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Novena de

Ofrenda $6.000
I. INICIO DE NOVENA.
A. Villancico
B. Por La Señal De La Santa Cruz...
C. Jesús Mi Señor Y Redentor…
D. Creo En Dios Padre Todo Poderoso Creador Del Cielo…
E. Padre Nuestro
F. Ave María
G. Ofrecimiento:
Recibe Oh Divino Niño Jesús, esta novena que te
ofrecemos por todas nuestras necesidades espirituales y
materiales, por la sanación nuestras heridas
emocionales, por el rompimiento de toda cadena
intergenérica, de toda maldición, hechizo o brujería sobre
nosotros, por toda atadura del malo, por nuestra
conversión, sanación y liberación, por el eterno descanso
de los difuntos de nuestro árbol genealógico y las almas
que por medio nuestro, puedan ser conducidas al
descanso eterno y de manera especial en este día te
pedimos por…(diga aquí su intención). Amén

H. Villancico

II. ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS.


1. Oración Al Padre Celestial.

Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado


tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor,
para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las
entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra
salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso
beneficio. En retorno, te ofrecemos, Señor, el esfuerzo
sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo
más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como
hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo
realizar. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría,
sea para nuestra comunidad un estímulo, a fin de que,
viviendo como hermanos, busquemos más y más los
caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.

Padre Nuestro…

2. Oración A La Virgen María De La Nochebuena.


Señora de la Nochebuena, Señora del silencio
y de la espera, ésta noche nos darás otra
vez al Niño. Cuando los ángeles canten:! Gloria
a Dios en lo más alto de los cielos y paz
sobre la tierra a los hombres amados por Él!
Se habrá encendido una luz nueva en nuestras
almas, se habrá prendido una paz inmutable
en nuestros corazones y se habrá pintado
una alegría contagiosa en nuestros rostros.
Muera, el mundo seguirá, tal vez el mismo:
tinieblas, angustias ... tristeza. En muchos
pueblos no habrá Nochebuena porque están
divididos, en muchos corazones no habrá Nochebuena
porque está en pecado, para muchos
no habrá Noche Buena porque no conocen ...
Señora de la Nochebuena, Madre de la Luz,
Reina de la paz, causa de nuestra alegría, concédenos
que en nuestro corazón nazca otra vez
Jesús. Para todos, para nuestra casa, nuestro
pueblo, nuestra patria, para el mundo entero,
pero sobre todo y fundamentalmente que nazca
otra vez Jesús para la Gloria del Padre. Amén.

(Santísima Virgen María, Madre de la Noche Buena, ruega por nosotros.3.veces)

3. Oración A La Santísima Virgen María

Soberana María, que por tus grandes virtudes


y especialmente por tu humildad, mereciste
que todo un Dios te escogiera por Madre
suya. Te suplico que tú misma prepares
y dispongas mi alma y la de todos los que en
este tiempo hagan esta novena para el nacimiento
espiritual de tu adorado Hijo.
iOh, dulcísima Madre!, comunícame algo de
tu profundo recogimiento y divina ternura con
los que lo esperaste, para que nos hagas menos
indignos de verlo, amarlo y adorarlo por
toda la eternidad. Amén.
Dios te Salve María, llena eres de gracia…

4. Oración A San José

Oh Santísimo José, esposo de María y padre


putativo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios
porque te escogió para tan altos ministerios y
adornó con todos los dones proporcionados a
tan excelente grandeza.
Te ruego, por el amor que tuviste al Divino
Niño, me abrases en fervorosos deseos de verlo y
recibirlo sacramentalmente, mientras en su Divina
Esencia lo vea y goce de Él en el cielo. Amén.

