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Copyright © 2019
Editorial: Hala Editores de: Guillermo Jesús Haro Lázaro
RUC Nº 10083483755
Jr. Moyobamba Nº 423 San Martín de Porres-Lima-Perú
Cel. 949381250
E-mail: halaeditores@hotmail.com
Revisión de textos:
Guillermo Haro Lázaro
Dra. Rubí Rojas
Colaboradores:
Dra. Sonia Sáenz
Dra. Carmen Ramírez
Dra. Ángela Lu Chirinos
Doctrina Penal
Las Figuras
de
Asesinato
Editorial
Hala Editores
Dedico esta monografía científica
a mis amados padres
Guillermo y Andrea
LAS FIGURAS DE ASESINATO
AGRADECIMIENTO
PRESENTACIÓN
E
s un honor para mí presentar la obra monográfica de Doctrina Penal titulada: “Las figuras
de asesinato” del autor:……………, este valioso trabajo de investigación científica,
comprende un material actualizado de los principios básicos de las Ciencias del Derecho
Penal con un contenido analítico, descriptivo y pormenorizado de las figuras del asesinato, y,
sus nuevas modalidades incorporadas recientemente, contemplados en el Libro Segundo: Parte
Especial-DELITOS, del Título I: Delitos Contra la Vida el Cuerpo y la Salud, Capítulo I
“Homicidio” constituidos específicamente en el Artículo 108º, como “Homicidio calificado”, del
Código Penal vigente; donde el autor ha utilizado cuidadoso tratamiento académico y
metodológico del marco introductorio, el proceso histórico, los conceptos doctrinales, sistema
jurídico, la tipicidad objetiva, el bien jurídico tutelado, los elementos constitutivos, análisis
de la figura delictiva, sujetos del delito, los presupuestos del tipo, la materialidad del delito,
la tipicidad subjetiva, el dolo y culpa, la tentativa y la consumación del asesinato. Con un
estudio analítico de configuración típica de las figuras del asesinato, especialmente de las
siguientes modalidades: Homicidio calificado por ferocidad, homicidio calificado por codicia,
homicidio calificado por lucro, homicidio calificado por placer; homicidio calificado para
facilitar otro delito, homicidio calificado ocultar otro delito; homicidio calificado con gran
crueldad, homicidio calificado con alevosía; homicidio calificado por fuego, homicidio
calificado por explosión, homicidio calificado por cualquier otro medio capaz de poner en
peligro la vida o salud de otras personas. Del mismo modo, se adiciona un tratamiento especial
del Artículo 108º-A, de la Ley, sobre el asesinato por la condición de la víctima. El libro consta
de 6 capítulos y 63 secciones, que indica el contenido objetivo de cada figura típica.
Es evidente que el brillo interpretativo en el contenido de la obra literaria, cuya capacidad y
experiencia del autor, han hecho viable el entendimiento de las formas crueles de matar,
basadas en la Ley penal vigente, y sobre todo, que ese esfuerzo intelectual, consagró la esencia
de sus preclaros ingenios en el conocimiento de las Ciencias del Derecho. Pues, lo que se busca
es el más noble intento de conservación en toda pureza y al perfeccionamiento intenso de la
investigación, especialmente en este acto, frente a los hechos de homicidio calificado.
A este esfuerzo alcanzado, el autor refleja la calidad de su lenguaje fluido,
permitiendo a los estudiosos del derecho, abogados, congresistas de la República,
miembros de la Policía Nacional del Perú, operadores de justicia del Poder Judicial y
Ministerio Público; una rápida comprensión y precisión real en el tratamiento del
delito, lo que posibilitará contribuir un elevado conocimiento en las figuras del
asesinato, y, el intercambio fundamentado de criterios con todas las instituciones
ensimismadas en materia penal.
La Editorial
LAS FIGURAS DE ASESINATO
PRÓLOGO
Me llena de gratitud reconocer la consecución de mi propia obra de investigación científica titulada: "Las
figuras de asesinato", sometida bajo la moderna reforma del Derecho Penal y por consiguiente una nueva
publicación revisada. El estudio que se exterioriza al detalle, acerca del tratamiento de este libro de doctrina
penal hasta hoy, merece el aprecio de los administradores de justicia de diversas instituciones del país. Sobre
todo, para restituir al juzgador un instrumento vigente que, el legislador pudo adecuar oportunamente en
razón a un buen funcionamiento pleno de su propósito fundamental. Sin embargo, este discernimiento
innovador del delito de asesinato, no solo ha tenido la pretensión de facultarse a la vez, una obra concluida
conforme a sus vastos lineamientos, sino más bien, ello debe precisar la creación de presupuestos sustanciales
para que la gran reforma del Derecho Penal pueda elaborarse en un estado de armonía y orientarse a una
buena finalidad.
En este orden, la Ley del tipo penal de asesinato y sus figuras criminales, reformada recientemente, han dado
lugar de ese modo, a una diligente redacción penal, para separar además, las incertidumbres y vacíos legales,
que quedaron inactivas por mucho tiempo. Así, se espera que, esta herramienta esencial vigente, se difunda
por todo los recónditos lugares del orbe, y explaye sus conocimientos en ella contenidas, inclusive para los
estudiantes de Derecho Penal. Obligándonos, a aumentar nuestro material de consulta, a cantidades ilimitadas,
con el fin de justificar el agotamiento de ejemplares al público o se mencione solo en ocasiones.
Lo cierto es que, en esta edición, nos hemos propuesto demostrar la intensa coyuntura que atraviesan la
legislación y la doctrina, de cara al delito de homicidio calificado. No obstante, estamos
convencidos que, con esta obra oportuna, ofrecemos un aporte sumo relevante a los penalistas de estos
tiempos, con una traducción fluida y harto nutrida, de las más importantes modalidades del delito de
asesinato, que corresponde a la Parte Especial del Código Penal peruano, y en tanto, decisivas para el
desarrollo de nuestra disciplina.
De lo dicho resulta, también para el estudiante de derecho, una nueva situación, implícitamente deberá tener
en cuenta, que su labor solo puede ser el comienzo de una gran tarea, que serviría incluso para despertar
fácilmente su capacidad. Entendiendo que, las atribuciones del Derecho Penal, en este caso incumban a la
persecución eficiente del delito de asesinato, y en ese concepto, el de preservar el clamor humano en un
Estado de derecho, como diseño de orden en el país. Ello explicaría a propósito que, la disposición
monográfica del argumento de la obra, pretende procurar un camino de juicio coherente y progresivo en el
conocimiento de la acción y el resultado del delito.
Para ir concluyendo, agradezco a todos por cuanto hicieron posible durante mucho tiempo en la elaboración de
la obra, sin cuyo admirable trabajo con la maquetación del texto y los diversos programas utilizados en el
ordenador no hubiera sido posible la rápida confección, listo para imprimir y publicar en tirajes largos, que de
seguro será considerado libro de consulta en el país.
PREFACIO
Es muy grato poner de manifiesto mi tercera obra monográfica de Derecho Penal titulada “LAS FIGURAS
DE ASESINATO”, en ella refleja un estudio profundizado y práctico de la gama criminal de los tipos penales
tradicionales y los eventos circunstanciales coetáneos que modifican la estructura jurídico penal vigente, para
alcanzar agravación en la comisión del asesinato. El análisis real e interpretativo, es el resultado del estricto
conocimiento del Código Penal, confrontado con la labor de la doctrina y de la jurisprudencia. Pues, el examen
empleado para cada figura penal, se puede considerar como consecuencias profusas que infieren en la víctima una
muerte de mayor trascendencia criminal, y en tal comprensión, la responsabilidad punible de quince años de pena
privativa de la libertad, condenable para aquellos autores que la infrinjan.
En el estudio interpretativo del delito, fue necesario conocer previamente la constitución de las figuras del
asesinato regulados en el Artículo 108º, del Código Penal, a fin de llegar al entendimiento preciso de los modelos
criminales que agravan la conducta del autor y el incremento de su culpabilidad. El contenido sustancial de la
obra científica, está constituida por seis capítulos y 63 secciones, con denominaciones especiales, para diferenciarlos
de cada modalidad comisiva que vincula al delito de asesinato.
Mi trayectoria como distinguido investigador de las Ciencias del Derecho Penal, ha dedicado especial interés por la
enseñanza práctica como complemento de la teoría, así, en esta obra se expone sistemáticamente y en forma
detallada, la primera parte de las figuras delictivas que trata nuestro Código Penal, ello a propósito, examinando el
clamor social por el sumo grado de mortandad que aqueja este fenómeno. Por eso, el proceso de enseñanza
práctica del Derecho Penal y especialmente de los delitos de asesinato contenida en la Parte especial de la Ley,
despierta un interés particular en el estudiante de Derecho, abogados, fiscales, jueces, policías, congresistas y otros,
por ser una obra orientada como material doctrinario y didáctico de consulta. Sin embargo, la esencial finalidad
que mantengo como autor en justa correspondencia, lo realizo para afianzar el conocimiento profundo de aquellos
tipos penales y al logro de un buen desenvolvimiento de la materia. En consecuencia, frente a ello, me embarga
gratas satisfacciones saber que, las primeras obras publicadas, tuvieron gran acogida principalmente dentro y fuera
del país.
Por último, en esta nueva edición, nos hemos empeñado en señalar la situación por la que atraviesan la legislación
y la doctrina respecto del asesinato, pues, de esta manera el lector comprenderá con gran consistencia y tenacidad,
la estructuración del Derecho Penal peruano que hoy se erige, despertando en algunos la capacidad de unirse a
esta ardua tarea. En el deseo de brindar un trabajo académico de cuidadosa metodología, dejamos a vuestro alcance
la presente obra.
Índice
I. Dedicatoria………………………………………………………………………………………………………………………
II. Agradecimiento……………………………………………………………………………………………………………….
III. Presentación………………………………………………………………………………………………………………….. 03
IV. Prólogo…………………………………………………………………………………………………………………………… 07
V. Prefacio………………………………………………………………………………………………………………………….. 11
PRIMERA PARTE
Capítulo I
EL ASESINATO
§ 1. Marco introductorio…………………………………………………………………………………………………………
§ 2. Antecedentes históricos……………..………………………………………………………………………………….
§ 3. Concepto doctrinal…………..…………………………………………………………………………………………….
§ 4. Sistema jurídico………………………………………………………………………………………………………………
§ 5. Legislaciones comparadas…………..………………………………………………………………………………….
§ 6. Tipicidad objetiva…………………………………………………………………………………………………………..
§ 7. El bien jurídico tutelado…………….………………………………………………………………………………….
§ 8. El objeto del delito en el asesinato……………………………………………………………………………….
§ 9. Los sujetos del asesinato……………………………………………….………………….………………………….
§ 10. Características del asesinato……………………………………………………………………………………….
§ 11. Presupuestos del asesinato………………………………………………………………………………………….
§ 12. Las circunstancias atenuantes……………………………………………………………………………………..
§ 13. Las circunstancias agravantes.………….………………………………………………………………………….
§ 14. Clasificación del asesinato……………………………………………………………………………………………
§ 15. Modalidades comisivas del asesinato….……………………………………………………………………….
§ 16. Materialidad del asesinato…………………………………………………………………………………………..
§ 17. El nexo de causalidad……………………………………………………………………………………………………
§ 18. Tipicidad subjetiva……………………………………………………………………………………………………….
§ 19. La tentativa en el asesinato………………………………………………………………….…………………….
§ 20. La consumación en el asesinato…………………………………………………………….…………………….
SEGUNDA PARTE
Capítulo II
TERCERA PARTE
Capítulo III
CUARTA PARTE
Capítulo IV
QUINTA PARTE
Capítulo V
ASESINATO POR FUEGO, EXPLOSIÓN U OTRO MEDIO CAPAZ DE PONER EN PELIGRO LA VIDA O
SALUD DE OTRAS PERSONAS
SEXTA PARTE
Capítulo VI
• Glosario de términos………………………………………………………………………………………………....
• Bibliografía…………………………………………………………………………………………………………….....
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Primera parte
Homicidio calificado
Asesinato
Forma extrema
de matar
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Capítulo I
EL ASESINATO
E
l expolio de la vida humana incidida de forma extrema y violenta, supone
la comisión factual injusta de un acto criminal inmanente a las
condiciones, que por su esencia homicida alcanzaría un recrudecido
agravamiento, pues, la aplicación de poder y fuerza ejercida sobre la integridad
de otro, revelaría una conducta desproporcionada en el autor, asociadas al
deseo de asesinar. Su acto consecuente se tornaría conflictivo, permaneciendo
vigente en nuestra civilidad coetánea absolutamente relativa, para lesionar
vidas humanas jurídicamente tuteladas, ya que se trata de asesinos compulsivos
que exteriorizan comportamientos extremadamente crueles en el modo alevoso
y premeditado de matar. Ello también, no es ajeno de subsumir diferentes
patologías mentales, considerando talvez, una clasificación más abarcadora
respecto de los efectos que resultaría de su perpetración, pudiendo producir
sensaciones de placer que determinen, ex antes, durante o ex post, de la
consumación fáctica del tipo penal. En síntesis, se sostiene que la perturbación
del género humano dimana como consecuencia del excesivo índice homicida
dentro y fuera del país a manos de duchos asesinos a sueldo y mandantes del
crimen organizado. En tal sentido, por mandante debe entenderse al sujeto vil
y maquinador, que ejerce la trama ideal de la acción, en contubernio con el
sicario, sin que su participación implique acto directo en contra de otro
individuo, sino más bien, ello conduce la encomienda pactada, para perseguir
el lucro del asesinato deseado. Sin embargo, la protección penal de la Ley, hoy
adoctrina el principio de culpabilidad para comprender a sicarios y mandantes
dominados por organizaciones criminales que lesionen vidas humanas, la cual,
tendría un rango sancionador en la sustancia homicida, que constituiría un solo
castigo sobre ambas acciones desemejantes. Por eso, el tipo penal de asesinato
es un hecho específico de resultado material, porque la acción desplegada tanto
de autor y maquinador, deberá orientarse únicamente a lograr la muerte del
sujeto pasivo, haciendo posible el empleo de cualquier mecanismo, móvil o
medio de comisión eficaz. En efecto, de la amplia doctrina se desprende dos
afirmaciones legales, para considerar que: “la acción de matar radica en
acortar la vida de otro” y “la acción de matar es privar de la vida injustamente
a otra persona”, sabiendo que cada una de las acepciones jurídicas suponen
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Lo dicho, no supone que los autores del tipo solo se sitúen en organizaciones
criminales o entre pobladores del país, sino, que la psicopatía homicida también
se orienta a nuestros propios progenitores. De ahí que, la lesión de la vida
tendría afectación al interior de la prole y el pilar maternal, dañando el cobijo
familiar como un auténtico pérfido del delito, pues ello, se debe a la subcultura
primaria de los estratos poblacionales perseguida por generaciones, donde
imperaba el poder lesivo del autor, con el fin de desatar su máximo sadismo,
sobre los descendientes, la consorte del entorno y básicamente de toda su casta
humana. Siendo oportuno, comprender que el vínculo parental o condición
social para este asesino, adolece de relevancia afectiva.
Así pues, hoy el comportamiento humano del autor, rebasa los límites
antijurídicos del asesinato, sobre todo, si este alcanza a mujeres, niños y
adolescentes de edades dispares encontrándose en estado de indefensión,
pudiendo situarse del mismo modo, los ancianos, y discapacitados; sabiendo
que tal condición de sujeto pasivo podría facilitar su acción comisiva. Sin duda,
las diversas formas de criminalidad ejercidas sobre sujetos indefensos y
especiales, acarrea la muerte más truculenta e inhumana. El asunto es, que no
solamente es provocado por asesinos comunes, sino también las que se dan en
el ámbito empresarial que no son ajenas a la realidad peruana en particular,
donde los grupos criminales acreditados por terroristas, traficantes de drogas y
otras manifestaciones delictivas ya no aparecen como obra de verdaderos
autores determinantes, sino que son el resultado de una perfeccionada
organización del crimen, acaudilladas por autores ubicados detrás de los
autores materiales para ocultar sus identidades y en consecuencia desvirtuar
las investigaciones de las autoridades encargadas de la persecución penal.
