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Capítulo

6
Concepción, dimensiona-
miento, verificación de
zonas singulares:
El método “strut and tie”
(bielas y tirantes)

6.1 El método “strut and tie” ST, de bielas y tirantes............................................................................... X


6.1.1 Introducción....................................................................................................................................... X
6.1.2 El método ST, “strut and tie”, de la biela y el tirante ............................................................. X
6.1.3 Las zonas “D” en las estructuras de acero ................................................................................ X
2 Capítulo 6 Concepción, dimensionamiento, verificación de zonas singulares

6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes

6.1.1 Introducción
La ingeniería moderna, que ha llegado hasta nosotros, nació con el Renacimiento, siendo
Leonardo Da Vinci uno de sus preclaros representantes. En el siglo XVIII se hizo ciencia
con la Ilustración y la Escuela de “Ponts et Chaussées” de París. Y años más tarde se hizo
técnica con la Revolución Industrial inglesa, el descubrimiento del procedimiento para fa-
bricar industrialmente hierro fundido y acero después, y con el excepcional desarrollo del
ferrocarril, que exigía puentes y estructuras, de estaciones por ejemplo, de dimensiones
impensables hasta entonces. El siglo XIX fue el siglo de oro de la ingeniería estructural que
se hizo protagonista y aliada imprescindible del progreso.
Las reducidas piezas laminadas que comercializaba la recién nacida industria side-
rúrgica, el roblón como tecnología exclusiva para unir piezas y los limitadísimos medios
de transporte y manipulación de piezas, explican el casi monopolio de las celosías como
tipología estructural al uso, que, por otra parte, prolongaban una tradición, muy rica pero
al tiempo muy limitada: la de las estructuras en celosía de madera.
[Poner la imagen que está en mi charla de Barcelona, con Más tarde, con el descubrimiento y el desarrollo del hormigón armado, las de vigas de
una celosía de hormigón y sus nudos.] alma llena compitieron ventajosamente con las celosías, que tenían menos razón de ser
debido a la propia tecnología del hormigón –material fluido antes de fraguar que llenaba
los moldes o encofrados de madera– y a las dificultades para resolver fiablemente los
nudos de las celosías de hormigón. Y que, de hecho, se resolvían con frecuencia inacep-
tablemente, mostrando los limitados conocimientos de la época.
Las vigas de alma llena de hormigón con un material cuyo comportamiento pronto se
evidenció que no era elástico y en el que la fisuración tenía un papel insoslayable y deter-
minante, exigía otros métodos de cálculo, diferentes a los que se utilizaban en las estruc-
turas de acero, basados en planteamientos puramente elásticos. Los métodos de análisis
seccionales de vigas, admitiendo la hipótesis de planeidad de las secciones perpendicula-
res a las directrices de las piezas rectas antes y después de la deformación (lo que facili-
taba extraordinariamente los cálculos) se fue abriendo camino. Pero, antes y después, se
utilizaron satisfactoriamente procedimientos de evaluación que sustituían las vigas por un
modelo en celosía, con dos cordones, superior e inferior, en tracción y compresión, que
equilibraban los momentos flectores y unas diagonales comprimidas inclinadas a 45º que
se hacían cargo de los esfuerzos cortantes concomitantes. Los métodos de Mohr y más
adelante de Morsch, fueron profusamente utilizados y sirvieron también como contraste
de los métodos seccionales y como palanca de progreso en la ingeniería estructural.
[Los modelos de bielas y tirantes comenzaron a utilizar- Los modelos en celosía ponían de manifiesto, por otra parte, la importancia de los
se sistemáticamente, cuando la invención del pretensado nudos en el encuentro de las barras y, al tiempo, la dificultad de analizarlos con el bagaje
conllevado la introducción de fuerzas localizadas muy de formulaciones que aportaban la resistencia de materiales y la elasticidad. En todo
importantes que se difundían en las zonas de anclajes y
caso, estos métodos ponían de relieve el protagonismo de los detalles estructurales que,
que requerían definir armaduras para canalizar la difusión.
En las publicaciones sobre el hormigón pretensado de Gu- en muchos casos, determinaban el comportamiento de la estructura en su conjunto y los
yon y Leonhardt, por ejemplo, figuran modelos de trans- coeficientes de seguridad que realmente atesora una estructura, que no coinciden, desde
ferencia que sistematizados constituyen la esencia del luego, con los que se han considerado en los cálculos. [Confirmar]
método de bielas y tirantes]. [Incluir imágenes] Mucho tiempo después, la cuestión permanecía abierta y cada vez tenía mayor
actualidad. A principios de los años 80 del pasado siglo, el gran ingeniero (co-autor,
por ejemplo de la cubierta del Estadio Olímpico de Munich), que era además destacado
profesor de la Escuela de Ingenieros de Stuttgart [Confirmar el nombre], Jörg Schlaich,
y sus colaboradores, publicaron como fruto de sus experiencias profesionales y de sus
estudios y trabajos de investigación, una metodología –que en la terminología inglesa
se denominó “strut and tie”, que podía traducirse como “método de la biela y el tirante”
–sistematizando el modelo de las celosías y, sobre todo, lo aplicaba para comprender y
evaluar el comportamiento de nudos complejos y de zonas singulares de las estructuras,
en los que los procedimientos de análisis seccional no son aplicables porque la
hipótesis básica –la constancia de la planeidad de las secciones antes y después de las
deformaciones– era manifiestamente errónea.
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 3

Desde su publicación, hace más de 25 años, el método ST ha demostrado su interés, [Tal vez haya que incluir un enumerado más literal del
y son innumerables los trabajos y las publicaciones que se han generado, ampliando en principio de Saint-Venant. En la página 345, figura 3.2.5.,
del artículo de Schlaich en el Beton-kalender 2001 (el que
todo caso sus campos de aplicación, pero sin tener que modificar o adaptar su filosofía. sin volver a citarlo me referiré en el futuro) debe venir en
En lo que sigue, he pretendido sintetizar los aspectos particularmente relevantes del “alemán” dicho enunciado, que supongo que encontrare-
procedimiento. Me he basado, para ello, en los textos originales de Jörg Schlaich y sus mos también en otras publicaciones que tenemos a mano.]
colaboradores, sin perder, por otra parte, de vista las publicaciones más recientes de otros
autores.
Pretendo, también, en línea con la razón de ser de este libro, extender su utilización
a todos los materiales estructurales específicos y en particular a la estructura de acero,
esbozando algunos casos. Tal vez en el futuro también sea de interés para comprender
mejor el comportamiento de suelos complejos.

6.1.2 El método ST, “strut and tie”, de la biela y el tirante


En esencia el método consiste en establecer un modelo de bielas y tirantes para las zonas
singulares de la estructura, en las que los métodos seccionales son inadecuados y los basa-
dos en elementos finitos, supuestos comportamientos elásticos de los materiales, también.
Observemos, por cierto, que en la ingeniería estructural, en casi todos los casos, se
proyectan y construyen prototipos y rara vez estructuras industrializadas que, por repetir-
se muchas veces, justificarían, como ocurre en la industria mecánica, el recurso a modelos
avanzados de elementos finitos en los que se caracteriza el material con modelos comple-
jos, no lineales. [¿En recuadro?]
El modelo de bielas y tirantes asegura el cumplimiento de la esencial “condición de
equilibrio” y renuncia a plantear explícitamente el cumplimiento de la “condición de
compatibilidad entre tensiones y deformaciones” o entre fuerzas y desplazamientos. Pero,
como los modelos que pueden cumplir las exigencias del equilibrio son teóricamente
infinitos, la elección de un modelo determinado, reclama sensibilidad y experiencia es-
tructural y se debe basar en que su forma de trabajo, los flujos tensionales, los caminos
de las fuerzas, sean lo más nítidos y directos posibles y no demanden deformaciones im-
portantes, ni “consuman” ductilidad, lo que por ejemplo en el caso de hormigón armado,
dependerá de la ubicación de las armaduras para canalizar las fuerzas de tracción, dejando
espacio entre ellas para un eficaz relleno controlable del hormigón vibrado o autocom-
pactable, o la disposición de rigidizadores en los nudos singulares, todos lo son, de las
estructuras metálicas [Mejorar la redacción].
En el lenguaje del método se utilizan las expresiones como las de bielas (barras com-
primidas) y tirantes (barras traccionadas) y surge, inmediatamente también, el concepto de
“zona singular de la estructura”. Saint-Venant ya había observado y elevado a categoría del
principio que lleva su nombre, que en el entorno de la aplicación de una fuerza localizada
o donde existe una singularidad geométrica se produce un estado tensional singular que
define una zona de transición, de una dimensión análoga a la menor dimensión de la pieza,
hasta alcanzar la zona del elemento estructural que se comporta de la misma manera que si
la carga aplicada fuese uniforme en lugar de puntual o no hubiese existido la singularidad
geométrica.
F
a

+ + + +
σ τ −
− F/2
d

F
− − −
F + h + h
σ≠0
a

− σy σy F/2
σ=0
σx σx σx σx a
+ + +
+
a = 0
d
h h
Figura 4.1  Principio de Saint-Venant.
4 Capítulo 6 Concepción, dimensionamiento, verificación de zonas singulares

Lineas de N Consideremos algunos ejemplos en los que identificamos las zonas singulares. En los
N flujo tensional
extremos del soporte (Figura 4.2), en una profundidad del orden de la dimensión c de la pie-
−σ za prismática, existen unas zonas de distorsión del flujo tensional principal. En dichas zonas
D d a las que se las denomina zonas D, para recordar que se trata de zonas de “distorsión” (“dis-
turb”, en el lenguaje anglosajón) o de “detalle” (“detail”). En castellano también nos podría

= +
recordar al dios de las pequeñas cosas o al diablo, porque algunas leyendas consideran que
son quienes anidan en territorios que debían ser, y de hecho son, como infiernos estructu-
rales que gobernados por ingenieros sensibles podrían pasar a la categoría de purgatorios.
d
Al resto del elemento estructural se le denomina con la letra B, inicial de Bernouilli
D
(al que se debe la hipótesis de la planeidad de las secciones) o de Beam (viga en inglés)
−σ
N/2 N/2 σ = N/A
para recordarnos que son zonas en las que las hipótesis de la planeidad responden con
N/2 N/2 suficiente aproximación a su comportamiento real.
c A Otros ejemplos que identifican también las zonas D, y por exclusión la B, de vigas
c flectadas, son las representadas en la Figura 4.3.
Figura 4.2  Zonas singulares. p

h2 M
h M h1

pL L pL
R= R=
2 2
=

=
p
M
M

h
+ h  h1
+  h2

D B D D2 B2
B1 D1

R R
Figura 4.3  Definición de zonas B y D en vigas flectadas. [Evitar reiteraciones con Figura 4.6]

