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ANTISERI
EL PROBLEMA -
DEL LENGU�t\JE RELIGIOSO_
CRISTIANDAD
Nació el autor de este libro en 1940
y se doctoró en 1963. En las Uni-
versidades de Viena, Münster y
Oxford se especializó en filosofía
de la ciencia, lógica matemática y
filosofía del lenguaje. Enseña ac-
tualmente filosofía y análisis del
lenguaje en la Facultad del Magis-
terio de la Universidad de Roma.
P~se a su juventud, su producción
es ya copiosa sobre temas funda-
mentales de su especialidad: Dal
neopositivismo alta filosofía analí-
tica (1966); Dopo Wittgenstein:
dove va la filosofía analitica (1967);
Didattica della storia ed apistemo-
logia contemporanea (21972 ); Epis-
temología contemporanea e filosofie
presocratiche (1971); I fondamenti
epistemologici del lavoro Ínterdis-
ciplinare (1972 ); La filosofía del
linguaggio: metodi, problemi e teo-
rie (1973).
En este libro sobre El problema del
lenguaje religioso, reeditado tres ve-
ces en tres años, ofrece una síntesis
informativa y valorativa de cuanto
se ha realizado en torno al lenguaje
en los últimos cuatro lustros, des-
de el «Círculo de Viena», que sig-
nifü:a la revolución de la filosofía
contemporánea, hasta las últimas
posturas filosóficas de Oxford, Cam-
bridge, Flew y van Buren. ¿Pode-
mos hablar hoy con sentido a Dios
y sobre Dios? Esta pregunta y el
análisis del lenguaje religioso, que
aborda este libro en forma magis-
tral, constituyen el punto clave del
pensamiento contemporáneo.
EL PROBLEMA
DEL
LENGUAJE RELIGIOSO
31
DARIO ANTISERI
EL PROBLEMA
DEL LENGUAJE RELIGIOSO
DIOS EN LA FILOSOFIA ANALITICA
EDICIONES CRISTIANDAD
Huesca, 30-32
MADRID
Título original:
FILOSOFIA ANALITICA E SEMANTICA
DEL LINGUAGGIO RELIGIOSO
publicado por
EDITRICE QUERINIANA, Brescia 1969, '1974
Lo tradujo al castellano
ALFONSO DE LA FUENTE ADANEZ
Prólogo ............................................................... 19
l. El ateísmo semántico 25
l. «Ateos, por la gracia de Dios» . . . . . . . . . . . . . . . 25
2. El problema de Dios se disuelve antes de ser
planteado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. . . . . . . . . . . . 28
PIETRO PRINI
PROLOGO
DARIO ANTISERI
Roma, marzo de 1969.
1
Así lo demuestra el hecho de que, del 2 al 4 de enero de
este año, los teólogos italianos celebraron su III Congreso Na-
cional, en Sestri Levante, sobre el tema «El lenguaje teológico
hoy»; en la misma línea, del 5 al 12 del mismo mes y año, se
celebró en Roma, por iniciativa del profesor E. Castelli, y sobre
el tema «El análisis del lenguaje teológico: el nombre de Dios»,
una asamblea internacional promovida por el Centro Interna-
cional de Estudios Humanísticos y por el Instituto de Estudios
Filosóficos de Roma.
PROEMIO A LA TERCERA EDICION
DARIO ANTISERI
Roma, 20 de julio de 1973.
I
EL ATEISMO SEMANTICO
3
F. Nietzsche, Also sprach Zarathustra, en Werke I (Salz-
burgo 1952) 552.
El ateísmo semántico 27
l. EL «CIRCULO DE VIENA»:
«UNA CONCEPCION CIENTIFICA DEL MUNDO»
11
R. Carnap, Oberwindung der Metaphysik durch logische
Analyse der Sprache, 238.