No obstante, es de aclarar que el desasosiego no sólo atañe a la persona
humana, sino, que también el Estado y las instituciones públicas reafirman su
potestad jurisdiccional para constreñir sustancialmente en unificar criterios de
responsabilidades emergentes previsibles y por tanto refrenar el delito. Siendo
propósito fundamental para ello, emplear mecanismos legales suficientes que
permitan tutelar la vida como bien más preciado de toda persona humana,
desde su nacimiento hasta su desarrollo total dentro de un Estado de Derecho,
amparados por un diseño sancionador previsto en el Artículo 108º, del Código
Penal peruano y protegido por la Constitución Política que de forma genérica
regula en sus Artículos 1° y 2º inciso 1) sobre: “Los derechos fundamentales de
las personas”, comprendiendo que las Leyes son la base esencial para
desarrollar políticas sociales y culturales, sujetas al sistema normativo legal
vigente de nuestro continente.
Por otro lado, es apropiado conocer que la muerte causada por el tipo penal de
asesinato, alude necesariamente al examen riguroso más relevante del Derecho
Penal, por determinar la vida humana el bien jurídico de valor supremo que
protege la Ley. En nuestra posición doctrinal, observamos la vida con inherente
tutela desde su origen y nadie debe arrogarse el supuesto Derecho de matar a
LAS FIGURAS DE ASESINATO
otro bajo cualquier pretexto, ni debe destruir la suya, porque el curso evolutivo
de la vida acaba en forma natural. Ello no supone, que se deba desinteresar la
normativa legal en la regulación del asesinato frente a la lesión del bien jurídico
vida de la víctima, ni ignorar la autodestrucción de la vida del hombre (suicida),
sino más bien, se procura sostener que la consideración por la vida debe ser
una manifestación común en la humanidad como obligación ciudadana legal y
del Estado. Lo que facultaría legitimar el respeto por la vida humana, que obra
en la tutela legal figurada hoy como una falacia al interior de la construcción
pragmática del sistema jurídico penal. La apreciación de que la destrucción de
la vida ha de proceder de un acto injusto o ilícito, obedece como lo señalamos
anteriormente, para quienes empleamos estas expresiones a la necesidad de
exceptuar de este principio a la muerte que se ocasiona en cumplimiento de la
Ley. Aquellos calificativos son innecesarios jurídicamente, porque todo delito
regulado en la Ley penal, implicaría el quebrantamiento a esta y por tanto una
ilicitud.
En tal virtud, la esencia criminal del asesinato determina una brutal forma de
muerte y es lo que precisamente la diferencia del delito de homicidio, ello
implicaría, la destrucción de la vida tutelada que posee la persona humana,
comprendiendo a cualquier elemento de agravación en el caso concreto. Pues
en esta comisión de facto, es imprescindible que una persona humana logre su
propósito criminal sobre otro sujeto con vida independiente, porque solo la
persona viva puede considerarse como sujeto pasivo del asesinato y en
consecuencia no podría atribuirse tal calidad a un cadáver o persona jurídica.
Entonces, sobre la base de ello, la perpetración de un cadáver importaría
atipicidad en su naturaleza, ya que el cese de la vida por función biológica
carecería de relevancia jurídica antes de la acción criminal, y los restos
humanos solamente constituirían objeto de derecho protegido por el Código
Civil.
Con relación al victimario del delito, este podría entenderse como un individuo
imputable, pasible de tipicidad, en calidad de sujeto activo del asesinato. Esto
es, sin distinción, pero, con disposición de alcanzar la muerte de otro, ajustado
como presupuesto determinante en la Ley penal. Pues, tal condición hoy
guardaría posible analogía con asesinos retrospectivos, ya que el hogaño de
nuestra civilización sería el escenario esencial para su perpetración criminal,
donde las grandes mafias articuladas por esbirros revelan sus más crueles actos
homicidas. Lo que conduciría al desarrollo de aspectos concomitantes en su
conducta delictiva, para innovar estrategias inimputables, integrando jóvenes
menores de 14, 15, 16 y 17 años de edad, con el propósito de formar bandas de
sicarios encomendadas al cumplimiento de su objetivo material. Debiendo
reconocer que la intención dolosa de las organizaciones criminales, se da con
el único interés de valerse de ellos, en la creencia de un supuesto libramiento
de responsabilidad penal, quedando estos sicarios mayores solo como autores
intelectuales. Teniendo en cuenta, como lo hemos afirmado en nuestro
discernimiento precedente, que este fenómeno criminal deriva producto de
hogares disfuncionales, donde existieron patrones de conducta delictuosas, o,
que el mismo menor fue víctima de malos tratos y por tanto, ha sido testigo de
ello, toda vez que, nunca tuvo afecto paternal, lo que propiciaría su integración
en pandillas perniciosas.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
se encuentre regulado en los tipos penales del Código Penal; luego, podríamos
fijar su adecuación, con los presupuestos que ordena el Código de los Niños y
Adolescentes, a fin de alcanzar culpabilidad y sancionarlo de acuerdo a las
medidas especiales establecidas. Por ello, nuestro aporte objetivo la dirigimos
de forma concluyente y absoluta, para expresar la inadmisible flexibilidad de
las medidas coercitivas prescritas en los Artículos precedentes del Código de
los Niños y Adolescentes, dado que, la utilización de instrumentos exclusivos
que se aplica, son exiguos ante la conducta criminal juvenil, y en consecuencia
sus fines en el castigo de un asesinato inhumano, no se ajustan a la realidad
social.
§ 2. Antecedentes históricos
_____________
2. Hassan bin Sabbah (Qom, Irán, 1034 – Alamut, 12 de junio de 1124), también conocido como “El Viejo de las
Montañas“, fue reformador religioso, autor y precursor de la nueva predicación o da’wa de los ismaelitas nizaríes,
que pretendía reemplazar la “antigua” da’wa de los ismaelitas fatimíes de El Cairo. Hassan bin Sabbah es la variante
persa de su nombre. Suele aparecer citado por la forma árabe, Hassan al-Sabbah o sus variantes Hassan bin al-Sabbah,
Al-Hassan bin al-Sabbah o sobrenombre Alauddin. Es le conoce por ser el inspirador y jefe de los llamados hashshashín,
palabra que ha pasado a numerosas lenguas como “asesino” o secta de los asesinos, ya que la comunidad que fundó y
dirigió utilizaba con frecuencia el homicidio político como estrategia. La mayor parte de los datos sobre Hassan y sus
seguidores proceden de sus enemigos, dado que la documentación generada por la secta fue destruida por mongoles
cuando arrasaron la fortaleza de Alamut, sede de la misma. Fuente:
http://oldcivilizations.wordpress.com/2011/12/28/la-enigmatica-secta-de-los-hashshashin/.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Otra fuente: “Uniform Crime Reports” (UCR), estima que 520,000 personas
fueron asesinadas en el año 2000 en todo el mundo. Dos quintas partes de ellos
eran personas jóvenes entre las edades de 10 y 29 que fueron asesinados por
otros jóvenes. Llegando a determinar que el asesinato es el acto criminal menos
probable que no se denuncian, las estadísticas de asesinatos son vistos como un
referente de las tasas globales de criminalidad. Por lo general, las tasas de
homicidio varían mucho entre los países y las sociedades de todo el mundo. En
el mundo occidental, las tasas de homicidio en la mayoría de los países han
disminuido significativamente durante el siglo XX y ahora tienen entre 1 y 4
casos por cada 100.000 personas por año. Las tasas de asesinatos en Japón,
Irlanda e Islandia están entre los más bajos del mundo, alrededor de 0,5 casos
por cada 100.000 personas al año, la tasa de los Estados Unidos está entre los
más altos de los países desarrollados, en torno a 5,5 en 2008, con tasas en las
grandes ciudades, a veces más de 40 por 100.000. En los Estados Unidos de
Norteamérica, 666.160 personas murieron entre 1960 y 1996. Aproximadamente
el 90% de los homicidios son cometidos por hombres entre 1976 y 2005, el 23,5%
de todas las víctimas de asesinato y el 64,8% de las víctimas asesinadas por sus
parejas eran mujeres. Para las mujeres en los EE.UU., el homicidio es la primera
causa de muerte en el centro de trabajo. Pero, existe un aumento marcado de
la distribución por edades de los asesinos entre 18 y 30 años. Los victimarios se
vuelven menos propensos a perpetrar un asesinato en la medida que estos
sujetos envejecen con el transcurrir del tiempo.
§ 3. Concepto doctrinal
totalmente la existencia normal de vida propia que posee un ser humano, esto
es, que se alteró la actividad de desarrollo físico independiente del bien
jurídico vida humana, como resultado de la acción criminal de otro individuo
con características psicopáticas, que subsume su conducta desenfrenada
utilizando los elementos circunstanciales de agravación criminal para lograr la
muerte.
§ 4. Sistema jurídico
§ 5. Legislaciones comparadas
• Código Penal de Chile, Artículo 391º “El que mate a otro (…), será penado:
según el inciso 1) (…)”.
• Código Penal de Ecuador, Artículo 450º “Es asesinato y será reprimido con
reclusión mayor extraordinaria, de doce a dieciséis años, el homicidio que
se cometa con alguna de las circunstancias siguientes: según los incisos
1), 2), 3), 4), (…), 6), (…) y 9)”.
• Código Penal de Puerto Rico, Artículo 92º ASESINATO, Artículo 93º GRADOS
DE ASESINATO y Artículo 94º PENA DE LOS ASESINATOS.
• Código Penal Venezolano, Artículo 408º “En los casos que se enumeran a
continuación se aplicarán las siguientes penas: según los incisos 1), 2),
(…)”.
§ 6. Tipicidad objetiva
Cuando nos referimos al bien jurídico como valor supremo tutelado por la Ley,
es porque ello, constituye las acciones inmediatas agravado amparo de la Ley y
el Estado, principalmente en defensa de la vida independiente de todo ser
humano sin distinción alguna. Igualmente, debemos precisar, que los valores y
características integrales propias del accionar humano y su resultado real,
deberán ser objeto de protección en el funcionamiento del sistema social, y
sobre todo, si son estimados por la Ley, para alcanzar gran relevancia como
bien jurídico, que garantice el respeto de una aplicación normativa eficaz en
la protección de la vida humana propia y autónoma que posee toda persona.
Pues lo que se busca con la tutela de la Ley, es el acatamiento por la vida de
las personas, sin que nadie se atribuya el pretexto de aniquilarla, de modo que
mantenga un estado de tranquilidad y paz social.
No obstante, la norma punitiva asume responsablemente la protección de la
vida del hombre, toda vez que, la búsqueda de los bienes jurídicos suponen la
concreción de cada conducta homicida, aludiendo especialmente a las
circunstancias comisivas, que son las determinantes para exacerbar agravación
en la estructura del delito y sus figuras criminales.
vida humana independiente, que haya sido víctima de asesinato bajo el empleo
de sus diversas modalidades comisivas reguladas por la Ley penal.
Por objeto del delito en la figura de asesinato, se entiende toda persona, cosa
o interés tutelado por la Ley penal, pues, su base jurídica protegida, servirá en
la estructuración de los tipos penales. De ahí que, su composición legal
dispondría dos elementos fundamentales: “el objeto material y el objeto
jurídico”.
el autor en la comisión del tipo penal y que por su eficacia causan la muerte de
su víctima. Pues, entre los instrumentos del delito utilizados, podemos
mencionar lo siguiente: un arma blanca, pistola, fierro, palo, entre otros. En
realidad, el yerro se debe a la forma interpretativa de los instrumentos,
sabiendo que también son objetos materiales, pero, “empleados” en la muerte
de la víctima y no una víctima que ha sufrido la acción criminal.
Por último, nadie debe atribuirse el derecho de lesionar la vida de otro, aunque
este desfallezca en un nosocomio, por una enfermedad incurable, mental o de
cualquier índole. El derecho a la vida es propia e irrenunciable para toda
persona, cualquiera sea su estado, condición o situación legal y por tanto, no
media razón o circunstancia que justifique las acciones criminales contra ella.
La vida existente de la persona humana, es la esencia que delimita el sentido
en el delito de asesinato, porque en virtud del cual podría considerarse como
bien legalmente protegido. Pues, la regulación de la vida humana al amparo de
la Ley, supone la protección eficaz del bien jurídico antes de su destrucción.
Luego, este aserto incriminatorio de los sujetos conexos, supone los elementos
irremplazables para la existencia de la acción penal, pues, la participación de
uno y otro, en el acto criminal, vincularía determinante destrucción del bien
jurídico sobre el perpetrado, y en consecuencia el origen del delito. Siendo
fundamental que la conducta vulnerable del autor material, sea impulso de su
acción, con conocimiento del resultado deseado. Debiendo comprender que, el
acto indispensable de los sujetos del delito en el asesinato, no alcanzaría
punibilidad, si ambas calidades no fueran dependientes, para la formación del
hecho.
a) Sujeto activo
Otro orden expresivo, sería bajo el empleo de artículos gramaticales: "el", "los",
"la", que van antepuesto a los fundamentos jurídicos para indicar que el
referente es conocido y suponen que el sujeto o autor del hecho sea cualquier
persona, lo que nos lleva a clasificarlos como delitos impropios, debido a que
la perpetración fáctica es cometida por un sujeto sin distinción. Por eso, es
preciso señalar que en las terminologías extraídas de la norma, se siguen
evidenciando diversos diseños determinantes como: “(…) el que mate a otro
(…)” Art. 108° CP., “La madre que mata (…)” Art. 110° CP., “El médico,
obstetra, farmacéutico (…)” Art. 117°CP., “un toxicómano o alcohólico
imputable (…)” Art. 77° CP., y otros; con el fin de reconocer específicamente
la designación del ejecutor del asesinato y considerarlos como delitos propios,
debido a que sólo los sujetos que se menciona en las regulaciones, son pasibles
de imputación del delito.
Finalmente, es de apreciar que, todo sujeto activo del asesinato, debe tener
características exclusivas para considerar su comportamiento humano, como
incriminable, y en consecuencia, que manifieste intención abyecta, orientada
a la ejecución de su objetivo criminal.
b) Sujeto pasivo
En tal sentido, los presupuestos del tipo penal facultan los elementos siguientes
para la configuración del delito:
Por eso, resulta válido ilustrar la eximente casuística jurídica, que pone de
manifiesto tal eventualidad circunstancial, para demostrar que la defensa
intrínseca de una persona es inevitable ante el ataque criminal de otro, siendo
el caso del sujeto atacado por un delincuente para robarle, es amenazado con
un arma blanca, sin saber que su víctima era un efectivo policial de civil; el
_____________
10. La legítima defensa, es la acción justificada que se aplica a la realización de un hecho de naturaleza penal,
exonerándolo de toda responsabilidad al autor, reduciéndole la sanción ante la ejecución de una conducta antijurídica.
Artículo 20º del Código Penal peruano.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Para el jurista Laje Anaya, la agresión ilegítima se define como “toda acción
actual ejercida sin derecho que pone en inminente peligro o lesiona un bien
jurídico ajeno”11. Luego, examinando este criterio, es el acto transgresor
flagrante de un bien, acaecido sobre otro que obra dañando, para defender su
propia integridad sin anunciar sus efectos. Pues, para mantener fijación real o
_____________
11. Laje Anaya, Justo, “Homicidios calificados”, p. 823, Ed. Depalma, Buenos Aires-Argentina, 1970.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
próxima ante una acción, es requisito vital la protección sin venganza, ya que
el empleo de esta última, no encuadraría en la legítima defensa.
El maestro Raúl Zaffaroni, sostiene que la agresión ilegítima, “debe reunir tres
órdenes: debe ser siempre una conducta humana, agresiva y antijurídica”12, de
modo tal, que la figura causada por el provocador, debe necesariamente añadir
gresca lesiva a su acto, que complemente efectos contra derecho.
En una perspectiva netamente personal, podemos precisar que sobre los cuales
versa el mismo criterio definido del penalista Hans Jescheck, siendo la más
acertada respecto de la agresión ilegitima, especialmente, cuando describe la
producción no deseada del causante de la obra nefaria orientada al daño, pero,
probablemente imperioso y previsible concluye admitiendo su resultado, lo que
fijara colegir como un fundamento referido al sujeto pasivo agresor sin
responsabilidad penal.
____________
15. Código Civil argentino, Artículo 2470º “LEGÍTIMA DEFENSA, Vigente.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Por modalidades comisivas del tipo penal de asesinato, deberá entenderse toda
circunstancia de agravación como medios de ejecución material, se evidencian
como figuras erigidas por la específica agravante, que concurre esencialmente
en el hecho delictivo, debiendo subsumirse inseparablemente de los elementos
constitutivos del delito, para lograr exacerbante incremento de responsabilidad
penal. Su consecución en la conquista de la muerte de otro, hace del delito la
búsqueda de nuevas formas o figuras en su ejecución penal, pues, esas guisas
criminales son las que se precisan en la Ley, como conducta voluntaria que
siempre se encuentra precedida por un proceso motivador, antes de obrar.