Toda estructura, en consecuencia, puede y debe descomponerse en zonas B, en las que


los métodos seccionales propios de la resistencia de materiales son aplicables; y zonas
D, singulares, que requieren la utilización de la metodología ST, apoyada en todo caso
por análisis previos en elemento finitos “elásticos”, o bien basada en métodos avanzados
y complejos de cálculo. El método ST al exigir dicha reflexión tiene la enorme virtud de
obligar a identificar primero y prestar atención específica después a zonas que, con mucha
frecuencia, son determinantes en el comportamiento de la estructura y en las que se con-
centra un gran porcentaje de las patologías que suelen aflorar, sin que tal evidencia haya
motivado cambios en hábitos de dimensionamiento muy arraigados.
D B D B D B D Son ya clásicos los esquemas (Figura 4.4) de pórticos, en los que se han identificado
las zonas B y las D que prácticamente se extiende a la globalidad de zapatas, en cimen-
B B
taciones directas y, aún más, en encepados con pilotes como cimentaciones profundas.
D D
Todos los nudos de estructuras aporticadas o asimilables, y su entorno inmediato, son
también zonas D, se trate de estructuras de acero, de hormigón, de madera o de cualquier
B B otro material. Los diafragmas característicos de tableros con sección en cajón, los inter-
medios y los que hay que disponer sobre apoyos, también son zonas D, como también lo
D D son las zonas de introducción de cargas por intermedio de apoyos de neopreno o teflón,
D D por ejemplo, o las zonas de anclaje en estructuras pretensadas y postensadas. [Incluir
imágenes].
Figura 4.4  Zonas B y D en un pórtico.
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 5

Los huecos en estribos y los cambios bruscos en geometría también son zonas singu-
lares, como lo son el conjunto de las vigas de gran canto, en las que la hipótesis de pla-
neidad de hipotéticas secciones, válidas en zonas B de vigas esbeltas, no es de aplicación.
h1 h2

h2 D D h D h
h1 h h

h2 h2
h2 h
D
D D h D h D
h1 h h
h h1 h1 h 2h

h h

h h

D D D

Discontinuidades geométricas Discontinuidades estáticas Discontinuidades


geométricas y estáticas
Figura 4.6  Pendiente pie de figura. [Completar y mejorar. Evitar reiteraciones]

b/4 b/4 b/4 b/4


Un ejemplo característico de aplicación del método ST es el de la determinación de las q q
armaduras de una viga de gran canto (Figura 4.8) cargada uniformemente y simplemente
apoyada. La aplicación de la teoría de elasticidad nos llevará a unas líneas de flujo de las
tensionales principales, coherentes con una distribución de tensiones de tracción en el
h b
eje de la viga que, como es bien sabido, se aleja notablemente de la distribución lineal de D
z
tensiones con máximos iguales y contrarios a la parte superior e inferior de la viga. Sobre
θ T
dichas líneas de flujo, en el alzado de la viga, se representa un sencillo y lógico modelo
de bielas y tirantes en los que se concentran las tensiones de compresión o tracción creán- c ℓ b
dose un entramado de 6 barras, 5 comprimidas y una traccionada en el borde inferior que R = qb / 2 R = qb / 2
define la armadura que será necesario disponer.
Figura 4.8  Pendiente pie de figura.

b/4 b/4 b/4 b/4


q
[Poner un ejercicio concreto. Por ejemplo con b = 3.0 mts / h = 5.0 mts. El valor de
θ ≈  arc tg 3. La carga en cabeza 100 t/m.l. Las reacciones de apoyo 150t, el mismo valor
que el de las barras verticales. Las diagonales que llegan a los apoyos estarán solici-
2
1
tadas por una compresión C1 = 150 1 +   ≈ 1.05 ⋅ 150 = 157.5T . Las barras horizonta- −
3
les estarán solicitadas –en compresión y en tracción el tirante inferior– por una fuerza
C
–T = → C = 50T. La tensión localizada en apoyos, supuestos de 0,35 x 0,35 será de h
150 T
0,1225T
(
≈ 1224 t / m 2 122 kg / cm 2 ) mientras que la tensión media en el hormigón (su- C1 C1
z z1
primiendo un ancho de 0,50 mts, será de 100t/m/0,50=200t/m (20 kg/m2)] [Verificar por
Luis] θ + T
z2

F F

b
[Mejorar texto]
6 Capítulo 6 Concepción, dimensionamiento, verificación de zonas singulares

σ En una viga-pared como la representada, con una base del orden del 60% de la altura,
la inclinación de las barras inclinadas que parten de los apoyos externos suele ser del
orden del 1/3. Por tanto, el valor de las barras horizontales del modelo (comprimida la
superior, traccionando la inferior) será del orden de 1/3 de la reacción de apoyo. La dis-
tancia entre las barras horizontales, comprimidas y traccionadas, será del orden de 0,6  h.
La zona D representada en el gráfico tendrá dimensiones aproximadamente de b x b.
D
Aunque en este tipo de vigas las cargas aplicadas en cabeza suelen ser considerables,
la tensión media de compresión en el hormigón suele ser muy moderada, con excepción
de la zona de apoyos en donde existirán tensiones localizadas que pueden alcanzar 5 ó 10
DD veces los valores de las tensiones medias de compresión en la viga. El comportamiento
R R
de la zona D de armado, determina la del conjunto de la viga y permite precisar las ar-
maduras que equilibrarán los esfuerzos de tracción y que estarán acompañados por otras
DD DD armaduras “secundarias” que no se justifican por los cálculos estructurales resistentes del
<> modelo escogido, manifestación por otra parte de que no es suficientemente preciso. La
zona de apoyos en la que se concentran los esfuerzos que provienen de la biela inclinada
T T y del tirante horizontal es la que realmente controla el comportamiento del conjunto de la
viga. La zona de apoyos, es la zona DD dentro de la zona D y su concepción de ejecución
requiere una especialísima atención.
R R En el nudo concurren las tensiones verticales generadas de los apoyos, las canalizadas
T/2
por las bielas inclinadas que descargan en ellos y las barras de tracción que equilibran su
componente horizontal, y que deben anclarse en un espacio muy exiguo. Un comporta-
miento adecuado de los nudos principales que se evidencian en el modelo ST si ha estado
T/2 bien escogido es esencial para asegurar el comportamiento del conjunto estructural. Estos
nudos son críticos suelen situarse, como en este caso, en las zonas de apoyos y, en otros,
Figura 4.9  Pendiente pie de figura.
en zonas de introducción de cargas concentradas y su concepción requiere una especial
atención que no siempre reciben.
Para el mismo caso de la viga-pared, tendríamos otros modelos de bielas y tirantes,
por ejemplo, el representado en la Figura 4.10. Es un esquema teóricamente posible y que
q podría materializarse disponiendo armaduras de tracción en la parte inferior de la viga
que antes de llegar a los apoyos se curvarán para anclarse en un nudo situado en la vertical
pero alejados de dichos apoyos y aceptando unos niveles de deformación significativos
C C para que la viga se adapte a una forma de trabajo poco natural. El valor de los esfuerzos
en los tirantes aumentaría en relación con el modelo anterior, ya que el brazo de palanca,
como se manifiesta en el esquema, disminuye sustancialmente. La biela comprimida en
C
la vertical de los apoyos, está sometida a tensiones de compresión muy elevadas, que,
T T
T en el modelo anterior, se producían solamente en el entorno de la zona de apoyos. Por
C C otra parte el trabajo que realizará la estructura para transmitir la carga externa suele ser
R R
proporcional a la longitud ponderada por el esfuerzo, del itinerario de todas las cargas
que se activan en el proceso de transferencia. Es evidente, también, que en este segundo
Figura 4.10  Pendiente pie de figura.
modelo el trabajo estructural Σx·1 (X, fuerza y l, longitud de la biela o del tirante) es muy
superior al del primero, que es el más natural, porque las estructuras tienden a la eficien-
cia y a realizar su tarea con el menor trabajo posible, si no se les obliga a que trabajen
Zona D Zona B
más forzadamente, y en estos casos no es infrecuente que, por aparición de fisuras y otros
θ P/2 síntomas, manifiesten su disgusto.
P/2
Otro caso similar en el que el método ST es adecuadísimo es el de una carga centrada,
C T b/2 b
P/2 como puede ser producida por un anclaje pretensado, en el extremo de un prisma de hor-
P/2 migón (Figura 4.11). De nuevo el esquema pone de manifiesto la trascendencia de la cuña
 b/2
σ = P/A que se crea bajo el anclaje. En este caso, está solicitada exclusivamente por tensiones de
b compresiones, lo que favorece su comportamiento y le permite aceptar compresiones
t T= ∫AσT · dAT localizadas que pueden alcanzar diez y más veces las tensiones de compresión que se
c
T
producen en la zona B del elemento estructural. Para ello, para que este modelo funcione
en la realidad, es imprescindible disponer armaduras de cosido de las fisuras en la zona
C = ∫ σC · dAC
AC donde se producen las tracciones. En el mismo esquema se representa también el zuncho
que con frecuencia se dispone alrededor del anclaje y que, al confinar el hormigón bajo la
Tensiones en el plano de simetría
placa, incrementa su capacidad resistente.
Figura 4.11  Pendiente pie de figura.
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 7

Análisis elásticos permiten representar gráficos con los valores teóricos de las bielas y  0,2b  0,6b  0,2b Fisura potencial
tirantes y su contraste como los deducidos por condiciones de equilibrio (C ≈ T/2 sen θ), P/2
para diferentes valores de a/b, (ancho del anclaje / anchura de la pieza) y para los valores P
asociados del ángulo θ de difusión tensional. Para valores de a/b = 0,3, que son frecuen-
tes, tenemos que T ≈ 0,2 C y θ ≈ 70º. P/2
Db Armaduras de cosido

[Habría que plantear algún ejercicio. En los catálogos de anclajes y en los libros de pretensado los encontrare- Figura 4.12  Pendiente pie de figura.
mos. Tenemos que aclarar el tema de las pendientes. Con el esquema “habitual” tendríamos…]

b/2
[Confirmar que es el que hemos deducido antes. Ajustar el
H b/4 comentario o el texto anterior. Tal vez convendría hablar
V
b/4 H 1 1
b de T = 0,25C, pendiente ≈ y θ = arctg ≈ 14 ”...
b/4 V 4 4
b/4 Hay algo que no encaja. Debe ser que antes teníamos un
valor de a/b muy pequeño, y por ello, T = 0,3 F y σ =
H b/2 1 80º con H/V=0,17 teórico (1/4 aproximado) y σ teórico
= = ∴ θ  25/65º (?)
V b/4 2 (aproximadamente igual a T) lo que corresponde una in-
clinación de la biela del orden de H/V = 1/3.]

