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TESIS
De la sierra a la ciudad. Aproximaciones a la
vivienda wixárika
presenta
Brenda Fernanda Macedo Córdova
director
Dr. Julio Ramírez de la Cruz
Co-directora
Dr. María Estela Guevara Zárraga
Introducción
1. Naanayari teórico..... 7
1.1 Territorio cultural
2. Danzando un territorio..... 21
2.1 La comunidad: ubicación y demografía
2.3 El kiekari
5. Conclusiones..... 81
5.1 Apropiación espacial: de la sierra a la ciudad
Glosario..... 91
Bibliografía..... 95
Anexos..... 101
Introducción
1. En mi incipiente acercamiento a la comunidad Rom, recopilé evidencia de que décadas antes vivían en bal-
díos cercanos a esa misma colonia, en los cuales colocaban sus carpas, su forma de vida era seminómada ya
que no permanecían mucho tiempo en un mismo baldío. Ahora, viven en casas, no en carpas, pero debido a
que se dedican a la compra y venta de las mismas es común que cada cierto tiempo se muden de una casa a
otra, pero por lo general en la misma zona de la ciudad, lo cual mantiene su carácter nómada pero ya no de
una carpa a otra sino de una casa a otra, es decir, las formas de la vivienda se modificaron, pero no su práctica
itinerante de moverse de un lugar a otro.
2. El Departamento de Lenguas Indígenas de la Universidad de Guadalajara tiene un proyecto activo dirigido
por el Dr. José Luis Iturrioz, en el cual se han ido estableciendo las bases formales de la gramática wixárika.
Además, otorgan cursos a profesores hablantes de la lengua, esto con el fin de que haya una convencionalidad
para la escritura de su lengua, lo que les facilitará su uso, ya que son pocos los wixáritaari que saben escribir
en su idioma.
de su cultura no se sitúa espacialmente en la nada, sino que está ubicado
dentro de un territorio que está estrechamente vinculado a su cosmovisión
y es fundamental para entender su cultura.
Primeros planteamientos
Antes de entrar de lleno a la investigación, habría que problematizar que
dentro de las comunidades wixáritaari muchas de las personas se ven
orilladas a migrar de sus comunidades de origen al Área Metropolitana de
Guadalajara (AMG) en busca de otras condiciones de vida y/o servicios
que en su comunidad en la sierra no tienen. Este cambio de residencia
implica un cambio de un contexto cultural a otro, al igual que un cambio
respecto a las formas de la vivienda. En este sentido, el proceso de apro-
piación del espacio tiene que ver con la transformación, pues se puede
decir que parte del proceso de apropiación consiste en adaptar nuestras
prácticas culturales al espacio y transformar el espacio para adaptarlo a
nuestras prácticas culturales, esto en una especia de dialéctica entre las 9
prácticas culturales y el espacio, al cual las personas le imprimen sus pa-
trones culturales, logrando así esta apropiación pues terminan por sentir
como propio del espacio.
Abordaje académico
Al momento de investigar documentos que abordaran la apropiación del
espacio en relación a comunidades originarias, encontré poco material.
Aunque bien, el tema de apropiación espacial se ha trabajado tanto por
urbanistas o arquitectos, como por científicos sociales entre ellos psicólo-
gos, sociólogos y antropólogos, hay poco material que describa este pro-
ceso, y todavía menos son las investigaciones que lo aborden desde las
comunidades indígenas, lo cual hace todavía más estrecha la bibliografía
recuperada que trate del tema de los espacios y otros grupos culturales.
Espacialidad y cultura
Al respecto de la relación entre espacio y cultura encontré diversas obras,
sin embargo las que consideré más cercanas las inquietudes de la temática
fueron las siguientes. Empezando por el artículo de Gilberto Giménez lla-
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mado Territorio y cultura. Estudios sobre las culturas contemporáneas, en él
aborda la relación existente entre el espacio del territorio y las identidades,
proponiendo que los que migran de su lugar de origen redefinen y adaptan
su cultura al nuevo territorio. Así como también su compilación Estudios so-
bre la cultura y las identidades sociales, muestra sus aportes respecto a la
pertenencia socio-territorial, que utiliza para explicar a los grupos en los que
su cosmovisión, o en palabras de Giménez: su complejo simbólico cultural
está anclado al territorio, proponiendo su concepto de territorio cultural.
3. Puedo mencionar a Neurath (2002) que hace una comparación entre el espacio de los centros ceremoniales
con el espacio doméstico, también a Chamorro (2007) que nos presenta una descripción del espacio en los
centros ceremoniales, ya que lo considera importante para analizar la música y el performance ritual wixárika.
Respecto a temáticas del espacio entre los wixáritaari, encontré la obra
La territorialidad wixárika y el espacio nacional. Reivindicación indígena
en el Occidente de México de Paul Liffman, que nos adentra en las signifi-
caciones que tiene el territorio para los wixáritaari no sólo en el plano de lo
físico con sus luchas en contra del despojo de tierras, sino en lo histórico y
cultural, en cómo no se puede entender la cultura Wixárika sin explicar su
territorio porque es este mismo el que le da sentido a su cultura.
Pero para responder lo anterior hay que analizar la vivienda de los wixári-
taari en su comunidad de origen, su distribución, técnicas y materiales de
construcción, uso y dimensión de los espacios, así como la decoración y
distribución de los objetos. Así mismo, acercarnos a las viviendas en la
ciudad, para evidenciar cuáles de las prácticas culturales de los wixáritaa-
ri que migraron a el AMG se han modificado debido a que su vivienda es
distinta a la de su comunidad de origen y cuales se han mantenido pese
al cambio de contexto.
Experiencias de campo
Con el fin de responder las interrogantes es importante establecer una
metodología que para recopilar los datos que darán respuestas, y esto se
logra conociendo las condiciones del trabajo de campo para que aplicar
las herramientas metodológicas correctas según las necesidades de infor-
mación, también es primordial establecer relaciones con los informantes.
Otra herramienta aparte del diario de campo, fueron mis Fichas de ob-
servación de vivienda, en las cuales llevé el registro de las características
de las vivienda, es decir, de los espacios y objetos que la componen, así
como las actividades que se realizan en cada uno de sus componentes.
