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Quédate

con nosotros,
Señor Jesús

Mane Nobiscum
Segovia
Tiempo de
Adviento
Domingo I de Adviento
(Lucas 21, 25-28; 34-36)
(vela morada)

Te bendecimos, Señor,
porque en este domingo
nos invitas a estar vigilantes
en todos los aspectos de la
vida.
Por tu misericordia,
bendice a nuestra familia.
Tú que eres todo amor.
Amén.
Inmaculada Concepción
de la Virgen María
(Lucas 1, 26-38)
(vela azul)

En este día, Padre,


en que celebramos que
nuestra Madre María
se vio limpia de todo pecado,
te rogamos que, a nosotros,
nos auxilies para que, como
Ella,
seamos capaces de decirte:
“Hágase en mí, según tu
palabra”
¡Protégenos,
Santa Madre de Dios!
Domingo II de Adviento
(Lucas 3, 1-6)
(vela morada)

Padre bueno,
queremos preparar el camino
a tu Hijo, que viene a
nosotros
en este Tiempo de Adviento.
Necesitamos de tu bendición
para que nuestros corazones
estén dispuestos al encuentro
con Él
y abiertos a nuestros
hermanos.
En el nombre de Cristo.
Amén.

Domingo III de Adviento


Domingo de Gaudete ¡Gózate!
(Lucas 3, 10-18)
(vela rosa)

Señor Jesús,
Juan Bautista nos recuerda
que debemos estar dispuestos
a compartirlo todo
con los hermanos.
Bendice
y protege a nuestra familia,
para que, con generosidad,
nos desprendamos de todo
lo que nos impide estar
contigo.
¡Ven, Señor Jesús!
Domingo IV de Adviento
(Lucas 1, 39-45)
(vela morada)

Te suplicamos, Padre,
que la alegría de Isabel
al encontrarse con María,
Madre de tu Hijo,
nos conforte y ayude
para que nuestra familia
viva intensamente
los días santos que se
aproximan.
Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Amén.
Tiempo de
Navidad
Natividad del Señor
(Juan 1, 1-18)
(vela blanca)

Señor Jesús,
que en este día quisiste
hacerte hombre para
salvarnos
del pecado y de la muerte,
llénanos con tu gracia,
para que también nosotros
caminemos a tu luz
y seamos capaces de
entregarnos, por amor a ti,
al servicio de nuestros
hermanos.
¡L a Palabra se hizo carne
y acampó entre nosotros!
La Sagrada Familia:
Jesús, María y José
(Lucas 2, 41-52)
(vela blanca)

Bendice y protege, Señor


Jesús,
a nuestra familia para que,
a ejemplo de la tuya,
nunca se olvide de ocuparse
“de las cosas de nuestro
Padre Dios”,
sin descuidar a todos
aquellos
con los que convivimos.
¡Jesús, María y José,
ayudadnos a permanecer
unidos
en la presencia de Dios!
Santa María, Madre de Dios
(Lucas 2, 16-21)
(vela blanca)

Amada María,
tú, que confiaste tu vida en
las manos del Padre,
para que Jesús se hiciera
hombre y naciera en Belén,
ayúdanos a alegrarnos,
como los pastores,
y a conservar la fe en tu Hijo
sin necesidad de signos y
milagros,
guardando y meditando todo
esto
en lo profundo de nuestro
corazón.

La Epifanía del Señor


(Mateo 2, 1-12)
(vela blanca)

Señor Jesús,
que en este día te revelaste
a los hombres de todas las
naciones, razas y religiones,
ayúdanos a poner ante ti
lo más hermoso que
poseemos,
la unidad de nuestra familia,
para que todos
puedan ver en nosotros
una manifestación de tu
amor.

El Bautismo del Señor


(Lucas 3, 15-16. 21-22)
(vela blanca)

Jesús, hermano nuestro, que,


al recibir el bautismo en el
Jordán, quisiste unirte a
nosotros pecadores,
aunque tú estabas limpio,
ayúdanos a tener siempre
presente
que, por el bautismo,
hemos sido hechos hijos de
Dios.
Acompáñanos para que,
a ejemplo tuyo, aceptemos
siempre
la voluntad del Padre
y nos veamos llenos
del Espíritu Santo.
Tiempo
Ordinario I
Domingo II
del Tiempo Ordinario
(Juan 2, 1-11)
(vela verde)