Con el modelo ST planteado se manifiestan dos esquinas, a ambos lados del anclaje T/F θ θ
que no son estrictamente necesarias para el equilibrio de la zona D. Y de hecho, en la 0,3 80º C=−T
realidad, son cuñas que suelen ser expulsadas y que tienen por frontera líneas de rotu- F
0,2 70º Näherung C1 =
ra paralelas a las bielas inclinadas fuertemente comprimidas que nacen del anclaje. Sin 0,1 60º T/F 2sin θ
embargo, dichas esquinas favorecen un positivo efecto de confinamiento del hormigón Teoria E
bajo la zona de anclaje y contribuyen a protegerlos de la corrosión. Por ello, es muy 0,1 0,3 0,5 0,7 0,9 a/b
conveniente disponer una armadura de piel que impida el desprendimiento de estas cuñas Figura 4.13  Bereich D1. Stabkräfte und Druckstre-
controlando la apertura de las fisuras que se puedan producir. En todo caso, las zonas D benneigung.
de las estructuras se deben armar inteligentemente, aceptando que su comportamiento es
muy complejo y de imprecisa evaluación. Además el coste de un adecuado complemento
de armado repercute muy poco en el coste del conjunto de la estructura: se puede decir,
utilizando una expresión más propia de disciplinas económicas, que la relación coste/
beneficio de estas armaduras justifica plenamente su colocación. Aunque, por otra parte,
Cuña con riesgo
hay que recordar que tan importante como unas armaduras adecuadas es favorecer un de ser escupida
hormigonado eficiente. No es suficiente que precisamente en las zonas bajo los anclajes
en los que el hormigón está fuertemente comprimido, haya coqueras u hormigones poco
compactos debido a las dificultades de hormigonado por la densidad de armaduras. Hay b Armaduras
principales
que recomendar vivamente al ingeniero estructuralista, que sea él mismo quien dibuje a
mano y a una escala grande las armaduras que va a disponer en esta zona y piense en las
dificultades de ejecución antes de dar el armado por bueno e incorporarlo a los planos de b Armaduras complementarias
en zona D ancladas en zona B
construcción.
Otro caso característico sobre el que merece la pena reflexionar es el de una carga Figura 4.15  Pendiente pie de figura.
excéntrica actuando sobre un elemento prismático. En la práctica se presenta, aunque
en ocasiones puede pasar inadvertida, cuando en una viga pretensada con dos cables, se
tensa uno de ellos. En esta situación se producen estados tensionales y se pueden producir
fisuraciones que no ocurrirían si se hubieran tesado los dos cables por escalones alterna-
dos. Es una manifestación de que en las estructuras el orden de factores sí afecta al pro-
ducto, precisamente por la naturaleza marcadamente no lineal del hormigón fisurado. En
la Figura 4.17 se muestra el modelo ST más simple para el caso de la carga excéntrica. El
equilibrio de la zona D solilcitada, en la superficie opuesta a la de aplicación de carga ex- = +
céntrica, por tensiones cuyo resultante en valor coincide con P y en posición se sitúa tam-
bién sobre su misma línea de acción. Dicha ley de tensiones se podrá, en consecuencia,
σF σ1 > σF ∆σ
sustituir por una carga P que estará desplazada en relación con la carga aplicada y un par
de fuerzas, R, iguales y contrarias, de manera que se cumplirá la condición de equilibrio. Situación final 1º Etapa 2º Etapa

P⋅e = R⋅r Figura 4.16  Pendiente pie de figura.


[Relacionarlo en el texto]
8 Capítulo 6 Concepción, dimensionamiento, verificación de zonas singulares

P Las líneas de acción de las resultantes del bloque de tensiones, identifica las bielas y
tirantes del modelo ST. Los tirantes traccionados requerirán armaduras específicas. Por
otra parte, es evidente que la tensión máxima de compresión σmáx, en el plano frontera
T entre las zonas D y B, será inferior al que se produce en el apoyo bajo la carga P. Por ello,
C C
C se puede decir también, que la existencia de las tracciones R permiten centrar la carga P y
R que, en consecuencia, las exigencias del hormigón son inferiores en las zonas B, alejadas
del borde, y que las armaduras necesarias son como el precio que se debe pagar para cen-
P R
trar la carga y minimizar los problemas ligados a la excentricidad con la que se aplica. Y
Zona D
de nuevo se pone en evidencia la trascendencia del comportamiento del nudo del modelo
e Zona B
ST situado bajo el apoyo, en el que hay que anclar las barras traccionadas paralelas a la
superficie de la pieza. Dicho anclaje, por otra parte, se verá favorablemente influido por
σmáx las compresiones transversales a las barras de acero. [Mejorar el texto]
R R
r
Modelos más complejos (Figura 4.18), que se ajustan mejor al comportamiento real
P
de una zona singular de una estructura, pueden ser consecuencia de la superposición de
Figura 4.17  Pendiente pie de figura. modelos simples. El anclaje por placa embebida de una barra traccionada (o de un anclaje
pasivo pretensado) justifica un modelo como superposición de dos simples. Cada uno de
ellos representando un mecanismo de transferencia de la carga desde el anclaje al macizo
de hormigón que lo envuelve.

α C/2 α C/2
Ap
σ1

T
T
T α C/2 α C/2
Equilibrio de la barra
T = σ1 Ap = Mecanismo I
= T

T T
σ1

C/2 C/2
T

σ2 (1 − α) α C/2 (1 − α) α C/2
Equilibrio del macizo del hormigón Mecanismo II
C = T = σ2 A2 = σ1 Ap

Figura 4.18  Pendiente pie de figura. [Evitar repeticiones]

La combinación de los mecanismos I y II, que por no tener la misma rigidez no com-
partirá en igual proporción la transferencia de la carga T del anclaje, justifica un modelo
b T T
conjunto por interposición de ambos. El mecanismo II recuerda que en la parte poste-
rior de una placa de anclaje se producen tracciones que arrastran a la parte posterior del
macizo. La disposición de armaduras verticales que equilibran los esfuerzos de tensión
lb, net controlando la fisuración horizontal que ocurrirá potencialmente en el plano posterior del
Trajektorienbild Stabwerkmodell in anclaje resulta, por tanto, indispensable y la reflexión que acompaña al establecimiento
der Ebene und
del modelo ST contribuye a entender mejor y a tener más presente dicha necesidad.
Un modelo ST ayuda también a evaluar el comportamiento de una barra anclada en
b T un bloque de hormigón, y la necesidad de armaduras transversales colocadas estratégica-
mente cuando en estados avanzados de carga, el hormigón no tiene capacidad para absor-
ber las tensiones transversales de tracción que se generan en el proceso de transferencia
lb, net
de la carga del anclaje al hormigón.
Zugehörige Räumlich
Querbewehrung

Figura 4.19  Mittig in einem Betonkörper veranker-


ter Bewerhrungsstab.
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 9

En el extremo de una viga con sección en doble T la forma de difusión de la reacción


de apoyo, primero a través del alma de la viga y después por la cabeza comprimida, de- M
pende de la presencia o no de armaduras que en el plano de la cabeza comprimida contri- V
buyen a prolongar hacia el apoyo las compresiones provocadas por la flexión de la viga.
El comportamiento de una viga en la zona en que se produce un brusco cambio de
geometría, plantea modelos ST diferenciados según sea el signo de los momentos que
actúan a un lado u otro de la discontinuidad y que, exigen, por tanto, detalles de armado bf
diferentes. beff C

+M B D B +M −M B D B −M
Zona D Zona B

C2 C2 T2 T2
T1 − T2
C1 − C2
C1 − C2
T1 − T2
T2 C2

T2 C2
Figura 4.20  [Anschluss der Platten eines Plattenba-
lkens.] [Auflagerbereich eines Plattenbalkens.]
T1 T2  0,5 T1
C1 C2
T3  0,8 T2 T3 = C2 tan α
C1  0,8 T2
T1
2/3 lb, net α
T2 C2
lb, net

Figura 4.21  Balken mit Höhensprung.

Otro caso de evidente interés práctico porque explica y recuerda con toda claridad en
vigas de canto variable la necesidad de armaduras transversales verticales y horizontales
en el entorno de la zona donde se produce el cambio de pendiente.
C 2α C
U

Figura 4.22  Trägerbereich mit geknicktem druckgurt.

Las zonas sobre apoyos de las vigas requieren armados cuidadosos que se pueden
deducir a partir de modelos ST que pueden ser simples o combinación de varios mecanis-
mos. Cada modelo conduce a un armado diferente.
10 Capítulo 6 Concepción, dimensionamiento, verificación de zonas singulares

lB

T3

+
V M T4
h T1
T2 T2
V T3

{
lB T3
C C T1 = V
T1 = V T1
T1 T2 = V cot θ
θ T2 = V cot θ T2
T2 T T4 V
T2′ = 2 θ θ T3 =
cot θ
h 2
T T3 T V
T2′ T4 =
2
T T1′
T1′ = 2 T2′ + T4′
lB

Figura 4.23  [Fig. 3.3.10-11] Ohne diagonales druckspannungen auf die anschliessenden bereiche.

Cuando la extremidad de la viga, como es relativamente frecuente, sobre todo entre


las que son prefabricadas, se reduce creándose una silla de borde, el criterio de armado es
fundamental y debe ser coherente con modelos ST, que aseguran el equilibrio de las fuer-
zas que actúan en estas zonas D, y que no son unívocos. Este tipo de soluciones, dichas
“a media caña”, son de muy delicada ejecución y suele ser causa de patologías que saltan
a la vista. Hay, por ello, que evitarlas.

Zona D Zona B
T1 = F1 T2 C2 C3 C

hk C1 T3
TA = F1 cot θ T3 = F1 M T4 = F2 / sin α T3 = F2
θ1
1 T4
T2 = F1 T1 C4
V A
F1 θ1 θ2 θ F2 α θ
2
lk l1 l2 l3 = z cot θ T1 = F1 T4
C4 C3
TA T1
T3 = F T2
F V A C1
F T3′ = 1 =
T2′ = 1 l3 z cot θ T2 = F1
l2 C2
F1 F = F1 + F2 α θ T3
T1′ = C
l1 C3
T4 = F2 / sin α

Figura 4.24  [Pendiente Pie de Figura]

Es habitual, desde que Jörg Schlaich y sus colaboradores los incluyeran en sus textos
pioneros sobre la metodología ST, incluir análisis del comportamiento de vigas de gran
canto sobre dos o tres apoyos. En este caso, aunque en los ejemplos se parte de una deter-
minada distribución de reacciones de apoyo, ya que es imprescindible para cuantificar el
modelo, hay que recordar que la evaluación de reacciones de apoyo merece una profunda
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 11

reflexión y una mirada que abarquen un espacio más amplio que el que, estrictamente,
necesita la viga de gran canto. Un modelo ST característico en dos versiones similares, es
el representado en la Figura 4.27.
En este esquema se ha supuesto que el apoyo central recibe el 50% de la carga total 0,6 l
z = 0,35 l +
que actúa sobre la viga de coronación, y los apoyos laterales el 25% cada uno. Es una − 0,1 l
solución posible que presupone que la rigidez del apoyo central es doble que la de los Tensiones
laterales, puesto que la gran dimensión de la viga de canto hace que se desplace vertical- l l
mente sin girar. Pero otras innumerables combinaciones de reacciones de apoyo son posi-
bles (Figura 4.28), como ya se expuso en el apartado 1.8. Se podrían repartir, por ejemplo,
por igual entre cada uno de ellos, si su rigidez coincidiese. O bien podríamos tener una
distribución en la que la reacción del apoyo central se anulase porque, tratándose de un z = 0,45 l
pilote o una zapata, se hubiera producido un asiento del apoyo con la consiguiente pérdida
de contacto. O en la otra situación extrema que hubiesen sido los apoyos laterales los que
hubiesen sufrido dicho asiento y toda la carga confluyese en el apoyo central, trabajando l l
la viga pared como viga-ménsula.
Figura 4.27  Zweifeldrige wandscheibe.
La evaluación de la rigidez de los apoyos es esencial para poder precisar las reaccio-
nes de apoyo, de cuyos valores, obviamente, depende el armado y el comportamiento.
p
Por otra parte, las zonas D (Figura 4.28 bis) incluyen también una parte de los pilares o
pilotes en los que apoya la viga, y la armadura de detalle que requieren estas zonas se
añade a las que resultan del análisis de la viga general, de ahí la complejidad que puede
tener su análisis y la atención que hay que prestar al armado de encepados, zapatas o
losas, cimentadas con pilotes. Las armaduras de éstos al penetrar en el encepado tiene
que convivir con las que el equilibrio de zapata o losa exige. El armado de la cabeza de
un pilar o de un pilote es especialmente delicado e importante en los casos de estructuras
1 2
solicitadas por seísmos.
La presencia de huecos, por ejemplo los “pasos de hombres” (que mejor sería deno- L L
minarlos “pasos de personas”) en paredes horizontales de secciones en cajón de tablero
de puentes o en tabiques de pilares rectangulares huecos, también de puentes o de torres
eólicas para facilitar el acceso al interior, requieren un modelo ST de análisis y dimen-
sionamiento, que son marcadamente diferentes según se trate de piezas comprimidas o
p L/2
2p L/3
pL
pL
2p L/3
0
p L/2
2p L/2
pL
{ R

0 2p L 0
traccionadas.

