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6
Concepción, dimensiona-
miento, verificación de
zonas singulares:
El método “strut and tie”
(bielas y tirantes)
6.1.1 Introducción
La ingeniería moderna, que ha llegado hasta nosotros, nació con el Renacimiento, siendo
Leonardo Da Vinci uno de sus preclaros representantes. En el siglo XVIII se hizo ciencia
con la Ilustración y la Escuela de “Ponts et Chaussées” de París. Y años más tarde se hizo
técnica con la Revolución Industrial inglesa, el descubrimiento del procedimiento para fa-
bricar industrialmente hierro fundido y acero después, y con el excepcional desarrollo del
ferrocarril, que exigía puentes y estructuras, de estaciones por ejemplo, de dimensiones
impensables hasta entonces. El siglo XIX fue el siglo de oro de la ingeniería estructural que
se hizo protagonista y aliada imprescindible del progreso.
Las reducidas piezas laminadas que comercializaba la recién nacida industria side-
rúrgica, el roblón como tecnología exclusiva para unir piezas y los limitadísimos medios
de transporte y manipulación de piezas, explican el casi monopolio de las celosías como
tipología estructural al uso, que, por otra parte, prolongaban una tradición, muy rica pero
al tiempo muy limitada: la de las estructuras en celosía de madera.
[Poner la imagen que está en mi charla de Barcelona, con Más tarde, con el descubrimiento y el desarrollo del hormigón armado, las de vigas de
una celosía de hormigón y sus nudos.] alma llena compitieron ventajosamente con las celosías, que tenían menos razón de ser
debido a la propia tecnología del hormigón –material fluido antes de fraguar que llenaba
los moldes o encofrados de madera– y a las dificultades para resolver fiablemente los
nudos de las celosías de hormigón. Y que, de hecho, se resolvían con frecuencia inacep-
tablemente, mostrando los limitados conocimientos de la época.
Las vigas de alma llena de hormigón con un material cuyo comportamiento pronto se
evidenció que no era elástico y en el que la fisuración tenía un papel insoslayable y deter-
minante, exigía otros métodos de cálculo, diferentes a los que se utilizaban en las estruc-
turas de acero, basados en planteamientos puramente elásticos. Los métodos de análisis
seccionales de vigas, admitiendo la hipótesis de planeidad de las secciones perpendicula-
res a las directrices de las piezas rectas antes y después de la deformación (lo que facili-
taba extraordinariamente los cálculos) se fue abriendo camino. Pero, antes y después, se
utilizaron satisfactoriamente procedimientos de evaluación que sustituían las vigas por un
modelo en celosía, con dos cordones, superior e inferior, en tracción y compresión, que
equilibraban los momentos flectores y unas diagonales comprimidas inclinadas a 45º que
se hacían cargo de los esfuerzos cortantes concomitantes. Los métodos de Mohr y más
adelante de Morsch, fueron profusamente utilizados y sirvieron también como contraste
de los métodos seccionales y como palanca de progreso en la ingeniería estructural.
[Los modelos de bielas y tirantes comenzaron a utilizar- Los modelos en celosía ponían de manifiesto, por otra parte, la importancia de los
se sistemáticamente, cuando la invención del pretensado nudos en el encuentro de las barras y, al tiempo, la dificultad de analizarlos con el bagaje
conllevado la introducción de fuerzas localizadas muy de formulaciones que aportaban la resistencia de materiales y la elasticidad. En todo
importantes que se difundían en las zonas de anclajes y
caso, estos métodos ponían de relieve el protagonismo de los detalles estructurales que,
que requerían definir armaduras para canalizar la difusión.
En las publicaciones sobre el hormigón pretensado de Gu- en muchos casos, determinaban el comportamiento de la estructura en su conjunto y los
yon y Leonhardt, por ejemplo, figuran modelos de trans- coeficientes de seguridad que realmente atesora una estructura, que no coinciden, desde
ferencia que sistematizados constituyen la esencia del luego, con los que se han considerado en los cálculos. [Confirmar]
método de bielas y tirantes]. [Incluir imágenes] Mucho tiempo después, la cuestión permanecía abierta y cada vez tenía mayor
actualidad. A principios de los años 80 del pasado siglo, el gran ingeniero (co-autor,
por ejemplo de la cubierta del Estadio Olímpico de Munich), que era además destacado
profesor de la Escuela de Ingenieros de Stuttgart [Confirmar el nombre], Jörg Schlaich,
y sus colaboradores, publicaron como fruto de sus experiencias profesionales y de sus
estudios y trabajos de investigación, una metodología –que en la terminología inglesa
se denominó “strut and tie”, que podía traducirse como “método de la biela y el tirante”
–sistematizando el modelo de las celosías y, sobre todo, lo aplicaba para comprender y
evaluar el comportamiento de nudos complejos y de zonas singulares de las estructuras,
en los que los procedimientos de análisis seccional no son aplicables porque la
hipótesis básica –la constancia de la planeidad de las secciones antes y después de las
deformaciones– era manifiestamente errónea.
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 3
Desde su publicación, hace más de 25 años, el método ST ha demostrado su interés, [Tal vez haya que incluir un enumerado más literal del
y son innumerables los trabajos y las publicaciones que se han generado, ampliando en principio de Saint-Venant. En la página 345, figura 3.2.5.,
del artículo de Schlaich en el Beton-kalender 2001 (el que
todo caso sus campos de aplicación, pero sin tener que modificar o adaptar su filosofía. sin volver a citarlo me referiré en el futuro) debe venir en
En lo que sigue, he pretendido sintetizar los aspectos particularmente relevantes del “alemán” dicho enunciado, que supongo que encontrare-
procedimiento. Me he basado, para ello, en los textos originales de Jörg Schlaich y sus mos también en otras publicaciones que tenemos a mano.]
colaboradores, sin perder, por otra parte, de vista las publicaciones más recientes de otros
autores.
Pretendo, también, en línea con la razón de ser de este libro, extender su utilización
a todos los materiales estructurales específicos y en particular a la estructura de acero,
esbozando algunos casos. Tal vez en el futuro también sea de interés para comprender
mejor el comportamiento de suelos complejos.
+ + + +
σ τ −
− F/2
d
F
− − −
F + h + h
σ≠0
a
− σy σy F/2
σ=0
σx σx σx σx a
+ + +
+
a = 0
d
h h
Figura 4.1 Principio de Saint-Venant.