Señor Jesús, confiamos en ti


como María en las bodas de
Caná,
en las que escuchaste su
ruego
en favor de aquella nueva
familia;
por eso te rogamos
que también nos socorras
con tu misericordia,
de manera que seamos
capaces
de mantenernos fieles a ti
y confortados
en nuestras necesidades.
Domingo III
del Tiempo Ordinario
(Lucas 1, 1-4. 14-21)
(vela verde)

Nos has anunciado, Jesús,


que has sido ungido
para liberar a los cautivos y
anunciar el año de gracia de
Dios; ven en nuestra ayuda,
rompe las cadenas que nos
atan, ilumínanos para que
podamos contemplar tu
gloria
y a aliviar el dolor de
nuestros hermanos.
Concédenoslo Tú, Cristo
Salvador.
Domingo IV
del Tiempo Ordinario
(Lucas 4, 21-30)
(vela verde)

Cristo Señor:
Tú que viviste en propia
carne
el desprecio y rechazo de tus
vecinos
cuando les anunciaste la
salvación,
defiéndenos de nosotros
mismos, para que no nos
atrevamos
a juzgar a nuestros hermanos
y libera a nuestra familia
de la ira y de la indiferencia
frente a tus palabras de vida.

Domingo V
del Tiempo Ordinario
(Lucas 5, 1-11)
(vela verde)

Señor Jesús:
confiando en tu Palabra,
Pedro echó las redes
y gracias a ello se produjo
el milagro de su conversión.
Esta familia también te dice:
Confiando en tu Palabra
haremos lo que nos pidas,
sabiendo que, contigo,
nuestra vida será colmada,
como las redes de Pedro.
Domingo VI
del Tiempo Ordinario
(Lucas 6, 17. 20-26)
(vela verde)

Jesús:
nos has hablado, al corazón
para llamarnos dichosos
cuando suframos por ti,
cuando seamos perseguidos
por serte fieles.
Haz que tengamos hambre
de ti
y danos valentía para que
cada día de nuestra vida
sea una ofrenda agradable
en tu presencia.
Domingo VII
del Tiempo Ordinario
(Lucas 11, 1-13)
(vela verde)

Señor Jesús,
Nos has enseñado a orar
confiando absolutamente
en el amor de Dios.
Te buscamos en cada
acontecimiento del día.
Te llamamos en nuestras
necesidades y sufrimientos,
porque sabemos que siempre
te nos entregas, porque
estamos seguros
de que siempre te
encontraremos.
Domingo VIII
del Tiempo Ordinario
(Lucas 6, 39-45)
(vela verde)

Cuántas veces, Señor,


intentamos condenar a los
demás, cuando deberíamos
antes corregirnos a nosotros
mismos.
Perdónanos, Señor,
y ayúdanos a exigirnos más
que a nuestros hermanos.
Gracias, Señor Jesús,
por acogernos y amarnos
cómo somos.
Tiempo de
Cuaresma
Miércoles de Ceniza
(Mateo 6, 1-6. 16-18)
(vela morada)

Padre bueno,
que deseas nuestra oración
con una actitud humilde;
ayúdanos a escucharte
en el silencio de nuestro
corazón
y a realizar nuestras buenas
obras con sencillez
y sin llamar la atención.
Danos tu bendición
para que el único que brille
ante los demás
seas Tú.
Domingo I de Cuaresma
(Lucas 4, 1-13)
(vela morada)

Hermano Jesús,
las tentaciones que superaste,
gracias a tu amor al Padre,
nos siguen acechando hoy en
día;
danos tu fuerza para que,
apoyados en tu Palaba,
podamos resistirlas
y lograr la victoria
por medio de Ti.
Concédanoslo,
Tú que vives y reinas
por toda la eternidad.
Domingo II de Cuaresma
(Lucas 9, 28b-36)
(vela morada)

Amado Jesús:
Cuando termine esta vida,
podremos contemplar tu
Rostro,
al igual que Moisés y Elías.
Hasta entonces,
escuchamos la voz del Padre,
que nos dice:
“Este es mi Hijo amado.
Escuchadlo”.
Da a nuestra familia la fe
y el amor que nos conducirán
a la Vida Eterna.
San José
(Mateo 1, 16. 18-21. 24a)
(vela blanca)

Señor Jesús:
encontramos en San José
el mejor ejemplo de
“vida escondida con Cristo
en Dios”.
Concédenos que su fidelidad
a la voluntad del Padre
y su entrega a su familia
nos ayude a amarnos más
y vivir con alegría
en la Iglesia Doméstica
que conforma nuestra
familia.
Amén.
Domingo III de Cuaresma
(Lucas 13, 1-9)
(vela morada)

¡Hay tantas cosas


que intentan apartarnos de
Ti!
Ayúdanos a revisar nuestra
vida
y adoptar una actitud
vigilante, para evitar que
entren en ella
el egoísmo, la ira,
y el deseo de las cosas
materiales.
Bendícenos con abundancia
para que seamos una vid
unida a ti
y demos frutos de buenas
obras.
¡Habita en nosotros, Señor
Jesús!

