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GAITÁN EN EL PRESENTE: EL BOGOTAZO

En el año 1948, Colombia pasaba por uno de los momentos más tensionantes en la vida política.
Los partidos tradicionales estaban en plena disputa del poder. Los conservadores lograrían
instaurarse en el poder gracias a los resultados electorales de 1946, donde resultaría ganador
Mariano Ospina Pérez. A pesar de la victoria del conservatismo, ello no sería ninguna garantía
para conservar el poder debido a la coyuntura que presentaba el partido liberal, provocada por
un solo hombre: Jorge Eliécer Gaitán.

Gaitán ganaba gran popularidad en la sociedad colombiana, sociedad que traía tras de sí, una
gran cantidad de sucesos que marcaron la historia de violencia política y sublevación en contra
del Estado. Su nombramiento en la alcaldía de Bogotá, estuvo empañado por varios sucesos
controversiales, no por la corrupción política que se presenta en la actualidad, sino por las
distintas decisiones y decretos que afectarían el gremio del transporte publico y la clase media
bogotana. Prohibir el uso de ruanas y alpargatas, uniformar a los conductores, obligar a la gente
a hacer uso de los implementos de aseo, entre otras medidas; las cuales buscarían darle dignidad
a la clase media. Modernizar a la ciudad fue otro de los propósitos de Gaitán. Con ello, fundaría
la feria del libro, construiría una gran cantidad de teatros y les garantizaría a todos los estratos
sociales, el acceso a la cultura. Como senador se destaco por su gran oratoria y gran manejo del
discurso, demostrado en los distintos debates en el senado de la república, entre ellos, el más
famoso: el debate de la masacre de las bananeras. Gracias a ello, la prensa y los distintos medios
de comunicación de la época, conocerían a un hombre del cual durarían escribiendo por mucho
tiempo a pesar de su fallecimiento. Su popularidad le llevaría a presentar su primera candidatura
presidencial, logrando gran aceptación entre sindicatos, campesinos y en general, la clase
popular de Colombia.

Las elecciones del 46 marcaron la división del partido liberal debido, que por un pequeño
margen -cercano al 2%-, Jorge Eliecer Gaitán, no lograría superara a su contendor Julio Cesar
Turbay. Ello significaría el principio del fin para el caudillo, ya que, su gran popularidad y sus
discursos ante el pueblo le llevarían a denunciar la corrupción de clase tradicional política
colombiana, denominado por él como la “oligarquía”. No es una guerra entre partidos, es una
guerra contra la oligarquía colombiana. Decía. A sus distintos discursos, llegaban agremiaciones
locales de todo el país, quienes conocería en su campaña política, ejercida en una gran cantidad
de municipios que el mismo recorrería, interactuando de manera cercana con sus pobladores.
Ello sumado al gran carisma y sencillez de su personalidad le llevarían a ser el caudillo de un
pueblo olvidado y divido por la violencia política de gran tradición en la historia de nuestro país.

La campaña presidencial de Gaitán para el año 1949 era todo un éxito, la mayoría de la prensa
local y los sectores populares, tanto liberales como conservadores, lo veían como el próximo
presidente de Colombia. Como se debe recordar, los partidos tradicionales influían en las
relaciones sociales de sus adeptos, por lo tanto, agrupar liberales y conservadores bajo un
mismo candidato, unas mismas ideas; era un hecho que convertiría a Gaitán en un peligro
constante para la clase política colombiana.

La muerte aparece cuando menos se le espera y en ciertas ocasiones cambia la historia de un


país. El 9 de abril del año 1948, Bogotá considerada como “la Atenas suramericana”, albergaba
diferentes eventos políticos y sociales de gran importancia. En ese viernes bogotano se
celebraría la IX conferencia panamericana, en la cual se buscaba instaurar la OEA (Organización
de Estados Americanos), organismo internacional de gran relevancia en la actualidad. De igual
forma los estudiantes universitarios organizarían una serie de reuniones con Fidel Castro, con el
fin de discutir el futuro de las ideas comunistas en Latinoamérica, dadas las implicaciones que
dejaría el fin de la segunda guerra mundial. Las calles bogotanas, como todos los viernes,
presentarían gran cantidad de eventos culturales y con ello la agrupación de miles de personas,
las cuales, muchas de ellas, conocerían la muerte en las horas de la tarde.

Bajo este ambiente de fiesta caminaba por el centro de Bogotá, Juan Roa Sierra. Un hombre
misterioso, cercano a practicas de brujería y con serios delirios mentales que lo llevarían a estar
recluido durante cierto tiempo en el hospital psiquiátrico de Sibaté.

Era la 1:30 de la tarde, Jorge Eliecer Gaitán se disponía a salir de su ofician en compañía del
senador Plinio Mendoza. En la puerta de su oficina seria sorprendido por Juan Roa sierra, quien
arma en mano, no sabría que aquellos tres disparos propiciados al caudillo cambian la historia
de todo un país. Tendido en el suelo y agonizando, Gaitán es visto por la multitud en sus últimos
momentos. La policía hace presencia por el asesinato y decide arrestar al implicado. Pero, una
turba iracunda y con sed de sangre deciden tomar justicia por mano propia. Mataron a Gaitán,
fue la frase que, al ser pronunciada una y otra vez, acumulaba mayor cantidad de personas. Los
policías y Roa Sierra deciden escapar de la turba logrando llegar a una drogaría cercana a la
carrera séptima. Pocos minutos pasaron para que la reja del establecimiento cediera ante la
violencia de una turba que buscaba venganza por la muerte de su líder político, sobre el cual
reposaban las esperanzas y el futuro de un país. Los videos de aquel suceso reflejan la crueldad
con la que trataron a Sierra, terminando desnudo, hinchado, desfigurado, arrastrado por las
calles del centro de Bogotá y dejado en frente del Palacio San Carlos, lugar que, para esa época,
funcionaba como lugar de residencia presidencial. Esta acción significo una declaración de
guerra que aún sigue vigente.

Saqueo de tiendas, toma de las distintas emisoras, guerra contra el Estado y una gran masacre
de personas por parte del gobierno; fueron los resultados de aquella tarde de la cual nunca ceso
la horrible noche. Las masas populares (liberales y conservadores) machete en mano, marcarían
la violencia bipartidista y el resurgimiento de muchos grupos armados, levantados en contra de
un gobierno; marcado de esta manera, el surgimiento de las diferentes guerrillas que aun hoy
desangran a Colombia, no solo en sangre, de igual manera en: presupuesto, recursos, control
territorial y el fin de una guerra que se resiste a morir.

Yo no soy un hombre, soy un pueblo

Jorge Eliecer Gaitán 1903-1948

William Osorio

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