- es probable que se trate de una forma muy sutil de actuación y de re-
senta durante el psicoanálisis. Cualquiera que sea el resto de su signi- sistencia trasferencial (Glover, 1.955, cap. iv; véase también tomo II).
ficado, siempre tiene una función de resistencia. Es una resistencia
porque consiste en repetir en acción en lugar de palabras, recuerdos y 2.2.9.8Resistencia s silentes
afectos.
Además, en él siempre hay algo de deformación. Desempeña mu- Me refiero aquí a esas sutiles resistencias difíciles de determinar y que
chas funciones, pero al cabo es necesario analizar su función de resis- suelen venir a las mientes cuando uno piensa en el paciente fuera de
tencia, porque en caso contrario peligraría todo el análisis. la situación analítica. El analista suele advertir este tipo de resistencias
Un tipo sencillo de actuación que suele darse al principiar el análisis cuando está describiendo espontáneamente el paciente a alguien. Estas
es que el paciente hable del material de la sesión analítica con otra per- resistencias no se pueden descubrir en una sola sesión, ni siquiera en
sona que no sea el analista. Es patente que se trata de una forma de muchas sesiones, sino sólo cuando uno está a cierta distancia del análi-
evitación en que el paciente pasa una reacción de trasferencia a otro sis. Nos las habemos aquí con sutiles resistencias de carácter en el pa-
para evitar y atenuar algún aspecto de sus propios sentimientos de tras- ciente, que al analista le resultan difíciles de combatir, o reconocer.
ferencia. Debe apuntarse como resistencia y explorarse sus motivos. Esta Hay evidentemente un componente de contratrasferencia en el ana-
82 LA RESISTENCIA EXAMEN HISTÓRICO 83

lista así como una resistencia caracterológica por parte del paciente (G lo- Los Estudio s sobre l a histeri a (1893-5) que escribió Freud con Breuer
ver, 1955, pp. 54, 185-6; Fenichel, 1941, pp. 67-9). constituyen un documento notable, porque permiten observar cómo lle-
gó Freud a descubrimientos tan monumentales como la resistencia y
Pongamos un ejemplo: Llevo muchos años trabajando conuna paciente y con- la trasferencia. Era propio del genio de Freud que cuando tropezaba
sidero que las cosas van lentamente, pero bien. Querría declarar que me gusta con un obstáculo en su camino no se conformaba con soslayarlo o sen-
mi paciente y estoy satisfecho de nuestra labor. Pero un día en que me encuen- cillamente superarlo sino que tenía la feliz habilidad de aprovecharlo.
tro con el analista que me la envió, me pregunta cómo va la paciente y hete Así sucedió particularmente en su labor con la resistencia y la trasfe-
aquí que le digo: "Bien, ya sabe usted que es una Qpetsch." (Es avetsch una pa-
rencia. Al describir el caso de Elisabeth von R., a quien trató en 1892,
labra yiddish que significa quejicoso crónico, alguien que siempre se está la-
mentando.) Estoy sorprendido de lo que dije, pero después comprendo: (a) que
Freud mencionó por primera vez la palabra resistencia e hizo algunas
tenía razón; (b) que no lo había comprendido conscientemente hasta entonces; formulaciones preliminares. Creía que la paciente "apartaba" algu-
(e) que inconscientemente yo estaba protegiendo a la paciente de mi descon- nas ideas incompatibles y que la fuerza de su resistencia correspondía
tento con ella. Después de esta conversación empecé a trabajar en este progra- a la cantidad de energía con que había desprendido las ideas de sus
ma con ella y conmigo mismo. asociaciones. En ese capítulo emitía la hipótesis de que la idea quedaba
separada del resto de su vida ideacional y de sus asociaciones libres co-

enEsta
ella lista de resistencias
es naturalmente es muy
la de incompleta.debidas
las resistencias La mása grave omisión
la trasferencia. mo un motivo
fensa, cuerpo extraño (p. 157;
de defensa .91). Introdujo
y mecanismos también
de defensa enlas
supalabras de-
estudio del
Pero esta omisión es deliberada porque en el capítulo 3 estudiaré la tras- problema (p. 166; 95).
ferencia y las resistencias debidas a la situación de trasferencia. Hay En el capítulo sobre "Psicoterapia de la histeria", del mismo volu-
otras muchas resistencias típicas que hubiera podido añadir a este es- men, afirmaba Freud que la inaptitud de la paciente para quedar hip-
bozo, pero se asemejan a otras ya examinadas. Tomemos por ejemplo notizada significaba realmente que no se dejaba hipnotizar (p. 268; 110).
el paciente que lee libros y artículos de psicoanálisis con la intención Uno tenía que vencer en un paciente una fuerza psíquica que se opo-
de descubrir las cosas por sí y evitarse así la sorpresa de toparse sin nía a que las ideas patógenas se hicieran conscientes. Esta fuerza tenía
preparación con algún material. Esto es semejante a reunir material que haber intervenido en la creación del síntoma histérico. Siendo do-
para la hora de la sesión con el fin de evitar los espacios vacíos o el lorosas las ideas, el Yo de la paciente convocaba para su defensa una
silencio. Otro paciente se afana en hacerse socialmente amigo de otros fuerza repelente que expulsaba la idea patógena de la conciencia y se
analistas como medio de atenuar sus propias relaciones personales con oponía a su vuelta a la memoria. Realmente, el no saber del paciente
su analista, que equivale a hablar de la labor analítica fuera de la con- es no querer saber (pp. 268-70; 110-11).
sulta. Fumar durante la sesión analítica se parece a otras acciones que La tarea del analista es vencer esa resistencia. Según Freud, la reali-
remplazan a la manifestación de sentimientos y apremios con palabras, za "apremiando", o sea haciendo presión sobre la frente, apremiando
etcétera. para que aparezca el recuerdo, y por otros medios. Se le dice al pacien-
te que debe contar todo, aun lo trivial o embarazoso. Este método
opera desasociando la voluntad del paciente de la búsqueda de recuer-
dos. Lo que emerge es un eslabón intermedio, no siempre un recuerdo
2.3EXAMEN HISTÓRICO (pp. 270-1; 111-2). (Ésta es una contribución importante al concepto
de asociación libre.)
Antes de ponernos a estudiar la teoría de la resistencia conviene hacer Las resistencias son tenaces y vuelven una y otra vez. Adoptan mu-
un breve esbozo de la evolución histórica del punto de vista psicoanalí- chas formas, y Freud estudió las racionalizaciones del paciente acerca
tico al respecto. Más que un intento de resumen sistemático de cada de su resistencia, o el concepto de resistencia a la resistencia (p. 279;
trabajo mencionado, y ya que estos trabajos son fácilmente accesibles 116).
al lector, me limitaré a aquellos aspectos de la contribución que seña- Citemos directamente a Freud en relación con la técnica del manejo
len un cambio importante. de las resistencias: "¿De qué medios disponemos para vencer esta re-
84 LA RESISTENCIA EXAMEN HISTÓRICO 85

sistencia continuada? De muy pocos; esto es, de aquellos que, en gene- encuentra la mayor resistencia. Si se logra vencer una resistencia, con
ral, puede emplear un hombre para ejercer una influencia psíquica so- frecuencia se puede recordar un sueño hasta entonces olvidado. Fue
bre otro. Ante todo hemos de decirnos que la resistencia psíquica, y en sus consideraciones acerca del olvido de los sueños donde declaró
más cuando se halla constituida desde mucho tiempo atrás, no puede Freud que "todo aquello que dificulta la continuación de la labor analítica es
sino ser suprimida muy lenta y paulatinamente. Es preciso esperar con una resistencia"(p. 517; 535).
paciencia. Después ha de contarse con interés intelectual que, una vez "El método psicoanalítico de Freud" contiene la primera declara-
iniciada la labor, despierta sucurso en el enfermo... Por último —y ción inequívoca freudiana de que el factor de la resistencia se ha con-
ésta es nuestra más poderosa palanca— después de haber acertado los vertido en una de las piedras angulares de su teoría (1904, p. 251; 394).

motivos de su resistencia tenemos que intentar desvalorizar tales moti- La hipnosis, la sugestión y la abreacción han sido completamente aban-
vos o, a veces, sustituirlos por otros más importantes... Actuamos lo donadas en favor de la asociación libre y el análisis de la resistencia
mejor que nos es posible: como aclaradores, cuando una ignorancia y la trasferencia (p. 252; 394).
ha engendrado un temor; como maestros, como representantes de una En el caso de Dora (1905a), Freud describía cómo la relación de tras-
concepción universal más libre o más reflexiva, y como confesores que, ferencia llegó a ser la mayor causa de resistencia y también cómo "ac-
con la perduración de su interés y de su respeto después de la confe- tuaba" el paciente esa resistencia de trasferencia. Al final, esto provo-
sión, ofrecen al enfermo algo equivalente a una absolución" (p. 282;
117-8). có
su la interrupcióncuando
importancia del análisis,
estabaporque Freuda no
tratando comprendíaencabalmente
la paciente, 1900 (pp. 116-
También planteó Freud las cuestiones de si no se debería emplear 20; 315-17).
la hipnosis y si el empleo de la hipnosis no reduciría el trabajo. Y res- En el trabajo sobre "La dinámica de la trasferencia" (1912a), Freud
pondió a ambas cuestiones por la negativa. Emmy von R. era fácil de fue más allá de la mera declaración de que la trasferencia ocasiona las
hipnotizar y ofrecía poca resistencia hasta que se suscitaron las cuestio- más vigorosas resistencias y es la causa más frecuente de resistencia.
nes sexuales; entonces no pudo ser hipnotizada y se volvió incapaz de Exploró las fuerzas dinámicas que hacen a la libido regresar y oponer-
recordar. En toda histeria es la defensa la raíz del asunto. Si se quitan se a la labor analítica en forma de resistencia (p. 102;415). Describía
las resistencias se halla el material en el debido orden. Cuanto más se Freud cómo la resistencia acompaña a la psicoterapia paso a paso. To-
acerca uno al núcleo de la histeria, mayor es el grado de resistencia da asociación, toda acción del paciente en tratamiento debe contar con
(pp. 284-9; 118-21). que habrá resistencia (p. 103; 415).
En este punto modificó Freud una de sus ideas anteriores y declaró Las asociaciones del paciente son también una transacción entre las
que lo reprimido no es un cuerpo extraño sino más bien una infiltra- fuerzas de resistencia y las que luchan por la recuperación. Igual suce-
ción. Si se quita la resistencia y se puede restablecer la circulación en de con la trasferencia. Tiene Freud al respecto una importante nota de
esa región hasta entonces aislada, puede volver a integrarse. No sirve pie de página en el sentido de que las batallas en la esfera de la resis-
de nada tratar de llegar al meollo de inmediato, sino que hay que em- tencia trasferencia] suelen seleccionarse para los conflictos más amar-
pezar por la periferia (pp. 290-2; 121-3). (Tenemos aquí una compro- gos en el análisis. Compara la situación con la siguiente situación de
bación de la regla técnica de que la interpretación ha de empezar por combate. "Cuando en una batalla se combate con especial empeño por
la superficie.) la posesión de una capilla o edificio determinado, no puede deducirse
En La inte rpretac ión de lo s sueñ os (1900), Freud aludió muchas veces de ellos que se trata del santuario nacional o del depósito de municio-
al concepto de resistencia. En diferentes lugares hablaba de la censura nes del ejército. Tales objetivos pueden tener un valorpuramente tác-
i mpuesta por la resistencia o provocada por ésta (pp. 308, 321, 530, tico y quizá tan sólo para esa batalla" (p. 104; 416).
563; 411, 417, 542, 557). Es evidente que los conceptos de resistencia En el trabajo titulado "Recuerdo, repetición y elaboración" (1914c),
y censura están muy íntimamente relacionados entre sí. La censura es por primera vez menciona Freud la compulsión a la repetición, aspec-
a los sueños lo que la resistencia a la asociación libre (p. 520; 536). to especial de la resistencia que consiste en la tendencia del paciente a
Anotó la observación clínica de que cuando el analista intenta hacer repetir una experiencia pasada en acción en lugar de recordarla. Estas
que el paciente recuerde el fragmento olvidado de un sueño es cuando resistencias son particularmente tenaces y requieren una traslabora-
86 LA RESISTENCIA EXAMEN HISTÓRICO 87

ción (pp. 150-1; 439). Además, declara en este ensayo que es necesario más. Mientras su técnica primera se concentraba en la abreacción y
algo más que señalar la resistencia para superarla. El paciente ne- la obtención de recuerdos, posteriormente las mismas resistencias se
cesita tiempo para llegar a conocer mejor la resistencia y para descu- convierten en el hontanar de importantísimo conocimiento de la histo-
brir los impulsos instintuales reprimidos que la alimentan (p. 155 ; 442). ria del paciente y en particular de su sintomatología. Estas ideas se de-
(Es ésta una de las pocas observaciones técnicas de Freud acerca de sarrollan y alcanzan su culminación en "Análisis terminable e inter-
cómo se intenta el análisis de la resistencia.) minable", donde el concepto de resistencia abarca también al Ello y
En la Introducción a l psicoanáli sis (1916-7), Freud introducía la deno- el Superyó.
minación de "viscosidad de la libido", variedad especial de la resisten- Debemos añadir unas palabras de otras contribuciones aparte de las
cia (p. 348; 330). Aquí, también afirma que las neurosis narcisistas pre- freudianas. El progreso más importante fue el libro de Anna Freud,
sentan una barrera insuperable, inaccesible a la técnica psicoanalítica El Yo y los mec anismos de defensa (1936). Fue el primer intento de sistema-
(p. 423; 369). tizar nuestro entendimiento de los diversos mecanismos de defensa y
En Inhibición, s íntoma y angustia (1926a), Freud examina las resisten- de relacionarlos con los problemas de las resistencias en el curso del
cias de acuerdo con su srcen. Describe cinco tipos diferentes y tres tratamiento psicoanalítico. En esta obra demostraba su autora que las
causas de resistencia. Distingue tres géneros de resistencia procedente resistencias no sólo constituyen obstáculos al tratamiento sino también
del Yo y además una fuente de resistencia en el Superyó y otra en el i mportantes fuentes de información acerca de las funciones del Yo en
Ello (p. 160; 65).(Este tema lo proseguiremos en la sección 2.5.) general. Las defensas que se manifiestan como resistencias durante el
El trabajo "Análisis terminable e interminable" (1937a) contiene al- tratamiento realizan también importantes funciones para el paciente
gunas aportaciones teóricas nuevas a la naturaleza de la resistencia. Su- en su vida exterior. Las defensas se repiten asimismo en las reacciones
giere Freud que hay tres factores decisivos para el éxito de nuestros de trasferencia (pp. 30-44).
esfuerzos terapéuticos: la influencia de los traumas, la fuerza natural Dos trabajos de Wilhelm Reich (1928, 1929) sobre la formación y
de los instintos y las alteraciones del Yo (p. 224; 547). Estas alteracio- el análisis del carácter fueron también importantes adiciones al enten-
nes son las que se hallan ya en el paciente por los efectos del proceso dimiento psicoanalítico de la resistencia. El carácter neurótico está re-
defensivo. Freud amplía también sus especulaciones acerca del por qué lacionado con las actitudes y los modos de comportamiento habituales,
es tan lento el proceso analítico en algunos pacientes. Describe pacien- generalmente egosintónicos, del paciente, que hacen de coraza contra
tes con falta de movilidad en su libido y la atribuye a adhesividad de los estímulos externos y contra las sublevaciones instintuales del inte-
la libido e inercia psíquica, que designa, "quizá no del todo acertada- rior (1928, pp. 132-5). Estos rasgos de carácter tienen que someterse
mente", como "resistencia procedente del Ello" (p. 242;563).Estos a análisis, pero el cómo y el cuándo son materia de controversia (A.
pacientes se hallan acongojados por una "reacción terapéutica negati- Freud, 1936, p. 35; Fenichel, 1941, pp. 67-8).
va" debida a un sentimiento inconsciente de culpabilidad derivado del Las ideas de Hartmann (1964) acerca de la adaptación, la autono-
instinto de muerte (p. 243; 564). mía relativa, las esferas libres de conflicto, los conflictos intrasistémicos
Declara también Freud en este trabajo que las resistencias pueden y la neutralización entrañan importantes implicaciones para los pro-
deberse a errores del analista, algunos de ellos causados por los gran- blemas de técnica. El concepto que tiene Ernst Kris de regresión bajo
des aprietos emocionales de la profesión (pp. 247-9; 567-9). Cierra este control o al servicio del Yo es otra contribución descollante (1950,
ensayo con algunas observaciones clínicas acerca de las mayores re-
sistencias en hombres y mujeres. En las mujeres, la mayor causa de resis- p. 312).
ces habíaEstos conceptos
estado metidoiluminaron y especificaron
en la casilla que llevaba ellomarbete
que hastadel
enton-
"arte"
tencia parece tener relación con su envidia del pene, mientras que en del psicoanálisis. Finalmente, también me parecen prometedoras algu-
los hombres la mayor resistencia se debe a su temor de tener deseos nas de las ideas novísimas en torno a las diferencias de las defensas,
femeninos pasivos respecto de otros hombres (pp. 250-3;570-2). resistencias y regresiones en las neurosis y psicosis (Winnicott, 1955;
En este histórico cuadro general de las ideas freudianas sobre la re- Freeman, 1959; Wexler, 1960).
sistencia puede verse cómo empezó considerándola esencialmente un
obstáculo a la labor terapéutica y cómo después fue resultando mucho
88 LA RESISTENCIA TEORÍA DE LA RESISTENCIA 89

2.4LA TEORÍA DE LA RESISTENCIA es un concepto operativo; no es algo nuevo creado por el análisis; la
situación analítica sólo se convierte en el escenario donde se manifies-
tan esas fuerzas de resistencia.
2.4.1
RESISTENCIA Y DEFENSA Hay que recordar que durante el curso del análisis las fuerzas de re-
sistencia echarán mano de todos los mecanismos, modos, medidas, mé-
El concepto de resistencia tiene una importancia fundamental para la todos y constelaciones de defensa que el Yo ha empleado en la vida
técnica psicoanalítica, y debido a su posición c entral sus ramificaciones exterior del paciente. Puede tratarse de los psicodinamismos elementa-
tocan todas las cuestiones técnicas importantes. La resistencia ha de les que el Yo inconsciente emplea para preservar su función de sínte-
enfocarse desde muchos puntos de vista, para abarcarla debidamente. sis, tales como el de represión, el de proyección, el de introyección, el
Nuestro actual examen teórico sólo tocará unas cuantas consideracio- de aislamiento, etc. O bien pueden las resistencias consistir en adquisi-
nes fundamentales de importancia general para el entendimiento de los ciones más recientes, como la racionalización o intelectualización que
problem as clínicos y técnicos. Se tratarán cuestiones teóricas más espe- se emplea con fines defensivos (Sperling, 1958, pp. 36-7).
cíficas en relación con determinados problemas. Para un enfoque me- Las resistencias operan en el interior del paciente, esencialmente en
tapsicológico más completo, el lector deberá recurrir a la literatura su
serYo inconsciente,
accesibles a su Yosi observador
bien ciertosyaspectos
opinante.deTenemos
su resistencia pueden
que distinguir
psicoanalítica (Freud, 1912a, 1914c, 1926a, 1937a; A. Freud, 1936;
Fenichel, 1945a, capítulos VIII, Ix; Gill, 1963, capítulos 5 y 6). entre el hecho de que el paciente esté resistiendo, cómo se resiste, a qué
La resistencia se opone al procedimiento analítico, al analista y al se resiste y por qué lo hace (Fenichel, 1941, p. 18; Gill, 1963, p. 96).
Yo razonable del paciente. Defiende la neurosis, lo antiguo, lo familiar El mismo mecanismo de defensa es por definición siempre inconscien-
e infantil, del descubrimiento y el cambio. Puede ser adaptativa. La te, pero el paciente puede tener conciencia de una u otra manifestación
palabra resistencia se refiere a todas las operaciones defensivasdel aparato secundaria del proceso defensivo. Las resistencias aparecen durante el
psíquico provocadas en la situación analítica. proceso de análisis como alguna forma de oposición a los procedimien-
La defensa se refiere a procesos que ponen a salvo del peligro y el tos o procesos que se están analizando. Al comenzar el análisis, el pa-
dolor, en contraste con las actividades instintivas que buscan el placer ciente suele sentir esto como cierta contrariedad en relación con las
y la descarga. En la situación psicoanalítica, las defensas se manifies- peticiones o intervenciones del analista m ás que como un fenómeno in-
tan en forma de resistencias. Freud empleó estos términos como sinó- trapsíquico. Al desarrollarse la alianza de trabajo e identificarse el pa-
nimos en la mayoría de sus escritos. La función de defensa es srcinal ciente con las actitudes operativas del analista, la resistencia se percibi-
y básicamente una función del Yo, si bien todo tipo de fenómeno psí- rá como una operación defensiva ajena al Yo dentro del Yo afectivo
quico puede emplearse con fines defensivos. Esto toca la cuestión sus- del paciente. Esto cambia durante el curso del análisis según las fluc-
citada por Arma Freud cuando dice que los muchos y extraños modos tuaciones de la alianza de trabajo. Pero debe subrayarse que en todo
de representación que se dan en la labor onírica son instigados a ins- el curso del análisis, en todos los pasos del camino, siempre habrá al-
tancia del Yo, pero éste no los ejecuta completamente. De modo aná- guna contención con resistencias. Puede sentirse intrapsíquicamente o
logo, las diversas medidas de defensa no son enteramente obra del Yo, según la relación con el analista, puede ser consciente, preconsciente
y también pueden emplearse las propiedades del instinto (A. Freud, o inconsciente, desdeñable o imponente en sus efectos, pero la resisten-
1936, p. 192). Esta idea parece relacionada con las nociones de prefase cia está siempre presente.
o estado preliminar de la defensa y el problema especial de las defen- El concepto de defensa entraña dos constituyentes: un peligro y un
sas en el paciente psicótico en comparación con el psiconeurótico (Free- instrumento protector. El concepto de resistencia se compone de tres
man, 1959, pp. 208-11). elementos: un peligro, una fuerza impelente para proteger el Yo (irra-
Creo que se puede decir que, cualquiera que sea su srcen, el em- cional) y una fuerza que impulsa a correr un riesgo, el Yo preadaptativo.
pleo de un fenómeno psíquico con fines defensivos ha de realizarse Otro paralelo en la relación entre defensa y resistencia es el recono-
por mediación del Yo. Ésta es la explicación de la regla técnica de cimiento de que hay jerarquías de resistencia, del mismo modo que pos-
que el análisis de la resistencia debe empezar por el Yo. Resistencia tulamos jerarquías de defensa. La concepción de la defensa se refiere
90 LA RESISTENCIA TEORÍA DE LA RESISTENCIA 91

a diversas actividades inconscientes del Yo, pero podemos distinguir de su potencia. Es fácil observar en esto la manifestación impulsiva y a conti-
nuación la resistencia. Pero todo ello es defensivo en relación con la frase
entre los mecanismos de defensa profundos, inconscientes y automáti-
siguiente, "incluso con su húmeda, olorosa vagina". El aspecto defensivo lo de-
cos y los que están más cerca del Yo consciente. Cuanto más primitivo lata la palabra "incluso". Pero esta descripción también contiene de toda evi-
es el lugar de esta jerarquía ocupado por determinada defensa, y más dencia un elemento exhibicionista que satisface un impulso. Es también resis-
íntimamente está relacionada con el material reprimido, menos proba- tencia frente al significado del siguiente trozo de comportamiento, el lavado
ble es que se haga consciente. Las defensas situadas más arriba en la en el baño. A esta última actividad se reacciona con rechazo a manera de resis-
escala operan más de acuerdo con el proceso secundario y regulan des- tencia ajena al Yo, dados la declaración anterior de cómo gozaba en la vagina
cargas más neutralizadas (véase Gero, 1951, p. 578; Gill, 1963, p. 115). y el hecho de que el lavado le pareciera extraño. Pero era también una acción
Este razonamiento puede transportarse a nuestro entendimiento de las defensiva contra una sensación de suciedad que lohabía despertado e impulsa-
resistencias, que comprenden también una amplia gama de procesos do a vencerla lavándose.
tanto en términos de si se sirven en su funcionamiento de procesos pri-
marios o secundarios como de si tratan de regular una descarga instin- Creo que este breve análisis ejemplifica y confirma el concepto de
tual o neutralizada. Creo poder ilustrar este punto mediante una des- que la resistencia o la defensa son relativas. Los conceptos de "resis-
tencia a la resistencia" y "defensas contra la defensa" son enfoques
cripción
jarme de lodentro
entrar que sucedía en un paciente
de él" porque entoncesque declaró
sería cómodestruido,
devorado, temía "de- análogos de este tema (véase Freud, 1937a, p. 239, 560; Fenichel, 1941,
aniquilado. Cuán diferente es esta resistencia de la de un paciente que p. 61).
me reveló cómo siempre que yo empezaba a hablar secantaba callada- La jerarquía y estratificación de resistencias e impulsos no debe ha-
mente una cancioncilla, con el fin de reducir el impacto de lo que yo cernos esperar que haya una estratificación ordenada de esos compo-
decía. nentes en la mente de las personas que se someten al psicoanálisis. Es-
Defensa y resistencia son términos relativos; la defensa y aquello de que to lo llevó al extremo Wilhelm Reich (1928, 1929), quien preconizó
se defiende forman una unidad. El comportamiento defensivo propor- el análisis de las unidades de resistencia-impulso en orden cronológico
cionará alguna descarga para aquello de que se defiende. Todo compor- inverso. Fenichel (1941, pp. 47-8) y Hartmann (1951, p. 147) subraya-
tamiento tiene aspectos impulsivos y defensivos (Fenichel, 1941, p. 57). ron los muchos factores que pueden trastornar esta estratificación his-
Los crueles reproches que se hace el obsesivo denuncian claramente tórica y son causa de "dislocación" y otros estados más caóticos.
los impulsos sádicos subyacentes que trata de obviar. Toda defensa es Querría resumir esta parte del estudio teórico acerca de las resisten-
una "defensa relativa" (p. 62). Un fragmento dado de comportamien- cias y la defensa citando un párrafo de Merton Gill (1963, p. 123): No
to puede ser una defensa respecto de una pulsión más primitiva que podemos trazar una línea bien definida entre los diversos niveles de de-
él mismo, y ese mismo comportamiento puede ser rechazado como pul- fensa. Si las defensas existen en una jerarquía, los niveles inferiores de-
sión en relación con una defensa más adelantada que él (Gill, 1963, ben ser inconscientes y automáticos, y quizá patógenos. Las defensas
p. 122). situadas en alto en la jerarquía deben ser conscientes y voluntarias, y
quizá adaptativas. Y naturalmente, en los comportamientos defensi-
vos específicos pueden entrar ambos géneros de características. La idea
Puedo ilustrar esto en términos de unidades de resistencia-impulso según van de que las defensas pueden desaparecer después de un análisis sólo po-
apareciendo en el curso de un ánálisis. Un hombre de edad mediana, un psi- dríaya
sustentarla quien tuviera de la defensa
quiatra, me dice que goza plenamente de la actividad sexual con su esposa, da, que en una concepción jerárquica lasuna opiniónson
defensas muy restringi-
la urdimbre
"incluso con su húmeda, olorosa vagina". Después añade que "cosa harto ex- del funcionamiento de la personalidad tanto como las pulsiones y sus
traña", después del coito suele despertar de un sueño profundo y se halla la-
derivados son su trama.
vándose los genitales en el cuarto de baño. Teniendo en cuenta un examen an-
Veamos ahora la cuestión de relacionar los motivos y mecanismos
terior, trato de explicarle sus actividades de resistencia en la siguiente forma:
el que el paciente declare que goza plenamente con su mujer es de contenido
de defensa con los motivos y mecanismos de resistencia (A. Freud, 1936,
instintivo bien claro; pero por otra parte es un intento de agradarme, de mos- pp. 45-70; Fenichel, 1945a, pp. 128-67). Entendemos por motivo de
trarme cuán sano es, y de desvanecer las dudas que yo pudiera tener acerca defensa lo que hizo entrar en acción a una defensa. La causa inmediata
92 LA RESISTENCIA TEORÍA DE LA RESISTENCIA 93

es siempre la evitación de algún afecto doloroso como la angustia, la muerte (III, 563). Sin pretender despachar estas ideas sumariamente,
culpabilidad o la vergüenza. La c ausa más distal es e l impulso instintual debo decir que el concepto de una resistencia procedente del Ello pare-
subyacente que provocó la angustia, la culpabilidad o la vergüenza. La ce imprecisa o contradictoria. Según nuestra definición provisional de
causa última es la situación traumática, un estado en que el Yo se ve resistencia, todas las resistencias operan por el Yo, cualquiera que sea
arrollado y desvalido porque está lleno de una angustia que no puede el punto donde se srcina el peligro o el modo. El apego a satisfaccio-
controlar, dominar ni frenar... un estado de pánico. Es este estado el nes antiguas que implican los términos de adhesividad de la libido e
que el paciente trata de evitar instituyendo defensas a la menor señal inercia psíquica puede tener alguna base especial instintiva, pero mis
de peligro. (Para un estudio denso y lúcido del Yo en la angustia véase experiencias clínicas señalan que en tales casos es el miedo subyacente
Schur, 1953.) de las satisfacciones nuevas o maduras lo que hace intratable el anti-
guo placer.
Ilustremos esto con un sencillo ejemplo clínico. Un paciente por lo general agra- Yo opino que el papel del instinto de muerte en relación con la resis-
dable empieza a hablar evasivamente en una sesión analítica a/ describirme un tencia parece demasiado complejo y remoto para ameritar un estudio
concierto de la noche anterior. Está claramente turbado y angustiado. Después a fondo en un libro de técnica. Me refiero al concepto de un instinto
de reconocer este punto el paciente, exploramos las razones subyacentes y des- de
cubrimos que se sentía celoso y resentido porque yo parecía gozar con la com- La muerte separado
interpretación deldel concepto
material de pulsiones
clínico instintuales
a un paciente agresivas.
en función del ins-
pañía de un joven. En sesiones ulteriores descubrimos el hecho de que esta si- tinto de muerte tiende demasiado a la facilidad y el mecanicismo.
tuación de rivalidad movilizó en él la tendencia a una terrible explosión de ra- Desde un punto de vista técnico, la compulsión de repetir puede ma-
bia. Había padecido temibles berrinches de niño cuando parecían dar prefe- nejarse mejor terapéuticamente considerándola un intento de dominar
rencia a su hermano menor. Parte de su posterior deformación neurótica del
tardíamente una antigua situación traumática. O bien la repetición pue-
carácter era un buen talante irrazonablemente rígido. Creo que este ejemplo
revela las causas inmediatas, distales y últimas de la resistencia. La turbación
de representar la esperanza de un final más feliz para una frustración
fue el motivo inmediato. El resentimiento celoso era la causa distal de la resis- pasada. El masoquismo, la autodestructividad y la necesidad de pade-
tencia. La base última de la resistencia fue el miedo a la rabia violenta. cer, como mejor pueden enfocarse clínicamente es co mo manifestacio-
nes de agresión que se vuelven en contra del propio individuo.
Las situaciones de peligro que pueden despertar un estado traumáti- Según mi experiencia, el interpretar las resistencias como expresión
co atraviesan un proceso de desarrollo y cambio con las diferentes fases de un instinto de muerte conduce sólo a la intelectualización, la pasivi-
de la maduración (Freud,53-58). Pueden ser caracterizadas a gran- dad y la resignación. Me ha parecido clínicamente válido el que en el
des rasgos como miedo al abandono, miedo a la aniquilación física, análisis final hallemos que el mismo motivo básico es correcto para la
sentimiento de no ser amado, miedo a la castración y miedo a perder resistencia como para la defensa: el motivo principal de la resistencia
la propia estimación. En el análisis, todo pensamiento, sentimiento o como de la defensa es evitar el dolor.
fantasía que despierte una emoción dolorosa, trátese de asociación li-
bre, un sueño o la intervención del analista, provocará resistencia en
algún grado. Si se sondea lo que está oculto detrás del afecto doloroso, RESISTENCI A Y REGRESIÓN
2.4.2
se descubrirá algún impulso instintivo peligroso y, a fin de cuentas, al-
gún vínculo con un acontecimiento relativamente traumático de la his- Regresión es un concepto descriptivo y se refiere a la vuelta a una for-
toria del paciente. ma anterior, más primitiva de actividad mental (Freud, 1916-7, p. 342;
El problema del abrirse paso tiene particular pertinencia para la teo- 327).Uno tiende a volver a las escalas que fueron puntos de fijación
ría de la resistencia, pues fue discutiendo estos asuntos como Freud in- en tiempos anteriores. La fijación y la regresión forman una serie com-
trodujo las expresiones "compulsión a la repetición", "viscosidad de plementaria (1916-7, p. 362, 332;Fenichel, 1945a, p. 65). Se puede
la libido" e "inercia psíquica" (II, 439; III, 562-3). Estos fenómenos entender mejor esta relación recurriendo a la analogía con un ejército
estaban enlazados por lo que Freud designó "tal vez no muy correcta- que trata de avanzar por tierra enemiga. Dejará el mayor número de
mente" como "resistencia delello", una manifestación del instinto de tropas de ocupación en aquellos lugares donde haya tenido mayores
94 LA RESISTENCIA TEORÍA DE LA RESISTENCIA 95

dificultades o la mayor seguridad y satisfacción. Pero al h acerlo, el ejér- La regresión puede producirse en función de las relaciones de objeto
cito que avanza se debilita y si hallare dificultades en su camino, volve- y en relación con la organización sexual (Freud, 1916-7, p. 341; 327).
rá a los puntos donde dejara los núcleos más fuertes de tropas de También puede entenderse en términos tópicos, como el paso del pro-
ocupación. ceso secundario al primario. Gill (1963, p. 93) cree que esto implica
Las fijaciones se deben a la disposición innata, los factores constitu- también una regresión estructural, una regresión en la función percep-
cionales y la experiencia, que forman una serie complementaria. Sabe- tiva del Yo, que se manifiesta trasformando los pensamientos en imá-
mos poco de los factores hereditarios y congénitos, pero sí sabemos que genes visuales. Winnicott (1955, pp. 283, 286) afirma que el aspecto
las satisfacciones excesivas en un punto dado del desarrollo favorece- más importante de la regresión es la regresión de las funciones del Yo
rán la fijación. Hay renuencia a renunciar a las satisfacciones grandes, y las relaciones de objeto, particularmente en dirección del narcisismo
sobre todo cuando están combinadas con un sentido de seguridad. Un primario.
niño que recibe mucha estimulación anal-erótica a causa de la exage- El estudio que hace Anna Freud (1965, pp. 93-107) de la regresión
rada preocupación de su madre por sus actividades anales no sólo reci- es el más completo y sistemático. Dice que la regresión puede darse
be mucho placer sensual sino que además tiene la seguridad de la apro- en las tres estructuras psíquicas; puede afectar al contenido psíquico
bación materna. Opinaba Fenichel que las frustraciones excesivas tam- así como al funcionamiento; y puede influir en el objetivo instintual,
las
ría representaciones
la zona erógena dey laobjetos
y eldecontenido
sí mismodea la
fantasía.
lista.) (Yo
bién pueden ser causa de fijaciones (1945a, p. 65). Sostenía que una añadi-
fijación puede deberse a (a) la esperanza prolongada de que al final imagen esta Las regresio-
se obtendrá la ansiada satisfacción y (b) a que la frustración favorece nes del Ello son más tenaces y adhesivas, mientras que las regresiones
la represión de las pulsiones implicadas e impide su avance. Las com- en términos de las funciones del Yo son a menudo más transitorias.
binaciones de satisfacción y frustració n excesiva s y cambio s particular- La regresión temporal en las funciones del Yo es parte del desarrollo
mente abruptos de una a otra favorecen la fijación. normal del niño. En el proceso de maduración, la regresión y la pro-
Regresión y fijación son interdependientes (A. Freud, 1965, p. 96). gresión alternan y obran recíprocamente una en la otra.
No obstante, debe tenerse presente que la fijación es un concepto de La regresión ocupa una posición especial entre las defensas y parece
desarrollo y la regresión es uno defensivo. Mi propia experiencia clíni- haber alguna duda acerca de si en realidad su lugar está entre ellas (A.
ca no está de acuerdo con las formulaciones de Fenichel acerca de las Freud, 1936; Fenichel, 1945a; Gill, 1963). Pero no cabe duda de que
causas de fijación y regresión. Yo he observado que las fijaciones las cau- el Yo emplea la regresión en muchas formas para fines de defensa y
san principalmente las satisfacciones excesivas y que la regresión se resistencia. El papel del Yo es algo diferente en relación con la regre-
pone en marcha por el dolor o peligro excesivos. Uno no se apega a sión. En general parece que el Yo es más pasivo que en otras operacio-
alguna satisfacción ausente a menos que haya un recuerdo de placer nes defensivas. Con mucha frecuencia se pone en marcha la regresión
excesivo relacionado con ella. Esto puede ser así sólo en sentido relati- por una frustración de los instintos en un nivel dado, que mueve las
vo. La satisfacción más avanzada es demasiado peligrosa y la más re- pulsiones a buscar salidas en una dirección retrógrada (Fenichel, 1945 a,
trasada es demasiado insuficiente. Por eso, el punto de fijación es el p. 160). Pero en ciertas condiciones, el Yo tiene la capacidad de regu-
más satisfactorio, porque ofrece la mejor combinación de satisfacción lar la regresión, como lo hace en el sueño, en el chiste y en algunas
y seguridad. actividades creadoras (Kris, 1950, pp. 312-13). De hecho, en la salud
mental y sobre todo en la sensibilidad a los aspectos psicológicos se ne-
Motivaque
siempre la regresión
se trata la
dehuida del dolor
regresión y el peligro.
patológica. El Esto parece
paciente cierto
que renuncia cesita que las funciones primitivas complementen las más altamente di-
a su amor y rivalidad edípicos, su masturbación y su orgullo fálico y ferenciadas (Hartmann, 1947; Khan, 1960; Greenson, 1960). Como
exhibicionista y se vuelve otra vez apagadamente desafiante, despecha- con todas las defensas, es importante discrindfiar entre las regresiones
damente sumiso, orientado hacia lo excrem enticio y obsesivo, es un caso relativamente más patógenas y las adaptativas.
de éstos. Si la satisfacción desempeña un papel en la regresión, es por- Importa también tener presente que la regresión no es un fenómeno
que produce angustia traumática. Si la satisfacción no se hace traumá- total, que lo abarque todo. Por lo general vemos regresiones selectivas.
tica, causará una fijación en el nivel edípico y no una regresión. Un paciente puede regresar en ciertas funciones del Yo y no en otras.
96 LA RESISTENCIA CLASIFICACIÓN DE LAS RESISTENCIAS 97

O bien puede haber mucha regresión en términos de objetivos instin- modos, pero sigue la clasificación de Freud según las fuentes de resis-
tuales y relativamente poca en términos de relaciones de objeto. Lo "de- tencia. Fenichel (1941) consideraba poco sistemático este modo de di-
sigual" de la regresión es un concepto muy importante en la práctica ferenciar y señalaba que el mismo Freud tenía esa impresión (pp. 33-4).
clínica (A. Freud, 1965). Antes de proseguir nuestro estudio de las fuentes de resistencia creo
Esta discusión tiene importantes implicaciones en términos de pro- que sería bueno asentar esa verdad evidente de que todas las estructu-
ceso terapéutico. Para la terapia psicoanalítica, la regresión es necesa- ras psíquicas participan en todos los sucesos psíquicos, si bien en grado
ria... y ciertamente nuestro encuadre y nuestra actitud facilitan ese fe- diverso. Con esto presente,tendremos menos tendencia a exagerar en
nómeno (véase capítulo 4; también Menninger, 1958, p. 52).De todos la simplificación o la generalización de nuestras formulaciones. De acuer-
modos, muchos analistas piensan en una cantidadóptima de regresión. do con nuestro estudio de la resistencia y la defensa, creo que la fun-
Escogemos los pacientes que en su mayor parte pueden regresar sólo ción de defensa, la actividad de evitar el dolor, nace del Yo, cualquiera
temporal y parcialmente. Pero hay alguna diferencia de opinión al res- que sea el estímulo provocador. Es el Yo la estructura psíquica que mo-
pecto. Por ejemplo, Wexler (1960, pp. 41-2) advierte que se tenga cui- viliza las funciones de evitación y bloqueo. Puede hacerlo empleando
dado con procedimientos com o la asociación libre, que conducirá a cier- los mecanismos primarios inconscientes de defensa, como la represión,
tos pacientes bordeline o limítrofes al desapego objetal mientras que Win- la proyección, la introyección, etc. Pero también puede hacerlo utili-
nicott (1965,
regresión p. inclusive
total 287) piensa
en que la misiónpsicótico.
un paciente del analista es favorecer una zando cualquier otra función psíquica consciente o inconsciente. Por
ejemplo, puede emplearse como defensa la actividad heterosexual y den-
tro del análisis, como resistencia al confrontamiento con impulsos ho-
mosexuales. Los placeres sexuales pregenitales no sólo pueden expre-
sar componentes infantiles del Ello sino que, si se convierten en fuente
2.5CLASIFICACIÓN DE LAS RESISTENCIAS
de resistencia, pueden también servir de función defensiva y resistente
frente a la situación edípica (Friedman, 1953). Freud, Glover y Anna
Freud describen las resistencias del Ello como aquellas resistencias que
2.5.1
SEGÚN EL ORIGEN DE LA RESISTENCIA
requieren traslaboración y que proceden de la compulsión a la repeti-
ción y la adhesividad de la libido. Según mi opinión, esas resistencias
A lo largo de sus muchos escritos sobre problemas de defensa y resis- también operan por el Yo. Una actividad instintual particular se repite
tencia, Freud intentó varias veces distinguir diferentes tipos de re- y permanece intratable alinsight sólo si cuenta con la ayuda de las fun-
sistencia. En Inhibición, s íntoma y angust ia distinguió cinco tipos y los cla- ciones defensivas del Yo. La traslaboración no opera directamente en
sificó según su srcen (1926a, p. 160; 65). (1) La resistencia de repre- el Ello sino sólo en el Yo. Para que resulte, hay que inducir al Yo a
sión, con que se refería a la resistencia de las defensas yoicas. (2) La que abandone su función defensiva patológica. Así puede el Ello parti-
resistencia de trasferencia. Como la trasferencia es un sustituto del re- cipar en las maniobras de resistencia, pero según creo, sólo dejándose
cuerdo y se basa en un desplazamiento de los objetos pasados a los pre- utilizar por el Yo para fines defensivos. Debe subrayarse que esta for-
sentes, Freud clasificó también esta resistencia como proveniente del mulación conviene a las neurosis de trasferencia; el problema tal vez
Yo. (3) La ganancia de enfermedad o secundaria, que puso también sea diferente con las psicosis (Winnicott, 1955; Freeman, 1959; Wex-
entre las resistencias del Yo. (4) Consideraba cuarta variedad las que
requerían de la traslaboración, o sea la compulsión a la repetición y ler,Situación
1960). semejante se da con el Superyó. Los sentimientos de cul-
la adhesividad de la libido, que él tenía por resistencias del Ello. (5) pabilidad pueden hacer q ue el Yo in stituya diversos mecanismos de de-
Las últimas resistencias que designó Freud fueron las que nacían de la fensa. Pero podemos ver también situaciones en que el sentido de cul-
culpabilidad inconsciente y la necesidad de castigo, que creía srcina- pabilidad exige satisfacción y castigo y adquiere caracteres semejantes
rias del Superyó. al Ello. El Yo puede defenderse de esto mediante diversas formaciones
Glover (1955), en los dos capítulos dedicados a la resistencia defensi- reactivas que tienen un carácter supermoral. Vemos esto de modo muy
va en su libro sobre técnica, clasifica las resistencias de muy diferentes típico en la neurosis obsesiva. Pero en les caracteres masoquistas gra-
98 LA RESISTENCIA
CLASIFICACIÓN DE LAS RESISTENCIAS 99
ves podemos ver una situación en que la necesidad del dolor es placen-
y entregándose a fantasías... El concepto de angustia 'automática' na-
tera y en que el paciente atiende a las exigencias de su Superyó y se
entrega a un comportamiento que le ocasiona franco dolor. Cuando cida en el Ello (o sea en la frustración sexual) se sustituye por el concep-
to del Yo que evalúa ciertos cambios del Ello como peligro y reacciona
esto sucede tenemos una resistencia en el análisis, porque este dolor
con angustia. Esta formulación subraya el hecho de que la a ngustia siem-
ansiado es en cierto modo placentero y simultáneamente está escon-
pre es una reacción del Yo" (pp. 92-3).
diendo alguna otra angustia (Fenichel, 1945a, p. 166). Desempeña al
mismo tiempo una función placentera y una defensiva, de resistencia.
Nuestra tarea terapéutica será conseguir que el Yo razonable del pa-
2.5.2
SEGÚN LOS PUNTOS DE FIJACIÓN
ciente reconozca la función de resistencia y persuadirle de que ose afron-
tar la dolorosa angustia mayor subyacente para poderla analizar. Todos los intentos de clasificar las resistencias se traslaparán necesa-
Tengo así la impresión de que cualquiera que pueda ser la fuente riamente. No obstante, ayuda al psicoanalista tenerlistos varios géne-
srcinal de una actividad, su función de resistencia siempre procede ros de clasificación, puesto que ello puede ponerle alerta acerca del ma-
del Yo. Las demás estructuras psíquicas han de entenderse como que terial típico del Ello, las funciones del Yo, las relaciones de objeto o
operan por el Yo. El motivo de la defensa y la resistencia es siempre la reacción del Superyó con que tenga que habérselas. Veamos el si-
evitar el dolor.
quier tipo El modo
de actividad o los grados
psíquica, desde de resistencia
losmecanism ospueden
de defensaser has-
cual- guiente ejemplo de una resistencia anal que se produjo al tercer año
de análisis de un joven, elseñor Z, quien era esencialmente una perso-
ta las actividades instintuales. El estímulo que pone en marcha la ma- nalidad neurótica oral-depresiva. El reconocimiento del carácter anal
niobra de resistencia puede srcinarse en cualquiera de las estructuras
de una resistencia particular ayudó a extraer y entender el material in-
psíquicas: Yo, Ello o Superyó. Pero la percepción del peligro es función
del Yo. consciente subyacente.
Las ideas de Freud sobre la angustia como señal de alarma tienen El paciente está acostado, tenso y expectante. Los puños apretados, la mandí-
una importancia fundamental para el enfoque de estas complicadas in- bula fir me, los múscul os de s us man díbulas bien ma rcados , los pies bien cruza-
terrelaciones. Querría yo utilizar el papel del Yo en la angustia para dos en los tobillos, el rostro algo enrojecido, los ojos miran fijamente al frente,
ejemplificar algunas de las cuestiones vitales. En Inhibición, sínt oma y a n- y calla. Al cabo de unos momentos dice: "Estoy deprimido. Más aún que an-
gustia describía Freud (a) el Yo como sede de laangustia, (b) la angus- tes. Me detesto. Me vapuleé despiadadamente la noche pasada... [pausa]. Pe-
tia como reacción del Yo y (c) el papel del Yo en laproducción de an- ro es justificable. Es que no hago nada... [pausa]. No voy a ninguna parte...
gustia y en la formación de síntomas y de defensa ( / 926a, pp. 132-42, [pausa]. Estoy en un atolladero. No tengo ganas de trabajar. Me niego a tra-
157-68; 52-7, 64-9).Estos problemas fueron meticulosamente revi- bajar cuando estoy así... [silencio]. No tengo ganas de caminar... [largo
silencio]."
sados y aclarados por Max Schur (1953) en su trabajo sobre "El Yo Pronuncia las palabras con frases y sílabas breves, recortadas. Las escupe
en la angustia". Modifica el concepto freudiano de que el Yo produce como gotas de lluvia. En el tono, en el modo, en la postura noto que está eno-
angustia para señalar el peligro y fomentar las defensas y formula en jado; más aún, que está rencorosa y desafiantemente enojado. Aunque hable
su lugar: "...el Yo evalúa el peligro y siente algún asomo de angustia. de detestarse sólo a sí mismo, siento que está enojado y rencoroso conmigo.
Tanto el evaluar como el sentir hacen de señal que induce las defensas. Además me ponen al alba las cosas que dice: "No puedo producir, estoy en
No sólo en la previsión del peligro sino también en su presencia misma un atolladero." Todo ello, el contenido y la actitud, hablan de una reacción
y aun si la situación tiene algo de traumática y si la reacción de angus- anal de rencor. Me callo, y al cabo de un silencio considerable le digo: "No
tia del Yo es regresiva, con resomatización, esta experiencia puede ser- sólo parece usted detestarse a sí mismo, parece también enojado y rencoroso
vir todavía de señal para que el resto del Yo convoque a las reservas conmigo." El paciente responde: "Estoy enojado conmigo mism o. Me desper-
y tome las medidas necesarias.Esta formulación de ningún modo alte- té a las doce y cuarto y ya no pude dormir. T an sólo dormitaba de vez en cuando
[silencio]. No quiero trabajar. Querría más bien dejar el análisis y no trabajar
ra el concepto de la función de una angustia como estímulo de la for-
en esto. Y usted sabe que casi podría hacerlo. Es extraño, pero casi podría ha-
mación de síntomas, la adaptación y la defensa... El Yo es capaz de cerlo. Podría irme en este mismo momento y seguir así por el resto de mi vida.
producir pel igro y no angustia. Puede hacerlo manipulando situaciones
No quiero entenderlo. No quiero trabajar."
100 LA RESISTENCI A CLASIFICACIÓN DE LAS RESISTENCIAS 10 1

Espero nuevamente y al cabo de un rato digo: "Pero este tipo de enojo nos vapuleo sádico y masoquista, la vergüenza, todopuede comprenderse
dice algo. Es más que odiarse usted a sí mismo." El paciente contestó: "No' como elementos de la fase anal. Eso era crucial en el trabajo con la
quiero disipar el enojo. Sé que estoy enojado, pero no quiero darle salida, quiero resistencia de aquella sesión particular.
aferrarme a ello. Estoy todo el día con ello, todo el día así. Todo este odio y Así como era posible clasificar la resistencia supra como pertenecien-
enojo. Me detesto: Ya sé que usted dirá que la detestación está ligada a lo ex- te a la fase anal,es posible describir las resistencias orales, fálicas, de la
crementicio, pero no quiero decir detestar, quiero decir odiarme, aunque em- latencia y de la adolescencia. El indicio puede darlo el carácter instinti-
pleé la palabra detestar. No hago sino pensar en asesinato, en ser ahorcado vo de una resistencia, o las relaciones de objeto, o el rasgo de carácter
en un patíbulo, y me puedo ver con la cuerda alrededor del cuello sobre la tram-
que sehalla en primer plano, o bien una forma particular de angustia
pa, y se abre y caigo, y espero que se abra la trampa y espero la caída y que
se me rompa el cuello. Puedo sentirme, me imagino muriendo. O bien imagi-
o actitud, o la intrusión de cierto síntoma. Así, en el caso arriba citado
no que me fusila un pelotón. Siempre estoy siendo ejecutado por alguna auto- podemos enlistar el rencor, la desconfianza, la testarudez, la vergüen-
ridad, por el Estado, por algún organismo. Siento una curiosidad mórbida por za, el sadomasoquismo, la retentividad y el contenerse, la marcada am-
ahorcar o ser ahorcado y siempre hay trampas que se abren. Es mucho más bivalencia y las recriminaciones obsesivas, todo ello típico de la fase
frecuente el ahorcamiento que el fusilamiento. En el ahorcamiento hay muchas anal. Esto que decimos no tiene la intención de negar las resistencias
más variaciones, ocurre mucho más, y durante todo su desarrollo me odio." "desiguales" o heterogéneas.
Otro período de silencio, y después digo: "No es nada más odio y no es na- Debe subrayarse que la forma y el tipo de resistencia cambian en
da más a mí mismo." A esto repone el paciente: "No cederé en ello. No se lo un paciente durante el curso del análisis. Hay regresiones y progresio-
consentiré. Usted quiere sacarme algo. No quiero reconocer que hay placer en nes, de modo que cada paciente manifiesta multitud de resistencias.
ello. Tengo la sensación de que a usted no le gusta mi placer, y odio eso. Estoy En el caso arriba citado, por ejemplo, se dedicaron largos períodos ana-
sencillamente furioso con todo esto. Creo que en realidad a usted no le gusta
que yo tenga ningún placer. Usted me acusa, y usted es malo, de mente per-
líticos a la traslaboración de pulsiones y angustias fálicas, en que ocu-
versa, usted me ataca. Yo tengo que mantenerme, debo luchar contra usted. paban el primer plano la culpabilidad por masturbación, las fantasías
Usted parece atento a la suciedad de mi mente, y tengo que negarla y que de- incestuosas y la angustia de castración. Hubo un período prolongado
cir que no hay tal. Y he de convenir en que sería terrible si lo hubiera." de resistencias orales y depresión, manifestadas por pasividad, intro-
En este punto digo: "Sí, y usted parece herirse a sí mismo para impedir que yección e identificaciones, fantasías suicidas, adicciones pasajeras, ano-
yo diga nada." A esto responde el paciente: "Sí, y me pregunto a qué vienen rexia y bulimia, llantos, fantasías de ser salvado, etcétera.
el ahorcamiento y la trampa, algo tiene que ver con la trampa que se abre y
el agua del sanitario que corre. Sencillamente no quiero que usted lo diga. To-
davía estoy resentido con usted, y me parece que la autoflagelación es una pro- 2.5.3
SEGÚN LOS TIPOS DE DEFENSA
tección... [pausa]. Sabe usted, es divertido; tengo ahora la sensación de que
acaba de empezar mi análisis, que estoy esencialmente por analizar, y me pre- Otro enfoque fructuoso de las resistencias consiste en averiguar el tipo
gunto cuánto durará... pero no importa."
de defensa de que se sirve la resistencia. Por ejemplo, podríamos dis-
Empleo este caso para ilustrar que el modo de enojo del paciente, tinguir los nueve tipos de mecanismos de defensa que describe Anna
el modo de la resistencia, la cólera rencorosa y anal, era el punto ini- Freud (1936) y ver cómo las resistencias los emplean para oponerse al
cial de una parte muy importante del análisis. Pasamos del enojo ren- procedimiento analítico. La represión entra en la situación analítica cuan-
coroso a la fantasía de ahorcamiento, que condujo a las fantasías de do el paciente "olvida" su sueño o su hora de visita, o cuando de su
la higiene excrementicia y otra vez a la proyección de hostilidad anal mente
de se borran
su pasado, experiencias cruciales o personajes muy importantes
etcétera.
sobre mí. Los meses siguientes de análisis revelaron muchos importan-
tes determinantes históricos. Pero la clave de todo ello era el carácter La resistencia de aislamiento entra en el cuadro clínico cuando los pa-
anal de su resistencia, el modo en que estuvo enojado precisamente aquel cientes separan los afectos agitados por una experiencia de su conteni-
día. Reconociendo que el rencor y la desconfianza son típicos de la fase do ideacional. Pueden describir un sucedido con todo detalle verbal,
anal del desarrollo libidinal, el sentimiento de estar en un atolladero, pero se advierte en ellos la tendencia a no mencionar ni mostrar ningu-
el no querer producir, lo apretado de las mandíbulas, las fantasías de na emoción. Esos pacientes suelen aislar la labor analítica del resto de
10 2 LA RESISTENCIA
CLASIFICACIÓN DE LAS RESISTENCIAS 103
su vida. Los insighis ganados en el análisis no pasan a su vida cotidiana.
miento y manejo de la actuación será estudiado en la sección 3.8.4 y
Los pacientes que emplean el mecanismo de aislamiento en su resis- después en el volumen 11. El lector puede familiarizarse con el tema
tencia al análisis suelen conservar el recuerdo de acontecimientos trau-
consultando alguna obra fundamental al respecto (Freud, 1905c, 1941c;
máticos, pero la conexión emocional se pierde o desplaza. En el análi- Fenichel, 1945b; Greenacre, 1950).
sis aplicarán mal su proceso pensante para evitar sus emociones.
Las resistencias caracterológicas son otro tipo complejo y en extre-
Podríamos proseguir enumerando todos los diversos mecanismos de
mo importante de defensa que merece mención especial (W. Reich,
defensa contra los impulsos y afectos instintuales y describir cómo las
1928, 1929). La cuestión de lo que se entiende por carácter no es fácil
fuerzas de resistencia se apoderan de uno u otro y los utilizan contra
de resolver. Para nuestros fines actuales yo simplificaría la respuesta
el procedimiento analítico (A. Freud, 1936, pp. 45-58; Fenichel, 1945a,
y diría que entendemos por carácter el modo habitual que tiene el or-
capítulo tx). Para nuestro propósito actual basta señalar que todos los
mecanismos de defensa del Yo pueden emplearse con fines de resistencia. ganismo de tratar con el mundo interno y externo. Es la posición y
Pero no sólo vemos las defensas simples y básicas utilizadas como postura integrada y organizada constante del Yo en relación con lo que
resistencia sino que las fuerzas de resistencia se sirven también de fe- de él se pide. El carácter se compone en lo esencial de hábitos y actitu-
nómenos más complejos. El más importante, con mucho, de todos los des. Unos son predominantemente defensivos, otros esencialmente ins-
Algunos son
tipos de resistencia hallados en el análisis son lasresistencias trasferencia- tintivos. términos como
li mpieza bien puede entenderse medios. El rasgo
defensa, caracterológico
como de la
formación reacti-
les. Estas resistencias, que son fenómenos muy complejos, se tratarán
detalladamente en el capítulo siguiente. Aquí sólo quiero señalar que va contra el agradable ensuciamiento. Pero podemos ver también el
la resistencia trasferencia] tiene que ver con dos grupos diferentes de desaliño como un rasgo de carácter que no es formación reactiva sino
resistencias: (1) los que aparecen en los pacientes por tener reacciones manifestación de placer en el ensuciarse.
trasferenciales; (2) los que se forman en los pacientes para evitar las Las resistencias caracterológicas se derivan de las defensas de carác-
reacciones trasferenciales. Todo el concepto de trasferencia está relacio- ter. Plantean un problema especial en técnica analítica porque son ha-
nado con la resistencia, pero las reacciones trasferenciales no han de en - bituales, ríg idamente fijas y por lo gen eral egosin tónica s. G lover (1955)
tenderse sólo como resistencias. Por eso pospondré el estudio de la re- las llama resistencias silentes. En general, el paciente está tranquilo y
sistencia de trasferencia hasta que hayamos aclarado nuestro modo de aun prueba sus defensas caracterológicas, ya que suelen aparecer en
entender la naturaleza de la trasferencia. la sociedad convencional como virtudes. Las medidas técnicas especia-
La actuación es otra maniobra especial de resistencia que merece exa- les que requieren las resistencias de carácter serán descritas más ade-
men aparte. Nos las habernos aquí nuevamente con un fenómeno que lante, en la sección 3.8. W. Reich (1928, 1929), A. Freud (1936) y Fe-
siempre desempeña una función de resistencia en el análisis y tiene un nichel (1941) deben consultarse para un estudio más profundo de la
significado complicadísimo. La actuación contiene importantes elemen- índole del carácter y de las resistencias de carácter.
tos del Ello y el Superyó, así como funciones del Yo. Definimos el act- También debemos describir las resistencias encubridoras que pueden em-
ing out como la representación de un suceso pasado en el presente, que plear los pacientes con fines de resistencia. Algunos pacientes tienden
a emplear mucho los recuerdos, los afectos y la identidad encubridora
es una versión ligeramente deformada del pasado pero parece cohesi-
va, racional y egosintónica para el paciente. Todos los pacientes incu- para arrinconar un recuerdo, afecto o identidad subyacentes más dolo-
rren poco o mucho en la actuación durante el análisis, y en los pacien- rosos. Esta formación defensiva estambién un complicado suceso psí-
tes inhibidos esto puede ser una señal bienvenida.Pero algunos pacientes quico y contiene importantes satisfacciones, así como defensas (Green-
son propensos a la actuación repetida y prolongada, que los hace difí- son, 1958a).
ciles o imposibles de analizar. La analizabilidad depende en parte de
la capacidad que tenga el Yo de ligar estímulos lo suficiente para que
el paciente pueda expresar sus impulsos en palabras y sentimientos. Los 2.5.4
SEGÚN LA CATEGORÍA DIAGNÓSTICA

pacientes que tienden a descargar sus impulsos neuróticos en acción


plantean un problema especial al análisis. El problema del reconoci- La experiencia clínica nos ha enseñado que ciertas entidades de diag-
nóstico emplean ciertos tipos especiales de defensa y que por lo tanto
104 LA RESISTENCIA CLASIFICACIÓN DE LAS RESISTENCI AS 105

esas resistencias particulares predominarán durante el curso del análi- UNA CLASIFICACIÓN PRÁCTICA
2.5.5
sis. No obstante, en todos los análisis salen a la luz muchas diferentes
formas de resistencia. Las entidades clínicas que describimos raramen- Todas las clasificaciones arriba descritas tienen sus ventajas y sus limi-
te se ven en forma pura; la mayoría de los pacientes tienen alguna mezcla taciones. Pero la experiencia clínica me impone la mención de otro en-
de patología diferente junto con el diagnóstico central que les damos. foque esencialmente práctico. Me ha resultado conveniente distinguir
Además, mientras dura el análisis vemos regresione s y progresiones tem- las resistencias ajenas al Yo de las egosintónicas. Las ajenas al Yo apa-
porales que complican el cuadro clínico y el tipo de resistencias. recen extrañas, ajenas y raras al Yo razonable del paciente. Por consi-
guiente, esas resistencias son relativamente fáciles de reconocer y per-
Un ejemplo de esto es el caso del señor Z, que empleé para demostrar la resis- miten hacer buen trabajo. El paciente entra fácilmente en alianza de
tencia anal (sección 2.5.2). El paciente tenía un trastorno neurótico, oral- trabajo con el analista en su intento de analizar esa resistencia concreta.
depresivo del carácter. Pero había tenido algún traumatismo anal en la infan-
cia y por eso volvió a vivir un período de rencor, odio y rabia anales en la fase He aquí un ejemplo típico: Una paciente hablaba rápidamente, casi perdiendo
del análisis que queda descrita. Inmediatamente antes de aquel período, su odio el aliento, y advertí un temblor en su voz. Parecía estar tratando desesperada-
fue cuidadosamente aislado y limitado a objetos de amor femeninos especiales
mente de llenar hasta el menor momento de la hora analítica. No había pau-
en
su su vida
rabia y exterior. En mí.
odio contra la culminación de su rencor anal, desplazó y proyectó sas, ni momentos de reflexión, nadamás una volcadura de fragmentos incone-
xos de recuerdos. En lasentrevistas preliminares estaba yo muy seguro de que
la joven era una persona neuróticamente deprimida. No había señales de esta-
Si examinamos un poco las neurosis de trasferencia típicas que tra- do psicótico ni indeciso. Sabía yo también que había estado "en análisis" con
tamos analíticamente, creo que hallaremos las siguientes resistencias un famoso analista en otra ciudad, quien la había considerado paciente
predominantes: analizable.
Las histerias: Represión y formaciones reactivas aisladas. Regresión Interrumpí a la paciente y le dije que me parecía asustada, que la notaba
a las características fálicas. Emocionalidad, somatizaciones, conversio- deseosa de llenar todo el tiempo de la sesión, como si temiera quedar callada
nes y genitalizaciones. Identificaciones con objetos de amor perdidos un solo momento. La paciente replicó con extremada timidez que temía que
y objetos productores de culpabilidad. yo la criticara por tener una resistencia si quedaba callada. Yo respondí burlo-
Las ne urosis obs esivas: Aislamiento, anulación retrospectiva, proyec- namente: ",Criticarla por tener una resistencia?" La damita respondió enton-
ciones y formaciones reactivas en masa. Regresión a la analidad con ces diciéndome que le parecía que su analista anterior obraba como si fuera
formación reactiva de los rasgos de carácter: orden, limpieza y tacañe- culpa de ella el tener una resistencia. Lo sentía muy estricto y censurador y
como que la consideraba fundamentalmente indigna del psicoanálisis. Eso le
ría se convierten en resistencias importantes. Intelectualización a ma- recordaba a su padre, que tenía un genio violento y solía gritarle de niña que
nera de resistencia a los sentimientos. Pensamiento mágico, omnipo- no valía "para maldita la cosa".
tencia del pensamiento, meditación. Interiorización de las reacciones
de hostilidad y Superyó sádico.
Las depr esiones neur óticas: Introyecciones, identificaciones, actuación, Creo que este ejemplo ilustra bien una resistencia ajena al Yo. Mues-
i mpulsividad y defensas de pantalla. La instintualidad oral y fálica de- tra también la facilidad con que se forma una alianza de trabajo con
formadas regresivamente. Emocionalidad, comportamiento y actitudes el paciente en el análisis de la resistencia.
Veamos ahora en contraste las resistencias egosintónicas, que se ca-
contrafóhieos,
Las neurosis de adictividad y masoquismo.
carácter: Según sea en lo fundamental un carácter histé- racterizan por parecer familiares, racionales y objetivas. El paciente no
rico, obsesivo o depresivo, sería de esperar que hallásemos los hábitos, nota la función de resistencia de la actividad objeto de escrutinio. Esas
rasgos y actitudes que suelen calificarse de rígidos, egosintónicos y "si- resistencias son por ello más difíciles de reconocer para el analista y
lentes" (Freud, 1908; Abraham, 1924; W. Reich, 1928, 1929; A. Freud, el paciente, y es más difícil el establecimiento de una alianza de trabajo
1936, capítulo vIII; Fenichel, 1945a, capítulo xx). en relación con ellas. Suelen ser normas habituales, bien asentadas, del
comportamiento del paciente, y rasgos de carácter a veces de valor so-
cial. Las formaciones reactivas, la actuación, las resistencias caractero-
106 LA RESISTENCIA
TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LAS RESISTENCIAS 10 7

lógicas, las actitudes contrafóbicas y las defensas de pantalla entran en De ordinario al empezar el análisis se trabaja con las resistencias aje-
esta categoría. nas al Yo. S ólo después de que el paciente ha logrado formar una alianza
de trabajo segura es posible empezar a buscar las resistencias egosintó-
nicas y a laborar con ellas. Estas resistencias se hallan presentes desde
Lo que sigue es un ejemplo sencillo. Un paciente ha llegado a su sesión analíti-
ca, durante dos años, con dos a cinco minutos de adelanto. En diferentes oca- el principio, pero no tiene caso atacarlas puesto que el paciente negará
siones he tratado de atr aer su atención hacia esta rigidez, pero nunca le ha su i mportancia o sólo colaborará de labios afuera en su análisis. Hay
parecido problema ni merecedora de análisis. Reconoce que es puntual, pero que haber realizado alguna labor previa con la resistencia ajena al Yo
considera esto una virtud, una señal de autodisciplina y de carácter. No he yhaber conseguido también una firme alianza de trabajo antes de po-
proseguido en el análisis de este rasgo sino que he laborado con otros aspec- der analizar eficazmente las resistencias egosintónicas.
tos de su neurosis que parecían menos intratables. Volveremos a ver este tema en la sección 2.6. Se aconseja al lector
Al final de una sesión digo al paciente que llegaré unos diez minutos tarde que compare a W. Reich (1928, 1929), A. Freud (1936), Fenichel (1941)
a la cita siguiente porque tengo que ir a la universidad. No hace ningún co- y Sterba (1951) al respecto.
mentario. En la sesión que quiero comunicar, el paciente parece muy agitado.
Me dice que estaba furioso por mi retraso aunque sabe que yo se lo había avi-
sado. Me acusa de torturarlo deliberadamente porque yo sé bien cuánto detes-
ta los retrasos. (Nunca lo había reconocido antes.) Había querido llegar tarde
él también, pero una fuerza irresistible lo había empujado a llegar 2.6 con TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LAS RESISTENCIAS
sus "acostumbrados" tres minutos de adelanto. En la salita de espera no ha-
bía podido estar sentado tranquilamente. Había sentido la tentación de irse,
pero se le ocurrió la idea de que si se "topaba" conmigo en el hall yo podía 2.6.1 CONSIDERACIONES PRELIMINARES
pensar que iba al baño. Eso era una idea insoportable. No tenía ninguna in-
tención de ir al baño. Aunque hubiera sentido la necesidad de hacerlo no hu- Antes de lanzarnos a un estudio detallado de los problemas técnicos
biera ido por la temida posibilidad de encontrarse conmigo "cara a cara". De conviene revisar algunos puntos fundamentales. La técnica del psicoa-
hecho, ahora se le ocurre que llega más pronto para poder usar el baño sin nálisis nació sólo cuando se analizaron las resistencias sin evitarlas ni
riesgo de un "encuentro" conmigo. Preferiría morir a que lo encontraran "con superarlas por otros medios. No podemos definir la técnica psicoana-
los pantalones en la mano".
Después de esta explosión, el paciente queda callado. Yo no digo nada. Rea-
lítica sin incluir el concepto de análisis constante y a fondo de la resis-
nuda tristemente: "De pronto comprendo que tengo una nueva fobia: e! mie- tencia. Es importante recordar otra vez la íntima relación existente
do de encontrarme con usted en el baño." Yo añado suavemente que el descu- entre resistencias, defensa, funciones del Yo y relaciones de objeto.
brimiento era nuevo pero el temor siempre había estado oculto tras su La resistencia no sólo ha de entenderse como oposición al curso del
puntualidad. análisis, si bien es ésta la manifestación clínica más directa y clara. El
estudio de las resistencias de un paciente derramará luz sobre muchas
Creo que esta viñeta clínica ilustra el problema especial del análisis funciones básicas del Yo así como sobre sus problemas en la relación
de las resistencias egosintónicas, que requieren más trabajo que las aje- con los objetos. Por ejemplo, la ausencia de resistencias puede indicar
nas al Yo. En realidad, han de hacerse ajenas al Yo para el paciente que nos encontramos ante un proceso psicótico. Una erupción súbita
de lenguaje y comportamiento obsceno e insultante en un ama de casa
antes detarea
nuestra que será
puedaprimero
realizarse un análisis
ayudar eficaz.
al paciente Dicho deunotro
a establecer Yomodo,
razo- hasta entonces recatada y formal puede ser una manifestación de ello.
nable respecto de esa resistencia concreta. Solamente cuando ya esté Además, el análisis de las resistencias ilumina también el modo que
realizado esto emergerá la resistencia como resistencia ajena al Yo. En- tienen de influir intraestructuralmente en las diversas funciones del Yo,
tonces se puede esperar la obtención de una historia de esa resistencia el Ello, el Superyó y el mundo exterior. Y las resistencias a los procedi-
y analizarla. Cuando el paciente pueda entender las razones históricas mientos terapéuticos repiten los conflictos neuróticos entre las diferen-
que tiene el srcen de la defensa de resistencia podrá distinguir sus ne- tes estructuras psíquicas. En consecuencia, la situación analítica da al
cesidades anteriores de esa defensa y su impropiedad actual. analista la oportunidad de observar directamente en el diván analítico
108 LA RESISTENCI A
TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LAS RESISTENCIAS 109

formaciones de transacción análogas a las formaciones de síntomas. La de interpretaciones que llevan al paciente del insight inicial de un fenó-
relación siempre cambiante entre las fuerzas de las resistencias por una meno particular a un cambio duradero en reacción o comportamiento
parte y el afán de comunicación por la otra puede verse con máxima
claridad en los intentos de asociación libre que hace el paciente. Ésta ( Greenson, 19656).
La traslaboración hace eficaz una interpretación. Así la confron-
es una de las razones de que se considere la asociación libre el instru- tación y la aclaración preparan para una interpretación y la traslabora-
mento principal de comunicación en el procedimiento psicoanalítico. ción completa la tarea analítica. Pero es la interpretación el instru-
Es "analizar" una expresión condensada para denotar muchos pro- mento central y capital del psicoanálisis.
cedimientos técnicos que fomentan todos elinsightdel paciente (véase
sección 1.3.2). Con el marbete del "análisis" se comprenden o subsu-
men por lo menos cuatro clases de procedimientos:confrontación, aclara- 2.6.1.1Dinámica de la situación de tratamiento
ción, interpretación y traslaboración.
La situación de tratamiento moviliza tendencias conflictivas dentro del
La interpretación es el medio más importante de la técnica psicoanalí- paciente. Antes de que intentemos analizar las resistencias del paciente
tica. Todo otro procedimiento analítico prepara una interpretación, la sería bueno examinar el alineamiento de las fuerzas que tiene dentro
amplifica o la hace efectiva. Interpretar significa hacer consciente un
(véase Freud, 1913b, pp. 142-4; 436-7). Empezaré enumerando las fuer-
acontecimiento psíquico inconsciente o preconsciente. Significa hacer y de los procesos y procedimien-
que el Yo razonable y consciente se dé cuenta de algo que tenía olvida- zas que s e hallan de parte del psicoa nalista
do. Atribuimos significación y causalidad a un fenómeno psicológico.
tos psicoanalíticos.
(1) La aflicción neurótica del paciente, que lo impulsa a trabajar en
Con la interpretación hacemos al paciente consciente de la historia, la el análisis, por doloroso que sea. (2) El Yo racional consciente del pa-
fuente, el modo, la causa o el significado de un suceso psíquico dado. ciente, que mantiene a la vista los objetivos de largo plazo y compren-
Esto suele requerir más de una sola intervención. El analista aplica su de las razones de la terapia. (3) El Ello, lo reprimido y sus derivados,
propia mente consciente, su empatía, su intuición y vida de la fanta- todas las fuerzas que dentro del paciente buscan su descarga y tienden
sía, así como su intelecto y conocimiento teórico para llegar a una in- a aparecer en las producciones del paciente. (4) La alianza de trabajo,
terpretación. Interpretando vamos más allá de lo fácilmente compren- que permite al paciente cooperar con el psicoanalista a pesar de la co-
sible y observable por el pensamiento lóg ico y consciente ordinario. Las existencia de sentimientos de trasferencia opuestos. (5) La trasferencia
reacciones del paciente son necesarias para determinar si la interpreta- positiva desinstintualizada, que permite al paciente atribuir valor ex-
ción es válida o no (E. Bibring, 1954; Fenichel, 1941; Kris, 1951). cesivo a la competencia del analista. Basándose en unas pocas prue-
Para hacer entrar el Yo del paciente efectivamente en esta labor psi- bas, el paciente aceptará al analista como a un experto. La trasferencia
cológica es condición previa que lo que ha de ser interpretado sea pri- positiva instintual también puede inducir al paciente a laborar tempo-
mero mostrado y aclarado. Para analizar una resistencia, por ejemplo, ralmente, pero eso es mucho menos seguro y puede volverse lo contra-
el paciente tiene que saber primero que hay una resistencia funcionan- rio. (6) El Superyó racional, que mueve al paciente a cumplir sus de-
do. Esa resistencia tiene que ser demostrable y el paciente tiene que beres y obligaciones. El "contrato" de Menninger y el "pacto" de Gi-
verse frente a ella. Entonces hay que enfocar nítidamente la variedad telson expresan ideas semejantes (Menninger, 1958, p. 14). (7) La cu-
particular o el detalle exacto de la resistencia. La confrontación y la acla-
riosidad y el deseo de conocerse a sí mismo, que mueven al paciente a
ración son auxiliares necesarios de la interpretación y como tales han
explorarse y revelarse a sí mismo. (8) El deseo de progreso profesional
sido reconocidos desde que se amplió nuestro conocimiento de las fun-
ciones del Yo (E. Bibring, 1954, p. 763). A veces el paciente no necesi- otros tipos
ymientos de ambición.
competitivos (9)de
respecto Los factores
otros irracionales,
pacientes, el deseo como los senti-
de sacar pro-
ta que el analista realice la confrontación, la aclaración o la interpreta-
vecho a su dinero, la necesidad de propiciación y confesión, todos los
ción porque él puede hacerlas por sí mismo. Otras veces, los tres pro- cuales son aliados temporales y poco seguros del psicoanalista.
cedimientos se dan casi simultáneamente, o un relámpago de insight tal Todas las fuerzas enumeradas hacen que el paciente labore en la si-
vez preceda a la confrontación y la aclaración
La traslaboración se refiere esencialmente a la repetición y elaboración tuación analítica. Su valor y eficacia difieren, y cambian durante el curso
del tratamiento. Esto se verá más claramente cuando llegue el mamen-
110 LA RESISTENCIA TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LAS RESISTENCIAS 111

to de que estudiemos diferentes problemas clínicos en capítulos subsi- La experiencia clínica ha sugerido unas cuantas líneas directrices fun-
guientes. damentales para la realización de esos objetivos divergentes (Freud,
Las fuerzas que dentro del paciente se opo nen a los proces os y procedi- 1912b, pp. 111-17). (1) Uno escucha con una igual atención flotante.
mientos analíticos pueden descomponerse como sigue: Uno no hace un esfuerzo consciente para recordar. El analista recor-
(1) Las maniobras defensivas inconscientes del Yo, que dan los mo- dará los datos importantes si pone atención y si el paciente no está agi-
delos para las operaciones de resistencia. (2) El temor al cambio y el tando las propias reacciones trasferenciales del analista. La atención
afán de seguridad, que mueven al Yo infantil a apegarse a las normas no selectiva ni dirigida tenderá a excluir las propias deformaciones ten-
neuróticas familiares. (3) El Superyó irracional, que exige sufrir para denciosas y permitirá, por añadidura, al analista seguir el hilo del pa-
expiar la culpabilidad inconsciente. (4) La trasferencia hostil, que im- ciente. Desde esa posición, libremente flotante, el analista puede osci-
pulsa al paciente a vencer al psicoanalista. (5) La trasferencia sexual y lar y realizar fusiones entre sus asociaciones libres, su empatía, intui-
romántica, que lleva a los celos y la frustración y en definitiva a una ción, introspección, pensamiento solucionador de problemas, conoci-
trasferencia hostil. (6) Los impulsos sádicos y masoquistas, que llevan miento teórico, etc. (Ferenczi, 1928b; Sharpe, 1930, capítulo II).
al paciente a provocar muchos placeres dolorosos. (7) La impulsividad Todas las actividades que estorban la capacidad de realizar las di-
y las tendencias de actuación, que impulsan al paciente en dirección chas oscilaciones han de ser evitadas. El analista no debe tomar notas
de las satisfacciones rápidas y contra el insight.(8) Las satisfacciones si eso estorba su atención libremente flotante. Las notas palabra por
secundarias producto de la enfermedad neurótica, que incitan al pa- palabra son evidentemente contraindicadas, ya que eso falsearía su in-
ciente a apegarse a su neurosis. tención principal. El analista es ante todo entendedor y promotor de
Éstas son las fuerzas que moviliza la situación analítica en el pacien- insight.No es esencialmente registrador ni colector de datos de investi-
te. Cuando uno escucha a éste, es bueno tener presente esa división gación (Berezin, 1957). Para escuchar eficazmente, uno debe atender
de fuerzas, harto simplificada. Muchos de los artículos enumerados también a sus propias respuestas emocionales, que a menudo le darán
se examinarán más de cerca en secciones ulteriores de este libro. indicios importantes. Por encima de todo, el analista tiene que estar
atento a sus propias reacciones de trasferencia y resistencia, que pue-
2.6.1.2 Cómo escucha el analista den estorbarle o ayudarle a entender las producciones del paciente.
La situación analítica es esencialmente terapéutica. El analista ha de
Podría parecer innecesariamente pedante poner por escrito cómo debe administrar insight y comprensión para los fines terapéuticos. Escucha
escuchar el psicoanalista. Pero la experiencia clínica nos ha enseñado para obtener insight y lo hace desde una posición de atención libremen-
que el modo de escuchar éste es un procedimiento tan singular y com- te flotante, con respuestas emocionales restringidas, compasión y pa-
plejo como la asociación libre para el paciente. Esta cuestión será exa- ciencia. Todas las demás empresas científicas han de hacerse a un la-
minada más a fondo en las secciones 4.2.1.1, 4.2.1.2, 4.2.2.1 y 4.2.2.2. do, con el propósito de ejecutar limpiamente estas complicadas tareas.
Aquí trazaremos tan sólo un esbozo a manera de instrucción preliminar.
El analista escucha con tres objetivos en la mente: (1) Trasladar las
producciones del paciente a sus antecedentes inconscientes. Los pensa- 2.6.2
EL RECONOCIMIENTO DE LA RESISTENCIA
mientos, fantasías, sentimientos, comportamiento e impulsos han de

seguirse
tos hasta darhan
inconscientes con de
susser
predecesores
sintetizadosinconscientes. (2) Los elemen-
en insights significantes. Frag- La primera
tencia. Esto tarea
puededelseranalista
sencilloconsiste
cuandoenlareconocer
resistenciaque hay una como
es patente, resis-
mentos de la historia pasada y presente, consciente e inconsciente, han en los ejemplos clínicos citados en la sección 2.2. Es más dificil cuando
de ser relacionados para dar un sentido de continuidad y coherencia la resistencia es sutil, compleja, vaga o egosintónica para el paciente.
en función de la vida del paciente. (3) Losinsights así obtenidos deben En los últimos casos, el paciente tal vez complique nuestra tarea tra-
ser comunicables al paciente. Cuando uno escucha, debe estar seguro tando de encubrir el hecho de que está rehuyendo algo. O quizá sea
de que el material descubierto será utilizable constructivamente por el dificil de determinar la situación porque el material del paciente con-
paciente. tenga una mezcla de algún contenido inconsciente del Ello con resis-
112 LA R ESISTENCI A TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LAS RESISTENCIAS 113

tencia. La observación intelectual del paciente ha de completarse das.con


Por eso lo dejé proseguir casi hasta el final de la hora. En ese punto decidí
la empatía del analista para descubrir esas sutiles resistencias. Laintervenir ex- porque pese a la presencia de algunos derivados inconscientes, pare-
cía haber una considerable cantidad de resistencia y sin embargo su Yo razo-
periencia clínica y la labor psicoanalítica bajo la supervisión de un ana-
nable debía ser accesible a una interpretación.
lista experto son los mejores modos de aprender a reconocer esas com- Le dije: "Siente usted que su madre lo trató mal, y lo mismo su esposa, sus
plejas manifestaciones de resistencia. De todos modos, me gustaría hijos y el destino. Parece ligeramente deprimido y enojado, pero como que re-
ilustrar el problema del descubrimiento de resistencias con un ejem- frena sus sentimientos." Apenas pudo el paciente esperar que yo acabara y me
plo clínico para señalar algunos puntos técnicos. soltó: "Sí, hay más. Mientras usted hablaba me disgustaba y enfurecía su tono
meloso. Después recordé que antes de la sesión del viernes estaba furioso con
usted por tenerme esperando mientras dedicaba parte de mi tiempo a alguna
Un profesional de treinta y dos años de edad que lleva en análisis unos seis paciente bonita. Creo que no lo mencioné en aquella sesión, pero recuerd o que
meses empieza su visita del lunes diciéndome que está cansado, tiene dolor de lo pensé después de irme. Cuando manejaba mi coche de vuelta a la casa di
cabeza y se siente algo irritable, pero no puede precisar nada. El fin de semana un giro equivocado y casi choco con otro. Aquella noche al dormirme tenía
fue aburrido y aun algo deprimente. Su hija se mojó en la cama por primera una sensación peculiar en las manos, como si estuvieran paralizadas. Pensé que
vez desde hacía meses y su hijo tuvo una recurrencia de una infección en el tal vez necesitaría matar a alguien para curarme. Tal vez lo que necesite sea
oído. El paciente también se hacía en la cama de niño y recuerda cómo lo hu-
millaba su madre por ello. Su hija no soportaba lo que él tuvo que soportar. una
cer elexplosión de cólera
cuello a todos enlas
ustedes, su gentes
presencia. A vecesSon
bondadosas. siento quemás
ustedes me hipócritas
gustaría retor-
Su esposa es una niñera mucho más considerada de lo que fuera su madre. que yo, porque yo al menos tengo la decencia de presentar síntomas."
Naturalmente, este tipo de responsabilidad es muy cansado y no puede culpar
a su mujer por estar tan fatigada siempre. No obstante, ella estaba siempre
dispuesta a las relaciones sexuales y aun hacía cosas extraordinarias por darle Creo que la reacción del paciente indica que yo estaba en lo cierto
gusto. Se ofrecía a mamarle el pene,y lo hacía, aunque no muy bien. Tal vez cuando reconocí la presencia de una resistencia y la señalé. Podía ha-
su preferencia por que se lo mamen es una señal de homosexualidad. Sucedió ber intervenido en momentos anteriores de la sesión e intentado perse-
en la visita del viernes, cree. Sí, habíamos hablado de su interés en comparar guir alguno de los temas que él presentaba. Por ejemplo, pude haber
el tamaño del pene con otros hombres. Esta idea le había atormentado cuando tratado de hacerle explorar cómo lo había humillado su madre, o su
tenía cita con otras mujeres. ¿Preferían a otros que tuvieran el pene más temor a la homosexualidad, que ya había aparecido en la sesión del
grande? Su hijo parece estar "bien dotado", y tal vez no tenga los problemas viernes, o su resentimiento por haberlo defraudado eldestino. Pero tu-
sexuales que hubo de padecer el paciente. Alguien dijo una vez que "la ana- ve la sensación de que estaba revoloteando por encima de algunas emo-
tomía es destino". Pero él nunca ha creído en axiomas y siempre despreció
la religión.
ciones e impulsos que pugnaban por emerger; por eso decidí enfocar
Lo que antecede es un extracto de lo más importante que dijo en unos cua- la pugna, o sea la lucha entre los impulsos inconscientes que buscaban
renta minutos. Escuchándolo alcancé a distinguir un matiz depresivo y coléri- descargarse y las resistencias que se les oponían. Esta lucha es lo que
co, y el material parecía concordar con ese talante. El fin de semana había sido apareció más claramente en la superficie ensu asociación libre. Nues-
aburrido, la hija se había orinado en las sábanas, el hijo estaba enfermo, la tra tarea es más sencilla cuando prevalece una u otra cosa de modo
esposa sólo era medianamente agradable en lo sexual, otros hombres tenían bien marcado, como en los ejemplos clínicos de la sección 2.2 o en las
el pene más grande y el destino no había sido muy generoso con él. Siguiéndo- llamadas "sesiones buenas", en que los derivados son cada vez menos
lo en sus asociaciones esperaba el afloramiento de algún impulso colérico o de- deformados. Al escuchar al paciente, nuestra primera obligación es de-
presivo subyacente en diferentes momentos de la sesión y no intervine. Pero terminar si predominan los derivados inconscientes, o sea el "conteni-
no sucedió así. Me pareció que el paciente se debatía con alguna fuerte emo- do", o las fuerzas de resistencia, o bien si estamos ante un empate.
ción latente, pero su material parecía señalar hacia posibilidades significantes Esto nos lleva a la siguiente cuestión: ¿cómo se reconoce la resisten-
muy diferentes. cia cuando el material no está muy claro? La respuesta se basa en nuestro
¿Estaba enojado con su madre, su destino, su esposa, o estaba todo ello rela-
cionado conmigo? ¿Se sentía más enojado que dolido o deprimido? Yo no te-
entendimiento de la asociación libre y la oportunidad que ofrece al ana-
nía certeza acerca del contenido subyacente más importante que buscaba des- lizando. Al pedir a éste que deje llegar las cosas a la mente y que las co-
cargarse, ni de si al final se manifestaría solo o se corroborarían las resisten- munique sin la censura social sólita, tratamos de descartar las resisten-
114 LA RESISTENCIA TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LAS RESISTENCIAS 115

cias conscientes. El resultado revela la lucha entre las resistencias más pequeña resistencia y un Yo poco razonable exigirá pruebas abruma-
inconscientes y los derivados inconscientes del Ello que logran descar- doras para convencerse. Nuestra tarea consiste en calcular, por la ob-
gar. Fenichel (1941, p. 34) empleaba la analogía de soltar la aguja de servación y la empatía, la condición del Yo razonable del paciente pa-
una brújula y verla oscilar a uno y otro lado. Hay dos señales de tras- ra determinar hasta qué punto ha de llegar la demostración de la resis-
torno posible: la aguja no queda quieta sino que sigue moviéndose, o tencia para que el paciente la reconozca como tal. La confrontación
bien se aquieta demasiado pronto, demasiado directamente. En el pri- del paciente sólo debe emprenderse cuando hay probabilidades de que
mer caso, en que la aguja no cesa de oscilar, el paciente habla de cosas tenga significado para él y cuando él no logre nada en su intento de
heterogéneas que no se localizan en torno a algún impulso inconscien- negarla o minimizar su validez. La demostración prematura de la re-
te ni algún denominador común en busca de expresión. La localiza- sistencia no sólo es perder el tiempo sino además disipar material que
ción se efectuaría si no hubiera en obra resistencias importantes. Cuando podría ser eficaz en algún momento ulterior. Por clara que parezca la
la aguja se para con demasiada exactitud y rapidez, podemos suponer prueba de la resistencia, el factor decisivo es si la confrontación tendrá
que el paciente tiene un programa consciente y está omitiendo los pen- algún significado para el paciente. Veamos un ejemplo sencillo:
samientos errantes que deberían surgir si su asociación se hiciera con
relativa libertad. Una paciente, a poco de empezado su análisis, llega con unos minutos de re-
He algo
hacia observado que es útil importante,
inconscientemente preguntarseo al
en escuchar
dirección al paciente:
contraria? ¿Se¿va traso
dondeaestacionarse.
su cita y explica casimomento
En este sin aliento que
sería unleerror
fue decirle
dificil encontrar
que eso esununalugar
re-
está ahondando el material o haciéndose somero? ¿Está el paciente aña- sistencia. Ante todo, uno podría equivocarse y su intervención distraería a la
diendo algo significativo o está rellenando la sesión de paja? Si parece paciente del contenido real que estaba dispuesta a comunicar. Pero además,
ir hacia algo, me quedo quieto hasta ver algo claro. Si parece apartarse se habría desperdiciado una oportunidad potencialmente valiosa utilizando un
de algo, espero hasta que el hecho esté suficientemente claro, y enton- hecho dudoso que la paciente podría fácilmente negar. Esperando en silencio,
ces lo reconozco como resistencia y procedo a laborar con ella. A veces y si la idea que uno tenía era acertada, a esa pequeña resistencia se añadirán
otras. La paciente a que me estoy refiriendo se quedó callada en diferentes in-
me hallo en la incertidumbre. Por lo general, en este caso digo al pa-
tervalos de la sesión. Después dijo que se le había olvidado el sueño de la noche
ciente al final de la sesión que no veo claro lo que está desarrollándose. anterior. Nuevo silencio. Mi silencio había p ermitido que creciera su resistencia,
y con ella la probabilidad de que no pudiera negar mi posterior confrontación.

2.6.3
LA CONFRONTACIÓN, MANIFESTACIÓN DE RESISTENCIA
Con el fin de incrementar la demostrabilidad de una resistencia, es
El primer paso del procedimiento general para analizar la resistencia aconsejable dejar que se desarrolle. Para ello, el silencio es el método
mejor. Pero a veces uno puede utilizar otro procedimiento para incre-
se dedicaba a una descripción de lo que el analista debe hacer por sí
antes de poder laborar con su paciente en las resistencias. Los puntos mentar la resistencia y la demostrabilidad. Veamos también aquí un
siguientes son todos lo pasos que el analista trata de dar en unión de ejemplo clínico:
su paciente. Para decirlo brevemente, nuestra tarea es lograr que el
paciente entienda que está resistiéndose, por qué se resiste, a qué se resis- Un joven, el señor S, llega a su sesión al principio de su análisis y empieza di-
te y cómo se resiste. ciéndome: "Pues la noche pasada tuve una experiencia conyugal bastante buena
El señalar la resistencia puede ser un paso relativamente simple y aun con mi esposa.
bastante
Muy satisfactoria por ambas partes." Y prosigue hablando con
reserva de cómo goza "haciendo el amor" con su esposa, y a conti-
innecesario si la resistencia es evidente para el paciente. Si éste no es
nuación habla de cosas más bien inocuas. Intervengo y digo: "Mencionó usted
el caso, si el paciente no tiene conciencia de su resistencia, es esencial antes que había gozado de una 'experiencia conyugal' la noche pasada. Por
poner al paciente frente al hecho de que hay una resistencia antes de favor explíqueme lo que entiende por 'experiencia conyugal'." El paciente va-
seguir adelante. La capacidad que tenga el paciente de reconocer una cila, enrojece y después empieza entrecortadamente a explicar, hace una pausa
resistencia dependerá de dos cosas: el estado de su Yo razonable y la y dice: "Creo que usted quiere que yo sea más concreto..." y una nueva pausa.
intensidad de la resistencia. Un Yo muy razonable reconocerá la más Respondo ahora: "Parece que usted se avergüenza cuando se trata de hablar
116 LA RESISTENCI A
TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LAS RESISTENCIAS 117

de cosas sexuales." El paciente pasa entonces el resto de la hora describiendo


2.6.4 LA ACLARACIÓN DE LA RESISTENCIA
sus dificultades para hablar del sexo. Ha empezado a laborar con sus resistencias.

Para mí era evidente que el paciente se mostraba muy reacio a ha- Sigamos con el procedimiento para analizar una resistencia. Hemos he-
blar de su "experiencia conyugal" pero sin embargo trataba de pasar cho ver al paciente que tiene una resistencia. ¿Qué hacemos ahora?
por encima de eso y proseguir hablando de trivialidades. Yo iluminé Nos quedan tres posibilidades: (1) ¿Por qué huye el paciente? (2) ¿De
su renuencia pidiéndole precisamente más detalles de aquella parte de qué huye el paciente? (3) ¿Cómo huye el paciente? Las dos primeras
su material. Entonces era insoslayable la existencia de la resistencia. preguntas, el por qué y el de qué pueden considerarse juntas el moti-
vo de la resistencia. La cuestión de cómo se refiere al modo o los medios
Procedimos, pues, a laborar con su resistencia a hablar de materias se-
xuales, el tema de vital importancia en aquella sesión. de la resistencia. Es indiferente que persigamos el uno o el otro, el mo-
Las dos ilustraciones muestran los dos métod os de facilitar la demos- tivo o el modo de la resistencia. En uno u otro caso,el análisis proce-
tración de las resistencias incrementando la resistencia: el silencio del derá aclarandola cuestión objeto de escrutinio. Trataremos de concen-
analista y su petición de mayores detalles en torno al punto resistente. trar nuestra atención en el proceso psíquico que queremos analizar. Es-
Estos métodos avivarán la resistencia y la harán reconocible para el re- cogeremos y aislaremos cuidadosamente el motivo o modo particular

nuente Yo razonable
a hablardel
de paciente.
las cosas Pidiendo
sexuales, al
elpaciente
quehecho
advierta de resistenciayque
significantes intentamos
separarlos explorar. Habrá
cuidadosamente de laque extraerextraña.
materia los detalles
su renuencia analista ha cam-
biar la situación conflictiva para el paciente diciendo de hecho: "No me Empezaré aclarando el motivo de la resistencia porque, en igualdad
hable del sexo pero sí de cómo le cuesta hablar del sexo." Tenemos que de condiciones, precede al modo de resistencia, ya que es más produc-
analizar su resistencia a hablar de cosas sexuales antes de poder analizar tivo. Sólo cuando notamos que el medio de resistencia es notable o in-
eficazmente sus problemas sexuales. Además, no podrá presentar un cua- sólito empezaremos con esa cuestión. O si ya hemos deducido del ma-
dro inteligible de sus problemas sexuales si no puede comunicarse efi- terial por qué y de qué huye el paciente, exploraremos el método que
cazmente al respecto. está empleando.
Otro procedimiento para ayudar al paciente a reconocer la presen- La cuestión de por qué resiste el paciente puede reducirse a la de
cia de las fuerzas de resistencia es señalar todas las pruebas clínicas. qué afecto doloroso está tratando de evitar. La respuesta a esta cues-
En el caso de la señora que llegó unos minutos tarde a su visita porque tión suele estar más cerca de la conciencia que la respuesta a la cues-
no hallaba dónde estacionarse, yo esperé que hubiera al menos otros tión de qué impulsos instintuales o qué recuerdos traumáticos contri-
dos signos de resistencia. Entonces intervine diciendo: "Parece usted buyen al afecto doloroso. Como ya dijimos, el motivo inmediato de la
estar rehuyendo algo. Llega usted un poquito tarde, después se queda defensa y la resistencia es evitar el dolor, o sea los afectos dolorosos.
callada y ahora me dice que ha olvidado su sueño." La misma pacien- El paciente resistente trata de soslayar alguna emoción dolorosa, como
te está ahora convencida de que huye. Si yo hubiera intervenido al me- angustia, sentimiento de culpabilidad, vergüenza o depresión, o algu-
nor signo, ella hubiera podido obviarlo con cualquier racionalización. na combinación de ellas. A veces, a pesar de la resistencia, el afecto
Debe notarse que yome conformo con señalar lo que me hizo deducir doloroso es patente porque el paciente se conduce de un modo que es
que ella se resistía. No insistí en que estuviera resistiendo. Le insinué característico de ese tipo de afecto. Por ejemplo, un paciente que habla
la posibilidad de que así fuera. Si lo hubiera negado, yo no hubiera con vacilación o con frases hechas o que divaga con trivialidades tal
tratado de convencerla basándome en la prueba clínica. Me hubiera vez delate
cara con lassumanos,
sentimiento de vergüenza
volviendo la cabezaenrojeciendo
para que no olecubriéndose
podamos verla
quedado callado para observar si trataba de encubrir las resistencias
o si se manifestaban aún más fuertemente. Sólo a un Yo razonable se ninguna parte de la cara, cubriéndose la región de los genitales con
le puede demostrar algo... hay que esperar a que aparezca un Yo razo- las manos o cruzando de pronto firmemente los muslos. El comporta-
nable o a que las pruebas sean tan abrumadoras que el Yo razonable miento de ocultación indica vergüenza. El temblar, sudar, la lengua
más insignificante tenga que reconocerlas. y la boca secas, la tensión muscular, la rigidez o los estremecimientos
pueden ser señales de miedo. En un paciente que ha estado hablando
con un tono de voz lento y plañidero, las mandíbulas apretadas, el sus-
11 8 LA RESISTENCIA TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LAS RESISTENCIAS 119

pirar, el silencio, la dificultad para tragar y los puños tensos quizá in- ser acertada en tiempo, cantidad, calidad y tono. Diremos más al res-
diquen una lucha contra las lágrimas y la depresión. pecto cuando tratemos de las interpretaciones de trasferencia y el tacto
En todos estos casos, yo trato de descubrir las reacciones corporales, en la sección 3.9.4.3 y en el tomo u.
no verbales, que se están produciendo, que nos proporcionan a veces Así como tratamos de esclarecer el afecto que causa la resistencia,
indicios acerca del afecto doloroso concreto con que lucha el paciente. trataremos de aclarar el impulso que causa el afecto, si se presentare
Digo: "Parece usted embarazado, asustado, o triste, o a punto de llo- en el análisis.
rar." Digo que parece; ¿por qué no afirmo? En primer lugar, porque
podría equivocarme y, en segundo, porque deseo darle una oportuni- Pongamos un ejemplo. Un paciente que lleva más de tres años en análisis y
dad si la necesita. Después, tal vez afirme algo más, si estoy bastante que suele tener poca dificultad en hablar de cosas sexuales, súbitamente parece
seguro de acertar, o si se trata de discutir su renuencia a laborar con evasivo cuando describe el coito ocurrido aquella mañana temprano con su es-
las resistencias. posa. Está claro que algo de lo sucedido lo turba. Decido darle una oportuni-
Si no puedo averiguar el afecto doloroso en cuestión, preguntaré sim- dad de aclarárselo a sí mismo. Finalmente declara: "Me resulta difícil decirle
plemente: "¿Qué sentimientos trata usted de soslayar?" o "¿Cómo se que tuvimos un jugueteo anal esta mañana." Pausa y silencio. Como en gene-
sentía cuando estaba tratando de describirme su experiencia sexual de ral yo tenía una buena alianza de trabajo con él, voy directamente al grano
y repito interrogante: "jugueteo anal?" El paciente traga saliva y suspira y
la noche
callado?" pasada?" o "¿Qué siente usted estando ahí acostado y
replica: "Sí, me dieron ganas de meterle el dedo en el ano, en el ojete quiero
Tengo que mencionar aquí algunos puntos técnicos de importancia. decir, y maldito si lo entiendo, porque a ella no parecía gustarle, pero yo per-
Mi lenguaje es simple, claro, concreto y llano. Empleo palabras que sistí. Quería meterle algo por la fuerza y contra su voluntad, quería meterme
en ella rompiéndole algo, desgarrarla de alguna manera. Quizá estuviera eno-
no puedan entenderse mal, que no sean vagas ni evasivas. Cuando es- jado con ella sin saberlo o tal vez ni fuera con mi esposa. Pero quería hacerle
toy tratando de determinar el afecto particular con que tal vez esté de- daño allí dentro."
batiéndose el paciente, trato de ser tan específico y exacto como me Es éste un ejemplo de aclaración parcial de un impulso instintual, en parti-
sea posible. Escojo la palabra que parece representar lo que está desa- cular el esclarecimiento del objetivo instintual. En este caso, el objetivo era in-
rrollándose en el paciente, la palabra que refleja la situación del pa- fligir daño intrusivo y desgarrante a una mujer "allá abajo". Durante el resto
ciente en ese momento. Por ejemplo, si me parece que el paciente está de aquella sesión y en la siguiente logramos aclarar aún más. La mujer que
sintiendo un afecto como si fuera un niño, si parece angustiado como en su fantasía quería lastimar era su madre, y quería desgarrarle la "cloaca",
un niño, diré: "Parece usted asustado", porque ésa es la palabra de de donde él imaginaba que h abía nacido su hermanito cuando él tenía tres años.
la infancia. Nunca diría "parece usted aprensivo" o "receloso" por- Los demás significados de esta actividad, en particular los relacionados conmi-
que eso no cuadraría, porque son palabras de adultos. Además, "asus- go, su "anal-ista", nos /levarían demasiado lejos.
tado" es gráfico, suscita imágenes y asociaciones, mientras que "apren-
sivo" o "receloso" son insulsos. Emplearé palabras como avergonza- Así como hemos esclarecido el afecto doloroso o el impulso prohibi-
do o tímido si el paciente parece debatirse con sentimientos de vergüenza do que motiva una resistencia, así podría ser necesario esclarece r el modo
del pasado. Pero no hablaría de humillación, abatimiento o humildad. de una resistencia, el cómo se resiste el paciente. Antes de que podamos
Además, trato de calcular la intensidad del afecto lo más exactamente explorar la historia inconsciente de los medios que el paciente emplea
posible. Si el paciente está muy bravo, no diré que "parece enojado" para resistir tenemos que estar seguros de que el objeto de la discusión

sino "furioso". Empleo la palabra corriente y descriptiva para expre- está perfectamente
biguo definido
se ha separado para el paciente y el material extraño y am-
analizando.
sar la cantidad y calidad de afecto que creo en funciones. Diré cosas
como: parece usted irritable, o nervioso, o malhumorado, o ceñudo,
o grave, o agresivo, o furioso, para describir diferentes géneros de hos- Por ejemplo, uno de mis pacientes, el profesor X, biólogo muy inteligente y
tilidad. Son muy diferentes las asociaciones de "malhumorado" y las que sabe expresarse perfectamente, tiene un modo extraño de comunicar su
sueño. Empieza la sesión declarando que tuvo un sueño interesante la noche
de "hostil". Al tratar de descubrir y esclarecer el afecto doloroso espe- pasada y "usted estaba allí, y estaba ocurriendo algo sexual". Después refle-
cífico y los recuerdos asociados con él, la palabra que uno emplea debe xiona un momento en silencio y dice: "No estoy seguro de que fuera anoche,
120 LA RESISTENCIA TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LAS RESISTENCIAS 121

tal vez fue esta mañana. Fui a una gran aula y no había lugar para mí. Me. el final, y después hacia el principio. En la facultad, y tenía muchos años de
sentí turbado por llegar tarde, como me suele suceder ahora cuando llego con excelentes estudios de posgraduado, nunca empezó las tareas que le daban pa-
retraso a una reunión. La última vez que sucedió esto tenía que ir a una pe- ra casa desde el principio, sino por el medio o el final. En otras esferas de acti-
queña oficina cercana y me acerqué una sillita y me sentí hecho un tonto. Así vidad hacía lo mismo. Estando en la primaria se puso a escribir un libro sobre
solía sentirme cuando tenía que ir a una de las clases de mi padre, cuando en- matemáticas superiores, y siendo principiante en su profesión empezó a ense-
señaba en la escuela de verano. Sus clases eran grandes y los alumnos mucho
ñara hombres de mucha más edad que él.
mayores en edad que yo. Era un maestro excelente, pero creo que a él también
le imponían los estudiantes, o quizá fuera proyección mía. Ahora pienso que Describiré algunos de los determinantes inconscientes y significados
tal vez tenía también tendencias homosexuales que le hacían sentirse incómo- de este modo de resistencia en la sección 2.6.5.2, pero permítaseme
do, o quizá sea esto también proyección mía. Sea como quiera, yo estaba en decir aquí que el meollo de la cuestión tenía relación con el hecho de
aquella gran aula, que se trasformó en una sala de cine. Algo no funcionaba
en la, película y yo estaba furioso con el proyeccionista. Cuando fui a regañarlo
que su padre era un profesor y académico muy conocido, y toda la fa-
vi que estaba llorando. Tenía ojos grandes y amables como de griego, y aquí milia era famosa por su aplicación al estudio. Por el momento lo que
es donde entra usted. Al menos eso es lo que se me ocurrió cuando me desperté quiero subrayar es cómo el esclarecimiento del modo de resistencia fue
esta mañana. Aquellos grandes párpados caídos rebosantes de lágrimas me re- el punto de partida para muchos importantes insightsde los factores
cordaron usted ysi
amable y asupongo pienso
que en unrelación
eso tiene hombreconquelallora, me hace sentir
homosexualidad suave
y con miypa- inconscientes.
dre, aunque no puedo recordar que mi padre llorara. Siempre estaba tan ab-
sorto en su trabajo y sus aficiones, y sólo manifestaba emoción con mi herma- 2.6.5
LA INTERPRETACIÓN DE LA RESISTENCIA
na y mi hermano mayor. Mi hermana estaba en el sueño, en aquella parte en
que yo estaba en el cine. Cuando el cine se oscureció y no había nada en la Interpre tación de l motivo de la res istencia
2.6.5.1
pantalla, ella me dijo que no debíamos haber ido allí. Fue entonces cuando
me enojé con usted. Hubo un tiempo en que mi hermana quiso ser actriz; de Debo interpolar aquí que a veces no le es necesario al analista señalar
hecho, solíamos actuar juntos y ella hacía de hombre y yo de mujer. Ahora que y esclarecer la resistencia porque el paciente se encarga de ello espon-
lo recuerdo, en el aula casi todos eran muchachos y en el cine casi sólo había táneamente. Estos pasos no van necesariamente en el orden descrito,
muchachas, etcétera." puesto que los dos sucesos pueden darse más o menos simultáneamen-
Es ésta una muestra de un modo particular de resistencia que el paciente
te. Cuando la resistencia es ya demostrable y clara, estamos listos para
dejó ver al comunicar sueños o contar un incidente de su vida actual o pasada.
Nunca contó el incidente exactamente como había ocurrido sino que solía em- interpretar los determinantes inconscientes. Significa esto que tratamos
pezar por el medio, de ahí pasaba al principio, luego al fin, entreverado todo de descubrir los impulsos instintuales ocultos, las fantasías o los recuerdos
con asociaciones y algunas interpretaciones y a continuación introducía deta- culpables de la resistencia. (En cuestiones de psicoanálisis es costum-
lles del principio, del medio o del fin que había omitido. No me gustaba inte- bre designar con el nombre de "contenido" los impulsos inconscientes
rrumpirlo porque no quería turbar la corriente de sus asociaciones. Pero yo reprimidos o fantasías o recuerdos arrumbados que determinan un he-
nunca estaba seguro del contenido manifiesto que me comunicaba ni de cuáles cho psíquico dado.) Al analizar el motivo de una resistencia intentare-
eran sus asociaciones. Nunca estuve seguro de haber oído entero el sueño o mos explorar el contenido causante del afecto doloroso que ocasionó
el incidente que me narraba, y si le preguntaba, en sus respuestas había mez- la resistencia.
cla de hechos, fantasía y asociaciones.
Finalmente le pregunté si se daba cuenta del hecho de que no podía contar Volvamos al paciente S de la sección 2.6.3, que se puso vergonzoso cuando
sencillamente un sueño o un incidente de su vida desde el principio hasta el quiso hablar de su "experiencia conyugal". A fin de entender su embarazo tra-
fin sino que empezaba por el medio y describí en detalle el modo que tenía taremos ahora de descubrir qué impulsos, fantasías o sucedidos históricos esta-
de comunicarse. Al principio protestó débilmente que él creía que lo que debía ban relacionados con lo que manifestaba de cuestiones sexuales. La explora-
hacer era decir las cosas según se le iban ocurriendo, pero sonrió y suspiró al ción del contenido podría' llevarnos a sentimientos, impulsos y fantasías que
cabo de un ratito y dijo que ya sabía esa tendencia suya a "revolver" los come- se presentaron mientras hablaba en la sesión, a reacciones de_trasferencia o a
tidos o las tareas. Después, espontáneamente dijo que nunca leía un libro des- su historia pasada, o bien de uno a otro. Por lo general dejamos al paciente
de el comienzo, sino que solía empezar por el medio, iba leyendo a trozos hacia decidir qué camino tomará y le hacemos una pregunta que deja bastante mar-
12 2 LA RESISTENCIA TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LASR ES IS TEN C IA S 12 3