Figura 4.28  Posibles combinaciones de reacciones


Zona B de apoyo.
Zona B

Zona D Zona D

Zona B
Zona B
φ 1 2
Zona D Zona D
Figura 4.29  Öffnungen in scheiben, in den platten einer hohlkastenbrücke, und die zugehörigen, stark Figura 4.28 bis  [Pendiente Pie de Figura] Confirmar
vereinfachten modelle. la coherencia con el gráfico del apartado 1.8.
Los croquis anteriores nos recuerdan que los modelos ST se refieren a estados límites [Croquis y fotos de “huecos” en frentes y torres eólicas.]
últimos, y aseguran el equilibrio estructural al permitir ubicar en los lugares precisos las
armaduras para absorber los esfuerzos últimos de tracción. Pero no aportan información
cuantitativa para evaluar las fisuras que se puedan producir en estado límite de servicio,
que en la realidad aparecen en el entorno de huecos justificando las armaduras de cosido
que la buena práctica ingenieril recomienda disponer en bordes y esquinas. Por otra parte,
los modelos ST varían según el nivel de cargas, lo que ocurre, por ejemplo, en un tablero
con sección en cajón de hormigón pretensado, en el que, para solicitaciones de servicio,
toda la sección esté comprimida mientras que en el estado límite último, una de las pa-
redes horizontales del cajón pasa a estar traccionada, difiriendo, como hemos visto, los
modelos de equilibrio en uno u otro caso.
12 Capítulo 6 Concepción, dimensionamiento, verificación de zonas singulares

[Imágenes: fotos o croquis de ménsulas o vigas que- Los quiebros en las vigas, las zonas de encuentro entre pilares y vigas de estructuras
bradas (¿escaleras?). Están en catálogos o publicacio- aporticadas, y los diferentes tipo de ménsula que son habituales en la coronación, o a me-
nes de estructuras prefabricadas, por ejemplo…] dia altura, de pilares, prefabricados o no, y en las que apoyan, bien vigas, bien caminos
de rodamiento para grúas en estructuras industriales, muestran la necesidad y las posibi-
lidades de modelos ST para su análisis y dimensionamiento.

Zona B
B
D T3 T2
B

Zona D

T2

Zona B

T3

Figura 4.30  [Pendiente Pie de Figura] Figura 4.31  [Pendiente Pie de Figura]
Trägerbereich mit stufe
El modelo ST para ménsulas depende de la proporción entre el vuelo del punto de
aplicación de la carga y el canto dispuesto, como muestran los modelos siguientes basa-
dos en lo especificado en la DIN 1045 [¡verificar!].
Los modelos ST de ménsulas son particularmente expresivos en relación con la im-
portancia y dificultad de análisis de los nudos en los que confluyen las bielas y tirantes
que configuran dichos modelos. Porque, además, las exigencias de anclar las barras o de
alejar las cargas aplicadas, en los apoyos de los bordes de la ménsula, determina la co-
rrecta geometría de la ménsula e imponen formas específicas de anclaje como lo muestran
los croquis adjuntos.
Los modelos conceptuales ST plantean la cuestión de la capacidad resistente de las
bielas comprimidas y, asociada a ella, cuáles son las dimensiones que hay que adoptar
para evaluar estos elementos virtuales, huesos en cierto modo de un esqueleto estructural
[Figura 1 a), b) y c), y figura 2 adaptada de las páginas en el que las armaduras serían los músculos.
330 y 334 de otro Kalender o tal vez del equivalente a
acero Stalhbau. Pendiente JRW]
[Poner un ejercicio, basado, por ejemplo en los que [Aquí, tal vez, podríamos incorporar como texto al margen, el aforismo en el que trata de este tema. En la parte a
figuran en la página 92 del manuscrito y páginas 29 la que, anteriormente, he tratado de la cuestión de las reacciones de apoyo en las vigas de gran canto podríamos
y 30 del documento pdf. (aunque muy simplificado).] también incorporar, al margen, el aforismo que trata de ello. Podríamos aprovechar también lo que se expone al
está en los originales JRW] respecto en “La ingeniería de la bicicleta”.]
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 13

En realidad las bielas que representamos como impecablemente rectas, y que preten-
den modelar zonas comprimidas entre dos nudos, tienen características más complejas.
Nacen lógicamente de los nudos extremos, y se difunden después entre ellos ampliando
su anchura a medida que se alejan de ellos. Lógicamente, las tensiones de compresión
más elevadas, las que limitan la capacidad resistente de las bielas virtuales, se localizan en
la superficie de contacto con el nudo cuya geometría, por otra pare, determina obviamente H 1 F
A <
F 10 H ≥ l ds
las dimensiones de los arranques de dichas bielas. Se suele considerar (Figura 4.34) que
existen tres geometrías en botella, en haz prismática, que engloban las que en la práctica
pueden resultar. ds

b
b dbr
Detalle A

l l l Variante Variante Variante


A B C
N F
H
α
σ ≤ fcd, eff σ ≤ fcd, eff σ < fcd, eff
a a a
En botella En abanico Prismática
Figura 4.31  [Pendiente Pie de Figura] [Ver también lo que dice el Collins]
Die grundsätzlichen arten von druckfeldern.
Variante A ds ≥C
En todas ellas, la tensión máxima de compresión se produce en su extremo más es- ≥ 2 ds
trecho. Las incertidumbres asociadas al establecimiento de dicha geometría aconsejan dbr
reducir el valor de la tensión de cálculo que se utiliza en las zonas B de las estructuras, 2
para el que, en general, como es bien sabido, se adopte el valor d1
Variante B
σ ck
σ cd = 0,85 ≥ dbr + 3 ds
1,5 2

siendo σck la resistencia característica del hormigón referida a probetas cilíndricas.


Por otra parte, la capacidad de una biela comprimida, como ya se ha visto en capítulos dbr ≥ 15 ds
Variante C dbr
anteriores, depende de las solicitaciones o deformaciones transversales a la biela y a la ≥ lb
15 ds
importancia de las eventuales fisuras que se pueden producir paralelas a la dirección de
las tensiones de compresión.
Figura 4.33  [Pendiente Pie de Figura]
[Pendiente la Bild 5, pág. 335 del “otro libro”
Pendiente JRW]

[Tengo que mirar el texto que sobre el método ST figura


en el Collins y ver si hay conceptos, imágenes o ejemplos,
que podamos aprovechas en una segunda redacción. Creo
que sí los hay.]
14 Capítulo 6 Concepción, dimensionamiento, verificación de zonas singulares

[Incluir el cuadro, adaptado y pulido, de la página 97


(Hormigón y Acero, nº 243 (1er trimestre 2003) que es a Resistencia plástica efectiva del hormigón fce según el tipo de solicitación
su vez adaptación del Muttoni, pág. 91. Ver lo que dice Tipos de solicitación fce Aplicaciones
el Collins también. Schlaich también tiene un cuadro al
respecto. (Ver pág. 368/9).]
Hormigón confinado • Compresión triaxial
activa o pasivamente sin σtot fcp + 4 |σlat| • Confinamiento lateral
fisuración • Introducción de cargas concentradas
σtot

• Compresión simple con armadura de


Hormigón sin fisuración en
fcp control de fisuración
compresión uniaxial
• Columnas, muros, vigas en flexión

• Muros
Hormigón fisurado con de-
0,8 fcp • Losas
formación lateral impuesta
• Vigas con deformación lateral

Hormigón fisurado con • Muros


deformación diagonal 0,6 fcp • Losas con torsión importante
impuesta • Vigas con cortante o torsión

Hormigón fisurado con


• Vigas o muros con armadura longitu-
armadura plastificada en 0,4 fcp
dinal y cercos plastificados
dos direcciones

Teoría de la • Elementos con armadura mínima in-


Hormigón sin control de
plasticidad suficiente
abertura de fisuras
no aplicable • Punzonamiento

El comportamiento de los nudos es la clave del método ST y, por otra parte, manifes-
tación de la complejidad de comportamientos estructurales que no se pueden explicar con
modelos sencillos, por valiosos que sean, aunque otros más sofisticados tampoco logren
tal imposible propósito. Es en los nudos donde se localizan las incertidumbres estructu-
rales y donde la gestión de esas incertidumbres, que es más el arte que la ciencia de la
ingeniería estructural, debe ser particularmente acertada.
Los modelos ST tienen la virtud de destacar la importancia de los nudos, visualizán-
dolos con rotundidad pero sin ocultar al hacerlo las dudas acerca de si las bielas y tirantes,
representan a las zonas críticas de las estructuras modelizadas. Pero esta cuestión es simi-
lar a aquella otra en la que nos preguntamos si los comportamientos de las estructuras de
hormigón, o de acero, o mixtas, o de cualquier otro material, o el propio suelo, material
estructural también, responden a la caracterización que de ellos hacemos, analizando en
laboratorio el comportamiento de probetas, cuya simplicidad contrasta con la compleji-
dad de las estructuras reales.
Lo cierto es que con el método ST se identifican unos cuantos tipos característicos de
nudos que se repiten cualquiera que sea la estructura modelizada. Es ya habitual identifi-
carlos por la naturaleza de las barras que inciden en ellos configurándolos. Así, en el caso
del nudo de tres barras, se pueden distinguir los tipos CCC, CCT, CTT ó TTT, entendién-
dose por C las barras comprimidas que llegan o arrancan del nudo y por T las de tracción.
Análoga nomenclatura serviría para denominar también nudos en los que el número de
barras fuese superior a 3.
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 15

Comencemos por analizar un nudo (Figura 4.37) al que llegan bielas comprimidas y
establezcamos las expresiones que se deducen del equilibrio de las fuerzas canalizadas
por dichas bielas.
σc3 a3
σc3
a3
C3
σc2 σc2 θ3
C3 C3
C2 C2 θ3 C2 θ3
a2 a2

C1
σc1 σc1

C1 C1
Nudo sobre apoyo de borde a1 a1
a2 a3
a2 a3
σc2 C2 C3 σc3
C2 C3
σc2 θ2 θ3 σc3 θ2 θ3
C2 C0 C0 a0
C3
C1 σc0 σc0

σc1 σc1
C1l C1r C1l C1r
C1 C1
Nudo sobre apoyo intermedio a1 a1

Figura 4.37  [Pendiente Pie de Figura] [Resumir las fórmulas y comentarios del texto]

En estos nudos el estado tensional en triple compresión se aproxima al de un estado


de presiones “hidrostáticas” iguales en cualquier dirección. El material, fuertemente con-
finado, tiene una capacidad muy elevada siempre superior al de las bielas que confluyen
en él [Verificar].
Como es, por otro lado, poco probable que la situación tensional real, sea realmente
“hidrostática“ y, en particular, en aquellos casos con tensiones muy concentradas en una
de las bielas –lo que puede ocurrir con determinados tipos de apoyo– o cuando por ser
el espesor del nudo reducido, se disponen armaduras de confinamiento, como ocurre con
los anclajes de cables de pretensado que pueden transmitir tensiones concentradas del
orden de 400 kg/cm2, cuando la resistencia característica de las vigas que se postesan no
superen con frecuencia los 300 kg/cm2.
a3 a3 b