12
Ibíd., 238.
u Ibíd., 240. Para confirmar su opinión, Carnap aduce el
ejemplo de Nietzsche, que en su obra más metafísica, Zara-
thustra, no elige la aberrante forma teórica, sino abiertamente
la forma del arte, de la poesía.
" R. Carnap, Die alte und neue Logik, 24-25. También para
Neurath es preciso crear una atmósfera libre de toda contami-
nación metafísica (cf. Soziologie im Physikalismus, 383). Todo
lo que va más allá de la física o no puede traducirse en lenguaje
físico ( tesis fisicalista) «está vacío, es metafísica» ( Magie und
T echnik: «Erkenntnis» 2, p. 24 ). Los filósofos, escribe Neu-
rath, no tienen hoy nada interesante que decir (Le dévelop-
pement du Cercle de Vienne et /'avenir de l'empirisme logique,
46 ). Los filósofos, frente a la poderosa república de los cientí-
ficos, unidos por su lengua unitaria, representan el miserable
papel de sonámbulos en la oscuridad de la noche (Einheits-
wissenschaft und Psychologie, 28).
" M. Schlick, L'école de Vienne et la philosophie tradition-
nelle, 391.
1
• M. Schlick, Die W ende der Philosophie, 33.
El «Círculo de Viena» 37
3. LENGUAJE RELIGIOSO:
«INCOMPRENSIBILIDADES COLOREADAS DE EMOCIONES»
22
I bíd., 149-150.
23
Ibíd., 154.
" I bíd., 158.
El «Círculo de Viena» 41
1
G. J. Warnock, Criticism of Metaphysics, en The Nature
of Metaphysics, obra colectiva (Londres 1957) 141.
44 La «Filosofía de Oxford»
15
L. Wittgenstein, op. cit., par. 23.
16
Ibíd., par. 11.
11
Ibíd., par. 23.
" Cf. W. Stegmüller, Das Wahrheitsproblem und die Idee
der Semantik (Viena 1957) 283.
19
L. Wittgenstein, op. cit., par. 18.
'° Ibíd., par. 25.
48 La «Filosofía de Oxford»
29
L. Wittgenstein, op. cit., par. 109.
30
Ibíd., par. 664; cf. también E. K. Specht, Die sprach-
philosophischen und ontologischen Grundlagen im Spatwerk
Ludwig Wittgenstein (Colonia 1963) 16.
" L. Wittgenstein, op. cit., par. 105.
32
Ibíd., par. 593.
33
Cf. W. Stegmüller, op. cit., 565.
34
Ibíd., 625.
35
Cf. L. Wittgenstein, op. cit., par. 465 y 593. Sobre la ba-
talla contra el esencialismo, cf. G. Pitcher, op. cit., 215-227.
36
Véanse los brillantes ejemplos de totalidades ilegítimas que
presenta S. Chase, Studio sull'umanita (trad. italiana; Milán
1952) 399-401.
La «Filosofía de Oxford» 51
52
Tomo la expresión de Ph. Frank, Foundations of Physics
(Chicago 1946) 3-4.
