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Índice:
Verdad / Ab-realidad.......................................................... 3-17
Sedentarismo...................................................................... 18-36
Conclusiones……………………………………………… 60-63
Bibliografía.......................................................................... 64-66
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Verdad / ab-realidad.
Toda separación genera una frontera. Toda frontera limita, delimita un territo-
rio creando un terreno. Aparece la medida y después el valor (determinado). La teoría
cuántica nos muestra un mundo (no un modo de mundo sino el modo-mundo) donde
todo está relacionado dinámicamente, donde nada es particular. Confirma el “todo
fluye” heraclíteo y otras cosmovisiones unitarias orientales (Vedanta Advaita, taoísmo
filosófico…). El movimiento es ineluctable. Además, tiempo y espacio se imbrican, no
son separables. Si la separación (en verdad) es imposible, deviene innecesaria, abstracta,
teleocrática. Por ende (por ente), toda separación reduce la libertad. Toda separación
vela otras posibilidades. La separación genera una realidad amputada al ser. El ser es la
verdad, el caldo de cultivo, el proceso. La realidad es, en primer lugar, un producto, un
producto de la separación. La realidad es intramuros. Siempre parte de sí misma (ab-
realidad) olvidando su procedencia, su irremediable conexión con el ser.
1 David Bohm & Jiddu Krishnamurti, Los límites del pensamiento, Barcelona, Kairós, 2008, pág. 43.
2 Nirvana. (1991). Territorial pissings. En Nevermind [CD]. Santa Mónica, U.S.: DGC Records.
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canal, es decir sin un camino que comience en mi boca y desemboque en un oído, mis
palabras no informan. En el caso del verso, más bien se trata de a-in-formación, como
agente crítico subversivo que se introduce en la forma para destruir su límite, su
perímetro, su aparente necesidad. Cual a-in-formación poética. Un verso trasciende al
conjunto de sus palabras y no forma otras palabras, no se confirma, no se conforma con
una descripción análoga sino que penetra en el mundo de la comprensión, un mundo
adimensional (que no se puede medir). Por aquí ya asoma una consecuencia. Realmente
no es una consecuencia, o mejor dicho, en verdad no es una consecuencia; ni tampoco
es la causa, porque el flujo de la adimensionalidad no es teleocrático. Pero sí aparece
como consecuencia porque la crítica, hoy, debe partir del sujeto, de la realidad separada
[“crítica” y “separación”, curiosamente (o no) tienen la misma raíz griega “krínein”] y
cosificada en la que vivimos.
¿Qué tenemos (nunca mejor dicho lo de “tenemos”)? Tenemos una realidad que
presenta un mundo lleno de sujetos y de objetos. La crítica, la deconstrucción, nos ha de
llevar hasta la separación primigenia. Tras esta separación del ser, emergen fronteras,
dualismos, categorías... Emerge la realidad ocultando a la verdad. Emerge un tiempo
ocultando al espacio.
103.
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Los portavoces (exclusivos de/en la realidad) portan voces silenciadas por sus
propias voces.
¿Pero por qué la opinión del extraterrestre no es solo otra opinión? Porque la
opinión sólo aparece cuando hay un límite. Y el límite proviene de la separación. En el
ser no hay lo otro. La verdad no es verdadera o falsa. Ese juicio es posterior a la
separación, se da en la realidad. Las consecuencias de la separación son harto peligro-
sas. La separación se reproduce exponencialmente. Una cultura (temporal) es una cultu-
ra separada de la verdad. La verdad no es un ideal sino un abismo (Abgrund heide-
ggeriano). En cambio, todo arjé se presenta como ideal, en sus dos dimensiones funda-
mentales: principium (fundamento) y princeps (autoridad)6. En cambio, todo arjé es
simplemente un modo, un modo de entre otros muchos posibles. Realmente el arjé es el
fundamento; verdaderamente el arjé es solamente un modo. Tras la elección y procla-
mación de un arjé, se convierte en modo que vela otros modos. Como un sujeto que
reniega de su inmersión en el ser fundamental. Todo arjé es innecesario. ¿Por qué se
reviste de necesidad? Porque proyecta una imagen, instaura un inicio (un tiempo) y una
separación (un espacio), una frontera, y las fronteras requieren vigilancia. Una frontera
es vigilada o no es (frontera). No hay gobierno sin policía. “El gobierno es el origen de
5 Zhuang Zi, Zhuang Zi “Maestro Chuang Tsé”, Barcelona, Kairós, 1996, pág. 172.
6 Reiner Schürmann, El principio de anarquía, Madrid, Arena, 2017, pág 43.
7
todos los desórdenes”7. En cuanto el orden es inherente al ser: “El estudio de las partí-
culas subatómicas y sus interacciones revela un orden extraordinario”8. Y, en ese senti-
do, una frontera desordena el espacio–tiempo, constituyendo un orden nuevo, separado,
falaz.
7 Zhuang Zi, Zhuang Zi “Maestro Chuang Tsé”, Barcelona, Kairós, 1996, pág 135.
8 Fritjof Capra, El tao de la física, Málaga, Sirio, 2017, pág. 262.
9 David Bohm & Jiddu Krishnamurti, Los límites del pensamiento, Barcelona, Kairós, 2008, pág 192.
8
10 Acostumbrados a las sustancias, masas, partículas… vemos de ese modo atómico. Hablamos de
ese modo atómico. Escribimos de ese modo atómico. Sin embargo, “la masa no tiene nada que ver
con ninguna sustancia, sino que es una forma de energía (…) La partícula ya no podrá considerarse
como un objeto estático sino (…) como un proceso que incluye la energía que se manifiesta a sí
misma como masa de la partícula” [Capra (2017), pág. 93]. Tomando el ejemplo de esta cita: La
energía es la verdad, la masa es la realidad. Es decir, que lo que vemos nos parezca real no significa
que colme el nivel de la verdad. Desconsiderar esa profundidad es creer bucear mientras se nada.
11 Antonio J. Diéguez, Realismo y teoría cuántica, Contrastes. Revista Interdisciplinar de Filosofía,
“Cuántas cosas hay sobre las que deberíamos deliberar para decidir si las acep-
tamos o no”14. (Para decidir también, ¿por qué no?, si no las llamamos “cosas”).
13 Friedrich Nietzsche, Ecce homo, Barcelona, Edicomunicación, 1997, pág. 69.
14 Henry D. Thoreau, Desobediencia civil y otros escritos, Madrid, Alianza, 2010, pág. 76.
15 Herbert Marcuse, El hombre unidimensional, Barcelona, Austral, 2016, pág. 69.
10
16 Johan Wolfgang Goethe, Fausto, Valladolid, Maxtor, 2007, pág. 235.
17 Michael Foucault, Vigilar y castigar, Madrid, Biblioteca Nueva, 2012, pág. 228.
18 David Bohm & Jiddu Krishnamurti, Los límites del pensamiento, Barcelona, Kairós, 2008, pág 50.
19 Reiner Schürmann, El principio de anarquía, Madrid, Arena, 2017, pág 34.
20 Ludwig Wittgenstein, Investigaciones filosóficas, Ed. Crítica, Barcelona. 1988, pág. 126.
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como tiburón; la verdad, el anfitrión, como rémora. La verdad es la máscara (la que usa
la rémora para parecer tiburón), como muy bien supo ver Nietzsche.
En uno de los numerosos vídeos divulgativos del físico Michio Kaku23 aparece
una versión renovada de aquella famosa frase de Protágoras de que “el hombre es la me-
dida de todas las cosas”. Así, comenta Michio Kaku que siempre tendemos a imaginar a
los extraterrestres parecidos a nosotros, con sus manos (¿para que puedan pensar, como
apuntaba Anaxágoras?), cabezas inmensas o cabezas pequeñas, ojos… La etimología de
la palabra “medida” es harto significativa.