σc3 σc3
C2 C3

T ∆fcd ∆fcd
a0
σc0 s s

As
σc1t
As t
C1
a sz
a1

≥ sy/3
≥ sz/3
a b r sy ≥ sy/3
≥ sz/3

Figura 4.40  [Pendiente Pie de Figura]


Umschnürungsbewehrung zur Erhöhung der druckfes-
Figura 4.39  [Pendiente Pie de Figura] Teilflächenbelasteter knoten. tigkeit um ∆fcd.
16 Capítulo 6 Concepción, dimensionamiento, verificación de zonas singulares

σ a2 σc2 a2 En los nudos CCT, como los representados en la Figura 4.41, se plantea por un lado
lb,net c2
la verificación de las tensiones localizadas de compresión y, por otro, que el anclaje de la
C2 barra o conjunto de barras que llegan al nudo esté asegurado. A lo que puede contribuir
C2 poderosamente la existencia de compresiones transversales que mejoran la adherencia.
u Aunque es posible, también, que solo una parte de la tracción del tirante quede anclado
C T T en el interior del nudo, y que otra parte se ancle como prolongación externa, bien por ad-
herencia de la barra o disponiendo de una placa externa de anclaje. En ambas situaciones,
σc1t σc1t aparecen en el nudo tensiones adicionales de compresión en el lado opuesto al del tirante
C1 C1
que las provoca. Las exigencias del anclaje condicionan, por otra parte, la geometría del
a1 a1 nudo e imponen unas distancias mínimas a los bordes y unas armaduras complementarias
a1 b
2 2 de confinamiento coherentes con las longitudes de anclaje.
lb,net C2
σc2
a2
T C2 C2
C2
a b σc2 a2 σc2
a2 s0 θ
s
T u
θ T s θ T s T
b C1 u 0 u s00 s0
σc1 σc1 σc1
a1
C1 C1 C1
Figura 4.42  [Pendiente Pie de Figura]
Teilflächenbelasteter und umschnürter knoten. a1 = 2/3 lb,net ≥ 2s0 a1 ≥ 2s0 a1
2/3 lb,net 2/3 lb,net
Figura 4.41  [Pendiente Pie de Figura] Typischer knoten. Rechnerische verteilungshöhe u der ve-
rankerten bewehrung bei.
σc3 a3 En los nudos CTT (Figura 4.45), el esfuerzo de compresión genera esfuerzos de trac-
ción que lo equilibran, aunque también se puede decir, que la continuidad de los esfuerzos
σc2 C3 de tracción, que cambian de dirección en el nudo, generan compresiones en el hormigón.
C3
C2
u = a2
C2 T T
C1
σc1

C1
a1
2/3 lb,net

Figura 4.43  [Falta Pie de Figura] Typischer knoten.

1064 · 103 200 mm


= 266 mm
200 · 20

fce
T1
a
T1 fce
C σc
C
T2 fce
θ 800 · 103
T2 = 200 mm
200 · 20
dbr fce fce
fce
Figura 4.45  [Pendiente Pie de Figura]
Typischer knoten. Umlenkung von bewehrung. Figura 4.46a  [Pendiente Pie de Figura] Druckstrebe und druckgurt. Entwicklung des knotenbereichs.
[Tengo que decidir si lo incluyo como texto o planteo un ejercicio...]
Atención, ver también lo que se dice al respecto en el ar-
tículo de H. y Acero, pág. 98 y en los textos que allí se [Tengo que plantearme los ejercicios de este capítulo]
incluyen. En el Muttoni (Pág. 21 y 22) también se habla
de ello. Ver también lo que dice el Collins…]
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 17

800 kN 800 kN fce

fce
fce

800 kN 800 kN
fce
702 kN

0,565 fce
800 kN 800 kN

800 kN 800 kN

702 kN

T3 T2
Figura 4.46b  [Pie Figura] Spannungsfelder und verlauf der bewehrungskraft. Knotenbereich.

Los nudos TTT conformados por tirantes que confluyen en una zona localizada, en
realidad se corresponden a nudos triplemente comprimidos por las presiones creadas por σ1
el anclaje externo de los tirantes (Figura 4.47).
Entre las zonas D de una estructura, los nudos en el encuentro de vigas y pilares de σ2 σ3
estructuras aporticadas o asimilables, merecen una atención específica, porque son muy
frecuentes, y de su acertada concepción y dimensionamiento depende el comportamiento,
en servicio, del conjunto de la estructura y de la seguridad realmente disponible.
En el gráfico adjunto basado en resultados de ensayos de los nudos de un pórtico
rectangular de hormigón armado, se muestra la eficacia de nudos con diferentes tipos de
armado, esto es, el momento que puede transferir el nudo en relación con los momentos T1
que llegan a él a través de las zonas B sin distorsionar de las vigas y soportes que los Figura 4.47  [Pendiente Pie de Figura]
configuran.
η = MRu / Mu (%)
140

120

100

80

60

40

M
20

0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0 1,2 ζ (%)


[Adaptado, traducido y sintetizado el texto que acom-
Figura 4.48  [Pendiente Pie Figura] Tragfähigkeit MRu bezogen auf das rechnerische bruchmoment Mu paña a la imagen y el que figura en el cuerpo del artí-
des schwächeren rahmenschenkels von rahmenecken mit verschiedenen bewehrungsarten bei positivem culo. Incluir también la fotografía de la figura 4.4.20
moment, abhängig vom bewehrungsprozentsatz bei BSt 420S und B 25. u otra similar.]

[Hay que aclarar cómo se define la cuantía que figura en abcisas.]


18 Capítulo 6 Concepción, dimensionamiento, verificación de zonas singulares

La eficacia de los nudos (Figura 4.48), según el tipo de armado, puede variar entre el
20% cuando es especialmente desafortunado y el 120%. Por otra parte, se puede observar
T1 que la capacidad del nudo tiende a reducirse, según los resultados de los ensayos reali-
1 zados, cuando la cuantía de armaduras se incrementa, y qué cuantías del orden del 0,6%
T2
T4 parecen óptimas. Lo que no deja de ser un tanto sorprendente y sugiere, en todo caso, que
en las zonas singulares –comentario que puede ser válido con carácter general– no se trate
de armar mucho sino de armar bien, anclando y doblando bien las barras, confinando el
T3 hormigón en las zonas más solicitadas y dejando espacio para que el hormigón bien com-
pactado, pueda ocupar el lugar que le corresponde sin heterogeneidades, sin huecos y sin
coqueras. La zona D de un nudo incluye, no sólo el nudo propiamente dicho, sino también
las zonas próximas de las vigas y soporte que llega a ellos.
C C1 T1 Hay que recordar también que es esencial que el comportamiento del nudo sea marca-
damente dúctil y no frágil, lo que se logra también evitando que su colapso se produzca
T2 − 2∆T por agotamiento de las bielas comprimidas o por la pérdida brusca de la capacidad de
∆T T1 + ∆T anclaje de las barras.
1 A continuación se representan algunos casos característicos de nudos, con sus corres-
T2
∆T T1 pondientes modelos ST y el armado que sería coherente con ellos. [Mejorar]
= T3 = T1
C2

{
C1 = |T1| C3 = |T3|
T3 C3 C V C2 = |T2| ∆T  0,3 T2
N
MSo
lb,net

∆T
Figura 4.53  [Pendiente Pie de Figura] [¡OJO! Figura reducida manualmente]
∆T
lb,net En el caso de un soporte intermedio, que recibe la carga de una viga continua, posibles
lb,net T1 + T3 modelos ST y sus armados correspondientes, en función de la excentricidad de la carga
V MR
 M
que llega al soporte  e =  , serían los siguientes:
 F
F1 F2
M1 M2 < M1 lb,net
MSu
N+V

Figura 4.55  [Pendiente Pie de Figura] Druck im ganzen


stielquerschnitt F1 F 2
Tengo que incluir algún comentario y tratar de dar cohe-
rencia con los gráficos que figuran a continuación (del F1 F2
Schlaich) o ver si en el Schlaich y otros no hay otros cro- M1 M2 < M1 lb,net
quis más adecuados].
Tengo que incluir algunos comentarios como, supon-
go, los que figurarán en el texto o en otras publica- Verhältnismässig
ciones. kleine stielmomente M1 − M2
F1 + F2

F1 F2
M1 M2 < M1

Entgegengesetzt
drehende
riegelmomente M1 − M2
F1 + F2

M2
M1

Gleichsinning
drehende
riegelmomente M2 + M1

Figura 4.54  [Pendiente Pie de Figura] [¡OJO! Figura reducida manualmente]


Rahmenknoten aus stütze und durchlaufendem riegel.
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 19

Figura 4.4.24, a), b) y c), pág. 437, adaptado y con comentarios basados en el texto y pies de página.
[Tengo que incluir un breve texto con comentarios de los modelos anteriores… Entre dichos comentarios
debería incluir una breve reflexión acompañada de croquis sobre la función de las cartelas, cuya razón auténtica
de ser estaría en asegurar un correcto funcionamiento de la unión, más que un instrumento para “desplazar“ la
ley de flectores incrementando las de las secciones del nudo y disminuyendo en los vanos. Las cartelas permiten Fisura
la colocación de armaduras especiales y unos modelos de bielas y tirantes más eficientes. Tendría que dibujar
algunos tipos y mostrar modelos ST con sus armados.
Tengo que incluir también del artículo del PCI sobre juntas en zonas sísmicas, los croquis de las figuras 21
(pág. 84), adaptándolos, y las figuras 17 y 19, con un comentario que sintetice lo que se dice en el artículo. En
alguno de los libros de estructuras sísmicas (Priestley, por ejemplo, o en el Collins también) habrá otros croquis
y comentarios que podríamos utilizar.]
[No sé si incluir alguna reflexión sobre zapatas]
[Pendiente: PÁGINA 56 DEL DOCUMENTO PDF.]

C2
A
C1 T1

C C A
T1

Figura 4.56a  [Falta Pie de Figura] Rahmenknoten


aus durchlaufendem riegel und durchlaufendem stiel.
Refuerzo Mecanismo de
adicional transferencia

Tes
α β

0,5 Te 0,5 Te
Cartela interior Cartela exterior
Under closing moments Under opening moments (armado o con alclajes pretensados)
Figura 4.57  [Pendiente Pie de Figura] [¡OJO! Figura reducida manualmente] Figura 4.56b  [Pendiente Pie de Figura]
20 Capítulo 6 Concepción, dimensionamiento, verificación de zonas singulares

6.1.3 Las zonas “D” en las estructuras de acero

6.1.3.1 Introducción
Las zonas singulares “D” de una estructura en las que no son de aplicación los métodos
seccionales basados en la hipótesis de planeidad de secciones de Bernouilli, dependen de la
geometría de la estructura y de sus cimientos, así como de la naturaleza de las cargas y de la
forma como están aplicadas. No dependen, por el contrario, del material estructural. En con-
secuencia, el método ST de bielas y tirantes puede ser utilizado también en las estructuras de
acero de manera análoga a como se utiliza en las estructuras de hormigón. Sin embargo, las
tipologías estructurales sí dependen de la naturaleza del material, que influye la concepción
de los detalles. Por consiguiente, los modelos ST de estructuras de acero tienen su propia
especificidad y la evaluación de la capacidad resistente de bielas y tirantes requiere plantea-
mientos diferentes tratando, con frecuencia de alas que canalizan los esfuerzos de compre-
sión y tracción que equivalen o equilibran el momento flector y de almas de reducido espesor
que transmiten los esfuerzos cortantes y cuya capacidad resistente puede estar muy influida
por el riesgo de su inestabilidad o abollamiento, lo que, en cierto modo, sería equiparable a
la fisuración de las almas de las vigas de hormigón, que determinan la dirección de las barras
diagonales que sólo pueden estar comprimidas y cuya capacidad resistente se ve influida por
las deformaciones transversales asociadas al campo tensional de tracciones que exigen la
presencia de armaduras en el alma para asegurar el equilibrio de la viga. [Mejorar redacción]
Supongamos dos vigas características, isostáticas, solicitadas por dos cargas puntua-

{
les con idéntica geometría, una de hormigón armado y otra de acero.