gen, como: "¿Qué se le ocurre cuando piensa en hablar del sexo?" práctica sign ificaba una combin ación de rabia asesina y suicidio (Green-
El tímido señor S de la "experiencia conyugal" respondió a mi pregunta y son, 1961).
empezó a relatar que lo sexual se consideraba tema sucio y prohibido en su Supongamos que hemos laborado primeramente con el porqué y que
casa, que lo regañaban si preguntaba cómo nacían los niños, y le contestaban hemos descubierto el afecto doloroso específico pero todavía no tene-
que eso no era un asunto propio para un chico decente, etc. Posteriormente mos indicaciones acerca de lo que lo provocó.
superó su timidez con los compañeros de estudio, pero todavía reacciona tími-
damente cuando surgen las cuestiones sexuales con un extraño o una persona
de autoridad. Esto hizo entonces que él me sintiera como extraño y autoridad. Otro ejemplo: una paciente joven, la señora K, mencionada anteriormente (sec-
ción 1.2.4) en su tercer año de análisis, había estado laborando muy producti-
Aunque intelectualmente él sabía que yo debía estar familiarizado con todo ti-
vamente y después viene una sesión en que da muestras de considerable resis-
po de experiencias sexuales, reaccionaba como si yo fuera muy gazmoño y lo
fuera a regañar. Interpreté para él que en el momento en que mencioné lo se- tencia. Empieza la hora diciendo que no sentía ganas de acudir a la visita, que
xual me había convertido en figura paterna y él en niñito. Si el paciente no no se le ocurría nada, que por qué no le doy alguna indicación acerca de qué
podría decir, su vida se desarrolla perfectamente tranquila, su bebé es estupen-
hubiera dejado derivar espontáneamente sus pensamientos hacia mí y hubiera
hablado sólo de su turbación en el hogar, yo le hubiera dicho antes de terminar do, su nuevo departamento cómodo, tal vez debería seguir adelante sola, en
la sesión: "Y ahora usted reacciona como si yo fuera su padre y se turba." realidad no necesita proseguir el análisis, había ido a una galería de arte y no
El análisis de las resistencias siempre debe comprender el análisis de la resis- había
nes se comprado nada,
encuentra son tenía cita conoun
"intelectuales" "intelectual",
"idiotas" „ , y asílos hombres con quie-
sucesivamente, entre-
tencia de trasferencia, tema que será elucidado en el capítulo 3.
El análisis ulterior de la turbación del señor S al hablar del sexo ocupó un verado el todo con breves silencios. Yo advertía en su tono un dejo de irritabili-
dad y fastidio. Por eso al cabo de unos diez minutos intervengo y digo: "Pare-
período de varios años. En el proceso de traslaboración descubrimos que sentía
como que debía ocultar su interés sexual porque temía ser considerado hiperse- ce usted enojada." Responde: "Creo que sí, pero no sé por qué." Digo: "Al-
go la irrita. Tratemos de encontrarlo. Deje usted que sus pensamientos vaguen
xuado. Esto tenía conexión con los recuerdos infantiles de jugueteos sexuales
con sus hermanas y fantasías sexuales en relación con su madre. Sus fantasías de acá para allá con la idea 'algo me fastidia'."
masturbatorias estaban relacionadas con la contemplación de "gente mayor" La paciente queda callada un momento y luego dice súbitamente: "Oh, ol-
en el coito y después la contemplación de cómo los flagelaban. Tenía también vidaba decirle que mi madre me telefoneó la noche pasada desde Nueva York."
deseos masoquistas, hondamente reprimidos, de ser flagelado, así como una Entonces procede a contarme la conversación telefónica y sus reacciones a ella
tendencia a identificarse con el papel de la mujer. El señor S sentía gran angus- con un tono acerado, frío y un ritmo pomposo y espasmódico. La madre le
había reprochado el que no le escribiera, y la paciente estaba furiosa, pero se
tia en su relación con los hombres, ya que estaba pleno de impulsos instintua-
les, tanto hostiles como sexuales. Además, no estaba seguro de su identidad controlaba y sólo actuaba distante y desdeñosamente. Dice con amargura que
le enviará a su madre el cheque acostumbrado, pero que la ahorquen si le es-
genérica, de su esencia masculina. Éste es un relato condensado del análisis
de los motivos para su resistencia a hablar de lo sexual. cribe. Pausa, silencio. "No tengo intenciones de volver a enredarme con ella...
aunque sé que usted querría... Dice usted que eso sería bueno para mi análisis
Pero volvamos al análisis del motivo para la resistencia. El paciente y quizá tenga razón, pero no puedo, y no lo haré, y tampoco quiero complicar-
es esquivo porque desea rehuir algún sentimiento doloroso. Pero¿qué me con usted."
contenido, qué material provoca el afecto doloroso? El hombre de la Guardo silencie. Recuerdo que en la sesión anterior me había hablado de
"experiencia conyugal" revelaba el contenido tratando de hablar de una cita que había tenido con un joven artista, que le pareció interesante y
aun fascinante, pero con algo que le repelía. En aquella sesión no descubrimos
lo sexual a pesar de su timidez. En este caso, estaba claro que la causa
a qué se debía el sentimiento de repulsión. La paciente pasa a hablarme de
inmediata de la turbación y la resistencia era el material sexual. Pero su hija de dos años, de cómo le gusta jugar con ella, y cuán hermoso es el cuer-
hay casos en que no es tan claro ni por qué ni a qué se resiste el pa- po de la pequeña, no feo como el de una mujer mayor, y cómo le gusta bañar-
ciente. Un paciente a veces está toda una sesión más o menos calla- la. Se detiene y de pronto recuerda un sueño: Era miembro de las mujeres ra-
do, sin dar ningún indicio de lo que está ocurriendo ni por sus reaccio- nas que debían ir al puerto de Moscú y grabarse en la memoria lo que vieran
nes corpóreas ni por sus expresiones faciales.. Según mi experiencia, bajo el agua. Ésta estaba fría y oscura, pero la protegía su traje de caucho.
este caso es raro.El silencio absoluto y la ausencia de e xpresión corpó- Había el peligro de que algo estallara y tenía que darse prisa para salir de
rea y facial parecerían ser indicio de fantasías acerca de la muerte, el allí. Tenía la idea de que debía acabar para las cuatro.
coma o un sueño profundo. En las dos ocasiones que sucedió en mi Las asociaciones de la paciente la condujeron a un cuento que había oído
TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LAS RESISTENCIAS 12 5
124 LA RESISTENCIA

de que /as personas que mueren dormidas mueren a las cuatro de la mañana.
versación fría y colérica con su madre y su irritación conmigo. Des-
Tal vez tema ella que yo muera, porque ha sabido que ando mal del corazón. pués recordó su sueño, señal de que la interpretación de la resistencia
Cuando despertó, le dolía la bóveda del paladar, seguramente la había estado iba por buen camino. El contenido manifiesto de los sueños de angus-
rozando con la lengua en el sueño. Es éste un problema a cuyo fondo nunca tia muestra limpiamente su temor de descubrir algunos impulsos in-
hemos llegado. Le duele el estómago. Se siente tensa. Debiera laborar en esto, conscientes. El abra simboliza, igual que el agua, la madre. La idea de
pero se siente cansada y deprimida. Silencio. En este punto digo: "En su men- las mujeres ranas apunta algo hacia la homosexualidad. Después recor-
te inconsciente usted tiene miedo de lo que va a hallar bajo el agua. Está asus- dó también el sueño mientras hablaba de bañar a su hijita. Sus prime-
tada, por eso se pone el traje de caucho, por eso no quiere tentar las cosas, ras asociaciones la condujeron asu miedo y a su deseo de que yo mu-
por eso no quiere enredarse... ¿en qué?" riera. Me necesita y me teme. Se frotaba el velo del paladar, repetición
La paciente piensa un momento y dice: "Tengo la tentación de correr, de de impulsos infantiles de mamar. Después, más resistencia, y no quiere
volver a ser como antes del análisis, aburrida y vacía. Estoy cansada de pelear laborar, y su furia ante mi interpretación de que quisiera que yo fuera
y buscar, quiero descansar y no preocuparme. Usted me apremia, y yo quiero
que el trabajo lo haga usted. Anteayer tuve una fantasía de que tenía c áncer su "mamita".
en la laringe y no podía hablar y entonces usted tenía que hacer toda la labor." De este modo, en la resistencia vemos volver los impulsos reprimi-
Pausa. dos: el temor de sus infantiles deseos por su madre. Después sus asocia-

noReplico:
la mimo,"Usted
porqueestá enojada
no soy conmigobuena."
su madrecita porque Layo paciente
no le doyme
gusto,
grita porque
literal- ciones con sude
les respecto hijita y los francos
la vulva de ella.deseos orales-incorporativos
Nuevamente un intento dey sexua-
desplazar
mente: "No diga esa palabra, no la aguanto. La odio y a usted también. Efec- su angustia hacia su bebé y vuelta a hacerle ver que huye de sus pro-
tivamente, usted quiere ayudarme, pero no quiere hacer el trabajo por mí; yo pios temores. Después la confirmación por su asociación con los mus-
quiero que sea usted cordial y amable. Y usted nada más trabaja, trabaja y los y el trasero de su amigo el artista. Y la confirmación final de vuelta
trabaja [pausa]... Supongo que tiene usted razón. Yo quisiera que usted cuida- al rojo (rojo Moscú) del traje de baño de su niña y el ansia de devorarla.
ra de mí como yo de mi bebé. Sabe usted, ayer, cuando la estaba bañando, La respuesta a la cuestión de qué es lo que está evitando la paciente,
Contemplaba sus genitales, su vulva, y parecía tan hermosa, como una flor, co- qué ocasionó el afecto doloroso que la enojó conmigo y con el análisis,
mo una fruta apetitosa, un durazno. Se la hubiera besado, sólo que sé que eso es: trataba de evitar sus anhelos sádicos, homosexuales, orales, activos
no sería bueno para ella." Digo simplemente: "¿Para ella?" La paciente prosi-
gue: "Bueno, no precisamente para ella, creo que también para mí. Eso me
y pasivos respecto de su madre, su hija y de mí mismo. Tales eran los
recuerda aquel artista, ya sabe, con el que tuve cita hace unos días. Fuimos motivos de su resistencia.
a la playa y observé que sus muslos eran muy carnosos y su trasero también, Dije anteriormente que al tratar de analizar el motivo de la resisten-
como el de una mujer. Tal vez fuera eso lo que me repugnó." Respondo: "Y cia uno suele empezar por el intento de descubrir el afecto doloroso,
la fascinó también. Ése era el puerto peligroso que temía usted hallar bajo el porque éste suele ser más accesible al Yo consciente que el contenido
agua. Era de eso de lo que huía." La paciente: "Compré a mi hija un bikini que provoca el afecto doloroso. Esto no siempre es así y a veces el con-
de baño, y se ve tan adorable con él —es rojo vivo— que me la comería: al tenido puede revelarse en la hora analítica antes de que estemos al tan-
pie de la letra, me la comería todita." to del afecto. Nuestra tarea consiste entonces en perseguir el contenido
de la resistencia que, si tenemos éxito, iluminará el afecto. Empeza-
Ésta es una sesión insólitamente productiva para haber empezado mos con el material que tenemos a la mano y de ahí pasamos a buscar
con tanta resistencia. Pero la paciente laboró firmemente en su análisis lo que falta: procedemos de lo conocido a lo desconocido. El siguiente
y concluyó
te ejemplo deuna buena
cómo mealianza de trabajo.
gusta buscar Creo quemotivo
las cuestiones esto esde
unresisten
excelen-
- ejemplo ilustra cómo fue conocido el contenido de una resistencia antes
que el afecto:
cia. Si reexaminamos la sesión, veremos que la paciente comprendía
su resistencia, no tenía ganas de acudir a la consulta, no quería impli-
carse. El primer material de aquella hora no dio indicios definitivos, Un paciente llega a su sesión después de haber estado yo fuera una semana.
Informa que tuvo unas vacacionesmaravillosas mientras yo estuve fuera. Ha-
sólo alguna hostilidad para con los hombres, pero no suficiente para bla con vehemencia de cómo hizo una breve gira por el campo, de cuán des-
seguir adelante. Entonces la enfrenté a su resistencia y le pedí estable- cansado se sintió, qué bien estuvo con su mujer y sus hijos, cómo pudo hacer
ciera la asociación con el sentirse enojada. Esto le hizo recordar su con-
126 LA RESISTENCIA TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LAS RESISTENCIAS 12 7

mucho ejercicio físico y leer mucho. Y después, tras de haberme descrito du- no siempre lo haya yo puesto de relieve. En igualdad de condiciones,
rante cinco minutos lo bien que la pasó en sus vacaciones, se queda sin tener o de oscuridad o ignorancia, de todo lo demás, uno tiene que buscar
qué decir y súbitamente calla. Yo guardo silencio. Se pregunta de qué había- el srcen de la resistencia en las reacciones de trasferencia. Veremos
mos hablado antes de las vacaciones. Pausa. Se pregunta siyo lo recuerdo. ¿Re- esto más de cerca en el capítulo 3.
cuerdan los analistas lo que sus pacientes les dicen? Otra pausa. Se pregunta
dónde iría yo y que haría en esos días. Se pregunta si fui solo o con mi esposa.
Cree que yo parecía algo demacrado y pálido en la última sesión antes de mi 2.6.5.2Interpretación del modo de resistencia
ausencia. Recuerda ahora haberse preocupado algo por mi salud. Recuerda
A veces, al tratar de analizar una resistencia, no es el rumbo de explo-
incluso haber pensado que tal vez yo muriera. Se pregunta si yo habría dejado
el nombre de alguien con quien ir en caso de que me enfermara o muriera. ración más prometedor el afecto, el impulso ni el suceso causante. Puede
Dice todo esto vacilando mucho, y con muchas pausas. Es evidente que se ser que el modo de resistencia, el método o los medios de resistencia,
está resistiendo. Es también del todo evidente que lo que evita es hablar con ofrezcan el camino más fructífero para la investigación. Tal puede ser
mayor detalle y sentimiento de sus reacciones ante mi ausencia. Por eso le ha- el caso si el modo de resistencia se repite con frecuencia, en cuyo caso
go frente diciendo: "Parece usted reacio a hablar verdaderamente de los dife- tal vez nos las hallamos con un rasgo de carácter. Aunque el análisis
rentes sentimientos que tuvo acerca de mí cuando me fui dejándolo a usted del modo no suela ser el primer enfoque del análisis de la resistencia,
en la ciudad." A esto repone rápidamente que sintió mucho que lo dejara, y los métodos típicos y habituales de resistencia tendrán que ser al final
que eso ya ledejando
de vacaciones había sucedido
solos en elotras
hogarveces
a él con
y a suanterioridad. Su padre
m adre. Después pasa a solía
otros salir el sujetodedellasanálisis,
análisis llamadas yadefensas
que estede
procedimiento
carácter. Si elesmodo
la puerta para el
de resistencia
recuerdos, cuando él y su madre se fueron solos y dejaron al padre, cosa que es extraño y "no corresponde al carácter" del paciente, suele ser un
entonces condujo a desear todo género de muertes a su padre. Al final de la acto sintomático y por lo general más fácilmente accesible al Yo razo-
hora está claro que los sentimientos dolorosos que trataba de evitar eran sus
airados deseos de muerte y su decepción contra mí por haberlo dejado solo. nable del paciente.
Los pasos para analizar el modo de resistencia son los mismos que
Propongo esta ilustración a manera de ejemplo de cómo el hecho que hemos esbozado para otros aspectos de la resistencia. Ante todo tene-
motiva la resistencia queda en claro a pesar de la resistencia y se con- mos que lograr que el paciente reconozca que determinado tipo de com-
vierte así en el punto de arranque para el análisis de la resistencia. Esto portamiento es una resistencia. Esto puede ser sencillo o muy difícil,
conduce entonces a los afectos, impulsos, fantasías y recuerdos. según sea la actividad egosintónica o ajena al Yo. Si el comportamien-
Nuevamente debe subrayarse que al descubrir el hecho o afecto es- to de resistencia es un rasgo de carácter egosintónico, la cuestión estri-
pecífico que desencadenó la resistencia, en este caso el hecho, uno va ba entonces en averiguar cuán difícil sea hacer el comportamiento ego-
de la resistencia a la historia de ese acontecimiento, afecto o fantasía distónico; dicho de otro modo, si uno puede contar con la ayuda del
particulares en la vida del paciente. Ya empiece uno por el afecto o Yo razonable del paciente y hacer que se una al analista en la con-
el acontecimiento o la fantasía, al final llega a la historia de los afectos sideración de esa actividad como resistencia (Fenichel, 1941, pp.
o acontecimientos o la fantasía. Si así se logra, el analista puede enton- 66-8). ¿Puede uno separar un Yo razonable del Yo que siente y ex-
ces volver a la resistencia actual del análisis y señalar al paciente: "Sí... perimenta el paciente y hacer así que éste explore la actividad en
y mi partida parece haber provocado en usted una reacción semejante cuestión?
que usted teme contarme." Una vez más, el paciente comprende que La demostrabilidad dependerá de dos factores: primero, de la rela-
las resistencias que se producen en el análisis son una repetición de los ción del Yo con la actividad, o sea de hasta qué punto sea egosintóni-
hechos que ocurrieron antes en la vida del paciente. Repitamos: las re- ca; y en segundo lugar, de la alianza operativa, o sea de hasta qué punto
sistencias no son un artificio de análisis, no son creaciones nuevas, sino esté dispuesto el paciente a tomar una actitud analítica. Cuanto más
repeticiones, reediciones de sucesos pasados. coherente, adaptativa y feliz parece una actividad al paciente, más difícil
Una nota clínica de importancia que debe reiterarse en este punto será persuadirle de que esa actividad es una resistencia. En nuestra so-
es que la causa más frecuente de resistencia es la situación de trasferen- ciedad, por ejemplo, no es fácil hacer que una paciente considere su
cia. Todos los ejemplos clínicos que he citado lo corroboran, aunque li mpieza habitual en sus asociaciones libres y en su vida exterior como
12 8 LA RESISTENCIA TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LAS RESISTENCIAS 12 9
algo analizable. La limpieza es una virtud en la sociedad norteameri-
temo pudo empezar a laborar conmigo, formar una alianza de traba-
r
cana, y por ella nos estimany alaban en nuestra familia. El bombar-
deo de la comunidad anunciadora contribuye a hacer de la limpieza jMio. Hasta entonces, su angustia por la bomba nuclear era egosintónica.
reconocimiento del factor realidad favoreció la formación de una
un ideal del Yo para muchas personas aun más adelante en la vida. alianza de trabajo y entonces el temor a la explosión nuclear, al menos
Esto es muy diferente del intento de analizar una actividad más aje- en su intensidad, se hizo ajeno al Yo en ella, que pudo entonces labo-
na al Yo. Por ejemplo, un paciente en una trasferencia hostil muy fuerte rar con eso como con un problema interno y al fin reconoció que la fuga
se duerme momentáneamente durante su sesión. A pesar de la actitud al medio oeste era una resistencia de trasferencia.
agresiva para conmigo, el paciente podría reconocer que el dormirse Una vez ha reconocido el paciente el aspecto resistencia de su com-
durante la sesión era una resistencia. portamiento, nuestra siguiente tarea es la aclaracióno clarificación. Bus-
La situación es más difícil cuando los factores de la realidad se mez- camos entonces la pauta de comportamiento fuera del análisis y a con-
clan con las resistencias inconscientes del paciente. tinuación perseguimos la historia y el objetivo de esa actividad. ¿Qué
ocurrió en la vida del paciente que le hizo adoptar ese modo de resis-
Por ejemplo, una paciente pasa buena parte de su hora hablando de los peli-
gros de un ataque con bombas nucleares y de si sería aconsejable trasladarse tencia? Volvamos con el profesor X, el que comunicaba sus sueños de
una manera "revuelta" (véase sección 2.6.4).
al medio oeste, donde ella estaría más segura. Cuando insinué que tal vez ella
se sentiría más segura alejándose de mí y del psicoanálisis, se enoja visiblemen-
te y calla. Después, me recuerda truculentamente que la gente está constru- El profesor X contaba cómo leía los libros de un modo "revuelto" y así hacía
yendo refugios contra las bombas. Tras de una pausa reconozco que hay alguna también su trabajo. No podía estudiar sentado a una mesa sino acostado
posibilidad de un ataque nuclear, pero creo que sus reacciones son impro- caminando! Esto resultó comprensible cuando supe que su padre había sido
un maestro muy conocido, que había preparado a su hijo para seguir sus hue-
piamente intensas. La mayoría de los expertos son de opinión de que los refu-
llas. El mozo quería rebelarse porque tenía sentimientos hostiles, de celos y ri-
gios no son protección suficiente y que tampoco el irse a otro lugar garantizaría
validad hondamente asentados contra su padre, y su modo de trabajar era una
su seguridad. Entonces la paciente empieza a hablar. Reconoce que sus temo-
manifestación de despecho y desafio. Pero también sentía por su padre profun-
res podrían ser desmesurados, pero nada más el pensar en una explosión ató-
do amor, de fuerte impronta anal y oral pregenitales. Temía acercarse mucho
mica la horroriza. Le digo que toda persona razonable teme la guerra atómica,
pero que en ella debe haber algo que hace su temor tan fuerte como para pen- a su padre porque eso significaría penetración y absorción anal y oral. Su his-
toria reveló que a su padre le gustaba hacer el papel de médico cuando el pa-
sar en desarraigar su vida. Lentamente, la paciente empieza a hacer asociacio-
ciente estaba enfermo. El padre le solía tomar la temperatura rectal, adminis-
nes, sus pensamientos la llevan a su infeliz matrimonio, a sus años de frustra-
ción e inhibición y su deseo de "salir de su sistema", de empezar una vida trarle enemas, darle toques en la garganta, etc. El comportamiento "revuelto"
era también una manifestación de su lucha contra la identificación con el pa-
nueva. Ahora estoy en condiciones de demostrarle que es la rabia acumulada
dre, puesto que esa identificación equivalía a ser devorado y aniquilado. Re-
dentro de ella la que amenaza estallar. Eso es lo que le hace parecer tan inmi-
presentaba la vuelta de los anhelos reprimidos de fusión y pérdida de los lími-
nente la explosión nuclear, y hace subir su temor de punto hasta convertirlo
en terror. La paciente parece entender y en varias sesiones subsiguientes labo- tes del Yo (véase Greenson, 1954, 1958a; Khan, 1960).
ramos productivamente con este asunto. Otro paciente científico solía describir todas sus experiencias con un
tono muy desapasionado y con términos técnicos. Entraba induso en d e-
Quiero hacer aquí una pausa para subrayar un punto técnico pe- talles muy íntimos acerca de hechos sexuales, pero sin dar jamás seña-
queño pero importante. Siempre que los factores de la realidad com- les de emoción. Nunca vacilaba ni se mostraba ansioso, su informa-
(ponen una resistencia, hay que reconocer debidamente esos factores ción era siempre mecánica y completa. Traté de hacerle ver que omitía
Marmor, 1958). Si no se hace así, el paciente se aferrará tanto más todas sus reacciones emocionales con el empleo de tecnicismos y la des-
tercamente al elemento de realidad de la resistencia y pasará el tiempo cripción de los hechos como si se tratara de comunicar un experimento
tratando de convencer al analista de la lógica de su argumentación. Nó- impersonal. Era un observador frío y desapegado que informaba a un
tese cómo mi paciente sacó a colación los refugios antibomba cuando colega científico, no un paciente que relataba una experiencia íntima
quise interpretar su fuga al medio oeste como una huida del análisis. a su terapeuta.
Sólo después de haber yo reconocido que había algo de realidad en su Durante mucho tiempo, el paciente se justificó diciendo que lo im-
130 LA RESISTENCIA TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LAS RESISTENCIAS 131

portante eran los hechos, no las emociones. Luego pude demostrarle b] ¿ Qué impulso instintual concreto ocasiona el afecto doloroso
que las emociones también son "hechos", pero que él era adverso a en este momento?
reconocer esos "hechos" acerca de sí mismo. El paciente comprendió e] ¿Qué método y modo em plea exactamente el paciente para ma-
entonces que cuando me hacía sus comunicaciones soslayaba las emo- nifestar su resistencia?
ciones porque le parecía vergonzoso que un científico adulto tuviera sen- Interpretar la resistencia.
timientos. Además reconoció también que ocultaba sus emociones a los a] ¿ Qué fantasías o recuerdos ocasionan los afectos e impulsos
demás, aun a su esposa en sus relaciones sexuales. Este comportamiento en que se sustenta la resistencia?
lo hacía datar él de su infancia, cuando su padre, ingeniero, manifesta- b] Perseguir la historia y los fines inconscientes de estos afectos,
ba desprecio por las personas emotivas, a las que consideraba débiles impulsos o acontecimientos dentro y fuera del análisis, y en
y poco consistentes. Al final el paciente acabó por reconocer que consi- el pasado.
deraba la manifestación de las emociones equivalente de la incontinen- 5] Interpretar el modo de resistencia.
cia y la pérdida del dominio de sí. Para él frialdad era igual a limpieza, a] Perseguir éste y otros modos de actividad semejantes dentro
y calor emocional igual a suciedad y descontrol. y fuera del análisis.
El análisis del modo de resistencia, en casos como éste, sólo resulta b] Trazar la historia y los fines inconscientes de esta actividad
posible
en cuando
cuestión. el paciente
Tenía ya no egodistónico
que hacerse puede justificar su empleo
antes del método
de disponerse a pro- en el presente y el pasado del paciente.
6] Traslaboración.
seguir el análisis de su antiguo y habitual modo de comportarse. Al Repeticiones y elaboraciones de los pasos 4] a] y b] y 51 a] y b].
paciente arriba descrito le costó más de un año llegar a cambiar de ac-
titud acerca de su modo desapasionado de hablar. Aun cuando logra- Importa comprender que sólo un pequeño fragmento de esta labor
mos averiguar que ese modo de comportamiento databa de conflictos puede realizarse en una sesión dada. Muchas sesiones terminan con
infantiles relacionados con los hábitos de higiene excrementicia y con la vaga convicción solamente de que hay alguna resistencia operando,
i mpulsos sádicos anales, no consiguió mantener una alianza de trabajo y todo cuanto uno puede hacer hacia el final de una sesión así es hacer
sólida. Sus angustias subyacentes acabaron por adquirir un tono para- al paciente la observación de que parece estar evitando o rehuyendo
noide y le privaron de motivación genuina para seguir con el análisis. algo. A veces uno puede poner en claro sólo el afecto, y eso incomple-
Estaba dispuesto a dejarse analizar sólo si podía seguir igual en lo esen- tamente; a veces sólo el antecedente histórico, otras sólo el modo. Siem-
cial y emocionalmente inconmovible. Acabamos por convenir en dejar pre que sea posible y cuanto sea posible se intenta explorar las evitacio-
el análisis. nes con el paciente, probar hasta dónde puede llegar el paciente con
utilidad y significación en una hora dada de este sondeo. El celo del
2.6.5.3
Recapitulación analista por la exploración y el descubrimiento de los fenómenos in-
conscientes debe desempeñar un papel secundario respecto de lo que
Si recapitulamos ahora los procedimientos generales en el análisis de pueda resistir y utilizar el paciente. Este no debe ser traumatizado ni
la resistencia podremos delinearlos del modo siguiente: se le debe dejar dedicarse a una exploración retozona y juguetona de
las resistencias.
1] Reconocer la resistencia. Importa no interpretar las resistencias prematuramente, porque eso
2] Señalar la resistencia al paciente. sólo conduce a que el paciente racionalice o intelectualice, o a que ha-
a] Hacer que la resistencia se vuelva demostrable esperando que ga un certamen intelectual de la interpretación. En uno u otro caso priva
se den varios casos. a la experiencia de impacto emocional. Y así se añade a las resistencias
b] Intervenir de modo que se incremente la resistencia; contri- en lugar de reducirlas. El paciente debe tener la oportunidad de sentir
buir a que se haga demostrable. las resistencias, de convencerse de su fuerza y su tenacidad. Conviene
3] Aclarar los motivos y modos de la resistencia. saber cuándo hay que ser activo y cuándo pasivo en la labor analítica.
a] ¿Qué afecto doloroso específico hace resistente al paciente? La demasiada paciencia puede dejar que el paciente pierda un tiempo
13 2 LA RESISTENCIA TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LAS RESISTENCIAS 13 3

valioso en que podría laborar eficazmente. La demasiada actividad pue- reconocido una resistencia y se la ha mostrado al paciente, antes de
de interferir con la capacidad de ser activo del paciente o bien dar sa- proceder a la exploración del motivo o el modo de la resistencia, hay
tisfacción a sus deseos pasivos; también puede removilizar sucedidos que considerar la interpolación de los siguientes pasos.
cuando el paciente esté desapercibido y provocar así una situación trau- 1. Debe decírsele al paciente que la resistencia es una actividad su-
mática. Y sobre todo, lademasiada actividad puede hacer que se ehu- r ya. Es una acción que ejecuta inconsciente, preconsciente o conscien-
ya el i mpacto emocional y el análisis de la resistencia se vuelva juego temente (Fenichel, 1941, p. 35). No es algo que le sucede al paciente
de adivinanzas (véase Freud, 1914c, p. 155, 441-2; Fenichel, 1941, pasivamente, aunque él quizá lo sienta así. Esto tiene su importancia
pp. 36-43). porque muchos pacientes sienten sencillamente que tienen una resis-
Es importante además no coadyuvar a la resistencia del paciente em- tencia, como quien dice que les sobreviene, y propenden a sentirse per-
pleando el mismo género de resistencia que él. Si está callado, uno de- didos o resignados. Yo he comprobado que es bueno educarlos en este
be tener cuidado de que el silencio propio no sea una contrarresisten- punto.
cia. O si emplea un lenguaje ampuloso, obsceno o manido, hay que Por ejemplo, un paciente me dirá que su cerebro está en blanco. Al
evitar seguirle en esa resistencia o hacer lo contrario. Lo que conviene cabo de cierto tiempo de esperar he descubierto que es bueno comuni-
es ser inequívoco e ir al grano, sin tosquedad, jugueteo provocativo ni car a mis pacientes que el cerebro parece vacío sólo cuando uno está
reproches. tratando de evitar o rehuir algo. Entonces les digo que dejen flotar sus
Los pasos y el orden que siguen varían según la sesión o el paciente. pensamientos a la deriva con la noción "estoy evitando algo" y que
Uno puede seguir sólo el camino que parecemás prometedor en la ex- digan lo que se les ocurra. Inevitablemente aparecerán algunas asocia-
ploración en un momento dado. Hay que estar siempre atento y dis- ciones. Puedo acentuar aún el punto recordándoles que su cerebro no
puesto a cambiar de enfoque, o a seguir con él si parece adecuado. está como en blanco cuando están acostados tranquilamente en su ca-
El aliado indispensable del analista en esta tarea es el Yo razonable sa, o cuando se permiten divagar mientras van manejando un automó-
del paciente. Debe estar presente o deben convocarlo las intervencio- vil. Y que igual debe ser aquí, a menos que algo se oponga e impida
nes del analista; de otro modo, tiene uno que esperar a que amainen que las cosas lleguen a su mente o les impida a ellos descubrirlas al paso.
las tormentas emocionales y vuelva el Yo razonable. Esto puede expre- 2. Debe decírsele al paciente en un momento apropiado que el des-
sarse en función de la relación con el analista. Ha de haber una alianza cubrimiento y análisis de la resistencia son partes importantes, noto-
de trabajo presente o evocable antes de embarcarse en el análisis pro- rias y respetables del psicoanálisis. La resistencia no es un error, una
fundo de la resistencia. Es condiciónsine gua non de la interpretación falta ni una debilidad del paciente. No tiene que sentirse criticable ni
(Greenson, 1965a). Esto lo ilustraremos en detalles en el capítulo 3. rechazado por tener resistencias. Naturalmente, es de capital impor-
Finalmente, conviene comprender que por muy diestra y acertada- tancia estar seguro de su propio tono de voz cuando se le señala la re-
mente que labore uno con las resistencias, éstas retornarán. Debemos sistencia al paciente. Las palabras del analista quizá digan al paciente
recordar lo que dijo Freud de que la resistencia se hallará a cada paso, que está muy bien tener resistencias, pero si el tono es de reproche,
en cada aspecto, en cada sesión del análisis, hasta que éste termine. las palabras pierden su significado. Hay que hacer comprender al pa-
Es necesaria la traslaboración para que una resistencia dada pierda su ciente que el análisis de la resistencia es una parte necesaria, inevitable
patogénesis. El análisis de resistencias no es un rodeo sino una parte y fructífera del procedimiento psicoanalítico.
vital y necesaria de todo análisis. Después de haber conseguido analizar algún aspecto de una resis-
tencia al principio de un análisis, trato de convencer de la validez de
la idea de que el análisis de la resistencia es fructífero y conveniente.
2.6.6
PROBLEMAS ESPECIALES EN EL ANÁLISIS DE RESISTENCIAS Creo que estas intervenciones son importantes en las primeras sesio-
nes porque contribuyen a crear cierto ambiente en la situación analíti-
2.6.6.1
Las resis tencias de las primer as sesione s ca. Quiero que mi paciente se sienta con derecho a conocer ciertas co-
sas de lo que pasa en el análisis, para que sepa que es mi colaborador
A.1 empezar el análisis, en las primeras sesiones, cuando el analista ha en la situación analítica. Quiero facilitarle la formación de una alianza
134 LA RESISTENCIA TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LAS RESISTENCIAS 135

de trabajo. No quiero que se sienta como un niño, que ha de estar a Resistencia a la resistencia
2.6.6.2
oscuras, ni que yo soy un experto muy por encima de él. No deseo
crear una atmósfera autoritaria, misteriosa ni paternal. Deseo que sea En la práctica clínica suele uno descubrir que "la" resistencia no con-
una situación entre dos adultos serios que laboran arduamente, uno siste en una sola fuerza que se opone a un contenido. En realidad, la
necesitado de ayuda y otro experto, pero ambos igualmente serios y resistencia puede componerse de más de una fuerza de oposición, dis-
responsables en su cooperación. Y deseo proporcionarle cuantos me- tribuidas en capas diferentes. Además, lo que es resistencia en un caso
dios educacionales pueda necesitar para ayudarle a ser un paciente ana- puede ser lo rechazado en otro caso, ya que la resistencia es un concep-
lítico, para ayudarle a laborar en el análisis. No quiero convertirlo en to relativo (véase sección 2.4.1). Por ejemplo, un paciente dice triviali-
analista, pero sí hacer que conozca algunos aspectos del proceso de ser dades porque le da vergüenza estar callado, y revelar que no tiene na-
analizado después de haberlos vivido, con el fin de que pueda cooperar da que decir. Tenemos entonces dos evitaciones en obra: huye de algo
conmigo lo mejor de que sea capaz conscientemente. Ampliaremos es- que le hace callar y disimula el silencio diciendo trivialidades. En este
te punto en la sección 3.5 y en el tomo ejemplo trata el silencio como si fuera un impulso prohibido. Esta si-
Cuando un paciente descubre en sí no sólo que se resiste sino a qué tuación la denominamos resistencia a la resistencia (Breuer y Freud,
podría deberse, o por qué lo hace, nota que ha dado un paso impor- 1893-5, p. 279, 116;Fenichel, 1941, p. 62).
tante en elCreo
análisis". análisis. Oímosdecir a menudo que un paciente está "en
que eso se refiere a la situación arriba explicada. Signi- El empleo de trivialidades por el paciente es la resistencia más super-
ficial y debemos tratarla primero. Nuestra primera tarea será enton-
fica que una parte del Yo del paciente, el Yo observador y razonable, ces cercioramos de que el paciente se avergüenza de estar callado. So-
tiene ahora la facultad de echar por su cuenta de vez en cuando una lamente después de esto podemos proceder al análisis de las razones
mirada a la parte que siente y experimenta de su Yo y de laborar en que hay para el silencio subyacente. Una de las causas típicas de este
calidad de aliado del analista, o sea de identificarse temporalmente con género de resistencia es el deseo del paciente de ser un "buen" pacien-
el modo de trabajar de éste. Se ha fundado temporal y parcialmente te, o sea el favorito. El paciente tiene la impresión errada de que los
una alianza de trabajo. De ninguna manera significa esto que él puede "buenos" pacientes no tienen resistencia. Y así el silencio que estaba
analizar cabalmente sus propias resistencias, pero al menos conoce la encubriendo tenía una asociación instintual. Sucede eso con frecuencia
i mportancia del análisis de las resistencias y adopta una actitud analíti- al comenzar un análisis. Otros pacientes se avergüenzan de estar eno-
ca frente a ellas, en lugar de tratar de evitarlas, ocultarlas o disimularlas. jados o temer enojarse o ser sexuales, etc., y tratan de disimular el si-
En las primeras sesiones tengo buen cuidado de no emplear la pala- lencio que podría indicar las emociones subyacentes.
bra resistencia sino frases como está usted evitando, rehuyendo, esqui- Otra causa frecuente de resistencia a la resistencia es la reacción a
vando, haciendo regates, andando a las vueltas, ocultándose, jugando un insighlnuevo y doloroso. El paciente tal vez trate de encubrir su enojo
al escondite, etc. Aunque la palabra resistencia es del lenguaje corrien- o su angustia ante un nuevo descubrimiento buscando ansiosamente
te, también es un tecnicismo, y trato de evitar su empleo. pruebas confirmatorias para acallar interpretaciones ulteriores.
3. En las primeras sesiones pongo empeño en preguntar al paciente
cómo se sentía mientras iba describiendo algún acontecimiento en su Por ejemplo, al empezar un análisis señalé al paciente por primera vez sus sen-
visita. Lo hago para acostumbrarlo a introducir sus emociones y sus ti mientos competitivos, de rivalidad entre hermanas, con sus colegas en el tra-
reacciones físicas en sus asociaciones. De modo semejante, le pregunto bajo. Reaccionó coincidiendo rápidamente conmigo y no tardó en hallar unos
qué se imaginaba mientras estaba en marcha cierta actividad, para que cuantos ejemplos más en su vida cotidiana y su pasado. Pero a la sesión si-
guiente, después de una rápida ráfaga de información confirmatoria que conti-
vaya adquiriendo conciencia de la importancia que tiene la vida de su nuaba la de la sesión anterior, quedó callado. Parecía inquieto por su silencio
fantasía. y explorando la situación descubrí que buscaba desesperadamente nuevo ma-
Los tres procedimientos arriba descritos tienen en común el objetivo terial para ocultar el hecho de que le dolía mi interpretación y la temía. Le dolía
de favorecer la formación de una alianza de trabajo entre el Yo razo- porque sentía como que si yo lo supiera le haría perder su fantasía de ser mi
nable del paciente y el Yo analizante del analista. Esto se describirá paciente favorito. Trataba de ocultar el deseo de ser mi preferido hundiéndose
más detalladamente en los capítulos 3 y 4 y en el volumen u. rápidamente en material doloroso,como si no le importaran mis reacciones.
136 LA RESISTENCIA TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LAS RESISTENCIAS 13 7

Si revisamos la situación de resistencia de este paciente la hallare- descuida, eso es todo cuanto hace, y merece morir... pausa... "además, a na-
mos estructurada del siguiente modo: un nuevo insightocasiona dolor, die le importo nada de to dos modos".
resentimiento y angustia para conmigo. El paciente teme revelar su eno jo
conmigo porque eso le haría perder su posición de favorito. Trata de Si revisamos esta sesión veremos cuán complicadas son las resisten-
hacer a un lado su hostilidad y busca material de un modo reactivo, cias: la evitación desenvuelta del asunto deprimente, el enojo contra
contrafóbico, como si dijera: "No me importa lo que descubras de mí; mí por acuciarlo, sus temores acerca de la pequeña encubriendo su sen-
lo que importa sólo es el buen trabajo." Pero el nuevo material se ago- timiento de culpabilidad para con ella, encubriendo su identificación
ta porque el resentimiento oculto busca descargarse y pide ser oído. con la niña no deseada, con un reproche para mí por colofón. Esta se-
El paciente se siente también culpable por engañarme y el silencio es sión ilustra cómo se emplean diversas resistencias contra contenidos di-
asimismo una forma de autocastigo. ferentes, y cómo un contenido puede servir para ocultar otro conteni-
De una manera general, he hallado que los pacientes ocultan sus re- do yacente aún más hondo. El concepto de traslaboración atañe no
sistencias por dos razones principales: (1) Porque los avergüenza o asusta sólo al descubrimiento de las mismas resistencias en situaciones diferen-
la revelación de un estado de resistencia. Resistencia significa defecto tes y en otros tiempos y lugares sino también al descubrimiento de la
y tendrá por consecuencia castigo o pérdida de amor. (2) Porque te- gran diversidad de resistencias que se aplican al rechazo de un impul-

men el descubrimiento
general para evitar un de una situación
material que --scausante de resistencia...
parece podría producir por
una lo
reac- so,
talleunenrecuerdo, unau.experiencia dados. Veremos esto con mayor de-
el volumen
ción hostil de trasferencia. Son pacientes que temen enojarse y con fre-
cuencia tratan de ocultar su enojo con lo contrario: lisonja y docilidad. El secreto
2.6.6.3
Buenos ejemplos son los candidatos en entrenamiento que evitarán men-
cionar una reunión donde yo dije algo desacertado o hablarán sólo de Nuestra tarea en el análisis suele consistir en descubrir los secretos in-
aquello con que concuerden y se saltarán el resto. conscientes del paciente, que no tiene conciencia de los recuerdos ocul-
Puede haber constelaciones aún más complicadas de resistencia a las tados; son secretos para su Yo consciente. Aunque puede tener resis-
resistencias y contenidos diversos. Veamos el siguiente ejemplo clínico tencias inconscientes y preconscientes a nuestras exploraciones, por lo
de una sola sesión. general está de parte del análisis, al menos conscientemente. Pero ocu-
rre a veces que un paciente trate conscientemente de ocultar al analista
Un paciente empieza su hora repitiendo con bastante ligereza que su hijita de cierto material. En la mayoría de los casos, esta ocultación consciente
tres años de edad está enferma, pero que no desea hablar de ello porque no y deliberada es pasajera y suele superarla el paciente mismo... que en-
quiere dejarse deprimir. A continuación suelta un chorro de parloteo acerca tonces confiesa su secreto. Es muy frecuente que esto suceda dentro
de anodinos sucesos cotidianos. Como no da señales de volver a la enfermedad de una sola hora analítica. Pero hay pacientes que mantienen su secre-
de la niña, intervengo y digo: "¿Por qué tiene usted que evitar el hablar de to durante largos períodos de tiempo y no pueden superar esa resisten-
la enfermedad de su hija?" Responde irritado: "¿Por qué no me deja usted cia consciente sin nuestra ayuda. Vale la pena discutir algunos de los
en paz? ¿Por qué no cesa de acuciarme?" Y así sucesivamente. Quedo callado. problemas especiales que plantea al análisis del secreto, porque si éste
Lentamente empieza a hablar de la enfermedad de su hija, de cómo llamaron
no cede al análisis, o si no se maneja debidamente, puede peligrar todo
a consulta un médico, que les dijo que tal vez necesitara una intervención qui-
el análisis. El trabajo de Alfred Gross (1951) al respecto debe ser leído
rúrgica, y cómo
la niña. Se le espantaba
retuerce en el divánesadolorosamente.
posibilidad, por miedo
Por de que pudiera
las mejillas morir
le resbalan ca- por el estudioso.
lladas lágrimas, que ni siquiera trata de enjugar. Sigo en silencio. El paciente Hay unos cuantos principios fundamentales que deben ponerse espe-
hace una pausa momentánea y grita: "¡Quisiera est ar muerto! ¡Quisiera ma- cialmente de relieve en lo tocante al método analítico para manejar los
tarme!" Silencio. Intervengo ahora y digo: "Entiendo perfectamente que us- secretos. Ante todo, no puede hacerse ninguna concesión en cuanto a
ted se preocupe por su hija, pero no por qué se detesta tanto." Entonces, el nuestra actitud de estar decididos a analizar todos los hechos psíquicos
paciente revela cuán culpable se siente respecto de la pequeña, que lo frustra significantes que se producen dentro del paciente. El secreto, por su
porque quiere más a su madre, que lo decepciona por no ser hombre, y él la misma naturaleza secreta, es un hecho psíquico significante y tiene que
138 LA RESISTENCIA . TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LAS RESISTENCIAS 13 9

ser analizado. En esto no caben componendas. Freud (1913b, pp. 135- pacientes a renunciar a sus secretos como permitir que los guarden.
fi) manifestó esta opinión con toda claridad al exponer que si el psico- La actitud analítica es que debemos tratar de analizar los secretos co-
analista hubiera de permitir algún secreto de cualquier género, todos los mo haríamos con cualquier otra forma deresistencia. Tenemos la mis-
recuerdos, pensamientos e impulsos tabúes se esconderían en ese refu- ma determinación y la misma paciencia. Podremos comprender que
gio y escaparían al análisis. Establecía la comparación con lo que suce- el paciente tiene un secreto consciente, pero sabemos que son los facto-
dería en un pueblo si la policía dejara que algún rincón se convirtiera res inconscientes los que hemos de analizar antes de que el paciente
en asilo donde ella no ejerciera su poder. Todos los bribones del lugar pueda revelar su secreto. El paciente conoce el contenido del secreto,
acabarían por reunirse allí y no podrían ser capturados. Contaba Freud pero no tiene conciencia de las importantes razones que hacen necesa-
su experiencia personal de haber intentado analizar a un alto funcio- rio mantenerlo callado. Nuestro método será averiguar el motivo del
nario del gobierno a quien permitió dejar fuera del análisis ciertos se- secreto.
cretos de Estado. En tales condiciones resultaba imposible llevar a ca- Digámoslo concretamente. Un paciente me dice que hay algo que
bo el análisis. Muchos pacientes tratan de hallar un pretexto para te- no puede comunicarme y que no me comunicará. Mi respuesta es és-
ner secretas ciertas cosas. Dirán, por ejemplo, que no pueden mencio- ta: No me digacuál es su secreto pero dígame por qué no puede hablar-
nar nombres porque sería indiscreto, porque no se debe involucrar a me de él. Es decir: busco el motivo, no el contenido del secreto. Es
personas
razón queinocentes, etc. La menorcon
sea, es incompatible concesión de secreto,
la situación por cualquier
analítica. Un secreto un
del método sem
análisis de ejante
los a losque
motivos procedimientos
pueda tener laque esbocé para
resistencia. Yo la práctica
pregunta-
permisible significa el fin de todo análisis eficaz. ría al paciente qué sentiría si hubiera de contármelo. Si pudiera imagi-
Estoy en condiciones de confirmar las apreciacionesy conclusiones nar que me lo había revelado,cómo se sentiría. Y proseguiría pregun-
de Freud con 'algunas experiencias que tuve durante la segunda guerra tándole: "¿Cómo cree usted que reaccionaría yo si me lo revelara?"
mundial. Yo estaba encargado de una sección de recuperación de com- Es decir, rastrearía los afectos y fantasías dolorosos que el material
bate en un hospital de la fuerza aérea, donde era mi obligación tratar secreto suscita en el paciente, incluso la fantasía trasferencia' do-
entre otros a un grupo de oficiales y soldados fugados de los campos lorosa. A continuación investigaría la historia de esa situación dolo-
de prisioneros del enemigo. Pero aquellos hombres tenían instruccio- rosa de trasferencia en su vida pasada, o sea, si eso ya le había suce-
nes de Washington de no revelar a nadie cómo los había ayudado a dido antes.
fugarse la resistencia clandestina. Se hacía eso para proteger a los miem-
bros de la resistencia, que proseguían su valiosa labor. Aquellos fuga- Querría citar un sencillo ejemplo clínico de los puntos arriba mencionados: una
dos padecían estados de angustia muy variados y neurosis traumáticas paciente, en los seis primeros meses del análisis, me dice que hay una palabra
y necesitaban urgentemente un tratamiento. Pero era imposible apli- que por más que haga no se decide a pronunciar. Esta paciente suele ser coo-
carles una psicoterapia eficaz mientras se sintieran obligados a tener perante y veo que lucha consigo misma para decir la palabra. Quedo callado
secretos ciertos datos. Los nombres de los resistentes clandestinos no un rato y después, viendo que noconsigue comunicarse, le pregunto: "¿Cómo
tenían importancia en la historia de aquellos hombres, pero el hecho se sentiría si hubiera pronunciado la palabra?" Dice que se sentiría deshecha,
de que se sintieran justificados en retener la información viciaba el tra- aplastada. Se sentiría como un reptil bajo un peñasco, como un insecto, un
tamiento. Por fortuna recurrí a un psicoanalista que era jefe del servi- insectillo sucio y feo. No tengo necesidad de seguir preguntando acerca de su
cio de Psiquiatría, el coronel John Murray, quien concertó con Wash- fantasía de trasferencia porque espontáneamente reanuda: "Le daría asco, me
ington que algunos psiquiatras en cada puesto pudieran laborar con odiaría usted, quedaría
Quedo callado. tan disgustado
La paciente y afectado
prosigue: "Es que
ridículo. Nome rogaría
obraría que así...
usted saliera."
pe-
material ultrasecreto. Así se les comunicó a los pacientes, y sólo enton- ro yo así lo siento. Reacciono como si la palabra lo trastornara a usted." No
ces fue posible aplicarles una psicoterapia eficaz. digo nada. La paciente prosigue y me cuenta la primera vez que recuerda ha-
Nuestra actitud básica es que no deben hacerse concesiones en lo to- ber dicho esa palabra en su casa. Estaba comiendo con su madre y dijo la pala-
cante a secretos: hay que analizarlos. Pero también importa compren- bra por broma, chistosamente. Su madre quedó desagradablemente sorprendi-
der que es un error recurrir a la coerción, las amenazas o los ruegos da y se manifestó asqueada. Mandó a la niña, entonces de nueve años, irse
para que el paciente cuente su secreto. Es tan impropio obligar a los de la mesa y lavarse la boca con jabón. La paciente tenía una idea de que la
14 0 LA RESISTENCIA TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LAS RESISTENCIAS 14 1

palabra era "sucia", pero se espantó ante la reacción de su madre. En este El análisis ulterior de su secreto se produjo unos días después, y hubo mu-
momento, la paciente está en condiciones de decirme la palabra secreta: se tra- chas alusiones a él en los años siguientes. Me refiero al análisis del contenido:
ta del obsceno "joder". en este caso el análisis de lo que la palabra "joder" significaba para ella. "Jo-
Aunque la paciente pudo a partir de este momento emplear la palabra "jo- der" era su idea infantil de lo sexual: unión edípica, unión anal, unión oral.
der" en el análisis, la descripción clínica que queda expuesta no puso fin al Era los sonidos y los olores del coito de los padres, con sus actividades excre-
análisis de su secreto. El hecho de que la palabra le fuera dicha a su madre menticias, y era la sensual mamada del pecho materno por un niño. Contenía
en broma y como para molestarla tenía también connotaciones importantes. también un componente agresivo primitivo en todos estos niveles (véase Stone,
La palabra "joder" estaba además asociada a muchas fantasías sexuales y sá- 1954a; Ferenczi, 1911).
dicas orales y anales (Stone, 1954a). De todos modos, a partir de entonces, la
palabra "joder" no fue un secreto consciente; y buscamos los factores incons-
cientes que la habían vuelto tan aborrecible. Analizar un secreto es cosa muy difícil pero muy provechosa para
el análisis. En general, los secretos están relacionados con las secrecio-
Esta sucesión de hechos es bastante típica. Cuando uno ha analiza- nes. Siempre contienen algún matiz anal o uretral, y se consideran ver-
do el motivo del secreto, junto con las fantasías trasferenci ales y los afec- gonzosos y repugnantes, o lo contrario, es decir algo muy valioso, que
se debe atesorar y proteger. Los secretos también están relacionados
tos dolorosos,
creto. el pacientetécnicos
Pero los problemas suele estar en condiciones
del análisis de confesar
de los secretos el se-
no termi- con las actividades sexuales secretas de los padres, que el paciente repi-
nan ahí. El secreto es algo íntimo e importante para el paciente, por te por la identificación y que hace para desquitarse en la situación de
muy trivial que pueda parecer cuando se expone a la luz del día. Para trasferencia. Además de todo esto, en el secreto y la confesión siempre
el paciente, decir al analista un secreto es revelar algo extremadamente entran problemas de exhibicionismo, escoptofilia e incitación. El secreto
personal y precioso. La información ha de tratarse con todo respeto y entra inevitablemente en la situación de trasferencia como forma espe-
delicadeza, pero hay que seguir analizándola. cial de resistencia.
Después de descubierto un secreto puede uno seguir dos caminos, Tenemos que interrumpir la sección dedicada a las resistencias espe-
y la elección depende de las reacciones del paciente. Podemos explorar ciales por varias razones. Algunos problemas especiales de técnica son
la reacción del paciente al haber descubierto su secreto o investigar el demasiado complejos para estudiarlos con provecho tan pronto en esta
contenido de éste. Con frecuencia, los dos caminos se cruzan. obra, y los dejaremos para después. Me refiero a laactuación,las resis-
tencias de carácter y el paciente callado, así como a las resistencias que
se complican con una actividad que contenga importante satisfacción
Volvamos a la mujer que no podía decir la palabra "joder". Finalmente, co-
mo queda dicho, pudo exponerme esa palabra después de cierta labor en torno
del Ello, o sea ciertas resistencias masoquistas, resistencias de pantalla
a su sensación de turbación. Después de dicha la palabra, quedó en silencio, y también la resistencia denominada "viscosidad de la libido".
y yo aproveché la ocasión para preguntarle por él. Ahora estaba reaccionando En la sección 3.8, dedicada a las resistencias de trasferencia, vere-
a su pronunciación de la palabra "sucia". Se sentía como si hubiera defecado mos otras formas especiales de resistencia, porque el elemento trasfe-
en mi presencia; yo la había visto en el acto de mover sus intestinos. A eso rencia es de importancia decisiva. En relación con la interpretación exa-
equivalía su confesión del secreto. minaré las resistencias debidas a dosificación, elección del momento o
Para ella, el debate con el secreto equivalía a su empeño en ocultar sus acti- tacto de la interpretación impropios, así como las resistencias que pre-
vidades de higiene. excrementicia. No era gazmoña para tratar de sus activida-
des sexuales, pero sí en extremo reservada cuando se trataba del excusado, so- ceden
lista y opaciente,
siguen aetc.
unas(véase
vacaciones y después del contacto social de ana-
tomo u).
bre todo de cosas anales. Su madre había sido muy estricta con la higiene del
excusado y la niña había recibido la impresión de que todas las funciones de
eliminación eran feas y había que tenerlas secretas... porque si no uno resulta-
ba asqueroso y repulsivo. Sobre todo en lo tocante a los ruidos del excusado, 2.6.7
DESVIACIONES EN LA TÉCNICA
que eran para ella lo más desagradable. El haberme dicho su secreto era como
haber soltado gases ruidosamente en mi presencia, situación sumamente dolo- Habiendo examinado el procedimiento general así como algunos pro-
rosa para la paciente. blemas especiales en la técnica de análisis de las resistencias nos pare-
14 2 LA RESISTENCIA TÉCNICA PARA EL ANÁLISIS DE LAS RESISTENCIAS 14 3

cerá útil contrastar el punto de vista aquí presentado con dos métodos mitió a su analista "nuevos recuerdos infantiles" que hicieron de "ob-
diferentes. Melanie Klein y Franz Alexander son los jefes de dos es- jetos buenos y saludables".
cuelas de psicoanálisis que difieren mucho en algunos aspectos de la Es peligroso interpretar material de un paciente que uno no conoce,
posición clásica, tanto e n la teoría como e n la técnica. Aunque esta obra pero en el sueño se ve claro un elemento de resistencia, y es que un
está consagrada ante todo a exponer la técnica psicoanalítica llamada doctor es incapaz de ver nada malo en su paciente y el paciente se que-
clásica, una descripción breve de estos dos sistemas, divergentes pero ja de ello. Este aspecto del sueño no se toma en cuenta. Tal vez sería
importantes, tal vez ilumine algunos de los puntos esenciales expues- más atinado decir que se evita esta resistencia hundiéndola en las pro-
tos. Ambas escuelas de pensam iento han conseguido hacer algunas apor- fundidades. El analista maneja la situación de acuerdo con el tópico
taciones valiosas al psicoanálisis, aunque también hayan sido causa de kleiniano de interpretar la "persecución" por "objetos internos malos".
grandes controversias. Por estas razones, el estudiante debe conocer sus No se hace intento de llegar hasta la relación actual del paciente con el
obras básicas (véase Klein, 1932; Kleinet al.,1952, 1955; Alexander analista ni sus experiencias históricas personales de exámenes anales,
et al., 1946). Aquí sólo puedo dar una versión muy condensada de sus médicos incompetentes, arañas rojas, etc. Se desdeñan las experien-
modos de ver el análisis de las resistencias. cias individuales del paciente. Además, el analista no parece preo-
Ante todo, llama la atención que la palabra "resistencia" esté total- cuparse por evaluar la disposición del paciente a enfrentarse a los con-
mente ausente en el índice de las dos primeras obras mencionadas de tenidos instintuales; no parece haber concesiones a las cuestiones de
Klein y que sólo dos veces se halle en la tercera. Mas si leemos los di- dosificación o elección de momento. Desde el momento en que empieza
versos ejemplos clínicos, podemos deducir que Klein y sus partidarios el análisis se hacen interpretaciones de los componentes o introyectos
reconocen que a veces sus pacientes están en oposición al procedimien- instintuales infantiles más primitivos. Los kleinianos parecen laborar
to analítico. Pero este hecho clínico no se trata como yo hice en las pá- con sus pacientes de un modo que resulta caricatura de la regla técnica
ginas anteriores. No se hace ningún intento de formar una alianza de que requiere hacer consciente lo inconsciente. No parecen interesados
trabajo o terapéutica con el Yo razonable del paciente para hacerle re- en el problema de la presencia o ausencia del Yo razonable del pacien-
conocer y entender el motivo, el modo o la historia de su resistencia te. Hacen una interpretación del contenido tras otra, dirigida según
(Zetzel, 1956). Todas las resistencias se interpretaninmediatamente en parece a algún in telecto de tipo com putadora, con un Ello estereotipad o.
función de los impulsos instintuales subyacentes que el analista tradu- Yo participé en un taller sobre las contribuciones de Melanie Klein
ce en fantasías específicas y detalladas, aunque conciernan a tiempos en diciembre de 1962, presidido por Elizabeth Zetzel, como parte del
preverbales. Las pruebas clínicas en favor de sus interpretaciones ana- Midwinter Meeting de la Asociación Psicoanalítica de Estados Unidos.
líticas son a mi parecer notablemente endebles; raramente presentan Había allí unos veinte analistas de todas partes de Estados Unidos, de
un material detallado de casos; y las interpretaciones son extrañamen- formación, intereses y experiencia diversos. Todos convinimos en que
te semejantes en paciente tras paciente. Se tiene la impresión de que Melanie Klein y sus discípulos habían contribuido valiosamente a nues-
la historia individual del paciente ha influido poco en la evolución per- tro entendimiento de las relaciones de objeto tempranas, las primerísi-
sonal y en la neurosis. mas variedades de odio y agresión y las vicisitudes especiales de la hos-
Citaré como ejemplo algún material clínico de un trabajo de Thor- tilidad primitiva. Hubo también acuerdo general acerca de que los klei-
ner (1957, pp. 286-7) en una compilación reciente de obras kleinianas. nianos no laboraban con las resistencias como tales, desdeñaban la alian-
Presenta a un paciente con angustia de examen médico y otros sínto-
mas que comunica un sueño (arañas rojas que entran y salen de su ano) za de trabajo,
salizaban subestimaban
las fantasías la historia
complicadas personal del
y detalladas paciente
de los tiemposy univer-
pre-
y el doctor que lo examinó dijo al paciente que no veía nada malo en verbales.
él, a lo que replicó el paciente: "Es posible que usted no vea nada, Alexander y sus partidarios parecían ir al extremo opuesto. Mien-
doctor, pero ahí están de todos modos." El analista kleiniano trata este tras los kleinianos interpretan los anhe los instintuales más infantiles que
sueño con la interpretación de que el paciente se siente perseguido por se ocultan detrás de las resistencias desde el principio del análisis, la
objetos internos malos. El analista comunica a continuación que el pa- escuela de Alexander intenta tratar las resistencias mediante diversas
ciente aceptó la interpretación con mucho alivio, y a continuación tras- manipulaciones. Su objetivo parece ser ayudar a sus pacientes aeludir
144 LA RESISTENCIA REGLAS DE LATÉCNICA RELATIVA A LA RESISTENCIA 14 5
las resistencias, sobre todo la regresión, que consideran esencialmente pacidades del paciente y los fines que uno trata de lograr. Puede lle-
dispendiosa, Alexander preconiza manipular la frecuencia de las en- garse a la misma meta tomando sendas traveseras y dando rodeos, pe-
trevistas a fin de impedir que el paciente se haga demasiado regresiva- ro en un viaje largo es de importancia práctica tener en la mente un
mente dependiente. Él reduciría la frecuencia de las entrevistas a dos mapa de carreteras que indique el terreno, la topografía, los obstácu-
o incluso una por semana. Hay que impedir la tendencia del paciente los, etc. Las reglas que siguen son esas indicaciones, y son particular-
"a hundirse en una neurosis de trasferencia segura y cómoda" (Ale- mente válidas cuando uno se siente perdido o vacilante. Freud deno-
xander et al., 1946, p. 33). Sugiere que cuando un paciente repite un minaba las reglas que él puso "recomendaciones" y no pretendía que
material que ya ha expuesto muchas veces con anterioridad, es bueno se aceptaran incondicionalmente. Le parecían tales la diversidad de cons-
interrumpir el tratamiento para que el paciente "descubra cuál de sus telaciones psíquicas y la abundancia de factores determinantes que to-
dificultades anteriores dura todavía..." (p. 36). Además cree Alexan- da mecanización de la técnica debía resultar ineficaz a veces. No obs-
der que el analista "debería animar (y aun pedir) al paciente a que tante, creía que ciertos procedimientos eran útiles para una situación
haga aquellas cosas que evitó en el pasado, a experimentar en aquella corriente (Freud, 1913b, p. 123; 426).
actividad en que fallara antes" (p. 41).
French, colaborador de Alexander, indica claramente su opinión so-
bre
choelenmanejo de las
el insight. Citoresistencias
ahora de unadvirtiendo queque
párrafo en no se
se trata
debe de
confiar mu-
los impul- 2.7.1 ANALIZAR LA RESISTENCIA ANTES QUE EL CONTENIDO, EL YO ANTES
QUE EL ELLO, Y EMPEZAR POR LA SUPERFICIE
sos hostiles: "Con frecuencia es posible eliminar los impulsos hostiles
sin llamar al mismo tiempo directamente la atención del paciente so- En los primeros días del psicoanálisis, la técnica se centraba en el in-
bre ellos, con sólo ayudar al paciente a encontrar una solución al pro- tento de obtener los recuerdos reprimidos y la tarea era sencillamente
blema subyacente, aferrándose detrás de los impulsos hostiles al pro- volver consciente lo inconsciente. Podían obviarse las resistencias ha-
blema que les dio auge" (Alexander et al.,1946, p. 131). ciendo interpretaciones a partir de las asociaciones libres del paciente.
Es evidente que los métodos de tratar la resistencia preconizados por No tardó Freud en comprender que su empeño era errado, que lo tera-
Alexander y sus partidarios no pueden considerarse psicoanalíticos. Son péuticamente eficaz no era la obtención del recuerdo olvidado sino la
esencialmente manipuladores y antianalíticos. El paciente no aprende superación de la resistencia. Los recuerdos obtenidos estando las resis-
a reconocer y entender sus resistencias, no hay estímulo para el insight
tencias todavía intactas serían incapaces de lograr un cambio porque
como medio de vencer las resistencias, ni intento de modificar la es- sucumbían como anteriormente ante las fuerzas de la resistencia (1913b,
tructura del Yo. El terapeuta omnipotente decide qué resistencias pue-
p. 141; 436). En 1914 declara Freud que la misión del analista era ana-
de manejar el paciente y cuáles debe evitar por siempre. Esto podrá lizar e interpretar las resistencias del paciente. Si lo logramos, el pa-
ser - una psicoterapia sintomática eficaz, pero con seguridad no es ciente descubrirá muchas veces recuerdos olvidados y establecerá las
psicoanálisis. conexiones debidas (1914c, p. 147; 437-8).
Al reconocerse el papel capital de las fuerzas de la resistencia, rem-
plazó a la antigua formulación tópica de hacer consciente lo incons-
ciente una formulación dinámica: analicemos las resistencias antes que
2.7REGLAS DE LA TÉCNICA RELATIVA A LA RESISTENCIA
aellacontenido (Fenichel,
antigua, sino 1941, p.Hacer
que la modifica. 45). Esta formulación
consciente no contradice
lo inconsciente só-
Llegados a este punto creo que podemos asentar ciertos principios ge- lo es útil si al hacerlo se altera la dinámica de un conflicto neurótico.
nerales que sirvan de guía en la determinación de nuestro procedimiento- No tiene caso descubrir lo reprimido para que se halle con las mismas
técnico. Estas reglas no serán órdenes ni leyes sino más bien indicado- fuerzas defensivas que ya lo reprimieron antes. Primero debe produ-
res que señalen la dirección general. Todas las reglas han de aplicarse cirse un cambio en la entidad resistente. Los diversos procedimientos
con elasticidad, según el paciente, el analista y la situación. Una medi- para el análisis de las resistencias (véase sección 2.6) apuntan a pro-
da técnica sólo es válida si uno comprende el problema clínico, las ca- ducir alteraciones favorables en las fuerzas resistentes.
14 6 LA RESISTENCIA REGLAS DE LA TÉCNICA RELATIVA A LA RESISTENCIA 14 7
Es conveniente ahora presentar el punto de vista estructural porque y sobre todo de mi madre, pero no es como mi madre. Ella no está mimada.
aclara aún más nuestra tarea terapéutica. Nuestro, objetivo último es No es una chiquilla mimada como mi madre. Me gusta esa mujer. A menudo
permitir que el Yo se las arregle mejor co n el Ello, el Superyó y el mundo deseé tener una madre como ella [pausa]... En el fin de semana tuve una con-
exterior (Freud, 1923b, pp. 56-7; 29-30).En el proceso de análisis puede quista y nos entregamos al jugueteo sexual [pausa}... Es una mujer casada.
considerarse que el Yo del paciente tiene dos aspectos y funciones dife- Y ella estaba deseándolo; de hecho, ella fue la de la iniciativa. Las mujeres que
rentes. El Yo inconsciente, irracional es el iniciador de las defensas pa- se conducen así son como prostitutas. No saben lo que es el am or, sólo les inte-
tógenas y se ve como el Yo que siente y experimenta durante el trata- resa el sexo. Lo que quieren es que uno les dé gusto. Hablar de todas estas
miento. El Yo consciente, razonable es el aliado del analista y aparece cosas me hace sentir a disgusto... [pausa]."
clínicamente como el Yo observador del paciente durante el análisis Llegados aquí me parece evidente, ante todo, que nos las habemos con una
situación en que el señor Z se debate entre la manifestación y la ocultación de
(Sterba, 1934). La regla técnica de que uno debe analizar la resistencia ciertos deseos y temores sexuales infantiles. Si examinarnos el contenido mani-
antes que el contenido puede expresarse estructuralmente: se debe ana- fiesto del sueño, así como sus asociaciones, no es muy difícil reconocer que este
lizar el Yo antes que el Ello (Freud, 1933, p. 80,916; Fenichel, 1941, material está relacionado con el paciente de niño, acostado en una cama gran-
p. 56). Más exactamente: las intervenciones del analista deben tender de y con el infantil deseo de que su madre le acariciara el pene. Pero también
a hacer que el Yo razonable del paciente se las arregle mejor con las con algo de vergüenza y enojo porque su pene no es tan impresionante como
antiguas situaciones de peligro. el de su padre. Lo enfadan esas mujeres que prefieren los penes grandes, pero
En el pasado, el paciente sentía esos peligros demasiado amenaza- también quiere que jugueteen con el suyo. Ahora todo este contenido es bas-
dores y su Yo irracional instituyó las defensas patógenas que ocasiona- tante claro, pero sería erróneo pasar a interpretar algo de ello al paciente, por-
ron los síntomas neuróticos. En la situación analítica, con la ayuda de que también es evidente que en el señor Z hay fuertes tendencias a huir.de
la alianza de trabajo y la debida secuencia de interpretación, espera- todo esto, a ocultarlo, a disimularlo. Nótese cuán entonado, evasivo e impro-
ductivo es su lenguaje "Estaba totalmente desnudo". Una mujer se pone a ba-
mos que el Yo razonable del paciente expanda sus facultades a medida
ñar mi "órgano genital". Que "no se puso erecto". "Nos entregamos a un
que se vaya familiarizando con el modo como puede operar ahora en jugueteo sexual." Y después el reconocimiento franco: "Hablar de todas estas
comparación con el pasado, cómo evaluaba otrora el peligro y cómo cosas me hace sentir a disgusto."
podría ahora reevaluar esos peligros, etc. La laboración con el Yo ob- En semejante situación, en que cierto contenido reprimido pasa al primer
servador del paciente y la mostración de cuán poco razonables son las plano pero hay también considerable resistencia, me parece inútil pasar al con-
operaciones del Yo que siente y experimenta posibilitan que el Yo ra- tenido rechazado sin haber analizado antes, y traslaborado parcialmente, algu-
zonable ensanche su soberanía. Analizamos la resistencia antes que el na resistencia del paciente. Si yo tratara de señalar al turbado Z que parece
contenido o el Yo antes que el Ello, de modo que cuando interpreta- desear que alguna persona maternal le acaricie el pene me acusaría airadamente
mos para el paciente el contenido rechazado, lo tratará de modo más de ser un viejo licencioso, o se quedaría en un silencio helado. Estoy bastante
propio y no con la mera repetición de sus pautas neuróticas pasadas. seguro de ello porque en otras ocasiones reaccionó de ese modo incluso después
de haber yo intentado laborar con sus resistencias.
Con el fin de esclarecer el razonamiento que sustenta estas formula-
Por eso decido laborar primeramente con éstas y sólo después que vea indi-
ciones, permítaseme un ejemplo clínico: cios de cambio en ellas trataré de enfrentarlo al contenido. Cuando queda ca-
llado le digo: "Parece usted turbado hoy al tratar de contarme sus experiencias
Un paciente joven, el señor Z,I que llevaba aproximadamente año y medio de sexuales. Hasta su lenguaje parece afectado." (Digo "hoy" porque hubo oca-
análisis,
una camaempieza
enorme.laEstaba
sesióntotalmente
relatando el sueño siguiente:
desnudo. "Soñéentró
Una mujerota que yyacía en
dijo que siones en que
el hecho.) consiguió
Replica ser más
Z: "Bueno, franco
pues... deen materias
nada sexuales
sirve ser crudo y[pausa]...
así le recuerdo
No
tenía que bañarme y se puso a bañarme el órgano genital. Yo me puse furioso, sé qué clase de lenguaje usar aquí. Con frecuencia me pregunto cómo reaccio-
y me avergoncé, porque mi genital no se puso er ecto." naría usted ante un lenguaje vulgar. Cómo reaccionaría si yo dijera las prime-
Quedo callado y el paciente empieza a hablar. He aquí el meollo de sus aso- ras palabras que se me vienen a las mientes. Después de lo quedijo usted com-
ciaciones: "La mujer del sueño se parecía a una amiga de la familia. En reali- prendí que tal vez sea eso lo que usted quiere [pausa]... Sí; no es usted quien
dad, parecía la madre de mi buen amigo John. Es también amiga de la familia me desaprobaría, sino yo. Yo no apruebo ese tipo de lenguaje vulgar... [pau-
I sa]. El sueño era tan vívido, y los sentimientos que suscitaba tan fuertes...
Ya se ha tratado del señor Z en las secciones 2.5.2 y 2.5.4.
Me sentía tan infantil."
REGLAS DE LA TÉCNICA RELATIVA A LA RESISTENCIA 149
148 LA RESISTENCIA

estar seguros de que el paciente puede percibir, entender, captar la in-


Siento ahora que por esta vez el paciente ha conseguido laborar venturosa-
mente con algunos aspectos de su resistencia de trasferencia; comprende que terpretación o confrontación. Por eso debemos asegurarnos de que el
estaba proyectando en mí sus sentimientos de desaprobación, y que eran unos paciente tiene a su disposición un Yo razonable. Analizamos primero
sentimientos impropios. Podíamos haber proseguido con esta resistencia, pero las resistencias porque ellas se opondrían a la formación de un Yo
en aquel momento parecía listo para seguir con el contenido del sueño, porque razonable. Más exactamente: el paciente conturbadotiene un Yo razo-
espontáneamente vuelve a los sentimientos que en él tenía. Por eso vuelvo a nable limitado. Si yo me le planto delante con un contenido desconcer-
intervenir: "Se sintió usted enojado y avergonzado pero ¿qué sintió en el sue- tante, perderá incluso lo poco que tiene de razonable. Tengo que labo-
ño cuando la mujer se puso a acariciarle el pene?" rar en el campo en que pueda servirse de ese Yo razonable limitado
Debe observarse aquí que yo voy un paso más allá que el paciente, porque suyo. Señalo que se siente turbado, y eso es evidente, eso es accesible
yo no empleo su lenguaje afectado, empleo el lenguaje corriente, y hablo sin a su Yo razonable, eso no le hará correr, puede hacerle frente. Me pre-
rodeos. Digo que la mujer le acariciaba el pene, no que se lo bañaba. El pa- gunto con él qué lo turbó hoy, y así le recuerdo indirectamente que
ciente responde al principio por el silencio. Después dice: "Sí, al principio me
no siempre está turbado o desconcertado. Al principio se defiende de
gustó [pausa]." A continuación dice que cuando estuvo con aquella conquista
suya, ella le hizo "eso"... jugueteó con su pene. Pero desea declarar que fue modo poco razonable, y dice que no tiene caso hablar con crudeza y
ella la que quiso, no él. No obstante, tiene que reconocer que le gustó; en reali- se pregunta cómo reaccionaría yo a ello. Su Yo razonable, que no se
dad, le gustó muchísimo; y si tiene que reconocerlo, prefería este tipo de pla- siente apartado y solo, da un gran paso hacia delante, aumenta su ca-
cer sexual a cualquier otro. Pero por alguna razón le parece que está mal [pau- pacidad de ser razonable y osa reconocer que no soy yo quien lo desa-
sa]... La mujer era casada. Su marido era un personaje importante. Estaba probaría, que es él mismo. Comprende entonces que su reacción es im-
encantado de engañar a su marido, pero en realidad no lo engañaba tanto, por- propia, examina su comportamiento analíticamente, ha formado una
que estaban separados. "No era una victoria verdadera, sino vana. Es como identificación parcial y temporal, una alianza de trabajo, frente a su
en mi trabajo; parece como que estoy trabajando mucho, pero ni es un trabajo resistencia. Yo he señalado en su comportamiento algo que podría se-
verdadero ni trabajo tanto. Así es todo; no quiero hacer nada, quiero que me guir y entender conmigo. Al formar esa alianza conmigo, su Yo razo-
den algo. Siempre hago como que estoy en actividad, trabajando intensamen- nable se hizo más fuerte y ahora se atrevió a examinar analíticamente
te, pero en realidad lo que quiero es que alguien me dé algo." lo que había sentido. Yo he logrado producir una división en su Yo,
El paciente parece estar trabajando bien, y su resistencia ha desaparecido
que ahora tiene dos funciones, una de sentir y una de observar. Enton-
por ahora. Entonces hago otra interpretación. Digo que me parece como que
gozaba con la sensación de que una mujer alta le proporcionara placer sexual, ces ha podido incrementar su Yo razonable y observador. El excelente
y que si bien le gustaba, también estaba avergonzado porque se sentía como trabajo de Sterba (1934) es una lectura esencial al respecto.
un niño. A esto responde el paciente que sí, que en el sueño era tan grande Mi conturbado paciente se hubiera enojado o distanciado y no hu-
la cama, tan enorme, que en comparación él debía parecer muy pequeño. Ha- biera laborado conmigo si yo hubiera empezado por el desconcertante
ce una pausa y dice: "¿Piensa usted que esto tenga que ver con mi madre? contenido de sus sueños y sus asociaciones. Yo empecé por algo accesi-
¡ Qué asco! Si a eso vamos, la mujer con quien tuve la cita tenía los mismos ble a su Yo consciente, algo que estaba más dispuesto a reconocer que
muslazos que me parecían tan repulsivos en mi madre." su propio sentimiento. Para citar otra formulación topográfica: empe-
cé por la superficie (Freud, 1905a, p. 12,603; Fenichel, 1941, p. 44).
Apelé a su razón y pudo reconocer razonablemente que se había que-
Este ejemplo clínico ilustra que empezando por la resistencia fue po-
sible hacer una verdadera labor analítica con ese paciente. Creo que dado desconcertado.
migo y él mismo pudo Entonces
entoncesseanalizar
produjosuuna alianzareacción
impropia de trabajo con-
de tras-
si yo hubiera esquivado la resistencia e ido directamente al contenido,
se hubiera producido una colérica negativa o si no, una discusión inte- ferencia para conmigo. De no haberlo hecho, yo lo hubiera interpretado
lectual o una sumisión, sin emoción niinsight verdaderos. Sirviéndo- para él.Entonces tuvimos un fuerte Yo razonable con que laborar
y yo pude abordar el doloroso material oculto.
nos de este fragmento clínico corno de una ilustración, tratemos de re-
Decidí trabajar con sudeseo deque lo acariciara una mujer grande
examinar la fundamentación de la regla técnica de analizar la resisten-
cia antes que el contenido. porque susfantasías masturbatorias todavía eran una gran fuente
de culpabilidad para él, que había ya hecho varios intentos vacilantes de
Para que una interpretación o confrontación sea eficaz tenemos que
150 LA RESISTENCIA REGLAS DE LA TÉCNICA RELATIVA A LA RESISTENCIA 15 1

laborar en ello anteriormente. Sentía que si podía hacerle reconocer la interpretación del contenido no será efectiva sino cuando las resis-
la índole infantil de sus deseos sexuales podría entender mejor su senti- tencias significantes hayan sido debidamente analizadas. El último ejem-
miento de culpabilidad, su impotencia y su vergüenza. Le pregunté qué plo del paciente conturbado lo ilustra claramente. No pudo laborar con
había sentido cuando la mujer empezó a acariciarle el pene, porque ha- el material mientras no superó su resistencia de trasferencia en grado
bía omitido visiblemente ese punto en el relato de su sueño y no había apreciable. Pasemos a ver ahora un ejemplo de empleo del contenido
revelado las reacciones sexuales que tuvo cuando su amiga se lo hizo. con el propósito de contribuir al análisis de la resistencia.
La intervención fue muy fructífera porque volvió a debatirse con sus
resistencias y al final comprendió que prefería aquel placer sexual pa- Una paciente, la señora K,2 empieza una sesión en el cuarto año de su análi-
sivo a cualquier otro. sis contándome los siguientes sueños: (1) "Me están fotografiando desnuda,
Me pareció entonces que podría estar listo para enfrentarse al hecho recostada en diferentes posiciones, con las piernas abiertas, con las piernas ce-
de que eso era infantil, es decir incestuoso; por eso lo llevé en esa direc- rradas..." (2) "Veo a un hombre que tiene en la mano una vara curva; en
ción apuntando que aquella actividad lo avergonzaba porque le hacía ella estaba escrito algo que debía ser erótico. Un pequeño monstruo rojo,
sentir como un niñito al que diera algún placer sexual una mujerona. espinoso mordía a ese hombre con minúsculos, agudos dientes. El hombre
Siguió el camino y se debatió con aquella cuestión. Reconoció que le tañía una campana pidiendo socorro, pero sólo yo lo oía y al parecer no me

gustaba engañar a los maridos, comprendió que era una victoria vana, importaba."
Permítaseme añadir que esta paciente llevaba ya varias sesiones laborando
y a continuación osó pensar que podría tratarse de su madre, diciendo
con el problema de su temor de los impulsos homosexuales, que relacionaba
primero "¿Piensa usted que esto..." Y por fin lo aceptó y lo confirmó. con su sexualidad clitoral, por oposición a su sexualidad vaginal. Ahora que
A medida que avanzaba aquella sesión, su pequeño Yo razonable se había conseguido tener un orgasmo vaginal, se sentía con más audacia para
fue ensanchando y pudo luchar triunfalmente con todo género de re- explorar esas regiones. Además, nunca había sentido realmente su envidia del
sistencias. Durante toda aquella hora pudo observársele batallando con pene y sólo últimamente había comprendido que su actitud —estoy encantada
sus resistencias. Si éstas hubieran adquirido mayor poder y hubieran de ser mujer, no hubiera servido para hombre— era una defensa contra una
detenido el crecimiento de su Yo razonable, hubiera sido necesario se- hostilidad honda y hasta entonces intacta respecto del pene viril. Sabiendo to-
guir laborando con las resistencias y olvidarse de laborar con el do esto, es evidente que el contenido manifiesto del sueño es una continuación
contenido. de esas cuestiones. Ser fotografiada desnuda tiene relación con problemas de
Son fundamentales estas reglas de técnica: A nalizar la resistencia antes revelarse desprovista de pene. El hombre de cuya vara no hace caso es segura-
que el contenido, el Yo antes que el Ello y empezar desde la superficie. mente su analista. El monstruo rojo con que éste se debate podría representar
El trabajo con el contenido puede ser más interesante, más chispeante; una proyección de, o un desquite por, lo que siente acerca del genital masculino.
La paciente empieza hablando en un tono de voz algo triste y hueco. Relata
el trabajo con las resistencias es más lento y pesado. Pero si no se anali- los planes para una fiesta que va a dar a su hijita, de dos años y medio. Espera
zan las resistencias del Yo, la labor analítica acabará por estancarse. que ésta se divierta, que no se trate de una de aquellas terribles fiestas de cuan-
El paciente terminará, regresará destructivamente, o el análisis se con- do ella era niña. Ha salido con su novio y resulta que lo mordía, le reprochaba
vierte en un juego intelectual o una satisfacción oculta de la trasferencia. su pasado decadente, que había sido un tenorio, un perdido. Pausa. Su mens-
La regla que manda analizar la resistencia antes que el contenido truación lleva un día de retraso, y cree estar encinta, pero no parece preocu-
no debe entenderse como que significa analizar la resistencia sola o abor- parle. Pausa. Siente que tiene dentro algo malo, algo repulsivo, que le recuer-
darla primero y olvidar el contenido por completo mientras no se re- da lo que sentía el hombre deEl Inmoralista, a quien repelía la tuberculosis de
suelva la resistencia. De hecho, no siempre hay una dicotomía marca- su esposa. Pausa. "Fui a una fiesta aburrida y me disgustó mucho [silencio].
da entre resistencia y contenido. En los diferentes ejemplos que llevo Quisiera que usted dijera algo. Me siento vacía. Me enfurecí con mi niña y
dados hay muchas ilustraciones de cómo la resistencia se vuelve conte- le pegué, y después ella fue muy cariñosa [silencio]. Me siento distante y lejana."
nido y cómo un contenido dado puede usarse a manera de resistencia. Intervengo ahora y digo: "Se siente usted lejana y vacía porque parece que
tiene miedo de ver aquel odioso monstruo dentro de usted." La paciente res-
Además, el análisis de toda resistencia nos lleva a su historia, que es con-
tenido. Finalmente podemos emplear algo del contenido para que ayu-
de a revelar la resistencia. La regla técnica fundamental significa que y 2.6.5.1.
2 Mencionada ya en las secciones 1.2.4
15 2 LA RESISTENCIA REGLAS DE LA TÉCNICA RELATIVA A LA RESISTENCIA 15 3

ponde: "Era un monstruo rojo, exactamente un rojo oscuro pardusco, como paciente. La regla de que analizamos la resistencia antes que el conte-
sangre menstrual vieja. Era un demonio medieval, como los que se ven en los nido es una aplicación de esta otra regla. Siendo las resistencias pro-
cuadros del Bosco. Así soy yo; si yo fuera un cuadro, así sería, llena de todo ducto del funcionamiento del Yo, son más accesibles al Yo razonable
género de demonios sexuales, movimiento intestinal, homosexualidad y odio. que al Ello material. Este razonamiento también es válido para las for-
Supongo que no quiero ver mi odio de frente por mí, por Bill, por mi hijita mulaciones paralelas: analizar la defensa antes que lo reprimido; ana-
y por usted. En realidad, no he cambiado, y yo que creía haber hecho muchos
progresos [silencio]."
lizar el Yo antes que el Ello.
Intervengo: "Últimamente descubrimos un nuevo monstruo: su ira por el Freud (1905a, p. 12;603)hizo en el caso de Dora la recomendación
pene de los hombres y su disgusto por su vagina. Y quiere usted rehuirlo yén- técnica de que se dejase al paciente escoger el tema de que se trataría
dose al vacío." Replicó la paciente: "Parece usted tan seguro de sí, como si en la sesión. En aquel tiempo lo relacionaba con su consejo de que em-
todo lo tuviera resuelto. Tal vez yo esté huyendo. Leí un libro de un hombre pezáramos nuestra labor analítica en la superficie de la mente del pa-
que daba coñac a su mujer para que se emborrachara y así fuera una mejor ciente. No imponemos nuestros intereses ni nuestros cuidados teóricos
compañera sexual y ella se hacía la borracha para poder dar sueltaa sus verda- al paciente. El método de la asociación libre se basa en nuestro deseo
deras emociones. Quizá yo sea así. Yo les enseñaría a ustedes los hombres de de dejar que el paciente escoja el tema de la hora. Por sus asociaciones
lo que soy capaz sexualmente. A veces tengo la impresión de que bajo esta dó-
cil apariencia de esclava tengo una vena de grandiosidad. Yo les enseñaría a tenemos acceso
ese momento. Suas asociaciones
lo que es la realidad psíquica
nos revelan lo que viva del paciente
le preocupa, lo queen
ustedes, pobres `jodedores', lo que era usar el pene si tuviera uno. Sí, mientras
trata de salir a la conciencia, lo que le importa. Las asociaciones o la
Bill se esforzaba la otra noche cuanto podía por darme gusto, lo miré y me
cruzó como un relámpago por el cerebro: quién es el 'esclavito' ahora. Y en
ausencia de ellas nos indican también lo que está tratando de evitar.
cuanto a la vara, ahora recuerdo que una vez le pregunté a usted con qué vara Por esta razón incluyo esta regla entre las reglas técnicas relativas a
medía la neurosis. No me gusta sentirme tan idiota, y a veces es usted y este la resistencia. Con mucha frecuencia determina el paciente el tema de
análisis quien me hace sentirme así. Yo podría ser tan acerada como usted, la hora por lo que le hace callar, por lo que evita, por su manera de
si me atreviera. Pero después temo quedarme sin usted, o serle repulsiva y que evitarlo, etcétera.
usted me abandone. Creo que ahora tengo más confianza en usted. No es de Esto no significa que el paciente pueda deliberadamente determinar
esperar que Bill aguante todo esto, pero usted debería poder..." de qué hablaremos. Por ejemplo: un paciente empieza una sesión di-
ciendo: "Quiero hablarle de mi mujer." Y se pone a describir, duran-
Ofrezco este fragmento de una sesión para mostrar cómo laboré con te buena parte de la sesión, las extrañas reacciones que tiene su mujer
la resistencia de la paciente trayendo a colación el contenido para que para con él. Yo estoy callado porque me parece que está hablando de
me ayudara. Interpreté para ella que se fugaba al vacío para rehuir algo emocionalmente importante para él y no advierto nada evasivo
el monstruo de su envidia del pene, su odioso pene interno y su identi- en sus producciones. Pero en una ocasión se equivoca y dice: "Mi ma-
ficación masculina. Esta formulación la ayudó a reconocer que estaba dre es sexualmente muy exigente... quiero decir, mi mujer." En este
tratando de negar y después de proyectar ese odioso introyecto sobre punto modifico yo el enfoque de su charla pidiéndole que compare a
mí y su novio. Pudo ver su efecto productor de resistencia y logró em- su madre con su esposa. En realidad, no soy yo quien ha cambiado
pezar a explo rarlo dentro de sí. El esclarecimiento del contenido la ayudó de tema, sino él, inconscientemente. Yo me conformo con seguirlo.
a laborar con su resistencia de trasferencia hostil-depresiva. Dejar que el paciente "escoja" el tema de la sesión significa: (1) de-
jar que empiecela hora con el material manifiesto que le interesa, y (2)
no imponerle nuestros intereses. Si el material de la sesión de ayer nos
2.7.2
EL PACIENTE DETERMINA EL TEMA DE LA SESIÓN pareció muy importante, hay que olvidar ese interés y seguirlo a él mien-
tras esté laborando productivamente. Los candidatos suelen meter im-
Esta regla de técnica es una prolongación de la regla antigua: empezar portunamente el material de su sesión de supervisión en su labor con
toda interpretación desde la superficie. Revisamos esta fórmula topo- los pacientes, aunque no esté nada indicado. Algunos analistas persi-
gráfica y la expresamos estructuralmente así: empezamos nuestras in- guen la interpretación de un sueño cuando no es éste la parte más im-
terpretaciones con lo que es accesible al Yo consciente, razonable del portante de una sesión, porque les gusta laborar con sueños. (3) El pa-
154 REGLA S DE LA TÉCNICA RELATIVA A LA RESISTENCIA 155
LA RESISTENCIA

ciente escoge el material de la hora para empezar, pero de ese material grado de resistencia. Esto puede ocurrir en la labor analítica con casos
nosotros seleccionamos lo que creemos debe ser su verdadera preocu- psicóticos o límites, pero también en pacientes neuróticos en el clímax
pación. Por ejemp lo, el paciente nos habla de sus placeres sexu ales, pero de la revivencia de su neurosis infantil. Las intervenciones necesarias
nosotros seleccionamos suturbación al hablar del acto sexual. Seleccio- en tales situaciones bien pudieran ser antianalíticas, pero la situación
namos lo que nos parece que le interesa verdaderamente, aunque tal entonces no requiere insight sino medidas de emergencia. Como casos
vez él mismo no se dé cuenta de ello. Podemos trazar una analogía tales se presentan en el curso del análisis, vale la pena pasar unos mo-
con el sueño y decir que el paciente escoge el contenido manifiesto, en mentos examinando sus problemas técnicos.
tanto que nosotros extraemos el material significante latente. En todos los análisis que logran penetrar hasta el fondo de las neuro-
sis infantiles se producen tormentas emocionales. En el colmo de la efu-
sión emocional hay una pérdida, en mayor o menor grado de las fun-
2.7.3
EXCEPCIONES A LAS REGLAS ciones del Yo, según la intensidad y la índole del afecto desbordado.
Si el caso se produce al comienzo de la sesión, nuestra tarea terapéuti-
2.7.3.1
Resistencias menores ca puede ser sencilla. La paciencia y el silencio de apoyo bastarán a
dar al paciente bastante oportunidad de descargar su emoción acumu-
Aunque la técnica psicoanalítica se distingue de todos los demás méto- lada. A medida que se reducen el pánico, la rabia o la depresión, se
dos por el hecho de que nosotros analizamos las resistencias, no por puede notar el retorno de una parte del Yo razonable y volver a inten-
eso analizamos todas y cada una de las resistencias. Las resistencias tar la labor analítica. Pero si la tormenta emocional no cede o si estalla
pequeñas y temporales pueden manejarse sencillamente callando y de- hacia el final de la hora, resulta necesario intervenir. Aunque lo ideal
jando que el paciente venza su propia resistencia. O bien puede uno sería que el paciente descargara a cabalidad sus sentimientos, por ra-
hacer alguna observación facilitadora, como por ejemplo, si el paciente zones de conveniencia es necesario interponerse. Sería peligroso dejar
calla o vacila, decir "¿Sí?" o "¿Cómo?", y entonces el paciente se po- que un paciente se marchara en la culminación de una tormenta emo-
ne a hablar. No tiene uno necesariamente que volver atrás y analizar cional y sin un Yo razonable en funciones. Nuestra tarea es re-suscitar
el significado, el fin o el contenido de todas las resistencias. Esto mien- uno y no ocasionar complicaciones inanalizables.
tras el paciente parezca vencer las resistencias por sí solo y pueda co- Yo he tenido la experiencia de que los siguientes pasos parecen efec-
municarse verdaderamente. Pero si la resistencia persiste o aumenta, tivos con un mínimo de complicaciones. Supongamos que el paciente
entonces tenemos que analizarla. Es decir: la regla general es que las se debate en la agonía de una intensa reacción dolorosa, solloza violen-
resistencias pequeñas y temporales no se analizan y pueden sencilla- tamente y la sesión se acaba. Yo esperaría casi hasta el último momen-
mente superarse. to para interrumpir, y entonces diría: "Siento mucho interrumpirle
No sólo es innecesario perseguir las resistencias menores, sino que cuando está usted tan acongojado, pero me temo que el tiempo se nos
puede alejar del material importante. Además, al paciente debe permi- agota." Si el paciente reacciona, y es lo que suele suceder, añado: "To-
tírsele intervenir activamente en la superación de las resistencias. En mémonos unos cuantos minutos, hasta que se sienta más compuesto."
fin, el andar tras de la menor resistencia puede convertir al analista Doy entonces al paciente una oportunidad de decir algo si lo desea y
en un latoso y el análisis en algo insoportable. Es parte del tacto, en de todos modos le doy la oportunidad de ver que no estoy angustiado,
el arte
ren de analizar,
análisis el saber
y las que no. distinguir entre las resistencias que requie- trastornado su
compasión ni dolor
impaciente. Milaconducta
pero que realidad da a entender
debe quea cara.
verse cara me inspira
Le
ayudo a dominarse recordándole la realidad de la hora que acaba, pe-
2.7.3.2
Pérdida de las funciones del Yo ro indicando que siento interrumpir el derramamiento de su emoción...
y así es en realidad. Finalmente, es importante que el analista haga
A veces sepresentan en el análisis situaciones en que hay pérdida de ver que no le espanta la erupción del paciente y se presente como mo-
la resistencia por disminución de las funciones del Yo. Entonces nues- delo con que identificarse. Al final de una sesión semejante suelo decir
.
tra tarea consiste en permitir y aun favorecer la formación de cierto algo así: "Esta efusión emocional que ha tenidoes dolorosa para usted
156 LA RESISTENCIA REGLAS DE LA TÉCNICA RELATIVA A LA RESISTENCIA 15 7

pero importante para nuestra labor. Tenemos que entenderla, anali- plos clínicos citados porque quería examinar primero el concepto de
zarla y dominar/a." resistencia en general.
En el análisis se presentan a veces otras situaciones en que el pacien-
te pierde, o teme perder, algunas o muchas de las funciones del Yo.
Por ejemplo, un paciente tal vez empiece a parlotear incomprensible,
enredadamente, o a balbucear como un bebé. En este caso uno necesi- LISTA ADICIONAL DE LECTURAS
ta paciencia, aplomo y firmeza. Al fin, hay que interrumpir al paciente
y decirle: "Bueno, veamos qué ha pasado aquí. Estaba usted hablando El paci ente cal la
como un chiquillo." Al intervenir de este modo, el analista hace de Arlow (1961), Glover (1955), Loewenstein (1961), Loomie (1961), Van der
recordatorio y modelo para el paciente por su Yo razonable temporal- Heide (1961), Zeligs (1961).
mente perdido. Con su tono firme indica que no está espantado, cosa Resistencia y defensa
que tranquiliza al paciente. Freeman (1959), Freud (1916-7, capítulo xix; 1923b, capítulo v; 1926a;
1933), Gero (1951), Hartmann (1951), Hoffer (1954), Kohut (1957), Lampl-
Un paciente puede sentirse presa de pánico, espantado e inerme en el diván. de Groot (1957), Loewenstein (1954), Sperling (1958), Winnicott (1955).
Una de mis pacientes se quejaba de que las palabras se le escapaban y temía "Acting out" y resistencia
orinarse acostada allí. La dejé soportar cuanto me pareció podía y a continua- Altman (1957), Bird (195 7), Ekstein y Friedman (1957), Kanzer (1957), Spie-
ción dije: "Está bien, reanudemos el análisis. Tratemos ahora de examinar to- gel (1954), Zeligs (1957).
do esto, volvamos al principio y estudiémoslo." Trastornos del carácter y resistencia
Gillespie (1958), Gitelson (1958), Glover (1958), Katan (1958), Nacht (1958b),
Waelder (1958).
En algunas situaciones hay pacientes que temen perder todo control Resistencias ajenas al ego y egosinanicas
y se espantan ante la idea de que podrían volverse violentamente agre- Glover (1955), Menninger (1958), Sharpe (1930).
sivos o sexuales. Cuando siento que el espanto es genuino y que hay
algo que corrobora sus temores, digo u obro de manera que indique:
"No tenga cuidado, no dejaré que usted se lastime, ni me lastime a mí."
Como dije antes, estas intervenciones no son analíticas, pero tampo-
co creo que sean analíticas semejantes situaciones. Empleo procedimien-
tos no analíticos, pero trato de evitar los antianalíticos, o sea acciones
que trastornarían el análisis ulterior. Únicamente después de pasada
la crisis puede uno reemprender el análisis. Pero tengo la experiencia
de que las intervenciones realizadas con intención terapéutica y anali-
zadas después a fondo no perjudican irremediablemente a la situación
analítica. Por otra parte, la actitud estrictamente pasiva y silente pue-
de ser un peligro mayor al permitir que el paciente regrese a un nivel
y
traumático.
dad El paciente
del analista percibirá
como indicios acertadamente
de falta de interés,eldesilencio la pasivi-
angustia y confu-
sión en el analista, y esto puede ser mucho más perjudicial. Cuando
así ocurre, el analista necesita hacerse un poco de autoanálisis de su
comportamiento de trasferencia.
Al terminar este capítulo sobre la técnica del análisis de las resisten-
cias me siento otra vez movido a repetir que las resistencias más im-
portantes son las de trasferencia. No he hecho resaltar esto en los ejem-
3 D E FI N IC IÓ N PR O V IS IO N A L 15 9

LA TRASFERENCIA de trasferencia por lo general no se da cuenta de esa distorsión.