3
' Sucede más bien que en ocasiones es el lenguaje corriente
el que engaña al pensador no prevenido, pues precisamente en
él se suelen plasmar prejuicios e incertidumbres. El problema
del lenguaje ordinario es bastante complejo. Para el segundo
Wittgenstein, «ordinary language is all right». Cf. L. Wittgen-
stein, The Blue and Brown Books, 20. Sobre la discusión vincu-
lada a la cuestión del lenguaje ordinario, cf. K. Baier, The Ordi-
nary Use W ords: «Proceedings of the Aristotelian Society» 52
(1961); R. M. Chisholm, Philosophers and Ordinary Language;
J. L. Austin, A Plea for Excuses: «Proceedings of the Aristo-
telian Society» 58 (1956-57); V. C. Chappel (ed.), Ordinary
Language (Englewood Cliffs, N. J. 1964); C. E. Caton (ed.),
La «Filosofía de Oxford» 55
siste Austin- no pretende ser la última palabra en filo-
sofía, sino únicamente la primera 54 • Sólo se considera
útil --cuando en un determinado lenguaje surgen os-
curidades- remontar ese lenguaje hasta su origen, con
la esperanza de arrojar sobre él un poco de luz, con la
convicción de que el lenguaje de cada día incluye el
legado de la experiencia e inteligencia de muchas ge-
neraciones 55 y de que en él están implícitas ciertas dis-
tinciones y finezas que se han desarrollado porque cons-
tituían una exigencia y a las cuales debemos prestar
atención si queremos comprender algunos determinados
problemas filosóficos 56 • «Nosotros -ha escrito Aus-
tin- no consideramos sólo las palabras ... , sino tam-
bién las realidades de que hablamos por medio de las
palabras. Empleamos una refinada conciencia de los
términos para afinar nuestra percepción de los fenóme-
nos» 57 • Por medio de este método, los analistas aspi-
ran «a una absoluta claridad, lo cual significa exacta-
mente que los problemas filosóficos tendrán que des-
aparecer por completo» 58 • Esa es la tarea que desarrolla
el filósofo terapeuta.
El terapeuta es una figura de primer plano en el ejér-
cito de Oxford, pero no el único combatiente. Junto a
él hallamos al fenomenólogo del lenguaje, como se ve
en el ejemplo de la enseñanza y la obra de J. L. Aus-
63
Tomo la cita de M. Merleau-Ponty, Elogio della filosofía
(trad. italiana; Turín 1957) 6.
IV
EL PRINCIPIO DE «FALSIFICABILIDAD»
Y LA EPISTEMOLOGIA
CONTEMPORANEA
l. PROBLEMAS Y CONJETURAS.
LAS «COSAS» COMO HACES DE «OBJETOS»
2. CONTRA EL «INDUCTIVISMO»
Y EL «OBSERVACIONISMO»
7
Ibíd., 140-141. También las ciencias clasificatorias, como
la zoología o la botánica, presuponen hipótesis; para poder
clasificar hay que atenerse siempre a un esquema o una distin-
ción previa.
3. PRUEBA DE LAS TEORIAS
Y PRINCIPIO DE FALSIFICABILIDAD
TEORIAS CONTROLABLES
Y TEORIAS INCONTROLABLES
2 Ibíd., 679-698.
y teorías incontrolables 73
• Ibíd., 699-701.
y teorías incontrolables 77
•• Ibíd., 703-704.
11
K. R. Popper, Logica della scoperta scientifica, 18.
6
82 Teorías controlables
12
Spallanzani, Lettere sopra al sospetto di un nuovo senso
nei pipistrelli (Turín 1794 ).
y teorías incontrolables 83
13
L. Spallanzani, Memorie sulltJ respir1l'zione (Milán 1803)
memoria III, par. xxxr.
y teorías incontrolables 85
l. LA SENTENCIA DE KANT
1
• M. Scheler, Sociología del sapere (trad. italiana; Roma
1966) 93.
92 Filosofía de Cambridge-Oxford
11
Ibíd., 92.
11
El término fue acuñado por R. Hare en el ensayo Theology
and Falsification, en A. Flew y A. Maclntyre (eds.), New Essays
in Philosophical Theology (Londres 1955).
Filosofía de Cambridge-Oxford 93
quiere decir que cada elemento tendrá el carácter de
ejemplo particular del esquema general» 19•
El espasmo mental en la reflexión sobre el discurso
metafísico aparece, según el actual análisis lingüístico,
cuando se exige a la metafísica lo que ella no puede dar
y se pretende que desempeñe una función informativa
que es típica de las distintas ciencias. Y si se afirma,
como en realidad se ha hecho y se sigue haciendo, que
la metafísica consiste en un conjunto de aserciones in-
formativas sobre el mundo, la historia, Dios, el destino
y la naturaleza de los hombres, aserciones perentorias,
racionales, válidas, por tanto, para todo, absolutas, úl-
timas y definitivas -porque sobre una realidad no pue-
de haber más que una teoría verdadera, última y defini-
tiva-, entonces habremos caído en una confusión de
«juego de lenguaje», habremos cambiado un blik por un
conjunto de aserciones, seremos víctimas de violentos
espasmos mentales.