P P P
C
C
C T C T Cercos
T T T
P P
C Viga de hormigón armado tras fisuración del alma
C C
C C P
T T T C
C C
P C T C T Rigidizadores
T T T
Modelo único antes de la fisuración
o el abollamiento del alma P
Viga de acero tras el abollamiento del alma

Figura 4.58  [Pendiente Pie de Figura]

Tras la fisuración del alma de la viga de hormigón armado, el modelo, con diagonales
cruzadas tanto en tracción como en compresión, evoluciona hacia un modelo “último”
con las diagonales comprimidas y montantes en tracción, que representan a los cercos
de las vigas. En las de acero, la compresión de las diagonales comprimidas en el modelo
inicial provoca la evolución hacia un modelo “último” con diagonales exclusivamente
traccionadas y montantes comprimidos que requieren, cuando la esbeltez del alma pro-
picia su abollamiento (lo que ocurre con carácter general en estructuras de envergadura,
pudiendo ser una excepción las estructuras que utilizan perfiles laminados en los que por
razones de fabricación el espesor de las almas suele ser significativamente mayor que el
estrictamente necesario por motivos resistentes), la disposición de rigidizadores transver-
sales que son, funcionalmente, equivalentes de las estructuras de acero a los cercos en las
estructuras de hormigón.
Otra distinción esencial entre los modelos S-T de las estructuras de hormigón o acero
se localiza en los nudos. Las cuñas macizas que los configuran en el hormigón, contrastan
con el encuentro de chapas de las estructuras de acero que, además, están unidas entre
ellas, modernamente, por cordones de soldadura a través de los que se canalizan también
los esfuerzos que transfieren entre unas chapas y otras del nudo.
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 21

En vista de ello, en la concepción y justificación de los nudos de las estructuras de


acero, se puede aplicar la metodología S-T, pero adaptándola, en cierto modo, a sus ca-
racterísticas específicas.
Así, los modelos de barras comprimidas y tirantes deben asegurar naturalmente el
cumplimiento de las condiciones de equilibrio y la determinación de los parámetros re-
sistentes de las barras (secciones eficaces y tensión límite) deben ser coherentes con la
realidad geométrica de las chapas que conforman el nudo y de las soldaduras (cordones a Alzado
tope y espesor de garganta en los de ángulo) que las unen. Q
Por otra parte, siendo imprescindible que se cumpla también la condición de compa-
tibilidad y siendo prácticamente imposible formalizar explícitamente dicha condición,
hay que lograr que el comportamiento de los diferentes elementos que configuran el nudo
y las “barras” comprimidas que llegan a él sea marcadamente dúctil. Para ello, hay que
limitar la esbeltez (relación de anchura/espesor) de los rigidizadores y de las partes de las
chapas que conforman las barras comprimidas del modelo. Esta condición equivaldría en
las estructuras de hormigón, al establecimiento de un criterio de armaduras mínimas para Planta
evitar el riesgo de roturas frágiles. Figura 4.59  Nudo característico de una estructura de
Además hay que verificar que la transferencia de esfuerzos a través de las soldaduras acero. [¿Dónde se pone en el texto?]
es posible en las longitudes de transferencia (distancia entre nudos) que demanda el mo-
delo escogido y con las dimensiones de las soldaduras previstas.
En los próximos apartados quedarán explícitos estos criterios en algunos casos característicos.

6.1.3.2 Nudos de pórtico


Son innumerables las configuraciones posibles de nudos de pórticos, no todas igualmente
eficientes, aunque no sea evidente la cuantificación de su eficiencia. Del análisis cualita-
tivo de una de las geometrías más habituales que se abordan a continuación, se pueden
extraer algunos criterios que servirían para concebir o evaluar nudos y, en todo caso, para
orientar la reflexión que siempre debe ir asociada al proyecto y construcción de estos
elementos esenciales y complejos.

I
dA

dα G
II
D hg dα
G
M dA
dA G
b dα
b G

III Ib Ia
α αI
G AI
α αIII
II G AIII
G α/2 AII
αII
A α

Figura 4.60  [Pendiente Pie de Figura] [Petersen Stahlbau pág. 626 Bild 21] Figura 4.64  [Pendiente Pie de Figura]
[Petersen Stahlbau pág. 629 Bild 30-31]
22 Capítulo 6 Concepción, dimensionamiento, verificación de zonas singulares

Q
b τm =
∆w

h M Q

Sección

t M
T b Q
L N

b/2 Planta

b/2 Figura 4.66  [Pendiente Pie de Figura]

b/2

L
Figura 4.67  [Pendiente Pie de Figura] Observaciones

1. La transferencia de la tracción del ala superior de la viga al alma del nudo y (depen-
diendo de la geometría) de la viga, se produce a través de los cordones de soldadura,
t en una longitud que será mayor que la que determine la propia capacidad a cizalladura
a a de la chapa o la de los cordones de soldadura.
σe b b⋅ 3
Es decir que ⋅ t ⋅ L ≥ σt ⋅ t ⋅ , lo que exige que L ≥  0, 86 b , esto es, que la
3 2 2
longitud de anclaje sea el 86% de la anchura de la placa. Por otra parte, la capacidad
Figura 4.68  [PendientePie de Figura]
resistente de la soldadura impone la condición
b
σe ⋅ a ⋅ t ⋅ L ≥ σt ⋅ t ⋅
2
Posible esfoliación b
es decir, que el espesor de garganta debería ser tal que a ≥ (cuando σ t = σ e ) .
2L
2. En el ala comprimida de la viga y en las alas del soporte, la situación es análoga y,
por tanto, la verificación o el dimensionamiento de las longitudes de transferencia y
del espesor de garganta de los cordones de ángulo se hará de acuerdo con el mismo
criterio y con análogas formulaciones.
Alas Cambio brusco
interrumpidas del flujo tensional 3. Hay que procurar evitar que las chapas en tracción queden interrumpidas y se las de
continuidad a través de soldaduras. En particular, cuando no es posible evitar un deta-
Figura 4.69  [Pendiente Pie de Figura] lle de este tipo, es conveniente recurrir a cordones de soldadura a tope, que perturban
menos que los de ángulo el flujo tensional. En otro caso, hay que evaluar el riesgo de
exfoliación que se puede producir en la zona del ala a través de la cual se transfiere el
esfuerzo de tracción.
4. Tal como se ha concebido el detalle, la chapa en el interior del nudo será parte del
alma de la viga que lo configura. En general, es razonable que el espesor de dicha cha-
pa sea, también, mayor que el del alma del soporte que contribuye a la configuración
del nudo. En todo caso, conviene verificar que la esbeltez b/t (con b ≤ h) de la placa
interior, esté por debajo de la que asegura la ausencia de riesgo de abollamiento. En tal
sentido, se puede estimar dicha esbeltez como combinación de los estados siguientes,
suponiendo la viga apoyada en sus cuatro bordes. O recurrir a cálculos más elaborados
Figura 4.71  [Pendiente Pie de Figura] y precisos.
[Tenemos que confirmar el modelo]
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 23

Muttoni páginas 64 65 66 67: Son estas

τ = σe σe σe σe

h t
+ +
σe σe σe
b
Figura 4.66  [Pendiente Pie de Figura]
{

En general esbelteces b/t ≤ 30 suelen ser adecuadas.


5. Las dimensiones de los rigidizadores verticales deberían ser análogas en dimensiones
a las de las alas interrumpidas y, en todo caso, la relación ancho/espesor debería estar
por debajo de 8 [verificar]. Figura 4.72  [Pendiente Pie de Figura]
6. ¿Cómo podría ser un modelo ST para este nudo? En uno equivalente en hormigón Bielas de
armado, como ya hemos visto, [confirmar] se suele plantear el siguiente: estabilidad
Este modelo, o cualquiera de otros que se pueden plantear en casos análogos, suscita b √3
la cuestión del anclaje de las barras traccionadas y la precisión de modelos con nudos 2
concentrados en las esquinas de los nudos. √3
1
En el caso del nudo de la estructura de acero que estamos considerando, un modelo b/4
b
que tiene en cuenta la exigencia del “anclaje” –esto es, de la transferencia de esfuerzos
axiles de las alas al plano del alma–, podría ser el representado en la Figura 4.80.
Este modelo es, por otra parte, espacial. Las alas, según se recuerda en su planta,
transfieren tracciones (compresiones en el ala inferior) al alma por medio de tirantes (o Alzado Planta. Ala superior
bielas comprimidas) inclinadas en la proporción H v = 3 . El modelo romboidal escogi- Figura 4.80  [Pendiente Pie de Figura]
do demanda, por otra parte, la existencia de “bielas de estabilidad” que lo hagan práctica-
mente indeformable. En realidad, la formalización en casos como éste de un sistema de
bielas es un tanto forzado y no es demasiado pedagógico al ocultar, o al menos, no mos-
trar explícitamente, el papel de la placa interior en la cual se produce un complejo “campo
tensional” que asegura la difusión de flujos originados en sus bordes por la transferencia
de los esfuerzos de tracción y compresión de las alas, a lo que está asociado la ausencia de
riesgos de abollamiento, consecuencia de la robustez de la placa, de su reducida esbeltez
(ancho / espesor, b/t).
Diafragma diagonal para Cartela para incrementar la
7. Entre las medidas que podrían tomarse para incrementar la eficacia del nudo, esta- mejorar la rigidez y la longitud de transferencia de
capacidad de la placa interior los esfuerzos en las alas
rían las de disponer (Figura 4.81) de una cartela en diagonal, lo que incrementaría
la rigidez y capacidad resistente de la placa central o disponer cartelas si se trata de Figura 4.81  [Pendiente Pie de Figura]
aumentar la transferencia de las alas.

[Poner las fórmulas que permiten determinar la esbeltez mínima. Poner un ejercicio. Verificar mis 30
observaciones. Resumirlas en un cuadro. En la página 641 del Petersen hay uno que puede servir de t = 12 mm
referencia]
Ausgangszustand Umlenkwirkung Durchlaufwirkung K 500

240
50 180 210 60
300
= 30 10
60
+ 240
50 180 180 50
240
12

30 30 300
60 60 20
M = − 250 kNm
110 10 2 · 50 NR = − 300 kN
12
300 QR = + 350 kN
NS = − 350 kN
QS = − 300 kN
50 50 300

50 50 [Modelo de ejercicio. Verlo con Luis]


24 Capítulo 6 Concepción, dimensionamiento, verificación de zonas singulares

6.1.3.3 Ménsulas cortas


Entre las numerosas tipologías que se pueden utilizar en la práctica profesional para re-
solver ménsulas cortas, se encuentran las que se esquematizan en la Figura 4.82, que se
suelen utilizar cuando las cargas aplicadas en la ménsula son reducidas:
Un somero análisis de la más sencilla entre ellas, da ocasión a observar algunos aspec-
tos que se han de tomar en consideración al concebirlas y dimensionarlas.