Siguiendo, la concurrencia del hecho delictuoso, no depende de la existencia
del delito, sino sólo de su gravedad; ya que, la norma punible detalla el modelo
específico y la forma como mediante las modalidades del asesinato, el autor
LAS FIGURAS DE ASESINATO
llevará a cabo la criminalidad del tipo, para los efectos de alcanzar mayor
incremento en la responsabilidad punitiva. Lo que tratamos de demostrar, es
que la norma al legislar la figura en base a la peligrosidad del autor, estaría
revelando también el comportamiento revestido de tipicidad, su especial
relevancia por el móvil comisivo, los medios y las acciones circunstanciales que
utilizó en el proceder homicida, y por tanto, es una actuación antijurídica que
establece mayor transcendencia.
_____________
(*) Artículo incorporado por el Artículo 1 de la Ley Nº 30054, publicada el 30 junio 2013.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Por otro lado, esta regla subjetiva, supone un suceso jurídico-penal de mayor
relevancia, donde comprende los elementos del tipo de conducta que abarquen
necesariamente un pragma conflictivo, en este caso dirigido al asesinato como
un supuesto de hecho legal o fáctico, para determinarla y regularla como un
tipo penal específico en la norma jurídica. Sin embargo, en esta materia, los
criterios que permiten reconocer la presencia del dolo homicida o ánimus
necandi, son el conocimiento y la voluntad de actuar con intención agravada o
los hechos determinantes que revela el autor en la configuración del delito,
quedando establecido que la aplicación de éstas herramientas deben ser
discernidos como elementos esenciales en la realización eficaz del asesinato.
Luego, tenemos que la imputación subjetiva precisa el dolo, para emanar la
función pragmática, encargada de definir jurídicamente el aumento deliberado
del comportamiento antijurídico del autor, no sólo por el grado de culpabilidad
que alcance, sino, por la necesidad de obtener un resultado aún más grave.
En tal sentido, corresponde al autor como ejecutor del asesinato, actuar a título
de dolo directo o específico (ánimus necandi); lo que se orienta especialmente
a obtener el asesinato de su víctima como resultado del hecho, bajo el empleo
de los medios codicia, lucro o cualquier otra modalidad agravante que implican
en el sujeto activo, la voluntad de alcanzar su calificación en la imputación
típica.
Bajo estas consideraciones, creemos que las acciones antijurídicas del autor,
ha rebasado su actuación criminal, alcanzado una grave alarma en todos los
estratos sociales, comprendiendo que este accionar expresa un sentimiento de
sensibilidad pública, que se interpreta a través de los medios de comunicación,
perturbando y cambiando negativamente el estado normal del sistema social y
jurídico; es por ello, que los elementos de premeditación y alevosía se incluye
o consideran en los hechos comisivos que ocasionó el autor para imponerse
como voluntad criminal en la sociedad y especialmente en los organismos
institucionales tutelares del Estado, vulnerando los deberes y derechos
fundamentales de las personas y por tanto, el respeto a la autoridad pública.
a) Toda muerte perpetrada por medio de veneno, acecho o tortura, o con premeditación.
b) Toda muerte que ocurra al perpetrarse o intentarse algún delito de incendio agravado,
agresión sexual, robo, escalamiento agravado, secuestro, secuestro de un menor, estrago
(modalidad intencional), envenenamiento de aguas de uso público (modalidad
intencional), agresión grave, fuga, maltrato intencional, abandono de un menor;
maltrato, maltrato agravado, maltrato mediante restricción de la libertad, o agresión
sexual conyugal, según contemplados en la Ley Núm. 54 de 15 de agosto de 1989, según
enmendada, conocida como la “Ley para la Protección e Intervención de la Violencia
Doméstica”.
c) Toda muerte de un funcionario del orden público o guardia de seguridad privado, fiscal,
procurador de menores, procurador de asuntos de familia, juez u oficial de custodia que
se encuentre en el cumplimiento de su deber, causada al consumar, intentar o encubrir
un delito grave.
d) Toda muerte causada al disparar un arma de fuego desde un vehículo de motor, o en un
lugar público o abierto al público, ya sea a un punto determinado o indeterminado, con
claro menosprecio de la seguridad pública.
e) Toda muerte en la cual la víctima es una mujer y al cometerse el delito concurre alguna
de las siguientes circunstancias:
1. Que haya intentado establecer o restablecer una relación de pareja o de
intimidad con la víctima; o
2. Que mantenga o haya mantenido con la víctima relaciones familiares,
conyugales, de convivencia, de intimidad o noviazgo; o
3. Que sea el resultado de la reiterada violencia en contra de la víctima.
Toda otra muerte intencional de un ser humano constituye asesinato en segundo grado”.
_____________
16. Strictu sensu, expresión en latín que quiere decir: “En sentido estricto”.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
108°-A, una sanción imperante de 20 años para los autores, conociéndose que
la muerte de efectivos policiales, fiscales, jueces, directores de penales y
demás miembros de las instituciones del Estado, eran blanco fácil para los
delincuentes y sicarios a sueldo.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Segunda Parte
Las figuras
del
Asesinato
Capítulo II
E
n la figura de asesinato, se exterioriza diversas características fácticas
que contribuyen a relacionar nuevas modalidades comisivas en el delito,
su rebasamiento eventual alude imprescindiblemente el accionar
antijurídico que la transforma en grave; estableciéndose como elemento
fundamental y estrechamente vinculados al incremento de una consecuencia
penal en las circunstancias agravantes. No obstante, toda acción y efecto de
asesinar, determina la muerte con intención de perversidad, constituida
especialmente por la intensidad en el daño, que califica la conducta
antijurídica del autor; en este caso, me refiero a todas las formas homicidas
motivadas so empleo de modalidad comisivas: “por ferocidad, codicia, lucro o
por placer”; para ser ejercidas como principio básicamente perpetrador del
homicidio calificado y por ende, producir mayor responsabilidad penal, según
lo previsto en la Ley. Ahora bien, ello, alude a un hecho concreto, que por su
estimulación el asesino debe emplear como elemento de ejecución el móvil
comisivo, con la finalidad de mover o impulsar la realización del hecho típico;
lográndose que la razón del asesinato sea la causa o acaecimiento que lo llevo
a la consumación del asesinato.
En tal sentido, podemos precisar que el asesinato por ferocidad, por codicia,
por lucro o por placer, son eventualidades ejecutadas por móviles y elementos
básicos esenciales, su empleo como instrumento agravante, se subsumen para
lograr la comisión del delito deseado, y en consecuencia, podría definirse como
el medio sustancial de perpetración directa, a fin, de impulsar y aplicar la
fuerza necesaria para asegurar la acción homicida. Por lo expresado, es de
afirmar que cada figura o modalidad agravada revela una modificación diversa
en la responsabilidad criminal del sujeto activo, alcanzando mayor culpabilidad
y grave sanción penal en la comisión intencional del hecho. Esto determina,
que los diseños criminales antes referidos, no solo se distinguen por la forma
fáctica que utiliza el autor en la consumación de tipo, sino, que los asesinos
exteriorizan su propia conducta dirigiéndose a un móvil en común, para
diferenciarlos y adecuarlos a la modalidad que decidieron perpetrar.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Pues, ello, trae a colación que la ira del autor frente a un acto insatisfecho del
tipo, condicionaría talvez, su reacción criminal para adecuar su conducta
humana a la muerte de otro, que no era precisamente su objetivo. Por tanto,
la furia manifestada por el autor en el caso concreto, atraviesa los lineamientos
más poderosos del delito, ya que, la indignación imprevista fue detonante para
descargar injustamente el asesinato sin motivos contra su cómplice. De
cualquier modo, la muerte por ferocidad supone un hecho extremo sin incitar
la comisión del autor, toda vez que, no determina otras circunstancias que
pudieran turbar el curso de su intenso deseo criminal (ánimus occidendi), sin
embargo, la aplicación de diversas formas ejecutivas de tortura antes de la
acción, tampoco mantiene trascendencia jurídica en la estructura del asesinato
truculento.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
_____________
18. Fontán Balestra, Carlos; Tratado de Derecho Penal, Tomo I, p. 114; Editorial Abeledo-Perrot, Buenos Aires-
Argentina, 1995.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
_____________
19. Carrara, Francesco, “Programma del corso di diritto criminale. Parte speciale”, Tomo I, pág. 329, Ed. PRATO, Pisa-
Italia, 1900; Crivellari, Giulio II Códice Pénale, Tomo VII, pág. 709, Torino, Unione tipográfico, Turín –Italia, 1890.
20. Peña Cabrera, Raúl, Tratado de D.P. Parte Especial, Tomo I, pág. 101, Ed. Ediciones jurídicas, Lima-Perú, 1994.
21. Haro Lázaro, César, “El Delito de Homicidio”, 13º Edición actualizada, pág. 156, Ed. Hala Editores, Lima-Perú,
2012.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Por otro lado, la acepción “Afán excesivo de riquezas”, que atañe a la codicia,
se desprende del Diccionario de la Real Academia Española, ello, predispone su
contenido sustancial para ceñir el propósito criminal del autor direccionado con
gran vehemencia a la obtención de opulentos bienes. El emprendimiento de
este delito, concierne a la acción del sujeto activo influenciado bajo pasión
desenfrenada para conquistar a través del asesinato de otro, abundancia
excesiva de dinero, profusión de patrimonio o in extremis22 y condecoraciones,
que en vida pertenecieron al sujeto pasivo.
De igual forma, incurren en el delito por codicia, los sujetos que asesinan para
posibilitar mejoría laboral, ello conduce a adjudicarse fructíferas ganancias
económicas, vulnerando la vida de la víctima quien poseía tal categoría
profesional. Otro típico caso, sería el codiciante que en actitud calculadora,
asesina al cónyuge de una fémina, para lograr el propósito de contraer nupcias
con la viuda del occiso, pues, de esa guisa podría asignarse el supuesto derecho
de acceso a la fortuna de la víctima. Del mismo modo, alcanzará a los autores
que maten para adueñarse de reconocimientos o títulos honrosos que
pertenecieron al asesinado. Esta forma de asesinato se configura cuando el
sujeto activo mata con el fin de obtener de la víctima una distinción honorifica,
emblemática, galardonada o trofeo, que le correspondía antes del crimen,
referidos precisamente a la premiación por los merecimientos atribuidos en
vida.
Los presupuestos del tipo en la modalidad homicida por codicia, suponen los
elementos de comisión que el codiciador se servirá de ello, para configurar el
delito, su excesiva vehemencia por cosas valiosas y bienes dinerarios, son
impulso esencial en la actuación criminal. El móvil comisivo o raíz estimulante
en la conducta del autor, es otro factor básico que sirve para determinar la
causa suficiente del asesinato codicioso, ello admite también, llevar la
perpetración del hecho, siguiendo los actos preparatorios con los medios
_____________
22. Locución latina que se aplica a ciertas personas y situaciones, indicando que están a punto de morir. Ejm. Cuando
algunas parejas contraen matrimonio “in extremis”, al estar uno de ellos a punto de morir, por lo cual la legislación
acelera los trámites necesarios.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Debemos señalar que, el autor del hecho homicida actúa a título de dolo
directo, orientado al ánimo de matar con extrema peligrosidad y sentimiento
de desprecio por la vida humana, ello se trata, que la causa del acto
premeditado provocaría consecuentemente la muerte de la víctima, y por ende,
conseguiría predominante beneficio pecuniario. En este orden, la exuberante
agravación pone de manifiesto, aún más, si este codiciador del tipo, se vale de
la producción dineraria, para fundar el asesinato deseado de su objetivo. Por
eso, el autor material alcanza desproporcionadamente la consumación
homicida de su víctima, para los efectos de enajenar el bien patrimonial, y
satisfacer su propio interés económico sin concernir la muerte de algún testigo,
porque solo, el deseo desenfrenado de asesinar que revela este autor, podría
bastar la determinación de su desmedido propósito enriquecedor. Conforme a
ello, como lo hemos manifestado precedentemente, se debe establecer dos
formas constitutivas que se enlazan entre sí: el móvil comisivo, que revela el
interés económico, dirigido a la intención homicida y el medio que radica en
asesinar por codicia, motivando una estrecha relación causal entre el deseo
desenfrenado por matar, para obtener una riqueza y el resultado querido
muerte de la víctima.
_____________
23. Creus, Carlos, Derecho Penal-Parte Especial, Tomo I, pág. 28, § 66, 6ta. Edición actualizada, Editorial ASTREA,
Buenos Aires-Argentina, 1997.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
_____________
24. Creus, ob. cit., p. 29, § 69.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
En otra postura, los principios sustanciales del tipo del injusto, son los
presupuestos esenciales que utiliza el autor en la ejecución criminal del tipo
penal por codicia, siendo requisito primordial que, a causa del acto resulte la
muerte de la víctima y en tanto, la consecución profusa de riquezas. Luego,
_____________
25. Salinas Siccha, Ramiro. Derecho Penal. Parte Especial, pp. 36-37, Editorial “Grijley”, Lima-Perú, 2013,
Villavicencio Terreros, Felipe, Código Penal comentado, p. 289, Ed. Grijley, Lima-Perú, 2001; Gálvez Villegas, Tomás
Aladino y Rojas León, Ricardo César, Derecho Penal, Parte especial, Tomo I, pp. 408-409, Jurista Editores, Lima-Perú,
2012.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
sobre la base de ello, las ansias de riqueza sería el móvil del autor que hace
prevalecer la obra homicida, y por ende, es el estímulo que impulsaría el acto
de matar, sabiendo que su conducta criminal se traduciría en la conexión del
juicio normativo para considerar la imputación penal. Este juicio normativo, es
aquel que regula el comportamiento de las personas, perteneciente al ánimo
de lo que debe o debió ser dentro de su accionar, reconociendo como ejemplo:
lo ético, moral, las leyes y las costumbres.
sobrepasar también, según prescripción del Artículo 29º del mismo Código
penal.
En realidad, el supuesto por codicia, hace predominar el dolo del autor, tanto
medio, modo y la situación afecta (circunstancias), son aprovechados en lo
antijurídico para alcanzar y fortalecer el asesinato, el fin de ello, se basa
precisamente en constreñir un efecto eficaz de muerte y abundancia de bienes
patrimoniales. Siendo así, la privación de la vida y el lucro causal, serían en el
caso concreto, factores determinantes de la causalidad del supuesto de hecho
legal, para relacionar los aspectos de tipicidad, objetivo y subjetivo que
constituye el delito. En virtud del cual, el profesor Ricardo Núñez, opina al
respecto, que: la "codicia" se refiere a una característica espiritual del autor,
vale decir, a su inclinación exagerada al lucro26. Pues, este criterio reafirmaría
nuestra posición frente a ello, para definir que la plena confianza del autor en
ella depositada, revelaría un rebasamiento de su conducta material, con
resultado abarcador de riquezas suficientes.
El tipo penal de asesinato por lucro, supone hoy, la muerte injusta de otro, para
obtener ganancia crematística no profusa, perpetrada so acto directo del autor
material. El hecho punible, concurre cuando este asesino revela en su proceder
inicuo, forma inhumana de alcanzar provecho económico, todo, mediante la
muerte de su víctima, que determino para su fin. Su accionar a título de dolo
directo, orienta el deseo de matar, por un precio que él mismo designó con
antelación al hecho, la vehemencia con que apetece el dinero, también se
manifiesta en la muerte que causa a la víctima. Pues, la agravante del lucro,
es para la Ley, presupuesto esencial del delito, como es incluso, en ese orden
jurídico, la muerte del sujeto pasivo, pero, ello tornaría insuficiente el acto de
lucrar, sin el efecto homicida resultante, o viceversa, ya que, existe razón
imperante en el trayecto del iter criminis, para realizar el delito. Es de asentir,
que ello estriba el curso factual del asesinato, que va, desde la ideación
perpetrante del autor, hasta la consumación. La naturaleza lucro criminal del
autor, hace de la acción homicida de otros, fuente inevitable de negocio o
____________
26. Núñez, Ricardo C. Derecho Penal argentino, Tomo I, pág. 65, Lerner Ediciones, Córdova-Argentina, 1961.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Aquella guisa prudente, que mantiene el dogma básico del “Corpus Juris”,
desprende de su agravante, al imponente asesino lucrativo del delito, con
designio de autor directo, según sostiene las reglas de la autoría, toda vez que,
incumbe también, al fundamento so orden axiológico jurídico, necesariamente
incidido por un modo circunstancial, constituido en su estructura material, para
recargar la pena fundada en el lucro. Siguiendo este examen, el legislador
sostuvo con sabiduría, que tal imposición sustancial del Artículo 108º, sería
principio aprovechable, para adecuar la peligrosa gama, que constituye la
vigente concurrencia de modalidades comisivas del delito, y sobre todo,
alcanzar esa serie de figuras, con rígido castigo.
