Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
DERECHO CIVIL IV
LAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES. LOS CONTRATOS EN PARTICULAR
EL CONTRATO DE PROMESA
I. INTRODUCCIÓN
La regla general en materia de contratos que la promesa de celebrarlos no produce
obligación alguna. Excepcionalmente, esta promesa vale si se cumplen ciertos y
determinados requisitos señalados en la ley, caso en el cual estaremos frente a un
contrato que tiene una individualidad propia, que es el contrato de promesa.
Existen numerosas circunstancias que inducen a las personas a la celebración de un
contrato de promesa. Se recurre generalmente a estos contratos en aquellos casos en
que hay circunstancias que impiden celebrar de inmediato el contrato prometido,
teniendo las partes interés en comprometerse de inmediato para concluir a futuro el
contrato prometido. Así, es sumamente frecuente que se recurra al contrato de
promesa cuando el contrato prometido no puede celebrarse por faltar algún trámite
legal que impide su celebración inmediata, ello ocurre, por ejemplo:
Cuando los herederos están deseosos de vender un inmueble de la sucesión a
una persona interesada en comprarlo y éstos no han practicado las
inscripciones especiales de herencia a que se refiere el art. 688. En este caso,
al no poder enajenar el inmueble inmediatamente, se recurre al contrato de
promesa de celebrar un contrato de compraventa, en virtud del cual las partes 1
se comprometen a efectuar a futuro el contrato prometido.
De conformidad al art. 1464 Nº 3, hay objeto ilícito en la enajenación de las
cosas embargadas por decreto judicial, a menos que el juez lo autorice o el
acreedor consienta en ello. En este caso, como no se puede enajenar
directamente dicho bien, se puede recurrir a celebrar un contrato de promesa
de compraventa, pudiendo celebrarse el contrato prometido cuando se haya
alzado el embargo.
Lo más frecuente en la práctica es la promesa de celebrar contratos de
promesa de bienes inmuebles destinados a la habitación, como las casas o
departamentos. Esto, porque normalmente la venta de bienes de este tipo está
sujeta a una serie de trámites (créditos bancarios, inscripciones registrales,
venta de inmuebles “en verde”, es decir, antes de siquiera estar construidos),
que hacen aconsejable atar a las partes antes de la celebración de la
compraventa, la que se llevará a cabo una vez superados los obstáculos que no
han permitido su celebración inmediata.
Los ejemplos relativos a la celebración del contrato de promesa se multiplican en gran
cantidad por el carácter de contrato preparatorio general que ésta presenta, es decir,
se celebra para celebrar luego otro contrato, pudiendo celebrarse promesa respecto
de prácticamente todo contrato. Lo que ocurre es que la promesa cumple en el campo
jurídico una función específica, cual es la de crear un vínculo necesario y de seguridad
*
Apunte preparado por el profesor Dr. Rodrigo Barría Díaz, Facultad de Derecho, Universidad Alberto
Hurtado.
orientado hacia la conclusión de un contrato futuro, el que hoy no se quiere o no se
puede otorgar.
La regla general en esta materia es que se puede celebrar promesa respecto de
cualquier contrato y sobre cualquier cosa. Sin embargo, hay casos en que el
legislador, para precaver problemas y, especialmente, la burla de la ley, prohíbe
expresamente la celebración de promesa. Como ejemplo podemos mencionar la Ley
General de Urbanismo y Construcción, la cual prohíbe la celebración de un contrato de
promesa de venta respecto de terrenos en que no se haya ejecutado totalmente la
urbanización.
Lo que desea el legislador al establecer este requisito es que el propósito de las partes
al celebrar el contrato de promesa no sea en el futuro el celebrar un contrato nulo por
estar prohibido por la ley. En otras palabras, la promesa tiene que ser un medio para
celebrar contratos válidos en el futuro y no para llegar a la celebración de contratos
nulos e ineficaces.
El problema que se plantea en este punto es el determinar en qué momento hay que
considera la eficacia o ineficacia del contrato prometido, si al momento de celebrarse
4
la promesa, o al momento de celebrarse el contrato prometido.
