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UNIVERSIDAD SAN SEBASTIÁN

ESCUELA DE INGENIERÍA
PERSONA, CULTURA E HISTORIA

EL CONCEPTO DE LA VOLUNTAD EN FILOSOFÍA. (DOC.N°3)


VOLUNTAD: “ Es la facultad de decidir y ordenar la propia conducta.
Propiedad que se expresa en el ser humano y en otros animales para realizar
algo con intención y con un resultado”.

VOLUNTAD: “Es la capacidad de los seres humanos y de otros animales que


les mueve a hacer cosas de manera intencionada.”

“Es la facultad que permite al ser humano gobernar sus actos, decidir con
libertad y optar por un tipo de conducta determinada. Es el poder de elección
con la ayuda de la conciencia.”(Wikipedia, internet.)

“ La voluntad es una función intelectual. Es el apetito de la inteligencia o


apetito racional ( Santo Tomás.)por el cual nos inclinamos al BIEN conocido
intelectivamente.

Lo que los deseos o impulsos son a la sensibilidad, es la voluntad a la vida


intelectual: QUERER es su propio acto.

La voluntad se encuentra abierta como el pensamiento; puede querer


cualquier cosa; pero se encuentra abierta al BIEN en general, por tanto, la
voluntad es la inclinación racional al bien; siendo este aquello que nos
conviene.

La voluntad no actúa al margen de la razón, sino simultáneamente con ella;


se quiere lo que se conoce, se conoce a fondo aquello que se quiere. Amor y
conocimiento se relacionan estrechamente.

La voluntad se plasma en la conducta, dando origen a las acciones


voluntarias. La voluntad aparece en la acción, se hace presente al actuar. Una
acción voluntaria es una acción conscientemente originada por mí, es decir,
una acción mía. Lo voluntario se puede definir también como “aquello cuyo
principio está en uno mismo y que conoce las circunstancias concretas de la
acción.”(Aristóteles en Ética a Nicómaco.) El hecho de tener voluntad implica
la responsabilidad: al hombre se le podrán pedir cuentas de lo que hace
porque lo hace queriendo. El hombre es responsable de sus acciones ante los
demás, ante la ley, ante la comunidad.

Según el autor, es necesario distinguir en la acción voluntaria un doble


momento de la voluntad : a) Primero se da el deseo racional, que es la
“tendencia a un bien conocido como fin”. Esto es la voluntad en sentido
general : el querer esto o lo otro. Este querer o intención basta para hacer
que una acción sea voluntaria. El deseo racional se refiere por tanto, a los
fines ( Sto. Tomás.), es decir, a aquello que se quiere conseguir. b) En
segundo lugar viene la elección, que consiste en decidir cómo y con qué
medios llevar a cabo la acción que me permita alcanzar el fin querido. La
elección requiere de una deliberación previa que sopesa las distintas
posibilidades o caminos para llegar a lo querido…..estos dos actos están
vinculados con la libertad …………….a la vez también, se vincula voluntad con
intelecto y lo propiamente animal del hombre ; los sentimientos…”

LA LIBERTAD

LOS USOS DE LA VOLUNTAD O LOS CINCO MODOS DE QUERER.


La libertad, como se ha visto al hablar de la persona, tiene su raíz en lo más
profundo de la persona humana, que es un ser libre. En consecuencia, la
libertad permea todos los actos de la persona, incluso parece estar reflejada
en el carácter especial de su corporeidad. Más, la libertad se asienta sobre
todo en el ejercicio de la voluntad : a menudo “ser libre” se identifica con
“hacer lo que quiero”, o al menos “ poder hacer” lo que se quiere.