San José, padre nutricio nuestro, Ruega por nosotros. (3 veces)

5. Oración Al Divino Niño Jesús.

Acuérdate, ¡ioh dulcísimo Niño Jesús!, que


dijiste a la venerable Margarita del Santísimo
Sacramento y, en persona suya, a todos tus
devotos, estas palabras tan consoladoras para
nuestra pobre humanidad agobiada y doliente:
"Todo lo que quieras pedir, pídelo por los
méritos de mi infancia y nada te será negado".
Llenos de confianza en Ti, ¡ioh Jesús!, que
eres la misma verdad, venimos a exponerte
toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar
una vida santa para conseguir una eternidad
bienaventurada. Concédenos, por los méritos
infinitos de tu encarnación y de tu infancia,
la gracia de la cual necesitamos tanto.
Nos entregamos a Ti, ioh, ¡Niño omnipotente!,
seguros de que no quedará frustrada nuestra
esperanza y de que, en virtud de tu divina
promesa, acogerás y despacharás favorablemente
nuestra súplica. Amén.

Divino Niño Jesús, bendecidnos por tu amor. (3 veces)

6. Oración Por La Familia


/Bendice, Señor, bendice mi familia;
bendícela, Señor, guárdala en tu corazón./

Te entrego hoy mis hijos, te entrego hoy mi hogar,


mi vida te la entrego y todo lo demás.
Ayuda, Dios mío, con fuerza a soportar
las penas que nos duelen y quitan nuestra
paz.
A veces con ofensas y gritos sin parar
herimos la familia y olvidamos amar.
Señor, nunca permitas que llegue a terminar
la paz y la armonía de nuestro santo
hogar.
A tus pies, de rodillas, quisiera encomendar
los seres que me has dado y lejos están ya,
protégelos, Dios mío, apártalos del mal
y ayúdanos muy ponto a volvernos a encontrar. Amén.

Sagrada Familia de Nazaret, ruega por nosotros. (3 veces)

7. Gozos.
Ven, Ven, Ven, ven a nuestra Almas ..
1. Oh sapiencia suma del Dios soberano
que al nivel de un Niño te hayas rebajado.
Oh Divino Infante, ven para enseñarnos
la prudencia que hace verdaderos sabios.

Dulce Jesús Mío, Mi Niño Adorado..

2. Oh raíz sagrada de J esé, que en lo alto,


presenta al orbe tu fragante nardo.
Dulcísimo Niño que has sido llamado:
lirio de los valles, bella flor del campo.
3
Oh lumbre de oriente, sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas tu esplendor veamos.
Niño tan precioso, dicha del cristiano,
luzca la sonrisa de tus dulces labios.
4
Rey de las naciones, Emmanuel preclaro,
de Israel anhelo, Pastor del rebaño.
Niño que apacientas, con suave cayado,
ya la oveja arisca, ya el cordero manso.
5
Ábranse los cielos y llueva de lo alto,
bienhechor rocío como riego santo.
Ven hermoso Niño, ven Dios humanado,
luce hermosa estrella, brota flor del campo.
6
Ven que ya María previene sus brazos,
do su Niño vean en tiempo cercano.
Ven que ya José, con anhelo sacro,
se dispone hacerse de tu amor sagrario.
7
Del débil auxilio, del doliente amparo,
consuelo del triste, luz del desterrado.
Vida de mi vida, mi dueño adorado,
mi constante Amigo, mi divino Hermano.
8
Véante mis ojos de ti enamorados,
bese ya tus plantas, bese ya tus manos.
Prosternado en tierra te tiendo los brazos,
y aún más que mis frases, te dice mi llanto.
9
Tú te hiciste hombre en una familia
llena de ternura y calor humano.
Vivan los hogares aquí congregados,
el gran compromiso del amor cristiano.

Bajaste del cielo y te hiciste un esclavo


para liberarnos de toda opresión.
Ven a nuestro mundo que sufre y anhela
un mundo más justo, un mundo de hermanos.
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El cielo y la tierra, el hombre y su Dios,
en tu amor de Niño se integran los dos.
En Tí somos hijos del Padre mejor,
y todos hermanos, familia de Dios.
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Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano,
Tú sabes y entiendes del dolor humano,
que cuando suframos dolores y angustias
siempre recordemos que nos has salvado.