Riesgo de exfoliación
g

≠t ≠t

Zonas de soldaduras no
estructuralmente necesarias

Figura 4.82  [Pendiente Pie de Figura]

1. Los cordones de soldadura que se encuentran inmediatamente bajo la zona cargada


deben tener capacidad para transferir a la cartela las cargas aplicadas.
2. El anclaje de la chapa horizontal traccionada tiene lugar en la zona bajo la carga, que
es donde se produce el quiebro del flujo tensional que provoca dicha tracción. En
dicha zona se puede materializar una “cuña” virtual, cuyo sistema de equilibrio se
muestra en la Figura 4.83. Resulta evidente la importancia que tiene la longitud de
anclaje y que el comportamiento de la ménsula en su conjunto depende esencialmente
de la capacidad de generar y transferir las fuerzas equilibrantes en los cordones de
soldadura entre la cartela vertical y la placa horizontal del anclaje.
3. En la ménsula representada resulta, también, evidente, que el cordón de soldadura que
va desde el borde interno de la zona cargada y el ala más próxima del soporte no serán
estrictamente necesarios, como tampoco lo será la parte más alta de las soldaduras
de la cartela con el soporte. Ello es debido, obviamente, a que hemos supuesto que el
esfuerzo de tracción que nace en la “cuña virtual” bajo el apoyo es transferido exclu-
sivamente por la chapa horizontal de la ménsula y debe quedar anclado en el alma del
pilar. Existirá una parte de dicha tracción, sin embargo, que puede ser transferida por
la parte alta de la cartela. Por ello, conceptualmente y en coherencia con el modelo
de transferencia de cargas que se está considerando, dichas soldaduras serían redun-
dantes pero en la práctica es desaconsejable prescindir de ellas. La redundancia, aquí
también se pone de manifiesto, es una cualidad y no un estorbo.
4. La longitud de transferencia de la tracción en el alma del soporte será análoga a la
anchura de la zona de aplicación de la carga y, por ello, en general, no será estricta-
T mente necesario que la placa de continuidad unida al alma alcance el ala exterior del
soporte. Sin embargo, para tomar una decisión de esta naturaleza, habría que analizar
el modelo completo del nudo (pilar y ménsula) incorporando los esfuerzos que fluyen
T/2
por el soporte y que dependerá de las coacciones en sus extremos. Sólo en ménsulas
de dimensiones reducidas en relación con las del soporte, tendrá lógica contemplar
T/2 esta posibilidad que, por otra parte, suele tener un coste económico irrelevante.
5. La capacidad resistente de la ménsula es muy dependiente de la esbeltez de la cartela
Ala superior de la ménsula
que transfiere las compresiones necesarias para el equilibrio de la ménsula. Para evitar
Figura 4.83  [Pendiente Pie de Figura] el abollamiento y propiciar un comportamiento dúctil de la cartela, hay que limitar su
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 25

esbeltez. Valores máximos de b/t = 20 [verificar] pueden ser aconsejables, siendo b el


ancho de la ménsula y t su espesor. Análisis más afinados de placas articuladas en dos Zona de anclaje
bordes contiguos pueden justificar espesores más precisos.
6. El espesor de la cartela de la ménsula no debería ser superior al espesor del alma del
pilar y, con frecuencia, estará justificado disponer un espesor análogo. Así se obviaría
la verificación del riesgo de abollamiento del alma del pilar en la zona en la que reci-
ben las compresiones que provienen de la parte inferior de la cartela.
7. Un modelo elemental S-T de bielas y tirantes, para la ménsula que estamos anali zan-
do, sería el que muestra la Figura 4.84. El nudo bajo la carga se ubica en el centro de
la zona cargada, en la mitad, por tanto, de la longitud de anclaje. Otros modelos más Figura 4.84  [Pendiente Pie de Figura]
sofisticados y realistas nos aproximarían a una visión de la cartela de la ménsula, y la
parte consiguiente del alma del soporte, como un campo tensional en el que confluyen
tensiones de tracción, compresión y tangenciales y que debe tener un comportamiento
dúctil, capacidad, por tanto, para plastificarse localmente sin riesgos de que se produz-
can inestabilidades localizadas.
8. En el caso de ménsulas simétricas (Figura 4.85), a las que se aplican cargas igual-
mente simétricas (situación que en la práctica coexistirá con otras en las que las car-
gas serán asimétricas, lo que puede condicionar su dimensionamiento) el esquema de
comportamiento será particularmente sencillo.
La chapa horizontal podría, en este caso de cargas simétricas, independizarse del so-
porte y no unirse a él. La unión de dicha placa a la cartela se requeriría exclusivamente
en la zona de anclaje bajo la zona de carga. La cartela podría también unirse con
cordones verticales al pilar en la zona inferior donde se generan tensiones normales y
tangenciales. Con este planteamiento, sin embargo (que en todo caso es de aplicación
al hipotético caso de cargas exactamente simétricas), la verificación de la inestabilidad
Figura 4.85  [Pendiente Pie de Figura]
de la cartela es más acuciante, por desaprovecharse la coacción que supondría la unión
de las esquinas de la cartela de la chapa traccionada y al ala del soporte.
9. En el caso de ménsulas solicitadas por cargas más importantes, hay que considerar
Riesgo de
tipologías más robustas, como puede ser la que se esquematiza en la Figura 4.86. exfoliación
La cartela vertical, bajo el eje de las cargas aplicadas, mejora considerablemente la ca-
pacidad de transferencia de cargas aplicadas. Hay que tener siempre muy presente que
dicha transferencia se produce en primer lugar a través de las cartelas y del rigidizador
vertical con el ala superior de la ménsula y, por consiguiente, las características de las
soldaduras están fuertemente condicionadas por dicha función. Es lógico, por ello,
plantearse que la capacidad de las soldaduras no sea inferior a la de las chapas, cartela
y rigidizadores a las que transmiten la carga: espesores de garganta para cordones de
ángulo 0,5 veces el grosor de las chapas cumplen este requisito. [Verificar]. Figura 4.86  [Pendiente Pie de Figura]
Por otra parte, la presencia del rigidizador vertical bajo la carga mejora conside-
rablemente, en cuanto a capacidad resistente y deformabilidad, el comportamiento de
la placa esencial que canaliza las cargas hacia el soporte. Se pueden analizar diversos
modelos de bielas y tirantes para casos como éste. Sin embargo, puede ser más útil
considerar, tal como ya se planteó anteriormente, que las propias placas modelizan
campos tensionales complejos que si son suficientemente robustos (o no excesiva-
mente flexibles) aseguran un comportamiento dúctil y una capacidad resistente aso-
ciada a plastificaciones que pueden estar generalizadas. Comprobaciones análogas a
las que se han esbozado en el apartado anterior serían, también, adecuadas para esta
blecer el espesor de la placa rectangular en función de las dimensiones de sus lados.
Generalizando este planteamiento, para las zonas singulares de las estructuras me- [Hay que preparar algún ejemplo/ ejercicio sobre ménsulas].
tálicas, se podrían considerar éstas como un mosaico de placas rectangulares que se
comportan dúctilmente y que están enmarcadas por rigidizadores o chapas de alas y
almas de vigas o cajones, que a su vez tengan la robustez adecuada.
En cualquier caso, este puede ser un camino enriquecedor para abordar la concep-
ción de nudos o zonas complejas y para justificar su dimensionamiento aún cuando,
posteriormente, se hagan análisis más precisos para ajustar dimensiones, cuando ra-
zones de coste o de espacio disponible lo hiciesen necesario.
26 Capítulo 6 Concepción, dimensionamiento, verificación de zonas singulares

6.1.3.4 Bases de soportes.


Un caso similar al de las ménsulas cortas se plantea en la concepción y dimensionamiento
de bases para soportes solicitados en flexotracción. Para los soportes de sección tubular,
entre el catálogo de soluciones posibles, se encuentran las siguientes:

dA
h

a) b) c) d) Futter

Figura 4.87  [Pendiente Pie de Figura]

La solución a), de más sencilla construcción, requiere una chapa de base de mayor es-
pesor, demanda una cuidadísima ejecución de la soldadura de unión del fuste tubular con
la chapa y genera el riesgo de exfoliación de la chapa de base, en el entorno de la chapa
del fuste, porque la transferencia del esfuerzo de tracción al anclaje obliga a la chapa a
trabajar localizadamente en tensión perpendicularmente al plano de la placa.
La solución b) evita este problema. El fuste, hipotéticamente en la zona tracciona-
da, podría no estar soldado a la chapa de base. Y en la zona comprimida tampoco si se
pudiese asegurar el perfecto contacto entre la superficie del borde del fuste y la exterior
de la placa. La cartela transmitiría por cortadura la tracción proveniente del fuste. En
el encuentro de la cartela y la chapa de base sí se generarían tracciones que solicitarían
también a dicha chapa con tensiones transversales a su plano y serían susceptibles de pro-
vocar también indeseables y peligrosas exfoliaciones. Por ello, tampoco es una solución
muy eficiente. Para reducir la dimensión de la cartela, que en las zonas comprimidas del
fuste flexo-comprimido tiene análoga problemática a la de las cartelas de las ménsulas
cortas, se puede plantear como en c) un anillo superior que, además, rigidizaría anular-
mente el fuste reduciendo sus posibilidades de ovalización.
En soportes de estructuras importantes se suelen utilizar soluciones como las del es-
quema e). La cabeza del anclaje se dispone en el anillo superior. La transferencia de car-
[Hay que poner un ejercicio/ejemplo e imágenes de esta
última solución: tal vez de torres metálicas]
gas entre la parte traccionada del fuste y la barra de anclaje, activo o pasivo, asociada se
[Tal vez convenga preparar algunos croquis sencillos produce por cortadura en las cartelas eliminándose el riesgo de exfoliaciones en la base.
que completen gráficamente la explicación escrita que [Completar y mejorar el texto]
he hecho].
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 27

6.1.3.5 Apoyos de vigas d1 d2


C
Consideremos, en primer lugar, el caso del apoyo “en media caña” con una reacción ver-
tical, R, y con la configuración del esquema que se muestra en la Figura 4.88. Se puede hr
observar:
h s s
1. La zona de apoyo, en la que la altura de la viga se ha reducido, se puede tratar como QR
una ménsula corta. El panel correspondiente, enmarcado por las chapas verticales R
de borde, el ala superior de la viga y la chapa horizontal junto al apoyo tendrán una
T
esbeltez adecuada para que su comportamiento sea dúctil: la anchura menor del panel
no será superior a 40 veces el espesor del alma [verificar]. La placa, considerada ais-
ladamente, estará solicitada por la carga concentrada del apoyo se difundirá con una b/2
inclinación que se puede estimar en v/h = 2. b/2
2. La altura de los rigidizadores de apoyo permitirá que las cargas que reciben en la su- Sección s-s
perficie de apoyo se transfieran al panel en su totalidad. Para ello, supuestos cordones Figura 4.88  [Pendiente Pie de Figura]
de soldadura a tope o de garganta con espesores a cada lado de estos rigidizadores
de 0,5 veces su espesor, dicha altura será del orden de b 2 ⋅ 3 que se puede tomar
C + ∆C
conservadoramente como b.
3. La transferencia de las cargas localizadas en apoyos se difundirá en el panel creándose
un campo tensional cuya capacidad resistente se verificará haciendo las siguientes ≠t
verificaciones, de acuerdo con el itinerario que seguirá dicha difusión:
• capacidad de la placa del apoyo para resistir, por flexión, las cargas transversales.
• capacidad de las soldaduras, en el plano de contacto con dicha placa, del panel y
los rigidizadores sobre apoyos.
T + ∆T
Sección R Ala inferior
soldaduras σ≤
A sold. Figura 4.89  Panel sobre apoyos.