Domingo IV de Cuaresma
Domingo de Laetare ¡Alégrate!
(Lucas 13, 1-9)
(vela rosa)

Padre bueno:
nos recibes con los brazos
abiertos
cuando acudimos a ti,
aunque sea por motivos
egoístas,
y transformas,
por medio de tu misericordia,
nuestro egoísmo en amor.
Concédenos,
aunque no lo merezcamos,
el perdón, la paz y la entrada
al banquete de tu Reino.
Domingo V de Cuaresma
(Juan 8, 1-11)
(vela morada)

Jesús,
por nuestra intolerancia
y nuestra mediocridad,
condenamos a la soledad,
al abandono o la muerte
a aquellos que no se ajustan
a nuestra falsa “justicia”.
Protégenos de nuestras
seguridades para que
aprendamos a decir
como Tú:
“Tampoco yo te condeno.
Anda y
no peques más.”
Domingo de Ramos
(Lucas 22, 14-23, 56)
(vela roja)

Te vemos, hermano Jesús,


triunfante desde el trono de
la cruz, porque has querido
desprenderte
de todo, hasta de tu vida,
para lograrnos la salvación.
En nuestra debilidad,
nos conforta escuchar
“Padre, perdónalos,
porque no saben lo que
hacen.”
Ayúdanos a comprender
que la Cruz es el único
camino
que lleva a la Resurrección.
Jueves Santo
(Juan 13, 1-15)
(vela blanca)
Con cuánto amor
nos dice Juan
que habiendo amado a los
tuyos
los amaste hasta el extremo,
hasta entregar tu Cuerpo y
derramar tu Sangre
quedándote, en la Eucaristía,
como alimento nuestro.
Ayúdanos a saber valorar la
Sagrada Comunión, sin la
cual no tendríamos vida en
nosotros.
¡Gracias, Jesús, por tu amor!
Viernes Santo
(Juan 18, 1-19, 42)
(vela roja)
Has apurado el cáliz
y, haciéndolo, “Todo está
cumplido.” Nos has dado la
salvación
con tu pasión y tu muerte,
completando la obra
que te encomendó el Padre.
Sólo nos queda velar tu
cuerpo,
con la absoluta certeza,
de que todo no acaba aquí.
“Acuérdate de mí,
cuando llegues a tu Reino”,
Tiempo de
Pascua
Pascua de Resurrección
(Juan 20, 1-9)
(vela blanca)

¿Qué has visto,


María, en la mañana?
A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras,
mi Amor y mi Esperanza!
¡Has cumplido tu promesa,
Jesús,
y estás con nosotros,
todos los días,
hasta el fin del mundo!
Domingo II de Pascua
(Juan 20, 19-31)
(vela blanca)

Nosotros, como Tomás,


a veces pedimos pruebas,
señales y milagros
para creer en Ti.
Si no vemos cosas
maravillosas, parece que no
estás presente.
Ayúdanos
a abandonarnos en tus
manos,
para poder escuchar de tus
labios: “Bienaventurados
los que crean
sin haber visto.”
Domingo III de Pascua
(Juan 21, 1-19)
(vela blanca)

Escuchamos una voz, en


nuestro interior, que nos
dice: “Es el Señor”; pero, a
pesar de eso, los
acontecimientos de cada día
oscurecen en nosotros tu
presencia; la rutina del vivir
nos lleva a la indiferencia.
Protégenos, Señor, de
nosotros mismos y danos
confianza y fe, para poder
decirte de corazón:
“Señor, tú que lo sabes todo,
tú sabes que te quiero.”
Domingo IV de Pascua
(Juan 10, 27-30)
(vela blanca)

Nuestra familia,
Buen Pastor,
sabe que forma parte de tu
rebaño.
Bendícenos con tu
misericordia, para que,
escuchando tu voz,
nos pongamos
confiadamente
bajo tu cuidado,
porque si Tú diriges nuestras
vidas nada nos puede faltar.
¡Protégenos Tú,
Jesucristo,
que has dado la vida por
nosotros!
Domingo V de Pascua
(Juan 13, 31-33a. 34-35)
(vela blanca)