4 Capítulo 6 Concepción, dimensionamiento, verificación de zonas singulares
Lineas de N Consideremos algunos ejemplos en los que identificamos las zonas singulares. En los
N flujo tensional
extremos del soporte (Figura 4.2), en una profundidad del orden de la dimensión c de la pie-
−σ za prismática, existen unas zonas de distorsión del flujo tensional principal. En dichas zonas
D d a las que se las denomina zonas D, para recordar que se trata de zonas de “distorsión” (“dis-
turb”, en el lenguaje anglosajón) o de “detalle” (“detail”). En castellano también nos podría
= +
recordar al dios de las pequeñas cosas o al diablo, porque algunas leyendas consideran que
son quienes anidan en territorios que debían ser, y de hecho son, como infiernos estructu-
rales que gobernados por ingenieros sensibles podrían pasar a la categoría de purgatorios.
d
Al resto del elemento estructural se le denomina con la letra B, inicial de Bernouilli
D
(al que se debe la hipótesis de la planeidad de las secciones) o de Beam (viga en inglés)
−σ
N/2 N/2 σ = N/A
para recordarnos que son zonas en las que las hipótesis de la planeidad responden con
N/2 N/2 suficiente aproximación a su comportamiento real.
c A Otros ejemplos que identifican también las zonas D, y por exclusión la B, de vigas
c flectadas, son las representadas en la Figura 4.3.
Figura 4.2 Zonas singulares. p
h2 M
h M h1
pL L pL
R= R=
2 2
=
=
p
M
M
h
+ h h1
+ h2
D B D D2 B2
B1 D1
R R
Figura 4.3 Definición de zonas B y D en vigas flectadas. [Evitar reiteraciones con Figura 4.6]
Los huecos en estribos y los cambios bruscos en geometría también son zonas singu-
lares, como lo son el conjunto de las vigas de gran canto, en las que la hipótesis de pla-
neidad de hipotéticas secciones, válidas en zonas B de vigas esbeltas, no es de aplicación.
h1 h2
h2 D D h D h
h1 h h
h2 h2
h2 h
D
D D h D h D
h1 h h
h h1 h1 h 2h
h h
h h
D D D
F F
ℓ
b
[Mejorar texto]
6 Capítulo 6 Concepción, dimensionamiento, verificación de zonas singulares
σ En una viga-pared como la representada, con una base del orden del 60% de la altura,
la inclinación de las barras inclinadas que parten de los apoyos externos suele ser del
orden del 1/3. Por tanto, el valor de las barras horizontales del modelo (comprimida la
superior, traccionando la inferior) será del orden de 1/3 de la reacción de apoyo. La dis-
tancia entre las barras horizontales, comprimidas y traccionadas, será del orden de 0,6 h.
La zona D representada en el gráfico tendrá dimensiones aproximadamente de b x b.
D
Aunque en este tipo de vigas las cargas aplicadas en cabeza suelen ser considerables,
la tensión media de compresión en el hormigón suele ser muy moderada, con excepción
de la zona de apoyos en donde existirán tensiones localizadas que pueden alcanzar 5 ó 10
DD veces los valores de las tensiones medias de compresión en la viga. El comportamiento
R R
de la zona D de armado, determina la del conjunto de la viga y permite precisar las ar-
maduras que equilibrarán los esfuerzos de tracción y que estarán acompañados por otras
DD DD armaduras “secundarias” que no se justifican por los cálculos estructurales resistentes del
<> modelo escogido, manifestación por otra parte de que no es suficientemente preciso. La
zona de apoyos en la que se concentran los esfuerzos que provienen de la biela inclinada
T T y del tirante horizontal es la que realmente controla el comportamiento del conjunto de la
viga. La zona de apoyos, es la zona DD dentro de la zona D y su concepción de ejecución
requiere una especialísima atención.
R R En el nudo concurren las tensiones verticales generadas de los apoyos, las canalizadas
T/2
por las bielas inclinadas que descargan en ellos y las barras de tracción que equilibran su
componente horizontal, y que deben anclarse en un espacio muy exiguo. Un comporta-
miento adecuado de los nudos principales que se evidencian en el modelo ST si ha estado
T/2 bien escogido es esencial para asegurar el comportamiento del conjunto estructural. Estos
nudos son críticos suelen situarse, como en este caso, en las zonas de apoyos y, en otros,
Figura 4.9 Pendiente pie de figura.
en zonas de introducción de cargas concentradas y su concepción requiere una especial
atención que no siempre reciben.
Para el mismo caso de la viga-pared, tendríamos otros modelos de bielas y tirantes,
por ejemplo, el representado en la Figura 4.10. Es un esquema teóricamente posible y que
q podría materializarse disponiendo armaduras de tracción en la parte inferior de la viga
que antes de llegar a los apoyos se curvarán para anclarse en un nudo situado en la vertical
pero alejados de dichos apoyos y aceptando unos niveles de deformación significativos
C C para que la viga se adapte a una forma de trabajo poco natural. El valor de los esfuerzos
en los tirantes aumentaría en relación con el modelo anterior, ya que el brazo de palanca,
como se manifiesta en el esquema, disminuye sustancialmente. La biela comprimida en
C
la vertical de los apoyos, está sometida a tensiones de compresión muy elevadas, que,
T T
T en el modelo anterior, se producían solamente en el entorno de la zona de apoyos. Por
C C otra parte el trabajo que realizará la estructura para transmitir la carga externa suele ser
R R
proporcional a la longitud ponderada por el esfuerzo, del itinerario de todas las cargas
que se activan en el proceso de transferencia. Es evidente, también, que en este segundo
Figura 4.10 Pendiente pie de figura.
modelo el trabajo estructural Σx·1 (X, fuerza y l, longitud de la biela o del tirante) es muy
superior al del primero, que es el más natural, porque las estructuras tienden a la eficien-
cia y a realizar su tarea con el menor trabajo posible, si no se les obliga a que trabajen
Zona D Zona B
más forzadamente, y en estos casos no es infrecuente que, por aparición de fisuras y otros
θ P/2 síntomas, manifiesten su disgusto.
P/2
Otro caso similar en el que el método ST es adecuadísimo es el de una carga centrada,
C T b/2 b
P/2 como puede ser producida por un anclaje pretensado, en el extremo de un prisma de hor-
P/2 migón (Figura 4.11). De nuevo el esquema pone de manifiesto la trascendencia de la cuña
b/2
σ = P/A que se crea bajo el anclaje. En este caso, está solicitada exclusivamente por tensiones de
b compresiones, lo que favorece su comportamiento y le permite aceptar compresiones
t T= ∫AσT · dAT localizadas que pueden alcanzar diez y más veces las tensiones de compresión que se
c
T
producen en la zona B del elemento estructural. Para ello, para que este modelo funcione
en la realidad, es imprescindible disponer armaduras de cosido de las fisuras en la zona
C = ∫ σC · dAC
AC donde se producen las tracciones. En el mismo esquema se representa también el zuncho
que con frecuencia se dispone alrededor del anclaje y que, al confinar el hormigón bajo la
Tensiones en el plano de simetría
placa, incrementa su capacidad resistente.
Figura 4.11 Pendiente pie de figura.
