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Tomas Tranströmer ha muerto. El diario lo anuncia con una única frase, lacónica, “Tomas
Tranströmer är död”1. Más bien una imagen clara, contundente, como las que abundan en la poesía
del sueco. A pesar de ser uno de los poetas escandinavos más traducidos de su tiempo no es ni por
asomo un fenómeno de masas2. El día de su muerte son pocos los que lloran. De vez en cuando
fragmentos de su poesía salpican las estancias del ágora digital, son pocos quienes le despiden,
quienes le recuerdan. “La música recuerda que existe la libertad” 3, dice alguien, junto a esto en un
trozo de video aparece el poeta tocando a una sola mano el piano. Este es el último testimonio, la
Vemos allí a un hombre viejo, sencillo. Su rostro tiene un vago aire de viejo erudito, de sabio
germano llegado al final de sus días. En vida le persiguieron no pocos reproches por la falta de
compromiso político, pesándole incluso el elogio de espíritu contemplativo. Pero el poeta, por
1
"Tomas Tranströmer är Död". SVT Nyheter, 27 de Marzo 2015.
2
Hauptman, Robert, and Robert Hauptman. 2002. “Tomas Tranströmer.” Critical Survey of Poetry,
Second Revised Edition, September, 1–3.
http://search.ebscohost.com/login.aspx?direct=true&db=lfh&AN=103331CSP16300165000456&si
te=lrc-live.
3
Lousiana Channel. "The Music Says Freedom Exists". Video de Youtube, 1:46. Publicado el 12 de
Marzo 2015. https://www.youtube.com/watch?v=ApiaFYq3wZc
supuesto no desconocía la pasión, solo que la suya es una pasión proferida por una verdad más
Tras el piano la voz del poeta recita su poema “Allegro 4”, un manifiesto de su devoción por
Haydn:
Y esto es cierto. La luz del invierno inunda el estudio, por la ventana Estocolmo nevado se deja
atisbar, y el poeta va con calma, la mano sobreviviente de su accidente cerebral no parece presionar
las teclas, solo acariciarlas; Les sugiere apenas con un tacto levísimo la nota que sigue a
4
“Allegro” en: Tranströmer, Tomas, y Roberto Mascaró. “Deshielo a mediodía”. Madrid: Nórdica,
2011.
continuación. Son ellas quienes suenan, quienes quieren sonar, y la música es en ese momento lo
La elección del poema para este documento final del poeta no es casual. En “Allegro” se hace
evidente una de las grandes preocupaciones del nórdico: la música. Desde joven, a la par que la
poesía el piano fue uno de los compromisos del autor. Incluso después de su auto vaticinado
accidente cerebral de 1990, Tranströmer continúa tocando el piano. Es la música para él una fiel
compañera.
¿Pero qué es aquello que logra decir Tranströmer de la música? Es tarea ardua hablar de aquello en
donde las palabras sobran. Más aún si lo que se pretende es hablar de esta cualidad fundamental,
indecible, inarticulable, pero evidente. Quizá es por eso que, tras estos versos, al lector le queda
Sus versos son como pinceladas de luz contra un cielo de tormenta, luminosas a veces,
deslumbrantes incluso, pero tan frágiles y sutiles que es fácil perderse en el carácter minucioso de
sus metáforas. Aquí es donde se oculta quizá el misterio de sus letras y su maestría como poeta: la
fuerza de sus imágenes, tan excelentes que no requieren más artificio que la transparencia de su
sublimidad.
cualquier alma sensible lo sabe. Y luego, como un matiz delicadísimo, hacer patente que la fuerza
de esta música es tal que supera las demás esferas angustiantes de la vida. Mientras la música suene
y alguien escuche, las exigencias mundanas se diluyen ante la magnificencia de la libertad que el
discurrir del sonido revela. Es lo mismo que hace su poesía, rendirnos ante sus imágenes, nada de
La música triunfa, sobre todo. Es ella posibilidad inagotable, la verdad capaz de triunfar sobre las
consignas. No un escape, un descanso, una tregua. Un estar fuera, poder ver tranquilamente. Tomar
el cuerpo de aquellos que pudieron ver. Aquí es Haydn, pero lo mismo otros compositores pueblan
varios de sus poemas. Si son pocos los nombres que alcanzan a tomar un sitio privilegiado en los
versos del poeta son los grandes compositores a los que reconoce con más vehemencia por su
nombre propio. Son para él no solo artistas, sino guías. Pioneros del mundo de la música como
5
El original sueco Klangen, literalmente “El sonido”, en este caso él de la música.