De otro lado, atañe también pensar, que el lucro criminal requiere hacedero
discernimiento, máxime cuando el autor, comporta su viable comisión factual,
obrando con intención o propósito radical, tanto en la persecución directa del
fin homicida, como el de sus efectos aprovechables que atinó precedentemente
en el proyecto calculador, sin más, del objetivo opulento que mostró en mente,
será pues, su ventaja productiva. Por eso, el análisis que se aplica a este delito
coetáneo, es determinante, sobre todo, si las virtudes abyectas que aflora el
autor en su proceder, suponen asechanza accesoria en su conducta, que se
torna sine qua non, para el logro apremiante del delito, por lo tanto, siendo
así, la decisión ejecutiva y la disposición para matar, sería entonces, elementos
vitales para la contravención que se persigue. Luego, mediante ese artificio y
otros de naturaleza perjudicable, importaría arreglo tal, para encuadrar
anexidad entre la muerte que se propuso y su propio interés económico, como
finalidad concluyente.
Los asesinos lucrativos del delito, hoy, aparecen como armas letales en escena,
las acciones que persiguen de modo eficaz, debe coincidir, en matar a otro por
beneficio independiente, sabiendo que por esa vía que proyectó, obtendría
ganancia o provecho lucrativo en tiempo real. El estipendio, que pretende
ostentar el autor, por la muerte deseada con vehemencia, sería dirigido sin
más, por voluntad propia, que de manera motivante existen ex ante de la obra,
del fenómeno lucrativo. Esto es, en primer lugar, que el ventajoso homicida,
orientado a la transducción de su vivencia psíquica ya planeada, obedece al
estímulo y motivo crematístico agravado, que impulsaría gran avance en la
acción material, la cuestión es, que de su psique se crea la implicancia de su
acción sobre la víctima y el resultado dinerario que ella dejaría. Ya que, por el
instruido saber, se determina al avivado autor, como el servidor homicida de
sus propios intereses, pero, a costa de cualquier víctima adinerada. Pues, ese
emolumento aprovechable que precisa este autor, sería evidentemente, el
punto supremo del móvil comisivo, que induciría a la consumación total del
delito, dado que, para ultimar a la víctima, es perentorio la facultad de su
apropiada autoría, y a partir de ello, actuar en correspondencia a su conciencia
criminal.
Este autor directo o material, como impulsador del crimen es el realizador del
asesinato de esa vida humana, no mantiene motivo alguno para ejercer el
camino de muerte contra la víctima, solo actúa a título de dolo directo
indeliberando su voluntad por móviles de lucro, los sentimientos en el momento
preciso de la ejecución homicida, carecen de odio o rencor. Además, es el que
ejerce influencia sobre sus propias exigencias, para actuar con premura en
respuesta del móvil por lucro que este mismo se adjudicó. También, esta
configuración delictiva se funda desde el acuerdo psíquico que mantuvo en su
ser, hasta la concreción del negocio que construyó y se obligó a cumplir, por
eso, este asesino del delito, imputado hoy como el “homicida aprovechado”
recibe su propio beneficio a causa de la muerte, que premedito con antelación.
Así, pues, aunque no se precise de manera expresa e independiente, en la
disposición legal de las circunstancias de la acción típica, del Artículo 108º
inciso 1), de nuestra Ley punitiva, queda sobrentendido, la dicción “(…) el que
LAS FIGURAS DE ASESINATO
mate a otro por lucro (…)”, para denominar solo al autor directo o asesino (el
que mate), y la víctima (a otro), pero, al referir la terminación “por lucro”,
ello, debe comprender toda causa provechosa que se origina de la psique
personal avivado por su voluntad criminal hacia el lucro. Por lo tanto, la sinopsis
pondría de manifiesto, que el móvil del hecho punible se funda en la
consecución o logro del beneficio que se pretende, sirviendo ello, a propósito
para tales efectos de cumplir el fin criminal.
La implicancia del sujeto activo en el hecho lucrativo, indica específicamente
su condición de autor, acreditado en su persona como el causante de la
actuación directa, dado que, su aporte criminal, es elemento suficiente para
orientar la consumación del delito. Bien se conoce, que la Ley penal, contribuye
en la información esencial, respecto de la categoría basadas en la muerte
lucrativa, no obstante, la forma individualizada del concurrente para este tipo
penal, mantiene relevancia primordial en la causa criminal, sobre las cuales
vinculamos, al autor material o directo del hecho. Su calidad de causante y
los diferentes modos de estructurar la perpetración en el ilícito punible, se
distingue objetiva y subjetivamente, con arreglo al curso de su voluntad
homicida, incitado por el lucro. Luego, en ese orden jurídico instituido,
podemos distinguir el alcance siguiente:
En virtud del cual, la Ley penal peruana que se imparte hoy, ha incorporado
sabiduría en su precepto eminente, sobre todo, del principio de “autoría”, que
se estima idóneo, para reforzar nuestra postura. De esta manera, es básico
descollar la forma de intervención voluntaria sine qua non, que se encuentra
en el contenido material de la acción punible, de acuerdo al siguiente orden
normativo:
LAS FIGURAS DE ASESINATO
1) La AUTORÍA
“Artículo 23º del CP.- El que realiza por sí (…) el hecho punible (…) será
reprimido con la pena establecida para esta infracción”. (…)
_____________
27. González Rus, Juan José, El homicidio y sus formas, en curso de Derecho Penal español, Tomo I, pág. 69, Editorial
Marcial Pons, Madrid-España, 1996.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Por eso, la imperiosa gravedad del hecho, reside en la exigencia propia del
lucro, toda vez que, en ella asegure la muerte recompensada, conociendo que
el autor del acto directo, conlleva ambiciones en su propósito criminal. Esto
asiente, que el rol representativo discernido del acto, se encuentra subsumido
en los actos preparatorios. Sin duda, los preclaros fundamentos del usufructo
ex post, debe imperar en el ejecutor, accidente predominante de su comisión
material, ello, importaría intervención independiente, en la orientación para
el cumplimiento de la muerte, y hacerse dueño de la ganancia que se prometió.
Otro aspecto esencial, es que el fondo de su intencionalidad, ha de ser, un
patrón criminal con fines de lucro, considerando que, la base de su naturaleza
pecuniaria, se estructura en el interior del beneficio remuneratorio obtenido.
Además, la ventaja que alcanza el autor directo, no atribuye causa originada
por la muerte de la víctima, sino que ello, se debe más bien, al insensible acto
de asesinar, dado que, su indolente forma y frialdad de producir la muerte, es
lo que se torna primordial. Pues, un caso insuficiente sería, que la víctima
muera de infarto, sin que su ejecutor lo haya perpetrado, solo para lograr el
beneficio pecuniario ambicionado.
intereses propio del sujeto activo, que sólo persigue con afán el asesinato de la
víctima designada por el mismo ejecutor, delito que, alcanzaría origen en la
agravante, sin desconocer a propósito de su calidad de autor directo. Lo real
es, que la agravante atiende puntualmente a hechos crematísticos de índole
homicida, el objeto debe siempre dimanar por causalidad concreta, un acto
independiente, proyectado al hecho punitivo. En otras palabras, entender que
el solo plan con fines de matar para lucrar, ideado por el sujeto activo, atribuye
un acto preliminar que ante la Ley penal carecería de condena, en razón, a que
todo acto preparatorio ex ante del hecho, debe necesariamente seguir ex post,
los efectos de resultado material, para considerar su configuración penal. Sin
embargo, es imprescindible que, el asesinato por interés, encuentre la
realización de la acción consumativa en la muerte, pero, no en la ganancia que
obtendría por esa muerte. La auténtica perpetración empieza, cuando el autor
pone de manifiesto los actos ejecutivos del asesinato, y no en las acciones
preparatorias. Por último, el vínculo causal para este delito, reside en el interés
de matar por precio (móvil) y la muerte ejecutada como efecto resultante
(medio). La tentativa del asesinato por lucro, se admite, toda vez que, el medio
encaminado, posibilite eficazmente el propósito consumativo del crimen.
Sin más, el provecho lucrativo que procura el ejecutor, es la razón juiciosa para
fundamentar la acción grave, ex post del asesinato. Sin embargo, a nuestro
entender, esa muerte producida por el autor, fue considerada como la traba
que impedía el camino hacia el resultado beneficioso ya planificado, el cual
hace necesario su exterminio, sabiendo que por ese curso, sería aprovechable
alcanzar el lucro que buscaba. Por último, el bien apoderable, debe derivar
también de elementos materiales, como se dijo en inicios del tema, pudiendo
ser estos, tanto muebles como inmuebles. Los bienes muebles, serán el pecunio
o la herencia dineraria parentelar, es decir, los de fácil acceso y traslado para
el asesino, los bienes inmuebles, se atribuye a casas y terrenos, donde la venta
o transacción de estas, dejaría fructíferos dividendos. Pues el aprovechamiento
de estos bienes, podría estimarse entonces, algo parecido al delito de robo
Artículo 188º CP, pero, no igual, dado que su acción la dirige “al apoderamiento
ilegítimo del bien (…) ajeno para aprovecharse de él sustrayéndolo del lugar
en que se encuentra, empleando violencia contra la persona (…)”. De modo
similar, en la figura del lucro, el autor se apodera del bien crematístico, para
buscar aprovecharse, empleando medios que por su eficacia hacen posible la
muerte de otro, siendo necesario este cauce de resultado criminal en el logro
de su configuración penal.
los sujetos perpetrados del tipo penal por codicia, pero, sin profusión de
riquezas. En conclusión, para llegar a esta fase del delito, es evidente que el
sujeto activo, debió seguir definitivamente el curso del iter criminis, sin
encontrar dificultad alguna en su perpetración criminal, pues, como se
manifestó de forma precedente, esta actuación homicida que se ha encaminado
con eficacia, se subsumiría entonces, en la culpabilidad suficiente, para
alcanzar la agravante en calidad acreditable de autor directo del homicidio
calificado en la modalidad de lucro, todo ello, en respuesta de su actuación
voluntaria en el hecho homicida.
El término lucro empleado por nuestro código es más lato, que los términos
"precio" o "promesa remuneratoria" que emplean otras normativas. No obstante,
el asesinato por lucro se traduce en el medio para complacer el interés
económico del ejecutor, y por ende, se subsume en dos elementos constitutivos
vinculados entre sí, mientras que el móvil, es el motivador del interés
económico y estímulo esencial en la muerte de la víctima, el medio fijará la
muerte por el beneficio lucrativo, de forma tal, que se presente la relación de
causalidad entre el interés de matar por lucro y la ejecución de la muerte como
resolución deseada. Dicho esto, el asesinato bajo móvil de lucro, nos lleva a
comprender un proceder criminal ejercido so “animus lucri faciendi gratia” que
significa, considerar como propósito de enriquecimiento, ganancia económica,
provecho o ventaja, para determinar la actuación especial del autor material.
El crimen por lucro, también admite la tentativa, la Ley exige para configurar
su tipificación, que el autor directo, siga el curso homicida absolutamente
integro por voluntad propia, dado que el medio empleado haría posible por su
eficacia, la consumación del asesinato. Siendo que, por situaciones impropias a
la voluntad del autor, se frustra la consumación homicida y esta víctima no
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Conforme a ello, vale decir que, con los actos ejecutivos previos a la realización
del asesinato, se funda la acción de matar del autor, pero, sin lograr la muerte
del sujeto pasivo, lo que estribaría grado sumo, para atañer máxime en el tipo
base del delito. Siendo así, la acción homicida del ejecutor, infligido por
voluntad propia, constituye el curso criminal que determinaría su perpetración,
como autentico autor material del hecho. Pues, este autor directo, no tomo en
consideración las causas imprevisibles del intento doloso, que a toda luz tendría
solamente competencia en el delito interrumpido.
Así, de las críticas controvertidas, también se aduce que, esas formas inidóneas
de ejecución, serían causa alcanzada por el desistir espontáneo del autor. Ello,
no dista que la peligrosidad, originada ex ante, dicho justamente de la misma
voluntad propia del ejecutor, con facultad al entendimiento de su delito,
pudiera estimar suma gravedad en el curso criminal. Empero, se puede asentir,
que la conducta sobre el cual alude este autor, tuvo su “esencia penal” en la
trama emprendida, hacia la muerte por lucro. Lo que pretendería, hacer idóneo
en sus inicios, para diseminar su obra bajo cálculo causal, sería inadecuado,
entonces, al emplear otra técnica extraordinaria contrarias a la Ley en la
corriente criminal, ya que, el recorrido que sigue dicho acto, debe considerar
impunemente ex ante y ex post, respectivamente. Por último, aquellos actos
perpetrados por el autor fáctico que fueron fructíferas o inidóneas, por razones
de arrepentimiento, será materia analítica, propiamente competitiva del
juzgador.
El hecho punible por placer, como realidad problemática, aunque con muy poca
frecuencia se viene desarrollando en la actualidad delincuencial, constituye
una modalidad homicida extrema en la figura de asesinato, su análisis jurídico
penal, se ampara conforme lo establece el Artículo 108°, Inciso 1), de la Ley,
castigando con quince años de pena privativa de la libertad a los autores que
concurran en la agravante de asesinato por placer, pudiendo incrementar la
pena con una máxima de 35 años. Además, la norma punitiva, exige para su
configuración típica, que la destrucción del bien jurídico vida humana inspire
goce o deleite, en la actuación fáctica, debe también revelar una conducta
brutalmente perversa o lenta, refinada e intencionada con premeditación. De
forma que, se precise la ejecución material de la víctima, como el medio para
alcanzar un sentimiento deliberado de agrado y satisfacción en el autor;
quedando establecido que el placer siempre será la motivación de la muerte en
este delito.
Sin embargo, este proceder de deleite por asesinar, implicaría de todos modos
una condición cercana a la necrofilia del autor, siendo lo más acertado que se
le atribuya rasgos de personalidad psicopática, como un patrón de conducta al
momento de ejecutar la acción homicida. Por lo genérico, en el asesinato por
placer, estos homicidas disfrutan del sufrimiento de la víctima cuando asesinan,
hacen de los goces de complacencia y satisfacción su mejor proporción que ello
le acarrea, pudiendo exteriorizar también, intenso placer cuando asesina con
lujuria, apetito pletórico y desordenado por el deleite carnal. Procura distintos
placeres contra su víctima, o, en otros casos, este psicópata busca deleitarse
perpetrando un hecho sangriento, para satisfacer su necesidad desenfrenada,
observando el intenso fluido de sangre de brota de las heridas mortales que le
produjo a su víctima, así, como el goce cuando terminaba su vida. En virtud de
lo precedido, es notorio que el comportamiento psicopatológico adoptado por
el victimario, se ubica en una escala criminal sumamente execrable, donde
asesina sólo para sentir un placer agradable sobre otro ser humano, ello debe
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Examinando este tratamiento monográfico, se sabe que todo autor del hecho,
antes de su acción criminal, debe necesariamente encontrarse comprendido en
la materialidad del asesinato, este sujeto activo, es el que actúa bajo conducta
consiente y voluntaria sobre la víctima, para considerar la base sobre la cual
descansa toda la estructura del delito. Pero, en antagonismo sustancial a ese
comportamiento legal vertido, existe también, otro sujeto con problemas de
conducta psíquica, que posibilita la acción para desatar el resultado homicida
como lo exige la corriente del iter criminis. Sin embargo, esta acción con efecto
material alcanzado, no se adecúa al tipo penal por placer, dado que, la
inimputabilidad del sujeto perpetrador, revela condición insuficiente y
excepcional, pues solo los sujetos que mantienen tal calidad, reciben un trato
especial como consecuencia de su proceder, basados en la esencia de la Ley,
precisada en el Artículo 20°, que dice: Está exento de responsabilidad penal:
Inciso 1) “ El que por anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia o
por sufrir alteraciones en la percepción, que afectan gravemente su concepto
de la realidad, no posea la facultad de comprender el carácter delictuoso de
su acto o para determinarse según esta comprensión”; siendo necesario
garantizar el desarrollo de su patología en un centro especializado. Sin
embargo, este vicio mental puede excluir la capacidad de entender y de querer,
especialmente en la carencia del uso de sus facultades mentales, la
insuficiencia de la inteligencia y la grave perturbación de la conciencia, que
por consiguiente, se presume hasta que se demuestre la existencia de alguna
patología psíquica.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
De modo similar, el Artículo 183º, del mismo código de menores decreta el acto
infractor, sustentando un criterio dogmático en forma general, para definir
que: “Se considera adolescente infractor a aquél cuya responsabilidad ha sido
determinada como autor o partícipe de un hecho punible tipificado como delito
o falta en la ley penal”.
