quee se inician en la virtualidad están allí por diferentes razones, unos han ingresado a esta experiencia por curiosidad, otros por necesidad y otros porque manejan maneja herramientas que les facilita esta labor, pero todos han experimentado algún tipo de sensación como reservas, miedos y resistencia. Todos son novatos en la metodología virtual y requieren de formación constante en pedagogía de la virtualidad, diseño de material aterial apropiado y en la implementación de las herramientas tecnológicas de información información y comunicación com (TIC).
Unn docente presencial que desea ser un docente virtual,
aquel que en su quehacer utiliza las herramientas tecnológicas de información y comunicación comunicación (TIC), se modela con el tiempo y con la práctica, es un proceso de formación, es un dominio de herramientas y conceptos, conceptos es conducirse a la experticia exper de la virtualidad.
La mayoría de los docentes que se aventuran a
implementar TIC en su práctica educativa están acostumbrados a sus clases presenciales, donde siempre coinciden en el tiempo y en el espacio, pero cuando una de estas variables cambia, su rol de docente varía significativamente y es allí donde se recomienda que los docentes experimenten la virtualidad como estudiante y se encuentren con los mismos inconvenientes y habilidades que pueden presentarse durante el desarrollo de un curso virtual, pero, al mismo tiempo que disfrute las ventajas con las que se enfrentarán sus propios estudiantes. Esta recomendación permite a los docentes ser más asertivos en el diseño de las instrucciones, guías, material de apoyo y control de tiempos.
Todos los miedos y resistencias que siente un BUEN
docente presencial cuando experimenta una docencia virtual son comprensibles, es posible que no encuentre útil su desempeño, que no se sienta cómodo con la comunicación asincrónica, que no alcance a detectar los problemas de los estudiantes, que desconfié de los trabajos entregados, etc. O como lo dice Berge 1996: “no todo BUEN docente presencial, será un buen docente virtual”. Otros docentes pueden explorar una serie de capacidades, que en sus clases presenciales no lo logran identificar, como por ejemplo: crear consciencia de clase virtual donde se desarrolla el trabajo colaborativo, la autodisciplina, la creatividad y la autonomía, estas habilidades le permiten mejorar notoriamente el proceso de formación.
El docente debe aprender a reconocer los miedos o
resistencias frente a este proceso de iniciarse en la virtualidad, es indispensable la confianza en sí mismo y la constancia en su proceso de formación. Es posible que sus miedos estén relacionados con la falta de experiencia con las herramientas, la falta de experiencia como docente virtual, el temor a cometer errores, el distanciamiento de las tecnologías, entre otras, lo que puede llevar a un rechazo o desconfianza frente su desempeño y al aporte en el proceso de formación de sus estudiantes. Si el docente no distingue y enfrenta sus miedos frente a este proceso, puede utilizar las tecnologías de la información y la comunicación de manera forzada, de manera errónea y no estaría mejorando los procesos ni facilitando las tareas, si no, que por el contrario estaría complicando los procesos. El uso de las TIC debe facilitar las tareas, debe automatizar los procesos y brindar agilidad en el desarrollo de las actividades o funciones.
Se escucha con frecuencia que la educación presencial es
centrada en el docente, lo que conduce al peligro de “lo que enseña el docente no lo aprende el estudiante”, esto debido a la falta de retroalimentación entre los actores. También se escucha que la educación virtual está centrada en el estudiante, donde el estudiante aprenda solo, sin desarrollar relaciones entre los actores. Una buena metodología virtual no debe enfatizar si el centro es el estudiante o el docente, lo importante es la RELACIÓN que se genera entre ambos para construir conocimiento, y aquí el docente es el orientador ofreciendo su apoyo y el estudiante el que pregunta y le da significado a lo aportado por el docente, se debe de dejar de creer que “los estudiantes son vasos vacios que se ha dejado llenar con contenidos impartidos por el docente” (Moore y Cozine 2000)
¿La pregunta sigue siendo qué hacer frente a este cambio
de modalidad? Existen muchas respuestas, se generan muchas angustias, pero lo más importante es entender que no todos los docentes excelentes en la modalidad presencial pueden llegar a ser excelentes en la virtualidad, como tampoco se puede afirmar que un excelente docente de la modalidad a distancia lo sea en la presencialidad. Son muchos los factores que entran en juego en ambas metodologías, pero se debe tener claridad de que la virtualidad cada día exige uso de nuevas tecnologías y el docente no puede estar ajeno a ello.
Es necesario conocer las tecnologías de la información y la
comunicación, estar al margen de las nuevas formas de comunicación, comprender las diferentes formas de aprendizaje, hacer uso adecuado de los objetos de aprendizaje y tener herramientas que permitan el diseño e implementación de mediaciones, pero es importante saber que no se puede abusar del uso de estas herramientas, el éxito está es saber qué hay, cuándo usarlo y cómo usarlo.