La trasferencia puede constar de algunos de los componentes de una
relación de objeto, es decir, puede apreciarse en forma de sentimien-
tos, pulsiones, deseos, temores, fantasías, actitudes e ideas o defensas
contra ellos. Las personas que son causa srcinal de las relaciones de
trasferencia son personajes importantes y significativos de la primera
La formación de la técnica del psicoanálisis se debe en lo esencial a la infancia (Freud, 1912a, p. 104,416; A. Freud, 1936, p. 18). La trasfe-
evolución de nuestro conocimiento de la naturaleza de la trasferencia. rencia se produce en el análisis y fuera del análisis, en las personas neu-
Los mayores progresos en la técnica psicoanalítica proceden de los ca- róticas y psicóticas y en las normales. En todas las relaciones humanas
pitales descubrimientos que hizo Freud (1905c) del doble poder de la hay una mezcla d e reacciones realistas y de trasferencia (Fenichel, 1941,
trasferencia, que es un instrumento de valor insustituible y la fuente p. 72).
de los mayores peligros. Las reacciones de trasferencia ofrecen al ana- Antes de proceder a ampliar nuestro esbozo elemental es necesario
lista una ocasión inestimable de explorar el pasado inaccesible y el in- aclarar la terminología. El encabezado de este capítulo es "La trasfe-
consciente (Freud, 1912a, p. 108; 418).La trasferencia suscita tam- rencia", y ésa es la antigua y conocida palabra que introdujo Freud
bién101;
resistencias que resultan el de
obstáculo más grave a nuestra yhaque la mayoría deiento
los analistas siguen empleando.
esta cuestiónEn años parecía
recientes
(p. 414). En toda definición la técnica psicoanalítica debe labor
figu- habido un movim para modificar porque
rar como elemento central elanálisis de la trasferencia. Toda escuela que la palabra "trasferencia" podía inducir a error. "Trasferencia"
disidente del psicoanálisis puede describirse por alguna diferencia en es singular y los fenómenos de trasferencia son muchos y diversos; gra-
el modo de tratar la situación de la trasferencia. Las reacciones de tras- maticalmente sería más correcto decir "trasferencias". Por desgracia,
ferencia se producen en todos los pacientes que reciben psicoterapia. a mí "trasferencias" me suena artificial y raro, y he tenido que recu-
El psicoanálisis se distingue de todas las demás terapias por el modo rrir a un término medio entre la corrección y la familiaridad. Y así pre-
de fomentar la formación de las reacciones de trasferencia y por su sis- fiero emplear la expresión "reacciones de trasferencia" para referirme
temático intento de analizar los fenómenos de trasferencia. a toda la clase de los fenómenos de transferencia. Cuando empleo la
palabra "trasferencia", debería entenderla como un nombre colecti-
vo, una forma abreviada de reacciones de trasferencia.
Las reacciones de trasferencia siempre son inapropiadas. Pu eden serlo
3.1 DEFINICIÓN PROVISIONAL por lo que respecta a la calidad, cantidad o duración de la reacción.
Se puede reaccionar demasiado intensa o demasiado débilmente, o se
Entendemos por trasferencia un género especial de relación respecto puede tener una reacción extraña al objeto trasferencial. La reacción
de una persona; es un tipo característico de relación de objeto. Lo que trasferencial es impropia dentro de su contexto actual, pero otrora fue
la distingue principalmente es el tener por una persona sentimientos una reacción apropiada a una situación pasada. Tanto se acomodan
que no le corresponden y que en realidad se aplican a otra. Funda- mal las reacciones de trasferencia a una persona de la actualidad como
mentalmente, se reacciona ante una persona presente como si fuera una convinieron exactamente a alguien del pasado.
del pasado. La trasferencia es una repetición, una reedición de una re-
lación objetal antigua (Freud, 1905a, p. 116; 654). Es un anacronis- Por ejemplo,
go esperar dosuna paciente
o tres joven
minutos, reaccionaque
y fantasea conquiero
lágrimas y enojo
dedicar porque
tiempo extralaaha-
mo, un error cronológico. Se ha producido un desplazamiento; los im- mi paciente favorita. Es una reacción impropia en una mujer de treinta y cinco
pulsos, los sentimientos y las defensas correspondientes a una persona años de edad, inteligente y culta, pero sus asociaciones conducen a una situa-
del pasado se han trasladado a otra del presente. Es primordialmente ción anterior, en que encajaba esa serie de sentimientos y fantasías. Recuerda
un fenómeno inconsciente, y la persona que reacciona con sentimientos sus reacciones de niña de cinco años, que esperaba que su padre fuera a su
recámara a darle las buenas noches con un beso. Siempre tenía que esperar
[158] unos minutos porque para él era una regla despedirse primero de su hermana
160 LA TRASFERENCIA
DEFINFCIÓN PROVISIONAL 161

mayor. Entonces ella reaccionaba llorando, enojándose y con fantasías celo- ciones de trasferencia, pero dudo que este tipo de respuesta tenga su
sas... precisamente lo que ahora siente conmigo. Sus reacciones son propias lugar debido en el campo de las reacciones de trasferencia. Lo veremos
de una niña de cinco años, y visiblemente nolo son en una mujer de treinta más detalladamente en la sección 3.4.1.
y cinco. La clave para entender ese comportamiento está en reconocer que es Es probable que las reacciones de trasferencia se produzcan más ade-
una repetición del pasado, o sea una reacción de trasferencia. lante en la vida con personas que desempeñan una función especial,
srcinalmente a cargo de los padres. Y así los amantes, los jefes, las
Las reacciones de trasferencia son en lo esencial repeticiones de una
autoridades, los médicos, los maestros, los actores y los personajes cé-
relación de objeto del pasado.Se ha entendido la repetición de muchos lebres pueden en particular activar reacciones de trasferencia. Además,
modos y según parece desempeña funciones múltiples. La frustración las reacciones de trasferencia pueden darse también con animales, ob-
y la inhibición de los instintos hacen que el neurótico busque ocasiones jetos inanimados e instituciones, pero aquí también el análisis demos-
tardías de satisfacción (Freud, 1912a, p. 100, 414;Ferenczi, 1909). Pero trará que se derivan de las personas importantes de la primera infancia
la repetición se ha entendido también como un medio de esquivar los ( Reider, 1953a).
recuerdos, una defensa contra el recuerdo, así como una manifestación Todos y cualquiera de los elementos de una relación de objeto pue-
de la compulsión de repetir (Freud, 1912a, 1914c; A. Freud, 1936; Fe- den entrar en una reacción de trasferencia; cualquier emoción, pulsión,
nichel, 1945b).
deseo, actitud, fantasía y las defensas contra ellos. Por ejemplo, la in-
Es ese hecho de que un comportamiento determinado repita algo del capacidad que tenga un paciente de sentir enojo contra su analista puede
pasado el que hace que probablemente resulte impropio en el tiempo
proceder de su defensa infantil contra la manifestación de enojo. De
presente. La repetición a veces es una duplicación exacta del pasado,
niño aprendió que el mejor modo de prevenir terribles querellas con
una réplica, una revivencia, o tal vez sea una reedición, una versión su violento padre era no tener conciencia de su propio enojo. En el aná-
modificada, una representación deformada del pasado. Si en el com-
lisis no tenía conciencia del enojo que había detrás de su persistente
portamiento de trasferencia se trasluce una modificación del pasado,
blandura.
suele ser en el sentido de satisfacer un deseo. Con mucha frecuencia
Durante el análisis pueden producirse identificaciones que pudieran
se siente como que las fantasías de la infancia sucedieron realmente ser reacciones de trasferencia. Uno de mis pacientes adopta uno u otro
(Freud, 1914b, pp. 17-8,986;Jones, 1953, pp. 265-7). Los pacientes de mis rasgos de carácter de vez en cuando durante el análisis. Esto
tienen por el analista sentimientos que pueden interpretarse como se- sucedía a veces cuando se sentía rezagado respecto de un competidor
ducción sexual por el padre, que después resultan ser una repetición más venturoso. Era cual si tuviera que hacersecomo yo al no poder
de un deseo sucedido srcinalmente en la fantasía infantil. Los senti- poseerme como objeto de amor. Su historia indicaba que empleaba es-
mientos de trasferencia activados suelen resultar intentos semejantes de te mecanismo cuando competía con sus hermanos mayores por el amor
realización de deseos (Freud, 1914c; Fenichel, 1945b; Greenacre, 1950; de su padre.
Bird, 1957). En los pacientes que tratan de terminar en su acting out Las reacciones de trasferencia son esencialmente inconscientes, aun-
tareas incumplidas se advierte una prolongación de esta idea (Laga- que algún aspecto de la reacción pueda ser consciente. La persona que
che, 1953).
siente una reacción de trasferencia puede tener conocimiento de que
Los objetos que fueron las fuentes srcinales de la reacción de trasfe- está reaccionando excesiva o extrañamente, pero no de su verdadero
rencia son las personas importantes en los primeros años de un niño.
significado. Puede incluso tener conocimiento intelectualmente del ori-
Suelen ser los padres y otros educadores, los dispensadores de amor,
comodidad y castigo, los hermanos y hermanas y otros rivales. Pero gen de ola instintual
cional reacción, pero sin conciencia de algún componente o fin emo-
importante.
las reacciones de trasferencia pueden derivarse de figuras posteriores
Todas las personas tienen reacciones de trasferencia; la situación ana-
y aun de la actualidad, aunque el análisis revelará que esos objetos ul-
lítica no hace más que facilitar su formación y las utiliza para interpre-
teriores son secundarios y aun se formaron a partir de las figuras pri-
tar y reconstruir (Freud, 1905c, 1912a). Los neuróticos son particular-
marias de la primera infancia. Finalmente, debe añadirse que algunas
mente propensos a las reacciones de trasferencia, como lo son en gene-
porciones del individuo pueden desplazarse hacia otros, o sea que pue-
ral las personas frustradas e infelices. El analista es un objetivo primor-
de producirse una proyección. También aparecerán en forma de reac-
16 2 LA TRASFERENCIA CUADRO C LÍN IC O 16 3
dial para las reacciones de trasferencia, pero también lo son todas las nes recordaríamos al paciente y a nosotros mismos que esa reacción
personas que tienen importancia en la vida de un individuo. franca a la frustración era realista. Si el paciente se hubiera puesto fu-
Resumiendo: trasferencia es tener pulsiones, sentimientos, actitudes, rioso y no sólo enojado, o si se hubiera quedado totalmente indiferen-
fantasías y defensas respecto de una persona actual que no convienen te, la impropia intensidad de la reacción hubiera indicado que proba-
a esa persona sino son una repetición de reacciones formadas en rela- blemente nos encontrábamos ante una repetición o una reacción de la
ción con personas importantes de la primera infancia, y desplazadas infancia. Otro tanto sucedería si su enojo durase horas o si reaccionara
inconscientemente a figuras actuales. Las dos características sobresa- a la interrupción con una carcajada.
lientes de una reacción de trasferencia son la repetición y la impropie-
dad. (Para una ampliación de esta definición véase sección 3.4.1.) Citemos un ejemplo típico de reacción impropia. Mi teléfono suena repetida-
mente durante una hora analítica y yo respondo creyendo que se trata de algo
urgente. Con gran consternación mía resulta ser un número equivocado y se-
ñalo mi enojo murmurando inadvertidamente "maldita sea". El paciente rea-
3.2 CUADRO CLÍNICO: CARACTERÍSTICAS GENERALES nuda su discurso donde lo dejara. Al cabo de unos minutos le interrumpo para
preguntarle cómo se sintió con el telefonazo. Replica: "¿Cómo quería que me
sintiera? No fue culpa suya." Silencio. Trata de reanudar la conversación ante-
En
másesta
sección
típicas
querría familiarizar
manifestaciones
al estudiante
de los fenómenos decon
algunas de
trasferencia tal las
y co-
rior, pero parece tenso y artificial. Indico entonces que parece estar celando
alguna de sus reacciones emocionales, actuando como "debería". Esto hace
mo es posible que se presenten durante el análisis. Creo que el mejor recordar al paciente haber tenido un relámpago de cólera cuando me oyó con-
modo de conseguirlo es examinar aquellas características ele las reac- testar el teléfono. A esto siguió un cuadro en que yo le gritaba enojado. El pa-
ciones del paciente que indican la posibilidad de una reacción de tras- ciente recuerda entonces multitud de ocasiones en que se vio obligado a obede-
ferencia. No hay que olvidar que la presencia de las propiedades que cer las ideas paternas acerca de cómo "debía" comportarse. Yo interpreto pa-
intento destacar no es prueba absoluta de trasferencia, ya que también ra él cómo reaccionó conmigo cual si yo hubiera sido su padre.
ha de tratarse de una repetición y una impropiedad.
La impropiedad de una reacción a una situación actual es la señal
principal de que la persona que desencadena la acción no es el objeto
3. 2.1 LA IMPROPIEDAD decisivo o verdadero. Indica que la reacción probablemente tiene que
ver y conviene a un objeto del pasado.
En cuanto intentamos ilustrar el cuadro clínico de las reacciones de tras-
ferencia se plantea una cuestión fundamental: ¿no podríamos clasificar
como trasferencia todas las reacciones al analista? Según nuestra defi- 3.2.2 LA INTENSIDAD
nición hay que decir que no. Tomem os un ejemplo sencillo: elpacien-
te se enoja con su analista. Este hecho solo no permite determinar si En general, las reacciones emocionales intensasal analista denotan trasfe-
se trata de una reacción de trasferencia. Primero debemos ver si el com- rencia. Así sucede con diversas formas de amor, y también de odio y
portamiento del analista justifica el enojo. Si el paciente se impacientó miedo. El comportamiento y las actitudes consecuentes, restringidos
porque el analista interrumpió sus asociaciones respondiendo al teléfo- y no intrusivos, que acostumbra el analista no suscitan reacciones in-
no, yo no consideraría que el enojo del paciente es una reacción de tras- tensas en un plan realista. Aquí también hay que tener presente la pro-
ferencia. Su reacción parece realista, acorde con las circunstancias y piedad de la reacción. Conviene reconocer que un paciente podría te-
propia de un nivel maduro de funcionamiento. Esto no quiere decir ner razón de reaccionar con gran intensidad si el comportamiento del
que la reacción del paciente no deba ser tomada en cuenta, sino que analista y la situación analítica lo justifican. Por ejemplo: el analista
esos casos se tratan de modo diferente que los fenómenos de trasferen- se duerme oyendo a su paciente. El paciente se da cuenta y al m consi-
r

cia. Podríamos explorar la historia y las fantasías del paciente en rela- gue despertar al analista llamándolo. El paciente se pone furioso por-
ción con las reacciones coléricas, pero a pesar de nuestras apreciacio- que el analista no reconoce su error y en lugar de aceptarlo interpreta
164 LA TRASFERENCIA CUADRO CLÍNICO 165
que el paciente inconscientemente quiso dormido mostrándose aburrido. esté pasando por el análisis para agradar a alguien o por alguna otra
En semejante situación, yo no consideraría la furia del paciente una razón que no sea la de seguir un tratamiento.
reacción de trasferencia sino algo esencialmente justificable y propio. Puede también ocurrir que alguna otra persona en la vida del pa-
De hecho, cualquier otra reacción hubiera sido con más probabilidad ciente absorba las emociones intensas de éste y que la ausencia de sen-
señal de trasferencia del pasado. Esto no significa que la reacción del timientos intensos por el analista se deba más que nada a una resisten-
paciente no haya de ser analizada, pero el objetivo analítico último es cia de trasferencia. Por ejemplo: un paciente en la primera parte de su
diferente según tratemos con una reacción de trasferencia o con una análisis está libre de su temor de implicación emocional y más adelante
realista. Además, siempre hay la posibilidad en todas las reacciones in- se enamora. Con toda probabilidad, el amor del paciente contiene
tensas, por justificables que parezcan, de que aparte de la superestruc- elementos importantes del pasado, pero la contribución de la situa-
tura realista haya también un núcleo de trasferencia. Pero en el curso ción analítica podrá o no ser de importancia decisiva. Habría que ex-
ordinario del análisis, las reacciones intensas al analista son un indicio plorar esa situación con todo cuidado y repetidas veces antes de llegar
harto seguro de reacción de trasferencia. a una conclusión segura. ¿Se ha enamorado el (la) paciente para darle
Lo contrario de las reacciones intensas para con el analista, o sea gusto a uno? ¿Se ha enamorado a pesar de uno, porque uno no le da
la ausencia de reacciones, es un indicio no menor de trasferencia. Tal
vez el paciente tenga reacciones pero las esté refrenando por sentirse suficiente
morado deamor?
alguien¿Seque
enamora poraidentificación
se parece con uno? ¿Se haseñal
uno? ¿Es el enamoramiento ena-
desconcertado o asustado. Es ésta una manifestación evidente de resis- de madurez? ¿Parece haber alguna esperanza realista de que la rela-
tencia de trasferencia. La situación es máscomplicada cuando el ción dure y sea feliz?
paciente no tiene conciencia sino de los sentimientos más inocuos y dé- No es fácil responder a estas preguntas; no hay respuestas bien defi-
biles. Es posible que h aya se ntimien tos fuertes en su interior, pero repri- nidas y sólo la exploración prolongada y el tiempo pueden ofrecer una
midos, aislados o desplazados. A veces es necesario analizar persisten- respuesta razonablemente acertada. Ésta es la base de la regla práctica
temente el miedo a reaccionar con emoción ante el analista para que propuesta por Freud de que el analista debe pedir al paciente que no
el paciente se anime a permitirse algunas reacciones espontáneas. Es- haga cambios de importancia en su vida durante el análisis (1914c,
tas resistencias a la trasferencia están descritas en el capítulo 2. Aquí p. 153). Este consejo puede también ser malinterpretado por el pacien-
quiero mencionar brevemente la frecuente experiencia clínica de que te debido a las distorsiones de la trasferencia y ha de darse a su debido
mis pacientes reaccionan de modo muy razonable ante mis idiosincra- tiempo y en el contexto apropiado (Fenichel, 1941, p. 29). El hecho
sias pero propenden a alborotarse por cualquier signo de peculiaridad de que la duración del tratamiento analítico haya aumentado en los
en otro analista. Es éste un ejemplo bien neto de desplazamiento de últimos años ha hecho modificar más esta regla. Hoy creo que debería-
una reacción de trasferencia .y hay que reconocer en él una defensa con- mos decirle al paciente que sería mejor no hacer cambios de importan-
tra los sentimientos de trasferencia respecto del analista del paciente. cia en su vida sin antes analizar suficientemente el cambio pensado.
Resistencia semejante manifiestan los pacientes que reaccionan leve- Este problema se verá más ampliamente en el volumen u.
mente en la sesión analítica y tienen reacciones emocionales intensas
no explicadas para con los extraños fuera de la sesión.
Puede suceder que un paciente no se interese mucho en su analista 3.2.3
LA AMBIVALENCIA

durante un breve período


do acontecimientos de tiempo
importantes fuera delporque
análisis.enPero
su vida estén pro-
la ausencia sucedien- Todas las reacciones de trasferencia se caracterizan por la ambivalen-
longada de sentimientos, pensamientos o fantasías acerca del analista cia, la coexistencia de sentimientos contrapuestos. Se acostumbra en
es un fenómeno de trasferencia 1 una resistencia de trasferencia. El ana- psicoanálisis entender que queremos decir que en la ambivalencia uno
lista es una persona demasiadd importante en la vida del analizando de los aspectos del sentimiento es inconsciente. No hay amor por el ana-
para estar ausente de sus pensamientos y sentimientos por algún perío- lista sin odio oculto en alguna parte, no hay anhelos sexuales sin repul-
do considerable de tiempo. Si el analista verdaderamente no es impor- sión oculta, etc. La ambivalencia puede descubrirse fácilmente cuando
tante, entonces el paciente no está "en análisis". Tal vez el paciente sus sentimientos son caprichosos y cambian inesperadamente. O tal vez
166 LA TRASFERENCIA CUADRO CLÍNICO 167

un aspecto de la ambivalencia se mantenga tenazm ente en la concien- de su temor de parecerme ordinaria y poco interesante. Sus sentimientos hacia
cia durante largos períodos mientras se defiende empeñosamente su con- mí eran de respetuoso pavor y admiración, con la esperanza subyacente de que
trario. Puede también suceder que maneje el paciente la ambivalencia yo llegara a quererla.
desplazando uno de los componentes a otra persona, con frecuencia otro Súbitamente, en una sesión, y costándole mucho, reconoce el sentimiento
analista. Esto suele verse en el análisis de los candidatos en entrena- de que está enamorada de mí. Sitúa el comienzo de este sentimiento al final
miento, que mantendrán una relación positiva con su analista personal de la sesión anterior, en que observó cómo mis pantalones estaban arrugados
y desplazarán su hostilidad inconsciente a un supervisor o presidente y mi corbata torcida. Estaba segura de que eso significaba que yo no era un
materialista, ni un capitalista codicioso, sino un soñador, un idealista y aun
de seminario... o viceversa.
un artista. Todo el día y la noche estuvo fantaseando acerca de mí de ese mo-
No debe olvidarse que también puede haber reacciones preambiva- do; sus sentimientos adquirieron mayor intensidad y ese estado de cosas le pla-
lentes en la trasferencia. La figura del analista se escinde en un objeto cía. Aun cuando empezamos a analizar esa reacción y a buscar sus orígenes
bueno y uno malo, cada uno de los cuales vive una existencia separada en el pasado, sus sentimientos persistieron.
en la mente del paciente. Cuando los pacientes que reaccionan de este Al día siguiente se sintió abrumada por la culpabilidad. En la noche le han
modo —y siempre son los más regresionados— son capacesde sentir dolido los oídos a su hijo y a la paciente le parece eso consecuencia de su negli-
ambivalencia respecto del objeto entero, es un hecho notable. gencia; ha pasado demasiado tiempo soñando despierta su nuevo amor en lu-
gar de cuidar a su hijo. Está convencida de que debo despreciar a tan frívola
mujer. Cuando intento descubrir la historia de esta reacción siente que la estoy
Citemos un ejemplo clínico. Durante varios años, un caso limítrofe dio respues-
castigando, como se merece.
tas extrañas a mis intervenciones siempre que se sentía angustiado. Lentamen-
Al día siguiente, el tercero, mi saludo le parece frío, casi un gesto, y mi si-
te pude ir componiendo las siguientes explicaciones: Cuando se sentía enojado
lencio es desdén. Ahora ya no le parezco un idealista o un soñador que no se
contra mí y me odiaba, se asustaba, y por eso nunca escuchaba mis palabras,
que para él eran como flechas envenenadas, y su defensa era hacerse impe-
preocupa de su aspecto, sino que soy arrogante y desdeñoso para conmis pa-
cientes, "pobres neuróticos ricos". Se defiende, con su grupo, atacándome,
netrable a ellas. En esas ocasiones se concentraba su atención sólo en el tono
porque soy uno de esos psicoanalistas de mente malvada que viven de los ricos
de mi voz, y ponía meticuloso cuidado en percibir los cambios de intensidad y aun
pero los desprecian. El olormi decigarro puro le parece repulsivo
y ritmo. Los tonos bajos y el ritmo regular le hacían sentir que le administraba
nauseabundo.
buen alimento, como solía hacerle y servirle su madre cuando comían solos.
A la sesión siguiente, mis intentos de analizar sus sentimientos hostiles le pa-
Los tonos altos y el ritmo irregular significaban que la madre le daba mal ali-
recen torpes pero cariñosos. Es probable que yo sea bienintencionado y de buen
mento porque el padre estaba allí y la ponía nerviosa y le salía mal. Fueron
corazón, sólo que caprichoso. Debo haber cambiado de marca de puros y ha-
necesarios muchos años de análisis para que llegara a concederme el ser una
ber comprado otros más caros a causa de su crítica, y agradece mi considera-
sola persona y seguir así cuando me amaba, odiaba o temía.
ción. Espera que algún día yo sea su guía y mentor, porque ha oído decir que
soy un talento. Como callo, le parezco aburrido, convencional y aguafiestas.
Es probable que sea puro estudio y trabajo, sin más interés. Sale de la sesión
3.2.4 LOS CAPRICHOS con la idea de que soy un buen analista, pero pobre de la que se case conmigo.

Otra propiedad notable de las reacciones de trasferencia es su mutabi- Es éste un caso harto extremado de mutabilidad, peroilumina el ca-
lidad. Los sentimientos de trasferencia suelen ser inconstantes, erráti- rácter errático y caprichoso de las reacciones de trasferencia al princi-
cos y caprichosos.
sis. Glover Esto
(1955) ha es particularmente
calificado así en muy
estas reacciones el principio del análi-
atinadamente de pio del análisis en algunas pacientes histéricas y neuróticamente de-
primidas.
reacciones de trasferencia "flotantes".

Un ejemplo típico de los cambios súbitos e inesperados que pueden producirse 3.2.5 LA TENA CIDA D
en Ja situación de trasferencia es la siguiente sucesión de hechos que se produ-
jeron en una sola semana en el análisis de una paciente joven histericodepresi- Es una característica notable de las reacciones de trasferencia el tener
va, en su segundo mes de tratamiento. Había estado laborando bien a pesar una naturaleza contradictoria. Acabo de describir cuán caprichosa y
168 LA TRASFERENCIA ESTUDIO HISTÓRICO 169

transitoria puede ser la trasferencia, y debo ahora añadir que muchas que destaca sobre todos los demás y está incluido en ellos, es la impro-
veces, los fenómenos de trasferencia se distinguen por su tenacidad. Es piedad. Es la impropiedad, en términos de intensidad, ambivalencia,
fácil que las reacciones esporádicas se produzcan sobre todo al princi- capricho o tenacidad, la que advierte que está operando una trasferen-
pio del análisis, pero las reacciones prolongadas y rígidas suelen apare- cia. Esto es así no sólo cuando se producen esas reacciones para con
cer en las fases ulteriores, aunque no hay regla absoluta al respecto. el analista sino también cuando aparecen en relación con otras perso-
Los pacientes adoptan para con el analista un surtido crónico de sen- nas. Las reacciones que no corresponden al carácter o al lugar son fe-
ti mientos y actitudes que no ceden fácilmente a la interpretación. Estas nómenos de trasferencia.
tenaces reacciones requieren un largo período de análisis, a veces años.
Tan larga duración no significa un estancamiento de la labor analítica,
sino que en esos períodos pueden cambiar otras características del com-
portamiento del paciente y aparecer nuevos recuerdos e insights. El pa- 3.3 ESTUDIO HISTÓRICO
ciente tiene que aferrarse a su posición fija porque los sentimientos que
entraña son sobredeterminados y satisfacen importantes necesidades ins- Querría esbozar brevemente las principales contribuciones de Freud
tintuales y defensivas. Estas reacciones tenaces pueden ser relativamente y otros a nuestro conocimiento de los problemas teóricos y técnicos re-
intensas o difíciles de descubrir. lativos a la trasferencia. Voy a examinarlos por orden cronológico, en-
tre 1895 y 1960. Sólo haré resaltar aquellos puntos que considero avances
Una paciente mía, la señora K, llevaba casi tres años con una reacción de tras- i mportantes y omitiré muchos trabajos valiosos que en loesencial son
ferencia positiva, sexual y erótica, para conmigo. Estos sentimientos sobrevi- resúmenes o repeticiones. Aconsejo al estudiante que lea ln: trabajos
vieron y no fueron mensurablemente influenciados por mis persistentes inter- srcinales. Mi versión del contenido objetivo no sólo está muy conden-
pretaciones de su función de resistencia, mis prolongados silencios y mis erro- sada sino que es además una selección subjetiva. Esta cuestión se tocó
res y descuidos ocasionales. Sólo después de haber mejorado lo bastante para ya en la sección 1.1.
poder lograr un orgasmo vaginal parcial que contribuyó a reducir su temor a
la homosexualidad cambió esta trasferencia positiva crónica. Sólo entonces se
La primera descripción y discusión freudiana del papel de la trasfe-
atrevió a dejarse sentir conscientemente su odio y aversión contra mí y contra rencia se halla en el capítulo sobre la psicoterapia, en los
Estudios
los hombres en general.' sobre la hist eria (1893-5). Al principio consideraba Freud una desventaja
el que el paciente impusiera indebidamente sus relaciones con el médi-
La tenacidad y la falta de espontaneidad son señales de reacciones co en primer plano, aunque reconocía que la influencia personal tam-
de trasferencia. Aun en los análisis mejor llevados, las flaquezas huma- bién puede suprimir ciertas resistencias (p. 301; 127-8). Algunos pa-
nas del analista podrían a veces provocar hostilidad si no operara una cientes tenían tendencia a sentirse descuidados, otros temían hacerse
trasferencia positiva defensiva. La labor analítica suele ser dolorosa, dependientes,y aun sexualmente dependientes. Después describió a al-
y esto también podría ocasionar resentimiento. Y sobre todo, las reac- gunos pacientes que tenían tendencia a trasferir a la figura del médico
ciones de trasferencia proceden del pasado rechazado del paciente y en las ideas congojosas que surgían del contenido de su análisis. Estos pa-
ello tiene que entrar gran cuantía de agresión inconsciente en busca cientes, decía Freud, habían establecido una "conexión errónea" con
de descarga. A la inversa, la neutralidad compasiva de la actitud analí- el analista (pp. 302-3;128). En algunos casos esto parecía ser un fenó-
tica
cidadnoyrequiere
rigidez la
dehostilidad prolongada
las reacciones de algunossepacientes.
de trasferencia La tena-
deben a una combi- menosituación.
esta regular. (1)
Procedió
Habíaentonces
que hacerlaa describir la técnica
consciente. paraque
(2) Había manejar
hacer
nación de defensa inconsciente y satisfacción instintual. ver cómo era un obstáculo. (3) Había que tratar de descubrir su srcen
Las cinco cualidades arriba anotadas son las características más típi- en la sesión. Al principio, Freud se sentía "muy molesto" por este
cas que denotan una reacción de trasferencia. El rasgo sobresaliente, aumento de trabajo, pero no tardó en comprender su valor (p. 304).
1
El caso de Dora es un hito en la técnica psicoanalítica (Freud, 1905a).
Ya se ha mencionado a la señora K en las secciones 1.2.4 y 2.6.5.1. Véase la sec- Con toda humildad y gran claridad describe aquí Freud cómo descu-
ción 2.7.1 para un informe clínico más detallado del cambio de esta paciente. brió la decisiva importancia de la trasferencia por no haberla reconocido
170 LA TRASFERENCIA ESTUDIO HISTÓRICO 17 1

y tratado en una de sus pacientes, cosa que ocasionó una interrup- del paciente a trasferirse al hipnotizador se deriva del amor o del temor
ción prematura del tratamiento y un fracaso terapéutico. En ese traba- parental (pp. 62-3, 67). Los pacientes entonces se vuelven ciegamente
jo describía Freud cómo lo que la paciente sentía respecto de su perso- creyentes y obedientes. Reacciones semejantes se producen en la tera-
na eran reediciones, facsímiles, reimpresiones y ediciones revisadas de pia psicoanalítica sin hipnosis. Podemos discernir la diferencia entre
sentimientos que srcinalmente estaban dedicados a personas de im- trasferencia paterna y materna en la hipnosis, y apreciar cambios, o
portancia en el pasado (p. 116; 654). Estos sentimientos parecen nue- sea las vacilaciones del paciente entre reacciones de amor, qu e son reac-
vos pero en realidad son la reanimación de antiguas reacciones emo- ciones a la madre, y reacciones de temor, que son reacciones del padre.
cionales. Freud denominó este fenómeno trasferencia y lo declaró parte El artículo de Freud sobre "La dinámica de la trasferencia" (1912a),
necesaria de la terapia psicoanalítica. Promueve los mayores obstácu- ahonda más en el discernimiento de la trasferencia. La disposición del
los, pero es también un aliado sumamente importante en el trata- paciente a tener reacciones de trasferencia procede de sus insatisfaccio-
miento. Demasiado tarde comprendió que los sentimientos de trasfe- nes (p. 100; 414). Son éstas tan fuertes en el paciente neurótico a cau-
rencia por él habían cambiado y que la paciente ahora estaba reactuando sa de su neurosis, y no nacen del procedimiento analítico (p. 101; 415).
[acting out] con él un fragmento de su pasado. Rompió con Freud como Las reacciones de trasferencia son indicio de una regresión en la libido.
no había osado romper con su amante(pp. 118-9; 655-6), y entonces Tanto la trasferencia como las resistencias son formaciones de transac-
reconoció Freud que el análisis de la trasferencia hostil era necesario ción (pp. 102-3; 415).Cada conflicto del paciente ha de ventilarse en
para un buen resultado terapéutico (p. 120; 656-7). la situación de trasferencia (p. 104; 416). Esto es de capital importan-
El siguiente paso hacia delante es un trabajo de Ferenczi, "Introyec- cia en el análisis, porque posibilita que el paciente luche en el presente
ción y trasferencia" (1909). Se acercaba a ciertas ideas nuevas acerca con sus conflictos no resueltos acerca de importantes relaciones de ob-
de la trasferencia, con algunas de las cuales todavía nos estamos deba- jeto de su pasado. No puede derribarse al enemigo in absentia ni en efi-
tiendo actualmente. Señalaba que las reacciones de trasferencia se pre- gie (p. 108; 418). Es necesario resolver esos problemas en la situación
sentan en los neuróticos no sólo en la situación analítica sino en cual- de trasferencia en marcha que se produce durante el análisis.
quier otra parte. Consideraba las reacciones de trasferencia una forma En este trabajo examina Freud algunas de las relaciones entre tras-
especial de desplazamiento y apuntaba que los médicos y no sólo los ferencia y resistencia, en particular las diferencias entre la trasferencia
analistas son particularmente susceptibles de volverse objeto de reac- positiva (o sea sexual y erótica) y la negativa, y cómo influyen en las
ciones de trasferencia. Pero creía que esa predisposición estaba en el formaciones de resistencia (pp. 105-6;416-7). Distinguía entre trasfe-
paciente y que el analista es sólo el catalizador. Estas reacciones sue- rencia erótica, sexual, y trasferencia negativa, por una parte, y por la
len producirse en forma positiva y negativa. Cree además Ferenczi que otra la reacción de trasferencia de "simpatía", que es positiva y no se-
todos los pacientes neuróticos ansían la trasferencia. Esas personas xual. Según Freud, todas las reacciones de trasferencia son esencial-
frustradas tienen tendencia a la introyección y sed de identificación mente ambivalentes (p. 106; 417).Es interesante observar, apunta
(pp. 47-9). Propenden a introducir la persona del analista en su mundo Freud, que los pacientes no sólo tienen reacciones de trasferencia con
privado. Comparaba esto con los paranoicos y otros psicóticos que no el analista y los médicos sino también con las instituciones (p. 106; 417).
se introyectan en el analista sino tienden a crear una distancia entre sí El trabajo intitulado "Consejos al médico en el tratamiento psico-
y el analista. Pensaba que esta ansia del analista que tenía el paciente analítico" (1912b) es digno de mención porque en él describe Freud
se debe a un ansia de estímulo (p. 51). Además, teorizaba que el ori- por primera vez la contratrasferencia y la necesidad que tiene el analis-
gen de las reacciones de trasferencia se remonta a ciertas proyecciones ta de "purificación psicoanalítica". Aquí presenta Freud por primera
de la infancia. El analista es una "figur e ; encubridora", una pantalla vez el famoso símil del "espejo". Para resolver la trasferencia es nece-
para los importantes objetos que hay en el pasado infantil del paciente sario que el analista se mantenga en el anonimato. "El médico debe
(p. 62). La reacción de trasferencia es un intento de curación. permanecer impenetrable para el enfermo y no mostrar, como un espe-
Ferenczi fue más allá y examinó cómo en la hipnosis y la sugestión jo, más que aquello que le es mostrado" (p. 118; 422).
tratamos también con reacciones de trasferencia que tienen una base El ensayo freudiano "La iniciación del tratamiento" (1913b) contie-
sexual y cuyo srcen está en las dos figuras parentales. La disposición ne la recomendación de que no se toque el tema de la trasferencia mien-
17 2 ESTUDIO HISTÓRICO 17 3
LA TRASFERENCIA

portancia hasta la serie de trabajos técnicos de Glover, publicada en


tras no haya señal apreciable de resistencia. Sugería también que no
1928. Constituían la primera descripción clínica sistemática de algu-
se hagan interpretaciones para el paciente mientras no se haya creado
entre analista y paciente una relación de simpatía. Ésta se producirá nos de los problemas típicos de la formación y resolución de las neuro-
sis de trasferencia y las resistencias a la trasferencia. Glover distinguía
si manifestamos serio interés por el paciente, laboramos en sus resis-
tencias y mostramos una actitud de comprensión y simpatía (pp. 139- diferentes fases en la formación de la trasferencia, así como los proble-
40; 435-6). (Yo casi diría que ésta es la primera descripción de la alian- mas típicos en el manejo de las diversas reacciones de trasferencia.
za de trabajo.) Los trabajos técnicos de Ella Freeman Sharpe (1930) aclararon la im-
En el trabajo sobre "Recuerdo, repetición y elaboración" (1914c) portancia que tiene el analizar las fantasías del paciente en relación con
examinaba Freud con cierto detenimiento la tendencia del paciente al el analista. En su culta y sensible presentación subrayaba cómo las re-
acting out en la situación de trasferencia. También presentaba una nue-
presentaciones del superego, el ego y el id se ponen en juego en fanta-
va hipótesis para explicar las reacciones de trasferencia, a saber, el con- sías acerca del analista. Las reacciones de trasferencia no sólo son des-
cepto de compulsión repetitiva, pero sin ligarlo todavía con el instinto plazamientos sino que también pueden ser proyecciones. De acuerdo
de muerte. Además, en este trabajo se menciona por primera vez con el modo de ver kleiniano, Ella Sharpe opinaba que el análisis de
el concepto de neurosis de trasferencia (p. 154;441).La neurosis de. la trasferencia no es una tarea distinta sino la tarea, de principio a fin,
trasferencia es un artificio del tratamiento y remplaza la neurosis ordi- del análisis, y que
de trasferencia. constantemente
Tiene ha de
un valor clínico estarse buscando
particular la situación
su descripción de al-
naria del paciente. Es curable por la labor analítica.
Las "Observaciones sobre el amor de trasferencia" (1915a) son dig- gunos de los complicados problemas de las sutiles resistencias de tras-
nas de mención por dos razones importantes. En ellas menciona Freud ferencia que se hallan en el paciente obediente y sumiso.
por primera vez la "regla de abstinencia". Es un principio fundamen- El "Análisis terminable e interminable" de Freud (1937a) es nota-
tal, dice Freud, el que se deje persistir las necesidades y los anhelos ble porque en él proseguía Freud examinando hipótesis controvertidas
del paciente para que lo impulsen a realizar la labor analítica (p. 165; acerca de la trasferencia y las reacciones de trasferencia. Hacía resaltar
445).Es también una contribución notable por la sagaz presentación el problema de la trasferencia negativa prolongada y el acting out,que
personal y literaria que hace Freud del problema de cómo tratar apro- él atribuía a la compulsión de repetir, manifestación del instinto de muer-
piadamente el amor romántico de un(a) paciente por la (o el) analista. te. Llamaba asimismo la atención hacia los factores fisiológicos y bioló-
Los capítulos dedicados a la "Trasferencia" y la "Terapia analíti- gicos (pp. 224-6). También examinaba las limitaciones y los endebles
ca" en la Introduc ción al ps icoanálisis (1916-7) son esencialmente una re- pronósticos de la terapia psicoanalítica y lo s prob lemas especiales d e los
visión harto sistemática y completa de las ideas fundamentales de Freud pacientes que tenían la llamada reacción terapéutica negativa (pp. 241-
acerca de la trasferencia hasta entonces. Es además un estudio de la 3). En este artículo tocaba la cuestión de si es o no conveniente que
palabra neurosis de trasferencia como categoría de neurosis por oposi- el analista agite problemas latentes en el paciente. Freud sostenía
ción a las neurosis narcisistas, así como un breve examen de los pro- firmemente que el analista no debe manipular la trasferencia y que su
blemas de trasferencia en las psicosis (pp. 445, 423-30; 381, 369-73). misión es analizar, no manipular (pp. 232-4).
En Más allá del principio de l placer (1920) expone Freud un cambio fun- Los dos trabajos de Richard Sterba sobre trasferencia (1929, 1934)
damental en sus ideas teóricas sobre la índole de los fenómenos de tras- son una importante contribución a nuestro conocimiento del proceso
ferencia. Algunas reacciones de la infancia se repiten en la trasferencia terapéutico. Describió la escisión que se produce en el Yo del paciente
no porque haya esperanza de placer sino debido a una compulsión de cuando puede identificarse parcialmente con la función observadora del
repetir aún más primitiva que el principio del placer y que pasa por analista. El paciente puede así hacerse participante activo del análisis.
encima de éste (pp. 20-3; 1103-5).La compulsión de repetir es una ma- No sólo produce el material sino que además, basado en la identifica-
nifestación del instinto de muerte (p. 36; 1111). Por primera vez se con- ción, puede laborar con él analíticamente. Esta idea es el elemento cen-
sideraban las reacciones de trasferencia como manifestaciones tanto del tral de lo que después fue conocido por "alianza terapéutica" o "de
instinto libidinal como del de muerte. trabajo".
Después de estos trabajos no hubo descubrimientosde capital im- El tomito de Fenichel (1941) sobre técnica revisa en lo esencial, en
174 LA TRASFERENCIA ESTUDIO HISTÓRICO 175

forma muy condensada, sistemática y completa, la base teórica de la Un proceso semejante se produce inadvertidamente en la terapia
técnica psicoanalítica. Presenta además un esbozo de los pasos técnicos psicoanalítica.
a considerar en el enfoque de los problemas típicos de la técnica. El libro de Leo Stone (1961) sobreThe psychoanalytic situation es, a mi
La aportación sobresaliente de Macalpine en "The development of modo de ver, un importante paso hacia delante en el esclarecimiento
the transference" (1950) es su cuidadosa disección de cómo la misma de algunos problemas de los fenómenos de trasferencia. El concepto
situación analítica hace de la disposición a la trasferencia del paciente de satisfacciones necesarias, la intención terapéutica del analista y su
reacciones de trasferencia. Aislaba la autora unos quince factores dife- interés en las diferentes relaciones coexistentes entre analista y pacien-
rentes que desempeñan algún papel en la inducción de la regresión ne- te representan un avance importante en nuestra teoría y nuestra técni-
cesaria en el paciente que está sometido a psicoanálisis. ca. Creo que fueron el trabajo de Zetzel sobre la alianza terapéutica
"The role of transference", de Phyllis Greenacre (1954), añadió al- y el libro de Stone sobre la situación psicoanalítica los que me conduje-
gunas ideas importantes acerca de los orígenes de la trasferencia, la "ma- ron a formular la alianza de trabajo (Greenson, 1965a). La separación
triz" de las reacciones de trasferencia. Explica también cuidadosamente entre la relación relativamente no neurótica con el analista y de las reac-
la importancia que tiene salvaguardar la trasferencia, evitar la "conta- ciones de trasferencia, más neuróticas, tiene importantes implicaciones
minación". Su noción de la relación "dispareja" en la situación analí- teóricas y técnicas. El paciente ha de poder formar los dos tipos de re-
tica, la desigualdad entre paciente y analista, es otra idea útil (p. 674). laciones para que sea analizable.
Greenacre comprende que la relación de trasferencia es en extremo com- No se puede terminar una revisión histórica de tema tan fundamen-
pleja y propone que se dedique mayor atención a la división de esa re- tal sin describir brevemente algunos hechos controvertibles. He escogi-
lación (Greenacre, 1959). do las dos variaciones actuales que me parecen más importantes entre
La Discussion of problems of transference (que se celebró en el 19 Congre- los psicoanalistas, las escuelas de Melanie Klein y Franz Alexancier.
so Psicoanalítico Internacional en 1955) es un excelente resumen del Los partidarios de la escuela kleiniana consideran el cogollo del pro-
actual modo de ver psicoanalítico(véase Waelder et al., 1956). El aná- ceso terapéutico la interpretación del significado inconsciente de los fe-
lisis que hace Elizabeth Zetzel (1956) de la importancia de la "alianza nómenos de trasferencia. Pero creen que la relación del paciente con
terapéutica" es una contribución destacada. En ese trabajo subraya cuán su analista es casi por completo de fantasía inconsciente (Isaacs, 1948,
diferentes son el punto de vista de los analistas clásicos y el de los parti- p. 79). Consideran los fenómenos de trasferencia en lo esencial como
darios de Melanie Klein. A mi modo de ver, esta desemejanza es la proyecciones e introyecciones de lo s obje tos buenos y m alos m ás infan-
base de algunas diferencias importantes de teoría y técnica. El trabajo tiles. Aunque estos primeros introyectos surgen en una fase preverbal,
de Spitz (1956b) profundiza nuestro conocimiento de cómo el ambien- los kleinianos esperan que sus pacientes comprendan la significación
te analítico hace revivir algunos de los aspectos primeros de la relación de esos sucedidos primitivos desde el principio del análisis (Klein, 1961 ;
madre-hijo. En su ensayo (1956a), Winnicott pone de relieve las modi- Segal, 1964). No analizan la resistencia como tal sino que en lugar de
ficaciones de técnica que requieren los pacientes que no tuvieron sufi- eso hacen interpretaciones acerca de las complejas proyecciones e in-
ciente cuidado maternal en los primeros meses de su vida. Opina que troyecciones hostiles e idealizadas, del paciente respecto del analista.
sólo cuando un paciente ha logrado formar una neurosis de trasferen- Parece como si esperaran influir en los objetos buenos y malos internos
cia podemos fiarnos esencialmente a la labor de interpretación. del Yo del paciente interpretando lo que sienten que está sucediendo.

delEn un estudioexamina
psicoanálisis" muy sagaz y penetrante
Loewald sobreelementos
(1960) ciertos la "Acción terapéutica
no verba- No una
cer se comunican
alianza decon un Yo
trabajo, cohesivo,
sino integrado;
que intentan no tratan
establecer de estable-
el contacto di-
les de la relación de trasferencia. Describe un tipo de mutualidad que recto con los diversos introyectos (Heimann, 1956).
se parece a las interacciones no verbales, fomentadoras del crecimien- Opinan los kleinianos quesólo las interpretaciones de la trasferencia
to, de la madre con el hijo. Esto depende en parte de las funciones se- son eficaces. No consideran importante ninguna otra interpretación.
lectivas mediadoras y organizadoras de la madre, que ayudan al hijo Su enfoque es igualmente válido, dicen, para laborar con niños, psicó-
a formar una estructura de Yo. El cuadro materno de los potenciales ticos y neuróticos (Rosenfeld, 1952, 1958). No se puede ser justo con
del hijo es parte después de la imagen que de sí mismo se hace el niño. estas ideas en una descripción tan breve; es necesario conocer bien to-
176 LA TRASFERENCIA
177
da esa escuela. El estudiante deberá leer los tres libros más recientes
publicados por Melanie Klein y sus partidarios (1952, 1955; Segal, 3.4 CONSIDERACIONES TEÓRICAS
1964). Para un estudio lúcido e imparcial de esta cuestión véase el ca-
pítulo dedicado por Brierly (1951) a la obra de Melanie Klein.
EL ORIGEN Y LA ÍNDOLE DE LAS REACCIONES DE TRASFERENCIA
3.4.1
Aunque haya mucho en que discordar con el enfoque kleiniano, de
todos modos los kleinianos emplean el método psicoanalítico por cuan-
to interpretan la trasferencia. Alexander y sus partidarios (1946) no están Antes de explorar algunas de las cuestiones teóricas relativas a los fe-
de acuerdo con esa actitud básica de analizar e interpretar la trasfe- nómenos de trasferencia es imperativa una mayor precisión en cuanto
rencia. Al contrario, preconizan que ésta se regule, controle y mani- al significado de la palabra. Hay muchas teorías acerca de lo que cons-
pule. No debe permitirse que florezca de acuerdo con las necesidades tituye una reacción de trasferencia y tengo la impresión de que algunas
neuróticas del paciente. No debe permitirse que el paciente entre en de las divergencias se deben al insuficiente detalle en la definición de
hondas regresiones, porque éstas lo llevarán a reacciones dependientes los términos que uno usa. Repitamos aquí la definición de trasferencia
que son por esencia resistencias y no productivas. Es mejor evitar la dada en la sección3.1. Trasferencia es tener pulsiones, sentimientos, actitudes,
desconfianza y antipatía del paciente; una trasferencia hostil y agresiva fantasías y defe nsas respecto de una perso na actual que no convienen a e sa persona
es una complicación innecesaria. Los analistas pueden evitar toda men- sino son una repetición de reacciones formadas en relación con personas importantes
ción de los conflictos infantiles y con ello las reacciones de trasferencia de la primera infancia, desplazadaa inconscientemente a figuras actuales.
dependientes. Es permisible una neurosis de trasferencia de intensidad Esta definición se basa en cuatro proposiciones fundamentales. (1)
regular, pero han de evitarse las neurosis de trasferencia intensas. De- La trasferencia es una variedad de relación de objeto. (2) Los fenóme-
be enfocarse mucho más el presente y menos el pasado. nos de trasferencia repiten una relación pasada con un objeto. (3) El
Esto es sólo una pequeña muestra de las opiniones expuestas por Ale- mecanismo de desplazamiento es el proceso esencial en las reacciones
xander y French en su libroPsycho analytic therapy . Esta obra causó bas- de trasferencia.(4) La trasferencia es un fenómeno regresivo. Para que
tante conmoción en los círculos psicoanalíticos norteamericanos (en se considere trasferencia un fenómeno psíquico deben hallarse presen-
Europa parecen no haberla tomado en cuenta), porque muchos de sus tes estos cuatro elementos. Cada uno de los cuatro componentes tiene
colaboradores eran psicoanalistas importantes y las opiniones que ex- i mportantes connotaciones teóricas y clínicas.
ponían eran contrarias a muchos principios básicos aceptados de la El tratamiento psicoanalítico no crea reacciones de trasferencia, tan
teoría y la técnica psicoanalíticas. Las repercusiones de este intento de sólo las saca a la luz al facilitar su desarrollo. Los fenómenos de trasfe-
alterar el psicoanálisis condujeron, según me parece, a la implanta- rencia en los neuróticos son una clase especializada de relación con otra
ción de normas fijas de adiestramiento en la Asociación Psicoanalítico. persona. Representan un tipo de región intermedia entre la enferme-
Norteamericana. Se creía que los candidatos formados de acuerdo con dad y la vida real (Freud, 1914c). Otros modos de relación con el ana-
los métodos preconizados por Alexander y sus partidarios no habían lista aparecen también durante el tratamiento psicoanalítico. En la te-
tenido una experiencia psicoanalítica profunda. rapia psicoanalítica de los pacientes neuróticos se producen también,
Como dije al empezar este capítulo, cada modificación del psicoaná- y desempeñan un papel muy importante, una alianza de trabajo y una
lisis denota en qué se aparta de él por el modo diferente que tiene de relación real. Difieren de los fenómenos de trasferencia y serán consi-
tratar los fenómenos de trasferencia. deradas por separado.
También pueden presentarse modos más primitivos de relación con
el analista. Hay reacciones de carácter ilusorio o psicótico pero no se
sabe con seguridad si debe considerarse que son verdaderas reacciones
de trasferencia (Freud, 1915b). Con el fin de evitar toda ambigüedad,
si se emplea la p alabra trasferencia o reacción de trasferencia, sin espe-
cificar más, en esta obra nos estaremos refiriendo a fenómenos neuró-
ticos de trasferencia. En muchos pacientes gravemente regresionados
podemos apreciar reacciones psicóticas transitorias al terapeuta. Estas
178 LA TRASFERENCIA CONSIDERACIONES TEÓRICAS 17 9

manifestaciones son muy diferentes de las reacciones de trasferencia neu- 1964; Lichtenstein, 1961; Mahler, 1957 [véase Rubinfine, 19581; y
rótica. Las principales diferencias estriban en el hecho de que el psicó- Greenacre, 1958).
tico ha perdido sus representaciones de objeto y por consiguiente ya Los niños muy pequeños todavía no han logrado su separación de
no puede distinguir entre su persona y el mundo objetivo (Freud, 1915b; la madre, su individuación. Los niños mayores tienen ansia de objetos
M. Wexler, 1960; Jacobson, 1964). Mas no debe olvidarse que los pa- nuevos. En la situación del tratamiento, no repiten meramente el pa-
cientes psicóticos pueden tener componentes neuróticos y sanos, y lo sado sino que prueban nuevos modos de relación (A. Freud, 1965). Los
contrario también es cierto (M. Katan, 1954). Vemos pacientes que psicóticos han perdido sus representaciones de objeto internas y se afa-
manifiestan reacciones de trasferencia tanto neuróticas como psicóticas. nan en colmar la sensación de un terrible vacío creando objetos nuevos
Hay que distinguir unos de otros los multiformes modos de relación (Freud, 1915b). Son propensos a fundir y confundir restos de su perso-
con el analista durante el psicoanálisis porque entrañan importantes nalidad con representaciones de objeto. Además, su mundo está lleno
diferencias clínicas, teóricas y técnicas. El juntarlas todas simplemente de objetos parciales que introyectan y proyectan en sus intentos de cons-
como fenómenos de trasferencia no refleja las complejidades de las re- truir o reconstruir sus relaciones de objeto perdidas (M. Wexler, 1960;
laciones humanas ni las intrincaciones de los procesos terapéuticos que Searles, 1963).
entran en el tratamiento psicoanalítico. Una de mis pacientes esquizofrénicas estuvo convencida durante años de que
estaba hecha de jabón, y me acusaba de ello. Estas ideas se basaban en parte
3.4.1.1La tra sferencia y las relac iones de o bjeto en su aceptación literal y concreta de los axiomas "el silencio es de oro" y "la
li mpieza es casi santidad". Mis intentos de hacerla hablar significaban para
ella la pérdida de su "puro" estado de silencio. Yo había empleado "palabras
Una reacción de trasferencia en los neuróticos es una relación en que
sucias" y eso la había trasformadoa ellaen jabón. (Nótese la confusión entre
entran tres personas enteras: un sujeto, un objeto del pasado y un ob- sí misma y el analista.) Pero el problema fundamental era su sensación de va-
jeto actual (Searles, 1965). En la situación analítica suele comprender cío, su conciencia de haber perdido su mundo de los objetos. El sentimiento
el paciente, alguna persona significativa del pasado y el analista. Un de estar hecha de jabón era un reconocimiento de ello, así como un intento
paciente que llega a asustarse ante su analista del mismo modo que de restitución.
otrora temiera al padre está confundiendo el presente en función de
su pasado mientras sea presa de la reacción de trasferencia (Fenichel, Este género de relación con el analista es muy diferente de las reac-
1945a). Pero el paciente neurótico sabe que el analista es su analista ciones de trasferencia neuróticas. El lector deberá ver las obras de Freud
y no su padre y sabe asimismo que él, el paciente, no es el analista (1915b, 1911a), Searles (1963), Little (1958) y Rosenfel d (1952, 1954)
ni tampoco su padre. Es decir, el neurótico tal vez reaccione temporal para más material clín ico y teórico sob re los fenómeno s de trasferencia
y parcialmente como si el analista fuera idéntico que su padre, pera in- en los psicóticos.
telectualmente puede distinguir con claridad al analista de sí mismo Las disquisiciones que preceden señalan tan sólo algunos de los pro-
y de su propio padre. En términos clínicos, el paciente neurótico es ca- blemas existentes tras las diferencias de enfoque terapéutico del niño,
paz de separar su Yo que siente y experimenta de su Yo observador. el neurótico adulto y el psicótico (A. Freud, 1965). La separación que
Puede hacerlo espontáneamente o puede necesitar la ayuda de las in- hace Freud (1916-7) entre neurosis de trasferencia y neurosis narcisista
terpretaciones del analista. parece basada en razones semejantes. Las personas esencialmente nar-
Los fenómenos de trasferencia neuróticos se basan en dos hechos: cisistas no podrán mantener una relación de trasferencia constantemen-
(1) la capacidad individual de distinguir entre sí y el mundo exterior; te analizable. Su relación con el terapeuta abundará en fusiones de su
(2) la capacidad de desplazar reacciones de una representación de ob- personalidad co n imágenes de objeto, he raldos prim itivos de la identifi-
jeto pasada a un objeto actual ( Jacobson, 1964; Hartmann, 1950). Esto cación ( Jacobson, 1964 ). Hay transiciones entre relaciones narcisistas y
significa que el neurótico tiene una personalidad diferenciada y orga- relaciones de objeto, como ha mostrado Winnicott (1953) con el con-
nizada, una entidad distinta y separada de su medio ambiente, que tiene cepto de objetos transicionales. Se aconseja al estudiante serio que lea
la capacidad de seguir siendo la misma en pleno cambio ( Jacobson, a Jacobson (1964), Fenichel (1945a), Spitz (1957, 1965) y Mahler (1965)
CONSIDERACIONES TEÓRICAS 181
18 0 LA TRASFERENCIA

discriminación del Yo estaba disminuida en esa fase del tratamiento.


para una visión más cabal de los comienzos de las representaciones de Yo me convertía en su áspero y punitivo padre cuando callaba. El pa-
objeto y de la personalidad. Convengo con Greenacre (1954) en que ciente pudo laborar con esta reacción y empezó a entenderla cuando
la matriz de la relación de trasferencia es la unión primitiva entre ma- su Yo observador y la alianza de trabajo quedaron restablecidos.
dre e hijo. El hombre no es capaz de resistir muy bien la soledad du- En las reacciones de trasferencia hay otros mecanismos que indican
rante un período de tiempo considerable. La situación analítica movi-
una regresión en las funciones del Yo, pero son un suplemento del meca-
liza dos series antitéticas de reacciones. El aislamiento sensorial del nismo de desplazamiento. Pueden producirse la proyección y la intro-
paciente en él diván suscita el sentimiento de soledad y frustración y el yección, pero éstas no son el proceso fundamental en la trasferencia
ansia de relaciones de objeto. Por otra parte, la elevada frecuencia de neurótica. Pueden operar además del desplazamiento. Deseo insis-
las visitas, la larga duración del tratamiento y la dedicación a las nece- tir en esto porque está en conflicto con las opiniones de la escuela klei-
sidades del paciente despierta recuerdos de la primera intimidad entre niana, cuyos partidarios interpretan todos los fenómenos de trasferen-
madre e hijo. cia sobre la base de la proyección y la introyección (Klein, 1952; Ra-
cker, 1954; Segal, 1964). Desdeñan el desplazamiento de una relación
3,4.1.2La trasferencia y las funciones del Yo
de objeto pasada y por ello ignoran relativamente las experiencias his-
Las reacciones de trasferencia muestran las fuerzas y las debilidades tóricas del paciente.y Creo
cian la proyección que esto se
la introyección deldebe en parte a que
desplazamiento asíno diferen-
como a un
del paciente neurótico según las funciones de su Yo. Como ya dijimos,
los fenómenos de trasferencia neuróticos indican que el paciente tiene empleo inexacto de las palabras proyección e introyección.
una representación estable de su personalidad, fuertemente diferencia- A riesgo de parecer pedante definiré brevemente estos términos se-
da de sus representaciones de objeto. Esto implica que su primer desa- gún su empleo en la literatura psicoanalítica clásica. El desplazamiento
se refiere al traslado de sentimientos, fantasías, etc., de un objeto o una
rrollo del Yo ha sido esencialmente bueno, que ha tenido cuidados ma-
ternos "bastante buenos" y que se puede relacionar con personas representación de objeto del pasado a un objeto o una representación de
sanas (Winnicott, 1955, 1956b). Cuando "entiende mal el presente en objeto del presente. Cuando una persona se proyecta, está lanzando
función de su pasado", ese mal entendimiento es sólo parcial y tempo- algo de dentro de su representación de sí misma a otra o dentro de otra
ral. La regresión en las funciones del Yo es circunscrita y se limita a persona. La introyección es la incorporación de parte de un objeto ex-
ciertos aspectos de su relación con la figura de trasferencia. Además, terno a la representación de sí mismo. Proyección e introyección pueden
es reversible. producirse durante el análisis, pero se producen además del desplazamien-
to. Son repeticiones de mecanismos proyectivos que una vez se efectua-
Por ejemplo, un paciente mío se debate en la agonía de una intensa reacción ron en relación con objetos pasados de importancia histórica ( Jacob-
de trasferencia hostil. Pasa muchas sesiones quejándose a gritos de que soy in- son, 1964).
competente, insensible y privado de escrúpulos. Pero es puntual en sus citas,
escucha con atención mis intervenciones y funciona debidamente en su vida Veamos un ejemplo de proyección como reacción neurótica de trasferencia. El
exterior. Piensa dejar el análisis, pero no en serio. profesor X, 2 que padecía de nerviosidad ante el público, se quejó muchas ve-
ces durante su análisis de que le parecía que yo me burlaba de él, le tomaba
Un paciente en semejante estado mental se deja llevar por sus senti- el pelo cuando hacía una interpretación o me reía a sus espaldas. Hubo mu-

mientos y fantasías, Se deja regresionar en función de sus relaciones chos determinantes de esta reacción en la historia del paciente. Se sabía que
de objeto y sus funciones del Yo. Renuncia parcial y temporalmente su padre era muy burlón y gustaba de poner sádicamente en aprietos al pa-
a algunas de sus funciones de comprobación de la realidad. (Esto debe ciente, sobre todo delante de la gente. El paciente tenía ahora un Superyó muy
distinguirse de la representación de un papel o la simulación.) En el estricto y se flagelaba cruelmente por muchas actividades que considerabaer-v
gonzosas. En el curso del análisis su sentimiento de vergüenza se cambió por
caso citado más arriba, la reacción de trasferencia se puso en marcha
al no responder yo a una de sus preguntas. Esta acción mía anuló de
momento entre mis cualidades todas aquellas contrarias a su acusación 2 Véanse también las secciones 2.6.4 y 2.6.5.2.
de que yo era incompetente, inescrupuloso e insensible. La función de
182 LA TRASFERENCIA CONSIDERACIONES TEÓRICAS 183

otro de que yo lo avergonzaría si sabía lo que había hecho. El paciente había sustitutos de la satisfacción verdadera, derivados regresivos y forma-
proyectado en mí partes de su Superyó. Su fantasía de ser humillado por mí ciones de transacción (Fenichel, 1941). Son el producto de una cons-
no sólo era dolorosa sino que contenía también placer masoquista y exhibicio- tante contracatexia. Sólo si la contracatexia, la defensa, se resuelve puede
nista. Era un vestigio de su relación infantil con su padre, repleta de fantasías
sexuales y agresivas. Pero un aspecto importante de sus fantasías de humilla-
producirse una descarga adecuada.
ción se basaba en la proyección.
La frustración de los instintos y la búsqueda de satisfacción son los
En una sesión comunicó avergonzado que se había emborrachado en el fin motivos básicos de los fenómenos de trasferencia. Las personas satisfe-
de semana y había divertido a una reunión de amigos haciendo una imitación chas y las que se hallan en estado de apatía tienen muchas menos reac-
de "Greenson el terrible, el gran psicoanalista". Se sorprendió al ver cuánto ciones de trasferencia. Las personas satisfechas pueden modular su com-
tiempo podía tener a su público riéndose de su analista. En la hora analítica portamiento de acuerdo con las oportunidades y necesidades del mun-
comprendió que lo hacía a veces en su casa imitando ciertas expresiones o ges- do exterior. Las personas apáticas son retraídas, con una orientación
tos míos cuando había personas que me conocían. El paciente se llenó de te- más narcisista. El neurótico que padece una serie de conflictos neuróti-
mor al hablar de esto; estaba seguro de que "el techo iba a caérsele encima". cos no resueltos se halla en un estado constante de insatisfacción instin-
Esta frase le hizo rememorar un recuerdo hasta entonces olvidado de cómo su tual y por consiguiente de disposición para la trasferencia (Freud, 1912a).
padre lo había agarrado burlándose de su modo de hablar. Lo había apaleado
Una persona en ese estado acogerá a cualquier persona nueva con ideas
despiadadamente y después lo había castigado por llorar. El episodio puso fin
al intento del paciente de imitar a su padre y al fin le ocasionó su miedo al promisorias libidinales y audaces, conscientes e inconscientes, que ya
público. existen antes de que el paciente vaya con el analista, y la historia del
Me parecería evidente que el paciente había proyectado en parte sobre mí neurótico está preñada de comportamientos de trasferencia mucho an-
sus impulsos de humillar. Era una defensa contra su hostilidad, una medio de tes de que acuda en busca de tratamiento (Frosch, 1959).
evitar la angustia, así como otras cosas. Pero esta proyección era un suple- Los impulsos rechazados que no llegan a la descarga directa buscan
mento de un determinante básico de su sentimiento de humillación: la historia vías regresivas y desfiguradas en sus intentos de lograr acceso a la con-
de un padre que lo había humillado y a quien él ansiaba humillar en venganza. ciencia y la motilidad. El comportamiento de trasferencia es un ejem-
plo del retorno de lo reprimido. La persona del analista se convierte
El acting out de las reacciones de trasferencia indica otros rasgos re- en el objetivo principalde los impulsos reprimidos porque el paciente
gresivos en las funciones del Yo en trasferencia. La relación entre tras- se sirve de ella como de una oportunidad de manifestar sus impulsos
ferencia y recuerdo se estudiará con cierto detenimiento en las seccio- frustrados en lugar de hacer frente a los objetos srcinales (Fenichel,
nes siguientes, dedicadas a la repetición y la agresión. 1941). La trasferencia es una resistencia en ese sentido, pero es un ro-
deo necesario en el camino hacia clinsight y el recuerdo. El comporta-
3.4.1.3
Trasferencia y repetición miento no intrusivo y no satisfactor del analista hace demostrables las
reacciones de trasferencia del paciente. Las llamadas reglas freudianas
Una de las características descollantes de las reacciones de trasferencia (1915a) del "espejo" y de la abstinencia se fundan en esa base. Si el
es su repetición y su resistencia al cambio, su tenacidad. Hay muchos psicoanalista no quiere dar satisfacción a los deseos instintuales neuró-
factores que desempeñan un papel en este fenómeno y diversas expli- ticos del paciente, esos impulsos se harán demostrables como desfigu-
caciones teóricas. He aquí sólo algunas de las cuestiones capitales, so- raciones de trasferencia y se convertirán en el vehículo para valiosos
meramente tratadas. insights.Estas cuestiones serán examinadas más a fondo en las seccio-
Trasferencia es volver a vivir el pasado reprimido, más exactamente, nes 3.9.2, 4.2.1.3 y 4.2.2.3.
el pasado rechazado. El carácter repetitivo y la rigidez de las reaccio- La repetición de un acontecimiento psíquico puede también ser un
nes de trasferencia, en contraste con relaciones de objeto más realistas, medio de lograr el dominio tardío sobre él (Freud, 1920; Fenichel,
arranca del hecho de que los impulsos del Ello que buscan su descarga 1945a). La repetición activa de una experiencia traumática es un caso
en el comportamiento de trasferencia se encuentran con la oposición de ese tipo. El Yo infantil aprende a sobreponerse al sentimiento de
de una u otra fuerza contraria del Yo inconsciente. Las satisfacciones desvalimiento repitiendo activamente la situación que otrora provoca-
de trasferencia nunca son enteramente satisfactorias porque sólo son ra la primera sensación de pánico. Los juegos, sueños y pensamientos
184 LA TRASFERENCIA CONSIDERACIONES TEÓRICAS 18 5

relativos al hecho doloroso posibilitan la descarga de pa rte de la excesi- 1937a) de la compulsión de repetir. Especulaba Freud que la compul-
va excitación que ha invadido el Yo. El Yo que era pasivo en la situa- sión de repetir es en definitiva derivada de un instinto primitivo de muer-
ción traumática srcinal reproduce activamente el acontecimiento en te. Creía que hay una pulsión autodestructora en los seres vivos que
el momento que escoge, en circunstancias favorables, y así aprende poco los impulsa a volver al Nirvana del estado inanimado srcinal. Esta cues-
a poco a acomodarse a ella. tión de teoría se ha debatido calurosamente en los círculos psicoanalíti-
La repetición de una situación puede conducir de su manejo y do- cos y va más allá de las proporciones de este volumen. El lector habrá
minio al placer. En parte, esto puede deberse a la sensación de triunfo de leer a Kubie (1939, 1941), E. Bibring (1943), Fenichel (1945a), la
sobre un acontecimiento otrora temido. Esto suele ser transitorio a me- excelente mesa redonda reciente al respecto comunicada por Gifford
nos que haya todavía operando un elemento contrafóbico (Fenichel, (1964) y Schur (1966). Sólo puedo decir aquí que en mi experiencia
1939). Esto significa que el acontecimiento se repiteporque se le teme; jamás me pareció necesario entender o interpretar la compulsión de re-
la repetición es un intento de negar que todavía persiste la angustia. petir como manifestación de un instinto de muerte. Clínicamente siem-
Por ejemplo, la actividad sexual excesiva pu ede significar que la perso- pre pareció posible explicar la repetitividad dentro de los límites del
na en cuestión está tratando de negar su angustia. Sus acciones indican principio placer-dolor (Schur, 1960, 1966).
que está tratando de persuadirse de que ya no tiene miedo. Su sexuali- Otro problema teórico planteado por la repetitividad de las reaccio-
dad
men.contrafóbica
La excesiva es también elindica
repetitividad intentoque
de hay
tener
ahítestigos que loneuróti-
un conflicto confir- nes
1942;de Stern,
trasferencia
1957).esNo
la puede
cuestión de un
caber instinto
duda de quedeeldominio (Hendrick,
ser humano es im-
co. El Yo inco nsciente impide la cabal descarga instintual y la actividad pelido en esa dirección. Parecería empero que el afán de dominar es
ha de ejecutarse una y otra vez. una tendencia general, un principio general, y no limitado a un instin-
Las reacciones de trasferencia bien podrían enfocarse desde los pun- to específico (Fenichel, 1945a). Los conceptos de adaptación y fijación
tos de vista arriba esbozados. Una relación temerosa con una persona son también cuestiones relevantes pero nos conducirían demasiado le-
del pasado se repite en el intento de lograr un dominio tardío sobre jos. Las obras de Hartmann (1939, 1951), Waelder (1936, 1956) y E.
la angustia que contenía la experiencia srcinal. Por ejemplo, una mu- Bibring (1937, 1943) son particularmente esclarecedoras.
jer busca para objetos de amor hombres ásperos y crueles. En la trasfe-
rencia reacciona repetidas veces como si el analista fuera cruel y puni- 3.4.1.4
Trasferencia y regresión
tivo. Además de sus otros significados, este tipo de reacción puede en-
tenderse fructíferamente como un intento tardío de dominar la angus- La situación analítica ofrece al paciente neurótico la oportunidad de
tia srcinal. De niña ella era inerme ante su rudo padre. De paciente repetir, por medio de la regresión, todas las fases anteriores de sus re-
selecciona inconscientemente los componentes agresivos de su psicoa- laciones de objeto. Los fenómenos de trasferencia son tan valiosos por-
nalista para reaccionar, como un medio de llegar a dominar su angus- que iluminan, además de las relaciones de objeto, las fases del desarro-
tia. Repite la situación dolorosaen lugar de recordar la experiencia ori- llo de las diferentes estructuras psíquicas. En el comportamiento y las
ginal. La repetición en acción es un preludio, una preparación del re- fantasías trasferenciales se pueden observar formas primitivas de fun-
cuerdo (Freud, 1914c; Ekstein y Friedman, 1957). cionamiento del Yo, el Ello y el Superyó. Hay dos puntos generales
Lagache (1953) añadió un punto valioso a nuestro conocimiento del que deben tenerse presentes a propósito de la regresión en la trasferen-
acting outrepetido de los fenómenos de trasferencia. Demostró que cia. En el paciente neurótico en la situación de tratamiento vemos
el acting out puede ser un intento de terminar tareas incumplidas. Esto regresiones y progresiones temporales. El paciente analizable puede re-
está en relación con las ideas de Anna Freud (1965) acerca de los pro- gresionar y de ahí recudir. Los fenómenos de regresión suelen ser cir-
blemas de trasferencia en los niños por su sed de experiencias nuevas. cunscritos, no generalizados. Por ejemplo, podemos ver una regresión
Veremos más detenidamente algunos de estos puntos en la sección 3.8.4 en el Ello manifestada por impulsos sádico-anales respecto de las figu-
acerca del acting outy las reacciones de trasferencia. ras revestidas de autoridad. Al mismo tiempo, los impulsos instintua-
El estudio del significado que pueda tener la repetición de los fenó- les por un objeto de amor pueden estar operando en un nivel superior
menos de trasferencia nos lleva al concepto freudiano (1920, 1923b, y ciertas funciones del Yo estar bastante avanzadas. Esto nos lleva a
18 6 LA TRASFERENCIA CONSIDERACIONES TEÓRICAS 18 7

una segunda generalización. Los fenómenos regresivos son desiguales intermedia con una energía de pulsión primordial e indiferenciada.
y por ello cada fragmento clínico de comportamiento de trasferencia Los rasgos regresivos de la trasferencia influyen también en el Su-
ha de estudiarse con mucho cuidado. El estudio que hace Anna Freud peryó. Lo que suele apreciarse es que las reacciones del Superyó del
(1965) de la regresión ilumina y aclara muchos de esos problemas (véase paciente desplazadas al analista son más absolutas. Al principio suelen
también Menninger, 1958, y el informe de mesa redonda de Altman prevalecer las reacciones de vergüenza. Vemos también regresiones a
119641), un tiempo en que las funciones del Superyó se ejecutaban externamen-
En función de las relaciones de objeto, la situación de trasferencia te. El paciente ya no siente culpabilidad, y sólo teme ser descubierto.
da al paciente la oportunidad de volver a sentir todas las variedades Cuanto más regresiona el paciente, más probable es que sienta en el
y mezclas de amor y odio, edípicos y preedípicos. Los sentimientos am- analista actitudes hostiles, sádicas y críticas hacia él.
bivalentes y preambivalentes para con los objetos salen a la superficie. Débese esto al desplazamiento respecto de objetos pasados, comple-
Podemos ver transiciones entre la impotencia abyecta con el anhelo de tado por la proyección de la propia hostilidad del paciente sobre el
intimidad simbiótica y el terco desafio. La dependencia alterna con el psicoanalista.
rencor y la rebelión. Lo que parece soberbia puede resultar resistencia Antes de dejar este breve examen de la regresión debemos señalar
a revelar una dependencia subyacente. El deseo de ser amado tal vez una vez más que el ambiente analítico y sus procedimientos desempe-
conduzca atemor
profundo beneficios terapéuticos
a perder su objeto.superficiales,
En general, pero quizáregresiva
la índole esconda un
de ñan unregresivos
pectos papel importante en la maximización
en los fenómenos de Esto
de trasferencia. la aparición
lo veremde los as-
os más
las relaciones de trasferencia se manifiesta en su impropiedad, su am- detenidamente en el capítulo 4.
bivalencia y la preponderancia relativa de los ímpetus agresivos.
La regresión en las funciones del Yo que se produce en las reaccio- Trasferencia yresistencia
3.4.1.5
nes de trasferencia puede demostrarse de diferentes modos. La defini-
ción misma de trasferencia así lo indica. El desplazamiento desde el La trasferencia y la resistencia están relacionadas de muchos modos. La
pasado indica que un objeto del presente se está confundiendo en parte expresión "resistencia de trasferencia" suele emplearse en la literatura
con un objeto del pasado. La función discriminadora y comprobadora psicoanalítica estenográficamente para designar la íntim a y com pleja re-
de la realidad del Yo se pierde temporalmente. Se advierte la presencia lación existente entre los fenómenos de trasferencia y las funciones de
de mecanismos mentales primitivos como la proyección, la introyec- resistencia. Pero la resistencia de trasferencia puede significar diferen-
ción, la disociación y las negaciones. La pérdida del sentido del tiempo tes cosas, y creo que sería prudente aclarar la expresión antes de seguir
respecto de las relaciones de objeto también se asemeja a los aspectos adelante con el material clínico.
regresivos que observamos en los sueños (Lewin, 1955). La tendencia Ya hemos visto la formulación básica freudiana (1905c, 1912a, 1914c)
a poner en acción [act out]reacciones de trasferencia indica una pérdi- de que los fenómenos de trasferencia son el instrumento más poderoso
da del equilibrio entre impulsos y control. La creciente tendencia a las para la terapia psicoanalista. Las reacciones de trasferencia son una re-
reacciones de somatización como manifestación de trasferencia habla petició n del pasado, un volve r a vivir, pero no se ma nifiestan recuerdos.
también de una regresión en las funciones del Yo (Schur, 1955). La En este sentido, todos los fenómenos de trasferencia tienen un valor
externalización de partes del individuo, Yo, Ello y Superyó, es otra se- de resistencia. Por otra parte, las reacciones al analista proporcionan
ñal de regresión. los puentes más importantes para llegar al pasado inaccesible del pa-
El Ello también participa de muchos modos en la regresión. Los ob- ciente. La trasferencia es un rodeo en el camino hacia el recuerdo y
jetivos y zonas libidinales del pasado se implicarán con la persona del el insight,pero es un sendero donde casi no hay más. No sólo ofrece
psicoanalista y colorearán el cuadro de la trasferencia. Cuanto más re- la trasferencia indicios de lo que está rechazado, sino que también puede
gresiva se hace la trasferencia, tanto mayor será la preponderancia de dar el motivo y el incentivo para laborar en el análisis. Es un aliado
los ímpetus hostiles, agresivos. Melanie Klein (1952) fue de las prime- poco seguro porque es caprichoso y además produce "mejoramientos
ras en subrayar este punto clínico. Edith Jacobson (1964, p. 16) lo ex- de trasferencia" superficiales que resultan engañosos (Fenichel, 1945a;
plica basándose en una fuerte regresión y especula en torno a una fase Nunberg, 1951).
188 LA TRASFERENCIA
CONSIDERACIONES TEÓRICAS 18 9
Ciertas variedades de reacciones de trasferenciaocasionanresistencias
porque contienen impulsos libidinales y agresivos dolorosos y pavoro- ganas reacciones de trasferencia pueden servir de resistencia contra la
sos. Las respuestas de trasferencia sexuales y hostiles suelen ser las más revelación de otras reacciones de trasferencia. El análisis de las resis-
propensas a srcinar resistencias importantes. Con mucha frecuencia tencias de trasferencia es el "pan de cada día", el trabajo regular de
aparecen juntos los componentes eróticos y agresivos. Por ejemplo, una la terapia psicoanalítica. Se pasa más tiempo analizando resistencias
paciente puede tener sentimientos sexuales para con su analista y des- de trasferencia que en cualquier otro aspecto de la labor terapéutica.
pués ponerse furiosa por su falta de reciprocidad, que siente como re-
chazo. O bien el paciente es inapto para colaborar en la situación ana-
lítica por el temor a la humillación de descubrir sus fantasías infantiles 3.4.2
LA NEUROSIS DE TRASFERENCIA

o primitivas.
Puede ocurrir que la misma reacción de trasferencia haga al pacien- Freud empleó de dos modos la expresión neurosis de trasferencia. Por
te inapto para la labor. Por ejemplo, un paciente quizá regresione a una parte, lo empleaba para designar un grupo de neurosis caracteri-
una fase dependiente, muy pasiva, de relación de objeto. El paciente zado por la capacidad que tenía el paciente de formar y conservar una
tal vez no se dé cuenta de ello pero lo pondrá en acción [act out]en serie de reacciones de trasferencia relativamente cohesiva, multiforme
y accesible (Freud, 1916-7). Así distinguía las neurosis histéricas, fóbi-
las horas analíticas. Tal vez aparezca como una seudoestupidez o una cas y obsesivas compulsivas de las narcisistas, las psicosis. En este últi-
inercia beata. El paciente tal vez esté volviendo a vivir algún aspecto
primitivo de la relación madre-hijo. En semejante estado, el paciente mo grupo los pacientes sólo podían tener reacciones de trasferencia frag-
no puede realizar la labor analítica a menos que el analista consiga res- mentarias y esporádicas y por eso no se les podía aplicar el psicoanálisis
tablecer un Yo razonable y una alianza de trabajo. clásico. Empleaba también la denominación de neurosis de trasferencia
para designar un fenómeno que se produce con regularidad en las reac-
La situación se complica más cuando hay un apego tenaz a ciertas
ciones de trasferencia del paciente sometido a un tratamiento psicoana-
reacciones de trasferencia para ocultar otras clases de sentimientos de
trasferencia. Hay pacientes que se empeñan en mantener una fachada lítico (Freud, 1905c, 1914c, 1916-7, capítulo XXVII[apartado L]).
de cooperación objetiva con el analista con el fin de ocultar sus fanta- En el curso del análisis puede observarse que los intereses del pa-
sías irracionales. A veces un paciente desdobla ciertos sentimientos y ciente cada vez se centran más en la persona del analista. Señalaba Freud
los desplaza a otros para no sentir su ambivalencia respecto del analis- (1914c, p. 154; 441),que la compulsión neurótica de repetir del pa-
ta. Suele suceder que mis pacientes manifiesten gran hostilidad hacia ciente se vuelve no sólo inocua sino inútil al admitirla "en la trasferen-
otros psicoanalistas mientras profesan gran admiración por mí. El aná- cia como un campo de juego donde se le permite expandirse en una
lisis revelará que las dos series de sentimientos me atañen. libertad casi completa y donde se espera que despliegue ante nosotros
Las resistencias más difíciles de vencer son las reacciones llamadas todo cuanto sea instinto patógeno oculto en la mente del paciente".
"trasferencia de carácter". En estas situaciones se manifiestan para con
Si se maneja debidamente la situación de trasferencia, "logramos
el analista como para personas de la vida cotidiana rasgos generales regularmente dar a todos los síntomas de la enfermedad un nuevo sig-
de carácter y actitudes con una función defensiva. Están tan honda- nificado de trasferencia y remplazar su neurosis ordinaria por una
`
mente arraigados en la estructura del carácter del paciente y tan bien neurosis de trasferencia', de la que puede curársele mediante la labor
racionalizados que es difícil hacerlos sujeto de análisis. Estos proble- terapéutica". La neurosis de trasferencia adopta todos los rasgo. de la
mas se describen más ampliamente en las secciones 3.8.2 y 3.8.3. enfermedad del paciente, pero es una enfermedad artificial y es accesi-
ble en todos sus puntos a nuestras intervenciones. Es una edición nueva
Resumiendo: la trasferencia y la resistencia se relacionan de muchos
modos, y la expresión resistencia de trasferencia condensa este hecho de la antigua enfermedad.
clínico. Los fenómenos de trasferencia son en general una resistencia En las primeras fases del tratamiento psicoanalítico solemos ver reac-
al recuerdo a pesar del hecho de que indirectamente apuntan en esa ciones transitorias esporádicas, que Glover (1955, p. 37) califica de
dirección. Las reacciones de trasferencia pueden hacer a un paciente reacciones de trasferencia "flotantes". Si se manejan debidamente es-
inapto para la labor analítica debido a la naturaleza de la reacción. Al- tas reacciones de trasferencia tempranas, el paciente tendrá reacciones
de trasferencia más duraderas. Clínicamente, la formación de la neuro-
190 LA TRASFERENCIA CONSIDERACIONES TEÓRICAS 191

sis de trasferencia se indica por un incremento en la intensidad y du- dos años cuando acudió en busca de análisis. Intentaré ahora esbozar los prin-
ración de la preocupación que el paciente tiene por la persona del ana- cipales fenómenos de trasferencia de su venturoso análisis, que duró unos cua-
lista y los procesos y procedimientos analíticos. El analista y el análisis tro años y medio,
se convierten en el interés principal en la vida del paciente. No sólo Las primeras reacciones de trasferencia consistieron en su afán de que la acep-
tara en calidad de paciente; en su fantasía me consideraba el "máximo" ana-
giran los síntomas y las necesidades instintuales del paciente en torno
lista de la comunidad y por ende garantía de un buen análisis. Al mismo tiempo
al analista sino que todos los antiguos conflictos neuróticos se removi- temía parecerme aburrida, indigna, pero atractiva o intratable. Por una parte,
lizan y concentran en lasituación analítica. El paciente sentirá este la atraía su deseo de ser una buena paciente y revelar todas sus debilidades
interés como alguna forma o mezcla de amor y odio así como de de- y por la otra, su deseo de que yo la amara, la hallara sexual y mentalmente
fensas contra esas emociones. Si predominan las defensas aparecerá atractiva, y por ende disimulara sus defectos. Yo tenía que compensar su falta
en el primer plano alguna forma de angustia o sentimiento de culpa- de padre considerándola mi paciente favorita, haciendo por ella lo que no haría
bilidad. Estas reacciones pueden ser intensas, explosivas, sutiles o cró- por ningún otro paciente. Yo sería el padre ideal e incorruptible de quien ella
nicas. En todo caso, una vez instaurada la neurosis de trasferencia, estaría orgullosa y asimismo el padre delincuente que satisfaría sus deseos in-
esas constelaciones de sentimientos se hallan en todas partes. cestuosos, Muy pronto el síntoma de impulsos de promiscuidad de la señora
En la neurosis de trasferencia, el paciente repite con su analista sus K se dirigió hacia mí, figura edípica. Esto alternaba con una imagen de mí

neurosispasadas. Con el manejo y la interpretación debidos espera- en calidad de padre severo, censurador, puritano e idealizado.
mos ayudar al paciente a revivir y finalmente a recordar o reconstruir Mientras esto sucedía, el análisis se aplicaba a tratar de entender la gran ver-
güenza que sentía la paciente por la masturbación, que "descubrió" sólo a los
su neurosis infantil. El concepto de neurosis de trasferencia compren-
veintiún años y que parecía producirse sin fantasías y con poco alivio orgásmi-
de más que la neurosis infantil porque el paciente volverá a vivir tam- co. El análisis de su sentimiento de vergüenza nos llevó a reconocer que yo
bién las últimas ediciones y variaciones de su neurosis infantil. no sólo era el padre purit ano sino también la madre fanáticamente limpia de
Tratemos de ilustrar esto con un ejemplo clínico. los días en que aprendiera la higiene del excusado. El aburrimiento de la seño-
ra K y su sensación de vacío se revelaron como defensas contra las fantasías
Me serviré del caso de la señora K. Esta damita llegó al tratamiento psicoa- sexuales y en el análisis se convirtieron en resistencias. Temía fantasear porque
nalítico porque últimamente la habían estado atormentando ideas e impulsos eso significaba excitarse, y excitarse era perder el control y mojar las sábanas.
obsesivos de promiscuidad sexual con un negro. Esto alternaba con sus senti- Esto se manifestó en el análisis por su renuencia a seguir hablando cuando se
mientos de ser un "zombie" o, si no, se sentía vacía, aburrida, despreciable emocionaba o excitaba. Si yo la veía llorar o sonrojarse, la hallaría poco atrac-
y deprimida. Se había casada hacía poco con un personaje de la comunidad tiva. Quitaba los "kleenex" de la almohada después de cada sesión porque no
que le llevaba unos veinte años, a quien había amado antes de casarse, pero quería que yo los viera "sucios". ;Cómo iba a amarla si sabía que era sucia
que ahora le inspiraba resentimiento y temor. El rasgo sobresaliente en su his- y que tenía que ir al excusado a veces! Yo era el padre idealizado, desexualiza-
toria pasada era el hecho de haberla criado una madre tierna, excéntrica y al- do y deswaterizado que abandonara a su sucia madre, o bien la madre com-
cohólica, que una veces la adoraba, otras la consentía y a veces la abandonaba. pulsivainente limpia que odiaba los hijos sucios. Recordó entonces haber visto
El padre abandonó la familia cuando la p aciente tenía un año y medio,y los a su madre ebria y desnuda, y cómo le repelían sus feas partes genitales. Ahora
tres matrimonios posteriores de la madre duraron más o menos un año cada temía ser como su madre, o llevarla dentro, y la horrorizaba pensar que yo
- uno. Había dos hermanos, de dos y tres años más jóvenes, de quienes la madre pudiera abandonarla como su padre a su madre. M ás quería estar vacía que
no hacía caso y que cuidaba la paciente. Eran sus compañeros, su responsabili- llena de madre sucia. Pero el vacío significaba silencio y resistencia en el análi-
dad y sus rivales. Eran muy pobres, cambiaban mucho de casa y ella estudiaba sis, y eso significaba ser mala paciente. Aquí triunfó la alianza de trabajo y
muy poco. Cuando tuvo quince años la muchacha, la madre se empeñó en que su ansia de ser amada por el padre analista, y pudo seguir laborando con lo
podía valerse sola; y aunque tímida, espantada y sin preparación, la paciente que ocultaba el vacío.
hizo una buena carrera de modelo de vestidos. A los veinte años, la señora K Detrás del vacío vino una inundación de fantasías sexuales con gran varie-
conoció a su futuro esposo y se enamoró de él, que le enseñó las cosas buenas dad de acciones orales, succionantes y escoptofflicas realizadas tanto activa co-
de la vida y se casó con ella unos cinco años después. Ella llevaba casada unos mo pasivamente con un hombre prohibido. Ese hombre era el analista, o un
negro o árabe que era al mismo tiempo sádico y masoquista, Ella y su padre
alternaban en sus papeles. En aquel tiempo yo era no sólo el cómplice de sus
3
Véanse también secciones 1.2.4, 2.6.5.1, 2.7. 1 y 3.2.5. av
enturas sino que además le permitía odiar a su madre, lo que hacía
CONSIDERACIONES TEÓRICAS 19 3
192 LA TRASFERENCIA

das, animadas y reales y procuran un sentido de convicción que no tie-


gustosa. En este período del análisis anhelaba la llegada de cada hora analítica
y temía los fines de semana y aun de sesión, porque yo me había convertido
ne paralelo en la labor psicoanalítica.
en el contenido principal de sus fantasías, y el estar ausente de mí significaba
En su descripción de la neurosis de trasferencia indicaba Freud (1914c)
vacío y aburrimiento. Se sentía "conectada" conmigo y plena de sentimientos que la neurosis ordinaria del paciente es "remplazada" por la neurosis
en mi presencia y ordinaria e insípida lejos de la consulta. de trasferencia. Anna Freud (1928) coincide con esto e insiste en que
Lentamente fue comprendiendo que yo estaba decidido a analizarla y que sólo una estructura de ese tipo merece el nombre de neurosis de
no le temía a ella ni me asqueaban sus impulsos, y entonces se fue permitiendo trasferencia.
la aparición de impulsos más regresivos. Conmigo de padre protector osó re-
cordar sueños ocasionales y fantasías de succión oral, así como impulsos sádi- En el material clínico arriba citado puede uno observar cómo en diferentes in-
cos hacia los hombres femeninos y finalmente las mujeres. Confiando ya más tervalos la implicación de la señoraK conmigo suplantó a la neurosis srcinal.
en mí, osó también sentir cierto odio y rabia primitivos contra mí. Primero Durante un período de tiempo, los impulsos de promiscuidad de la paciente
pudo sentir una hostilidad regular hacia mí en calidad de padre censurador o se centraron en mí y estaban ausentes del resto. Sus conflictos relativos a la
de madre desaprobadora. Después pudo odiarme por haberle robado su capi- pérdida de control fueron intensos durante la sesión analítica y tenían que ver
tal, su secreto, y el valioso bulto que sentía tener dentro y que le daba seguri- con su miedo de dejar salir material sucio y la ocultación de los "kleenex" man-
dad. Pudo también amarme como buena inversión, seguridad para el futuro, chados. Durante este período no desaparecieron sus angustias anales fuera del
garantía contra el vacío y hombre que le daba su sustancia. En aquel tiempo análisis, pero pasaron a segundo término. Según mi experiencia, el aspecto par-
yo era también su defensa contra la envidia del pene, siendo el hombre pene ticular de la neurosis del paciente que se hace activo y vívido en la situación
que ella poseía. de trasferencia disminuirá en la v ida exterior del paciente. Pero es frecuente
En esta fase del análisis, la señora K logró por primera vez sentir el orgasmo que sólo empalidezca y se haga relativamente insignificante en comparación
durante el coito. Esto le dio ánimos para darse cuenta de fuertes sentimientos con la neurosis de trasferencia... para reaparecer en la vida exterior del pacien-
homosexuales respecto de su hijita, que pudo reconocer como una repetición te cuando otra constelación domine el cuadro de la trasferencia. Por ejemplo,
con los papeles invertidos de sus impulsos infantiles hacia su madre. El hecho las fantasías de promiscuidad de la señora K se volvieron exclusivamente hacia
de que pudiera sentir esos impulsos sin detrimento de su capacidad de tener mí durante un tiempo. Pero cuando el análisis se concentró en sus angustias
orgasmos sexuales si así lo deseaba le permitió finalmente atravesar una fase del excusado y su sentimiento de vergüenza, volvió a tener sus ideas obsesivas-
violenta de envidia del pene. Podía odiarme furiosamente por poseer un pene, impulsivas en relación con los hombres de piel oscura.
por "desear tan sólo un agujero donde meter esa porquería", porque no me
i mportaban un cacahuate en el fondo las mujeres, por dejarlas preñadas y aban-
donadas. Cuando la paciente logró expresar estos sentimientos y vio que yo Debe suscitarse otra cuestión acerca del grado en que la neurosis de
no quedaba anonadado ni contrariado empezó a sentir que yo la quería y la trasferencia remplaza de un modo general a la neurosis del paciente.
aceptaba incondicional y permanentemente... aun cuando no estuviera de acuer- Yo he tenido la experiencia de que algunos aspectos de la neurosis del
do con ella. Yo me había convertido en una parte de ella que llevaba dentro, paciente se desplazaban a una figura de la vida exterior del paciente,
segura y permanente: un objeto interno amoroso, parental. Ahora podía per- que entonces parece hacer de figura suplementaria de trasferencia. Por
mitirse el ser una madre yesposa cabal y podía laborar para librarse de su odio ejemplo, muchos de mis pacientes masculinos se enamoran romántica-
y su amor por su madre sin sentirse abrumada por ello. El caso de la señora mente de una mujer en el curso del análisis. Es ésta una manifestación
K se describirá más detalladamente en el tomo II. de trasferencia, pero se da fuera del análisis. Veremos esto en la sec-
ción 3.8.4.
Este breve esbozo, por compleja que parezca su lectura, no refleja Esta cuestión de la neurosis de trasferencia que remplaza la neurosis
ordinaria del paciente toca el problema de lo que sucede en el análisis
ni con mucho todas las reacciones de trasferencia de la paciente. Indi- de los niños. Anna Freud (1928), Fraiberg (1951) y Kut (1953) solían
ca, según creo, que los síntomas, conflictos, impulsos y defensas de la decir que los niños pequeños presentan muchas reacciones de trasferen-
paciente se centraron en el analista y en el procedimiento analítico y cia aisladas pero no llegan a formar una neurosis de trasferencia. Sólo
en gran medida remplazaron a su neurosis srcinal. Las neurosis de
despuésde resuelto el complejo de Edipo, en la latencia, ve uno la for-
trasferencia me permitieronobservar y laborar con los conflictos de la mación de una neu rosis de trasferencia en el tratamiento analítico de los
paciente en el presente vivo. Las experiencias de trasferencias son vívi-
194 LA TRASFERENCIA ALIANZA DE TR A B A JO 19 5

niños. Anna Freud (1965) y Fraiberg (1966) han modificado última- Las escuelas de psicoanálisis discrepantes tienen un modo diferente
mente sus puntos de vista al respecto. Otros niños tienen intensas reac- de enfocar la neurosis de trasferencia. Alexander, French et al.(1946)
ciones, deformadas y resistentes, al analista, que se asemejan a la neu- exageran los peligros de los elementos regresivos y así preconizan di-
rosis de trasferencia de los adultos. Estas reacciones no remplazan a versas manipulaciones de la situación de trasferencia para evitar o re-
la neurosis antigua en el mismo grado que en el análisis de los adultos ducir la neurosis de trasferencia. La escuela kleiniana va al extremo
(véase Nagera, 1966). Los analistas de niños de la escuela kleiniana opuesto y se basa casi exclusivam ente en las interpretaciones de la tras-
no distinguen entre reacciones de trasferencia y neurosis de trasferen- ferencia, con olvido de todo lo demás (Klein, 1932; Klein et al., 1952;
cia y declaran que los fenómenos de trasferencia en los niños pequeños Strachey, 1934; Isaacs, 1948). Además, desde que empieza el análisis
son idénticos a los de los adultos (Isaacs, 1948). ven ocurrir los impulsos más infantiles y primitivos en la trasferencia
Glover (1955), Nacht (1957) y Haak (1957) han descrito cómo cier- y los interpretan de inmediato (Klein, 1961). Finalmente, la historia
tas formas de neurosis de trasferencia pueden resultar un obstáculo pa- individual del paciente parece tener poca importancia, puesto que to-
ra el descubrimiento de la neurosis infantil y conducir a un estanca- dos los hechos de trasferencia parecen iguales en todos los pacientes.
miento. Una de las causas más frecuentes de esto es la contratrasferen- Antes de dejar el examen teórico de la trasferencia debe mencionar-
cia del analista, que sin saberlo se opone a l pleno desarrollo de las reac- se que la situación analítica y la personalidad del analista contribuyen
ciones de trasferencia del paciente. Por ejemplo, la cordialidad indebi- a las reacciones de trasferencia del paciente. Esto lo v eremos con cierto
da por parte del analista puede impedir que se desarrolle cabalmente detenimiento en el capítulo 4.
la trasferencia hostil. Por encima de todo, la interpretación incompleta
de algunos aspectos de las reacciones de trasferencia puede producir
un largo estancamiento de la situación. Veremos más ampliamente es-
ta cuestión en secciones subsiguientes. 3.5
LA ALIANZA DE TRABAJO
Podría preguntarse qué hace uno para cerciorarse de que habrá una
neurosis de trasferencia. La respuesta es que si la atmósfera analítica Llegados a este punto en nuestro estudio de los fenómenos de trasfe-
es esencialmente de compasión y aceptación y si el analista no cesa de rencia es necesaria una digresión. Hemos puesto de relieve la gran im-
buscar el insighty de interpretar las resistencias del paciente se formará portancia que tienen las reacciones de trasferencia para el tratamiento
una neurosis de trasferencia. Esto lo veremos más ampliamente en las psicoanalítico del paciente neurótico.Y o puedo compendiar el punto de
secciones 3.7 y 3.9. vista psicoanalítico diciendo que el psicoanalista pone mucho cuidado
La actitud psicoanalítica clásica respecto de la neurosis de trasferen- en crear una situación analítica que maximice el desenvolvimiento de
cia es facilitar al máximo su desarrollo. Se reconoce que la neurosis las diversas reacciones de trasferencia. Éste es nuestro método princi-
de trasferencia ofrece al paciente el mejor instrumento para facilitar el pal para llegar hasta el material patógeno, que de otro modo es inacce-
acceso a las experiencias patógenas rechazadas del pasado. La reviven- sible. Pero la recogida de datos históricos sólo es parte del proceso tera-
cia con el analista y en la situación analítica del pasado reprimido es péutico. Otro componente principal es procurar el insight flormedio de
la oportunidad más efectiva de sobreponerse a las defensas y resisten- la interpretación.
cias neuróticas. De este modo, el psicoanalista se esforzará en salva- Aunque estos dos factores son muy importantes, no bastan para pro-

guardar la situación
pudiera reducir de trasferencia
su pleno florecimientoe impedir toda contaminación
(Greenacre, 1954). Todas las que ducir cambios
entre en duraderos
la situación en el
analítica paciente.eficazmente
y colabore Para que unenpaciente
ella es imneurótico
pera-
intrusiones de las características y los valores personales del analista se- tivo que establezca y mantenga otro tipo de relación con el psicoanalis-
rán reconocidas como factores que podrían limitar la extensión de la ta, aparte de sus reacciones de trasferencia. Me refiero a la alianza de
neurosis de trasferencia del paciente. La interpretación es el único mo- trabajo. Yo sostengo que la alianza de trabajo merece ser considerada
do de tratar la trasferencia que le permitirá efectuar cabalmente su re- igual y equivalente de la neurosis de trasferencia en la relación entre
corrido. Y en combinación con una alianza de trabajo efectiva condu- paciente y terapeuta (Greenson, 1965a).
cirá finalmente a su resolución (Gill, 1954; Greenson, 1965a). El trabajo de Elizabeth Zetzel sobre "Current concepts of transfe-
196 LA TRASFERENCIA ALIANZA DE TRABAJO 19 7

rence" (1956) realzó y aclaró mis propias experiencias clínicas en rela- frica como en la psicoanalítica. Ha sido descrita con diferentes marbe-
ción con la alianza de trabajo. En ese ensayo introduce ella la expre- tes, pero a excepción de Zetzel y Stone se ha considerado de importan-
sión de "alianza terapéutica" e indica cuán importante la considera cia secundaria o no se ha separado debidamente de las demás reaccio-
señalando que se puede distinguir entre los psicoanalistas clásicos y la nes de trasferencia.
llamada "escuela británica" según manejen o desdeñen este aspecto Emplearemos de preferencia la denominación de alianza de trabajo
de la trasferencia. El libro de Leo Stone sobre Lasituación psicoanalítica para designar la relación racional y relativamente no neurótica que tie-
(1961) me dio renovado ímpetu para esclarecer y formular el problema ne el paciente con su analista. Es esta parte razonable y objetiva de
de la alianza de trabajo entre paciente y terapeuta. los sentimientos que el paciente tiene por el analista la que hace la alianza
El material clínico en que se basa esta sección procede de cierto nú- de trabajo.La elección de esa denominación se debe a que subraya su
mero de pacientes que tuvieron dificultades inesperadas en el curso de función principal, ya que gira en torno a la capacidad que el paciente
su terapia psicoanalítica. Algunos de esos pacientes habían seguido uno tenga de laborar en la situación analítica. Términos como la "alianza
o varios análisis con otros analistas; otros eran pacientes míos que vol- terapéutica", de Zetzel (1956), la "trasferencia racional", de Fenichel
vían para un análisis ulterior. En este grupo había pacientes que en (1941) y la "trasferencia madura" de Stone (1961) son conceptos se-
cierto modo eran incapaces de ir más allá de las fases preliminares de mejantes. Pero la designación de alianza de trabajo presenta la ventaja
análisis. Aun después de varios años de analizados no estaban realmente de poner de relieve el elemento más importante: la capacidad que tiene
"en análisis". Otros análisis parecían interminables; había una discre- el paciente de laborar con un fin determinado en la situación del trata-
pancia notoria entre la abundancia de insighty la escasez de cambio. miento. Se observa con máxima claridad cuando el paciente se debate
Los síndromes clínicos que presentaban esos casos eran heterogéneos en las ansias de una intensa neurosis de trasferencia y sin embargo to-
desde el punto de vista de la categoría de diagnóstico, las funciones y davía puede mantener una relación de trabajo eficaz con el analista.
la dinámica del Yo. La clave para entender la patología esencial así El núcleo seguro de la alianza de trabajo lo forma la motivación del
como el estancamiento terapéutico debía hallarse en el hecho de no ha- paciente para sobreponerse a su mal, su sensación de desviamiento,
ber logrado el paciente una relación de trabajo firme con el analista. su disposición consciente y racional a cooperar y su capacidad de se-
En Cada uno de los casos que voy a describir, el paciente era incapaz guir las instrucciones y losinsightsdel analista. La alianza se forma
de establecer o conservar una alianza de trabajo duradera con el ana- en lo esencial entre el Yo razonable del paciente y el Yo analizador del
lista y éste descuidaba el hecho, persiguiendo en cambio el análisis de analista (Sterba, 1934). El medio que hace esto posible es la identifica-
otros fenómenos de trasferencia. Aprecié este error de técnica en psi- ción parcial del paciente con el enfoque analítico del analista en su in-
coanalistas con amplia experiencia clínica y reconocí el mismo defecto tento de entender el comportamiento del paciente (Sterba, 1929).
en mí al remprender el análisis con pacientes que ya había tratado La alianza de trabajo pasa al primer plano en la situación analítica
anteriormente. del mismo modo que el Yo razonable del paciente, el Yo observador
Laborando con estos pacientes al parecer inanalizables o intermina- y analizador, está separado del Yo que siente y experimenta. Las in-
bles me impresionó la importancia que tenía separar las reacciones del tervenciones del analista desconectan las actitudes operativas de los
paciente ante el analista en dos categorías: la neurosis de trasferencia fenómenos de trasferencia neurótica del mismo modo que sus interven-
y la alianza de trabajo. Realmente, esta clasificación no es completa ' ciones separan el Yo razonable del irracional. Estas dos series de fenó-
ni precisa,
tinción puntosa posibilitar
contribuye que trataré de aclarar
el que más igual
se conceda adelante. Peroy esta
escrutinio aten-dis- menos son paralelas
diferentes puntos dey expresan acontecimientos
referencia. Los pacientespsíquicos
que noanálogos
puedendesde
apartar
ción a dos tipos esencialmente diferentes de reacción ante el psicoanalista. un Yo razonable y observador no podrán mantener una relación de
trabajo, y viceversa.
Pero esta diferenciación entre reacciones de trasferencia y alianza de
3.5.1
DEFINICIÓN PROVISIONAL trabajo no es absoluta, ya que la alianza de trabajo puede contener ele-
mentos de la neurosis infantil que al final requerirán análisis. Por ejem-
La noción de alianza de trabajo es vieja tanto en la literatura psiquiá- plo, el paciente tal vez labore temporalmente para conquistar el amor
198 LA TRASFERENCIA ALIANZA DE TRABAJO 19 9

de su analista, y esto en definitiva llevará a fuertes resistencias; o bien Sterba (1929) escribió de la identificación del paciente con el analis-
la sobrevaluación del carácter y la capacidad del analista puede servir ta, que conduce al interés del paciente en la labor que realizan en co-
bien a la alianza de trabajo al principio del análisis, pero para conver- mún, pero no dio a este aspecto de la trasferencia ninguna designación
tirse en fuente de mayor resistencia posteriormente. No sólo puede la especial. Fenichel (1941, p. 27) describió la "trasferencia racional",
neurosis de trasferencia invadir la alianza de trabajo sino que esta mis- una trasferencia positiva de objetivo inhibido necesaria para el análi-
ma tal vez sea empleada defensivamente para esconderlos fenómenos sis. Ya vimos antes cómo insiste Elizabeth Zetzel en la importancia
de trasferencia más regresivos. de la "alianza terapéutica". El trabajo de Loewald (1960) sobre la ac-
ción terapéutica del psicoanálisis es un estudio penetrante y sagaz de
Una ilustración clínica de este punto ocurrió en una paciente mía que se mani- los diferentes géneros de relaciones que tiene el paciente con el analista
festaba constantemente razonable para conmigo y con la situación analítica. a lo largo del análisis. Algunas de sus ideas están directamente relacio-
Aunque sabía poco de psicoanálisis, aceptaba las frustraciones y restricciones nadas con lo que yo llamo la alianza de trabajo. El libro de Leo Stone
afablemente, sin ninguna señal de enojo consciente ni cólera. Sin embargo, los está dedicado a las complejidades de la relación entre analista y pa-
sueños que a veces llegaba a recordar estaban llenos de furia y rabia harto evi- ciente. En él menciona la "trasferencia madura", que según él (a) es-
dentes. Al indicárselo, la paciente reaccionó como si fuera "sólo" un sueño,
taba en oposición a las reacciones de "trasferencia primordial" y (b)
y ella no era "responsable" de sus sueños. Aun cuando se olvidara de su hora
analítica, lo consideraba un error "natural", y tomaba mi interpretación del eraElesencial
temor a su hostilidad subyacente como cavilaciones de un excéntrico que ella
simposiopara un"Los
sobre análisis fructífero
factores (p.del
curativos 106).
psicoanálisis", presen-
toleraba de buena gana.Sólo después de agotarse sus asociaciones y racionali- tado en el 22 Congreso de la Asociación Psicoanalítica Internacional
zaciones superficiales y reinar el silencio se hicieron inconfundiblemente claros (véase Gitelson et al.,1962) contenía muchas referencias a las reaccio-
para ella sus impulsos hostiles y sexuales más regresivos. Entonces reconoció nes de trasferencia especiales que entran en la alianza terapéutica y un
que se había aferrado a la alianza de trabajo como una fachada defensiva. pequeño estudio sobre cómo contribuye el analista a una "buena" si-
tuación analítica. Gitelson hablaba de laarmoníaen que se basa el co-
A pesar de las entremezcladuras, la separación en dos grupos de las mienzo del análisis y que da por resultado la trasferencia. Subrayaba
reacciones que tiene el paciente para con el analista, trasferencia neu- la necesidad de que el analista se presente como un buen objeto y un
rótica y alianza de trabajo, parece tener valor clínico y técnico. Antes Yo auxiliar. Meyerson (véase Gitelson, p. 202, nota), Nacht, Segal,
de pasar a otro material de caso querría esbozar brevemente algo de Kuiper, Garma, King y Heimann debatieron con él uno u otro aspec-
la literatura psicoanalítica al respecto. to de su enfoque. En cierto modo, el desacuerdo parece deberse a no
distinguir claramente entre la alianza de trabajo y los fenómenos de
trasferencia más regresivos.
3.5.2
LA LITERATURA Este breve e incompleto examen revela que muchos analistas, entre
ellos Freud, reconocían que en el tratamiento psicoanalítico era nece-
Freud (1912a, p. 105;417)habla de los aspectos amistosos y afectivos sario otro género de relación con el analista aparte de las reacciones
de la trasferencia que son admisibles en la conciencia y que constitu- de trasferencia más regresivas.
yen "uno de los sustratos del éxito". Respecto delrapportdice: "El pri-
mer fin del tratamiento es siempre ligar al paciente a la cura y a la per-
sona del médico. Para ello no hay más que dejarle tiempo. Si le de- 3.5.3
DESARROLLO DE LA ALIANZA DE TRABAJO
mostramos un serio interés, apartamos cuidadosamente las primeras
resistencias y evitamos ciertas torpezas posibles, el paciente establece Aberraciones en la alianza de trabajo
3.5.3.1
en seguida, espontáneamente tal enlace... En cambio si adoptarnos des-
de un principio una actitud que no sea de cariñoso interés y simpatía, Empezaré describiendo algunos ejemplos clínicos en que el curso del
destruiremos toda posibilidad de semejante resultado positivo" (Freud, desenvolvimiento de la alianza de trabajo se apartó notablemente
1913b, pp. 139-40;435). del usual en el paciente psicoanalítico. Empiezo por esto porque en el
200 LA TRASFERENCIA ALIANZA DE TRABAJO 20 1

paciente analítico clásico la alianza de trabajo se forma casi impercep- trabajar como yo decía. Pero pronto pudo verse que él no podía decir sin más
tiblemente, en relativo silencio, y al parecer independientemente de toda ni más las cosas que se le ocurrían, y se sentía impulsado a descubrir tras de
actividad especial por mi parte. Los casos irregulares ponen de relieve qué andaba yo. No podía estar callado y reflexionar en lo que yo decía; temía
procesos y proced imientos diferentes que se realizan casi invisiblemen- los espacios vacíos, que señalaban un peligro espantoso. De estar callado po-
te en el paciente analítico usual. dría pensar, y si pensaba podría estar en desacuerdo conmigo, y eso equivalía
a matarme. Su sorprendente pasividad y docilidad se revelaban como una for-
ma de halago, para disimular un vacío interior, una insaciable ansia infantil
Hace unos años, un analista de otra ciudad me envió a un señor inteligente, y una rabia terrible. En un período de seis meses se evidenció de sobra que
de edad mediana, que llevaba ya más de seis años de análisis. Ciertas condicio- aquel hombre era de un carácter esquizoide "como si", que no podía soportar
nes generales habían mejorado en la vida del paciente, pero a su primer analis- las privaciones del psicoanálisis clásico (H. Deutsch, 1942; Weiss, 1966). Por
ta le parecía que necesitaba más análisis, porque todavía no lograba casarse eso lo ayudé a buscar psicoterapia de apoyo con una terapeuta.
y estaba muy solo. Desde el primer momento de terapia me sorprendió el que
fuera absolutamente pasivo en el reconocimiento y la laboración con sus pro-
pias resistencias, y resultó que esperaba que yo se las señalara, como había es- Una mujer que yo había analizado durante unos cuatro años volvió al análisis
tado haciendo el analista anterior durante todo aquel análisis. conmigo después de un intervalo de seis años. Ambos sabíamos cuando ella
Me impresionó luego el hecho de que en el mo mento mismo en que yo inter- lo interrumpió que quedaba todavía buena parte del análisis por realizar, pero
venía tenía una respuesta inmediata, aunque con frecuencia incomprensible. convinimos en que un intervalo sin análisis podría aclarar las insólitas oscuri-
Descubrí que le parecía obligación suya replicar inmediatamente a cada inter- dades y dificultades que hallábamos en el intento de hallar una mejor resolu-
vención porque creía que sería señal de resistencia, y por ende malo, quedar ción de su trasferencia sadomasoquista, ambivalente, plañidera y apegada a
callado un momento y recapacitar sobre lo que yo había dicho. Al parecer, su mí. Yo le había propuesto ir con otro analista, porque en general he visto que
analista anterior nunca había reconocido una resistencia en su temor a quedar el cambio de analista es más productivo que la vuelta con el primero. Eso suele
'
callado. En asociación libre, el paciente buscaba activamente cosas de que ha- presentar insights nuevos en las reacciones de trasferencia antiguas y además
blar, y si se le ocurría más de una cosa escogía lo que le parecía que yo andaba nuevas posibilidades de trasferencia. Pero por razones externas no fue posible,
buscando, sin mencionar las demás. Cuando yo le pedía alguna información, y tuve que remprender su análisis, si bien con algunas reservas.
solía responder por la asociación libre, y el resultado muchas veces era extra- En sus primeras horas en el diván me sorprendió el extraño modo que tenía
ño. Por ejemplo, cuando le pregunté cuál era su segundo nombre me respondió de laborar en el análisis. Después recordé rápidamente que eso había sucedido
que Raskolnikov, lo primero que se le ocurrió. Cuando me repuse de la sor- ya anteriormente, sólo que ahora me sorprendió más porque ya había perdido
presa y lo puse en duda dijo que creía tener que realizar una asociación libre. la costumbre; me parecía casi fantástico. Al cabode un momento determinado
No tardé en tener la neta impresión de que aquel hombre nunca había lo- en la hora del análisis la paciente se ponía a hablar casi incesantemente, con
grado una relación de trabajo con su analista primero. No sabía lo que debía frases inconexas, parte de recitación de un acontecimiento reciente, alguna fra-
hacer en la situación analítica. Había pasado años acostado frente a un analis- se obscena de vez en cuando sin mencionar su rareza, ni que era un pensa-
ta, sometiéndose dócilmente a lo que creía que se requería de él, o sea la aso- miento obsesivo, y después vuelta a recitar un acontecimiento pasado. La pa-
'
ciación libre constante e instantánea. Paciente y analista habían estado haciendo ciente parecía no darse cuenta en absoluto de su extraño m odo de hablar y nunca
una caricatura de psicoanálisis. Verdad es que el paciente había tenido algu- lo mencionaba espontáneamente. Cuando la confronté con ese hecho al princi-
nas reacciones de trasferencia regresivas, y de ellas algunas habían sido in- pio pareció ignorarlo y después se sintió molesta.
terpretadas, pero la falta de una alianza de trabajo constante había hecho todo Comprendí que en el antiguo análisis había muchas sesiones o partes de ellas
el procedimiento amorfo, confuso e ineficaz. en que la paciente estaba muy angustiada y trataba de esconder su conciencia