En Oxford ya no se dice hoy que la metafísica es un
sinsentido, sino que se la concibe como una visión.
«¿Qué es la filosofía? -se pregunta Waismann-. La
filosofía es muchas cosas, y no hay una fórmula única
que las abarque todas. Pero, si se me pidiera que ex-
presase en una sola palabra cuál es su característica más
esencial, yo diría, sin duda alguna, que es visión. En el
corazón de toda filosofía digna de este nombre hay una
visión, y de ella brota la filosofía y toma su forma visi-
ble. Y cuando digo visión quiero decir exactamente
visión: no tengo ningún deseo de romantizar. Lo típico
de la filosofía es destruir la costra muerta de la tradi-
ción y de las convenciones, romper las cadenas que nos
atan a los prejuicios heredados del pasado, de modo
que podamos lograr una nueva y más amplia visión de
20
F. Waismann, How I see Philosophy (Londres 1962) 32-
33. También a prop6sito de la metafísica concebida como vi-
sión, véase L. Wittgenstein, Philosophische Untersuchungen,
prop. 400, 401, 402.
21
lbíd., 34.
Filosofía de Cambridge-Oxford 95
información sujeta de los dos extremos de la eternidad.
«Una gran metafísica nueva -ha escrito W. B. Gal-
lie-, aunque pueda dar la impresión, en virtud de la
forma de sus posturas categoriales, de que constituye
un sistema de doctrina informativa -una especie de
hipótesis o de teoría supercientífica-, en realidad es,
en sus aspectos duraderos, algo muy distinto. Podría
compararse más bien con una innovación revolucionaria
en el campo de las artes, por ejemplo, la introducción
de una nueva dimensión visiva o un nuevo tipo de escala
musical. Tan pronto como una gran doctrina metafísica
ha sido asimilada, la curiosidad de los hombres se vuel-
ca sobre problemas totalmente nuevos, y a veces se
encuentran nuevos sistemas y nuevos métodos para re-
solver esos problemas. Así, Aristóteles enseñó a los
hombres (de las más diversas escuelas y en épocas muy
diversas) a observar y describir el mundo en términos
de potencialidad material y actualización formal; en
cambio, Descartes y Hobbes, cada uno a su manera,
enseñaron a los hombres de ciencia a excluir toda refe-
rencia a la idea de potencialidad en el discurso riguroso
y a entender el mundo como una configuración muta-
ble de unidades efectivas, definitivas, inteligibles en sí.
Negar que enseñanzas metafísicas como éstas han de-
terminado importantes resultados equivale sencillamen-
te a mostrar la propia ignorancia en la historia de las
ideas» 22• Por eso -sigue diciendo Gallie-, «entre los
momentos más importantes de la historia humana hay
que incluir sin duda aquellos en que los hombres, in-
dividual o colectivamente, han procurado, tal vez de
manera burda, modificar las líneas fundamentales del
pensamiento y del lenguaje científico; podemos decir
que se trata de una de las más importantes modificacio-
22
W. B. Gallie, Introduzione a Charles Peirce (trad. italiana;
Florencia 1965) 203.
96 Filosofía de Cambridge-Oxford
nes, si no la más importante de todas, entre las que se
han propuesto realizar los máximos pensadores y lo han
conseguido» 23 •
3. LA METAFISICA COMO
«AURORA DE LA CIENCIA»
29
H. P. Grice, D. P. Pears y P. Strawson, Metaphysics, en
The Nature o/ Metaphysics, obra colectiva (Londres 1957) 21.
'° 1bíd., 22.
31
S. Hampshire, Metaphysical Systems, en The Nature o/
Metaphysics, 25.