A este respecto no cabe duda que si se celebra un contrato de promesa respecto de
un contrato que al tiempo de cumplirse la promesa va a ser nulo, la sanción va a ser la
nulidad de la promesa por infracción a lo dispuesto en el inciso segundo del art.1554.
Por lo tanto, la duda se plantea cuando el contrato prometido es ineficaz al momento
de celebrarse el contrato de promesa, pudiendo llegar a ser válido al tiempo de
cumplirse ésta. El contrato de promesa va a ser válido en esta situación siempre que
las partes sujeten este contrato a la condición de que el contrato prometido sea válido
al momento de cumplirse la promesa. Ejemplo de esta situación sería la siguiente: le
vendo el mueble embargado, pero con la condición de que al celebrarse el contrato de
compraventa se haya alzado el embargo.
3. Que la promesa contenga un plazo o condición que fije la época de celebración
del contrato (art.1554 N° 3)
Este requisito es de la esencia del contrato de promesa. Lo que ha pretendido el
legislador con esta exigencia es que el contrato de promesa se haga sobre una base
cierta en el sentido de que tiene que haber un tiempo o una condición que determine
la época en que las partes del contrato deben cumplir lo prometido.
La fijación de la época de la celebración del contrato prometido debe hacerse por
medio del establecimiento de un plazo o de una condición en el contrato de promesa,
no existiendo ningún impedimento para que concurran ambas clases de modalidades
en la promesa, esto es, que establezca un plazo y condición a la vez, para que en
defecto de la condición pueda celebrarse de todas maneras el contrato prometido, ya
que la condición puede fallar.
Veamos cada una de estas formas de determinar la época de celebración del contrato
prometido:
a. La condición
Se puede determinar la época del contrato prometido mediante el establecimiento de
una condición. El problema que se plantea es que las condiciones pueden ser
determinadas o indeterminadas, ¿Podrá el contrato de promesa sujetarse
indistintamente a una de estas dos clases de condiciones, o necesariamente tendrá
que sujetarse a una condición determinada?
El problema de la determinación o indeterminación de una condición se ha planteado
en la práctica en relación con una cláusula bastante común en los contratos de
promesa, en virtud de la cual se establece que el contrato prometido (generalmente la
compraventa) se va a celebrar tan pronto como el banco o institución financiera
apruebe al promitente comprador una operación de crédito hipotecario para el adquirir
lo que se vende.
Aquí evidentemente hay una condición, pero es indeterminada, pues en caso de
producirse este hecho futuro o incierto (la aprobación del crédito), no se sabe cuándo
se va a producir.
En la práctica se acostumbra y, con el objeto de evitar problemas en relación con este 5
aspecto, que en aquellos casos en que en la promesa pueda establecerse una
condición, a señalar además un plazo dentro del cual debe cumplirse dicha condición.
b. El plazo
Es la otra forma de determinar la época de celebración del contrato prometido. El
problema que aquí se plantea es si el plazo puede ser suspensivo o extintivo o siempre
habrá de ser extintivo.
Algunos fallos han sostenido que el plazo señalado en la promesa de venta para
celebrar el contrato es extintivo por su naturaleza, pues, una vez vencido, cesa o se
extingue la obligación contraída por el promitente vendedor de ejecutar el contrato
prometido. Si el promitente comprador no hizo uso de su derecho a exigir la
celebración del contrato dentro del plazo estipulado, el promitente vendedor podrá
excepcionarse alegando que caducó el derecho del promitente comprador. Para la
doctrina subyacente en estos fallos, opera una causal de caducidad y no de
prescripción. En efecto, si ambas partes no dan cumplimiento a una promesa con
plazo extintivo y ninguna desarrolla actividades ni persevera en el contrato dentro del
término estipulado, el solo transcurso de éste acarrea la ineficacia posterior de la
promesa. La promesa deja de producir efectos.
Otros fallos, en cambio, han concluido, igual que la doctrina, que estamos ante un
plazo suspensivo.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------