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Tranströmer, la música, la vida

Poesía y Condición Humana


Noviembre 2019

***

Alonso Robles Méndez


Tranströmer, la música, la vida.
Alonso Robles Méndez

Tomas Tranströmer ha muerto. El diario lo anuncia con una única frase, lacónica, “Tomas

Tranströmer är död”1. Más bien una imagen clara, contundente, como las que abundan en la poesía

del sueco. A pesar de ser uno de los poetas escandinavos más traducidos de su tiempo no es ni por

asomo un fenómeno de masas2. El día de su muerte son pocos los que lloran. De vez en cuando

fragmentos de su poesía salpican las estancias del ágora digital, son pocos quienes le despiden,

quienes le recuerdan. “La música recuerda que existe la libertad” 3, dice alguien, junto a esto en un

trozo de video aparece el poeta tocando a una sola mano el piano. Este es el último testimonio, la

última imagen de un hombre discreto.

Vemos allí a un hombre viejo, sencillo. Su rostro tiene un vago aire de viejo erudito, de sabio

germano llegado al final de sus días. En vida le persiguieron no pocos reproches por la falta de

compromiso político, pesándole incluso el elogio de espíritu contemplativo. Pero el poeta, por

1
"Tomas Tranströmer är Död". SVT Nyheter, 27 de Marzo 2015.
2
Hauptman, Robert, and Robert Hauptman. 2002. “Tomas Tranströmer.” Critical Survey of Poetry,
Second Revised Edition, September, 1–3.
http://search.ebscohost.com/login.aspx?direct=true&db=lfh&AN=103331CSP16300165000456&si
te=lrc-live.

3
Lousiana Channel. "The Music Says Freedom Exists". Video de Youtube, 1:46. Publicado el 12 de
Marzo 2015. https://www.youtube.com/watch?v=ApiaFYq3wZc
supuesto no desconocía la pasión, solo que la suya es una pasión proferida por una verdad más

profunda que la de cualquier discurso: la música.

Tras el piano la voz del poeta recita su poema “Allegro 4”, un manifiesto de su devoción por

Haydn:

“Jag spelar Haydn efter en svart dag

och känner en enkel värme i händerna”

[Toco Haydn después de un día negro

y siento un sencillo calor en las manos].

Su mano izquierda se mueve con calma sobre las teclas.

“Tangenterna vill. Milda hammare slår.

Klangen är grön, livling och stilla”

[Las teclas tienen voluntad. Golpean suaves martillos

La música es verde, viva y calma]

Y esto es cierto. La luz del invierno inunda el estudio, por la ventana Estocolmo nevado se deja

atisbar, y el poeta va con calma, la mano sobreviviente de su accidente cerebral no parece presionar

las teclas, solo acariciarlas; Les sugiere apenas con un tacto levísimo la nota que sigue a

4
“Allegro” en: Tranströmer, Tomas, y Roberto Mascaró. “Deshielo a mediodía”. Madrid: Nórdica,
2011.
continuación. Son ellas quienes suenan, quienes quieren sonar, y la música es en ese momento lo

único que es real.

La elección del poema para este documento final del poeta no es casual. En “Allegro” se hace

evidente una de las grandes preocupaciones del nórdico: la música. Desde joven, a la par que la

poesía el piano fue uno de los compromisos del autor. Incluso después de su auto vaticinado

accidente cerebral de 1990, Tranströmer continúa tocando el piano. Es la música para él una fiel

compañera.

¿Pero qué es aquello que logra decir Tranströmer de la música? Es tarea ardua hablar de aquello en

donde las palabras sobran. Más aún si lo que se pretende es hablar de esta cualidad fundamental,

indecible, inarticulable, pero evidente. Quizá es por eso que, tras estos versos, al lector le queda

claro que está frente a algo importante

Sus versos son como pinceladas de luz contra un cielo de tormenta, luminosas a veces,

deslumbrantes incluso, pero tan frágiles y sutiles que es fácil perderse en el carácter minucioso de

sus metáforas. Aquí es donde se oculta quizá el misterio de sus letras y su maestría como poeta: la

fuerza de sus imágenes, tan excelentes que no requieren más artificio que la transparencia de su

sublimidad.

” Klangen säger att friheten finns /

och att någon inte ger kejsaren skatt ”

[La música dice que la libertad existe /

Y que alguien no paga impuesto al César]


No requiere más que afirmar, que mostrar lo evidente: “La música5 dice que la libertad existe”, eso

cualquier alma sensible lo sabe. Y luego, como un matiz delicadísimo, hacer patente que la fuerza

de esta música es tal que supera las demás esferas angustiantes de la vida. Mientras la música suene

y alguien escuche, las exigencias mundanas se diluyen ante la magnificencia de la libertad que el

discurrir del sonido revela. Es lo mismo que hace su poesía, rendirnos ante sus imágenes, nada de

argumentos ni de argucias, solo el sublime oficio de un forjador de metáforas.