Desde antiguo habíamos


oído: “Amarás a tu prójimo
como a ti mismo.”
pero Tú nos invitas a amar
más y mejor: unos a otros,
como Tú nos has amado,
hasta de dar la vida por los
otros.
Si tu amor inunda nuestras
vidas seremos capaces de esa
entrega,
por eso te suplicamos:
¡Llena nuestras vidas!
¡Ven, Señor Jesús!
Domingo VI de Pascua
(Juan 14, 23-29)
(vela blanca)

Queremos, Señor,
guardar tu palabra,
para que el Padre y Tú
moréis en nosotros.
Te rogamos que nos envíes
al Espíritu Santo,
para que nos muestre
cómo vivir en comunión
contigo
y podamos recibir tu paz,
que supera con creces
la que pueda
darnos el mundo.
Ascensión del Señor
(Lucas 24, 46-53)
(vela blanca)

No, no nos has dejado solos,


has ascendido junto al Padre,
pero, según tu promesa:
estás con nosotros, todos los
días,
hasta el fin del mundo.
Nosotros sois testigos de
esto,
por eso peregrinamos por la
vida,
con los ojos puestos
en la Jerusalén celeste
Bendícenos
para que seamos
testimonio vivo de Ti.
Pentecostés
(Juan 20, 19-23)
(vela roja)

Señor Jesús,
por tu Resurrección
nos has entregado
el regalo del Espíritu Santo.
Con el antiguo canto de la
Iglesia,
te suplicamos:
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro
esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Tiempo
Ordinario II
Santísima Trinidad
(Juan 16, 12-15)
(vela blanca)

El misterio de tu ser
nos desborda, Dios nuestro.
Sabemos de Ti,
que eres una unidad de amor
en Tres Personas.
Ante tan gran misterio
nuestra mente se silencia
y sólo basta la fe
en lo que Tú nos manifiestas.
¡Gloria a Ti,
Padre, Hijo, y Espíritu Santo,
un solo Dios verdadero!
El Cuerpo y la Sangre de
Cristo
(Lucas 9, 11b-17)
(vela blanca)

Por tu palabra
el pan es tu Cuerpo
y el vino tu Sangre,
pero ante nuestros ojos
permaneces oculto
en alimento para el hombre.
“Dudan los sentidos
y el entendimiento.
Solo la fe lo suple
con la afirmación
de un corazón sincero.”
Domingo XIII
del Tiempo Ordinario
(Lucas 9, 51-62)
(vela verde)

Señor Jesús,
“nuestro espíritu es fuerte,
pero la carne es débil”.
Creemos en Ti,
pero corremos el riesgo
de acomodarnos;
Llénanos con tú bendición,
para que, una vez
puesta nuestra mano en el
arado,
no volvamos la vista atrás.
Domingo XIV
del Tiempo Ordinario
(Lucas 10, 1-12. 17-20)
(vela verde)

Nos envías, Jesús,


a anunciar la Buena Noticia,
y, para poder ir ligeros,
nos desprenderemos de toda
carga
que pueda dificultarnos la
misión.
¡Ya vamos, Señor!
En tu nombre
realizaremos milagros de
amor,
y nos alegraremos
porque nuestros nombres
serán inscritos en el cielo.
Domingo XV del Tiempo
Ordinario
(Lucas 10, 25-37)
(vela verde)

¿Quién es mi prójimo,
Señor?
Nos pides que amemos
con todo el corazón,
con toda el alma,
con toda la mente,
con todo el ser,
a Ti, Señor, Dios nuestro,
y entre nosotros como Tú
nos amas,
y nos dices:
«Anda y haz tú lo mismo».
Lo haremos, Señor.
Domingo XVI
del Tiempo Ordinario
(Lucas 10, 38-42)
(vela verde)

Jesús,
vivimos en un mundo
acelerado
que nos empuja
al aislamiento y la soledad.
A veces estamos tan
ocupados
–incluso realizando buenas
obras- que se nos olvida lo
fundamental: “María, pues,
ha escogido la parte mejor,
y no le será quitada”.
Estaremos a tus pies,
escuchándote
Santiago Apóstol
(Mateo 20, 20-28)
(vela roja)

Nos dejamos la vida por


servirte, Señor,
pero, a veces, nuestro
corazón
nos traiciona y queremos
reconocimientos externos
y brillar ante los demás.
Te rogamos, Jesús,
que nunca olvidemos tus
palabras:
” No será así entre vosotros:
el que quiera ser grande
entre vosotros,
que sea vuestro servidor”.
Domingo XVII
del Tiempo Ordinario
(Lucas 11, 1-13)
(vela verde)

Hermano Jesús,
concédenos
que nuestra oración
sea siempre sincera
y que no falte en nuestra vida
la entrega a los hermanos.
Ayúdanos, como a Teresa de
Jesús, a dejar incluso la
oración
para atender la caridad
cuando llame a nuestra
puerta.

