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Mariana Rodríguez Gámez

Memoria colectiva / Segunda unidad


Comentario del capítulo: “El tiempo viejo y el tiempo nuevo” de Benedict Anderson

Introducción

El capítulo “El tiempo viejo y el tiempo nuevo” forma parte del libro “comunidades
imaginadas: reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo” de Benedict
Anderson, historiador y politólogo que se especializa-claramente- en los estudios sobre
nacionalismo. A grandes rasgos, el propósito de su libro es plantear el concepto de
nación como “una comunidad política imaginada” ya que es una creación de la cual no
se va tener un alcance total en cuanto a personas o territorio, sin embargo se va a
construir imaginariamente, erigiéndose a través de ejercicios simbólicos y referentes
históricos que van a identificar a un grupo social y a distinguirlo de otros. En el libro,
también se plantea el nacionalismo, explicado como una serie de “artefactos culturales
particulares” los cuales analiza a través de la historia tomando en cuenta sus
significados y re-significaciones a lo largo del tiempo, así como de las nociones que se
han tenido sobre el mismo en diversos países, su surgimiento, configuración y
construcción que permea y genera un apego por parte de los individuos de un grupo que
se identifican con estos “artefactos culturales” llamados por Anderson nacionalismo.

I. Las naciones imaginadas y su conformación a través de los paralelismos


y comparaciones históricas (Primera generación: 1770-1810aprox)

La construcción de las primeras naciones partió de la capacidad de los individuos de un


grupo de autoimaginarse como una comunidad estructurada y bien establecida al
identificarse con un lugar y obtener elementos identitarios: Al generar una memoria.
Anderson plantea que en el caso de los nuevos criollos y su formación como
comunidad, esta autoimaginación y estructuración, les permitió compararse e incluso
situarse en paralelo a las comunidades europeas y a su vez estas se posicionaron e
impulsaron a través de otras que fungieron como catalizadoras para los procesos

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revolucionarios. Que en comparación con los acontecimientos posterioes fue solo el
principio de una tendencia histórica de los grupos a legitimarse y a separarse de un
dominio impuesto. La conformación de una nación se legitima a través de la alteridad.
distinguiéndose o encontrando similitudes.

A. Enaltecimiento de la novedad y ruptura con el pasado: El cambio en la


percepción del tiempo y la nación.( Del tiempo viejo al tiempo nuevo)

Los procesos que se suscitaron en la primera generación como la independencia de las


trece colonias y su declaración en 1776, o la formación de la república venezolana en
1811 después de la promulgación de su constitución, así como la posterior revolución
mexicana, entre otros. Fueron procesos políticos e identitarios que debido a la
extraordinariedad y novedad, se posicionaron como acontecimientos coyunturales que
marcaron una transición del tiempo viejo al tiempo nuevo dejando a un lado los
personajes importantes del pasado, También hubo un cambio en las configuraciones
culturales, espaciales y temporales.

“Muy pronto cundió una profunda sensación de que estaba ocurriendo


una radical ruptura con el pasado: "una interrupción del continuo de la
historia. Nada ejemplifica mejor esta intuición que la decisión
adoptada por la Convención Nacional del 5 de octubre de 1793 de
borrar el antiquísimo calendario cristiano e inaugurar una nueva época
mundial con el Año Uno a partir de la abolición del antiguo régimen y
la proclamación de la Republica el 22 de septiembre de
1792.”(Refiriéndose al calendario republicano francés)

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A través de la ruptura con el pasado, las naciones van a reafirmar su conformación. Va
a haber una liberación de la imposición temporal, una nueva concepción del tiempo
cósmico, una visión distinta, otra percepción.

II. Movimientos nacionalistas de segunda generación: Interpretación


genealógica del nacionalismo-Del tiempo nuevo al tiempo viejo- (1815-
1850aprox)

En la segunda generación existe, por continuidad histórica y permanencia de la


memoria configurada en la primera generación, el ideal de un nacionalismo. Así
como su imaginación y una estructura que determina la nación actual. Sin embargo,
la novedad ha desaparecido y se recurre a la exaltación del pasado y de las victorias.
Se da vuelta atrás la mirada para recuperar valores y triunfos. La transición del
tiempo viejo al tiempo nuevo se invierte otra vez. Creo y me arriesgo a decir, que es
aquí donde se da una interpretación genealógica del nacionalismo al entender a
través de los marcos sociales de la memoria nacional los procesos políticos y las
estructuras generadas a través de los movimientos nacionalistas del pasado
“glorioso”en algunos casos de Europa, y en el caso de América se voltea a ver de
una manera distinta, a través de la herencia pero con cierto recelo a lo que precedió
la conformación de las naciones y las acciones suscitadas.

III. Nacionalidad en términos de continuidad: La lengua

La lengua se puede ver como un elemento que en términos de nación toma un papel
muy importante por ser un elemeno identitario. Sin embargo las diversas lenguas que
surjan o se redescubran después de la conformación de la nación, pueden fragmentarla
por el sentido de identidad que antes había mencionado y que la aparición de múltiples
lenguas apelen a esta separación o por el contrario, puede unificarla. Creo que lo
anterior va a depender de la situación de la nación. Ya que la lengua puede otorgar una
profundidad histórica a la nación o incluso otorgarle voz a aquellos que no la tuvieron

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en los casos en que la nación conformada haya desplazado algunas lenguas en vez de
enaltecerlas.

Conclusión

A pesar de encontrar un poco confusa la lectura, resultado tal vez de ser un capitulo
a la mitad de un libro que requiere una revisión cuidadosa así como una articulación
de los capítulos para entender mejor la información, me pareció muy interesante la
lectura y el planteamiento del autor sobre la conformación de la nación a través de
la temporalidad, es muy interesante la propuesta que hace del vaivén de
temporalidades, arraigos y desarraigos por parte de las naciones que van a estar de la
mano con la imaginación que se mantiene a través de miles de hombres que
encuentran a través de la memoria y el sentimiento de apego, un lugar al cual asirse
para pertenecer a algo, para llevar en alto valores o no valores, que al final de todo
los unan.

“La nación que pierde la memoria deja de ser una nación, se convierte en una mera
colección de personas, que de manera temporal celebran en el territorio.”
―Józef Pilsudski

Bibliografía

Benedict, Anderson (1993) Comunidades imaginadas: reflexiones sobre el origen y la


difusión del nacionalismo, FCE.

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