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Procesos

Para que los fluidos estén en equilibrio se debe tener en cuenta:

ECUACIONES FUNDAMENTALES DE LA DINÁMICA DIFERENCIAL

Balance de masa o ecuación de continuidad

El primer y más sencillo de los balances es el de masa. Como quiera que en la


mecánica clásica la masa existente en el interior del elemento de volumen
seleccionado es un invariante, aunque no lo es en la mecánica relativista, de la que
dista un abismo dadas las bajas velocidades, comparadas con las de la luz, de los
campos fluidos propios de la ingeniería. Pues bien, la ecuación de continuidad (el
nombre habitual del balance de materia en Mecánica de Fluidos) se establece
imponiendo esta condición. Que la materia es un invariante, lo que se impone
igualando a cero la suma de la variación de masa en el interior del volumen
seleccionado más el flujo de masa neto (el saliente menos el entrante a través de la
superficie que limita el volumen en cuestión). Cuando el flujo de masa saliente
supera al entrante la variación de masa en el interior del elemento de volumen
disminuye, ocurriendo lo contrario cuando la entrante supere a la saliente. Una suma
que en forma diferencial se expresa tal cual la ecuación (4.2) expresa:

Donde el primer sumando (variación local de la densidad en un punto genérico del


espacio fluido) representa la variación de masa por unidad de volumen en el
interior del volumen de control diferencial (centrado en el punto genérico al que
están referidas las variables fluidas). De otra parte el vector (cuyas unidades
son ML-2 y, por tanto, en el Sistema Internacional, SI, se mide en kg/m2 ) es el
flujo unitario de masa que atraviesa una superficie elemental (es una función de
punto). Por tanto, el segundo término de la ecuación (4.2), la divergencia del
vector, es:

y representa el balance del flujo másico a través de la superficie elemental que


encierra el volumen diferencial. O, dicho más coloquialmente, el flujo másico
saliente menos el flujo entrante a través de esta superficie. Recordando cómo se
derivan las variables fluidas la ecuación (4.2) admite una manera alternativa también
muy clarificadora. En efecto, recordando que es un operador diferencial y que la
suma de la derivada local de la densidad (primer sumando) y de la convectiva, en
este caso , es la derivada total, el desarrollo de (4.2) proporciona:

Esta segunda forma de la ecuación de la continuidad (4.5) no permite, como la


precedente, una interpretación del balance de materia efectuado sobre un espacio
euleriano (el elemento de volumen), toda vez que el primer sumando es la derivada
total (o material) de la densidad, concepto lagrangiano ligado a la partícula cuya
variación de densidad se estima. Cuando el fluido es incompresible, esa variación
es necesariamente nula y, por lo tanto, también lo es el segundo sumando de la
ecuación (4.5). Pero al no poder serlo la densidad (no hay ningún fluido de densidad
cero), necesariamente también lo debe ser la divergencia del vector velocidad .
En consecuencia, cuando la divergencia del campo de velocidades es nula, el flujo
que ese campo de velocidades representa es incompresible. La divergencia de la
velocidad es igual a la dilatación unitaria de una partícula fluida (asimilada a un cubo
elemental), pues cada uno de sus tres sumandos proporciona la dilatación unitaria
longitudinal de cada uno de los tres lados del cubo. Por ejemplo en la dirección x,
es . La dilatación unitaria volumétrica se nota θ ( ). Obviamente en un
fluido incompresible, la densidad no cambia, lo que implica que una masa concreta
ocupa siempre el mismo volumen. (Arregui de la Cruz , Cabrera Rochera, Cobacho
Jordán , Gómez Sellés , & Soriano Olivares , 2017)