Domingo XVIII del Tiempo


Ordinario
(Lucas 12, 13-21)
(vela verde)

Jesús,
sabemos que atesoramos
riquezas para nosotros
mismos:
mi tiempo, mis gustos, mis
cosas…
Bendícenos y protégenos
contra el peligro de
anteponernos
a Ti o a nuestros hermanos,
para que no tengamos que
escuchar nunca de tus labios:
“Así es el que atesora para sí
y no es rico ante Dios”.
Domingo XIX del Tiempo
Ordinario
(Lucas 12, 32-48)
(vela verde)
Estamos vigilantes, Señor
Jesús, para no vernos
atrapados
por el mundo.
No permitas que nada ni
nadie
sea más importante para
nosotros que Tú,
porque sabemos
que es cierto lo que Tú nos
dices: “Donde está vuestro
tesoro,
allí estará también
vuestro corazón.”
Asunción de la Virgen María
(Lucas 1, 39-56)
(vela blanca)

Nos unimos, de todo


corazón,
al canto de alabanza
de tu Madre María
y hacemos nuestras sus
palabras:
Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios,
mi salvador;
porque ha mirado
la humildad de su esclava.
Y, como Ella, te decimos:
“Hágase en mí, según tu
Palabra”.
Domingo XX
del Tiempo Ordinario
(Lucas 12, 49-53)
(vela verde)

Tú eres, Señor,
el Mensajero de la Paz,
pero la radicalidad de tu
vida,
siembra la división.
El fuego que enciendes en
nosotros,
nos hace brillar ante los
hombres, descubriendo
las obras de las tinieblas
y dando gloria
a nuestro Padre
que está en los cielos.
Domingo XXI
del Tiempo Ordinario
(Lucas 13, 22-30)
(vela verde)

Entrar por la puerta estrecha,


supone para nosotros, Señor,
una dura prueba.
Debemos abandonar
nuestros egoísmos,
comodidades y seguridades,
para lanzarnos,
con los ojos cerrados,
a hacer lo que nos pides.
Que todo lo despreciemos
salvo alcanzar el
conocimiento de Ti”.
Domingo XXII
del Tiempo Ordinario
(Lucas 14, 1. 7-14)
(vela verde)

En este día nos enseñas,


Jesús,
la humildad, la sencillez
y la generosidad.
Protégenos,
para que nuestra familia,
nuestra iglesia doméstica,
sea un lugar de acogida para
todos.
Bendícenos, Señor,
para que seamos imagen
de la Iglesia del cielo.
Amén.
Domingo XXIII
del Tiempo Ordinario
(Lucas 14, 25-33)
(vela verde)

Señor Jesús,
¿cuáles son los bienes,
de los que debemos
desprendernos? Todo aquello
que nos impida ponerte a Ti
y a los hermanos
en primer lugar.
Ayúdanos a tenerte a Ti
por encima de todos y de
todo,
para que,
desde Ti,
podamos acoger a los demás.
Domingo XXIV
del Tiempo Ordinario
(Lucas 15, 1-32)
(vela verde)

Por el bautismo podamos


decir:
“¡Abba! ¡Padre!”.
Aunque a veces seamos
hijos desobedientes,
habita en nuestro interior
como un fuego ardiente,
que no podemos rechazar;
es el fuego de Tú amor,
que nos impulsa
a volver siempre a tu casa
¡Gracias, Padre, por tu amor!
Domingo XXV del Tiempo
Ordinario
(Lucas 16, 1-13)
(vela verde)

¡Qué astutos para lo que


queremos
y que necios para Ti, Jesús!
Valoramos tantas cosas
y descuidamos lo
fundamental:
la misericordia, la
compasión,
la sencillez, el amor…
Danos tu gracia
para que no antepongamos
nada
a ti y a nuestros hermanos.
¡Ten misericordia de
nosotros,
Señor Jesús!
Domingo XXVI del Tiempo
Ordinario
(Lucas 16, 19-31)
(vela verde)