Este resgistro fue tanto en las viviendas de la sierra como en la ciudad,
con el fin de facilitar su análisis en cada contexto y tener puntos de com-
paración para observar los elementos que tenían continuidad en la ciudad,
así como los que se modificaban, esto en cuestión de prácticas y distri-
bución de objetos, ya que como veremos en cuanto a la estructura de la
vivienda es muy distinta.
Presentación de la información
Embarcarse en la tarea de redactar una tesis presenta ciertas problemá-
ticas a la hora de escribir, ya que surge tanta información en campo que
hay que encontrar la forma de organizarla para que sea entendible para
el lector. Con este propósito presente, en el primer capítulo se desarrolla
la discusión de los conceptos que utilizados para interpretar la realidad
observada en campo: de por qué elegir el concepto de apropiación espa-
cial, por qué utilizar vivienda o espacio doméstico en lugar de rancho
huichol, de igual manera entender la importancia del uso del concepto
territorio cultural para el caso de la comunidad Wixárika.
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Gramática y pronunciación del idioma wixárika
· También están las partículas kw y ts, que siempre van seguidas de una
vocal y su pronunciación es: kw parecido a cu y ts se pronuncia como en
español.
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De la sierra a la ciudad. Aproximaciones a la vivienda wixárika
1. Naanayari1 teórico
1 Naanari (pl. raíces, lianas, guías, enredaderas) es la raíz de la palabra naanayari, la cual da a entender de
manera metafórica el arraigo, las raíces, el apego al territorio wixárika. Lo propongo a manera de título debido
que al delimitar la teoría en una investigación tienes que pasar por localizar diversos enfoques y autores que
te ayuden a explicar tu realidad observada, y en este proceso te das cuenta que te enfrentas a un entramado
o enredadera teórica, plagada por las diversas aportaciones a un mismo concepto, no obstante de este entra-
mado se rescatan y definen los conceptos que te ayudarán a explicar tu problemática de estudio, pero para
ello se tiene que ir desentrañando esas ‘raíces’ teóricas.
Naanayari teórico
Imagen 1. Tsikiri u Ojo de Dios. Representación con los nombres de los lu-
gares sagrados.
Wirikuta
oriente
23
Haramaara
poniente
Así pues, cuando se hable de territorio cultural es cuando:
Como vemos, sus aportes teóricos otorgan elementos para poder ha-
blar del sentido de apego al territorio de la comunidad Wixárika, conside-
rada así como una cultura socio-territorial, en la cual el territorio forma
Naanayari teórico
Por lo que cabe preguntarse ¿cómo esta comunidad logra en cierta me-
dida la apropiación espacial en viviendas ubicadas fuera de su territorio?
Si este forma parte de su cosmovisión, lo que les da sentido de pertenen-
cia, parte fundamental para entenderse como cultura.
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De igual manera, nos dice que es el espacio el que va a dar las pautas
para el análisis de la apropiación espacial y aunque no deja muy clara
esta parte, sí nos indica que es conveniente considerar establecer ciertas
dualidades como: público/privado, diurno/nocturno, nuevo/viejo, femeni-
no/masculino; así como también considerar la cultura de los habitantes,
ya que ésta nos revela la estructura familiar, los modelos de vida, de con-
ducta, los estéticos y de funcionalidad, que en conjunto tanto el estable-
cimiento de dualidades como los modelos culturales, nos ayudarán a evi-
denciar cómo:
Sin embargo, él nos dice que más bien la apropiación pertenece a la ca-
tegoría de acción, pues sólo es posible apropiarse de algo si se establece
una relación con el otro (espacio, objeto), pues en este caso el objeto que
una vez fue extraño se vuelve un elemento propio. Pero esto se logra por-
que no es una relación de posesión ni de dominación, sino de compren-
sión y conocimiento de ese otro para volverlo parte de nosotros, es decir,
conseguir el sentido de apropiación del espacio.
Si se puede notar, Pol (1996) hace una propuesta teórica más concre-
ta en cuanto a que nos propone un modelo de dos fases que componen
la apropiación espacial por lo que resulta más apropiado para explicar
los observables en campo. Aunque bien, los autores como Sala (2010)
y Chombart (1976) tienen una perspectiva más cultural no proponen un
modelo tan preciso como Pol (1996), no obstante son de gran ayuda para
plantear qué es lo que se debe observar en campo, cuáles son los datos
que no podemos pasar por alto para evidenciar los procesos de la apro-
piación.
Esto porque ya vimos que Chombart (1976) nos incita a observar los
objetos, indagar lo que significan para las personas y mirar su acomodo
entorno al espacio; y Sala (2010) por otra parte, nos propone observar
lo que llama estrategias creativas, que son las que el habitante emplea
De la sierra a la ciudad. Aproximaciones a la vivienda wixárika
El modelo dual que nos propone Pol está concebido como un proce-
so cíclico, temporal, y cambiante. Cíclico debido a que durante todo el
proceso de vida de una persona se van a repetir estos componentes (ac-
ción-transformación e identificación simbólica); es temporal porque el pro-
ceso de apropiación no se da en automático ni en poco tiempo sino en una
Naanayari teórico
que con el tiempo dará la posibilidad al sujeto (ya sea singular o colectivo)
un sentido de apropiación, de sentir como propio el espacio una vez que
se lleva a cabo este proceso dual (acción-transformación e identificación
simbólica) en una constante práctica que crea y recrea nuevos significa-
dos conforme el habitante va resolviendo la necesidad de identificarse con
su espacio de vivienda.