Matar por placer o puro gusto, supone un modelo criminal que no se ajusta a
ningún proyecto o elaboración creado en el autor por el cual tenga que matar,
lo cierto es, que el autor no ha premeditado la muerte de una determinada
LAS FIGURAS DE ASESINATO
_____________
28. Haro, op. cit., p. 162.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Bajo esta síntesis, el jurista Carlos Fontán Balestra afirma que, no sólo se debe
dar el homicidio por impulso, sino que quien mata por placer, lo puede hacer
actuando lenta y premeditadamente. En otra posición, Balestra, considera que
la calificante de agravación se refiere a la circunstancia en la que el sujeto que
mata experimenta una sensación agradable o contenta de ánimo; encontrando
con ello un grato placer.29
En otro extracto, el profesor Ricardo Núñez, nos refiere que: “El matar por
gusto constituye un impulso de perversidad brutal. La agravante concurre tanto
si el placer surge del solo hecho de matar, como si, según sucede en el ejemplo
clásico del homicidio consumado para probar la pólvora, otro objetivo
placentero para el criminal involucra la muerte de una persona. Pero la
experimentación de un placer por el homicida a raíz del acto, no determina el
agravamiento de la muerte consumada por otra causa terminante. El placer
inhumano debe constituir el hilo conductor de la obra nefaria”.30
______________
29. Fontán Balestra, Carlos, Tratado de Derecho Penal. Tomo IV, pág. 115, Editorial Abeledo-Perrot, Buenos Aires-
Argentina, 1969,
30. Núñez, Ricardo C., Derecho Penal argentino, Tomo III, pág. 64. Ed. Lerner Ediciones, Córdova-Argentina, 2008.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
El profesor Sebastián Soler, sostiene que: “el término homicidio por placer,
proviene de la doctrina Carrariana, en donde los hechos derivados del impulso
de perversidad brutal, Carrara, lo fundamentó en la expresión libídine de
sangre, que significa deseo, apetito desordenado, sensualidad (la expresión
libídine de sangre, proviene del latín libare, que significa libar, gustar). Del
mismo modo, afirma que el homicidio por placer podría considerarse como el
hecho que exterioriza el placer de la sangre (libídine de sangre) y el propósito
de satisfacer impulsos sexuales.31 Este aserto sustancial, pone de manifiesto la
fórmula más extensa de nuestra legislación, para expresar o resolver nuevas
formas criminales de placer, principalmente en las previsiones sociales y peligro
inminente que en ella pudiera producir. No obstante, el fondo de este asunto
en algunas doctrinas, se manifiesta auténtica en sus estimaciones discernidas,
siendo vital, admitir y demostrar como un diseño académico sustancial, que de
seguro contribuiría en la construcción de un Derecho Penal contemporáneo más
sólido en el uso de sus herramientas, ello, en respuesta del clamor humano y la
civilidad durante estos últimos siglos. Por eso, es destacable conocer los sucesos
accidentales diferentes de agravación, alcanzados de por vida en el Código
Penal alemán, § 211, donde distingue el placer de la sangre y el propósito de
satisfacer impulsos sexuales32. Todo aquello, dirigidos a un solo objetivo
criminal, que determina sentir agrado con la muerte de otro.
Sin perjuicio de ello, es indefectible que el móvil comisivo por placer, en esta
clasificación homicida, predomine como causalidad suficiente en la calificación
material. En efecto, las modalidades de asesinato por el móvil comisivo que se
emplea en la materialidad homicida, especialmente las figuras agravadas de
ferocidad y de placer, mantienen características típicas particulares, en razón
al incremento exteriorizado en su comportamiento, además, la existencia de
una causa que motiva la acción criminal del autor, como principio básico
subjetivo, agregado para complementar al dolo. Por eso, es válido reconocer
que la intensidad de su conducta entre ambas figuras homicidas tienen gran
similitud, mientras que el ensañamiento, además de un hecho físico, es un
hecho psíquico, sin cuya concurrencia, la agravante no existe33, alcanzando
para ello gran crueldad, en el asesinato por placer, también se perpetra bajo
un impulso psicopático, pero, a veces sin utilizar la fuerza, sólo mata para sentir
satisfacción agradable con su víctima.
_____________
31. Soler, Sebastián, Derecho Penal argentino, Tomo III, Cit. págs. 38-39, § 79, Edit. TEA S.A., Buenos Aires-Argentina,
1992.
32. Sección Decimosexta, “Hechos punibles contra la vida”, Código Penal alemán, § 211. Asesinato.
33. Soler, op. cit., pág. 30.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
inequívoco.
En una apreciación contraria a ello, el jurista César Haro considera que: “Podría
presentarse la circunstancia en la que el homicida puede ocasionar la muerte
y no gozar del placer morboso y sin embargo actuará con perversidad y no
perpetrará el homicidio por placer”.34
_____________
34. Haro, op. cit., p. 164.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Tercera parte
Homicidio calificado
Por conexión
con otro delito
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Capítulo III
E
n el presente capítulo, impone distinguir una forma criminal que orienta
la acción punible del homicida, necesariamente ligada a otra muerte de
la misma naturaleza penal, pues la finalidad básica es facilitar u ocultar
ese delito que afloró el autor. Este polémico tratamiento, no es otro que las
figuras especiales del delito de homicidio agravado conexo con otro delito, hoy
considerado como problemática motivadora de nuestra investigación científica,
se remonta a mediados del siglo XIX en la biografía del derecho, periodo de
apogeo del primer Código Penal peruano que regulaba este accidente inevitable
de comisión, para “ejecutarse como medio para cometer otro delito”35; razón
preponderante, por la que actualmente conserva su vigencia, con una guisa
adecuada en el designio legal: “Asesinato para facilitar u ocultar otro delito”.
Pero, aquello pone de manifiesto, la influencia que tuvo en la presentación de
un modo homicida con una nueva expresión más pulida, a fin de determinar
principio básico en aplicación de la Ley. Por eso, es propicio el empleo de una
metodología oportuna, con el propósito de intervenir y buscar acercarnos a su
realidad criminal, de forma que permita conocer las características típicas del
homicida, inclusive, discernir el proceder de su perpetración para establecer
conexión con otro delito, adscritos al hecho “criminis causae” (matar para
ocultar el delito), que erige la acción comisiva de una conducta utilizada como
medio para facilitar u ocultar la consumación de un segundo delito. Esto alude,
a un solo hecho concreto, para glosar que esta modalidad calificada del
asesinato, debe necesariamente estar encauzada a la producción criminal de la
víctima, aunque, la existencia de otras personas que nada tuvieron que ver, sea
materia de obstáculo en la consumación fáctica, tendrían que ser también
pasibles de asesinato, en la conclusión material o bien para ocultar la comisión
de otro delito, con fines al encuentro de un soporte fundamental dentro de la
Ley penal. Este diseño antijurídico, se encuentra regulado en el Artículo 108º,
Inciso 2), de nuestra legislación punitiva, establece proteger y define su
ejecución jurídica, como circunstancia exigida, para fijar expresamente una
sanción adecuada de 15 años de pena privativa de la libertad y máxima de 35
años, a los concurrentes bajo esta modalidad criminal.
Por último, ambas figuras antijurídicas obradas por el asesino, deberá siempre
propiciar el cauce criminal de un tipo penal ajeno, mientras que la primera
acción posibilita un delito distinto, el segundo acto se comete para ocultar ese
delito distinto, siendo ello, totalmente disímil en su conexión material, ya que,
cada perpetración se ejecuta llegando a un solo punto, pero, todas orientadas
a encontrar una relación causal con el otro delito.
Mediante principio dogmático, debe entenderse por asesinato conexo con otro
delito, la muerte de un sujeto, causada para asegurar la comisión de otro delito.
Pues, la consecuencia del asesinato, que fue proyecto doloso ideado por el autor
material, no es objetivo esencial, sino, el estímulo criminal para posibilitar la
perpetración del delito final que deseaba conseguir. La figura de asesinato para
facilitar u ocultar otro delito, instituye dos formas dolosas de perpetración en el
proceder del autor, su actuación de cara a los hechos criminales que decidió
consumar, aflora con la muerte de un sujeto, que vinculará posteriormente a los
hechos de un delito distinto al ejecutado o para disfrazar ese delito. En efecto,
las ideas vertidas, se dirigen con énfasis, a posibilitar la construcción de otro
delito distinto, dado que, la Ley no precisa si la naturaleza penal del delito final,
es igual al asesinato primario. Sin embargo, esa conexión apremiante no debe
perder su dominio en lo que pretende hacer el autor y lo que desea alcanzar con
facilidad u ocultamiento, pues, de ello depende el enlace tal, entre el acto ideal
subjetivista (que permitirá la acción dolosa) y la muerte ya prevista como inicio
de su obra criminal, para seguir el cauce en la búsqueda del otro delito.
Esta calificante del tipo conexo, supone un vínculo formal en su obra fáctica,
para instaurar la producción ideal de su plan concluyente, por causa de una
muerte que constituiría parte del mismo plan. Lo real del hecho punible, que se
regula en el Artículo 108º, inc. 2) de la Ley penal, es para aludir el castigo del
LAS FIGURAS DE ASESINATO
asesino que mate a otro, facilitando u ocultando otro delito. Aquello refiere, que
el autor, lleve a cabo esa idea homicida, para encaminar la concreción mediante
su producto, otro delito similar o de disimilitud, y, en ese orden del tipo,
subsumiría también, el acto de disfrazar el delito final. Este delito que engendra
doble función delictiva del autor, debe revestir tipicidad que condicione los
elementos que la conforman, designando al “asesinato primigenio como medio
utilizado” en la acción, en tanto, el segundo sería encauzado como el otro delito
que se pretende perpetrar, denominado “objetivo de acción final”. Entendiendo,
por supuesto, que en la mente del ejecutor se ajusta la intención premeditada
de su meta criminal, para inferir con actitud inmediata, todo obstáculo que
impida avanzar al destino que proyectó, pues, la fijación de su propósito se
encuentra precisamente en revelar esa trabazón, con la finalidad de asesinar a
su víctima y en conclusión a ello, generar el otro delito.
_____________
36. Núñez, ob. cit., t. III, p. 51; Fontán Balestra, ob. cit., t. IV, ps. 106 y ss.
37. Creus, ob. Cit., págs. 32 a 34.
38. Código francés, Art. 304°, cuya forma, antes de la variación introducida en 1832, era aún mucho más severa y
objetiva que la actual, que limita la simultaneidad como agravante sólo al caso en que se trata de un crimen. Garraud,
ibid., p. 288 y sigs. Ver las censuras de Chauveau-Hélie, III, N° 1302.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
sistema penal, sino más bien, reconocer que su irrelevancia con el delito finalista
no guarda relación en el otro delito, lo que, se torna hoy deficiente y antijurídico,
por ser este el principal elemento que omite la conexión criminal, para encontrar
su calificación equivalente aprobada en nuestro Código sancionador vigente.
Además, el Código Penal peruano, mantiene gran similitud con el precepto del
Artículo 80°, inciso 7), del Código Penal de Argentina, donde prevé claramente
que: “Se impondrá reclusión perpetua o prisión perpetua, (…), al que matare:
Para preparar, facilitar, consumar u ocultar otro delito (…)”. Entendiendo, que
uno de los requisitos esenciales en el mandato del sistema penal análogo, es que
este asesinato se lleve a cabo con la concurrencia de otro delito, a efecto de
lograr la consumación de la misma figura que se propuso cometer. Llegando a
discernir, que la jurisdicción legal es apremiante en la conexión fáctica existente
entre ambas conductas, para encontrar viabilidad en su accionar comisivo con la
intención de facilitar u ocultar el otro delito.
Por otro lado, el jurista Ernesto García Maañón, también se suma al criterio del
maestro Jorge López Bolado, mencionando que: “Existe, en esta figura, un
propósito, para algunos un dolo específico, el matar a otro para lograr los fines
que la ley señala o por no haberlos logrado al intentar otro delito”. Después,
de haber examinado la tentativa o consumación como resultado del otro delito,
el autor refiere que: “(…) si el otro delito se hubiese realizado (consumado o
tentado), habrá concurso con el homicidio.”40 Teniendo claro que alude a
hechos concretos de individual independencia en el tipo, para ser sancionados
por un concurso real de delitos.
_____________
39. López Bolado, Jorge D. “Los Homicidios Calificados”, págs. 244, 245, Editorial Plus Ultra, Buenos Aires–Argentina,
1975.
40. García Maañón, Ernesto, “Homicidio simple y Homicidio agravado”, Segunda Edición actualizada y ampliada,
pág. 31, Editorial Universidad, Buenos Aires-Argentina, 1989.
41. Castillo Alva, José Luis. “El Homicidio”: Comentarios de las figuras fundamentales. Gaceta Jurídica, pág. 189,
Primera Edición, Mayo-Lima Perú, 2000.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Como es de advertir, esta figura de asesinato por conexión con otro delito,
después de un análisis exhaustivo, merece una característica especificativa más
detallada en nuestra dogmática penal, que se reconozca entre modalidades de
otras elaboraciones legislativas, de modo tal, que puedan ser resueltas cuando
hayan sido objeto de polémica frente a otras posiciones jurídicas. Sin embargo,
es de resaltar, que ambas conductas típicas referidas en la Ley, no deben distar
entre ellas, a razón del vínculo que mantienen en común, por encontrar enlace
estrecho entre la mezcla de emociones, que se interrelacionan por un solo
hecho criminal. Ello comprende, que el fin esencial del autor, no está dirigida
a la muerte de la víctima, sino a la aplicación “motivadora” que servirá de
soporte en el favorecimiento del asesinato, o bien para disfrazar otra conducta
punible que se desea consumar, o, que se haya consumado con antelación.
Es de precisar, que la Ley penal, busca que el otro delito haya adquirido entidad
por medio de actos decididos a la ejecución de un asesinato, aunque, no se
conozca los resultados del otro delito, tampoco podría determinar a qué tipo
penal pertenece. Pues, el conocimiento resultante del delito desconocido, no
es formalidad esencial, en la estructuración de la efeméride conexa, sino, más
bien, basta únicamente su tentativa para configurar el tipo, inclusive, la Ley
tampoco urge cual debe ser el acto perpetrable después de la muerte primaria
y en tanto, la categoría típica que concierne al delito fin, así sea, objetivo
concreto del autor. Con respecto al dolo, como voluntad manifiesta empleada
en la comisión del asesinato primario, este debe también, aplicarse al curso
criminal en la búsqueda del delito final.
Artículo 108º, del Código Penal: “Será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de quince años el que mate a otro concurriendo cualquiera de las siguientes
circunstancias:
LAS FIGURAS DE ASESINATO
(…)
2. Para facilitar u ocultar otro delito”.
Artículo 189º, (último párrafo) del Código Penal: “La pena será de cadena perpetua
(…), si, como consecuencia del hecho, se produce la muerte de la víctima…”.
Por otro lado, el crimen conexo acarrea un gran desenlace final con el delito
precedente, porque en su perpetración el autor desencadena la muerte del
sujeto pasivo, conociendo las consecuencias que pudieran generar en el preciso
momento de los hechos finales, pues, ese medio homicida utilizado, fue cauce
para facilitar o viabilizar el despojo patrimonial proyectado. Es de aclarar, que
el acto comisivo del autor se torna previsible, al ocasionar la muerte de la
víctima como resultado de su vis acción directa, sirviéndose de ella para
apropiarse del bien patrimonial.
