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En la primera meditación Descartes expone una propuesta escéptica, por la cual va a dudar
de todas las cosas, en especial de las materiales, de las que se presentan ante los sentidos,
partiendo de la idea de que se ha percatado que estos lo han engañado muchas veces
prejuicios que ha llegado a contraer, para así sólo tomar por verdadero lo claro y distinto, lo
dudar de todo, incluso de aquellas cosas cuya existencia es casi indudable, excepto de algo,
a saber, que el sujeto cognoscente, el yo pensante, la mente, existen, esto se puede afirmar
con certeza, sin duda alguna. Descartes lleva el escepticismo al límite y propone la
hipótesis de que un genio maligno emplea toda su industria en engañarlo, siguiendo esta
hipótesis, al menos hay algo que no puede ser dudado, que el yo existe, puesto que es el que
está siendo engañado, es el agente pasivo de la relación, además es el que duda de todo, es
el que piensa. Luego, si al menos esto puede ser afirmado con certeza, a la pregunta ¿qué es
el hombre? Se puede contestar con certeza, una cosa que piensa, que duda, que entiende
causales. Descartes afirma que en la causa eficiente debe haber al menos tanto como en el
efecto de la misma causa, y que la causa de Dios no puede estar en la mente misma, puesto
que de ser así sería ella misma su causa, es decir, Dios. La idea de Dios se entiende como
mente, puesto que ésta es imperfecta, es finita, etc., por lo tanto debe haber necesariamente
una causa fuera de la mente que contenga todas estas cualidades, y necesariamente debe
existir, pues produjo el efecto de estas ideas en la mente del sujeto cognoscente. Y si es
perfecto, le pertenece el atributo de la unidad, es decir, todas estas atribuciones están en una
sola sustancia. Finalmente se supera la hipótesis de un Dios engañador, ya que todo engaño
los sentidos sino del entendimiento o de la voluntad. Las facultades del entendimiento y la
voluntad cuando ésta se extiende más allá de lo que el entendimiento puede conocer, es
En la quinta, se explica en qué consisten las sustancias corpóreas, en tanto diferentes de las
sustancias pensantes. Además se brinda otro argumento, esta vez no causal, sino
Por último, en la sexta, se demuestra la existencia de las cosas corpóreas, ya que si se puede
conocer algo claro y distinto sobre las cosas materiales, esta claridad y distinción no
contienen falsedad, luego, las cosas existen por fuera del yo pensante. También se
distinguen las facultades de la mente, las facultades propias de las sustancias pensantes. Así
mismo se exponen las facultades o atributos de las sustancias extensas, esto lleva a la
muestra el modo cómo se puede superar la duda, esto es, los prejuicios, a fin de evitar todo
error, explicando que no se debe admitir todo lo que se presenta a los sentidos, ni tampoco
dudar de todo. El criterio para superar la duda metódica y alcanzar veracidad es admitir por