Aquí vemos que usa el término casa para referirse al espacio domés-
tico, haciendo una distinción entre la casa y el patio, es decir, el patio es
afuera de la casa por lo tanto no es parte de la misma ya que considera
que la casa son las estructuras arquitectónicas; no obstante gracias a mis
observaciones en campo me di cuenta que en realidad desde la perspec-
tiva de los wixáritaari el espacio doméstico no se limita a los espacios
construidos sino que abarcan el patio (taakwá), los árboles, plantas, y todo
lo que se encuentre dentro de su perímetro, como obviamente las habita-
ciones construidas, el baño y el carretón, es decir, todo esos espacios que
Naanayari teórico
Aunque también hace uso del término rancho, pero lo hace indistinta-
mente de vivienda:
Lo que nos lleva a Neurath (2003) quién únicamente designa como ran-
cho huichol al espacio doméstico:
cuidando vacas y/o cabras, así como también se siembra); por ejemplo, mi
amigo Luis tiene el lugar donde vive y aparte me cuenta que va al rancho
en donde tiene las vacas su familia, y le queda a una hora caminando.
También, mi amigo Gaudencio hace distinción entre el lugar en donde vive
y el rancho de su papá, el cual queda como a media hora caminando de
ahí de la comunidad.
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De la sierra a la ciudad. Aproximaciones a la vivienda wixárika
“Por eso ahora llevamos ofrendas, porque así fue antes y ahí están
nuestras raíces. Yo creo que sí pensaba porque Takutsi Nakawe formó
nuestro kiekari.”
Catarino Carrillo de la Cruz
1. El entrecomillado es porque no considero que una cultura permanezca intacta o preservada, sino que está
siempre en constante cambio, en alteridad, debido a la marcha del devenir histórico.
De la sierra a la ciudad. Aproximaciones a la vivienda wixárika
g) cora baja: la parte sur del cañón del río San Pedro y pie de la sierra, co-
ras y mestizos, minoría huicholes, tepehuanos y mexicaneros;
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Elaborado por Susan Alta Martin. Tomado de Journal os Southwest vol. 42, no. 1,
summer 2000, p. 130.
Ahora bien, su territorio sagrado está delimitado por los lugares: Ha-
ramaaritsie (San Blas, Nayarit), Hauxa Manaká (Cerro gordo, Durango),
Wirikuta (Real de catorce, San Luis Potosí), Xapawiyemeta (Isla de los
alacranes, Chapala, Jalisco) y al centro Teekata (Jalisco). Y son lugares
por los que cuentan que los primeros ancestros peregrinaron para formar
el mundo como lo conocemos.
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Entre sus actividades económicas está la agricultura de autoconsumo,
la ganadería, la venta de artesanía, así como la migración estacionaria, ya
que trabajan fuera de sus comunidades principalmente como jornaleros.
En cuanto a la agricultura, no solamente está ligada a la alimentación sino
también a su cosmovisión ya que sus ceremonias tienen que ver con los
ciclos de la siembra; creen que la vida no está dada sino que hay que pe-
dir para su renovación, para la continuidad de los ciclos de vida.2
2. Ver Chamorro (2007), Neurath (2002) y Torres (2017), este último nos da un panorama detallado sobre la
situación económica actual en las comunidades wixáritaari.
3. Las cifras más recientes son las del Conteo de Población y Vivienda 2005, se pueden consultar en: www.
beta.inegi.org.mx
4. El idioma wixárika es clasificado por los lingüistas como parte de la familia yuto-azteca, en esta familia se
encuentran los idiomas cora, mayo, náhuatl, pima, entre otros. Para más información consulta el portal del
Instituto Nacional de Lenguas Indígenas: inali.gob.mx.
Danzando el territorio
mos no sólo quien habla la lengua puede reconocerse como parte de alguna
de las comunidades originarias del país.
Estos primeros contactos de los wixáritaari con los españoles fueron por
medio de la evangelización, pues al pasar por diferentes poblaciones ale-
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dañas a su territorio los franciscanos aprovechaban para hacer contacto
con ellos. Esto en pueblos como Acaponeta o Huaynamota, alrededor de
1580 cuando los frailes Andrés Ayale y Andrés Medina se adentran a las
comunidades de la zona nayarita (ver Rojas, 1992 y 1993).
En gran parte, toda esta falta de datos se debe a que no fue hasta el
año 1722 con la caída de la Mesa del Nayar que comienzan los procesos
de evangelización de manera más amplia en la zona. Y si analizamos este
hecho con detenimiento, nos daremos cuenta de que a partir de la caída
De la sierra a la ciudad. Aproximaciones a la vivienda wixárika
Amparados bajo este convenio, gran parte de esta lucha la han realiza-
do los wixáritaari organizados por medio del Consejo Regional Wixárika,
que si bien lograron anular ciertas concesiones, la empresa sigue con sus
actividades mineras en la zona8.
7. Ver Neurath, 2003; Rojas, 1993.
8. Este es un tema muy sensible para la comunidad debido a la importancia que tiene Wirikuta para la cosmo-
visión y reproducción de su cultura. Sin embargo, no es de mi interés extenderme con detalles en esta proble-
mática (pese a que en lo personal siento una enorme empatía hacia su lucha), recomiendo por lo mismo ver el
documental Los últimos guardianes del peyote en la página: huicholesfilm.com, así como visitar la página del
Consejo Regional Wixárika: cosejoregionalwixarika.org, todo esto con el fin de que estemos informados respecto
al tema, pues es un asunto que no sólo compete a wixáritaari sino también a cualquier persona que sea consien-
te de los daños ambientales tan profundos que dejan las actividades mineras, las cuales en este caso también
afectan a un tipo de ecosistema sensible llamado Desierto Chihuahuense, en el cual viven especies endémicas.
De la sierra a la ciudad. Aproximaciones a la vivienda wixárika
De todo lo anterior, hay que entender que estas luchas, las cuales como
hemos visto han sido una constante a lo largo de la historia de esta co-
munidad, son luchas que se libran por el arraigo ancestral y simbólico
que encierran estos lugares, es decir, no se lucha por un pedazo de tierra
solamente, se lucha por todo el valor cultural, ancestral y simbólico que
tiene para los miembros de la cultura Wixárika; luchan por espacios llenos
de significados, en otras palabras, por su territorio.
