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Revista TENDENCIAS. Vol. II No.

TENDENCIAS
Revista de la Facultad de Ciencias
Económicas y Administrativas.
Vol. II. No.2
Diciembre de 2001, páginas 149-185
Universidad de Nariño

REFLEXIONES SOBRE LA GLOBALIZACIÓN


Por: Alberto Romero1

RESUMEN

En el artículo se analiza el fenómeno de la llamada globalización, a partir de los


diferentes enfoques y teniendo en cuenta los cambios experimentados por la
economía mundial durante la segunda mitad del siglo XX. En particular se
muestra cómo pese a los innegables avances tecnológicos, que han hecho
posible una mayor integración económica, cultural y política entre las naciones,
las asimetrías, características de la participación de los diferentes grupos de
países en la división internacional del trabajo, no solo se conservan sino que
tienden a profundizarse, tal como lo muestran las estadísticas sobre los
principales indicadores del desarrollo mundial incluidas en el documento.
Finalmente, se indican las posibles alternativas que tienen los países en
desarrollo para mejorar su situación en la actual división internacional del
trabajo.

Palabras clave: Globalización, División Internacional del Trabajo, Estado,


Países en Desarrollo.

INTRODUCCIÓN

La globalización se ha convertido en tema obligado de análisis y discusión,


tanto en los foros políticos y empresariales como en el ámbito académico. Pese
a ser tan difundido el concepto, no existe consenso sobre los alcances que ha
tenido el proceso globalizador a escala planetaria, sino que más bien se presenta

1
Economista. Profesor Asociado Programa de Economía Universidad de Nariño. Pasto,
Colombia. E-mail: alromer46@hotmail.com
Alberto Romero. Reflexiones sobre la globalización

una verdadera confrontación de ideas, unas tratando de justificar el statu quo


internacional, bajo el supuesto de que todos los países tienen las mismas
oportunidades, al tiempo que otras rechazan cualquier posibilidad de inserción
ventajosa en la actual división internacional del trabajo. Una tercera posición
trata de conciliar los puntos de vista extremos y de formular una especie de
síntesis, en la cual las fortalezas y las debilidades dependen no solo de la
correlación de fuerzas en el plano económico y político a escala mundial, sino
también de las transformaciones estructurales que se lleven a cabo al interior de
las naciones menos desarrolladas.

Independientemente de los enfoques planteados, la globalización se ha


convertido en una especie de pretexto para justificar las desigualdades entre los
diferentes grupos de países dentro de la actual división internacional del trabajo
y, si bien es cierto que los cambios tecnológicos ocurridos en las últimas
décadas ofrecen nuevas oportunidades de mejorar la situación de las naciones
atrasadas en el contexto internacional, ésta tiende a depender cada vez más de la
estrategia transnacional de acumulación a escala mundial.

DEFINIENDO LA GLOBALIZACIÓN

Existen múltiples interpretaciones del concepto "globalización", todas ellas


enmarcadas dentro de parámetros ideológicos y políticos, unos más o menos
rígidos, otros más o menos eclécticos. En términos generales, la globalización
es analizada desde posiciones tecnoeconómicas, socioeconómicas, políticas,
geopolíticas, partidistas, religiosas, etc. No obstante, existen rasgos comunes a
todas las interpretaciones, en el sentido de ver en la globalización una etapa
avanzada de la división internacional del trabajo, la cual se caracteriza por una
mayor interacción e interdependencia de los factores y actores que intervienen
en el proceso del desarrollo mundial. Estos factores y actores son de índole
económica, social, política, ambiental, cultural, geográfica, etc., e involucran
relaciones entre Estados, regiones, pueblos, empresas, partidos, etc. Existen,
sin embargo, posiciones claramente divergentes que es necesario analizar.

• Los defensores de la globalización

Para los defensores de la globalización ésta consiste en la profundización de la


interdependencia económica, cultural y política de todos los países del mundo.
Entre los principales argumentos a favor de este enfoque se destacan, por
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ejemplo, el incremento inusitado del comercio mundial de bienes y servicios,


así como del flujo de capitales, gracias, entre otros factores, al avance de los
medios de transporte, así como al uso de las nuevas tecnologías de información
y comunicación/,2 las cuales han hecho posible una mayor integración de los
países, mediante el uso de recursos apoyados en las tecnologías satelitales y,
especialmente, de la Internet, la red de redes mundial. Es tal la importancia de
estos cambios tecnológicos que algunos autores consideran que han provocado
el surgimiento de una especie de "nuevo continente sin tierra", en el cual las
fronteras convencionales prácticamente desaparecen, dando lugar a la aparición
de una "nueva economía" (OHMAE, 2000). A este proceso contribuye,
supuestamente, la reducción de aranceles y de trabas a la circulación del capital
entre los países.

Para los defensores de la globalización ésta se presenta como un fenómeno


históricamente irreversible, al cual deben sumarse todos los países, si no
quieren perder el tren del desarrollo./3 En este mismo sentido se expresa Reich,
para quien en el futuro “no existirán productos ni tecnologías nacionales, ni
siquiera industrias nacionales. Ya no habrá economías nacionales, al menos tal
como concebimos hoy la idea” y lo único que le queda a los países, como bien
fundamental, es su población con sus capacidades y destrezas. Por eso “la
principal misión política de una nación consistirá en manejarse con las fuerzas
centrífugas de la economía mundial que romperán las ataduras que mantienen
unidos a los ciudadanos –concediendo cada vez más prosperidad a los más
capacitados y diestros, mientras los menos competentes quedarán relegados a
un más bajo nivel de vida”(REICH, 1993: 13).

2
De acuerdo con Thurow “ desde el punto de vista tecnológico, los costos de transporte y
comunicación han bajado sustancialmente, y la velocidad con la cual se viaja y se transmite ha
aumentado exponencialmente. Esto ha hecho posible crear nuevos sistemas de comunicaciones,
dirección y control dentro del sector empresarial. Los grupos de diseño e investigación se
pueden coordinar en diferentes partes del mundo; los componentes se pueden fabricar en el
lugar del mundo que sea más barato y enviar a puestos de montaje que minimicen los costos
totales. Los productos armados se pueden despachar rápidamente hacia donde sean necesarios a
través de sistemas de fletes aéreos puntuales”(THUROW, 1996: 129)
3 Según el Director del FMI “la globalización está aquí para quedarse: la realidad es que
nosotros ya vivimos en una economía global, donde los flujos de comercio, de capital y el
conocimiento más allá de las fronteras nacionales no sólo es grande sino que cada año se
incrementa más. Los países que no estén dispuestos a engancharse con otras naciones arriesgan
a quedar rezagados del resto del mundo en términos de ingresos y de desarrollo humano”.
Véase también: Claudia Vallejo. “El dilema de la globalización”. El Espectador. Santafé de
Bogotá, 23 de junio de 2001. http://www.elespectador.com/economico/ nota1.htm
Alberto Romero. Reflexiones sobre la globalización

A pesar de sus críticas a las imperfecciones del mercado, Soros considera que
“el sistema capitalista puede compararse con un imperio cuya cobertura es más
global que la de cualquier imperio anterior. Gobierna toda una civilización y,
como en otros imperios, quienes están por fuera de sus murallas son
considerados bárbaros. No es un imperio territorial porque carece de soberanía
y del boato de la soberanía; de hecho, la soberanía de los estados que
pertenecen a él es la principal limitación de su poder y su influencia”. Según el
autor, este imperio es casi invisible, pues carece de una estructura formal, y la
mayoría de sus súbditos supuestamente “no saben que están sometidos a él”,
aunque su poder hace que quienes le pertenecen no puedan fácilmente
abandonarlo (SOROS, 1999:135).

Otros interpretan el proceso actual del desarrollo planetario como una especie
de “mundialización”, que en el fondo coincide con el enfoque globalizante. Así,
por ejemplo, para Nayyar la mundialización “puede entenderse simplemente
como la organización y la expansión de las actividades económicas a través de
las fronteras nacionales...... como un proceso relacionado con una creciente
apertura económica, una creciente interdependencia económica y una mayor
integración económica de la economía mundial”(NAYYAR, 2000: 7).

Desde el punto de vista de la cultura, uno de los defensores de la globalización


en Latinoamérica es el escritor peruano Mario Vargas Llosa, quien considera
que lejos de destruir las culturas nacionales, la globalización genera
oportunidades para su desarrollo e internacionalización. Para el autor, “... una
de las grandes ventajas de la globalización, es que ella extiende de manera
radical las posibilidades de que cada ciudadano de este planeta interconectado -
la patria de todos- construya su propia identidad cultural, de acuerdo a sus
preferencias y motivaciones íntimas y mediante acciones voluntariamente
decididas. Pues, ahora, ya no está obligado, como en el pasado y todavía en
muchos lugares en el presente, a acatar la identidad que, recluyéndolo en un
campo de concentración del que es imposible escapar, le imponen la lengua, la
nación, la iglesia, las costumbres, etcétera, del medio en que nació. En este
sentido, la globalización debe ser bienvenida porque amplía de manera notable
el horizonte de la libertad individual”/.4

4 Ver: Mario Vargas Llosa. “Culturas y globalización”. En: El Tiempo. Santafé de Bogotá,
junio 11 de 2000. http://www.eltiempo.com.co/hoy/led_a000tn0.html
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En síntesis, la globalización se presenta como el proceso en el cual se da una


integración y complementariedad de los aspectos financiero, comercial,
productivo y tecnológico, nunca antes visto. Esto produce la sensación de que
“la economía mundial ya no es una sumatoria de economías nacionales, sino
una gran red de relaciones con una dinámica autónoma” (WOLOVICK, 1993).