díaAunque
deberseyo reconocía
sólo que principalmente
y ni siquiera la magnitud de los problemas
a los del paciente
defectos técnicos nopo-
del primer de
mosesadescubierto
angustia así como
parte delelsignificado
análisis deylademisma. Recuerdo incluso
los determinantes que de
históricos había-
ese
analista, me pareció que debía proporcionar al paciente una buena oportuni- comportamiento. Por ejemplo, su madre había sido una gran parlanchina y
dad de ver si podía laborar en la situación analítica. Además, este esclareci- hablaba a la niña como a una mayor antes deque pudiera entender. Su incom-
miento revelaría de modo más vívido la patología del paciente. Por eso, en los pri- prensible parloteo conmigo era una identificación con su madre y un acting out
meros meses de nuestra cooperaciónle expliqué cuidadosamente, siempre que en la situación analítica. Además, la madre había empleado un río de charla
venía a cuento, las diferentes tareas que la terapia psicoanalítica requiere del pa- para manifestar su angustia como su hostilidad hacia el marido, que era bas-
ciente. Reaccionó como si todo eso fuera nuevo para él y pareció ansioso de tante callado. La paciente adoptó esta pauta de la madre y la reactuaba conmi-
202 LA TRASFERENCIA ALIANZA DE TRABAJO 203

go en la hora analítica siempre que estaba angustiada y hostil y cuando vacila- tos. El segundo análisis tuvo un sabor y una atmósfera completamente diferen-
ba entre herirme y apegarse a mí. tes. En el primer análisis yo tenía una paciente int eresante y caprichosa que
Llegamos además a entender que este modo de comportamiento denotaba resultaba muy frustradora porque me perdía con frecuencia por sus v olubles
también una regresión en las funciones del Yo, del proceso secundario hacia vericuetos. En el segundo análisis yo seguía teniendo una paciente caprichosa,
el primario, una suerte de "hablar en sueños" conmigo, una repetición del dor- pero también una aliada que no sólo me ayudaba cuando me perdía sino que
mir con los padres. Este extraño modo de hablar se había presentado muchas incluso me señalaba que iba por un camino errado antes de que lo yo
veces durante el primer análisis y si bien habían quedado analizados diferentes comprendiera.
determinantes, todavía persistió en cierto grado hasta la interrupción de aquel
análisis. Siempre que trataba yo de enfrentar a la paciente con un mal empleo Un joven, el señor Z, 4 vino a mí en busca de análisis después de haber pasa-
de uno de los procedimientos del análisis, sus reacciones, o la aparición de nue- do dos años y medio con un analista de otra ciudad, en un análisis que casi
vo material, nos desviaban, Tal vez recordaba ella algún sucedido histórico pa- no le había afectado en nada. Había obtenido ciertosinsíghts,pero tenía la neta
sado que no parecía hacer al caso, o en las sesiones siguientes aparecían algu- i mpresión de que su primer analista desaprobaba verdaderamente su sexuali-
nos sueños o nuevos recuerdos, y nun ca llegábamos en realidad al grano de dad infantil, aunque el joven comprendía que los analistas no tenían por qué
cómo ella no podía realizar alguna parte de la labor analítica. despreciar esas cosas. En las entrevistas preliminares, el joven me dijo que le
En su segundo análisis, no me dejé hacer. Cada vez que asomaba la menor costaba mucho hablar de masturbación y a menudo ocultaba conscientemente

señal
el de aquella
problema charlaatenerse
y la hacía inconexa,
al oasunto,
cada vez
porque parecíahasta
lo menos indicado,
que le planteaba
reconociera ese tipo de información a su analista anterior. Había comunicado a éste la exis-
tencia de muchos secretos conscientes, pero de todos modos se negaba tenaz-
de qué se estaba tratando. La paciente intentó recurrir a todos sus antiguos mente a divulgarlos. Nunca se entregaba de todo corazón a la asociación libre
métodos de defensa contra mis confrontaciones de sus resistencias. Yo escu- y había muchas horas de largo silencio en que quedaban callados ély su analis-
chaba por muy breve tiempo sus protestas y evasivas y le señalé repetidas veces ta. Pero el moda de relacionarse conmigo el paciente, su historia y mi impre-
su función de resistencia, No laboré con ningún material nuevo hasta no estar sión clínica general me llevaron a creer que era analizable, a pesar de no haber
convencido de que la paciente estaba en buena alianza de trabajo conmigo. podido formar una alianza de trabajo con su primer analista.
Lentamente, la paciente empezó a enfrentarse a su abuso de la regla básica. Me puse a analizar al señor Z y aprendí mucho de sus reacciones negativas
Ella misma se convenció de cómo a veces conscientemente, otras preconscien- al analista anterior, algunas de las cuales se debían al modo de llevar éste el
temente, y otras inconscientemente emborronaba el verdadero objeto de la aso- análisis. Por ejemplo, en una de las primeras sesiones en el diván, el paciente
ciación libre. Resultó evidente que cuando la paciente se sentía angustiada en sacó un cigarrillo y lo encendió. Yo le pregunté qué sentía cuando decidió en-
su relación conmigo se deslizaba hacia su modo regresivo de "hablar en sue- cender el cigarrillo. Respondió con aspereza que sabía que no debía fumar con
ños". Era como quien dice una "obediencia maliciosa". Era maliciosa porque su anterior analista y suponía que yo se lo prohibiría también, Le dije al señor
ella sabía que se apartaba de la verdadera asociación libre. Y era obediencia Z que quería saber qué sentimientos, ideas y sensaciones tenía en el momento
porque se sometía a aquel modo de hablar regresivo, es decir, incontinente. en que decidió encender el cigarrillo. Entonces reveló que se había sentido algo
Esto sucedía siempre, que sentía cierto género de hostilidad hacia mí. Lo sentía asustado en la sesión y para que yo no lo viera decidió encender el cigarrillo.
como un impulso de verter sobre mí un río de veneno. Esto la hacía sentir que Repuse que era preferible que esos sentimientos e ideas se expresaran en pa-
yo sería aniquilado, perdido para ella, que quedaría entonces sola y asustada. labras y no con acciones, porque así entendería yo con mayor precisión lo que
Rápidamente se zambullía otra vez en su charla ensoñada que era como decir- ocurría dentro de él. Compr endió entonces que yo no le prohibía fumar sino
me: "Soy una niñita medio dormida que no es responsable de lo que emite. le señalaba que era más útil para el proceso del ser analizado que él se expresa-
No me deje; déjeme dormir con usted; sólo es orina inocua lo que sale de mí." ra con palabras y sentimientos. Él comparó esto con su primer analista que
( No examinaremos los otros determinantes porque eso nos llevaría demasiado le dijo antes de ir al diván que lo acostumbrado era no fumar en él, sin explica-
tejos.) ción, y por ello su primer analista le había parecido arbitrario.
Era una experiencia fascinante el ver cuán diferentemente avanzaba este aná- En una sesión posterior, me preguntó Z si yo era casado. Repliqué pregun-
lisis respecto del anterior. No quiero dar a entender que la tendencia de esta tándole que qué creía él. Vacilando me reveló estar jaloneado entre dos series
paciente a emplear defectuosamente su capacidad de regresión en el funciona- de fantasías, una de que yo era soltero, me gustaba mi trabajo y vivía sólo para
miento del Yo desapareciera por completo. Pero mi vigorosa prosecución del mis pacientes, y otra de que yo era casado y feliz y tenía muchos hijos. Prosi-
análisis de ladefectuosa alianza de trabajo,mi constante atención al manteni-

miento de unabuena relación operativa, mi negativa a dejarme desviar hacia


el análisis de otros aspectos de su neurosis de trasferencia produjeron sus efec-
4
y 2 .7.1.
Véanse secciones 2.5.2, 2.5.4
204 LA TRASFERENCIA ALIANZA DE TRABAJO 205

guió espontáneamente diciéndom e que él esperaba que yo fuera casado y feliz ción analítica, era visible que ésta no seguía fuera de la hora analítica. El análi-
porque así estaría en mejores condiciones para ayudarle en sus problemas se- sis reveló que el paciente no se permitía asumir ninguna actitud, ningún enfo-
xuales. Después se corrigió él mismo y dijo que le dolía pensar que yo tuviera que ni punto de vista como los míos fuera de la consulta. Le parecía que per-
relaciones sexuales con mi esposa porque eso era turbador y él no tenía que mitir eso hubiera equivalido a reconocer que yo había penetrado en él. Esto
ver con ello. Yo le señalé cómo, al no responder a su pregunta y preguntarle era intolerable porque a Z le parecía un ataque homosexual, una repetición
en cambio por sus fantasías en torno a la respuesta nos reveló cuál era su curio- de graves traumas de la infancia y la adolescencia. Lentamente fuimos llegan-
sidad. Le dije que no respondería a preguntas cuando me pareciera que se ga- do a descubrir que el paciente había sexualizado y agresificado el proceso de
naría más con mi silencio, dejándole asociar su propia pregunta. la introyección.
En este punto Z se puso algo lacrimoso y al cabo de breve pausa dijo que Este nuevo insight fue el punto de partida para que el paciente empezara a
al comienzo de su análisis anterior había hecho muchas preguntas. Su analista saber distinguir entre las diferentes formas de "recibir". Gradualmente el pa-
anterior nunca respondía ni explicaba su silencio. Este silencio del analista le ciente fue logrando establecer conmigo una identificación exenta de homo-
parecía degradante y humillante, y ahora comprendía que sus propios silencios sexualidad, en forma de adopción de un punto de vista analítico. De este modo,
ulteriores eran represalias por la injusticia imaginada. Después comprendió en una relación de trabajo que no había tenido eficacia condujo al final a un cam-
cierto modo que se había identificado con el desdén supuesto de su primer ana- bio importante y duradero. En el tomo si se describirá con más detenimiento
lista. Z sentía desprecio por la gazmoñería de su analista y al mismo tiempo el caso de Z.
estaba lleno
les, que de severos reproches
a continuación para consigo,
proyectaba sobre el por sus propias prácticas sexua-
analista. Finalmente, quiero volver a aquellos pacientes que se aferran a la
Fue muy instructivo para mí ver cómo una identificacióncon el analista an- trabajo porque les horrorizan los aspectos regresivos de
alianza de
terior basada en el temor y la hostilidad había deformado la relación de trabajo la neurosis de trasferencia. Estos pacientes forman una relación razona-
en lugar de conducir a una alianza de trabajo eficaz. Toda la atmósfera de su ble con el analista y no se permiten sentir nada irracional, ya sea se-
primer análisis estaba contaminada por sentimientos y actitudes hostiles, des-
confiados y vengativos. Esto resultó una repetición del comportamiento del pa-
xual, ya agresivo, o de ambos tipos. La sensatez prolongada en el aná-
ciente para con su padre, punto que el primer analista había reconocido e in- lisis es una seudosensatez, el paciente se aferra inconscientemente a esa
terpretado. El análisis de esta resistencia de trasferencia fue no obstante inefec- sensatez por diversos motivos neuróticos inconscientes. Veamos un
tivo en parte debido a que el analista anterior trabajaba de modo tal que cons- ejemplo.
tantemente justificaba el comportamiento neurótico infantil del paciente y así
favoreció la invasión de la alianza de trabajo por la neurosis de trasferencia. Durante cosa de dos años, un joven profesional que tenía un conocimiento in-
Laboré con Z unos cuatro años y casi desde el primer momento se estableció telectual del psicoanálisis tuvo una actitud positiva y razonable para conmigo,
una alianza de trabajorelativamente eficaz. Pero mi modo de levar el análisis, su analista. Si sus sueños indicaban hostilidad u homosexualidad, lo reconocía
que le parecía indicar alguna genuina preocupación humana por su bien y al- pero protestaba que él sabía que se debían sentir tales cosas por su analis-
gún respeto por su calidad de paciente, movilizó tambié n importantes resisten- ta, pero que "en realidad" no era así. Si llegaba tarde se o le olvidaba pagar la
cias de trasferencia en una fase posterior del análisis. En el tercer año empecé cuenta reconocía también que podía parecer que no quería acudir ni pagar,
a comprender que pese a lo que parecía una buena alianza de trabajo y una pero "realmente" no había tal. Tenía violentas reacciones de cólera para con
fuerte neurosis de trasferencia había muchos campos de la vida exterior del pa- otros psiquiatras que conocía, pero insistía en que se lo merecían y que yo no
ciente que no parecían cambiar de acuerdo con la labor analítica. Finalmente era como ellos. Se infatuó cierto tiempo por otro analista y "le parecía" que
pude descubrir que el paciente tenía ahora una inhibición, sutil pero específi- debía hablarle de mí, pero lo decía retozonamente.
ca: hacer labor analítica fuera de la hora analítica. Cuando se inquietaba fuera Todos mis intentos de hacer que el paciente reconociera en su persistente sen-
de la sesión se preguntaba a sí mismo qué era lo que le inquietaba. Por lo gene- satez un medio de rehuir o quitar importancia a sus sentimientos e impulsos
ral lograba recordar la situación en cuestión. A veces incluso lograba recordar más hondos fracasaron. Incluso mis intentos de buscar el srcen histórico de su
el significado del hecho que yo le había comunicado en algún punto anterior, modo de comportamiento fueron infructíferos. Había adoptado el papel de
pero ese insight solía ser relativamente carente de significado para él; lo sentía "tipo extravagante", payaso, inconforme inocuo, en sus años de universidad
extraño, artificial y recordado de memoria. No erainsight suyo; era mío y por y lo repetía en el análisis. Como no podía lograr que el paciente laborara más,
lo tanto desprovisto de significancia viva para él. Por eso estaba relativamente o más consistentemente, con ese material al final dije al paciente que teníamos
in albisacerca del significado de los hechos que le turbaban. que encarar el hecho de que así no íbamos a ninguna parte y que debíamos pen-
Aunque parecía haber formado conmigo una alianza de trabajo en la situa- sar en alguna solución que no fuera seguir el psicoanálisis conmigo. El pacien-
206 LA TRASFERENCIA ALIANZA DE TRABAJO 207

te estuvo callado unos momentos y dijo "francamente" que estaba decepcio- ción suelen ser: el paciente queda callado y a continuación, en lugar
nado. Suspiró y después procedió a una observación de tipo asociación libre, de esperar a que yo intervenga, sugiere la opinión de que él mismo pa-
yo le detuve y le pregunté que qué creía que estaba haciendo. Repuso que "su- rece estar esquivando algo. O bien interrumpe un informe bastante in-
ponía" que yo parecía algo enojado. Yo le aseguré que no se trataba de supo-
ner. Entonces me miró lentamente y preguntó si podía sentarse. Asentí y lo
conexo de algún sucedido y comenta que él debe estar huyendo de al-
hizo. Estaba muy conmovido, sombrío, pálido y clar amente afligido. go. Si yo quedo callado, espontáneamente se preguntará qué puede ser
Al cabo de unos momentos de silencio dijo que tal vez lograra laborar mejor lo que lo hace tan evasivo y dejará que sus pensamientos floten a la
si pudiera verme. Tenía que estar seguro de que yo no me burlaba de él, ni deriva en asociación libre, que dirá en alta voz.
estaba enojado ni me excitaba sexualmente. Esto último me pareció extraño Es evidente que el paciente se ha identificado parcial y temporalmente
y le pedí lo aclarara. Me dijo cómo con frecuencia había imaginado que acaso conmigo y que ahora labora consigo del mismo modo que yo he esta-
yo me excitaba sexualmente con su material pero se lo ocultaba. Nunca lo ha- do laborando en sus resistencias día tras día. Si examino la situación,
bía declarado antes, era tan sólo una idea fugaz. Pero esta "idea fugaz" con- por lo general descubro que antes de esto el paciente habrá tenido
dujo rápidamente a muchos recuerdos de su padre tomándole la temperatura alguna reacción de trasferencia esporádica, sexual u hostil, que tempo-
rectal repetida e innecesariamente. De ahí pasó a multitud de fantasías de ín- ralmente ha ocasionado una resistencia fuerte. Pacientemente, con mu-
dole homosexual y sadomasoquista. La persistente sensat ez era una defensa con-
tra ellos, así como un alegre intento de incitarme alacting out con él. Mi com- cho
raba,tacto,
cuáltengo
era suque señalaryesta
objetivo resistencia,
al final, aclarary después
interpretar cómo
reconstruir suope-
srcen
portamiento en la sesión que acabo de describir no estuvo muy bien controlado
pero condujo a comprender que la alianza de trabajo del paciente servía para histórico probable. Sólo después de algún análisis efectivo de la resis-
enmascarar la neurosis de trasferencia. tencia de trasferencia parece que el paciente es capaz de formar una
alianza de trabajo parcial. Pero es necesario volver al punto donde se
La alianza de trabajo se había vuelto la fachada de la neurosis de inició el análisis para obtener una visión más detallada de su desarrollo.
trasferencia. Era su neurótica estructura de carácter, que ocultaba al El paciente puede entrar de muchas formas en las entrevistas preli-
mismo tiempo que manifestaba su neurosis subyacente. Sólo cuando minares. En parte las determina su historia pasada en lo tocante a psi-
se interrumpió el acting out del paciente y comprendió que estaba a punto coanalistas, médicos, autoridades y extraños, así como sus reacciones
de perder el objeto de trasferencia se hizo ajeno al Yo y accesible a la a la enfermedad, a la necesidad de ayuda, y al pedirla, etc. (Gill, New-
terapia su comportamiento rígidamente razonable. Necesitó varias se- man y Redlich, 1954). Además, su conocimiento o falta de conocimiento
manas de poder mirarme a la cara para probar si podía confiarse en de los procedimientos psicoanalíticos y la fama del analista influirán
mis reacciones. Después se hizo capaz de distinguir entre la sensatez también en sus reacciones. El paciente llega, pues, a la entrevista ini-
genuina y la sensatez burlona y despechada de su neurosis de carácter, cial con una relación conmigo preformada, que depende de hasta dón-
y el análisis empezó a avanzar. de llene las incógnitas con su pasado impropio.
Las entrevistas preliminares influyen bastante en las reacciones del
3.5.3.2La a lianza d e trab ajo en el pac iente a nalítico clásic o paciente al analista, sobre todo en lo tocante a cómo se siente al tener
que revelarse así como a sus reacciones a mi modo de enfocar y a mi
La palabra clásico se refiere aquí a un grupo heterogéneo de pacientes personalidad. Yo creo que aquí tenemos también una mezcla de reac-
que son analizables sin modificaciones de importancia por el procedi- ciones realistas y de trasferencia. El descubrimiento de sí mismo puede
miento psicoanalítico
trasferencia, clásico.
un síntoma de Padecen
neurosis de alguna
de carácter, forma
sin ningún de neurosis
defecto apre- de producir repercusiones del desvestirse otrora delante de los padres o
médicos, etc., y por eso es fácil que cree reacciones de trasferencia. Mi
ciable en las funciones del Yo. En tales pacientes psicoanalíticos la alian- modo de llevar las entrevistas hará otro tanto, cuanto más parezca ex-
za de trabajo se forma casi imperceptiblemente, relativamente en traño, doloroso o incomprensible al paciente. Sólo aquellos métodos que
silencio y al parecer independientemente de toda actividad o interven- parecen com prensib les al paciente pueden producir en él reacciones rea-
ción especial por parte del analista. Por lo general puedo ver las prime- listas. Mi personalidad "de analista", tal y como se manifieste en las
ras señales casi imperceptibles de formación de la alianza de trabajo primeras entrevistas, puede también suscitar reacciones realistas y de
a los tres o seis meses del análisis. Los primeros indicios de esta evolu- trasferencia. Tengo la impresión de que las cualidades que parecen ex-
208 LA TRASFERENCIA
ALIANZA DE TRABAJO 209

trañas, amenazadoras o no profesionales provocarán fuertes reacciones en reconocer que a veces notaba sentimientos románticos y sexuales para con-
de trasferencia junto con angustia. Los rasgos que el paciente cree in- migo, aunque había pruebas inconfundibles de ello en su comportamiento y
dican una intención, compasión y experiencia terapéutica son suscep- en sus francos sueños. Se consideraba feliz en su matrimonio y sentía que las
tibles de producir respuestas realistas, así como reacciones positivas de fantasías eróticas en torno al analista indicarían que estaba descontenta de su
trasferencia. El material clínico del caso de Z muestra cómo las mane- matrimonio. Esto la espantaba porque era en extremo dependiente de su espo-
ras, la actitud y el modo de proceder del analista al comenzar los dos so, inconscientemente hostil a él, y tenía un miedo terrible de perderlo. Mis in-
análisis influyeron decisivamente en la situación analítica. tentos de lograr que la paciente se enfrentara a su trasferencia sexual y a su
temor de la misma hacían de esta mujer, en general de buen corazón y ánimo
Para cuando he decidido que es el psicoanálisis el tratamiento ade-
cooperativo, una gruñona despechada y testaruda. En semejante estado solía
cuado tengo ya la impresión de que el paciente en cuestión parece dis-
responder a mis intervenciones diciendo: "¿No reaccionaría así cualquiera,
poner de potencial para la formación de una alianza de trabajo conmi- no reaccionaría así todo el mundo? ¿No es natural? ¿No reaccionaría usted
go junto con su neurosis de trasferencia. Mi discusión con el paciente así si estuviera en mi lugar?"
acerca de por qué creo que el psicoanálisis es el mejor método de tera- A medida que fuimos resolviendo algunos de los temores que le hacían resis-
pia para él, las explicaciones relativas a la frecuencia de las visitas, du- tir a los insights que yo trataba de procurarle, la paciente fue haciéndose capaz
ración, honorarios, etc., y la propia estimación que haga el paciente de enfrentar sus sentimientos positivos para conmigo y no tuvo necesidad de

de su en
capacidad de ajustarse a estasdecondiciones, su la
defensa de "no lo reconocer
haría cualquiera"
para sí yy conmigo
"no lo haría
queusted". Al mismo tiem-
cional la revelación de su capacidad formar u natendrán untrabajo.
alianza de valor adi- po paciente pudo en su matrimonio había
Los primeros meses de análisis propiamente dicho, con el paciente defectos sin que eso pronosticara el fin de su seguridad. También empezó a
acostado en el diván e intentando la asociación libre, pueden resumirse comprender y aceptar mis interpretaciones de algunas causas de los sentimien-
tos sexuales que notaba por su analista. Pudo hacerse a la idea de que algo
como una combinación de prueba y confesión. El paciente prueba su
de lo que sentía por mí procedía de su amor sexual infantil por su padre y su
capacidad de realizar la asociación libre y de revelar su experiencia, hermano mayor. Había formado una alianza de trabajo bastante firme conmi-
causa de culpabilidad y angustia. Simultáneamente está sondeando las go en lo tocante a materias heterosexuales.
reacciones del analista a sus producciones (Freud, 1915a; Gitelson, Pero la situación revivió los p rimeros días de su análisis cuando la agresión
1962). Hay muchos relatos históricos y mucha comunicación de suce- empezó a introducirse notablemente en la hora analítica. Por ejemplo, la pa-
sos cotidianos. Mis intervenciones apuntan a señalar y explorar resis- ciente se volvió desusadamente callada cuando interpreté que su sentimiento
tencias harto claras y afectos impropios. Cuando el material es muy de ser rechazada por mí estaba relacionado con el olvidar su pago a fin de mes.
Jaro, trato de establecer conexiones entre las normas de comportamiento Tuvo un cólico gastrointestinal grave con una tremenda diarrea y el temor de
pasadas y las presentes. La consecuencia es que el paciente suele em- estar mortalmente enferma de cáncer. Yo le dije que aquello era una manifes-
pezar a sentir que tal vez yo lo entiendo. Entonces osa regresionar, se tación de la rabia reprimida que sentía contra mí, y al principio lo negó. Repu-
permite sentir algún aspecto transitorio de su neurosis en la trasferen- se que su sentimiento de depender de mí había quedado afectado por mis in-
tentos de interpretar en lugar de darle satisfacción o seguridades, y ella volvió
cia en relación con mi persona. Cuando consigo analizar esto efectiva-
a su "¿No reaccionaría así cualquiera, todo el mundo? ¿No es natural? ¿No
mente, he logrado establecer al menos temporalmente un Yo razona- lo haría usted en mi lugar?" Después añadió: "Creo que será mejor que v aya
ble y una alianza operativa junto con el Yo que siente y la neurosis a la Clínica Mayo a que me examinen." La alianza de trabajo que había esta-
de trasferencia. Una vez ha sentido el paciente esta oscilación entre neu- blecido en relación con las cuestiones heterosexuales se desvanecía al entrar en
rosis de trasferencia y alianza de trabajo en lo tocante a un campo, el el cuadro clínico la hostilidad. Fueron necesarias semanas de interpretación pa-

paciente se campo
muestrademás dispuestode
a emprender ciente y meticulosa de las resistencias para restablecer una alianza de trabajo
ese mismo la neurosis trasferencia.regresiones futuras
Pero cualquier en
aspec- utilizable. La misma serie de acontecimientos se produjo cuando entró en la
to nuevo de la neurosis de trasferencia puede redundar en mejoría o situación analítica la homosexualidad.
en pérdida temporal de la alianza de trabajo.

Una señora ama de casa, de edad mediana y bastante sencilla estaba empezan-
do su segundo año de análisis. En el primer año había tenido gran dificultad
210 LA TRASFERENCIA ALIANZA DE TRABAJO 21 1

3.5.4
LOS ORÍGENES DE LA ALIANZA DE TRABAJO tener en el Yo fuerza o esa forma particular de elasticidad que le permi-
te interrumpir su regresión con el fin de reinstituir la alianza de trabajo
3.5.4.1
Las contri buciones del paciente razonable y objetiva (Loewald, 1960).
Las funciones del Yo del paciente desempeñan un papel importante
Para que se produzca una alianza de trabajo el paciente tiene que ser en la aplicación de la alianza de trabajo de su papel en las relaciones
capaz de formar una variedad especial de relación de objeto. Las per- de objeto. Para ejecutar la labor analítica, el paciente tiene que poder
sonas esencialmente narcisistas no podrán hacerlo. La alianza de tra- comunicarse de diversos modos, de palabra, con sentimientos, y no obs-
bajo es un fenómeno de trasferencia relativamente racional, desexuali- tante con cierta limitación en lo tocante a sus acciones. Debe poder ex-
zado y desagresivizado. Los pacientes tienen que haber podido formar presarse con palabras, de modo inteligible, con orden y lógica, dar in-
esas relaciones sublimadas, de objetivo inhibido, en sus vidas exterio- formes cuando se necesitan, y además poder regresionar parcialmente
res. En el curso del análisis se espera que el paciente pueda regresionar y realizar cierta cuantía de asociación libre. Tiene que poder escuchar
a las reacciones de trasferencia más primitivas e irracionales que están al analista, comprender, reflexionar, cavilar y hacer labor de intros-
sometidas a la influencia del proceso primario. Mas para llegar a la pección. Hasta cierto pu nto tie ne tam bién que record ar, ob servarse fan-
alianza de trabajo, el paciente tiene que ser capaz de restablecer el pro- tasear y comunicarlo. Esto es sólo una lista parcial de las funciones del
ceso secundario, de deshacer una relación de objeto relativamente ra- Yo que deben tener su papel en la capacidad que el paciente tenga de
zonable con el analista a partir de las reacciones de trasferencia más establecer y conservar una alianza de trabajo; esperamos también que
regresivas. Las personas que padecen una grave falta o menoscabo en en el paciente se forme simultáneamente una neurosis de trasferencia.
las funciones del Yo pueden perfectamente tener reacciones de trasfe- De este modo, la contribución del paciente a la alianza de trabajo de-
rencia regresivas, pero les será difícil conservar una alianza de trabajo. pende de dos propiedades antitéticas: su capacidad de mantener el con-
Por otra parte, las que no osan abandonar su comprobación de la rea- tacto con la realidad de la situación analítica y su disposición a arries-
lidad siquiera temporal y parcialmente y las que se ven obligadas a ape- garse a la regresión a su mundo de fantasía. La oscilación entre estas
garse a una forma fija de relaciónde objeto son asimismo poco conve- dos posiciones es esencial para la labor analítica.
nientes para el psicoanálisis. Confirma esto el hecho clínico de que los
psicóticos, los casos límites, los caracteres dominados por los impulsos 3.5.4.2La c ontrib ución d e la s ituac ión ana lítica
y los niños pequeños por lo general requieren de modificaciones en la
técnica psicoanalítica (Glover, 1955; Gill, 1954; Garma [véase Gitel- Greenacre (1954), Macalpine (1950) y Spitz (1956b) han señalado có-
son et al., 19621). Freud pensaba en esto cuando distinguía las neuro- mo diferentes elementos del ambiente y los procedimientos analíticos
sis de trasferencia, fáciles de analizar, de las neurosis narcisistas, no favorecen la regresión y la neurosis de trasferencia. Algunos de estos
analizables. mismos elementos ayudan también en la formación de la alianza de
Como dejamos dicho, la susceptibilidad del paciente a las reacciones trabajo. La gran frecuencia de las visitas y la larga duración del trata-
de trasferencia se debe a su estado de insatisfacción de los instintos y miento no sólo favorecen la regresión sino indican también los objeti-
la consiguiente necesidad de oportunidades de descarga (Ferenczi, 1909). vos para largo plazo y la importancia de la comunicación íntima deta-
La conciencia del padecimiento neurótico mueve también al paciente llada. El diván y el silencio dan la oportunidad de la introspección y
a establecer
cional, una relación
el terapeuta conuna
ofrece el analista.
esperanza Enrealista
un niveldeconsciente
aliviar el ypadeci-
ra- reflexión
ciente estéasí como ylano
turbado producción
sepa nadadedelaeso
fantasía. El lo
mientras hecho de que
examina el pa-
alguien
miento del neurótico. Pero la impotencia del paciente en relación con relativamente exento de turbación y experto suscita en el paciente el
su padecimiento moviliza anhelos primitivos de padre o madre omni- deseo de aprender y emular. Sobre todo, el constante interés del ana-
potente. La alianza de trabajo tiene un componente racional y uno irra- lista en el intento de entender todo lo que sucede dentro del paciente,
cional. Todo lo dicho indica que el paciente analizable debe tener el hecho de que nada sea demasiado pequeño ni oscuro, feo ni bello
necesidad de reacciones de trasferencia, debe tener la capacidad de re- para escapar al afán de comprender del analista, todo tiende a provo-
gresionar y de permitir reacciones de trasferencia neuróticas y además car en el paciente el deseo de saber, de hallar respuestas y causas. Esto
212 LA TRASFERENCIA
ALIANZA DE TRABAJO 213

no significa que el sondeo del analista no provoque resistencias y ase- ción administrada de modo bien calculado y por un tiempo apropiado.
vera sencillamente que también excita la curiosidad del paciente y su Mas para un buen resultado terapéutico se necesita una buena rela-
búsqueda de lo causal. ción operativa.
Yo añadiría además que el escrutinio constante de cómo parecen es- Veamos ahora la cuestión de qué tipo de actitud por parte del analis-
tar colaborando el paciente y el analista, el interés mutuo por la alian- ta es más probable que produzca una buena alianza de trabajo. El caso
za de trabajo son en sí factores que contribuyen a reforzar la alianza, del señor Z indica cómo el paciente estaba identificado con su analista
fomentan el estudio de sí mismo y la confianza en el analista. anterior sobre la base de identificación con el agresor, sobre una base
hostil (véase sección 3.5.3.1). Esta identificación no producía una alianza
3.5.4.3Las co ntribucio nes del an alista terapéutica sino una combinación de despecho y desconfianza, y estor-
baba la labor analítica. La razón era que la personalidad del primer
Ya he sugerido que la personalidad y la orientación teórica del analista analista parecía fría y distante, rasgos que se asemejaban a los del pa-
contribuyen a la alianza de trabajo. Es interesante observar cómo al- dre de Z, y éste no podía distinguir entre su primer analista y sus senti-
gunos analistas toman posiciones teóricas visiblemente acordes con su mientos regresivos trasferenciales. Conmigo reaccionó al principio de
personalidad manifiesta y cómo otros suscriben teorías que parecen en forma muy diferente. Era visiblemente capaz de establecer una identi-
contradicción con sus rasgos de carácter. Algunos se sirven de la técni- ficación temporal y parcial conmigo y realizar así la labor analítica.
ca para proyectar, otros para proteger su personalidad. Esta aprecia- La contribución más importante que hace el psicoanalista a una buena
ción no quiere ser crítica a ninguno de los dos grupos, ya que en am- relación de trabajo es la de su diaria labor con el paciente. La constan-
bos hemos visto uniones felices e infelices. Yo he visto analista s rígido s te y firme búsqueda deinsight en relación con cualquier parte del mate-
que preconizan la más estricta adhesión a la "regla de abstinencia" rial y con todo él, así como con el comportamiento del paciente, es el
y que al mismo tiempo tratan de aplicar un tipo de psicoterapia de "ex- factor principal. La labor regular y ordenada ayuda al paciente a aco-
periencia emocional correctora", satisfactora y manipulativa de lo más modarse a lo que para él tengan de extraño los procedimientos y pro-
torpe. He visto muchos analistas en apariencia desenvueltos y descui- cesos psicoanalíticos (Gill, 1954; Stone, 1961). Esto no significa que
dados que practicaban una terapia de estricta "regla de abstinencia", el analista deba realizar sus diversas tareas analíticas cotidianas con exac-
y también algunos de carácter semejante que inducen a sus pacientes titud compulsiva ni ritualismo monótono. Esa rigidez da seguridad acer-
a actuar (act out) o les conceden algún género de terapia de satisfacción ca de lo que va a pasar, pero no sensación de confianza respecto de
mutua. Algunos analistas practican el análisis que conviene a su perso- un ser humano. Otras inconsecuencias pueden causar dolor al pacien-
nalidad; otros se sirven de los pacientes para descargar sus deseos re- te pero no interfieren gran cosa en la formación de una alianza de tra-
primidos. De cualquier modo que sea, estas consideraciones son rele- bajo. La importancia que el analista concede a cada sesión y la escasez
vantes para los problemas relativos al establecimiento de la alianza de de sus ausencias subrayan la importancia de las sesiones así como de
trabajo. Pero aquí sólo podemos esbozar brevemente los problemas. su continuidad, y esto contribuye a convencer al paciente de la necesi-
La cuestión básica gira en torno a la cuestión de qué orientación teóri- dad de cooperar seriamente. La disposición del analista a dedicar años
ca del analista y qué características de nuestra personalidad analítica de trabajo al bienestar del paciente contribuye de forma semejante. To-
garantizan la formación de una alianza de trabajo así como el cabal das las características del trabajo arriba descritas tienen una importan-
cia fundamental. No creo posible hacer psicoanálisis terapéutico sin ellas.
desarrollo de unabrevemente
Ya he indicado neurosis de trasferencia.
cómo ciertos aspectos de la situación ana- Pero hay otros requisitos más para la eficaz alianza de trabajo.
lítica facilitan la producción de una neurosis de trasferencia. Esto pue- Algunos analistas laboran constante y seriamente y sin embargo les
de condensarse así: inducimos al paciente a regresionar y a formarse cuesta inducir a la formación de una alianza de trabajo a sus pacientes,
una neurosis de trasferencia creando una situación compuesta por una quienes tienen una actitud sumisa y obediente en lugar de sentirse alia-
mezcla de privación, un estado semejante al sueño y constancia. He dos y participantes. Impregna la atmósfera del análisis una sutil pero
visto pacientes que tenían una neurosis de trasferencia en su labor con constante tendencia oculta a la angustia y el pavor respecto del analista
y la relación operativa. Es posible que el pac:...ate sólo se dé cuenta de
varios analistas mientras la situación ofrecía una buena dosis de priva-
214 LA TRASFERENCIA ALIANZA DE TRABAJO 215

este estado de cosas de un modo fugaz y esporádico, porque se expresa tiempo (1912-9), el peligro mayor era que los analistas se permitieran
en matices delicados y no en fantasías ni acciones francos, ajenos al reaccionar exageradamente yactuar con sus pacientes. Entre parénte-
Yo. Esta actitud de obediencia puede ser también egosintónica respec- sis, si leemos los relatos de casos freudianos, no tenemos la impresión
to del analista, que así muchas veces no logra reconocerla ni someterla de que la atmósfera analítica de sus análisis fuera de frialdad o austeri-
al escrutinio analítico. dad. En el registro srcinal del caso del Hombre de las ratas,* por ejem-
He tenido muchas veces ocasión de ver clínicamente casos de estos plo, anexo al trabajo publicado por Freud (1909) hay una nota sobre
cuando he sido el segundo o tercer analista de algún paciente. el paciente, con fecha del 28 de diciembre: "Tenía hambre y le di de
comer" (p. 303). Y el 2 de enero: "Aparte de esto sólo tenía trivialida-
Por ejemplo, un paciente de edad mediana, profesor de universidad, con un des que comunicar, según parece, y hoy pude decirle muchas cosas"
análisis anterior de más de cinco años de duración, no se atrevía a consultar
(p. 308).
su reloj en l a hora analítica. Al empezar la sesión me dijo que tendría que salir
Me parece evidente que si deseamos que el paciente forme una alianza
cinco minutos antes de lo acostumbrado. Durante la sesión lo vi tratando de
echar una ojeada al reloj con el rabillo del ojo, y aun se frotaba la frente mien-
de trabajo relativamente realista y razonable, debemos laborar de un
tras lo hacía subrepticiamente. Cuando le hice ver esta evidente evasividad, modo realista y razonable, teniendo presente el hecho de que los pro-
se sorprendió mucho. Por una parte, le espantaba la confrontación. Por la otra, cedimientos y procesos del psicoanálisis, son extraños, srcinales y aun
su propia timidez lo consternaba. Después comprendió que tal angustia había artificiales. En lalasituación analítica no caben laniafectación, el ritualis-
pasado inadvertida y sin analizar durante todo su análisis anterior. mo, la timidez, imposición, el retraimiento la indulgencia.
En el paciente influirá no sólo el contenido de nuestra labor, sino
No cabe duda de que este ejemplo indica algunas reacciones de con- también el modo, la actitud, los modales, el talante, el ambiente en
tratrasferencia en el analista, pero la cosa se complica si éste acepta de- que laboremos. Reaccionará a aquellos aspectos de que nosotros no so-
masiado literalmente dos sugestiones técnicas de Freud. Me refiero al mos necesariamente conscientes, y con ellos se identificará en particu-
concepto de que el analista es un espejo y a la llamada regla de absti- lar. Freud (1913b) dejó sentado que para establecer una concordancia
nencia, que veremos más ampliamente en las secciones 3.9.2.1 y 3.9.2.2 necesitarnos tiempo y una actitud de comprensión y simpatía. Sterba
(Freud, 1912b, 1915a, 1919a). Estas dos reglas prácticas de Freud han (1929) insistió en el proceso de identificación. El hecho de que el ana-
conducido a muchos analistas a adoptar una actitud austera, distante lista esté continuamente observando e interpretando la realidad al pa-
y aun autoritaria para con sus pacientes. Creo que esto es entender equi- ciente hace que éste se identifique en parte con ese aspecto del analista.
vocadamente la intención de Freud y en el mejor de los casos, una acti- La invitación a identificarse procede del analista. Desde el comienzo
tud incompatible con la formación de una alianza de trabajo eficaz. del tratamiento, el analista comenta la labor que han realizado los dos
Las alusiones al espejo y la regla de abstinencia estaban hechas para juntos. El empleo de frases como "veamos esto" o "podemos ver" fa-
ayudar al analista a proteger la trasferencia de la contaminación exce- vorece esa tendencia.
siva, punto que Greenacre (1954) ha ampliado. El espejo alude a la Glover (1955) subrayaba la necesidad de que el analista fuera natu-
idea de que el analista debe ser "impenetrable" para el paciente y no ral y sincero y afeaba la pretensión, por ejemplo, de que todos los arre-
tratar de imponerle sus valores y normas. Esto no significa que el ana- glos de tiempo y pago se hacen exclusivamente en beneficio del pacien-
lista deba ser inanimado, frío e impasible. La regla de abstinencia alu- te. Fenichel (1941) insiste en que por encima de todo el analista debe
de a la importancia que tiene el no satisfacer los deseos infantiles y neu- ser humano y le espantabael que muchos pacientes suyos se manifes-
róticos del
deseos del paciente,
paciente.pero no significa
A veces que hayan
uno puede de frustrarse
satisfacer un deseotodos los
neurótico taran sorprendidos
mósfera analítica espor su naturalidad
el factor y franqueza.
más importante Pensaba
para persuadir que la at-
al paciente
temporalmente. Y la frustración misma de los deseos neuróticos ha de de que acepte someter a prueba algo anteriormente rechazado. Loe-
llevarse a cabo de modo que el paciente no quede humillado ni wald (1960) va aún más allá y acentúa cómo son necesarias para el pa-
traumatizado.
Si bien es verdad que Freud subraya en sus escritos los aspectos de * No incluido en la traducción española aquí utilizada. Véase la Bibliografía al final
privación en la situación analítica, yo creo que lo hizo porque en aquel
216 LA TRASFERENCIA ALIANZA DE TRABAJO 217

ciente las satisfacciones legítimas así como la actitud e intención tera- millación y cólera por temor de perder el amor o granjearse la hostili-
péutica del psicoanalista. dad. El analista no siempre podrá impedirlo, pero debe tener presente
Todos los analistas reconocen la necesidad de las privaciones en el la posibilidad de que ocurra.
procedimiento psicoanalítico; coinciden en principio en que el analista No podemos rebajar continuamente a un paciente imponiéndole re-
debe ser humano. Pero surge el problema cuando se trata de determi- glas y ordenanzas sin explicación y esperar que labore con nosotros
nar qué se entiende por humano en la situación analítica y cómo se como un adulto. Si lo tratamos como a un niño con actitudes y esperan-
concilia eso con el principio de la privación. Este tema se verá con ma- zas imperiosas y arbitrarias, se fijará en alguna forma de reacción neu-
yor amplitud en las secciones 3.9, 3.10, 4.2.2 y 4.2.3. Aquí esbozaré rótica infantil de trasferencia. Para la alianza de trabajo es imprescin-
sólo los que considero puntos principales. dible que el analista manifieste constante interés por los derechos del
Esencialmente, la humanidad del analista se manifiesta en su com- paciente mientras dure el análisis. Esto significa que señalemos nues-
pasión, su interés y su intención terapéutica para con su paciente. Le tro interés no sólo por el padecimiento neurótico que llevó al paciente
importa cómo le va al paciente, y no es nada más un observador o un al análisis y que lo hace sufrir fuera de él sino también por el dolor
investigador. Es un médico y un terapeuta que cuida a los enfermos que la situación analítica le impone. El distanciamiento, el autoritaris-
y los dolientes, y su objetivo es ayudar al paciente a reponerse. Pero mo, la frialdad, la extravagancia, la satisfacción de sí mismo y la rigi-
la "medicina" siempre
dadosamente, que prescribe
atentoes elinsight,
a la meta de cuya dosificación
largo calcula cui- los
plazo, sacrificando dez no tienentípicos.
nos ejemplos nada que hacer en la situación analítica. Veamos algu-
resultados temporales y rápidos por los cambios ulteriores y durade- Al paciente se le explican todos los procedimientos extraños o nue-
ros. Lo humano se expresa también en la actitud de que el paciente vos. Yo siempre explico al paciente por qué se le pide que intente la
tiene derechos y que se le debe respeto como individuo. Hay que tra- asociación libre y por qué preferimos que se acueste en el diván. Yo
tarlo con la cortesía acostumbrada; la tosquedad no tiene lugar en la te- espero las cuestiones o respuestas del paciente antes de proponerle'
rapia psicoanalítica. Si queremos que el paciente trabaje con noso- que se acueste. Todo cuanto digo al paciente es con un tono de voz que
tros como colaborador en el material regresivo que presenta, debemos indica mi conciencia del estado del paciente y mi respeto por él. No
tener cuidado de que sus aspectos maduros sean constantemente fo- hablo para rebajarlo, pero me aseguro de que entiende mis ideas y mi
mentados en el curso de nuestra labor analítica. intención. Empleo el lenguaje corriente, evito los tecnicismos y la parla
No debemos olvidar que para el paciente, los procedimientos y pro- intelectualizada. Lo trato como a un adulto cuya cooperación necesito
cesos del psicoanálisis son extraños, poco razon ables y artificiosos. Por y que no tardará en sentir graves dificultades al laborar con el material
mucho que pueda saber intelectualmente, la realidad del psicoanálisis psicoanalítico.
es extraña y diferente y le ocasionará angustia. Pero lo motivan sus Expongo al paciente que le cobraré las consultas canceladas que no
trastornos neuróticos y nos considera expertos; p or eso se somete y tra- pueda emplear con otros pacientes. Le comunico que para no estorbar
ta de seguir las instrucciones y recomendaciones del analista, al menos sus producciones mantendré un silencio relativo. La primera vez que
conscientemente. me hace una pregunta, le explico por qué no respondo; a la vez siguien-
El paciente que acude en busca de tratamiento está, al menos tem- te, callo. Si no comprendo el significado de una sesión, se lo digo así;
poral y parcialmente, abrumado por su patología neurótica, y en ese no despido a un paciente sin una palabra. Si se siente muy turbado
estado de desvalimiento relativo es propenso a aceptar sin discrimina- al hablar de algún tema por primera vez, reconozco que es doloroso

ción cualquier
paciente promesa
a buscar de donde
ayuda de beneficio. Su desvalimiento
viniere. ha obligado
Greenacre (1954) y Stone al para él pero necesario para el tratamiento, y que debe ser lo más fran-
co posible. Cuandose enoja porque no reacciono a alguno de sus senti-
(1961) han descrito así esta relación "dispareja" o "desigual". A fin mientos, le digo que es mejor desempeño de mi papel mostrarle lo que
de contrarrestar la tendencia a someterse por angustia o masoquismo, yo entiendo que dejarle ver mis emociones.
es necesario que el analista atienda a la necesidad que el paciente tiene Replico a sus peticiones de tranquilización diciéndole que sé cuán
de estima y respeto de sí mismo y de dignidad mientras es psicoanali- mal se siente, pero que el tranquilizarle sólo será una ayuda temporal
zado. El paciente dócil con frecuencia ocultará sus sentimientos de hu- y engañosa. Si reincide en su petición, por lo general callo. Estoy dis-
218 LA TRASFERENCIA RELACIÓN ENTRE PACIENTE Y ANALISTA 219

puesto a admitir la posibilidad de equivocarme en mi interpretación Este esbozo es mi modo personal de ver cómo trato de resolver el
y la modificaré si el material clínico indica que debo hacerlo. Reconoz- conflicto entre la conservación de la distancia y el acercamiento nece-
co la posibilidad de que tenga razón él si cree que mis palabras tienen sario para la labor analítica. Comprendo que esto es una cuestión muy
algo de fastidio o dureza, pero insisto en que laboremos analíticamente personal y no lo presento como prescripción exacta para todos los ana-
con el incidente y su reacción al mismo. listas. Pero sostengo que a pesar de las grandes variaciones que puede
No interrumpo la sesión cuando está en mitad de una anécdota o haber según la personalidad del analista, deben tomarse adecuadamente
en plena reacción emocional fuerte y dejo que la sesión dure algo más en cuenta y manejarse estos do s elementos antitéticos si esperamos bue-
de los 50 minutos acostumbrados. Si he llegado tarde, trato de com- nos resultados analíticos. La neurosis de trasferencia y la alianza de tra-
pensar el tiempo en esa sesión o en las subsiguientes. Le comunico con bajo son fuerzas antitéticas paralelas en los fenómenos de trasferencia;
bastante antelación mis planes de vacaciones y le pido que trate de ha- cada una es de igual importancia para una situación analítica óptima.
cerlos coincidir con los suyos. (En el tomo n veremos con mayor dete- Este problema se volverá a examinar en el capítulo 4.
nimiento problemas semejantes.) Si dice un chiste, me permito mos-
trarle algún gusto o alegría, pero de todos modos trato de analizar por
qué lo dijo y me sentiré libre de analizar sus sentimientos por mi risa.
Haré otro tanto si reacciono con tristeza o hastío a algo que cuente. 3.6 LA VERDADERA RELACIÓN ENTRE PACIENTE Y ANALISTA
No respondo al teléfono durante la sesión. Si hago una excepción, me
disculpo e inquiero cuáles fueron sus reacciones. De vez en cuando le Las reacciones de trasferencia y la alianza de trabajo son clínicamente
pregunto cómo le parece que está laborando conmigo y si cree que es- las dos variedades más importantes de relaciones de objeto que se pre-
tamos progresando. Después de que acaba, suelo comunicarle mis im- sentan en la situación analítica. También ocurren tipos más arcaicos
presiones generales y a continuación analizo sus reacciones a las mismas. de interacción humana, antecedentes de la trasferencia así como tran-
Creo ésta una muestra bastante típica de cómo defiendo los dere- siciones a los fenómenos de trasferencia. Estas reacciones primitivas pue-
chos del paciente, factor que es un elemento básico en la alianza de den surgir en estados gravemente regresivos y requieren más "mane-
trabajo. Quiero poner de relieve que esta defensa de los derechos del jo" que terapia de insight ( Winnicott, 1955, 1956b; James, 1964). Por
paciente no anula ni hace desaparecer las privaciones necesarias. Aun- eso no las examinaremos aquí. Por otra parte, en el curso del análisis
que la alianza de trabajo es parte esencial del proceso psicoanalítico, también se produce una "relación verdadera". Antes de volver a los
deben predominar las privaciones si esperamos que el paciente pueda fenómenos de trasferencia es necesario discutir y aclarar el concepto
regresionar a la neurosis infantil de trasferencia. de la "relación real" entre paciente y analista. Esto no es tan sencillo
El analista tiene que saber oscilar entre la imposición de privaciones como podría parecer a primera vista, porque la palabra "verdadero"
y la manifestación de interés por el paciente. A veces debe tomar una tiene dos significados y empleos esencialmente diferentes, cada uno de
posición intermedia, infligiendo dolor con una interpretación pero ma- los cuales puede tener una connotación desemejante para el paciente
nifestando compasión por el tono de voz, para hacer soportable el do- y el analista. Este tema lo han tratado muchos autores, pero sus saga-
lor. La oscilación entre el incógnito privador y la preocupación por los ces apreciaciones clínicas padecen de la falta de una definición clara
derechos del paciente es otra de las diversas co ndiciones dialécticas que (Stone, 1954b, 1961; A. Freud, 1954a, 1965).
se requieren del psicoanalista. La palabra "real" en la expresión "relación real" puede significar

Aunque dejo
reacciones que
tienen queelser
paciente vea Yo
discretas. cómo
no .me
tratointeresa
de tomar e implica,
partido en mis "realista",
en contraste orientada hacia la"trasferencia",
con la palabra realidad, hacia lo connota
que real, no lo
deformada,
irreal, de-
ninguno de sus conflictos, salvo que l aboro contra sus resistencias, contra forme e impropio, lo no realista. La palabra real puede significar tam-
su perjudicial comportamiento neurótico y contra su autodestructivi- bién lo verdadero, genuino, auténtico y cierto, en contraste con lo arti-
dad. Pero en lo fundamental soy el representante del entendimiento ficial, sintético o supuesto. Yo quiero aquí emplear la palabra real para
y el insight que procura una atmósfera de trabajo serio, sinceridad, com- referirme a la relación genuina y realista, entre analista y paciente. Es-
pasión y moderación (Greenson, 1958b). ta distinción es importante porque nos permite comparar lo que hay
220 LA TRASFERENCIA
RELACIÓN ENTRE PACIENTE Y ANALISTA 22 1

de real en la relación del paciente con lo que hay de real en la del ana- Como dije en la subsección anterior, la capacidad que tenga el pa-
lista. Tanto en el paciente como en el analista, las reacciones de trasfe- ciente de formar una alianza de trabajo depende de su motivación rea-
rencia son impropias e irreales, pero genuinas y sentidas. En ambos, lista de desear ayuda por la cooperación con el analista, que es experto
la alianza de trabajo es real y adecuada, pero es un artificio de la situa- en la materia. Además, el paciente tenía que haber tenido en cierto
ción del tratamiento. En ambas, la relación real es genuina y real. El grado la facultad de formar relaciones de objeto realistas y desinstin-
paciente utiliza la alianza de trabajo para comprender el punto de vista tualizadas en su vida anteriormente. La dedicación y la destreza del psi-
del analista, pero sus respuestas de trasferencia toman la precedencia coanalista contribuyen objetivamente a la formación de la alianza de
si interviene. En el analista, la alianza de trabajo tiene que tener prece- trabajo. La constante actitud de aceptación y tolerancia del psicoana-
dencia respecto de todas sus reacciones francas al paciente. Trataré de lista, su constante búsqueda deinsight,su rectitud, su intención tera-
aclarar estos puntos con ilustraciones clínicas procedentes de pacientes péutica, y su moderación son el núcleo en que se basa el paciente para
y analistas. establecer una relación de objeto realista. Esos rasgos merecedores de
confianza del analista inducen al paciente a formar las diversas identi-
Un joven, en la fase final de su análisis, que duró cinco años, vacila después ficaciones que serán la esencia de la alianza de trabajo. Los rasgos ob-
de una interpretación mía y a continuación declara que tiene algo que decir jetables del analista suelen conducir a reacciones realistas, así como a
pero que le cuesta mucho. Estaba a punto de saltárselo cuando comprendió la trasferencia. En todo caso obstaculizan la formación de una alianza
que llevaba años haciendo precisamente eso. Respira hondamente y dice: "Usted de trabajo. La viñeta clínica arriba citada muestra cómo mi locuacidad
siempre habla un poquito de más. Tiene tendencia a exagerar. Sería para mí
y mis exageraciones hicieron al paciente apreciar con realismo que yo
mucho más fácil enojarme con usted y decirle que está usted un poco mal de
la cabeza, o equivocado, o que no da en el clavo, o sencillamente no respon-
estaba narcisísticamente orgulloso de mi talento interpretativo. Esto tam-
der. Es terriblemente difícil explicar esto, porque sé que le va a herir." bién ocasionó fenómenos de trasferencia. Al cabo de años de análisis
Creo que el paciente ha percibido atinadamente algunos rasgos de carácter estos rasgos míos ya no producían trasferencia en el paciente, que los
míos y que me dolió algo que me los señalaran. Le dije que tenía razón, pero percibía como faltas y los aceptaba con realismo. Pudo formar una alian-
quise saber por qué era más difícil para él decírmelo sencilla y directamente za de trabajo conmigo a pesar de mis flaquezas.
como había hecho cuando se enojó. Respondió que sabía por experiencia que En los adultos, todas las relaciones con la gente son una mezcla con
su salida colérica no me afectaría, porque eso era evidentemente su neurosis, distintas proporciones de trasferencia y realidad. No hay reacción de
y no me molestaría. Decirme que hablaba demasiado y que exageraba era una trasferencia, por fantástica que sea, sin un germen de verdad, y no hay
crítica personal y eso me dolería. Sabía que yo estaba orgulloso de mi destreza relación realista sin algo de fantasía de trasferencia. Todos los pacien-
de terapeuta. Antes, hubiera temido que yo me desquitara, pero ahora sabía
tes en tratamiento psicoanalítico tienen percepciones y reacciones rea-
que no era probable. Además, eso no sería mortal.
listas y objetivas con su analista junto con sus reacciones de trasferen-
cia y su alianza de trabajo. Estos tres modos de relación con el analista
Propongo este ejemplo clínico como reacción realista al analista. El están interrelacionados. Influyen unos en otros, se funden unos con
paciente había hecho algunas observaciones acertadas y además había otros, y pueden recubrirse unos a otros. A pesar del traslape, es válido
sido capaz de predecir mis reacciones sin deformación. Anteriormen- clínica y prácticamente separar estas tres clases de reacciones. El pa-
te, sus percepciones habían sido atinadas, pero sus fantasías acerca de ciente tiene percepciones y reacciones realistas desde que comienza el
mi reacción eran fantásticas, o sea desfiguradas por la trasferencia. Le tratamiento, mas suele resultarle difícil expresar las negativas, que rá-
había parecido que yo le aplicaría represalias y que podría matarlo. pidamente desencadenan reacciones de trasferencia, pero no son anali-
En el pasado había formado una buena alianza de trabajo en lo rela- zables mientras no se establece una pequeña alianza de trabajo a pesar
tivo a sus estallidos de cólera contra mí, pero la alianza no llegaba has- de los recelos del paciente. Esto tal vez no sea posible si los rasgos obje-
ta el realismo crítico para conmigo. Eso sólo se logró en la etapa final. tables del analista tocan un campo de gran importancia realista para
Podemos ver así la importancia de distinguir entre el realismo en las el paciente.
percepciones y el de las reacciones. Unas u otras, o ambas, pueden ser
realistas o impropias.
222 LA TRASFERENCIA RELACIÓN ENTRE PACIENTE Y ANALISTA 223

Un joven analista que yo estaba dirigiendo me dijo que uno de sus pacientes, guntado él que por qué, ella le replicó que él estaba más enfermo que ella. Le
una madre joven, había pasado casi toda una sesión describiendo las terribles había pagado y se había ido. Al cabo de un rato le pregunté qué había sido
angustias que le había causado la súbita enfermedad de su hijito la noche ante- del niño. El joven se sonrojó y avergonzado me confesó que se le había "olvi-
rior. El bebé había tenido una fiebre alta con convulsiones y la madre estuvo dado" preguntar por él. Ese olvido y ese sonrojo me brindaron la oportunidad
como loca hasta que pudo dar con el pediatra. Mientras contaba a mi estu- de señalarle que tendría problemas en aquel campo, y a continuación insinué
diante lo sucedido lloró varias veces. Acabado el relato, el analista guardó si- que tal vez le vendría bien un poco más de análisis. El joven convino en ello.
lencio. Cuando ella calló, y después de unos minutos más de silencio por ambas
Estosdatos clínicos demuestran el hecho de que un objetable rasgo
partes, el analista le dijo que debía tener una resistencia. La paciente no dijo
de carácter del analista puede producir en el paciente reacciones realis-
nada. Poco después terminó la sesión. Con esta observación terminó el joven
analista su descripción de aquella hora.
tas que se oponen al éxito del tratamiento psicoanalítico. (Véase tomo
Yo le pregunté si retrospectivamente estaba satisfecho de su labor en aquella II para un estudiomás amplio de este problema y otros relacionados
sesión; si no se podía haber hecho algo más. Repuso que le parecía que el largo con él.) Es mi opinión que el comportamiento de la joven fue realista
silencio de ella podía haber significado que se sentía culpable por sus deseos y apropiado. Esto no quiere decir que el comportamiento del analista
de muerte para con su hijo, pero le pareció bueno esperar para ese p lantea- no suscitaría también reacciones de trasferencia, pero en esta situación
miento. Yo le dije que podía haber habido algún deseo de muerte hondamente eso es de importancia secundaria. Permítaseme decir que el comporta-
enterrado en la paciente para con el niño pero que me parecía que su angustia miento del analista fue en detrimento de la formación de una alianza
y tristeza eran mucho más patentes y merecían alguna respuesta de parte de de trabajo, porque la paciente pudo sentir que tal comportamiento in-
él en el curso de la sesión. El estudiante me recordó gravemente cómo Freud dicaba un apartamiento hostil o el temor a una implicación de contra-
dijo que no debemos satisfacer los deseos instintuales y narcisistas de nuestros trasferencia. Yo sostengo que era posible que el analista manifestara
pacientes.
alguna simpatía por el dolor de su paciente sin que ello se convirtiera
Me abstuve de más comentarios en aquel momento y a la sesión siguiente
le pregunté qué había sucedido. El estudiante replicó que la paciente había lle-
en satisfacción de trasferencia demasiado placentera. Por ejemplo, po-
gado a la sesión, no había dicho absolutamente nada y había enjugado callada-
día haber preguntado simplemente a la paciente cómo estaba el niño
mente las lágrimas que resbalaban por su rostro. De vez en cuando él le había o qué decía el doctor. Sólo después hubiera sido hacedero analizar las
preguntado en qué pensaba. La hora terminó sin más intercambio de palabras. reacciones de la paciente, y eso en dosis compatibles con la capacidad
Nuevamente pregunté al joven analista si le quedaba alguna duda acerca de que tuviera ella de soportar más dolor. Muchos analistas han subraya-
que podía haberse hecho algo más. Se encogió de hombros. Le pregunté si ha- do los peligros de las frustraciones y privaciones excesivas o superfluas
bía sabido qué había pasado con el bebé. Me declaró que la paciente no había ( Glover, 1955; E. Bibring, 1935; Menninger, 1958).
dicho nada y él no le había preguntado. La última sesión que me contó era Otra ilustración de este problema puede verse en el modo que tiene
la última que tenía la paciente aquella semana y no debía volver a verla hasta el analista de manejar sus errores menores de técnica advertidos por
después de su sesión dirigida.
el paciente. He conocido analistas que creen erróneo reconocer con un
Sacudí la cabeza incrédulo. Pregunté al estudiante si personalmente no sen-
paciente que se ha cometido un error. Se esconden tras de la capa im-
tía interés ni curiosidad por el bienestar del bebé. Añadí que quizá las lágrimas
de la madre indicaban que el estado del niño había empeorado. O quizá indi-
penetrable del "silencio analítico". He conocido a otros que no sólo
caban que el comportamiento del analista le parecía un desinterés emocional reconocen sus equivocaciones sino que abruman al paciente confesan-
frío y hostil. El estudiante replicó que yo podría tener razón, pero que creía do los motivos inconscientes de su error. Yo opino que es autoritario,
que yo era demasiado emotivo. Terminé la sesión diciendo al joven que me injusto y humillante ocultar un error al paciente que lo ha advertido.
parecía que su falta de respuesta emocional impediría la formación de una alianza Tal comportamiento del analista provocará una justa desconfianza, que
de trabajo. A menos que pudiera sentir cierta compasión por su paciente e in- se puede volver inanalizable y conducir a una sumisión intratable o a
dicárselo así, dentro de ciertos límites, no podría analizarla. Pronostiqué que la interrupción del tratamiento. La efusión de las motivaciones incons-
aun cuando volviera la paciente, me temía que el tratamiento no serviría. Cuando cientes que el analista tuvo para su error es una caricatura de sinceri-
un paciente se halla tan acongojado, no solamente es natural sino imperativo dad. El analista aprovecha el predicamento del paciente para su propia
manifestarle cierta compasión.
satisfacción instintual o por su necesidad de punición. Cuán diferentes
A la semana siguiente, el joven analista me comunicó que la paciente había
son estas reacciones del reconocimiento sincero y franco del error, se-
vuelto el lunes en la mañana y le había comunicado que se iba. Habiéndole pre-
224 LA TRASFERENCIA RELACIÓN ENTRE PACIENTE Y ANALISTA 225

guido de la pregunta al paciente de cuáles fueron sus sentimientos y tructivos y no en meras oportunidades de sentir placer y dolor (Winni-
asociaciones ante el error y ante nuestro reconocimiento. La situación cott, 1949; Stone, 1961; Greenson, 1966).
analítica es desigual en el sentido de que una parte es la enferma y otra Aunque en paciente y analista se forman reacciones de trasferencia,
el terapeuta y experto. Pero debe ser igual en el sentido de que tanto una alianza de trabajo y una relación real mutua, las proporciones y
el paciente corno el analista tienen derechos humanos que debemos el orden de producción difieren. En el paciente, las reacciones de tras-
salvaguardar. ferencia predominan en la larga fase media del análisis. La relación
Si un paciente me preguntara por qué cometí un error, primeramente real está en primer plano al principio y vuelve a adquirir importancia
querría yo saber cuáles fueron sus fantasías y a continuación le diría en la fase final (A. Freud, 1954a, 1965). La alianza de trabajo aparece
que mis razones no tienen cabida en su análisis, sino en el mío. Del hacia el final de la fase introductoria, pero va cediendo periódicamente
mismo modo respondería a todas las preguntas acerca de mi vida ínti- hasta que el paciente se acerca a la fase final.
ma. Yo inquiero las asociaciones y después digo por qué no debo En el psicoanalista, la alianza de trabajo debe predominar desde el
responder. principio hasta el fin. La contratrasferencia siempre debe estar en últi-
Para que el analista trabaje eficaz y venturosamente en el campo del mo término. La relación real sólo debe tener más campo libre en la
psicoanálisis importa que sus actitudes analíticas y médicas se deduz- fase final. Hay veces empero en que consideraciones especiales requie-
can en lo esencial de su relación real con el paciente. Como dejo dicho ren que
tes. el analistadeldeje
La situación que sus
analista sentimientos
joven reales
arriba citada se manifiesten
es una an-
en que yo hu-
en las secciones 1.3.3 y 3.5 y estudiaré más adelante en el capítulo 4,
no se puede operar analíticamente sino pudiendo oscilar entre la posi- biera manifestado claramente mi interés por el niño de la paciente. Yo
ción analítica relativamente desapegada y la médica, más implicada. no veo cómo alguien podría dejarse analizar a fondo por un analista
El analista tiene que ser una persona que pueda endopatizar y sentir que conservara un despego glacial en semejante caso. Reacciones hu-
compasión sinceramente al mismo tiempo que se restringe. Es necesa- manas tales en el psicoanalista son una condición sinequa nonpara la
rio a veces infligir dolor y dejar que el paciente aguante el sufrimiento. formación de una alianza de trabajo en el paciente. Algunos pacientes
Pero el tratamiento psicoanalítico no puede realizarse en un ambiente habrá que quieran un analista de tipo computadora, pero es que en
de severidad imponente, desinterés glacial o jovialidad prolongada. El realidad estarán tratando de rehuir una verdadera experiencia
analista tiene que saber mezclar y oscilar entre sus funciones bipolares psicoanalítica.
de analizador de datos y curador de enfermos y acongojados. Hay pacientes que tratan de aislar al psicoanalista de la vida real
Los verdaderos sentimientos del analista por su paciente deben su- e imaginan que sólo tiene existencia en su consultorio ysus reacciones
bordinarse a su alianza de trabajo. Su misión es refrenar aquellas reac- emocionales siempre son bien atemperadas y controladas. En casos ta-
ciones que vayan en detrimento del proceso terapéutico. Esto no quiere les he comprobado que convenía mostrarse al paciente de otro modo.
decir que asuma conscientemente un papel que le sea ajeno. Signifi- Con frecuencia no basta decirlo con palabras. Yo he dejado que el pa-
ca que si tiene bien enfocado el cuadro del paciente, productor de ma- ciente note a veces mi decepción por sus pocos progresos o mi interés
terial analítico y neurótico doliente, el analista estará en condiciones por los acontecimientos mundiales. Trato de restringir la intensidad de
de corresponder llegando al paciente en calidad de analizador o de te- mis reacciones, pero no todos los días abro la puerta con la misma ex-
rapeuta, o bien de una mezcla de uno y otro. Hay que descubrir y mo- presión en la cara ni concluyo la sesión del mismo modo. No planeo
derar las reacciones de contratrasferencia. También hay que frenar las esas variaciones, sino que me permito la flexibilidad en tales cuestio-
reacciones fuertes y realistas, pero su naturaleza puede indicar la posi- nes. Opino que es importante mostrar en ciertas acciones y modos de
bilidad de haber elegido un paciente con el que no podemos laborar. comportamiento que el analista es en verdad unser humano. Incluso
Las reacciones artificiales deben ser necesarias tan sólo como medidas dejo ver a veces alguna flaqueza humana. El libro de Stone (1961) con-
temporales, mientras se pueden movilizar las actitudes analíticas y mé- tiene muchas glosas interesantes sobre estas y o tras cuestiones análogas.
dicas genuinas. Si así se hace, el paciente tendrá ocasión de obtener Queda otra situación en que se requiere bastante franqueza de parte
experiencia e insighta partir de un tipo único de relación de objeto en del analista, y es la que se presenta cuando éste descubre que él y su
que muchas formas de amor y odio se convierten en instrumentos cons- paciente están en fundamental desacuerdo en algún asunto político que
226 LA TRASFERENCIA CLASIFICACIÓN CLÍNICA DE LA TRASFERENCIA 227

no puedo trabajar eficazmente con algunos pacientes de opiniones polí- entre personas. En la siguiente descripción de los tipos de reacción de
ticas o sociales verdaderamente reaccionarias. En casos tales me ha re- trasferencia me limitaré a examinar lo predominante, lo clínicamente
sultado bueno comunicar a ese tipo de pacientes francamente mi modo significante por un período dado de tiempo en un análisis.
de pensar, y lo antes que sea posible en el tratamiento. Le indico que
debe considerarse en libertad de buscar otro analista si mi opinión le
parece demasiado inquietante. Si mis propios sentimientos en esa cues- 3.7.1
LA TRASFERENCIA POSITIVA Y LA NEGATIVA
tión son muy intensos y sus demás cualidades no bastan para hacer
agradable al paciente, le declaro que no puedo trabajar con él e insisto Aunque Freud (1912a) reconoció muy pronto que todos los fenómenos
en que se busque otro analista. Reconozco, además, que esto es un de- de trasferencia son de naturaleza ambivalente, su medio favorito de de-
fecto en mí, para no traumatizarlo. signarlos fue trasferencia positiva y trasferencia negativa. A pesar de
Queda mucho por decir sobre la relación real entre paciente y ana- todas las ambigüedades y los defectos que entraña este modo de clasifi-
lista. En el capítulo 4 se tocarán problemas adicionales, y por todo el car, ha seguido siendo el más empleado por los psicoanalistas practi-
libro se hallarán más ilustraciones. cantes.

3. 7.1. 1 La trasferencia positiva


CLASIFICACIÓN CLÍNICA DE LAS REACCIONES
3.7 El término trasferencia positiva es una manera abreviada de designar
DE TRASFERENCIA las reacciones de trasferencia compuestas predominantemente por el
amor en cualquiera de sus formas o por cualquiera de sus precursores
No hay ningún modo de clasificar los fenómenos de trasferencia que o derivados. Consideramos que hay trasferencia positiva cuando el pa-
sea justo con todas sus diferentes variedades. Aunque hagamos por des- ciente siente por su analista amor, cariño, confianza, deseo, gusto, in-
lindar las muchas formas clínicas de trasferencia, al final nos queda una terés, devoción, admiración, infatuación, pasión, ansia, anhelo, ternu-
clasificación poco sistemática de donde están omitidos mu chos tipos clí- ra o respeto. Las formas atenuadas de amor no sexual ni romántico
nicos importantes o bien abarcamos las variedades clínicamente impor- preparan la alianza de trabajo. Aquí me refiero en particular a senti-
tantes pero con mucho traslape. El mal menor es sacrificar lo sistemá- mientos semejantes a la simpatía, la confianza y el respeto.
tico por completo. Trataré de describir las formas más importantes de Otra forma importante de trasferencia positiva se produce cuando
reacciones de trasferencia y clasificarlas o etiquetarlas de acuerdo con el (o la) paciente se enamora de su analista. Es un caso corriente cuan-
lo que parece ser el modo de enfoque clínico más útil. do se trabaja con pacientes de sexo opuesto, pero nunca he visto que
Debe tenerse presente que un método de clasificación no excluye a suceda con pacientes del mismo sexo, salvo con pacientes patentemen-
otro. Por ejemplo, podríamos describir una situación como represen- te homosexuales. Este enamoramiento en el análisis se parece notable-
tante de la trasferencia positiva y con igual validez poner al mismo fe- mente al enamoramiento en la vida real. Sucede tan frecuentemente en
nómeno la etiqueta de trasferencia materna, etc. Otro punto: estas el análisis porque nuestros pacientes han tenido experiencias dolorosas
reacciones de trasferencia no se distinguirán basándose en si son reac- de ello en su vida. Reprimido, emerge en forma de amor de trasferen-
ciones de trasferencia transitorias y esporádicas o manifestaciones de cia durante el análisis. Es tal vez más irracional en grado e infantil en
la neurosis de trasferencia. Ya hemos presentado esta diferenciación sus manifestaciones que el amor de la realidad. El penetrante y sagaz
en la parte teórica y debe entenderse que todas las categorías de reac- estudio que hizo Freud (1915a) de este asunto es lectura obligada para
ciones de trasferencia se dan en ambas formas. Finalmente, debemos todo estudiante serio.
comprender que buen número de sentimientos de trasferencia se pro- La paciente enamorada de su analista presenta muchos problemas
ducen simultáneamente, como ocurre con las relaciones de objeto en técnicos difíciles. Ante todo, el objetivo principal de la paciente es el
general. Teóricamente podríamos describir diferentes estratos o jerar- afán de obtener alguna satisfacción de sus deseos, y se resiste a laborar
quías de emociones y defensa coexistentes en cualquier relación dada analíticamente con esas emociones. En las fases intensas de su amor,
228 LA TRASFERENCIA CLASIFICACIÓN CLÍNICA DE LA TRASFERENCIA 229

es dificil, cuando no imposible, tener acceso a su Yo razonable y esta- de alentar a la paciente falsamente o de infligirle un dolor innecesario que la
blecer una alianza de trabajo. Hay que ser paciente y esperar que las obligara a reprimir sus sentimientos y a huir de alguna forma.
violentas emociones pierdan intensidad. En segundo lugar, el amor ar-
diente de una paciente puede provocar sentimientos de contratrasfe- El amor de trasferencia del paciente siempre se convierte en causa
rencia en el analista. Esto puede suceder sobre todo a los analistas jó- de resistencia. Puede contrariar la labor del análisis por las apremian-
venes e inexpertos, o a los que tienen una vida personal insatisfactoria. tes peticiones y anhelos de satisfacción inmediata del paciente. La hora
La tentación inconsciente entonces es responder de algún modo al amor analítica es entonces para el paciente la oportunidad de satisfacción del
de la dama, darle satisfacción de alguna forma, o bien volverse áspero deseo que tiene de proximidad e intimidad, y así pierde interés por el
y duro con ella por la tentación que su amor presenta. Freud fue ine- insight y el entendimiento. Una complicación más es que el paciente
quívocamente claro al aconsejar sobre esta situación (1915a, pp. 163-71; por lo general reaccionará a las intervenciones o no intervenciones del
444-8). No caben términos medios. No se pueden permitir ni las satis- analista sintiéndose herido y rechazado y que por ello se negará cons-
facciones eróticas más inocentes e imperfectas. Cualquiera de esas sa- cientemente a laborar. La paciente arriba mencionada es un ejemplo
tisfacciones vuelve el amor de la paciente relativamente inanalizable. de esto. La tarea técnica es alentar la expresión cabal de todo hecho
Estoy no
ble significa
dura. Hay quequeser
hayamos de conducirnos
considerado dela
y pensar en una manera insensi-
condición de la del amor
con de trasferencia
las resistencias y en el momento
del paciente a la labor debido empezar a laborar
analítica.
paciente, pero seguir adelante con la tarea de analizar. Tal vez en nin-
gún otro momento sea tan absolutamente necesaria la actitud analítica Volvamos a la paciente mencionada. Después de reconocer yo que la situación
de humanidad compasiva y moderada y firmeza. Veamos un ejemplo. analítica no era justa en el sentido de que ella debía descubrirse y yo tenía por
misión analizarla, trató de volver a manifestarme sus sentimientos amorosos.
Una joven, tímida y huraña, empieza en el tercer mes de análisis a dar señales Pero ahora su tono triste, implorante y apremiante tenía un acento de enojo,
evidentes de creerse enamorada de mí. Al cabo de varios días de debatirse con y aun podía distinguir yo un matiz de amargura: "Sé que tiene usted razón,
sus sentimientos, confiesa llorosa su amor. Y me ruega que no trate este estado pero yo me expresaré, piense usted lo que quiera. Es tan duro pedir, implorar
de cosas del mismo modo frío y analítico que sus otras emociones. Me implora amor y obtener el silencio por toda respuesta. Aunque entiendo que usted debe
que no esté callado y distante. Que por favor diga algo, cualquier cosa.„ por- estar acostumbrado; supongo que le sucederá con todas sus pacientes. Me pre-
que es tan humillante hallarse en esa situación. Llora y solloza y después calla. gunto cómo puede usted resistir... pero en definitiva, a usted le pagan por
Al cabo de un rato digo: "Sé que esto es muy duro para usted, peo nos impor- escuchar."
ta que trate usted de expresar exactamente lo que siente." La paciente queda Calló la paciente, y yo también un rato. Ahora tenía ella los ojos secos y
callada un momento y después dice suplicante y enojada: "No es justo, usted abiertos, la boca apretada, las manos firmemente abrazadas al cuerpo. Al rato
puede ocultarse detrás del diván analítico, y yo tengo que revelar todo. Sé que dije: "Bueno, usted está resentida por la forma como le respondí... por favor,
usted no me ama, pero al menos dígame que le simpatizo; reconozca que le descríbalo con palabras." Y lo hizo; primero fue un torrente de sentimientos
intereso algo, que no soy sólo un número para usted: la paciente de las once." de enojo; luego nuevamente una riada de amor, y esto se repitió varias veces.
Llora y solloza y. vuelve a quedar en silencio. Yo también callo un rato y des- En unas cuantas sesiones fue cediendo la intensidad de estos sentimientos y es-
pués digo: "Cierto: no es justo. La situación analítica no es pareja. Su tarea tuvo lista para laborar. Ahora podía decirle: "Tratemos de entender lo que
es exponer sus sentimientos y mi trabajo entenderla, analizar lo que se mani- ha estado sucediendo; tratemos de entender por qué ama usted y cómo ama

fiesta.
Esta Ciertamente, no esjusto."
observación pareció ayudar a la paciente. Después pudo expresar me- usted. ¿Qué
ofrezco halla usted
a la paciente comode modelo
amable de
en cómo
mí?" Al hacer
podría esta última
examinar pregunta me
sus sentimientos
jor su cólera y su humillación. En las sesiones siguientes hubo mezcla de odio de amor. Esto pareció resultar en este punto, y el Yo razonable de la paciente
y amor, pero fue capaz de laborar con estas reacciones. Creo que por el tono se puso disponible de forma más consistente. Después logramos restablecer la
de mi voz y por mis palabras colegía que yo me daba cuenta de su predicamento alianza de trabajo y pudimos explorar juntos lo que había ocurrido en las sesio-
penoso y que si bien sentía compasión por ella, estaba decidido a proseguir mi nes anteriores. Los detalles del procedimiento de los pasos siguientes se descri-
labor analítica. Pero por primera vez entraron en el cuadro clínico y hubieron birán en la sección 3.9.
de ser tratados su decepción y su sensación de rechazo ante mi actitud clínica de
trabajo y de no complacencia. Lo importante era evitar los peligros gemelos Presenta otro problema técnico especial la paciente algo enterada que
230 LA TRASFERENCIA CLASIFICACIÓN CLÍNICA DE LA TRASFERENCIA 231

pregunta, por lo general en las primeras sesiones: "Doctor, ¿tengo que persona trata la ambivalencia de modo diferente y hay diferentes géne-
enamorarme de usted?" Esta pregunta, como todas las demás del aná- ros de ambivalencia dentro de un mismo paciente. Por ejemplo, pode-
lisis, no ha de tener respuesta inmediata; primero hay que averiguar mos observar que determinada paciente manifiesta redominantem
p ente
su causa, y no responder inmediatamente. Pero al final resulta aconse- sentimientos de amor y admiración para con su analista, pero disemi-
jable responder, ya que, según mi opinión, el paciente tiene el derecho nados entre sus observaciones positivas se hallan algunos destellos oca-
de saber algo de lo que se entiende que "ha de" sentir. La mejor res- sionales de sarcasmo o cólera. O bien esa misma paciente puede pasar
puesta que he hallado a esta pregunta es que todo cuanto "tiene" que un período de varias semanas en que sus sentimientos sean casi exclu-
hacer un paciente es seguir la regla de la asociación libre, dejar que sivamente amorosos y cordiales y después otro período subsiguiente de
sus pensamientos y sentimientos vaguen libremente sin censura y co- hostilidad y enojo marcados.
municarlos con la mayor exactitud posible. No hay norma fija acerca Más difícil de reconocer es una situación en que la paciente se des-
de lo que un paciente debe sentir, ya que cada individuo es diferente. hace de un aspecto de la ambivalencia con otro objeto, frecuentemente
No hay modo de saber qué sentimientos va a tener un paciente en un otro analista o médico (Greenacre, 1966a). Entonces la paciente suele
momento dado respecto de su analista. reservar los sentimientos positivos para su analista y los negativos los
Dije ya que según mi experiencia, la trasferencia romántica de ena- desplaza sobre los demás analistas. También ocurre lo contrario. Este
moramiento sólo ocurre cuando paciente y analista son de distinto se- tipo de desdoblamiento de la trasferencia es muy frecuente en los neu-
xo (salvo con los casos francamente homosexuales). Pero hay que mo- róticos depresivos y también en los candidatos en formación. La tarea
dificar algo esa declaración. Mis pacientes masculinos suelen enamo- analítica consiste primeramente en reconocer que la ambivalencia se
rarse durante su análisis de mujeres que su fantasía relaciona conmigo maneja por la división, y hacérselo ver a la paciente. A veces este in-
(esposa, hija, colega, pacientes, etc.). Con frecuencia, su amor indica sight es suficiente para producir un cambio. Pero es frecuente que a pe-
que el aspecto importante es el lazo que los une conmigo. Mis pacien- sar del reconocimiento no se produzca ninguna influencia en la situa-
tes masculinos también tienen sentimientos sexuales para conmigo... ción de trasferencia. Esto significa que la división satisface importantes
pero en general sin amor. O bien sienten algún aspecto de amor, pero necesidades defensivas y que las funciones de resistencia de la división
no simultáneamente con lo sexual. La única excepción a esto son los han de convertirse en objeto de nuestra labor analítica.
sueños en que mis pacientes masculinos pueden tener sentimientos sen-
suales y amorosos para conmigo, en particular si yo aparezco algo Un buen ejemplo de esta situación se ve en un candidato que analicé hace mu-
disfrazado. chos años. Durante un largo período de tiempo su trasferencia manifiesta para
La idealización es otra variedad de trasferencia positiva que se da conmigo fue constantemente de índole positiva. Me respetaba y admiraba y
en pacientes de ambos sexos (Greenacre, 1966b). A veces resulta ser a pesar de algún desliz que otro siempre era extraordinariamente comprensivo
el retorno de la adoración al héroe de la fase de latencia. La idealiza- y elogioso conmigo. Por otra parte, criticaba de un modo excesivo cualquier
defecto que observaba o creía observar en cualquier otro analista didacta. Yo
ción es particularmente frecuente en los pacientes que han perdido a
le hice ver este comportamiento, fuertemente parcial, pero el paciente justificó
sus padres por el divorcio o la muerte. Tengo la experiencia de que tenazmente sus reacciones. No obstante, yo seguí interpretando esta forma de
la idealización es un intento de preservar al analista de impulsos des- comportamiento como resistencia a enfrentar su hostilidad contra mí, y duran-
tructores primitivos. Sucede así con todas las reacciones de trasferen- te mucho tiempo no le hice ninguna otra interpretación. Finalmente, el candi-
cia dato no pudo disimular más sus sentimientos hostiles. Tuvo un estallido de có-
sos fijas y sincontraria
de índole cambio; están
la rigidez indica La
refrenados. queactitud
las emociones y losoculta
de adoración impul-
lera y me acusó de ser exactamente como los demás analistas didactas: dogmá-
una repugnancia reprimida que cubre un odio primitivo. La envidia ticos, imperiosos y poco razonables. Él mismo se sorprendió de su estallido y
superficial es una pantalla contra el desdén que oculta una envidia más de los intensos sentimientos que se manifestaron. Sólo entonces pudo recono-
regresiva. cer que había realizado una división semejante en sus sentimientos respecto
Todos los fenómenos de trasferencia son ambivalentes porque la na- de su padre: había mantenido una idealización consciente de su p adre mien-
turaleza de la relación de objeto trasferida es más o menos infantil y tras constantemente era beligerante y pugnaz con otras figuras de autoridad
todas las relaciones de objeto infantiles son ambivalentes. Pero cada de su medio.
232 LA TRASFERENCIA CLASIFICACIÓN CLÍNICADE LA TRA SFERENCIA 233
La trasferencia positiva puede sentirse en todos y cada uno de los y temores homosexuales y tiene elsiguiente sueño: "Bajo una enorme ladera
niveles de desarrollo libidinal, cosa que veremos más detalladamente en un camión. Estoy sentado atrás, y maneja un hombre que parece ser el jefe
en la sección 3.7.3. Aquí quiero sólo completar el cuadro de las reac- de una caravana. Hacemos una pausa y cuando me ayuda a bajar me mete
ciones de trasferencia positivas y negativas. El analista puede ser la m a- la lengua en la oreja." Las asociaciones del paciente con este material, después
dre tierna y amorosa, dadora de leche o la madre cruel, adversa, que de vencer alguna resistencia, me indicaron que la p arte trasera del camión y
da mala o ninguna leche. Estas reacciones ocurren en pacientes de am- la enorme ladera significaban las nalgas y el ano de un hombretón. Se lo seña-
bos sexos. Cuando esto sucede se reaccion a a las interpretaciones como lé, y esto condujo a asociaciones relacionadas con haber visto desnudo a su pa-
a una alimentación buena o mala, y el silencio se siente como abando- dre en el baño de pequeño. La lengua en la oreja le recordó primeramente un
juego de cosquilleo que jugaba con un hermano menor. Pero después comprendió
no o comunión beatificarte. El paciente puede entonces hacerse pasivo que unos días antes me había acusado airadamente de hurgarle en el oído con
y dependiente o quejarse con displicencia de que así no se va a nada mis interpretaciones. Lentamente pude ir demostrando al paciente que temía
que valga la pena. En estos períodos pueden darse reacciones depresi- pero también deseaba que le hurgara "in his r-ear". 6 Esto era un derivado del
vas, hipocondriacas y paranoides. placer anal masoquista que había sentido con los enemas que le administraba
El analista puede ser el ente parental benignamente indulgente de su padre.
la fase anal y las asociaciones libres del paciente copiosas ofrendas feca-

les
dro profusamente presentadas
es cuando el analista como en
se convierte regalos. El lado
el áspero negativo
y estricto del cua-
solicitador Deberealmente
hechos recordarsesucedidos
que lo revivido en la trasferencia
sino también nodel
las fantasías sonpasado.
sólo losCon
del contenido del paciente, el que quiere llevarse sus valiosas posesio- mucha frecuencia, las reacciones de trasferencia sexuales son repeticio-
nes. En estas condiciones el paciente puede volverse testarudo, descon- nes de fantasías del paciente relacionadas con el padre o la madre (Freud,
fiado y negador. O bien puede proyectarse esto sobre el analista, que 1914b, pp. 17-8; 986).El último ejemplo clínico ilustra la repetición
parece testarudo, odioso y negador. El analista puede volverse la figu- de una experiencia real. Permítaseme un ejemplo de fantasía vuelta a
ra edípica, amada celosa e incestuosamente, acompañada de culpabili- sentir por el mismo paciente.
dad y angustia. Puede observarse también el amor de latencia adora-
dor del héroe y el amor adolescente, semejante a la infatuación. En Había mencionado en la sección 2.5.2 que este paciente tenía fantasías obsesi-
cada caso, el analista tiene que estar alerta al hecho de que ese amor tie- vas de que lo ahorcaban. Imaginaba el suceso con vívidos detalles, incluso la
ne un aspecto negativo latente que debe coexistir y que al fin habrá sensación del cuello que se rompía y la difusión de sensaciones eléctricas y en-
de sacarse a la luz. tumecimiento por todo el cuerpo. En un punto de su análisis resulté yo el ver-
Los componentes sexuales dela trasferencia positiva merecen men- dugo, y me imaginaba echándole el lazo corredizo al cuello y soltando la tram-
pa que lo hacía caer en el espacio, mas lo detenía de una sacudida la cuerda
ción especial porque suelen ser la causa de las resistencias más tenaces
que le quebrantaba el cuello. Era yo el responsable de sentimientos y sensacio-
e intensas. Los pacientes propenden a reconocer sus reacciones emo-
nes como el quebrantamiento, la sacudida, el rompimiento, la electrización y
cionales con el analista, pero suelen ser renuentes a reconocer los as- el entumecimiento. El verdugo llevaba una capucha y al p rincipio se parecía
pectos sensuales de sus sentimientos. Sin embargo, toda trasferencia a mí; ya sin máscara, resultó ser su padre. La fantasía obsesiva era el retorno
positiva, excepto lo s sentim ientos sublimados desexualizados, irá acom- de una infantil: su elaboración y desfiguración masoquista de deseos pasivos e
pañada de algún anhelo libidinoso, y esto significa implicar las zonas intrusivos en relación con su padre. Era también una proyección de fantasías
del cuerpo, los objetivos instintuales y las sensaciones corporales. Toca sádicas respecto de su padre. El ser ahorcado por mí, o sea su padre, era en

al análisis aclarar esos diferentes elementos y educir las fantasías rela- parte una identificación con su progenitor, en que éste le hacía lo que el niño
cionadas con esas sensaciones y actividades. Con mucha frecuencia pre- hubiera querido hacerle a él, y también lo que deseaba que el padre le hiciera
sentará un sueño los indicios más claros de los anhelos sexuales ocultos. (Freud, 1919b). Pero lo que quiero subrayar aquí es que en la trasferencia el
paciente vuelve a vivir las fantasías de su pasado.
Un paciente, el señor Z, 5 en su segundo año de análisis se debate con deseos
Entre diferentes pacientes puede ocultarse uno u otro aspecto de los
5
Véanse secciones 2.5.2, 2.5.4, 2.7.1 y 3.5.3.1. 6
En el trasero. En inglés, oreja
eares
y trasero,rear [T.].
234 LA TRASFERENCIA CLASIFICACIÓN CLÍNICA DE LA TRASFERENCIA 235

sentimientos de trasferencia positiva porque se sienten peligrosos. En en forma de odio, enojo, hostilidad, desconfianza, aborrecimiento, aver-
los hombres, así suelen considerarse los impulsos homosexuales, con- sión, repugnancia, resentimiento, amargura, envidia, disgusto, desdén,
tra los que se lucha vigorosamente. Ha dicho Freud (1937a, p. 250; fastidio, etc. Siempre está presente en el análisis, aunque a menudo
570) que son de las más tenaces resistencias halladas en análisis. Pero es mucho más difícil de descubrir que las manifestaciones de trasferen-
también pueden considerarse peligrosos otros sentimientos. Algunos pa- cia positiva. No sólo los pacientes se resisten al conocimiento del odio
cientes temen los sentimientos amorosos y eróticos y forman defensas de trasferencia sino que el mismo psicoanalista puede inconscientemente
contra ellos. Sus análisis se caracterizan a veces por la persistencia de hacer el juego de esta resistencia. En mi experiencia, y también la de
una trasferencia "razonable"; otras veces se refugian en una hostili- otros, la trasferencia negativa insuficientemente analizada es la causa
dad o un sarcasmo superficiales pero inveterados que les sirven de de- más frecuente de análisis estancado (Freud, 1937a, pp, 241-7;562-7;
fensa y resistencia. La ausencia prolongada d e trasferencia positiva suele Glover, 1955; Nacht, 1954; Haak, 1957).
deberse a defensas y la describiremos más ampliamente con el nombre Buena parte de lo descrito al examinar la trasferencia positiva tiene
de trasferencia de defensa (sección 3.8.2). No debemos olvidar que la sus paralelos en la negativa. No lo repetiremos aquí. Las diferencias
atmósfera del análisis puede también ocasionar reacciones negativas pro- más importantes giran en torno a los diferentes géneros de resistencia
longadas que no son meramente reacciones de trasferencia. Entonces provocados por la trasferencia negativa.
tenemos que hacer frente a dos problemas: la contratrasferencia del ana-
lista y el paciente masoquista que se acomoda a ella. la Hay una analogía
confianza con por
y el respeto la alianza de trabajo,
el analista, la simpatía
que hacen no estar
al paciente sexual,
Las reacciones de trasferencia positivas producirán fuerte resistencia dispuesto a correr el riesgo de nuevosinsi ghts . Desde el punto de vista
en el análisis cuando son egosintónicas. Los primeros pasos que deben de la trasferencia negativa hallamos una desconfianza inveterada sub-
darse para analizarlas, reconocida ya la reacción de trasferencia, son yacente que puede volver doloroso todo el procedimiento analítico y
volver ésta ajena al Yo. La tarea consiste en hacer comprender al Yo hacerlo esencialmente repelente. Si el paciente puede soportar este tipo
razonable del paciente que sus sentimientos de trasferencia están ale- de trasferencia negativa sin ceder al impulso de interrumpir el análisis,
jados de la realidad, se apoyan en fantasías y contienen alguna mo- vemos surgir una reacción de trasferencia masoquista, sumisa, cróni-
tivación oculta. Entonces el paciente estará más dispuesto a laborar ca. El paciente soporta los rigores de la labor analítica para librarse
con sus sentimientos, a tratar de explorarlos con el fin de seguirles la de ella, para que se acabe. No hay sensación agradable de realización
pista hasta su vida pasada. ni de satisfacción en una alianza de trabajo mutuamente sentida. El
Pero las reacciones positivas egodistónicas también pueden ocasio- paciente se somete al análisis porque es incapaz de suspender el trata-
nar resistencias. Los pacientes se sienten entonces turbados o avergon- miento, y la llegada a la sesión evita la crisis: es una evitación, una
zados de su amor o sus deseos sexuales. O quizá teman el rechazo o activación de la resistencia al análisis asistiendo al mismo. El análisis
la humillación y por ello traten de ocultar sus emociones. En todos es- entero puede convertirse en algo que se soporta porque es un mal me-
tos casos saldrán al primer plano las resistencias que hayan de des- nor en comparación con la renuncia real y el batallar con el padeci-
cubrirse primero y serán analizadas antes de poder analizar la reacción miento neurótico.
de trasferencia libidinal. Primero tenemos que analizar la turbación o Estos pacientes pueden laborar bien y aun eficazmente durante lar-
el temor al rechazo, para después poder ir analizando los demás aspec- gos períodos de tiempo, pero tarde o temprano habrá que reconocer
tos de la trasferencia. Ampliaremos esto en la sección 3.8.2. este tipo de relación de trasferencia por lo que es: una resistencia. Es
una defensa sutil, latente, paranoide, o bien un goce masoquista ocul-
to o una defensa contra la trasferencia positiva, o bien una combina-
3.7.1.2
La trasferencia negativa ción de los tres. Puede ser también una respuesta a algunos sentimientos
negativos no reconocidos en el analista, realistas o de contratrasfe-
Se usa la designación de "trasferencia negativa" para los sentimientos rencia. En los pacientes neuróticos analizables, el masoquismo y la de-
de trasferencia basados en el odio en cualquiera de sus formas, sus pre- fensa contra los sentimientos de amor son más predominantes, aunque
cursores y sus derivados. La trasferencia negativa puede manifestarse también puede haber algún elemento paranoide.
236 LA TRASFERENCIA CLASIFICACIÓN CLÍNICA DE LA TRASFERENCIA 237

Una vez tuve una paciente así, de treinta y cinco años de edad, comunista ar- suceso es una fase necesaria de todo análisis venturoso. La ausencia
diente. Trabajaba mucho, pero con encono en su análisis bajo la influencia de de trasferencia negativa, o su aparición sólo en reacciones esporádicas
una alianza de trabajo sumisa y suspicaz. En la superficie no se podía tener y pasajeras, es señal de que el análisis no está completo. Nuestro más
confianza en mí porque yo no era miembro del Partido sino de la clase media. hondo conocimiento de la evolución de la primera infancia parece in-
Sin embargo, era su mejor oportunidad de librarse de una neurosis Oblea- dicar que han de producirse reacciones de odio prolongadas e intensas
compulsiva aún más insoportable. En un nivel más profundo, saboreaba el su-
contra el analista y deben ser analizadas antes de que pueda pensarse
frimiento masoquista que imaginaba que yo le imponía. Más abajo todavía es-
taba su temor, aún mayor, de sentir amor por mí, cosa que la hubiera puesto
en dar por terminado un análisis.
a mi merced y la hubiera vuelto verdaderamente vulnerable. Y en el fondo de En su "Análisis terminable e interminable" plantea Freud (1937a)
todo ello estaba su miedo a su propia rabia y destructividad primitivas, que la cuestión de si debe o no un analista remover los conflictos latentes
le parecía acabarían con ambos si ella amaba y era rechazada. Esta trasferen- no visibles de un paciente. Le parecía que el psicoanalista no tiene el
cia sumisa esencialmente negativa fue de todos modos relativamente producti- derecho de asumir un papel tan intrusivo ni de manipular la trasferen-
va en largos períodos de tiempo, aunque mucho menos de lo que hubiera lo- cia. Aunque yo simpatizo con la actitud general de Freud, no estoy
grado una alianza de trabajo genuina. Costó unos dos años el traslaborar parte de acuerdo con su evaluación del material clínico. Me parece que en
de la trasferencia masoquista, y una vez realizado esto el análisis avanzó más aquel tiempo no reconoció suficientemente la importancia de la trasfe-
rápidamente. rencia negativa. El análisis del odio de trasferencia es tan importante
Después surgió una complicación. La paciente volvió a hacerse muy resis- como el del amor de trasferencia. Convengo en que no atañe al analis-
tente y a su antigua actitud recelosa. Resultó que esto se debía al hecho de que
ta inmiscuirse ni manipular, pero desde que Freud descubrió la impor-
ella y su grupo comunista estaban planeando algún sabotaje, y como estába-
mos entonces en la segunda guerra mundial, no me podía decir de qué se tra-
tancia de los instintos agresivos, muchos analistas han llegado a la con-
taba. Se preguntaba qué haría yo si me comunicaba los detalles. Yo le aclaré clusión de que es imperativo analizar este aspecto de la trasferencia
con toda simplicidad que me p arecía que en aquellas condiciones no podría antes de interrumpir el análisis. A pesar de mis reservas acerca de Mela-
analizarla, ya que me vería entre mi obligación con ella como paciente y la nie Klein y sus partidarios, debo decir en favor suyo que ella insistió
lealtad a mi país, etc. Ella pareció tranquilizada por mi respuesta, p orque le en este punto. Los análisis interminables, las reacciones terapéuticas
parecía perfectamente sincera, y cualquiera otra la hubiera hecho dudar. Pero negativas son invariablemente según mi experiencia ejemplos de análi-
tuve la impresión de que su antigua desconfianza nunca la dejaba, y nuestra sis insuficiente del odio de trasferencia.
labor volvió a su entorpecimiento. Mi ingreso en el servicio militar poco des- La trasferencia negativa es importante también en otros aspectos.
pués hizo necesario que yo se la pasara a otro psicoanalista, lo que fue proba- Suele emplearse para fines defensivos, como resistencia contra la trasfe-
blemente la mejor solución para los dos. rencia positiva. Muchos pacientes, en particular los del mismo sexo que
el analista, se aferran a sus sentimientos hostiles porque los usan como
La aparición de las reacciones de trasferencia negativas al principio defensa contra su amor, en particular los sentimientos homosexuales.
del análisis plantea un problema más grave que el temprano amor de Muchos de mis pacientes masculinos preferirían estar enojados y re-
trasferencia pasajero. La hostilidad y la irritación al principio del aná- sentidos conmigo por la razón de que así se sienten más a gusto que
lisis, antes de que esté establecida una buena alianza de trabajo, da amándome. El aborrecimiento y el disgusto como reacciones en con-
al paciente la tentación de actuar y suspender el análisis. La trasferen- tra mía son defensas, formaciones de reacción contra impulsos ora-
cia negativa temprana tiene entonces que ser perseguida vigorosamen-
te para impedir ese fenómeno. Uno puede permitirse mayor pasividad les,Aintroyectivos.
la postre, la ausencia de trasferencia negativa aparente ha de re-
al laborar con la trasferencia positiva. conocerse como defensa y resistencia. En un análisis que avanza sin
Pero una vez establecida una alianza de trabajo, la aparición de la dificultad, la trasferencia negativa acabará por tener un papel impor-
trasferencia negativa puede ser un importante signo de progreso. El tante. Uno de los factores complicantes es la probabilidad de que la
revivir en la trasferencia la hostilidad y el odio sentidos por las figuras contratrasferencia del analista esté implicada en impedir la aparición
de la primera infancia es una fase sumamente productiva de la labor o el reconocimiento de alguna forma de odio. O el analista se está con-
analítica mientras existe una buena alianza de trabajo. Creo que tal duciendo de modo que haga muy difícil para el paciente la expresión
238 LA TRASFERENCIA CLASIFICACIÓN CLÍNICA DE LA TRASFERENCIA 239

de su hostilidad, o bien el analista y el paciente están conspirando para de su formulación: el temor al analista es en definitiva derivado de la
pasarla por alto. A veces los pacientes disimulan su hostilidad con hu- hostilidad proyectada.
moradas, pullas o sarcasmos, y de este modo pasa inadvertida. Pero
más importante es la división de la trasferencia. Los pacientes hallarán
algún analista vicario, otro analista o médico o figura parental a quien LAS REACCIONES DE TRASFERENCIA Y LAS RELACIONES DE OBJETO
3.7.2
demostrar gran hostilidad. Hay que reconocer que ese odio es despla-
zado de la persona del analista con fines defensivos. Otro método práctico para designar un tipo particular de fenómeno
El empleo de objetos de trasferencia auxiliares es un fenómeno muy de trasferencia es nombrarlo de acuerdo con la relación de objeto de
frecuente cuando se intenta tratar la trasferencia negativa, y mucho más la primera infancia a que debe su srcen. Así podemos hablar de una
con la positiva. A pesar de que reconozcamos la función de defensa trasferencia paterna, una trasferencia materna, una trasferencia frater-
y resistencia de esta maniobra, tal vez no sea posible hacer que los sen- na, etc. Esta designación significa que la reacción de trasferencia del
timientos de trasferencia se dirijan a la persona del analista. Algunos paciente la determinan de modo predominante sus sentimientos e im-
pacientes sostienen tenazmente esta división de la trasferencia, porque pulsos inconscientes hacia el padre, la madre, etc. En el curso de un
el renunciar a ese mecanismo plantea un peligro grande. Mi propia análisis, la representación de objeto que determina la reacción de tras-
experiencia clínica parece indicar que ese estado de cosas suele ocurrir ferencia sufrirá cambios a medida que avanza la labor analítica. Por
cuando un paciente perdió el padre o la madre en una etapa muy tem- ejemplo, un paciente tal vez empiece el análisis con una trasferencia
prana de su vida. En la neurosis de trasferencia, esos pacientes pare- predominantemente paterna, que lentamente se irá trasformando en
cen más propensos a desdoblar su odio contra objetos de trasferencia trasferencia materna.
auxiliares con el fin de preservar al analista de su odio. Aunque yo he La naturaleza del objeto subyacente que suscita la reacción de tras-
laborado enérgicamente para vencer esta resistencia, me parece que a ferencia la determinan sobre todo las experiencias de la vida del pa-
veces mi triunfo es sólo parcial. Una de mis pacientes, cuyo padre aban- ciente (Freud, 1912a, p. 100; 414) . El paciente efectuará la trasferen-
donó a la familia cuando ella tenía dos años de edad, desplazó su odio cia de acuerdo con sus necesidades reprimidas en relación con los pri-
por los hombres sobre varias figuras paternas exteriores al análisis y meros objetos familiares. A medida que lo reprimido se hace accesible
sólo ocasionalmente sentía ese odio directamente por mí. Otro tanto a la conciencia, empero, cambian las necesidades y con ellas la índole
sucedía por la madre. He tenido experiencias semejantes con otros pa- de la reacción de trasferencia. Según vamos consiguiendo analizar los
cientes de este tipo de antecedentes. sentimientos para con el padre en la trasferencia, por ejemplo, puede
La trasferencia positiva persistente siempre indica que la trasferen- aparecer ahora una reacción de trasferencia materna. Pero la persona
cia negativa está escondida, no ausente. El analista tiene que descu- del analista también influye en la índole de la figura q ue colorea la reac-
brirla y ha de tratar de hacer que el paciente la pueda sentir directa- ción de trasferencia. Esto es así, sobre todo, con las reacciones de tras-
mente hacia el analista. Esto significa que idealmente, en todo análisis, ferencia al comienzo del análisis (A. Freud, 1954a, p. 618). Yo he ob-
ei paciente debe haber sentido las diferentes formas d e odio desde todos servado que la mayoría de mis pacientes reaccionan conmigo como con
los niveles libidinales hacia el analista. Por encima de todo, ha de sen- una figura paternal en sus primeras reacciones de trasferencia y en la
tirse la rabia primitiva temprana para con la madre en un análisis primera fase de su neurosis de trasferencia. Más adelante, aparecen me-
profundo. nos decisivos el género y la personalidad. Pero las cualidades persona-
Otro aspecto de la trasferencia negativa merece subrayarse. El te- les del analista desempeñan un papel con algunos pacientes que tienen
mor al analista, ya sea en la forma de temor a sus críticas o de una dificultad en dejarse regresionar cabalmente en la situación de trasfe-
honda desconfianza, ha de reconocerse como derivado de la agresión rencia. Les parece necesario buscar objetos de trasferencia auxiliares
y la hostilidad. Aquí también los kleinianos han señalado que las reac- fuera del análisis para volver a vivir algunas experiencias del remoto
ciones de angustia se derivan esencialmente de impulsos agresivos y pasado reprimido. Al cabo, en un análisis bien logrado, el analista ten-
aunque yo no concordaría con sus fantásticas y complicadas ideas, mi drá que convertirse en figura paternal y maternal al mismo tiempo.
propia experiencia clínica parece confirmar que aciertan en lo esencial Uno puede modificar la designación de trasferencia paterna o ma-
240 LA TRASFERENCIA CLASIFICACIÓN CLÍNICA DE LA TRASFERENCIA 241

terna especificando si es positiva o negativa. Importa recordar que co- envidia del pene. Mi propia experiencia dínica me conduce a una con-
existen unas junto a otras diferentes reacciones de trasferencia, unas más clusión diferente: la de que lo más difícil en los hombres es el odio pri-
conscientes, otras menos, unas más fuertes, otras más débiles. Lo que mitivo a la madre y en las mujeres, el amor primitivo a la madre.
i mporta es lo predominante, lo urgente, lo que apremia pidiendo des- En este punto debo mencionar el hecho de que la alianza de trabajo
carga, y el conocimiento de que lo contrario debe estar presente en cierto se compone de una mezcla de componentes paternos y maternos in-
grado, si bien oculto de momento. conscientes. El analista en tanto que persona médica es por una parte
una enfermera que atiende a las necesidades primitivas e íntimas del
Por ejemplo, durante el curso de una sesión un paciente manifiesta gratitud paciente relativamente impotente y por la otra, un padre que no teme
por haber podido venir a la sesión, ya que había tenido un fin de semana de- hacer frente a los peligros que espantan al paciente y a cuantos lo ro-
sastroso. Por debajo de la gratitud logro discernir un t ono de resentimiento. dean (Stone, 1961, pp. 118-20).
El paciente pasa a contarme su hostilidad y el temor a sus superiores en el tra-
bajo. Parecen tan imponentes, y él se siente tan insignificante. Silencio. Des-
pués describe su decepción con su hijo menor, que parece tímido e inhibido
LAS REACCIONES DE TRASFERENCIA Y LAS FASES LIBIDINALES
3.7.3
en su juego con los demás niños. Se pregunta si el chiquillo estaría mejor en
otra escuela. Silencio. Le gustó la labor que hicimos con un sueño en la sesión
anterior; era interesante, aunque no pareció ayudarle gran cosa. Ha oído decir A veces
que a algunas personas les parece una tortura el análisis, pero ciertamente, él cierta faseeslibidinal
útil describir
de que una reacción
se deriva de trasferencia
(A. Freud, 1936, pp. en relación
18-9). Signi-con
no podría decir lo mismo. Él tiene la suerte de tener un buen analista. Él espe- fica esto que podemos categorizar las reacciones de un paciente a su
ra la hora analítica... pausa... "Bueno... casi siempre." analista en función de sus objetivos instintuales, de sus zonas instin-
tuales y de las angustias, actitudes y valores concordes con esos com-
Creo que si examinamos el material analítico de este fragmento de ponentes instintuales.
una sesión podemos alcanzar a distinguir que el paciente se está deba- Por ejemplo, un paciente que reacciona a cada dicho del analista co-
tiendo con la trasferencia negativa hacia el padre. En la superficie uno mo si fuera el maná y a cada silencio como si se tratara de un abando-
puede ver sus sentimientos positivos, su gratitud por poder venir, su no, que ansía beber hasta su menor palabra, que es insaciable y teme
gusto por la interpretación de un sueño la última sesión, su alivio por- la separación, está a todas luces reaccionando en un nivel oral, intro-
que aquel análisis no fuera todo tortura, la suerte que tiene, etc. Pero yectivo. Los sentimientos de amor u odio, confianza o desconfianza del
hay otras señales inconfundibles de su trasferencia paterna negativa y paciente determinan si los siente primariamente como trasferencia oral
de cómo la teme: su lastimoso fin de semana y el reproche que entra- materna positiva o negativa.
ña, su temor y espantada reverencia ante sus superiores, su silencio,
la decepción con su hijo, la posibilidad de cambiar de escuela, su poco Una de mis pacientes solía escucharme con los ojos cerrados y una expresión
aprovechamiento y su manera evasiva de hablar. A pesar de la presen- de embeleso en el rostro. Era evidente para mí que no escuchaba mis palabras
cia de ciertos signos de la trasferencia paterna positiva, diríamos que sino sólo el sonido de mi voz. Insistiendo yo en este punto acabó por decirme
que el sonido de mi voz le recordaba el olor del café que se estaba haciendo
este fragmento analítico indica la aparición de la trasferencia paterna
en la cocina por la mañana mientras ella dormitaba en su cama de pequeña.
negativa y sobre todo el miedo que el paciente le tiene.
Tengo la experiencia clínica de que en los pacientes masculinos ope- De modo análogo puede reaccionarse al análisis como a una situa-
ran resistencias
prano particularmente
oral-sádico fuertes
que sentían por a sentir
su madre. Porconmigo el odio
otra parte, tem-
mis pa- ción de excusado, y el paciente sentirá que debe producir o salir; sus
asociaciones son un material precioso a compartir o atesorar, o pro-
cientes femeninas parecen tener una desusada dificultad en resolver sus ducciones malolientes que se sueltan con enojo o se ocultan para pre-
resistencias a sentir en mí la figura materna amorosa, dadora del pe- servarlas. En esta fase, elpaciente tal vez reaccio ne a las intervenciones
cho. En su "Análisis terminable e interminable" declara Freud que del analista como a enemas, intrusiones dolorosas o calas placente-
el aspecto más difícil de analizar en los hombres era su temor de una ras. Es evidente que el paciente está trasfiriendo al analista y a la situa-
actitud homosexual pasiva para con los hombres, y en las mujeres, su ción analítica las experiencias de su fase anal. Puede esperarse ver, ade-
242 LA TRASFERENC CLASIFICACIÓN CLÍNICA DE LATRASFERENCIA 243

más de los elementos mencionados, angustias relativas al control y 1 ción del Superyó, siempre está imbuido de impulsos, actitudes y fanta-
autonomía, problemas relacionados con sentir vergüenza, actitudes d sías hostiles. Además de las figuras de crítica existentes en la historia
despecho, terquedad, sumisión, orden, limpieza, parsimonia, etc. E& del paciente se suma, se proyecta en ello la propia hostilidad del pa-
probable que el mecanismo predominante de defensa en este tiempo ciente a esa figura. Y aun la hostilidad del paciente por el analista pue-
sea el aislamiento. de proyectarse también en esa imagen de Superyó. Pero esto cambia
La fase fálica, cuando se vuelve a vivir en relación con el analista en el curso del análisis y hay que tener buen cuidado de evitar las in-
y la situación analítica conduce a las más impresionantes experiencias' terpretaciones estereotipadas.
de trasferencia. Debe tenerse presente que contra esto pueden alzarse
fuertes defensas de muchos tipos. Una vez superada la defensa produ- Ilustremos con un ejemplo clínico. Un paciente de edad mediana vino al análi-
cen reacciones de trasferencia muy vívidas el amor incestuoso y la an- sis a causa de unos rasgos de carácter rígidocompulsivos-obsesivos y una de-
gustia de castración, la rivalidad celosa y los deseos de muerte, el deseo presión neurótica subyacente. En la primera parte de su análisis, constante-
de un bebé o de un pene, el retorno de fantasías edípicas de masturba- mente tenía la idea de que yo desaprobaba su modo de trabajar. Asociaba esto
ción y los sentimientos de culpabilidad que les acompañan. rutinariamente con el padre estricto de los días de su infancia. Lentamente se
Este método de categorizar las reacciones de trasferencia puede ha- fue evidenciando que el padre no había sido tan desaprobador como el pacien-
te me sentía a mí. Interpreté entonces para él cómo trasfería a mí su propia
cerse
ampliopara
detodos los niveles del
las posibilidades el desarrollo libidinal.
lector puede Paralas
consultar un obras
cuadrobásicas
más hostilidad por su padre. Yo recibía hostilidad de dos partes: del recuerdo que
el paciente tenía de su padre desaprobador, desplazado hacia mí, y de la irrita-
sobre el tema (Freud, 1905d; Abraham, 1924; Fenichel, 1945a; Erik- ción del paciente consigo mismo, proyectada sobremí. Posteriormente descu-
son, 1950; A. Freud, 1965). brirnos aún una tercera causa de hostilidad.
Él me despreciaba: yo no era un científico puro sino un materialista y un
sensualista. Mi modo de hablar, mi vestimenta, las cosas que había oído de
3.7.4
LAS REACCIONES DE TRASFERENCIA EN FUNCIÓN DE LA ESTRUCTURA mi le convencieron deque yo era un "comerciante" que vivía espléndidam en-
te, el "Tom Jones" del psicoanálisis. El análisis de estos sentimientos reveló
A veces se pueden describir mejor algunas reacciones del paciente al ante todo que detrás de ese desprecio se escondía la envidia. Me tenía envidia
analista desde el punto de vista estructural: el analista puede convertir- y ahora proyectaba el desprecio sobre mí. Creía que yo despreciaba su moral
se en representación del Superyó, el Ello o el Yo para el paciente. En de dase media. Cuando el paciente empezó a cambiar, cambió esta constela-
ción. Se permitió sentir las frustraciones de su vida sexual y se metió en un
la sección 3.4.1.1 se ponía en duda si esto es una verdadera reacción
lío amoroso, una actuación. Primero le pareció que yo desaprobaba su conduc-
de trasferencia de acuerdo con nuestra definición. Sea como quiera, ta, pero no le importaba. Estaba cansado de hacerse el bueno. Quería su parte
es útil considerarlas así clínicamente. Al principio del análisis suelen debida de placer y si a mí no me gustaba eso,Mete,
" doctor". "Estoy cansa-
observarse situaciones en que el analista representa una figura de Su- do de mi perfeccionismo; en realidad, me disgusta tanto corno me disgustaban
peryó para el paciente. Esto puede ser transitorio o prolongado, leve antes ustedes, los que viven así. Yo soy mejor de tenorio que antes de remilga-
o intenso. Cuando el analista adopta la función del Superyó se le siente do. Soy incluso mejor para mi esposa y m is hijos. Ahora temo que usted qu iera
ante todo crítico, hostil, recusador y negativo. Esto está de acuerdo con quitarme eso, pero lo defenderé contrausted. Y le advierto que estoy terrible-
nuestras ideas teóricas acerca de la catexia del Superyó con energías mente enojado y ningún desgraciado psicoanalista me va a estorbar mis
pulsionales agresivas (Hartmann, Kris y Loewenstein, 1946, pp. 30-5). placeres."