2.3 El kiekari
Para que los teiwarixi9 podamos aproximarnos a entender el vínculo tan
arraigado que tienen los wixáritaari al territorio, así como a la defensa
aguerrida que han hecho a lo largo de su historia, debemos asomarnos a
su cosmovisión, la cual tiene que ver con el territorio sagrado y los cinco
lugares que lo delimitan, ya que están relacionados con sucesos impor-
tantes dentro de la historia de los orígenes del mundo según la cultura
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Wixárika, pues se sabe que:
9. Teiwarixi, pl. es frecuentemente traducido como mestizo, pero es utilizado de igual manera para denominar
a los extranjeros, es decir, a todo el que no es wixaritaari.
Danzando el territorio
10. Es importante rescatar que el híkuri o peyote es una cactácea endémica del desierto de Real de Catorce, y
debido al tráfico ilegal de la planta también se está atentando en contra de la comunidad Wixárika, pues si lo
vemos de cierta manera al extinguirse la misma se está cortando con el vehículo de comunicación entre ellos
y sus ancestros, lo cual es vital para la reproducción de su cultura pues en esta comunicación se les transmite
muchos conocimientos a los mara’aakáte.
11. Estas raíces y lianas son un recurso metafórico, el cual viene a dar a entender el arraigo al territorio.
De la sierra a la ciudad. Aproximaciones a la vivienda wixárika
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Fotografía tomada por Arturo López, miembro de la comunidad.
12. Refiriéndose específicamente al polígono de su comunidad Bancos de Calítique, pero es ejemplo de cómo
perciben en unidad al territorio con los aspectos sagrados de su cosmovisión.
Danzando el territorio
que las luchas por el territorio van más allá de los metros cuadrados de
tierra, porque al mismo tiempo que se defiende el territorio se defiende
al pueblo, a la gente, y debido a la intrínseca relación de su cosmovisión
con el territorio, de igual manera se defiende a la cultura misma. El signi-
ficado del kiekari nos permite pensar que para la comunidad Wixárika el
territorio, las personas y los seres que lo habitan devienen en una misma
entidad, entidad contenida y descrita en esta palabra.
Es por ello que “para reclamar un lugar para vivir haya que describir y
revivir cómo los antepasados de uno se mudaron ahí desde algún lugar
más antiguo” (Liffman 2012:98), de ahí viene parte de la importancia de
las ceremonias en cada kie, pues en ellas se lleva a cabo una danza en-
torno al fuego, la cual recorre simbólicamente el kiekari a menor escala
pues se recorren los cinco puntos que son los lugares sagrados; se eligen
cinco puntos del kie, el centro siempre es donde queda la fogata frente al
xiriki de la comunidad, y los otros cuatro se ubican en lugares que estén
orientados en los puntos cardinales que indica el Tsikiri u Ojos de Dios,
que son los cinco lugares sagrados más importantes para la cultura. En-
De la sierra a la ciudad. Aproximaciones a la vivienda wixárika
De esta forma, con cada ceremonia, con cada visita a sus lugares sa-
grados, se apropian y legitiman su territorio recorriéndolo, caminándolo,
danzándolo, ya sea desde el kie en los xirikite, en los tukipa, en los luga-
res sagrados cercanos a la comunidad13, hasta los lugares sagrados que
conforman el Tsikiri.
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De la sierra a la ciudad. Aproximaciones a la vivienda wixárika
“Los dioses [...] le dicen que debe construir un xiriki, hacer ofrendas y sembrar la milpa. Sólo
así Ni’ariwame podría volver en forma de lluvia”
Héctor Medina
3.1 Ki y vivienda
Para conocer los aspectos simbólicos que entraña la vivienda wixárika,
es conveniente hacer una revisión en cuanto a la palabra ki y otras que
se derivan de ella, por decirlo de alguna manera, estas palabras son: kie,
kiekari, xiriki, tuki, tukipa, que como vemos todas contienen la partícula
ki, y todas hacen referencia a espacios construidos.
En este orden de ideas, podemos decir que la palabra kiekari está indi-
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cando algo alusivo al lugar en el que se vive pero en la siguiente escala,
ya que se puede referir al conjunto de viviendas; por lo que es común
que se use para aludir a su comunidad de origen como puede ser Wau-
tia, Tutsipa o Taateikíe; así como también se emplea al referirse a todo
el territorio wixárika, e incluso en un nivel más general se puede referir
al mundo entero ya que en un sentido simbólico se puede decir que “el
universo –kiekari—es el conjunto de todos los ranchos y a la vez la única
gran casa”2 (Neurath, 2002:146) ya que en el contexto sagrado así se re-
presenta, recordemos que los dioses formaron el mundo (kiekari) como lo
conocemos, así que la palabra kiekari contiene muchos significados que
operan en distintas escalas tanto territoriales como de comprensión y ex-
plicación del mundo.
53
en el cual se hacen distintas ceremonias para fortalecer la vida y salud de
la familia. El tuki es el recinto ceremonial que cuenta con una estructura
circular y está ubicado, de igual manera que el xiriki, con su puerta siem-
pre al oriente. Este recinto es el principal dentro del complejo tukipa que,
a grandes rasgos, es el conjunto arquitectónico que conforma los centros
ceremoniales3.
deidades, por lo que nunca se verá algún recinto sagrado con techo de
lámina o concreto.
Nuestro raíz está en nuestro contexto. [Es donde] nuestros ancestros, nues-
tros abuelos donde realmente nos acomodaron, […] cada familia tiene su
patio donde nuestros abuelos […] ponen una vela para la vida de nosotros,
para la familia, en el patio donde corresponde (Indalecio, 2018).