En suma, el crimen provocado para hacer posible la realización de otro delito,
se inserta precisamente en el proceder del perpetrador, que encauza su
intención dolosa en la comisión fáctica, donde el sujeto pasivo se manifiesta
como óbice en cumplimiento del delito fin; comprendiendo que la condición
agravante del autor, se encuentra en el acto espoleante que relaciona la
muerte precedente que produjo a otro, con el objeto de facilitar la comisión
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Con respecto a los presupuesto del tipo penal, es relevante para su realización
intencional, que se asesine a la víctima para hacer propicio la perpetración de
otro hecho análogo o dispar; debiendo ello considerar, elemento necesario en
la existencia del delito. Pero, en contraposición a lo estructurado, debe afirmar
que si el hecho homicida ocasionado por el autor, alcanza solo un resultado
culposo, esta deviene en atípica, por la falta de imputación objetiva en el
comportamiento del autor. Inclusive, si el autor desiste su impulso criminal, en
la consecución configurativa del delito final, tampoco alcanzará imputación por
la figura en estudio.
bien, cabe admitir que el asesinato del sujeto pasivo podría efectuarse justo
antes, durante o después de la comisión del supuesto que se pretende ocultar,
sin mediar tiempo entre ellas. Pudiendo el autor, encubrir el óbito y mantener
impune por un período indeterminado, que se torna irrelevante para la Ley,
más, si se considera agravar la responsabilidad tal del autor con un simple
resultado atenuante. Por esta razonabilidad, la Ley de cara a la naturaleza de
su producción respecto del delito que se pretende ocultar, podría fijarse como
insustancial, sea grave o no; solamente requiere que la conducta del autor
relacionada al subrepticio del otro delito, abarque necesariamente la intención
dolosa de un pragma conflictivo, es decir, un supuesto de hecho legal, para ser
considerado como delito, que se encuentre prescrito en los tipos penales de
nuestra legislación. Pudiendo especificar, como el delito contra la vida el
cuerpo y la salud, contra el patrimonio, entre otras figuras que puedan inferirse
de acuerdo al proyecto criminal del autor.
Lo cierto es, que debe establecer un vínculo causal, entre la muerte del sujeto
pasivo y el fin premeditado que se desea esconder, para estructurar la obra
específica ya consumada. La intención dolosa del autor, es imprescindible para
causar la muerte y el logro de su delito, pues, ese acto homicida puede ser
inmediato o posterior a la consumación del delito de subrepción. Siendo así, el
tiempo transcurrido del delito oculto, carece de relevancia jurídica, por ser
materia indiscutible en el sistema legal, pues, ese espacio empleado para
esconder la acción perpetrada, puede conservarse en la impunidad, hasta que
la víctima acaecida por la acción homicida lo descubra, o cuando asesine con
la finalidad de que (el delito) no sea descubierto y continuar tapando la obra.
Este aserto del subrepticio que efectúa el autor contra el acto consumado con
antelación, tuvo que llevar su trayectoria de forma sigilosa, para emplear poder
cauteloso en la determinación de su proyecto ideológico, que corresponde al
furtivo plan criminal.
Sin embargo, impedir que se note, sepa o vea el otro delito, hace referencia a
la atribución material del autor, que asesina para afirmar su exención por el
otro comportamiento típico. El fundamento de su objetivo, es el asegurar los
resultados del otro delito, sabiendo que con el asesinato infame, el autor puede
silenciar el hecho perpetrado con anterioridad, para refugiarse en la creencia
de no ser descubierto; de modo que pueda vincular, la consumación del delito
final, y el acto homicida, exigido en mérito al ocultamiento. Un ejemplo de
ello, sería el caso de un avezado delincuente que decide asesinar a un exitoso
empresario, encontrándose en su tienda, siendo que al haber consumado el
hecho, aparece en la escena su empleada, quien también fue victimada por ser
un testigo presencial. Otro caso de muerte ocasionada para ocultar otro delito,
es el sujeto que decide ingresar al domicilio de su vecina que vivía sola, cuando
salió a comprar, con el fin de robar sus joyas, pero, después, de perpetrar el
delito, sale de la casa y es abordado por la vecina, el delincuente saco un filudo
cuchillo y la apuñaló varias veces dándole muerte, luego, huye del lugar con las
alhajas.
Para el maestro José Hurtado Pozo “Ello ocurre, por ejemplo, cuando el agente
es sorprendido en el acto del robo y para evitar su captura, dispara contra
su perseguidor o contra quien trata de impedir su fuga, que conduciría al
LAS FIGURAS DE ASESINATO
_____________
43. Hurtado Pozo, José, Manual de Derecho Penal Parte Especial I Homicidio, 2da. Ediciones Juris, págs. 59, 69,
Lima-Perú, 1995.
44. Villavicencio Terreros, Felipe; Lecciones de Derecho Penal, Parte Especial, Delitos de Homicidio, Tomo I, p. 45,
Editorial GIOS EDITORES, Lima-Perú, 1991.
45. Creus, ob. Cit., págs. 31, 32.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Cuarta parte
Homicidio calificado
Por la forma de
ejecución
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Capítulo IV
E
n la figura de asesinato, existe una extensiva clasificación de cara a la
conducta criminal del autor, precisamente en el diseño de su estructura
homicida y la forma de revelar la muerte del sujeto pasivo, sin embargo,
en el mundo contemporáneo, ello, alude la especifica agravante, calificada por
la Ley, donde funda el “asesinato con gran crueldad o alevosía”, como delito
que exterioriza, sus características y consecuencias con diversas formas de
criminalidad en el ámbito delictivo, que no son ajenos a nuestra realidad
peruana. No obstante, es de considerar, que en la modalidad de asesinato con
gran crueldad, no es suficiente aflorar la voluntad de matar a su víctima, sino
que también, esta calificación típica de asesinato, debe rebasar extremo, los
límites dolosos del autor, para comprender su acto cruel, como una de las más
execrables circunstancias dentro del delito. Pues, actualmente la civilidad total
y especialmente la peruana, no se encuentra exenta de ser objetivo fácil, por
sujetos con esta condición criminal, que impera en grado sumo, truculencia
psicopática. En tanto, ese proceder inhumano, logra alcanzar su impulso idóneo
en los diversos modos de ejecutar el hecho atroz, sobre todo, si este asesino
manifiesta además, el deseo de torturar y prolongar el dolor de la víctima.
Llegando inclusive, a sentir satisfacción con los efectos de angustia, sufrimiento
y agonía, que le infiere a la víctima, sabiendo que su actuación con excesivo
ensañamiento, incrementaría innecesario las lesiones corporales, para poner
fin a la vida del sujeto pasivo.
Por otro lado, la muerte con alevosía, al igual que la conducta precedente,
también se incluye dentro de la problemática criminal de nuestra sociedad
actual, llevando a cabo una disímil manera de asesinar a su víctima, donde el
autor emplea una guisa cautelosa y traicionera, considerados como elementos
de quebrantamiento que encuadran la condición agravante del responsable
criminal, para perpetrar y asegurar la ejecución del delito; pero, sin apeligrar
la acción ni aprovechar la confianza del afectado. En realidad, esta figura
pragmática conflictiva, hoy se torna más relevante para el Estado y sus órganos
competentes, debido a la imperiosa desazón que existe en la búsqueda de un
modelo académico, que trate de responder a las expectativas de la categoría
humana, empero, con la construcción de un estereotipo de utilidad, capacidad
y control social, que obedezca a un análisis jurídico sólido y no a temas de
coyuntura política.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
En otra opinión, se sostiene que ambas figuras de asesinato con gran crueldad
y alevosía, se disciernen a partir de la modalidad ejecutiva material, que refleja
un ánimo subjetivo en el comportamiento humano, pero, subsumidos con un
solo propósito homicida. No obstante, es notable asentir, que tales formas de
asesinar encuentran carencia de conmiseración sentimental entre uno y otro
hecho, refiriéndome a los escasos valores internos de amor y ternura que refleja
el asesino; de manera tal, que el obrante pueda actuar con excesiva frigidez,
propio de su identidad patológica, para alcanzar un asesinato eficaz en la
comisión de su delito, a propósito, de no priorizarlos, ya que estos elementos
de insensibilidad, no son los esenciales en el incremento de su agravación penal,
sino más bien, los que si se encuentren revestidos con refinada intensidad
homicida. Porque, ni aún, la misma exacerbación, irritación o exasperamiento,
como expresiones insuficientes de afectividad, amor y dureza en el corazón,
son requisito imprescindible en la consumación criminal.
En ese curso, la forma de ejecución que emplea el autor del delito por crueldad,
debe suponer también, una actitud intensamente inhumana, pues, la lógica real
de ese estado de ánimo, será precisamente la postura que se requiere para que
propicie la obra de su acto vil, y por tanto, es causa de la conducta extrema
revestida de peligrosidad que determina la figura de asesinato en la modalidad
de gran crueldad, exigida por la Ley punitiva. La relevancia de su necesidad en
el aumento innecesario del daño, es para la Ley el incremento de su agravación;
porque además de procurar el resultado material emanado de su conducta
humana, también ocasiona otros daños graves con brutal agresión en su víctima,
que a nuestro criterio, entendemos que se debe a la naturaleza de su proceder
patológico criminal, ya antes mencionado.
Respecto a los daños innecesarios, que fueron infligidos con grado máximo de
psicopatía, tanto en el cuerpo como en la mente del agredido, estas carecen
de relevancia jurídica, ya que, cualquiera de los cortes o heridas producidas,
han podido coadyuvar a la reafirmación del asesinato. Pero, aquellos actos
consolidables del crimen, no pueden pretender la configuración del supuesto
por crueldad o ensañamiento mediante ese proceder del asesino, debido a que
la imputación objetiva, requiere que la esencia aflictiva de dolor y sufrimiento,
acreciente en su voluntad criminal, es decir, se realice infiriéndole repetitivas
incisiones en el cuerpo de la víctima, como un acto inhumano pueril, que le
provocó satisfacción personal al ocasionarle la muerte.
Fig. 1. Herida homicida en región precordial Fig. 2. Dispersión de heridas homicidas torácicas y cervicales.
Fuente: LESIONES POR ARMA BLANCA, Jorge González Fernández, Médico Forense. Director del IML de “La Rioja”.
_____________
46. Gisbert Calabuig Juan Antonio, Lesiones por Arma Blanca, pp. 383-93, en: Villanueva Cañadas E. Medicina Legal y
Toxicología, 6ta. Edición, Editorial MASSON, S.A., España-Barcelona, 2004.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Según Claus Roxin, “mata cruelmente el que causa especiales dolores o tortura
a la víctima por una actitud inmisericorde y sin sentimientos”. De igual forma,
menciona que: “la causación de dolores o torturas es un requisito del tipo, ya
que afecta al modo de provocar la muerte y lo convierte de alguna manera en
un homicidio potenciado, en cambio la actitud inmisericorde y sin sentimiento,
que no está necesariamente unida a ello, sino que debe añadirse como
elemento autónomo, es un componente de la culpabilidad”47. Lo que mantiene
vinculación análoga con la postura de Soler, en el ámbito del aspecto subjetivo,
la condición agravante del tipo, configurados “en la prolongación deliberada
del padecimiento de la víctima, satisfaciendo con ello el autor una tendencia
sádica”48.
Para el jurista Omar Breglia Arias, “el ensañamiento es una refinada crueldad
que puede prolongarse durante horas, hasta que la muerte se adelante al
poderoso deseo malvado del autor de continuar matando”.49 En la opinión de
Fontán Balestra, así, “pues hay en quien se ensaña el deseo definido de causar
sufrimientos innecesarios a la víctima antes que muera”.50 Ello supone, sobre
todo la agonía del caído, que constituye concretamente para ella, padecimiento
no ordinario e innecesario, sea por el dolor que se experimenta o prolongar su
muerte.
Esta opinión, guarda contraste con otro análisis de los hechos, ya que, resultaría
incongruente comprender, que el autor desate su crueldad contra su víctima,
bajo acto de tormento en zona profusa de pobladores, donde sería más factible
el auxilio del sufrido. Pues, si bien el autor había premeditado los actos de
tortura y la consumación de la muerte del sujeto pasivo, es de suponer también
que, puede haber preparado de forma primigenia, su secuestro para trasladarlo
a un lugar sin acceso a ser socorrido.
moral”51.
_____________
51. Maggiore, Giuseppe Derecho Penal Parte Especial, Vol. XV, p. 307, Ed. TEMIS, Bogotá-Colombia, 1955, Cit. de
Hurtado Pozo José, Manual Derecho Penal, Parte General, p. 73, Edit. Sesator, Lima-Perú 1978, Citado por Peña
Cabrera, Raúl, Tratado de Derecho Penal Parte Especial Tomo I; p.109, Ed. Jurídicas, Lima-Perú, 1994.
52. Haro, op. cit., p. 180.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
descarga toda su ferocidad para disfrutar y sentir satisfacción por tales instintos
de sadismo, en la muerte que ocasiona a su víctima. Llevando todo ello, a
comprender una muerte, producida de forma sumamente lesiva, que rebaza
todas las circunstancias criminales de asesinato en el mundo.
Para afirmar la existencia del delito alevoso, se requiere de los elementos del
tipo objetivo y subjetivo como presupuestos configurativos, pues, este principio
constituye una obligatoriedad delimitada en la aplicación de la estructura
normativa. No obstante, se trata de una figura que por su naturaleza criminal
el autor exterioriza objetivamente un comportamiento de sigilo, cautela,
astucia o maña, a efectos de engañar y preparar a su víctima, hasta lograr su
desprotección para ser atacado a traición. Este acto inhumano, por lo general
se emprende con la finalidad de que el autor pueda asentir su propósito
homicida contra su indefensa víctima, sin devenir por supuesto, algún riesgo
inminente en su evento, debiendo encontrar primero, una forma adecuada de
paralizar toda reacción o posibilidad de defensa en la víctima, que pudiera
cambiar el seguimiento de su conducta premeditada, lo que nos lleva a
comprender que se trata de una consecuencia inseparable en la existencia de
riesgo para el asesino, que pudiera emanar de la conducta defensiva de la
víctima. Por ello, esta modalidad de asesinato alevoso, mantiene firme su
contenido jurídico, para ser evidenciada como requisito subjetivo agravante en
la responsabilidad criminal del autor, que perpetra su delito doloso, con el fin
de revelar los medios que fueron utilizados en el aseguramiento de su ejecución
material, sin peligro para él. Además, se determina que el medio empleado por
el autor, sería cualquier instrumento de ataque como: cuchillo, machete, (arma
LAS FIGURAS DE ASESINATO
blanca), una pistola, escopeta, (arma de fuego), fierro, palo, martillo, entre
otros que por su uso letal causen la muerte de la víctima.
_____________
53. Córdoba Roda, Juan - Rodríguez Mourullo, Gonzalo, Comentarios al Código Penal, Tomo I, pág. 545, Ed. Aranzadi,
Barcelona-España, 1997. Si bien el principio aludido tiene plena validez, su operatividad práctica no deja de ser
excepcional, pues la regla general es que quien elige los medios o formas para cometer el homicidio con alevosía logre
consumarlo con el empleo de dichos medios.
54. Peña Cabrera, ob. cit., pág. 102.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Claro está, que la conducta intrigante y oportuna del autor, no exime límites
en la manera de matar, solamente prepara o busca el estado de indefensión de
su víctima, sin importar sus limitaciones, estado, situación, clase, categoría,
cualidad o de distinta índole para defenderse, ya sea, por encontrarse
durmiendo, de espalda, distraído, drogado, o, en cualquier circunstancia que
posibilite un fácil ataque, hasta rematarlo cuando esta yace inerme en el lugar
específico fijado por el autor. Inclusive, puede alcanzar también a las víctimas
con un grado particular de indefensión, clasificados en el siguiente orden de
debilidad como: un infante, el vetusto, el minusválido, el invidente, entre
otros, por tratarse de personas indefensas y desprotegidas que por su propia
condición especial, se ubican en una cadena de inseguridad expuestas a
cualquier peligro. Por ende, es relevante aclarar que la Ley en estos casos de
víctimas desvalidas, tiene sus efectos en la incrementación de su agravación de
manera más drástica respecto de los transgresores, debido a que en este punto
los sujetos pasivos presentan una calidad especial con diversas formas de
discapacidades, expuestas con facilidad a recibir la acción alevosa de su
asesino. En la misma posición Quintano Ripollés afirma que “la víctima inerme,
el ciego, el dormido o el completamente desvalido, automáticamente hacen
caer sobre el agresor la agravante de alevosía”55.
Se ha visto que este singular asesino suele llevar al niño a morir a un “lugar
seguro” para su macabro fin, alejando toda ayuda externa posible, libre de
interferencias, en deyecta y aviesa actitud56.