verdad, iza entonces la bandera Haydn. No tiene reparos en tomar el partido del músico: “No nos
Tranströmer espera al final del poema para rematar con una imagen sublime: el cristal intacto aún
tras el rodar de las piedras que son de la música el estruendo. Un tronar poderoso de las piedras, un
tronar que no destruye a su paso la fragilidad de la casa de cristal. ¿Cómo más podría la música serlo
todo sin esta doble cualidad milagrosa, temblor terrible y apenas delicada brisa?
¿Es este poema un retrato de la música? No. Tampoco elegía ni oda fácil. Es más bien una confesión,
una profesión de fe, un intento de decir lo inefable. Solo a partir de esto es capaz el autor de
transmitir ¿Qué es aquello que se cree? En la música, sí. Y esto es indescriptible. Indecible no, pues
logra enunciarlo el poeta. Y sobre ello insiste en otros momentos de su obra, la metáfora de la
comunión con la música, que no es sino el develarse de esa realidad primera, esa libertad sobre la
música de Schubert la misma cualidad de esencial libertad que ya insinuara de Haydn en Allegro.
Es también uno de los poemas más extensos del sueco, cuya producción suele ceñirse a los poemas
más bien cortos. Dividido en cinco partes, escritas en verso libre desarrolla también el tema de la
Dos de estas partes son fundamentales para entender aquí el credo de Tranströmer:
“III
Så mycket vi måste lita på för att kunna leva vår dagliga dag
ovanför byn.
6
Schubertiana, traducción de Krishna Avenadaño en: Avendaño, Krishna, "Farväl, Tomas
Tranströmer", Goodreads, 27 de marzo de
2015, https://www.goodreads.com/author_blog_posts/8101048-farv-l-tomas-transtr-mer
förtroende – den blinda ledstången som hittar i mörkret.”
[¡Debemos confiar tanto para poder vivir nuestra vida diaria sin hundirnos en la tierra!
Confiar en la nieve que se aferra a las laderas de las montañas sobre el pueblo.
confiar en que el telegrama del accidente no sea para nosotros y que el repentino
Confiar en los ejes de las ruedas que nos llevan en la carretera en medio de trescientas
¿En qué? En algo más, y ellas nos siguen en parte del camino.
Como cuando la luz se apaga en la escalera y la mano sigue —con confianza— el ciego
No hace falta aquí indagar más, el mismo poeta responde su pregunta. Aquí tampoco se vale de una
argucia. Su único argumento es una imagen sincerísima: una mano siguiendo el barandal en la
oscuridad. La posibilidad de aferrarse a algo cierto, una verdad que no deriva del entendimiento. La
música aparece de nuevo como ese elemento que permite aferrarse a la vida, uno que, como asegura
más adelante, está al alcance solamente de cierto tipo de personas, ¿aquellos que también izan la
“III
Vi tränger ihop oss framför pianot och spelar med fyra
Och de många som köper och säljer människor och tror att alla
Inte deras musik. Den långa melodin som är sig själv i alla
Uppför djupen.”
Las manos parecen mover tintineantes pesos de ida y vuelta, como si tocaran los
contrapesos
Pero aquellos que observan enfermos de envidia a los hombres que actúan, esos que en
no se reconocen aquí.
y esos tantos que compran y venden gente y piensan que todos pueden ser comprados,
no se reconocen aquí.
No su música. La larga melodía que permanece a través de todos los cambios, a veces
arriba de la profundidad.]
La música es pasar entre ella. Un carruaje en el que uno se mueve. La música es tocar la música.
Dejar, como en su testamento audiovisual que esas mismas teclas suenen, que sean ellas quienes
quieran sonar. Y es que esa música no es neutral. Es cierto que es temblor que no rompe la casa de
El mundo claro, de los que escuchan. No de aquellos de los que reniega el nórdico. Aquellos
que no izarían la bandera Haydn. Aquellos que en secreto se desprecian por no ser asesinos. Ellos
no pueden entender el misterio de esta música, de la música. El heroísmo más bien sutil de la
no la música, como insiste al final, sino la manera en que en ella se refleja la verdad de la vida.
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Bibliografía