De la sierra a la ciudad. Aproximaciones a la vivienda wixárika
De esta manera se establece una relación recíproca con los dioses, los 57
wixáritaari a través de sus ceremonias les otorgan sacrificios y ofrendas,
a cambio esperan que los dioses les den vida, salud y fertilidad, así como
que la temporada de lluvias sea abundante, ya que prácticamente su ali-
mentación depende de la fertilidad en su coamil y esta fertilidad depende
del temporal de lluvias pues en la geografía serrana los levantamientos
geológicos son muy altos lo que “ocasionó que la red hidrológica quedara
en las profundidades de las barrancas, lo cual implica que no se pueda
usar el agua para las actividades agropecuarias” (Torres, 2017:46).5
4. Entre mis experiencias en la comunidad, por los días de Semana santa, me tocó acompañar a mi amigo a su
casa para hacer una ofrenda. Su madre me dio un vaso con tiimari o maíz molido (del mismo que se usa para
hacer las tortillas) y agua, mi amigo también me pidió que trajera una flor de las que crecen en enredadera;
tomé ambas cosas y partimos. Luego de llegar a su casa, comenzamos a buscar ramitas de árboles y hojarasca
seca para hacer el fuego; él localizó el lugar donde su abuelo había puesto el tepari, justo al lado del mismo
prendió el fuego, le dio el vaso con tiimari y con ayuda de la flor lo empezó a rociar en el fuego y en el tepari,
se fue a buscar más ramitas pero me pidió terminara de hacer la ofrenda. Más tarde me explicó lo de la vela y
el hecho de que el timari era como alimento para el espíritu de las divinidades, y el fuego es como un medio
para que la ofrenda les llegue.
5. Puntualizando el hecho de que debido a las condiciones geográficas, el acceso al agua no les permite tener
cultivos de riego, por lo que tienen que confiar su alimentación al temporal y a la bondad de los dioses. Ver
Vázquez et. al 2010.
Vivir entre las nubes. La vivienda wixárika en la sierra
Por lo mismo, son muy importantes los sacrificios de reses en las cere-
monias ya que la sangre que brota de los animales “es una retribución a
los dioses por los sacrificios que ellos mismos han sufrido; lo consumen
como alimento y así, fortalecidos y contentos, obsequiarán la lluvia y otras
cosas que se les pide” (Neurath, 2002:174).
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El propósito de este apartado no es con el fin de explicar etnográfica-
mente las fiestas en los xirikite6, pero sí es menester señalar que como
toda ceremonia wixárika tiene unos preparativos previos que van desde
el tener el capital necesario para pagar al cantador (mara’akame), tener
la vaca que se va a sacrificar, disponer de tiempo y recursos para la caza
del venado, comprar lo que se va a consumir de alimentos y bebidas los
días de la ceremonia, entre otros gastos. Además, es importante seña-
lar las motivaciones que tienen las familias para realizar estas fiestas,
ya que esto no sólo nos habla de la importancia vital de llevar a cabo el
costumbre, sino que nos ayuda a comprender todo el sentido espacial de
los wixáritaari ya que los diferentes aspectos de su cosmovisión remiten
necesariamente al territorio y las viviendas que cuentan con xiriki son los
escenarios donde se viven todas estas prácticas de apropiación espacial
6. Para ampliar informaciones respecto a las ceremonias en los xirikite recomiendo revisar a Neurath 2002 y
Jáuregui y Neurath 1988. No obstante, el mismo Johannes Neurath señala que es un área descuidada por los
etnógrafos ya que más bien hay amplios estudios en ceremonias celebradas en los centros ceremoniales tuki-
pa; en otras palabras, pese a que el registro que nos proporciona el autor es bastante bueno, no hay estudios
en los que se enfoquen únicamente en las fiestas familiares.
De la sierra a la ciudad. Aproximaciones a la vivienda wixárika
61
Dibujo elaborado por Ma- Dolores Álvarez C. Tomado de Torres (2017).
9. Los ladrillos de adobe sólo son secados al sol, pero los ladrillos cocidos como su nombre lo dice, los tienen
que quemar con el fin de que endurezcan, pero esto implica más recursos como la leña para poder realizar
este proceso.
Vivir entre las nubes. La vivienda wixárika en la sierra
Por otra parte, también las formas de construcción han sido modifica-
das, si antes se trató de pasar de viviendas circulares a rectangulares,
ahora es de viviendas de un piso a viviendas de dos. Si bien son conta-
das las viviendas que tienen dos pisos, no sería raro que se empezara a
diseminar esta nueva forma de construcción hasta volverse algo común.
Al parecer de igual forma se trata de una cuestión de estatus, pues un
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amigo manifestó tristeza al ver la primera casa de dos pisos en ‘Uweni
Muyewe, dijo que él quería ser el primero en tener una construcción así
en la comunidad. La importancia no sólo de querer ser el primero sino de
querer una construcción de dos pisos, responde no sólo a un vago deseo,
el cual no tenía que ver con cubrir alguna necesidad de mejor distribución
o aprovechamiento del espacio, sino mas bien de sentirse importante al
ser pionero en la comunidad al tener doble piso. Pero mientras sigue en
construcción de su vivienda, se conforma con ser el segundo en tener
una construcción así; de todas formas él sabe que forma parte de esta
novedosa forma de construcción de la vivienda en su comunidad.
65
pues como lo anota Gómez et. al (1981) los saberes de construcción no
estaban en manos de una minoría sino que se compartían de generación
a generación, los niños se involucraban en las tareas diarias entre ellas la
de construcción, pero de esos años a la actualidad han cambiado mucho
las cosas.
11. En una entrevista que realicé quedó registro que en la comunidad de Santa Catarina no existen divisiones
entre las viviendas, que sólo están dispuestas libremente en los terrenos las construcciones de cada familia.
Pero no me tocó observarlo en las dos comunidades en las que realicé mi investigación.
Vivir entre las nubes. La vivienda wixárika en la sierra
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mismos ya que una vez que se enciende el fogón se tiene que aprovechar 69
la leña pues es arduo trabajo ir a conseguirla para llevarla a casa.
Por lo que la mayoría de las casas cuentan con uno, aunque en ocasio-
nes pueden tener más de uno debido a la versatilidad en sus usos ya que
no es raro que se use para dormir por las noches o colocar herramientas
para las actividades de siembra y cosecha. Lo que convierte al carretón
en una parte importante en la vivienda ya que en él se almacena lo que
sostiene la alimentación de la familia (herramientas para la agricultura y
almacenar el maíz y frijol que se va a consumir). Esto de igual manera
nos remite directamente a sus actividades religiosas ya que los ciclos de
la agricultura corresponden a muchas de sus ceremonias. Por ejemplo, la
fiesta del peyote se realiza antes de la siembra del maíz y es con el fin de
bendecir las semillas de la familia y tener buenas cosechas. Por lo tanto,
se puede decir que no existe para la cultura Wixárika una división tajante
y concreta entre los aspectos de la vida cotidiana y los aspectos sagrados
de su cosmovisión.