8
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El cielo y la tierra, el hombre y su Dios,
en tu amor de Niño se integran los dos.
Gloria a Dios del cielo y paz a los hombres,
es tu Buena Nueva, nuestra salvación.
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¡Ven Salvador nuestro,
por quien suspiramos.
Ven a nuestras almas

I. Villancico
.
III. DÍAS
A.DÍA PRIMERO
8. Desposorios de la Virgen María y San José
María vivía entre tanto en el Templo con otras muchas jóvenes bajo la
custodia de las piadosas matronas, ocupadas en bordar, en tejer y en
labores para las colgaduras del Templo y las vestiduras sacerdotales.
También limpiaban las vestiduras y otros objetos destinados al culto
divino. Cuando llegaban a la mayoría de edad, se las casaba. Sus
padres las habían entregado totalmente a Dios y entre los israelitas más
piadosos existía el presentimiento que de uno de esos matrimonios se
produciría el advenimiento del Mesías. Cuando María tenía catorce
años y debía salir pronto del Templo para casarse, junto con otras siete
jóvenes, vi a Santa Ana visitarla en el Templo. Al anunciar a María
que debía abandonar el Templo para casarse, la vi profundamente
conmovida, declarando al sacerdote que no deseaba abandonar el
Templo, pues se había consagrado sólo a Dios y no tenía inclinación
por el matrimonio. A todo esto le fue respondido que debía aceptar
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algún esposo. La vi luego en su oratorio, rezando a Dios con mucho
fervor.
Vi a un sacerdote muy anciano, que no podía caminar: debía ser el
Sumo Pontífice. Fue llevado por otros sacerdotes hasta el Santo de los
Santos y mientras encendía un sacrificio de incienso, leía las oraciones
en un rollo de pergamino colocado sobre una especie de atril.
Hallándose arrebatado en éxtasis tuvo una aparición y su dedo fue
llevado sobre el pergamino al siguiente pasaje de Isaías: "Un retoño
saldrá de la raíz de Jessé y una flor ascenderá de esa raíz". Cuando el
anciano volvió en sí, leyó este pasaje y tuvo conocimiento de algo al
respecto. Luego se enviaron mensajeros a todas las regiones del país
convocando al Templo a todos los hombres de la raza de David que no
estaban casados. Cuando varios de ellos se encontraron reunidos en el
Templo, en traje de fiesta, les fue presentada María. Entre ellos vi a un
joven muy piadoso de Belén, que había pedido a Dios, con gran fervor,
el cumplimiento de la promesa: en su corazón vi un gran deseo de ser
elegido por esposo de María. En cuanto a Ella, volvió a su celda y
derramó muchas lágrimas, sin poder imaginar siquiera que habría de
permanecer siempre virgen.
1. Entre varios Jóvenes, La Vara floreció de lirios solo en San
José
Después de esto vi al Sumo Sacerdote, obedeciendo a un impulso
interior, presentar unas ramas a los asistentes, ordenando que cada uno
de ellos la marcara una con su nombre y la tuviera en la mano durante
la oración y el sacrificio. Cuando hubieron hecho esto, las ramas
fueron tomadas nuevamente de sus manos y colocadas en un altar
delante del Santo de los Santos, siéndoles anunciado que aquél de entre
ellos cuya rama floreciere sería el designado por el Señor para ser el
esposo de María de Nazaret.

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Mientras las ramas se hallaban delante del Santo de los Santos, siguió
celebrándose el sacrificio y continuó la oración. Durante este tiempo
vi, [...] cuando después del tiempo marcado, les fueron devueltas las
ramas anunciándoles que ninguno de ellos había sido designado por
Dios para ser esposo de aquella Virgen.
Luego vi a los sacerdotes del Templo buscando nuevamente en los
registros de las familias, si quedaba algún descendiente de la familia de
David que no hubiese sido llamado. Hallaron la indicación de seis
hermanos que habitaban en Belén, uno de los cuales era desconocido y
andaba ausente desde hacía tiempo. Buscaron el domicilio de José,
descubriéndolo a poca distancia de Samaria, en un lugar situado cerca
de un riachuelo. Habitaba a la orilla del río y trabajaba bajo las órdenes
de un carpintero.
Obedeciendo a las órdenes del Sumo Sacerdote, acudió José a
Jerusalén y se presentó en el Templo. Mientras oraban y ofrecían
sacrificio pusiéronle también en las manos una vara, y en el momento
en que él se disponía a dejarla sobre el altar, delante del Santo de los
Santos, brotó de la vara una flor blanca, semejante a una azucena; y
pude ver una aparición luminosa bajar sobre él: era como si en ese
momento José hubiese recibido al Espíritu Santo. Así se supo que éste
era el hombre designado por Dios para ser prometido de María
Santísima, y los sacerdotes lo presentaron a María, en presencia de su
madre. María, resignada a la voluntad de Dios, lo aceptó
humildemente, sabiendo que Dios todo lo podía, puesto que Él había
recibido su voto de pertenecer sólo a Él.

