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APROXIMACION AL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN

1. DELIMITACION Y PREGUNTA PROBLEMA


La vida política de una sociedad portadora de un estatus jurídico y político, inmersa en los
llamados estados democráticos, se encuentra ligada a fenómenos de globalización económica
y cultural, las migraciones a gran escala, la multiculturalidad de las sociedades y un renovado
énfasis con que en la actualidad se plantean los problemas de identidad colectiva (Peña, 2001)
y en el que los gobiernos democráticos elaboran propuestas de solución, haciendo uso de las
llamadas políticas públicas.

De acuerdo con Kraft y Furlong, las políticas públicas son un curso de acción o de inacción
gubernamental en respuesta a diversos problemas públicos que se pueden generar, debido a
que reflejan valores importantes de una sociedad como también el conflicto de intereses y
tendencias que el gobierno determina. En la actualidad los gobiernos de turno, se apoyan en
investigadores, la tecnología, la ciencia para complejizar y a la vez perfeccionar tanto la
elaboración como la puesta en escena de las políticas públicas, las cuales tienden a ubicarse
en una perspectiva científica de tendencia tradicional neopositivista o racionalista crítica, la
cual al ser dominada por enfoques cuantitativos y descriptivos (Deubel, 2007), buscan
consolidar las demandas y exigencias de organismos multilaterales, los sectores económicos,
las organizaciones sociales, los medios masivos de comunicación, la sociedad civil, los
grupos de interés general, entre otros, con el propósito de satisfacer intereses de índole
subjetivo.

Así, desde las políticas públicas como respuesta a las demandas realizadas por diversos
grupos de interés, se han impulsado reformas al interior de los Estados, los cuales, a pesar de
la capacidad de decisión y determinación de estos, han conducido a generar cambios en su
funciones, ajustes a sus políticas internas en sus diversos campos, ocasionadas por la
publicación de resultados e impactos como el análisis costo-beneficio de tales políticas, las
estadísticas comparativas entre los mismos estados respecto a criterios que los organismos
multilaterales determinan, la consolidación de bloques de poder hegemónicos de carácter
privado los cuales consolidan una burguesía cada vez más sofisticada y tecnificada, con lo
que se legitima la presencia y acción de tales grupos de interés en el plano nacional e
internacional competitivo no sólo en cuanto al mercado, pero también, respecto a la manera
de complejizar y perfeccionar su intervención de control y manejo sobre lo intervenido,
evidenciado a través de la reducción del gasto público, la mínima intervención del estado en
los asuntos sociales de la comunidad, la alianza con banqueros y la sumisión a los organismos
multilaterales, de lo estados receptores de tales políticas públicas.

Con la existencia y puesta en acción de tales políticas públicas, mediante el uso de la


diplomacia tanto interna como externa, los estados son obligados a asumir decisiones
posturas intelectuales neopositivistas conservadoras, basadas en postulados de la
microeconomía y en instrumentos desarrollados por la sociometría y la econometría, las
cuales han conducido a los estados a una comprensión totalitaria del ciudadano, desposeído
de la dignidad y trascendencia humana e interpretado ahora de una perspectiva racionalista e
instrumentalista con pretensiones de universalidad como única verdad científica (Deubel,
2007), desde donde se consolida de manera unilateral, la propuesta y postura de poderes
hegemónicos de índoles interno como externo, incidiendo y determinando, el desarrollo y
perspectiva social, económica, política, cultural y educativa de los ciudadanos.