” Jag kör ner handerna i mina Haydnfickor

Och härmar en som ser lungt på världen

Jag hissar haydnflaggan — det betyder:

>> Vi ger oss inte. Men vill fred.<<”

[Meto mis manos en mis bolsillos Haydn

Y finjo ser alguien que ve tranquilamente el mundo

Izo la bandera Haydn — significa:

<<no nos hemos rendido, pero queremos paz>>]

La música triunfa, sobre todo. Es ella posibilidad inagotable, la verdad capaz de triunfar sobre las

consignas. No un escape, un descanso, una tregua. Un estar fuera, poder ver tranquilamente. Tomar

el cuerpo de aquellos que pudieron ver. Aquí es Haydn, pero lo mismo otros compositores pueblan

varios de sus poemas. Si son pocos los nombres que alcanzan a tomar un sitio privilegiado en los

versos del poeta son los grandes compositores a los que reconoce con más vehemencia por su

nombre propio. Son para él no solo artistas, sino guías. Pioneros del mundo de la música como

5
El original sueco Klangen, literalmente “El sonido”, en este caso él de la música.
verdad, iza entonces la bandera Haydn. No tiene reparos en tomar el partido del músico: “No nos

hemos rendido, pero queremos paz”.

” Musiken är ett glashus på sluttningen

Där stenarna fllyger, stenarna rullar.

Och stenarna rullar tvärs igenom

Men varje ruta förblir hel”

[La música es una casa de cristal en la ladera

Donde vuelan las piedras, donde las piedras ruedan.

Y ruedan las piedras y la atraviesan

Pero cada ventana queda intacta]

Tranströmer espera al final del poema para rematar con una imagen sublime: el cristal intacto aún

tras el rodar de las piedras que son de la música el estruendo. Un tronar poderoso de las piedras, un

tronar que no destruye a su paso la fragilidad de la casa de cristal. ¿Cómo más podría la música serlo

todo sin esta doble cualidad milagrosa, temblor terrible y apenas delicada brisa?

¿Es este poema un retrato de la música? No. Tampoco elegía ni oda fácil. Es más bien una confesión,

una profesión de fe, un intento de decir lo inefable. Solo a partir de esto es capaz el autor de

transmitir ¿Qué es aquello que se cree? En la música, sí. Y esto es indescriptible. Indecible no, pues

logra enunciarlo el poeta. Y sobre ello insiste en otros momentos de su obra, la metáfora de la

comunión con la música, que no es sino el develarse de esa realidad primera, esa libertad sobre la

que insiste en Allegro.


Schubertiana6 es uno de los poemas más conocidos del autor. Publicado en 1978, en su poemario

Sanninsbarriären [La barrera de la verdad], desarrolla esta misma inquietud, reconociendo en la

música de Schubert la misma cualidad de esencial libertad que ya insinuara de Haydn en Allegro.

Es también uno de los poemas más extensos del sueco, cuya producción suele ceñirse a los poemas

más bien cortos. Dividido en cinco partes, escritas en verso libre desarrolla también el tema de la

relación entre la música en la vida.

Dos de estas partes son fundamentales para entender aquí el credo de Tranströmer:

“III
Så mycket vi måste lita på för att kunna leva vår dagliga dag

utan att sjunka genom jorden!

Lita på snömassorna som klamrar sig fast vid bergssluttningen

ovanför byn.

Lita på tysthetslöftena och samförståndsleendet, lita på att

olyckstelegrammen inte gäller oss och att det plötsliga yxhugget

inifrån inte kommer.

Lita på hjulaxlarna som bär oss på motorleden mitt i den

trehundra gånger förstorade bisvärmen av stål.

Men ingenting av det där är egentligen värt vårt förtroende.

De fem stråkarna säger att vi kan lita på någonting annat.

På vad? På någonting annat, och de följer oss en bit på väg dit.

Som när ljuset slocknar i trappan och handen följer – med

6
Schubertiana, traducción de Krishna Avenadaño en: Avendaño, Krishna, "Farväl, Tomas
Tranströmer", Goodreads, 27 de marzo de
2015, https://www.goodreads.com/author_blog_posts/8101048-farv-l-tomas-transtr-mer
förtroende – den blinda ledstången som hittar i mörkret.”

[¡Debemos confiar tanto para poder vivir nuestra vida diaria sin hundirnos en la tierra!

Confiar en la nieve que se aferra a las laderas de las montañas sobre el pueblo.

Confiar en las promesas del silencio y la sonrisa del entendimiento,

confiar en que el telegrama del accidente no sea para nosotros y que el repentino

golpe del hacha desde el interior no llegue

Confiar en los ejes de las ruedas que nos llevan en la carretera en medio de trescientas

veces agrandados enjambres de abejas de acero.