“Mientras para la sociedad occidental, tal como procede de los griegos, la medi-
da, con todo lo que esta palabra supone, es la verdadera esencia de la realidad, o al me-
nos, la clave de su esencia; en Oriente se considera comúnmente como algo falso y en-
gañoso”24.
21 Ilya Prigogine, La nueva alianza, Madrid, Alianza, 2004, pág. 91.
22 Ilya Prigogine, La nueva alianza, Madrid, Alianza, 2004, pág. 91.
23 Big Think. Michio Kaku on alien brains. https://www.youtube.com/watch?v=Izp7q6OXXS4
[Consulta: 09/11/17].
24 David Bohm, La totalidad y el orden implicado, Barcelona, Kairós, 2016, pág. 48.
25 Fritjof Capra, El tao de la física, Málaga, Sirio, 2017, pág. 107.
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26 Nótese que he de llamarlo relativo a algo, aunque el tiempo de la realidad se presente como
absoluto. En cambio, el ser es relacional, luego todo lo absoluto es una abstracción. Toda realidad es
una ab-realidad: parte de sí misma.
27 Ilya Prigogine, Las leyes del caos, Barcelona, Crítica, 1997, pág. 73.
13
28 Ilya Prigogine, La nueva alianza, Madrid, Alianza, 2004, pág. 304.
29 Herbert Marcuse, El hombre unidimensional, Barcelona, Austral, 2016, pág. 33.
14
Dice Schürmann que “la escucha es el órgano acorde al tiempo”. Añadiría que es
acorde a un tiempo capaz de llevarnos de la realidad a la verdad, en el sentido de un
agujero de gusano. Un tiempo que rebasa las fronteras (del tiempo real–abstracto) y nos
une al espacio–tiempo dinámico del ser. Sin embargo, las fronteras de la realidad no son
sólo abstractas, virtuales, mentales. El pensar en un muro puede convertirse en un muro
de hormigón armado: la separación se realiza. Luego la irrealización (o desrealización o
transrealización) de la realidad abre paso a la verdad del ser. La realidad se vende como
la única forma posible. La realidad nos dice que lo que no pasa en ningún sitio (u-topos,
30 Silver, J. (productor) y Hermanas Wachowsky (directoras). (1999). Matrix [Cinta cinemato-
El ser es irreductible, inseparable. El ser permite (sin que nadie tenga que pedir
permiso) la realidad, pues ésta no es más que un modo de ser. Por tanto, el ser siempre
está ahí. El estar siempre caracteriza al ser. En cambio, la realidad se disfraza de ser
para siempre. Casi como dos polos opuestos: el ser humano fronterizo de la realidad y
el estar humano abierto de la verdad. En el ser se está, no se es (o se es como se está).
Los problemas se multiplican al definir (separar) una clase (como la de los humanos).
Así, que el ser humano esté en el ser significa que el humano está en el ser, lo que no
quiere decir que deba estar en el ser de un determinado modo humano. Caso contrario
sería presa de la limitación y se ocultaría a sí mismo todas las posibilidades (libertades),
cosa que ocurre en la ab-realidad como autolimitación.
Recibes una carta de invitación, pero no para un evento determinado, sino para
toda una vida. El ser te invita a vivir íntegramente. Invita a cualquiera, de cualquier for-
ma y modo, como invita a la realidad a regresar a la verdad, pues nunca se han separado
(verdaderamente). Como una vuelta a (otra) casa, al estilo del concepto derridiano de
“hospitalidad”. El ser es el hogar verdadero; mientras el tiempo del ente de-tiene una
propiedad. Así, el espacio de la realidad, su perímetro, retiene su propio tiempo. Luego,
el tiempo de la realidad retiene su propio espacio. Se va estrechando el espacio–tiempo
virtual produciendo una sensación general de ahogo con disfraz de satisfacción espec-
tacular. Tiempo y espacio se confunden, se atropellan, compitiendo por la ocupación de
cada nuevo perímetro, pues a su vez están limitados por la separación primordial (que
no es).
nuestra casa; o bien como nuestra patria (Estado); o bien como el planeta Tierra; o bien
como el Universo; o bien como el pluriverso. Si hacemos de nuestro hogar el ser, no
necesitamos nomos. En la realidad, los puentes sólo unen bajo la separación. En el ser,
la frase “Todo es…” no se puede completar, queda abierta. En cambio, en la realidad,
continuamente ha de completarse (cerrarse): Todo es mente, todo es materia, todo es
nada, todo es conciencia, todo es naturaleza, todo es espíritu, todo es algo… Porque la
realidad, repito una vez más, conforma un perímetro limitado–limitante, una propiedad
con relaciones jerárquicas. Incluso el aparentemente igualitario “de tú a tú” esconde una
jerarquía: de sujeto(objeto) a sujeto(objeto): separación, sujeción, subordinación (en el
sentido de: sub-orden, bajo un orden determinado).
Heidegger nos dice: “La verdad del ser puede ser denominada el suelo”32. En su
autobiografía, Einstein escribió, en relación a la nueva física del siglo XX: “Era como si
hubieran quitado la tierra debajo de mis pies, sin dejarme ningún fundamento sólido
sobre el cual poder construir”33.
Quizá Heidegger (que no me oiga) incurra en una entificación del espacio. El es-
pacio no es algo. Bueno, verdaderamente, el espacio es algo y no es algo, si por “algo”
puede entenderse partícula, lo particular. Por eso, aunque al espacio se le obligue a ser
particular, verdaderamente no lo es, aunque realmente lo sea: el ser de la realidad es el
parecer. Cuanto más pequeño es el espacio donde “habita” un electrón, más rápido se
mueve. El el mundo subatómico, no hay fronteras: “El campo cuántico se considera una
entidad física fundamental: un medio continuo que está presente en todas partes del
espacio. Las partículas son simples condensaciones locales del campo, concentraciones
de energía que viene y va, perdiendo así su carácter individual y disolviéndose en el
campo subyacente”34. Este campo subyacente sería el suelo heideggeriano. En el mundo
macroscópico, en cambio, las fronteras (que no son necesarias, no olvidemos) seden-
tarizan. El cómodo sofá es consecuencia de una propiedad cerrada. Lo cerrado deviene
privado. Por ende: la realidad es privada.
32 Reiner Schürmann, El principio de anarquía, Madrid, Arena, 2017, pág. 127.
33 Fritjof Capra, El tao de la física, Málaga, Sirio, 2017, pág. 66.
34 Fritjof Capra, El tao de la física, Málaga, Sirio, 2017, pág. 245.
35 Nirvana. (1991). Territorial pissings. En Nevermind [CD]. Santa Mónica, U.S.: DGC Records.
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podría haberlos escrito el último Heidegger. ¿Qué hacer cuando esté allí (que también es
aquí), en el ser? Una vez liberado el espacio, una vez inmerso en la verdad, ¿tengo que
encontrar un camino, otro modo, una manera mejor? Será mejor que espere. El ser no
determina, sólo proporciona un espacio de libertad verdadera. Antes de hacer, se puede
pensar qué hacer; y antes de pensar qué hacer, se puede pensar qué se puede hacer.
Hacia la búsqueda de la unión, de la reunión con el ser.
18
Sedentarismo.
36 David Bohm & Jiddu Krishnamurti, Los límites del pensamiento, Barcelona, Kairós, 2008, pág 215.
37 Ibídem, pág. 217.
38 Immanuel Kant, Filosofía de la Historia, México D.F., Fondo de Cultura Económica, 1978, pág. 81-
82.
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Hay varios conceptos que el autor del texto incluye acríticamente: como el de
propiedad y el de peligro. Además, encadena su argumento: ¿de un modo lógico? ¿O
quizá de un modo Históricamente lógico? La realidad va dejando un reguero (que riega
el aparentemente fértil campo de la lógica) y esa huella imborrable e inmutable es reco-
gida por la Historia. Desgranando la cita de Kant:
0’1.- El sustento depende del suelo. ¿De qué tipo de suelo? ¿En qué tipo de suelo
está pensando Kant? En un suelo fronterizo, en un terreno.