Las estadísticas aparentemente también corroboran la validez del argumento en


favor de la globalización. De acuerdo con la OMC, entre 1948 y 1998 el
comercio mundial de mercancías se multiplicó por 18 veces, a un promedio del
6% anual, especialmente las exportaciones de manufacturas que aumentaron en
43 veces. La producción mundial de las mismas se multiplicó por 8 veces, a un
promedio anual del 4,2%. La parte del PIB mundial destinada al comercio de
mercancías se elevó del 7% al 17,4%. En 1998 el volumen del comercio
mundial total ascendió a 6,6 billones de dólares, de los cuales 5,3 billones
(80%) correspondían a mercancías y 1,3 billones (20%) a servicios
comerciales/.5 Las exportaciones por habitante se incrementaron de 123 dólares
a 951, es decir en 7,7 veces, a un promedio anual del 4,2%/6. Durante el
período analizado el PIB mundial pasó de cerca de 4 billones a 27,6 billones de
dólares, con un aumento promedio anual del 4%, mientras que el PIB por
habitante pasó de 1.591 a 4.623 dólares, con un crecimiento promedio anual del
2,2%, mostrando un franco deterioro, especialmente durante el período 1990-
1998, cuando decreció en promedio el 1,4%, al tiempo que el PIB creció en
promedio el 2,6%. Mientras tanto, la población mundial pasó de 2.473 millones
de personas en 1948 a 5.973 millones en 1998, con un crecimiento promedio

5 En el 2000 el comercio mundial ya alcanzaba 7,6 billones de dólares, de los cuales el 81%
estaba compuesto de mercancías y el 19% por servicios comerciales.(WTO, 2001: 9).
6 Para los defensores del libre comercio este trae beneficios a los países menos desarrollados,
pues al aumentar las importaciones se obliga a las empresas nacionales a disciplinarse
“forzándolas a ajustar los precios a los costos marginales y reduciendo así las distorsiones
creadas por el poder monopolístico”. Al mismo tiempo “la liberalización comercial puede
incrementar permanentemente la productividad las empresas pues éstas obtienen bienes capital
modernos e insumos intermedios de alta calidad a precios más bajos” y finalmente “la
productividad de las empresas aumenta cuando éstas entran en contacto con clientes
internacionales exigentes y con las “prácticas óptimas” de sus competidores externos. Además,
las empresas nacionales pueden beneficiarse si tienen la oportunidad de rediseñar los productos
de empresas extranjeras”. Ver: Simon J. Evenett. “El sistema de comercio mundial. El camino
por recorrer”. En: Finanzas & Desarrollo. Diciembre de 1999, p.22
Alberto Romero. Reflexiones sobre la globalización

anual del 1,8%, muy por debajo del crecimiento del producto mundial (OMC,
1999).

Igualmente impresionante ha sido el incremento de los flujos de inversión


extranjera directa (IED). De acuerdo con la OMC, entre 1973 y 1998 estos se
multiplicaron por 27, a un promedio anual del 14%. Solo en 1998 el volumen
de estos flujos alcanzó la suma de 645 mil millones de dólares, contra 24 mil en
1973 y 60 mil en 1985. El monto total acumulado de IED en el mundo
alcanzaba en 1998 la cifra de 4,1 billones de dólares. La proporción de IED
con respecto al PNB a escala mundial más que se duplicó durante 1980-1997, al
pasar de 5,0% al 11,7%. En los países en desarrollo este factor se multiplicó
por 3, al pasar del 5,9% al 16,6% durante el mismo período, mientras que en los
menos adelantados aumentó del 2,2% al 5,7%(OMC, 1999).

Como podemos observar, tanto el incremento de la actividad económica


mundial, como los cambios cualitativos en las principales fuerzas productivas,
han sido significativos, especialmente a partir de la década del setenta en el
siglo XX. Este ha sido el principal argumento para justificar el enfoque
globalizador de la actual fase del desarrollo planetario. No obstante, los
indicadores económicos no favorecen por igual a todos los países dentro de la
división internacional del trabajo, ni tampoco el comercio mundial es el motor
del desarrollo, como podría esperarse.

• Los detractores la globalización

Para algunos de los que están en contra de la globalización como criterio para
definir la etapa actual del desarrollo mundial, ésta no es más que una nueva
forma de colonialismo, puesto que en el fondo lo que se ha hecho es
reemplazar viejas formas de sometimiento, por otras más sofisticadas,
impidiendo superar la distribución desigual del poder y la riqueza en el
mundo./7

7 Véase: “La gobalización, nueva forma de colonialismo”. En: Tercer Mundo Económico.
http://www. tercermundoeconomico.org.uy/TME-134/tendencias01.htm. Consultado en agosto
28 de 2000
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Según el SELA, la globalización se presenta como una ideología que “enaltece


el fundamentalismo del mercado, exalta la libertad de comercio, impulsa el
flujo libre de los factores de la producción (excepción hecha de la mano de
obra, que continua sometida a numerosas restricciones de diverso tipo),
propugna el desmantelamiento del Estado, asume la monarquía del capital,
promueve el uso de las nuevas tecnologías, favorece la homologación de las
costumbres y la imitación de las pautas de consumo y fortalece la sociedad
consumista”(SELA, 2000b).

Desde la orilla de la sociología se critica el enfoque reduccionista de la


globalización a tan solo los fenómenos económicos y tecnológicos, en el cual
no se tiene en cuenta el papel de los actores sociales. Según Mato, quienes
fetichizan la globalización la representan “como si se tratara de una suerte de
fuerza suprahumana que actuaría con independencia de las prácticas de los
actores sociales” y de expresiones culturales como los valores, las costumbres,
las artes, etc(MATO, 2001).

Una critica al hecho de no tener en cuenta el factor cultural cuando se explica


el fenómeno de la globalización lo hace el SELA al afirmar que “la discusión de
la dimensión cultural de la globalización no está incorporada explícitamente en
la mayoría de los modelos de economía política (tanto los del neoliberalismo
como de sus opositores) y ocupa un papel relativamente menor en las teorías de
relaciones internacionales. Sin la dimensión cultural es muy difícil impartirle
coherencia a una lectura del mundo contemporáneo en el cual el nacionalismo,
la religión y los conflictos interétnicos tienen una influencia equivalente a los
aspectos internacionales y seculares. Los modelos de economía política y de
relaciones internacionales actualmente vigentes no pueden por sí solos explicar,
dar sentido y proponer políticas orientadas a la solución de los problemas
multidimensionales que hoy enfrentamos”(SELA, 2000 a).

Otro crítico de la globalización afirma que “más que un término (la


Globalización), es una obscura mancha que se viene extendiendo al interior de
la economía mundial y comienza a dominar el escenario y éste es el espacio
productivo ganado por la gran corporación. De modo que lo que se indica como
“globalización” no es otra cosa que la cutícula externa de una inmensa
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internacionalización concentradora del capital que tiene su sujeto activo en la


Corporación Transnacional”(GARCÍA M, 2001)

Para Samir Amín, uno de los más radicales críticos del capitalismo en general,
y del capitalismo global, en particular, “el capitalismo real es necesariamente
polarizador a escala global, y el desarrollo desigual que genera se ha convertido
en la contradicción más violenta y creciente que no puede ser superada según la
lógica del capitalismo”(AMIN, 2001). En este mismo sentido reaccionan los
nuevos sepultureros del llamado ultraimperialismo, basándose en las
contradicciones que aquejan a las potencias desarrolladas, tanto en lo
económico como en lo político y lo social, y su impacto negativo sobre el resto
del mundo/.8

Otros analistas consideran que la euforia globalizadora se intensificó después


del derrumbe del socialismo eurosoviético, lo que significó el retorno de la
historia a su “cause natural”, es decir, el de la universalización del capitalismo.
En forma irónica estos autores afirman que a partir de entonces la globalización
se nos presenta como “el fundamento inexorable” del nuevo orden
poscomunista mundial. Es la “nueva aldea global”, en la cual supuestamente la
comunidad capitalista mundial se encuentra en proceso de “armonización y
homogeneización”, y en donde el universo de aparatos electrónicos, “acortan
tiempos y distancias y universalizan las condiciones de vida y las
"fabulaciones" humanas” (CERVANTES, 2001)/9.