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 7
Análisis elásticos permiten representar gráficos con los valores teóricos de las bielas y 0,2b 0,6b 0,2b Fisura potencial
tirantes y su contraste como los deducidos por condiciones de equilibrio (C ≈ T/2 sen θ), P/2
para diferentes valores de a/b, (ancho del anclaje / anchura de la pieza) y para los valores P
asociados del ángulo θ de difusión tensional. Para valores de a/b = 0,3, que son frecuen-
tes, tenemos que T ≈ 0,2 C y θ ≈ 70º. P/2
Db Armaduras de cosido
[Habría que plantear algún ejercicio. En los catálogos de anclajes y en los libros de pretensado los encontrare- Figura 4.12 Pendiente pie de figura.
mos. Tenemos que aclarar el tema de las pendientes. Con el esquema “habitual” tendríamos…]
b/2
[Confirmar que es el que hemos deducido antes. Ajustar el
H b/4 comentario o el texto anterior. Tal vez convendría hablar
V
b/4 H 1 1
b de T = 0,25C, pendiente ≈ y θ = arctg ≈ 14 ”...
b/4 V 4 4
b/4 Hay algo que no encaja. Debe ser que antes teníamos un
valor de a/b muy pequeño, y por ello, T = 0,3 F y σ =
H b/2 1 80º con H/V=0,17 teórico (1/4 aproximado) y σ teórico
= = ∴ θ 25/65º (?)
V b/4 2 (aproximadamente igual a T) lo que corresponde una in-
clinación de la biela del orden de H/V = 1/3.]
Con el modelo ST planteado se manifiestan dos esquinas, a ambos lados del anclaje T/F θ θ
que no son estrictamente necesarias para el equilibrio de la zona D. Y de hecho, en la 0,3 80º C=−T
realidad, son cuñas que suelen ser expulsadas y que tienen por frontera líneas de rotu- F
0,2 70º Näherung C1 =
ra paralelas a las bielas inclinadas fuertemente comprimidas que nacen del anclaje. Sin 0,1 60º T/F 2sin θ
embargo, dichas esquinas favorecen un positivo efecto de confinamiento del hormigón Teoria E
bajo la zona de anclaje y contribuyen a protegerlos de la corrosión. Por ello, es muy 0,1 0,3 0,5 0,7 0,9 a/b
conveniente disponer una armadura de piel que impida el desprendimiento de estas cuñas Figura 4.13 Bereich D1. Stabkräfte und Druckstre-
controlando la apertura de las fisuras que se puedan producir. En todo caso, las zonas D benneigung.
de las estructuras se deben armar inteligentemente, aceptando que su comportamiento es
muy complejo y de imprecisa evaluación. Además el coste de un adecuado complemento
de armado repercute muy poco en el coste del conjunto de la estructura: se puede decir,
utilizando una expresión más propia de disciplinas económicas, que la relación coste/
beneficio de estas armaduras justifica plenamente su colocación. Aunque, por otra parte,
Cuña con riesgo
hay que recordar que tan importante como unas armaduras adecuadas es favorecer un de ser escupida
hormigonado eficiente. No es suficiente que precisamente en las zonas bajo los anclajes
en los que el hormigón está fuertemente comprimido, haya coqueras u hormigones poco
compactos debido a las dificultades de hormigonado por la densidad de armaduras. Hay b Armaduras
principales
que recomendar vivamente al ingeniero estructuralista, que sea él mismo quien dibuje a
mano y a una escala grande las armaduras que va a disponer en esta zona y piense en las
dificultades de ejecución antes de dar el armado por bueno e incorporarlo a los planos de b Armaduras complementarias
en zona D ancladas en zona B
construcción.
Otro caso característico sobre el que merece la pena reflexionar es el de una carga Figura 4.15 Pendiente pie de figura.
excéntrica actuando sobre un elemento prismático. En la práctica se presenta, aunque
en ocasiones puede pasar inadvertida, cuando en una viga pretensada con dos cables, se
tensa uno de ellos. En esta situación se producen estados tensionales y se pueden producir
fisuraciones que no ocurrirían si se hubieran tesado los dos cables por escalones alterna-
dos. Es una manifestación de que en las estructuras el orden de factores sí afecta al pro-
ducto, precisamente por la naturaleza marcadamente no lineal del hormigón fisurado. En
la Figura 4.17 se muestra el modelo ST más simple para el caso de la carga excéntrica. El
equilibrio de la zona D solilcitada, en la superficie opuesta a la de aplicación de carga ex- = +
céntrica, por tensiones cuyo resultante en valor coincide con P y en posición se sitúa tam-
bién sobre su misma línea de acción. Dicha ley de tensiones se podrá, en consecuencia,
σF σ1 > σF ∆σ
sustituir por una carga P que estará desplazada en relación con la carga aplicada y un par
de fuerzas, R, iguales y contrarias, de manera que se cumplirá la condición de equilibrio. Situación final 1º Etapa 2º Etapa
P Las líneas de acción de las resultantes del bloque de tensiones, identifica las bielas y
tirantes del modelo ST. Los tirantes traccionados requerirán armaduras específicas. Por
otra parte, es evidente que la tensión máxima de compresión σmáx, en el plano frontera
T entre las zonas D y B, será inferior al que se produce en el apoyo bajo la carga P. Por ello,
C C
C se puede decir también, que la existencia de las tracciones R permiten centrar la carga P y
R que, en consecuencia, las exigencias del hormigón son inferiores en las zonas B, alejadas
del borde, y que las armaduras necesarias son como el precio que se debe pagar para cen-
P R
trar la carga y minimizar los problemas ligados a la excentricidad con la que se aplica. Y
Zona D
de nuevo se pone en evidencia la trascendencia del comportamiento del nudo del modelo
e Zona B
ST situado bajo el apoyo, en el que hay que anclar las barras traccionadas paralelas a la
superficie de la pieza. Dicho anclaje, por otra parte, se verá favorablemente influido por
σmáx las compresiones transversales a las barras de acero. [Mejorar el texto]
R R
r
Modelos más complejos (Figura 4.18), que se ajustan mejor al comportamiento real
P
de una zona singular de una estructura, pueden ser consecuencia de la superposición de
Figura 4.17 Pendiente pie de figura. modelos simples. El anclaje por placa embebida de una barra traccionada (o de un anclaje
pasivo pretensado) justifica un modelo como superposición de dos simples. Cada uno de
ellos representando un mecanismo de transferencia de la carga desde el anclaje al macizo
de hormigón que lo envuelve.
α C/2 α C/2
Ap
σ1
T
T
T α C/2 α C/2
Equilibrio de la barra
T = σ1 Ap = Mecanismo I
= T
T T
σ1
C/2 C/2
T
σ2 (1 − α) α C/2 (1 − α) α C/2
Equilibrio del macizo del hormigón Mecanismo II
C = T = σ2 A2 = σ1 Ap
La combinación de los mecanismos I y II, que por no tener la misma rigidez no com-
partirá en igual proporción la transferencia de la carga T del anclaje, justifica un modelo
b T T
conjunto por interposición de ambos. El mecanismo II recuerda que en la parte poste-
rior de una placa de anclaje se producen tracciones que arrastran a la parte posterior del
macizo. La disposición de armaduras verticales que equilibran los esfuerzos de tensión
lb, net controlando la fisuración horizontal que ocurrirá potencialmente en el plano posterior del
Trajektorienbild Stabwerkmodell in anclaje resulta, por tanto, indispensable y la reflexión que acompaña al establecimiento
der Ebene und
del modelo ST contribuye a entender mejor y a tener más presente dicha necesidad.