0’2.- Un peligro subyacente (que todavía no aparece en la cita) desata esa nece-
sidad alimenticia, como el peligro de muerte por inanición.
para que aparezca la democracia, como mera sucesión lógica. La democracia como un
modo posible dentro de lo real, dentro del tasado abanico de posibilidades políticas que
permite la realidad (junto con oligarquía, tiranía, y otras tantas). ¿Hay algún sistema
político basado en el nomadismo? ¿Podría haberlo? ¿Devendría asistemático?
Retorno a la amenaza de la que nos habla Kant. ¿Qué otras opciones caben que
no sean defender los muros del hogar? Heidegger nos muestra una:
39 Martin Heidegger, Carta sobre el Humanismo, Madrid, Alianza, 2013, pág. 94.
21
Seguir huyendo, vivir huyendo, que ya no tiene nada de huida sino de otro modo de
vida no sedentario. Huir continuamente imposibilita que el miedo se cosifique. Un
modo de vida no igualitario, mejor dicho, no equiparable, no etiquetable, tan querido
por Nietzsche, entre otros. Lo que no significa no solidario, egoísta, etc, pues ése es el
modo de pensar sedentario (sedentarismo conceptual), el que limita, el que impone
conceptos cerrados, acríticos.
1.- Con(cep)trol.
dad. Prima el contrato en lugar del contacto. El perímetro del con(cep)trol contiene los
axiomas, al modo de las teorías científicas de la Concepción Heredada (empirismo
lógico). El interior representa el campo reducido de libertad, el patio de la cárcel, por
así decirlo. Para destruir un con(cep)trol hay que establecer la crítica en el perímetro.
No bastaría con entrar a Troya con el caballo y saquear la ciudad, habría que derribar las
murallas para acabar con el modelo de ciudad que representa Troya. Usando dinamita
nietzscheana, por ejemplo. La crítica debe huir tanto de las garras de la normalidad,
intramuros, como de las de la anormalidad, extramuros; destrozando los muros (tanto
físicos como metafísicos) se diluye la separación, se comprende su carácter innecesario
y abstracto.
2.- Conceptrans.
inabsoluto (relacional) porque no enfoca hacia una ética particular, no nos obliga a
elegir sino a seguir buscando. En cambio, los con(cep)troles son a modo de escaparate.
La realidad está plagada de espejos. Reflejos y destellos por doquier. A colación, la
novela: A través del espejo y lo que Alicia encontró allí (1871) de Lewis Carroll. Alicia,
a través del espejo, encontró la verdad. Verdad como transrealidad.
42 Judith Butler, Mecanismos psíquicos del poder: teorías sobre la sujeción, Madrid, Cátedra, 2001,
pág. 125.
43 A Nietzsche le llegó la idea de la obra de Zaratustra, a modo de descarga heraclítea. “Seis mil pies
más allá del hombre y del tiempo”, escribió en una nota. “Seis mil pies más allá” quiere decir otro
espacio allende el espacio típico del hombre y del tiempo. El espacio del ser, de la verdad, de la
libertad, el espacio que posibilita otro modo de ser (humano) y otro tiempo.
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Noel. Por tanto, la solución, en verdad, no es destrozar una frontera, sino desimantarla,
hacerla inútil.
De nuevo otra archiconocida cita del Tractatus: “La lógica llena el mundo; los
límites del mundo son también sus límites”44. Como he apuntado antes, pensemos que
es la verdad quien habla (en lugar del autor). Describe la realidad a las mil maravillas.
Añádase otra cita, esta vez del llamado segundo Wittgenstein: “El movimiento
voluntario se caracteriza por la ausencia de asombro”45. En la realidad, la voluntad está
predeterminada, mermada de raíz. Si la voluntad no tiene capacidad de transformación
(si no se puede pedir a Papá Noel para Papá Noel), si verdaderamente no es libre, si no
deja espacio a la indeterminación, carece de asombro. Si, retomando a Platón, la filoso-
fía comienza con el asombro, ¿a qué podemos aspirar en realidad? A nada más que a la
realidad. Jamás a la verdad. La casa que está en venta siempre tiene un dueño funda-
mental: un determinado modo de vivir. La ley del mercado de la oferta y la demanda ya
está inmersa en las profundidades de la cita kantiana acerca del inicio de la Historia, con
la sociedad sedentaria, compartimentada, entificada, análoga a la sociedad actual occi-
dental imperante, opulenta y operante.
Volviendo una vez más al ejemplo del con(cep)trol “Estado”, alguien que piense
que no es necesario un Estado para una vida en sociedad convierte ese con(cep)trol en
desecho conceptual y trata de buscar otras soluciones (que no troquen en con(cep)troles,
por supuesto). Unos pocos conceptrans difuminan la (aparente) solidez de la mayoría de
los con(cep)troles. Piénsese.
44 Ludwig Wittgenstein, Tractatus logico-philosoficus, Madrid, Alianza, 2012, pág. 123.
45 Ludwig Wittgenstein, Investigaciones filosóficas, Ed. Crítica, Barcelona. 1988, pág. 385.
46 Herbert Marcuse, El hombre unidimensional, Barcelona, Austral, 2016, pág. 124.
25
implicado: “¿No sería posible cambiar la sintaxis y la forma gramatical al lenguaje para
que le dieran el papel principal al verbo en lugar del nombre?”47).
Los hechos de que se compone el mundo son productos, luego el mundo se con-
vierte en supermercado. Una y otra vez se olvidan los procesos, los abismos. Así como
las palabras, las cosas también tienen su historia. Una mesa no aparece por arte de ma-
gia. De nuevo Heidegger nos ofrece una pista: “Lo único que importa es que la verdad
del ser llegue al lenguaje y que el pensar alcance dicho lenguaje”49. Porque: “Lo inex-
presable, ciertamente, existe”50. Si existe, forma parte del ser. Un nuevo lenguaje que lo
recoja (que lo acoja) ayudará a destrozar los límites del mundo (fruto de un lenguaje
determinado) real. La clave está en proceder y no parar de proceder, evitando el produc-
to acabado que es presa del sistema, de cualquier sistema.
47 David Bohm, La totalidad y el orden implicado, Barcelona, Kairós, 2016, pág. 56.
48 Ludwig Wittgenstein, Tractatus logico-philosoficus, Madrid, Alianza, 2012, pág. 123.
49 Martin Heidegger, Carta sobre el Humanismo, Madrid, Alianza, 2013, pág. 63..
50 Ludwig Wittgenstein, Tractatus logico-philosoficus, Madrid, Alianza, 2012, pág. 144.
26
Por un lado: compresión (ente, con(cep)trol); por otro: comprensión (ser, con-
ceptrans). La compresión proviene de la comprensión. Ésta es una especie de rarefac-
ción, donde el sujeto amplía sus horizontes, sale de sí, comprende que es parte (no
apartada) del mundo, que no es ni un pedazo de carne ni de carne vivida ni animal
racional ni animal social ni espíritu pensante ni cuerpo y alma ni mente y cuerpo ni nada
definido ni definible definitivamente. El insujeto no olvida las bacterias que le limpian
los ojos, no olvida que su boca comunica con el ano, no olvida su fuente de indeter-
minación, su dispersión, no olvida que está traspasado por el ser, no olvida el aire que
respira, la energía que intercambia continuamente con el medio (en el ser, el medio no
puede convertirse en fin; no hay fines ni finales programados), la circulación de su san-
gre, la regeneración constante de su epidermis. Sabe, siente que todo lo suyo no es del
todo suyo. ¿Y si nuestros tejidos fuesen transparentes como los de esos extraños peces
abisales? Quizá fuésemos más conscientes. Porque la conciencia (véase el epígrafe “Ser
cuántico”) es un intercambio, un flujo. Se diría que la conciencia está afuera (del suje-
to), pero etiquetar con “dentro” o “afuera” es un síntoma de visión de realidad atómica,
de punto de visión entre partículas, por tanto, no una comprensión sino una compresión.