8 Véase, Jorge Beinstein. Escenarios de la crisis global. (BEINSTEIN, 2000)


9 Siguiente con la misma reflexión, los autores señalan: “la aldea global viste, calza, come y
sueña las mercancías producidas en una "fábrica global", un universo de relaciones capitalistas
de producción cualitativa y cuantitativamente nuevas, que no conoce departamentos estancos y
ha recibido de una deidad ignota el mandato de absorber los restantes modos de producción y
organización social. Las economías nacionales y los diversos sectores económicos se convierten
en talleres de esta fábrica, se "entrelazan" progresivamente y revelan su carácter
"complementario". Esta interpenetración favorece la "movilidad de hombres y capitales", con
los consecuentes beneficios en términos de "libertad individual"” y como consecuencia de todo
esto “la prosperidad y estabilidad del mundo capitalista desarrollado "se derrama" en las
economías de los países subdesarrollados que comercian con ellos, con lo cual se confiere un
mayor equilibrio al balance económico mundial. La producción y la circulación de la riqueza se
libran de las ataduras territoriales y de la soberanía de los Estados nacionales, y un nuevo tipo
de soberanía, basada en la "cooperación", la "interdependencia", la "reciprocidad", la
"cohesión" y la "solidaridad", renace bajo la forma de la supranacionalidad. La globalización,
en fin, fomenta una significativa ampliación del "área de la modernidad" y un aumento de la
"sintonía" entre el mundo desarrollado y el subdesarrollado. Parecería que el imperialismo -ese
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Resulta curioso que uno de los más connotados representantes del capitalismo
financiero especulador, George Soros, se manifieste en contra de lo que el llama
el “fundamentalismo” de mercado, al cual responsabiliza de que "el sistema
capitalista global carezca de solidez y sea insostenible"(SOROS, 1999:22),
amenazando a una supuesta “sociedad abierta”/.10 Es más, para Soros el sistema
capitalista global, como todo imperio, tiene un centro que “se beneficia a costa
de la periferia” y, lo más importante, “exhibe algunas tendencias imperialistas”
y “lejos de buscar el equilibrio, está empeñado en la expansión”(SOROS, 1999:
135-136). Esta crítica, como pudimos constatarlo más arriba, de ninguna
manera cuestiona al sistema como tal, sino a las imperfecciones de su
funcionamiento./11

Otros autores, ante el fracaso de la estrategia neoliberal de lograr la integración


del capitalismo mundial, donde supuestamente desaparecerían las
desigualdades entre los países, y ante los claros signos recesivos de las
economías más desarrolladas, optan por decretar el fin de la globalización/.12
En general, las fuerzas políticas que lideran los cambios mundiales en la
actualidad cuestionan seriamente los alcances del enfoque neoliberal, sustento
teórico de la globalización, en la solución de los problemas que aquejan a la
humanidad.

sujeto al que debíamos y podíamos derrotar- se ha esfumado y, en su lugar, ha aparecido un


sujeto nuevo e invulnerable, "la globalización". Se trata, insistamos, de un proceso inexorable;
todo intento de resistirse a él u orientarlo en un sentido diferente constituye una quimera.
(CERVANTES, 2001).
10 Según Soros, “el desarrollo de una economía global no ha coincidido con el desarrollo de
una sociedad global. La unidad básica de la vida política y social sigue siendo el estado-nación.
El derecho internacional y las instituciones internacionales en la medida en que existen, carecen
de la fuerza necesaria para impedir la guerra o los abusos en gran escala contra los derechos
humanos en algunos países. La amenazas ecológicas no se afrontan de forma adecuada. Los
mercados financieros globales están fuera de control de las autoridades nacionales o
internacionales”(SOROS, 1999: 21-22)
11 En un arranque de filantropía Soros está proponiendo la creación de un “fondo mundial de
ayuda a los países pobres”, diferente de los que ofrecen el FMI y el Banco Mundial. Ver: AFP.
“Soros propone un fondo mundial para países pobres”. http://www.yupimsn.com/negocios/
leer_articulo.cfm?article_id=34941 .Consultado oct.26 de 2001
12 Ver: Virgilio Roel Pineda. “El fin espectacular de la época del capitalismo globalizado”.
Tomado de la Revista de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNMSM.
http://200.10.69.98/hemeroteca/RevFac/r11.2.htm .Consultado nov.27/99
Alberto Romero. Reflexiones sobre la globalización

Las posiciones antiglobalización se manifiestan no solo en los escritos, sino que


también se han traducido en acciones concretas de protesta callejera, y no
precisamente en los países en desarrollo, sino en el mismo corazón del capital
financiero, como han sido los casos de Seattle en Estados Unidos y de varias
ciudades europeas. El motivo de estas protestas es la acusación que se hace a
organismos multilaterales como la OMC, el FMI y el Banco Mundial, de ser los
responsables de los males que padece la humanidad, tales como la
contaminación del medio ambiente, el uso irracional de los recursos naturales,
la pobreza, las desigualdades, etc.

• La nueva vieja globalización

Para algunos autores el fenómeno de la globalización no es algo nuevo y a lo


largo de la historia se han dado momentos de mayor o menor globalización,
desde la época del Renacimiento. El profesor Streeten, por ejemplo, afirma que
“si definimos la integración como la igualdad de oportunidades económicas, no
obstante las diferencias en los recursos iniciales y el nivel de progreso de los
miembros del área integrada, el mundo estaba más integrado a fines del siglo
XIX. Si bien las barreras arancelarias impuestas por los países (con excepción
del Reino Unido) eran mayores (entre 20% y 40% en comparación con menos
del 5% en la actualidad), las barreras no arancelarias eran mucho más bajas; el
flujo de capital y dinero en el marco del patrón oro era más libre (no existían
los obstáculos al comercio creados por las variaciones del tipo de cambio), y la
migración era mucho más fácil: rara vez se necesitaba un pasaporte, y la
ciudadanía se adquiría fácilmente”(STREETEN, 2001: 34).13

13 En este mismo sentido se manifiesta otro autor, cuando afirma que a finales del siglo XIX
“el mundo estaba considerablemente integrado desde el punto de vista económico, gracias a la
movilidad del capital, los bienes y las personas. El capital circulaba sin trabas entre países y
continentes; el comercio no encontraba grandes obstáculos, aun en países aparentemente
proteccionistas, como Estados Unidos y el imperio alemán. Los obstáculos no arancelarios eras
escasos, y no había ningún tipo de cuota. Y, sobre todo, las personas se desplazaban libremente.
No necesitaban pasaportes. Apenas se discutían cuestiones de ciudadanía. Muchas personas de
Asia y Europa dejaron su hogar y se lanzaron en difíciles viajes a través de continentes y
océanos, en busca de libertad, seguridad y prosperidad, tres valores estrechamente
interrelacionados. Los inmigrantes contribuyeron de manera importante al crecimiento
económico de los países que los acogieron. Y en los países de donde habían partido hubo un
gran aumento de la productividad al disminuir la población; la migración redujo la pobreza de
países como Irlanda y Noruega. Las grandes corrientes de capital, comercio y población estaban
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Ferrer va mucho más atrás, cuando afirma que la globalización tiene una
antigüedad de cinco siglos. Para este autor, “el surgimiento del primer orden
global coincidió con un progresivo aumento de la productividad, inaugurado
con el incipiente progreso técnico registrado durante la Baja Edad Media. La
coincidencia de la formación del primer orden económico mundial con la
aceleración del progreso técnico no fue casual. La expansión de ultramar fue
posible por la ampliación del conocimiento científico y la mejora en las artes de
la navegación y la guerra”(FERRER, 1998).14 Por su parte, Marx y Engels en
el Manifiesto ya señalaban cómo, “espoleada por la necesidad de dar cada vez
mayor salida a sus productos, la burguesía recorre el mundo entero. Necesita
anidar en todas partes, establecerse en todas partes, crear vínculos en todas
partes”(MARX, 1983: 31).15 Es interesante resaltar cómo los fundadores del
socialismo científico, ya a mediados del siglo XIX preveían la inexorable
“globalización” del modo de producción capitalista, gracias al “rápido
perfeccionamiento de los instrumentos de producción y al constante progreso
de los medios de comunicación...”(MARX, 1983:32).

vinculadas”.(Harold James. “¿Es reversible la liberalización?” En: Finanzas & Desarrollo /