Un modelo ST ayuda también a evaluar el comportamiento de una barra anclada en
b T un bloque de hormigón, y la necesidad de armaduras transversales colocadas estratégica-
mente cuando en estados avanzados de carga, el hormigón no tiene capacidad para absor-
ber las tensiones transversales de tracción que se generan en el proceso de transferencia
lb, net
de la carga del anclaje al hormigón.
Zugehörige Räumlich
Querbewehrung
+M B D B +M −M B D B −M
Zona D Zona B
C2 C2 T2 T2
T1 − T2
C1 − C2
C1 − C2
T1 − T2
T2 C2
T2 C2
Figura 4.20 [Anschluss der Platten eines Plattenba-
lkens.] [Auflagerbereich eines Plattenbalkens.]
T1 T2 0,5 T1
C1 C2
T3 0,8 T2 T3 = C2 tan α
C1 0,8 T2
T1
2/3 lb, net α
T2 C2
lb, net
Otro caso de evidente interés práctico porque explica y recuerda con toda claridad en
vigas de canto variable la necesidad de armaduras transversales verticales y horizontales
en el entorno de la zona donde se produce el cambio de pendiente.
C 2α C
U
Las zonas sobre apoyos de las vigas requieren armados cuidadosos que se pueden
deducir a partir de modelos ST que pueden ser simples o combinación de varios mecanis-
mos. Cada modelo conduce a un armado diferente.
10 Capítulo 6 Concepción, dimensionamiento, verificación de zonas singulares
lB
T3
+
V M T4
h T1
T2 T2
V T3
{
lB T3
C C T1 = V
T1 = V T1
T1 T2 = V cot θ
θ T2 = V cot θ T2
T2 T T4 V
T2′ = 2 θ θ T3 =
cot θ
h 2
T T3 T V
T2′ T4 =
2
T T1′
T1′ = 2 T2′ + T4′
lB
Figura 4.23 [Fig. 3.3.10-11] Ohne diagonales druckspannungen auf die anschliessenden bereiche.
Zona D Zona B
T1 = F1 T2 C2 C3 C
hk C1 T3
TA = F1 cot θ T3 = F1 M T4 = F2 / sin α T3 = F2
θ1
1 T4
T2 = F1 T1 C4
V A
F1 θ1 θ2 θ F2 α θ
2
lk l1 l2 l3 = z cot θ T1 = F1 T4
C4 C3
TA T1
T3 = F T2
F V A C1
F T3′ = 1 =
T2′ = 1 l3 z cot θ T2 = F1
l2 C2
F1 F = F1 + F2 α θ T3
T1′ = C
l1 C3
T4 = F2 / sin α
Es habitual, desde que Jörg Schlaich y sus colaboradores los incluyeran en sus textos
pioneros sobre la metodología ST, incluir análisis del comportamiento de vigas de gran
canto sobre dos o tres apoyos. En este caso, aunque en los ejemplos se parte de una deter-
minada distribución de reacciones de apoyo, ya que es imprescindible para cuantificar el
modelo, hay que recordar que la evaluación de reacciones de apoyo merece una profunda
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 11
reflexión y una mirada que abarquen un espacio más amplio que el que, estrictamente,
necesita la viga de gran canto. Un modelo ST característico en dos versiones similares, es
el representado en la Figura 4.27.
En este esquema se ha supuesto que el apoyo central recibe el 50% de la carga total 0,6 l
z = 0,35 l +
que actúa sobre la viga de coronación, y los apoyos laterales el 25% cada uno. Es una − 0,1 l
solución posible que presupone que la rigidez del apoyo central es doble que la de los Tensiones
laterales, puesto que la gran dimensión de la viga de canto hace que se desplace vertical- l l
mente sin girar. Pero otras innumerables combinaciones de reacciones de apoyo son posi-
bles (Figura 4.28), como ya se expuso en el apartado 1.8. Se podrían repartir, por ejemplo,
por igual entre cada uno de ellos, si su rigidez coincidiese. O bien podríamos tener una
distribución en la que la reacción del apoyo central se anulase porque, tratándose de un z = 0,45 l
pilote o una zapata, se hubiera producido un asiento del apoyo con la consiguiente pérdida
de contacto. O en la otra situación extrema que hubiesen sido los apoyos laterales los que
hubiesen sufrido dicho asiento y toda la carga confluyese en el apoyo central, trabajando l l
la viga pared como viga-ménsula.
Figura 4.27 Zweifeldrige wandscheibe.
La evaluación de la rigidez de los apoyos es esencial para poder precisar las reaccio-
nes de apoyo, de cuyos valores, obviamente, depende el armado y el comportamiento.
p
Por otra parte, las zonas D (Figura 4.28 bis) incluyen también una parte de los pilares o
pilotes en los que apoya la viga, y la armadura de detalle que requieren estas zonas se
añade a las que resultan del análisis de la viga general, de ahí la complejidad que puede
tener su análisis y la atención que hay que prestar al armado de encepados, zapatas o
losas, cimentadas con pilotes. Las armaduras de éstos al penetrar en el encepado tiene
que convivir con las que el equilibrio de zapata o losa exige. El armado de la cabeza de
un pilar o de un pilote es especialmente delicado e importante en los casos de estructuras
1 2
solicitadas por seísmos.
La presencia de huecos, por ejemplo los “pasos de hombres” (que mejor sería deno- L L
minarlos “pasos de personas”) en paredes horizontales de secciones en cajón de tablero
de puentes o en tabiques de pilares rectangulares huecos, también de puentes o de torres
eólicas para facilitar el acceso al interior, requieren un modelo ST de análisis y dimen-
sionamiento, que son marcadamente diferentes según se trate de piezas comprimidas o
p L/2
2p L/3
pL
pL
2p L/3
0
p L/2
2p L/2
pL
{ R
0 2p L 0
traccionadas.
Zona D Zona D
Zona B
Zona B
φ 1 2
Zona D Zona D
Figura 4.29 Öffnungen in scheiben, in den platten einer hohlkastenbrücke, und die zugehörigen, stark Figura 4.28 bis [Pendiente Pie de Figura] Confirmar
vereinfachten modelle. la coherencia con el gráfico del apartado 1.8.
Los croquis anteriores nos recuerdan que los modelos ST se refieren a estados límites [Croquis y fotos de “huecos” en frentes y torres eólicas.]
últimos, y aseguran el equilibrio estructural al permitir ubicar en los lugares precisos las
armaduras para absorber los esfuerzos últimos de tracción. Pero no aportan información
cuantitativa para evaluar las fisuras que se puedan producir en estado límite de servicio,
que en la realidad aparecen en el entorno de huecos justificando las armaduras de cosido
que la buena práctica ingenieril recomienda disponer en bordes y esquinas. Por otra parte,
los modelos ST varían según el nivel de cargas, lo que ocurre, por ejemplo, en un tablero
con sección en cajón de hormigón pretensado, en el que, para solicitaciones de servicio,
toda la sección esté comprimida mientras que en el estado límite último, una de las pa-
redes horizontales del cajón pasa a estar traccionada, difiriendo, como hemos visto, los
modelos de equilibrio en uno u otro caso.
