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Relaciones tóxicas: dolorosas e insanas

Todos buscamos sentirnos amados, valorados, apoyados y escuchados.


Seguramente, tu red social (amigos, familiares, compañeros, pareja,
etc.) sea en tu vida una fuente importante de gratificación, aunque a la
vez pueda convertirse en un gran foco de estrés.

De alguna manera, en tus vínculos tiendes a buscar el equilibrio entre el


dar y el recibir, porque no te gusta ni sentirte culpable (das menos de lo
recibido) ni sentirte frustrado (das más de lo que recibes).

Sin embargo, tal y como explico en mi ebook «Cómo superar una ruptura
con el pensamiento», la realidad es que esta reciprocidad no siempre
se da, y el abuso, la desarmonía, la agresividad y el chantaje emocional
emergen en relaciones que más que sumar, te restan.

Entonces, llega un momento que te das cuenta de que cuando te


relacionas con determinadas personas prevalece tu sufrimiento, y lo
negativo se inclina en la balanza. Al final, te pillas a ti mismo deseando
que esa persona se vaya para sentir cierto alivio, y restaurar la paz que
habías perdido en su presencia.

Relaciones tóxicas, relaciones sin reciprocidad ni


libertad emocional.
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Cuando esto no te ocurre de forma puntual, sino que es la forma


habitual con la que te relacionas con alguien, estás ante lo que llamamos
una relación tóxica.

¿Qué es una relación tóxica?


Es una relación insana, que te mina, que inhibe tu potencial, que saca lo
peor de ti, que te deja sin energía, que te daña emocionalmente, que te
impide ser tú mismo, que limita tu desarrollo y bienestar.

En este tipo de vínculo, uno de los dos, o los dos, sufrís por imposiciones,
manipulaciones, coacciones, faltas de respeto, reproches continuados,
posesividad, desvalorización de la opinión o sentimientos, etc.

Si no se desintoxica y se sigue sometido, no tardan en aparecer los efectos


en la salud mental y emocional: depresión, ansiedad, enfermedades
psicosomáticas, estrés, etc. No subestimes las implicaciones de vivir así
en tu vida.
El primer paso para protegerte de una relación tóxica es que
puedas identificarla correctamente, sin justificar o “normalizar” lo que te
está dañando. Veamos algunas de las más comunes:

#1. Relaciones en las que solo decide uno.


Tal vez comenzaste relativizando la importancia de las decisiones, tal vez
te consideres una persona flexible y tolerante y nunca hayas necesitado
salirte con la tuya o tener razón.

Hasta aquí, te diré que muestras una actitud abierta al diálogo; el problema
llega cuando de la apertura pasas a la sumisión, y adoptas una postura
pasiva ante las tomas de decisión, dejando que sea siempre el otro
(amigo, familiar o pareja) quien imponga su criterio como verdad absoluta
o dogma.

El miedo a la soledad y la dependencia emocional suelen estar detrás.

Tu criterio tiene tanta validez como el de la otra parte, no dejes que te


lo anulen. Lo que tú piensas y sientes cuenta.
No hay una única forma de hacer las cosas, y la tuya también tiene cabida,
no lo dudes.

¿Por qué tendrías que dejar que otro decida por ti?

#2. Relaciones en las que hay faltas de respeto.


No hay nada que justifique el hecho de que te insulten, te menosprecien,
te descalifiquen o te agredan verbalmente. Así que no repases, ni un
minuto más, la escena, porque no vas a encontrar nada en tu
comportamiento que te responsabilice de que otro vuelque sobre ti su
agresividad.

En una relación sana puede haber discrepancias, y uno de los dos, o los
dos, podréis hacer algo que enfade al otro, pero el cómo se exprese esa
ira, en qué momento y con qué intensidad es responsabilidad únicamente
de quien la manifiesta.

No estás obligado a quedarte escuchando a quien te grita, te veja o te


humilla.
No dejes que se comuniquen contigo de forma agresiva. Interrumpe la
conversación, ponte a salvo. Tu dignidad y tu autoestima te lo están
reclamando.

#3. Relaciones en las que hay chantaje emocional.


Cuando la otra persona te hace sentir culpable y utiliza su malestar
emocional como argumento de persuasión para obtener lo que quiere de
ti, está intentando manipularte.

En el chantaje, no hay peticiones constructivas que dejan libertad de


acción a quien las recibe, realmente lo que se busca es la satisfacción
individual a toda costa, sin atender las necesidades del otro, haciendo
completamente responsables a los demás del malestar que genera no
lograr lo deseado.

¿Notas la presión en tu pecho cuando te sientes manipulado? Pues


utilízala de señal para saber cuándo estás sintiéndote coaccionado o
asfixiado por la culpa que intentan trasladarte, si no accedes a dar o
hacer lo que esperan de ti.