32
lbíd., 29.
33
P. F. Strawson, Analyse et métaphysique, en La philo-
sophie analytique, obra colectiva (París 1962) 115.
34
P. F. Strawson, lndividuals: An Essay on Descriptive
Metaphysics (Londres 1959). Cf. las observaciones que hace
sobre este libro E. Paci, en «Aut-Aut» 93 (1966) 97ss. De
P. F. Strawson han aparecido últimamente los Logico-Linguistic
Papers (Londres 1971).
Filosofía de Cambridge-Oxford 99
15
W. T. Blackstone, op. cit., 75-76.
VIII
LA RESPUESTA DEL «ALA IZQUIERDA»
DE OXFORD
2. J. J. C. SMART Y E. L. ALLEN:
UNA NUEVA INTERPRETACION DE LOS ARGUMENTOS
ONTOLOGICO, COSMOLOGICO Y TELEOLOGICO
26
Cf. W. T. Blackstone, op. cit., 83-84. Véanse las objeciones
de A. Boyce Gibson, Modern Philosophers Consider Religion:
«The Australasian Journal of Philosophy» 35, n. 3, p. 183, y
de F. Parré, Language, Logic and God, 136-137.
17
J. A. Passmore, Christianity and Positivism: «The Aus-
tralasian Journal of Philosophy» 35, n. 2, p. 134.
28
W. T. Blackstone, op. cit., 86, 160-165.
3. THOMAS MCPHERSON COMO WITTGENSTEIN:
LA «HUIDA AL SILENCIO»
mundo, sino que es» (prop. 6.44 ). «La visión del mun-
do sub specie aeterni es la visión del mismo como un
todo limitado. El sentir el mundo como un todo limita-
do es el sentir místico» (prop. 6.45). Y, sintiendo una
especie de estupor originario ante el mundo, Wittgen-
stein podía expresarlo simplemente con estas palabras:
« ¡Qué extraordinario es que exista algo!», o bien:
« ¡Qué extraordinario es que el mundo exista!» 35 •
Otto y Wittgenstein, a pesar de sus diferencias 36 ,
escribe McPherson, no distan mucho entre sí. La quema
de las afirmaciones religiosas, como cúmulo de sinsen-
tidos, patrocinada por la gran inquisición neopositivista,
«no es necesariamente antirreligiosa. Puede interpretar-
se como un ataque contra quienes están pervirtiendo la
religión en nombre de la religión misma o como un re-
torno a la verdad de la religión. Otto pensó haber ha-
llado, con su Das Heilige, el elemento esencial de la
religión, amenazado por el nublado de la racionaliza-
ción. Lo esencial de la religión es su aspecto no racional,
la parte que no puede ser conceptualizada o verbalizada.
Otto camina por el mismo sendero que Wittgenstein.
Ahora bien, ¿nos atrevemos a llamar a Otto enemigo
de la religión? ¿Por qué entonces no llamar a Wittgen-
stein amigo de la religión?» n. «Los filósofos positivistas
no se han considerado ciertamente defensores de la re-
ligión. Pero este hecho podría deberse a no haber visto
qué es lo importante en la religión ... Quizá la filosofía
positivista ha prestado un servicio a la religión al mos-
trar, a su modo, las absurdeces que los teólogos inten-
tan expresar; los positivistas han ayudado a pensar que
4. R. F. HOLLAND:
SI A LA RELIGION, NO A LA TEOLOGIA
5. R. B. BRAITHWAITE Y R. HEPBURN:
LA REDUCCION DEL DISCURSO RELIGIOSO
A DISCURSO MORAL
93
Cf. W. T. Blackstone, op. cit., 104.
94
Véanse las excelentes observaciones críticas de B. Mitchell,
The Justification of Religious Belief: «Philosophical Quarterly»
11, n. 44 (1961) 199-219. Cf. también lo que dice A. Farrer,
Revelation, en Faith and Logic, obra colectiva, p. 102.