12 Capítulo 6 Concepción, dimensionamiento, verificación de zonas singulares
[Imágenes: fotos o croquis de ménsulas o vigas que- Los quiebros en las vigas, las zonas de encuentro entre pilares y vigas de estructuras
bradas (¿escaleras?). Están en catálogos o publicacio- aporticadas, y los diferentes tipo de ménsula que son habituales en la coronación, o a me-
nes de estructuras prefabricadas, por ejemplo…] dia altura, de pilares, prefabricados o no, y en las que apoyan, bien vigas, bien caminos
de rodamiento para grúas en estructuras industriales, muestran la necesidad y las posibi-
lidades de modelos ST para su análisis y dimensionamiento.
Zona B
B
D T3 T2
B
Zona D
T2
Zona B
T3
Figura 4.30 [Pendiente Pie de Figura] Figura 4.31 [Pendiente Pie de Figura]
Trägerbereich mit stufe
El modelo ST para ménsulas depende de la proporción entre el vuelo del punto de
aplicación de la carga y el canto dispuesto, como muestran los modelos siguientes basa-
dos en lo especificado en la DIN 1045 [¡verificar!].
Los modelos ST de ménsulas son particularmente expresivos en relación con la im-
portancia y dificultad de análisis de los nudos en los que confluyen las bielas y tirantes
que configuran dichos modelos. Porque, además, las exigencias de anclar las barras o de
alejar las cargas aplicadas, en los apoyos de los bordes de la ménsula, determina la co-
rrecta geometría de la ménsula e imponen formas específicas de anclaje como lo muestran
los croquis adjuntos.
Los modelos conceptuales ST plantean la cuestión de la capacidad resistente de las
bielas comprimidas y, asociada a ella, cuáles son las dimensiones que hay que adoptar
para evaluar estos elementos virtuales, huesos en cierto modo de un esqueleto estructural
[Figura 1 a), b) y c), y figura 2 adaptada de las páginas en el que las armaduras serían los músculos.
330 y 334 de otro Kalender o tal vez del equivalente a
acero Stalhbau. Pendiente JRW]
[Poner un ejercicio, basado, por ejemplo en los que [Aquí, tal vez, podríamos incorporar como texto al margen, el aforismo en el que trata de este tema. En la parte a
figuran en la página 92 del manuscrito y páginas 29 la que, anteriormente, he tratado de la cuestión de las reacciones de apoyo en las vigas de gran canto podríamos
y 30 del documento pdf. (aunque muy simplificado).] también incorporar, al margen, el aforismo que trata de ello. Podríamos aprovechar también lo que se expone al
está en los originales JRW] respecto en “La ingeniería de la bicicleta”.]
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 13
En realidad las bielas que representamos como impecablemente rectas, y que preten-
den modelar zonas comprimidas entre dos nudos, tienen características más complejas.
Nacen lógicamente de los nudos extremos, y se difunden después entre ellos ampliando
su anchura a medida que se alejan de ellos. Lógicamente, las tensiones de compresión
más elevadas, las que limitan la capacidad resistente de las bielas virtuales, se localizan en
la superficie de contacto con el nudo cuya geometría, por otra pare, determina obviamente H 1 F
A <
F 10 H ≥ l ds
las dimensiones de los arranques de dichas bielas. Se suele considerar (Figura 4.34) que
existen tres geometrías en botella, en haz prismática, que engloban las que en la práctica
pueden resultar. ds
b
b dbr
Detalle A
• Muros
Hormigón fisurado con de-
0,8 fcp • Losas
formación lateral impuesta
• Vigas con deformación lateral
El comportamiento de los nudos es la clave del método ST y, por otra parte, manifes-
tación de la complejidad de comportamientos estructurales que no se pueden explicar con
modelos sencillos, por valiosos que sean, aunque otros más sofisticados tampoco logren
tal imposible propósito. Es en los nudos donde se localizan las incertidumbres estructu-
rales y donde la gestión de esas incertidumbres, que es más el arte que la ciencia de la
ingeniería estructural, debe ser particularmente acertada.
Los modelos ST tienen la virtud de destacar la importancia de los nudos, visualizán-
dolos con rotundidad pero sin ocultar al hacerlo las dudas acerca de si las bielas y tirantes,
representan a las zonas críticas de las estructuras modelizadas. Pero esta cuestión es simi-
lar a aquella otra en la que nos preguntamos si los comportamientos de las estructuras de
hormigón, o de acero, o mixtas, o de cualquier otro material, o el propio suelo, material
estructural también, responden a la caracterización que de ellos hacemos, analizando en
laboratorio el comportamiento de probetas, cuya simplicidad contrasta con la compleji-
dad de las estructuras reales.
Lo cierto es que con el método ST se identifican unos cuantos tipos característicos de
nudos que se repiten cualquiera que sea la estructura modelizada. Es ya habitual identifi-
carlos por la naturaleza de las barras que inciden en ellos configurándolos. Así, en el caso
del nudo de tres barras, se pueden distinguir los tipos CCC, CCT, CTT ó TTT, entendién-
dose por C las barras comprimidas que llegan o arrancan del nudo y por T las de tracción.
Análoga nomenclatura serviría para denominar también nudos en los que el número de
barras fuese superior a 3.
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 15
Comencemos por analizar un nudo (Figura 4.37) al que llegan bielas comprimidas y
establezcamos las expresiones que se deducen del equilibrio de las fuerzas canalizadas
por dichas bielas.
σc3 a3
σc3
a3
C3
σc2 σc2 θ3
C3 C3
C2 C2 θ3 C2 θ3
a2 a2
C1
σc1 σc1
C1 C1
Nudo sobre apoyo de borde a1 a1
a2 a3
a2 a3
σc2 C2 C3 σc3
C2 C3
σc2 θ2 θ3 σc3 θ2 θ3
C2 C0 C0 a0
C3
C1 σc0 σc0
σc1 σc1
C1l C1r C1l C1r
C1 C1
Nudo sobre apoyo intermedio a1 a1
Figura 4.37 [Pendiente Pie de Figura] [Resumir las fórmulas y comentarios del texto]
σc3 σc3
C2 C3
T ∆fcd ∆fcd
a0
σc0 s s
As
σc1t
As t
C1
a sz
a1
≥ sy/3
≥ sz/3
a b r sy ≥ sy/3
≥ sz/3
σ a2 σc2 a2 En los nudos CCT, como los representados en la Figura 4.41, se plantea por un lado
lb,net c2
la verificación de las tensiones localizadas de compresión y, por otro, que el anclaje de la
C2 barra o conjunto de barras que llegan al nudo esté asegurado. A lo que puede contribuir
C2 poderosamente la existencia de compresiones transversales que mejoran la adherencia.