2. Ceremonia nupcial en las montañas de Sión


Las bodas de María y José, que duraron de seis a siete días, fueron
celebradas en Jerusalén en una casa situada cerca de la montaña de

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Sión que se alquilaba a menudo para ocasiones semejantes. Además de
las maestras y compañeras de María de la escuela del Templo,
asistieron muchos parientes de Joaquín y de Ana, entre otros un
matrimonio de Gofna con dos hijas. Las bodas fueron solemnes y
suntuosas, y se ofrecieron e inmolaron muchos corderos como
sacrificio en el Templo. He podido ver muy bien a María con su
vestido nupcial. Llevaba una túnica muy amplia abierta por delante,
con anchas mangas. Era de fondo azul, con grandes rosas rojas, blancas
y amarillas, mezcladas de hojas verdes, al modo de las ricas casullas de
los tiempos antiguos. El borde inferior estaba adornado con flecos y
borlas. Encima del traje llevaba un manto celeste parecido a un gran
paño. Además de este manto, las mujeres judías solían llevar en ciertas
ocasiones algo así como un abrigo de duelo con mangas. El manto de
María caíale sobre los hombros volviendo hacia adelante por ambos
lados y terminando en una cola. Llevaba en la mano izquierda una
pequeña corona de rosas blancas y rojas de seda; en la derecha tenía, a
modo de cetro, un hermoso candelero de oro sin pie, con una pequeña
bandeja sobrepuesta, en el que ardía algo que producía una llama
blanquecina. Ana había traído el vestido de boda, y María, en su
humildad, no quería ponérselo después de los esponsales. Las jóvenes
del Templo arreglaron el cabello de María, terminando el tocado en
muy breve tiempo. Sus cabellos fueron ajustados en torno a la cabeza,
de la cual colgaba un velo blanco que caía por debajo de los hombros.
Sobre este velo le fue puesta una corona.
La cabellera de María era abundante, de color rubio de oro, cejas
negras y altas, grandes ojos de párpados habitual-mente entornados con
largas pestañas negras, nariz de bella forma un poco alargada, boca
noble y graciosa, y fino mentón.

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a) El vestido de Bodas de la Virgen María
La estatura de la virgen María, era mediana. Vestida con su hermoso
traje, era su andar lleno de gracia, de decencia y de gravedad. Vistióse
luego para la boda con otro atavío menos adornado, del cual poseo un
pequeño trozo que guardo entre mis reliquias. Llevó este traje listado
en Cana y en otras ocasiones solemnes. A veces volvía a ponerse su
vestido de bodas cuando iba al Templo. Personas acomodadas
mudaban tres o cuatro veces sus vestidos en las bodas. En ese traje de
gala María me recordaba a ciertas mujeres ilustres de otras épocas, por
ejemplo a Santa Elena y a Santa Cunegunda, aunque distinguiéndose
de ellas por el manto con que se envolvían las mujeres judías, más
parecido al de las damas romanas. Había en Sión, en la vecindad del
Cenáculo, algunas mujeres que preparaban hermosas telas de todas
clases, según pude ver a propósito de sus vestidos. José llevaba un traje
largo, muy amplio, de color azul con mangas anchas y sujetas al
costado por cordones. En torno al cuello tenía una esclavina parda o
más bien una ancha estola, y en el pecho colgábanle dos tiras blancas.
He visto todos los pormenores de los esponsales de María y José: la
comida de boda y las demás solemnidades; pero he visto al mismo
tiempo otras tantas cosas. Me encuentro tan enferma, tan molesta de
mil diversas formas, que no me atrevo a decir más para no introducir
confusión en estos relatos.