Moebius simboliza la estrechez del concepto “yo”. ¿Por qué se dice que la muerte nos
vuelve a todos iguales? ¿Cuándo reparamos en que la cinta de Moebius está rellena: en
que bajo nuestra epidermis hay más órganos? Durante la enfermedad, por ejemplo. Am-
pliamos nuestro campo de visión (que pasa a ser de sensación): tenemos un riñón que
duele. Pero a lo largo de muchísimos años ese riñón no ha existido (¿es que no lo había-
mos tenido?), porque no lo hemos sentido. “Que no lo hayas sentido no quiere decir que
no exista”, nos dice la enfermedad. La muerte continúa: “Que tú te mueras no significa
que el mundo desaparezca”. Así, desde la cinta de Moebius, desde la superficie limita-
da, el afuera es el mundo exterior (la montaña que no vemos desde aquí), así como el
mundo interior (el riñón que no sentimos desde aquí). Desde aquí, digo. El aquí es un
espacio concreto, fronterizo, es un punto. El allí es el afuera. Sin embargo, curiosamente
el allí también está dentro de nosotros (por ejemplo, ese riñón maldito). El afuera y el
adentro no tienen un sentido objetivo, verdadero, como tampoco lo tiene el yo, el sujeto.
Son abstracciones que conforman la ab-realidad. “Yo no puedo señalarme a mí mismo
lo que estoy viendo por medio de una mano visual, ya que esta mano no señala a lo que
veo, sino que es parte de lo que veo”52.
Las interpretaciones (no hechos) nietzscheanas apuntan en este sentido. Sin em-
bargo, una interpretación también es en cierto modo un hecho, pues supone una obser-
vación: una separación entre observador y observado. Aunque la interpretación no pre-
tenda para sí el título oficial de verdad (al contrario que el hecho), también parte de la
separación. La interpretación es lo observado por el observador (sujeto, de ahí lo subje-
tivo de su carácter). Sin embargo, el hecho, que es lo observado, pretende ser objetivo,
ocultando al observador bajo el disfraz de la verdad.
La realidad olvida el ser, pero vive de ella. Entre todas las fórmulas preposicio-
nales: Vive de ella, vive en ella, vive con ella, vive por ella… Prima la preposición
(“de”) que indica posesión, propiedad, apropiación… y se obvia el carácter partici-
52 Ludwig Wittgenstein, Los cuadernos azul y marrón, Madrid, Tecnos, 2007, pág. 227.
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pativo, cooperador. En cuanto a las fórmulas adverbiales, se delata el “así”. Véase: “Yo
soy así”, “la vida es así”. Una tradición siempre es así (no abierta a la traición). Es decir,
ser de este modo (y no de otro posible modo). Así es la realidad, de un determinado
modo. El ser de la realidad implica (y esconde) su deber ser para ocultar la separación
del ser.
En un plano trascendental, universal, absoluto, ahí donde dice vivir (cierta) filo-
sofía (o la filosofía cierta), una pregunta: Si hoy en día el homo sapiens conviviese con
el resto de los homo conocidos, que son unos cuantos, junto con los grandes simios
(esos que se conocen como “superiores” y también los “inferiores”), ¿dónde colocamos
el corte de la intersubjetividad? ¿Qué es lo característico, lo esencial, del humano? ¿De
qué humano? ¿Qué es la animalidad?
“La definición de una persona ante sí misma, por ejemplo, no se limita a sus
células. Podría tener partes del cuerpo paralizadas o amputadas y aún sería “la misma
persona, entera a pesar de la pérdida de partes. ¿Qué es pues esa persona? (…) La
identidad de toda entidad viviente proviene de sus relaciones con el medio ambiente.
Estamos familiarizados con esta paradoja. Es la paradoja de la estructura disipativa
expresada en un nuevo lenguaje. Un tallo de trigo es autónomo (separado); su
autonomía deriva de su interdependencia con lo circundante. La clave para resolver la
paradoja depende de cómo entendamos palabras como “proceso” y “relación”. Estamos
tan acostumbrados a pensar en “cosas” que al principio nos puede resultar difícil de
aprehender, aunque Bohm ya nos ha habituado a abandonar nuestra creencia en las
“cosas”. Aquí también es importante, porque el paradigma de la estructura disipativa ha
reemplazado las “cosas” por “estructuras en proceso”. Las estructuras en proceso disi-
pativo o autopoiético no son como máquinas que siguen siempre el mismo camino.
Tomemos como ejemplo una planta de trigo. La identidad de una planta de trigo se
define por una intrincada red de conexiones con el sol, el aire, el suelo. Estas conexio-
nes implican complejas reacciones moleculares que convierten la materia y la energía de
una forma a otra para mantener ese equilibrio dinámico que es la planta. Este equilibrio
dinámico significa que todos los diversos procesos del trigo permanecen en la misma
relación mutua pero están en movimiento constante”53.
53 John P. Briggs & F. David Peat, A través del maravilloso espejo del universo, Barcelona, Gedisa,
otros desconocían estos datos aportados por la ciencia pero así lo intuyeron, lo sintieron.
Profundizaron (profundizar no es encerrarse en sí mismo sino salir –que es lo mismo
que entrar–), escaparon de sus cuerpos como meras carcasas y se fundieron en el ser.
El relámpago muestra energía. Pero esa energía no le pertenece. Por tanto, el re-
lámpago no puede hipostasiarse en ente, en materia. El relámpago forma parte de un
proceso. Él solamente se presenta como parte del proceso, pero no representa el proce-
so. El relámpago no es un producto de nada. No es un término, con él no se acaba el
proceso, el proceso es continuo. Que el ser humano dé importancia a ciertas partes del
proceso (como la visión del relámpago o la escucha del trueno) no significa que las
otras partes carezcan de valor. De nuevo: el valor aparece tras la separación. Lo que co-
nocemos “a ciencia cierta”: ¿es más valioso porque sí?, ¿o nos es más válido? El prefijo
“co” de “conocemos” es harto significativo: nos im-pone (como poner dentro) en rela-
ción. Otra archiconocida palabra que comienza con ese mismo prefijo es “conciencia”.
“La conciencia nos hace a todos sujetos”55. Otro apunte, por el momento, en tor-
no a la controvertida palabra “conciencia”, que se ha tornado un con(cep)trol, una abs-
tracción ideal, un hálito corporal, cientos de cosas. Asimismo, “mente”, “razón”… Mas
sólo sirven para separar, cuales fronteras. Véase la siguiente frase: “Soy consciente de
que mucha gente pasa hambre en el mundo”. ¿Qué es lo importante? ¿Que yo sea cons-
ciente de eso? ¿O eso (que mucha gente pase hambre en el mundo) en sí? Podemos eli-
minar la primera parte y decir: “Mucha gente pasa hambre en el mundo”. Así no le qui-
tamos protagonismo con nuestra presencia y nuestra opinión.
“La separación es una apariencia. Al igual que el sueño no está separado del so-
ñador, el conocer no está separado del ser. El sueño es el soñador, el conocimiento es el
conocedor, la distinción es meramente verbal”56. No hay astucia de la razón sino el astu-
to que usa la astucia de la razón. No hay dilema uso–abuso, se trata de una mera grada-
ción. Todo uso posibilita un ab-uso (desde el uso). Sólo tras la separación: lo gradual, lo
categorial, lo subjetivo, lo objetivo. En el ser, no hay abuso de autoridad, pues la autori-
dad es en sí un abuso.
55 Judith Butler, Mecanismos psíquicos del poder: teorías sobre la sujeción, Madrid, Cátedra, 2001,
pág. 119.