Lo anterior conlleva a que la relación entre lo ciudadano, las políticas, la democracia y la


formación, como insumos de las políticas públicas, incidan en los diversos procesos de la
vida política y particularmente, a través de la educación la cual utiliza el estado como medio
globalizante para expandir sus idearios e intenciones, con el propósito de formar ciudadanos
y sociedades en donde habrán de desempeñarse. Es decir, a la construcción del ejercicio de
lo público que hace el ciudadano desde las políticas que el Estado elabora y pone en
funcionamiento a través de diversas estrategias y formas de reorientar sus demandas. Por lo
tanto, la conformación de lo público, entendido como la esfera del ciudadano, es el campo
de acción en el que se configura la política pública, y el espacio fundamental para su
discusión (Pimienta, 2008). Sin embargo, con la modernidad se ha venido estatizando lo
público, esto es, pasando de una racionalidad pública a una racionalidad instrumental; la
política en gestión; y la acción en comportamiento y disciplina (Arendt, 1994), en razón a
que son los grupos hegemónicos de poder quienes elaboran y determinan el horizonte
ciudadano e incluso, la forma de comportamiento de las personas.

En la pretensión de desplazamiento del ciudadano de su ejercicio en el campo de lo público


que es su campo de acción, se pone en riesgo la formación ciudadana y por ende, la
democracia y la participación. Para el caso de Colombia, con la Constitución Política de 1991
la cual fue elaborada a partir de postulados subyacentes al mercado y la productividad, se
redujo al ciudadano las competencias sociales y políticas, sus relaciones horizontales, los
espacios de comunicación y de socialización político-crítica, con lo que se concretiza su
acción en lo público sólo a lo estrictamente legal, esto es, a las normas y reglamentación
emitidas por el estado que le permitirán su verdadero ejercicio democrático, la cual
condiciona y coarta de alguna manera al cumplimiento riguroso y vivencia de las mismas.
Las posturas contrarias y críticas, son insumisión y desacato, por lo que deben ser
rigurosamente castigadas y eliminadas.

La acción pública del ciudadano es convertida en actitudes y comportamientos pasivos y por


lo tanto ausentes de su vivencia en la vida pública, desplazándolo de la condición de sujeto
político y actor social, en el que se desconoce que la acción política, desarrollada en la esfera
pública, es uno de los elementos sustanciales en la condición humana (Arendt, 1994);
desplazando su autonomía y capacidad de autogestión, ignorando las realidades contextuales
en cuanto a sentimientos, motivaciones, deseos, las cuales son parte de su realidad social,
política, económica y cultural, indicadores claves para la consolidación de una democracia
participativa, pluralista y crítica, y en la que la escuela posee alta incidencia a través de los
procesos de formación educativos la cual refuerza mediante acciones educativas tradicionales
conservadoras actitudes de alineación, linealidad, acríticidad y homogeneidad de
pensamiento tanto en lo individual como en lo grupal. Al estatizarse lo público, esto es, al
centralizarse el poder, las decisiones, las determinaciones en el estado como garante de lo
público, se genera una tecnificación de lo social impulsada desde organismos multilaterales,
que hace previsible, controlable y manipulable el comportamiento humano, su pensamiento
y demás acciones, conllevando al ciudadano a una pérdida paulatina de su carácter
emancipatorio y libertario y por ende la eliminación de sus opositores y contradictores.

Situación que hace insustituible la reflexión sobre el papel que como institución educativa ha
venido desarrollando social y políticamente la escuela, en lo que hace referencia a la
formación ciudadana como comunidad educativa, y particularmente en docentes del nivel de
básica primaria. Para Peralta Duque, la concepción de escuela (enfoques, contenidos y
métodos) luego de la expedición de la Constitución Política de 1991, evidencia una profunda
crisis, cuya característica fundamental es el distanciamiento de la realidad nacional y global
con los procesos que ella elabora y construye. El modelo democrático-participativo que
comienza a generarse en el país, requiere romper el paradigma tradicional acrítico, lineal y
homogéneo que ha permeado la escuela, influenciada por el entorno socio-político, cultural
y de mercado local y global (2007) que la ha llevado a una deshumanización de la persona,
una pérdida progresiva de su identidad y de sus valores.