Ahora bien, son en los espacios construidos donde se guardan las per-
70 tenencias de la familia y se descansa, pero es en el patio donde se con-
centran la mayoría de las actividades cotidianas: lavar ropa, trastes, darle
de comer a los animales que se tenga, así como el comer e incluso el
tomar la siesta o recibir a invitados; el escenario de la convivencia diaria
es el patio.
En los patios de las viviendas hay áreas destinadas para lavar trastes o
ropa, pueden ser la misma área o ser diferentes, incluso en días de inten-
so calor las personas se bañan en el patio donde tienen sus recipientes de
agua como pueden ser tinas grandes, tinacos o tambos. También, como
vimos hay áreas en el patio para el descanso, donde hay sillas y/o hama-
cas, por lo general coincide con el área destinada para comer, donde bien
puede haber una mesa con el mismo propósito; esta parte de la vivienda si
bien no se le designa una construcción, sí está bajo techo, ya sea por una
lona o lámina pues protege del sol y la lluvia. Pero en sí todo el patio es el
espacio en el que las personas (con)viven, se hace chaquira o morrales,
se descansa por las tardes en la hamaca, se cocina, se lava, se cuida de
De la sierra a la ciudad. Aproximaciones a la vivienda wixárika
Por lo tanto, para fortalecer el naanayari se tiene que llevar a cabo las
ceremonias en las comunidades, en los xirikite, en los tukipa, así como el
peregrinar para la entrega de ofrendas a sitios sagrados. Esto con el fin
de la satisfacción de los dioses, de pedir para que renueven los ciclos de
la vida, generando lluvias, otorgando fertilidad y salud. Esto aplica para
todos los wixáritaari, vivan donde vivan, ya que:
nosotros los wixáritaari, aunque te vayas por ejemplo allá a Tepic, a Gua-
dalajara o para el norte, para Estados Unidos, […] nuestros dioses pues
nos ven donde quiera que nos vayamos, y nos cuidan; entonces se llega el
Vivir entre las nubes. La vivienda wixárika en la sierra
tiempo cuando tu le tienes que, que cumplir con una manda por ejemplo,
[…] Entonces pues donde quiera que vaya, eso es lo que nos hace venir
[al kiekari], nuestra costumbre. Pues la costumbre que llevamos es para
la salud, para que estemos bien. Si sí vienes [a cumplir con las fiestas y
las mandas] donde quiera que andes nunca te vas a enfermar (Margarito
Carrillo, 2018).
Esto, para los wixáritaari que viven fuera de sus comunidades implica
un constante ir y venir entre el lugar en el que viven y su comunidad de
origen. No obstante, de esta manera vivan donde vivan siguen preservan-
do su arraigo (naanayari). Por lo tanto, si su arraigo y cultura están estre-
chamente vinculadas al kiekari, cabe preguntarse cómo los wixáritaari de
la urbe, lejos de lo que les da sentido de arraigo, consiguen vivir en los
espacios urbanos.
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De la sierra a la ciudad. Aproximaciones a la vivienda wixárika
Las razones por las cuales migran son principalmente por trabajo, ya
que si bien en temporada fértil con su siembra anual del cuamil pueden
sostener parte de su alimentación, necesitan dinero para vestir o comprar
enseres domésticos, pagar sus viajes a la peregrinación de lugares sa-
De la sierra a la ciudad. Aproximaciones a la vivienda wixárika
grados, solventar las fiestas familiares, entre otros gastos. Esto es grave
pues no hay trabajo en las comunidades y no todas las familias poseen
ganado1, lo que les facilita la obtención de dinero, por lo que necesitan
fuentes de ingresos para completar sus necesidades:
“hay mucha gente de nosotros los wixas que casi no tienen trabajo, no tie-
nen con qué comprar. […] Yo pienso que por eso nos venimos aquí en la
ciudad, porque aquí hay trabajo” (De la Cruz, 2018).
Por lo que no es raro que los miembros de familias que no cuentan con
ganado, chivos u otras formas de hacer dinero, se vean orillados a salir de
sus comunidades para trabajar, regresando a aunque sea por temporadas:
“Ya cuando regresan de allá para acá, ya se quedan junio y julio porque
es temporada de siembra. Pero ya los que se han decidido pues ya vienen
1. Para conocer la importancia del ganado no sólo en el aspecto económico sino también en el contexto cere-
monial, ver Neurath (2008).
Vivir la ciudad. Vivienda wixárika en el AMG
cada año, cada seis años. Pero no porque quieran ellos, no porque les gus-
te, más bien por cuestiones de trabajo […] allá están nomas porque pues
trabajan” (Arturo López, 2018).
“se pierde lo que es la costumbre de nosotros porque por ejemplo, los que
se van pues ya, ya no quieren por ejemplo, vestirse como nosotros, como
wixáritaari pues. Y luego pierden también las fiestas que llevamos cada
año, por ejemplo la Fiesta del Toro, del Tambor, del Peyote, pues la gente
que se va ya saben cómo se hace la fiesta” (Margarito Carrillo, 2018).
“pues sí, el estudio es bueno, pero pues sí tiene doble filo también, un ma-
chete de doble filo, de un lado y otro lado porque hay muchos jóvenes que
[…] estudian y agarran carrera, este pues ya ves que ahí son otras cosas
que se manejan, vienen preparados e imponen cosas dentro de la comu-
nidad o este, simplemente también ya no vienen a participar aquí” (Miguel
Carrillo, 2018).
De la sierra a la ciudad. Aproximaciones a la vivienda wixárika
“[en la ciudad] casi ya no hablan su idioma […] luego ya a otros les da ver-
güenza usar este nuestro traje típico, porque…porque ya ves que les dicen
cosas y todo eso” (De la Cruz, 2018).