u Aunque es posible, también, que solo una parte de la tracción del tirante quede anclado
C T T en el interior del nudo, y que otra parte se ancle como prolongación externa, bien por ad-
herencia de la barra o disponiendo de una placa externa de anclaje. En ambas situaciones,
σc1t σc1t aparecen en el nudo tensiones adicionales de compresión en el lado opuesto al del tirante
C1 C1
que las provoca. Las exigencias del anclaje condicionan, por otra parte, la geometría del
a1 a1 nudo e imponen unas distancias mínimas a los bordes y unas armaduras complementarias
a1 b
2 2 de confinamiento coherentes con las longitudes de anclaje.
lb,net C2
σc2
a2
T C2 C2
C2
a b σc2 a2 σc2
a2 s0 θ
s
T u
θ T s θ T s T
b C1 u 0 u s00 s0
σc1 σc1 σc1
a1
C1 C1 C1
Figura 4.42 [Pendiente Pie de Figura]
Teilflächenbelasteter und umschnürter knoten. a1 = 2/3 lb,net ≥ 2s0 a1 ≥ 2s0 a1
2/3 lb,net 2/3 lb,net
Figura 4.41 [Pendiente Pie de Figura] Typischer knoten. Rechnerische verteilungshöhe u der ve-
rankerten bewehrung bei.
σc3 a3 En los nudos CTT (Figura 4.45), el esfuerzo de compresión genera esfuerzos de trac-
ción que lo equilibran, aunque también se puede decir, que la continuidad de los esfuerzos
σc2 C3 de tracción, que cambian de dirección en el nudo, generan compresiones en el hormigón.
C3
C2
u = a2
C2 T T
C1
σc1
C1
a1
2/3 lb,net
fce
T1
a
T1 fce
C σc
C
T2 fce
θ 800 · 103
T2 = 200 mm
200 · 20
dbr fce fce
fce
Figura 4.45 [Pendiente Pie de Figura]
Typischer knoten. Umlenkung von bewehrung. Figura 4.46a [Pendiente Pie de Figura] Druckstrebe und druckgurt. Entwicklung des knotenbereichs.
[Tengo que decidir si lo incluyo como texto o planteo un ejercicio...]
Atención, ver también lo que se dice al respecto en el ar-
tículo de H. y Acero, pág. 98 y en los textos que allí se [Tengo que plantearme los ejercicios de este capítulo]
incluyen. En el Muttoni (Pág. 21 y 22) también se habla
de ello. Ver también lo que dice el Collins…]
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 17
fce
fce
800 kN 800 kN
fce
702 kN
0,565 fce
800 kN 800 kN
800 kN 800 kN
702 kN
T3 T2
Figura 4.46b [Pie Figura] Spannungsfelder und verlauf der bewehrungskraft. Knotenbereich.
Los nudos TTT conformados por tirantes que confluyen en una zona localizada, en
realidad se corresponden a nudos triplemente comprimidos por las presiones creadas por σ1
el anclaje externo de los tirantes (Figura 4.47).
Entre las zonas D de una estructura, los nudos en el encuentro de vigas y pilares de σ2 σ3
estructuras aporticadas o asimilables, merecen una atención específica, porque son muy
frecuentes, y de su acertada concepción y dimensionamiento depende el comportamiento,
en servicio, del conjunto de la estructura y de la seguridad realmente disponible.
En el gráfico adjunto basado en resultados de ensayos de los nudos de un pórtico
rectangular de hormigón armado, se muestra la eficacia de nudos con diferentes tipos de
armado, esto es, el momento que puede transferir el nudo en relación con los momentos T1
que llegan a él a través de las zonas B sin distorsionar de las vigas y soportes que los Figura 4.47 [Pendiente Pie de Figura]
configuran.
η = MRu / Mu (%)
140
120
100
80
60
40
M
20
La eficacia de los nudos (Figura 4.48), según el tipo de armado, puede variar entre el
20% cuando es especialmente desafortunado y el 120%. Por otra parte, se puede observar
T1 que la capacidad del nudo tiende a reducirse, según los resultados de los ensayos reali-
1 zados, cuando la cuantía de armaduras se incrementa, y qué cuantías del orden del 0,6%
T2
T4 parecen óptimas. Lo que no deja de ser un tanto sorprendente y sugiere, en todo caso, que
en las zonas singulares –comentario que puede ser válido con carácter general– no se trate
de armar mucho sino de armar bien, anclando y doblando bien las barras, confinando el
T3 hormigón en las zonas más solicitadas y dejando espacio para que el hormigón bien com-
pactado, pueda ocupar el lugar que le corresponde sin heterogeneidades, sin huecos y sin
coqueras. La zona D de un nudo incluye, no sólo el nudo propiamente dicho, sino también
las zonas próximas de las vigas y soporte que llega a ellos.
C C1 T1 Hay que recordar también que es esencial que el comportamiento del nudo sea marca-
damente dúctil y no frágil, lo que se logra también evitando que su colapso se produzca
T2 − 2∆T por agotamiento de las bielas comprimidas o por la pérdida brusca de la capacidad de
∆T T1 + ∆T anclaje de las barras.
1 A continuación se representan algunos casos característicos de nudos, con sus corres-
T2
∆T T1 pondientes modelos ST y el armado que sería coherente con ellos. [Mejorar]
= T3 = T1
C2
{
C1 = |T1| C3 = |T3|
T3 C3 C V C2 = |T2| ∆T 0,3 T2
N
MSo
lb,net
∆T
Figura 4.53 [Pendiente Pie de Figura] [¡OJO! Figura reducida manualmente]
∆T
lb,net En el caso de un soporte intermedio, que recibe la carga de una viga continua, posibles
lb,net T1 + T3 modelos ST y sus armados correspondientes, en función de la excentricidad de la carga
V MR
M
que llega al soporte e = , serían los siguientes:
F
F1 F2
M1 M2 < M1 lb,net
MSu
N+V
F1 F2
M1 M2 < M1
Entgegengesetzt
drehende
riegelmomente M1 − M2
F1 + F2
M2
M1
Gleichsinning
drehende
riegelmomente M2 + M1
Figura 4.4.24, a), b) y c), pág. 437, adaptado y con comentarios basados en el texto y pies de página.
[Tengo que incluir un breve texto con comentarios de los modelos anteriores… Entre dichos comentarios
debería incluir una breve reflexión acompañada de croquis sobre la función de las cartelas, cuya razón auténtica
de ser estaría en asegurar un correcto funcionamiento de la unión, más que un instrumento para “desplazar“ la
ley de flectores incrementando las de las secciones del nudo y disminuyendo en los vanos. Las cartelas permiten Fisura
la colocación de armaduras especiales y unos modelos de bielas y tirantes más eficientes. Tendría que dibujar
algunos tipos y mostrar modelos ST con sus armados.