La escuela como institución pública, está llamada a ejercer una función de agente y medio
de socialización, de consolidación de sujetos participativos y proactivos, portadores de
alternativas y propuestas a las diversas situaciones problemáticas y demás, que surgen en el
ejercicio de lo público pudiendo ser evidenciadas en lo social, en razón a que el
desenvolvimiento del ámbito de lo público, está relacionado en forma directa con el grado o
con el nivel de desarrollo de la cultura política en el contexto particular en el que cada una
de las instituciones públicas se desenvuelve. Se precisa reconocer que “un cambio en los
elementos básicos de la cultura política conduce al redireccionamiento de los contenidos
curriculares al interior de la institución educativa, y al mismo tiempo, resignifica la capacidad
de dicha institución para incidir en la transformación del entorno social y de lo que se
considera como ámbito público” (Peralta Duque, 2007).

Por su parte, el Estado expide la resolución 1600 del 8 de marzo de 1994, con el que establece
de manera obligatoria el Proyecto de Educación para la Democracia en todos los niveles de
la educación formal. En el mismo año, se produce el decreto 1860, el cual hace referencia al
contenido del Proyecto Educativo Institucional, en el que incluye las acciones pedagógicas
relacionadas con la educación para el ejercicio de la democracia, así como los órganos,
funciones y formas de conformación del gobierno escolar. El decreto también reglamenta la
participación de los estudiantes, a través de la elección de un estudiante al Consejo directivo,
con el propósito de abrir espacios desde lo legal para que los actores de cada uno de los entes
de comunidad educativa, ejerzan procesos participativos y de representación, en la
consolidación de una educación integral. En 1998 el Ministerio de Educación crea los
Lineamientos Curriculares sobre Constitución Política y Democracia. Seguidamente emite la
cartilla serie guías. N. 6 Formar para la ciudadanía, ¡sí es posible! Lo que necesitamos saber
y saber hacer respecto de los Estándares Básicos de Competencias Ciudadanas y a través de
la ley 1732 de 1 de septiembre de 2014, se da apertura a la llamada Cátedra de la Paz.

Estos instrumentos han mostrado una posición y unos ideales de ciudadanía y de la esfera de
lo público, coherentes con un enfoque político simplista y ecléctico, con énfasis en una
formación ciudadana activa, disciplinada para la convivencia, una praxis del respeto, del
autocuidado, en una forma genérica, poco profunda. Lo político es visto desde lo normativo
como pertenencia al estado. Se pospone la participación pública, deliberativa, crítica y
reconstructiva (Pimienta Betancurt, 2008), por un énfasis en el moldeamiento de
comportamientos y conductas sin conciencia política. Tal postura, asume que la educación
ciudadana está por fuera de lo político y la orienta hacia un ciudadano pacífico, consecuente
con la situación social que vive el país, encerrándolo en lo doméstico, funcional al sistema y
despolitizado de lo social, las cuales tienen que ver con sociedades como las nuestras, en los
que el estado, lejos de buscar el desarrollo de una sociedad civil democrática, se asocia con
las formas de capital dominante (financieros) que tienen influencia en la determinación de
políticas económicas y sociales, con el apoyo de los partidos políticos los cuales han ido
eliminando progresivamente formas de organización y de representación de las clases
populares o las llamadas tercerías (Peralta Duque, 2007).