3. El anillo nupcial de María


H e visto que el anillo nupcial de Maria no es de oro ni de plata ni de
otro metal. Tiene un color sombrío con reflejos cambiantes. No es
tampoco un pequeño círculo delgado, sino bastante grueso como un
dedo de ancho. Lo vi todo liso, aunque llevaba incrustados pequeños
triángulos regulares en los cuales había letras. Vi que estaba bien

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guardado bajo muchas cerraduras en una hermosa iglesia. Hay
personas piadosas que antes de celebrar sus bodas tocan esta reliquia
preciosa con sus alianzas matrimoniales. En estos últimos días he
sabido muchos detalles relativos a la historia del anillo nupcial de
María; pero no puedo relatarlo en el orden debido. He visto una fiesta
en una ciudad de Italia donde se conserva este anillo. Estaba expuesto
en una especie de viril, encima del tabernáculo. Había allí un gran altar
embellecido con adornos de plata. Mucha gente llevaba sus anillos
para hacerlos tocar en la custodia. Durante esta fiesta he visto aparecer
de ambos lados del altar del anillo, a María y a José con sus trajes de
bodas. Me pareció que José colocaba el anillo en el dedo de María. En
aquel momento vi el anillo todo luminoso, como en movimiento. A la
izquierda y a la derecha del altar, vi otros dos altares, los cuales
probablemente no se hallaban en la misma iglesia; pero me fueron
mostrados allí en esta visión. Sobre el altar de la derecha se hallaba una
imagen del Ecce Homo, que un piadoso magistrado romano, amigo de
San Pedro, había recibido milagrosamente. Sobre el altar de la
izquierda estaba una de las mo1tajas de Nuestro Señor. Terminadas las
bodas, se volvió Ana a Nazaret, y María partió también en compañía
de varias vírgenes que habían dejado el Templo al mismo tiempo que
ella. No sé hasta dónde acompañaron a María: sólo recuerdo que el
primer sitio donde se detuvieron para pasar la noche fue la escuela de
Levitas de Bet-Horon. Maria hacía el viaje a pie. Después de las
bodas,. José había ido a Belén para ordenar algunos asuntos de familia.
Más tarde se trasladó a Nazaret.

Ir a las Oraciones Finales.

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IV. ORACIONES FINALES

A.Oración De Gracias Al Divino Niño Por Este Día De La


Novena:

Gracias te damos Divino Niño, por toda tu ternura y


atención a nuestras plegarias, gracias por toda la
sanación, liberación y santificación que nos has
concedido en este rato de oración, por esto
queremos despedirnos consagrándonos a tu gran
Nombre:

B. Acto De Consagración Al Divino Niño

(De rodillas)

Oh mi dulce Niño Jesús, que tan liberalmente te


entregaste a mí por tu nacimiento, me postro hoy a
tus pies, bajo la protección de la Santísima Virgen y
de San José y yo N.N. te consagro mi corazón, mi
alma y todo mi ser, mis pensamiento, recuerdos,
memoria e inteligencia y mi sexualidad y mis
sentimientos, para que te sirvas de ellos sin reserva
alguna.

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Ah, mi Salvador, ¡quisiera tener un corazón más
grande para poder amarte más! Por eso me uniré a
otros corazones, quiero que haya otros que te amen
tanto como yo, que haya otros que te sirvan, que te
honren. ¡Que pueda inspirar la devoción a tu
adorable infancia a todos los corazones!
Dígnate, oh Santo Niño Jesús, hacer experimentar a
todos tus fieles la omnipotencia de tu pequeñez, y
que tu divina pureza, tu simplicidad y tu inocencia se
derramen sobre todos los que te honran. Amén.

33. Oración por los difuntos:

Dale Señor el Descanso Eterno, y brille par las almas la luz


perpetua (3 veces).

Que las almas de los difuntos por la misericordia de Dios


descansen en Paz, Amén.

34. Y la Bendición de La Sagrada Familia

“Santísima Familia de Jesús, José y María, bendecidnos noche


y día ya que nos amas tanto, como modelo de Santa Familia,
haz que nos bendiga: el Padre, + el Hijo + y el Espíritu Santo. +
Amén”

C. Villancico

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