56 Sri Nisargadatta Maharaj, Yo soy eso, Málaga, Sirio, 2003, pág 161.
31
La complejidad estructural no define al ser humano sino al revés: nos abre, nos
arroja al ser. Además, la complejidad estructural (en cuanto integral) suele aparecer co-
mo base, utilizarse como fundamento del que se deriva nuestra superioridad, que nos
dota de mayores capacidades, etc, etc… Pero las capacidades nos llevan irremi-
siblemente a contenedores, parten de un nivel cuantitativo. Véase la siguiente frase: “Yo
soy capaz de…”. El yo es el contenedor sin el cual no es posible la capacidad. Un
argumento exclusivamente válido en y para la realidad. Así, un yo será más que otro
cuando sea más capaz de. De nuevo: la medida genera el valor. El vector, la dirección
primigenia no parte del sujeto, del humano, sino del ser. Y no se queda en el humano, el
ser no le pasa el relevo y se aparta. El ser atraviesa al humano por doquier. Inelucta-
blemente, por muy supersujeto que se crea, el humano es parte del ser. El supersujeto
cree ser él, aparte, él mismo. El supersujeto recorta su silueta del ser y continúa con su
vida alienada. La separación es la alienación primigenia. La realidad se apropia de la
verdad con un título de propiedad falso. Tenedores requieren contenedores.
“Pues no aislarás a lo que es, de su conexión con lo que es” –o también traduci-
do más literalmente como– “No apartarás a lo que es de estar con lo que es”57.
57 Parménides, Poema, Madrid, Akal, 2007, pág. 106.
32
En el ser, desde el ser, no se puede idear una ética para llevarla a la realidad.
Como el relámpago no se puede fosilizar (aunque sí en la realidad). Ahora bien, desde
la realidad, se pueden proponer modelos autodestructivos en aras a la construcción de
un espacio de mayor libertad hacia el ser (eliminación de fronteras), en aras a la trans-
formación, a la no separación. “Está claro que la ética no resulta expresable. La ética es
trascendental”58. ¿Por qué Nietzsche no escribió su ética? ¿Una ética del superhombre?
Cada superhumano ha de llevar a cabo su ética, su búsqueda constante sabiendo que no
hay premio ni tesoro real sino inmersión en el ser (participación en la verdad), evitando
caer en las redes de los rediles de la realidad. Una (sola) ética superhumana devendría
(se vendería como) necesaria. Esa ética podría constituirse (instituirse) arjé, por lo que
supondría una contradicción. El modo de ser del superhumano debe abrazar continua-
mente el ser, para no hipostasiarse y restringir el espacio de libertades. Claro que aquí
Nietzsche calla. Ese mejor callar, diría Wittgenstein. No se puede tejer una ética porque
menoscabaría la libertad concreta, el potencial inherente al ser. Toda ética (práctica, no
ideal) superhumana, vista desde la realidad, es sui géneris. La unicidad aparece tras la
comparación. Sin embargo, no significa que la unicidad sea especial, única, de un cariz
privilegiado, separado. La unicidad desde la realidad es síntoma de (búsqueda de) uni-
dad con el ser.
La ética hacia el ser sólo puede presentarse formalmente, crítica con las estruc-
turas ocultas que convierten una realidad en (aparentemente) necesaria. Si el ser es la
fuente de posibilidad de la ética, si en el ser todo es relacional, obviar algunas partes
(separar) conlleva limitar la libertad. Esta ética no se quedaría en los hechos, se pregun-
taría por los no–hechos; el ser no impone condiciones de posibilidad sino la realidad.
Cuando Habermas le preguntó a Marcuse qué entendía él por una vida mejor, és-
te le contestó (más o menos) que esa pregunta ya reflejaba un problema de peso. La ver-
dad es una luz que no ciega sino que apaga las otras luces que ciegan, como esa aurora
donde se entremezclan los contrarios día–noche, donde el cielo y la luna comparten cie-
lo, mostrando que los opuestos no son más que abstracciones ilusorias [con(cep)troles].
58 Ludwig Wittgenstein, Tractatus logico-philosoficus, Madrid, Alianza, 2012, pág. 142.
33
conceptual como de praxis, resultó y sigue resultando un aliado de la realidad, ¿un no-
madismo (movimiento, impropiedad…) deconstruiría el modelo cultural–epocal?
Tras todos estos siglos de Historia, escuchemos de nuevo a Heidegger: “La ver-
dad nunca es en sí, disponible por sí misma, sino que tiene que ser conquistada en la
lucha”63. Desenmascarar, en el sentido nietzscheano. El nihilismo no es un camino de
rosas, hay que regresar por la autopista (de peaje) que ha trazado la Historia, es decir, en
dirección prohibida, a lo kamikaze, derribando un con(cep)trol tras otro. Y una vez en el
punto de partida, lanzarse al precipicio del ser para comenzar un nuevo camino, camino
59 Judith Butler, Mecanismos psíquicos del poder: teorías sobre la sujeción, Madrid, Cátedra, 200, pág.
106.
60 Friedrich Nietzsche, Ecce homo, Barcelona, Edicomunicación, 1997, pág. 47.
61 Louis Althusser, Para un materialismo aleatorio, Madrid, Arena, 2002, pág. 32.
62 Byung-Chul Han, Sobre el poder, Barcelona, Herder, Barcelona, 2016, pág 89.
63 Martin Heidegger, Parménides, Madrid, Akal, 2005, pág. 25.
34
64 Reiner Schürmann, El principio de anarquía, Madrid, Arena, 2017, pág. 131.
35
Recuerda a las pintadas de París de Mayo del 68 que rezaban “las estructuras no
van a la calle”, a lo que Lacan respondió que precisamente por las estructuras se había
ido a la calle. Seamos realistas, pidamos lo imposible, se decía. Busquemos horizontes
suicidas, podría añadirse. Mas cuando la realidad se comprime hasta el nivel de ampu-
tación del sueño, se requiere una vuelta de tuerca: las estructuras han de convertirse en
calles. Perenne el peligro de separación: “Peligrosa distinción entre teoría y práctica”70.
La siguiente ilustración refleja (de forma harto abstracta) la relación entre el ser
y el ser humano a lo largo de la Historia occidental:
71 Reiner Schürmann, El principio de anarquía, Madrid, Arena, 2017, pág. 391.
72 Nirvana. (1991). Lounge Act. En Nevermind [CD]. Santa Mónica, U.S.: DGC Records.
37
Griegos idiotas.
73 Henry D. Thoreau, Desobediencia civil y otros escritos, Madrid, Alianza, 2010, pág. 69.
74 Herbert Marcuse, El hombre unidimensional, Barcelona, Austral, 2016, pág. 163.
38
poner un ejemplo, se convierte en lingote, este lingote (importante tener en cuenta la ge-
nealogía de las cosas, sus procesos) desprende porcineidad a todo aquel que lo posea.
Análogamente, en la actualidad, quien compra unas zapatillas en Europa que han sido
trabajadas por un niño en Vietnam. El olvido de la historia de las cosas, de sus procesos,
vela, en este caso, el maltrato infantil. Producción, especialización. Olvido.
75 Ervin Laszlo, El cambio cuántico, Barcelona, Kairós, Barcelona, 2013, pág. 14.
76 Zhuang Zi, Zhuang Zi “Maestro Chuang Tsé”, Barcelona, Kairós, 1996, pág. 128.
77 Alva Nöe, Fuera de la cabeza, Barcelona, Kairós, 2010, pág. 221.
39
Hay demasiada nada, es decir, queda casi todo por hacer. Convierte esa todavía
nada en algo nuevo. Arráncate las cadenas de la tradición. Sé original. ¿Verdad que algo
original nunca puede ser falso? ¿Por qué? Porque lo verdadero/falso llega tras la compa-
ración con el modelo, y lo original siempre es incomparable. El superhumano78 abraza
la voluntad de poder busca continuamente la originalidad. El lenguaje conservador nos
limita: necesitamos que la originalidad se convierta en verbo. Originar es lo propio del
superhumano como insujeto. Mejor dicho: Originando. Originando, el superhumano se
torna ultrahumano, yendo más allá del concepto de humanidad o antihumanidad, para
adentrarse en la indefinición del ser. En relación con el tiempo humano, que funda lo
histórico, Ilya Prigogine nos aporta una pista desde las profundidades del ser:
“Como las estructuras disipativas están acopladas (pensemos en todas las es-
tructuras disipativas acopladas en nuestro cuerpo), cobran una dirección coherente que
nosotros, como observadores macroscópicos, llamamos una dirección del pasado al
futuro”79.