95
H. Root, Metafísica e fede religiosa, en I. Rarnsey (ed.),
Progetti per una metafisica (trad. italiana; Roma 1967) 86.
•• Cf. F. Farré, op. cit., 143.
"' W. F. Zuurdeeg, An Analytical Philosophy of Religion
(Londres 1959).
Respuesta del «ala izquierda» de Oxford 131
1. B. MITCHELL
Y LA
«CONFIANZA DEL PARTISANO EN EL EXTRANJERO»
• Ihíd.
' Ibíd.
Respuesta del «ala derecha» de Oxford 135
vocado y que él no está de nuestra parte?'. Pero el
partisano se niega a responder. No está dispuesto a juz-
gar al extranjero. Ni siquiera cuando los amigos le di-
cen con desprecio: 'Bien; si eso es lo que piensas de
su forma de estar de nuestra parte, cuanto antes te
pongas de la otra parte, tanto mejor'» 6•
Hasta aquí la parábola de Mitchell, cuyo núcleo es
que, al igual que el partisano de la parábola, así el hom-
bre religioso, aun admitiendo que ciertos hechos cuen-
tan contra sus aserciones, no conocerá que tales hechos
valen decisiva y conclusivamente contra sus significantes
artículos de fe 7 • La proposici6n «Dios ama a los hom-
bres» es análoga a la proposici6n «el extranjero está
de nuestra parte»: no es falsificable conclusivamente 8 •
Para Mitchell, la diferencia entre su parábola y la de
Hare reside en que, mientras no hay nada que valga
contra el blik (actitud) del pobre psic6pata de Hare,
contra la confianza del partisano pueden valer muchas
cosas. Además, a diferencia del psic6pata, que no tiene
ninguna raz6n en favor de su blik, el partisano tiene
razones para poner su confianza en el extranjero 9 •
Hasta aquí, Mitchell y sus estimulantes observacio-
nes. Pero ¿no debemos quizá señalar que, en el fondo,
su distinci6n entre «contar contra» y «contar decisiva-
mente contra» es s6lo una ilusi6n verbal? 10 • Si nada
observable puede contar decisivamente contra un signi-
ficant Article of Faith, ¿no es obvio que cualquier si-
tuaci6n observable será perfectamente irrelevante para
una proposici6n religiosa? 11 •
• Ibíd., 103-104.
7
Ibíd., 105.
' Ibíd.
' Ibíd.
'º Cf. D. R. Duff-Forbes, Theology and Falsification Again:
«The Australasian Journal of Philosophy» 39, n. 2 (1961) 149,
11
Ibíd., 149-150.
136 Respuesta del «ala derecha» de Oxford
2.
J. HICK
Y LA
«VERIFICACION ESCATOLOGICA»
3. l. M. CROMBIE
Y LAS
«ANOMALIAS» DEL DISCURSO TEOLOGICO
22
lbíd., 102.
23
J. Hick, Faith and Knowledge, p. xn.
" lbíd., 196. Además de la doctrina de la encarnación pre-
sentada como problema de significado, la novedad de Hick es
la «verificación escatológica». Cf. sobre este punto J. Hick,
Theology and Verification: «Theology Today» 17, n. 1 (1960).
Para observaciones críticas, véase P. F. Schmidt, Religious
Knowledge (Glencoe 1961) 58-60; K. Nielsen, Eschatological
Verification: «Canadian Journal of Theology» 9, n. 4 (1963).
También, de J. Hick, véase Meaning and Truth in Theology,
en S. Hook (ed.), Religious Experience and Truth (Nueva
York 1961).
25
l. M. Crombie, The Possibility of Theological Statements,
en Faith and Logic.
