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EL COSTO DE LAS PRÁCTICAS INADECUADAS DE LACTANCIA EN MÉXICO

México reporta unos de los niveles más bajos la región de las Américas en lo que respecta a lactancia
materna exclusiva en niños menores de 6 meses, y esta práctica continúa descendiendo en todos los niveles
socioeconómicos.

Las prácticas inadecuadas de lactancia le cuestan mucho al país: entre $ 745.6 y $ 2,416.5 millones de
dólares. Estos costos sólo toman en cuenta el costo pediátrico; esto es, aquéllos observados en niños
menores de un año, y se explican por el uso de fórmulas lácteas y los bajos niveles de lactancia materna
exclusiva los primeros seis meses de vida, de acuerdo con un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública
(INSP) publicado a inicios de 2015.

El estudio fue realizado por un equipo multidisciplinario integrado por los investigadores del INSP Arantxa
Colchero1, David Contreras-Loya2, Hugo López-Gatell3 y Teresita González de Cosío4, quienes para
desarrollar el estudio—único en México— adaptaron y diseñaron un modelo que permitiera conocer el costo
de las prácticas inadecuadas de lactancia para México, no sólo en recursos líquidos sino en costos
relacionados con productividad perdida por muerte prematura, la atención a enfermedades, y los costos por
el uso de fórmulas lácteas y sucedáneos de leche.

La evidencia internacional ha mostrado que además de su aporte nutricional, la lactancia materna tiene un
efecto protector sobre la frecuencia e intensidad de muchas enfermedades. Los infantes que son
alimentados con lactancia materna exclusiva los primeros seis meses de vida, esto es, sólo leche materna,
son menos propensos a desarrollar enfermedades infecciosas y crónicas. La lactancia también protege
contra enfermedades en la edad adulta (como obesidad, diabetes, asma y leucemia) y provee protección a
la madre contra padecimientos como cáncer de mama, de ovario, depresión postparto, hipertensión y
diabetes. Además, el organismo de las mamás que lactan es más eficiente para reducir su peso en el
postparto, y sus hijos muestran mejores niveles de neurodesarrollo.

Luego de una exhaustiva revisión de la literatura para identificar los estudios internacionales realizados sobre
el costo de las prácticas inadecuadas de lactancia, el equipo de investigación del INSP tomó en cuenta un
modelo desarrollado por Bartick y Reinhold en 2010 para realizar la estimación de los costos atribuibles a 1)
la atención de enfermedades cuyo riesgo aumenta cuando los infantes no son alimentados con lactancia
materna exclusiva (aquellas enfermedades pediátricas que ocurren con mayor frecuencia durante el primer
año de vida), 2) la pérdida de productividad por cada muerte prematura relacionada con las prácticas
inadecuadas de lactancia y 3) el gasto en fórmulas lácteas y sucedáneos de la leche. Se consideró una
cohorte hipotética con el número estimado de los infantes nacidos en 2012 de acuerdo a las proyecciones
poblacionales del censo de población y vivienda de 2010.

Las enfermedades seleccionadas para calcular los costos por su atención —dada su alta incidencia durante
el primer año de vida— fueron las infecciones respiratorias de las vías inferiores, otitis media aguda,
infecciones respiratorias agudas superiores y gastroenteritis aguda; así como enterocolitis necrotizante y el
síndrome de muerte súbita infantil, estas dos últimas sin registro confiable en los sistemas epidemiológicos
en México pero con un alto costo de atención y con una alta protección para su desarrollo gracias a la
lactancia. La información sobre las prácticas de lactancia se obtuvo a través de los datos de la Encuesta
Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2012. Los riesgos relativos de enfermedad para distintos niveles
de lactancia provinieron de meta-análisis publicados. Las estimaciones consistieron en calcular cuántos
casos de enfermedad ocurrirían si México tuviera los niveles de lactancia que recomienda la Organización
Mundial de la Salud, y luego compararlos con el número estimado de casos y muertes ocurridos en 2012.
Para calcular el costo por la productividad perdida, los autores estimaron las muertes prematuras que se
podrían evitar con mejores prácticas de lactancia y lo multiplicaron por el producto nacional bruto per cápita
que un mexicano nacido en 2012 hubiera aportado a la economía del país, durante toda su vida laborable y
de no haber muerto prematuramente.

La incidencia de las enfermedades seleccionadas se obtuvo a través de las plataformas de monitoreo


epidemiológico; sin embargo, se sabe que en éstas hay un subregistro aunque se desconoce la magnitud
del mismo. Para que los cálculos tomaran en cuenta esta incertidumbre en la incidencia de enfermedades,
y poder reportar un rango de costos atribuibles a las prácticas inadecuadas de lactancia en el país, los
investigadores realizaron un análisis de sensibilidad. De esta manera, calcularon dos escenarios: el primero
con los datos obtenidos por el monitoreo epidemiológico, y otro con valores estimados de acuerdo a datos
para la región obtenidos de diversos estudios de carga global de la enfermedad.

