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). Los oídos cerrados a insensateces y necedades.

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"El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias". Si vosotros oís "lo que el
Espíritu dice a las iglesias" y meditáis en la instrucción que se les da, vuestros oídos estarán
cerrados para las insensateces y necedades que os rodean. No oiréis ni repetiréis esas
cosas, ni nunca las desearéis. Si Cristo satisface el hambre de vuestra alma, esas
trivialidades son insípidas y desagradables para vosotros. No halláis deleite en ellas, sino
que, en cambio, elegiréis el pan del cielo (MS 92, 190l).
9. La sinagoga de Satanás.-
Cristo dice que la iglesia sobre la cual Satanás preside es la sinagoga de Satanás. Sus
miembros son los hijos de desobediencia. Son los que prefieren pecar, que trabajan para
anular la santa ley de Dios. La obra de Satanás es mezclar el mal con el bien y eliminar la
distinción entre uno y otro. Cristo desea tener una iglesia que trabaja para separar el mal
del bien, cuyos miembros no toleran voluntariamente la maldad, sino que la eliminan del
corazón y de la vida (RH 4-12-1900).
10. Coronas concedidas por Cristo.-
En ese día del castigo final y de la recompensa final, los santos y los pecadores reconocerán
en Aquel que fue crucificado al juez de todos los vivientes. Cada corona que sea dada a los
santos del Altísimo será concedida por las manos de Cristo: aquellas manos que crueles
sacerdotes y go bernantes condenaron a ser clavadas en la cruz. Sólo él puede dar a los
hombres el consuelo de la vida eterna (RH 22-11-1898).

Las siete iglesias y Jesús


“Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están

en Asia: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y

Laodicea” (Apocalipsis 1:11). Todo el contenido del Apocalipsis estaba

destinado a las siete iglesias. El libro-carta fue dedicado a las siete

iglesias, teniendo como remitentes al Padre, el Espíritu y el Hijo (1:4,

5). En la conclusión del libro, las “iglesias” vuelven a ser mencionadas

(22:16). No se puede negar el hecho de que la carta original de

Apocalipsis (o sus copias) hayan sido enviadas a esas iglesias.

Siete períodos
El lenguaje y la referencia a las iglesias en el principio y en el fin del

libro indican fuertemente que el conjunto de las siete iglesias

trasciende al de aquellas congregaciones de Asia Menor, aun más,

considerando el número siete, que simboliza plenitud, compleción,

perfección y universalidad. Así que: (1) si el Apocalipsis trata de la

historia cristiana, iniciada con Jesús y que será concluida por él y (2)

si los siete Espíritus representan la acción universal del Espíritu

(Apocalipsis 1:4; 3:1; 4:5; 5:6), entonces las siete iglesias representan

la universalidad de la iglesia, tanto en el espacio (mundo) como en el

tiempo (hasta la eternidad).

Las siete iglesias se encuentran en una secuencia geográfica, definida

por la carretera romana que las ligaba. O sea, hay un orden, una

secuencia lógica. Aunque la referencia al transcurso de la historia no

sea tan explícita, ella se nota claramente entre líneas. Tal vez, si

hubiese sido explícita, no habría tenido tanta importancia para las

iglesias de aquella época. Las palabras fueron colocadas de tal

manera que tenían sentido para los cristianos de aquella época


, así como lo tuvieron en las épocas subsecuentes, hasta nuestros

días.

http://numinosumteologia.blogspot.com.br/2010/10/mapa-

contendo-as-sete-igrejas-do.html

Ellen White fue contundente en cuanto a la simbología de las siete

iglesias, enfatizando que representan siete períodos de la historia

eclesiástica. “Los nombres de éstas son un símbolo de la iglesia

en diferentes períodos de la era cristiana. El número siete indica algo

completo, y significa que los mensajes se extienden hasta el fin del

tiempo, mientras que los símbolos usados revelan la condición de la

iglesia en diferentes períodos de la historia”.[1]

Conexión con Cristo

Los mensajes a las siete iglesias revelan una fuerte conexión entre

Cristo y su pueblo a lo largo de la historia. Aunque la sección de las

siete iglesias esté en el capítulo 2, la visión comienza en 1:9, con la

visión de Cristo glorificado. Apocalipsis, antes de dar una visión de la

iglesia, proporciona una visión de Cristo, pero junto a la iglesia. Antes

de mirar las imperfecciones de la iglesia, necesitamos mirar la

perfección de Jesús. Antes de ver las luchas de la iglesia, necesitamos


detenernos en los sufrimientos de Cristo. Antes de exaltar los

aparentes méritos y riquezas de la iglesia, recordemos que ellos no

son más que pobreza y basura ante la justicia de Cristo (Filipenses 3:4-

8; Apocalipsis 3:17). Así que, nuestra fe es fortalecida y somos

preparados para enfrentar las luchas espirituales con mucho más

confianza.