Diciembre de 1999,pp.12-14
14 En este mismo sentido se expresa Sweezy cuando afirma que “Globalization is not a
condition or a phenomenon: it is a process that has been going on for a long time, in fact ever
since capitalism came into the world as a viable form of society four or five centuries ago;
(dating the birth of capitalism is an interesting problem but not relevant for present purposes).
What is relevant and important, is to understand that capitalism is in its innermost essence an
expanding system both internally and externally. Once rooted, it both grows and spreads”
(SWEEZY,1997).
15 De acuerdo con los autores, “Mediante la explotación del mercado mundial, la burguesía dio
un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países. Con gran sentimiento
de los reaccionarios, ha quitado a la industria su base nacional. Las antiguas industrias
nacionales han sido destruidas y están destruyéndose continuamente. Son suplantadas por
nuevas industrias, cuya introducción se convierte en cuestión vital para todas las naciones
civilizadas, por industrias que ya no emplean materias primas indígenas sino materias primas
venidas de las más lejanas regiones del mundo, y cuyos productos no sólo se consumen en el
propio país, sino en todas las partes del globo. En lugar de las antiguas necesidades, satisfechas
con productos nacionales, surgen necesidades nuevas, que reclaman para su satisfacción
productos de los países más apartados y los climas más diversos. En lugar del antiguo
aislamiento de las regiones y naciones que se bastaban a sí mismas, se establece un intercambio
universal de las naciones, una interdependencia universal de las naciones. Y esto se refiere tanto
a la producción material, como a la producción intelectual. La producción intelectual de una
nación se convierte en patrimonio común de todas. La estrechez y el exclusivismo nacionales
resulta de día en día más imposibles; de las numerosas literaturas nacionales y locales se forma
una literatura universal” (MARX, 1983: 31-32).
Alberto Romero. Reflexiones sobre la globalización

Posteriormente, los marxistas de comienzos del siglo XX continuaron el


análisis de la “globalización” del capitalismo como modo de producción, al
interior del cual, según su interpretación, maduraban las contradicciones que lo
llevarían a su fin. En los escritos de Lenin, Bujarin, Luxemburgo y otros se
muestra cómo en los comienzos del siglo XX el capitalismo de libre
competencia había entrado en su fase imperialista, caracterizada por el dominio
de los monopolios y el expansionismo económico y político de unas cuantas
potencias hacia el resto del mundo. Este capitalismo monopolista, al asociarse
al poder del Estado, daría como resultado el capitalismo monopolista de Estado
que, según los marxistas, era la antesala del socialismo. Continuando con este
razonamiento podríamos decir que si la fase monopolista del capitalismo se
tradujo en la consolidación del imperialismo, la fase transnacional del
capitalismo monopolista corresponde a lo que eufemísticamente se conoce hoy
en día como “globalización”, uno de cuyos rasgos es la reducción del papel del
Estado a simple guardián del mercado.

De esta manera, todo parece indicar que el fenómeno de la globalización tiene


sus raíces en los comienzos mismos del sistema capitalista; no obstante, sus
características en la actualidad son cualitativamente distintas a las observadas
antes de la segunda guerra mundial en el siglo XX, así su esencia en principio
siga siendo el expansionismo, el sometimiento y la explotación.

LA REALIDAD DE LA GLOBALIZACIÓN

• Reconceptualización

Globalización no es lo mismo que homogeneización. Al tiempo que operan


tendencias hacia la integración de las economías mundiales, a la destrucción de
las fronteras económicas nacionales, a la conformación de un mercado mundial
y de una "aldea global", también se consolidan procesos de conformación de
megabloques comerciales de carácter regional y se profundizan las
desigualdades entre un puñado de superpotencias tecnológicamente más
desarrolladas y el resto de países del mundo. Por eso, si bien es cierto que con
la profundización de la división internacional del trabajo, especialmente
después de la segunda guerra mundial en el siglo XX, se ha acentuado la
interdependencia económica, política y cultural entre las naciones, ésta, antes
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que garantizar la participación de los países en igualdad de condiciones en el


llamado “mundo globalizado”, es profundamente asimétrica, en favor de las
naciones más avanzadas. La consecuencia de este proceso ha sido la
conservación y reproducción de la pobreza en diferentes puntos geográficos del
planeta. Se trata en realidad de un mundo de socios desiguales, donde los más
poderosos fijan las reglas del juego y poseen los medios para hacerlas cumplir,
al tiempo que los más débiles deben someterse a las mismas(NAYYAR,
2000:13).
De hecho, el enfoque de la llamada globalización no es más que el pretexto para
justificar la expansión planetaria del capital transnacional, sobre la base de una
nueva división internacional del trabajo, en la cual la vieja especialización de
los países en la producción completa de bienes similares, es reemplazada por la
especialización en la producción de partes y componentes que son utilizados
para el ensamblaje final del producto en un tercer país. Por eso la globalización,
como resultado de una mayor complejidad de la división internacional del
trabajo, de hecho significa un mayor control y sometimiento del desarrollo
económico, social, político y cultural en la periferia del mundo capitalista, bajo
modalidades mucho más sofisticadas e imperceptibles, de acuerdo con los
intereses de las corporaciones transnacionales y los Estados que las
representan.16

Sustentada en la fetichización del mercado, la globalización se traduce en la


promoción del consumismo desaforado en las naciones opulentas, en la cultura
del “úselo y tírelo”(como diría Galeano), con el consecuente deterioro del
medio ambiente y el agotamiento de los recursos naturales no renovables. Este
modo de consumo se traslada a través de múltiples canales a las naciones
menos desarrolladas, las cuales, sin haber alcanzado el nivel desarrollo
adecuado, se ven abocadas a asimilar patrones culturales ajenos a sus propias
realidades. Como señalo en otro escrito, “Este modelo de consumo produce
distorsiones de índole estructural, impidiendo el desarrollo del mercado interno
y generando expectativas de vida no acordes con la realidad de sus economías.

16 Como señala Cervantes “El contenido real que se expresa, se encubre o se hiperboliza con
el término globalización es la metamorfosis del capitalismo monopolista de Estado en
capitalismo monopolista transnacional: un proceso de ruptura de las barreras nacionales --
economías, fronteras geopolíticas, Estados, códigos jurídicos, culturas e identidades-- que
obstaculizan el libre desarrollo de los monopolios transnacionales, en beneficio de una élite
burguesa que ha logrado apropiarse de la mayor parte de las riquezas del
mundo”(CERVANTES Y OTROS:2001)
Alberto Romero. Reflexiones sobre la globalización

A la larga, estos países terminan convertidos en mercados para los bienes y


servicios, así como para el conocimiento, provenientes de las naciones más
avanzadas. La alienación intelectual de los dirigentes de los países en desarrollo
es bien conocida, igual que los efectos desastrosos de la aplicación, por parte de
estos, de las recetas de política económica y social, elaboradas en los centros
mundiales del pensamiento”(ROMERO, 2001: 61).17

Los adeptos a la globalización tratan de convencernos de las bondades de la


libre competencia y de la apertura de los mercados, como premisa para salir del
atraso.18 Sin embargo, al tiempo que predican el libre cambio y la apertura de
los mercados nacionales a las mercancías extranjeras, los países más
desarrollados adoptan políticas proteccionistas de toda índole, como los
subsidios a los productores locales y las restricciones de tipo fitosanitario para
los productos foráneos, limitando de esta manera la entrada de productos
agropecuarios y de manufacturas, provenientes de las naciones primario
exportadoras.19 Al no poder expandir sus exportaciones, de acuerdo con las
exigencias y barreras impuestas por las naciones opulentas, y ante la estrechez
estructural de sus mercados internos(consecuencia de estructuras sociales
altamente desiguales), lo cual limita la capacidad de ahorro interno, las

17 El caso reciente de Argentina es un prueba irrefutable de lo dañinas que pueden resultar las
fórmulas recomendadas por los técnicos del FMI, sino se tiene en cuenta el desarrollo integral
de la economía, el cual debe incluir la variable social como uno de sus principales
componentes.
18 Un duro golpe a los neoliberales ha sido el otorgamiento del último premio Nóbel de
Economía a quienes precisamente cuestionan la eficacia de las fuerzas del mercado en el
mantenimiento de un supuesto equilibrio. Véase: Eduardo Sarmiento. “Lecciones del premio
Nobel” En: El Espectador, Santafé de Bogotá, octubre 21 de 2001. http://www.elespectador.
com/economico/nota4.htm
19 “las barreras arancelarias de los países ricos son cuatro veces más altas para los países
pobres que para otros países industrializados. Los subsidios agrícolas en el Norte excluyen a los
países pobres de los mercados mundiales y les supone una injusta competencia en los mercados
locales. Mientras que los países ricos mantienen las barreras sobre los sectores que consideran
sensibles, han forzado liberalizaciones masivas a través de la OMC y de programas de ajuste
del Fondo Monetario Internacional en sectores como el agrario, estratégico desde el punto de
vista del desarrollo. Así, más de una veintena de países africanos se convirtieron en la década
de los noventa en importadores netos de alimentos, lo que ha puesto en grave riesgo su
seguridad alimentaria”. Ver: Ignasi Carreras y Jordi Barra. “Comercio y pobreza”. En: La
Vanguardia Digital. Enero 16 de 2002. http://www.lavanguardia.es/cgi-bin/noti_print.pl?
dia=16_ 01&link=vb1620a&sec=opi
Revista TENDENCIAS. Vol. II No. 2

naciones menos desarrolladas deben recurrir cada vez más al endeudamiento


externo para poder atender las necesidades del desarrollo, dedicando parte
importante del producto nacional al pago de las acreencias.