Tengo que incluir también del artículo del PCI sobre juntas en zonas sísmicas, los croquis de las figuras 21
(pág. 84), adaptándolos, y las figuras 17 y 19, con un comentario que sintetice lo que se dice en el artículo. En
alguno de los libros de estructuras sísmicas (Priestley, por ejemplo, o en el Collins también) habrá otros croquis
y comentarios que podríamos utilizar.]
[No sé si incluir alguna reflexión sobre zapatas]
[Pendiente: PÁGINA 56 DEL DOCUMENTO PDF.]
C2
A
C1 T1
C C A
T1
Tes
α β
0,5 Te 0,5 Te
Cartela interior Cartela exterior
Under closing moments Under opening moments (armado o con alclajes pretensados)
Figura 4.57 [Pendiente Pie de Figura] [¡OJO! Figura reducida manualmente] Figura 4.56b [Pendiente Pie de Figura]
20 Capítulo 6 Concepción, dimensionamiento, verificación de zonas singulares
6.1.3.1 Introducción
Las zonas singulares “D” de una estructura en las que no son de aplicación los métodos
seccionales basados en la hipótesis de planeidad de secciones de Bernouilli, dependen de la
geometría de la estructura y de sus cimientos, así como de la naturaleza de las cargas y de la
forma como están aplicadas. No dependen, por el contrario, del material estructural. En con-
secuencia, el método ST de bielas y tirantes puede ser utilizado también en las estructuras de
acero de manera análoga a como se utiliza en las estructuras de hormigón. Sin embargo, las
tipologías estructurales sí dependen de la naturaleza del material, que influye la concepción
de los detalles. Por consiguiente, los modelos ST de estructuras de acero tienen su propia
especificidad y la evaluación de la capacidad resistente de bielas y tirantes requiere plantea-
mientos diferentes tratando, con frecuencia de alas que canalizan los esfuerzos de compre-
sión y tracción que equivalen o equilibran el momento flector y de almas de reducido espesor
que transmiten los esfuerzos cortantes y cuya capacidad resistente puede estar muy influida
por el riesgo de su inestabilidad o abollamiento, lo que, en cierto modo, sería equiparable a
la fisuración de las almas de las vigas de hormigón, que determinan la dirección de las barras
diagonales que sólo pueden estar comprimidas y cuya capacidad resistente se ve influida por
las deformaciones transversales asociadas al campo tensional de tracciones que exigen la
presencia de armaduras en el alma para asegurar el equilibrio de la viga. [Mejorar redacción]
Supongamos dos vigas características, isostáticas, solicitadas por dos cargas puntua-
{
les con idéntica geometría, una de hormigón armado y otra de acero.
P P P
C
C
C T C T Cercos
T T T
P P
C Viga de hormigón armado tras fisuración del alma
C C
C C P
T T T C
C C
P C T C T Rigidizadores
T T T
Modelo único antes de la fisuración
o el abollamiento del alma P
Viga de acero tras el abollamiento del alma
Tras la fisuración del alma de la viga de hormigón armado, el modelo, con diagonales
cruzadas tanto en tracción como en compresión, evoluciona hacia un modelo “último”
con las diagonales comprimidas y montantes en tracción, que representan a los cercos
de las vigas. En las de acero, la compresión de las diagonales comprimidas en el modelo
inicial provoca la evolución hacia un modelo “último” con diagonales exclusivamente
traccionadas y montantes comprimidos que requieren, cuando la esbeltez del alma pro-
picia su abollamiento (lo que ocurre con carácter general en estructuras de envergadura,
pudiendo ser una excepción las estructuras que utilizan perfiles laminados en los que por
razones de fabricación el espesor de las almas suele ser significativamente mayor que el
estrictamente necesario por motivos resistentes), la disposición de rigidizadores transver-
sales que son, funcionalmente, equivalentes de las estructuras de acero a los cercos en las
estructuras de hormigón.
Otra distinción esencial entre los modelos S-T de las estructuras de hormigón o acero
se localiza en los nudos. Las cuñas macizas que los configuran en el hormigón, contrastan
con el encuentro de chapas de las estructuras de acero que, además, están unidas entre
ellas, modernamente, por cordones de soldadura a través de los que se canalizan también
los esfuerzos que transfieren entre unas chapas y otras del nudo.
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 21
I
dA
dα G
II
D hg dα
G
M dA
dA G
b dα
b G
III Ib Ia
α αI
G AI
α αIII
II G AIII
G α/2 AII
αII
A α
Figura 4.60 [Pendiente Pie de Figura] [Petersen Stahlbau pág. 626 Bild 21] Figura 4.64 [Pendiente Pie de Figura]
[Petersen Stahlbau pág. 629 Bild 30-31]
22 Capítulo 6 Concepción, dimensionamiento, verificación de zonas singulares
Q
b τm =
∆w
h M Q
Sección
t M
T b Q
L N
b/2 Planta
b/2
L
Figura 4.67 [Pendiente Pie de Figura] Observaciones
1. La transferencia de la tracción del ala superior de la viga al alma del nudo y (depen-
diendo de la geometría) de la viga, se produce a través de los cordones de soldadura,
t en una longitud que será mayor que la que determine la propia capacidad a cizalladura
a a de la chapa o la de los cordones de soldadura.
σe b b⋅ 3
Es decir que ⋅ t ⋅ L ≥ σt ⋅ t ⋅ , lo que exige que L ≥ 0, 86 b , esto es, que la
3 2 2
longitud de anclaje sea el 86% de la anchura de la placa. Por otra parte, la capacidad
Figura 4.68 [PendientePie de Figura]
resistente de la soldadura impone la condición
b
σe ⋅ a ⋅ t ⋅ L ≥ σt ⋅ t ⋅
2
Posible esfoliación b
es decir, que el espesor de garganta debería ser tal que a ≥ (cuando σ t = σ e ) .
2L
2. En el ala comprimida de la viga y en las alas del soporte, la situación es análoga y,
por tanto, la verificación o el dimensionamiento de las longitudes de transferencia y
del espesor de garganta de los cordones de ángulo se hará de acuerdo con el mismo
criterio y con análogas formulaciones.
Alas Cambio brusco
interrumpidas del flujo tensional 3. Hay que procurar evitar que las chapas en tracción queden interrumpidas y se las de
continuidad a través de soldaduras. En particular, cuando no es posible evitar un deta-
Figura 4.69 [Pendiente Pie de Figura] lle de este tipo, es conveniente recurrir a cordones de soldadura a tope, que perturban
menos que los de ángulo el flujo tensional. En otro caso, hay que evaluar el riesgo de
exfoliación que se puede producir en la zona del ala a través de la cual se transfiere el
esfuerzo de tracción.
4. Tal como se ha concebido el detalle, la chapa en el interior del nudo será parte del
alma de la viga que lo configura. En general, es razonable que el espesor de dicha cha-
pa sea, también, mayor que el del alma del soporte que contribuye a la configuración
del nudo. En todo caso, conviene verificar que la esbeltez b/t (con b ≤ h) de la placa
interior, esté por debajo de la que asegura la ausencia de riesgo de abollamiento. En tal
sentido, se puede estimar dicha esbeltez como combinación de los estados siguientes,
suponiendo la viga apoyada en sus cuatro bordes. O recurrir a cálculos más elaborados
Figura 4.71 [Pendiente Pie de Figura] y precisos.