Pero nada de eso vale realmente nuestra confianza.

Las cinco cuerdas dicen que podemos confiar en algo más.

¿En qué? En algo más, y ellas nos siguen en parte del camino.

Como cuando la luz se apaga en la escalera y la mano sigue —con confianza— el ciego

barandal que encuentra en la oscuridad.]

No hace falta aquí indagar más, el mismo poeta responde su pregunta. Aquí tampoco se vale de una

argucia. Su único argumento es una imagen sincerísima: una mano siguiendo el barandal en la

oscuridad. La posibilidad de aferrarse a algo cierto, una verdad que no deriva del entendimiento. La

música aparece de nuevo como ese elemento que permite aferrarse a la vida, uno que, como asegura

más adelante, está al alcance solamente de cierto tipo de personas, ¿aquellos que también izan la

bandera Haydn acaso?

“III
Vi tränger ihop oss framför pianot och spelar med fyra

händer i f-moll, två kuskar på samma ekipage, det ser en

aning löjligt ut.

Händerna tycks fytta klingande vikter fram och tillbaka,

som om vi rörde motvikterna


i ett försök att rubba den stora vågarmens ohyggliga balans:

glädje och lidande väger precis lika.

Annie sa ”den här musiken är så heroisk”, och det är sant.

Men de som sneglar avundsjukt på handlingens män, de som

innerst inne föraktar sig själva för att de inte är mördare

de känner inte igen sig här.

Och de många som köper och säljer människor och tror att alla

kan köpas, de känner inte igen sig här.

Inte deras musik. Den långa melodin som är sig själv i alla

förvandlingar, ibland glittrande och vek, ibland skrovlig och

stark, snigelspår och stålwire.

Det envisa gnolandet som följer oss just nu

Uppför djupen.”

[Nos amontonamos en el piano y tocamos a cuatro manos en Fa menor, dos cocheros en

el mismo carruaje, se ve algo ridículo.

Las manos parecen mover tintineantes pesos de ida y vuelta, como si tocaran los

contrapesos

en un intento por perturbar el terrible balance de las grandes escalas: alegría y

sufrimiento pesan exactamente lo mismo.

Annie dijo: “esta música es tan heroica”, y es cierto.

Pero aquellos que observan enfermos de envidia a los hombres que actúan, esos que en

secreto se desprecian por no ser asesinos

no se reconocen aquí.

y esos tantos que compran y venden gente y piensan que todos pueden ser comprados,

no se reconocen aquí.

No su música. La larga melodía que permanece a través de todos los cambios, a veces

brillante y débil, a veces ruda y fuerte, rastros de caracol y alambre de acero.

El perpetuo canturreo que nos sigue justo ahora

arriba de la profundidad.]
La música es pasar entre ella. Un carruaje en el que uno se mueve. La música es tocar la música.

Dejar, como en su testamento audiovisual que esas mismas teclas suenen, que sean ellas quienes

quieran sonar. Y es que esa música no es neutral. Es cierto que es temblor que no rompe la casa de

cristal, pero también perturba al mundo.

El mundo claro, de los que escuchan. No de aquellos de los que reniega el nórdico. Aquellos

que no izarían la bandera Haydn. Aquellos que en secreto se desprecian por no ser asesinos. Ellos

no pueden entender el misterio de esta música, de la música. El heroísmo más bien sutil de la

contemplación de la vida en toda su extensión. “Alegría y sufrimiento pesan exactamente lo mismo”,

no la música, como insiste al final, sino la manera en que en ella se refleja la verdad de la vida.

***
Bibliografía

• Tranströmer, Tomas, y Roberto Mascaró. “Deshielo a mediodía”. Madrid: Nórdica, 2011.


• Avendaño, Krishna, "Farväl, Tomas Tranströmer", Goodreads, 27 de marzo de
2015, https://www.goodreads.com/author_blog_posts/8101048-farv-l-tomas-transtr-mer
• Lousiana Channel. "The Music Says Freedom Exists". Video de
Youtube, 1:46. Publicado el 12 de Marzo
2015. https://www.youtube.com/watch?v=ApiaFYq3wZc
• "Tomas Tranströmer är Död". SVT Nyheter, 27 de Marzo 2015.
• Hauptman, Robert, and Robert Hauptman. 2002. “Tomas Tranströmer.” Critical Survey of
Poetry, Second Revised Edition, September, 1–3.
http://search.ebscohost.com/login.aspx?direct=true&db=lfh&AN=103331CSP1630016500
0456&site=lrc-live.
• Sondrup, Steven P. 2002. “Schubertiana.” Masterplots II: Poetry, Revised Edition, January,
1–3.
http://search.ebscohost.com/login.aspx?direct=true&db=lfh&AN=103331POE2064965000
0573&site=lrc-live.

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