Para entender mejor hasta donde la globalización integra o desintegra a los


diferentes grupos de países en el contexto mundial de la economía, es necesario
examinar con detenimiento la situación de la división internacional del trabajo
en la actualidad.

• La nueva división internacional del trabajo

Lo que se desprende del análisis de las tendencias mundiales de la producción,


la inversión, el comercio, el flujo de capitales y de información, es que nos
encontramos frente a una mayor profundización de la división internacional del
trabajo, con nuevas formas de integración interregional e intra-regional,
intersectorial e intra-sectorial. Las formas más avanzadas de integración se dan
al interior de la Unión Europea, y en menor medida dentro del Nafta y en el
bloque asiático. Estos procesos son liderados tanto por los gobiernos como por
las empresas. En cuanto a los flujos intrasectoriales, según Petit y Soete, estos
son de dos tipos: “aquellos que son el resultado de la diferenciación de los
productos (una creciente mezcla internacional de marcas) y aquellos que parten
de una especialización cualitativa entre los países asociados para la producción
de un determinado producto”. En el primer caso, se da una especie de
diferenciación horizontal de los productos, resultado de la integración
económica entre países más desarrollados. En el segundo caso, se da un especie
de diferenciación vertical, como resultado de la “tendencia de las economías
con diferentes niveles de desarrollo a aprovechar ya sea los costos de
producción más bajos o las mejores capacidades organizativas y de innovación
para producir productos de bajo precio o de alta calidad”(PETIT y SOETE,
1999).

De acuerdo con Di Filippo, en la actualidad “el comercio intersectorial de


manufacturas por productos primarios ya no define esencialmente el
relacionamiento económico entre centros y periferias. La globalización
económica mundial privilegia las formas del comercio intrasectorial
(intraindustrial) e intrafirma de bienes y estimula el comercio de servicios. Los
términos de intercambio de manufacturas por productos primarios constituyen
Alberto Romero. Reflexiones sobre la globalización

un tema de importancia económica decreciente”(DI FILIPPO,1998). En


realidad, esta tendencia se da fundamentalmente al interior de la división
transnacional del trabajo y no en la estructura de los intercambios comerciales
de los países menos desarrollados, los cuales, en su gran mayoría, continúan
dependiendo de la exportación de bienes primarios para poder tener presencia
en los mercados internacionales, en condiciones desventajosas. Precisamente,
parte de los debates dentro de la OMC gira alrededor de la exigencia de un
tratamiento más equitativo para los productos agropecuarios provenientes de los
países en desarrollo.

Igualmente se ha modificado el proceso administrativo de la cadena productiva


a escala mundial. Según Reich, “las nuevas redes de organización empresarial
de “alto valor”, que están reemplazando a las viejas estructuras piramidales
centralizadas –de alto volumen-, se están extiendo por todo el mundo”(REICH,
1993:114). Si en el viejo esquema administrativo todos los procesos se
controlaban desde la oficina central en el país de origen que, como en el caso de
Norteamérica, “más allá del proceso efectuado en el extranjero hasta llegar al
producto final, la labor más compleja –diseño, fabricación de los componentes
clave, planeamiento estratégico, financiamiento y marketing- se hacía en los
Estados Unidos y a cargo de norteamericanos”, en las condiciones de las redes
empresariales de “alto valor” “este tipo de control y propiedad centralizados es
imposible de llevar a cabo” (REICH, 1993: 115).

En el nuevo esquema de división internacional del trabajo las mercancías han


perdido su nacionalidad y ya no pueden considerarse estrictamente como de un
país en particular. Como señala Reich, “en la economía tradicional de alto
volumen la mayoría de los productos –como las compañías de las cuales
provenían-tenían diferentes nacionalidades. Más allá de las fronteras
internacionales que debían atravesar, su país de origen –el sello de la industria
que habitualmente se imprimía en ellos-jamás se puso en duda. La mayor parte
del trabajo que requerían dichos productos se hacía en un sitio, simplemente
porque las economías de escala necesitaban un control central”. En cambio, en
la nueva economía de alto valor, “los productos se pueden fabricar
eficientemente en diferentes lugares, y armarse de múltiples maneras a fin de
satisfacer las necesidades de los consumidores en diversos lugares” y “los
recursos financieros e intelectuales pueden venir de cualquier parte y sumarse
de inmediato” (REICH, 1993: 116). Esto se facilita cada vez más gracias a las
Revista TENDENCIAS. Vol. II No. 2

nuevas tecnologías de información y comunicación y de los sistemas de


transporte.20 Según el autor, en las “redes mundiales” los productos no son más
que “combinaciones internacionales”. Lo que se intercambia con mayor
frecuencia entre las naciones no es tanto el producto terminado como “la
especialización para resolver los problemas (investigación, diseño del producto,
fabricación), para identificarlos(marketing, publicidad, encuestas al
consumidor), y para coordinar los servicios (financiamiento, búsqueda,
contrataciones), así como ciertos servicios y componentes de rutina, todo lo
cual se combina para crear valor” (REICH, 1993: 117).

Sin embargo, la profundización y desarrollo de las “redes” mundiales de


producción de lejos no significa la globalización de los mercados. Como señala
un informe de la CEPAL, en el terreno económico la dimensión más relevante
de la actual situación a escala mundial es “la globalización incompleta de los
mercados”, como resultado de los cambios tecnológicos, así como “de la
planeación crecientemente global de la producción y el mercado por parte de las
grandes empresas transnacionales, de la reestructuración de los procesos
productivos (la ruptura de las “cadenas de valor”, que permite hoy realizar en
sitios muy diversos fases de procesos antes localizados en un mismo sitio), y de
la interacción de todos estos elementos con los cambios institucionales que los
han acompañado”(CEPAL, 2000a : 46). El problema de fondo en todo este
proceso es el protagonismo de un pequeño grupo de países altamente
desarrollados, al tiempo que la mayoría de las naciones en desarrollo deben
conformarse con el papel de actores pasivos frente a la estrategia transnacional
de dominio planetario.

De esta manera, el factor predominante en la actual división internacional del


trabajo continúa siendo el control de la producción, el comercio, los flujos de
capital financiero, la inversión y, lo que es más importante, los mayores
avances tecnológicos, por parte de las empresas transnacionales, lo que de
hecho ha modificado sustancialmente el ordenamiento mundial, configurando

20
De acuerdo con Reich, “a medida que se acortan las distancias en todo el planeta, a través del
progreso en las telecomunicaciones y el transporte, los grupos creativos de una nación están en
condiciones de unir sus capacidades con los de otros países, a fin de ofrecer el mayor valor
posible a los consumidores de casi todo el mundo. El nexo entre los distintos puntos
estratégicos de la red mundial son las computadoras, los aparatos de fax, los satélites, los
monitores de alta resolución y los módems, todos los cuales relacionan a los diseñadores,
ingenieros, contratistas, concesionarios y vendedores de todo el mundo”(REICH, 1993: 115).
Alberto Romero. Reflexiones sobre la globalización

una especie de división transnacional del trabajo, bajo la cual los procesos
productivos y sus resultados aparentemente pierden la nacionalidad, debido a
que el producto se elabora al mismo tiempo en varios países, pero
parcialmente21. Aparte de este control (el cual corresponde no solo al presente),
lo que más llama la atención es el contenido estructural de dicho proceso; más
concretamente, “la importancia que en estos flujos están adquiriendo las
denominadas operaciones internas de una red global en expansión: el
intercambio de insumos y de bienes tecnológicos (resultados de la investigación
y desarrollo) al interior de la empresa transnacional global, la cual se entiende
no sólo como una empresa o conjunto de empresas ligadas por un centro de
control financiero común”22, sino también como "una compleja y extendida red
de relaciones de competencia y colaboración (alianzas estratégicas) y que
progresivamente se van integrando en vastos conglomerados o sistemas
complejos de interdependencia en donde las tareas de investigación y
desarrollo, las de producción, mercadeo y financiamiento se van compartiendo
y configurando entidades económicas y organizacionales de vastas
proporciones y de singulares atributos."23 Se trata en realidad de un esquema
avanzado de acumulación capitalista transnacional, que lejos de eliminar las
viejas contradicciones las reproduce en forma ampliada, adicionando nuevas
formas de dominio y control.