La escuela kleiniana cree que la introyección y proyección del analista Creo que esta viñeta clínica ilustra los muchos cambios y revueltas
en el Superyó del paciente son sucesos fundamentales en todos los aná-
lisis. El centro del Superyó es para ellos el pecho de la madre, bueno que da un paciente desde el punto de vista de qué tipo de figura super-
y malo al mismo tiempo (Klein, 1952, p. 434). yoica representa el analista y qué se de splaza y proyecta sobre éste. Pri-
Pero el material clínico parece prestarse a interpretaciones diferen- meramente soy un desplazamiento del padre antinstintual. Luego me
tes según la historia del paciente y el nivel del desarrollo vuelto a vivir convierto en el despreciable padre instintual, el "Tom Jones" del psi-
en la situación analítica. Cuando el analista se convierte en representa- coanálisis, al que después resulta que en el fondo envidia. En éste pun-
244 LA TRASFERENCIA CLASIFICACIÓN CLÍNICA DE LA TRASFERENCIA 245
to se produce un cambio en el paciente y su Superyó le permite hacerse sexual con una mujer extraña, haciendo muchas cosas sexuales que por lo ge-
más instintual. Su nuevo Superyó odia su antigua personalidad, pero neral evita. Al principio dice que estaba algo embriagado y que eso lo llevó
el antiguo componente antinstintual vuelve sobre mí; teme que yo in- a tal situación. Algo más adelante comprende que lo hizo por darme gusto;
terfiera. De todos modos, ahora puede sentir que pelearía conmigo por en realidad, tuvo el pensamiento de que si hace todas esas cosas, el doctor deja-
ello. rá de sondearlo. Sólo mucho después comprende que la capacidad de hacer
Creo que este fragmento clínico indica la necesidad de estar alerta todas esas cosas indicaba algún deseo latente dentro de sí mismo.
a todos los cambios posibles en marcha durante el proceso analítico en
función de la relación entre el propio Yo del paciente, su Superyó y El analista también puede servir de prolongación del Yo del pacien-
el analista. Las interpretaciones estereotipadas desde un punto de vista te, para comprobar la realidad de acuerdo con la fórmula: ¿qué haría
rígido y estrecho acerca de estas cuestiones limitarían la apreciación mi analista ahora? ¿Cómo reaccionaría en esta situación? El proceso
que el analista pudiera tener de las intrincaciones envueltas. de utilizar al analista como Yo auxiliar tiene mucha importancia en
A veces durante el análisis puede uno observar cómo reproyecta el los pacientes a quienes cuesta comprobar la realidad, en particular los
paciente su Superyó en la persona del analista y se conduce como si casos límites. Es útil a todos los pacientes en las situaciones de crisis.
no lo tuviera. Esto puede darse cuando los pacientes se sienten estre- Tenemos aquí también un precursor de la identificación con el analis-
chamente vigilados y acosados durante el trabajo de la semana y des- ta, una forma de imitación. Es una transición valiosa para la forma-
pués se entregan desmedidamente a una serie de actividades instintua- ción de una alianza de trabajo, en que el paciente se familiariza con
les en el fin de semana o en otras ausencias del analista. Regresionan el enfoque analítico de los problemas. También puede emplearse inde-
a un nivel en que sienten temor respecto de una figura externa en lu- bidamente con fines patológicos y si no se descubre, los pacientes se
gar de sentirse culpables internamente. convierten en copias de sus analistas. Esto lo veremos más ampliamen-
Tenemos otro aspecto de esta situación cuando el paciente regresa te en la siguiente sección.
a los primeros días del Superyó, en que la mayor parte de las funciones
de éste las desempeñaban poderosas figuras parentales externas. Cuando
esto ocurre, la figura superyoica en la trasferencia es omnipotente, om- 3.7.5
LA IDENTIFICACIÓN COMO REACCIÓN DE TRASFERENCIA
nisciente y gravemente agresiva y destructora. El paciente ha despla-
zado y proyectado sobre el analista la hostilidad, la rabia y el temor Las identificaciones desempeñan un papel importante y complicado en
que sentía respecto de las primeras figuras parentales, antes de que se la formación de objeto. Identificaciones tempranas preceden a las rela-
separaran claramente de él mismo Gacobson, 1964). ciones de objeto y hay identificaciones que remplazan a las relaciones
Puede también percibirse el analista como una figura del Ello más con los objetos ( Jacobson, 1964). Parece haber diferentes géneros de
que superyoica. Sucede esto cuando el paciente desplaza y proyecta so- identificaciones: algunas son parciales, otras totales; algunas transito-
bre el analista los propios anhelos de su Ello. En tales ocasiones puede rias, otras permanentes; algunas accesibles a la conciencia, otras inacce-
parecerle al paciente que el analista desea que se masturbe, que sea sibles; algunas egosintónicas y otras egodistónicas. Como todos y cada
agresivo, o promiscuo, que realice actos sexuales perversos, etc. Se siente uno de los aspectos de las relaciones de objeto se repiten en la trasfe-
al analista seductor, provocador y tentador. Esto puede hacer a los pa- rencia, también pueden producirse identificaciones de todos los tipos.
cientes del
luntad actuar como O
analista. si sencillamente se estuvieran
bien esto podría ocasionar sometiendo a la vo-
un comportamiento Aquí nos limitaremos
tificaciones a las formas
de trasferencia. Paraclínicas más importantes
un estudio más amplio de de
las la
iden-
literatu-
seudosexual y seudoagresivo, que es en realidad un intento de amol- ra clásica al respecto puede ver el lector las obras de Freud (1921), Fe-
darse al analista y darle gusto. Esta norma puede complicarse porque nichel (1954a), Hartmann, Kris y Loewenstein (1946), Jacobson (1964)
el comportamiento tal vez sea conscientemente seudoinstintual y no obs- y Hendrick (1951).
tante oculte impulsos instintuales reales. Una forma de identificación, absolutamente necesaria para que el
análisis haya de ser efectivo, es la que describimos al hablar de la for-
Por ejemplo, un paciente relativamente inhibido pasa una noche de relación mación de la alianza de trabajo. Repitamos: cuando el analista hace
246 LA TRASFERENCIA CLASIFICACIÓN CLÍNICA DE LA TRASFERENCIA 247

una interpretación u otra confrontación con el paciente, pide a éste que Pero los pacientes se identifican también con el analista por otras ra-
renuncie temporalmente al Yo que siente y vive, el Yo que asocia li- zones; por ejemplo, como medio de manifestar su ansia de intimidad.
bremente, y observe con el terapeuta lo que acaba de sentir. Es decir, Esto se asemeja al tipo de ansia de trasferencia descrito por Ferenczi
se le pide que se identifique parcial y temporalmente con el analista (1909). Los pacientes que se hallan bajo la influencia de una trasferen-
(Sterba, 1929). Al principio sólo lo hace cuando el analista se lo pide, cia positiva adoptarán los modales, las características, los rasgos y há-
y él tiene que poner en marcha conscientemente este proceso, que des- bitos del analista a manera de manifestación de su amor y, cosa aún
pués se hace automático y preconsciente. Se aprecia más vívidamente más importante, como un medio primitivo de relacionarse con un ob-
al laborar con las resistencias. Al principio es necesario que el analista jeto. Ha de tenerse presente que la identificación es la variedad más
señale la resistencia y pregunte al paciente a qué se resiste y por qué. temprana de relación de objeto y desempeña un papel decisivo en la
Más adelante, el paciente reconoce por sí mismo que se está resis- formación de la representación de sí mismo y de la estructura del Yo.
tiendo y se pregunta qué rehuye y por qué. Es éste un indicio de la No siempre es posible separar las diversas funciones de identificación
identificación parcial y temporal con el analista que hace la alianza de unas de otras (Fenichel, 1945a, pp. 36-9). He visto pacientes masculi-
trabajo. Cuando se ha logrado dar este paso decimos que "el paciente nos que solían ser atildados en el vestir volverse descuidados y vestir
está en análisis". Este tipo de identificación persiste aun después del de cualquier modo, como dicen que yo soy. Cambian de marca de ci-
análisis. Las personas que hanpor
sidosíanalizadas y se de
encuentran con pro- garrillos y adoptan
si yo lo hago. la misma
Un paciente que yo,deopronto
empezó se ponen a fumarmúsica,
a estudiar cigarro cosa
puro
blemas emocionales hacen mismas algo autoanálisis.
Mientras dura un análisis, los pacientes se identifican con el analista que descubrí era atribuible a alguna charla psicoanalítica relativa a que
como un medio de habérselas con él como figura creadora de angustia. en mi casa se tocaba música de cámara. Estas identificaciones proce-
Yo he visto pacientes de éstos tener súbitos y señalados cambios de com- den en lo fundamental de un hambre objeta) oral-introyectiva, de una
portamiento en su casa y en la situación de trabajo. necesidad de volverse como el analista idealizado, de ser amado(a) por
él, o, en el nivel más profundo, de hacerse uno con él. Hay todavía
Un paciente mío, irritable y que se dejaba llevar por sus impulsos, tuvo de pronto otro motivo posible para este género de identificación. Los pacientes
una conducta complaciente, razonable y reflexiva. Su familia y sus amigos echa- se identifican a veces demasiado rápida y ansiosamente con el analista
ron de ver esta sorprendente metamorfosis, que también se advertía en su mo- para formar una nueva identidad... para ocultar su identidad verdade-
do de trabajar en la hora analítica. Su impetuosidad y sus cambios de humor ra. Esto puede verse en los pacientes llamados de "identidad encubri-
parecían haber desaparecido. Pero sus asociaciones parecían afectadas y estéri- dora" que es una forma del carácter "como si" (Greenson, 1958a).
les. Después describió un estallido de cólera de uno de sus hijos y me llamó Hay pacientes que presentan el cuadro inverso, y parecen capaces
la atención la reacción del paciente, despegada y nada emocional. Se conformó tan sólo de una identificación mínima con su analista. Pueden formar
con preguntar al niño qué lo había puesto así. Esto no concordaba en nada
la identificación parcial y transitoria de la alianza de trabajo, pero ape-
con d carácter del paciente. Finalmente comprendí lo que estaba pasando cuando
nas nada más. He tenido pacientes en análisis durante muchos años
se puso a emplear ciertas palabras y frases que tenían un dejo familiar. Había
adoptado el vocabulario que yo estaba acostumbrado a emplear y que le era
que laboraban fuertemente en ello, pero sin identificación alguna con-
ajeno. Se había identificado conmigo sobre la base de una identificación con migo ni siquiera en cosas donde podría ser muy útil. Los pacientes que
el agresor, mecanismo que describió Anna Freud (1936) como medio de tratar tienen angustia en la expresión verbal no adquieren mi habilidad ver-
de enfrentarse a un objeto que espanta. bal. Los que son generalmente tímidos no se identifican conmigo en
El paciente trataba de interpretar su propio material para adelantárseme. Era mi franqueza. Se identificarán conmigo en algún aspecto trivial: se com-
una resistencia, un modo de defenderse. Había empleado identificaciones se- prarán una pluma como la mía o llevarán las camisas con cuello aboto-
mejantes en su pasado para tratar de sobreponerse a su angustia frente a las nado, pero no se identificarán conmigo en ninguna característica más
figuras de autoridad. Este tipo de identificación con el analista suele verse en i mportante. Estos pacientes tienen temor a la identificación, contra la
análisis: el paciente adopta el papel del analista con su familia y sus amigos cual están en lucha constante. Para ellos, identificación equivale a de-
y aun con el analista mismo.
jarse avasallar, a ser conquistado o absorbido, a perder su propia iden-
tidad. Estos pacientes se debaten contra la identificación con su analis-
248 LA TRASFERENCIA LAS RESISTENCIAS DE TRASFERENCIA 249

ta corno en la adolescencia luchaban contra la identificación con sus dinámica y estructura y en la dificultad de la tarea técnica. La forma
padres (Greenson, 1954). y estructura de la resistencia de trasferencia cambian en el paciente en
Se observa identificación extraña, transitoria y súbita en pacientes el curso del psicoanálisis, y cada paciente es un caso único en la suce-
li mítrofes [borderlinelo psicóticos muy enfermos. Para ellos, la identifi- sión de los diferentes tipos de resistencia. Hay también considerable
cación es un m edio desesperado de aferrarse o de establecer alguna forma variación en las formas de resistencia de trasferencia que predominan
de relación con la realidad y los objetos. en un paciente determinado. Debe además tenerse presente que pue-
den operar simultáneamente varias resistencias de trasferencia y uno
Hace unos años entrevisté a una señora casada y con dos hijos pequeños con de nuestros problemas técnicos consiste en asegurarse de qué constela-
la intención de analizarla. Su comportamiento y su historia no parecían pre- ción de resistencia de trasferencia escogeremos para nuestra labor tera-
sentar nada mórbido que contraindicara el psicoanálisis. En la primera entre- péutica en un momento dado. He seleccionado para su estudio espe-
vista le ofrecí un cigarrillo y no lo aceptó, diciendo que no fumaba. En la se- cial aquellos tipos de resistencia de trasferencia que se dan con mayor
sión siguiente vi con gran sorpresa que sacaba una cajetilla de cigarrillos de frecuencia y que pueden aislarse con mayor claridad.
la misma marca que yo consumía, y se fumó unos cuantos. Era el primer indi-
cio de un episodio psicótico incipiente, que empezaba a manifestarse.
3.8.1
LA BÚSQUEDA DE GRATIFICACIÓN TRASFERENCIAL

Una de las fuentes más sencillas y frecuentes de resistencia trasferen-


3.8 LAS RESISTENCIAS DE TRASFERENCIA cial se halla cuando el paciente tiene fuertes apremios emocionales e
instintuales respecto del analista y se afana en satisfacerlos más que en
Las resistencias de trasferencia podrían en realidad estudiarse como una hacer la labor analítica. Esto puede nacer de pulsiones instintuales libi-
categoría de las reacciones clínicas de trasferencia. Pero este grupo de dinales y agresivas o de las emociones de amor u odio. Además, todas
fenómenos de trasferencia tiene una importancia clínica especial y me- y cualquiera de las fases evolutivas de los instintos y emociones pueden
rece mayor atención y una elucidación cuidadosa. Como ya dije, las entrar en ello. Por ejemplo, el (la) paciente puede tener deseos sexuales
resistencias de trasferencia son las causas más importantes y frecuentes respecto del analista en un nivel fálico-edípico y una angustia de cas-
de obstrucción a la labor analítica (Freud, 1912a). Se pasa más tiempo tración y deseos incestuosos. O bien un paciente puede sentir impulsos
analizando las resistencias de trasferencia que en cualquier otro aspec- pasivos-anales respecto del analista o deseos orales de ser alimentado
to de la labor analítica. La resistencia de trasferencia insuficientemente y cuidado, etc. Cualquiera de esos elementos libidinales puede impeler
analizada es la causa más importante de interrupción o estancamiento al paciente a tratar de obtener alguna forma de satisfacción y a renun-
en los análisis. Por otra parte, el análisis efectivo de las resistencias con- ciar a la labor analítica.
duce a la labor analítica más fructífera.
La expresión resistencia de trasferencia es una condensación y se re- A manera de ejemplo, permítaseme citar el caso de una paciente que en dife-
fiere a muchas constelaciones clínicas diferentes. En todos los casos es rentes ocasiones fue impulsada por cada uno de los componentes libidinales re-
la trasferencia la que ocasiona la resistencia, pero de diversos modos. cién mencionados. Al comenzar su análisis (era una paciente deprimida con
Por ejemplo, el paciente puede tener sentimientos de trasferencia que un problema de bulimia), solía guardar un silencio triste porque deseaba que
trata de satisfacer, no de analizar. O bien puede oponerse al procedi- yo le hablara. En aquel tiempo, hablarle yo significaba estar dispuesto a ali-
mentarla. Si yo hablaba, significaba que me preocupaba verdaderamente por
miento analítico porque teme la aparición de ciertas reacciones de tras-
ella, que la cuidaría, la alimentaría y no la abandonaría. Entonces, si esos de-
ferencia. O tal vez adopte y se aferre a ciertos sentimientos de trasfe- seos eran satisfechos, ella podría laborar, producir, y si no se sentía vacía y
rencia porque teme otras formas de reacciones de trasferencia, y con sola e incapaz de comunicación. Avanzado el análisis sintió fuertes impulsos
el fin de protegerse se opone a la asociación libre. sexuales hacia mí, inconfundiblemente de índole incestuosa. Llegaba a la con-
Desde un punto de vista clínico y técnico, vale la pena distinguir di- sulta de un humor coqueto y frívolo, decidida a provocar en mí cualquier gé-
versos tipos de resistencia de trasferencia, porque difieren mucho en nero de jugueteo sexual, aun cuando fuera sólo verbal. Durante cierto período
250 LA TRASFERENCIA LAS RESISTENCIAS DE 'TRASFERENCIA 25 1

de tiempo se negó a laborar con ese material y exigía que primero le manifesta- un poco brusco la última vez que nos vimos, no tan acogedor como en las pri-
ra yo alguna reciprocidad en mis sentimientos. Más adelante aún, pasó por meras sesiones. Pero estaba decidida al análisis conmigo. Hubiera esperado cuan-
una fase en que se negaba a producir material a menos que yo la incitara. to fuera necesario. Estaba cansada de tomar gente inútil o de desecho. "Quie-
Insistía en que yo insertara siquiera un pequeño comentario acerca de su si- ro lo mejor [pausa]. Quiero lo mejor p ero ¿podré conservarlo? ¿Qué me hace
lencio, y entonces podría dejar salir todas las comunicaciones que tenía alma- creerme merecedora de ello? [Pausa.] Todo cuanto he tenido que valiera la pe-
cenadas. Todos estos diferentes apremios se convirtieron en causa de resis- na fue porque era bonita. Tal vez por eso me aceptó usted como paciente. Pero
tencia, hasta que logró renunciar a su deseo de satisfacción. S ólo entonces ¿por qué había de soñar que usted me besaba 'abajo'? Ni siquiera sé cómo
estuvo dispuesta a establecer una alianza de trabajo e intentar la labor analí- se dice eso correctamente. Tal vez me enseñe usted a hablar como es debido.
tica con los diferentes impulsos instintuales que sentía por mí. ¿O acaso está usted ya cansado de oírme? [Pausa.] Tengo problemas sexuales.
Me gusta la idea del coito, pero éste no me procura el orgasmo. El único modo
Aliado con los ejemplos anterioresy muy frecuente fuente de resis- de sentirlo a veces es cuando mi marido lo hace con la boca. Entiendo que esto
significa algo... algo malo."
tencia es el deseo o necesidad que tiene el paciente de ser amado. To-
Este sueño planteaba varios problemas dificiles porque contenía evidente ac-
dos los pacientes, en mayor o menor grado y de muchos modos, pasan
tividad sexual al mismo tiempo que resistencias, y era la primera hora analítica
por períodos en que su deseo de ser amados por su analista remplazan de la señora. El sueño manifiesto parecía declarar que yo le recordaba alguien
a y bloquean el deseo de acceder a los procedimientos analíticos. El de quien estuvo algo enamorada y que yo, no ella, quiero hacerle cosas sexua-
temor de perder el amor o el respeto del terapeuta es una fuente de les con mi boca. Además, le interesaba hacerlo como es debido, y mi interés
resistencia siempre presente y subyacente. La novela familiar puede re- principal era proporcionarle placer sexual. Podía advertirse el intercambio de
petirse también en la trasferencia (Freud, 1905d; Frosch, 1959). papeles entre los dos. Sus asociaciones seguían girando en torno a la cuestión
de si yo la aceptaría, de si la conservaría como paciente. Indicaban también
Permítaseme ilustrar este problema con el análisis de la señora K. 7
Me había la sensación de ser indigna, estar vacía, faltarle instrucción, mientras a mí me
puesto sobre aviso acerca de la gran necesidad de ser amada que tenía la pa- veía digno y "el mejor". Contenía también la declaración de que sólo podía
ciente, su historia de cómo la había criado una madre irresponsable y de cómo tener orgasmo con el cunnilingus.
su padre la había abandonado a los dos años de edad. Su primer sueño reveló El problema técnico especial era el de cómo manejar el manifiesto elemento
esta necesidad. Había yo visto a la señora K en las entrevistas preliminares sexual de su sueño en aquella temible primera hora de análisis. Yo decidí seña-
y habíamos convenido en que empezaría el análisis en cosa de dos meses, cuando larle su necesidad de ser amada, su temor de que yo la rechazara, y ligar esto
yo tuviera horas disponibles. Llegó a la primera sesión y hablamos brevemente de algún modo con el elemento sexual. No hacer caso de lo sexual hubiera sido
de lo que había sucedido entre tanto y de cómo se empleaba el diván. Ella an- hacerlo parecer "malo", y hablar de ello podría ocultar los elementos de resis-
siaba empezar. En cuanto estuvo acostada me comunicó el siguiente sueño: tencia y tal vez hacernos entrar demasiado hondo en el análisis. Pero como la
"Llego a mi primera hora analítica, pero usted parece diferente, se parece al paciente podía soñarla y recordarla, decidí comentar la actividad sexual, y le
doctor M. Me lleva usted a una salita y me dice que me desvista. Me sorpren- dije aproximadamente lo siguiente: "Debe usted haberse preocupado mucho
do y le pregunto si eso hacen los freudianos clásicos. Usted me asegura que por la última hora que nosvimos, en que le parecí brusco y se preguntó si real-
es así. Me desvisto y se pone usted a besarme por todas partes. Finalmente, mente la tomaría yo como paciente. A continuación sueña usted que yo em-
se 'dirige abajo'. Me gustó, pero seguí preguntándome si así debía ser eso." pleo sexualmente la boca con usted como prueba de que en verdad la acepto."
La paciente reconoció su turbación por el sueño y empezó a hablar. El doc- Había hecho una reconstitución hacia arriba tal y como la describen Berta Bom-
tor M. es quien la envió conmigo, y fue objeto de su apasionamiento por cierto stein (1949) y Loewenstein (1951, p. 10).
tiempo. Parecía muy competente, pero después ella vio que tenía sus defectos. La paciente escuchó atentamente y replicó: "Es interesante que usted haya

Él parecía gustar de suflirteo, lo que le demostró a ella que algo andaba mal reconocido que a mí siempre me pareció que si un hombre la amaba a una
en su vida particular. Elia sabe que yo soy casado y eso la tranquiliza. La exci- debía ser capaz de emplear la boca sexualmente en una. Son muchos los hom-
ta la idea de estar acostada haciendo psicoanálisis. Temía que yo no lo aceptara bres que hacen grandes discursos de amor pero se hacen para atrás cuando se
en calidad de paciente, porque había oído que yo tenía pocos pacientes parti- llega a 'eso'. A mí siempre me desconcierta un poco cuando lo hacen al princi-
culares. Tal vez yo la expulse cuando descubra que es una "nada". Le parecí pio, y me pregunto cómo pueden aguantarlo, pero creo que eso prueba que
la aman a una, al menos sexualmente."
La necesidad de ser amada y el terror de ser rechazada eran factores en las
7
Véanse también secciones 1.2.4, 2.6.5.1, 2.7.1, 3.2.5 y 3.4.2. resistencias de trasferencia de la señora K, Para ella, ser rechazada equivalía
LAS RESISTENCIAS DE TRASFERENCIA 253
252 LA TRASFERENCIA

a ser abandonada. El abandono provocaba fuerte rabia, que ella dirigía hacia repite y revive, en relación con su analista, sus defensas contra la parti-
dentro, y por consiguiente sentía que ella no valía "nada". En parte eso era cipación instintual y emocional (A. Freud, 1936, pp. 19-25). Esto pue-
para preservar, para conservar el analista idealizado porque ella temía que su de volverse el atributo y la función principal de la reacción trasferen-
propia hostilidad lo destruyera, y entonces ella quedaría verdaderamente sola cial. Esta forma de trasferencia puede calificarse de reacción trasferen-
y sería verdaderamente "nada". cial defensiva. Estas reacciones siempre son resistencias de trasferencia
y tienen por objeto ocultar otros aspectos y formas de los fenómenos
Puedo dar también ilustraciones del lado agresivo. Hay pacientes que trasferencial es. Diversas variedades clínicas típicas se presentan con gran
se llenan de impulsos hostiles y destructivos, que inconscientemente se frecuencia y merecen ser aisladas para examinarlas.
empeñan en acabar con el analista y el análisis en lugar de analizar Una de las formas de reacciones de trasferencia defensivas más co-
sus impulsos. munes es la persistencia del comportamiento razonable y racional con
el analista. Tal ausencia prolongada de reacciones irracionales parece
Un paciente mío, neurótico depresivo con una colitis ulcerosa, se peleó con su superficialmente una ausencia de trasferencia, pero es en realidad una
mujer, a la que acusaba de no darle el alimento debido. Salió de su casa hecho reacción trasferencia], aunque de tipo defensivo. El comportamiento
una tempestad para acudir a su sesión analítica. A mí me parecía evidente que razonable y racional persistente es el lado defensivo de una serie de reac-
desplazaba la hostilidad de su madre a su esposa. Cuando me pareció relativa- ciones
nal. Estebajo
tipolas
de cuales
se trasferencial
oculta lo instintivo, losuele
emocional
verse aly comien-
mente razonable se lo señalé así. Todo cuanto oyó de esta interpretación fue lo irracio-
reacción defensiva
que yo estaba de parte de su esposa. Aquella noche, a pesar de que llevaba zo del análisis en los que desean ser "buenos" pacientes (Gitelson, 1948,
años siguiendo una dieta rigurosa, fue solo a un restorán y comió cuanto pudo
de todos los alimentos que le estaban prohibidos. Remató la cena con mucho
1954).
coñac y café negro. Aquella noche tuvo agudos dolores, graves vómitos y dia-
rrea. La furia que sentía contra su madre, su esposa y yo mismo la volvió con-
Ilustraremos esta situación describiendo brevemente a un paciente mío, de cer-
tra sí a manera de desquite, de acuerdo con la fórmula "Me mataré y lo senti-
ca de cuarenta años, quien acudió al análisis por una impotencia sexual que
rán todos". Además de sus otros significados tiene este comportamiento el de
duraba ya unos ocho años. La impotencia se limitaba a su esposa, porque con
intento de estropear el análisis y herir al analista.
otras mujeres era potente, pero se sentía culpable tanto de su infidelidad como
'áe su impotencia. Sin embargo, no podía renunciar a sus relaciones extracon-
Los pacientes que tienen la llamada trasferencia "erotizada" son pro- yugales, a pesar de que amaba a su esposa.
pensos a una actuación muy destructiva (Rappaport, 1956). Esto se ve Era muy competente y descollante en su labor profesional, un campo de terri-
también en caracteres muy impulsivos, perversiones, casos límites, etc. ble competencia, donde el triunfo requería bastante audacia y aun combatividad.
Todos estos pacientes tienen resistencias de trasferencia que proceden En su análisis era muy concienzudo y cooperante. Trataba cuanto podía de
de impulsos subyacentes de odio. Tratan sólo de descargar esos senti- hacer asociaciones libres, comunicaba sueños, intentaba entender mis interpre-
mientos y oponerse a la labor analítica. La tarea técnica consiste en taciones, hablaba con un sentimiento moderado y no era frío ni demasiado in-
dar con el momento en que uno puede movilizar el Yorazonable. Por lo telectualizado. A veces quedaba en silencio y deseaba que yo dijera algo, pero
general, una vez disipada la intensidad de los sentimientos y reducido el sabía que los analistas deben ser callados. A menudo le parecía que estaba ha-
ciendo pocos progresos, pero se echaba la culpa a sí, ya que estaba convencido
apremio de las exigencias instintuales resulta accesible un Yo razonab le.
de que yo era un analista competente. Cuando tenía un material embarazoso
Las exigencias de satisfacción menos intensas, sutiles y crónicas son
más difíciles de descubrir y de señalar al paciente. Una vez que éste que comunicar se reprochaba el ser muy infantil, puesto que sabía que yo no
lo iba a criticar: los analistas estaban acostumbrados a esas cosas. Si yo hacía
puede reconocerlas resultan también accesibles a la labor analítica. interpretaciones que no podía aceptar o entender, decía que yo debía tener ra-
zón y que sencillamente él era un poco torpe o de lenta entendederas.
Entonces yo empecé a señalar cómo sus reacciones siempre eran razonables
3.8.2
REACCIONES DE TRASFERENCIA DEFENSIVAS y a preguntarme si acaso alguna vez no tendría algún otro sentimiento o fanta-
sía acerca de mí. Él no tenía idea sino de que yo era un analista competente
Otra forma típica de resistencia trasferencia] se da cuando el paciente que hacía cuanto podía. Le hice ver que en algunos de sus sueños había situa-
254 LA TRASFERENCIA

ciones en que yo aparecía muerto o mutilado, y esas imágenes tenían que pro-
ceder de su interior. Convino él en que parecía plausible, pero no podía hallar
tales sentimientos dentro de sí. Cuando traté de hallar la figura del pasado a
la que habría él reaccionado de modo semejante, resultó s er su padre. Para
el paciente, el p adre era un hombre honrado, concienzudo, muy trabajador,
que siempre le había inspirado sentimientos razonables, racionales y cordiales.
Él siempre era tolerante y comprensivo en cuanto a los defectos de su progeni-
tor. Esto estaba en señalado contraste con su comportamiento hostil y combati-
vo para con los otros hombres de autoridad y para con sus competidores. Pare-
cía estar protegiéndonos a mí y a su padre de sus impulsos instintuales incons-
cientes, pero ¿por qué?
Un sueño dio el material clave: Está él en un barco de vela. La vela cuelga
de un palo totémico en que hay tres figuras, dos hombres y un niño. La figura
de arriba se parece a mí, después viene el niño y al pie está el padre. Sus aso-
ciaciones condujeron a lo siguiente: cuando él tenía siete años de edad, su pa-
dre había padecido un ataque cardiaco y al paciente le habían hecho creer que
eran sus explosiones emocionales (del paciente) las que casi matan al padre.
Este material no era nuevo, pero parecía adquirir nueva importancia para el
paciente. Vacila unos momentos y después me dice sosegadamente que había
sabido que yo una vez tuve un ataque cardiaco. Prosigue diciendo con cordia-
lidad que está seguro de que yo me debo cuidar bien, ya que no dejo de ser
un médico. En su tentativa de hablar tranquilizadoramente noto cierta falta
de consistencia. Le interrumpo y pregunto: "Algo le preocupa; ¿qué otra cosa
está usted pensando?" El paciente suspira, quiere reír y después dice que ha
oído que yo tengo más de cincuenta años y que eso le ha sorprendido desagra-
dablemente. Creía que yo era un cuarentón, porque parezco joven y como tal
me comporto.
Intervengo: "Le ha sorprendido desagradablemente que yo tenga más de
cincuenta años. ¿Qué le sugiere esa idea de tener más de cincuenta años?" El
paciente dice rápidamente: "Mi padre murió de cincuenta y tres años y no
puedo soportar la posibilidad de que usted muera. Ya tengo hartas cosas en
la conciencia. No creo habérselo dicho nunca, pero el niño del palo totémico
me hizo recordar la muerte de nuestro primer hijo. Le dije que mi mujer tuvo
placenta previa, pero hasta ahora no comprendí que yo me siento culpable de
haberlo ocasionado por haber tenido un coito con ella poco antes de su
hemorragia."
Interpreto para él: "Y usted se hizo impotente con su mujer para estar segu-
ro de que nunca volvería a lastimar a otro bebé." Replica: "Sí, yo no merezco
el coito con una mujer buena. De mí parece que sólo pueden salir cosas des-
tructivas cuando me dejo llevar. Tiene usted que agradecer que aquí me domi-
ne tan bien." Pausa. Silencio.
Ahora es patente que detrás de lo sempiternamente razonable, detrás de su
trasferencia defensiva hay sentimientos e impulsos tumultuosos. Su modo de
ser
está
razonable
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tan bien." Pausa. Silen
256 LA TRASFERENCIA LAS RESISTENCIAS DE TRASFERENCIA 257

mente. Las reacciones trasferenciales defensivas suelen hallarse en ca- mores y defensas moldeados en su carácter y que se han convertido
racteres seudonormales, en los candidatos que están pasando un análi- en la superficie que presentan al mundo en general. Estos rasgos son
sis didáctico, en los casos clínicos tratados sin honorarios y también en los resultados relativamente fijos, los residuos, las transacciones de di-
los trastornos neuróticos del carácter que requieren la conservación de versos conflictos entre instintos y defensas. Este aspecto de la persona-
una fachada normal. El problema técnico adicional que presentan es- lidad contiene componentes defensivos e instintuales, a menudo con-
tos pacientes es la necesidad de revelar la trasferencia defensiva como densados. En el curso de la terapia psicoanalítica, esas reacciones de
resistencia, hacerla egodistónica y hacérsela ver al paciente como sín- trasferencia tienen siempre una importante función de resistencia. El
toma (Reider, 1950; Gitelson, 1954). Sólo entonces puede uno proce- estudiante deberá consultar las obras clásicas sobre formación de ca-
der al análisis de los impulsos y afectos subyacentes. rácter para una descripción más completa de su dinámica (W. Reich,
1928, 1929; Fenichel, 1945a).

3.8.3
REACCIONES DE TRASFERENCIA GENERALIZADAS Veamos un ejemplo típico de reacción de trasferencia generalizada. Un señor
de cincuenta y tantos años vino al análisis por un trastorno del dormir y por
miedo de hacerse adicto a las píldoras para dormir. Era excepcionalmente exi-
Hasta aquí hemos examinado los diferentes tipos de fenómenos y resis-
toso en su profesión y al parecer también en su vida familiar y social. Un factor
tencias muy importante de sus diversos éxitos era su propensión al entusiasmo. Siem-
vadas dedela trasferencia, hemos
experiencia con descrito
personas las reacciones
significantes al analista
específicas deri-
del pasa- pre bienvenido, ingenioso, cordial, alegre, emocionalmente generoso, franco,
do del paciente. El paciente ama, odia o teme al analista del mismo sociable, animador, etc. En una palabra: era un entusiasta.
modo que otrora temiera o amara a su padre, su madre, su hermano, Empezó su análisis como empezaba todas sus empresas: con empuje, vigor
etc. El comportamiento de trasferencia del paciente para con su analis- y optimismo. Iniciaba cada sesión con una salutación atronadora, diseminaba
ta suele ser muy diferente de su comportamiento para con la mayoría chistes en sus asociaciones; entretejía fascinantes relatos en sus experiencias de
de las personas en su vida exterior, salvo con los pocos que son figu- la vida y hallaba mis interpretaciones estupendas, notables o deliciosas. Si mis
ras de trasferencia semejantes. Las reacciones de trasferencia suelen ser observaciones le dolían, lleno de respeto se apresuraba a confirmarlas. Me mi-
específicas y circunscritas. raba, me halagaba, proclamaba mis virtudes por doquier y me buscaba otros
Mas con el nombre de reacciones de trasferencia generalizadas voy pacientes. Aunque conocía el procedimiento normal del psicoanálisis, siempre
me estaba invitando a fiestas y concertaba reuniones con personajes que creía
a describir una forma de fenómeno trasferencia! que difiere de todas podrían interesarme, y si bien yo siempre me negaba, él estaba seguro de que
las formas anteriores precisamente por no ser específica ni circunscri- tarde o temprano aceptaría. Tenía la convicción de ser mi paciente favorito,
ta. En ella el paciente reacciona al analista como a muchas o las más aunque sabía que lasreglas del psicoanálisis prohiben semejante comunicación.
de las personas en su vida. El comportamiento de trasferencia no es Este modo de reaccionar conmigo era el que tenía con la gente en general y
distinto, es típico y habitual. Este comportamiento ha sido calificado el que le procuraba el éxito. En todas las esferas de la vida lo consideraban
de "trasferencia de carácter" por Wilhelm Reich (1928, 1929), pero amable y encantador; su familia,sus empleados, sus muchas queridas, funcio-
otros han considerado esa denominación engañosa y ambigua (A. Freud, narios ejecutivos importantes y artistas famosos.
1936; Sterba, 1951). Esta reacción de trasferencia generalizada resultaba difícil de manejar. Ante
Lo que distingue esta forma de trasferencia de otras es que las reac- todo, era necesario que yo constriñera mis reacciones reales y de contratrasfe-
ciones al analista son las reacciones típicas, habituales y normales del rencia. Constantemente tenía que estarle señalando cuán indiscriminado era

paciente con la gente; la trasferencia es característica de las relaciones su comportamiento, cuán promiscuos sus amores, cómo su constante inquie-
tud indicaba un descontento oculto. Poco a poco pude irle demostrando que
de objeto del paciente en general. Es esta cualidad de no especificidad, su inveterado entusiasmo y su idea de ser el favorito eran un mito, una panta-
de ausencia de caracteres distintivos, la que hizo llamarla "trasferen- lla que trataba de prolongar. Sólo fracasaba en el dormir y en los sueños, don-
cia de carácter". Pero el vocablo "carácter" tiene otros significados de se veía obligado a dejar su dominio consciente. A los pocos meses de labo-
y me parece más preciso decir "reacción trasferencia) generalizada". rar, su entusiasmo se hizo ajeno al Yo, ya no lo aprobaba, comprendía que
Los pacientes que reaccionan a su analista con trasferencia generali- era fraudulento, y se permitió sentir la depresión subyacente. Cambió la reac-
zada tendrán sentimientos, actitudes, impulsos, esperanzas, deseos, te- ción de trasferencia y yo fui varias veces la madre odiosa e hipócrita que lo
258 LA TRASFERENCIA LAS RESISTENCIAS DE TRASFERENCIA 259

seducía y rechazaba, el padre airado, etc. Fuera del análisis también cambió ral se estudiará más ampliamente en el torno II. En esta sección lo ve-
su comportamiento. Aunque todavía capaz de entusiasmo y encanto, esto era remos sólo en tanto que fenómeno trasferencial que se presenta en el
controlable. Al fin pudo tener algunos enemigos dignos y a veces ser aburrido. curso del análisis y como variedad especial de la reacción de trasferencia.
Entonces pudo también dormir y soñar (Greenson, 1962). La actuación es una serie de acciones, bien organizada y cohesiva,
que parece ser dirigida a un fin, conscientemente deseada y egosintó-
Los problemas técnicos de las reacciones de trasferencia generaliza- nica y que resulta una reactuación de un recuerdo pasado. La acción
das son semejantes a los de la trasferencia defensiva, puesto que la tras- es una repetición ligeramente disfrazada del pasado, pero el paciente
ferencia generalizada siempre tiene un importante fin defensivo y es no es capaz de recordar las cosas del pasado. Parece atento a actuar
egosintónica. La primera tarea es hacer la trasferencia egodistónica y en lugar de recordar; es una defensa contra el recuerdo. En el curso
dolorosa para que el paciente labore activamente con ella en lugar de del análisis, los pacientes [actuarán] sus reacciones trasferenciales en
tratar de prolongarla. Las resistencias de carácter tienen que cambiar- vez de expresarlas de palabra y sentimiento. La actuación puede ser
se en resistencias de trasferencia (Fenichel, 1941, p. 68). Entonces la con el analista o, fuera del análisis, con otras personas.
neurosis de trasferencia evolucionará y podrá realizarse una fructuosa En todo análisis es inevitable algo de actuación. Débese esto en par-
labor analítica. En la sección 3.10 veremos otros problemas técnicos. te al hecho de que el analista ataca las defensas neuróticas y con ello
Las reacciones de trasferencia generalizadas se dan en pacientes que favorece la descarga de afectos e impulsos de modos menos deforma-
tienen sobre todo trastornos del carácter. Cada tipo especial producirá dos. Se facilita así el paso a las acciones. En segundo lugar, la trasfe-
una trasferencia generalizada típica; por ejemplo, un carácter obsesivo rencia misma es una revivencia, una repetición del pasado, y moviliza
tendrá una trasferencia generalizada para con el analista que será una i mpulsos del pasado que pueden manifestarse en comportamiento y ac-
réplica de sus relaciones de objeto obsesivas, aisladas en general. ciones. No obstante, también puede ser causa de actuación el manejo
equivocado de la trasferencia, sobre todo el análisis insuficiente de la
trasferencia negativa. Los errores de dosificación, de elección del mo-
LA A C T U A C IÓ N DE LAS REACCIONES DE TRASFERENCIA
3.8.4 mento y de tacto en la interpretación suelen producir la actuación. Las
reacciones de trasferencia del analista respecto del paciente pueden tam-
Desde el caso de Dora, a quien trató en 1900, Freud comprendió cuán bién provocarla. Pero la tendencia a reactuar en lugar de recordar apa-
i mportante era reconocer y aislar la trasferencia, las resistencias trasfe- recerá cuando el material no verbal o preverbal intente manifestarse
renciales y en particular la actuación de las reacciones de trasferencia. durante el análisis o bien al acercarnos a un material traumático.
Dora interrumpió el tratamiento por no haber reconocido Freud que La actuación es siempre una resistencia, aun cuando pueda desem-
una reacción particular de trasferencia de ella se derivaba de su aman- peñar alguna función útil temporalmente. Es una defensa contra el re-
te y no de su padre. Además, la paciente actuó este aspecto de la trasfe- cuerdo y contra el pensamiento y se opone a la integración de pensa-
rencia. Se condujo con Freud como hubiera querido hacerlo con su miento, recuerdo y comportamiento y, por ende, a los cambios de
amante, el señor K; y lo abandonó. Revisando la historia y el final estructura del Yo. No obstante, algunas formas de actuación pueden te-
de este caso, Freud (1905a) vino a reconocer la singular importancia de ner un fin constructivo. Me refiero a la actuación transitoria y esporá-
las trasferencias y la actuación de los fenómenos de trasferencia. Vol- dica que puede darse al quebrantar defensas inhibidoras rígidas. Este
vió al problema de la actuación en varias ocasiones posteriores, sobre tipo debe diferenciarse de la actuación habitual del reactuador crónico.
todo en relación con su labor sobre la compulsión de repetir (1914c, También puede
tentativa del ser una
atreverse forma de(Ekstein
a recordar prueba ydel acordarse,1957).
Friedman, una primera
En este
1920, 1937a). En años recientes han hecho otros varios autores impor-
tantes aportaciones a nuestro conocimiento de la actuación de las reac- sentido es un recodo en el camino que lleva al recuerdo. Mi experien-
ciones trasferenciales (Fenichel, 1945a, 1945b; Greenacre, 1950; Spie- cia clínica parece indicar que el recuerdo reactuado es un recuerdo en-
gel, 1954; Bird, 1957 y la lista adicional de lecturas). cubridor (Greenson, 1958a). La distorsión propia de la actuación va
La actuación se da en muchas clases de circunstancias y no sólo en siempre en dirección del cumplimiento de un deseo. Las acciones fran-
forma de reacción de trasferencia. La cuestión de la actuación en gene- cas son como el contenido manifiesto de un sueño, un intento de cum-
260 LA TRASFERENCIA LAS RESISTENCIAS DE TRASFERENCIA 261

plimiento del deseo (Lewin, 1955). Finalmente, la actuación es una for- pieza en el baño. Sólo así pudo dejar los kleenex en la almohada al terminar
ma de comunicación no verbal; a pesar de sus funciones de resistencia la sesión.
es también el intento de alcanzar un objeto (Bird, 1957; Greenson, La señora K actuaba al final de cada hora analítica: soy una mujer limpia
que tiene buen cuidado de que los demás no vean sus actividades del excusado.
1959a). Y puede ser un grito de socorro (Winnicott, 1956b).
Nadie debe saber cómo lo hago. No es cierto que yo haga esas cosas sucias;
La actuación es sólo una forma específica de reactuación neurótica
no dejo ningún rastro. Era toda una serie de acciones conexas, bien organiza-
que puede darse dentro y fuera del análisis. Debe distinguirse de la re- das y dirigidas a un fin, conscientemente deseadas y egosintónicas, que servían
vivencia y la acción sintomática, aunque esto no siempre es posible clí- para negar las placenteras actividades excrementicias del p asado, que no podía
nicamente. En la revivencia siempre hay una sencilla repetición y du- recordar. En una palabra: era una forma de actuación.
plicación de un suceso pasado. No hay distorsión y conduce fácilmente
al recuerdo. Esto suele suceder en los estados de alteración yoica por Durante la segunda guerra mundial administré a un artillero de cola
influencia de drogas o de emociones intensas, en estados de fuga, etc. de un bombardero B-17 recién vuelto del combate una inyección intra-
Las acciones sintomáticas no son bien organizadas ni coherentes; se sien- venosa de pentotal sódico. Había estado padeciendo de insomnios, pe-
ten extrañas, ajenas al Yo, y representan una falla en el funcionamien- sadillas, temblores, sudor profuso y una marcada reacción de espanto.
to de éste. El suceso pasado ha sido grandemente desfigurado y en la Había realizado cincuenta misiones de combate pero no tenía concien-
acción sintomática
mos ejemplos
sólo
sencillospuede hallarse revivencia
de actuación, un fragmento del suceso.
y acción Vea-
sintomática. cia de ninguna
Aceptó recibir elangustia
pentotalmolesta
porque yle no le gustaba
habían hablar
dicho que de combates.
se sentía uno co-
mo embriagado y además eso significaba que no tendría que hablar
La señora 10 terminaba cada sesión poniéndose en pie y recogiendo los klee- a ningún otro oficial. En cuanto tuvo unos 5cc dentro de la vena saltó
nex en que había apoyado su cabeza sobre la almohada. Mientras iba hacia a la cabecera de la cama, se sacó la aguja del brazo y empezó a gritar
la puerta arrugaba los kleenex en la mano y cuidaba bien de que no se le vie- a voz en cuello: "Van a venir a las cuatro, van a venir a las cuatro, hay
ran. Después los echaba al pasar en el cesto de los papeles que estaba debajo que tumbados, hay que tumbados o nos tumbarán ellos, esos desgracia-
de mi escritorio o los metía en su bolso. Hacía esto con la mayor destreza posi-
dos, hay que tumbarlos. ¡Oh, Dios! Tum barlos, tumbarlos. Vuelven a
ble y yo tenía la impresión de que esperaba que no me diera cuenta de su teje-
maneje. Cuando le señalé ese comportamiento, la señora lo reconoció rápida-
la una, a la una, tumbarlos, tumbarlos, desgraciados, tumbarlos. ¡Oh,
mente, pero se mostró extrañada de que yo lo hubiera planteado. Su actitud Dios! Estoy herido, no me puedo mover, tumbarlos, tumbarlos, ¡soco-
decía: ¿acaso no lo hace todo el mundo? Le parecía que sus reacciones se expli- rro! Alguien que me ayude. Me dieron, me dieron, no me puedo mo-
caban por sí solas y sencillamente indicaban un decoro corriente. Y a pesar ver, socorro. Desgraciados, ayúdenme; tumbarlos, tumbarlos."
de mis intentos de entender el significado subyacente, siguió obrando del mis- El paciente estuvo gritando así unos veinte minutos, con los ojos lle-
mo modo. nos de terror y sudando por todos los poros del rostro. Con la mano
En una sesión logré algún adelanto al pedirle que asociara ideas a la expre- izquierda oprimía el brazo derecho, que le colgaba flácido. Estaba tem-
sión "pañuelo manchado" que trataba de ocultarme. Esto condujo a recuer- bloroso y tenso. Al fin dije: "Okay,Joe. Les dimos, les dimos." Con
dos dolorosos de su vergüenza por la menstruación. El comportamiento con esto cayó en la cama y se sumió en profundo sueño.
los kleenex continuó. Finalmente empezamos a analizar su terrible vergüenza A la mañana siguiente lo vi y le preguntési recordaba la entrevista
respecto a su ano, aquella parte de sí misma que tenía que ocultar a toda costa.
del pentotal. Sonrió avergonzado y dijo que recordaba, pero muy va-
No podía descargar el vientre cuando había extraños en la casa por miedo de
gamente, haber gritado. Le dije que había hablado de una misión en
que
muchoel ruido o el
tiempo enolor la delataran.
el cuarto de bañoDespués
para dardeladescargar
impresiónsus
de intestinos
que no se pasaba
había que le habían herido en el brazo derecho, y que no dejaba de gritar
notado nada. Yo le señalé que obraba con los kleenex como si representaran
"tumbados, tumbarlos". Me interrumpió: "¡Ah, sí! Recuerdo que vol-
una actividad excrementicia ocultable. Entonces le llegaron muchos recuerdos víamos de Schweinfurt y se nos echaron encima, y volvían a las cuatro
de la exageración de su madre en materia de higiene excrementicia y de lim- y l uego a la una y nos dio el fuego antiaéreo, etcétera."
El paciente pudo recordar fácilmente el suceso que había vuelto a
vivir bajo la acción del pentotal en forma no desfigurada y accesible,
8
Véanse secciones 1.2.4, 2.6.5A, 2.7.1, 3.2.5, 3.4.2 y 3.8.1. como es típico de la revivencia.
262 LA TRASFERENCIA LAS RESISTENCIAS DE TRASFERENCIA 263

Citaré ahora una acción sintomática. Uno de mis pacientes, de mediana edad, que opera en ellas, se niega a hablar, olvida sus sueños, etc. Lleva a
no podía estar sentado en mi sala de espera. Estaba en pie todo desconcertado la acción sus sentimientos en lugar de comunicarlos; está reactuando
en un rincón que abría la puerta de mi salita de tratamiento, y al instante ca- un trozo del pasado en lugar de recordarlo (Freud, 1914c, p. 150;
439).
minaba hacia mí. Este comportamiento lo desespera, sabe que es extraño, Además, no sólo no comprende cuán incongruentes sonsus reacciones
pero se le sobrepone un fuerte temor cuando trata de sentarse. Ha tenido reac- sino que suele sentir justificado su comportamiento. La actuación es,
ciones semejantes en otras salas de espera, que querría ocultar llegando tarde
o saliendo y volviendo a entrar con cualquier pretexto. Se hizo más patente como ya dijimos, egosintónica.
cuando empezó a acudir regularmente a su hora analítica y yo me puse a anali-
zar su tendencia a llegar tarde. Ilustremos con un ejemplo. Un músico de cuarenta años de edad llegó en bus-
Al cabo de un año, más o menos, descubrimos los siguientes determinantes ca de análisis porque padecía de insomnio crónico, colitis y una inhibición para
de su miedo a estar sentado en la sala de espera. El que lo hallen sentado signi- el trabajo. Cuando pude darle mi primera hora de la mañana, a las ocho, tuvo
fica que lo "agarren" sentado, o sea masturbándose. De niño se masturbaba una forma notable de empezar la sesión. Ante todo, yo lo oía llegar porque
sentado en la taza del WC y se ponía en pie en cuanto oía acercarse a alguien anunciaba su llegada por el hall sonándose ruidosamente la nariz como una trom-
o temía que entraran. En el cuarto de baño de su casa no había llave. Estar peta, cada agujero por separado y repetidas veces. Al entrar en la sala de trata-
él sentado y yo en pie significaba que él era pequeño y yo grande, y sentía co- miento daba los buenos días alegre y sonoramente. Después, tarareando baji-
to, se quitaba el saco y lo po nía en el respaldo de una de las sill as de la consulta.
mopie
de quecuando
yo podría atacarlo.
entraba Además,
alguien mayorsuenpadre había
la pieza, insistido
y ahora en quecon
obedecía se pusiera
poste- Iba al diván, se sentaba, y tarareando todavía, empezaba a vaciarse los bol-
rioridad. Se había rebelado contra su padre al entrar en la adolescencia y se sillos. Primeramente ponía la billetera y el pañuelo de los bolsillos de atrás en
sintió culpable al morir su padre de un ataque al corazón. Había descubierto la mesita lateral; después las llaves y las monedas pequeñas de sus otros bolsi-
a su padre sentado en una silla, como si estuviera adormecido, para descubrir llos, y el anillo del dedo. A continuación, con un quejido audible, se doblaba
horrorizado que se hallaba en coma. Estar en pie significaba así para él estar y se quitaba los zapatos, que dejaba muy bien puestos uno junto al otro. Des-
vivo y que lo hallaran sentado, estar como su padre: muerto. Finalmente, estar pués se desabotonaba el botón superior de la camisa, se aflojaba la corbata,
sentado significaba tomar la posición femenina para orinar, y tenía que estar y con un perceptible suspiro de alivio, se acostaba en el diván, se volvía de
erguido en mi presencia para indicar que era un hombre. lado, ponía sus manos juntas entre la almohada y la mejilla, cerraba los ojos
y callaba. Al cabo de un momento se ponía a hablar muy suavemente.
Tenemos aquí un ejemplo de cómo se efectúa una actividad extra- Al principio le vi hacer todo eso en silencio; parecía increíble que lo estuvie-
ra haciendo en serio. Después, cuando comprendí que no se daba cuenta de
ña, ajena al Yo, contra la voluntad del paciente, que se ve obligado cuán impropio era aquel comportamiento, decidí tratar de sondear hasta don-
a ponerla por obra; es un acto sintomático. El análisis revela los mu- de fuera posible su significado antes de confrontarlo con él. Era evidente que
chos sucesos históricos condensados, desfigurado s y simbolizados en esa su actuación estaba relacionada en cierto modo con el disponerse a dormir. Po-
actividad. En los casos bien marcados, la actuación, la revivencia y las co a poco empecé a comprender que reactuaba el acto de acostarse sus padres,
acciones sintomáticas son fáciles de distinguir unos de otros. En la prác- donde yo era uno de los dos y él otro, o sí mismo de niño. Su historia estaba
tica clínica uno no suele ver la forma pura y es frecuente que nos en- llena de recuerdos de las terribles batallas que se trababan entre su padre y
contremos ante mezclas de las tres variedades de reactuaciones neuró- su madre en la recámara, que le despertaban de su sueño y lo horrorizaban.
ticas. Volvamos ahora a nuestro estudio de la actuación de las reaccio- Aquellas peleas ocurrían a las cuatro horas más o menos de haberse acostado,
nes de trasferencia. de niño, y sus insomnios actuales se caracterizaban por su despertar a las cua-
tro horas de sueño. Estaba actuando conmigo (a) cómo deseaba que sus padres
3.8.4.1La actua ción dentro del encua dre analí tico durmieran
de los dos. juntos en paz y (b) cómo fantaseaba de niño que dormía con uno
Cuando intenté llamar su atención hacia aquel peculiar modo de empezar
La forma más sencilla de actuar las reacciones de trasferencia se pre- la sesión se indignó. Nada había de peculiar, extremo ni digno de mención en
senta cuando el paciente actúa algo dentro del encuadre analítico. Freud aquello. Sólo trataba de relajarse y asociar libremente; yo le había dicho bien
dio el ejemplo del paciente que se conduce en forma de desafío y crítica al comenzar el análisis que todo cuanto debía hacer era relajarse y tratar de
con su analista y no puede recordar haber tenido ese tipo de comporta- decir cuanto se le viniera a la mente. Se estaba, pues, relajando. Verdad era
miento en el pasado. No sólo siente esas emociones con su analista sino que se sentía algo soñoliento, pero se debía a que era temprano. A regañadien-
264 LA TRASFERENCIA LAS RESISTENCIAS DE TRASFERENCIA 265

tes reconoció después que cuando yo le hablaba al terminar la sesión le parecía reaccionaba admirando mi astucia y gozando vicariamente de mi triunfo
algo discordante, una intrusión. Comprendió asimismo que si bien por alguna supuesto. Le encantaba el análisis y sobre todo que lo analizara yo.
razón extraña le gustaba aquella hora temprana, apenas podía recordar lo que Le parecía que éramos una combinación estupenda,yo con mi cerebro
había dicho él o yo. Después le dije que todo aquello se debía al hecho de que lle-
y él con su imaginación. Aunque sus síntomas no mejoraban y no al-
gaba a la sesión para continuar su sueño conmigo. Se desvestía como si fuera
a dormir y se acostaba con los ojos cerrados y una expresión de felicidad, por-
canzaba mucho insight,el análisis le gustaba. Tuve que señalarle enér-
que le parecía como si fuéramos a dormir juntos y tal era el sueño tranqui-
gicamente una y otra vez que no parecía acudir al análisis sino a reac-
lo que debió haber deseado entre su padre y su madre, o entre él mismo y uno tuar el deleitoso sentimiento de ser el favorito. Poco a poco fue recor-
de los dos. Hasta este punto del análisis, el paciente había podido recordar sólo dando y contando cómo era también el favorito de la madre y el del
su odio para con los padres por su constante pelear en la noche o por sus deseos padre y después esos recuerdos resultaron un encubrimiento de amar-
sexuales, y su rivalidad celosa de remplazar a su padre o a su madre en la cama gas decepciones que le procuraran ambos.
matrimonial. Mi interpretación de sus deseos de sueño tranquilo fue el primer
paso en la reconstitución de los deseos preedípicos del paciente respecto de su La actuación fuera del análisis
3.8.4.2
padre y su madre (Lewin, 1955).
Una casada joven inició inopinadamente una intriga amorosa durante
En los casos citados, el (o la) paciente tiene por su analista sentimien- su análisis. Me convencieron de que era una actuación de sus senti-
tos que no describe ni comunica pero sí pone por obra. Se deshace mientos de trasferencia las siguientes observaciones clínicas: la pacien-
subrepticiamente de un pañuelo desechable, obra en forma desafiante te apenas había conocido a aquel hombre; y era muy distinto de los
o se pone a dormir. En los tres se reactúa un trozo del pasado pero el que solían interesarla. Era artista, actuaba como un profesor y parecía
paciente no puede recordarlo y se muestra renuente a analizar su un romano antiguo: eran estas cualidades las que la atraían. La cosa
actividad. sucedió en ocasión de haber faltado yo a unas cuantas sesiones por es-
Al final, resulta que esa actividad es una desfiguración de un suceso tar en una reunión. Había iniciado ella el análisis con una trasferencia
pasado, la acción es un intento de cumplir un deseo. El paciente actúa positiva que floreció en sexual y erótica. Esto había quedado interpre-
con el analista lo que querría haber hecho en el pasado. Según mi ex- tado y parecía temporalmente resuelto. Recordaba yo que durante la
periencia clínica, la actuación es siempre una recapitulación de un de- fase de su fuerte amor por mí me describía como profesor y artista.
seo pasado que no pudo ser realizado en su tiempo. La actuación es Una vez también me había soñado con una toga romana y en asocia-
así un intento tardío de cumplir un deseo. ción con aquel sueño decía que yo me peinaba a lo romano y que ha-
La actuación dentro del marco de la hora analítica tal vez no se limi- bía oído que mi apodo era "Romi". Parecía evidente que la damita
te a determinado episodio o a un he cho solo y acaso se presente durante estaba actuando sus sentimientos sexuales y románticos con el joven.
largos períodos del análisis. He visto pacientes, en particular candi- Hacía con él lo que hubiera querido pero no podía hacer conmigo. Aque-
datos en formación, que actúan el papel del paciente "bueno" y quie- llos deseos eran una repetición de deseos hondamente reprimidos que
ren meterme a mí en el del "perfecto" analista. Esto puede durar me- había tenido por su padrastro.
ses y aun años, hasta que uno comprende que hay cierta esterilidad
y pobreza en el análisis. Entonces hay que revelar cómo este compor- Un paciente en análisis de repente forma una relación muy íntima con su mé-
dico general, a quien nunca conociera socialmente. Ahora el paciente lo invita
tamiento
cente. Hees unauna
visto resistencia y defensa
situación paralelayendescubrir
pacientesla que
hostilidad subya-
mantienen la
con frecuencia a comer y tiene con él conversaciones íntimas. Es evidente que
está actuando sus deseos de intimar conmigo fuera del análisis. Cuando ocurre
actitud y el sentimiento de ser mi paciente favorito. Mi paciente soño- esto, no expresa en la hora analítica su deseo de intimidad conmigo. Mi inter-
liento de las ocho de la mañana era de este tipo. Creía conscientemente pretación de la actuación llevó esos deseos inconscientes (en lo tocante a mí)
ser mi paciente favorito y cuando yo interpreté eso como deseo y al análisis.
necesidad suyos replicó que sabíaque mi juramento freudiano me im-
pedía manifestar mis verdaderos sentimientos. Cuando yo hacía inter- Es característico, cuando se actúa los sentimientos de trasferencia fuera
pretaciones que para cualquier otro paciente hubieran sido dolorosas, del análisis, que los impulsos y afectos llevados a la acción no aparecen
266 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 267

en la situación analítica propiamente dicha. Un estudiante en análisis siguientes formulaciones: Mientras estoy callado en la sesión y lo dejo hablar,
conmigo está constantemente criticando la estupidez, flojera e inepcia ycuando estamos en el comienzo de la sesión, le gusta la situación analítica,
de sus maestros. Al mismo tiempo, sus sentimientos trasferenciales son como le gustaba estar en su casa con su madre amantísima y sus hermanas.
Era placentero y tranquilo. Unos veinte minutos antes de terminar la sesión
constantemente positivos para conmigo. Fueron la falta de trasferencia
hostil conmigo y la constante hostilidad respecto de sus maestros las el paciente empezaba a temer que yo interrumpiera su secreta alegría del ho-
gar. El rechinido de mi silla o el cambio en mi respiración le recordaban el
que me hicieron comprender que estaba actuando su trasferencia silbar de su padre. Mis interpretaciones eran como la "voz de la fatalidad",
negativa. la llegada del padre al hogar, el fin del gusto que el paciente tenía con su madre
La división de la trasferencia ambivalente o preambivalente, con un y sus hermanas. El paciente confirmó estas formulaciones añadiendo que "con
aspecto actuado fuera del análisis, es una forma común de la actua- toda sinceridad" tenía que reconocer que la llegada del padre al hogar sólo a
ción y se observa con frecuencia en los candidatos para analistas. Por él molestaba, porque la madre y las hermanas la esperaban ansiosamente. Este
lo general, la trasferencia ajena al Yo se descarga en algún analista de ejemplo ilustra cómo en la hora analítica el paciente reactuaba conmigo un tro-
fuera y sólo los sentimientos egosintónicos se manifiestan al analista per- zo de la historia del pasado con su familia. Al empezar la sesión hablaba mu-
sonal. Así los sentimientos hostiles y homosexuales se descargarán en cho, y yo representaba la madre y las hermanas, calladas y admiradoras. Ha-
otros analistas y las emociones y los impulsos menos inquietantes se cia el final de la hora, cuando me tocaba hablar yo me convertía en el padre

reservarán para el analista propio. O bien la división se hará sobre una dominante y molesto. Como la situación era egodistónica y muy dolorosa para
base de analista "bueno" o "malo", y algún analista de fuera hará el paciente, laboró con mucha diligencia en el intento de reconstituir y recor-
dar los hechos pasados que ocultaba aquel reactuar neurótico.
el papel auxiliar.
Debe recordarse que la actuación que ocurre durante el análisis no
sólo está relacionada con la situación de trasferencia. Con mucha fre- Como ya dijimos, todas las formas de reactuación neurótica pueden
cuencia se descubre que se ha estado efectuando antes del análisis. Los darse en forma pura, peropor lo general hallamos mezclas de reviven-
que hacen de coactores en tales situaciones resultarán también figuras cia, acción sintomática y actuación. El meollo de la cuestión lo deter-
de trasferencia (Bird, 1957). Esto lo estudiaremos en el tomo II. mina el que la reactuación neurótica sea egosintónicao ajena al Yo.
Siempre hay una resistencia adicional cuando la reactuación es egosin-
tónica. Entonces es más difícil captarse el Yo razonable del paciente,
Querría ahora dar un ejemplo de combinación de actuación y acción sintomá- establecer una alianza de trabajo y descubrir o reconstituir los recuer-
tica con participación de la trasferencia. Durante varias sesiones un paciente dos subyacentes.
halla defectos a cuanto hago en el análisis. Mi silencio le parece agobiante y
mis intervenciones irritantes y hostiles. En realidad, reconoce que le gusta la
hora analítica hasta que empiezo o cree que voy a empezar a hablar. Es ca-
paz de predecir cuándo voy a int ervenir porque mi silla rechina o mi respira-
ción cambia. Un breve sueño y las asociaciones que suscitó proporcionaron al- 3.9 TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA
gunos indicios importantes para el entendimiento de sus reacciones. En el sue-
ño alguien escuchaba a un comentarista de la radio, Gabriel Heater, cuya voz
sonaba a fatalidad. El paciente le asocia el hecho de que ese comentarista era 3.9.1
CONSIDERACIONES GENERALES
el favorito de su padre y que toda la familia se veía obligada a escucharlo siem-
pre que el padre comía en casa. Esto le hace recordar cómo la llegada del padre Conviene notar que el título de esta sección es "Técnica del análisis
a la casa cambiaba la atmósfera. Era un jarro de agua fría, un aguafiestas para
de la trasferencia" y no "interpretación" ni "manejo" de la trasferen-
la familia, o al menos para el paciente. Podía éste predecir cuándo iba a llegar
el padre porque siempre llegaba veinte minutos antes de las siete y siempre sil-
cia. La razón de ello es que si bien la interpretación es el instrumento
baba al acercarse a la casa. Cuando el paciente veía que se acercaban las siete
decisivo para tratar los fenómenos de trasferencia en el procedimiento
u oía el silbido, se ponía irritable y hostil. psicoanalítico, también son necesarios otros instrumentos técnicos. La
Me sorprendieron los muchos paralelos entre el comportamiento conmigo interpretación de una reacción de trasferencia es el paso técnico último
en la hora analítica y la reacción a la llegada del padre al hogar. Le hice las en el tratamiento de los fenómenos de trasferencia; pero para interpre-
268 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 269

tar ésta eficazmente son necesarios muchos pasos preliminares. Edward Cuando tratamos de averiguar si el paciente recuerda sus sueños, insi-
Bibring (1954) subrayaba el hecho de que con nuestro mayor conoci- nuamos que sueña y que puede recordar. Particularmente al principio
miento de la psicología del Yo, el psicoanalista se ha dado cuenta de del análisis, cuando el paciente sabe poco de nosotros y del procedi-
la necesidad de aclarar cuidadosamente un fenómeno psíquico particu- miento psicoanalítico, es la sugestión la que lo hace arriesgarse a segu ir-
lar antes de tratar de interpretarlo. Fenichel (1941) y Kris (1951) han nos. Finalmente, el sentimiento trasferencia' que hizo al paciente suges-
subrayado también la necesidad de demostrar e iluminar claramente tionable o manipulable habrá de ser analizado y resuelto. Véase Charles
el sujeto considerado antes de intentar la interpretación de su significa- Fisher (1953) para un estudio ulterior de este problema y otros afines.
do inconsciente. Como dije antes, la demostración, la aclaración, la in- Otro tanto sucede con las demás intervenciones no analíticas. Todas
terpretación y la traslaboración de un hecho psíquico pueden conside- las influencias terapéuticas no autónomas sobre el paciente habrán de
rarse "análisis" de un fenómeno dado. ser finalmente llevadas a la conciencia y analizadas a fondo. Pero es
La razón de poner a discusión el concepto del "manejo" de la tras- i mportante reconocer que las medidas no analíticas son necesarias has-
ferencia es que el psicoanalista tiene que hacer algo más que "anali- ta cierto punto en todo análisis. La sugestión y la manipulación se han
zar" para tratarla debidamente. Esta aseveración no debe oscurecer desacreditado en los círculos psicoanalíticos por el mal uso que de ellas
el hecho de que lo esencial y característico del psicoanálisis es el análisis se ha hecho. No remplazan al análisis, sino que lo preparan o son pro-
de
serlanecesario
trasferencia. Mas recurrir
a veces para queaun hecho
otros psíquico sea analizable
procedimientos puede
(E. Bibring, 1954; cedimientos adjuntos. Las interpretaciones
ro", son un procedimiento no terapéutico, por sí solas, el análisis
un instrumento "pu-
de investi-
Eissler, 1953; Menninger, 1958, capítulo vi, así como la sección 1.3.4 gación. Aunque esta sección está consagrada alanálisis de los fenóme-
de este volumen). nos de trasferencia, los ejemplos clínicos ilustrarán y aclararán las inter-
Por ejemplo, dado que la técnica psicoanalítica clásica apunta a faci- relaciones entre las técnicas analíticas y las no analíticas. La debida
litar el desarrollo máximo de todas las variedades e intensidades de las mezcla de unas y otras hace el arte de la psicoterapia.
reacciones de trasferencia, y dado que los fenómenos de trasferencia Hay otros varios factores que hacen el análisis de la trasferencia tan
surgen espontáneamente en el paciente, nuestra técnica debe compren- complicado e importante. Ante todo, tenemos las dos propiedades an-
der la espera paciente y la no intrusión. El empleo juicioso de la espera titéticas de los fenómenos de trasferencia. Por otra parte, la trasferen-
en silencio es uno de los instrumentos más importantes para facilitar cia misma puede volverse la fuente de máxima resistencia a la labor
la formación de la trasferencia. Sin embargo, en un sentido estricto se analítica. Luego también las mismas defensas patológicas son trasferi-
trata de una manipulación. El silencio en el analista puede ayudar al das y tenemos combinaciones de producciones de trasferencia y resis-
paciente a tener y sentir una mayor intensidad en sus reacciones de tencias de trasferencia simultáneamente.
trasferencia. La abreacción emocional final puede procurar al paciente Una de las cuestiones técnicas constantemente presentes es la de de-
la máxima convicción de que sus sentimientos son reales. Pero el silencio terminar cuándo favorece la trasferencia en curso la marcha del trata-
en el analista y la abreacción emocional en el paciente son, estricta- miento y cuando la contraría; cada una de estas situaciones requiere
mente, medidas no analíticas. Pueden también ser causa de situacio- intervenciones diferentes. Tengo la experiencia clínica, y creo que tam-
nes traumáticas y resistencias masivas a menos que el terapeuta "ana- bién la tienen otros analistas, de que la causa más frecuente de que
lice" en el momento debido. Sólo analizando puede uno resolver una un paciente interrumpa prematuramente su terapia psicoanalítica es
reacción de trasferencia y preparar el paso al primer plano de otra va- el manejo indebido de la situación de trasferencia (Freud, 1905a). Hay
riedad e intensidad de reacción trasferencial. además otro problema: que para producir material, el paciente tiene
La sugestión también tiene su lugar en el manejo de la trasferencia. que tener una neurosis de trasferencia. Para laborar analíticamente con
Pedimos a nuestros pacientes que hagan asociación libre y que dejen este material, para asimilárselo, el paciente tiene también que formar
aparecer espontáneamente sus sentimientos. Al hacerlo damos a en- una alianza de trabajo. Estos dos hechos se contraponen. ¿Cómo con-
tender que sus sentimientos son lícitos y manejables. Nuestro silencio certarlos? (Véase sección 3.5.)
puede darles a entender también que esperamos que soporten ciertos Dedúcese de aquí qu e la técnica del análisis de los fenómenos de tras-
sentimientos, por dolorosos que sean, y que todo llevará a un fin útil. ferencia requiere atender a estas cuestiones: (1) ¿Cómo salvaguardar
270 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 27 1

la evolución natural de la trasferencia del paciente? (2) ¿Cuándo per- ser aisladas y distinguidas de reacciones más realistas. Y sobre todo,
mitimos que la trasferencia se forme espontáneamente y en qué condi- con el fin de analizar los fenómenos de trasferencia es importante man-
ciones es necesario intervenir? (3) Cuando se hace necesario intervenir tener el campo de la acción recíproca de paciente y analista relativa-
¿qué pasos técnicos se requieren para analizar una reacción de trasfe- mente libre de contaminación y artificio. Cualquier modo de compor-
rencia? (4) ¿Cómo facilitamos la formación de la alianza de trabajo? tamiento o actitud por parte del analista que no sea de constante y sen-
Tomaré por su orden las tres primeras cuestiones. Añadiré la consi- sible discreción oscurece y deforma el desarrollo y reconocimiento de los
deración relativa a la alianza de trabajo en cada parte cuando esté in- fenómenos de trasferencia.
dicado. La alianza de trabajo hay que tenerla siempre presente. Veamos algunos ejemplos de contaminación.

Hace unos años, un paciente mío que tenía úlcera gástrica y depresión pasó
3.9.2
LA SALVAGUARDIA DE LA TRASFERENCIA un largo período de labor improductiva en el análisis al mismo tiempo que sus
síntomas se recrudecían. Ambos reconocimos que estaba operando una resis-
El concepto de salvaguardia de la trasferencia se refiere al principio de tencia, pero no logramos hacer ningún progreso digno de ese nombre en el sen-
tido de impedir el empeoramiento de los síntomas o la persistencia de la fuerte
proteger la relación del paciente con su analista de modo que se pueda
formar la mayor variedad e intensidad de reacciones de trasferencia de resistencia. Pasado
comprender un período
que el paciente de unos
había cuantos
cambiado meses, empecé
en algunas lentamente
de sus actitudes paraa
acuerdo con su propia y única historia individual y sus propias necesi- conmigo. Anteriormente tenía tendenciaa bromear o a tirarme ironías inocuas.
dades. En todos los trabajos de Freud sobre técnica podemos hallar va- Ahora era más dócil, pero triste y huraño. Anteriormente, sus malicias eran
rias referencias a y recomendaciones para el modo de hacerlo (Freud, evidentes y esporádicas. Ahora era superficialmente cooperante pero disimula-
1912b, 1915a, 1919a). Greenacre aclaró y amplió muchos de esos pun- damente reacio. Un día me dijo que había soñado conun asno, y después cayó
tos en un importante trabajo presentado en 1954. Sus ensayos tuvieron en un silencio sombrío. Al cabo de un silencio de mi parte, le pregunté qué
particular significación en su tiempo porque había considerables dife- pasaba. Respondió con un suspiro que había estado pensando que tal vez los
rencias de opinión entre los principales psicoanalistas norteamericanos dos fuéramos unos asnos. Tras de una pausa añadió: "Yo no me muevo y us-
acerca de la necesidad de observar los procedimientos clásicos en la téc- ted no se mueve. Usted no cambiará y yo tampoco [silencio]. He querido cam-
nica psicoanalítica. biar pero me da asco." Quedé perplejo, porque no tenía idea de a qué se refe-
ría. Entonces le pregunté que cómo habíaqueridocambiar. El paciente respon-
dió que había tratado de acomodar sus creencias políticas a las mías. Durante
3.9.2.1
El psicoanalistacomo espejo
toda la vida había sido republicano (y yo lo sabía), y en los meses últimos había
tratado de adoptar un punto de vista más liberal porque así era mi tendencia.
Freud (1912b) hizo la recomendación de que el psicoanalista fuera co- Le pregunté que cómo sabía que yo era liberal y enemigo de los republicanos.
mo un espejo para su paciente. Esto se ha entendido mal y se ha inter- Entonces me dijo que siempre que él decía algo favorable de un político repu-
pretado que el psicoanalista debía ser frío y no reaccionar con su pa- blicano yo le pedía asociaciones. Por otra parte, siempre que decía algo hostil
ciente. Yo creo que Freud quiso decir algo muy diferente. Su referen- de un republicano yo callaba, como asintiendo. Si decía algo bueno de Roose-
cia al espejo implicaba que el comportamiento y la actitud del analista velt yo no replicaba palabra. Siempre que atacaba a Roosevelt yo le pregunta-
en los conflictos neuróticos del paciente deben ser "opacos" o sea re- ba a quién le recordaba éste, como si no fuera necesario probar que odiar a
flejar para el paciente sólo lo que éste haya manifestado. Los valores Roosevelt era infantil.
y preferencias personales del analista no deben entrar en el análisis de Quedé completamente apabullado, porque no me había dado cuenta en lo
absoluto de aquello. Pero en elmomento en que el paciente lo señaló, tuve que
esos conflictos. La constante neutralidad del analista en tales situacio-
convenir en que así había sido, aunque inconscientemente por mi parte. Pasa-
nes es la que hace posible mostrar cuán desfiguradas y poco realistas mos entonces a laborar con el porqué sentía él la necesidad de comulgar con
son las reacciones del paciente. Además, con el fin de resultar relativa- mis ideas políticas. Y resultó que ése era su modo de ca erme bien. Pero no
mente anónimo para éste, el analista debe tratar de acallar sus propias había podido soportarlo y además había reducido su estima desí mismo y le ha-
reacciones (Freud, 1912, pp. 117-8;421-2). Sólo de este modo pueden bía producido los síntomas de úlcera y la depresión. (El sueño del burro ex-
las reacciones de trasferencia del paciente enfocarse claramente para presaba en forma muy condensada su hostilidad al Partido Demó crata, que tiene
272 LA TRASFERENCIA
TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 273

un asno por símbolo, y su resentimiento por mi persistente falta de penetración


y
o estorba la formación de una alianza de trabajo. El paciente no po-
en relación con su predicamento, porque el burro es la imagen de la estupidez dría dejar que emerjan sus fantasías más íntimas en relación con un
y la testarudez. Y también era s u imagen de sí mismo.) analista que sólo deja ver un desapego emocional fijo o una adhesión
ritualista a las reglas y las ordenanzas. Verdad es que el conocer al ana-
Traté hace unos años a otra paciente que había interrumpido su tratamiento lista puede hacer las fantasías trasferenciales de aparición más difícil,
con un analista después de un estancamiento prolongado. La causa inmediata pero el aislamiento estricto y la pasividad excesiva hacen casi imposi-
de la resistencia no resuelta era el haber ella descubierto que aquel analista era ble la formación de la alianza de trabajo. Producen una neurosis de
un hombre devotamente religioso, que acudía a la sinagoga con regularidad_ trasferencia tal vez intensa, pero estrecha e intratable.
Una amiga de ella se lo había comunicado y después la paciente lo había com- Greenacre llega hasta insinuar que el analista debe estar oculto al
probado por sí misma. La paciente se lo planteó al analista, pero éste se negó público y no tener ninguna asociación con causas sociales, políticas o
a confirmar o negar el hecho. Dijo que le parecía que debían seguir laborando científicas (1954, pp. 681-3; 1966b). Pero después de haber vivido uno
juntos. Por desgracia, la paciente cada vez se enojaba más con las intervencio- en una comunidad durante cierto tiempo, no siempre es posible ser des-
nes e interpretaciones que el analista le había hecho anteriormente y que ahora
conocido o inidentificable. Este mismo problema nos encontramos cuan-
le parecían destinadas a hacerle aceptar la fe en Dios. El analista lo negó, pero
la paciente se mantuvo en su escepticismo. Finalmente decidió que le era im-
do los analistas didácticos tratan de analizar a los candidatos en sus
propias instituciones, y esto siempre es una circunstancia complicado-
posible seguir laborando efectivamente con él. ra. Sin embargo, no es necesariamente un obstáculo inanalizable. Los
Esta misma paciente me preguntó si yo era religioso y le dije que no respon-
dería a su pregunta porque me parecía que cualquier respuesta contaminaría psicoanalistas conocidos en su comunidad tienen que habérselas tam-
nuestra relación. Ella aceptó este modo de ver. Más adelante en su análisis se bién con una trasferencia contaminada. Con frecuencia llegan sus pa-
vio claramente que ella no podía respetar y menos dejarse analizar por alguien cientes a las primeras entrevistas con una reacción de trasferencia ya
devotamente religioso. Además, las evasivas del analista anterior después de establecida, basada en la fama del analista y las fantasías del paciente.
haber ella descubierto los hechos se lo habían hecho poco merecedor de confianza. Los analistas que se convierten en tema de discusión pública no sólo
contrarían la imagen del analista espejo sino que presentan diversas
En ambos casos, la contaminación de la trasferencia estorbó el cabal satisfacciones de trasferencia al paciente. Sin embargo, no es imposible
desarrollo de la neurosis de trasferencia y se convirtió en fuente de re- el análisis en esas circunstancias, si el analista atiende ea se problema.
sistencia prolongada. En ambos casos, el rasgo de que tuvo revelación El material de trasferencia contaminado ha de llevar al análisis desde
el paciente era en extremo doloroso y productor de angustia. Creo que el principio y de modo constante, y la reacción del paciente a esa infor-
tiene importancia decisiva el modo de tratar estas situaciones. Se susci- mación debe ser cabalmente analizada. (El problema en el análisis di-
tan las más graves consecuencias cuando el analista no reconoce esa dáctico es más serio, porque el analista tiene un poder real sobre la
contaminación. Es igualmente desastroso que el analista se niegue a carrera profesional del candidato.)
reconocer la realidad de algo que ya ha trascendido. Sólo la sinceridad De todos modos, debe señalarse también que muchos pacientes son
por parte del analista y el análisis cabal de las reacciones del paciente en extremo intuitivos y recogen bastante conocimiento acerca de su ana-
pueden reparar tales quebrantamientos del incógnito del analista. lista precisamente de la labor analítica cotidiana. Algunos pacientes lo
No cabe duda de que cuanto menos sepa verdaderamente el pacien- hacen antes y otros después, pero al final todos los pacientes llegan a
te del psicoanalista más fácilmente podrá llenar los espacios vacíos con saber bastante de cómo es su analista en la realidad. Mas cualquiera
sus fantasías. Además, cuanto menos sepa el paciente del analista más que sea su
materia de srcen,
análisistodo conocimiento
en cuanto acercaendelvehículo
se convierte analista de
hafantasías
de hacerse
in-
fácilmente puede éste convencerlo de que sus reacciones son desplaza-
mientos y proyecciones. Pero debe tenerse presente que en el mejor conscientes (véase sección 3.6).
de los casos, el incógnito del analista es sólo una cosa relativa ya que Pero de todos modos, la "regla del espejo" presenta peligros para
todo cuanto se hace en la consulta y en la rutina analítica revela algo la fundación de la alianza de trabajo si se lleva al extremo. El mismo
del analista. Incluso el empeño del analista en quedar en el anonimato Freud dijo que el objetivo primero del tratamiento es establecer una
es revelador. Además, el comportamiento frío, seco o en extremo pasi- relación de simpatía con el paciente, y esto sólo se puede lograr adop-
274 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 275

tando una actitud de "cariñoso interés" (1913b, pp. 139-40; 435). Véase cientes tienden a reaccionar con una prolongada trasferencia positiva
la sección 3.5.4.3 para mayor estudio de este punto. y sumisa. A los pacientes de estos analistas les costará la formación de
una trasferencia negativa y hostil. Esos pacientes pueden formar una
3.9.2.2
La r egla d e abs tinenci a alianza de trabajo rápida pero frágil, y a continuación sentirán angus-
tia por dejar que sus reacciones de trasferencia se ahonden y ensan-
Hacía Freud (1915 a) la importante recomendación de que el tratamiento chen más allá de la fase primera, positiva y de sumisión. Las satisfac-
se llevara hasta donde fuera posible con el paciente en estado de absti- ciones de trasferencia que reciben de sus cordiales analistas prolongan
nencia. Y lo especificó bien claramente:"La cura analítica ha de desarro- su dependencia de esas fuentes de satisfacción y les harán arrinconar
llarse, dentro de lo posible, en la abstinencia" (Freud, 1919a, p. 162; 450). la trasferencia negativa.
"...Pormuy cruel que parezca, hemos de cuidar de que la dolencia Por otra parte, los analistas que propenden a la imperturbabilidad
del enfermo no alcance un término prematuro" (p. 163;451). Los sín- y la aspereza con frecuencia descubrirán que sus pacientes forman rá-
tomas del paciente, que lo empujaron al tratamiento, se componen en pida y persistentemente una reacción de trasferencia hostil y negativa.
parte de instintos escondidos que buscan satisfacción. Estos impulsos En tales situaciones puede ser dificil para los pacientes entrar honda
instintuales se dirigirán hacia el analista y la situación analítica mien- y ampliamente en otras reacciones de trasferencia. Su desconfianza res-
tras el analista
titutivas. evite consecuentemente
La frustración prolongadadar al paciente
inducirá satisfacciones
al paciente sus-
a la regresión, pecto
en tododelelanalista
espectroimpide que ladeneurosis
y la gama de trasferencia
su potencial. se desarrolle
Si el análisis dura bas-
de modo que toda su neurosis se vuelva a sentir y vivir en la trasferen- tante, estos pacientes tal vez propendan a la formación de una relación
cia, en la neurosis de trasferencia. Pero el permitir satisfacciones susti- de trasferencia sadomasoquista que podrá ser intensa pero que tam-
tuto de los síntomas, de cualquier magnitud que sean, dentro o fuera bién resultará resistente al análisis y al cambio.
de la situación analítica, privará al paciente de su sufrimiento neuróti-
co y de sus motivaciones para seguir el tratamiento (Glover, 1955, Hace poco empecéa tratar a una paciente que llevaba más de seis años de aná-
p. 167; Fenichel, 1941, pp. 29-30). lisis con un analista de otra ciudad. Apenas habían cambiado las quejas de la
La regla de abstinencia ha sido mal entendida y se ha interpretado joven a pesar de haber laborado mucho ella y su analista. Comprendí que algo
como que al paciente se le prohibía tener ninguna satisfacción instin- debía andar mal en la relación paciente-analista al ver que la paciente tenía
tual durante el análisis. En realidad, Freud trataba de impedir que el tendencia a citar al pie de la letra largas interpretaciones que su anterior analis-
ta le había dado. Por ejemplo, una vez le pregunté si sabía qué la estaba ha-
paciente tomara la "huida hacia la salud" prematuramente y efectua-
ciendo tan evasiva en una sesión. Replicó rápidamente que tal vez fuera un
ra la llamada "cura de trasferencia". intento de castrarme por haber rechazado sus necesidades de dependencia en
Con el fin de conservar una motivación suficiente es necesario: (a) la sesión anterior. Le pedí explicara qué quería decir exactamente y se turbó
que el psicoanalista señale constantemente al paciente la índole infantil y al final reconoció que no estaba segura pero que eso era algo que su anterior
y nada realista de la satisfacción instintual que busca, y (b) que el ana- analista solía decirle. No se había decidido a pedir aclaraciones porque él le
lista se cerciore de que no está de ningún modo, consciente ni incons- hacía bromas y se había puesto sarcástico en ocasiones anteriores. Decía cosas
cientemente, dando satisfacción a las necesidades instintuales neu- como : "Es una lástima que tire usted el dinero para venir y no escuchar"
róticas infantiles del paciente. Esta segunda parte presenta interés o bien: "Tal vez recuerde usted si tampoco doy satisfacción a esta necesidad
particular para nosotros en el examen de la salvaguardia de la tras- de dependencia".