Por estos motivos, hay wixáritaari viviendo en las más diversas cons-
trucciones, desde casas promedio en colonias populares, vecindades, de-
partamentos e incluso en pisos que se rentan por cuartos y en los que
servicios como cocina y baños son áreas comunes que se comparten con
todos los que llegan ahí:
“Al principio pues yo no tenía buenos ingresos pues vivía en una casa muy
económica, apenas lo básico: un cuarto y una cocinita para mi y para mi
hija” (Ramírez, 2016).
4. Ver Alfaro (2007).
De la sierra a la ciudad. Aproximaciones a la vivienda wixárika
Caso C. Vivienda una planta. Dos habitaciones para tres adultos y dos
niños; cocina baño y patio.
5. Conclusiones
“en la comunidad nosotros tenemos dos, tres, cuatro casas; cuartos gran-
des y espacios grandes porque ahí puedes construir la casa que tu quieras”
(Ramírez, 2018).
Uso de espacios
En cuanto al uso de los espacios encontré que los patios si bien no tienen
la misma centralidad que en la sierra, ni se realizan la mayoría de las ac-
tividades ahí, siguen siendo utilizados principalmente para lavar trastes y
ropa, pues debido al espacio reducido de las viviendas por lo general no
cuentan con tarja para lavar los trastes, además en las viviendas de la
sierra son actividades que se hacen en el patio.
Así que es una pena que los wixáritaari no puedan acceder a viviendas
con patios amplios ya que:
“Para los indígenas residentes en la ciudad los patios son muy importantes, porque
son los espacios en los cuales recuperan y socializan conocimientos propios, que van
De la sierra a la ciudad. Aproximaciones a la vivienda wixárika
Por lo anterior, es que encontré que tienden a una predilección por los
espacios abiertos o con acceso a buena fuente de luz natural para trabajar
la chaquira, esto por dos cuestiones, no sólo por la cuestión de poder bien
las diminutas cuentas con las que crean hermosos collares o pulseras,
sino también debido a que en la sierra son una de tantas actividades que
se llevan a cabo en el patio de las viviendas.
Prácticas culturales
Con respecto a prácticas culturales, pude observar que es común que
utilicen la misma mesa para comer y trabajar la chaquira, esto se debe ya
sea que cuentan con sólo una mesa en la vivienda o bien a que suele ser
la mesa donde se come la más grande que tienen y les es más cómodo
trabajar con este rango de espacio.
Conclusiones
Acomodo de objetos
El acomodo de objetos de la vivienda en la sierra y en la urbana no cambia
notablemente, no obstante me llamaron la atención dos formas de dispo-
ner de ciertos objetos, las cuales una tiene que ver con sus quehaceres
domésticos y otra con su identidad como wixáritaari.
Los trastes o vajilla como platos, vasos, tazas, cubiertos, así como las
especies, granos, cereales y los alimentos no perecederos, no se les al-
macenan en alacenas sino que les tienen a la vista y a la mano en la
cocina, esto es muy práctico y lógico ya que no conciben almacenar este
tipo de objetos, además de que las viviendas que habitan en el AMG no
cuentan con cocinas equipadas de alacenas y pues es algo que no les
incomoda porque en la sierra se tiene todo a la mano, obviamente se des-
tina un lugar para su acomodo pero no están almacenados.
De la sierra a la ciudad. Aproximaciones a la vivienda wixárika
Por otra parte, los objetos de uso personal como collares, morrales,
sombreros e incluso instrumentos como guitarra o violines, se encuentran
colgados en las paredes de las viviendas, principalmente en las habitacio-
nes de los dueños de esas pertenencias. Incluso me tocó ver la habitación 85
de una muchacha que tenía lo que ella llama ‘su rincón wixa’, el cual con-
sistía en un morral colgado en la pared que daba a su cama y en su inte-
rior tenía fotografías, algunos collares, una corona de cuando había sido
coronada reina de su comunidad, así como un par imágenes de venados
azules. Lo que indica que es en las habitaciones en las que decoran de
cierta forma sus paredes con pertenencias que les son valiosas en un as-
pecto simbólico, pues recordemos que el segundo componente de la apro-
piación espacial es precisamente la identificación simbólica hacia el lugar.
1. Un atole típico de la sierra wixárika, de color café claro con sabor muy dulce pero agradable.
De la sierra a la ciudad. Aproximaciones a la vivienda wixárika
Estas actividades son muy importantes para los wixáritaari tanto urba-
nos como los que viven en la sierra, pues así como en el AMG las perso-
nas se entretienen yendo al cine, a un bar, al teatro, los wixáritaari cuentan
con bailes y torneos para convivir, disfrutar tiempo entre familia y amigos,
lejos de las tareas cotidianas. En la sierra los bailes son el pretexto per-
fecto para conocer otras comunidades, otras personas, hacer nuevos co-
nocidos o incluso reunirse con familiares que viven fuera y por lo mismo
casi no frecuentan; en el AMG de igual manera es de importancia debido
a que son esas ocasiones en que los wixáritaari que vienen de distintas
comunidades se conocen y se hacen amigos, reforzando sus lazos como
comunidad:
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“pues la idea es de que estemos cerca como hermanos, como grupo y este,
pues esa es la idea ¿no? También pues practicar y este, para traer los niños
que convivan, y este, familia, ese es el objetivo” (Olegario, 2018).
sus comunidades, lo que les permite tener un reconocimiento y apropiación de su territorio. En mi estancia de
campo, salíamos múltiples veces de la comunidad, el amigo con el que me hospedé tiene camioneta, lo que
facilitaba las tareas, las cuales correspondían a hacer actividades como traer leña, ir a una comunidad vecina
a reabastecernos de algunos víveres o simplemente ir a conocer otras comunidades cercanas, aprovechando
para comer y tomar cerveza con amigos o familiares de las comunidades vecinas.
De la sierra a la ciudad. Aproximaciones a la vivienda wixárika
“allá tenemos nuestra casa, cada que hay vacaciones nos regresamos, ahí
nos la pasamos con la familia, o a veces hay como una tradición, una cere-
monia, pues asistimos, damos el apoyo y todo eso” (Samuel Carrillo, 2018).