Las cartas a las siete iglesias están compuestas por seis partes: (1)

Destinatario: “Escribe al ángel de la iglesia en _________”; (2) “Esto

dice…”; (3) palabras de elogio a la iglesia; (4) consejo; (5) llamado a

oír “lo que el Espíritu dice a las iglesias”; y (6) promesa al vencedor.

Uno de los aspectos más sobresalientes de las cartas es la forma

personalizada como Jesús se presenta a cada iglesia. A ninguna

iglesia se presenta de la misma forma. Por ejemplo, a la atribulada y

amenazada de muerte Esmirna (2:9-11), se presenta previamente

como aquel que estuvo muerto y volvió a vivir (2:8). Si la iglesia de

Pérgamo tiene en su medio una mezcla de fieles y libertinos, Jesús se

presenta con una espada afilada que actúa tanto para separarlos como

para castigar a los malos elementos (2:12, 14, 15). Se vuelve evidente

que la característica de Jesús en la visión del capítulo 1 es una


respuesta previa a necesidades específicas de la iglesia en cada fase

de su historia.

En las siete cartas, Jesús manifiesta un conocimiento profundo de las

iglesias y habla de un modo muy práctico. A cinco de las siete iglesias

les dice: “Conozco tus obras”. En otras palabras, aquello que hacemos

es una expresión de nuestra fe, y, sin obras, la fe está muerta (Santiago

2:26). No obstante, Jesús reconoce nuestras luchas, a la vez que nos

lleva a pensar en lo que debemos mejorar. Sí, él reprende, pero hace

eso porque ama, como afirma abiertamente a Laodicea (3:19).

Promesas al vencedor

En cada mensaje a las iglesias, Jesús hace promesas al vencedor.

Vencer es un tema importante en el Apocalipsis (2:7, 11, 17, 26; 3:5,

12, 21; 5:5; 12:11, 15:2; 17:14; 21:7), lo que revela la guerra espiritual

en torno de la vida cristiana.[2] Pero, Cristo nos estimula a vencer. Al

mismo tiempo en que hay una caída gradual en la fe y en la fidelidad

de las iglesias, las promesas sólo aumentan en valor, mostrando que

Dios desea llamar nuestra atención, inspirarnos en medio de las

luchas, así como Jesús suportó todo sufrimiento pensando en la

victoria final en favor de la humanidad.


Así que, el mensaje de las siete iglesias sirve para hacernos un análisis

individual y como iglesia: ¿Cómo van nuestras obras? ¿Existe

diferencia entre aquello que digo y lo que soy? ¿Qué espera Dios de

mí hoy? ¿Y qué espera de nosotros como una comunidad y un pueblo?

Estas preguntas resuenan desde el tiempo de las antiguas siete

iglesias hasta hoy. Debemos estar abiertos a los cambios radicales a

que ellas nos llaman, si queremos vencer. ¡La buena noticia es que

Jesús quiere y por eso nos invita y nos capacita ahora a cambiar!

Después de esto miré, y vi una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas las naciones, tribus,
pueblos y lenguas. Estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas y
con palmas en sus manos. Clamaban a gran voz, diciendo: “La salvación pertenece a nuestro Dios, que
está sentado en el trono, y al Cordero”. Apocalipsis 7:9-10

Apocalipsis es el último libro de la Biblia, la última parte del Nuevo Testamento. Así que, de
cierta manera, es el clímax de la Biblia. Apocalipsis es el término griego que significa
revelación, pero es la revelación de Jesucristo.