ferencia.
Las satisfacciones de trasferencia de cualquier género no descubier- Hay otras formas de satisfacción y provocaciones de trasferencia que
tas ni analizadas pueden impedir la evolución óptima de la neurosis puede suscitar el deseo inconsciente del analista de ser guía, mentor
trasferencial del paciente. Una de las consecuencias más frecuentes es o padre del paciente. Esto suele hacer que el analista dé consejos, char-
la fijación de las reacciones de trasferencia de éste. Por ejemplo, los le, sea excesivamente tranquilizador o se preocupe demasiado.
analistas que se conducen con sus pacientes con una constante y franca Surge una complicación más grave cuando el analista se hace cons-
cordialidad y con una reacción emocional favorable verán que sus pa- ciente o inconscientemente seductor. Esto no sólo excita los anhelos in-
276 LA TRASFERENCIA
TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 277
cestuosos del (o la) paciente sino que provoca una enorme culpabilidad
y prolongada idealización excesiva del analista. Y cuando esto se hun- mo del paciente. He ilustrado estos puntos en los diferentes ejemplos
de, queda mucha rabia y angustia (Greenacre, 1966b). clínicos citados en la sección 3.5.
Puedo resumir esta parte de la discusión declarando que el analista
debe tener buen cuidado de no satisfacer los deseos instintuales infanti- El ejemplo más vívido y tal vez el más esclarecedor es el caso del señor Z.9
les de su paciente porque, de hacerlo, impedirá el cabal desarrollo de la Es el joven que tuvo varios años de análisis relativamente improductivo en otra
ciudad. Parte de la dificultad se debía a la atmósfera que el primer analista
neurosis de trasferencia. Por consiguiente, el paciente interrumpirá el
creaba con su manera de trabajar. Cuando el joven en una de sus primeras
tratamiento o tendrá una experiencia analítica estancada, interminable. sesiones conmigo sacó un cigarrillo y lo prendió en el diván, yo le pregunté
Pero la "regla de abstinencia", llevada al extremo, se opone a la qué sentía al decidir prenderlo. Él respondió que sabía que en su análisis ante-
formación de una alianza de trabajo. Aunque las pruebas clínicas de- rior no debía fumar y suponía que aquí sería igual. Yo le dije inmediatamente
muestran que es condiciónsine qua non de las reacciones de trasferencia que lo único que quería saber de momento eran los sentimientos, las ideas y
regresivas la constante frustración de los deseos infantiles del paciente, sensaciones que tuvo en el momento en que decidió encender el cigarrillo.
la frustración excesiva de éste también produce análisis interminables En una sesión posterior, el paciente me preguntó si yo estaba casado. Repli-
o interrumpidos (véanse Stone, 1961, p. 53; Glover, 1955, pp. 88-107; qué preguntándole cuáles eran sus fantasías al respecto. Después expliqué y
Fenichel, 1941, p. 74; Menninger, 1958, pp. 53-8). Una de nuestras demostré el valor que tenía mi no respuesta. El paciente me dijo entonces que

tareas técnicas fundamentales es por eso conciliar estos dos grupos de su analista anterior nunca había respondido a las muchas preguntas que él le
requisitos antitéticos (Greenson, 1966). Esto requiere un estudio algo había hecho al comenzar aquel análisis, pero no se molestó en explicarle su
silencio.
detallado, porque estos requisitos contrarios exigen mucho tanto del psi-
Este silencio le había parecido degradante y humillante y ahora comprendía
coanalista como del paciente.
que sus propios silencios subsiguientes eran un desquite por la injusticia imagi-
Conviene comprender que el modo de manejar el psicoanalista clá- nada. Algo después vio que se había identificado con el supuesto desdén de
sico la relación entre paciente y sí mismo es únicoy artificial al mismo su primer analista. E! señor Z desdeñaba la gazmoñería de su analista pero
tiempo y se opone al modo usual de relacionarse entre sí los seres hu- al mismo tiempo se reprochaba gravemente sus propias prácticas sexuales, que
manos. Es una relación desigual y dispareja en que se espera que el entonces proyectaba sobre el analista. En el tomo u veremos más detenida-
paciente se deje sentir y exprese sus más íntimas emociones, sus im- mente cómo se determina cuándo tiene derecho el paciente a una explicación.
pulsos y fantasías mientras el analista es una figura relativamente anó-
nima (Greenacre, 1954, p. 674; Stone, 1961, p. 80). En el inicio del Es necesario que el analista se sienta lo bastante cerca del paciente
análisis, y después de vez en cuando, los pacientes protestarán contra para que pueda empatizar con los detalles más íntimos de su vida emo-
las inequidades de esa situación. (Y si no se quejan, habrá que explo- cional; pero también debe estar lo bastante lejos para entenderlo desa-
rar el porqué.) Primero hay que analizar las quejas del paciente, pero pasionadamente. Éste es uno de los requisitos más difíciles de la tarea
no hay que negar el que esa relación sea desigual o artificial. Yo opino psicoanalítica: alternar entre la identificación temporal y parcial de la
que el paciente tiene derecho a una explicación de las razones que ha- empatía y la vuelta a la posición distante del observador, el apreciador,
cen al analista mantener la relación en ese estado. Yo no creo que esto etc. Para el analista no hay campo de la vida del paciente que deba
deba ser opcional, porque el paciente necesita que sus derechos estén pro- quedar excluido, pero esta intimidad no debe ser causa de familiari-
tegidos. El procedimiento analítico es inevitablemente una experiencia dad. Es una tendencia natural la de responder emocional e instintual-
dolorosa, parcial y humillante para el paciente. Si queremos que de mente a las necesidades y los padecimientos íntimos de otro ser huma-
ella salga como un ser humano independiente y que nos ayude en cali- no, pero estas respuestas en el analista deben servir ante todo para su
dad de colaborador, no podemos estar humillándolo continuamente sin conocimiento del paciente. No debe permitirse que se inmiscuyan en
explicarle cuáles son los medios de que nos servimos. No podemos tra- la persona del paciente. Revelada a éste, la simpatía o la indebida com-
tarlo como a un niñoy esperar después que se convierta en un indivi- pasión del analista podría parecer premio o castigo trasferencia]. Em-
duo maduro. Así como es importante salvaguardar la situación de tras-
ferencia, lo es también mantener los derechos, la estimación de sí mis- 9
Véanse secc iones 2.5.2, 2.5.4, 2 .7.1, 3.5.3.1 y 3.7.1.1.
278 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 279

pañaría la superficie anónima, semejante a un espejo, que el analista multáneamente la formación de la alianza de trabajo, entraña las ma-
debe presentar para demostrar que la reacción del paciente es cierta- yores exigencias en el desempeño del psicoanálisis clásico. Tiene razón
mente una reacción de trasferencia. Pero si uno no manifiesta simpatía Greenacre cuando dice que el psicoanálisis es un tremendo cabo de va-
por el paciente, ¿cómo pued e esperar que éste le revele los aspectos más ra (1954, p. 684). Además de su constante atención a los sucedidos de
íntimos y vulnerables de su vida mental y emocional? sus clientes, el analista tiene que tener la sinceridad y humildad de es-
Es difícil responder a esto. Por una parte, las promesas terapéuticas cudriñar sus propias reacciones personales.
del analista al paciente deben estar en el fondo de cuanto haga. No es En resumen: el analista tiene dos tareas simultáneas, esencialmente
preciso verbalizarlo; pero debe sentirlo el Yo razonable del paciente. contrarias entre sí. Tiene que salvaguardar la formación de la neurosis
El analista atiende a los enfermos neuróticos; no es primordialmente de trasferencia y la alianza de trabajo. Para salvaguardar la trasferen-
un investigador ni un recogedor de datos sueltos. El análisis es una si- cia tiene que conservar su anonimato y su actitud de privación respec-
tuación de tratamiento, y el analizando un paciente. Con el fin de em- to de los deseos neuróticos de satisfacción del paciente. Para salvaguar-
patizar tenemos que sentir en cierto grado la misma suerte de emocio- dar la alianza de trabajo tiene que defender los derechos del paciente,
nes o impulsos que siente el paciente. Pero no debe mostrársele a éste mostrar una actitud terapéutica consecuente y conducirse de un modo
de una manera notoria. Por medio de la empatía recogemos nuestros humano. Estos requisitos son muy serios. Es posible que se produzcan
datos, pero nuestra reacción ha de ser restringida. Nuestra misión con- errores, y hay que reconocerlos y por ende, hacerlos parte de la mate-
siste en oscilar entre las dos posiciones y combinarlas: la del empatiza- ria del análisis.
dor participante, la del desapasionado clasificador y dilucidador de
datos y la del trasmisor cauteloso pero compasivo de insight e interpreta-
ciones. Ésta es una condensación muy simplificada del arte y la ciencia C C U Á N D O A N A LIZ A M O S LA TRASFERENCIA?
3.9.3
de la terapia psicoanalítica.
Observando las reglas de la conservación del incógnito y la absten- Cuando es una resistencia
3.9.3.1
ción de satisfacciones de trasferencia, el analista puede salvaguardar
la evolución de las reacciones de trasferencia del paciente. Pero los psi- De nuestra anterior disquisición sobre trasferencia y resistencia se des-
coanalistas competentes son también humanos con flaquezas y defec- prendía con claridad cuán íntimamente entrelazados pueden estar es-
tos. Dudo de que algún analista sea capaz de tener una compasión y tos dos fenómenos. Algunas reacciones de trasferencia causan resisten-
preocupación constantes combinadas con autocontrol durante varios cias, algunas reacciones de trasferencia aparecen como resistencias, otras
años sin dar algún traspié. Lo esencial para la técnica psicoanalítica hacen de resistencias contra otras formas de trasferencia, y algunas re-
es que el analista conozca sus defectos. Deberá ser en especial vigilante sistencias sirven para ocultar reacciones de trasferencia. El punto téc-
en situaciones que sepa potencialmente difíciles para él. Si comete erro- nico importante es que siempre que una reacción de trasferencia de
res, debe reconocerlos y comunicárselo al paciente a su debido tiempo. cualquier tipo se opone a la labor analítica, cuando su función predomi-
Después habrá que analizar cuidadosamente las reacciones del pacien- nante es de resistencia, o cuando tiene un importante, aunque no pre-
te a la falla del analista. dominante fin destructivo, hay que analizar la trasferencia.
Un peligro es la tendencia a disculpar el impacto del error en el pa- Pero debemos modificar esta regla de acuerdo con nuestro conoci-
ciente y a confesar meramente el hecho de que ha habido un error. miento de la alianza de trabajo. Analizamos la resistencia de trasferen-
Otro peligro es exagerar la magnitud del error y por sentimiento de cia sólo cuando hay presente un Yo razonable, una alianza de trabajo.
culpabilidad tratar de reparar con el paciente, en lugar de contentarse Si la resistencia trasferencial es importante pero no demostrable, nues-
con analizar a fondo las reacciones del paciente. Cuando se producen tra primera tarea consistirá en hacerla demostrable. Es decir, antes de
errores repetidamente, hay una indicación de que (a) el analista nece- analizar debemos estar seguros de que hay un Yo razonable, una alianza
sita algo de análisis al respecto y (b) tal vez el paciente deba ser envia- de trabajo. El procedimiento para lograrlo es exactamente el mismo
do con otro analista (véase sección 3.10.4). que describimos para las otras resistencias.
La salvaguardia de la trasferencia del paciente, aunque fomenta si- Por lo general, elsilencio de parte del analista basta para dar fuerte
280 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 281

relieve a la resistencia de trasferencia. Si no lo logra, la confrontación ha- tencias. De todos modos, unas cuantas generalizaciones parecen váli-
rá que el paciente tenga conciencia de la resistencia de trasferencia, por das y útiles. Las reacciones de trasferencia egosintónicas que produci-
ejemplo con intervenciones como "Parece usted tener miedo de hablar- rán resistencias porque la egosintonía tenderá a impedir que el pacien-
me francamente de tal y tal cosa" o "Parece estar rehuyendo sus senti- te escinda un Yo observador cuando el analista trate de hacerle laborar
mientos para conmigo", etcétera. con la trasferencia. En resumen, el paciente no puede crear una alian-
Si estos dos métodos no bastan, puede tratarse deintensPcar la resis-
i
za de trabajo en lo tocante a algunos de sus sentimientos para conmi-
tencia trasferencia' haciendo preguntas acerca de la parte que el pa- go. Esto puede hacer que el paciente defienda, justifique o niegue la
ciente trata de evitar. relación de trasferencia como material apropiado para el análisis. Es
particularmente probable que ocurra en las reacciones de trasferencia
Veamos un ejemplo sencillo: después de unos cuantos meses de análisis, una sutiles y crónicas. Un ejemplo de ello es la señora K, ya mencionada
joven paciente empieza la sesión diciéndome que esta mañana me veo diferen- en las secciones 1.2.4, 2.6.5.1, 2.7.1, 3.2.5, 3.4.2, 3.8.1 y 3.8.4.
te. "Yo diría incluso que atractivo, algo así." Después de una pausa "le pare-
ce" tener "sentimientos positivos" para conmigo. A continuación habla de tri- La señora K conservó durante varios años un cuadro idealizado de mí como
vialidades. Yo se lo hago ver e indico que parece estar esquivando algo. Ella persona maravillosamente humana. Todo el dolor y las privaciones del trata-
no tienede
Al cabo idea
unde qué podría
tiempo, servolver
la hago y prosigue condonde
al punto su asunto, sinevasiva
se puso mucho yempeño.
digo miento psicoanalítico se lo achacaba ella a la ciencia del psicoanálisis. Yo le
parecía tan sólo el instrumento renuente de esta forma áspera y exigente de
que tengo la impresión de que la huida empezó cuando dijo que "le parecía" terapia. Mis intentos de identificar esta división de la trasferencia como una
tener "sentimientos positivos" para conmigo. Le pido por favor que me aclare resistencia la hacían escuchar atentamente, pero no los creía. Incluso le pare-
esto; qué entiende ella por "sentimientos positivos" para conmigo. Entonces cían una prueba más de mi modestia. Mis errores ocasionales le parecían clara
la paciente queda completamente callada; se retuerce en el diván, cruza las pier- evidencia de mi honestidad y rectitud. La paciente se negaba a reconocer en
nas, aprieta las manos una con otra. Alcanzo a distinguir un enrojecimiento este grupo de sentimientos, prolongado e inconmovible, una resistencia, a pe-
en sus mejillas. Después empieza a balbucir: "Ya sabe usted lo que quiero de- sar de sueños y lapsus que indicaban patentemente el enojo y el odio latentes.
cir, sentimientos positivos, usted sabe, yo no lo detesto, creo... me parece Si acasó, reconocía de labios afuera esta noción y confesaba que tal vez intelec-
como que me gusta usted, algo así... usted sabe..." La resistencia se ha hecho tualmente pudiera seguir mis ideas, pero dentro de sí no podía notar ningún
demostrable. Puedo proseguir con la cuestión de por qué le cuesta tanto decir- sentimiento hostil hacia mí. Sólo mucho más adelante en el análisis, al decre-
lo. Entonces aparece su temor de que se burlen de ella. Tranquilizada al ver cer su temor a la homosexualidad y hacerse capaz de gozar la vida sexual con
que no me río, puede describir sus sentimientos de atracción por mí de modo su esposo, osó dejarse sentir algo del odio hondamente arraigado que tenía pa-
más concreto. ra conmigo. Sólo entonces creó una alianza de trabajo en lo tocante a su hosti-
lidad contra mí.
La cuestión de la demostrabilidad no queda agotada con esto. Que-
da todavía el elemento de la intensidad, que debe ser estudiado por Las reacciones de trasferencia intensamente emocionales pueden tam-
sus propios méritos y que desempeña un papel importante en todas las bién producir resistencias. Los pacientes que se debaten en la agonía
cuestiones relativas a "cuándo interpretamos". Por lo generales más de un amor o un odio intensos tal vez deseen simplemente descargar
fácil hacer ver un suceso psíquico de gran fuerza que uno más débil. esas emociones en el analista y no tengan deseos de analizar, de obte-
Además, cuanto más intenso un fenómeno dado, mayor será la con- ner irdight. Mientras estos sentimientos son preponderantes o egosintó-
vicción del paciente confrontado con él. Por eso suele esperarse que la nicos, el paciente busca dónde descargar la satisfacción y abreacción.
resistencia trasferencial alcance una intensidad que la haga innegable La búsqueda de conocimiento pasa al primer plano solamente cuando
y que lleve consigo también un sentido de convicción. El problema del disminuye la intensidad de la trasferencia o se siente egodistónica, aje-
nivel óptimo de intensidad se seguirá estudiando en la sección 3.9.3.2. na al Yo. El amor y el odio intensos pueden ser productivos como reac-
¿Qué tipos de reacciones de trasferencia es más probable que pro- ciones de trasferencia si puede movilizarse y mantenerse una alianza
duzcan resistencias? La respuesta no es sencilla, ya que todos los tipos de trabajo a pesar de los fuertes sentimientos.
y todas las cuantías de trasferencia pueden producir importantes resis- Pero en general, y siendo igual todo lo demás, la trasferencia negati-
282 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISISDE LA TRASFERENCIA 283

va, hostil y agresiva es más probable que produzca resistencia y una evasiones subsiguientes. La intensidad óptima lleva al paciente a re-
perturbación de la alianza de trabajo que sentimientos positivos, de conocer que sus reacciones de trasferencia son reales y significativas.
amor. Es más probable que susciten resistencia que amistad los senti- Cuando ocurre esto, el paciente está listo para laborar analíticamente
mientos sexuales y amorosos u otras variedades de amor desexualiza- con la reacción de trasferencia en tanto que experiencia.
das. Los impulsos pregenitales ocasionarán mayores resistencias que
los impulsos de madurez mayor. El masoquismo es una gran fuente He aquí un ejemplo de esta situación: Recién empezado su análisis, una pa-
de resistencia, así como el temor a los anhelos homosexuales primitivos ciente plantea juguetonamente la cuestión de si se entiende que debe enamo-
y el odio primitivo a la madre en los hombres y a envidia del pene y rarse de mí. El hecho de que la plantee indica que hay ya alguna leve trasferen-
el amor primitivo a la madre en las mujeres. cia positiva, pero que en ese momento todavía no es una realidad viva para
De vuelta a la cuestión técnica de cuándo intervenimos en la situa- la paciente. Si yo le dijera que la pregunta misma indica la presencia de esos
ción de trasferencia, nuestra primera respuesta es que intervenimos sentimientos, lo más probable es que la paciente lo negara o lo aceptara medio
cuando la trasferencia está produciendo una resistencia; primero trata- en broma y después procediera retozonamente con las asociaciones. Esto es lo
que suele suceder cuando los candidatos interpretan prematuramente la trasfe-
mos de asegurarnos de la presencia de un Yo razonable y una alianza
rencia positiva. En el caso que estoy describiendo, yo no hice esa interpreta-
de la resistencia. ción. Sólo le pregunté de dónde sacaba semejante idea. Después de haberme
ni latrabajo y después
cuantía analizamos
de la trasferencia: No importa
intervenimos cuando vemoslaseñales
calidadde
dicho ella cómo había oído que eso le había sucedido a una amiga que estaba
resistencia importante, cuando la labor analítica es improductiva, es- en análisis, yo le dije que no hay regla relativa a la aparición de determinados
tancada o de una mínima significación emocional. Pero hay otras si- sentimientos respecto del analista; todo cuanto debía hacer ella era dejar que
tuaciones trasferenciales que requieren nuestra intervención. aparecieran sus sentimientos como quisieran, y entonces trataríamos de enten-
der sus sentimientos srcinales e individuales. Poco después de esta sesión pu-
3.9.3.2
Cuando se alcanza un nivel óptimo de intensidad de determinar que la paciente parecía estar sintiendo un aumento de los senti-
mientos positivos para conmigo. Parecía más consciente de su presentación,
Otra regia útil acercade cuándo intervenir en la situación de trasferen- me miraba con algo de coquetería al llegar e irse y había algo de ligero flirteo
en ciertas cosas que decía. Como la paciente estaba haciendo alguna labor ana-
cia: el analista dejará desarrollarse la reacción trasferencia] hasta que
lítica y yo estaba seguro de que esos sentimientos adquirirían mayor intensidad,
llegue a un nivel óptimo de intensidad. Nuestra tarea consiste entonces
no traté empero de analizar la trasferencia en aquel momento.
en definir lo que entendemos por "nivel óptimo de intensidad". No En unos cuantos días mencionó la paciente que parecía interesarse menos
se refiere a una cantidad dada sino que depende del estado del Yo del en su trabajo, su casa y su esposo. Parecía estar pensando en su "análisis"
paciente y de lo que el analista trate de conseguir en el momento elegi- casi todo el tiempo; incluso durante el coito pensaba en su "análisis". En aquel
do. Esencialmente, queremos que la experiencia de la trasferencia sea punto noté que la intensidad de los sentimientos de trasferencia de la paciente
emocionalmente significativa parael paciente, pero sin que lo abrume. era tal que para ella eran reales y vívidos y que el laborar con ellos sería una ex-
Queremos impacto, no trauma. periencia significativa y adelantaría el análisis. Por eso intervine entonces y dije
De ordinario, el analista prefiere dejar que los sentimientos de trasfe- a la paciente que me parecía que sus sentimientos por mí habían penetrado en
rencia del paciente se desarrollen espontáneamente y se co rroboren hasta su vida; parecía que yo dominaba el resto de su vida, incluso su vida sexual,
que alguna resistencia estorbe la labor analítica o la evolución misma y la alenté a hablarme de eso porque era importante. Entonces la paciente em-

de esos sentimientos. Si no hay resistencia, el analista esperará para pezóa laborar seriamente y maravillada de cuán fuertes se habían hecho sus
sentimientos de amor hacia mí. Había desaparecido la petulancia y las ganas
intervenir a que la intensidad de los sentimientos de trasferencia alcan-
de jugar. Ahora estaba dispuesta a trabajar en serio.
ce un punto que haga la reacción de trasferencia genuina y viva para el
paciente. Sabemos que esa experiencia lleva consigo un grado de convic- Importa comprender que la capacidad del paciente de soportar fuer-
ción sin igual en el proceso de ser analizado. Las intensidades menores tes emociones de trasferencia variará en el curso del análisis según
de reacciones de trasferencia pueden conducir a negación, aislamiento,
sea la emoción de trasferencia y según la firmeza de la alianza de tra-
intelectualización y otras resistencias defensivas. Las intensidades ma-
bajo. Recién empezado el análisis, el paciente puede aguantar intensi-
yores a estados traumáticos, reacciones de pánico y las regresiones y
TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 285
284 LA TRASFERENCIA

(e impediremos una reacción de trasferencia demasiado intensa) que


dados menores que cuando está más avanzado. En general, la primera lo que haríamos si el paciente tuviera la próxima hora analítica al día
vez que aparece una emoción particular en la trasferencia el paciente siguiente. Éste es un punto importante en favor de las cinco sesiones
estará dispuesto a soportar sólo una pequeña parte de esa emoción de psicoanalíticas semanales. Si vemos a nuestros pacientes sobre una ba-
que se forme la resistencia o él regresione. Al principio del análisis es se diaria, podemos permitir que se produzcan intensas reacciones de
necesario calcular cuidadosamente hasta dónde puede sentir esa emo- trasferencia que nos llevarán a los sucesos más importantes de la neu-
ción el paciente a fin de que sea una experiencia significativa para él. rosis infantil. Pero si vemos a los pacientes con tal frecuencia que a
La intervención prematura puede privar al paciente de todo impacto cada sesión siga un vacío, por ejemplo tres veces a la semana, esos pa-
emocional, en cuyo caso la trasferencia sólo habrá servido para que el cientes descubrirán por la amarga experiencia que las reacciones de tras-
paciente haga un juego intelectual de la intervención. Por otra parte, ferencia intensas pueden ser traumáticas y evitarán que se desarrollen
la intervención tardía puede hacer que el paciente sienta una emoción en ellos esos intensos sentimientos. Por con siguiente, su neurosis de tras-
tan intensa que se sienta abrumado y regresione. Es necesario que el ferencia nunca alcanza la intensidad deseada y ciertos aspectos de la
analista empatice con el paciente para poder evaluar la fuerza de su neurosis infantil nunca serán observados ni resueltos.
Yo en un momento dado y sepa cuándo intervenir. La primera vez
que aparecen ciertas reacciones de trasferencia durante el análisis in-
tervenimos más pronto; cuanto más frecuente es la aparición de deter- 3.9.3.3Algunas modificaciones y elaboraciones
minada constelación emocional en la trasferencia, más probable es que A veces puede ser una experiencia importante para el paciente el seña-
dejemos formarse intensidades mayores. Naturalmente, el aspecto de lar hasta la menor huella de un sentimiento trasferencial. Tal será el
las resistencias indicará que es necesario intervenir. Pero deben tomar- caso cuando junto a una reacción de trasferencia moderadamente fuer-
se en cuenta estas consideraciones generales si no aparecen resistencias. te podemos descubrir que asoma otra reacción de trasferencia de colo-
La índole de la reacción de trasferencia puede indicar también qué ración contraria. Por ejemplo, un paciente da muestras de tener una
intensidad de sentimientos puede resistir el paciente. Hablando de un trasferencia positiva bastante intensa, donde no obstante alcanzamos
modo general, si la reacción de trasferencia es infantil, deberá inter- a percibir un matiz de hostilidad. Si se utiliza la trasferencia de amor
pretarse pronto. Algunas reacciones de trasferencia odiosas y homo- como resistencia contra el reconocimiento de la hostilidad subyacente,
sexuales pueden necesitar intervención más temprana que otras. podemos interpretar la función de resistencia de la trasferencia positi-
El estado de las funciones del Yo del paciente y en particular el estado va. Pero tal vez no se trate de una situación de resistencia sino de la
de las defensas desempeñará también un papel al determinar la intensi- aparición temprana de una ambivalencia hasta entonces desconocida.
dad de las reacciones de trasferencia que puede soportar el paciente. En tal situación sería acertado señalar el dejo de hostilidad al paciente.
La aparición súbita de nuevos sentimientos de trasferencia que atur- Esto depende del estado de la alianza de trabajo, de la disposición del
den al paciente y le provocan angustia y vergüenza requerirá una in- paciente a reconocer una pequeña cuantía de sentimiento de trasferen-
tervención más rápida que los sentimientos de trasferencia ya habidos cia y de su disposición a explorarla. Si el estado de la alianza de trabajo
anteriormente. Un paciente es más propenso a sentirse abrumado por es tal que la confrontación sólo produciría negativa y rechazo, sería mejor
sentimientos intensos de trasferencia cuando su Yo está relativamente esperar a una mayor intensidad de reacción de trasferencia o a que las
agotado por algún suceso externo. La enfermedad de un hijo que mo-
resistencias se vuelvan señalables.
viliza
so sentimientos de culpabilidad y hostilidad inconscientes es un ca-
de éstos. Hay ocasiones en que uno señala al paciente la ausencia prolongada
Otra consideración a propósito de la intensidad óptima de las reac- de reacciones de trasferencia particulares. Esto también puede ser una
ciones de trasferencia es la cuestión de cuánto tiempo tendrá que con- experiencia emocionalmente significativa, si la ausencia de ese senti-
tender el paciente con esos sentimientos de trasferencia hasta la sesión miento es visible y llama la atención al paciente. Entonces es evidente
siguiente. Es decir, la intensidad óptima dependerá también de la fre- que está operando una resistencia de trasferencia, que requiere análisis
cuencia de las visitas del paciente y de cuán cerca esté la próxima. An- del modo antes dicho. Es importante detener la intervención durante
tes de una festividad o un fin de semana intervendremos más pronto un período bastante prolongado para que la confrontación cause im-
286 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 287

pacto y parezca convincente al paciente. La interpretación prematura 3.9.3.4


Cuando nuestra intervención añadirá nuevo insight
siempre hace aumentar la resistencia y la tendencia a trasformar la la-
bor analítica en juego intelectual. Hasta ahora hemos considerado dos indicaciones que determinancuán-
A veces, la intensidad óptima no es una cantidad moderadamente do intervenimos en la situación de trasferencia: (1) cuando está operan-
fuerte de sentimiento de trasferencia, sino una cantidad muy grande. do una resistencia de trasferencia; (2) cuando se ha llegado a un nivel
Esto es probable que ocurra hacia el final de un análisis, cuando el pa- óptimo de intensidad en los sentimientos de trasferencia. Estas dos se-
ciente ya ha tenido reacciones de trasferencia de intensidad moderada ñales se traslapan a veces, pero otras pueden aparecer aisladas. Otro
pero no ha sentido la intensidad extrema que se deriva del colmo de tanto sucede con la tercera, que es cuando intervenimos para propor-
la neurosis infantil. El analista tiene que reconocer cuándo es necesario cionar al paciente algún insightacerca de la situación de trasferencia.
dejar que las reacciones de trasferencia moderadamente intensas aum en- Puede aparecer un nuevoinsight mientras estamos tratando de analizar
ten de intensidad, aun hasta lo que puedan parecer proporciones aplas- una resistencia de trasferencia, o sólo después de alcanzada una inten-
tantes, para que el paciente note el gran poder de los sentimientos in- sidad óptima. Pero hay situaciones de trasferencia que requieren una
fantiles. Debe alentarse al paciente a que lo permita, a fin de que en- intervención cuando no es lo decisivo la resistencia o la intensidad de
tren en los terrenos del psicoanálisis esas emociones infantiles. Para que la reacción de trasferencia. Me refiero aquí especialmente a las situa-
ciones de trasferencia que son trasparentes en su significado para el ana-
suceda, es de
secuencia necesaria la capacidad
las abrumadoras de regresión
emociones. Peroyenésta
lossepacientes
produciráquea con-
tic- lista pero oscuras para el paciente y cuyo significado sería accesible pa-
nen una buena alianza de trabajo, sólo es una regresión temporal y ra el paciente si le presentáramos el nuevo insight.
una valiosa experiencia terapéutica. Los problemas de clasificación e interpretación de los fenómenos de
trasferencia no son esencialmente diferentes de la clasificación e inter-
Por ejemplo: una mujer en el quinto año de análisis empezó su sesión descri- pretación de cualquier otra producción del paciente. Esto lo veremos
biendo cuán agitada se había sentido al salir de su anterior sesión, que había sistemáticamente en la sección 3.9.4.3, dedicada a la interpretación de
terminado con mi interpretación de que ella luchaba con su envidia del pene la trasferencia. Para nuestros fines actuales limitaremos este examen
y que temía reconocer conmigo que ese tema la trastornaba. Se había sentido a la cuestión de cuándo sentimos que podemos añadir un nuevoinsight
enojada y excitada cuando llegó a su casa. Había pasado una noche intranqui- significante a la situación trasferencial. Dos consideraciones son esen-
la y había llegado a la sesión con un a mezcla peculiar de temor y ansiedad. ciales: el estado de la alianza de trabajo del paciente y la claridad del
En realidad temía la asociación libre de esta sesión; le parecía como que perde- material de que se hará la interpretación o aclaración. El estado del
ría el dominio de sí misma. Temía que llegara a gritar, e incluso a salir del Yo razonable del paciente lo determinará la índole y cuantía de las re-
diván y hacerme algo.
sistencias, problema que ya hemos visto. La claridad del material de
Mi silencio, que solía tranquilizarla, no la calmó. Como aumentaba su agita-
ción me pareció necesario decir que podía abandonarse, que yo no dejaría que
trasferencia que se trata de analizar depende de diversos factores. Uno
le sucediera nada terrible. La paciente se retorcía, se apretaba las manos y su- de los más importantes será la intensidad y las complejidades de los
daba. Empezó a gritarme: "Lo odio, lo odio. Todo es culpa suya. Quiero su afectos o impulsos hacia el analista. Esto también lo hemos examinado
pene para mí, es mío." Después se detuvo. Puso las manos en su región pubia- ya.
na y dijo: "Tengo la apremiante necesidad de mojarlo, de mojarlo t odo, nada
más para que vea usted que puedo hacerlo... Para demostrar a usted cuánto La paciente, señora K, ya mencionada en diferentes ocasiones,'° es un buen

lo odio
mío, es ymío,
lo desprecio... todoaesquitárselo...
voy a tomarlo, culpa suya...porQuiero
favor, el suyo, en
démelo, porrealidad es
favor, por ejemplodesde
trabajo de estos
muyproblemas.
temprano Tenía un Yo razonable
en su análisis. Laboraba y bien
formóy eficazmente
una alianza en
de
favor, se lo ruego..." Entonces empezó a sollozar histéricamente. Al cabo de su sentimiento sexual y amoroso de trasferencia para conmigo. Tenía fuertes
unos minutos de silencio pude interpretar para ella que había vuelto a vivir resistencias y llegó a actuar algunos de sus sentimientos, pero nunca en grado
conmigo un fragmento hasta entonces reprimido de su neurosis infantil, un com- tal que pusiera en peligro su vida ni su análisis. La hostilidad primitiva para
ponente hondamente enterrado de su envidia infantil del pene.

1
() Véanse secciones 1.2.4,2.6.5.1, 2.7.1, 3.2.5, 3.4.2, 3.8.1, 3.8.4 y 3.9.3.1.
288 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 289
conmigo fue mucho más dificil de alcanzar y planteó un peligro mucho mayor son y su amigo le dijo que Greenson solía dejar a la gente si no laboraban en
para ella y el análisis. En un momento de esta fase se hizo propensa a los acci- el análisis. Pero el paciente sabe que no es así, porque después de todo, si uno
dentes, y estuvo peligrosamente cerca de tener alguno automovilístico. Nunca no puede laborar mucho en el análisis es que tiene resistencias, y entonces hay
pensó seriamente en interrumpir el análisis hasta que empezó a aparecer la hos- que analizarlas. No se castiga así a la gente y se le corre sin más ni más. Silencio.
tilidad oral-sádica para conmigo en el quinto año de análisis. Uno de los facto- En el transcurso de la sesión pude notar un cambio de tono en el paciente.
res que complicaron el análisis y minaron la alianza de trabajo en esta fase fue Al principio parecía algo deprimido y gemebundo... pero sólo ligeramente. Cuan-
el hecho de que al mismo tiempo que afloraba su profunda hostilidad contra do se puso a hablar de su amigo y de Greenson, su voz s e hizo más fuerte,
mí y todos los hombres se debatía con fuertes impulsos oral-sádicos y homose- casi jocosa, pero forzada. Pude ver una delgada capa de sudor en su frente.
xuales para con su madre. Cuando calló se frotó las manos en las perneras del pantalón como si las tuvie-
Por fortuna, nuestra labor anterior hizo posible que ella tuviera y conservara ra húmedas. Para mí era patente que lo que más temía entonces no era perder
una relación heterosexual relativamente consistente y satisfactoria. Además, go- su empleo ni su esposa sino a mí, su analista, i y así se lo dije. Entonces recordó

zaba de una relación alegre y satisfactoria con su hijita. Estos dos logros, más cómo le había sorprendido desagradablemente oír decir que un analista podía
el recuerdo de nuestra antigua alianza de trabajo, sostuvieron su vacilante re- abandonar a su paciente. Nunca se le había ocurrido. Después trató de borr..r
lación de trabajo conmigo y le permitieron traslaborar la trasferencia negativa. eso de su cabeza por absurdo. Se detuvo y preguntó lleno de aprensión: "¿Es
verdad que los analistas dicen a sus pacientes que se vayan?"
Llegados aquí quiero describir brevemente otras características del Le pedí me dijera qué había imaginado acerca de ello. Quedó callado un
material de trasferencia del paciente que son indicios de que se necesi- ratito, y después sus asociaciones condujeron a una escena pastoral de prados
tan nuevos insights . Me refiero al descubrimiento de otros fuertes afec- interminables, callados y apacibles, pero en lontananza se veían nubes oscuras
tos, contradicciones, repeticiones, semejanzas, simbolismos y asocia- y arremolinadas. Esto le hizo pensar en el pintor inglés Turner, cuyos cuadros
ciones clave en las producciones del paciente, todo lo cual puede rendir parecen tan apacibles a primera vista pero resultan tan ominosos cuando uno
importantes indicios para nuevos significados de la trasferencia. Vea- los estudia atentamente. Intervine en este punto y dije: "Parecía absurdo a pri-
mera vista que Greenson pudiera 'correr' Pum out] a un paciente, pero si se
mos los siguientes ejemplos clínicos: examina detenidamente, la idea es aterradora."

3.9.3.4.1 Afectos fuertes. Es tiempo de hacer de la trasferencia el objeto


Contradicciones. Durante más de un año, una paciente tuvo una
3.9.3.4.2
de la interpretación cuando la reacción trasferencial contiene los afec-
trasferencia paterna fuertemente positiva para conmigo, con rasgos edípi-
tos más fuertes en comparación con el resto del material del paciente. cos y fálicos. Durante ese tiempo hubo evidencia de gran hostilidad, celos y
Cuando escuchamos la producción de un paciente tenemos que decidir aborrecimientos para con la madre. En una serie de sesiones se puso a compa-
qué objeto o situación impone la mayor cantidad de afecto. Interpreta- rar desfavorablemente a su esposo conmigo: parecía tosco, ininteligente y aun
remos siempre el aspecto de la trasferencia si parece contener una bue- brutal. Y yo le parecía amable, inteligente y atento. Pero a pesar de esto me
na cantidad de afecto. Los afectos en la sesión analítica son indicadores creía fuerte, audaz e imaginativo. Admiraba y anhelaba un hombre masculino
más seguros que en los sueños. La ausencia de afectos donde serían que fuera tierno. En el amor había más que lo sexual, y en la vida más que
de esperar indica también que se necesita algo de la labor analítica. los orgasmos. Deseaba ser amada como un todo, toda ella, completamente en-
Otro tanto puede decirse de los afectos impropios. vuelta. Quería un hombre al que le gustara estrecharla nada más boca con bo-
ca y pecho con pecho. Él la rodearía con sus brazos y la acariciaría y ella se
llenaría de su afectuosidad. Aquí interpreté para la paciente que si bien parecía
Por ejemplo, un paciente pasa la mayor parte de su sesión hablando de su tra-
preferir un hombre viril, también parecía ansiar hasta cierto punto cualidades
bajo y del miedo de perderlo; aunque trabaja bien, su jefe parece frío con él.
Ignora por qué, ya que hace cuanto puede. Se preocupa también por su matri- mías que le parecían femeninas y cordiales. Esta intervención fue el inicio de
su reconocimiento de anhelos pregenitales para con su madre.
monio; es un buen esposo, un buen padre; ¿pensará su mujer en 'otros hom-
bres? A continuación me habla de la suerte que tiene de estar en tratamiento
psicoanalítico; se librará de sus inhibiciones e inseguridades, y no andará preo- 3.9.3.4.3 Repeti ciones . En una sesión analítica, un paciente empieza a ha-
cupándose innecesariamente a todas horas. Hacia el final de la sesión mencio- blar de cómo se ha hecho difícil dar con su médico familiar, que parece muy
na que anteayer se encontró a un viejo amigo a la hora de la comida. Hablaron ocupado y ya no se interesa tanto en él. Después pasa a hablar del triste estado
de muchas cosas. El paciente dijo a su amigo que estaba en análisis con Green- de la educación en Estados Unidos; son pocas las personas que quieren ha-
290 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 291

cerse maestros; les interesa más hacer dinero, etc. De ahí pasa el paciente a Creo que este fragmento de la sesión señala, por mediación de los símbolos
hablar de su padre, que si bien siguió con su madre, era evidente que la trai- y las asociaciones, la lucha del paciente por acercarse a y apartarse de la trasfe-
cionaba, pero se hacía pasar hipócritamente por un pilar de la sociedad. Des- rencia homosexual. En muchos sueños anteriores, el verde [green] resultaba re-
pués queda en silencio. Intervengo y le pregunto: "¿Y qué teme hallar en mí?" presentar a Greenson. Le señalo que parece estar tratando de ahogar sus senti-
Después de unas débiles protestas el paciente describe cómo temía oír pronun- mientos sexuales "revoloteantes" en torno a Greenson porque eso es un ele-
ciar mi nombre fuera de la consulta por miedo de oír algo decepcionante. mento espantoso en su vida; viene de atrás. Responde diciendo que a menudo
siente un revolotear de excitación cuando yo empiezo a hablar detrás del diván.

3.9.3.4.4Semejanzas. Un paciente dócil y complaciente describe en una se-


sión analítica cómo se encolerizó con un amigo suyo. Llevaban juntos en el 3.9.3.4. 6 Asociaciones clave. A veces, el indicio más importante acerca
auto casi una hora y el paciente trató de hacer que su amigo contribuyera a de si debemos interpretar la trasferencia y qué aspecto de ella debemos
la conversación, pero éste seguía callado, nada más soltaba un gruñido y se estudiar lo da una sola asociación. Ciertas asociaciones toman la pre-
negaba a cooperar. ¡Qué egoísta, qué frío y poco considerado! Y así p rosigue cedencia respecto de otras, y aun de otras muchas, porque parecen abrir
desahogando su cólera. Cuando se calma le señalo que yo también paso casi
y mostrar nuevos e importantes campos a la investigación. Estas aso-
una hora con él y raramente contribuyo a la "conversación", sino con un gru-
ciaciones clave se caracterizan por parecer más espontáneas, improvi-
ñido de vez en cuando. El p aciente ríe brevemente y queda callado. Al cabo
sadas y sorprendentes que las demás. A veces enlazan de modo en ver-
de
conuna
unapausa
risita prolongada sonríe
ahogada: "Casi unay hora
dice resignado:
juntos, sin "Bueno, me agarró."
conversación, Y añade
sólo gruñi- dad sobrecogedor con las asociaciones del analista, y eso indica que tal
dos, sin soltar prenda... sí, ciertamente, eso es." Repliqué a esto: "Usted fue asociación es potencialmente significante.
capaz de manifestar su enojo con su amigo, pero parece incapaz de hacerlo
conmigo por la misma causa." Entonces el paciente dejó de sonreír y empezó Una paciente recuerda sólo un fragmento de un sueño que tenía relación con
a laborar. un tumor en su pecho. En sus asociaciones habla de varias amigas que tenían
tumores, de su miedo al cáncer y de la sensación de llevar dentro de sí la si-
3.9.3.4.5Simbolismo. Un paciente sueña que está en una librería viendo al- miente de su propio aniquilamiento, etc. Esto nos lleva a recuerdos de cómo
gunos libros viejos. Escoge uno encuadernado en cuero pardo pero no puede la maltrataban su padre y su madre; de cómo ansiaba padres buenos, del te-
distinguir cuál es el frente y cuál el dorso. Finalmente abre el libro y salta un mor a las personas que no son de fiar. Mientras escucho, mis pensamientos
escarabajo verde. Trata de matarlo con un periódico, pero sigue saltando de se centran en torno a la cuestión de quién es el tumor, la madre odiosa y odia-
acá para allá. Se asusta y despierta. Las asociaciones del paciente van a la da, el padre o yo. Entonces la paciente empieza a hablar de cómo sus pechos
Meiamogrosis de Kafka y él, el paciente, podría ser el escarabajo, trasformado se hinchan y ponen más sensibles durante la menstruación. Mis asociaciones
en creatura repugnante por culpa del análisis. La vida parecía mucho más sen- vuelan a sus reacciones ambivalentes ante la idea del embarazo. En este punto,
cilla antes del tratamiento; ahora tiene muchos miedos nuevos. Cuando acudió la paciente empieza súbitamente a hablar de que tiene hambre y de que siente
al análisis sólo tenía conciencia de no poder enamorarse de una muchacha. Por unas ganas locas de algo dulce. En son de broma dice que no cree que yo tenga
eso descubrió primero que estaba fijado a la madre y después también al pa- bombones de chocolate a la mano.
dre. Últimamente ha tenido poco deseo sexual, ¿tal vez por miedo de introdu- Estas últimas asociaciones de sentirse repentinamente con apetito y de que-
cir lo sexual en la consulta? La encuadernación del libro era como la carpeta rer algo dulce de mí enlazan con el sueño de un tumor en el pecho, y mis aso-
de cuero que tenía el padre en su mesa de despacho. Y el color era como el ciaciones con el embarazo me hacen preguntarle: "¿Ha pensado usted última-
de mi librillo de citas. N o le espantan los bichos sino en la noche, cuando no mente en el embarazo?" Responde que su hijita, de tres años de edad, le ha
puede verlos y sólo sentirlos. A veces en la noche siente el revolotear de una preguntado si es cierto que las señoras llevan a los hijos cerca de los pechos
polilla contra el rostro cuando está leyendo en la cama. Es temeroso y al mismo y a continuación que por qué no tiene otro hijo. Esto había deprimido a la pa-
tiempo agradable. Le da la sensación repentina de algo pulsante tocándolo, de ciente, porque su matrimonio había estado fallando últimamente y duda de que
algo... algo sorprendente, casi emocionante. Pero también le asusta, porque vuelva a quedar embarazada. Cosa que le recuerda el aborto que tuvo a poco
no sabe exactamente de dónde llega. La pulsación es como el momento de la de casada, y qué lástima, porque sin eso su hija no seria única. Después dice
eyaculación y el orgasmo. El no saber por dónde empieza el libro le recuerda medio en broma: "Tendría otro hijo si pudiera hacerlo con usted. Pero sé que
que los judíos leen sus libros empezando por el dorso, por atrás y también que de usted no recibiré nunca más que palabras y el apretón de manos anual cuando
yo soy un analista judío en contraste con su primer analista, que era gentil. se va usted de vacaciones. Es triste comprender que nunca me tocará usted.
" 292 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 293

Esto me recuerda la última vez que fui con mi doctor para una exploración necesarios ciertos pasos técnicos adicionales debido a pecu liaridades es-
física; me examinó los pechos para ver si había tumores y mientras lo hacía, pecíficas de los fenómenos de trasferencia. A continuación, un bosque-
yo pensaba en usted." jo general del procedimiento para el análisis de la trasferencia.
Respondo que el tumor de su pecho es el anhelo y el resentimiento no resuel-
tos que tiene de mí. Ríe y dice: "Espero que sea curable. Es probable que ten-
ga usted razón. Olvidé decir que el tumor estaba en la mama izquierda, enci- 3.9.4.1
Presentación de la trasferenc ia
ma del corazón." La asociación clave fue el súbito antojo de algo dulce que
tuvo la paciente.
Antes de pasar a la exploración de los sentimientos de trasferencia es
Las ilustraciones de material clínico que anteceden son ejemplos de necesario que el paciente se dé cuenta de que es precisamente su reac-
situaciones que requieren la intervención del analista. En todas las si- ción al analista la cuestión objeto del debate. Es posible que esto lo vea
tuaciones de trasferencia descritas, el material era relativamente tras- bien claro el paciente, y tal vez lo reco nozca sin ninguna ayuda del ana-
lista. Por otra parte, se presentan situaciones en que al paciente le re-
parente para el analista, y el Yo razonable del paciente y su alianza
sulta muy dificil descubrir sus sentimientos de trasferencia. Es impera-
de trabajo parecían listos para habérselas con el insight.Cuando estos
dos factores son favorables, es necesario que intervenga el analista pa- tivo, como primer paso en el análisis de la trasferencia, que el paciente

ra añadir más insight. se


Si vea frente amanera
de alguna sus reacciones de trasferencia
el paciente ignora lasy tenga conciencia
reacciones de ellas.
de trasferencia
que deseamos investigar, hay que señalárselas. Varias medidas técni-
PASOS TÉCNICOS PARA EL ANÁLISIS DE LA
3.9.4 TRASFERENCIA cas pueden servir de ayuda para ello.

Hasta aquí hemos visto dos cuestiones importantes relativas al manejo 3.9.4.1.1Silencio y paciencia. Con mucha frecuencia, el paciente reco-
de los fenómenos de trasferencia:por qué y cuándo analizamos la trasfe- nocerá espontáneamente una reacción de trasferencia si uno espera que
rencia. Ahora llegamos al corazón del problema técnico:cómo analiza- aumente la intensidad de los sentimientos de trasferencia. Este aumen-
mos la trasferencia. Esta sección se dedicará a las diversas medidas téc- to muchas veces se obtendrá sencillamente dejando al paciente prose-
nicas y al orden de los procedimientos necesarios para analizar las guir con sus producciones sin intervención por parte del analista. Hay
reacciones de trasferencia del paciente. Todos los pasos que voy a des- en todo análisis ocasiones en que es necesario que el mismo paciente
cribir son necesarios, pero algunos los dará espontáneamente el pacien- se dé cuenta de sus reacciones de trasferencia y donde sería impropio
te y por ello es innecesario que los repita el analista. que el analista se las señalara. Esto es así sobre todo cuando la intensi-
Esbozaré de un modo bastante esquemático lo que considero orden dad de los sentimientos es bastante fuerte, cuando el paciente hace tiem-
de procedimiento ideal y simplificado. Mas cada uno de los pasos pro- po que dejó de ser un principiante y cuando existe el peligro de que
vocará tal vez nuevas resistencias que requerirán tratamiento e inte- tenga alguna satisfacción pasiva en abstenerse de participar activamente
rrumpirán la sucesión ideal de los acontecimientos. O acaso las explo- en nada de la labor analítica. Además, el silencio y la paciencia del ana-
raciones determinadas por cada nueva medida técnica abran tantas lista también iluminarán cualquier resistencia importante que podrían
regiones nuevas y ocu pen tantas sesiones que el factor de la trasferencia oscurecer las intervenciones demasiado enérgicas po r parte del analista.
no sea ya el elemento principal a averiguar. No obstante, este esquema Los analistas difieren mucho en su modo de llevar a cabo el análisis.
de pasos técnicos podrá servir de modelo y guía, aun cuando los suce- Y sobre todo en su modo de aplicar el silencio y otras medidas más
•sos de la práctica clínica nunca se den tan limpiamente ordenados y activas. Hay cabida para mucha variedad dentro del marco del psico-
organizados. análisis clásico. Pero todo analista debe saber em plear el silencio y tam-
Para analizar los fenómenos de la trasferencia tenemos que ejecutar bién la intervención activa. Hay ocasiones en que sólo es apropiado
las mismas medidas técnicas base esenciales para el análisis de cual- uno de estos dos procedimientos. Es necesario saber cuándo es lícita
quier fenómeno psíquico; hay que hacer ver el material, aclararlo, in- cada una de estas medidas y cuándo es obligada. Los analistas que exa-
terpretarlo y traslaborarlo. Además de estos procedimientos básicos son geran el silencio o que sólo son capaces de medidas activas no pueden
294 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISISDE LATRASFERENCIA 295

realizar el psicoanálisis eficazmente. El psicoanálisis clásico exige des- más, siempre digo "por mí", "para conmigo", "relacionado conmi-
treza con el silencio y con las palabras. La cuestión de la dosificación, go", etc. Porque no quiero que el paciente soslaye el hecho de que esos
del momento oportuno y del tacto en la interpretación se examinarán sentimientos tienen que ver conmigo, con la persona, no con "el análi-
en el tomo u. sis" o algún otro concepto más impersonal.
Si no estoy seguro de la índole de los sentimientos de trasferencia
3.9.4.1.2La confrontación. Si hemos esperado suficientemente y la reac- pero tengo la impresión de que el tema de la sesión es la trasferencia y
ción de trasferencia se hace accesible al paciente, o sea si es lo bastante no hay indicios de que deba callar, puedo hacer la confrontación sen-
vívida para él y no parece provocarle resistencia apreciable alguna, cillamente diciendo al paciente: "Me pregunto si no tendrá usted al-
el analista tratará de enfrentarlo a dicha reacción de trasferencia. Dirá gún sentimiento o reacción para conmigo que no se revela" o "Tengo
algo así: Parece usted enojado o resentido conmigo, parece que siente la impresión de estar envuelto en sus pensamientos y sentimientos" o
afecto o cariño por mí, parece sentir un deseo sexual por mí, etc. El simplemente: "¿Qué siente usted acerca de mí?" o ",Qué sucede en
lenguaje será sencillo, claro y franco; ya he insistido varias veces en esto. este momento en relación conmigo?"
Yo prefiero emplear la palabra corriente más expresiva y evito las
evasivas o vaguedades. Digo "enojo" u "odio", "afecto", "amor" 3.9.4.1.3La aplicación de la evidenc ia. Sólo muestro al paciente la fuen-
ofrontación.
"sexo". Trato
Soy de ser preciso
directo sin la
pero evito limitación;
crudeza osela trata sólo de Empie-
brusquedad. una con- te de mipara
telecto hipótesis cuando
persuadirle deme
queparece
se estádeseable la intervención
resistiendo. de su que
Entonces tengo in-
zo la confrontación con "parece usted", porque no siempre estoy se- proceder al análisis de esa resistencia. Sólo se recurre a las pruebas pa-
guro, y deseo que el paciente pueda contradecirme o debatirse toda- ra convencer a un paciente de que tiene una reacción de trasferencia
vía. No quiero intimidado ni ser dogmático. Después podré decir: "Es- cuando de otro modo el paciente podría sentir como que el analista tie-
toy seguro de que usted siente...". Pero sólo si estoy verdaderamente ne facultades misteriosas... Observo que suelo emplear este método al
seguro y si el paciente debe recibir ya mi opinión precisa. principio de un análisis, como un medio de indicar al paciente cómo
A veces la mera confrontación del paciente con su lucha por expre- trabaja un analista, para que supere sus ideas acerca de la magia del
sar sus sentimientos de trasferencia puede servir para sobreponerse tem- analista y para ayudarle a la formación de una alianza de trabajo. Así
poralmente a la resistencia. Nuestra actitud tolerante y la verbaliza- digo por ejemplo a una paciente: Su falta de sentimientos sexuales pa-
ción ayudan al paciente a sentir que su lucha es impropia e innecesa- ra con su marido y sus sueños y fantasías de amor conmigo demues-
ria. Otras veces, la confrontación sólo es el primer paso en el análisis tran que está usted interesada sexual y amorosamente en mí.
de la resistencia. Entonces tendríamos que pasar por las fases de acla- El recurrir a las pruebas es un llamado a la inteligencia del paciente.
ración e interpretación descritas en la sección 2.6 a propósito de la téc- Puede ser una ayuda valiosa como paso paracultivar en él una alianza
nica en el análisis de las resistencias. La cuestión decisiva es la de si de trabajo. Pero hay el peligro de que lleve al paciente a sobreestimar
en un momento dado en la sucesión de los acontecimientos el procedi- lo intelectual y a evitar el conocimiento emocional de los fenómenos
miento indicado es vencer o analizar una resistencia. de trasferencia. Hay que estar atento para reconocer cómo reacciona
Si la reacción de trasferencia que deseo hacer ver al paciente es una a esta forma de confrontación.
resistencia de trasferencia, le muestro este hecho. Le señalo que pare- En cualquier fase del intento de hacer ver al paciente que está impli-
cía estar evitando alguna actitud o algún sentimiento relacionado con- cado en una reacción de trasferencia, el paciente podría tener una re-
migo, o si sé más concretamente cuáles son los sentimientos que trata sistencia, o bien podría hacerse visible una hasta entonces invisible. Si
de evitar, se lo digo. Es decir, hago ver al paciente la resistencia y los esto ocurriera, el análisis de la resistencia debe preceder a todo lo de-
sentimientos que le causan, empezando siempre por el aspecto resis- más. Esto es probable que ocurra sobre todo cuando el analista señala
tencia. Digo por ejemplo al paciente: "Parece usted luchar con senti- el odio o la cólera del paciente para él en las primeras fases del análisis.
mientos de amor (de odio, sexuales) relacionados conmigo", o "Pare- El paciente puede volverse resistente y negarse a reconocer esta reac-
ce que tiene usted dificultad en expresar su amor (odio, deseo sexual) ción de trasferencia y en lugar de ello se sentirá criticado. Entonces hay
por mí", etc. Obsérvese nuevamente aquí el lenguaje y el tono. Ade- que seguir la pista de este sentimiento de trasferencia de ser criticado
296 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 297

antes de poder volver al señalamiento de la trasferencia negativa. Vea- resistencias


rio seguir tras las hasta que uno moviliza un Yo razonable
mos un ejemplo: en el paciente.
También es importante dar tiempo al paciente de reaccionar a la in-
Un joven en su primer año de análisis empieza la sesión hablando con mucho tervención. Siempre quees posible me aseguro de que queda tiempo
enojo de un profesor en una de sus clases de posgrado. Su producción es por
suficiente en la sesión para que el paciente reaccione ante mi interven-
este estilo: "Habla sin pensar si los estudiantes pueden seguirlo o no. Suelta
las cosas al aire, no para nosotros. ¡Qué mal maestro! No me gustaría tenerlo
ción a la trasferencia. Esto es válido con intervenciones de cualquier
en el próximo semestre. Tendría que obligarlo a tratarme... digo, enseñarme."
tipo, pero sobre todo con las interpretaciones o intervenciones relativas
Pausa. "Supongo que usted sacará algo de esto." a la trasferencia. Yo no reacciono inmediatamente a su primera res-
El paciente prosigue, pero lo hago volver al lapsus y le pregunto: "¿No está puesta, ya que muchas veces los pacientes responden rápidamente con
usted queriendo rehuir su enojo conmigo? Su lapsus muestra su enojo... y des- un sí o un no impulsivo y después, poco a poco, mientras uno los escu-
pués trata usted de huir de ello." El paciente recapacita un momento y replica: cha, va comprendiendo que su primera respuesta no era pensada ni
"Creo que tiene usted razón. Creo que tiene razón. Yo sé que usted hace cuanto exacta. Por lo general refleja sometimiento o desafio.
puede, pero ese profesor, es el más estúpido hijo de perra... No deberían dejar- Muchas veces los pacientes se contradicen en su respuesta a la con-
le enseñar. Me dieron ganas de salir en plena clase, pero le tuve lástima. He frontación con la trasferencia. Todas estas reacciones tienen que ser
sabido
ñanza. que
Mas,su¿por
esposa
quésehabría
suicidó.
yo Probablemente
de preocuparme nopor
le queda
él? Él más que
es un la ense-
personaje, también objeto de análisis. Pero es importante dar tiempo al paciente
para reflexionar sobre lo que uno ha dicho y reaccionar a ello. Quiero
todo un profesor, y ni yo ni ninguno de mis compañeros le importamos nada."
Y así sigue, por este tenor.
subrayar aquí que el paciente debe tener tiempo hasta de estar callado
Intervengo nuevamente y digo esto: "¿No está usted enojado conmigo por- en respuesta a la confrontación que hacemos. Hay que poner cuidado
que salgo de vacaciones la semana próxima?" El paciente replica colérico: "No, no sólo a lo que dice sino a cómo lo dice. Si mi interpretación es acer-
no estoy enojado. Siempre me está usted acusando de estar enojado. Tiene tada, estará de acuerdo conmigo y la aceptará no sólo verbal, también
usted derecho a unas vacaciones. Trabaja usted mucho, así que ¿por qué no emocionalmente; y añadirá ciertos detalles o recuerdos u otros perfec-
había de irse? ¿Por qué había de enojarme yo? Parece como si viera usted eso cionamientos a mis confrontaciones. Si mi confrontación es justa y ac-
en un libro. Siempre que un analista va de vacaciones comunica a su paciente cesible al paciente, puedo pasar al siguiente procedimiento técnico en
que está enojado." Esto lo dice con sarcasmo. "Eso me pone furioso." Pausa. el análisis de la trasferencia.
Silencio. Replico: "Se enoja usted incluso cuando le señalo que se enoja, pero Pero muchas veces el paciente necesita tiempo para meditar, para
su verdadero enojo es porque lo dejo." estudiar lo acertado de mi confrontación, así como para establecer aso-
El paciente replica: "Tal vez. Sé que no dejo de pensar que cuando usted
ciaciones con ella. Si mi intervención es desacertada, el paciente reve-
se vaya iré a un restorán de moda y me buscaré una muchacha. Y al diablo
con todos ustedes." Replico: "Sí, al diablo con todos quienes lo abandona-
lará el desacierto no tan sólo verbalmente, negándola, sino además con
mos. Usted no nos necesita, usted se buscará alguien de quien estar cerca." El
alguna suerte de resistencia y comportamiento de evitación. Sin em-
paciente calla un momento y luego dice: "En efecto, yo no lo necesito. Váya- bargo, es posible que la confrontación sea atinada en el contenido pero
se a sus malditas vacaciones. Yo me arreglaré." errada en la elección de momento. Entonces hay que rastrear la resis-
tencia. Además, es también necesario que el analista tenga tiempo de
Éste es un ejemplo relativamente simple de cómo uno trata de bus- evaluar debidamente la respuesta del paciente. No siempre es fácil de-
car la demostración y aclaración de una reacción de trasferencia, pero terminar si la respuesta del paciente indica aceptación o rechazo, refle-
tiene que interrumpir la sucesión y dedicarse a las resistencias que aso- xión o escapismo, o bien una combinación de todos estos elementos.
man. El lapsus del paciente era un claro indicio de su enojo, pero se
niega a aceptarlo conscientemente. Entonces se pone a sentir lástima 3.9.4.2Esclarecimiento de la trasferencia
por el profesor. Y vuelta a su enojo por ser rechazado. Trato de ligar
esto con mis vacaciones, pero se niega colérico. Señalo esta forma de Una vez ha reconocido el paciente su implicación en una reacción de
resistencia y confirmación y finalmente reconoce que fantasea en torno trasferencia estamos listos para el siguiente procedimiento técnico: la
a mis vacaciones y su enojo de verse abandonado. Creo que es necesa- clarificaciónde la trasferencia. Ahora deseamos que el paciente afine,
298 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DF LA TRASFERENCIA 299

ilumine, profundice y llene el cuadro de la trasferencia. Hay dos mo- Estaba usted sin rasurar y su barba me arañaba la cara. Es extraño, porque
dos principales de enfoque. usted siempre está bien rasurado."
Reflexionando en la fantasía sexual descrita por la paciente observo: dos ve-
3.9.4.2.1Búsqueda de los detalles íntimos. Nuestro objetivo último al ana- ces dice respirar apenas, después los deseos masoquistas, el alzarla en los bra-
lizar la reacción de trasferencia del paciente es poder interpretar los orí- zos y el ser yo enorme. Recuerdo que ella había tenido varios episodios de as-
ma a los seis años, más o menos, en una época en que su madre estaba casada
genes históricos de ese fenómeno. Una de las zonas más fructíferas pa-
con un padrastro sádico. La interpretación de la fantasía de trasferencia parece
ra recoger indicios que nos lleven hasta la fuente inconsciente es la que clara: yo soy el padrastro sádico que satisface sus deseos masoquistas, llenos
constituyen los detalles íntimos de la reacción de trasferencia. Los de- de culpa y edíp icos. Podría hacer la interpretación yo, pero quiero que haga
talles conducen a afectos, impulsos y fantasías en el paciente. Pedimos ella el descubrimiento y le pregunto: "¿Quién la arañaba con su barba cuando
a éste, que refine, retoque y estudie lo mejor que pueda los sentimien- era usted niñita?" La paciente casi grita: "Mi padrastro, mi padrastro, él me
tos que tiene para nosotros. Le pedimos también que incluya las aso- atormentaba frotando su cara contra la mía... y él me levantaba y apretaba
ciaciones que puedan presentársele mientras trata de hacerlo. Veamos y me lanzaba al aire... yo casi no podía respirar. Pero creía que no me gustaba
un ejemplo: eso."

I
en el tercer mes de su análisis me dice tras mucho
Mi paciente,
vacilar la señora
que está K,'pensamientos
teniendo sexuales relacionados conmigo. Esto la deVolvamos a la técnica
nada al cuadro de la aclaración.
de la trasferencia, peroNoto queque
siento la paciente no aña-
podría hacerlo.
turba, porque no deja de ser una señora casada. Sabe que yo también estoy Por eso la confronto con ello. Le digo que sé cuán duro es para ella,
casado y además yo no la querría, después de todo cuanto sé de ella. Silencio. pero que por favor me diga con más precisión cuál es su fantasía se-
Le parece que todo es una racionalización; es que la turba mucho hablar de xual. Soy claro, franco, no exigente pero firme. Cuando ella dice "ha-
sus sentimientos sexuales, es humillante y degradante. Pausa, silencio, suspi-
cíamos el amor" yo empleo sus mismas palabras para pedirle me ex-
ro. Mientras va manejando su carro, de repente, como un fogonazo, se le apa-
rece un cuadro en que yo la tengo en los brazos. Cuando está leyendo un libro
plique por favor qué entiende por "hacer el amor". Mis palabras y
o viendo una película, me ve en el papel de protagonista y amante y ella se mi tono de voz no son crudos ni tímidos.
siente y ve en el de amada mía. De noche, en la cama, piensa en mí y le dan
ganas de telefonearme. La paciente sigue hablando de este modo, describiendo Una paciente me dice que pensó "besar" mi "órgano genital". En el momen-
los diferentes lugares y ocasiones en que me desea sexualmente; pero noto que to apropiado le pido por favor me aclare lo que entiende por besarme el pene,
si bien el cuadro se agranda, no adquiere mayor profundidad ni relieve. Tam- porque su explicación me parece vaga y algo evasiva. Con mi pregunta le se-
bién me parece que tenemos ahí una buena alianza de trabajo, a pesar de su ñalo que quiero conocer los detalles exactos y que es lícito hablar con realismo.
turbación y reticencia. Por eso le digo en este punto: "La veo llena de deseo Se lo demuestro por mi modo de hablar. No soy vulgar ni ambiguo. La ayudo
sexual de mí, un deseo que crece y crece, pero parece costarle mucho describir a traducir diciendo "pene" por "órgano genital". El "besar" lo tendrá que
con precisión lo que querría hacer sexualmente conmigo. Intente expresarlo, traducir ella sola.
por favor."
La paciente responde: "Querría apretarme contra sus brazos, que me estre- Una paciente me dice que fantaseó una felación conmigo. Cuando me parece
chara usted fuertemente, tanto que apenas pudiera respirar, que me alzara en indicado le digo que no entiendo lo que quiere decir con felación, que por fa-
sus brazos y me llevara a la cama. Allí haríamos el amor." Pausa larga. Pre- vor me lo explique. Como carraspea, le digo que parece tener dificultad en
gunto: "¿Qué entiende por hacer el amor?" "Entiendo —dice hablar de hacer algo sexual con su boca en mi pene. Al obrar, así, no sólo le
la paciente
quitarme violentamente el camisón, besarme fuerte en la boca, tan fuerte que señalo su resistencia de trasferencia sino le indico además que querría oírle ha-
me haga daño y que apenas pueda respirar.Separarme las piernas a lafuerza y blar de esas cosas con un lenguaje concreto, vivo, cotidiano.
meterme rudamente d pene, que sería enorme y me dolería y me gustaría. [Pau-
sa.] Un detalle divertido se me ocurrió cuando estaba describiendo todo esto. El mismo modo de proceder es válido también al tratar con pulsio-
n
es y sentimientos agresivos. Un paciente me dice que siente hostili-
dad hacia mí. Mi respuesta es que no entiendo la palabra hostilidad,
II
Véanse secciones 1.2.4, 2.6.5.1, 2.7.1, 3.2.5, 3.4.2 , 3.8.1, 3.8.4, 3.9.3.1 y 3.9.3.4. porque es estéril, ambigua, paco clara. ¿Qué quiere decir en realidad?
300 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 30 1

Si yo siento el impulso o afecto, empleo la palabra más exacta que ha- Laboramos de modo semejante con otros afectos como la angustia,
ya para designarlo. Digo a mis pacientes que hoy parecen odiarme o la depresión, el disgusto, la envidia. Indagamos la naturaleza exacta
aborrecerme, y que por favor me hablen de ello, y que manifiesten sus de los sentimientos, tratamos de precisar, ahondar e iluminar qué cla-
sentimientos en la descripción. Los ayudo a distinguir entre cólera, ra- se y qué cantidad de emoción entran en ellos. Siempre hay la misma
bia, odio, resentimiento y disgusto, porque cada uno de esos sentimien- incansable búsqueda de claridad, para saber qué es exactamente lo que
tos tiene una historia diferente y procede de partes diferentes del pasa- siente el paciente y qué es lo que fantasea. Es una actitud abierta, cla-
do del paciente. Animo a mis pacientes a describir sus fantasías agresi- ra, franca, sin temor ni encogimiento, sin crudeza ni timidez. Somos
vas, los objetivos de sus impulsos hostiles y destructivos, porque tam- exploradores, pero debemos preservar y no destruir lo que estamos ex-
bién son hilos que llevan al ovillo de los diferentes períodos históricos plorando. Debemos servir de modelo al paciente, para que algún día
de su vida. Ejemplo: sea capaz de plantearse cuestiones del mismo género.
Es necesario repetir que las resistencias pueden aparecer en todas
Un joven, el señor Z,'
2
se declara enojado conmigo por cobrarle una sesión y cada una de las fases en nuestro intento de lograr esclarecimiento.
a la que no acudió. Investigando su "enojo" le pregunto lo que entiende en Si la resistencia es significante y resulta un atolladero, la labor de es-
verdad por enojarse. Le "parece" que estaba más que enojado. Mi silencio clarecimiento debe cesar, para proceder al análisis de la resistencia. Por
lo incita a expresar con bastante calor cómo me consideró un hipócrita, que tentador que seaimportantes.
el contenidoDedelotro
material,
me hacía pasar por científico. Y soy tan comerciante como el miserable tacaño las resistencias modo,hay que analizar
losinsights primero
no tendrán sen-
de su padre. Algún día espera tener el valor de frotarme la nariz con toda esa tido para el paciente, y ésta es nuestra principal preocupación. Nues-
"porquería psicoanalítica". Sería un buen desquite, hacerme lo que yo le ha- tra tarea más importante es realizar una terapia eficaz, no recoger da-
go. A mi pregunta "¿Y qué es lo que yo le hago?" responde: "Me hace arras- tos interesantes.
trarme por toda esa mierda, nunca cede usted, siempre más, y más, y más.
Nunca está satisfecho; produce o vete, parece decir, y nunca es bastante." Pue-
de verse cómo detrás del inocente enojo que le "parece" estaban la furia anal-
sádica y la humillación infantiles. 3.9.4.2.2En bus ca de l o que p one en marcha la trasf erenci a. Otro método
Este mismo paciente, posteriormente en su análisis empieza la sesión dicien- valioso para clasificar una trasferencia dada es descubrir qué caracte-
do que no le gusta venir, que detesta el psicoanálisis y a mí con él. Cuando rística o trozo de comportamiento en el analista hizo de estímulo
le pregunto "¿Y cómo me odia usted hoy?" responde que hoy me odia con desencadenante. Con mucha frecuencia, el paciente reconocerá espontá-
apasionamiento, con vehemencia rabiosa y apenas controlable. No querría ma- neamente que cierto rasgo o actividad del analista provocó una reac-
tarme, no; eso sería demasiado civilizado. Querría hacerme pulpa, molerme ción particular. Otrasveces, este desencadenador de la trasferencia no
literalmente, destrozarme hasta hacerme como una jalea, una "pasta" sangrien-' sólo será desconocido para el paciente sino que éste opondrá fuertes
ta y viscosa. Entonces me tragaría de un enorme "sorbetón", como la maldita resistencias a su reconocimiento. A veces, el comportamiento del ana-
avena que le hacía comer su madre cuando era niño. Después me cagaría. Se-
lista provocará una reacción en el paciente que no sea fenómeno de tras-
ría una mierda venenosa de olor a podrido. Y cuando le pregunté qué haría
con aquella mierda venenosa de olor a podrido replicó: "La patearía en la tie-
ferencia ya que puede ser una respuesta apropiada. Finalmente, de-
rra ¡para que pudiera ir usted con mi querida y difunta madre!" bemos comprender que a veces los analistas también pueden estar
demasiado inhibidos para explorar con el paciente cuál de sus idio-
Creo que está ya claro cómo el rastreo de los detalles íntimos de los sincrasias personales puede haber sido el estímulo de trasferencia.
i mpulsos destructivos y agresivos conduce a los indicios que hacen po- He sabido de analistas que se empeñan en seguir la huella de toda
sible una interpretación. Siempre que los impulsos de trasferencia sur- reacción de trasferencia hasta dar con algún rasgo comportamental del
gen en el análisis, nuestra tarea consiste en ayudar al paciente a escla- analista. Esto tiene un dejo de necesidad narcisista en el analista, o de
recerlos en lo relativo a la naturaleza exacta del impulso instintual, su sobrevaluación de un procedimiento técnico. Nuestro objetivo es clari-
objetivo, zona y objeto. ficar para interpretar la fuente histórica inconsciente en el pasado del
paciente. El desencadenador de la trasferencia puede ser una ayuda va-
12
Véanse seccion es 2.5.2, 2.5.4, 2.7.1, 3.5.3.1, 3.7.1 y 3.9.2.2. liosa, pero sólo es un medio, no un fin en sí. Hay muchas situaciones
302 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 303

bien clara de mí y de describir qué me ve de repulsivo." El p aciente empieza


clínicas en que la búsqueda del desencadenador de la trasferencia es
a hablar poco a poco: "Veo su boca, sus labios, gruesos y húmedos. En las
innecesaria, improcedente o un método menos fructífero. comisuras tiene usted algo de saliva. No querría decírselo, doctor Greenson,
pero no estoy seguro de que eso sea cierto." Digo sencillamente que por favor
Veamos unos cuantos ejemplos clínicos de algunos de los puntos mencionados. prosiga. "Tiene usted la boca abierta, e imagino que huele. Puedo ver cómo
Una paciente empieza su sesión acostada en silencio, sosegadamente, con los humedece su lengua los labios. Últimamente, cuando he tratado de hablar de
ojos cerrados y, al parecer, en paz y satisfecha. Al cabo de unos minutos de cosas sexuales con usted, eso es lo que veo, y me detiene y me hiela. Ahora
silencio digo: "¿Si?" Sonríe suavemente, suspira y sigue callada. Transcurren temo su reacción [pausa]. Temo ver en usted un viejo lascivo, libidinoso
ahora muchos minutos y me impresiona el cuadro, sereno y feliz, que parece [pausa]."
presentar. De ordinario es muy verbal y productiva, y cuando calla está tensa Digo: "Y ahora usted se deja arrastrar sin resistencia por esa idea de que
e inquieta. Empiezo a dejar vagar mis pensamientos por las últimas sesiones yo soy un viejo lascivo, libidinoso, de labios gruesos y húmedos." El paciente
y me pregunto si podría descubrir alguna explicación a esta reacción insólita. sigue hablando un rato y de repente recuerda algo de cuando empezó su ado-
En este día, su cita es ya avanzada la tarde debido a un cambio en mi horario. lescencia, cuando recorría las calles excitado en busca de una prostituta, pero
Por lo general viene en la mañana. Afuera es noche ya y en la sala de trata- al mismo tiempo asustado y torpe. En una callejuela oscura alguien se le acer-
miento están prendidas las luces. có, visiblemente pensando encosas sexuales. Entendió que aquella persona quería
La paciente sigue callada y cada vez me sorprende más el aura de placer acariciarle el pene y después chupárselo. El muchacho era incapaz de manejar
que parece desprenderse calladamente de ella. Al cabo de unos veinte minutos la situación. Desgarrado entre la emoción y el miedo, se mantuvo pasivo y dejó
le digo: "Esta sesión parece diferente. ¿Qué la hace gozar tan calladamente que se efectuara enél la actividad sexual. Al principio no estaba seguro de si
y sólo para usted?" Responde con una voz suave y ensoñada: "Estoy acostada era un hombre o una mujer; había sido todo tan rápido, y la callejuela estaba
aquí, absorbiendo el apacible ambiente de esta consulta. Es un oasis de paz. tan oscura... Lo inundaban diferentes emociones. Pero recuerda la boca de aque-
Respiro la fragancia de su cigarro puro, me lo imagino sentado en su sillón, lla persona, los labios gruesos, húmedos y entreabiertos. Cuanto más habla de
fumando, cómodo y pensativo. Su v oz suena a café y buen aroma de tabaco, aquello más evidente le parece que aquella persona era un hombre, un prosti-
cálido y confortante. Me siento protegida, segura, cuidada. Me parece que es tuido homosexual. (Un año antes, el paciente había comunicado este recuerdo
pasada la medianoche y que todos en la casa están dormidos menos mi padre como algo vago, sin detalles.)
y yo. Él trabaja en su estudio y yo aspiro el olor de su puro y le oigo hacerse Estaba claro que e! paciente volvía a vivir en su relación de trasferencia con-
café. Solía desear meterme cautelosamente en la pieza y apelotonarme junto migo la experiencia homosexual de su adolescencia. Lo que estimuló el retorno
a él. Lo intentaba siempre, y prometía estarme más callada que un muerto, de aquel sucedido fue su impresión y que yo tenía los labios gruesos y húme-
pero, invariablemente, él me llevaba otra vez a la cama." dos. Lo ayudé a trabajar con este material haciéndole ver con mi estilo que
La paciente misma reconoció que eran la hora avanzada, las luces en el des- yo era capaz de hablar de mí como de un viejo repulsivo, lascivo y libidinoso,
pacho, el aroma de mi puro, mi silencio y mi voz los que habían suscitado un de labios húmedos y gruesos. La timidez por mi parte hubiera aumentado su
recuerdo de su infancia; el ardiente deseo de estar sola con su padre amoroso angustia; y el resentimiento o el silencio míos hubieran sido para él un reproche.
y protector. Se abandona en el diván al placer de que estuvo privada en la in-
fancia, pero con el que fantaseara.
El analista trata este material del mismo modo que cualquier otro.
Mi paciente, el señor Z, 15 entra en una fase del análisis en que le resulta difí- Cuando una paciente me dice que le parezco sexualmente atractivo,
cil hablarme de sus fantasías sexuales. Ya lleva varios años en análisis, y hemos le pregunto qué le parece en mí sexualmente atractivo. Si una paciente
traslaborado muchos y muy variados aspectos de sus resistencias de trasferencia. declara sentir que me ama, le pregunto qué halla de amable en mí.
Pero esta resistencia concreta parece especial en algo. Hay muchas sesiones de Si un paciente dice que le doy asco, pregunto qué tengo de asqueante.
charla superficial, ausencia de sueños y mucho silencio. Lo único descollante
Cuido de no ser demasiado callado ni demasiado activo, porque todo
es que parece que últimamente me está viendo de otro modo. Le apremio para
cambio de técnica en mí indicaría que de algún modo el caso me afec-
que aclare en qué soy diferente. No sabe; no puede describirlo; pero acaba por
soltar, vacilando, que le parezco repulsivo. Entonces le digo clara y francamente.
ta. Soy tan paciente y persistente en la extracción de detalles íntimos
"Está bien, le parezco repulsivo. Trate ahora de hacerse una imagen mental relacionados con las reacciones del paciente para conmigo como con
las relacionadas con cualquier otra persona. Trato de manejar sus reac-
13
Véanse secciones 2.5.2, 2.5.4, 2.7.1, 3.5.3.1, 3.7.1.1, 3.9.2.2 y 3.9.4.2.1.
ciones de trasferencia amorosas y sexuales del mismo modo que el odio
304 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISISDE LA TRASFERENCIA 305

y el disgusto. Esta tarea no es siempre fácil, ni pretendo ser siempre las interconexiones de una reacción de trasferencia dada. Esto no se rea-
venturoso en ella. liza de un solo paso, sino que es un largo proceso. Mediante la demos-
El material clínico arriba descrito indica que las cualidades y los ras- tración o señalamiento y la aclaración tratamos de hacer que el Yo del
gos personales del analista, así como ciertas peculiaridades de su con- paciente observe una situación psicológica precon sciente y de fácil acce-
sultorio, pueden ser los estímulos desencadenantes para las reacciones so. Se pide al paciente que divida su Yo para que una parte pueda ob-
de trasferencia. Debo añadir que los pacientes pueden responder de mo- servar lo que la otra siente. En la interpretación pedimos al paciente
do semejante al tono de voz y al matiz emocional que perciben en las que vaya más allá de lo fácilmente observable y asigne significación
expresiones del analista. He tenido pacientes que reaccionaron con una y causalidad a un fenómeno psicológico (E. Bibring, 1954).
fuerte reacción enojada y depresiva cuando les pareció por mi modo La demostración y la aclaración preparan al paciente para nuestra
de hablar que los estaba rebajando. Hay pacientes a quienes parezco interpretación. Las interpretaciones, para que sean eficaces, no deben
represor, sarcástico, seductor, sádico, crudo, impertinente, etc. En ca- ir más allá de los límites de comprensión, de entendimiento emocional
da caso es necesario separar y aclarar qué rasgo o actividad míos han del paciente. Una interpretación es una hipótesis que requiere de las
desencadenado la reacción. Si hay algo de cierto en las acusaciones del reacciones del paciente para su verificación (Waelder, 1960, pp. 3-27).
paciente, tengo que reconocerlo; pero en todo caso debe analizarse, es Las aclaraciones conducen a interpretaciones, y éstas a su vez a nuevas
decir, aclararse
En cierto e interpretarse,
sentido, la reacción
todas las reacciones de del paciente.son desenca-
trasferencia clarificaciones.
aclare un fenómenoCon frecuencia, cuandoéste
dado el paciente, el analista trata
tropezará condesuhacer que
interpreta-
denadas por algún aspecto de la situación analítica. Ésta se dispone de ción, el significado inconsciente. De modo análogo, la exactitud de una
modo que facilite las percepciones erróneas regresivas y resucite las reac- interpretación habrá de verificarse a menudo con nuevo material com-
ciones olvidadas del paciente a objetos del pasado. Hay veces en que plementario del paciente. Veamos un ejemplo sencillo.
no es necesario ni útil separar y aclarar lo que provocó la reacción de
trasferencia. Basta con analizar el fenómeno de trasferencia de que se
Una paciente en su tercer año de análisis presenta una resistencia a acudir a
trate. En otras ocasiones, el descubrimiento y análisis de las caracterís- la sesión analítica, porque le parece ver en mí algo fatídico que la espanta. La
ticas desencadenantes del analista o la situación analítica puede resul- persuado de que trate de aclarar ese algo fatídico que percibe en mí. Vacilan-
tar considerablemente valioso. He puesto de relieve la importancia de do, empieza a trazar el retrato de un hombre, yo, aparentemente amable pero
este modo de enfoque porque en mi labor orientadora he descubierto en el fondo hostila las mujeres. Y prosigue diciendo que es un hombre en apa-
que muchos analistas tienden a desdeñar este procedimiento técnico. riencia varonil y activo pero en realidad femenil y pasivo. Es tan pasivo que
dejaría que sus pacientes se desangraran hasta morir sin alzar un dedo. En el
Interpretación de la trasferencia
3.9.4.3 momento de decir "hasta morir", jadea: "¡Oh, Dios mío! Ya sé lo que es...
es mi padre. Estoy confundiendo a usted con mi padre." Refiérese la paciente
Llegamos ahora al procedimiento técnico que distingue el método psi- a un episodio de su infancia, cuando tenía cuatro años, en que descubrió que
coanalítico de todas las demás formas de psicoterapia. La interpreta- sangraba de la vagina y corrió hacia su padre espantada. Él trató de consolarla
diciendo: "No es nada, ya se te pasará, olvídalo." Por muchas y complicadas
ción es el instrumento último y decisivo de la técnica psicoanalítica.
razones esto fue sumamente inquietante para ella.
Todos los demás procedimientos técnicos u tilizados en psicoanálisis son Este incidente había aparecido muchas veces durante su análisis, pero nunca
la labor preparatoria que hace posible la interpretación. Es más: cual- con el carácter especialde intención siniestra por parte de su padre. Sólo cuan-
quier otro artificio do empezó . a aclarar lo que sentía respecto de mí notó esa sensación fatídica
sus efectos sobre eltécnico
pacientetiene
hanque llegar
de ser a ser sujeto de análisis, y
interpretados. que la condujo a la hemorragia, y ésta a su interpretación espontánea de que
Dentro del marco del psicoanálisis, interpretar significa hacer cons- provenía de su padre. Después, la paciente procedió a ahondar en su convenci-
ciente un fenómeno psíquico inconsciente. El objetivo último de toda miento de la condición sádica oculta de su padre, que parecía amable y pasivo.
interpretación es facilitar al paciente la comprensión del significado de
un fenómeno psíquico dado. Interpretamos la trasferencia descubrien- Si la demostracióny la aclaración de la reacción de trasferencia no
do la historia inconsciente, los antecedentes, los orígenes, los fines y c
onducen directamente a la interpretación, es necesario que el analista
306 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 307

dé ciertos pasos técnicos. De un modo general, estos pasos se dirigen madre solía hacerlo. Era terriblemente burlona y le encantaba reírse de mis
hacia el descubrimiento de la historia de esa reacción de trasferencia. defectos." Prosigue y no acaba. Antes de terminar la hora hago la interpreta-
El mejor modo de facilitar la exploración de la historia de una reac- ción: "Entonces rehuye usted ciertos pensamientos que se le ocurren aquí con-
migo porque teme que yo lo atormente como solía su madre." Después de una
ción trasferencial es estudiar algunos de los componentes que van ha-
pausa, replica: "Sí, creo que así es, aunque ahora me parece una tontería."
cia la formación de esa relación especial de objeto. Solemos elegir para
Un año después, este mismo paciente tuvo una sesión que puede resumirse
la exploración aquel aspecto de la trasferencia que parece más accesi- así: llega al consultorio con unos minutos de retraso y se pregunta si eso tendrá
ble al Yo consciente y razona ble del pac ienW. Po r eso solem os em pezar alguna significación. Acostado en el diván, suspira y dice que el análisis se le
por las resistencias, si las hay en grado importante alguno. (Véase sec- hace pesado últimamente. Acudió a la visita porque le tocaba, pero sin sentir
ción 2.7.1 sobre el análisis de la resistencia antes del contenido.) Si no ni esperar ningún placer. Cuando estuve de vacaciones él lo pasó muy bien;
hallamos funcionando resistencias importantes podemos pasar a explo- según parece, tuvo una vida sexual mucho más libre con su esposa. Desde que
rar cualquier aspecto dela trasferencia que -parezca el más apremiante volví tiene otra vez comezón anal, así como la apremiante necesidad de mas-
para el paciente. turbarse. Se preocupa por la salud de su padre, quien le ha escrito que tiene
Si bien son factibles muchos tipos de enfoque, hay tres procedimien- hemorroides. Siempre tuvo su padre problemas con el recto. Siempre le gustó
tos que son los más valiosos cuando se trata de descubrir la historia tomar al niño la temperatura rectalmente. Últimamente, tuvo la tentación de
introducir el dedo en el recto de su esposa durante el jugueteo amoroso. No
de
en una reacción(2)
ella entran; derastrear
trasferencia: (1) buscar los
los antecedentes afectos
de las e impulsos
figuras que
de trasferen- lo hizo porque no quería tenérmelo que contar, aunque le p arecía que a mí
me gustaría oírlo. Tal vez el material de este tipo me excita, o tal vez sea eso
cia, y (3) explorar las fantasías de trasferencia. Estos tres procedimien- una proyección suya. Interpreto para el paciente que le p arece que tal vez a
tos suelen fundirse y mezclarse uno con otro. Para mayor claridad los mí me interesarían sus actividades anales como a su padre. Replica que ha so-
describiré por separado. lido pensar en mí cuando hacía algo que le procuraba un placer anal. Sospecha
incluso que se siente reacio a acudir a la cita porque desde que volví le parece
3.9.4.3.1Estudio de los a fectos, impulsos y actitudes. El mejor camino que tener más pensamientos e impulsos de hacerse cosas en el ano y tiene la impre-
se puede seguir en general cuando se trata de descubrir la causa in- sión de que en él se agita algo homosexual.
consciente de una reacción de trasferencia es explorar los afectos e im-
pulsos que en ella intervienen. La pregunta que hacemos a nuestros Debe observarse que en el primer ejemplo tuve que explorar el afec-
pacientes puede plantearse así: "¿Dónde tuvo usted este sentimiento to haciendo al paciente una pregunta directa. En el segundo, el paciente
o impulso anteriormente?" Una pregunta semejante sería: "¿Qué se asoció espontáneamente la vuelta de su comezón anal y la vuelta de
le ocurre si deja vagar sus pensamientos en relación con estos senti- su analista con los intereses anales de su padre. Era como si él mismo
mientos o impulsos?" A veces no tenemos que preguntar explícitamente calladamente se hubiera planteado las preguntas que yo le había hecho
al paciente de este modo y basta planteárselo con el silencio; las asocia- la otra vez.
ciones espontáneas del paciente nos dan entonces la respuesta. Al em- El descubrimiento de la actitud trasferencial puede buscarse de un
pezar el análisis suele ser necesario hacer las preguntas. Después pare- modo análogo al que he descrito para los afectos e impulsos. Podría-
ce como si el paciente se las hiciera solo, calladamente. mos así tratar de desentrañar la historia oculta de cuándo y cómo sur-
gieron en la vida del paciente actitudes como la pasividad, la docili-
dad, el desprecio, etc. Es más dificil descubrir material acerca de las
Querría ilustrar estos puntos con unos cuantos ejemplos sencillos. A poco de actitudes, en general, porque con demasiada frecuencia ellas también
empezado su análisis, el profesor X" reconoce que está saltándose ciertas aso-
ciaciones porque teme que lo critique yo. De hecho, hasta es capaz de imagi-
son egosintónicas. Suele ser necesario volver la actitud ajena al Yo an-
nar que me burlada de él, y no puede soportar esa idea. No le gusta que lo tes de que podamos esperar que el paciente esté en condiciones de pro-
humillen. Después de que ha quedado callado un rato le pregunto: "¿Dónde ducir información significante en sus asociaciones.
le sucedió eso anteriormente?" El paciente responde: "Cuando era niño, mi
3.9.4.3.2Búsqueda d e los anteced entes de la fi gura trasfere ncial.Una fuente
14
Véanse secciones 2.6.4, 2.6.5.2 y 3.4.1.2. igualmente importante de información acerca de la formación de una
308 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 309
reacción de trasferencia dada puede hallarse determinando las diferen- una galería de humillaciones que fueron los antecesores y creadores de su ana-
tes personas que provocaron una reacción particular de trasferencia. lista humillador. Cada uno de los antecesores añadía, subrayaba o modificaba
Es decir, tratamos de responder a la pregunta de ¿con quién sintió us- algún aspecto de sus fantasías de humillación. No sólo descubrimos los objetos
ted así anteriormente? Es sencillamente un cambio de modo, otra ma- que lo hacían sentir humillado sino que también averiguamos los derivativos
nera de preguntar ¿cuándo sintió usted eso anteriormente? Es frecuente y heraldos de cada objeto. La madre que se burlaba de él cuando tenía tres
que estas dos cuestiones conduzcan la una a la otra, y no son separa- años por hacerse en la cama era una de estas figuras, la que ridiculizaba su
bles. Pero cada cuestión puede llevar por distintos derroteros según la pene minúsculo cuando tenía cinco era otra, la que se reía de su escaso pelo
púbico cuando tuvo catorce, otra. Una hermana mayor continuó cuando su
ocasión. Si conseguimos interpretar una reacción de trasferencia, aca-
madre lo dejó en paz y se burló de él por su insuficiente desarrollo sexual hasta
barnos por esperar que podremos determinar a qué objetos pasados y
los diecisiete años. Por otra parte, su padre lo avergonzaba por ser demasiado
en qué circunstancias fue apropiada esa reacción. curioso en materias sexuales, a los cinco años, y después, ya de adolescente.
La reacción de trasferencia del paciente no es apropiada para el ana-
lista pero sí para alguien del pasado. No siempre esperamos llegar de La pregunta"¿con quién sintió eso anteriormente?" es una de las
inmediato a los objetos srcinales, pero sí hallar algún objeto interme- que se hacen con mayor frecuencia en el análisis de las reacciones de
dio que acabará por llevarnos al srcen. No hay orden cronológico es- trasferencia. Puede hacerse explícita o implícitamente (en silencio), pero
tablecido para
cia. En este la aparición
punto, de los antecesores
mis apreciaciones de con
coinciden la figura
las dedeFenichel
trasferen- uno no puede dejar de plantear esta cuestión mientras esté producién-
dose cualquier reacción de trasferencia de cierta importancia. Esto no es
(1941, p. 48), quien habló de "dislocación". Están en desacuerdo con sorprendente porque todos los fenómenos de trasferencia se derivan de
W. Reich (1928, 1929), quien subrayó el orden cronológico inverso. experiencias habidas con las personas clave de los primeros años, así
El paciente puede pasar del pasado reciente al remoto varias veces en como con sus equivalentes y derivados.
una sesión. O bien las emociones del paciente pueden estar fijas en al-
gún objeto intermedio durante un largo período de tiempo antes de po-
3.9.4.3.3 Explo ración de las fant asías de tr asferen cia. Si examinamos los
der pasar a otro objeto. Una reacción de trasferencia dada suele tener
antecedentes múltiples, y todas han de ser analizadas para descubrir diferentes ejemplos citados para ilustrar cómo podemos enfocar la in-
la cabal intensidad y complejidad de la reacción trasferencia'. Uno de
terpretación de los fenómenos de trasferencia vemos que estamos explo-
los problemas técnicos en el análisis de las reacciones de trasferencia rando las fantasías del paciente en relación con el analista. Esta ex-
es el de determinar cuándo ha cambiado su fuente. A veces, sólo cam- ploración no siempre es explícita; suele ser implícita. Uno pregunta al
bios muy tenues en algún detalle de la reacción de trasferencia indican
paciente por ejemplo por qué se salta ciertas asociaciones y él responde
que tiene miedo de que yo, el analista, lo humille. En realidad, está
un cambio en el objeto productor de trasferencia.
diciendo que tiene un sentimiento de vergüenza srcinado por una
Así, en el caso del profesor X" —que se saltaba ciertas asociaciones por mie-
fantasía de ser humillado por mí. El paciente relaciona espontáneamente
esta fantasía con el que su madre se burlara de él por hacerse en la
do de que yo lo humillara— mi interpretación descubrió p rimero que estaba
reaccionando ante mí comoante su burlona madre, y por parte de ésta la burla cama, y así me revela su contenido sin que yo se lo pida claramente.
consistía sobre todo en palabras y risas. Después su miedo de que se burlaran Pero a veces es necesario hacer que el paciente enfoque directamen-
de él señalándolo despreciativamente con el dedo pudo relacionarlo él con sus te sus fantasías, en particular cuando los afectos, impulsos u objetos
hermanas mayores. En otra ocasión, su temor de ser humillado contenía un de trasferencia parecen vagos, inaccesibles o improductivos.
elemento de temor físico. Este cambio indicaba la transición hacia el miedo a
su padre, que lo humillaba. En otras ocasiones tuvo reacciones de vergüenza Por ejemplo: el joven señor Z," con tres años en análisis, no puede o no quiere
para conmigo que provenían de sus maestros, sus tíos y tías y sus compañeros utilizar el insight que ha logrado de sus angustias en las situaciones sociales. Se
de escuela. hace patente que teme, consciente e inconscientemente, identificarse conmigo.
En resumen, el análisis de su temor de ser humillado por mí nos llevó a toda Acepta esta interpretación, pero no cambia. Entonces le pido que trate de ima-

15
Véanse secciones 2.6.4, 2.6.5.2, 3.4.1.2 y 3.9.4.3.1. 16
Véanse seccion es 2.5.2, 2.5.4, 2.7.1, 3.5.3.1, 3.9.2.2, 3.9.4.2.1 y 3.9.4.2.2.
310 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 311

ginar "que se vuelve como yo" y que me describa la fantasía que estimula en explicar plenamente una reacción de trasferencia del paciente. En el
él esta idea. Responde: "No deseo hacerme como usted, tener una mente psi- mejor de los casos, una sola interpretación de la trasferencia es sólo
coanalizante como la suya, introspectiva; no quiero nada de usted dentro de
una explicación parcial. Para lograr la comprensión plena y un cambio
mí. Sería como si me tragara una parte de usted, como si le chupara algo, co-
duradero en el comportamiento del paciente se requiere la traslabora-
mo si respirara sus palabras o tuviera una parte de su cuerpo o su mente den-
tro de mí. Eso tiene algo de sexual, como tomar su pene en mi boca o tragarme
ción de las interpretaciones. Aunque en eltomo II veremos ampliamen-
su esperma. No lo haré; sencillamente no cederé." Todo esto dicho con los te el tema de latraslaboración, quiero describir aquí brevemente la tras-
tobillos firmemente cruzados, los brazos apretados contra los costados, los pu- laboración de las interpretaciones de la trasferencia. El estudiante
ños cerrados y las palabras como escupidas entre los dientes. podrá consultar los textos clásicos al respecto (Freud, 1914c, 1916-7,
Describiendo esta fantasía, el paciente me reveló su angustia homosexual detrás 1917b, 1926a, 1937a; Fenichel, 1941; Lewin, 1950; Greenacre, 1956,
de su negativa a identificarse conm igo. Ahora pude seguir laborando con él y la lista adicional de lecturas).
acerca del cómo y el porqué la homosexualidad se había entrelazado con la iden-
tificación. La apertura que condujo a este insight procedía de la descripción he- 3.9.4.4.1Consideraciones de índole teórica. El proceso de la traslabora-
cha por el paciente de sus fantasías en relación conmigo.
ción se refiere básicamente a la repetición y elaboración de insights
obtenidos por la interpretación. Es particularmente necesaria la repeti-
Condemucha
ríodo tiempofrecuencia, cuando
en el análisis tenemos
de una que determinada
resistencia laborar por cierto pe-
podemos ción cuando se intenta analizar y vencer las resistencias de trasferen-
cia. Débese esto a la renuencia del Yo a abandonar las defensas anti-
abordar la resistencia en cuestión preguntando: "¿Cómo lo espanto hoy guas y osar enfoques nuevos; el Yo necesita tiempo para dominar las
a usted?", que en realidad significa cuáles son las fantasías que tiene angustias antiguas y confiar en sus nuevas capacidades de adaptación.
hoy acerca de mí. Es una experiencia clínica común el obtener poco o ningún cambio la
He descrito tres métodos importantes de explorar la historia de las primera vez que se interpreta el significado de una resistencia de tras-
reacciones de trasferencia de un paciente: investigar los afectos, impul- ferencia. Posteriormente, la interpretación idéntica puede producir un
sos y actitudes; buscar los antecedentes de las figuras de trasferencia; fuerte cambio en el paciente, pero después vuelve al antiguo compor-
y explorar las fantasías de trasferencia. Hay otros muchos caminos pa- tamiento de resistencia cuando algún "imponderable" de la vida coti-
ra descubrir la historia de las reacciones de trasferencia, pero tengo la diana modifica el equilibrio de poder en relación con el Ello o el Super-
experiencia de que estos tres métodos resultan los más fructíferos. yó. Las resistencias son tenaces y el Yo requiere tiempo para absorber
Los ejemplos clínicos que he empleado al analizar los fenómenos de experiencias nuevas con el fin de cambiar.
trasferencia pueden dar la falsa impresión de que toda intervención lo- Para entender más a fondo el significado de la reacción de trasferen-
gra que el paciente o el analista descubran afectos, impulsos, actitudes, cia es necesario descubrir y rastrear sus muchas trasformaciones y ra-
objetos o fantasías concretos. Muchas veces sólo puede decírsele al pa- mificaciones. La sobredeterminación y las funciones múltiples de los
ciente que uno tiene la impresión de que lucha con ciertos sentimien- fenómenos de trasferencia se encargan de esto. Así, por ejemplo, tene-
tos respecto del analista. Puede aceptarlo o negarlo, y las produccio- mos que interpretar el significado del comportamiento del paciente en
nes asociativas acaso no lleven de inmediato a ningún material incons- la situación de trasferencia en curso y después estudiar esta misma reac-
ciente bien delimitado. Tal vez hagan falta varias sesiones para que ción en relación con la figura srcinal de trasferencia y todas las inter-
resulte interpretable cierto aspecto concreto de la trasferencia. medias. Tenemos además que descubrir cómo puede servir un com-
portamiento trasferencia] dado de salida instintual en una situación y
3.9.4.4
Traslaboración de las interpretaciones de la trasferencia de resistencia y defensa en otra. O tenemos que seguir cierto fenómeno
de trasferencia por las diversas fases libidinales y determinar también
La experiencia clínica nos enseña que ninguna interpretación de la tras- cómo ha de entenderse desde el punto de vista del Yo, el Ello y el Su-
ferencia, aunque sea perfectamente atinada, es eficaz durante un largo peryó. Todo cuanto sigue al nuevo insight y conduce a un cambio de
período de tiempo si es única. Hay que repetirla muchas veces para actitud o comportamiento puede considerarse proceso de traslabora-
que llegue a ser eficaz. A demás, ninguna interpretación por sí sola puede ción (Greenson, 1965b).
312 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 313

3.9.4.4.2Material clínico. Querría ahora presentar algunos datos clí- Las respuestas del paciente conducen ahora a su temor de mí porque soy
nicos que ilustrarán la interpretación y la traslaboración parcial de una cordial y no distante. Se sentiría más seguro si yo fuera frío y distante. En cier-
reacción de trasferencia. Este material es producto de tres semanas de to modo soy como su padre: doy demasiado. No puede recordar haber mani-
terapia psicoanalítica. festado sentimientos cálidos y afectuosos a su padre. Lo quería, pero siempre
a cierta distancia. Después, en la adolescencia, el paciente parece haber consi-
derado al padre tosco y vulgar. "Usted es cordial, pero no tosco ni vulgar,"
Un joven, el señor Z,17 está en su tercer año de análisis. Hasta ahora sus reac- Interpreto: "Pero tal vez tema usted que si deja correr sus pensamientos y sen-
ciones de trasferencia podrían resumirse diciendo que yo soy primordialmente ti mientos en dirección de la homosexualidad yo resulte diferente. De cualquier
el padre puritano y amable que quiere al paciente pero critica sus impulsos se- modo, en el sueño yo soy también la dueña de la casa."
xuales y agresivos. El paciente se siente moral y sexualmente inferior. Él es
El paciente responde que no intima con hombres por mucho que le gusten;
pequeño e imperfecto y su sexualidad es sucia. Yo soy el padre grande, potente nunca es muy íntimo ni camarada con ellos. Pero no sabe exactamente qué
y limpio que otrora envidiara, admirara y esperara emular él. En las últimas es lo que teme.
horas ha aparecido una tenaz serie de resistencias. El señor Z ha olvidado sus
En la sesión siguiente, el paciente dice que se despertó a las 4 de la mañana
sueños o tiene escasas asociaciones. El material de que habla es rancio, con
y no pudo dormir. Trató de masturbarse con su fantasía habitual de una muje-
pocas fantasías, sin recuerdos niinsights nuevos. Llega luego una sesión en que rota que le acaricia el pene, pero no se excitó. Entonces le invadió el pensa-
comunica el siguiente sueño: está en una casa grande y va de pieza en pieza.
Le sigue un mesero que le ofrece constantemente comida, y él se la come. Fi- miento de estar en la cama con un hombre y una mujer, y le pareció repug-
nante. La idea de estar en la cama con un hombre alto, gordo, de pelo entre-
nalmente conoce a la dueña de la casa, quien le dice cuán contenta estuvo de
cano y grueso vientre le daba asco. Le parecía que era yo quien le infundía
que pudiera ir, porque sabe que él tiene un negocio bueno y limpio y que es
ideas semejantes. Silencio. Digo: "Y usted no las traga." El paciente es resis-
hombre solvente. Le pregunta si le gustan los muebles de la casa, pero él mas- tente por el resto de la sesión.
culla, porque no quiere dar una opinión negativa.
En las sesiones siguientes es muy resistente. Finalmente en una, tras de un
Las asociaciones del sueño son esencialmente las siguientes: no le gustan las
largo silencio, dice que después de la última sesión tuvo una necesidad urgente
fiestas grandes, porque se siente incómodo. Sus padres solían dar fiestas gran-
de orinar y fue al wC del edificio donde está mi consulta. Tuvo mucha dificul-
des, y él trataba de rehuirlas. Su padre era un alegre anfitrión y daba a la gente
tad en empezar a orinar. Hace una pausa, y digo: "Tal vez temía usted que
de comer y beber, y hasta se excedía, porque obligaba a la gente a comer, y
yo entrara." Al principio, mi observación pone furioso al paciente; pero se cal-
esto molestaba al paciente. Así de pesado era el mesero del sueño: seguía al
ma y reconoce que así fue, que tuvo ese pensamiento. Silencio. Después le pre-
paciente, y éste no podía deshacerse de él. Cosa extraña, en el sueño no dejaba
gunto: "¿Y qué pasaba en el baño con su padre cuando usted era un niñito?"
de comer, mientras en la vida real come muy poco en las fiestas. Últimamente
El paciente procede entonces a describircómo su padre se exhibía desnudo frente
ha tenido poco apetito, y él lo atribuye a sus dificultades con el análisis, porque
a él en el baño y realizaba todas las funciones excretorias sin ninguna inhibi-
parece que no adelanta nada. Aquí interpreto: "No se traga usted las interpre-
ción. Pero no pudo recordar cómo se sentí a él en aquella situación.
taciones que le he estado haciendo últimamente. Yo voy por todas partes tras
Unas cuantas sesiones siguientes se ocupan en su relato de que ha vuelto
de usted, pero usted no quiere aceptar lo que le ofrezco."
a la actividad sexual con una amiga antigua, pero que no está satisfecho. Le
El paciente está de acuerdo y dice que siente como que hay algo donde teme
señalo que creo que se metió en el amorío heterosexual para escapar a los senti-
entrar. Parece estar atascado. Está descontento de sí mismo, porque cuando
mientos homosexuales que habían empezado a aparecer en el análisis. El pa-
empezó el análisis conmigo pensó que le iría mejor que con el primer analista,
ciente responde declarándose de acuerdo conmigo. Pero en unas cuantas sesio-
que era frío y distante. Le pregunto acerca de los muebles del sueño. Dice que nes siguientes es muy resistente, aunque de otro modo. Finalmente, reconoce
él se fija mucho en los muebles, y tiene gran sensibilidad al respecto. Le intere-
que ahora yo le parezco un viejo tosco y repulsivo y tenemos la sesión des-
sa mucho la decoración de un interior. Pausa larga. Teme que yo piense que
eso es femenino. Ha oído decir que los decoradores de interiores suelen ser ho- crita antes (sección 3.9.4.2.2), ejemplo de cómo el analista puede hacer de
desencadenador.
mosexuales. Pausa. Parloteo. Interpreto para él: "Parece usted temeroso de
El descubrimiento del recuerdo homosexual en la adolescencia lo dejó de-
contarme sus sentimientos homosexuales; más bien sería usted evasivo. ¿Por
primido, pero había superado algo de su resistencia de trasferencia y se había
qué no se arriesga?" hecho más productivo.
Llega después una sesión en que comunica un fragmento de dos sueños.1)
17
Véanse secciones 2.5.2, 2.5.4, 2.7.1, 3.7.1.1, 3.9.2.2, 3.9.4.2.1, 3.9.4.2.2 y Viaja en moto. 2) Estaba en un edificio antiguo. Ve a un joven que trata de
3.9.4.3.3. meter una llave en la cerradura de su cuarto. El paciente se siente molesto pero
314 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DF. LA TRASFERENCIA 315

dice: Permítame que le ayude. Sus asociaciones van a un hotel viejo de Jamai- de qué tiene miedo. En la sesión siguiente comunica una fantasía de
ca donde fue sola su madre de largas vacaciones cuando él tenía cinco años. masturbación en que se introduce el cuadro de un hombre gordo, en-
Él lo visitó posteriormente, cuando estuvo en la armada. No le gusta el edificio trecano y ventrudo. Esto le da asco y le parece que soy yo quien "le
donde tengo la consulta: es demasiado moderno. Últimamente estoy sentado
detrás de él y al parecer no hago nada. ¿Espero que él haga todo el trabajo?
infundía ideas semejantes". Se hace resistente durante varias sesiones
Él nunca ha ido en motocicleta, pero ha oído decir que mi hijo sí. ¿Cómo será
y yo se lo hago ver, pero nada cambia ni evoluciona.
tener de padre a un psicoanalista? ¿Se pasearán los psicoanalistas desnudos de- Después el paciente aporta nuevo material al tener que orinar en el
lante de sus hijos? Reconstituyo para él que cuando tenía cinco años de edad wc de mi edificio. Interpreto que su dificultad para la micción está re-
su madre lo dejó con su padre mientras ella se iba de v acaciones. Tal vez en lacionada con una fantasía de que yo estoy en el baño con él y lo atri-
aquel tiempo el ver desnudo a su p adre en el cuarto de bario excitara algún buyo a sus experiencias infantiles con su padre. Esta vez también el pa-
sentimiento sexual en él. ciente acepta la idea intelectualmente nada más, pero la confirma re-
El paciente reacciona diciendo que no podría recordar. Pero sí recuerda que cordando muchas escenas en el baño con su padre. De todos modos,
lo fascinaba el ver los penes de los muchachitos en el campo de vacaciones. se resiste a recaptar ningún sentimiento ni impulso. Sigue resistente
Recordó un incidente sucedido a los nueve o diez años, en que acarició el pene y recurre a una relación heterosexual para olvidar sus inquietudes ho-
de un niño menor. Fue u n acto súbito e impulsivo. Estaban los dos solos en
mosexuales. Interpreto esta forma de resistencia durante varias sesio-
la enfermería del campo, enfermos, y los demás habían salido a jugar. El otro nes hasta que aparece una nueva forma de resistencia de trasferencia.
chiquillo se sentía solo y lloraba y él subió a su cama para consolarlo y de re-
pente sintió el deseo apremiante de acariciarle el pene. Se espantó de sí mismo
El paciente revive ahora conmigo la experiencia de estar con un vie-
y le horrorizó que el chiquillo pudiera hablar. Después recordó haber tenido jo tosco y vulgar que tiene impulsos homosexuales para con él. Se atre-
i mpulsos semejantes cuando se desvestían para ir a nadar en la escuela, pero ve a sentir esto y lo describe en la sesión analítica; esto conduce al des-
siempre con muchachos menores que él. Interpreto que me parece que hizo cubrimiento de una experiencia homosexual con un prostituido en la
al chiquillo lo que hubiera querido que su padre le hiciera a él. adolescencia. En la sesión siguiente consigue recordar sus sueños, que
El paciente está desagradablemente sorprendido. Replica: "¿Quiere usted por la trasferencia conducen a asociaciones y recuerdos relacionados
decir que la imagen de mi padre como hombre grande y gordo, ventrudo y con la desnudez de padres e hijos.
repugnante servía de pantalla?" Digo: "Así parece. Usted se sirvió de ese cua- Hago ahora una reconstrucción y 1e digo que su comportamiento,
dro de él para ocultar otro anterior y más atractivo. Él se volvió tosco y vulgar sus sueños, asociaciones y recuerdos hacen plausible la siguiente cons-
para usted y usted se hizo distante respecto de él como protección." El pacien-
trucción: cuando él tenía cinco años de edad y estaba lleno de senti-
te reflexiona un momento y dice: "Tal vez por eso nunca puedo ser muy ami-
go de los hombres cordiales e intensos aun cuando me gusten. Debo temer acer-
mientos sexuales edípicos, su madre lo dejó solo con su padre y se fue
carme demasiado [pausa]. Es probablemente lo que sucedió en este análisis en-
de largas vacaciones. En aquel tiempo, su padre se mostró desnudo
tre usted y yo." frente a él en el cuarto de baño, y eso debe haber sido sexualmente
estimulante y atractivo para el paciente. Éste no puede recordar haber
Procedimientos técnicos: investigac ión
3.9.4.4.3 y reconstitución. Creo que el tenido estos sentimientos para con su padre, pero confirma mi recons-
material que antecede es un ejemplo típico de cómo interpreta uno y trucción recordando un derivado de este hecho: la fascinación que le
traslabora (parcialmente) las reacciones de trasferencia de un paciente. producen los penes de los muchachitos en el campo de veraneo. En-
Repito: una interpretación efectiva y cabal no puede realizarse con una tonces recuerda haber tenido actividades y fantasías sexuales con los
sola intervención, sino que requiere repetición y elaboración, o sea tras-
laboración. El material que he presentado cubre un período de tres se- chiquillos,
que lo que que
hubiera querido interpreto
el padrecomo
hicierauna
conactuación con parece
él. El paciente los chicos
con- de lo
manas. Revisemos la sucesión de los hechos con la atención puesta en firmar esta interpretación reconociendo espontáneamente que ha utili-
los procedimientos técnicos. zado la figura del padre repulsivo para protegerse de sus sentimientos
Mi primera interpretación es que se niega a tragarse mis interpreta- homosexuales. Entoncescomprende que ha estadohaciendo lo mismo
ciones porque teme la complicación consus sentimientos homosexua- conmigo en el análisis.
les. El paciente acepta en parte y reconoce que nunca se acerca dema- En un período de tres semanas, el cuadro de trasferencia que de mí
siado a sus amigos masculinos, pero sostiene que no sabe exactamente tiene ha cambiado radicalmente. Durante mucho tiempo yo fui el pa-
316 LA TRASFERENCIA, TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 317

dre puritano, y como a tal reaccionaba él; fachada que resultó ser una subrayar la relación especial existente entre la reconstrucción y las reac-
pantalla reactiva tras de la cual me revelaba yo tosco y vulgar. Este ciones de trasferencia. Los fenómenos de trasferencia son siempre re-
cuadro de mi tosquedad y vulgaridad resiste tenazmente al análisis, hasta peticiones del pasado; el paciente repite con su analista lo que no pue-
que a su vez resulta otra pantalla defensiva que oculta la imagen es- de y no quiere recordar. Su comportamiento trasferencial es por eso
pantosísima: yo, objeto homosexualmente atractivo. particularmente apropiado para las construcciones del pasado y es cier-
En el proceso de traslaboración puede utilizarse todo tipo de proce- tamente esta propiedad de la trasferencia la que le da su singular im-
dimiento técnico, pero son dos los más importantes: la búsqueda de portancia (Freud, 1914c, 1936b).
la interpretación y la reconstrucción trasferenciales. Entiendo por bús- En el proceso de traslaboración se elaboran, ahondan e interconec-
queda de la trasferencia el hecho clínico de que en todas las sesiones tan las distintas interpretaciones para hacer más comprensible algún
que siguen a una nueva interpretación de la trasferencia, el analista aspecto del comportamiento del paciente. Al tratar de dar significación
tiene que averiguar lo que ha pasado con la trasferencia después de a un fragmento de este comportamiento suele ser necesario reconstruir,
la nueva interpretación. Una nueva interpretación de la trasferencia partiendo de las reacciones de trasferencia del paciente, de sus sueños,
tiene que tener repercusiones y por ende representación en la sesión asociaciones, etc., algún trozo olvidado de su vida pasada.
siguiente. La interpretación podrá ser acertada o errada, insuficiente La reconstrucción, labor preliminar, conducirá si es acertada, a nue-
o excesiva; en todo caso habrá algún derivativo de la interpretación a vos recuerdos,
mismo. nuevo comportamiento
Con frecuencia y cambios
es el punto de partida de losen la imagen
"procesos de sí
circula-
la sesión siguiente. La única excepción puede ocurrir cuando algún su-
cedido imprevisto e importante de la vida cotidiana se produce fuera res", en que los recuerdos conducen ainsights,y éstos a cambios, que
del análisis y usurpa temporalmente la dominancia suprema de la si- a su vez conducen a nuevos recuerdos, etc. (Kris, 1956a, 1956b).
tuación analítica. De otro modo, una interpretación nueva o diferente Si volvemos al material clínico presentado en la traslaboración, ve-
de la trasferencia suscitará algún cambio en los recuerdos, sueños, aso- mos que hice dos reconstituciones. Reconstitución número uno: cuan-
ciaciones, fantasías o resistencias del paciente. El material clínico que do el paciente tenía cinco años estaba lleno de sentimientos sexuales
acabamos de ver ilustra este punto. por su madre. Entonces ella lo dejó solo con su padre y se fue de vaca-
El analista tiene que estar atento a lo que sucede en la situación de ciones. A consecuencia de este rechazo, sus impulsos sexuales se diri-
trasferencia después de haber una nueva o diferente interpretación. Esto gieron a su padre, quien se exhibía desnudo en el baño delante del
no significa necesariamente que continuará con su interpretación al pa- chico. La reconstrucción parecía acertada porque movió al paciente a
ciente. Puede hacerlo si éste parece indicar que está laborando produc- recordar impulsos homosexuales relacionados con los niños. Al fin re-
tivamente con esa interpretación. Puede buscar una variación de la tras- cordó haber acariciadoel pene de uno y haber tenido muchos impulsos
ferencia si el material del paciente parece señalar en esa dirección. O y fantasías afines posteriormente. Entonces realicé la segunda recons-
bien preguntar al paciente qué le pareció la última interpretación si no trucción: el paciente hizo con un niño lo que quería que su padre hicie-
ve relaciones tangibles o derivadas en el material del paciente. O espe- ra con él. Después se apartó de su padre viéndolo como tosco y vulgar,
rar callada y pacientemente que el paciente labore, con la nueva inter- y posteriormente lo volvió puritano y distante.
pretación, a su manera y su ritmo. En todo caso, el analista ha de estar El paciente confirmó esta reconstitución comprendiendo que evita-
atento a todos los cambios y fenómenos, así como a la ausencia de cam- ba la intimidad con los amigos varones y que hacía otro tanto en su
bios, que se produzcan después de cualquier otra interpretación nueva relación conmigo. Esto le convenció aún más de sus sentimientos de
o renovada de la trasferencia. amor y afecto por mí, así como de que me necesitaba.Su enorme hos-
La reconstrucción es otro recurso técnico de particular importancia tilidad primitiva contra su madre comenzó a aflorar en este punto en el
en la traslaboración del material de trasferencia (Freud, 19376; Kris, análisis, que parecía confirmar la exactitud de las dos reconstrucciones.
1956a, 1956b). Hay una relación muy estrecha entre interpretación y El fin de la interpretación es hacer consciente algún suceso psíquico
reconstrucción, y a menudo es imposible separarlas. Las secciones de- inconsciente para poder entender mejor el significado de un comporta-
dicadas especialmente a la interpretación y la traslaboración (tomo u) miento dado. Pero las interpretaciones suelen limitarse a un solo ele-
profundizarán más ampliamente en esta cuestión. A quí quiero solamente mento, un solo aspecto o una sola constelación. Cuando traslaboramos
318 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 319

una interpretación dada de un solo elemento, cuando tratamos de re- Por ejemplo, en una sesión una paciente divaga alegremente por temas muy
hacer la historia y las vicisitudes de ese elemento, tenemos que hacer diversos, va del pasado al presente y de éste al pasado, y nunca dura mucho
más que interpretar. Tenemos que reconstruir el trozo de vida que es- con un solo asunto. No puedo hallar ningún denominador común ni ninguna
carga sobresaliente de afecto en nada del material. Tomo entonces todo el con-
taba acaeciendo en el paciente y en torno suyo y que explicaría el desti-
tenido por alusivo a mí y veo las producciones de ella como una traviesa osci-
no de aquel elemento (Freud, 1937b). Incluso tenemos que tratar de
lación respecto a mí. Como siento que la paciente no es inaccesible para mí,
reconstruir lo que sucedía en el padre y la madre, por ejemplo, si eso se lo digo. Ríe y replica: "Durante toda la sesión tuve la sensación de estar
pudiera ayudarnos a explicar lo que ocurrió a ese elemento en el pa- flotando sobre una apacible escena soleada en el campo. Pero todo eso era el
ciente en aquel tiempo. fondo; yo sólo le dije a usted lo que estaba en primer plano. Cuando llegué
Las buenas reconstrucciones son una valiosa ayuda en la aceleración esta mañana, usted tenía un aspecto estival, y creo que eso fue lo que me puso
del avance de la traslaboración. Una reconstrucción acertada conduce en marcha. Cuando yo era una niñita, mi madre a veces me daba la sorpresa
a nuevos recuerdos o nuevo material en forma de sueños, asociaciones, de preparar súbitamente un picnic en el parque para las dos solitas. ¡Qué felices
formaciones de pantalla, nuevas formas de resistencia o cambios en la ocasiones aquéllas, las dos solas en el cálido día de sol!"
i magen de sí mismo (Reider, 1953b). Las reconstrucciones han de ha-
cerse con tiento. No pueden ser demasiado rígidas ni quebradizas por- Creo que éste es un buen ejemplo de cómo puede explorarse el con-
que entonces no podrían colmar las lagunas desconocidas en la historia tenido general de una sesión desde el punto de vista de ¿cuál es la rela-
olvidada del paciente. Por otra parte, no pueden ser muy informes, por- ción de todo esto conmigo?
que entonces no constituirían un puente suficientemente fuerte que lle- Otro punto técnico es el concepto expuesto por Fenichel (1941) de
vara al paciente por encima de los vacíos ignotos. Finalmente, el ana- la interpretación inversa de la trasferencia. Por lo general, cuando el
lista siempre tiene que estar dispuesto a enmendar, modificar o aban- paciente habla del analista tratamos de deducir de quién de su pasado
donar una parte de la reconstrucción según sean las respuestas clínicas está hablando en realidad. A veces habla de figuras del pasado como
del paciente. forma de resistencia a hablar del analista, como medio de establecer
una distancia respecto de éste. Hay que interpretar primero esta últi-
3.9.4.5Adiciones ma resistencia, y sólo entonces se puede pasar a averiguar el pasado
de esa resistencia.
Antes de dejar la técnica de rutina en el análisis de las reacciones de Finalmente, la idea de Bornstein (1919) y Loewenstein (1951) de la
trasferencia querría añadir algunos puntos menores que he hallado de "reconstrucción hacia arriba" es un útil punto técnico. Cuando las pro-
valor clínico y técnico. Desde el momento en que el paciente conoce ducciones o los sueños de un paciente parecen claras referencias a im-
al analista, éste es una persona de importancia para aquél. En reali- pulsos muy primitivos y tempranos y hay una duda razonable acerca
dad, hay que modificar esto diciendo que en el momento en que el pa- de si el paciente podrá manejar este material, el analista reconstituye
ciente decide ir con el analista, y antes del encuentro real, el analista el material hacia arriba. Quiere decir que se sirve del material del pa-
es ya una persona de importancia en la vida del paciente. Por eso, toda ciente; no lo desdeña por completo porque eso podría ocasionar angus-
hora analítica, y la hora analítica entera, tiene algo que ver con este tia, pero lo interpreta en una dirección menos primitiva. La señora
punto. No quiero decir que toda hora y durante toda la hora hallemos K, que empezó su primera visita con un sueño en que el analista prac-
material explícito concerniente al analista. Quiero decir que al anali- ticaba el cunnilingusen ella, es un ejemplo. Recordará el lector que yo
interpreté esto como su modo de obligarme a demostrar que la acepta-
zarpaciente
el todo elsiente
material clínico,
respecto es aunque
de él, posible elque el analista
contenido escudriñe
manifiesto no lo
pa-que ba realmente (sección 3.8.1).
rezca relacionado con el analista literal ni simbólicamente. No quiero
dar a entender que las interpretaciones así recogidas sean siempre uti-
lizables por el paciente. Tal vez sean solamente indicios almacenados
para su empleo futuro. A veces, este modo de ver puede aclarar una
sesión por lo demás oscura.
320 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 321