“yo ahorita pues no tengo casa allá, sí tengo terreno pero falta construir,
hacer la casa, todo eso” (María de la Cruz, 2018).
Pero cuando van de visita se hospedan con familiares. Y otros, debido a los
años de ausencia completa, pierden la posibilidad de regresar a la comunidad:
si no pues no, porque ya duraste 15, 20 años por allá, ya no eres de aquí,
aunque hagan donativo, aunque sean así de aquí, ya teniendo 10 años ya
no eres de aquí” (Valentín de la Cruz, 2018).
“nosotros los wixáritaari, aunque te vayas por ejemplo allá a Tepic, a Gua-
dalajara o para el norte, para Estados Unidos, este la costumbre que no-
sotros llevamos […] nuestros dioses pues nos ven donde quiera que nos
90 vayamos, y nos cuidan. Entonces llega el tiempo cuando tu le tienes que
cumplir una manda, por ejemplo, si te enfermas pues allá te atiendes con
el doctor, pero a lo mejor te alivias, pero hay unas enfermedades que no
conocen los doctores, pero es por medio de nuestra costumbre. Si no te
puedes aliviar pues te tienes que venir hasta acá […] a consultar con los
mara’akames, y ellos nos dicen qué es lo que tiene, qué es lo que hay que
hacer, lo hacemos y se alivia” (Margarito Carrillo, 2018).
‘Uweni Muyewe, la traducción literal sería lugar donde hay bancos, estos
bancos (‘uweni) son una especie de equipales en los que se sientas las
autoridades cada año que es el cambio de varas. Corresponde al nom-
bre de la comunidad Bancos de Calítique, en el estado de Durango.
Cuamil, préstamo de la palabra coamil, adaptado a la lengua wixárika.
Carretón, construcción elevada del suelo, conformada por tres pare-
ces, un techo y a veces un pequeño tapanco, se hace de materiales
como la madera y el pasto o hiwatsixa para el techo. Utilizado princi-
palmente para almacenar las semillas del maíz.
Hauxa Manaká, lugar sagrado correspondiente al punto norte del
tsikiri y ubicado en el Cerro gordo de Durango.
Haramaara, lugar sagrado correspondiente al punto oeste del tsikiri y
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ubicado en San Blas, Nayarit.
Híkuri, peyote, elemento importante para la cultura Wixárika ya que
en él está depositada la sabiduría de los dioses.
Hiwatsixa, especie de pasto nativo de la sierra, el cual se pone a secar
una vez cortado y se utiliza para los techos de los carretones o xirikite.
Ki, palabra para designar las construcciones individuales de una vi-
vienda.
Kie, palabra para designar el lugar donde vive una persona, literal-
mente significa el lugar donde hay varios ki.
Kiekari, palabra para designar el territorio otorgado por las deidades
al pueblo Wixárika, también se usa para nombrar a la comunidad a
la que pertenecen (Taateikíe, Tuapurie, por ejemplo).
Mara’aakáme, pl. mara’aakáte, persona mayor que tuvo formación
en las cosas sagradas y sabe interpretar la voluntad de los dioses.
Naanayari, vínculos sagrados que relacionan todos los lugares sagra-
dos dentro del territorio Wixárika.
Taakwá, patio central en cuyo alrededor se acomodan complejos arqui-
tectónicos tanto como en centros ceremoniales como en las viviendas.
Taateikíe, toponimia nativa de la comunidad San Andrés Cohamiata.
Tamaátsi Kauyúmarie, el hermano mayor o venado azul, para los
wixáritaari es el primer ancestro, por eso el apelativo de mayor.
Tatewarí, el abuelo fuego.
Teekata, lugar sagrado ubicado en el centro del tsikiri y localizado en
el norte del estado de Jalisco.
Teiwari, se refiere a todas las personas que no son wixáritaari, tanto
mestizos como extranjeros.
Tepari, piedra que simboliza la vela de la vida de una familia ante los
dioses, el lugar en el que se entierra es generalmente en el patio de
la vivienda.
Timari, maíz nixtamalizado y molido. En ocasiones es revuelto con
agua y arrojado al fuego como ofrenda a las deidades.
Tsikiri, u Ojo de Dios, se refiere a la representación simbólica de los
92 cinco lugares del territorio sagrado por medio de la elaboración de
rombos hechos de estambre multicolor, en contexto ceremonial se
usa para presentar a los niños pequeños ante las deidades.
Tuapurie, toponimia nativa para la comunidad Santa Catarina Cuex-
comatitlán.
Tuki, edificio principal de los centros ceremoniales, es el único tiene
una arquitectura circular, rodeado por pequeños xirikite cuadrados.
Tukipa, centro ceremonial compuesto por un tuki y xirikite entorno a
un taakwá o patio central.
Tutsipa, toponimia nativa para la comunidad Tuxpan de Bolaños.
Wautia, toponimia nativa para la comunidad San Sebastián Tepona-
huaxtlán.
Wirikuta, lugar sagrado correspondiente al punto este del tsikiri y ubi-
cado cerca de Real de catorce, San Luis Potosí.
Wixáritaari, gentilicio (en plural) de las personas que pertenecen a la
comunidad Wixárika.
Xapawiiyémeta, lugar sagrado correspondiente al punto sur del tsikiri y
que está ubicado en la Isla de los alacranes en el Lago de Chapala.
Xatsitsaarie, toponimia nativa para la comunidad de Guadalupe de
Ocotán.
Xiriki, pl. xirikite, adoratorios familiares ubicados dentro de las vivien-
das, en los centros ceremoniales (tukipa), están ubicados entorno al
taakwá.
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Bilbliografía
Aedo, J. A. ‘Percepción del espacio y apropiación del territorio entre los ayma-
ras de Isluga’. Estudios Atacameños, núm. 36, 2008, pp. 117-137.
Vidal, T. Y Pol E. (2005) ‘La apropiación del espacio: una propuesta teórica para
comprender la vinculación entre las personas y los lugares’. Anuario de Psi-
cología. Vol. 36 (3) pp. 281-297.
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Anexo. Guía de observación de vivienda.
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