Sin lugar a dudas, los supuestos antes referidos están revestidos de gran peligro
y mayor culpabilidad para el felón del delito insidioso, que exterioriza tal vez,
el más perverso comportamiento criminal en su voluntad intencional, contra
otros sujetos considerados sumamente graves y nocivos, por nuestra civilidad
contemporánea. Pero, lo más controvertido es que se trata no solo de víctimas
comunes, sino de personas especiales, fáciles de lograr una muerte segura y
que después de la cobarde intervención homicida del felón concluye satisfecho
_____________
55. Laje Anaya, op. cit., p. 45.
56. Laje Anaya – Laje Ros; “Código Penal”; págs. 92, 93; Ed. Lerner; Buenos Aires-Argentina, 1998; y jurisprudencia
del T.S.J. de Córdoba en Semanario Jurídico Nº 590, p. 11, del 24/IV/1986.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
sin ningún riesgo. En definitiva, esta falta de defensa del sujeto pasivo, más
parece que se tratara de un acontecimiento de inferioridad del desvalido que
de la propia consecuencia alevosa, pues, nuestra opinión juiciosa frente a ello,
sería considerar un mal excesivo de preeminencia en la conducta del felón. Esta
apreciación del autor que revela dominio sobre la víctima, se crea como una
guisa de superioridad solo para vincular su proceder con el acto criminal.
Implícitamente, se debe tener en cuenta la necesaria trascendencia que
acarrea el dolo en este especial formato criminal, al conocer que su voluntad
deliberada disfrazada de engaño, fraude o simulación, son llevados a cabo
maliciosamente con la intención premeditada no solo para ocasionar la muerte
de la víctima, sino que es imprescindible la singular modalidad de exteriorizar
el hecho alevoso, pues, estas afirmaciones nos llevan a comprender que el felón
del delito, propone al mismo tiempo una dualidad capital en su accionar
comisivo, la primera sería el deseo desenfrenado por la muerte y el segundo
que esta víctima se encuentre en un profundo estado de indefensión; de manera
tal, que ambas manifestaciones se muestren viables para lograr un resultado
eficaz en su propósito criminal.
_____________
57. Arias Eibe, Manuel José, “LA CIRCUNSTANCIA AGRAVANTE DE ALEVOSÍA: Estudio Legal Dogmático-Penal y
Jurisprudencial”, Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología, RECPC, 07-03, pág. 3, Madrid-España, 2005.
Fuente: http://criminel.ugr.es/recpc/07/recpc07-03.pdf
58. Arias Eibe, Manuel José, “La alevosía de segundo grado o abuso de superioridad como circunstancia agravante
genérica de la responsabilidad criminal estudio jurídico penal y jurisprudencial”, La Ley penal: Revista de Derecho
Penal, procesal y penitenciario Nº 32, págs. 25, 38, Ed. DYKINSON, Madrid-España, 2006.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Quinta parte
Homicidio calificado
Por el medio
comisivo
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Capítulo V
L
as modalidades de asesinato a través de la historia, pone de manifiesto
su perdurable legado en las Ciencias del Derecho Penal, para proseguir
con trascendencia el planteamiento teórico, de los medios idóneos de
comisión, eficaces en la voluntad homicida del autor material, a fin de realizar
con gran ímpetu la muerte de su víctima. Sin embargo, en las últimas décadas
se ha mermado definitivamente las acciones criminales, por fuego, explosión o
con el empleo de otros medios análogos que por su naturaleza sean capaces de
implicar peligro en la vida o salud de otras personas, lo que colegiría decisivo,
un posible decrecer existente de algún desenlace perpetrante, por estos delitos
al interior de la civilidad y el orbe. Los medios tradicionales del crimen que se
evidencian en la muerte de otro, se presentan exacerbando un peligro subjetivo
de extrema agravación, este comprende el subtipo del delito en estudio, siendo
talvez los más notables en la estructura penal, pero también, los vetustos en la
historia de la criminalidad. Pues, cada figura homicida debe considerar al dolo
directo o especifico, como elemento vital (ánimus necandi), toda vez que, el
proceder criminal del asesino se orienta a causar la muerte de una persona, lo
que permite clarificar la forma de su intención dolosa directa o específica en
el preciso momento de su acto, bajo empleo de medios eficaces de comisión,
para su configuración penal. Las circunstancias subjetivas de la agravante, se
encuadran en el hecho de que el fuego, explosión o el empleo de otro medio
equivalente producido por el autor, ponga en peligro concreto la vida o salud
de otras personas, pudiendo determinar con ello, la condición subjetiva del
dolo eventual en la muerte de otras personas como consecuencia del fuego,
explosión o bajo el empleo de aquellos medios análogos que el autor no tuvo la
intención de dar muerte. En suma, es válido destacar que el asesinato causado
por fuego o explosión, aflora absoluta gravedad en grado sumo, respecto de su
configuración homicida, también de la sociedad como víctimas afectas por el
medio empleado en su obra criminal trascendente.
pudo prevenir los resultados difundidos por el autor. Siendo así, sería entonces,
inconexo atribuir para la figura agravante, los móviles de venganza o sevicia,
ya que el legislador nunca tomo en consideración tales adecuaciones de las
complejas mecánicas del modelo de asesinato. Pues, al no existir modo alguno
de estimulación en su acto, tampoco tendría lugar el motivo que debió darse
en su acción, lo que daría lugar, solo a perpetrar su propia conducta humana
con intención directa, para alcanzar a varias víctimas y poner en peligro la vida
o salud de otras personas.
Esta gran diversidad de asesinatos, nos exige ahondar en la materia, los tiempos
precedentes con mayor trascendencia y peligro, respecto de la colectividad de
víctimas expuestas, pues, hoy estas formas criminales han perdido vigencia en
su accionar comisivo, como lo hemos manifestado. No obstante, frente a los
resultados de algunos delitos que perdieron peso criminógeno y previsibilidad,
el Derecho Penal en vigencia, no encuentran relevancia por estas consecuencias
en la actualidad, debido a la viva reacción doctrinal de nuestro sistema jurídico
penal, que de manera inmediata y apropiada decidió derogar la agravante por
“veneno o envenenamiento”59, regulado anteriormente en el Artículo 108º
inciso 4) de la Ley, debiendo comprender que su conducta criminal continuará
perteneciendo a la figura de asesinato, como lo manifiesta la amplia doctrina,
siempre que la forma y el modo del empleo letal haya servido para matar de
manera subrepticia con el fin de lograr el aseguramiento del resultado material,
y, la reacción de la víctima.60 Su acción típica, debe también ampliarse en los
casos de alevosía para constituirla como medio capaz de poner en peligro la
vida o salud de otras personas.
Por ello, este formato académico criminal, acarrea la vía consecuente para
alcanzar estos actos inhumanos por incendio o explosión, producidos por el
autor, bajo el empleo de instrumentos esenciales que por su eficacia revelen
dolosamente un diseño especial en su actuación homicida; llevados a cabo,
mediante circunstancias sustanciales de peligrosidad y dominio del hecho, que
requiere un constreñimiento exigido por el autor, con el objeto de reforzar la
mecánica en la perpetración del asesinato. Además, el empleo del medio
supone un requisito intencional sumamente relevante en el incremento de su
agravación, esto es, cuando el autor haya creado un escollo frecuente para las
personas del entorno. Así también, podemos erigir que la vida o la salud de ese
grupo humano, debe alcanzar una comisión típica especial, que encuentre un
estado próximo de daño y riesgo necesario para considerarse como presupuestos
de tipicidad en el aumento de la agravante, y por tanto, haber producido una
situación de peligro concreto.61 Un ejemplo de ello, sería el caso del asesino
que decide incendiar el departamento de su ex novia con la intención de
matarla, aún, sabiendo que vivía con sus padres y hermanos, este ejecuta su
acción. Así también, el chofer que manejaba un ómnibus de pasajeros, es
asesinado por el autor explotando la unidad móvil con dinamita.
_____________
59. Ley Nº 30253, Ley que modifica el Artículo 108º del Código Penal peruano, del 24/10/2014.
60. Hurtado Pozo, op. cit., p. 50.
61. Peña Cabrera, ob. Cit., p. 115.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Por consiguiente, el tipo penal dispone otro medio capaz de poner en peligro la
vida o la salud de un gran número de personas, donde se hace necesario recoger
lo regulado en los “DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD PÚBLICA”, Artículo 273º,
peligro por medio de incendio o explosión; del Código Penal, refiriéndose al:
“que crea un peligro común para las personas o los bienes mediante incendio,
explosión o liberando cualquier clase de energía, será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de tres ni mayor de diez años”. Siendo estas las
figuras con desenlaces más devastadores y catastróficos utilizados como medios
o métodos para alcanzar punibilidad de manera deliberada, pudiendo admitirse
cualquier otro medio no descrito entre los delitos contra la seguridad pública62.
De igual modo, la tipificación de otras formas agravadas se sigue en el Artículo
275º, del CP, para referir que: “La pena será privativa de libertad no menor de
seis ni mayor de quince años cuando en la comisión del delito previsto en el
Artículo 273º concurre cualquiera de las siguientes circunstancias:
_____________
62. Villavicencio Terreros, op. cit., p. 43.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
los delitos de seguridad pública, en razón a que este autor nunca tomo en
cuenta que surgiría un desbordamiento de su conducta, que devino posterior
otras consecuencias como resultado. Ahora bien, contrariamente a los hechos,
el delito ocasionado por medios catastróficos, no encuadra en los presupuestos
preterintencionales, ya que el autor, como realizador del hecho, intencionado
dolosamente buscó solo la consumación de su acto, para ocasionar nuevos daños
que afecte a otras víctimas, sin pretender que, aquello no fuera precisamente
objetivos.
Desde el punto de vista jurídico, debe precisarse que el asesinato por fuego,
explosión u otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de otras
personas, son aquellos mecanismos compuestos por diversas formas o medios
catastróficos específicos, que el autor se sirve de ellos apropiadamente para
alcanzar de manera eficaz la muerte de otro, desencadenando al mismo tiempo
un peligro ordinario, fijados al aseguramiento de un resultado sin ninguna acción
de resistencia en su víctima.
En otra acertada opinión, se entiende que este suceso funesto donde el autor
del asesinato por fuego o explosión, es considerado un hecatombe homicida, no
solo, porque el autor del hecho catastrófico utilizó los medios convenientes, de
necesaria optimización para realizar su objetivo primario, sino porque lo
relevante debe ser, que el mismo evento ocasione un peligro común, es decir,
aplicando otros recursos o fórmulas que por su eficacia puedan alcanzar un
riesgo inminente próximo en la vida o salud de una colectividad de individuos.
En realidad, el medio en común que importa el autor, hace referencia a otros
resultados tal vez más desastrosos con mayor cantidad de víctimas. Pero, ello
no significa que en cualquier caso, nuestras articulaciones normativas puedan
identificar solo la producción de un peligro común, por el contrario, esta debe
acarrear también, las que resulten como consecuencia de cualquier otro medio
con gran poder de asolación total.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Otro detalle configurativo del delito, se instituye con la puesta en peligro real o
concreto de la vida o salud de otras personas, teniendo en cuenta la disparidad
de su objetivo criminal. Sin duda, este criterio hace referencia a diversos sujetos
pasivos, para ilustrarnos necesariamente que las consecuencias por medio de
fuego o explosión, deban sobrepasar sus efectos, a fin de alcanzar no solo a una
o dos personas, sino a un grupo humano, considerables en la fijación de la figura
criminal.
Por último, en nuestro medio coetáneo estos delitos catastróficos ya han perdido
protagonismo y continuidad en su comisión homicida, argumentando que los
casos de terrorismo y sus modalidades de asesinato perpetrados por fuego o
explosión, se recuerdan únicamente, escenarios y criminales como verdaderas
maquinas del terror, que fueron causa de desastres, muertes y desolación en la
sociedad peruana del pasado siglo. Por eso, hoy, podemos evidenciar sin ninguna
vacilación, que estos grupos guerrilleros han sucumbido después de un largo
enfrentar, con la captura de sus cabecillas y especialmente del líder terrorista
Abimael Guzmán Reynoso, ello pudo paralizar de manera considerable el peligro,
los asesinatos de personas y lo mejor de todo, es palmario que perdieron su auge
a causa de su erradicación en casi un 95% de su totalidad. Así, los coches bomba
y los grupos terroristas de aniquilamiento arremetidos en distintas partes del país
dedicados a sembrar pánico y terror en la humanidad, marcaron y dejaron huellas
en nuestra trascendental historia nacional.
peligro la vida o integridad física de otras personas, que nada tenían que ver
con el objetivo principal, ni la conducta dolosa del asesino. En tanto, estos
diseños criminales de asesinatos en la hoguera, por su esencia misma, han sido
considerados actos sumamente crueles e inhumanos, de un proceder refinado,
que se diferencia como consecuencia del modo de asesinar revelados por el
autor en su accionar comisivo, pues ese acto de carbonizar a su víctima, daña
al mismo tiempo otro grupo humano que se encontraba con ella, de manera que
su perpetración, alcance la estimativa determinante de legislación punitiva. Sin
embargo, este delito se remonta desde los tiempos del emperador romano Julio
César en la historia antigua, que utilizaban métodos de castigo implantados
para quemar a ladrones y prisioneros de guerra, lanzándolos a la pira, como si
fueran tueros puestos en el fondo de las hogueras. A pesar de ello, estas formas
de ejecución, fueron alcanzando vigencia y habitual relevancia criminal en
diversas partes del mundo, incluso entre los siglos XVIII y XIX, Inglaterra
preponderaba hasta el año 1790, Alemania imperaba en 1823, y Estados Unidos,
activada por destacar una de las agrupaciones xenofóbicas llamada Ku-Klux-
Klan63, quienes se dedicaban a la captura de sus víctimas para quemarlos vivos;
igualmente, los indios norteamericanos, reaparecían más “perfeccionadores”,
adoptando nuevos prototipos en la manera de quemar personas vivas, asándolos
a fuego lento o sometiéndolos a una combustión espontánea humana, hasta
quedar convertidos a cenizas. Posteriormente, en esta edad intermedia, el
Imperio Bizantino y la Iglesia Católica, oficializaron la muerte por fuego,
siempre que el condenado haya incidido en la causal de “herejía”. Pero, tal
aplicación de pena capital, tuvo resultados favorables porque fueron incluyendo
otros delitos como el incesto, brujería, falsificación de monedas, sodomía y los
crímenes contra los reyes.
En este sentido, sobre la base del tipo penal de asesinato la expresión "capaz
de poner en peligro la vida o salud de otras personas" se constituye como un
instrumento determinante en el modelo criminal de asesinato, precisando que
_____________
63. KU KLUX KLAN m. Organización política secreta y violenta de origen norteamericano, de ideología esclavista y
racista, defensora de la supremacía de la raza blanca, creadas en el siglo XIX. El Ku Klux Klan aterrorizó con sus
crímenes a la población negra del sur de Estados Unidos.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Ello demuestra que, si en este hecho fueron dos o tres las víctimas alcanzadas
directamente por el fuego en paraje libre de embarazos, esta no se inclina a lo
requerible por la Ley, que manda: poner en peligro la vida y salud de otras
personas. Pues, lo más imperante que denota es el cauce de la tortura, el
padecer decrecido, ex antes, sabiendo que por esa vía el autor facilitaría la
muerte de su víctima, para luego incinerar su cuerpo, el cual es realmente
apropiado, atañer al delito de asesinato con gran crueldad, ya que el proyecto
de su finalidad no era quemar a la víctima y generar un peligro propagador de
nuevos daños humanos, sino, solo crear una muerte sumamente cruel. En este
caso, si incendió a la víctima después de su muerte, es acto baladí para la Ley.
Sin duda alguna, el proceder del autor exterioriza premeditación en el uso del
fuego para ocasionar la muerte de la víctima, entendiéndose que la calidad de
sujeto pasivo del acto primario, también abarca otras personas afectas por el
mismo incendio provocado, quedando expuestas a peligro concreto contra su
integridad corporal y deberá ser considerada como sujetos pasivos al igual que
el hecho principal.
La acción típica por fuego, carece de relevancia jurídica, cuando en los hechos
comisivos, el asesino apuñala primero a su víctima, y, seguidamente incendia
la casa hasta extenderse el fuego hacia otras viviendas vecinas, poniendo en
peligro la vida o salud de otras personas. Otra forma, sería el caso del autor
que prende fuego a la casa de la víctima donde se encontraba sola, sin poner
en peligro inminente la vida o integridad física de otras personas. La ineficacia
de estos casos para alcanzar el asesinato por fuego, no se ajustan a lo requerible
por la norma sustantiva, en razón a dos requisitos fundamentales, la muerte de
la víctima por fuego y la puesta en peligro de otras personas.