3.10PROBLEMAS ESPECIALES EN EL ANÁLISIS de la formación de trasferencia en los casos psicóticos y limítrofes [bor-
DE LAS REACCIONES DE TRASFERENCIA derline]creo que es un hecho clínico todavía de aceptación general el
de que los fenómenos de trasferencia en tales pacientes no pueden tra-
Hasta ahora he descrito los procedimientos técnicos que deben seguir- tarse como es debido por medios predominantemente analíticos (Feni-
se para analizar las variedades comunes de las reacciones de trasferen- chel, 1945a, capítulo Glover, 1955, capítulos xm, xiv; Zetzel,
cia. Pero a veces se presentan en el análisis de los pacientes situaciones 1956; Greenacre, 1959).
de trasferencia de todas clases de diagnóstico, que tal vez requieran un Exduiré de esta presentación el tratamiento de los problemas que
tratamiento especial. Por ejemplo, una grave tormenta emocional pue- surgen en casos claramente psicóticos o límites, así como en los trata-
de hacer que el paciente se embarque en alguna peligrosa actuación dos por métodos neta y deliberadamente diferentes del psicoanalítico
de sus sentimientos de trasferencia. En tal situación, la ausencia tem- clásico. Estos problemas van más alládel alcance de este volumen (A.
poral de un Yo razonable en el paciente tal vez pida una técnica distin- Stern, 1948; Knight, 1953b; Bychowski, 1953; Jacobson, 1954; Orr,
ta de análisis. Pero en general, ya van veinte años o más que parecen 1954).
haber aumentado los problemas especiales de srcen diverso.
Ante todo, después de la segunda guerra mundial parece haber ha- 3.10.1
CRISIS EMOCIONALES GRAVES Y REACTUACIONES PELIGROSAS
bido un cambio en el tipo de paciente que busca terapia psicoanalítica.
En parte, esto puede deberse a la mayor popularidad del psicoanálisis. Los sentimientos de trasferencia del paciente pueden alcanzar durante
Por otra parte, ahora estamos intentando tratar psicoanalíticamente a cierto tiempo una intensidad que impida al paciente el empleo de su
pacientes que antes no hubieran sido considerados aptos para tal tipo facultad de separar el Yo razonable del Yo experiencia'. Esto suele su-
de tratamiento (Stone, 1945b; A. Freud, 1945a). Esta mayor vastedad ceder en la revivencia de la neurosis infantil. Luego nuestra misión te-
del alcance de la terapia psicoanalítica puede considerarse un intento rapéutica es contribuir al restablecimiento de un Yo razonable. Mu-
experimental de aplicar terapéuticamente nuestro mayor conocimiento chas veces, la mejor técnica es esperar, dar al paciente la oportunidad
y experiencia de la psicología del Yo y la evolución en la primera in- de descargar sus sentimientos lo más cabalmente posible. De este mo-
fancia. Pero algunos de los problemas especiales que encontramos tal do se le proporciona al Yo la ocasión de reasumir su dominio sobre
vez se deban a diferencias de técnica no reconocidas y a errores en el la situación. A veces incluso será necesario o conveniente dejar que el
modo de calibrar al paciente. paciente sobrepase los límites de la sesión. En otras ocasiones tal vez
En relación con los problemas especiales del análisis de la trasferen- sea prudente señalar que se acerca el fin de la hora a fin de que el pa-
cia nos limitaremos aquí a los pacientes que desde el principio parecen ciente pueda rehacerse y prepararse para dejar la sesión. Aunque pue-
convenir para el tratamiento por el psicoanálisis clásico. Antes de em- de haber el peligro de dar satisfacción a la trasferencia si se concede
barcarnos en un estudio detallado del problema de la analizabilidad me al paciente tiempo extra, aún puede ser mayor el peligro de dejarle que
gustaría volver a algunas de las primeras y básicas ideas de Freud al salga del consultorio sin dominarse, debatiéndose con la agonía de in-
respecto. Las utilizaré como guía general hasta que podamos elaborar tensas emociones. Hay que recurrir al juicio clínico para determinar
ideas más completas, en el tomo u. qué será lo mejor.
Cuando Freud (1916-7) distinguía las neurosis de trasferencia de las Por lo general suelen manejarse así debidamente estas tempestades
narcisistas subrayaba el hecho clínico de que los pacientes que tenían emocionales. Importa que la actitud y el tono del analista sean pacien-
una neurosis de trasferencia podían formar y mantener una serie cohe- tes, compasivos y firmes, ni de crítica ni melosos. Suelo decir a mis
siva pero multiforme e influenciable de reacciones de trasferencia. Es- pacientes hacia el fin de la sesión que siento tener que interrumpirlos
tos pacientes le parecían convenientes para la terapia psicoanalítica. Por pero el tiempo se acaba. Y añadir algo en el sentido de que espero que
otra parte, aquellos pacientes que padecían neurosis narcisistas sólo te- la próxima vez podamos seguir laborando con este problema.
nían reacciones de trasferencia fragmentarias y transitorias y eran por No hago ningún intento de interpretación mientras no parece pre-
ello relativamente inaccesibles a la terapia psicoanalítica y poco apro- sente ni accesible un Yo razonable. Sólo cuando sospecho que se puede
piados para ella. Aunque se han modificado un poco estas ideas acerca provocar la aparición de un Yo razonable, y ponerlo a funcionar. Y
322 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 323

si estoy seguro del terreno que piso, haré algún intento de interpreta- finalmente a papá que decididamente no es tan grande?" Se da media v uelta
ción. Puede este intento tener lugar al ceder la intensidad de la emo- y me mira. Lentamente, sus airados rasgos se relajan; sacude la cabeza; cami-
ción, pero también si el Yo razonable no está demasiado hondamente na lentamente de vuelta al diván y se sienta. Después, lentamente, dice: "Bue-
inmerso en las turbulentas emociones y si se precisa la interpretación. no, por fin lo hice, por fin, por fin, por fin, al cabo de tantos años; se lo dije
En tales condiciones la interpretación acertada puede también servir todo a usted y a mi viejo, y a mi hermano mayor, y a todos ustedes. Por fin
me siento hombre grande y no un chiquillo disfrazado de hombre." Las lágri-
de llamado a la razón, de punto de reunión para la vuelta del Yo razo-
mas corrían por sus mejillas.
nable. La clave de la interpretación correcta es comprender que la fuerte
tormenta emocional es una reactuación de una situación pasada, un
duplicado exacto o una deformación a medida del deseo. Ilustremos: Paralelamente a las tormentas emocionales y a menudo en calidad
de componente o consecuencia de ellas, los pacientes volverán a vivir
En el curso de una sesión y a mi petición de que me diga más acerca de una ciertas situaciones del pasado no sólo en palabras y sentimientos sino
experiencia sexual reciente una paciente responde asustándose. Al principio pue- también en acciones. Me refiero a acciones que pueden ser peligrosas
de comunicar sus sentimientos de temor; le parece como si le estuviera pidien- si no se les pone coto. Este comportamiento puede ser una simple revi-
do que se desvista. Después la situación la arrastra y se espanta. Ya no dice vencia, una actuación ligeramente desfigurada y aceptable para el Yo
su pánico, sino lo siente, como si estuviera sucediendo en el consultorio. Em- o un acto sintomático gravemente desfigurado y ajeno al Yo. El primer
pieza a gritarme con frenesí: "¡No, no lo haré, no lo haré, no lo haré! Déjeme ejemplo arriba citado de la mujer y el jardinero es una ilustración de
en paz o gritaré. Váyase, v áyase. Ayúdame, Dios mío. Ayúdame. Basta, bas-
ta, basta. Por favor, basta. ¡Socorro!..." Y así sigue durante muchos minutos.
la revivencia simple trasferencial. El caso del señor colérico es un ejemplo
Como no parece reducirse la intensidad y se acerca el final de la sesión, digo
de combinación de acción sintomática y actuación. El problema técni-
sencillamente: "Señora Smith [pausa], señora Smith, fue el jardinero quien la co es el mismo en uno u otro caso: tenemos que ayudar al paciente
espantó, señora Smith, el jardinero, y ahora está usted conmigo, con el doctor a establecer un Yo razonable,o una alianza de trabajo, antes de que
Greenson." Cuando llamo a la paciente señora Smith no parece oírme, por deje la sesión, si es humanamente posible.
eso lo repito varias veces. Cuando digo "el jardinero" parece volver a enfocar- El procedimiento es semejante a lo que he descrito para las tormen-
se; me ha oído, parece tratar de comprender, de orientarse. Para cuando digo tas emocionales: esperar a que la actividad se consuma sola, se aquie-
que ahora está allí conmigo puede sonreír un poco, como si entendiera de qué te. Si entendemos el sentido del comportamiento y puede movilizarse
se trata. Tarda unos minutos en rehacerse y recobrar su compostura. Ahora un Yo razonable, hacemos la interpretación más precisa y condensada
puede dejar la sesión dominando sus emociones 'y rumiar la vuelta de la trau- que nos sea posible. Si ambos métodos fallan o no son aplicables, tene-
mática experiencia infantil. mos que interrumpir el comportamiento poniendo al paciente frente a la
realidad y haciéndole ver los peligros que entraña ese comportamiento.
Tuve éxito al señalar el significado de la experiencia de trasferencia
Por ejemplo, en el caso del señor encolerizado, ¿qué hubiera pasado
porque pude sentir que su Yo laborante era accesible y sabía por el si no lo detengo preguntándole qué sentía al poder decir finalmente a
material anterior que su experiencia procedía de una seducción en su su papá que no era tanto como parecía? Le hubiera dicho algo así: "Es-
infancia, por el jardinero. Sabía que podía llegar hasta ella con las pa- pere un momento, señor Jones, por favor. Puede usted irse a la hora
labras "el jardinero" y hacerla volver a la realidad recordándole dón- que quiera, pero me parece que no es ahora un buen momento. Está
de y con quién estaba. usted demasiado enojado y trastornado y deberíamos trabajar un poco
Un paciente llevaba muchos años luchando con su temor de expresarme direc- conEnello. No es buenosemejantes
circunstancias que se vaya
heusted
dichoen ese como
cosas estado."
"siento que esté
tamente su enojo y su rabia. Hacia el final de una sesión empieza a describir-
usted en esas condiciones y quisiera ayudarle, pero me parece que no
me lo que me diría si estuviera borracho. Se hace más y más insultante verbal-
entiendo lo que sucede. Trabajemos un poco antes de irse."
mente, empieza a golpear la pared con el puño, el diván con los pies, y al final
se pone de pie de un salto. Llega a mi silla y se para frente a mí agitando el
En una ocasión una paciente, psicótica limítrofe, se alzó del diván
índice y diciendo: "¿Quién demonios se cree usted?" No digo nada, pero cuando y me abrazó diciendo: "Dejémonos de perder el tiempo y amémonos."
él estaba a punto de salir de estampía le p regunto "¿Qué tal se siente decirle Yo le detuve firmemente los brazos, la miré a los ojos y dije: "Señora
324 .
LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 325

Jones, quiero ayudarla y puedo hacerlo laborando. Laboremos, pues, y las exigencias del tratamiento psicoanalítico. Es evidente que cuando
y dejémonos de perder el tiempo." esto ocurre es señal de que la labor psicoanalítica se está ejecutando
Todas estas situaciones son potencialmente peligrosas para el paciente con una resistencia constante. Sorprende la frecuencia con que el pa-
y deben manejarse como sea dentro de la sesión. El método menos sa- ciente disimula la presencia de una resistencia hasta que se revela en
tisfactorio es el empleo de cualquier tipo de fuerza para impedir que la sesión del viernes o la que precede al fin de semana. Ante nuestra
el paciente obre de determinada manera. Pero a veces es el único mo- sorpresa, el paciente reacciona entonces como en vísperas de una cele-
do posible de impedir que suceda algo peor. El último recurso es en- bración o una fiesta; en este caso debemos inferir la presencia de un
tonces el tono firme, aunque compasivo, la súplica de que nos ponga- resentimiento latente por el tratamiento analítico, que se ha estado de-
mos a trabajar, al mismo tiempo que se sujetan los brazos del paciente. sarrollando calladamente en todo el intervalo de labor. Esto indica que
En una palabra, obramos como un padre o madre fuerte y solícito con el analista debe ser algo parecido a una entidad crítica superyoica para
un hijo que ha perdido los estribos. Problemas afines de la actuación el paciente, quien ha estado laborando en el análisis como a la fuerza,
se verán en el tomo II. sintiéndose obligado o coaccionado, y se ha sometido sin manifestar
su sumisión. El paciente puede o no tener conciencia de esto, pero su
reacción ante la vacación que se avecina lo muestra claramente. Los
3.10.2
LA HORA DEL LUNES pacientes
semana, yque
los se
quesienten así en
se sienten la sesióno del
aliviados viernes,al antes
contentos final del fin dehora
de cada
En realidad, este encabezado debería ser "La hora del viernes y la del analítica entran en esta categoría.
lunes", o mejor aún, "Reacciones del paciente a la separación del fin Cuando el analista representa una figura crítica superyoica para el
de semana". Para abreviar, y también porque Freud habló de "la cos- paciente, el comportamiento de éste durante el fin de semana se com-
tra del lunes" ya en 1913, he condensado el título y dejado "la hora pondrá de toda la suerte de libertades instintuales. Habrá plétora de
del lunes". Sabemos que nuestros pacientes reaccionarán emocional- actividades libidinales y agresivas, por lo general con un tinte regresi-
mente a todas las separaciones del analista. Algunos lo hacen como si vo e infantil. Llama la atención el observar cómo los pacientes se con-
el fin de semana fuera una fiesta, un carnaval, y otros como si fuera ducen con cierta reserva en su vida sexual durante la semana y en los
un abandono, una defección. Ferenczi (1919c) describió las "neurosis fines de semana se entregan a muchas actividades pregenitales. Suele
del domingo", que se presentan al perder sus pacientes las distraccio- advertirse un gran aumento de actividades de placer precopulatoria,
nes y el olvido que les procura el trabajo cotidiano. En Tótem y tabú masturbación y promiscuidad en los fines de semana. Y hay una exal-
(1913a) y posteriormente en "El duelo y la melancolía" (1917b), des- tación paralela de acciones agresivas. Algunos pacientes actúan en los
cribió algo de la dinámica y de los cambios estructurales que se produ- fines de semana lo que asocian libremente durante la semana. Esos pa-
cían con ocasión de las fiestas. En diversos escritos siguió laborando cientes se conducen como si el analista fuera el portador de su Super-
con estas ideas. Un buen resumen de ellas fue el publicado en 1955 yó. La sesión del lunes resulta entonces una hora de confesión y expia-
por Grinstein. De todos modos, ninguno de los autores subrayó la im- ción. Para ellos, la hora del lunes es el domingo de confesión. El lunes
portancia central de la situación de trasferencia como determinante de suelen comenzar recitando todos sus pecados, llenos de sentimiento de
la reacción que el paciente tiene en el fin de semana. Me propongo culpabilidad y arrepentimiento, temerosos del castigo y avergonzadísi-
explorar algunos de los modos típicos que tiene el paciente de reaccio- mos. Sorprende el ver que cuando estos pacientes se encuentran por
nar a la interrupción de fin de semana en la labor analítica. casualidad
que con su analista
se imaginaban durante un
en su fantasía quefineldeanalista
semananolesexiste
sobresalta, por-
en el mundo
exterior. O bien fantasean que está encerrado en su consultorio y fuera
3.10.2.1El fin de semana es una fiesta de él no tiene vida. Hay pacientes que se espantan cuando ven a su
analista en un concierto o una sala de espectáculos. Algunos incluso
Para algunos pacientes, el fin de semana es ocasión de festejar, un des- no lo reconocen, se vuelven ciegos histéricamente o tienen un escotoma
canso, un respiro; presenta la posibilidad de reponerse de los rigores para él. Importa reconocer esta proyección de Ello y Superyó, así co-
326 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 327

mo las sutiles resistencias que pueden trabajar calladamente en las se- mente: era su intento de negar la hostilidad y culpabilidad que sentía
siones los días de la semana. al volver a la situación analítica.
La pérdida de un objeto de amor en los fines de semana puede sen-
3.10.2.2El fin de semana es una defección tirse asimismo en nivel oral o anal. He visto pacientes que se sentían
como que no tenían nada que producir el lunes y otros que llegaban
Para muchos pacientes, los fines de semana o el intervalo entre las se- con un montón de material que habían almacenado y conservado pa-
siones analíticas denotan la pérdida de un objeto de amor. Para ellos, ra presentarme una gran cantidad en busca de mi aprobación. Para al-
el descanso significa separación, desapego, desinterés, interrupción o gunos, el fin de semana era una privación oral y volvían el lunes de-
terminación. De una u otra forma, el paciente se conduce como si per- seosos de que los alimentara, de beber mis palabras en lugar de aten-
diera un objeto de amor. Con frecuencia reacciona al fin de semana der a lo que decían. Una de tales pacientes, la señora de K, solía pasar-
como si entrañara un rechazo por parte del analista. La sesión del vier- se todo el fin de semana tomando baños de sol con el afán de remplazar
nes suele trascurrir en ira improductiva, porque el fin de semana signi- al cordial y amoroso padre sol, como dijo Ferenczi (1914d).
fica que el analista se va de vacaciones y abandona y deja al paciente. Desde un punto de vista técnico, la tarea consiste en advertir la rela-
Para este paciente, la hora del lunes significa un enfrentamiento entre ción que puedan tener las reacciones de fin de semana con la situación
él, el excluido, el agraviado, y el analista recusador y ofensor. Para los de trasferencia y hacer que el paciente se dé cuenta de ella. Es grande
pacientes neuróticamente deprimidos, la hora del lunes puede repre- el número de pacientes que se resisten a aceptar el significado trasfe-
sentar también una reunión con el objeto de amor perdido y parecer rencia) de su comportamiento de fin de semana. La sesión del viernes
una bienaventuranza. Algunos pacientes se sienten aliviados al descu- y la del lunes tienen una importancia particular en la revelación y el
brir que el analista ha sobrevivido a sus deseos asesinos. Es importante señalamiento de importantes reacciones de trasferencia. Una paciente
reconocer el nivel en que se siente esto, o por lo menos aquel en que mía deprimida se estreñía los viernes y retenía su masa fecal en calidad
se producen las reacciones predominantes. Y además hay que saber de sustituto mío; sólo podía obrar al volver a su análisis el lunes. Fue
si vemos pulsiones o defensas en primer plano, si vemos comportamiento el primer adelanto súbito para nuestra comprensión de su relación oral-
agresivo o intentos de reparación y restitución. anal conmigo.
En muchos pacientes, el fin de semana reaviva la situación edípica.
cz
Para ellos, el fin de semana es una escena primaria de que han sido 5' 3.10.2.3El fin de semana y las funciones yoicas
excluidos. Luchan con sus sentimientos incestuosos, o tienen otros de
culpa, angustia o depresión, o quizá actúan en alguna forma o algún Para algunos pacientes en estado de regresión relativamente grave, la
otro aspecto de la situación edípica. Algunos pacientes se debaten con ausencia del analista puede ser como una pérdida en las funciones del
deseos de muerte inconscientes y están angustiados y abrumados por Yo. Esto puede suceder en un paciente neurótico que se debate en la
su culpabilidad los lunes cuando se ven con su analista. Unos están agonía de una intensa neurosis de trasferencia infantil, o bien en cual-
tristes y deprimidos por la exclusión. Otros hostiles, y llenos de envidia quier momento en los casos límites. Entonces el analista ha estado ha-
celosa. Algunos así lo sienten y llegan a la sesión abatidos u hostiles. ciendo de Yo auxiliar y la separación de él puede ocasionar una pérdida
Otros lo niegan con su comportamiento, como diciendo: "Qué me im- de la comprobación de la realidad, desorientación, despersonaliza-
porta" o "¿Qué falta me haces?" Los hay que trabajan arduamente ción, pérdida de identidad, etc. Tal vez fuera necesario ver a esos pa-
para compensar
su falta sus deseos
con el analista. Ooque
su comportamiento
enmudecen el lunesculpable
porysu asíhostilidad
reparar cientes
A vecesdurante el fin
basta con de el
saber semana o tener
paradero contactopara
del analista telefónico
que seacon ellos.
innecesa-
y resentimiento por el rechazo. Algunos tienen reacciones somáticas en rio convenir su remplazo por un sustituto.
los fines de semana a manera de intento de descargar emociones o pul- El paciente puede tener otros modos de servirse del analista a ma-
siones de otro modo inaccesibles. Es típico de los pacientes el llegar ha- nera de función yoica en la trasferencia que aflora durante una se-
bitualmente tarde o habitualmente temprano los lunes. Tuve un pa- paración. Tal vez lo utilice para mostrar las exigencias críticas de su
ciente que cantaba en la sala de espera todos los lunes y silbaba alegre- Superyó. Entonces, en los fines de semana esos pacientes pueden vol-
328 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 329

ver a su estado hipercrítico antinstintual. Tales pacientes no toleran la Un paciente mío, el señor Z, que detestaba las sesiones del lunes porque no
pérdida de tiempo que representan fines de semana o festividades y era capaz de reconocer que me había echado de menos, ya que eso denotaría
homosexualidad, solía ser rencorosamente improductivo los lunes. Por fin un
tienen que realizar alguna tarea remunerativa o algo con fines cultura-
día pudo expresar cómo sentía que se acercara el viernes y se volvió muy tra-
les o higiénicos. Para algunos de estos pacientes, las tentaciones del Ello bajador losnlunes.
en los fines de semana pueden poner en marcha serias reacciones de
culpa y vergüenza. Para ellos, la hora del viernes significa embarcarse Una paciente muy deprimida, la señora K, le parecía que cesaba de vivir cuando
en una peligrosa aventura y la del lunes la vuelta a buen puerto. llegaba el viernes, y estaba como "zombie" los fines de semana porque ya no
se hallaba "conectada" conmigo. Cuando consiguió enamorarse fuera del aná-
3.10.2.4Otras apreciaciones clínicas lisis, deseaba impacientemente que llegaran la sesión del viernes y su descanso
del fin de semana.
Hay pacientes que dejan de laborar los viernes, de acuerdo con la fór-
mula "yo te dejo antes de que me dejes tú". Esta cuestión de quién No debe o lvidarse que el fin de semana presenta un duplicado v álido,
deja a quién puede ser un punto técnico de importancia en pacientes en miniatura, de lo que puede esperarse cuando acabe el tratamiento.
muy enfermos. Con el fin de evitarles la sensación aguda de abandono
3.10 5 Los pr oblemas
.2. técnicos
me ha resultado
canso un día o con
dosfrecuencia
antes del bueno
mío. Nodejarles queque
es raro tengan
esosunpacientes
breve des-cance-
len su última cita antes de la vacación del analista. He visto pacientes Uno de los problemas técnicos es el de restablecer una alianza de tra-
silenciosos o improductivos los viernes para hacer gala de la actitud de bajo para poder analizar las reacciones del paciente a la separación.
"¿Yo qué necesidad tengo de ti?" Desperdician la última hora para Creo que la "costra del lunes" de que hablaba Freud se refería a los
hacer ver su desdén por la labor analítica. residuos del día, los sucesos experienciales de la separación más la re-
Cuando en el analista se siente ante todo una figura de odio, la hora sistencia provocada por la misma, que estorba el reanudamiento de la
del viernes puede significar la puerta libertadora de la aflicción y ob- alianza terapéutica. Una vez estos residuos y resistencias expresados
servarse cierta euforia en el paciente. Pero en tales circunstancias éste y aclarados se puede proseguir con la labor analítica.
tal vez se deprima durante el fin de semana por la orientación hacia Otro problema técnico tiene que ver con el momento y la dosifica-
dentro de esa hostilidad, o bien le ocasione angustia la espera incons- ción de una interpretación. Tenemos que tomar en cuenta que la inter-
ciente de alguna catástrofe que pudiera acaecer al analista. pretación hecha en viernes o antes de unas vacaciones se le deja al
Las reacciones a la sesión del lunes dependerán de lo que haya suce- pacien te para que la man eje por sí du rante cierto tiempo . Por eso, la do-
dido durante el fin de semana y sobre todo, del significado trasferen- sis de nuevos y dolorosos insights deberá ser menor que sila misma in-
cial que el analista tenga en ese momento; si se está volviendo a un terpretación se hiciera otro día regular de trabajo. El analista tiene que
Superyó crítico, un objeto de amor perdido, un objeto de amor recha- ponderar la cuestión de si puede el paciente soportar solo el insight du-
zante, un Yo necesitado o un Ello tentador: si la figura del analista es rante ese espacio de tiempo. Recuerdo un error al respecto cuando yo
amorosa u odiosa, benevolente o áspera, comprensiva o crítica. era todavía un analista joven.
Independientemente de cómo vaya el análisis, la sesión del viernes es
heraldo del fin de semana y hay que tomar en cuenta la próxima sepa- Una dama joven paciente mía vino un viernes con un sueño que por primera
vez contenía imágenes claramente homosexuales. Sus asociaciones también ata-
ración del analista. De modo análogo, independientemente de otras co- ñían al tema. Hice lo que me pareció una interpretación cuidadosa de sus sen-
sas que puedan suceder en el fin de semana, el hecho d e que ocurra algo ti mientos homosexuales para con una amiga maestra de escuela. La reacción
durante una separación del analista influirá en las otras apreciaciones. de la paciente en la sesión parecía propia. Cuando volvió el lunes estuvo com-
No es raro hallar pacientes que reaccionen el lunes con el sentimiento de pletamente callada, y así permaneció durante más de dos semanas. Después
"estoy peor y es culpa suya, porqué me abandonó el fin de semana". descubrí que se había despersonalizado por completo durante el fin de semana
Las reacciones de los pacientes al viernes y el lunes cambiarán con mientras reflexionaba en mi interpretación. Esta cuestión de la dosificación la
el curso del análisis. veremos más ampliamente en el tomo u.
330 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 331

Otro problema de técnica es la circunstancia complicadora de lo que ción de trasferencia rebelde al tratamiento. Quiero decir esa variedad
el fin de semana pueda significar para el analista. Aunque se trata ante especial de resistencia a la trasferencia que se distingue por ser fija, ter-
todo de un problema de contratrasferencia y será examinado en el to- ca e inconmovible a pesar del tratamiento, al parecer adecuado. Es harto
rno II, amerita unas cuantas líneas ahora. Algunos analistas reaccio- extraño que los pacientes con este problema parecen dispuestos a, y
nan a la sesión del viernes como si estuvieran por dejar a sus hijos, aun ansiosos de, seguir años enteros con sus análisis infructuosos. Pa-
con dolor de corazón, preocupación o solicitud, y para otros significa recen hallar alguna suerte de combinación de satisfacción y seguridad
alivio y alegría. Los hay que ven llegar la hora del lunes con alivio por en la situación analítica que les hace apegarse al tratamiento en lugar
quienes lo tenían preocupado. Otros encaran el lunes con resignación de buscar otra solución a sus problemas. Aunque las reacciones de tras-
y fatiga, como un trabajo fastidioso. Unos no pueden esperar la hora ferencia intratables pueden darse en grupos muy diversos de pacien-
del lunes o la hora del viernes. Hay algunos incluso que se sienten obli- tes, para el fin de examinar principalmente los problemas técnicos los
gados a trabajar los domingos; y otros que llegan al jueves agotados dividiremos en dos categorías. Es posible distinguir un gran grupo de
y sin fuerzas. Debo decir que si bien el análisis es trabajo, debe ser pacientes cuyo aspecto clínico y cuyo comportamiento, en la superfi-
un trabajo agradable, no torturador ni agotador. Es digno de nota el cie, los haría parecer apropiados para el psicoanálisis clásico, y que sólo
número de analistas que se quejan de su fatiga. Pero sospecho que a después de un período de análisis se descubre son inapropiados. El otro
veces la queja ya no es precisa, sino sólo una manera de hablar; es una grupo de casos intratables lo componen aquellos que se han hecho así
moda elegante decir que está uno agotado. Es como si algunos analis- a consecuencia de errores, pequeños pero importantes, de técnica. La
tas no quisieran reconocer que les gusta el trabajo que hacen, o como mayoría de los casos de estancamiento resulta contener una mezcla de
si ese gusto implicara falta de seriedad (Szasz, 1957). ambos grupos de errores.
Querría añadir aquí que muchos psicoanalistas padecen de exceso
de trabajo; esto parecen ser gajes del oficio. Algunos trabajan muchas 3.10.3.1Error es al a preciar la capac idad de trasfer encia
más horas de las que pueden laborar eficazmente. Me tiene impresio-
nado el número de analistas que se dedican a actividades fatigosas aje- Solemos esperar que los pacientes que parecen presentar síntomas psi-
nas a su cometido en las noches, como reuniones de comisiones, reu- coneuróticos, que no dan señales de psicosis ni de ningún empobreci-
niones científicas, conferencias, seminarios, etc., después de un día car- miento señalado en sus relaciones de objeto y que parecen tener fun-
gado de trabajo con los pacientes. Les queda poco tiempo y poca ener- ciones yoicas razonablemente buenas sean capaces de laborar eficaz-
gía que dedicar a su familia, y cuando empiezan la jornada con sus mente en la situación analítica. Pero la experiencia indica que hay un
pacientes, ya están cansados. La terapia psicoanalítica es una profe- número considerable de pacientes que parecen capaces de llenar estos
sión muy exigente y el exceso de trabajo la hace imposible (Greenson, requisitos en las entrevistas preliminares pero después resultan impro-
1966). pios para el análisis, aun en los casos en que las entrevistas son en nú-
Resumiendo: hay problemas especiales técnicos y clínicos en la hora mero suficiente y de realización cuidadosa. La patología especial que
del lunes. Los pacientes reaccionan de muchos modos a la ausencia del escapa al descubrimiento en la investigación preanalítica sólo aflora lim-.
analista, según la figura de la infancia que éste represente. Pero el caso piarnente en el proceso de análisis y, concretamente, en la aparición
es que reaccionan, y hay que interpretar y analizar su reacción. Es ne- de la trasferencia. Sólo entonces comprende uno que la patología del
cesario restablecer la alianza de trabajo en que interfirieron la separa- paciente, su capacidad de establecer relaciones de objeto, es defectuosa
y se opone al psicoanálisis clásico. La índole del defecto se hallará en
ción y la acumulación
el significado de experiencias
contratrasferencial externas. Todo
de la separación estodelosemana.
del fin complica la incapacidad de formar alianza de trabajo y en la neurosis de trasfe-
rencia. Esta deficiencia supera a todas las demás consideraciones, en-
tre ellas la categoría del diagnóstico. He visto pacientes esquizofrénicos
REACCIONES DE TRASFERENCIA INTRATABLES
3.10.3
analizables y psiconeuróticos que no lo eran. Lo decisivo para que el pa-
ciente resulte analizable parece ser la capacidad de formar esos dos tipos
Ya hemos dicho que la causa más frecuente de estancamiento es la reac- de reacción simultáneamente con el analista (véase sección 3.5).
332 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 333

Así pues, sólo la prueba del análisis es la que puede indicar con se- sos y primitivos. En ambos casos tuve mucha dificultad para lograr que
guridad si el paciente es o no apto para la terapia psicoanalítica (Freud, la paciente laborara con ese material. Reconocían sus sentimientos y
1913b; Ekstein, 1950). Una vez emprendida ésta, puede ser difícil y podían describir sus impulsos y anhelos que expresaban vigorosamen-
aun imposible persuadir al paciente de que interrumpa la terapia. Al- te de palabra. Querían y aun exigían proximidad y contacto físico, lo
gunos pacientes tal vez se hallen dentro de algo que parece ser una si- que significaba para ellas incorporación, posesión y fusión. Estaban listas
tuación psicoanalítica porque necesitan conservar su frágil equilibrio. para la acción y apenas podían refrenar la realización de sus impulsos;
Sólo la fachada del psicoanálisis es terapéutica para ellos, no las cosas las frustraban y enojaban la verbalización y el pensamiento. Aunque
esenciales del procedimiento. Esos pacientes suelen mantenerse en un parecían escuchar mis intervenciones e interpretaciones, no les afecta-
nivel estacionario y artificial no psicótico con semejante terapia (Feni- ban ni influían en ellas las medidas analíticas ordinarias. Si aceptaban
chel, 1945a, p. 551). Otros pacientes requieren un largo período de te- mi interpretación, era sencillamente de labios afuera y como medio de
rapia preparatoria antes de estar listos para el psicoanálisis propiamen- hacer que yo siguiera hablando. Llegaban apresuradas a la cita, pero
te dicho. Trataré de ilustrar esto describiendo algunos casos intratables no en busca de insight sino sólo para gozar de la proximidad física. Mis
de pacientes que llevó al análisis equivocadamente un error de aprecia- intervenciones les parecían irrelevantes.
ción de su analizabilidad. Al principio tuve la impresión de que aquellas pacientes tenían una
neurosis de trasferencia erótica aguda, intensa, y muy regresiva. Pero
3.10.3.1.1 Trasferencia erotizada.Me gustaría describir aquí el tipo de no pude provocar una alianza de trabajo en ellas. Sus reacciones de
paciente que puede parecer superficialmente un psiconeurótico típico trasferencia eran totalmente egosintónicas y no sometidas a la autoob-
pero que a poco de iniciado el análisis resulta tener una trasferencia servación. Comprendí cuán desesperados eran aquellos casos en su pro-
erótica intratable. No es tan sólo la gran intensidad sino también un clamación de amor por mí. Lo que parecía ser un género de pasión
factor cualitativo lo que distingue a esos pacientes. Freud (1915a) des- sensual era más bien un ansia apremiante, corrosiva. Lo que sentían
cribe un tipo de paciente neurótica con una fuerte trasferencia erótica por mí no era una mera desfiguración neurótica sino más bien una ilu-
que no cedió a la técnica analítica. Lo atribuía él a su elemental carác- sión. Esas reacciones han sido calificadas de psicosis de trasferencia (Lit-
ter pasional, una incapacidad de tolerar sustitutos y una irreductible tle, 1958; Reider, 1957). (En la sección 3.4 estudio las diferencias en-
necesidad de amor. Después, Blitzsten (en una comunicación perso- tre fenómenos de trasferencia neuróticos y psicóticos.)
nal) y Rappaport (1956) han descrito problemas de trasferencia seme- Su gran intensidad e intratabilidad se debía a una angustia terrible.
jantes, cuyo rasgo distintivo es la imperiosa y terca necesidad erótica En ambos casos descubrí que la paciente estaba a punto de caer en el
del paciente. abismo del amor homosexual por su madre. S us reacciones eróticas con-
Yo tuve dos casos de estos, ambos mujeres. (Todos los casos de tras- migo parecían ser un último intento desesperado de aferrarse a su iden-
ferencia erotizada de que he sabido fueron pacientes femeninas en aná- tidad sexual. En una de ellas había un elemento adicional que acabó
lisis con hombres.) En ambos casos tuve por las entrevistas prelimina- por salir a la luz: Sus extravagantes reacciones eran también una nega-
res la impresión clínica de que estaba tratando esencialmente con una ción en masa del creciente convencimiento que tenía de estar perdien-
mezcla de elementos histéricos y neuroticodepresivos. Las dos pacien- do el contacto con la gente en general. Había pérdida de las represen-
tes parecían relacionarse conmigo debidamente en las entrevistas ini- taciones internas de objeto.
ciales. No pude hallar defecto de importancia en el funcionamiento de Comprendí en breve tiempo que mi apreciación clínica inicial de es-
su Yo. Parecían
historia de mentalidad
de logros, reflexiva,
una adecuada vida imaginativas, tenían
social, etc. En ambosunacasos,
buena las tas pacientes
vación había
sensorial sido errónea.
ocasionada La pérdida
por la posición de contacto
acostada visual,
en el diván, la pri-
movi-
quejasde presentación eran de dificultades sexuales y una vida amoro- lizaron una intensa sed libidinal de trasferencia y defensa. Aquellas pa-
sa insatisfactoria en el matrimonio, tendencias al fantaseo celoso obse- cientes no eran apropiadas para el psicoanálisis porque no podían so-
sivo, promiscuidad y dificultades para dormir. portar las privaciones que impone el psicoanálisis clásico( M. Wexler,
Ambas pacientes tuvieron fuerte trasferencia sexual conmigo en las 1960). Su capacidad para las relaciones de objeto era demasiado pe-
primeras sesiones en el diván. Sus sentimientos sorprendían por inten- queña para que pudieran tolerar todas las vicisitudes de los fenómenos
334 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 335

de trasferencia que se producen en el análisis. En las psiconeurosis co- portamiento de trasferencia, resistente, rígido e inmutable del paciente
munes, junto con la neurosis de trasferencia está la relación de objeto no se debe tan sólo al rechazo de los conflictos repetidos de la infancia
más realista con el analista dirigida hacia la formación de la alianza sino que nos hallamos ante una fachada neurótica de una psicosis o
de trabajo (A. Freud, 1954a). Es esta relación de objeto relativamente de una perversión subyacente o una combinación de ambas (Pious,
realista la que permite al paciente arriesgarse a la formación de una 1950).
intensa neurosis de trasferencia. Las pacientes que estoy describiendo
no tenían la capacidad de formar y mantener semejante relación en esa Hace tiempo me pidió consulta un colega en relación con un paciente que ha-
compleja combinación de intimidad, intensidad y distancia respecto de bía estado tratando psicoanalíticamente durante más de diez años. El paciente
la situación analítica. Comprendí tarde en lo relativo al diagnóstico que había pedido tratamiento por una inhibición para relacionarse sexualmente con
se trataba más bien de caracteres adictivos, guiados por sus impulsos, las mujeres y además para trabajar con eficiencia. El análisis había ido prolon-
gándose sin gran modificación en los síntomas y no había indicios por parte
con tendencias psicóticas.
del paciente (ni del analista) de un deseo de interrumpir el tratamiento. La si-
Una vez que hube comprendido las restricciones que tenía su capa-
tuación de trasferencia se había estabilizado en una serie constante y uniforme
cidad de formar relaciones de objeto, la disposición a la actuación ex- de quejas y reproches por parte del paciente, con un tono gemebundo, salpica-
plosiva y la cercanía de la psicosis, vi que tales pacientes no debían verse
expuestas a los rigores del psicoanálisis clásico. Necesitaban una psico- das de vez en cuando con algún estallido de cólera o llanto. El analista escucha-
ba pacientemente y al fin interpretaba este comportamiento como repetición
terapia que no pusiera en peligro el delicado equilibrio entre defensa de algún sucedido de la infancia. Esto solía calmar al paciente, pero a la si-
e instinto (Knight, 1953b). Traté de reforzar las defensas, que pare- guiente sesión repetía todo igual. Este comportamiento alternativo, ora repro-
cían relativamente sanas, así como las demás funciones yoicas ofrecién- ches sádicos, ora sometimiento masoquista a la desdicha de su triste condición,
dome como Yo y Superyó auxiliar obvio. Las sesiones se realizaron también lo efectuaba el paciente, con otras personas en su vida externa. Al. ca-
en posición cara a cara, sin insistir mayormente en la asociación libre. bo de muchas horas de consulta se me hizo evidente que toda la vida emocio-
Mi actitud fue firme, franca, amistosa, pero ante todo claramente te- nal del paciente se limitaba a esas relaciones superficiales de objeto, de índole
rapéutica. Les hice ver sus errores de juicio y pensamiento y les ofrecí sadomasoquista. No era tan sólo un síntoma; era un modo de vida que oculta-
ba una fuerte perv ersión homosexual latente y tendencias paranoides.
mejores alternativas. Me convertí en su mentor y su guía. Me impuse
Una cuidadosa reconstrucción de la historia de su infancia hizo parecer posi-
no ser jamás seductor ni punitivo. Lentamente, por la identificación,
ble que al empezar la adolescencia hubiera sufrido un quebranto psicótico gra-
mejoraron sus funciones yoicas y junto con ellas, su capacidad de tener ve que pasara inadvertido. Su modo sadomasoquista de relacionarse con los
relaciones de objeto más maduras. Al fin una de ellas pudo emprender objetos era un intento de restitución; era el único modo que tenía de contacto
un análisis más clásico con otro analista después de año y medio de con las personas reales. La situación analítica era un refugio para él: suficiente-
psicoterapia. La otra siguió durante cinco años la psicoterapia conmi- mente distante para estar seguro y suficientemente permisiva para dejarle algo
go, pero esta terapia se hizo más analítica hacia el final. Las razones de descarga instintual por la verbalización. Pero el tratamiento era analítico
de esta decisión se estudiarán en la sección 3.10.4, dedicada a la cues- sólo en su estructura superficial. El paciente no tenía terapia de insight; en rea-
tión del cambio de analista. lidad gozaba de una suerte de terapia de juego (Glover, 1955, capítulo x/v;
Fenichel, 1945a).
Me refiero aquí a otro gru-
3.10.3.1.2Perversión y/o psicosis enmascaradas.
Es evidente que para los pacientes del tipo descrito no está indicada
po de pacientes
diferentes de loscon reacciones
casos de trasferencia
de trasferencia intratables
erotizada salvo enque son
una muy
cuestión: la terapia psicoanalítica. Tal vez requieran de una psicoterapia cons-
que comparten la propiedad de tener una capacidad muy restringi- tante para mantenerse igual y no empeorar. Algunos acaso mejoren len-
da y pobre para permitir la formación de reacciones de trasferencia. tamente con cierta forma de terapia de relación y también con ayuda
Mientras el paciente erotizado manifestará sus agudos sentimientos de de drogas. Alguna que otra vez, el paciente puede progresar hasta un
trasferencia a poco de iniciado el análisis, las manifestaciones de trasfe- punto en donde pueda emprenderse algo de terapia analítica.
rencia de estos pacientes son crónicas y poco marcadas. Es corriente Me gustaría añadir otros pocos tipos clínicos de psicosis y/o perver-
que se tarde meses y aun años de análisis en comprender que el com- sión enmascarada que algunos tratan erróneamente por el psicoanáli-
336 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 337

sis. He visto pacientes cuya terapia servía ante todo de ocasión de ac- analítica. Pero uno ve pacientes esencialmente psiconeuróticos y sin
tuar impulsos escoptófilos y exhibicionistas, o casos en que la relación embargo también tienen reacciones de trasferencia intratables. Estos
con el terapeuta y la terapia se convertía en una forma de adicción. casos no son tan inmutables ni inmodificables como los arriba descri-
Todos estos pacientes eran esencialmente caracteres narcisistas que se tos, pero en su mayor parte son ejemplos extremos de la resistencia de
aferraban tenazmente a la relación con el terapeuta porque casi no te- trasferencia descrita anteriormente (véase sección 3.8).
nían otra relación de importancia con los objetos. Estos pacientes tenían Me refiero aquí a aquellas resistencias de trasferencia defensivas que
una delgada fachada de comportamiento social que daba una impre- podrían calificarse de reacciones persistentes de trasferencia razonable.
sión falsa en las entrevistas preliminares. Era tal el empobrecimiento Una variedad de este tipo es la reacción de trasferencia idealizada. Hay
de sus relaciones de objeto que no podían permitirse la regresión, que pacientes capaces de sostener durante años sin interrupción una tenaz
hubiera sido para ellos como caer en un estado de nada, de ausencia trasferencia idealizada positiva para con su análisis. Esta reacción de
de objetos, de catatonia. Su relación con el terapeuta era satisfactoria trasferencia es egosintónica y difícilmente cede al analista. En parte cues-
y egosintónica. No tenían ningún motivo para cambiarla y sí muchas ta hacer ver la hostilidad subyacente, porque esos pacientes son dies-
razones para seguir con ella, puesto que era la relación más importan- tros para hallar figuras de trasferencia auxiliares contra quienes des-
te de su vida. plegar su odio. Por otra parte, esta idealización parece ser un tipo de
El error estaba en el hecho de que se les llevaba hacia una forma
de terapia que por su misma naturaleza amenazaría con trastornar lo sublimación
ra que place
de trasferencia hacea su narcisismo.
posible que elAdemás,
pacientelapreserve
división la
deexistencia
su figu-
que más necesitaban: una relación fija y concreta con otro ser huma- de su analista teniéndolo en la tumba de ese estado idealizado. Si uno
no. En cierto modo esos pacientes tenían razón en resistirse al psico- persiste en analizar la trasferencia idealizada como si se tratara de una
análisis y se apegaban al psicoanalista porque eso era imperativo para resistencia y no da satisfacciones neuróticas de trasferencia, la ideali-
ellos. Era necesario que el analista comprendiera cómo su valoración zación acaba por romperse. Entonces pueden verse la enorme rabia y
había sido un error, cómo aquellos pacientes necesitaban una relación el odio del paciente así como su suspicacia paranoide (Klein, 1952).
mucho más tangible y visible con un terapeuta capaz de reaccionar fa- Esto es lo que recubre la idealización y lo que hace difícil descubrirla.
vorablemente con ellos y de apoyarlos. Tales pacientes con frecuencia se Entre los tipos de resistencias de trasferencia que tienden a volverse
descompensan y presentan estados psicóticos agudos si se les somete i mpenetrables a la interpretación analítica está la reacción de trasfe-
a los rigores de la situación analítica. rencia egosintónica altamente generalizada. Es propio de tales pacien-
Comprendo que la opinión aquí expuesta suscitará controversias. Al- tes el que suelen reaccionar a todas las personas del mismo modo que
gunos analistas no vacilan en analizar a tales pacientes a la manera psi- con su analista; esa reacción se ha convertido en un rasgo de su carác-
coanalítica clásica (Rosenfeld, 1952, 1958). Otros están de acuerdo en ter. Una variedad típica es el carácter obsesivo que ha separado todas
que se requieren diferentes métodos terapéuticos pero sostienen que de- sus emociones de la vida cotidiana y que vive sólo por las ideas y el
bería permitírseles la regresión, y acompañarlos y cuidarlos durante ésta. pensamiento. Este tipo de paciente tiene una resistencia tan hondamente
Una vez se hubieran reconstituido a sí mismos podrían ser analizados. arraigada a todas las reacciones emocionales que tiende a la reacción
Estoy mucho más de acuerdo con Winnicott (1955). Para otras opinio- recíproca con las personas solamente en un plano intelectual. Siente
nes y otros procedimientos véase M. Wexler (1960), Freeman (1959) toda emoción espontánea como un peligro que debe combatirse. Sólo
y Saerles (1965). el pensamiento y la vigilancia son confiables y virtuosos.

3.10.3.1.3Otros tipos de reacciones de trasferencia intratables. Hasta ahora, nesEnque


algunos
tenemoscasos, este mododedeestar
la impresión vivirtratando
ha adquirido tales
con una proporcio-
computadora
los pacientes descritos como impropios para el psicoanálisis debido a y no con un ser humano. Fenichel (1945a, capítulo >u y
) describe un
su propensión a las reacciones de trasferencia intratables podrían clasi- tipo de carácter obsesivo tan cerrado que tal vez se requieran años pa-
ficarse como casos límites, perversiones o psicosis latentes. Llegaron ra que llegue a abrirse y pueda sometérsele al psicoanálisis. Parecen
al tratamiento psicoanalítico porque el diagnóstico exacto no fue dis- caracteres obsesivos rígidos y fríos cuya neurosis cubre una angustia
cernible sino cuando ya estuvieron envueltos en la situación psico- tan terrible en calidad y cantidad, que el psicoanálisis no le afecta en
338 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISISDE LA TRASFERENCIA 339
nada. Mi experiencia parece indicar que suele haber un núcleo para- Además, tengo la experiencia de que se puede aprender más de esos
noide subyacente, dominado por las rígidas obsesiones. Tengo también errores, sobre todo los propios, que de cualquier otra fuente.
la impresión de que tales pacientes no deberían ser tratados psicoanalí-
ticamente sino con alguna otra forma de psicoterapia. El analista sen- 3.10.3.2.1Errores ocasionales. Los errores de técnica a que se deben
tado detrás del diván con intervenciones de tarde en tarde sencillamen- las reacciones de trasferencia intratables son los defectos de técnica po-
te hace el juego de las tendencias que el paciente tiene a aislar las emo- co visibles, añejos, repetidos e inadvertidos. Groseros errores de técni-
ciones y abusar del intelecto. Estos pacientes parecen progresar más ca que se producen a veces pueden complicar la marcha de la trasfe-
en las terapias más limitadas, cara a cara. rencia, pero como son fáciles de reconocer tanto por el paciente como
El paciente con tendencia crónica a la actuación también puede te- por el analista, el daño que hacen suele ser temporal y reparable. Si
ner reacciones de trasferencia intratables. De vez en cuando nos en- tal no es el caso, esos errores pueden conducir a la decisión de cambiar
contramos con ese grupo de pacientes adictivos y movidos por sus im- de analista o de tratamiento.
pulsos, cerca de la zona de perversión-psicosis arriba descrita. Los ca-
sos de trasferencia erotizada también podrían calificarse de variedad A propósito de este último tipo de error recuerdo cómo al principio de mi ca-
rrera dejé pasar inadvertidos los sentimientos hostiles de trasferencia de una
especial de actuación crónica. En una sección dedicada a los proble-
paciente que quería desahogar su malhumor por su incompetente internista mien-
mas de categoría.
la actuación en el volumentrataremos de profundizar más tras estaba llena de deseo sexual para conmigo. Interpreté que la situación sig-
en esta nificaba que estaba resentida con la torpe de su madre y que deseaba a su pa-
Todo esto no agota todos los diferentes tipos de pacientes con reac- dre, para ella atractivo. La paciente pareció aceptar esta interpretación por lo
ciones de trasferencia intratables que no se descubren sino cuando ya menos intelectualmente, pero en casi todas las sesiones de la semana siguiente
se emprendió el análisis. Recuerdo un paciente cuyo temor de la ho- hubo alguna alusión en sus asociaciones a un auxiliar, maestro o médico torpe
mosexualidad era tan grande que no lograba identificarse conmigo, por- o chapucero, junto con los deseos sexuales para conmigo. En aquel momento.
que le parecía que hacerlo sería dejarse invadir homosexualmente. Du- no comprendía yo que la aparición repetida de ese material sesión tras sesión
rante varios años, su resistencia a la trasferencia fue inmodificable, hasta indicaba una insuficiencia o inexactitud en la interpretación. Finalmente, la
que conseguí entenderlo y le hice comprender su angustia subyacente. paciente se hizo improductiva, no hubo sueños y poca verbalización. Cuando
Los distintos ejemplos ya citados ilustran los problemas técnicos y traté de hacerla laborar en su resistencia pareció renuente; y cuando persistí,
de repente prorrumpió en furia y desdén: "Usted insiste en sermonearme por-
clínicos que quise poner de relieve, a saber los casos de fenómenos de
que no laboro, pues ¿por qué no baja usted de su torre de marfil y labora tam-
trasferencia intratables debidos primordialmente a la estimación erró-
bién un poco, o quizá tema manchar sus inmaculadas manos?"
nea por parte del analista de la capacidad de trasferencia del paciente. Comprendí entonces que no había echado de ver en absoluto la hostilidad
Estos pacientes no pueden formar una alianza de trabajo y una neuro- de la paciente para conmigo, que había estado presente junto con sus senti-
sis de trasferencia. En algunos casos se forma la alianza de trabajo, pe- mientos de amor. Comprendí también en aquel punto que la misma paciente
ro la invade la neurosis de trasferencia y resulta ineficaz. En otros ca- se daba cuenta de ello, y eso aumentaba su enojo y le añadía un elemento des-
sos, lo que parece una alianza de trabajo es una neurosis defensiva de deñoso. Pasado un momento le dije: "Supongo que está usted enojada con este
trasferencia bien disfrazada. En todos estos casos, hay un defecto capi- inepto doctor, esta ayuda torpe y desmañada que se ha estado manifestando
tal en la capacidad de formar relaciones de objeto y en las funciones en todas las sesiones últimamente. Hasta ahora no vi ese aspecto, pero ahora
del Yo (véanse secciones 3.4 y 3.5). lo veo claramente: soy yo." La paciente se rió un poco y bufó otro poco con
esta intervención. Al principio protestó, sentía que su enojo y desprecio no iban
conmigo, pero después reconoció que la había conturbado mucho lo que le pa-
3.10.3.2Errores de técnica
recía mi evitación de ella. Tenía la impresión de que me asustaba o repelía
y que no me dignaba medirme con sus problemas.
Siempre es cosa delicada hablar de los errores de técnica, porque hay En un momento posterior de la sesión dije a la p aciente que si bien yo no
el peligro de parecer arrogante al discutir los errores de los demás o había comprendido que estaba enojada conmigo, esperaba que consintiera en
la trampa de parecer inepto o poco sincero al exponer los errores pro- explorar esa cólera que había sentido. La puse a asociar libremente preguntán-
pios. Sin embargo, es necesario hablar de ellos porque no son raros. dole qué se le ocurría cuando pensaba en una persona de manos inmaculadas.
340 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 341

Mis observaciones y mi actitud parecieron eficaces y la paciente pudo abando- go, duplicado, como el de contraparte. No es como encontraataque
narse a la asociación libre. En aquella sesión y otras posteriores apareció mate- o contrarrestar, donde significa lo opuesto o contrario, etc. Las reac-
rial relativo a un aspecto hasta entonces oculto de su padre, aquel padre altivo ciones de contratrasferencia pueden conducir a un comportamiento im-
y aristocrático a quien admiraba, envidiaba y despreciaba. Mi torpeza, bas-
propio persistente para con el paciente en forma de mal entendimiento
tante burda, y mi inadvertencia de aquel material significaron un ligero retra-
constante o de algún comportamiento agradable, seductor o tolerante
so, pero aparte de eso no vi que mi error tuviera otras repercusiones.
por parte del analista. Otra vez debo decir que para una exposición
más detallada habrá que esperar al tomo II. Pero quisiera ilustrar este
Quisiera en este punto insertar unas cuantas observaciones acerca punto con un ejemplo clínico condensado.
de los principos fundamentales en el intento de manejar un error de
técnica. Ante todo, el paciente ha de tener una probabilidad de reac- Había estado dirigiendo la labor de un candidato avanzado que llevaba entre-
cionar al error. Es otro error más el querer sofocar la reacción del pa- nándose muchos años. Era un hombre de considerable capacidad y talento, el
ciente con una disculpa demasiado rápida o quedar callado y sin reac- tratamiento psicoanalítico del caso iba progresando favorablemente y yo tenía
cionar mientras el paciente está traumatizado o se siente en peligro. la impresión de que a ambos nos gustaban las sesiones de supervisión. Pero
Hay que reconocer francamente el error, pero el reconocimiento debe el candidato me dijo que tenía muchas dificultades con una paciente, no some-
ser empleado en extraer más material al paciente, no en calmar ni neu- tida a supervisión, que llevaba él tratando varios años y en la que se había for-
tralizar su reacción. No me disculpé formalmente de mi error porque mado una trasferencia hostil persistente y reacia. Pasamos varias sesiones dis-
cutiendo el tratamiento de la paciente. Era ésta joven y atractiva y tenía un
no era cosa de etiqueta ni se trataba de una trasgresión a las reglas de trastorno de carácter obsesivo con tendencia señalada a intelectualizar, muchos
buena conducta. Técnicamente estaba equivocado, pero no era culpa- rasgos de carácter anales y reactivos y una promiscuidad seudosexual compulsiva-
ble de nada; me dolía el haberla lastimado indebidamente, pero esos i mpulsiva. Mi primera impresión general fue que el candidato entendía a la
son los riesgos del tratamiento y hay que contar con ellos. paciente y parecía estar manejando debidamente los principales problemas téc-
No traté de explicar las razones de mi error porque ese era problema nicos que presentaba el caso.
mío, no de la paciente. No veo motivos para abrumar al paciente con Después fui comprendiendo poco a poco que tenía mucha mayor necesidad
mis confesiones; no tengo por qué hacer del paciente mi terapeuta. Trato de consultar sus notas cuando se trataba de esta paciente que del otro caso que
de indicarle por las palabras, el tono y la actitud que quiero laborar yo estaba vigilando. Por su propia iniciativa me dijo que le costaba mucho más
con sus reacciones ante mi error exactamente igual que haría con cual- recordar el material de esta p aciente que el de cualquier otro de sus casos. En-
tonces eché de ver una táctica que empleaba con ella y que yo nunca le había
quier otra cosa que suceda en la vida del paciente. Exploro tan a fondo
visto antes. Después de que la paciente había empezado a hablar tras de un si-
esto como lo demás, pero no en exceso. Creo que la breve descripción
lencio la interrumpía y decía: "¿Está usted segura de estar diciéndome verda-
del comportamiento que tuve con mi paciente ilustra los principios ge- deramente lo que piensa?" Señalé la acusación implícita en esa observación,
nerales esbozados. y él dio a entender que ella podría estar desfigurando conscientemente el mate-
rial. Además, constantemente la interrumpía y no le dejaba libertad de seguir
3.10.3.2.2Errores debidos a la prolongada interferencia contratrasferencial. Las asociando. Si acaso esperaba más tiempo tal vez podría cerciorarse de si estaba
fallas más graves en el manejo de las reacciones de trasferencia son las ella o no escondiendo algo conscientemente. El estudiante reaccionó a esto en-
poco marcadas, crónicas y no advertidas, que pueden durar años sin rojeciendo y después defendiéndose, diciendo no saber si en realidad decía eso
a su paciente; tal vez fuera un desfiguro de su modo de comunicarlo. Com-
que uno las descubra. Pueden deberse a dos causas principales: (a) las
reacciones de contratrasferencia y (b) el no haber entendido debida- prendí entonces
que había que
sido en mi fiscalización
el caso de este
anterior... para caso no
ninguno deera
losla situación agradable
dos.
mente al paciente (por razones distintas de la contratrasferencia). Cuando el candidato me describía los detalles de su trabajo con la paciente
Los errores debidos a la contratrasferencia se presentan cuando el yo advertía una tendencia por su parte a reaccionar a los silencios de la pacien-
analista reacciona a su paciente como si éste fuera una persona impor- te con unos contrasilencios, a ser excesivamente breve y económico en sus in-
tante en la historia temprana del analista. La contratrasferencia es una tervenciones verbales, e innecesariamente estricto en señalarle cualquier ligera
reacción de trasferencia de analista a paciente, paralela de la trasferen- demora en el pago o el que nunca respondiera a una pregunta. En resumen,
cia y su equivalente. El "contra" de contratrasferencia significa análo- comprendí que el ambiente de aquel análisis era austero y severo, y aun tal
342 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 343
vez áspero y sombrío. Me pareció estar en lo cierto al darme cuenta de que
do se lo señalé a mi colega, me dijo que nunca había leído esas "ideas
las reacciones hostiles, suspicaces y rencorosas de la paciente a su analista se
asemejaban a la actitud del candidato y parecían una respuesta a ella. Me pre-
nuevas" y también que nunca se habían presentado en el propio análi-
gunté si yo cedería, me amansaría y dejaría mover por un analista que me tra- sis de sí mismo. Unos años después me dijo con cierta desenvoltura
tara del modo que el candidato estaba tratando a la paciente. Eso no era una que se había sometido a otro poco de análisisy que también había leí-
situación de tratamiento; el médico no estaba tratando de ayudar a un paciente do bastante y ahora comprendía cuán mal equipado había estado para
enfermo. Era una verdadera batalla de desgaste apenas disimulada entre dos tratar a aquella paciente.
personas hurañas y enojadas que trataban de vencerse una a otra. He tenido varias ocasiones de escuchar presentaciones de casos a per-
Con todo tiento dije al candidato que me parecía que no le gustaba su pa- sonas que yo creo se hallaban bajo la influencia de algún sistema teóri-
ciente y que más bien estaba peleando con ella que tratándola. No esperaba co defectuoso. Supe de una paciente joven a quien constantemente es-
ni deseaba que me explicara sus reacciones ni su comportamiento; había espe- taba manipulando su terapeuta, el que sostenía que estaba decidido a
rado que él mismo planteara la cosa a su analista. Pero el estudiante no podía i mpedir que se formara en ella una dependencia regresiva respecto de
refrenarse, empalideció y tras un momento de pausa se soltó llorando y me de-
claró que últimamente había empezado a sospechar lo mismo. Comprendió que
él. No sólo creía esto necesario sino que acortaría el tratamiento y le
le encantaba cuando ella cancelaba una cita y que tendía a dedicarle menos
daría resultados tan buenos y aun mejores que el psicoanálisis "orto-
de 50 minutos. Además, solía soñar con ella, donde se confundía con su her- doxo". Se tenía por un analista "progresivo", un "neofreudiano". Para
mana mayor, que le había hecho la vida imposible de niño, etcétera, etcétera. aquella largos,
paciente
lencios la su técnica apuntaba
tranquilizaba a no mucho
y alentaba dejar que se produjeran
cuando trataba de si-
Lo importante en esta discusión es que aquel hombre sensible y do- vencer sus resistencias y mantenía el ambiente de su sesión animado
tado había tratado malamente a una paciente durante varios años, des- y alegre. Ésta era su intención consciente y en esto parecía triunfar,
quitándose inconscientemente con ella de lo que le habían hecho pade- al menos en un nivel superficial, en las primeras semanas de terapia.
cer en su infancia. Sus reacciones de trasferencia a esta paciente lo Pero cuando la paciente empezó a tener deseos sexuales hacia él, sus ma-
habían trasformado de terapeuta compasivo en contrario estricto y pu- neras animadas y tranquilizadoras me parecieron adoptar un aire pro-
nitivo. La consecuencia había sido que ella reaccionara de un modo en vocativo y seductor.
parte de trasferencia y en parte realista a una persona potencialmente Cuando la paciente se enredó en una relación sexual con un hom-
dañina. La consecuencia fue una reacción de trasferencia intratable. bre mucho mayor y lo exhibió sin pudor ante sus adocenados pa-
El candidato emprendió la supervisión regular de este caso con otro dres, el terapeuta la felicitó y no hizo interpretaciones de los aspectos
supervisor y al parecer, después de resolver sus problemas en su pro- incestuosos y destructivos de ese comportamiento. Insistió en que ella
pio análisis, hizo una buena labor en aquel caso. Examinamos la posi- estaba emprendiendo una experiencia emocional correctora que él con-
bilidad de que la paciente cambiara de analista, pero muchos factores sideraba un gran mejoramiento respecto de su anterior timidez sexual.
se opusieron. En la sección 3.10.4 se ahonda bastante esta cuestión. El no veía en sus propias manipulaciones la manifestación de sus nece-
sidades sexuales, así como una hostilidad por el psicoanálisis. Tampo-
co reconoció que la nueva (?) promiscuidad de su paciente no era una
3.10.3.2.3Otros errores de técnica prolongados.No sólo es la contratrasfe- independencia verdadera sino una forma de sometimiento a él, así co-
rencia causa de errores capitales en la técnica para tratar las reacciones mo una actuación de su trasferencia sexual. Después de exponer este
de trasferencia, aunque suele ser la más frecuente y la más difícil de modo de ver, ya no tuve ocasión de saber de la paciente hasta que leí
descubrir. La falta de conocimiento clínico, el conocimiento teórico in-
suficiente y la ausencia de familiaridad cultural con un tipo de perso- varios años otros
He visto después sus aventuras
ejemplos en lostratados
de pacientes periódicos.
durante años por su-
nas pueden tener el mismo resultado. Hace muchos años recuerdo ha- puestos "psicoanalistas" que ejercían siguiendo sistemas teóricos y téc-
ber oído a un colega describir sus prolongadas dificultades con una pa- nicos muy alejados de lo que estoy tratando de presentar aquí como
ciente. Vi claramente que sus interpretaciones estaban hechas en un psicoanálisis clásico. A veces aquellos pacientes parecían haber experi-
nivel edípico y que no había conciencia o reconocimiento de la relación mentado "curas trasferenciales" y se sentían relativamente bien mien-
prege nital con la m adre a pesar de algún material clínico evidente. Cuan- tras duraba la trasferencia positiva para derrumbarse cuando ésta cam-
344 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 345

biaba como resulta inevitable. En otras ocasiones he visto el género de patizar con esta reacción al principio, porque olvidaba este aspecto particular
neurosis obsesiva artificial que describe Glover (1955, pp. 353-66) en de su vida.
A menudo cometía yo errores de dosificación en mis interpretaciones con
el capítulo que dedica a la interpretación inexacta. A veces esos pa-
cientes se hacen partidarios fanáticos de cierta forma de psicoterapia él porque no me daba cuenta de las angustias u hostilidades especiales que allí
entraban. Obstaculizaba mi capacidad de empatía el que yo ignoraba algunos
y pasan la vida tratando de ganar adeptos para la nueva religión. Los
de los peligros particulares existentes en la historia de la vida de un negro sure-
pacientes insuficientemente analizados propenden a actuar su trasfe- ño. La primera vez que interpreté un objeto sexual desfigurado en un sueño
rencia positiva en dirección a la escuela de terapia en la que se ha for- como que era mi esposa puse en movimiento inadvertidamente una intensa an-
mado su analista o terapeuta. Su amor no correspondido se manifiesta gustia. Esto se debía no sólo a que era una figura tabú por ser la esposa de
en su adhesión a la jerga del psicoanálisis, en el constante intercambio su analista y una figura materna sino además una mujer blanca, y yo no sola-
de intimidades verbales, en la desesperada búsqueda de nuevos adep- mente una figura paterna sino también un blanco poderoso.
tos que servirán de testigos de que su fe es la única verdadera. El "fiel A consecuencia de tales errores y otros muchos, el paciente tuvo una serie
creyente" dentro de cualquier forma de psicoterapia resulta tan vícti- de suaves y sumisas reacciones de trasferencia conmigo que duraron años ente-
ma de reacciones trasferenciales no resueltas como el partidario que ha ros. Sólo después de familiarizado yo suficientemente con sus antecedentes cul-
sido sometido a un "lavado de cerebro". La independencia mental y turales y haber mejorado mi capacidad de empatía osó tener en mí confianza
suficiente para que sus sentimientos de trasferencia fueran genuinos e intensos.
espiritual sólo puede ser resultado de un minucioso análisis de los fenó-
menos trasferenciales.
Como un último grupo del examen de las causas de reacciones tras- La ilustración que antecede es un ejemplo extremado de cómo el no
ferenciales intratables debidas a errores técnicos mencionaré brevemente conocer la cultura del paciente puede estorbar el manejo de la trasfe-
las situaciones srcinadas en la incomprensión del analista de la cultu- rencia. Tuve problemas semejantes, de menor gravedad, cuando traté
ra particular a la que el paciente pertenece. Recuerdo los muchos pro- de analizar a un aristócrata inglés. Había visto yo pacientes relativa-
blemas trasferenciales que encaré la primera vez que intenté analizar mente poco analizados tras varios años de tratamiento por proceder de
un trasfondo norteamericano muy diferente del de sus analistas euro-
a un negro sureño. Como se puede imaginar las reacciones trasferen- á peos. Creo que muchos analistas tienen en cuenta esta posibilidad y
ciales y contratrasferenciales se complicaban por nuestros antecedentes
tan diferentes. Además de los sentimientos trasferenciales debidos a las cuando envían a algún paciente con otro analista tratan de que no le
figuras familiares del paciente, había intensas emociones derivadas de sea muy ajeno. A veces esto no es posible; entonces hay que tomar en
sus sentimientos para con las personas en general. Esta situación se com- cuenta esta complicación y dedicarle una atención especial. El daño más
plicaba por mis propias reacciones ante los sureños y los negros. Y un grave se presenta cuando el analista olvida la disparidad y da por he-
obstáculo final era mi desconocimiento de la cultura de los negros su- cho que puede empatizar debidamente con los pacientes de tierras más
reños. Tuve muchas dificultades para valorar la propiedad de algunas remotas.
reacciones del paciente porque con frecuencia ignoraba yo lo que era
la realidad en una situación dada.
3.10.4
LA CUESTIÓN DEL CAMBIO DE ANALISTA
Por ejemplo, el p aciente tenía fantasías que contenían mucha desconfianza y
suspicacia en relación conmigo. Durante mucho tiempo ignoré el hecho de que La discusión de problemas como las reacciones de trasferencia intrata-
cada vez que llegaba en su coche a mi consulta estaba penetrando literalmente bles y los errores de técnica parecen llevarnos a la cuestión de cuándo
en territorio enemigo. Los conductores de otros vehículos, la policía del barrio se considera indicado el cambio de analista. Este asunto es complejo
y las personas que hallaba en el vestíbulo y el elevador de mi edificio eran para
y delicado al mismo tiempo; raramente se menciona en la literatura
él potencialmente peligrosos. Esta sensación, naturalmente, suscitaba fantasías.
No era tan sólo una reacción de trasferencia conmigo ni un derivado de los
y sin embargo se discute con mucha frecuencia privadamente entre los
primeros sentimientos por sus padres. Estos sentimientos adquirían parte de analistas. Como las dificultades en el desarrollo y el manejo de las reac-
su intensidad por experiencias reales recientes, que le habían sucedido a él o ciones de trasferencia son la causa más frecuente del cambio de analis-
a personas íntimamente relacionadas con él. Tuve muchas dificultades para em- ta, está indicado aquí al menos un breve examen de esta cuestión. Un
346 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 347

estudio más profundo de este problema se hará cuando hayamos visto declara también el cuestionario de Glover (pp. 328-30). Desde un pun-
temas como el de la analizabilidad, la elección de analista y los proble- to de vista puramente subjetivo, yo trato de estar en guardia y no ce-
mas de la contratrasferencia. der fácilmente a la impaciencia por mi parte, y sin embargo no deseo
Parece haber renuencia entre los analistas a aceptar el hecho de que continuar innecesariamente las luchas prolongadas e improductivas, por
podrían ser incapaces de analizar venturosamente a todos los pacientes testarudez ni orgullo mal entendido.
analizables. En parte esto podría parecer un residuo de las fantasías Finalmente creo que el cambio de analista es necesario cuando ha
de omnipotencia, y también puede ser consecuencia de la idea de que habido errores repetidos por parte del analista o cuando cualquier error
el sexo y el temperamento del analista no influyen en las reacciones ha creado una situación irreversible. Estas diferentes indicaciones con
de trasferencia del paciente. Es verdad que la definición tradicional de frecuencia son inseparables unas de otras, es decir los errores de técni-
trasferencia subraya el hecho de que los fenómenos trasferenciales se ca causan reacciones de trasferencia intratables o hacen al paciente ina-
srcinan en el paciente. Pero nuestro mayor conocimiento de la psico- nalizable por ese analista en particular, etcétera.
logía del Yo ha aclarado la importancia de la situación analítica para Mi propia experiencia clínica me ha enseñado las siguientes reglas
facilitar los fenómenos de trasferencia. La personalidad y la destreza relativas al cambio de analista. Después de un período de cuatro años
del analista son partes importantísimas de la situación analítica e influ- de tratamiento, reviso cada caso para ver si sería aconsejable cambiar
de analista. Tengo por costumbre considerar el cambio de analista si
yen
modo:en el
si curso
bien esdecierto
las reacciones de trasferencia.
que los fenómenos Para decirlo
trasferenciales sonde otro
esencial- no veo señales claras en ese momento de que el análisis está por termi-
mente desplazamientos respecto del pasado del paciente, de todos mo- nar. Los pacientes que vuelven por un segundo análisis harían mejor
dos el analista no es ni una pantalla completamente en blanco ni un en ir con otro analista, y si es posible, de sexo o personalidad diferentes
participante totalmente pasivo en el proceso terapéutico. La personali- de los del primero.
dad y la capacidad del analista influirán en el orden y la intensidad de Para los pacientes que perdieron padre o madre en la primera infan-
las reacciones de trasferencia del paciente así como en la facilidad o cia, el sexo del analista puede ser un factor decisivo. Esos pacientes ne-
dificultad de laborar con ellas. cesitan laborar con un analista del mismo sexo que el padre (o madre)
Llama la atención el que muchos analistas concuerden en que traba- ausente. Sin eso, los pacientes emplean en exceso las figuras auxiliares
jan mejor en unos casos que en otros pero no relacionen esta diferencia fuera del análisis como figuras de trasferencia suplementarias. La in-
con la cuestión de cuándo está indicado un cambio de analista. El cues- terprétación coherente de este fenómeno puede redirigir esa reacción
tionario de Glover al respecto confirma la gran diversidad de opiniones de trasferencia para sentirla con el analista. Pero no siempre es así, so-
que reina en este asunto (1955, parte n). La situación es diferente en bre todo si hay demasiada discrepancia entre la personalidad del ana-
lo tocante al adiestramiento de candidatos. Según los reglamentos para lista y los objetos srcinales que son la fuente de los sentimientos de
la formación de candidatos en la American Psichoanalytic Association, trasferencia. Por ejemplo, muchos de mis pacientes tienen dificultades
a cada candidato se le da la oportunidad de laborar con otro analista en reaccionar conmigo como su figura materna odiosa, pero la mayo-
si su primer análisis didáctico no se logra. Tal vez los analistas de más ría de ellos al fin lo hacen. Hubo un paciente empero que no tenía pa-
edad y con mayor experiencia comprendan mejor sus propias limi- dre y nunca pudo reaccionar conmigo como su madre odiosa y hubo
taciones. de revivirla con otras figuras de su medio ambiente. La otra cara de
Hay varios indicios para pensar en cambiar de analista. Ante todo, la moneda está relacionada con situaciones que se presentan cuando
debe estarse seguro de que el paciente es analizable; de otro modo, bien hay demasiada
srcinal semejanza
de trasferencia. Estoentre la personalidad
da lugar deldeanalista
a reacciones y la fuente
trasferencia ina-
podría suceder que lo indicado fuera un cambio de terapia, no de tera-
peuta. Si las reacciones de trasferencia no responden debidamente a nalizables e intratables y requiere también un cambio de analista. Gre-
la interpretación en un período de tiempo suficiente, o sea si tenemos te Bibring (1935) y Greenacre (1959) han comentado este hecho.
reacciones de trasferencia intratables o si no se producen reacciones de
trasferencia importantes, debemos pensar en cambiar de analista. No
es fácil determinar cuánto es el espacio de tiempo "suficiente", como
348 LA TRASFERENCIA TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LA TRASFERENCIA 349
LOS
3.10.5 CANDIDATOS EN ENTRENAMIENTO LISTA ADICIONAL DE LECTURAS

La aparición de la trasferencia en el análisis de candidatos en prepara- Evoluc ión histórica del conce pto de trasfer encia
ción psicoanalítica merece mención especial porque la complican va- Hoffer (1956), Krapf (1956), Orr (1954), Servadio (1956), Waelder (1956).
rios factores. Ante todo, el analista didáctico es una persona de impor- La índol e y el or igen de las reac ciones d e trasfere ncia
tancia y autoridad real para el progreso de la capacitación psicoanalíti- Fairbairn (1958), Greenacre (1966b), Guntrip (1961, capítulo 18), Hartmann,
ca del candidato. Sus decisiones, tácitas u otras, en materias relativas Kris y Loewenstein (1946), Klein (1952), Nunberg (1932, 1951),
Segal (1964,
a la formación del estudiante las percibirá éste como recompensas o capítulo 1).
Primeras rela ciones de objet o
castigos importantes que contaminarán la situación trasferencial. Ade-
A. Freud (1965), Greenacre (1958, 1960), Hoffer (1949, 1952), Mahler
más, el analista didáctico suele también ser instructor, supervisor o ana- (1963), Spitz (1965), Winnicott (1957).
lista didáctico de otros candidatos y así entra de modo real en situacio- La relac ión real entre p aciente y analista
nes verdaderamente entre hermanos. Además, al enseñar o leer traba- Alexander, Frena et al. (1946), De Forest (1954), Ferenczi (1930), Weigert
jos, el analista didáctico revela su personalidad al candidato y pierde (1952, 1954a, 1954b).
así la posición anónima relativa que facilita los fenómenos de trasfe- La ac tuación y l as rea cciones t rasfere nciales
rencia. Finalmente, la misma institución adquiere un significado adi- Altman (1957), Ekstein y Friedman (1957), Kanzer (1957), Rexford (1966),
cional de trasferencia (Kairys, 1964). Zeligs (1957).
Complica más aún toda esta situación el hecho de que el principal La tr aslabo ración de in terpret aciones de la tr asferenc ia
motivo consciente para el tratamiento es el deseo que el candidato tie- Greenson (1965b), Kris (1956a, 1956b), Novey (1962), Stewart (1963).
ne de capacitarse. La mayoría de los candidatos se niega a reconocer Problemas d el análisis did áctico
Balint (1948, 1954), Bernfeld (1962), G. Bibring (1954), Ekstein (1955, 1960a,
que tiene una importante necesidad de tratamiento o no se da cuenta
1960b), A. Freud (1950a), Gitelson (1954), Glover (1955), Greenacre (1966a),
de ella. En uno u otro caso presentan la apariencia de la normalidad Grotjahn (1954), Heimann (1954), Kairys (1964), Lamplde Groot (1954),
y tienden a apegarse a esa fachada como defensa. En el análisis, la ausen- Nacht (1954), Nacht, Lebovici y Diatkine (1961), Nielsen (1954), Weigert
cia de sufrimiento apremiante puede bloquear la formación de una neu- (1955).
rosis genuina de trasferencia durante largos períodos de tiempo (Rei-
der, 1950; Gitelson, 1948, 1954). Una resistencia más es la tendencia
de un candidato a identificarse con su analista didáctico como medio
inconsciente de congraciárselo. Por encima de todo, las reacciones de
trasferencia negativas tienden a seguir faltando o se expresan tan sólo
con humildad y sumisión y después pormedio de figuras de trasferen-
cia auxiliares. Como todas estas reacciones es probable que susciten
reacciones de trasferencia en el analista mismo, tenemos el grave peli-
gro de que los fenómenos de trasferencia en los análisis de entrenamiento
no se desarrollen al máximo y no puedan manejarse tan bien como los
análisis efectuados fuera de la situación de capacitación. Esto ha hecho
que muchos analistas
del didáctico, didácticos
con otro analistapropongan un segundo
(Freud, 1937a; análisis1950a;
A. Freud, despuésWind-
holz, 1955; Greenacre, 1966a, y la lista adicional de lecturas).
EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 35 1

4 ciar a las ventajas secundarias de su padecimiento y además no pensar


en resultados rápidos ni temporales.
LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA En años recientes, el deseo de resultados más rápidos ha hecho a mu-
chos pacientes recurrir a la psicoterapia breve y a formas abreviadas
de psicoanálisis. Han alentado esta tendencia buen número de psico-
analistas que utilizan una amalgama de psicoanálisis y psicoterapia. Es-
te fenómeno ha creado mucha confusión y conflicto en los círculos psi-
coanalíticos y psiquiátricos después de la segunda guerra m undial, cuan-
do el número de psiquiatras que buscaban preparación psicoanalítica
Después de haber examinado el análisis de la resistencia y la trasferen- aumentó grandemente y eran muy pocos los analistas didácticos. Li-
cia parece lógico tomar por punto focal la situación psicoanalítica. El bros como los de Franz Alexander y sus adeptos en Psychoana lytic The -
análisis de la situación psicoanalítica nos ofrece la oportunidad de re- rapy (1946)y Fireda Fromm-Reichmann (1950) preconizaron diversos
examinar muchos de los procedimientos y procesos que ya hemos des- procedimientos terapéuticos breves y manipulativos que se hacían pa-
crito desde otro punto de vista. Convergiendo en la acción recíproca de sar por psicoanálisis. (Para una crítica de estos intentos véase Eissler,
paciente, analista y ambiente obtenemos un insight adicional del gran
poder que tiene la situación psicoanalítica como instrumento terapéu- 1950b, 1956.)
Yo opino que todas las formas de psicoterapia pueden ser válidas
tico. Además, puede proporcionarnos otra ocasión de esclarecer las com- con tal que uno estudie cuidadosamente sus ventajas, limitaciones y
plicadas interacciones de los tres elementos esenciales: paciente, ana- efectos terapéuticos. En muchos casos, las modificaciones y desviacio-
lista y ambiente. Aunque la relación existente entre ellos es de interco- nes respecto del psicoanálisis pudieran ser necesarias para satisfacer las
nexión e interdependencia, conviene explorar por separado cada uno necesidades del paciente (Gill, 1954). Freud (1919a) mismo predijo que
de los tres componentes de la situación psicoanalítica. Debemos enton- algún día tendríamos que hacer una aleación con el "oro puro" del
ces preguntarnos cuál es la contribución de cada uno, y cómo influye psicoanálisis para poder tratar a un número mayor de pacientes (p. 168;
cada uno en la situación psicoanalítica. (El libro de Stone [1961] al res- 453). Pero cuando se modifica el psicoanálisis para mitigar las resisten-
pecto nos parece la obra de consulta más amplia.) cias analizables del paciente o para satisfacer los fines materiales in-
conscientes del terapeuta, tanto éste como el paciente es probable que
padezcan.
La cuestión es muy diferente cuando un paciente necesita terapia psi-
4.1 LO QUE EL PSICOANÁLISIS REQUIERE DEL PACIENTE coanalítica pero no está psicológicamente preparado para ella. Por ejem-
plo, algunos pacientes tal vez no tengan conciencia de hasta qué punto
se han restringido sus vidas a consecuencia de su patología. Pudiera
4.1.1
MOTIVACIÓN entonces ser necesaria alguna psicoterapia preparatoria para hacer com-
prender al paciente que necesita de una terapia más radical. Anna Freud
Sólo un paciente fuertemente motivado podrá laborar de todo corazón (1928) describió este problema muy ampliamente en lo tocante a los
y con perseverancia en la situación psicoanalítica. Los síntomas neuró- niños y creo que es válido también para un número creciente de adul-
ticos o rasgos discordantes de carácter tienen que hacer sufrir al pa- tos (Rappaport, 1956).
ciente lo bastante para que soporte los rigores del tratamiento psico- Volvamos a la cuestión de lo que le permitiría hacer su motivación
analítico. La curiosidad y el deseo de entender han de completarse con al paciente. Su sufrimiento deberá ser bastante para inducirlo a entrar
la aflicción neurótica para que el paciente tenga una experiencia psi- en la situación psicoanalítica en calidad depaciente. Las personas que
coanalítica algo profunda. Tiene que estar dispuesto a soportar la pena buscan el psicoanálisis con fines de investigación, para su adelanto pro-
de revelar sus experiencias íntimas cargadas de culpabilidad y angus- fesional, para su entrenamiento o por curiosidad deberían considerar-
tia; tiene que estar dispuesto a gastar bastante tiempo y dinero, renun- se resistentes y necesitadas de psicoterapia preparatoria. Sostengo que

[350]
352 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 353

sólo quien se siente paciente puede ser analizado con profundidad. Só- de funciones yoicas antitéticas, de oscilar entre ellas y también de
lo esa clase de persona estará dispuesta atratar de entrar y laborar en combinarlas.
la situación analítica. Se pide que el paciente' sea capaz: (a) de regresionar y progresar,
Esto deja todavía sin resolver la cuestión de si el incentivo es sufi- (b) de ser pasivo y activo, (c) de renunciar al control y de mantenerlo
cientemente fuerte para que permita soportar las privaciones y los es- y (d) de renunciar a la prueba de la realidad y de conservarla. Para
tados de regresión que se presentan en el tratamiento analítico. ¿Tiene realizar todo esto, el paciente tiene que tener funciones yoicas elásticas
el paciente motivación suficiente para soportar la desigualdad, la desi- y flexibles. Esto parece estar en contradicción con nuestra anterior des-
gualdad de la relación entre paciente y analista que exige la situación cripción de la neurosis, resultado de una insuficiencia en las funciones
analítica? Debería tenerse presente que cuando mencionamos la capa- yoicas. Pero lo que caracteriza al neurótico analizable es que el defec-
cidad que el paciente tenga de soportar el dolor y las frustraciones que tuoso funcionamiento de su Yo se limita a aquellas regiones más o me-
son normales en el psicoanálisis no queremos decir que esperamos que nos directamente ligadas a sus síntomas y rasgos de carácter patológi-
reaccione con ecuanimidad o moderación o buen ánimo a las dolorosas cos. A pesar de su neurosis, el paciente tratable conserva la facultad
situaciones mencionadas. Muy al contrario, esperamos y aun desea- de funcionar con eficacia en las esferas relativamente libres de conflicto
mos que reaccione intensamente, con rabia, cólera, rencor, etc., para ( Hartmann, 1951).
que esos sentimientos y las defensas contra ellos pasen a formar parte Así, el paciente analizable tiene que poder desempeñar las funciones
del análisis. yoicas antitéticas arriba mencionadas mientras no choquen demasiado
Lo que esperarnos es que pueda sentir esas reacciones sin aniquilar- con sus conflictos neuróticos. Como los derivados del conflicto neuróti-
se a sí mismo en la situación analítica. Los caracteres orales guiados co siempre están buscando descarga, una u otra de esas funciones yoi-
por sus impulsos, que dominan malamente, y necesitados de satisfac- cas opuestas tendrá que entrar al fin en el conflicto neurótico, será me-
ciones rápidas hallan la situación analítica en extremo difícil de soste- noscabada y se manifestará en forma de resistencia al proceso analíti-
ner. Son propensos a interrumpir el tratamiento por medio de alguna co. Los resultados clínicos sobresalientes serán entonces la pérdida de
actuación de serias consecuencias. Igualmente difícil pero menos evi- elasticidad y flexibilidad en alguna función yoica, se pondrá de mani-
dente será la sumisión patológica de pacientes con trastornos masoquistas fiesto cierta rigidez, o bien se perderá temp oralmente cierta función del
del carácter, que gozarán en silencio el dolor de la situación analítica. Yo.
Estos pacientes podrán pasar años de algo que parecerá análisis sin cam- Por ejemplo, un paciente tal vez no pueda regresionar en la direc-
biar ni quejarse. Los caracteres narcisistas no podrán soportar la aus- ción del pensamiento de proceso primario en asociación libre y seguirá
teridad relativa de la relación con el terapeuta, y los pacientes muy re- siendo lógico y ordenado en todas sus producciones. O un paciente no
traídos no resistirán a la sensación de distanciamiento entre paciente podrá suspender la asociación libre cuando se le pida algún dato histó-
y analista. Este tema se verá con mayor amplitud en el torno II. rico concreto y ni siquiera advertirá este mal entendimiento.
La terapia psicoanalítica requiere que el paciente neurótico tenga un
Yo con elasticidad suficiente para m overse entre sus funciones opuestas
y para combinarlas, tomando en cuenta las limitaciones que le impone
4.1.2
APTITUDES
su conflicto neurótico. A medida que avanza el tratamiento esperamos
que se produzca un incremento paralelo en el campo de las funciones
De todas las psicoterapias actualmente practicadas, el psicoanálisis es yoicas flexibles. Disequemos los diversos procedimientos que ejecuta el
el que más exige, y de más formas, a los pacientes. No sólo impone paciente y los procesos que sufre para ver qué aptitudes son concreta-
duras pruebas al hacer soportar al paciente privación, frustración, an- mente las que exige de él la situación analítica.
gustia y depresión en la situación analítica. Lo que hace de la terapia Para acercarse a la asociación libre, el paciente tiene que ser capaz de.
psicoan alítica algo tan insólitamente exigente con el paciente es que los renunciar parcial y temporalmente a su contacto con la realidad. Pero
procedimientos y procesos del psicoanálisis le imponen la necesidad de debe poder dar información exacta, recordarycomprender. Debe po-
llevar a cabo más o menos constante y repetidamente varias parejas der oscilar entre el pensamiento de proceso primario y el secundario.
354 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 355