Por lo tanto: el mensaje central del libro es lo que hizo, lo que hace y lo que hará Jesús por
nosotros. En las páginas de este libro Jesús aparece de muchas formas simbólicas: Es
llamado el Hijo del hombre, el León de la tribu de Judá, el Cordero, el Hijo varón, y la Palabra
de Dios entre otros símbolos. El libro del Apocalipsis revela al mundo lo que ha sido, lo que es
y lo que ha de venir; es para nuestra instrucción, para quienes han alcanzado los fines de los
siglos. Debe estudiarse con temor reverente. Tenemos el privilegio de conocer lo que es para
nuestra instrucción… Si no tuviéramos el Apocalipsis tendríamos mucha menos información
sobre la gloria, el poder y la victoria definitiva que acompañan su posición y dominio
celestial. Al apóstol Juan se le reveló un mensaje para que lo escribiera y lo comunicara a
siete iglesias del Asia menor. Y en el mensaje a esas iglesias se presenta una imagen
magnífica de Cristo nuestro Salvador. El primer mensaje fue dado a Éfeso, fue una de las
primeras ciudades donde se estableció el cristianismo. Los cristianos de Éfeso son elogiados
por ser fieles, correctos y arduos trabajadores. Pero aun cuando la iglesia exaltaba la ley de
Dios como la norma de conducta para el cristiano, su amor al Salvador comenzó a disminuir
. ¿Qué palabras se dirigieron a la iglesia de Éfeso?

Has sufrido, has sido perseverante, has trabajado arduamente por amor de mi nombre y no has
desmayado. Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has
caído, arrepiéntete y haz las primeras obras, pues si no te arrepientes, pronto vendré a ti y quitaré tu
candelabro de su lugar. Apocalipsis 2: 3-5

La iglesia de Esmirna, cuyo nombre significa “mirra”, que es una especie de perfume, Jesús le
asegura que él conoce su intimidad, las pruebas que soporta y la pobreza que padece,
porque él mismo sufrió y se hizo pobre por amor a su iglesia. En el mensaje que se le dio a
este iglesia, se les asegura que su fidelidad tendría una recompensa, ¿cuál es esa
recompensa?

Escribe el ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice
esto: Yo no conozco tus obras, tu tribulación, tu pobreza (aunque eres rico) …No temas lo que has de
padecer. El diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis probados, y tendréis
tribulación por diez días. ¡Se fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida! El que tiene oído,
oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El vencedor no sufrirá daño de la segunda muerte. Apocalipsis
2:8-11

Otra de las iglesias, era Pérgamo, cuyo nombre significa exaltación, era la capital de una
provincia romana cuya importancia y riqueza eran reconocidas en Asia Menor y a esto se
añadía el hecho de que era un centro de adoración del emperador, así como de otras
religiones paganas. Esta conducta de apostasía o rebeldía contra Dios sumió a esta iglesia en
la práctica de sacrificios y de ideas que están alejadas de lo que el mismo Jesús enseñó a
sus discípulos. La acrópolis, construida en la cumbre y las laderas de un abrupto monte que
se eleva unos 300 m sobre la llanura, albergaba la mayoría de los edificios públicos más
importantes. Entre ellos estaba el palacio de los Atálidas, un gran teatro que rivalizaba en
tamaño con el de Efeso, los templos dedicados a Atenea y Demeter, y la estructura más
maravillosa de todas: el enorme altar de Zeus, de unos 39 m de largo, por 36,5 de ancho, y 12
m de alto. Las lozas de piedra esculpida que cubrían los lados del altar eran obras maestras.
Describían una guerra entre gigantes y dioses que reflejaban las victorias de los habitantes de
Pérgamo sobre los gaulos . En medio de esa terrible idolatría, los cristianos de la ciudad de
Pérgamo participaban de esos cultos falsos, por lo tanto, la única salida para la iglesia de
Pérgamo era una acción de arrepentimiento ofrecida por Cristo, lo cual permitiría que él
también se encargara de eliminar el mal en medio de ella y dejando el egoísmo y orgullo,
aceptara la oferta de la salvación. ¿Cuál es el mensaje que Dios le da a la iglesia en
Pérgamo? ¿Cuál es el mensaje que Dios sigue dando a las personas que practican la
idolatría?

Por tanto, arrepiéntete, pues si no, vendré pronto hasta ti y pelearé contra ellos con la espada de mi boca.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré de comer del maná
escondido, y le daré una piedrecita blanca y en la piedrecita un nombre nuevo escrito, el cual nadie
conoce sino el que lo escribe. Apocalipsis 2:16-17

El siguiente mensaje es a la iglesia de Tiatira, que significa “sacrificio”, y Cristo muestra a


esta iglesia que su feligresía no es unánime en su lealtad pues está compuesta básicamente
de dos clases: los fieles a quienes elogia por su amor, fe, servicio y paciencia y los infieles. En
este comunicado que se le da a esta iglesia se usa la figura de una mujer llamada Jezabel
cuya historia está registrada en el Antiguo Testamento. Esta mujer, que aquí es usada
metafóricamente, fue un tropiezo especial para el pueblo de Dios. Pero ¿cuál es la oferta de
la salvación que se le ofrece a esta iglesia?