78 Por usar el término nietzscheano, en un sentido que abarque tanto transhumanidad como
antihumanidad u otras formas no establecidas de humanidad en torno a la búsqueda de lo otro de
sí.
79 John P. Briggs & F. David Peat, A través del maravilloso espejo del universo, Barcelona, Gedisa,
“Somos lugares en los que sucede algo. Somos amplios” 80. Pero no es que seamos luga-
res, sino más bien que somos tratados así, pues somos controlados más fácilmente como
lugares, como porciones. Para amplificarnos, para ser más amplios, debemos salir de
nuestros lugares, derribar las fronteras obligatorias de la realidad.
“¿Y ahora qué va a ser de nosotros sin los bárbaros? Aquellas gentes eran una
especie de solución” 81.
“Tal vez se pueda ver en la palabra “theos” una raíz común con nombres como
el de la diosa Tetis, madre de Aquiles, aunque había otras Volksetymologien que la ha-
cían provenir del verbo “theaomai” (contemplar) o de la palabra “deos” (miedo). Como
quiera que fuese la palabra “dios” (theos) es predicativa en griego, y significa ante todo
“algo que ocurre”82.
pág. 148.
41
Tras la sumisión a esa prohibición (la vida con(cep)trolada), el sujeto no sólo ne-
cesita otros sujetos cuasi idénticos con los que interactuar sino otro tipo de sujetos a los
que obedecer. Tras los con(cep)troles hay sujetos (del tipo alcaide). Los con(cep)troles
no son ideas platónicas, precisamente. La identidad, la igualdad ante la ley típica del
Estado moderno, no es posible sin esta estructura férrea de delimitación, de reparto de
papeles. Por eso toda revolución se sale del guión, es histérica, aHistórica; y cuando se
normaliza, deja de ser revolución. La subordinación, con tal grado de separación a sus
espaldas, ha olvidado el sentido de su fundamento. Se cubre de una pátina plácida, nece-
saria, felizmente necesaria.
“La vuelta en dirección a la voz de la ley indica cierto deseo de ser contemplado
por la cara de la autoridad”84.
En el discurso fúnebre de Pericles, a los que se preocupan sólo por lo suyo, por
lo particular, se les llama idiotas. Ambos términos, en griego, poseen la misma raíz:
“ἰδιώτης” (idiota) y “ἴδιον” (particular). Muchas fuentes (Menexeno de Platón, Vidas de
Plutarco, Guerra del Peloponeso de Tucídides) nos hablan de Aspasia de Mileto, com-
pañera sentimental de Pericles: muy inteligente, hábil retórica, etc. Es probable que ella
le escribiese el discurso a Pericles. Ella: mujer, sin derechos políticos, no ciudadana,
extranjera, bárbara. Cuando un idiota es el que se preocupa por lo particular, el signifi-
cado de idiota se expande por doquier: idiota es el patriota, idiota es el egocéntrico,
idiota es el líder… Idiota es todo aquel que se autolimita con al menos un con(cep)trol.
Lo particular es la parte interior de la frontera, el contenido, lo poseído, lo propio.
Posesión y propiedad sólo son dos grados sucesivos de relación con el lugar. Sin
83 Friedrich Nietzsche, Ecce homo, Barcelona, Edicomunicación, 1997, pág. 44.
84 Judith Butler, Mecanismos psíquicos del poder: teorías sobre la sujeción, Madrid, Cátedra, 2001,
pág. 125-126.
42
embargo, en el ser no hay un lugar divisible, pues el ser no admite división, ésta sólo es
posible tras la separación. Paradójicamente, en la realidad, la separación de poderes
acarrea más Poder.
En la mitología: ¿por qué siempre del caos al cosmos (orden)? Parece lo normal,
lo racional. ¿Obra de la astucia de la razón? No:
“Un ‘sujeto’, sea cual fuere (individuo, ciudadano, Estado) (…) siempre tiene la
fuerza o la forma protectora de una barrera. La barrera interrumpe, luego acumula y
canaliza la energía (…) Este ‘sistema’ y esta ‘Idea’ son ante todo construcciones produ-
cidas para resistir lo que es experimentado como una amenaza”85.
En Roma, los plebeyos son los hijos de la tierra (terrae filii), sin linaje. Los pa-
tricios (patricii) son los hijos de los padres, patronos (patronus), que se benefician de la
tierra. Los patricios separan sus manos de la tierra. La tierra es trabajada por súbditos.
El producto de la tierra se convierte en una magnitud intermedia, que a su vez separa a
los amos de los siervos. Sujetos como bienes muebles, que facilitan la tributación y el
reclutamiento. La separación se convierte en multidireccional. En la globalización ac-
tual vivimos (sufrimos) el paroxismo de la separación: “La cabezonada de un capital sin
cabeza”86.
85 Jacques Derrida & Élisabeth Roudinesco, Y mañana, qué…, Buenos Aires, Fondo de Cultura
Económica, 2009, pág. 194-195.
86 Jacques Derrida, El monolingüismo del otro, Buenos Aires, Manantial, 1997, pág. 49.
43
pectacular. “Esta sociedad, que suprime la distancia geográfica, concentra una distancia
interior a modo de separación espectacular”87.
Las fronteras también pueden ser virtuales, como demuestran los con(cep)troles,
limitaciones del pensar. En internet existen identidades, usuarios. La comunicación flu-
ye a través de canales determinados [propiedades (de propietarios) con sus propiedades
(atributos)]. De punto a punto, de número a número, de nombre a nombre. Los canales
parecen facilitar la comunicación, acercar espacios aparentemente lejanos, pero también
merman las demás posibilidades que no caben fuera del canal, que se tornan invisibles.
En ese sentido, internet es un relámpago fosilizado. Todo canal porta consigo unos a-
prioris, unas reglas, unas medidas… la comunicación está sesgada de primera mano.
Hemos de despertar del sueño griego entendido como cimiento absoluto de corte
causal. Un hilo residual (traza) mana de todo arjé: la unión al ser que se vela como
consecuencia de la presencia de una realidad privilegiada.
Por ejemplo, ¿qué fue (es) del sueño americano? El sueño americano no era el
sueño de quien soñaba con una vida mejor sino un tipo de sueño que podía soñar (que le
era permito soñar a) todo aquel que quería buscar una vida mejor en Estados Unidos.
Estados Unidos compraba sueños gratis, por eso se enriqueció tanto con las ventas.
87 Guy Debord, La sociedad del espectáculo, Valencia, Pre-textos, 2002, pág. 144.
44
“Es hora de darse cuenta de que teoría y observación, en física y fuera de la física, están
inexorablemente unidas”88.
Ser cuántico.
