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23/12/2019 jurisprudencia 2007- SEGOVIA, ADELAIDA.

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Reg.: A y S t 219 p 167-171.

Santa Fe, 25 de abril del año 2.007.

VISTA: La queja por denegación del recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la actora contra la
sentencia 39 del 19 de marzo de 2002 dictada por la Sala Primera de la Cámara de Apelación en lo Laboral
de Rosario, en autos "SEGOVIA, Adelaida contra BENARDINELLI Y CIA. S.R.L.-Cobro de Pesos-(Expte.
298/98)" (Expte. C.S.J. nro. 435, año 2003); y,

CONSIDERANDO:

1. Surge de autos que el Juez de baja instancia rechazó la demanda laboral promovida por Adelaida Segovia
en el entendimiento que la vinculación habida entre la actora y la demandada -mediante la cual la primera
realizaba tareas de limpieza en el establecimiento de la segunda- revestía el carácter de una locación de
servicios y no de un contrato de trabajo.

Dicha decisión motivó la deducción de los recursos de nulidad y apelación ante la Alzada, la que confirmó la
sentencia impugnada.

Contra este último pronunciamiento dictado por la Sala Primera de la Cámara de Apelación en lo Laboral de
Rosario interpuso la compareciente el recurso de inconstitucionalidad local con fundamento en el artículo 1,
inciso 3) de la ley 7055, por considerarlo lesivo de los derechos y garantías de raigambre constitucional que
enuncia.

En el memorial recursivo, luego de relatar los antedecentes fácticos de la causa, achaca al decisorio
autocontradicción e incongruencia, por cuanto en un segmento de la sentencia da razón a su parte afirmando
que la actora sólo extendió recibos a la demandada y que prestaba el trabajo en forma personal "sin constituir
una empresa", para después sostener que la relación que involucró a las partes fue una locación de servicios.

De lo expuesto infiere la recurrente que si se trata de una prestación personal de trabajo, o sea si quien presta
los servicios no puede calificarse de "empresaria", resulta evidente que se está en presencia de una relación
de trabajo dependiente.

Asimismo, atribuye al decisorio "prescindencia e interpretación antojadiza de pruebas aportadas en autos";


"apartamiento de las constancias obrantes en autos" e incurrir en "afirmaciones dogmáticas".

En este aspecto, sostiene que la arbitrariedad se configura principalmente en relación al testimonio de


Mercedes Loaiso -quien reemplazaba a la actora en sus tareas-, que fue valorado por la Alzada como un
elemento fundamental para descartar la existencia del vínculo de trabajo, siendo que dichos reemplazos lejos
de descalificar el vínculo personal laboral dependiente de la actora, lo confirman, desde que quien pagaba a
la reemplazante no era ésta, sino la empresa demandada.

Destaca además, que su parte no tenía autonomía alguna toda vez que para esos esporádicos reemplazos
debía avisar a la empresa que se iba a ausentar y que mandaría a una reemplazante.

Por otra parte refiere que los Sentenciantes efectuaron un análisis antojadizo de la pericial contable
producida en autos, por cuanto a su entender de ésta se desprendía claramente que el trabajo era prestado por
la actora en forma personal, sin medios materiales ni inmateriales propios, y sin embargo, el Tribunal
concluyó que esa prueba contribuía la postura empresaria por la mera circunstancia de la existencia de
aportes autónomos sin que fueran exigidos por la empresa.

Afirma que de la misma pericial contable surge que la demandada jamás pagó locaciones de servicios por
limpieza, hecho indicativo -a su entender- de que no consideraba a la actora una locadora.

Por último, reprocha a la Sala haber prescindido del texto legal sin dar razones plausibles para ello, -en el
caso, artículo 23 de la Ley de Contrato de Trabajo- alegando que el "sub-lite" resultaba plenamente abarcado
por esta presunción, atento que la prestación de trabajo se desarrollaba dentro del engranaje y de la
organización productiva de la demandada.

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2. La Sala a quo denegó la concesión del remedio extraordinario (fs. 22/23), lo que motivó la presentación
directa de la compareciente ante esta sede (fs. 26/30v.)