Se estima que en 1997 doscientas de las llamadas empresas globales aportaban


el 33% del Producto Bruto Mundial, frente a un 24% en 1982. Si tomamos las
primeras quinientas firmas en todo el mundo esta participación alcanzaba el
45%. En general, se calcula que el conjunto de las empresas transnacionales
(aproximadamente 35 mil) pueden estar generando el 65% del Producto Bruto
Mundial. La mayoría de estas empresas tienen su sede en los países más
desarrollados, especialmente los pertenecientes al grupo de los siete(G7).24

21
“La especialización geográfica del proceso productivo, en el cual intervienen diferentes
países y regiones, hace que se camufle cada vez más el origen real de las mercancías; es como
si estas no tuviesen nacionalidad. En estas condiciones, la economía mundial es cada vez menos
la suma de economías nacionales aisladas, para convertirse en una economía global e
interdependiente, lo cual da la impresión de homogeneidad” (ROMERO,1999: 22-23)
22
Ibídem, p.24
23
Ibídem
24
Véase: Jorge Beinstein. La declinación de la economía global (BEINSTEIN, 1999).
Revista TENDENCIAS. Vol. II No. 2

En este nuevo esquema de división transnacional del trabajo, los países menos
desarrollados tienen pocas opciones de insertarse en los mercados mundiales de
manera independiente y deben hacerlo cada vez más en calidad de apéndices
económicos ( y políticos) de las grandes empresas trasnacionales y sus países
de procedencia, de acuerdo con el esquema trazado por ellas y con la
implacable competencia, condicionada por las tecnologías de punta. Solo
aquellas naciones que inviertan mayores recursos en investigación y desarrollo,
en infraestructura y en educación, podrán ofrecer mejores condiciones para que
las empresas ejerzan el liderazgo tecnológico. Por eso, “la riqueza nacional
pasará a aquellas naciones que desarrollen un amplio espectro de habilidades
que se complementen entre sí”(THUROW, 1996: 89).25 Igualmente, los
incrementos de la productividad laboral y su distribución internacional
dependerán cada vez más del conocimiento, favoreciendo a los trabajadores
calificados en las tecnologías de la información, en detrimento de los
escasamente calificados, los cuales son confinados “a tareas rutinarias en la
producción de bienes y servicios”(DI FILIPPO, 1998).

El resultado del creciente proceso de concentración mundial de la producción y


del conocimiento en un puñado de países más avanzados, ha sido el aumento de
las desigualdades en todos los sentidos. En 1997 el 20% de la población más
rica, residente en los países de renta alta, participaba en el 86% del producto
bruto mundial, al tiempo que en el otro extremo el 20% de la población más
pobre, residente en los países de renta baja, participaba en tan solo el 1% del
mismo. Igualmente, en ese mismo año al primer grupo de países ricos le
correspondió el 82% de las exportaciones mundiales y el 68% de la inversión
extranjera directa mundial, al tiempo que al grupo de los más pobres solo le
correspondía el 1% por ambos conceptos. Similar situación se observa con
relación al uso de las líneas telefónicas y a la conexión a Internet: 74% y 93%
para el primer grupo, y 1,5% y 0,2% para el segundo, respectivamente
(NAYYAR, 2000:11).

25
Según este autor, “en el siglo XXI la ventaja comparativa determinada por el hombre, con la
importancia asignada a las tecnologías de los procesos, será el punto de partida de la
competencia económica. Muchas áreas del mundo elaborarán estrategias destinadas a
apoderarse de lo que esas regiones perciben como las industrias básicas del futuro”(THUROW,
1992:59)
Alberto Romero. Reflexiones sobre la globalización

Tal como señalo en otro escrito “para 1999 los 28 países más desarrollados, con
el 15.5% de la población mundial, generaban el 57.4% del PIB y controlaban el
77.6% de las exportaciones de bienes y servicios a escala planetaria. Dentro de
estos 28 países los 7 más industrializados, conformados por Estados Unidos,
Japón, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Canadá, con el 11.6% de la
población mundial, generaban el 45.8% del PIB y controlaban el 48.9% del
comercio. Al otro extremo, 128 de los llamados países en desarrollo, con el
77.7% de la población mundial, generaban el 36.8% del PIB y participaban con
tan solo el 18% de las exportaciones de bienes y servicios”(ROMERO, 2001:
60). Este proceso ha conducido a la consolidación de una especie de oligopolio
mundial. Como señala un autor, “las firmas y países que constituyen este
oligopolio mundial establecen relaciones con las diversas regiones del mundo
fuertemente asimétricas y jerarquizadas, y constituyen un espacio de
interdependencia y feroz competencia basado en la expansión mundial, las
inversiones cruzadas y la concentración derivada de adquisiciones y fusiones
entre estos grandes grupos que en general son originarios de alguno de los polos
de la Tríada”(ROMERO, 1998).

Como ya observamos en relación con la IED, uno de los principales rasgos de


la economía mundial en la actualidad es el auge de los flujos de capital, en
comparación con el flujo de mercancías. Se trata de capitales cada vez más
especulativos, que atentan permanentemente contra la estabilidad monetaria
mundial y en especial contra la estabilidad de las economías menos
desarrolladas.26 Es por culpa de estos capitales que se desataron las crisis de
Asia, Rusia y América Latina en la década pasada. Debido a que estos flujos no
son regulados internacionalmente su impacto es aún más negativo; de ahí que el
mayor peligro a que se enfrentan las economías más atrasadas se ubique en la
esfera monetaria.

Según Félix, el argumento teórico para globalizar la libre movilidad de los


capitales especulativos se fundamenta en una supuesta eficiencia de los

26 Como señala Daza, “la relación entre el movimiento mundial de divisas y el valor del
comercio mundial, que era 3,5 a 1 en 1977, se elevó a 64,1 a 1 en 1995. Hasta el punto que esos
movimientos han determinado que las autoridades monetarias de los países en desarrollo, en
lugar de diseñar sus políticas cambiarias y fiscales en función de la asignación de recursos en
los sectores productivos, las dedican a tratar de sobreaguar en los procelosos mares del sistema
financiero global y calmar las “expectativas volátiles de los mercados financieros”, volatilidad
en la cual basan sus ganancias los grandes inversionistas”(DAZA, 1999: 11).
Revista TENDENCIAS. Vol. II No. 2

mercados, libres de la ingerencia de los gobiernos. A partir de este supuesto, los


mercados de capital optimizarían “la determinación de precios de los activos de
capital y la asignación eficiente de los recursos susceptibles de invertirse”;
cualquier resultado insatisfactorio dependería no tanto del mercado, sino de
políticas erradas o de factores exógenos imprevistos, tales como fenómenos
naturales o políticos(FELIX,1998). La realidad es que la creciente
terciarización de la economía, sustentada en la especulación financiera a
escala mundial, se constituye en uno de los principales factores que no
solamente desestabilizan el funcionamiento de las economías sino que
contribuyen a profundizar las desigualdades entre los países.27 A este proceso
ha contribuido el negocio del narcotráfico, que moviliza enormes cantidades de
dinero alrededor del mundo.

Pero más allá de los cambios cuantitativos en la estructura de la economía


mundial, lo que realmente caracteriza a la actual etapa del desarrollo son los
cambios cualitativos, iniciados a partir de la década del cincuenta, más
conocida como la época dorada, en el siglo XX. Es allí donde se origina la
fuente principal de supremacía de las economías más desarrolladas sobre el
resto del mundo. Por eso la principal ventaja de esas economías se ubica en el
campo del conocimiento, materializado en los más importantes adelantos
tecnológicos del momento y en el alto valor agregado tecnológico contenido en
los bienes y servicios que producen y comercian.

27
Como se anota en un informe de la CEPAL “La coexistencia de la globalización financiera
con políticas macroeconómicas nacionales, que aún se diseñan en función de intereses y
contextos internos, origina no pocas tensiones para los países en desarrollo, que están sujetos a
incertidumbres que generan las políticas macroeconómicas adoptadas por los países
industrializados, los cuales no “internalizan” adecuadamente sus efectos sobre el resto del
mundo y carecen de mecanismos de coordinación para garantizar su coherencia global. A ello
se agregan los problemas propios del mercado financiero, en especial la volatilidad y los
fenómenos de “contagio”, que han golpeado duramente a los países latinoamericanos y
caribeños en la década de 1990”(CEPAL, 2000 a: 47) En este mismo sentido se manifiesta José
A. Ocampo, refiriéndose a América Latina: “La volatilidad de los capitales tiende a transmitirse
a la actividad productiva. Esto es particularmente cierto en América Latina, donde existe una
relación muy fuerte entre crecimiento económico y financiamiento internacional. La razón
básica de esta relación es la tendencia de los auges de financiamiento internacional a generar
"burbujas especulativas": aumentos rápidos del crédito y del gasto, público y privado, aumentos
de los precios de los activos (finca raíz y mercados bursátiles), revaluación de las monedas y
deterioro de la cuenta corriente de las balanzas de pagos con el exterior. Estas "burbujas"
estallan cuando desaparecen las condiciones excepcionales de financiamiento externo, dando
lugar a crisis severas”(OCAMPO, 2001c).
Alberto Romero. Reflexiones sobre la globalización

Los cambios tecnológicos surgidos después de la segunda guerra mundial en el


siglo XX, modificaron profundamente la forma en que funciona la economía
global tradicional. Esto a dado pie para que actualmente se hable de una “nueva
economía”, liderada por los Estados Unidos de Norteamérica. La nueva
economía es vista ante todo como el conjunto de empresas y sectores
económicos “estrechamente asociados con la revolución tecnológica digital y
con el crecimiento de la Internet” (MONTHLY REVIEW, 2001). A diferencia
de la era industrial de producción masiva, la “nueva economía” se caracteriza
por el desarrollo de producciones flexibles, capaces de reaccionar
oportunamente a los cambios del mercado. Este esquema, llamado por algunos
“postfordismo”, ha sido posible gracias a la introducción de las nuevas
tecnologías en los procesos, haciéndolos cada vez más “inteligentes”. Al tiempo
que se producen cambios profundos en la manera como funcionan los negocios,
en el mercado laboral ha surgido un sinnúmero de nuevas profesiones,
asociadas al manejo y desarrollo de las nuevas tecnologías de comunicación e
información.