¿ De qué modos puede ejercerse la voluntad? Ya sabemos que los usos de la


razón son principalmente tres : el uso técnico, que hemos llamado tener
corporal ; el uso teórico, mediante el que se construye la ciencia y el campo
del saber ; el uso práctico, por el que se diseña la acción y la conducta. Así
hemos sostenido que manejar un tenedor es un comportamiento práctico
distinto de ocultar la verdad, pues en el segundo aparece una dimensión
moral. Las acciones morales me constituyen, dándome un modo de ser,
diciendo(a mí y a los que me rodean) quién soy. También sabemos que la
voluntad tiene tres momentos: el deseo, la deliberación y la elección. La
deliberación corre a cargo de la razón práctica. De estas distinciones
podemos hacer aparecer cinco modos de querer:

1.- El deseo es el uso primero. Consiste en la inclinación hacia un bien


racionalmente captado que se nos aparece como bueno. El deseo consiste en
la búsqueda de la unión o posesión de lo deseado. Una vez conseguido esto,
se trastoca en gozo. Desde el punto de vista de esta tendencia, la voluntad es
querer.

2.- La elección voluntaria puede ser doble, según se oriente al pasado o al


futuro. Si se orienta al pasado, a cosas que ya han sucedido, adopta la forma
de aprobar o rechazar. Este uso de la voluntad se aplica especialmente a todo
lo que uno ya es, y al modo en que convive con su propia realidad: hijo de
tales padres, nacido en tal ciudad y año, gordo o flaco, alto o bajo, etc. Esto
se lleva a cabo diciendo sí o no.

3.-Si la elección se orienta hacia el futuro, podemos llamarla dominio o poder,


porque me encuentro en situación de decidir acerca de lo que será mi futuro,
estoy por encima de las cosas que me pasan, siendo yo al final el quién
decide qué es lo que va a pertenecer a mis circunstancias. Dominar es ser
señor de la propia vida, decidir acerca de aquello que puedo hacer, porque
depende de mí.

4.- La voluntad creadora es la que se aplica a todas las acciones técnicas y


artísticas, en las cuales doy forma a una materia. La capacidad creadora del
hombre trasciende el ámbito puramente técnico y artístico, su inventiva es
mucho más amplia pues de la intimidad personal brotan novedades inéditas,
ya que es creativa de por sí. El crear humano puede consistir en transformar
una materia(crear riqueza, por ejemplo), realizar actos lingüísticos(hablar o
escribir), o en crear instituciones(una asociación, el derecho positivo, etc.) o
relaciones personales(amistad). Todo esto es posible porque la inteligencia es
creadora. Es la voluntad creadora la que encauza el brotar inteligente de la
persona. La voluntad es crear.

5.-Por último hay un uso de la voluntad que podemos llamarlo amor, y


consiste en el reconocimiento y afirmación de una realidad por lo que en sí
misma es y vale. Amar es deleitarse, alegrarse, en el bien del otro. La
benevolencia es un caso del uso de la voluntad como afirmación, como amor.
Se trata de la respuesta voluntaria a la captación que hace la inteligencia de
las cosas como son en sí mismas, en su alteridad. La voluntad es amar.

Estos usos de la voluntad tienen mucha relación y pueden, más bien


deberían, darse simultáneamente. Por ejemplo, estoy feliz(aprobación)
porque me ha llamado un amigo y por fin puedo(poder) cumplir una vieja
aspiración mía(deseo): empezar(crear) una relación que forme un proyecto
compartido(amor). Una boda significa una unión deseada por los
contrayentes, que se aceptan mutuamente, porque se han elegido el uno al
otro para crear una familia, pues se aman. Lo mismo ocurre con el
arrepentimiento, en el cual uno rechaza una parte del propio pasado
desaprobándolo, y busca el poder sobre su futuro para no repetir aquello.

Ninguno de estos cinco usos puede dejar de considerarse, pues en ese caso
las consecuencias se empiezan a sentir enseguida: aparece un hombre
incompleto, irreal o deforme. En tales casos se exageran unos, mientras otros
no se tienen en cuenta: el hombre no es solo deseo (Freud), ni solo voluntad
de poder (Nietzsche), ni voluntad creadora, ni amor benevolente, sino todo a
la vez y armónicamente.”

Fuente: “ Fundamentos de Antropología “, de Ricardo Yepes y Javier


Aranguren.

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