Balance de fuerzas. Ecuación de Navier Stokes y de Euler

Sobre un conjunto de partículas de fluido encerradas en un volumen elemental ,


actúan un conjunto de fuerzas elementales. Algunas, el ejemplo más sencillo es el
de las fuerzas de presión, a través de la superficie que limita el elemento de volumen
(de ahí el nombre de fuerzas de superficie) otras, como el campo gravitatorio, son
fuerzas que se aplican directamente sobre el volumen y por tanto se llaman fuerzas
de volumen. Al plantear la ecuación fundamental de la dinámica (la suma de todas
las fuerzas que actúan sobre una masa diferencial, tanto las de superficie como las
de volumen, es el producto de esa masa por su aceleración), se llega a la ecuación
de Navier Stokes. Para obtener la forma final (ver la ec. 4.6) se ha introducido la
hipótesis de Stokes que relaciona la viscosidad del fluido, las causas (fuerzas de
superficie representadas por las componentes del tensor de tensiones) y los efectos
(deformación de la partícula elemental de fluido). Conviene recordar que la ecuación
(1.1) es la expresión más simple de la hipótesis de Stokes. Y lo es porque el flujo
que allí se contempla es el más sencillo de todos, el que discurre entre dos placas
planas paralelas que se estudia al final de este capítulo. Pues bien, la ecuación de
Navier Stokes, la que preside toda la Mecánica de Fluidos y, por tanto la más
importante de este cuerpo de doctrina de la física, es:

El significado físico de cada uno de sus términos es el que sigue:


- : es la aceleración del fluido.

- : es la resultante de las fuerzas exteriores por unidad de volumen. Con el fluido


evolucionando en el seno de un campo derivado de una función potencial U, se
tiene . En el caso de un campo gravitatorio la función potencial es U = gh.
Alternativamente (ver figura 5, U = gh).

- : el gradiente de presiones. Cuando en una determinada dirección disminuye se


le denomina gradiente favorable, pues propicia el movimiento en tal dirección.

- : son las pérdidas por disipación viscosa derivadas de la dilatación


(si ) o de la contracción si el signo es negativo. En flujos incompresibles las
partículas de fluido no cambian de volumen y este término es nulo . El
término completo , es el gradiente de la divergencia del vector velocidad
y proporciona la dirección de máxima dilatación. Si , la dilatación de la
partícula es constante (la dilatación en una determinada dirección no se altera) y al
no haber desplazamiento relativo entre filetes fluidos la disipación viscosa por este
concepto, también es nula.

- : es la disipación viscosa por excelencia, presente siempre en cualquier


fluido real. Si el fluido es ideal (µ = 0), la ecuación de Navier Stokes se simplifica
notablemente porque los dos términos más complejos, que son los ligados a la
viscosidad) se anulan, quedando:

O de forma más compacta:

Como se ha supuesto µ = 0 (no hay disipación viscosa, es decir no hay pérdidas),


la expresión (4.8) expresa con claridad meridiana la relación causa (gradientes de
los campos gravitario y de presión) efecto (aceleración del movimiento). Cuando el
fluido se mueve a lo largo de una línea de corriente estacionaria en el tiempo y
curvilínea (figura 1), y el movimiento se refiere a las coordenadas naturales
que representan las direcciones tangencial, normal y binormal, los campos de
velocidad y de presión sólo dependen de la variable espacial, s, y se simplifican por
lo que se puede escribir y p = p (s, t).

En estas condiciones la aceleración total de una partícula elemental (recuérdese la


derivada total como suma de la local y la convectiva así como la fórmula de Frenet
con Rc radio de curvatura de la trayectoria curvilínea) viene dada por la ecuación
(4.8), válida en la dirección tangencial ( ):

En consecuencia la componente tangencial de la ecuación (4.8) puede escribirse:

O de forma más compacta:


Una relación que se obtendrá directamente en la próxima lección con un simple
balance de fuerzas. Si a las hipótesis precedentes (flujo a lo largo de una trayectoria
curvilínea estacionaria , y fluido ideal), se añade la de régimen permanente
y la de incompresible  = C, la ecuación de Bernouilli expresada en energía por
unidad de volumen, queda:

O, de manera más compacta (manteniendo el término local, si el régimen no es


estacionario), en función del trinomio de Bernouilli:

Una relación que se utilizará con mucha frecuencia en las lecciones posteriores,
sobre todo en flujos incompresibles a través de tuberías de presión. (Arregui de la
Cruz , Cabrera Rochera, Cobacho Jordán , Gómez Sellés , & Soriano Olivares ,
2017)

Balance de energía. Ecuación diferencial de la energía

Este curso presta poca atención, ya se ha dicho, a los flujos de fluidos en los que el
intercambio de calor es un fenómeno relevante. En ellos, al igual que en aquellos
en que las variaciones de densidad del fluido son importantes (es decir, en la
dinámica de gases) la ecuación de la energía juega un papel esencial. En cualquier
caso también en los flujos mecánicos de los líquidos incompresibles en los que, cual
se ha dicho, la ecuación de la energía está desacoplada, también aporta una
información relevante. Permite identificar, ya se ha dicho, el destino final de las
pérdidas por fricción generadas por la viscosidad y que no es otro que el
calentamiento del fluido. La ecuación
resultante de aplicar un balance de energía
a un elemento de volumen diferencial es:

Donde el primer término representa la variación de la energía total por unidad de


volumen. En cuanto a la significación de los términos que integran el segundo
miembro es la que sigue:

- : es el trabajo elástico (θ, recuérdese, es el valor de la dilatación unitaria de


una partícula elemental). Nulo en los fluidos incompresibles.

- : la función de disipación. Proporciona la pérdida de energía, asimismo por


unidad de volumen y por unidad de tiempo (potencia disipada por unidad de
volumen), inherente al movimiento de cualquier fluido real (µ ≠ 0). Su valor lo detalla
la relación (4.9). Desde la óptica de los problemas que en ese curso nos
preocupan es, con diferencia, la función de disipación cuya expresión, en
coordenadas cartesianas, en el caso más general es:

una relación que se utilizará, bien que muy simplificada, al estudiar el flujo laminar
entre dos placas planas y paralelas. Sólo sobrevive un término, en concreto
. - : representa el flujo térmico por unidad de volumen a través de la
superficie elemental que lo limita, siendo k el coeficiente de conductividad térmica
del fluido. (Arregui de la Cruz , Cabrera Rochera, Cobacho Jordán , Gómez Sellés ,
& Soriano Olivares , 2017)

Conclusión

Las ecuaciones de continuidad (4.2), Navier Stokes (4.6) y energía (4.14), gobiernan
cualquier flujo fluido, abierto o cerrado, laminar o turbulento. Cual se ha dicho, para
que el problema quede completamente determinado hacen falta dos ecuaciones
adicionales (las de estado). El conjunto (en el caso más general, siete ecuaciones
con otras tantas incógnitas) es un sistema de ecuaciones diferenciales en derivadas
parciales, no lineal y extremadamente complejo que sólo se pueden resolver de
manera exacta en casos muy sencillos. El que se presenta al final de este capítulo,
el flujo de Couette, es el más sencillo de cuantos se pueden plantear. En cualquier
caso, en el epígrafe que sigue, se completan los conceptos sobre turbulencia
expuestos en el capítulo precedente para que el alumno tenga una visión lo más
general posible de la compleja modelación de los flujos fluidos. (Arregui de la Cruz
, Cabrera Rochera, Cobacho Jordán , Gómez Sellés , & Soriano Olivares , 2017)

BIBLIOGRAFÍA

Arregui de la Cruz , F. J., Cabrera Rochera, E., Cobacho Jordán , R., Gómez Sellés , E., & Soriano
Olivares , J. (2017). Apuntes de mecánica de fluidos. España: EDITORIAL UNIVERSITAT
POLITÈCNICA DE VALÈNCIA .

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