En el famoso experimento mental del gato de Schrödinger, decir que el gato está
vivo y muerto al mismo tiempo (superposición de estados) hasta que abramos la caja y
lo comprobemos es fruto de un visión subjetivista. Curiosamente esta visión, que parte
de un sujeto, fundamenta el positivismo (con su refulgente cartel de objetividad). Algo
no concuerda. El gato está vivo o muerto independientemente de que el observador abra
o no la caja. Cuando el observador abre la caja, comprueba el resultado, pero el resulta-
do ya estaba allí antes, el suceso ya había ocurrido. El gato llevará muerto el rato que el
fotón haya activado el mecanismo para despachar el veneno. O, caso contrario, estará
vivo. Y si el observador tarda mucho en abrir (bajar del púlpito, ponerse los guantes de
látex en las manos…), el gato se habrá muerto pero de asfixia. Menos mal que es un
88 Ramón Lapiedra, Las carencias de la realidad, Barcelona, Tusquets, 2008, pág. 95.
89 Antonio J. Diéguez, Realismo y teoría cuántica, Contrastes. Revista Interdisciplinar de Filosofía,
experimento mental. Sin embargo, dice mucho de la posición que ocupa el observador,
como dador de verdad (su medida genera un valor).
Con el paradigma cuántico emergen otros conceptos que hasta ahora han sido
bastante olvidados (sobre todo en Occidente): participación en lugar de observación;
intensidad en lugar de extensión; unión; no localidad; indeterminación; indiscrimina-
ción; dispersión… Todos ellos enemigos acérrimos de la separación. Las consecuencias
filosóficas de la teoría cuántica son harto significativas. Regresemos un momento a
Aristóteles:
Este motor racional forma parte de nuestro modo de pensar occidental, cual arjé
implícito. A grandes rasgos: el tiempo de nuestra realidad es el tiempo de las cosas; el
espacio son las cosas y también lo que no son cosas, donde no hay nada, el vacío. Pero:
Ahora tomemos la célebre frase “la nada nadea” de Heidegger, tan denostada por
los positivistas (véase Carnap). Ese vacío cuántico, vivo, vivifica, es decir, posibilita la
formación de entes [que, no olvidemos, son en–ergía: que significa literalmente “dentro
de la acción” o “en acción”93]. La nada es un continuum dinámico, un proceso, por lo
tanto: la nada no puede hipostasiarse, sólo puede nadear. En palabras de Nicolás de Cu-
sa:
90 Aristóteles, Metafísica, Madrid, Alianza, 2008, pág. 118.
91 Fritjof Capra, El tao de la física, Málaga, Sirio, 2017, pág. 258.
92 Ibídem, 259.
93 David Bohm, Sobre la creatividad, Barcelona, Kairós, 2013, pág. 131.
46
A la cita sólo hay que quitarle la segunda letra ‘l’, cambiando “incomprensible”
por “incompresible”.
No hay vacío, no hay una nada, sino un pleno cósmico: el ser como matriz. Lo
cuántico remite a sucesos, destacando el concepto de campo (no vallado, no fronterizo),
que posibilita la ocurrencia de sucesos. Las partículas no son entes separados sino con-
centraciones de energía con un elevado grado de intensidad.
Por ejemplo, un modelo educativo que es financiado por un banco, será todo lo
amplio y constructivo que se quiera, pero no cabrá en él la eliminación del con(cep)trol
dinero, la búsqueda de otros modelos económicos que no se basen en el dinero, etc, etc.
97 David Bohm, Sobre la creatividad, Barcelona, Kairós, 2013, pág. 74.
98 La función de onda, que representa el estado físico de un sistema de partículas, incide en la
probabilidad de presencia.
48
El azar ya no significa algo desconocido, una variable oculta, sino algo sistémi-
co, objetivo. El azar, tratado secularmente (en Occidente, sobre todo) como algo anor-
mal en particular y anómalo en general, pasa ahora a convertirse en concepto fundamen-
tal. Pero, a su vez, el azar se convierte en antifundamento, pues no puede erigirse arjé en
y para una realidad determinada.
“Al igual que los puntos de masa de Newton, los seres humanos parecen ser
estancos, como pedazos de masa organizada mutuamente independiente, sólo relaciona-
dos externamente entre sí y con su entorno” (…) “Todo cuanto (quantum) está intrín-
secamente conectado con todo los demás cuantos, y cada organismo lo está con todos
los otros que existen en la biosfera”100.
99 Sergio Martínez Muñoz, El azar en la mecánica cuántica: de Bohr a Bell, Crítica, Revista Hispano-
A primera vista puede parecer ingenuo aplicar estos principios que rigen el mun-
do subatómico al mundo macroscópico. Sin embargo, más que aplicación, el paradigma
cuántico huelga comprensión. “Nuestra sensación de libertad interior podría ser la
expresión de ese indeterminismo”101. “Nuestros contenidos mentales y con ello nuestro
comportamiento podrían exhibir (…) una impredecibilidad esencial: el reflejo de la im-
predecibilidad óntica de la realidad cuántica de la que estamos hechos y la de aquella
realidad exterior a nosotros con la que interactuamos”102.
101 Ramón Lapiedra, Las carencias de la realidad, Barcelona, Tusquets, 2008, pág. 185.
102 Ibídem, pág. 187.
103 Ramón Lapiedra, Las carencias de la realidad, Barcelona, Tusquets, 2008, pág. 189.
50
Según el poema babilónico del Enuma Elish, nombrar es crear. Entonces, ¿qué
había en el mundo antes de que fuese nombrado? Lo mismo que después de ser nombra-
do excepto nombres. El lenguaje habita el espacio determinado de la realidad pero no
puede evitar su unión al ser indeterminado, por ello, trasciende, puede convertirse en un
vehículo exploratorio allende las fronteras (en un sentido artístico), algo harto peligroso
para la estabilidad de la realidad.
Así pues, “ser más consciente” significa profundizar más en el ser, pensar en
más posibilidades de relación. Nada que ver con lo cuantitativo sino con la inmersión en
el ser. Decimos: “Ahora sí que soy consciente de…”, es decir: “lo he comprendido”, he
104 Platón, en su República (pág. 570): “(…) del elemento calculador que existe en nuestra alma”.
105 Fritjof Capra, El tao de la física, Málaga, Sirio, 2017, pág. 145.
106 David Bohm, Sobre la creatividad, Barcelona, Kairós, 2013, pág. 81.
51
ido allí (aunque sea pensando) y me he relacionado con ello, he profundizado en otro
campo (en la verdad) que la realidad (que mi realidad) me ocultaba.
107 Fritjof Capra, El tao de la física, Málaga, Sirio, 2017, pág.192.
108 Ibídem, pág. 336.
52
Lo cuántico rompe con las dinámicas humanistas, tanto filosóficas como cientí-
ficas, lo cuántico (tanto en computación como en otras ramas) nos arrastra hasta las
profundidades, hasta los abismos de la incertidumbre, potencial de la libertad. Lo
cuántico hace volar por los aires nuestro modo de ser, nuestros motores de pensamiento,
incluso nuestros motores de búsqueda, retomando unas viejas palabras del Maestro
Eckhart: “El camino te conduce a un maravilloso desierto (…), sin límite se extiende. El
desierto no tiene ni lugar ni tiempo”. Ese camino es el camino cuántico, deconstructor
de la realidad. El desierto es el ser.
53
“Es importante y, en verdad, de suma urgencia, aclarar esta profunda y extendida confusión que
penetra en la totalidad de nuestras vidas. ¿Para qué sirven los intentos en la sociedad, en la
política, en la economía o en cualquier otro campo, si la mente queda atrapada en un
movimiento confuso en el que generalmente se está diferenciando lo que no es diferente y se
está identificando aquello que no es idéntico? Tales acciones serán, en el mejor de los casos,
inútiles y, en el peor, realmente destructoras”109.
Responsabilidad e incapacidad.
