E. Cassirer nació en el año 1874 en Alemania, y muere en 1945 en los EEUU.
Entre sus varias
obras nos interesa para la investigación del problema que tratamos su obra Antropología filosófica. Cassirer parte del hecho, constatado por la biología, de que todo organismo posee un sistema “receptor”, por el cual recibe estímulos del medio, y un sistema “efector”, por el cual reacciona ante los mismos, constituyendo ambos sistemas un “círculo funcional”. Observa, asimismo, que esta constitución se encuentra también dada al ser humano, con una importante variante: “¿Es posible emplear el esquema propuesto por Uexküll para una descripción y caracterización del mundo humano? Es obvio que este mundo no constituye una excepción de esas leyes biológicas que gobiernan la vida de todos los demás organismos. Sin embargo, en el mundo humano encontramos una característica nueva que parece constituir la marca distintiva de la vida del hombre. Su círculo funcional no sólo se ha ampliado cuantitativamente sino que ha sufrido también un cambio cualitativo. El hombre, como si dijéramos, ha descubierto un nuevo método para adaptarse a su ambiente. Entre el sistema receptor y el efector, que se encuentran en todas las especies animales, hallamos en él como eslabón intermedio algo que podemos señalar como sistema “simbólico”. Si esta adquisición hecha por el hombre es o no una ventaja para él, reflexiona Cassirer, es cosa discutible; sin embargo, es ya un hecho absolutamente irreversible. Este mundo simbólico impregna toda la vida del hombre, de manera que éste ya no se conecta de manera directa con lo realidad misma, sino que lo hace siempre a través de esa red simbólica. “Esta nueva adquisición transforma la totalidad de la vida humana. Comparado con los demás animales el hombre no sólo vive en una realidad más amplia sino, por decirlo así, en una nueva dimensión de la realidad. El hombre no puede escapar de su propio logro, no le queda más remedio que adoptar las condiciones de su propia vida; ya no vive solamente en un puro universo físico sino en un universo simbólico. El lenguaje, el mito, el arte y la religión constituyen partes de este universo, forman los diversos hilos que tejen la red simbólica, la trama complicada de la experiencia humana.(…) En lugar de tratar con las cosas mismas, en cierto sentido, conversa constantemente consigo mismo. Se ha envuelto en formas lingüísticas, en imágenes artísticas, en símbolos míticos o en ritos religiosos, en tal forma que no puede ver o conocer nada sino a través de la interposición de este medio artificial.” Debemos aclarar a que Cassirer llama “símbolo”, ya que muchos autores han atribuido a los animales su uso. ¿Qué diferencia hay entre el símbolo y el signo natural o señal? Casi constantemente hacemos uso de signos. Por ejemplo, decimos que el humo es signo de fuego o que la fiebre es signo de enfermedad. Un signo es, una entidad que, para alguien, remite a otra cosa. A veces, los signos remiten a otras cosas de un modo natural, es decir, hay una relación de tipo de causa-efecto tal que el signo, nos remite a la causa. Por ej., el humo, efecto, remite al fuego, causa. La relación entre un signo y lo que el mismo designa es descubierta, tanto por los hombres pero también por los animales. Estos signos se llaman naturales, pero el hombre además de descubrir signos los inventa. Los signos inventados por el hombre se llaman signos artificiales o símbolos. El carácter convencional de estos símbolos puede quedar más claro si se repara en que en algunas situaciones, por ej. Festivales de música de rock, los silbidos sirven como símbolos de aprobación, o en algunas culturas sacar la lengua es una forma de saludar. Asimismo, las palabras son símbolos, pues cierto animal recibe el nombre de “perro” en español y “dog” en inglés. Cuando los símbolos constituye un sistema, es decir, una totalidad organizada según ciertas reglas, que sirven para la comunicación, estamos en presencia de un lenguaje.