¿Vamos a ser tan necios


y duros de corazón
que ni, aunque resucite un
muerto, creeremos en tu
Palabra?
Ayúdanos, no a creer en ti,
sino a creerte a ti
poniendo toda nuestra
confianza
en ti.
Juntos te decimos:
¡Creo, Señor,
pero ayuda a mi débil fe!
Domingo XXVII
del Tiempo Ordinario
(Lucas 17, 5-10)
(vela verde)

Tenemos fe,
pero cuando aparece el dolor,
la enfermedad, el
sufrimiento, nuestra fe se
tambalea.
A veces Señor,
queremos negociar contigo,
como si nos debieras algo,
Ayúdanos, Jesús, a recordar
que
"somos siervos inútiles,
hemos hecho
lo que teníamos que hacer"».
Domingo XXVIII
del Tiempo Ordinario
(Lucas 17, 11-19)
(vela verde)
En los momentos duros
de enfermedad, dolor,
sufrimiento, soledad,
clamamos a Ti:
«Jesús, maestro,
ten compasión de nosotros».
Cuando llega tu respuesta
y nos libras del abismo,
¿te damos gracias?
Siempre nos escuchas y
tienes misericordia de
nosotros.
¡Gracias!
Domingo XXIX del Tiempo
Ordinario
(Lucas 18, 1-8)
(vela verde)
Nos invitas a orar sin
desfallecer, incluso, Señor,
cuando guardas silencio.
¿No será, como dice
Santiago,
que pedimos, y no recibimos,
porque pedimos mal,
para satisfacer nuestras
pasiones?
Por eso, Señor Jesús,
sólo te pedimos que nos
sostengas con tu santa mano
y que en todo se haga tu
voluntad.
Domingo XXX del Tiempo
Ordinario
(Lucas 18, 9-14)
(vela verde)

Cuando nos comparamos


con los demás,
nos solemos considerar
mejores que ellos,
aunque estemos llenos
de vanidad, orgullo,
soberbia…
Señor, protégenos para que
“adquiramos un corazón
sensato”
y podamos decirte
arrepentidos:
"¡Oh Dios!, ten compasión
de este pecador".
Todos los Santos
(Mateo 5, 1-12a)
(vela blanca)

¡Qué alegría, Hermano Jesús,


poder vernos reflejados
en tu lógica locura:
¡Dichosos los pobres,
los mansos, los que lloráis,
los hambrientos y sedientos
de ser justos, los
misericordiosos,
los de corazón limpio y libre
de deseos, los pacíficos,
los perseguidos por ser de los
tuyos!
¡Qué grande será nuestra
recompensa en el Cielo!
Domingo XXXI del Tiempo
Ordinario
(Lucas 19, 1-10)
(vela verde)

Señor,
cada uno de nosotros somos
ante ti, únicos e irrepetibles;
cuando nos miras, nos
conoces;
por eso viste a Zaqueo
y, yendo a comer a su casa,
conseguiste cambiar su
corazón.
Jesús, ven a nuestro hogar,
miramos con amor
y hoy entrará
la salvación en esta casa.
Domingo XXXII del Tiempo
Ordinario
(Lucas 20, 27-38)
(vela verde)

Jesús,
ayúdanos a permanecer
junto a Ti,
y a que todo nuestro ser
esté volcado en beber
cada palabra de vida
que sale de tus labios.
Ayúdanos a escucharte
y a aceptar
que guíes nuestra vida.

Domingo XXXIII del


Tiempo Ordinario
(Lucas 21, 5-19)
(vela verde)

Confiamos en ti, Jesús,


aun sabiendo que vendrán
momentos de dura
persecución;
incluso por parte de personas
que al matarnos pensarán
que están dando culto a Dios.
Pero ni un cabello
de nuestra cabeza perecerá;
con nuestra perseverancia
salvaremos nuestras almas.
¡Ven, Señor Jesús!
Jesucristo, Rey del Universo
(Lucas 23, 35-43)
(vela blanca)

Te reconocemos, Jesús,
Rey y Soberano de todos y
de todo.
¿Qué podemos temer,
si Tú eres quien nos
protege?;
¿Qué mal podemos sufrir,
si eres Tú nuestra la salud?
¿Qué poder tiene la muerte,
si Tú ya la has derrotado?
Al terminar este año, te
rogamos
que sigas cuidándonos
para que podamos vivir
como familia en tu presencia.

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