Relaciones tóxicas, contaminadas de


manipulación, agresividad o sumisión.
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Siéntete libre de actuar. Podrás negociar, escuchar y dialogar, pero no


te dejes manipular.

#4. Relaciones para completarte.


Lo sano es que cuando alguien llegue a tu vida lo haga para sumarte, para
potenciarte, para facilitarte tu desarrollo, no para responsabilizarte de
llenar el vacío que existe en él/ella. Y a la inversa, la otra persona no tiene
la obligación de cubrir los déficit tuyos.

Si tienes que salvar de la soledad a alguien, y te relacionas siempre desde


tu rol de “salvador”, lo más probable es que en algún momento la otra parte
te responsabilice de no llenar su vacío existencial.

Por otro lado, intentar que el otro se ajuste a tus esquemas y necesidades
para completar esa parte de ti que no has logrado sanar o satisfacer por ti
mismo, es igual de tóxico y contraproducente.

«No he venido a este mundo

a cumplir tus expectativas.

No has venido a este mundo

a cumplir mis expectativas.

Yo hago lo que hago.


Tú haces lo que haces.

Yo soy yo, un ser completo aún con mis carencias.

Tu eres tú, un ser completo aún con tus carencias.

Si nos encontramos y nos aceptamos,

si nos aceptamos y nos respetamos,

si somos capaces de no cuestionar nuestras diferencias

y de celebrar juntos nuestros misterios,

podremos caminar el uno junto al otro;

ser mutua y respetuosa,

sagrada y amorosa compañía

en nuestro camino.

Si eso es posible puede ser maravilloso,

si no, no tiene remedio.»

Oración basada en la oración Gestáltica de Fritz Perls

#5. Relaciones atascadas en el pasado.


En toda relación que perdure en el tiempo, las ofensas aparecen. Nadie
es perfecto, se cometen errores, se dicen cosas que duelen, se hacen
cosas que pueden responder a eso de injustas, abusivas o dañinas.

La cuestión es ¿qué hacemos con esas piedras del camino que nos
recuerdan la caída, el golpe y la herida? ¿Avanzamos y obtenemos
alguna información o aprendizaje de ellas, o las revivimos, una y otra
vez, de forma obsesiva en nuestro presente?

Un vínculo en el que constantemente se está rememorando los agravios


del pasado, se vuelve tóxico y obsesivo, porque atenta contra la confianza,
porque contamina lo positivo del aquí y el ahora, porque no deja avanzar,
ni deja hueco para las nuevas cosas por construir.

En mayor o menor grado, todas las relaciones pueden tener en algún


momento de su existencia elementos tóxicos.
¿Cómo evitar una relación de este tipo?
Lo primero que hay que señalar es que absolutamente todos podemos tener
comportamientos tóxicos. De hecho, seguramente, hayas podido verte reflejado en
alguno de los puntos anteriores (independientemente de que seas hombre o mujer).

No te preocupes. Es normal. Nadie es perfecto y todos cometemos errores como esos


en algún momento. Sin embargo, cuando bastantes puntos de los anteriores se repiten
con frecuencia (o cuando alguno de ellos es muy intenso), sí debemos empezar a
preocuparnos.

En el caso de que, viendo la lista anterior, creas que tu pareja es una persona tóxica, los
pasos a seguir deberían ser los siguientes:

Re-empoderarte

Es probable que la relación que has tenido te haya ido robando poco a poco las fuerzas y
la dignidad, hasta el punto de sentir que lo necesitas para cualquier cosa. Es importante
que vayas re-empoderándote poco a poco para poder plantarle cara. La mejor forma de
hacerlo es junto al punto número 2.

Hablar con tus familiares y amigos

Tus familiares y amigos pueden ayudarte a empoderarte y, además, pueden ayudarte a


valorar si realmente tu pareja es tóxica o no, escúchales.

Hablar con él/ella

Una vez te sientas con fuerzas, puedes sentarte a hablar tranquilamente con tu pareja. En
algunas ocasiones, una charla de este tipo redirige la relación hacia un mejor puerto. No
lo dejes pasar para evitar enfrentamientos, pues de lo contrario sólo tú serás el
perjudicado. Eso sí, habla con respeto y la mayor tranquilidad posible, empezar una
conversación de este tipo con ataques y recriminaciones no te facilitará las cosas en
absoluto. La asertividad es la clave.

Cortar la relación

Sin embargo, en la mayoría de ocasiones, no es posible cambiar la forma de actuar del


otro en la relación, y la única solución es ponerle fin, ya que no te vas a sentir mejor ni
va a cambiar nada sólo por esperar a que esto suceda.

Como puedes ver, las relaciones tóxicas son algo que hay que evitar a toda costa,
porque, de lo contrario, pueden acabar amargándonos la existencia. Esperamos que este
artículo te haya ayudado y que, de ahora en adelante, seas capaz de identificar las
relaciones de ese tipo.

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