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El “hombre”, como auto-negación

En un artículo titulado Redefinen jóvenes concepto de la política, según CEPAL


publicado en el diario “El Universal” de México afirma que los jóvenes han redefinido
“la política” y sus manera de “ejercerla” (o –a mi criterio- de no ejercerla)…El artículo
hace referencia a la insatisfacción que tienen los jóvenes sobre la política, y que en
realidad les da igual qué clase de gobierno esté al mando, mostrando en realidad, a mi
entender, que esa supuesta “redefinición de la política” no es más que una indiferencia
para con su pueblo, para con sus con-ciudadanos.

Ante ésta “redefinición del concepto de política” antes me pregunto ¿qué es la


política? Pero esa pregunta me lleva a otra más importante, y es ¿qué es el hombre?
Bueno, veamos…el hombre es, según la definición dada por Aristóteles, un “animal
racional”, al cual le es inherente el ser político 1 y por ende social. Ahora ¿cómo se
desarrolla ese ser político del hombre? Simplemente mediante el lenguaje.

Es interesante que Aristóteles nos definiera como personas sociales donde la


participación de cada uno dentro de la comunidad es expresada por el lenguaje y vivida
en lo político.
Todos necesitamos de la comunidad y de la política para ser esto que somos
(para bien o para mal). Todos en mayor o menor medida tomamos decisiones políticas;
en el caso de la democracia de participar o no participar (lo que conlleva sus respectivas
consecuencias).

Entonces, si hay esa supuesta redefinición del concepto de política, es decir, esa
completa indiferencia para con la sociedad, lo único que logramos es la “auto-negación
del hombre”. ¿Porqué auto-negación? Por el simple hecho de que si el hombre es un ser
político, esencialmente político, donde su esencialidad viene expresada mediante el
lenguaje (el cual dirá Frege: expresa un pensamiento y por el cual accedemos al mundo)
y donde se nota que el hombre interviene (o debería) con éstas características
constitutivas en la realidad, en el mundo. ¿Qué sucede cuando el hombre no hace nada
de esto?
Es preciso remarcar que el ser político, el pensamiento, el lenguaje y todo lo que
expresa al hombre como ser social viene desarrollado por su dialogicidad, por su inter-
acción e inter-relación con otros hombres.
Por esto pregunto ¿Qué sucede cuando nos encerramos en ese yoismo
cartesiano? Simplemente la auto-negación de nuestro ser hombres.

Esto no es un problema de ahora, la sociedad se ha ido degradando poco a poco


con el paso de los años, de los gobiernos, de la historia. El hombre ha perdido la “fe” no
sólo en las formas de gobiernos, sino en la sociedad y en la gente, dando lugar al
“individualismo”, donde la subjetividad es la regla general y ley universal de nuestros
actos.
Ya Enrique Dussel en su trabajo: La “vida”: sí, pero toda la vida, nos señala que
aunque el hombre actúe en un marco social y éste tenga leyes, de alguna manera
objetivas, el hombre será quien tome la decisión, es el único quien tomará la decisión,
1
Política viene del griego, πολις (ciudad) y οίκος (casa), es decir, gobierno de la casa, siendo una
actividad del hombre el gobernar y participar en ésta casa o sociedad, teniendo como carácter especial la
reflexión y participación, valga la redundancia, en decisiones grupales o que competen a la sociedad
(orientados hacia una ideología).

1
aunque luego sea juzgado por hacerlo, siendo lo subjetivo la última instancia definitiva.
Estamos de acuerdo, mas sin embargo no podemos negar la condición social, la
conciencia social, la comunidad en que vivimos, donde una vez más volvemos al no tan
viejo Aristóteles quien nos propone que la comunidad debe responder a un bien común
y eso lo logramos mediante el ser político. Pero si no existiese la conciencia social, si la
aniquilamos con esa indiferencia hacia nuestro ser político, si nos conformamos con lo
que tenemos y no decimos nada al respecto, lo único que sucederá además de un
gobierno dictador y un pueblo sumiso, también sucederá la “auto-negación del
hombre”, que consiste en reprimir su ser político, su ser dialógico.

En conclusión, para que el hombre ejerza su “esencialidad” debe participar, debe


manifestar esa parte del mundo contenido en él, ya sea conformidad o disconformidad
con lo que sucede. Un pensamiento –que obviamente sea llevado a la acción- es algo
que tal vez pueda hacer esa deseada diferencia.

Ya dijo Hegel en su discurso pronunciado el 22 de octubre de 1818, en la


apertura del curso académico en Berlín: “A nosotros ha sido confiada la custodia de ésta
luz divina y es un deber para nosotros rodearlas de nuestros cuidados, alimentarla e
impedir así que lo que el hombre posee más elevado, la conciencia de su esencia, se
extinga”.
Nosotros, mas que nada, si no expresamos nuestra esencialidad, si no
anunciamos lo justo, si no denunciamos lo injusto, y más que nada si no reflexionamos
sobre los hechos que nos acontecen mejor dejemos de llamarnos hombres, mejor
cerremos ésta unidad y dediquémonos a otra cosa.

Si no actuamos como lo que somos, como seres políticos, eso que llaman
democracia se desvanece convirtiéndose ya no en demagogia, sino en una oligarquía,
donde el pueblo no interviene, y unos pocos, en beneficio de ellos, se elijen y coartan
toda posible libertad, inclusive la más preciada, la de expresión. Lo cual se ha dado
durante mucho tiempo en éste país, pero sólo porque la gente así lo quiso y así lo quiere.
Nosotros somos los artífices de nuestro destino, y sólo nosotros podemos modificarlo.
Nuevamente el hombre expresa su ser hombre, su esencialidad y su conformidad
con su comunidad política.
Dirán muchos: “Tenemos lo que no elegimos”, pero pregunto ¿tenemos lo que
no elegimos o tenemos lo que elegimos? No yendo muy lejos, la unidad académica de
filosofía tiene “lo que eligió”, y siendo un poco ambiciosos pregunto y propongo ¿por
qué el país no puede tener lo mismo, porqué no podemos elegir el futuro de nuestro
país? Digo para bien o para mal, pero que siempre sea nuestra “elección”.

Ezequiel Schienke Oste

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