[Tenemos que confirmar el modelo]
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 23
τ = σe σe σe σe
h t
+ +
σe σe σe
b
Figura 4.66 [Pendiente Pie de Figura]
{
[Poner las fórmulas que permiten determinar la esbeltez mínima. Poner un ejercicio. Verificar mis 30
observaciones. Resumirlas en un cuadro. En la página 641 del Petersen hay uno que puede servir de t = 12 mm
referencia]
Ausgangszustand Umlenkwirkung Durchlaufwirkung K 500
240
50 180 210 60
300
= 30 10
60
+ 240
50 180 180 50
240
12
30 30 300
60 60 20
M = − 250 kNm
110 10 2 · 50 NR = − 300 kN
12
300 QR = + 350 kN
NS = − 350 kN
QS = − 300 kN
50 50 300
Riesgo de exfoliación
g
≠t ≠t
Zonas de soldaduras no
estructuralmente necesarias
dA
h
a) b) c) d) Futter
La solución a), de más sencilla construcción, requiere una chapa de base de mayor es-
pesor, demanda una cuidadísima ejecución de la soldadura de unión del fuste tubular con
la chapa y genera el riesgo de exfoliación de la chapa de base, en el entorno de la chapa
del fuste, porque la transferencia del esfuerzo de tracción al anclaje obliga a la chapa a
trabajar localizadamente en tensión perpendicularmente al plano de la placa.
La solución b) evita este problema. El fuste, hipotéticamente en la zona tracciona-
da, podría no estar soldado a la chapa de base. Y en la zona comprimida tampoco si se
pudiese asegurar el perfecto contacto entre la superficie del borde del fuste y la exterior
de la placa. La cartela transmitiría por cortadura la tracción proveniente del fuste. En
el encuentro de la cartela y la chapa de base sí se generarían tracciones que solicitarían
también a dicha chapa con tensiones transversales a su plano y serían susceptibles de pro-
vocar también indeseables y peligrosas exfoliaciones. Por ello, tampoco es una solución
muy eficiente. Para reducir la dimensión de la cartela, que en las zonas comprimidas del
fuste flexo-comprimido tiene análoga problemática a la de las cartelas de las ménsulas
cortas, se puede plantear como en c) un anillo superior que, además, rigidizaría anular-
mente el fuste reduciendo sus posibilidades de ovalización.
En soportes de estructuras importantes se suelen utilizar soluciones como las del es-
quema e). La cabeza del anclaje se dispone en el anillo superior. La transferencia de car-
[Hay que poner un ejercicio/ejemplo e imágenes de esta
última solución: tal vez de torres metálicas]
gas entre la parte traccionada del fuste y la barra de anclaje, activo o pasivo, asociada se
[Tal vez convenga preparar algunos croquis sencillos produce por cortadura en las cartelas eliminándose el riesgo de exfoliaciones en la base.
que completen gráficamente la explicación escrita que [Completar y mejorar el texto]
he hecho].
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 27
• capacidad de las chapas en la zona de las soldaduras para recibir las cargas transfe-
ridas por dichas soldaduras: geometría de la “sección” a verificar igual a la de las
soldaduras con los espesores del panel y de los rigidizadores (Achapas).
R
σ≤
A chapas
C + ∆C C
d2
C + ∆C C
≠t
h1
= +
R
VR
T + ∆T T + ∆T
Rigidizador
h − h1
≠t
T
Observaciones relevantes
1. Las cargas verticales que reciben los apoyos provienen de las almas del cajón. Son
idénticas cuando sobre el tablero del puente actúan cargas simétricas. En otro caso,
la disimetría de las cargas provocan torsiones concomitantes con los flectores y
cortantes y, consiguientemente, las reacciones en los dos apoyos no son iguales. El
comportamiento del tablero será la suma del que correspondería al caso de las cargas
simétricas y al debido a la parte disimétrica de dichas cargas.
2. El diagrama de apoyo tiene que estar concebido y dimensionado para transferir los
flujos tensionales que genera la transferencia de los esfuerzos externos que provienen
del cajón y se concentran en los apoyos, tanto para las cargas simétricas como
asimétricas. En particular, la presencia del hueco para “paso de personas” produce
marcadas distorsiones y concentración de tensiones que influyen en la posición y
dimensiones de los diagramas horizontales y verticales, en el borde del hueco y en el
conjunto del diafragma.
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 29
3. El espesor, t, de la placa del diafragma, debe asegurar que todos los subpaneles en Cargas simétricas
que queda subdividido, entre los paneles del cajón y los diagramas horizontales y
verticales, sean suficiente robustos, se puedan comportar dúctilmente, aceptando
plastificaciones localizadas. Para ello, y dada la complejidad de las solicitaciones h Rs Rs
Rs Rs
I
Rs Rs Sección crítica I-I Rd Rd
M = MS + MD
Q = QD M=0
(I-I) (I-I)
(I-I)
6. Los diagramas de apoyo tienen también por finalidad esencial transmitir a los
apoyos los esfuerzos horizontales provocados, por ejemplo, por el viento, incidiendo
transversalmente sobre el tablero del puente, o los debidos a las fuerzas horizontales
transversales asociadas a las sobrecargas de los puentes de ferrocarril y carretera.
Asimismo, deben ser competentes para dar respuesta adecuada a desplazamientos
impuestos, a esfuerzos originados por eventuales acciones sísmicas, y a asientos
diferenciales del terreno. Asimismo, deben estar previstos para aceptar las cargas que
se puedan producir ante eventuales situaciones de aparatos de apoyo.
X [Tengo que plantearme, para la redacción final, si incorporo aquí ejemplos y reflexiones
Diafragma en relación con los diafragmas intermedios de secciones en cajón o bifácenas. Y si planteo
Apoyos intermedio también ejemplos de diafragmas en puentes de hormigón y del comportamiento de cajo-
ficticios con diferentes
tipologias nes de hormigón sin diafragmas intermedios. Podría plantearse un modelo simplificado
de cálculo. Por ejemplo: El valor de X podría ser el que corresponde a la sobrecarga uni-
Figura 4.94 [Pendiente Pie de Figura] forme y al carro sobre el diafragma [ X = b 2 ⋅ s ⋅ d + 60 T ], siendo b el ancho del tablero y de
la distancia entre diafragmas. Podría plantear, también, un criterio para definir la distancia
entre diafragmas intermedios y juzgar la bondad del criterio de las RPM-RPX/95 (creo
que es 4 veces la altura del tablero). Dicho criterio podría ser que la separación d fuese tal
que las tensiones provocadas por la flexión local no superasen el 5% o el 10% del límite
elástico del acero (un criterio de este tipo viene, creo recordar, en el libro chino), es decir:
{
Efecto local
d d
=
diafragmas de apoyo.