3. Liminarmente, corresponde adelantar que la presente queja no ha de tener favorable acogida, ya que si
bien la compareciente acusa la invalidez del pronunciamiento por presunta arbitrariedad, del desarrollo de los
argumentos esgrimidos en el escrito introductor, en confrontación con la sentencia impugnada, no surge la
formulación de planteos de jerarquía constitucional que habiliten la apertura de esta instancia de excepción.

Ello así, por cuanto los reparos de la recurrente -si bien encasillados en distintas hipótesis de arbitrariedad
como lo son: "autocontradicción"; "prescindencia e interpretación antojadiza de pruebas aportadas en autos";
"apartamiento de las constancias obrantes en autos"; incurrir en "afirmaciones dogmáticas" y "prescindencia
del texto expreso de la ley"- confluyen derechamente a revelar el mero disenso sobre cuestiones atinentes a la
interpretación de hechos, prueba y de derecho común efectuada por el Juzgador, materia que -dentro de un
margen de razonabilidad que no se demuestra que no se haya respetado en la especie- está reservada a los
jueces ordinarios de la causa y es ajena, en principio a esta instancia extraordinaria.

En efecto: de la lectura de los fundamentos de la sentencia cuestionada surge claro que, al confirmar el
decisorio del Juez inferior, la Alzada -si bien dio razón a la actora recurrente acerca de que el hecho de
otorgar recibos (factura tipo "C") aunque pudiera indicar una relación de tipo comercial, en el caso no
resultaba decisivo, puesto que los únicos extendidos fueron a la demandada, sumado ello al hecho de no
demostrarse ningún otro elemento que denotara contar con una mínima organización instrumental de medios
bajo una dirección para el logro de fines económicos-, al adentrarse en el análisis de la cuestión y tras valorar
la pericial contable rendida en autos y los testimonios producidos -en particular el de Loaiso- concluyó que si
bien podía aceptarse que la actora no podía ser considerada empresaria, sí en cambio se imponía concluir que
la misma estaba vinculada con la demandada mediante una locación de servicios, siendo una trabajadora
autónoma frente a la accionada.

De tal suerte, el A quo señaló que "...conforme la obtención de la realidad de la relación, surge acreditado
conforme la pericia contable que la actora ya desde agosto/1984, era aportante a la Caja de Jubilación de
Autónomos, lo que siguió efectuando hasta 1997 (junio) (v. fs. 125 vta./127 vta.) de manera consecutiva y
que en 1993, dada una disposición de DGI, ratificó sus datos como trabajador autónomo, gestionando en
Junio de 1993, según un código, cuyo nomenclador de actividad comprendía entre otros la de limpieza
(124vta.) sin que para ello hubiérase demostrado que existió una exigencia de la demandada. Ello es cierto,
no sería definitorio para determinar el carácter de la prestación de la actora para la demandada, pero sí
constituye un serio indicio respecto al carácter que otorgara la demandante a su trabajo de limpieza en otros
negocios (Yanuzzi, fs. 158 vta. y 159, pres. 1ª., 2ª. Y 3ª.)".

A lo expuesto agregó que "... además, en su relación con la demandada y en consonancia con lo anterior,
conforme el testimonio de Loaiso (fs. 47 vta.) surge que ésta reemplazaba a la actora cuando ella no podía
trabajar, lo que hizo que desde 1990 cuando comenzó la actora, y que para dicho reemplazo le avisaba a
Segovia...", y que "...la actora realizaba la tarea de limpieza desde hace 10 años, como empleada doméstica
en varias casas...". De lo que dedujo "...ello entiendo que aparece como un elemento que no se compadece
con la prestación laboral subordinada, regulada en el Art. 21 y 22 de la L.C.T. en tanto el mismo tiene como
característica que la contratación es 'intuito personae', es decir tiene carácter infungible, siendo excepcional
dicha posibilidad solo establecida en la ley, convenio colectivo o estatuto (Ej. encargado casa de rentas) pero
no en la actividad de la demandada. En el caso, la actora podía a su criterio efectuar el reemplazo de su
prestación de limpieza por la aludida, lo que era consentido por la demandada sin objeciones, lo cual en mi
criterio, significa que la demandada contrató un servicio de limpieza, que podía realizar la actora, pero
también otra persona en su lugar, lo cual elimina un factor esencial del contrato de trabajo, cual es la
subordinación de la prestación debida personalmente, lo cual se compadece con la prestación en calidad de
autónomo, propia de la locación de servicios, desvirtuándose la figura prevista en la L.C.T.".