El llamado ruido blanco (white noise) es una señal de audio que contiene todo el
espectro de frecuencias a la misma potencia. Es decir, todas las posibilidades al mismo
nivel. Lo que se entiende por una verdadera libertad de oportunidades. El adjetivo
“blanco” del ruido proviene de la analogía con la luz blanca, la cual contiene, la cual es,
mejor dicho, todos los colores. El ruido blanco es una señal no correlativa, es decir, no
elige combinaciones (no discrimina), es aleatoria. Buen ejemplo de lo verdaderamente
democrático, de la no imposición. Ofrece infinitos modos, no modelos, pues la separa-
ción aparece en el paso del modo (verdad) al modelo (realidad).
dre sabe medicina, la distancia se acorta bastante. Se podría decir en ese sentido que una
madre médica es más responsable, ofrece mayor capacidad de respuesta ante los prime-
ros síntomas de enfermedad de un hijo. Cuando más concretos sean sus conocimientos
de medicina, es decir, si su especialidad no tiene mucha relación con otras ramas, cuan-
to más específica sea, más limitada, menor será su capacidad de respuesta. Si la madre
no es médica y no tiene ni idea de medicina, lo llevará a un hospital. La madre entonces
delegará su responsabilidad en un médico. La madre perderá capacidad de respuesta.
Ahora bien, la libertad que ofrece el ser es donde nace toda posibilidad, toda capacidad
de respuesta, por lo que la madre será menos libre. Así una responsabilidad mayor con-
juga una mayor libertad.
Respondiendo a la famosa cita del ilusionista Harry Houdini (“Tu cerebro te ha-
rá libre”), no es el cerebro lo que te hace libre, sino la posibilidad de libertad que conlle-
va tu inmersión en el ser [la co-respondiente participación]. Siempre es posible pensar
de otro modo, ampliar el abanico de posibilidades, luego también es posible comprender
los límites de la realidad.
pág. 126.
56
ceden su capacidad de acción en torno al valor justicia a una institución, ésta no opera
de igual forma merced a su privilegio. No pregunta al conjunto de ciudadanos, no com-
parte su responsabilidad, simplemente enjuicia al ciudadano que sea.
(Véase la ilustración que sigue). El arjé genera una cárcel modal. Unos límites
reales (circunferencia) que no son verdad aunque estén ocultándola, de ahí su discon-
tinuidad, pues el ser siempre cabe. “Hypokeimenon”, como lo subyacente. Que (¿curio-
samente?) en latín se traduce como “subiectum”, sujeto, con lo que el sujeto pasa de ser
lo que subyace (ser) a lo que se muestra (ente). El sujeto, pues, arranca un trozo de ser y
lo instaura en sí (en el ente), olvidando el ser. El sujeto se torna tesis y oculta hipótesis
(ser como generador de hipótesis).
111 Ervin Laszlo, El cambio cuántico, Barcelona, Kairós, Barcelona, 2013, pág. 117.
57
Véase la típica imagen del iceberg. La parte de arriba del iceberg, la que está
sobre la superficie del mar, no es lo que oculta a la parte de abajo. Lo que oculta es la
propia superficie. El espacio limitado donde (sobre)vive la realidad. Sin embargo, lo
que posibilita la existencia de ese iceberg es el mar, no sólo la superficie sino también
las profundidades. (Y, a su vez, ¿qué posibilita el mar?). Es decir, las profundidades no
velan porque sí, vela la imagen de la superficie, con sus destellos y reflejos. Además, un
mar no está realmente separado del aire que le rodea, del lecho que lo sustenta, etc, etc.
Los otros vértices de la pirámide son las otras dos dimensiones ya expuestas en
el primer epígrafe (principium, fundamento; princeps, autoridad), que proporcionan es-
tabilidad, la base de la pirámide. He ahí el peso de la tradición. Si la realidad mantiene
su tiempo, la pirámide va aumentando (sus vértices se separan): la circunferencia se
expande, ofreciendo (siempre aparentemente) más libertad. El engaño de la realidad
consiste en: 1) velar la libertad inherente al ser y después 2) ofrecer una libertad posible
58
que permita la supervivencia de esa realidad, una libertad reducida. (Reitero: la demo-
cracia es un pleonasmo que se sirve como limosna).
Una vez más y la última ya: la separación genera sujeción y ésta subordinación.
Incluso en los niveles más altos de la jerarquía (líderes), ya que estos también se hallan
encadenados a la realidad, pues son los arjés que fundamentan la realidad los que les
otorgan un determinado poder. La finalidad última de toda realidad es su pervivencia, y
para ello necesita las fronteras (tanto físicas como mentales/virtuales). Tratando de ir
siempre por delante, de salir a escena ocultando el telón de fondo, de emerger como el
iceberg, la realidad ofrece la responsabilidad como una obligación de los súbditos, cuan-
do esa responsabilidad tiene mermada (radicalmente, de raíz) su capacidad. Así pues, la
responsabilidad en la realidad deviene incapacidad.
112 David Bohm & Jiddu Krishnamurti, Los límites del pensamiento, Barcelona, Kairós, 2008, pág 158.
113 Reiner Schürmann, El principio de anarquía, Madrid, Arena, 2017, pág. 84.
114 Ibídem, pág. 375.
59
“En el claro del bosque se alzan las casas de los hombres (incluidos los templos de sus dioses y
los palacios de sus señores) como sus más llamativas demarcaciones”115 .
Conclusiones: (di)ver(si)dad.
115 Peter Sloterdijk, Normas para el parque humano, Madrid, Siruela, 2001, pág. 57.
116 Ibídem, pág. 75.
61
necesita comparar, luego son necesarios varios”117. ¿Qué implica esto? Que la diversi-
dad es en verdad, en el ser/devenir. La igualdad es fruto de una comparación posterior,
por alguien, fruto de un juicio subjetivo. Así pues, esa igualdad fruto de una
comparación no puede convertirse en algo objetivo [no es (en) verdad]. Por tanto, por
ejemplo, los ciudadanos son iguales ante la ley, o todos somos iguales en derechos y
deberes, o todos somos humanos o cualquier enunciado basado en la prescripción
(subterfugio) de la igualdad es una falacia, es una estrategia de cría y/o domesticación
(como diría Sloterdijk). Por tanto, un carnet de identidad es (en verdad) un carnet de
igualdad. Una identidad te funde en el todo, te integra; pero una igualdad te separa y
posibilita tu control. Retomando a Heidegger: “Visión del mundo sin mundo, historia
mundial sin mundo: la mera cría del hombre y la elaboración y asimilación de la tierra;
el consumo y el gasto como fundamento de la institución y organización incondicional
de lo objetual”118.
El ser es el sismo que hace tambalear los cimientos (arjés) de todo ismo,
incluido, por supuesto (por su-Puesto), el humanismo. La clasificación es consecuencia
de la separación. Asimismo la alienación, sin separación no hay alienación; no hay lo
otro en el ser (“lo mismo tolera lo múltiple”119 –adviértase: “lo mismo”, que no “lo
igual”), no hay posibilidad de parcelación, de determinación en la verdad sino
solamente tras la separación. El ser es lo otro y lo mismo, no puede ser comparado
porque no hay trascendencia en él. La trascendencia proviene de la parcelación, de la
entificación. El ente ob-tiene un privilegio espacio-temporal y os-tenta un arjé, un modo
de aparición que vela la verdad. Lo esencial del ente es tener (entenedor): tener
apariencia, tener espacio, tener tiempo, tener un modo, tener un arjé…
117 Martin Heidegger, Ejercitación en el pensamiento filosófico, Barcelona, Herder, 2017, pág. 124.
118 Ibídem, pág. 84.
119 Ibídem, pág. 124.
120 Ibídem, pág. 44.
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la escala? ¿Por qué aún se sigue hablando de subjetivismo u objetivismo en torno a ello?
Tras todas estas cuestiones subyace el problema de la separación.
BIBLIOGRAFÍA:
BOHM, David & KRISHNAMURTI, Jiddu, Los límites del pensamiento, Kairós,
Barcelona, 2008.
BRIGGS, John P. & PEAT, F. David, A través del maravilloso espejo del universo,
Gedisa, Barcelona, 1996.
BUTLER, Judith, Mecanismos psíquicos del poder: teorías sobre la sujeción, Cátedra,
Madrid, 2001.
THOREAU, Henry D., Desobediencia civil y otros escritos, Alianza, Madrid, 2010.