En los casos de asesinato por fuego, cuando el comportamiento del autor reviste
insuficiencia en su intención, excluyendo definitivamente al dolo de matar,
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Para finalizar, el nexo que vincula la acción homicida del autor y el desvalor
del resultado, son elementos intrínsecos, esenciales para integrar el tipo penal
de asesinato, perpetrados bajo empleo de fuego o combustión, para ocasionar
la muerte de una persona, poniendo en grave peligro la vida o salud de otras.
Pues ese resultado producido, como objetivo querido sería la muerte calcinada
por el fuego de la víctima, seguida de un peligro concreto en la vida, el cuerpo
o salud de personas ajenas a la víctima.
Sin perjuicio de ello, este diseño criminal se ciñe como el objetivo inicial de un
asesinato premeditado, donde su rudimentaria conducta indiferente involucra
en masa a un grupo de personas, que no imaginaron ser alcanzados por la
reacción del estallido manipulado por el autor. Por eso, es de reconocer, que
todo artefacto explosivo al ser operado o maniobrado por un victimario con
intención dolosa para irrumpir en cualquier lugar que se encuentre la víctima
deseada, causa necesaria destrucción y otros daños humanos. Con esta acción
antijurídica del autor, se dirige un hecho homicida en concreto, que no solo
delibera la muerte de su víctima, sino que además, importa otras consecuencias
perjudiciales específicas de muertes o daños a terceros.
_____________
64. El caso de los coches bomba, que causan la muerte de muchas personas, se configura como terrorismo, donde se
subsumen los homicidios por fuego o explosión; que en los sistemas jurídicos son considerados como delitos muy graves.
En el Perú, por D. Ley 25659 del 12/08/1992, se legisla el delito de traición a la patria, Art. 1º, en las siguientes
modalidades: a) La “utilización de coches bomba o similares, artefactos explosivos, armas de guerra, o similares que
causen la muerte de personas, o lesionen su integridad física o su salud mental, o dañen la propiedad pública o privada,
o cuando de cualquier otra manera se pueda generar grave peligro para la población”.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
o más personas.
Por último, el estrecho vínculo de causalidad que existe entre el orden fáctico
directo del asesino provocador de una explosión y el objetivo principal muerte
del sujeto pasivo; es pues, la consecuencia o resultado del mismo hecho
criminal, pero, deviniendo peligrosidad masiva, en la vida o salud de otras
personas, y sus efectos producidos muerte o daños extremadamente graves de
la víctima o víctimas.
al bien jurídico vida o salud, y, concluir con el daño intensivo a un gran número
de personas, para cumplir lo exigido por la Ley; visto que, en ella se advierte
la producción homicida seguida del peligro concreto para la vida o salud de
otras personas. Por esta razón, el medio o medios comisivos deberán ser
sumamente apropiados para emplear en el asesinato de su víctima, además, de
poner en peligro la integridad corporal de otras personas a quienes el autor no
tuvo intensiones de ocasionarles la muerte y menos de lesionarlos por no ser el
objetivo de este. Por otro lado, al lograr que el otro medio utilizado se haya
constituido como agravante de la pena que no estaba prevista en la Ley, esta a
su vez, deviene en concurso de delitos, cuando menciona a “otras personas”
entendiéndose que se cometió bajo la concurrencia de dos o más sujetos del
delito. Sin duda, creemos necesaria, la orientación “analógica jurídica” para
subsumir en este contexto, con la finalidad de adecuar la ejecución de otro
medio para integrar la aplicación de una conducta típica, que no se encuentra
en la específica agravante, de nuestro Código Penal. Pues, en ese sentido, se
sabe que la analogía jurídica se presenta como vital herramienta dentro del
sistema aplicativo del derecho penal, que de seguro servirá para encontrar un
tratamiento especial, en este caso del medio utilizado o a utilizarse, como
método, manera, modo, forma, fórmula, procedimiento, vía, mecanismo o
recurso en el propósito criminal. En tanto, el intérprete en su análisis absoluto
podrá valorar y calificar al “medio”, para que a través de ello, pueda superar
la eventual insuficiencia o deficiencia estribada por el sistema jurídico penal.
Por eso, cuando nos referimos a la analogía, no existe disposición alguna sino
más bien se crea la misma, mediante técnicas de incorporación en la disciplina
del derecho penal.
____________
65. Atria Lemaitre, Fernando y otros: “Lagunas en el derecho”. Una controversia sobre el derecho y la función judicial,
págs. 15, 16, Editorial Marcial Pons, Madrid-España, 2005.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
El Código Penal, exige que el peligro que crea el autor deba necesariamente
poner en riesgo la vida o salud de otras personas. Pero, si el riesgo sólo afecta
la vida o salud de una persona, no se configura el delito, toda vez que, no se
encuadra de acuerdo a Ley, esto dice, por la falta de presupuestos o elementos
necesarios para alcanzar ésta modalidad típica, pues, en todo caso sólo se
trataría de un homicidio simple.
_____________
66. Larenz, Karl, Metodología de las Ciencias del Derecho, pág. 325, Editorial ARIEL, Barcelona-España, 1994.
67. Ratio legis, significa “razón de la ley" o "razón legal." Es el fundamento que debe inspirar el contenido y alcance
de las normas jurídicas que componen el Derecho positivo. Fuente: Diccionario Latín Jurídico, Locuciones latinas de
aplicación jurídica actual, p. 188, Ed. García Alonso, 1º Ed., Buenos Aires-Argentina, 2008.
68. Ocassio legis, significa: “Las circunstancias que determinaron la aparición del precepto”.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Sexta parte
Homicidio calificado
Capítulo VI
L
a muerte por la condición especial del sujeto pasivo, hoy se contempla
como una modalidad representativa del asesinato, su forma comisiva a
través de la historia, supone un hecho homicida extremo perpetrado por
un autor que conoce las características propias de funcionario de autoridad de
su víctima, antes de asesinar. Sin embargo, este acto inhumano perdurable que
se ocupa la Doctrina Penal, es el que exacerba sus efectos cuando alcanza de
modo directo a la víctima con rango especial, como: altos funcionarios
comprendidos en el Artículo 39º de la Constitución Política del Perú, un
miembro de la Policía Nacional o Fuerzas Armadas, un magistrado del Poder
Judicial o del Ministerio Público, miembro del Tribunal Constitucional o
cualquier autoridad elegida por mandato popular, en ejercicio de sus funciones
o por causa de ellas, regulada en el Artículo 108º-A, “asesinato por la condición
de la víctima”, además, condiciona gravemente el proceder del autor, bajo
incremento de su culpabilidad. Siendo así, en la actualidad este tipo penal, ha
menguado considerablemente las acciones criminales del sujeto activo en la
sociedad, logrando el retorno de una quietud momentánea. Si bien, el acto
intencional del autor se encuentra revestido de dolo directo o específico,
entonces, ello debe coincidir en la muerte de una víctima, con función
jerárquica que representa al poder público o del Estado, sobre todo, cuando se
encuentre en cumplimiento de los actos inherentes de su labor profesional. En
suma, toda conducta humana pone de manifiesto una causalidad, ello expresa
que ese proceder ideado por el autor sea consciente y voluntario, pues, su acto
imprescindible debe responder al ánimo motivador, y por ende, existen antes
del hecho. También, el motivo y el medio idóneo de comisión no tienen
precisión concreta en este caso, puesto que solo prevalece la intención dolosa
del autor en el hecho homicida. Bajo esta razón, la subjetividad de la agravante
se basa en la perpetración que el autor realiza sobre su víctima, sabiendo que
esta mantiene una calidad de funcionario público, encontrándose en situación
activa del servicio profesional al momento de su muerte. Siendo este acto
punible, presupuesto esencial de la figura por la condición de la víctima,
exigidos por la Ley, para encuadrar el hecho en el tipo penal.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
El que mata a un miembro de la Policía Nacional, de las Fuerzas Armadas, a un magistrado del
Poder Judicial o del Ministerio Público o a un miembro del Tribunal Constitucional o a cualquier
autoridad elegida por mandato popular, en el ejercicio de sus funciones o como consecuencia
de ellas, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de veinte años.”(*)
(*) Artículo incorporado por el Artículo 1 de la Ley Nº 30054, publicada el 30 junio 2013.
(*) Artículo modificado por el Artículo Único del Decreto Legislativo N° 1237,
publicado el 26 septiembre de 2015, cuyo texto es el siguiente:
a) Sujeto activo
El sujeto activo del delito por la condición de la víctima, debe entenderse, todo
autor o asesino, que lleva a cabo el hecho homicida con proceder premeditado,
pues, su intención criminal revestida de dolo directo, pretende lesionar la vida
de un funcionario de autoridad, que se encuentra en pleno ejercicio de la
función profesional. Este homicida, puede ser hombre o mujer, con capacidad
suficiente para perpetrar el delito, su fin para conseguir la muerte de ese
empleado debe primar como resultado de su acto criminal.
b) Sujeto pasivo
Política del Perú. Vale decir, para determinar sustancialmente como víctimas a
los sujetos que se detallan en el siguiente orden normativo:
a) El Presidente de la República
b) Los Congresistas de la República
c) Los Ministros de Estado
d) Los miembros del Tribunal Constitucional
e) Los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura
f) Los Magistrados Supremos
g) Los miembros de la Junta de Fiscales Supremos
h) El Defensor del Pueblo
i) Los miembros del Jurado Nacional de Elecciones
j) Los Presidentes y Consejeros de los Gobiernos Regionales
k) Los Alcaldes y Regidores Provinciales
l) Los Alcaldes y Regidores Distritales.
Por eso, es válido distinguir que los presupuestos del asesinato por la categoría
pública de la víctima, importan gran estimación en la Doctrina Penal, dado que,
esos ingredientes jurídicos, deben estar precedidos ex antes de la ejecución
del asesinato, pues, aquellos elementos idóneos son los que conciernen como
apéndice dentro del sistema legal para constituir la figura homicida por la
calidad especial de la víctima.
En tal opinión, es preciso que esos presupuestos del tipo penal mediante la
teoría crítica de sus valores, sirvan para la composición jurídica de la figura
penal por la condición de la víctima, de acuerdo a la forma que a continuación
se detalla:
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Para extractar, este orden axiológico que se alude con fines institutivos del tipo
penal estudiado, tendrá carácter transcendente en la existencia del hecho
punible determinante. Pues, en ello se encuentra el modelo sustancial a seguir,
para encontrar punibilidad en el asesinato que se desea originar, sin desvirtuar
la persecución acertada de la teoría idónea del delito. Además, este discernir
creado precisamente para la existencia del propósito criminal del autor, debe
tener presente la calidad especial de sujeto pasivo, que oriente necesariamente
una muerte desproporcionada de su víctima con cargo público y finalmente el
deceso encontrándose en situación de actividad, situándose de ese modo un
incremento penal acorde a las exigencias de la Ley. En conclusión, ello no está
distante que en los presupuestos de tipicidad, puedan insertarse proyectos
homicidas dirigidos a víctimas con discapacidad, ancianos y madres gestantes,
que laboren como funcionarios del Estado, debido a que el legislador no incluyó
en su tesis, una adecuada actualización de la Ley, para incorporar y adecuarlos
también en el asesinato por la condición de la víctima.
El incremento de la pena que recibe este autor del crimen, no solo radica en el
cauce homicida del iter criminis, que sigue desde la idea criminal hasta el logro
de la consumación de la víctima, sino más bien, cuando se conoce que clase de
víctima se ataca. Pues, esta acción consciente y voluntaria que causa el autor,
involucra con apremio al burócrata con cargo público como víctima del hecho
punible, la intención dolosa que ejerce sobre su objetivo, hace prevalecer su
deseo de matar con animus necandi, y por consiguiente, se precisa como acto
sumamente grave que intensifica mayor grado de culpabilidad para este delito.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
A pesar de ello, este razonamiento jurídico sobre las lagunas del derecho, nos
demuestra que no existen alternativas para determinar otras formas comisivas
derivadas del delito en estudio, sin desmerecer por supuesto, el gran trabajo
científico e innovador del legislador, que tuvo como finalidad sustancial, lograr
la punibilidad para los autores que asesinen a sujetos pasivos con una condición
especial. Pues, se sabe por conocimiento de acuerdo a la amplia corriente
doctrinal del Derecho Penal, que el delito de homicidio y la figura de asesinato,
conllevan suma diferencia, mientras que uno se comete con ánimus necandi,
este último se perpetra con dolo de matar, extrema violencia y principalmente
bajo circunstancias específicas de agravación, que solamente revelarían el
incremento de su culpabilidad. Luego, a nuestro criterio podríamos determinar
que, la anexión del asesinato con la muerte de otro por tener solamente limitó
su actuación con animus necandi contra el sujeto pasivo condicionado por su
alta función especial; presentándose un enfrentamiento jurídico en la
calificación punitiva, por cuanto las reglamentaciones jurídicas que establece
la Ley las dirige exclusivamente al tipo básico del homicidio y no a la figura de
____________
69. Rubio Correa, Marcial y Bernales Ballesteros, Enrique, “Constitución y sociedad política”, pág. 260, Redonda
Editores, Lima-Perú, 1985.
70. García Toma, Víctor, “Análisis sistemático de la Constitución peruana de 1993”, Tomo 11, pág. 52, Fondo de
desarrollo Editorial de la Universidad de Lima, Lima-Perú, 1998.
71. Aróstegui Hirano, José Antonio, en “La Constitución Comentada”, Tomo I, pág. 656, Ed. Gaceta Jurídica, Lima-
Perú, 2005.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
En el criterio del profesor Laje Anaya, debe tenerse en cuenta también el dolo
eventual, porque respecto al resultado mortal no sólo se admite el dolo directo
sino también el eventual, pues el autor no sólo mata a una persona en razón
de la particular función, cargo o condición que ésta ostenta, y que por ello
tiene la calidad especial de sujeto pasivo, sino que también teniendo la
intención de matar a la víctima, desconociendo su calidad especial de sujeto
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Por materialidad del asesinato de la víctima con cargo público, debe entenderse
toda acción encaminada por el autor, orientada específicamente a perpetrar la
muerte de un funcionario público en ejercicio de su función. De ello, se deduce
que el asesinato es un hecho de resultado material, el vínculo que une ambos
elementos, debe alcanzar como causa consecuente la consumación homicida.
_____________
72. Laje Anaya Justo “Comentarios al Código Penal, Parte especial”, Vol. I, págs. 29, 32, Ed. Depalma, Buenos Aires-
Argentina, 1978, quien incluye como sujeto pasivo a las fuerzas policiales de prevención y represión, policía judicial,
bomberos, pero no los que regulan el tránsito vehicular o peatonal.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
Por tales aportes, debe entenderse entonces, al asesinato como la muerte más
devastadora perpetrada por su ejecutor, bajo empleo del elemento accidental,
que sirve para incrementar gravedad en la forma de asesinar a la víctima, sobre
todo, escrupulosa severidad en el aumento de la pena por su criminal proceder.
Lo cierto es que, cuando la víctima ostenta un alto cargo funcional previsto por
la Constitución y la Ley, ello se traduce en una problemática de consideración
social, que atañe no solo, un grupo de funcionarios victimizados, sino más bien,
todo un sector público tutelado. No obstante, porque la voluntad premeditada
del autor, la asocia para procurar con ímpetu su conducta criminal, sobre la
vida humana, especialmente de los empleados públicos.
En esta figura agravada por la calidad especial del sujeto pasivo, es admisible
la tentativa, siempre que los medios empleados por el autor sean idóneos o
eficaces para producir la muerte del funcionario de autoridad, encontrándose
en ejercicio de su función profesional. Pero, por circunstancias impropias a su
intención, esta muerte se frustra, quedando sin efecto el intento homicida. Sin
embargo, es preciso que el camino seguido por el autor, deba necesariamente
lograr la aplicación de las reglas del iter criminis, a fin de procurar la ejecución
material de la víctima. El intento del autor por la muerte del funcionario
público, no puede evidenciar duda alguna de sus intenciones antes del curso
criminal, ya que esa actitud desvirtuaría el hecho homicida que busca el autor.
LAS FIGURAS DE ASESINATO
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aún mucho más severa y objetiva que la actual, que limita la simultaneidad como agravante
sólo al caso en que se trata de un crimen.
13. CÓDIGO PENAL PERUANO, Artículo 108º.- Homicidio calificado, texto modificado por Ley
N° 30253 del 24 de octubre de 2014 (donde se incorpora el homicidio por codicia y se
elimina el homicidio por envenenamiento, para incluirse solo en casos de ferocidad).
Vigente.
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13.
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puede aplicarse por el delito de traición a la patria, en caso de guerra, conforme a las leyes
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LAS FIGURAS DE ASESINATO
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