Al vencedor que guarde mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones; las regirá con
vara de hierro y serán quebradas como un vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre.
Y le daré la estrella de la mañana. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias. Apocalipsis 2:26-28

Debe notarse también, que a cada iglesia se le advierte que lo que se le dice a cada una de
ellas no es algo superficial o sin propósito; cada mensaje dirigido a ellas proviene del Espíritu
Santo, tal como lo prometió Jesús. Y su ministerio es claramente parte del cumplimiento de
esa promesa, ya que el divino Consolador, el Espíritu Santo, nunca dejó de velar, dirigir, y
guiar a la iglesia pues siempre la guía a toda la verdad, sin hablar por su propia cuenta sino
dando testimonio fiel de Jesús, exaltándolo y haciéndolo saber a los fieles de todas las
edades “las cosas que habrán de venir” ¿Cómo expresó Jesús esas promesas?

Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador; para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de
verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce; pero vosotros lo conocéis,
porque vive con vosotros y estará en vosotros. Juan 14:16-17

Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia
cuenta, sino que hablará todo lo que oiga y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me
glorificara, porque tomará de lo mío y os lo hará saber. Juan 16:13-14

La ciudad de Laodicea, era famosa por sus baños surtidos con las fuentes termales que había
en su vecindario. Del mismo modo, allí se fabricaba un polvo especial que disuelto era un
colirio muy apreciado en todo el territorio romano; además, Laodicea se enorgullecía de tener
una industria famosa y peculiar de mantos satinados y vestidos especiales de lana negra para
todas las clases sociales, especialmente la aristrocracia, y cuya exportación le dio gran
riqueza. Jesús, como Creador y Testigo fiel y verdadero, utiliza estas peculiaridades
laodicenses para suplicar a su iglesia en Laodicea que cambiara su actitud, ya que se
caracterizaba por la tibieza de su cristianismo. Ellos pretendían tener una experiencia
espiritual muy rica, pero esta era solo una formalidad religiosa, porque carecían del poder
cristiano. ¿Qué se mensaje se le da a ésta iglesia y a todos los cristianos que sufren la
misma condición?

Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio
y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Tú dices: Yo soy rico, me he enriquecido y de nada tengo
necesidad. Pero no sabes que eres desventurado, miserable, pobre, ciego y estás desnudo. Por tanto yo te
aconsejo que compres de mí oro refinado en el fuego para que seas rico. y vestiduras blancas para
vestirte, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez Y unge tus ojos con colirio para que veas.
Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso y arrepiéntete. Yo estoy a la puerta y llamo;
si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo. Apocalipsis 3:15-20

Jesús no fuerza su entrada en nuestro corazón, sino suplica que se le abra. Solo tenemos
que permitirle entrar, aceptar su invitación, para que él pueda darnos lo que nos ofrece. Es
decir, en su amor, él mismo nos muestra cómo aceptarlo. Su súplica es: “He aquí, yo estoy a
la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y obra la puerta, entraré a él , y cenaré con él, y él
conmigo”.

Si se quisiera resumir en una frase lo que significa esta sucesión de iglesias de los capítulos 2
y 3 de Apocalipsis, se puede decir con certeza, que describen y representan el acontecer
histórico y espiritual de la iglesia de Cristo desde su ascensión hasta su Segunda Venida.
Debe igualmente notarse que el ministerio del Espíritu Santo, el Consolador prometido a la
iglesia sigue invariablemente fiel en cada período profetizado y su testimonio es fidedigno.

Además, debe enfatizarse que desde el mismo comienzo del cuadro profético se establece
que al final de la controversia del gran conflicto cósmico, habrá solo triunfadores de la verdad
y el bien. Ellos como vencedores serán coronados por el mismo victorioso Rey celestial y, la
victoria que ellos logren, es y será gracias al ministerio poderoso del que los acompañó en
todo tiempo con su dirección y poder: el Espíritu Santo.

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