Esperamos de él que se abandone a sus fantasías, que las comunique Para producir el material analítico el paciente tiene que ser capaz
lo mejor que le sea posible, con palabras y sentimientos comprensibles de regresión y de progresión. En el estado de regresión halla y recoge
para el analista. Debe tener una mente suficientemente reflexiva para el material; y lo comunica en el estado de progresión. Antes de poder
que pueda empatizar hasta cierto punto con la capacidad de seguirlo asimilar los insightsque proporciona el analista tiene que comprobar
que tenga el analista. Pedimos al paciente que sepa escuchar y trate primero su validez, introspeccionarse, reflexionar, rumiarlo y digerirlo
de entender nuestras intervenciones y al mismo tiempo que asocie li- todo. Sus funciones yoicas sintéticas e integrantes, en conjunción con
bremente sus ideas con lo que le hemos dicho. Su Yo tiene que tener su alianza de trabajo, hacen posible la traslaboración. Al cabo de cier-
elasticidad suficiente para que tenga movilidad para regresionar y vol- to tiempo, los nuevosinsightsconducen a la reorientación y el reajuste
ver de ahí (A. Freud, 1936; Zilboorg, 1952b; Loewenstein, 1956, 1963; (E. Bibring, 1954).
Bellak, 1961; Kanzer, 1961; Altman, 1964). Debe tener cierta capaci-
dad de laborar con el analista y también dejarse regresionar y sentir 4.1.3
RASGOS DE PERSONALIDAD Y CARÁCTER
diversos tipos e intensidades de amor y odio por él. Para decirlo sucin-
tamente, deberá acostumbrarse a ir y venir entre la alianza de trabajo Las motivaciones y capacidades del paciente que le permiten laborar
y la neurosis de trasferencia. Esto significa que en el campo de las rela- en el análisis están íntimamente relacionadas con sus rasgos de carác-
ciones de objeto, el paciente tiene que tener también la flexibilidad ne- ter y personalidad y dependen de ellos. Al determinar si un paciente
cesaria para oscilar entre regresión y progresión y para formar mezclas será capaz de satisfacer las exigencias de la situación psicoanalítica es
con diferentes proporciones de ambas. más fácil concretar en lo tocante a los criterios negativos que a los positi-
El paciente ha de tener cierta capacidad de soportar la incertidum- vos. Las contraindicaciones del análisis son mucho más precisas que
bre, la angustia y la depresión, las frustraciones y humillaciones que las indicaciones (Freud,1904; Fenichel, 1945a; Knight, 1952, y la lista
aparecen en el curso del análisis, sin recurrir a acciones destructivas. adicional de lecturas).
Necesitamos que se deje llevar por sus emociones en la hora analítica El examen de los trabajos citados indica que la mayoría de los auto-
para que sienta que la experiencia es genuina. Pero no deseamos que res creen que salvo en las psicosis francas y de larga evolución, la cate-
se haga ininteligible o desorientado. Al final de la hora analítica espe- goría del diagnóstico no es un guía seguro. En la estimaciónde la ido-
ramos que se vaya en su carro sin atropellar a nadie, por mucho que neidad del paciente para el análisis deben estudiarse los rasgos sanos
regresionara durante la sesión. Además, esperamos que fuera de ésta de personalidad y carácter, así como los patológicos. Esto entra ya en
piense y cavile en lo s insightsobtenidos en las sesiones y que vuelva con el tema de la analizabilidad, que veremos extensivamente en el tomo
nuevos insights,conexiones, recuerdos y sueños significativos. Pero tam- u. Además, yo opino que los rasgos requeridos del paciente idóneo son
poco queremos que viva toda la vida como en una gigantesca sesión cualitativamente semejantes a los requeridos del analista, y prefiero exa-
analítica. minarlos primero desde el punto de vista de éste.
Pedimos al paciente que no haga ningún cambio radical en la reali-
dad de su situación hasta que esté completamente analizado. Para ello
habrá de tener paciencia, posponer la acción pero no entregarse a la
resignación ni la desesperación. (Éste es un problema especialmente im- 4.2 LO QUE EL PSICOANÁLISIS REQUIERE DEL PSICOANALISTA
portante en el análisis de candidatos en entrenamiento.) El psicoanáli-
En la práctica del psicoanálisis terapéutico, el psicoanalista tiene que
sis
conrequiere que sesignificantes
las personas relacione tan que
genuina y espontáneamente
lo rodean, comoque
pero esperamos pu traiga
eda llevar a cabo ciertos procedimientos técnicos en el paciente y en sí mis-
sus experiencias a la sesión. Una y otra vez vemos las dos series con- mo. Para ejecutar estos procedimientos debidamente, el psicoanalista
trapuestas de funciones yoicas que debe tener el paciente, quien debe tiene que utilizar ciertos procesos psicológicos que se producen dentro
ser al mismo tiempo el que siente y padece y el observador de sí mis- de él, porque las cosas que suceden dentro de su propio cerebro son
mo, el pasivo y el activo, el relativamente incontrolado y el que se los medios más valiosos que tiene para penetrar en la mente de otra
controla. persona. Por consiguiente, la destreza del psicoanalista está indisolu-
356 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 357
blemente ligada a su propia mente inconsciente y al grado en que es 4.2.1 LAS DESTREZAS QUE DEBE TENER EL PSICOANALISTA
accesible al empleo por su Yo consciente.
Se requiere una gran inteligencia y un elevado nivel cultural, cierta- Entender lo inconsciente
4.2.1.1
mente, pero aún es más importante que el analista tenga una mente
inconsciente inteligible y disponible. El requisito de que todo psicoana- El talento más importante que debe tener el psicoanalista es la facultad
lista debe haber pasado por la terapia psicoanalítica para que se le per- de traducir los pensamientos, sentimientos, fantasías, impulsos y mo-
mita tratar psicoanalíticamente a un paciente apunta no sólo a comu- dos de proceder conscientes del paciente a sus antecedentes inconscien-
nicar al analista la convicción personal de la validez de los factores in- tes. Tiene que ser capaz de advertir lo que está detrás de los diversos
conscientes y a desensibilizado en aquellas partes donde sus propios temas que toca el paciente en la sesión analítica. Debe escuchar la me-
problemas podrían deformar su juicio; el análisis personal del analista lodía manifiesta, pero oír también los temas ocultos (inconscientes) de
tiene por objetivo último poner a disposición de su Yo consciente las la "mano izquierda", el contrapunto. Ha de contemplar los cuadros
i mportantes pulsiones, defensas, fantasías y conflictos inconscientes de fragmentarios que pinta el paciente y ser capaz de trasladarlos a su for-
su propia vida infantil y sus derivaciones posteriores. Algunos de estos ma srcinal inconsciente. Veamos un ejemplo sencillo y típico:
conflictos habrán de ser resueltos, otros modificados en formas más adap-
tativas, otros seguirán iguales, pero serán enfocables. Lo que tiene im- Un joven dice en su sesión la cólera y el asco que le inspiran las costumbres
portancia capital para el psicoanalista practicante es que sus conflictos de su hermana mayor en el excusado. Deja la puerta entornada, y él puede
inconscientes sean controlables y accesibles para emplearlos en su la- ver accidentalmente sus feos pechos desnudos. Puede incluso oír los diferentes
bor con los pacientes. ruidos que hace en el baño, que son repugnantes. Cuando va allí después de
El grado de resolución sin duda influirá en la destreza de que el psi- ella, trata de no respirar, pero de todos modos huele las emanaciones de su
coanalista pueda disponer. Su capacidad de lograr la satisfacción ins- cuerpo y sus polvos. Cuando ve pelos de ella en la tina le dan ganas de vomi-
tintual sin conflicto aumentará la aptitud de su Yo para neutralizar cier- tar. A pesar de la cólera y el asco que manifiesta conscientemente en alta voz,
es bastante fácil distinguir en el fondo el interés sexual del joven por las activi-
tas funciones y reforzar las autónomas, así como la adaptabilidad de
dades orgánicas de su hermana. Sus fantasías inconscientes de llevar diferentes
su Yo. Otro tanto puede decirse de los conflictos intrasistémicos (Hart- partes de ella a su boca le dan asco y náuseas. No se enoja porque sea fea; al
mann, 1951, p. 145). contrario: se enoja porque es excitante.
La destreza del analista se debe a procesos psicológicos que forman
también su personalidad y su carácter. Sus mismos conocimientos e ¿Cómo se llega a esta interpretación? La persona que ha superado
inteligencia están bajo la influencia del grado de resolución de sus con- la amnesia de sus días infantiles puede recordar o imaginar fácilmente
flictos neuróticos. Yo iría aún más allá y diría que las motivaciones que cómo el cuarto de baño era escenario de placeres sensuales infantiles
lo llevaron al campo del psicoanálisis también desempeñan un papel y uno de los gozos de los muchachos era atisbar. Las hermanas y las
en su modo de laborar con los pacientes. Destreza, saber, carácter y madres fueron sexualmente atractivas para nosotros antes de que se
motivación son los requisitos esenciales. Todos están relacionados en- erigiera como una defensa la barrera de la aversión. Uno no ve "acci-
tre sí y ligados a las emociones, pulsiones, fantasías, actitudes y valo- dentalmente" lo que pasa detrás de una puerta entornada sino que-
res, conscientes e inconscientes, del psicoanalista. De todos modos, pa- riendo. Lo prohibido o inalcanzable puede parecer muy atractivo o feo:
ra ser claros, dividiremos artificialmente estos factores en tres grupos los extremos se tocan. No tenemos por qué detenernos a escuchar los
(destrezas,
es lo que elrasgos y motivaciones)
psicoanálisis en relación
requiere del con laRecomiendo
psicoanalista. cuestión de qué
viva- ruidos del baño
cientemente y asilos
no adultos
nos gustan, como suelen gustarles
inconscientemente. El vera el
lospelo
niñosprobable-
cons-
mente al lector los dos hermosos ensayos de Ella Sharpe (1930, 1947) mente suscita fantasías relacionadas con otras partes vellosas del cuer-
sobre el tema, así como Stone (1961) y Greenson (1966). po, y a uno le dan ganas de vomitar sólo si siente algo repelente en
la boca.
En general, el asco es la reacción al sentimiento o la imaginación
de que algo repulsivo está en contacto con nuestro cuerpo. Los niños
358 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 359

y los adultos tienen fuertes impulsos de llevarse los objetos placenteros, do" añade sonriente, y después suspira, y ahora llora y las lágrimas le corren
agradables o excitantes a la boca. Todos los niños lo hacen franca y por la cara. Estoy maravillado. Repaso rápidamente lo que me ha dicho, pero
conscientemente, los adultos más discreta o inconscientemente. El as- mis asociaciones no dan indicios que valgan. Pienso en la sesión anterior, pero
co impropio indica un deseo reprimido de tocar o llevarse a la boca tampoco me ayuda eso. Creí tener un buen contacto con ella en aquella hora,
algo considerado conscientemente "sucio". pero ahora siento que la he perdido.
En este punto cambio de modo de escucharla. De escuchar desde fuera paso
Si uno ha resuelto estos problemas en sí mismo, no le es difícil escu-
a escuchar desde dentro. Tengo que dejar que una parte de mí se trasforme
char al joven, hacer una asociación con su materialy dejarse llevar ha-
en la paciente y he de pasar por sus experiencias como si yo fuera ella e intros-
cia recuerdos o fantasías latentes y afines del pasado. En este caso no peccionar lo que ocurre dentro de mí a medida que va sucediendo. Lo que es-
es necesario mucho trabajo intelectual. Nuestras propias asociaciones toy tratando de describir son los procesos que ocurren cuando uno empatiza
con hermanas, escenas y ruidos del baño, nuestras propias reacciones con su paciente (véase Fliess, 1953; Schafer, 1959; Greenson, 1960). Me hago
de asco en situaciones semejantes pasadas nos llevan rapidísimamente vivir los diferentes acontecimientos que la paciente ha descrito, así como la ho-
a los impulsos y fantasías ocultas. Para determinar si nuestras asocia- ra analítica, las asociaciones de ella y sus afectos según parece haberlos ido te-
ciones parecen concordar con la situación del paciente, tenemos que niendo en la sesión. Vuelvo a las declaraciones de la paciente y trasformo sus
pasar de participante a observador, de empatía a introspección, de la palabras en imágenes y sentimientos de acuerdo con la personalidad de ella.
deducción a la intuición, de la participación a la distancia. Hago asociaciones de esas imágenes con sus experiencias de la vida, sus recuer-
Para facilitar esas transiciones y oscilaciones, el analista debe escu- dos, sus fantasías. Como llevo años laborando con ella, me he construido un
char al paciente con una atención siempre igualmente flotante (Freud, modelo de la paciente, compuesto por su aspecto físico, su comportamiento,
1912b). Desde esta posición uno participa con puntos de vista tanto des- su andar, sus deseos, sentimientos, defensas, valores, actitudes, etc. Esta ma-
queta de guía de la paciente la coloco en el primer plano cuando trato de sentir
pegados como comprometidos, y está dispuesto a ir y venir al pasado lo que ella sentía. El resto de mí pierde relieve y aísla por el momento.
y al presente a medida que la situación lo requiera. Esta capacidad de Repasando los acontecimientos descritos por ella (pero esta vez siendo yo la
oscilar entre observador y participante la han descrito Ferenczi (1928b) , paciente), varias ideas nuevas afloran. Su marido había derramado sobre ella
Sterba (1929), Sharpe (1930), Reik (1948) y Fliess (1953). una "lluvia" de besos, decía la paciente. Para mí como observador esto no
En el material del caso arriba citado, yo escuchaba lo que decía el había suscitado ninguna imagen especial. Pero al convertirme en la paciente
paciente y seguía mis propias asociaciones, hasta que me pareció asir me viene a la mente una escena de la infancia: la ducha con el padre. Este
el significado inconsciente de este material para el paciente. Ahora que- había sido uno de los p ocos recuerdos alegres que tenía de su progenitor, que
rría describir una situación en que hube de utilizar una serie más com- solía ser muy gruñón. Un elemento del recuerdo había quedado grabado en
plicada de procesos psicológicos. la mente de la paciente: que su padre era peludo, cosa que le hacía parecer
muy sensual, pero espantable. Cuando ella lo besaba recordaba con gran niti-
dez cómo picaba su barba. Ahora el analista piensa en la última observación
Una paciente relata en su sesión una experiencia sexual insatisfactoria con su
esposo habida la noche anterior. Ella sentía deseo sexual, pero algo de lo que de la paciente: que "estaba recién rasurado". Al principio había creído yo que
esto tenía relación con su madre. Ahora comprendo que el marido recién rasu-
estaba sucediendo bloqueaba su capacidad de gozar el orgasmo. No sabía con
rado, amoroso y considerado había suscitado la imagen contrastante de su de-
seguridad cuál había sido el hecho perturbador; en el jugueteo preliminar no
había habido nada insólito, y sin embargo era allí donde lo había advertido. seo sexual reprimido de aquel padre sensual y sádico. Al ocurrírseme estos pen-
samientos, la paciente empieza a hablar otra vez de aquella comida y de cómo
El esposo la besaba amorosamente, le acariciaba la piel con las manos y la boca,
su compañero de mesa masticaba con los labios abiertos... característica que
le rozaba los pechos, etc., pero la excitación de ella se desvaneció. La paciente
odiaba en su padre. Ahora estoy convencido de que mi empatía me ha permiti-
parece algo molesta pero triste también mientras describe su predicamento. Sus do descubrir el trastorno inconsciente que se produjo en su experiencia sexual.
asociaciones la arrastran a una comida reciente en una fiesta, pero la tristeza
Su esposo había suscitado recuerdos del padre inconscientemente amado, y por
parece aumentar, las asociaciones se pierden y la paciente queda callada.
eso no pudo ella lograr el orgasmo, y por eso lloraba tan tristemente porque
No entiendo su silencio ni su tristeza, por eso le p ido que vuelva a la expe-
riencia sexual y deje errar sus pensamientos. Dice tristemente que no había el marido tenía el rostro liso.
nada nuevo, que no fue culpa de su esposo, que estuvo considerado, apasiona-
do y amable, cualidades todas que suelen complacerla. "Estaba recién rasura- Esta viñeta clínica ilustra un método válido para captar las sutiles
360 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 36 1

y complicadas emociones ocultas de otro ser humano. Empatía signifi- requiere la capacidad de regresiones controladas y reversibles, no sólo
ca compartir, sentir lo que siente otro ser humano. Uno participa de en términos de las funciones yoicas sino también de las relaciones de
la índole, no de la cuantía de los sentimientos. Su motivo en psicoanáli- objeto. Es parecida a la experiencia creadora del artista que describe
sis es llegar a entender; no se hace por placer vicario. Es esencialmente Kris (1950). La intuición es menos exigente emocionalmente, es sobre
un fenómeno preconsciente; puede provocarse o interrumpirse cons- todo un proceso mental, aunque regresivo.
cientemente; y puede producirse en silencio y de un modo automático, Empatía e intuición son la base del talentode captar los significados
oscilando con otras formas de relación con la fuente. E l mecanismo esen- inconscientes que oculta el material consciente; los mejores terapeutas
cial es una identificación parcial y temporal con el paciente basada en tienen buena provisión de una y otra. La facultad de empatizar es fun-
el modelo de trabajo que del paciente lleva dentro el analista, hecha por damental, porque sin ella, difícilmente podría hacerse terapia devela-
él con la suma de su experiencia con ese paciente. dora alguna. La facultad de ser intuitivo hace la atingencia, pero sin
Al trasladar el modelo operativo que se ha elaborado del paciente empatía puede inducir a error y ser poco segura.
al primer plano y rechazar hacia el fondo todo lo que es peculiar y úni- Hasta ahora, las destrezas del psicoanalista que llevamos descritas
camente mío, hago que en esta parte mía penetren las palabras y los están relacionadas todas con el empleo de los procesos preconscientes
sentimientos del paciente. La maqueta reacciona con ideas, sentimien- e inconscientes. La cuestión que ahora se plantea es la del papel que
tos, recuerdos
"lluvia", o fantasías,
que recordaba la etc. En elprovocó
ducha,* ejemplolaarriba citado,clave
asociación la palabra
en la el conocimiento
sempeñan intelectualpsicoanalítica.
en la situación de la teoría y Si
la práctica psicoanalíticas
bien la familiaridad conde-
y
maqueta: el recuerdo de haber tomado un baño de ducha con el padre; 1 la accesibilidad a nuestra mente inconsciente es la destreza más impor-
esto condujo a asociaciones con el vello y la barba. Es una experiencia tante para el psicoanálisis, el conocimiento intelectual de éste no por
de "ajá", o sea que el modelo guía de mi Yo participante había puesto eso es menos necesario. Es una frase común esa de que nadie queda
sobre aviso a mi Yo analizante, el observador. Ahora mi Yo analizante total o perfectamente analizado, que significa que todos tenemos zonas
tiene que determinar cuál es el significado del material inconsciente. donde nuestro Yo consciente no puede penetrar. Hay además fluctua-
Esto nos hace recurrir a la intuición, íntimamente relacionada con ciones y cambios en nuestro equilibrio entre instinto y defensa, en el
la empatía. Tanto la empatía como la intuición son medios de lograr funcionamiento de nuestro Yo y en el equilibrio contratrasferencia-alian-
una comprensión rápida y profunda. La empatía es un modo de esta- za de trabajo, y todo ello puede reducir temporalmente la accesibilidad
blecer contacto íntimo en términos de emociones e impulsos. La intui- o confiabilidad de nuestra mente inconsciente.
ción hace lo mismo en el dominio de las ideas. La empatía conduce En tales ocasiones tiene particular importancia la disponibilidad del
a sentimientos y cuadros o imágenes, la intuición a la reacción de "ajá", conocimiento teórico del psicoanálisis. Aun en circunstancias ideales,
que indica que le atinarnos, o a la reacción de "ay", que indica que tal vez se requiera el conocimiento teórico y clínico para explicarse uno
fallamos. a sí mismo el significado de un descubrimiento determinado, obtenido
En el último ejemplo clínico, la empatía me hizo sentir mi pérdida por empatía. Volvamos por ejemplo al último caso clínico de la mujer
de contacto, y también la relación entre la lluvia de besos y la ducha llorosa y con frustración sexual. La empatía y la intuición descubrie-
con el padre. La intuición me dijo que iba por buen camino y rápida- ron que la bloqueaban en su excitación sexual pensamientos relaciona-
mente relacioné la vellosidad con la barba hirsuta y la rasurada, y el dos con su padre, que amenazaban con hacerse conscientes. Además,
llanto de la paciente que fue su consecuencia. Mi empatía por la pa- se necesita conocimiento clínico para comprender que los impulsos in-
ciente me hizo sentir que acertaba. cestuosos suelen ocasionar fuertes sentimientos de culpabilidad que se
Es la empatía una función yoica experiencial, mientras que la intui- oponen al placer sexual. El conocimiento teórico de la formación de
ción parece ser una función del Yo observador. Estos dos fenómenos síntomas nos ayudará a comprender que las lágrimas de la paciente
pueden conducir uno al otro y mezclarse de diversos modos. Pero la en la sesión, después de haber dicho que su marido estaba perfecta-
empatía exige más emocionalmente, consiste en un interés emocional y mente rasurado, indicaban su tristeza por haber perdido un antiguo
objeto de amor: el hombre de rostro hirsuto, su padre.
* En inglés, shower significa lluvia y ducha o regadera [TI, En en el primer ejemplo, el del joven a quien disgustaban los hábi-
362 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 363

tos de su hermana en el baño, el conocimiento teórico y clínico de las sica y fundamentos de la técnica psicoanalítica. Sólo después de haber
formaciones reactivas nos dirá que la impropia intensidad de afectos un candidato pasado varios años de análisis personal y adquirido un
señalaba cómo un afecto consciente estaba reprimiendo a uno opuesto. conocimiento práctico de la doctrina psicoanalítica lo consideramos lis-
Teniendo presente este conocimiento podemos estar sobre aviso para to para empezar a aplicar la técnica psicoanalítica (Lewin y Ross, 1960).
cualquier prueba confirmatoria. El conocimiento de la vida de los ins-
tintos, neurótica y normal, en la infancia nos dice que aquello tan de- 4.2.1.2
Comunicación con el paciente
seado en la infancia puede con el curso de la evolución volverse repug-
nancia, a fin de que uno pueda satisfacer las exigencias del mundo ex- Supongamos que el analista ha comprendido el significado del mate-
terior y del Superyó. rial del paciente mediante el empleo de la empatía, la intuición y el
En estos ejemplos se completanmutuamente empatía y conocimien- conocimiento teórico. Le toca ahora comunicárselo al paciente. Él de-
to, que a veces pueden remplazarse mutuamente también. La situa- be decidir, efectivamente, qué es lo que le dirá al paciente, cuándo se
ción favorable se presenta cuando ambos están disponibles y pueden lo dirá, y cómo.
emplearse para su validación mutua. La empatíay la intuición pueden Volvamos al momento de la hora analítica en que el analista siente
decirme que el joven tiene deseos sexuales reprimidos por su hermana. que ha comprendido el significado inconsciente del material de su pa-
ciente. Tal vez lo haya comprendido en forma vaga e impresionista;
El conocimiento
ciones teórico
con la teoría y clínico
de las verifica esto
formaciones comparando
reactivas. sus produc-
Mi memoria puede tiene que formularlo con palabras e ideas antes de pasar adelante. En
ayudar a ello si recuerdo anterior información del paciente al respec- el análisis se presentan situaciones en que uno comunica al paciente
to, o si puedo recordar este material posteriormente cuando se presen- ideas vagas o presentimientos, pero esto suele hacerse sólo cuando el
tan datos relacionados con él. material es relativamente inocuo.
El conocimiento práctico de la teoría de la neurosis tiene la misma Por lo general, es necesario formular el material con palabras orde-
relación con la técnica psicoanalítica que el estudio de la patología con nadas de tal modo que resulten lo más claras y precisas que sea posi-
la práctica de la medicina interna (Fenichel, 1945a). Da las bases para ble. El analista quiere establecer contacto y producir una impresión en
la labor práctica al determinar los aspectos regulares de diversos sín- el paciente. Por eso desea evitar que lo entiendan mal, sobre todo dado
dromes patológicos. El cabal conocimiento de lo típico es el mejor mo- que las resistencias del paciente están siempre dispuestas a aprovechar
do de estar preparado para entender lo extraordinario. El trabajo con semejante oportunidad. Las palabras, el lenguaje y el tono de voz de-
pacientes, los seminarios de casos clínicos, la lectura de historias de ca- sempeñan un papel especial y fundamental al tender un puente sobre
sos proveen la materia prima que se va espigando para formar el ar- el espacio que separa al paciente del analista, del mismo modo que otrora
mazón teórico. lo tendieron entre madre e hijo después de consumada la separación
Este conocimiento teórico es en realidad un precipitado y destilado orgánica (Sharpe, 1940; Greenson, 1950; Loewenstein, 1956; Rycroft,
de miles de datos clínicos y debe utilizarse para la labor clínica si se 1956; Stone, 1961). El lenguaje y el habla son funciones yoicas relati-
desea evitar el peligro de hacer un psicoanálisis disparatado. La empa- vamente autónomas, pero susceptibles de regresión, reinstintualización
tía y la intuición no pueden enseñarse, pero el que se dedica a las y reinvasión por los conflictos neuróticos. Esto es posible que suceda
tareas científicas tiene que aprender lo que se pueda enseñar. El conoci- en aquellos pacientes que han tenido dificultad en conservar su identi-
miento teórico no es obstáculo para la psicoterapia intuitiva; al contra- dad separada o en los que se debaten en la agonía de una neurosis de
trasferencia hondamente regresiva (Loewald, 1960).
rio,Creo
es una el sistemasine
quecondición qua non (Sharpe,
de entrenamiento de1930; Fenichel,
la mayoría 1945a).
de institutos El analista tiene que formular con palabras lo que podría decir al
psicoanalíticos sustenta esta opinión. Antes de que se le permita a un paciente. Tiene que trasladar su propio pensamiento, de tipo proceso
candidato tomar a un paciente en tratamiento psicoanalítico tiene que primario, a uno de tipo proceso secundario. Entonces debe decidir si
haberse sometido él a algún análisis personal efectivo y haber comple- eso puede decírsele al paciente en ese momento. Aquí tiene que em-
tado los seminarios dedicados a desarrollo mental,estructura ysignifi- plear su juicio clínico y su empatía, porque sólo con esas facultades puede
cado del sueño, teoría psicoanalítica de la neurosis, metapsicología bá- determinar primeramente si la información es valiosa y en segundo lu-
364 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 365

gar, si el paciente puede resistir eseinsightsin ser traumatizado. El co- pp. 45-55). El silencio es tanto intervención activa como pasiva por parte
nocimiento intelectual le ayudará recordando interpretaciones semejantes del analista. El paciente necesita nuestro silencio porque puede reque-
del pasado o tomando nota de la proximidad de unos días de descanso rir tiempo para que sus pensamientos, sentimientos y fantasías emer-
y separación, etc. Tiene que decidir si no sería mejor esperar a que haya jan de su interior. Nuestro silencio ejerce también una presión sobre
más datos, o quizá a que el mismo paciente llegue a esa interpretación. él para que se comunique y haga frente a sus expresiones y emociones
Una vez ha decidido el analista comunicar la interpretación, tiene sin distraerse. Nuestro silencio puede parecerle cordial y protector o
que pensar en cómo la formulará. Debo interpolar aquí que esta des- crítico y frío (Nacht, 1964). Esto acaso se deba a sus proyecciones de
cripción detallada no implica que cada uno de estos procedimientos se trasferencia, pero también a su conocimiento subliminal de nuestras
produzca normalmente por separado, poco a poco y en orden de suce- reacciones de contratrasferencia (Greenson, 1961).
sión. A veces será así, pero por lo general se producirán rápida, auto- El analista se comunica con el paciente no sólo con sus interpretacio-
mática y en gran parte simultáneamente. El modo de determinar có- nes o su silencio sino también por otros medios y para distintos fines.
mo comunicar un insightal paciente se ha visto ya en las secciones 2.6, Antes de interpretar tenemos que señalar y esclarecer el material obje-
3.5.4.3 y 3.9.4. En este punto baste decir una vez más que la capaci- to de escrutinio. Por ejemplo, antes de descubrir el significado incons-
dad de empatía es el instrumento más valioso para decidir en estas cues- ciente de una resistencia hay que demostrar que esa resistencia existe
tiones. La elección de las palabras y el tono bien pudiera determinar y aclarársela al paciente.
si habrá contacto e impacto óptimos, si se coadyuvará a la resistencia
o si se causará un traumatismo. Ilustremos: un joven posgraduado de ciencias sociales empieza su sesión di-
El vocabulario del analista tiene que estar destinado al Yo razonable ciendo que está decepcionado; había esperado tener un sueño muy "profun-
del paciente. El analista debe plantearse la cuestión de cuán cerca del do" que revelara las experiencias de su primera infancia, y en lugar de ello
Yo razonable del paciente está elinsightque desea impartirle. Cuanto su sueño parecía superficial. Todo cuanto recuerda del sueño es que estaba en
más inaccesible es el material, tanto más cuidado hay que tener con un cuarto lleno de libros y que se sentía contento de que todos esos libros fue-
ran suyos. Uno de ellos llamaba la atención y tenía que ver con una ejecución.
las formulaciones y con las palabras que se empleen. Además, el voca-
El paciente dice entonces cuán horrendo es imaginarse lo que debe sentir un
bulario del analista no debe ser muy ajeno al paciente, porque daría condenado a muerte. A continuación habla de sus problemas pecuniarios, de
un toque irreal a la intervención. Hay que causar efecto, pero no desa- sus crecientes gastos y de cómo disminuye su cuenta bancaria. Pasa después
gradable... y estos matices sólo puede determinarlos la identificación a preguntarse cuánto tiempo durará todavía su análisis y a manifestar su frus-
empática del analista con cada paciente según el caso. La energía y la tración por lo lentamente que progresa. En la sesión de ayer parecía ir a algu-
entonación empleadas son a menudo más importantes que las palabras na parte, pero hoy todo parece difícil. Cómo envidia a la gente que tiene tiem-
escogidas. El tono y la entonación comunican los sentimientos prever- po de sobra para leer novelas, mientras él tiene que pasar todos los momentos
bales y no verbales, y con frecuencia las actitudes inconscientes del ana- libres estudiando. ¡Oh, acabar y ser libre!
lista. Es más, la sensibilidad al tono y la entonación se deriva de las Esto último lo dice tristemente, y observo su rigidez en el diván y cómo apo-
primeras relaciones de objeto, en que la angustia de la separación es ya la cabeza en el puño, sobre la almohada. Intervengo en este punto y le pre-
un factor capital. El tono facilita o dificulta el contacto y es por ello gunto cómo se siente físicamente en ese momento. Responde que tenso y can-
sado. Siente una tensión en el recto, no como si estuviera lleno y fuera a reven-
muy importante para el equilibrio confianza-desconfianza en la rela-
tar, sino apretado. Pregunto si no tiene la impresión de retener algo y dice que
ción entre paciente y analista (Loewald, 1960; Greenson, 1961). sí. Tiene la impresión de no abandonarse, como si temiera algo. Y se pregunta
En la situación analítica, un aspecto importante del arte de comuni-
carse con el paciente es la destreza del analista en el empleo del silen- qué retiene, y por qué, pero no parece ir a ninguna parte.
Señalo que el cuarto lleno de libros del sueño pudiera ser el mío, la pieza
cio. El silencio del analista tiene muchos significados para el paciente, donde yo trabajo. ¿Qué le parecería tener un estudio así para él? Al principio
según la situación trasferencia) de éste, así como la contratrasferencia reacciona con placer a esa fantasía, pero en seguida pasa a decir cuán imposi-
del analista. Además, el silencio es una de las grandes presiones que ble sería que él ganara tanto dinero. Ahora se le ocurre un pensamiento: cuan-
nuestros pacientes han de soportar en la situación analítica y por ello do iba ayer hacia su casa saliendo de la sesión pensó en preguntarme si podría
debe administrarse reflexivamente en calidad y cantidad (Stone, 1961, saltarse el día de Acción de Gracias sin pagar. Imaginó que me lo pedía y yo
366 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 367

respondía que no, que debería pagar. Entonces fantaseó que me diría, terco y hacer la mayor parte del trabajo. Todas estas posibilidades han de te-
provocante, que no lo haría. nerse presentes al considerar cuándo y cómo debemos comunicarnos
Ayer se olvidó de esos pensamientos pensando que Greenson no sería tan con el paciente.
inconmovible y en definitiva, tenía que pagar, puesto que era razonable, y así
sucesivamente. En este momento hace una pausa y dice anhelante: "¿Qué su-
4.2.1.3
Facilitaci ón de la formac ión de la neurosi s de tr asferen cia
cedería si una fuerza irresistible tropezara con un cuerpo imposible de mover?"
y la alianza de trabajo
Su padre le había solido hablar de física cuando era niño. "Usted es una fuer-
za irresistible —dice— y yo soy inconmovible." Silencio. Digo ahora: "Y us-
ted se retuvo porque teme el encuentro conmigo... porque ambos quedaríamos La situación psicoanalítica exige del psicoanalista la capacidad de rela-
destrozados si usted se abandonara." El paciente suspira. "Puedo pelear con cionarse con su paciente de modo tal que éste tenga una neurosis de
mi mujer, puedo pelear con mis profesores, pero usted es irresistible, un trasferencia y forme también una alianza de trabajo. Es éste otro caso
matador."" "Sí —añado— yo soy el verdugo." en que se pide al analista habilidad para mantener dos posiciones anti-
téticas, porque las actitudes y técnicas que favorecen la formación de
Volvamos al comienzo de la sesión. Noto que el paciente se resiste, la neurosis de trasferencia son contrarias a las que facilitan la alianza
pero como no estoy seguro de que se le pueda hacer ver convincente- de trabajo (Stone, 1961; Greenson, 1965a). Este asunto ha sido ya exa-
mente, espero hasta hallar algún material vívido: en este caso su pos- minado detalladamente en la sección 3.5, y ahora nos conformaremos
tura.
sienteLo confronto en
físicamente preguntándole
ese momento.con sencillez
Esto conducey franqueza cómo
a su sensación dese
ti- conHayrepetir
dos algunas debásicos
requisitos las consideraciones principales.
que el analista debe cumplir para favore-
rantez en el recto, que yo califico de retención. Lo confirma con su es- cer la aparición de la neurosis de trasferencia en el paciente: frustrar
casez de asociaciones y su idea de no ira ninguna parte. Entonces re- consecuentemente el ansia de satisfacción y tranquilización neuróticas
cojo el detalle del sueño que indica su relación con poseer lo que yo del paciente, y mantenerse además en un anonimato relativo (véanse
poseo y le pregunto en qué le hace pensar esa idea. Sus asociaciones secciones 3.9.2.1 y 3.9.2.2). Pero si el analista permanece incógnito y
conducen a fantasías posteriores a la sesión anterior, inaccesibles hasta priva además constantemente de satisfacciones al paciente, ¿cómo va
entonces. El combate entre la fuerza irresistible y el objeto inamovible a inducirlo a cooperar con él en la alianza de trabajo? Parte de la res-
es el combate entre nosotros dos. Por eso se retiene, porque teme sus puesta está en el hecho de que hay una cuantía óptima de privación
impulsos agresivos, que podrían acabar conambos. Esa es la interpre- e incógnito. La frustración y el anonimato excesivos producirán análi-
tación,pero no hubiera sido posible hacerla de un modo convincente,
sis interminables o inconclusos. Parecen sustentar esto los descubrimien-
con verdadero impacto emocional, sin reconocer primero el lenguaje tos de otros psicoanalistas, de los cuales el más terminante es Leo Sto-
corpóreo de aquella hora (F. Deutsch, 1947, 1952). ne (1961, p. 53). Ferenczi (1930), Glover (1955), Fenichel (1941), Grete
Las intervenciones facilitadoras que llevan a aclaraciones y explica- Bibring (1935) y Menninger (1958) señalan también los peligros de las
ciones son un procedimiento necesario e importante de la técnica psi- frustraciones y privaciones en demasía. El analista no tiene que permi-
coanalítica. De este modo ayudamos al paciente a producir el material tir que las privaciones y frustraciones de la situación analítica superen
clínico que necesitamos para interpretarlo. Estas intervenciones tienen a la capacidad que el paciente tenga de resistirlas. Si lo traumatizan
que hacerse en el momento debido para no oponerse al fluir del mate- la privación y el incógnito analíticos, pudiera interrumpir el tratamien-
rial significante. Hayque hacerlas sencilla, franca y claramente para to, actuar destructivamente o quedar fijado en una resistencia de tras-
que nos lleven a una mayor iluminación o a mayor estudio y elabora- ferencia regresiva intratable. El analista podría aplicar indebidamente
ción, No tenemos por qué hacer nosotros todo el trabajo, ni esperar
que lo haga todo el paciente. Debemos saber cuándo debemos dirigir la la
idea del incógnito analítico si tiene un temor inconsciente al riesgo
y implicación que entraña esta regla de técnica psicoanalítica. De
al paciente y hasta dónde debemos llevarlo sin volverlo totalmente pa- modo semejante, los impulsos sádicos inconscientes del analista tal vez
sivo y dependiente. Hay situaciones en que vale más para el paciente lo persuadan, sin él darse cuenta, a que aplique privaciones ásperas
• En inglés killer,matador, es también el que v ence, el destructor, el sacrificador. La
y superfluas sin razón donde él creería erróneamente estar siguiendo
idea de verdugo no estaba lejos [T.]. la "regla de abstinencia".
368 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 369

Los errores de técnica que provienen de una contratrasferencia inad- determinada medida. Las reacciones del paciente deben primero ser
vertida producen situaciones inanalizables. El analista se está entonces objeto de escrutinio, y la enseñanza seguirá a las reacciones espontáneas
conduciendo verdaderamente como una figura parental con sus secre- del paciente, y a éstas su análisis.
tos e intimidades, y así el paciente no puede distinguirlo del pasado 4. El analista tiene que salvaguardar el respeto de sí mismo y el sen-
(G. Bibring, 1935). Para facilitar la formación de una neurosis de tras- timiento de dignidad del paciente. Tiene que reconocer la desigualdad
ferencia en el paciente, el analista tiene que sondear la capacidad que de la relación en ciertos campos, y aunque no pueda modificarla, debe
tenga aquél de soportar la fatigosa presión específica del incógnito del comunicárselo así al paciente. El analista no debe tomar una actitud
analista y sus actitudes privativas. El analista tiene que ser capaz de de superioridad, autoritarismo ni misterio. El método psicoanalítico se
reconocer y controlar su comportamiento analítico en cuanto a la frus- basa en una relación interpersonal compleja y única que no obedece
tración y angustia que impondrá al paciente. La diferencia entre ten- al capricho sino que sigue una serie de reglas lógicas y objetivas. El
sión soportable e insoportable tal vez signifique sólo un matiz en la con- tratamiento impone penalidades especiales al paciente, y el analista debe
ducta del analista (Stone, 1961). tomarlo en cuenta. Hay que tratar al paciente según lineamientos ri-
Veamos ahora el otro componente de la .relación psicoanalista- gurosos y científicos, pero con respeto, y con la debida cortesía.
paciente. No sólo debe el analista fomentar la formación de una neuro- 5. La relación analítica es una condición humana complicada y frá-
sis de trasferencia, sino que debe además comportarse de tal modo que gil para ambas partes. El experto de la situación no debe dejar que sus
garantice la existencia de una alianza de trabajo. Ya he descrito con reacciones impongan al paciente y velen así las reacciones de éste, que
cierto detalle, en la sección 3.5.4.3, la contribución del analista a la son individuales y únicas. Las reacciones del analista deben ser mode-
alianza de trabajo. Aquí esbozaré tan sólo las ideas esenciales. radas, delicadas y al servicio del empeño terapéutico, que reconoce el
1. El analista tiene que hacer ver en su diaria labor con el paciente insighty el conocimiento como sus más poderosos agentes. El agente
que considera cada palabra que éste dice, y cada manifestación com- catalítico de este ambiente, el que hace que todos los demás elementos
portamental suya merecedoras de seria labor para obtener insighty en- triunfen o fracasen, es la atmósfera analítica, que debe ser de acepta-
tendimiento. Nada es demasiado trivial, remoto o repugnante. La gran ción, tolerancia y humanidad.
frecuencia de las visitas, la larga duración del tratamiento, la disposi- Creo que este esbozo indica cómo el analista puede resolver el con-
ción a hacer todo lo posible por llegar a metas alejadas, la renuencia flicto entre las actitudes de privación e incógnito que requiere la for-
a perder citas, todo da fe de la dedicación del analista al importante mación de la trasferencia y su papel de terapeuta comprensivo de los
objetivo de lograr el cabal conocimiento del paciente. enfermos necesario para la alianza de trabajo. Veamos lo que han di-
2. Detrás de la búsqueda deinsighty acompañándola en cada paso cho otros especialistas al respecto.
del camino está el compromiso terapéutico que el analista ha contraído Leo Stone (1961) es sumamente explícito en su descripción de lo que
con el paciente. La dedicación médica del analista al paciente debe ma- él llama las satisfacciones legítimas del paciente, y creo que en lo esen-
nifestarse visiblemente en su cuidadosa estimación de hasta qué punto cial estamos de acuerdo. Pero prefiero pensar que lo que hacemos la
podrá el paciente aguantar el dolor, en el tacto que tiene cuando es mayor parte del tiempo es defender los derechos del paciente, porque
necesario impartir uninsightdoloroso y en el cuidado de no contami- me parece que nos las habemos aquí con necesidades esenciales que
nar innecesariamente la relación personal. deben sersalvaguardadas y no con deseos, donde podría haber elección.
3. El analista tiene que servir de guía al paciente por el extraño nue- El compromiso terapéutico del analista con el paciente es un requisito
absoluto, según creo, y no opcional. Otro tanto se puede decir de la
vo mundo
cará del tratamiento
las muchas y extrañas psicoanalítico.
reglas y mediosAnecesarios
su debido para
tiempo le expli-
llevar a ca- preocupación general por el predicamento del paciente. La compasión,
bo el análisis. En cierto sentido, tiene que enseñar al paciente a ser un el interés, la cordialidad, todo dentro de ciertos límites, tienen una im-
buen paciente psicoanalítico. Esto no se logra súbitamente, sino con portancia vital en la alianza de trabajo.
el tiempo. La necesidad de ello varía mucho de un paciente a otro, y Creo que muchos autores de técnica del psicoanálisis han reconocido
suele ser mayor en los pacientes más regresionados. Debe dejarse que las dos relaciones contrarias entre analista y paciente pero no llegaron
el paciente sienta la sorprendente rareza antes de explicarle el fin de a conceptualizar la alianza de trabajo como contraparte necesaria de
370 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 371

la neurosis de trasferencia. Por ejemplo, Freud habla de los aspectos aunque


de muchos rasgos y destrezas y compartan el mismo srcen,
amistosos de la trasferencia que son "en el psicoanálisis uno de los sus- estos rasgos y destrezas pueden ser de diferente fuerza. Por otra parte,
tratos del éxito" (1912a, p. 105; 417).En su trabajo "La iniciación un solo rasgo o destreza puede tener múltiples derivaciones. El lector
del tratamiento" dice: "Si adoptamos desde un principio una actitud deberá leer el capítulo de Ernest Jones sobre el "Carácter y personali-
que no sea ésta de cariñoso interés y simpatía,... destruiremos... seme- dad", de Freud, como guía en esas exploraciones (1955, pp. 403-434).
jante resultado positivo" (1913b, p. 140; 435).
Ferenczi (1928b), hablando de tacto, trata de la mostración de "buena 4.2.2.1
Rasgos relacionad os con e l entendim iento de lo incons ciente
voluntad" del analista al paciente (p. 90). En su trabajo sobre "Los
principios de la relajación y la neocatarsis", Ferenczi (1930) describe La búsqueda persistente y continuada de insight y entendimiento, tan
"el princip io de in dulgenc ia, que muchas veces ha de dejarse operar junto i mportante en la terapia psicoanalítica, es resultante de diferentes face-
al de frustración" (p. 115). El cuestionario de Glover (1955, p. 308) tas de la personalidad del analista. Ante todo, tiene que sentir vivo in-
a los psicoanalistas ingleses revela que un tercio creían en dar a sus terés por la gente, por su modo de vivir, sus emociones, fantasías y
pacientes alguna señal de actitud positiva y amistosa diferente del "inte- pensamientos. Deberá tener un cerebro de investigador, siempre en bus-
rés profesional". Ideas semejantes pueden hallarse en las obras técnicas ca de conocimiento, averiguador de causas y orígenes ( Jones,1955,
de otros muchos
A Freud, 1954a, yautores
la lista(Sharpe,
adicional1930; Fenichel, 1941; Lorand, 1946;
de lecturas). pp.
de la4 26, 433). La energía
curiosidad, del afánquede mueve a un debe
saber, que h ombre
seren esa dirección
mucho nace
y benévolo.
El ánimo poco escudriñador en el analista lo hace víctima del aburri-
miento, la indagación demasiado rigurosa inflige al paciente un dolor
4.2.2
RASGOS DE PERSONALIDAD Y CARÁCTER DEL PSICOANALISTA innecesario. El analista busca el insightpara hacer comprender a sus
pacientes, no por su propio gusto sádico o escoptófilo (Sharpe, 1930,
Las destrezas que la situación psicoanalítica requiere del psicoanalista 1947). Esta actitud sólo es posible cuando la curiosidad ya no está do-
se derivan no sólo de su capacitación y experiencia sino también de minada por los instintos.
su personalidad y carácter, o sea su temperamento, su sensibilidad, sus Para poder pasar un día escuchando sin aburrirse, el analista debe
actitudes, hábitos, valores e inteligencia. Nadie nace psicoanalista y na- ademas de su curiosidad tener placer en escuchar (Sharpe, 1947,
die puede hacerse psicoanalista en un instante, por muy bien dotado p. 120). La sensibilidad especial que permite al psicoanalista distinguir
que esté. La experiencia personal de haber pasado por un psicoanálisis la sutil combinación de afectos en la modulación del tono y el ritmo
terapéutico (aunque esté combinado con un fin didáctico) es una con- de la elocución del paciente está relacionada con su apreciación de la
dición ineludible. Las dotes naturales y la abundante experiencia de música. Las personas que no tienen oído no pueden ser muy buenos
la vida pueden unirse para proporcionar talentos especiales a la profe- terapeutas, según me dice mi experiencia. El analista debe abordar lo
sión del psicoanálisis. Pero por valioso que sea, el talento no es todo. incógnito de su paciente, lo extraño y lo disparatado, con un criterio
La situación analítica tiene exigencias emocionales tan arduas para el amplio, no con angustia ni aversión.
analista que si su talento no se apoya en una estructura de carácter ana- Es bueno liberarse de las restricciones de la sociedad convencional
lizada no resultará duradero. Los destellos de virtuosismo e inteligen- y ser relativamente indiferente a las cosas superficiales de la vida dia-
cia no pueden iluminar suficientemente la larga senda de la terapia ria. La vida personal de Freud ostenta estas cualidades en alto grado
psicoanalítica.
Es compleja la relación entre destrezas analíticas y rasgos de perso- (Iones, 1955, 1957). El analista debe estar suficientemente familiariza-
do con sus propios procesos inconscientes para aceptar con humildad
nalidad, y el srcen de destrezas y rasgos varía de un individuo a otro. la idea de que él también probablemente sea tan extraño como su pa-
En la siguiente sección nos dedicaremos a estudiar las motivaciones del ciente; lo extraño muchas veces resulta ser algo otrora familiar y des-
psicoanalista, firmemente entrelazadas con sus rasgos y destrezas. Aquí pués reprimido.
intentaré tan sólo enumerar las facultades que considero capitales y tra- La reacción inicial a las producciones del paciente deb e ser de recep-
zaré los antecedentes más típicos. Una sola fuente puede ser la causa tividad, aunque se requiera algo de credulidad para ello. Sólo así po-
372 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 373

demos atender debidamente al material del paciente. Es mejor dejar- de establecer contacto (Greenson, 1960). La empatía es un fenómeno
nos engañar siguiendo las producciones del paciente que rechazarlas pre- regresivo y parece relacionado con las regresiones más o menos contro-
maturamente como falsas. La capacidad de suspender el juicio hasta ladas que se ven en los individuos creadores (Kris, 1952). Para empati-
pecar de candoroso hace posible empatizar con el paciente, cosa que zar, el analista tiene que ser capaz de utilizar esos mecanismos regresi-
al cabo puede llevarnos a entender los motivos subyacentes. Es intere- vos fácilmente con el fin de recobrar una sensación de afinidad emo-
sante al respecto observar que Freud era un mal conocedor de la gente cional con el paciente.
(Menschenkenner),como es bien sabido ( Jones, 1955, pp. 412, 420). Una Para que la empatía sea remuneradora el analista tiene que tener
actitud detectivesca y suspicaz aleja al paciente y dificulta la empatía abundancia de experiencias personales propias en su vida, de donde
y la alianza de trabajo. (Hay empero algunas excepciones a esto. Con pueda tomar para facilitar su entendimiento del paciente. Entra aquí
los delincuentes, por ejemplo, sería útil hacerles saber rápidamente que el conocimiento de la literatura, la poesía, el teatro, los cuentos de ha-
uno está al tanto de sus tretas; véase Aichhorn, 1925; Eissler, 1950a; das, el folclor y los juegos (Sharpe, 1947) . Todos estos ingredientes pro-
Redl y Wineman, 1951; Geleerd, 1957.) El analista necesita cierta ducen una imaginación viva y una vida mental inapreciables en la la-
dosis de escepticismo, pero generoso. Deberá ser capaz de distinguir en- bor analítica. El mundo imaginario del hombre (teatro, música, artes
tre realidad probable y plausible, realidad posible pero fantástica e ilu- plásticas, cuentos de hadas o ensueños diurnos) tiene que ver con las
sión y engaño consciente, sin perder de vista los significados incons- experiencias universales y vincula a todo el género humano. En estos
cientes de la distorsión. medios de comunicación estamos más cerca unos de otros que en nues-
La capacidad y voluntad de buscar elinsight aun cuando sea doloro- tras actividades conscientes o nuestras instituciones sociales.
so, el amor a la verdad, tienen su srcen en objetivos orales tempranos Este género de afinidad emocional que requiere y procura la empa-
introyectivos e intrusivos, así como fálicos. Las personas que poseen tía se forma en el niño en los primeros meses de vida. La movilizan
esta cualidad manifiestan independencia de espíritu y valor intelectual las actividades no verbales, entonacionales, táctiles de amor y cuidado
frente a lo nuevo, lo adocenado y lo desconocido. En tales personas, maternales (Olden, 1953, 1958; Schafer, 1959). Dado que la empatía
el deseo de entender se ha convertido en función autónoma, neutrali- nace en la primerísima relación entre madre e hijo, parece tener algo
zada (Hartmann, 1951, 1955). Si el psicoanalista no posee esta capa- de femenino (A. Katan, citado en Greenson, 1960; Loewald, 1960).
cidad, tenderá al insight restricto, o a mala aplicación de tacto, de elec- Para que un analista empatice sin conflicto tiene que haber establecido
ción del momento apropiado y de dosificación de las interpretaciones, la paz con su componente maternal. Jones dice (1955) que eso es la
y ocasionará dolor y humillación innecesarios al paciente. bisexualidad mental del analista.
La facultad de entender la mente inconsciente de otra persona se ba- En cierto modo, la empatía es un medio de establecer el contacto
sa en muchas y variadas aptitudes. La más importante, con mucho, con un objeto de amor perdido, el paciente no entendido. Puede ser
ya dijimos que es la capacidad de empatizar, que es esencialmente un en parte un intento de compensar la pérdida de contacto. Parece susten-
fenómeno preconsciente. Algunos de los rasgos clínicos, dinámicos y tar esta idea mi experiencia de que los mejores empatizadores parecen
estructurales quedan descritos en la sección 4.2.1.1 como parte de las ser los analistas que han superado la tendencia a las depresiones. (Para
aptitudes del analista. Aquí me gustaría especular acerca de los rasgos un punto de vista diferente véase Sharpe, 1930, pp. 17-8.) La empatía
de la personalidad que hacen nacer la empatía. i mpone exigencias emocionales al analista y requiere también de un
Es la empatía un modo de entender a otro ser humano mediante la autoescudririamiento constante. Uno tiene que ser capaz de regresión
identificación temporal y parcial. Para lograrla, el analista tiene que para empatizar y de resurtir de ahí para clasificar los datos así obteni-
renunciar por un tiempo a parte de su propia identidad, y para ello dos y comprobar su validez. Esta alternancia entre la intimidad de la
tiene que tener una imagen de sí mismo flexible o vaga. No debemos empatía y la distancia de la evaluación caracteriza buena parte de la
confundir esto con el desempeño de un papel, que es un fenómeno más labor psicoanalítica. Los caracteres rígidamente obsesivos no serán ca-
consciente. Es más parecido al proceso de "simulación seria" que se paces de dejarse empatizar y los guiados por sus impulsos tenderán a
siente cuando lo conmueve a uno una obra de arte, una actuación o deslizarse de la empatía a la identificación, lo que conducirá a la actua-
una ficción (Beres, 1960; Rosen, 1960). Es una forma íntima no verbal ción con el paciente. En general, estas personas no son buenas para
374 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y F.I. PACIENTE 375

candidatos a la formación psicoanalítica (Eisendorfer, 1959; Greena- y también Ella Sharpe. Proseguiremos con este asunto en la sección
cre, 1961; Langer, 1962; Vander Leeuw, 1962). 4.2.3, dedicada a la motivación del analista.
La facultad de impartirinsighta un paciente depende de la capaci-
4.2.2.2
Rasgos relacionado s con la c omunicación con el pac iente dad de expresar con palabras los pensamientos, fantasías y sentimien-
tos de que el paciente no tiene cabal conciencia y presentárselos de tal
Cuando el analista ha logrado entender al paciente se encuentra frente modo que los acepte como propios. Tenemos que traducir sobre la mar-
al problema de comunicar eficazmente elinsight.La capacidad de cal- cha de nuestro propio vocabulario al lenguaje vivo del paciente. O más
cular la dosificación, el momento oportuno y el tacto necesario para exactamente, debemos emplear aquella parte del lenguaje del paciente
una interpretación depende de muchas aptitudes, algunas de las cuales que le queremos hacer sentir en el momento de la interpretación.
ya hemos estudiado. La empatía con el paciente en el caso dado, el
juicio clínico, así como la experiencia de haber vivido situaciones aná- Poc ejemplo, he mencionado antes al profesor X, que padece de una forma
logas y el conocimiento intelectual de una teoría psicoanalítica, todo de temor o nerviosismo ante el público) Por lo general, el vocabulario coti-
contribuye a facilitar la comunicación al paciente del entendimiento ad- diano de este señor era de un nivel elevado de instrucción y cultura. En una
quirido. Pero aquí quiero limitar el examen a aquellos rasgos especia- sesión, las asociaciones sobre su sueño me indicaron que se estaba debatiendo

les de importancia para la comunicación y que todavía no hemos visto. con sentimientos de humillación que lo habían acosado de niño, entre los cua-
El arte de hablar a un paciente es muy diferente de la conversación tro y los siete años. En la sesi ón sus pensamientos giraban principalmente en
de sociedad, el interrogatorio o la conferencia. No son aquí de impor- torno a la sensación de vergüenza y embarazo que tuvo al ser presentado últi-
tancia primordial la elocuencia, la erudición ni la lógica. El elemento mamente en una fiesta donde tenía que pronunciar una breve alocución, y cuan-
do lo veía su esposa desnudo y en pie en la sala de baño. Yo quería hacerle
esencial es una actitud subyacente de intención terapéutica. Este com-
comprender la índole específica de la vergüenza que lo abrumaba en esas oca-
promiso de ayudar al paciente deberá ser manifiesto o estar latente en
siones. Le dije: "Cuando lo presentaron en la fiesta, cuando hizo usted el dis-
todas las interacciones con el paciente, desde la primera entrevista has- curso, y cuando estaba en pie desnudo ante su esposa en la sala de baño, ya
ta la última. Comprendo que ésta es una cuestión debatible, pero yo no era usted el profesor X ni siquiera Juan X, sino que se había convertido
quiero que quede bien clara mi posición: creo que sólo las personas en un pischer." Y empleé la palabra yiddish que solía emplear su madre cuando
enfermas, los que padecen trastornos neuróticos, pueden ser tratadas lo despreciaba de niño por haberse hecho pipí en los pantaloncitos. (La palabra
debidamente por el psicoanálisis. Los aspirantes, los trabajadores de equivalente en inglés sería piddler, meón,)
la investigación y los investigadores no pueden tener una experiencia Este insight dio en el blanco, y al principio se desconcertó un poco, pero des-
psicoanalítica profunda si no pueden y quieren convertirse en pacientes. pués recordó vivamente varios incidentes en que le hicieron sentirse pischer.
un
Paralelamente a esto que decimos de los pacientes creo que el psi- No era esto un ejercicio intelectual ni una docilidad superficial. El paciente vol-
coanálisis profundo es ante todo y sobre todo un método de tratamien- vió a sentir la terrible vergüenza de ser un pischer, así como su rabia porque
to, y por eso sólo pueden aplicarlo los terapeutas, las personas capaci- la madre le infligía esa humillación. En aquella sesión no sintió ninguna hosti-
lidad contra mí, en parte debido al hecho de que mi tono de voz al hacer la
tadas y dedicadas a ayudar o curar a los enfermos neuróticos. No creo
interpretación era muy suave. Y lo era porque yo estaba s eguro de que esa
que un título médico haga automá ticamente terapeuta a nadie, ni que
palabra de pischer sería en extremo dolorosa para él. En sesiones posteriores,
la falta de título de doctor en medicina indique una actitud no terapéu- al recordar mi interpretación olvidó el tono prudente que yo empleara y se pu-
tica. Estoy convencido de que el deseo que el analista tiene de ayudar so furioso conmigo.
al paciente, siempre presente pero controlado, es un ingrediente esen-
cial que permite al analista adquirir esas destrezas sutiles y complejas Si revisamos los acontecimientos de esta sesión podemos ver que hay
de la comunicación necesarias para el desempeño de la labor analítica. varios modos de hacer la interpretación. Escojo la palabrapischer por- .

El lector puede consultar a Leo Stone (1951), que estudia atentamente que parecía ser la más cargada de fantasías para él en aquel momento,
este problema de un modo semejante, así como Gill, Newman y Red- la más esclarecedora, y él parecía liste para afrontarla. Era palabra su-
lich (1954). Para una posición diferente véase la descripción que hace
Joan Riviere del modo de trabajar de Freud, citado por Jones (1955), Véanse seccion es 2.6.4, 2 .6.5.2, 3.4,1.2, 3.9.4.3.1 y 3.9.4.3.2.
376 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 377

ya, heredada de su madre pero ahora parte de su propio lenguaje pri- pulsos anales activos y pasivos. Esto había aflorado hacía cierto tiempo pero
vado, viva y real (véase Ferenczi, 1911; Stone, 1954a). Mi tono de voz no había quedado debidamente traslaborado.
amable era un intento de suavizar el dolor que yo sabía le iba a infligir. Estaba yo cavilando cómo enfocaría el material cuando observé que había
cambiado ligeramente. El paciente hablaba ahora de terribles sentimientos de
Estaba seguro de que produciría fuerte impresión, pero no deseaba que
vergüenza habidos cuando todos sus amigos entraron en la pubertad y tenían
fuera exageradamente dolorosa.
vello púbico, pene grande y voz ronca y él era el único todavía sin v ello, con
La facultad de elegir la palabra o el lenguaje adecuados es semejante pene pequeño y voz aguda. Por eso le avergonzaba desvestirse en la misma
a la que puede observarse en cuentistas, humoristas o actores satíricos. pieza que ellos, que se hubieran mofado de su anormalidad sexual. Comprendí
Me refiero aquí en especial a su destreza verbal, no a su talento litera- entonces que una de las funciones importantes de sus fantasías homosexuales
rio. Pero esa destreza debe ponerse al servicio de la intención de ayu- era anular el dolor de ser el pequeño, desquitarse de las antiguas humillaciones
dar y no emplearse en la situación analítica con fines de diversión exhi- y demostrar también que no era ningún error de la naturaleza. Este último
bicionista o sadismo disfrazado. Mis observaciones personales parecen punto fue el que el paciente escogió y con él laboró durante varias sesiones pro-
indicar que entre los psicoanalistas, los mejores terapeutas parecen po- ductivas a la semana siguiente. Pero eso sólo había aparecido hacia el final de
seer un buen sentido del humor, tener el ingenio ágil y gozar del arte la sesión.
de contar. La facultad de emplear el lenguaje hablado con brillantez
y economía es un buen tanto para el analista y paralela a la importan- Nuevamente debemos insistir en que lo que a primera vista es vir-
cia de la destreza manual para el cirujano, que no puede remplazar tud en el analista puede en realidad resultar algo muy diferente. La pa-
al ojo clínico ni al conocimiento de la anatomía y la patología pero ha- ciencia puede resultar una actitud pasiva-sádica oculta para con el pa-
ce que el buen cirujano obre con pericia y no torpemente. El psicoaná- ciente o una pantalla de la indecisión obsesiva. Puede también ocultar
lisis profundo es siempre doloroso, pero la falta de destreza causa dolor aburrimiento o pereza mental del analista. Es necesario ser paciente
innecesario y prolongado. En algunos casos puede significar la diferen- cuando la espera puede aclarar el material o cuando tenemos algún ob-
cia entre éxito y fracaso. jetivo para largo plazo.Pero debemos recordar que nuestro silencio suele
La destreza en la comunicación verbal depende también en el psi- parecerle al paciente una forma de presión fatigante. Es una actividad
coanalista de su empleo del silencio. Por eso es imperativo que el ana- del analista que tiene multitud de significados para el paciente, según
lista sea capaz de paciencia. A veces cuesta tiempo entender el mate- sea la situación analítica y la de trasferencia-contratrasferencia (Lewin,
rial del paciente y con mucha frecuencia, el significado importante sólo 1954, 1955; Loewenstein, 1956; Stone, 1961, pp. 45-55, 95-105).
se revela después de haber dejado al paciente trazar sus cuadros verba- El paciente necesita nuestro silencio para seguir en detalle sus pro-
les durante un buen rato en la sesión. Lo que parece tener importancia pios pensamientos, fantasías y sentimientos. Necesita tiempo en parte
verdadera en los quince primeros minutos puede resultar una táctica para olvidar nuestra presencia, o más exactamente para que nuestra
de distracción o un elemento secundario pasados treinta minutos. presencia real pase al fondo a fin de que él pueda implicarse en sus
fantasías y sentimientos de trasferencia. Al paciente puede parecerle
Ilustremos. El profesor X, ya descrito,2 el que teme a la presentación en pú-
1
nuestro silencio hostil o confortante, exigente o calmante, según sus reac-
blico, a veces estaba obsesionado por la idea de cometer un acto homosexual. ciones trasferenciales. Además, el paciente tal vez descubra en noso-
En parte esto resultó manifestación de anhelos exhibicionistas y escoptófilos. tros rastros de sentimientos y actitudes de que no tenemos conciencia.
Además, sus inquietudes homosexuales eran consecuencia del enorme miedo El analista deberá poder soportar el silencio de sus pacientes sin hosti-
y la hostilidad que le inspiraban las mujeres, En una sesión se puso a hablar lidad ni aburrimiento. En varias ocasiones me ha espantado el que un
nuevamente de su fantasía de hacer algo homosexual, de preferencia con un paciente "supusiera" acertadamente, a pesar de mi silencio y de que
niño que fuera a entrar en la pubertad. En los treinta primeros minutos de la no podía verme, que yo estaba impaciente. Sospecho que algunos pa-
sesión me pareció patente que estaba deseando hacer con un prepúber lo que cientes notan intuitivamente nuestras actitudes por los mínimos cam-
hubiera deseado que el padre hiciera con él a esa edad. Me parecía tener im-
bios de ritmo e intensidad de nuestra respiración y por pequeños mo-
vimientos del cuerpo.
2
Véanse secciones 2.6.4, 2.6.5.2, 3.4.1.2, 3.9.4.3.1, 3.9.4.3.2 y 4.2.2.2. El arte de la comunicación verbal con el paciente requiere también
378 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 379

el sentido del momento adecuado para hacer una interpretación. Esto 422).Unos cuantos años después recomendaba que el tratamien-
lo veremos más detalladamente en el tomo Deseo dejar sentado aquí to se llevara a cabo en la abstinencia y con esto "no aludimos tan sólo
que esto del momento adecuado se refiere a diversas cuestiones. Pri- a la abstinencia física..." (1915a, p. 165; 445).
meramente, a la de cuándo debe uno intervenir en una sesión dada. He seleccionado deliberadamente las citas en este orden para poner
La decisión depende de muchas variables. Uno espera hasta que deter- de relieve cómo es posible llegar a la impresión de que Freud creía en
minado suceso psíquico se le puede mostrar al Yo razonable del pa- una atmósfera analítica austera y grave para la formación de la neuro-
ciente. O hasta que un afecto o impulso ha alcanzado la intensidad que sis de trasferencia. Pero no creo que esto sea un cuadro exacto de lo
nos parece óptima en ese momento. Finalmente, esperamos hasta que que Freud pensaba. Yo opino que subrayaba algunos aspectos "poco
está claro lo que ocurre en l a sesión, aunque ello signifique esperar hasta naturales" de la técnica psicoanalítica, por ser tan ajenos y artificiales
estar bien seguros de no ver claro. en la relación acostumbrada entre médico y paciente y la psicoterapia
También se refiere al cuándo y cómo se ha de intervenir en diferen- practicada en su tiempo.
tes fases del análisis. Al principio del análisis, o la primera vez que apa- Por ejemplo, en su trabajo escrito el mismo año, en que hace las re-
rece una nueva variedad del material doloroso, uno puede intervenir comendaciones de frialdad emocional y de la actitud de espejo, decía:
antes, cuando la intensidad de los afectos no es grande. Después, tal "La solución del enigma está por tanto, en que la trasferencia sólo re-
vez sea mejor dejar calladamente que los sentimientos del paciente se sulta
es apropiada negativa
trasferencia para constituirse en resistencia
o positiva de impulsos eneróticos
la cura, en cuanto
reprimidos.
intensifiquen para que pueda sentir la verdadera fuerza primitiva de
sus emociones e impulsos. También implica que el analista tenga pre- Cuando suprimimos la trasferencia, orientando la conciencia sobre ella,
sente la diferencia de las dosis que 'administra antes de los fines de se- no desligamos de la persona del médico más que estos dos componen-
mana, las fiestas, aniversarios o cumpleaños, etcétera. tes del sentimiento.El otro compo nente capaz de conciencia y aceptab le, subsis-
te y constituye también, en el psicoanálisis como en los demás métodos terapéuticos,
4.2.2.3
Rasgos relacion ados co n el fom ento de la neur osis de trasfer encia uno de los substratos del éxito" (Freud, 1912a, p. 105;417; cursivas mías).
y la alianza de trabajo En un trabajo técnico, un año después de recomendar la "frialdad
emocional" y la técnica del "espejo" Freud escribió: "El primer fin
Las actitudes y los rasgos de carácter que favorecen la formación de del tratamiento es siempre ligar al paciente a la cura y a la persona
la neurosis de trasferencia, como ya dijimos, se oponen fundamental- del médico. Para ello no hay más que dejarle tiempo. Si le demostra-
mente a las que favorecen la alianza de trabajo (Stone, 1961, pp. 33, mos un serio interés, apartamos cuidadosamente las primeras resisten-
106; Greenson, 1965a). Para facilitar el crecimiento de la neurosis de cias y evitamos ciertas torpezas posibles, el p aciente establece en segui-
trasferencia, el analista tiene que frustrar constantemente el deseo que da, espontáneamente, tal enlace y agrega al médico a una de las imá-
el paciente tiene de satisfacción y tranquilización neuróticas, y debe man- genes de aquellas personas de las que se estaba acostumbrando a ser
tenerse relativamente anónimo. La exposición razonada de esto queda bien visto. En cambio si adoptam os desde un principi o una actitu d que no sea
hecha en la sección 4.2.1.3. Para realizar este objetivo con cierto grado ésta de un cariñoso interés y simpatía, y nos mostramos rígidamente morali-
de coherencia, el analista tiene que haber resuelto sus conflictos más zantes o parecemos ante los ojos del paciente como representantes o
i mportantes acerca de la inflicción de dolor y del mantenimiento a dis- mandatarios de otras personas (de su cónyuge o de sus padres, por ejem-
tancia del doliente. El analista debe saber refrenar sus intenciones te- plo) destruiremos toda posibilidad de semejante resultado positivo" (1913b,
rapéuticas, dominar su afán de proximidad, y "poner una cortina de pp.Tal
139-40;
vez sea435; cursivas
el más mías). revelador de todos sus trabajos so-
personalmente
humo" a su personalidad habitual (Stone, 1961, p. 20).
Freud fue tan lejos en cierto lugar que sugirió al analista tomara por bre técnica el ensayo "Observaciones sobre el amor de trasferencia"
modelo el cirujano, hiciera a un lado su simpatía humana y adoptara (1915a). Sólo citaré fragmentos escogidos que indican su interés por
una actitud de frialdad emocional (1912b, p. 115; 420).En el mismo el paciente. "Aquellos que se han asimilado verdaderamente a la téc-
trabajo preconizaba Freud que el analista se abstuviera de meter su per- nica analítica no pueden practicar el arte de engañar, indispensable a
sonalidad en el tratamiento e introducía el símil de "espejo" (p. 118; otros médicos, y suelen delatarse cuando en algún caso lo intentan con
380 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 381

la mejor intención... Por último, la tentativa de fingir cariño a la pa- más que las consideraciones intelectuales o teóricas. Para el tipo de pe-
ciente no deja de tener sus peligros. Nuestro dominio sobre nosotros netración que requiere el psicoanálisis, el analista tiene que ser capaz
mismos no es tan grande que descarte la posibilidad de encontrarnos de interés y compromiso emocional con su paciente. Tiene que querer
de pronto con que hemos ido más allá de lo que nos habíamos pro- a su paciente; la aversión o el desinterés prolongados estorbarán la
puesto" (p. 164; 445). "El camino que ha de seguir el analista es muy terapia tanto como el exceso de amor (Greenacre, 1959; Stone, 1961,
otro y carece de antecedentes en la vida real. Nos guardamos de des- pp. 29, 44, 61). Tiene que tener el deseo de ayudar y curar al paciente
viar a la paciente de su trasferencia amorosa o disuadirla de ella, pero y debe interesarse en el bien del paciente, sin perder de vista los objeti-
también y con igual firmeza, de toda correspondencia. Conservamos vos de largo plazo.
la trasferencia amorosa, pero la tratamos como algo irreal, como una Cierta cuantía de compasión, amistad, cordialidad y respeto por el
situación por la que ha de atravesar fatalmente en la cura, que ha de paciente y sus derechos es indispensable. La consulta del analista es
ser referida a sus orígenes inconscientes y que ha de ayudarnos a llevar una sala de tratamiento, no un laboratorio de investigaciones. Pode-
a la conciencia de la paciente los elementos más ocultos de su vida eró- mos sentir por nuestros pacientes un amor serio porque todos son, en
tica, sometiéndolos así a su dominio consciente" (p. 166; 446). cierto modo, hijos enfermos y necesitados de ayuda, cualquiera que sea
"...es harto penoso para el hombre rechazar un amor que se le ofrece, la máscara que lleven. Nunca madurarán si no nutrimos sus potencia-
yy de
sinuna mujer para
embargo, interesante que ha
el analista nosdeconfiesa
quedar notablemente su amor...,
excluida toda posibilidad lidades, salvaguardamos
y les evitamos su buen
las privaciones concepto de síinnecesarias.
y humillaciones mismo y su dignidad
de abandono. Por mucho que estime el amor, ha de estimar más su Esto nos lleva al meollo de la cuestión. ¿Cómo puede el analista man-
labor de hacer franquear a la paciente un escalón decisivo en su vida. tener constantemente las actitudes de privación e incógnito y al mismo
La enferma debe aprender de él a dominar el principio de placer y a tiempo indicar con no menor constancia su compasión e interés? En
renunciar a la satisfacción próxima, pero socialmente ilícita, en favor la sección anterior, dedicada a la comunicación con el paciente, di al-
de otra máslejana, incluso incierta, pero irreprochable tanto desde el gunos ejemplos de cómo podía lograrse, y en el tomo II habrá más ilus-
punto de vista psicológico como desde el social" (p. 170; 448). traciones al respecto. Permítaseme subrayar aquí nuevamente que yo
Creo que estas citas de Freud indican claramente que si bien creía explico cuidadosamente al paciente, a su debido tiempo, todo procedi-
que la privación y el incógnito fuesen necesarios para la aparición y miento psicoanalítico que le resulte extraño o artificioso. Por ejemplo,
el desarrollo de la neurosis de trasferencia, comprendía que el analista cuando hace una pregunta por primera vez en el análisis, trato de ha-
tiene que ser capaz de mantener actitudes de índole muy diferente pa- cerle explorar la razón de su pregunta y le explico que el no responder
ra que la terapia psicoanalítica resulte eficaz. Si leemos las obras de a las preguntas tiene un fin, que derramará la luz sobre su curiosidad
los analistas que se consagraron al problema de la técnica nos impre- y que en adelante por lo general no contestaré a sus preguntas. Pero
siona el que casi todos ellos tratan esta cuestión. La privación y el in- a veces contestaré a alguna si me parece realista y que la respuesta nos
cógnito son necesarios pero no suficientes. A mi modo de ver, algunos ahorrará muchas explicaciones irrelevantes.
autores, como Ferenczi (1928b), De Forest (1954), Lorand (1946) y
Nacht (1962), van demasiado lejos en la dirección opuesta, exaltando Una vez me contó un paciente que había tenido una sesión particularmente
la importancia de la satisfacción al mismo tiempo que rebajan el papel frustradora con su analista anterior. Había soñado que era capitán de un equi-
de la privación. Freud (1913) hablaba de la necesidad de que todas las po de futbol; estaban en formación de T y con gran sorpresa suya el centro
resultó ser Adolfo Hitler. (En la formación de T el capitán está directamente
reglasy fueran
lista flexibles;
la necesidad queFenichel (1941)
tiene éste describía
de ser lasyoscilaciones
natural del ana-y
desembarazado, detrás del centro, que está inclinado hacia delante, con el balón colocado en
el suelo entre sus piernas. El centro tiene por misión pasar la bola hacia atrás,
otro tanto hicieron Sterba (1934), Loewald (1960), Menninger (1958) entre sus piernas, al capitán, quien entonces puede dársela a otro jugador o
y muchos más. Yo creo que fue la obra de Elizabeth Zetzel (1956) y pasarla, etc.) Esta es una formación clásica en el futbol y quienquiera que sepa
la de Stone (1961) la que subrayó y separó debidamente los aspectos algo de futbol americano lo sabe muy bien.
de privación de los de satisfacción. El analista en cuestión era un norteamericano de cuarenta años de edad, que
Para entender de verdad a un paciente hay que tener en cuenta algo hubiera sabido esto si hubiera sido algo aficionado al futbol de joven, pero no
382 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 383

lo hubiera sabido si nunca se interesara en ello. Por eso estaba justificada la Para conservar esta habilidad de oscilar entre las dos posiciones opues-
incertidumbre del paciente. Éste quiso seguir con sus asociaciones con Adolfo tas de frustrador y satisfactor, de distancia y proximidad respecto del
Hitler y la posición peculiar que tenían uno respecto del otro en el sueño. Pero paciente, y para emplear las diversas proporciones de estas polaridades
primero preguntó al analista si sabía cuál era la formación en T, porque le pa- es esencial que el analista tenga en alto grado movilidad y flexibilidad
recía de capital importancia para entender el sueño. El analista callaba. El pa- emocionales. No quiero decir inestabilidad ni capricho. La situación
ciente explicó entonces de mala gana cómo era la formación en T y dijo lo que analítica requiere del analista que sea seguro y merecedor de confian-
eran el capitán, el centro, etc. En esto se desperdició buena parte de la hora. za en términos humanos, y que no sea inhumanamente rígido.
Era una lástima el malgastar tiempo en estas minucias cuando el analista hu-
Tiene que poseer la capacidad de interesarse emocionalmente por
biera podido decirle (como se vio después) desde el principio que sabía todo
eso. Pero, cosa aún más importante, el comportamiento del analista indicaba
sus pacientes, pero también, en el mismo grado, la de desapegarse de
que estaba siguiendo una "regla" cuyo verdadero objeto no comprendía y que ellos. El apego redunda en la posibilidad de comprensión endopática,
estaba dispuesto a permitir que el paciente y él mismo soportaran una cantidad el desapego da ocasión de pensar, evaluar, recordar, prever, etc. La
indebida de frustración y perdieran una oportunidad. compasión, la preocupación y la cordialidad deberá tenerlas siempre a
mano el analista, pero debe estar dispuesto, llegado el caso, a ocupar
Es a menudo necesario ahondar en los detalles íntimos de la vida la posición fría y distante del observador. Hay también situaciones que
sexual o las costumbres excrementicias del paciente, y a muchos pa- requieren una mezcla de ambas cosas; elinsightdoloroso se hace con
cientes esto les parece bastante turbador. Cuando creo necesario hacer la precisión
dicar interésde
poruna disección quirúrgica, pero el tono de voz puede in-
el paciente.
preguntas a fondo sobre esas cuestiones y noto la humillación del pa-
ciente, tomo nota de su sentimiento de degradación y exploro con él Cuando describo la compasión y el apego del analista, no quiero dar
su turbación, o por lo menos le indico que comprendo que la revela- a entender que esos sentimientos deben manifestarse clara y conspi-
ción de este asunto es dolorosa, pero también necesaria. Señalo franca- cuamente a la primera señal de incomodidad del paciente. Yo propon-
mente los sentimientos sexuales u hostiles del paciente para conmigo; go que su presencia se note en el modo de laborar del analista, en la
si mi intervención lo desasosiega demasiado, trato empero de indicar atmósfera de la situación analítica. El análisis no puede realizarse ven-
más adelante por el tono de voz o mis palabras que comprendo su pre- turosamente con un estilo grato y afable, ni alegre y cordialmente. Pe-
dicamento y me compadezco de él. No mimo al paciente, pero trato ro tampoco puede ser fructífero si el tono subyacente es triste, sombrío
de cerciorarme de hasta dónde puede soportar el dolor y seguir labo- o angustioso. La actitud de aceptación y tolerancia sinceras de todo el
rando productivamente. material que presenta el paciente, la cuidadosa atención a todos los de-
Quiero proteger la estimación que de sí mismo tenga el paciente, talles, por feos o primitivos que sean, el enfoque franco de todos los
pero si me parece necesario decir algo que me consta es degradante temas, aun los más delicados, sin crueldad ni falsa cortesanía... todos
lo hago a conciencia, aunque manifestando mi pesar por ello de algún estos elementos contribuyen a la atmósfera analítica.
modo. Por ejemplo, últimamente dije a un paciente al final de una El deseo de curar no debe confundirse con un celo terapéutico pato-
sesión: "Comprendo que esta situación es dificil para usted, pero al lógico. Debe manifestarse en la seriedad de propósitos del analista, su
fm pudo decirme algo que lo horrorizaba: que me amaba usted y de- rigurosa búsqueda de insight,su respeto por los diversos medios de la
seaba que yo lo amara; y todo cuanto hice yo fue decirle que bueno, profesión, sin adoración ni ritual, y su disposición a luchar durante años
que habría que explorar eso un poco más." por alcanzar objetivos de largo plazo. La habilidad que tenga el analis-
Si el paciente recae en alguna pauta de comportamiento neurótica ta para administrar insightsdolorosos será señal tanto de su intención
antigua trato de dominar mis sentimientos de tristeza o decepción, así terapéutica como de su interés por la dignidad del paciente. El sopor-
como domino mi placer y orgullo si da un gigantesco paso hacia delan- tar los estallidos hostiles y humillantes del paciente sin desquitarse es
te. Pero permito que se manifieste algo de sentimiento, ya que la ausen- tan importante como el no dejarse turbar por sus provocaciones sexua-
cia de afectos podría parecer fría e inhumana. Trato de atemperar los les. Esto no significa que el analista no deba tener sentimientos y fan-
sentimientos de fracaso o triunfo del paciente recordándo le (y a mí tam- tasías en respuesta a sus pacientes, pero su cuantía deberá quedar den-
bién) nuestros objetivos de largo plazo. tro de los límites que le permitan controlar sus reacciones, de modo
384 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA
EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 385
que cuando salgan a la luz sean tan sólo lo que el paciente necesita.
Por lo que antecede puede verse que la humildad es otro requisito
El analista debe dejar que los sentimientos de trasferencia del pacien- fundamental que impone al psicoanalista la situación analítica (Shar-
te lleguen a su intensidad óptima sin intervenir. Esto requiere la facul- pe, 1947, pp. 110-2).
tad de aguantar tensiones fatigosas, angustias y depresiones tranquila El analista es portador de uninsight por lo general doloro so, y lo co-
y pacientemente. Todo ello es posible sólo si uno ha tenido una pro- munica en una atmósfera franca, compasiva y moderada. Lo que he
funda experiencia psicoanalítica y ha continuado haciendo algo de auto- descrito es mi modo personal de ver cómo se ha de resolver el conflicto
análisis. De todos modos, los riesgos de la profesión son enormes y los creando una atmósfera de privación y de interés por el paciente, tenido
mejores resultados terapéuticos en el analista dejan mucho que desear a distancia y próximo al mismo tiempo. Comprendo que esto es una
(Freud, 1937a, pp. 248-50,586-70;Wheelis, 1956b; Greenson, 1966). cuestión muy personal y no lo propongo como prescripción exacta pa-
Quisiera citar directamente a Freud al respecto: ra todos los analistas. Pero sostengo que a pesar de diferencias indivi-
"Hagamos aquí una pausa por un momento para asegurar al psi- duales, los analistas deben tomar muy en cuenta estas dos series antité-
coanalista que tiene nuestra sincera simpatía por las exigentes deman- ticas. El analista tiene que poseer rasgos que le permitan facilitar el
das que ha de satisfacer al realizar sus actividades. Parece como si la desarrollo de la neurosis de trasferencia, así como el de la alianza de
del psicoanalista fuera la tercera de esas profesiones 'imposibles' en las trabajo, porque ambos tienen igual importancia para el desarrollo de
cuales se está de antemano seguro de que los resultados serán insatis- la situación analítica óptima (Greenson, 1965a).
factorios. Las otras dos, conocidas desde hace mucho más tiempo, son
la de la educación y del gobierno. Evidentemente no podemos pedir
que el que quiera ser analista sea un ser perfecto antes de emprender 4.2.3
MOTIVACIONES QUE REQUIERE DEL ANALISTA
el análisis: en otras palabras, que sólo tengan acceso a la profesión per-
LA SITUACIÓN ANALÍTICA
sonas de elevada y rara perfección. Pero ¿dónde y cómo adquirirá el
pobre diablo las calificaciones ideales que ha de necesitar en su profesión? A medida que avanzamos en nuestro estudio debe irse haciendo más
La respuesta es: en un psicoanálisis didáctico con el que empieza su
y más evidente que no se pueden separar las destrezas del analista de
preparación para futuras actividades. Por razones prácticas este análi-
sus rasgos o cualidades, y que unas y otros tienen que ver con sus mo-
sis sólo puede ser breve e incompleto...
tivaciones. De hecho fue uno de los grandes descubrimientos de Freud
"No sería sorprendente que el efecto de una preocupación constante el de que el comportamiento y el pensamiento del hombre son conse-
con todo el material reprimido que lucha por su libertad en la mente
cuencia de la acción recíproca de pulsiones instintuales, temperamento
humana comenzara a rebullir en el psicoanalista lo mismo que las exi- y experiencia. He tratado de aislar las destrezas, los rasgos y las moti-
gencias instintivas, que de otro modo es capaz de mantener reprimi-
vaciones unos de otros para aclarar y subrayar ciertos requisitos pre-
das. Estos son también 'peligros del psicoanálisis' aunque amenazan
vios de la situación analítica.
no al elemento pasivo sino al activo en la situación analítica; y no de-
Empecé con las destrezas y los rasgos porque son más accesibles al
bemos descuidar el enfrentarnos con ellos. No hay duda de cómo de- escrutinio clínico cotidiano. Las motivaciones son más difíciles de ana-
bemos hacerlo. Todo analista debería periódicamente —a intervalos de lizar porque tienen su srcen en las pulsiones instintuales inconscientes
unos cinco años— someterse a un nuevo análisis sin sentirse avergon- primitivas y las primeras relaciones de objeto. Son difíciles de verbali-
zado de dar este paso... zar con alguna precisión y casi imposibles de verificar. A demás, los pro-
"Nuestra aspiración no será borrar toda peculiaridad del carácter cesos de maduración ulteriores en el Ello y el Yo, así como los factores
individual en favor de una 'normalidad' esquemática ni exigir que la
persona que ha sido 'psicoanalizada por completo' no sienta pasiones experienciales, parecen tener una importancia decisiva. F inalmente, hay
tantas complejas jerarquías de instinto y defensa que presentan un cua-
ni presente conflictos internos. El papel del psicoanálisis es lograr las dro superficialmente semejante que sólo un estudio atento del indivi-
mejores condiciones psicológicas posible s para las funciones del Yo; con duo puede revelar las cualidades específicas de instinto y defensa que
esto ha cumplido su tarea" (Freud, 1937a, pp. 248-50;568-70;cursi- entran en una motivación dada. De todos modos, vale la pena poner
vas mías). de relieve algunas consideraciones generales, aunque los puntos seña-
386 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 387

lados lo sean de un modo impresionista y simplificado. les, según se sienta el acto de la interpretación inconscientemente como
Las pulsiones instintuales mueven al hombre a buscar descarga y sa- ayuda o daño, protección o enseñanza para el paciente-niño. La trasmi-
tisfacción. A medida que se va formando el Yo, se convierte en otro sión del entendimiento a un paciente puede ser inconscientemente una
objetivo fundamental la búsqueda de seguridad. Todas las motivacio- actividad de cuidado maternal, una forma de dar de comer, de nutrir,
nes subsiguientes son atribuibles al afán de satisfacción o seguridad, de proteger o enseñar al paciente-niño. Puede también simbolizar un
o combinaciones de ambas. Limito esta disquisición de los motivos a acto de fecundación. De la simiente de pequeñosinsights pueden nacer
los que considero componentes principales de la labor psicoanalítica: grandes cambios. La aportación deinsight puede también inconsciente-
(1) el analista, recolector y trasmisor deinsight y entendimiento; (2) el mente emplearse como medio de restablecer el contacto y la comunica-
analista, blanco de la neurosis de trasferencia, y (3) el analista, curador ción con un objeto de amor hasta ahí no entendedor, o sea perdido.
de los enfermos y dolientes (Fleming, 1961). De este modo, la trasmisión del entendimiento puede servir de intento
Uno de los aspectos singulares del tratamiento psicoanalítico es el de superar una actitud depresiva (Greenson, 1960).
papel crucial que desempeñan la interpretación, el insight y el entendi- El afán de proporcionarinsight a otra persona puede convertirse en
miento en el proceso terapéutico (E. Bibring, 1954; Gill, 1954; Eissler, medio de reparar, por sentimientos de culpabilidad relacionados con
1958). El analista debe entender al paciente para adquirir el insight de la fantasía de haber hecho daño a pequeñuelos y enfermos, o sea her-
su comportamiento, sus fantasías y sus pensamientos. Acontinuación, manos, rivales, etc. De modo análogo, la búsqueda y trasmisión de in-
su tarea consiste en comunicar el significado oculto, en interpretárselo sight puede tener una función contrafóbica, así como otra antidepresi-
al paciente. El deseo de entender a otro ser humano de modo tan ínti- va. El analista puede explorar las incógnitas del paciente para superar
mo, y de obtener insight, implica la propensión a ahondar en los entresi- sus propias angustias, en cierto modo continuando su propio análisis
jos de otra persona (Sharpe, 1930, p. 17). Procede tanto de los impul- (Freud, 1937a, p. 249; 569).
sos libidinales como de los agresivos. Puede hallarse su srcen en los Aunque esta exploración no es nada completa, creo que toca a una
anhelos de fusión simbiótica con la madre o en los impulsos hostiles de las fuerzas inconscientes más importantes que influyen en la moti-
y destructivos contra las entrañas de la misma. vación que una persona tiene para escoger una carrera en que una de
La obtención deinsight puede ser un remanente de anhelos de omni- sus funciones más importantes es la de recolector y trasmisor de enten-
potencia, un medio de sobreponerse a la angustia que provoca el ex- dimiento. Yo opino que el lugar de srcen de una motivación dada no
traño. Contribuyen también al afán de obtenerinsight componentes li- es el factor decisivo para determinar su valor o descrédito. Lo impor-
bidinales y agresivos posteriores. La connotación anal de palabras co- tante es el grado de desinstintualización y neutralización alcanzado
mo adquirir, obtener, lograr, recoger, recolección deinsight parece per- (Hartmann, 1955, pp. 239-40).
fectamente trasparente. La curiosidad sexual de la fase edípica puede Las gradaciones de la neutralización decidirán hasta qué punto pue-
añadir ímpetu a esta actividad, de modo que la obtención deinsight se de la función de ser trasmisor del entendimiento convertirse en una fun-
haga un sustituto del voyeurismo frustrado de la infancia, así como una ción yoica confiable, autónoma y relativamente libre de conflicto. Por
compensación tardía por haber sido excluido de la vida sexual de los ejemplo, yo no creo que sea importante el que la comunicación dein-
padres (Sharpe, 1947, p. 121). sight al paciente signifique para el analista proporcionar alimentación,
Ya he subrayado la especial importancia que tiene la empatía como nutrición, protección o enseñanza. Lo importante es que la alimenta-
medio de lograr el acceso a las rarezas y complejidades de otra persona ción, nutrición, protección o enseñanza esté exenta de matices sexua-
(véanse secciones 4.2.1.1 y 4.2.2.1). La adquisición de les o agresivos y por lo tanto que no sea indebidamente excitante ni
dio de la empatía depende de la habilidad que tenga elinsight porpara
analista me- cause sentimiento de culpa.
identificarse, para introyectar, para el contacto íntimo y preverbal con De modo semejante, el introducirse en el interior del paciente para
el paciente, todo ello srcinado en las primeras actividades de amor y obtener insight tiene evidentemente antecedentes libidinales y agresivos,
cuidado maternales. pero lo que importa es saber si esta actividad está todavía íntimamente
El deseo de trasmitir elinsight,de ser el portador del entendimiento ligada a las fantasías causantes de sentimiento de culpabilidad o an-
y la comprensión, tal vez esté vinculado a impulsos libidinales u hosti- gustia. Mas debe tenerse presente que esas sublimaciones nunca se ha-
388 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EI, PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 389
cen de una vez para siempre, ya que las presiones del Ello, del Super- con problemas semejantes revela que padecen de cierta forma de te-
yó y del mundo exterior ocasionan regresiones y progresiones. Por eso, mor al público que cubre impulsos exhibicionistas reprimidos y una
otra consideración importante es la de cuán accesibles sean esos motivos agresivización y sexualización generalizadas del mirar y ser visto. La
agresivos y libidinales al Yo consciente y razonable del analista. La con- posición detrás del diván les ofrece la oportunidad de mirar sin ser vistos.
ciencia de la contratrasferencia puede poner en movimiento en el psi- Me impresiona el elevado porcentaje de psicoanalistas que padecen
coanalista otras medidas adaptativas que acaso suplan a la función pro- en grado notable el temor a aparecer en público. Es esto tan marcado
tectora que la neutralización no logró realizar. (Para diferentes modos que me veo obligado a suponer que uno de los motivos que hacen del
de ver este tema véase Winnicott, 1956a; Spitz, 1956a; Balint, 1950a, psicoanálisis una profesión atractiva es la posición del analista, oculto
y Khan, 1963b, 1964.) detrás del diván. La importante función de facilitar la aparición de neu-
No hace justicia a las arduas exigencias de la profesión analítica el rosis de trasferencia moderando las reacciones emocionales propias y
esperar que la obtención y comunicación deinsightpuedan estar exen- manteniéndose en relativo anonimato bien pudiera acercarse a esa fuente
tas de conflicto, culpa y angustia. Estas actividades deben ser agrada- patológica. El pudor y el sentido de lo privado son los rasgos de carác-
bles para el analista. La labor diaria de psicoanálisis terapéutico es di- ter análogos, pero sanos, que tal vez nos muevan a hallar atractivo este
fícil y a menudo dolorosa para el analista, que necesita algo de placer aspecto de la técnica psicoanalítica (Iones, 1955, p. 408).
positivo en el cumplimiento de sus obligaciones para poder tener un El factor decisivo es el grado de fijeza, rigidez e intensidad que tiene
interés vivo y una preocupación por lo que ocurre a sus pacientes. El la timidez del analista. Mientras tenga cierta flexibilidad y pueda so-
placer de escuchar, mirar, explorar, imaginar y comprender no sólo breponerse a su timidez cu ando sea necesario, tal vez no resulte un obs-
es lícito sino necesario para la eficiencia óptima del analista (Sharpe, táculo muy serio. Por otra parte, los fuertes impulsos exhibicionistas
1947, pp. 120-1; Szasz, 1957, pp. 204-10). no manifiestos de un analista pueden convertirse en un problema en
Otra característica del psicoanálisis que lo distingue de las dem ás psi- el sentido contrario. Para él, la posición detrás del diván y la paliación
coterapias es su empeño especial en estructurar la relación entre pa- de sus respuestas emocionales puede volverse frustración crónica y con-
ciente y terapeuta con el fin de fomentar la formación de la neurosis ducir a erupciones de comportamiento incoherente o provocación in-
de trasferencia. Para facilitar el crecimiento de las reacciones neuróti- consciente de actuaciones en el paciente.
cas de trasferencia es necesario que el analista se conduzca de un modo El retraimiento emocional y el desapego generalizados son señales
diferente de todas las demás relaciones entre paciente y terapeuta. Me mucho más graves y vuelven incapaz de realizar el psicoanálisis y sí
refiero aquí a lo que podría expresarse taquigráficamente como com- sólo una caricatura del procedimiento verdadero.Mi experiencia con
portamiento de privación e incógnito del analista. Esto nos lleva a plan- candidatos que padecen este tipo de problemas indica que son perso-
tear la cuestión de qué motivaciones podrían mover a un hombre a bus- nas que se debaten con sentimientos de angustia, rabia y gran hostili-
car carrera en un campo donde una de sus tareas más importantes es dad. Tienen que mantenerse a distancia para no estallar de cólera o
comportarse como una pantalla relativamente exenta de respuesta pa- pánico. Estas personas no son buenas para la labor psicoanalítica, pero
ra con el paciente, de modo que éste pueda proyectar y llevar a ella la buscan porque superficialmente lesproporciona un refugio resguar-
las imágenes no resueltas y rechazadas del pasado. dado del temible contacto directo con la gente. La variante normal de
Este aspecto de la técnica psicoanalítica parece resultar fácil para al- este comportamiento patológico es el aislamiento o la indiferencia. La
gunos analistas que manifiestan tendencia al aislamiento, el retraimiento capacidad de desapegarse y aislarse parcial y temporalmente es premi-
y el desapego. Las dificultades se presentan al no ser capaces estos ana- sa de la labor psicoanalítica, sobre todo en lo tocante a favorecer el de-
listas de cambiar de actitud y técnica cuando la situación analítica así sarrollo de la neurosis de trasferencia. La lave está en las palabras tem-
lo requiere. Me ha impresionado ver cuántos analistas hay encogidos poral y parcial. Si el aislamiento es controlable, resulta valioso; com-
e inquietos en las entrevistas iniciales porque tienen que estar sentados pulsivo y fijado, está contraindicado en las tareas analíticas.
frente al paciente, cara a cara. Tienden a acortar el número de entre- La facultad de ser constantemente privador y frustrador depende de
vistas preliminares para llegar pronto a la seguridad y comodidad de la capacidad de infligir dolor. Los conflictos no resueltos en torno al
su posición detrás del diván. El análisis de candidato en preparación sadismo, el masoquismo y el odio producirán extremos o inconsecuen-
390 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 39 1

cias. El analista excesivamente callado, por ejemplo, puede ocultar una cho pasar a él para lograr un mejor entendimiento del significado que
actitud agresiva pasiva crónica (Stone, 1961). Los analistas que practi- tiene para el paciente.
can en una atmósfera de gran austeridad y severidad tal vez estén des- El analista se convierte, de un modo extraño, en un actor mudo de
cargando calladamente su hostilidad y también provocando inconscien- la obra que crea el paciente. En esa obra, el analista no actúa; trata
temente un ataque, forma oculta de satisfacción masoquista. La facultad de ser la figura indefinida que el paciente necesita para sus fantasías.
de bloquear constantemente la búsqueda del paciente en pos de satis- Pero el analista contribuye a la creación del personaje, elabora los de-
facciones sintomáticas es de gran importancia en la formación de la talles con su insight, su empatía y su intuición. En cierto modo, es una
neurosis de trasferencia. Para lograrlo sin dejarse desviar por impulsos suerte de director artístico de la situación: parte vital de la representa-
sádicos o masoquistas inconscientes, el analista debe ser capaz de mo- ción, pero no actor. O bien es como el director de una orquesta sinfó-
dular su agresividad y su odio. Así como tiene que ser capaz de amar nica, que no escribe la música pero la clasifica e interpreta. Mediante
a sus pacientes, dentro de ciertos límites, también debe ser capaz de el uso de su imaginación creadora, el analista participa en las fantasías
odiarlos, pero igualmente dentro de ciertos límites. El infligir dolor, de aclarador e intérprete del paciente, y no como cómplice o provoca-
ya sea en forma de aislamiento, silencio, interpretación o cobro de ho- dor (Kris, 1950; Beres, 1960; Rosen, 1960; Stone, 1961).
norarios deriva siempre, en definitiva, del odio. Es importante que el Antes de poder pasar a las motivaciones del psicoanalista sanador

analista
bien pueda hacer
terapéutico esto sin angustia
del paciente ni culpa
(Winnicott, 1949).inconsciente y por el de
éstaenfermos y dolientes
es una materia se necesitaLauna
controvertida. exposición
mayoría de lospreliminar porque
analistas acepta-
Con cierta frecuencia, el paciente se convierte en portador de las fan- rían probablemente la elección de los dos primeros componentes fun-
tasías del analista; puede representar al analista mismo en el pasado, damentales de la labor del analista, a saber: (1) recoger y trasmitir el
o a un hermano, padre o madre, etc. De este modo, la situación analí- insight y (2) conducirse de modo que se convierta en una pantalla rela-
tica ofrece al analista la oportunidad de vivir por procuración, por me- tivamente desprovista de imágenes para la neurosis de trasferencia del
diación del paciente, sus ensueños más o menos inconscientes. En con- paciente. En cuanto a la validez e importancia del tercer punto, de que
secuencia, el analista tal vez se sirva, sin darse cuenta de ello, del pa- el analista es un hombre consagrado a aliviar la triste situación neuró-
ciente como de un cómplice para poner por obra los deseos reprimidos tica de su paciente, habría bastantes diferencias de opinión (Stone, 1961,
del analista. No es raro hallar que los analistas con tendencia a la ac- pp. 12-7, 117-20). Con el fin de presentar debidamente el punto de
tuación tienen pacientes que así lo hacen. Más sorprendente, pero no vista de que la intención terapéutica del analista es un factor de vital
raro, es hallar analistas que viven una vida muy restringida e inhibida i mportancia en la práctica del psicoanálisis, querría esbozar algo del
con pacientes que actúan con frecuencia y flagrantemente. Sin darse trasfondo histórico y científico del debate. Para un cuadro más vasto,
cuenta de ello, esos analistas aplauden tal comportamiento y partici- recomiendo las obras de Freud (1926b) y Jones (1953; 1955, capítulo
pan de él (Greenacre, 1950, p. 236). 4; 1957, capítulo 9).
Así como el ambiente de la situación analítica favorece la formación A partir de los primeros escritos analíticos de Freud, la profesión mé-
de fantasías en el paciente, la favorece también en el analista. Su posi- dica en general y los neurólogos y psiquiatras en particular han sido
ción sentada e invisible detrás del diván, su abundante silencio, las res- hostiles y combativos con el psicoanálisis. Los médicos que se adhirie-
tricciones físicas que se le imponen, la moderación de sus emociones, ron al movimiento psicoanalítico no pertenecían a la mayoría conser-
todo tiende a poner en movimiento la imaginación del analista. Pero vadora y adocenada, y creo que hoy todavía es así. Después de la se-
más importante
rencia es el
del paciente hecho
hacen de que las reacciones
desempeñar neuróticasdedepapeles.
al analista multitud trasfe- gundapara
table guerralosmundial parece pero
psiquiatras, que elnopsicoanálisis
mucho parase las
ha hecho
demásmás acep-de la
ramas
Puede ser el tiernamente amado o el enemigo adiado, el padre temible medicina.
o la madre seductora que están en la mente del paciente. La tarea del Los pocos médicos que se unieron al aislado Freud para formar la
analista consiste en dejar que se produzcan esos fenómenos e interve- sociedad psicoanalítica en Viena, en 1902, y la Asociación Psicoanalí-
nir tan sólo cuando sea bueno para el paciente. Más aún, su misión tica Internacional en 1910, estaban más o menos fuera de la corriente
es embellecer y perfeccionar el tipo de carácter que el paciente ha he- principal de las asociaciones médicas. A l mismo tiempo, algu nos de los
392 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 393

más descollantes contribuyentes al psicoanálisis no eran m édicos: Hanns sobre todo investigadores, o recaudadores de datos, fuera de lugar, y
Sachs, Hermine Hug-Hellmuth, el reverendo Oskar Pfister, Otto Rank, los resultados terapéuticos que obtenían eran inferiores a lo esperado.
Melanie Klein, Siegfried Bernfeld, Theodor Reik y Anna Freud. Dos Y he conocido analistas legos que laboraban de un modo médico y sus
de los cinco miembros del "comité secreto" de Freud eran analistas pacientes no parecían sufrir de la falta de doctorado en medicina de
no médicos: Hanns Sachs y Otto Rank (Dones, 1955, ca pítulo 6). Los su analista. Querría dejar bien sentado que con este deseo imperioso
propios estudios académicos de Freud eran mucho más amplios que de ayudar a los enfermos y dolientes me refiero a lo que Stone llama
los de un médico corriente. En la primavera de 1926 se sometió a pro- el compromiso médico, terapéutico, franco y patente, el deseo hondo
ceso a Theodor Reik según la ley austriaca por charlatanería y poste- y considerado de ayudar o curar (1961, pp. 119-20). No quiero decir
riormente, aquel mismo año, Freud escribió un librito en defensa del un celo terapéutico frenético.
análisis practicado por no médicos. En esa obra decía: "Después de El psicoanálisis no es el tratamiento de elección para las situaciones
cuarenta y un años de actividad médica, mi autoconocimiento m e dice de urgencia, ni es apropiado para los primeros auxilios psiquiátricos.
que nunca fui un verdadero médico... De mi infancia no tengo ningún Cuando se presentan casos de esos en el curso de un análisis, suele ser
recuerdo de haber sentido la necesidad de socorrer a la humanidad do- necesario hacer algo de psicoterapia no analítica. El psicoanalista bien
liente... Creo, sin embargo, que mi falta de una genuina inclinación preparado debe estar capacitado para hacerlo, sin olvidar de plantear-
médica no causó gran perjuicio a mis p acientes, pues no redunda preci-
samente en ventaja de éstos si el interés terapéutico del médico tiene se
un la posibilidaddedelarga
tratamiento preservar la situación
duración; analítica. El
nuestra intención psicoanálisis
terapéutica será es
un excesivo énfasis emocional. Para el paciente lo mejor es que el mé- de poca intensidad, pero deberá durar los años que dure el tratamiento.
dico cumpla su tarea con ecuanimidad y con la mayor precisión posi- De vez en cuando da la impresión psicoanalítica de que el deseo de
ble" (1926b, pp. 253-4; 500-1). aliviar la aflicción del paciente es fundamentalmente opuesto al análi-
Opino que Freud no se valoraba debidamente y que tal vez influye- sis y el entendimiento de sus problemas (Sharpe, 1947, p. 216). Otras
ra en ello la hostilidad que en aquel momento sentía por la profesión veces parece que los analistas se cuidan más de conservar la pureza del
médica. Yo he tratado de señalar la clara actitud terapéutica de Freud psicoanálisis que de mejorar sus resultados terapéuticos (Waelder, 1960,
en su trabajo con los pacientes (sección 4.2.2.3, citas). Convengo con p. 116; Ramzy, 1961; Eissler, 1958). Los hay que tienden a subrayar
Freud y otros en que sus estudios de la escuela de medicina no son la el papel pasivo del psicoanalista a manera de catalizador y subestiman
preparación ideal para un psicoanalista, y que sería mucho mejor una la importancia de la destreza técnica (Menninger, 1958, pp. 11, 128).
combinación de capacitación médica parcial más algún estudio de hu- La descripción de la relación paciente-analista como "transacción en-
manidades, ciencias sociales y literatura (Freud, 1926b, pp. 230-2, 246; tre dos partes" o entre "un representante de la primera parte" y un
867-9, 879;Lewin, 1946; Fliess, 1954). Sin embargo, Freud reconocía "representante de la segunda parte" reduce y oscurece la importancia
y en esto también yo "admito que mientras no existan las escuelas que especial de las actitudes médicas del psicoanalista (Menninger, 1958).
anhelamos para la formación de los analistas, las personas capacitadas Creo que el aspecto terapéutico del analista tiene particular impor-
que cuentan con instrucción médica constituyen el mejor material pa- tancia en la situación analítica, para el paciente como para el analista.
ra formar futuros analistas" (1926b, p. 257; 504). Para el paciente, el analista médico es un potente activador de la neu-
Pese a la actitud de Freud, sostengo que la intención terapéutica del rosis de trasferencia y la alianza de trabajo (Stone, 1961, pp. 84-7).
analista es un elemento capital en su conformación si ha de practicar La imagen del doctor suscita en el paciente recuerdos, fantasías y sen-
el psicoanálisis como método de tratamiento. No afirmo que ese empe-
ño de curar a los enfermos pueda deberse sólo a la preparación de las timientos
mágica quedeposeía
la infancia,
el poderdedeuna
losfigura
padresautoritaria,
omnipotentesincomprensible y
y omniscientes.
escuelas de medicina, pero venga de donde viniere, es un ingrediente Es el doctor el que llega y se hace cargo cuando los padres están enfer-
esencial para practicar el psicoanálisis como terapia. En mi experien- mos y asustados. Es él quien tiene el derecho de explorar el cuerpo des-
cia personal nunca he conocido ningún terapeuta psicoanalista eficaz nudo y no teme ni se asquea por la sangre, el moco, los vómitos, la
que no sintiera fuertemente el deseo de aliviar los padecimientos de sus orina o el excremento (Freud, 1926b, p. 206; 854), él es quien salva
pacientes. He conocido psicoanalistas doctores en medicina que eran del dolor y el espanto y pone orden en el caos, funciones de emergen-
394 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 395

cia que desempeñaba la madre en los primeros años de la vida. Ade- de intervenir en calidad de uno y otra. Pero no debe obrar francamen-
más, el médico inflige dolor, saja y perfora la carne y se introduce en te como ninguno delos dos, sino como un compuesto de ambos: el
todas las aberturas del cuerpo. Recuerda a la madre de intimidad cor- terapeuta.
pórea, así como representa las fantasías sadomasoquistas en que inter- Ahora podemos por fin volver a nuestra cuestión srcinal de qué es
vienen padre y madre. lo que motiva a un hombre para seguir una carrera en que consagrará
Para el psicoanalista, yo sostengo que es principalmente el empeño su vida al tratamiento de los humanos neuróticos enfermos y dolientes.
terapéutico con el paciente el que le permite utilizar los diversos me- Hay un chiste en boga actualmente que tiene algo más que un germen
dios "no naturales" que el psicoanálisis requiere sin hacerse ritualista, de verdad en relación con esta cuestión. Adivinanza: ¿Qué es un psi-
autoritario, distante o hastiado. Me refiero a los gajes del oficio que coanalista? Solución: Un doctor judío que no puede soportar la vista
son escuchar sesión tras sesión asociaciones libres o no , prestando aten- de la sangre. Este chistepone de relieve consideraciones importan tes.

ción a todos los detalles, escuchar sobre todo en silencio, poner de ma- Freud se planteaba la cuestión de qué es lo que mueve a una persona
nifiesto únicamente respuestas emocionales bien moduladas, dejarse con- a dedicarse al psicoanálisis y aunque personalmente las desautorizaba,
vertir en blanco de intensas tempestades emocionales del paciente e in- escogió dos fuentes tempranas importantes de la actitud terapéutica:
tervenir sólo por el bien de éste, permitir que le hagan el amor de pala- "Mi innata disposición sádica no era muy grande, de modo que no
bra sin volverse seductor o que lo vilipendien sin defenderse ni con- tuvo necesidad de desarrollar este derivado suyo. Tampoco me dedi-
traatacar. qué nunca a 'jugar al doctor': mi curiosidad innata infantil siguió otros
Es ante todo la consagración fundamental a la tarea de ayudar y cu- caminos" (1926, p. 253; 501).
rar a los enfermos la que permite al analista conservar en semejantes Creo que el importante papel de las pulsiones sádicas pregenitales
circunstancias el interés emocional y la compasión por el paciente, sin que contribuyen a nuestro interés por la práctica de la medicina está
ser exageradamente protector como una madre o desapasionado como bien documentado desde el trabajo pionero de Simmel acerca del jugar
un investigador. La actitud médica implica la conciencia constante de al doctor (1926). Esos impulsos pueden descubrirse clínicamente en el
la condición, fundamentalmente dolorosa y necesitada de ayuda, en que comportamiento declarado de los médicos sádicos que infligen dolor y
se encuentra el paciente, así como el respeto por los medios, procedi- mutilaciones innecesarios, como las formaciones de reacción en los mé-
mientos y procesos necesarios para obtener resultados terapéuticos. La dicos indecisos e inhibidos y como los fenómenos de reparación y resti-
opinión del médico es mucho más segura que la de la madre, el padre tución en los abrumadospor la culpabilidad, que son salvadores com-
o el investigador cuando se trata de estimar qué cantidad de dolor pue- pulsivos. Las pulsiones agresivas relativamente bien neutralizadas están
de soportar el paciente. ejemplificadas en el cirujano capaz de decidir una operación sin con-
Pero la postura del terapeuta participa de la de la madre y la del flicto, de operar con destreza y prontitud y que después no se siente
investigador. (Excluyo al padre porque si no nos apartaríamos dema- indebidamente culpable ni triunfador.
siado del asunto.) Creo que el analista ideal es una figura maternal de Las contribuciones libidinales al compromiso terapéutico nacen de
padre o paternal de madre, dualidad existente en lo relacionado con fuentes pregenitales o edípicas. El afán de introducirse en el cuerpo o
las funciones, no como carácter sexual. El terapeuta analítico tiene que la mente de otra persona puede deberse al anhelo de fusión e intimi-
estar en contacto empático (maternal) estrecho con sus pacientes para dad como a fines destructivos. El placer anal-erótico puede ser harto
evidente en el indebido interés por los aspectos "sucios" del ejercicio
poder fomentar
conocer sus potenciales,
la diferencia defender sus
entre satisfacciones derechos
inocentes y su dignidad,los
o perjudiciales, de la medicina así como en la formación reactiva de la limpieza excesiva.
límites de su tolerancia a la privación y estar dispuesto a esperar años Una de las aportaciones principales de Simmel fue su visión del pa-
el fruto de sus desvelos, Como terapeuta tiene también que saber man- pel del doctor como oportunidad de reactuar el mal entendimiento se-
tener una distancia entre sí y el paciente para poder "estudiar" los da- xual, sadomasoquista de la escena primaria de la infancia (pp. 292-3).
tos de éste, o sea recordar, entresacar, pensar, juzgar, teorizar y espe- El médico puede ser el padre sádico que tortura sexualmente al paciente-
cular acerca de ellos. Por encima de todo, el terapeuta tiene que lograr madre víctima. Puede convertirse en el salvador o identificarse con la
fácil acceso a las posiciones de investigador y de madre, y ser capaz víctima. A veces vemos que el médico está tratando de actuar una fan-
396 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y EL PACIENTE 397

tasía en que hace al paciente lo que quería quesu padre o madre le parte integrante del proceso de psicoanalizar. Si bien es cierto que uno u
hiciera en su infancia; esto puede ser una forma de homosexualidad otro de estos elementos puede alterarse sin hacer el psicoanálisis imposi-
e incesto. El curar a los enfermos puede también provenir de la madre ble, también es verdad que el ambiente analítico influye en los diversos
"cuidadora" o "nodriza" que calma el dolor amamantando al hijo procesos que se desarrollan en el tratamiento psicoanalítico. Sabemos
(p. 303). por ejemplo que las reacciones de trasferencia se producen espontánea-
Factores importantes ulteriores pueden proceder de maniobras de- mente en los neuróticos que no están en tratamiento psicoanalítico.
fensivas diferentes. El cuidar a los enfermos puede ser un medio de do- Pero sabemos también que el ambiente analítico facilita y maximiza
minar el propio temor a la enfermedad, una actividad contrafóbica, Uno la aparición de todas las reacciones de trasferencia.
busca activamente lo que teme cuando es pasivo (Fenichel, 1939). Las Aunque Freud describió cuidadosamente cómo establecía las diver-
actividades defensivas se funden en el campo de la sublimación y la sas rutinas y los procedimientos con sus pacientes nuevos, no concep-
neutralización. La búsqueda de conocimiento y verdad puede conver- tualizó lo que esperaba que ellos contribuyeran (Freud, 1912b, 1913b).
tirse en derivado desinstintualizado y exento de angustia del deseo apre- El que esperaba algo de ellos puede advertirse en su trabajo sobre el
miante de tener acceso a los desconocidos y peligrosos cuerpo y mente. amor de trasferencia, donde dice que el enamoramiento del (o la) pa-
Una sensación de afinidad con la humanidad doliente podría también ciente lo "induce" y "provoca" la situación analítica (Freud, 1915a,
desempeñar un papel en el deseo de luchar contra la tiranía de la en- pp. 160-1, 168; 443-57).
fermedad y el dolor innecesarios. Hasta hace relativamente poco, la literatura psicoanalítica ponía de
El psicoanalista difiere de todos los demás médicos terapeutas en que relieve la enorme importancia que la historia anterior del paciente y
no tiene contacto físico con el paciente, a pesar del alto grado de inti- la actitud de pasividad, incógnito y neutralidad relativos del analista
midad verbal. Se asemeja más a la madre de la separación corporal tienen como factores que determinan el curso de las reacciones de tras-
que a la madre de la intimidad corporal (Stone, 1961, p. 105). Ade- ferencia. Aunque esto sigue siendo válido en lo esencial, hoy reconoce-
más, el analista comparte sus conocimientos y descubrimientos con el mos que ciertos elementos y procedimientos del encuadre analítico pue-
paciente mucho más que otros médicos, y esto lo acerca más a la profe- den favorecer o estorbar esos fenómenos. Los trabajos de Macalpine
sión docente. (1950), Greenacre (1954), Lewin (1955), Spitz (1956b) y Stone (1961)
Para colofón de este estudio de la motivación nos parece bueno re- han sido particularmente valiosos para esclarecer el significado del en-
petir las dos cuestiones críticas. Primeramente, el origen del anhelo de cuadre analítico en la evolución de las diferentes reacciones de tras-
ser terapeuta no es el factor primordial; lo decisivo es el grado de des- ferencia.
instintualización y neutralización de las actividades derivadas. En se- De acuerdo con formulaciones anteriores en lo tocante a la relación
gundo lugar, si la neutralización no se logra, o sólo parcialmente, la entre analista y paciente, estudiaremos el encuadre analítico desde el
cuestión siguiente es la de saber si esos antecedentes primitivos son fá- punto de vista de los elementos que favorecen la neurosis de trasferen-
cilmente accesibles para .el Yo razonable del terapeuta y por ende si cia y los que facilitan la alianza de trabajo, o sea qué tiende a hacer
puede influirse en ellos o moderarlos. Si tal es el caso, esos impulsos regresionar al paciente y qué le ayuda a conservar su nivel de funcio-
tal vez no sólo sean inocuos sino incluso valiosos indicadores de lo que namiento más adulto. Es esencial que el encuadre analítico provea es-
sucede dentro del paciente. tas dos oportunidades constantemente (Greenson, 1965a).
La circunstancia de que dos personas se encuentren repetidas veces
y solas durante un largo espacio de tiempo crea una intensa implica-
ción emocional. El hecho de que la una esté conturbada y relativamen-
LO QUE REQUIERE EL PSICOANÁLISIS
4.3 te desvalida y que la otra sea experta y ofrezca su ayuda, facilita una
DEL ENCUADRE ANALÍTICO relación desigual, "desequilibrada", en que la persona conturbada tien-
de a regresar a alguna forma de dependen cia infantil (Greenacre, 1954).
La designación de "encuadre analítico" se refiere al contexto físico y La costumbre de hacer que el paciente esté acostado en el diván tam-
los procedimientos acostumbrados de la práctica psicoanalítica que son bién contribuye de muchos modos a la regresión. La posición acostada
398 LA SITUACIÓN PSICOANALÍTICA EL PSICOANÁLISIS Y El, PACIENTE 399

es un remanente de los días de la hipnosis y una modificación del in- bién hallamos una dialéctica. La inextinguible ansia instintual del pa-
tento de hacer dormir al paciente (Lewin, 1955; Khan, 1962). La dis- ciente puede convertir en frustración incluso las actitudes satisfactorias
minución de los estímulos externos, el hecho de que el paciente no vea del analista; la ambivalencia del paciente puede trasformar el celo tera-
al analista, de que éste esté relativamente calladoy que no haya con- péutico del analista en una forma de rechazo y su paciencia en indife-
tacto físico entre ellos, se asemeja más aún al estado de sueño (Macal- rencia. La clave de la cuestión está en la fuerza relativa del Yo razona-
pine, 1950; Spitz, 1956b). ble del paciente en relación con el Ello, el Superyó y el mundo exterior
Spitz (1956b) subrayaba también el hecho de que el paciente está en un momento dado. La relación con el analista depende de esos
acostado y por ende más bajo que el analista, que está sentado detrás factores.
de él, que la locomoción y los movimientos corporales del paciente es- Como ejemplo de bipolaridad, cualquier intervención puede pare-
tán restringidos y que habla pero no ve a quién; todo esto lleva al pa- cer como adormecedora o como un severo despertamiento. Los impon-
ciente en dirección de la ausencia de objeto. Sostiene Greenacre (1954) derables de la vida cotidiana pueden desempeñar un papel decisivo.
que esta combinación de elementos recapitula la matriz de la relación A pesar del hecho de que el ambiente analítico tiene su importancia
madre-hijo en los primeros meses de vida del segundo. La misma aso- en la ecuación terapéutica, no puede remplazar a la técnica psicoanalí-
ciación libre es una invitación a volver al proceso primario y el sueño tica: el arte de la interpretación y el talento de relacionarse con un ser
( Macalpine, 1950; Lewin, 1955). Asimismo parece el parloteo de un humano. Debe recordarse también con toda humildad que la mejor téc-

niño cuando
(Spitz, le pedimos que diga todo sin distinción ni responsabilidad
1956b). nica del mundo tiranía
a la formidable requiere
delademás
pasadobastante tiempo
neurótico para sobreponerse
del paciente y su compul-
Las rutinas del analista contribuyen también al jalón regresivo del sión de repetir (Greenson, 1966).
encuadre analítico. Su anonimidad relativa, sus respuestas emociona-
les silenciadas y la actitud general de privación respecto de los deseos
neuróticos del paciente, todo acelera la neurosis de trasferencia (Ma-
calpine, 1950; Spitz, 1956b). La circunstancia de que el analista cura LISTA ADICIONALDE LECTURAS
a los enfermos, que es un terapeuta, activa también los muchos antece-
dentes infantiles del doctor en la vida de fantasía del paciente (véase Consideraciones generales
sección 4.2.3). Altman (1964), Greenacre (1954), Greenson (1966), Haak (1957), Khan
Muchas de las rutinas que mencionamos arriba como fomentadoras (1960, 1962), Lewin (1955, 1959), Macalpine (1950), Spitz (1956a, 1956b),
de la regresión hacia la neurosis infantil contribuyen también a la for- Stone (1961).
mación y el mantenimiento de la alianza de trabajo si se llevan a cabo Rasgos de personal idad y carácte r que se re quieren del pa ciente

consecuentemente, con alto grado de frecuencia y durante un largo es- Aarons (1962), Guttman (1960), Knapp, Levin, McCarter, Wermer y Zet-
zel (1960), Rosenberg [Zetzel] (1949), Waldhorn (1960).
pacio de tiempo. Todos los procedim ientos que se hacen previsibles pro-
Satisfacción y frustración en la situación analítica
porcionan una sensación relativa de seguridad; y se advierte en ellos Glover (1955), Greenacre (1959), Hoffer (1956), Kubie (1950), Menninger
una intención terapéutica, producen confianza, meollo de la alianza de (1958), Nacht (1957).
trabajo. La seguridad y la confianza hacen que el paciente se deje re-
gresionar y le infunden el valor de arriesgarse a dejar la defensa neuró-
tica y probar una forma nueva de adaptación. El trabajo diario del ana-
insight
listasucon
to, el paciente,
respeto su incansable
y protección búsquedapotenciales
de los derechos, de y entendimien-
y dignidad del
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