Por lo que comprender el papel de los docentes en primera instancia es fundamental, en razón
a que son estos últimos quienes integran los procesos de formación en su quehacer diario,
son quienes hacen evidente lo público de la escuela en cada momento de lo pedagógico y
didáctico. Sin embargo, la realidad de la educación política y su relación con las prácticas de
enseñanza ha mostrado una tendencia a reproducir esquemas tradicionales que tienden a
ocultar problemas sociales reales que vive el país (desigualdad social, violencia de género y
conflicto político). La formación del profesorado, y particularmente en el área de Ciencias
Sociales, hace énfasis en la Historia y la Geografía, en detrimento de una formación didáctica
para la enseñanza, el aprendizaje y el desarrollo del pensamiento social, esto es, la
consolidación de la formación del ciudadano. Sin embargo, de lo que se trata es de un
fortalecimiento por una formación ciudadana basada en la Constitución Política, lo que se
puede asumir como una instrucción cívica y no una formación de pensamiento crítico,
cuestionable y emancipatorio (González Valencia, 2015).
Se hace evidente que la postura del estado en las comunidades educativas, quienes son
receptoras e incorporadoras en su quehacer diario, de las políticas públicas educativas las
cuales son condicionadas por factores de índole económico, político e ideológico, al final
asumen diversas prácticas y formas de comportamiento ya sea interpretándolas,
interpelándolas, apropiándolas o resistiéndolas directa e indirectamente. Es en este escenario
de problematización en el que las comunidades educativas y particularmente los docentes
hacen reflexión, elaboran, construyen pensamiento alrededor de los lineamientos, la
normatividad y las directrices oficiales, que surge la pregunta razón del proyecto de
investigación: ¿Cuáles son las formas de conocimiento y de actuación que los maestros y
maestras, en tanto que sujetos políticos, construyen a partir de sus representaciones sociales
sobre las políticas que regulan la formación ciudadana?

2. OBJETIVOS

2.1 Objetivo general

Comprender las formas de conocimiento y de actuación que los maestros y maestras de básica
primaria construyen a partir de sus representaciones sociales sobre las políticas educativas
que regulan la formación ciudadana.

2.2. Objetivos específicos

2.2.1 Analizar críticamente y a la luz de las representaciones de los maestros y maestras,


las políticas educativas que regulan la formación ciudadana.
2.2.2 Reflexionar sobre el sentido que adquieren las prácticas educativas desde las
representaciones sociales de los maestros al ser actores políticos en el ejercicio de
formación ciudadana.
2.2.3 Interpretar las representaciones sociales que construyen los maestros y las maestras
en torno a las políticas educativas que regulan la formación ciudadana en la escuela
pública.
REFERENCIA BIBLIOGRAFICA

Arendt, Hannah. (2009). La condición humana. Editorial Paidós Ibérica, S.A. Universidad
de Chicago.

Cátedra de la Paz. Ministerio de Educación Nacional. Ley 1732 de 2014.

Estándares Básicos de Competencias Ciudadanas. Ministerio de Educación Nacional. 2004.

Giraldo Zuluaga, Gloria. (2015). Ciudadanía: aprendizaje de una forma de vida. Educación
y educadores, vol. 18, núm. 1, enero-abril. Universidad de la Sabana. Cundinamarca,
Colombia.

Jaime, Fernando Martín et al. (2013). El estudio de las instituciones políticas en contextos
democráticos. En: Introducción al análisis de políticas públicas. Edit. Florencio Varela:
Universidad Nacional Arturo Jauretche. Argentina.
Lineamientos Curriculares en Ciencias Sociales. Ministerio de Educación Nacional. 2002.
Muller, Pierre. (2002). Las nuevas representaciones de la acción pública. En: Las Políticas
Públicas. ISBN 958-616-609-0.
Nussbaum, Martha. (2011). La crisis silenciosa. Signo y pensamiento, vol. XXX, N. 58.
Enero-Junio. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, Colombia.
Peña, Jaime. (2001). La ciudadanía hoy: problemas y propuestas. Serie Filosofía. Colección
Acceso al Saber. Universidad de Valladolid. Secretariado de Publicaciones E I.

Peralta Duque, Beatriz del Carmen. (2007). La formación ciudadana en el sistema educativo
de Colombia: ¿Una mirada reactiva o transformadora? Ponencia presentada en el VII
Encuentro de Grupos y Centros de Investigación Jurídica y Socio jurídica. Universidad de
Antioquia, Universidad Pontificia Bolivariana y Universidad EAFIT. Medellín.

Pimienta Betancurt, Alejandro. (2008). Formación ciudadana en Colombia. Hacia una


necesaria repolitización. Grupo Comprender. Facultad de Educación. Universidad de
Antioquia. Vol, 8. N. 1.

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