De otro lado, al tiempo que avanza el proceso de concentración del


conocimiento y del capital mundiales en un puñado de potencias, en los países,
especialmente en los menos desarrollados, se reproduce constantemente la
economía informal, ante la incapacidad de la economía convencional de generar
los puestos de trabajo necesarios. Cientos de miles de personas, carentes de
garantías laborales, con ingresos mínimos e integrados indirectamente al capital
transnacional y a la llamada economía subterránea, sobreviven en la jungla del
capitalismo salvaje. A estos grupos sociales la globalización les llega por la
puerta de atrás, a través de los representantes de las compañías extranjeras y de
toda una constelación de distribuidores que tienen en los informales una fuente
inagotable de fuerza de trabajo supremamente barata y sin protección social.

EL ESTADO-NACIÓN FRENTE A LA GLOBALIZACIÓN

Una de las implicaciones de la profundización de la división internacional del


trabajo, sustento material de la globalización, es la pérdida relativa de
autonomía de los Estados nacionales en el manejo los grandes problemas
económicos, políticos, ambientales, entre otros. Precisamente, la globalización
de los grandes problemas como los conflictos regionales por la delimitación de
Revista TENDENCIAS. Vol. II No. 2

las fronteras geopolíticas, o por el control de los recursos naturales y los


mercados; la creciente contaminación del medio ambiente y sus secuelas como
la destrucción de la capa de ozono y el consecuente cambio climático; la
propagación de enfermedades como el Sida; el resurgir del terrorismo mundial;
el desborde del sistema financiero, imposible de controlar por un solo país; el
control del enorme potencial nuclear, que amenaza con desaparecer al planeta;
el problema del narcotráfico mundial; el problema de la pobreza extrema y
tantos otros, han hecho necesaria la creación de organizaciones de carácter
transnacional, como las Naciones Unidas, la Organización Mundial del
Comercio, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y un sinnúmero
de ONGs, como Amnistía Internacional, Greenpeace, etc. Según Drucker , en
las últimas décadas el Estado-nación ha venido perdiendo importancia, siendo
“superado en áreas cruciales en que la soberanía ha perdido todo significado.
Las nuevas demandas que afrontan todos los gobiernos son retos que
sencillamente no se pueden manejar por acción nacional ni siquiera
internacional. Requieren entidades transnacionales que tengan soberanía
propia. También el regionalismo está haciendo a un lado el Estado-nación. Y en
lo interno el Estado-nación está siendo minado por el tribalismo”(DRUCKER,
1994: 156-157).

No obstante, el accionar de las organizaciones transnacionales no ha dado los


resultados esperados. Muchos de los acuerdos alcanzados en los foros
mundiales no se cumplen en la práctica, lo que genera desconfianza y
desasosiego dentro de la comunidad de los países menos desarrollados.

En el aspecto meramente económico el Estado-Nación, especialmente en los


países menos desarrollados, ha venido perdiendo cada vez más el control de las
principales variables macro, al punto que las políticas deben diseñarse no
solamente a partir de los entornos internos, sino, fundamentalmente, teniendo
en cuenta los cambios a escala internacional, los cuales dependen del accionar
del capital transnacional. Como señala un autor, “en la época de la
Globalización los Estados Nacionales y sus Gobiernos dejan de tener el
protagonismo de antaño: son sólo necesarios para mantener el orden social y
político, pero ya no lo son para el proceso económico” y su intervención
incluso es considerada un estorbo para el proceso globalizador. En realidad, el
protagonismo de los Estados y sus gobiernos “es asumido ahora por poderosas
entidades financieras internacionales y los no menos poderosos consorcios
Alberto Romero. Reflexiones sobre la globalización

multinacionales”, que son los verdaderos protagonistas de la Globalización.


Como consecuencia, el autor considera que “la política debe de abandonar su
influencia en la economía”(MUNIESA, 2001)28

De todas formas, como señala Ocampo, “la globalización no ha renunciado a


los Estados nacionales como unidad básica de articulación de las sociedades,
pero los ha debilitado. Les sigue entregando la inmensa tarea de manejar
múltiples temas económicos, sociales y políticos para los cuales no existen
instituciones eficaces a nivel mundial, pero les otorga cada vez menos
instrumentos y márgenes para hacerlo”.(OCAMPO: 2001c)

LOS PAÍSES EN DESARROLLO FRENTE A LA GLOBALIZACIÓN

Características de la actual inserción

Uno de los rasgos característicos de la actual división internacional de trabajo


es que a medida que los países menos desarrollados se insertan en el torrente de
los flujos financieros, mercantiles y de conocimiento a escala mundial, sus
economías se vuelven cada vez más vulnerables. Esta vulnerabilidad, según
Ocampo, se debe entre otros factores a las “asimetrías básicas en las estructuras
financieras y en el funcionamiento macroeconómico, en particular en la
profundidad del desarrollo financiero y en el grado de autonomía
macroeconómica de los países” (OCAMPO, 2001a: 5). Las posibles
oportunidades que ofrece la globalización a los países menos desarrollados se
ven truncadas por “el carácter incompleto y asimétrico del actual proceso de
liberalización de los mercados”, lo cual obedece a que “los países
industrializados mantienen una alta protección a los productos agrícolas y a los
bienes industriales intensivos en mano de obra y. especialmente, en que no
existe libertad para la movilidad de mano de obra, especialmente de mano de

28
De ahí que algunos afirmen que “en la era de la globalización el Estado-nación está en
crisis”, la cual “lo empuja a su transformación, acotada como un componente de los procesos
de ´reestructuración global` asociados con la emergencia de un capitalismo transnacionalista.
Ya no es el Estado-nación modelado como un actor que tiene coherencia y un destino propio
dentro de una jerarquía de poder internacional y como resultado de una racionalidad de
intereses”(VARGAS H, 2001)
Revista TENDENCIAS. Vol. II No. 2

obra no calificada29. La producción agrícola es, además, objeto de subsidios


masivos en el grueso de los países industrializados”(OCAMPO, 2001c). 30
Por su carácter apendicular las economías en desarrollo, que constituyen la
mayoría de naciones del mundo, pierden cada vez más autonomía al momento
de decidir las estrategias de crecimiento a mediano y largo plazo. De ahí que su
inserción en los mercados internacionales y, en general, en la división
internacional del trabajo, está supeditada a la estrategia económica y geopolítica
de las corporaciones transnacionales y de los países de donde son originarias.
Aparte de la participación tradicional en la división internacional del trabajo en
calidad de proveedores de bienes primarios, la inserción de los países menos
desarrollados en los mercados internacionales se está dando cada vez más bajo
el control directo del capital extranjero, a través de las industrias de ensamble o
la “maquila” de insumos importados. Si bien es cierto que este esquema de
inserción utiliza algunos insumos y recursos locales, el valor agregado
doméstico es mínimo y el proceso tecnológico, así como los mercados son
controlados por las empresas extranjeras. De esta manera, los sectores claves de
la industria local se desarrollan no de acuerdo con las necesidades de cada país

29
En realidad lo que se da es la fuga sistemática de recurso humano calificado, especialmente
de los países más pobres, hacia los centros de mayor desarrollo industrial. Como anota Granell
“La realidad de las fuerzas de un mercado laboral globalizado no ayuda tampoco a los países
mas pobres y vulnerables puesto que la llamada de la competencia llevada a sus últimas
consecuencias hace que estas personas bien calificadas sean atraídas por puestos de trabajo bien
remunerados sólo disponibles en los países ricos o en países de desarrollo intermedio como
Brasil o la India sin que el sistema profesional de los países mas pobres y vulnerables ofrezca
suficientes salidas laborales de nivel. La globalización laboral conlleva una fuga de cerebros
desde los países mas pobres hacía los países avanzados que si bien encuentra a veces su
contrapartida en las remesas que estos emigrantes calificados envían a sus familiares en sus
países de origen, en muchas ocasiones no la conlleva por la propensión de tales emigrantes a
consolidar su residencia en los países de destino reagrupando sus respectivas familias al amparo
de la legislación que lo hace posible en el país de acogida”(GRANELL, 2001)

30 “Las barreras arancelarias de los países ricos son cuatro veces más altas para los países
pobres que para otros países industrializados. Los subsidios agrícolas en el Norte excluyen a los
países pobres de los mercados mundiales y les supone una injusta competencia en los mercados
locales. Mientras que los países ricos mantienen las barreras sobre los sectores que consideran
sensibles, han forzado liberalizaciones masivas a través de la OMC y de programas de ajuste
del Fondo Monetario Internacional en sectores como el agrario, estratégico desde el punto de
vista del desarrollo. Así, más de una veintena de países africanos se convirtieron en la década
de los noventa en importadores netos de alimentos, lo que ha puesto en grave riesgo su
seguridad alimentaria”. Ver: Ignasi Carreras y Jordi Barba. “Comercio y pobreza”. La
Vanguardia Digital. Enero 16 de 2002. http://www.lavanguardia.es
Alberto Romero. Reflexiones sobre la globalización

o región en desarrollo, sino en concordancia con la estrategia global del capital


transnacional. El resultado es que a medida que las economías en desarrollo
logran alguna mejoría de su presencia en los mercados internacionales, se
acentúa el grado de control por parte de las empresas transnacionales, no solo
en el aspecto económico y tecnológico, sino también en el político.