Para finalmente concluir que "...De tal manera, conforme la realidad de la relación, según lo antes expresado,
si bien puede aceptarse que la actora no pueda ser considerada empresaria, sí en cambio cabe concluir en que
la misma estaba vinculada con la demandada mediante una locación de servicios (carácter también invocado
en el responde fs. 29 vta.), siendo la misma trabajadora autónoma frente a la accionada" (cfr. fs. 2 vto.).

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Y ciertamente, no se vislumbra de qué manera el temperamento "ut supra" apuntado haya desbordado los
hechos, derecho y pruebas, -vedados en principio a esta instancia excepcional- con insubordinación a las
reglas de la sana crítica, mediante afirmaciones parciales, inequitativas o ilógicas e importara así un
sustantivo agravio al derecho a la jurisdicción que permita descalificar el pronunciamiento de la Alzada
como acto jurisdiccional válido.

En tales condiciones, los reproches de la quejosa -sustentados fundamentalmente en su particular apreciación


de la calificación jurídica del vínculo que unió a las partes y en la ponderación del plexo probatorio
incorporado a la causa- no logran -desde un óptica constitucional- desmerecer con sólidos argumentos la
decisión a que arribara el Tribunal, desde que conducen al examen de temas de hecho, prueba y derecho
común que, como se ha visto, fueron resueltos con fundamentos suficientes del mismo orden que permiten
desechar los vicios acusados. De allí, que al no haberse demostrado que en el criterio adoptado por el
Sentenciante se hubiesen desconocido los postulados fundamentales que manda respetar nuestra Ley
Suprema, los agravios esgrimidos no logran trasponer el límite de la discrepancia hermenéutica y por tanto
no autorizan a tener por configurada una cuestión constitucional idónea para abrir esta instancia excepcional,
cuyo propósito no es -como reiteradamente se ha sostenido- enmendar posibles errores o soluciones
opinables, sino verificar la adecuación de los pronunciamientos emanados de los tribunales inferiores al
ordenamiento jurídico fundamental.

En otras palabras, no debe perderse de vista que mediante el recurso de inconstitucionalidad por
arbitrariedad, se tiende a reparar agravios que impliquen un grosero desconocimiento del derecho a la
jurisdicción y conviertan al pronunciamiento en una no sentencia, pero que aquél no autoriza a sustituir a las
instancias ordinarias en la interpretación del derecho sustantivo o procesal o en la ponderación del material
fáctico del litigio.

En suma, la cuestión tal como ha sido traída a estos estrados no resulta idónea para franquear la vía
extraordinaria instaurada, atento que queda comprendida dentro del marco de la ponderación que efectuara el
Tribunal a quo en torno a cuestiones de hecho, prueba y derecho común, materia que ingresa en la esfera de
las facultades de los jueces del proceso en las causas sometidas a su decisión, y por ende, a menos que se
demostrare arbitrariedad -circunstancia que no acontece en el "sub examine"- resultan insusceptibles de ser
revisadas por la vía de excepción intentada, desde que no compete a esta Corte al ejercer su jurisdicción
extraordinaria, eregirse en una tercera y ordinaria instancia.

Por las razones expuestas, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia RESUELVE: Rechazar la queja
interpuesta.

Regístrese, hágase saber, y oportunamente remítanse copias al Tribunal de origen.

Fdo.:FALISTOCCO-GUTIÉRREZ-NETRI-SPULER (en disidencia)-VIGO-Fernández Riestra (Secretaria)

DISIDENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DOCTOR EDUARDO GUILLERMO SPULER:

La postulación de la recurrente cuenta -prima facie con suficiente asidero en las constancias de la causa e
importa articular con seriedad planteos que pueden configurar hipótesis de violación del derecho a la
jurisdicción, con idoneidad suficiente como para lograr la apertura de esta instancia extraordinaria. Dicho
esto, en una apreciación mínima y provisoria propia de esta instancia y sin que ello implique adelantar
opinión sobre la sustantiva procedencia de la impugnación.

Fdo.:SPULER-Fernández Riestra (Secretaria)

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