• capacidad de las chapas en la zona de las soldaduras para recibir las cargas transfe-
ridas por dichas soldaduras: geometría de la “sección” a verificar igual a la de las
soldaduras con los espesores del panel y de los rigidizadores (Achapas).
R
σ≤
A chapas

• verificación de la sección horizontal del panel donde acaban los rigidizadores de


apoyo:
R
σ≤
d1 ⋅ t

4. El panel adyacente al apoyo, que se extiende en toda la altura, h, de la viga y queda


subdividido en dos subpaneles por la chapa inferior del apoyo que se prolonga hasta
alcanzar el rigidizador vertical, estará enmarcado externamente por las alas de la viga
y los elementos de resistencia y rigidización verticales. Descomprimiendo el conjunto
tendremos el panorama de fuerzas actuando sobre los diferentes elementos que confi-
guran este tramo de transición de la viga.
28 Capítulo 6 Concepción, dimensionamiento, verificación de zonas singulares

C + ∆C C
d2
C + ∆C C
≠t
h1

= +
R
VR
T + ∆T T + ∆T
Rigidizador
h − h1
≠t
T

Elemento de suspensión Subpaneles


Figura 4.90  [Pendiente Pie de Figura]

5. Los subpaneles que trabajarán esencialmente con tensiones tangenciales aplicadas


en los bordes, tendrán la esbeltez adecuada para comportarse dúctilmente d2/t < 40.
[Verificar]. La longitud, d2, será la necesaria para que se pueda desarrollar el anclaje
de las chapas horizontales (alas superior e inferior y tirante intermedio), es decir, será
superior a 3 b 2  0,90 b , siendo b el ancho de las alas. Los cordones de soldadura
de ángulo serán, a cada lado del panel, iguales a 0,50 t, siendo t el espesor del panel. El
elemento de suspensión, situado en el plano vertical del quiebro, tendrá una capacidad
≠t para resistir tracciones entre 0,5 R y R (reacción de apoyo). El rigidizador vertical,
alejado d2, tendrá una función más estabilizadora que resistente y su geometría, cohe-
rente con el de la sección transversal de la viga, deberá cumplir, por ello, los valores
mínimos que se recomiendan en el apartado correspondiente a este tipo de elementos.
Otro caso, muy expresivo, que facilita la comprensión del comportamiento de las
Figura 4.91  [Pendiente Pie de Figura] zonas complejas de estructuras metálicas, es (Figura 4.91) el de un diafragma del
apoyo intermedio de un tablero de puente con sección en cajón, (no se han represen-
tado los rigidizadores longitudinales del ala inferior del cajón, supuesto mixto, cuya
ubicación y dimensiones pueden condicionar la geometría y detalles del diafragma
que les sirve también de apoyo).
El cajón, rectangular de dimensiones 2,00 x 5,00 m, tiene un diafragma de apoyos,
en el que hay que dejar un “paso de personas” que, en este caso, se ha previsto con
sección cuadrada de lado 0,75 m.

Observaciones relevantes

1. Las cargas verticales que reciben los apoyos provienen de las almas del cajón. Son
idénticas cuando sobre el tablero del puente actúan cargas simétricas. En otro caso,
la disimetría de las cargas provocan torsiones concomitantes con los flectores y
cortantes y, consiguientemente, las reacciones en los dos apoyos no son iguales. El
comportamiento del tablero será la suma del que correspondería al caso de las cargas
simétricas y al debido a la parte disimétrica de dichas cargas.
2. El diagrama de apoyo tiene que estar concebido y dimensionado para transferir los
flujos tensionales que genera la transferencia de los esfuerzos externos que provienen
del cajón y se concentran en los apoyos, tanto para las cargas simétricas como
asimétricas. En particular, la presencia del hueco para “paso de personas” produce
marcadas distorsiones y concentración de tensiones que influyen en la posición y
dimensiones de los diagramas horizontales y verticales, en el borde del hueco y en el
conjunto del diafragma.
6.1 El método “strut and tie”, ST, de bielas y tirantes 29

3. El espesor, t, de la placa del diafragma, debe asegurar que todos los subpaneles en Cargas simétricas
que queda subdividido, entre los paneles del cajón y los diagramas horizontales y
verticales, sean suficiente robustos, se puedan comportar dúctilmente, aceptando
plastificaciones localizadas. Para ello, y dada la complejidad de las solicitaciones h Rs Rs

tensionales en el plano del diafragma y la práctica imposibilidad de determinarlas


con precisión, se puede limitar la esbeltez máxima de los subpaneles (relación entre
la dimensión mínima del rectángulo y su espesor) al valor de 30, salvo que se hagan Rs Rs
reflexiones y análisis más precisos. d
Hay que tener en cuenta la importancia esencial que tienen los diafragmas de apoyo en el b
comportamiento del conjunto del puente y el reducido coste relativo que comportan. En
el caso que nos ocupa, una chapa de 30 mm cumpliría estas condiciones. La repercusión +
del diafragma de apoyo con sus rigidizadores (supuesto un tablero de 12 m de ancho y Cargas asimétricas
un puente continuo con luces de 50 m) sería del orden de 6 kg/m2 de tablero, del orden QT
del 3% del paso del acero estructural.
4. En la zona de apoyos, hay que comprobar primero el flujo vertical tensional a través QT
de las soldaduras y, a continuación, la sección horizontal de acero (siguiente eslabón QT
de la cadena de transferencia de la carga del apoyo al diafragma) constituida por la
chapa del diafragma, el rigidizador vertical situado en el eje del apoyo y los dos late QT
Rd Rd
rales cortos. La longitud de estos debe ser del orden de 3 b 2 , siendo b su anchura,
T R ·d
para que, a través de las soldaduras que los unen al diafragma se transfieran las cargas QT = = d
2bh 2bh
que reciben de los apoyos.
Figura 4.92  [Pendiente Pie de Figura]
5. Los rigidizadores horizontales que encuadran el hueco de “paso de personas” tienen
una imprescindible función resistente en la zona del hueco, además de la estabilización
de los “subpaneles del diafragma”, y se deben dimensionar para absorber los esfuerzos
de flexión provocados por la presencia del hueco. A este respecto se puede considerar
que por encima y por debajo del hueco se han conformado dos vigas con sección en T,
constituidas a un lado por un ancho eficaz de las chapas del cajón y por el otro con los
rigidizadores horizontales. El mecanismo de análisis aproximado es análogo al que se
considera en las vigas de tipo Vierendeel, con “articulaciones virtuales” en el centro de
la viga y consiguientes flectores en el encuentro con las partes macizas del diafragma.
Los “rigidizadores” o “alas interiores” que enmarcan el hueco interior, traccionados
o en compresión para absorber los flectores locales que aparecen con el hueco, deben
anclarse a ambos lados de éste. En el caso considerado, la necesidad de dicho anclaje
justifica su prolongación hasta alcanzar los rigidizadores verticales colocados en el eje
de apoyos. Así contribuyen, también, a la estabilidad de los subpaneles adyacentes.
En la zona de apoyos, las soldaduras que transfieren las cargas verticales, deben ser
preferentemente a tope. El resto pueden ser soldaduras con cordones de ángulo con
espesores de garganta del orden de 0,5 veces el espesor de los rigidizadores o de las
chapas externas del cajón.
Articulaciones
I virtuales

Rs Rs

I
Rs Rs Sección crítica I-I Rd Rd
M = MS + MD
Q = QD M=0

(I-I) (I-I)

(I-I)

Figura 4.93  [Pendiente Pie de Figura] Falta referencia en el texto.


30 Capítulo 6 Concepción, dimensionamiento, verificación de zonas singulares

6. Los diagramas de apoyo tienen también por finalidad esencial transmitir a los
apoyos los esfuerzos horizontales provocados, por ejemplo, por el viento, incidiendo
transversalmente sobre el tablero del puente, o los debidos a las fuerzas horizontales
transversales asociadas a las sobrecargas de los puentes de ferrocarril y carretera.
Asimismo, deben ser competentes para dar respuesta adecuada a desplazamientos
impuestos, a esfuerzos originados por eventuales acciones sísmicas, y a asientos
diferenciales del terreno. Asimismo, deben estar previstos para aceptar las cargas que
se puedan producir ante eventuales situaciones de aparatos de apoyo.

X [Tengo que plantearme, para la redacción final, si incorporo aquí ejemplos y reflexiones
Diafragma en relación con los diafragmas intermedios de secciones en cajón o bifácenas. Y si planteo
Apoyos intermedio también ejemplos de diafragmas en puentes de hormigón y del comportamiento de cajo-
ficticios con diferentes
tipologias nes de hormigón sin diafragmas intermedios. Podría plantearse un modelo simplificado
de cálculo. Por ejemplo: El valor de X podría ser el que corresponde a la sobrecarga uni-
Figura 4.94  [Pendiente Pie de Figura] forme y al carro sobre el diafragma [ X = b 2 ⋅ s ⋅ d + 60 T ], siendo b el ancho del tablero y de
la distancia entre diafragmas. Podría plantear, también, un criterio para definir la distancia
entre diafragmas intermedios y juzgar la bondad del criterio de las RPM-RPX/95 (creo
que es 4 veces la altura del tablero). Dicho criterio podría ser que la separación d fuese tal
que las tensiones provocadas por la flexión local no superasen el 5% o el 10% del límite
elástico del acero (un criterio de este tipo viene, creo recordar, en el libro chino), es decir:

{
Efecto local
d d

Figura 4.95  Apoyos ficticios en la ubicación de los

=
diafragmas de apoyo.

Figura 4.96  [Pendiente Pie de Figura]

En el caso de los puentes-cajón de hormigón, sin diafragmas intermedios se puede


plantear el modelo de apoyos continuos elásticos, que figuran, entre otros, en el “libro
verde” de Schlaich y en el Mann.
Sobre los diafragmas de puentes en cajón existe información valiosa en los textos
siguientes: [Pendiente de decisión]
• Schlaich: Artículos sobre el modelo “Strut-and-Tie”
• Schlaich: “Libro verde” de la IABSE sobre puentes en cajón de hormigón.
• Mann: Libro de puentes, apartado 5.3.4: Diagramas (pág. 266 y siguientes).
Pág. 374 y siguientes: (puentes esviados y curvos).
Pág. 356 y anteriores y siguientes: estribos de puentes esviados.
Armado de almas de cajones: pág. 257 y suientes).
• Muttoni: Pág. 77 y siguientes... / pág. 56 y siguientes (interesantes también los
modelos S-T y de campos tensionales, para las zonas de introducción de anclajes
pretensados en vigas. También está en Schleich, Mann, Collins].).
• Collins: Pág. 622 y las del entorno

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