Las alternativas

Los partidarios de la globalización ven como única alternativa al lento


crecimiento en los países en desarrollo la apertura a la competencia externa, no
sin antes introducir ajustes económicos y sociales de carácter regresivo,
incluyendo el desmantelamiento del sector estatal de la economía y el recorte en
importantes renglones del gasto social.31 Por su parte, los defensores del Estado
grande y omnipotente se oponen abiertamente a la privatización de las empresas
públicas, con el argumento de que supuestamente se rompe el equilibrio social.
Como lo demuestra la experiencia, ni la apertura indiscriminada a los mercados
externos, ni el proteccionismo incondicional de las economías nacionales
permiten alcanzar mayor competitividad con bienestar social. Las nuevas
tecnologías de información y comunicación ofrecen oportunidades de inserción
comparativamente más ventajosas que antes. Sin embargo, la persistencia de
estructuras socioeconómicas y estilos de gobierno atrasados, impiden una
adecuación efectiva a los cambios experimentados por la economía
internacional. Se trata, como señala un autor, de las “sombras del pasado”, que
no permiten avanzar eficientemente (MESSNER, 1996). Por eso, cualquier
readaptación a las nuevas realidades del mundo actual necesariamente debe
pasar por reformas estructurales profundas, partiendo de las particularidades de
cada país y sobre la base de la búsqueda del bienestar para la mayoría de la
población, fortaleciendo al mismo tiempo la capacidad competitiva en los
mercados internacionales.

31 Como señala Otto Boye, “Cuando las fuerzas de la globalización adquirieron tal magnitud
que se hacía imposible negar su realidad, hubo quienes las saludaron como algo inevitable y
como una muestra del progreso de la humanidad ante las cuales la única actitud posible era
adaptarse. La globalización era una especie de nueva mano invisible de alcance mundial que
nos llevaría a todos a la concordia y la modernidad. Si algo había que hacer era desmantelar los
residuos de una época anterior que significaban resistencias a esas fuerzas, tales como las
regulaciones estatales, y las actitudes que no fueran amistosas con ellas, particularmente con el
predominio omnipresente de las leyes del mercado”(BOYE, 2001).
Revista TENDENCIAS. Vol. II No. 2

Para que lo anterior sea posible es urgente revisar a fondo los enfoques teóricos
que han servido de soporte a las políticas adelantadas por los gobiernos de los
países en desarrollo. Definitivamente hay que abandonar el fetichismo
mercantil como la única salida a los problemas que padece la mayor parte de la
humanidad32. Igualmente hay que desactivar la corrupción y la ineficiencia, que
impiden al Estado cumplir con su papel regulador, evitando que la
“racionalidad” del mercado profundice las desigualdades sociales. En última
instancia, solo el esfuerzo mancomunado de los países menos desarrollados,
sobre la base de movilizar todo su potencial socioeconómico y político, puede
contribuir a modificar su situación en la actual división internacional del
trabajo.

La respuesta regional y local

Últimamente ha tomado fuerza el debate sobre el papel de lo local y lo regional


frente al avance incontenible de la globalización. En realidad este debate no es
nuevo y en nuestro medio son ya conocidos los diferentes enfoques que, de una
u otra forma, tratan de explicar la situación desigual de nuestros países en la
división internacional del trabajo, como es el caso de la teoría de la
dependencia. Igualmente, no han sido pocos los intentos de contrarrestar la
arremetida de las transnacionales mediante el impulso a los procesos
integracionistas en los diferentes puntos del planeta subdesarrollado. Sin
embargo, tanto los enfoques excluyentes frente al problema de la asimetría en
las relaciones con las superpotencias mundiales, como los procesos prácticos de
integración, no han hecho más que corroborar una realidad: la integración de las
economías débiles al mecanismo de reproducción ampliada del capital
transnacional, por la vía del intercambio de bienes primarios y fuerza de trabajo
baratos por bienes manufacturados con alto contenido tecnológico, se ha
traducido en un mayor fortalecimiento de los factores que condicionan

32
Como anota Cardoso, “la globalización no puede ser sinónimo de fundamentalismo del
mercado. No puede ser sinónimo de capitalismo salvaje de dimensiones globales”. Ver:
Fernando Enrique Cardoso. “La globalización y el capitalismo salvaje”. En: http://
gentealternativa.galeon.com/tribunaoradores/tribuna145.htm Consultado diciembre 19 de 2001.
Alberto Romero. Reflexiones sobre la globalización

inexorablemente cualquier avance en las fuerzas productivas, entre ellas las


nuevas tecnologías, a la estrategia global del mismo.

Ante esta realidad, algunos autores hablan no tanto de integración o


dependencia, sino de “hibridización”, sin que ello signifique desconocer las
desigualdades predominantes ( SONNTAG y ARENAS:1995). De ahí que toda
iniciativa de carácter local y regional necesariamente debe partir del
conocimiento y comprensión de la dinámica globalizadora bajo las nuevas
circunstancias de la división internacional del trabajo.

REFLEXIONES FINALES

Lo que se desprende del análisis anterior es que el llamado proceso de


globalización, en el que supuestamente todos los países intervienen en igualdad
de condiciones, dista mucho de la realidad. En este sentido, la llamada
globalización no pasa de ser más que un mito elaborado en los centros de
pensamiento de los países más desarrollados, para darle consistencia teórica a
las nuevas formas de sometimiento y explotación de los países menos
avanzados, que son la mayoría. No obstante, sería ingenuo desconocer los
cambios estructurales que caracterizan la etapa actual del desarrollo mundial y
que, gústenos o no, afectan nuestras vidas, para bien o para mal. Desde este
punto de vista, la llamada globalización ni es la panacea de los males que
padece la mayor parte de la humanidad, ni tampoco la causa de todos los males
que aquejan al mundo en desarrollo. El carácter desigual del desarrollo mundial
no es atributo de la mayor profundización de la división internacional del
trabajo(soporte material de la globalización), sino que está implícito en el
carácter mismo del sistema de acumulación capitalista global que, por
definición, presupone la concentración del poder, la riqueza y el conocimiento
en un reducido grupo de naciones altamente desarrolladas, al tiempo que el
resto de países deben insertarse a partir de las reglas de juego elaboradas por el
capital transnacional.

Ante esta realidad, los países menos desarrollados deben concentrar todos sus
esfuerzos en buscar la manera de aprovechar eficientemente las ventajas que
pueda ofrecer la actual división internacional del trabajo, especialmente
aquellas relacionadas con las nuevas tecnologías que, pese a estar controladas
Revista TENDENCIAS. Vol. II No. 2

por los centros desarrollados de producción de conocimiento, es posible


adoptarlas y/o adaptarlas a las condiciones regionales y locales concretas.33
Para ello es indispensable pasar del discurso plañidero que, aunque con
sobradas razones, descarga en los países desarrollados la responsabilidad de
nuestro atraso, a las acciones encaminadas a asumir por nuestra cuenta la tarea
de construir una sociedad más justa y competitiva. Esto requiere de una
verdadera reingeniería de la estructura mental parasitaria de nuestra
intelectualidad, acostumbrada a consumir, sin mayor elaboración,
conocimientos producidos en y para otros entornos.

En otras palabras, atreverse a repensar nuestra realidad sin perder de vista que
somos parte de un mundo cada vez más interconectado e interdependiente, en el
cual nuestra situación es extremadamente desventajosa. Para ello es necesario
romper con el paternalismo ideológico de todo pelambre que por tantos siglos
ha condicionado nuestra manera de pensar, sin que ello signifique menospreciar
la riqueza intelectual acumulada por la humanidad a lo largo de su historia, sino
por el contrario, utilizarla creativamente en la interpretación y solución de
nuestros problemas.

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