De acuerdo con el Mtro. David Contreras-Loya, coautor del artículo, debido al subregistro de las
enfermedades que ocurren durante el primer año de vida, fue necesario realizar un ajuste para contar con
una estimación más creíble. “Las deficiencias en el registro ocurren por subdiagnóstico o porque no todos
los casos acuden a los servicios de salud para su atención, especialmente los padecimientos agudos e
infecciosos. Al usar datos crudos de los sistemas de vigilancia epidemiológica, obtuvimos el costo de un
escenario muy conservador, ya que sabemos que el número de casos de enfermedad es en realidad mucho
mayor. Lo que los autores hicieron para abordar este problema fue investigar la incidencia estimada para la
región a través de estudios de carga global de la enfermedad. Recalcularon todo con estos nuevos
parámetros, y el dato obtenido fue mucho mayor, tanto en costos totales y número de casos, como de
muertes evitadas. Ya que no se conoce la magnitud del subregistro para poder ajustar las incidencias
obtenidas de los datos nacionales, lo que hicimos fue calcular un segundo escenario con mayor número de
casos incidentes para reportar un rango de costos, uno aplicando la incidencia registrada a los nacidos en
2012 y otro con un número de casos totales estimado con literatura publicada”, explicó.

Los resultados del estudio documentan que el costo directo por la atención de las enfermedades
seleccionadas según la incidencia reportada en 2012 es de $ 183.6 millones de dólares por año, mientras
que en el escenario de la incidencia estimada de las enfermedades asciende a $ 538.8 millones de dólares.
Para el caso de las muertes prematuras, los investigadores encontraron que con la incidencia reportada el
costo por productividad perdida fue de $ 272.1 millones de dólares, mientras que el costo con la incidencia
estimada alcanza los $ 1,587.9 millones de dólares. Por otro lado, el costo por lactancia materna inadecuada
asociada a la compra de fórmula infantil se estimó en $ 289.9 millones de dólares, lo que representa entre
el 11 % y 38 % del costo total por malas prácticas de lactancia. Al sumar lo que cuesta la atención directa,
la productividad perdida y el costo del uso de fórmulas infantiles, el monto asciende a $ 745.6 millones de
dólares para el modelo con la incidencia reportada de las enfermedades, y a $ 2,416.5 para el modelo con
la incidencia estimada.

Al mostrar un panorama de lo que le cuestan las prácticas inadecuadas de lactancia materna al país, este
estudio permite estimar el ahorro que se podría obtener al seguir las recomendaciones en lactancia materna
establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este ahorro no sólo se reflejaría en el sistema
de salud, sino que podría verse reflejado en los hogares, ya que se podría reducir no sólo el gasto en
fórmulas lácteas sino también costos por atención de enfermedades en los infantes, aminorar el riesgo de
gastos empobrecedores así como ahorros potenciales en la atención de enfermedades de la edad adulta.
En términos de muertes que podrían evitarse, los investigadores estiman que de seguir las recomendaciones
de la OMS, podrían evitarse cerca de 5,800 muertes prematuras en infantes menores de un año, es decir,
la mitad de la capacidad del Auditorio Nacional.

Para el Mtro. Contreras-Loya, además de los datos obtenidos, el modelo que han desarrollado para calcular
el costo por prácticas inadecuadas de lactancia podría aplicarse a otras prácticas de salud pública: “si se
conoce cuánto protege una práctica de salud pública, si se conocen las incidencias de las enfermedades y
los costos de esa enfermedad o un desenlace en salud, entonces se puede hacer un ejercicio similar. Estos
estudios son importantes porque sirven como evidencia para colocar en la agenda pública a las necesidades
de salud y movilizar recursos para atenderlas ”.

1
Doctora en salud internacional por la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins. Adscrita al Centro de
Investigación en Sistemas de Salud (CISS) del INSP. Experta en economía de la salud.
2
Maestro en economía de la salud por la Escuela de Salud Pública de México-INSP. Adscrito al Centro de
Investigación en Sistemas de Salud (CISS) del INSP. Economista de la salud.
3
Doctor en filosofía por la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins. Adscrito al Centro de Investigación
Sobre Enfermedades Infecciosas (CISEI) del INSP. Experto en enfermedades infecciosas.
4
Doctora en epidemiología nutricional por la Universidad de Cornell. Adscrita al Centro de Centro de
Investigación en Nutrición y Salud del INSP. Experta en el tema de lactancia.

Este estudio fue publicado en el American Journal of Clinical Nutrition el 7 de enero de 2015.
http://dx.doi.org/10.3945/ajcn.114.092775

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