Si aplicamos esto al problema de la inteligencia animal, podemos afirmar, siguiendo a Cassirer, que el animal posee, sin duda, una gran capacidad de adaptación al medio e inclusive de adaptar el medio a en función de sus necesidades. Pero es exclusivo del hombre el poseer inteligencia simbólica, lo cual significa, por ej. Poder comprender en forma abstracta una relación, tal como se da el caso de la geometría o la aritmética. Podemos afirmar, que Cassirer propone como nota esencial del hombre el mundosimbólico, ampliando de ese modo la definición aristotélica del hombre como animal racional, ya que estaría apuntando a un margen estrecho de las actividades humanas. Hay otro espectro más amplio que incluye no sólo lo racional sino también una multiplicidad de manifestaciones propiamente humana. “Sin el simbolismo la vida del hombre sería, la de los prisioneros en la caverna de Platón. Se encontraría confinada dentro de los límites de sus necesidades biológicas y de sus intereses prácticos; sin acceso al mundo ideal que se le abre, desde lados diferentes, con la religión, el arte, la filosofía y la ciencia.” ¿Qué diferencia al hombre del animal? Max Scheler. Filósofo alemán que nace en Munich en el año 1874. Falleció muy sorpresivamente antes de cumplir los 54 años de edad en 1927. En sus inicios scheler se caracterizo por tener una postura profundamente teísta y cristiana. Pero que a través del tiempo fue transformando, volcándose en el último periodo de su vida al panteísmo. (La doctrina de que todo es Dios, por oposición a la doctrina de que Dios es todo. Es la creencia de que el mundo y Dios son lo mismo, es más una creencia filosófica que religiosa) Es fruto de esta última etapa el libro que vamos a trabajar. EL PUESTO DEL HOMBRE EN EL COSMOS.
Tratara en este libro de definir al hombre, determinando cual es su esencia. Para
esto va a tomar para su análisis los diversos grados de desarrollo BIOPSIQUICO existentes. “Si se concede la inteligencia al animal, ¿Existe más que una mera diferencia de grado entre el hombre y el animal? ¿Existe una diferencia esencial? ¿O es qué hay en el hombre algo completamente distinto de los grados esenciales tratados hasta aquí y superior a ellos, algo que convenga específicamente a él sólo, algo que la inteligencia y la elección no agotan y no siquiera tocan? “Yo sostengo que la esencia del hombre y, lo podríamos llamar su puesto singular. Están muy por encima de lo que llamamos inteligencia y facultad de elegir, y no podrían ser alcanzados, aunque imaginásemos esa inteligencia y esa facultad de elegir, acrecentándose cuantitativamente hasta el infinito. Pero también sería un error representarse ese quid nuevo, que hace al hombre un hombre, simplemente como otro grado esencial de las funciones y facultades pertenecientes a la esfera vital, otro grado que se superpondría a los grados psíquicos ya recorridos-impulso afectivo, instinto, memoria asociativa, inteligencia y elección- y cuyo estudio pertenecería a la competencia de la Psicología.”
Max scheler sostiene entonces:
• La diferencia entre el animal superior y el hombre no radica en que éste posea una inteligencia y una capacidad de elección más desarrolladas que aquél. • La esencia del hombre no está dada por algo que constituya un nuevo grado en el desarrollo biopsíquico perteneciente a la esfera vital. • Existe, por lo tanto, una diferencia cualitativa y no puramente cuantitativa entre el hombre y el animal. Hay en el hombre un principio radicalmente distinto. “Ya los griegos sostuvieron la existencia de tal principio y lo llamaron “razón”. Nosotros preferimos emplear, par designar esta x, una palabra más comprensiva, una palabra que comprenda el concepto de razón, pero que junto al pensar ideas, comprenda también una determinada especie de intuición, la intuición de los fenómenos primarios o esencias, y además una determinada clase de actos emocionales y volitivos (aquello relacionado con los actos y fenómenos de la voluntad, esta es la facultad de decidir y ordenar la conducta) que aún hemos de caracterizar: por ejemplo, la bondad, el amor, el arrepentimiento, la veneración, etc. Esa palabra es “espíritu” Denominaremos persona al centro activo en que el espíritu se manifiesta dentro de las esferas del ser finito (…)” “Hombre“ es , por lo tanto, sinónimo de “ser espiritual” Podemos, asimismo llamarlo “persona”, si entendemos por este término el centro de todos los actos por los que se manifiesta el espíritu.
Como se caracteriza según Scheler al espíritu:
“La propiedad fundamental de un ser espiritual es su independencia, libertad o autonomía existencial, frente a los lazos y a la presión de lo orgánico, de la vida, de todo lo que pertenece a la vida… Semejante ser espiritual ya no está vinculado a sus impulsos, ni al mundo circundante sino que es libre frente al mundo circundante, está abierto al mundo… El espíritu es, objetividad. Puede elevar ala dignidad de objetos los centros de resistencia y reacción de su medio ambiente. En el animal, lo mismo si tiene una organización superior que si la tiene inferior, toda acción, toda reacción llevada a cabo, incluso la inteligencia, procede de un estado fisiológico (orgánico) de su sistema nervioso, al cual están coordinados, en el lado psíquico, los impulsos y la percepción sensible”
La libertad. La objetividad y la conciencia de si el ser espiritual puede objetivar
su propia constitución orgánica y sus vivencias psíquicas. Así, el recogimiento (meditación, abstracción) y la reflexión son prerrogativas (privilegios, ventajas) del hombre.