140 Respuesta del «ala derecha» de Oxford
propio para designar a un individuo. Sin embargo, las
proposiciones son distintas, ya que, mientras tiene sen-
tido preguntarse «¿dónde está Pablo?», no tiene sen-
tido preguntarse «¿dónde está Dios?». El término
«Dios» se parece a un nombre propio como «Pablo»,
pero se diferencia de nuestros nombres propios en que
viola las reglas y los criterios de individuación que
transforman unas entidades lingüísticas en nombres
propios 26 •
La segunda paradoja aparece cuando se advierte que
los predicados de las aserciones teológicas emplean pa-
labras del discurso corriente, pero no en sentido co-
rriente zt. «Dios nos ama» o «Dios creó el mundo» se
parecen, al menos gramaticalmente, a «María me ama»
o «Pedro ha encolado una mesa». No obstante, pese a
tal semejanza de construcción, debemos admitir que no
hay ninguna experiencia factual capaz de falsificar las
expresiones teológicas.
Y si son irrefutables, ¿no será, como quiere Flew,
que carecen de contenido factual o, como alguien pre-
tende con menos miramientos, que carecen de todo
significado? 28 •
Crombie, por su parte, piensa que las referidas para-
dojas no sólo no demuestran una imposibilidad de rele-
vancia en las aserciones teológicas, sino que, por el con-
trario, contribuyen a hacer comprender su significado.
Esas paradojas indican que las proposiciones teológicas
no se refieren a objetos que caen bajo nuestra experien-
cia normal. Como dice Crombie, se refieren al «miste-
rio». La anomalía lógica afecta, pues, al reference range
(ámbito de referencia) del discurso teológico, eliminan-
do de la discusión sobre el teísmo todo objeto impropio
26
21
rbíd., 39ss.
Ibíd., 43.
21
Ibíd., 33.
Respuesta del «ala derecha» de Oxford 141
de referencia (por ejemplo, las cosas y los aconteci-
mientos empíricos) y delimitando los ámbitos del dis-
curso no teológico (ético, histórico, cosmológico, etc.),
con los cuales el discurso teológico se halla en estrecha
relación.
Para descubrir el ámbito de referencia de las propo-
siciones religiosas debemos prestar atención a las ana-
logías que el lenguaje sobre Dios presenta con el len-
guaje sobre ciertos fenómenos humanos, como el del
amor 29 , si pensamos en Dios como en el ser capaz de
sanar las heridas de nuestra experiencia, que, de otro
modo, permanecerían abiertas 30 •
Sin embargo, nosotros somos entes espacio-tempora-
les 31 , y, como tales, pese a la violencia a que somete-
mos nuestro lenguaje, al hablar de Dios «lo que inten-
tamos decir es algo más bien indefinido y vago, inde-
finida y vagamente conexo con el uso normal de las
palabras» 32•
Ahora bien, todo lo que Crombie nos ha dicho se
refiere a la relevancia cognoscitiva de los asertos teo-
lógicos, relevancia que nos garantiza nuestro autor me-
diante la doctrina clásica de la analogía. Pero ¿cómo es,
nos preguntamos ahora, que algunas de esas analogías
se refieren a Dios? ¿Cómo podemos estar seguros de
ello? ¿Quién nos lo garantiza? Crombie responde que
«lo que decimos acerca de Dios lo decimos sobre la
base de la autoridad de las palabras y acciones de Cris-
to, que habló en un lenguaje humano utilizando pará-
bolas; y así también nosotros hablamos de Dios en pa- .
29
Ibíd., 51. Véase a este respecto, del mismo Crombie, Reli-
gious Language and Analogical Predication: «The Iliff Review»
18, n. 2 (1960), y también P. Hayner, Analogical Predication:
«Journal of Philosophy» 55, n. 25 (1958).
'° I bíd., 56.
" Ibíd., 57.
" Ibíd., 62.
142 Respuesta del «ala derecha» de Oxford
4. l. T. RAMSEY
Y EL
«HIELO QUE SE ROMPE»
37
I. T. Ramsey, Religious Language (Londres 1957) 11-14.
" Ibíd., 19ss. Las dos expresiones idiomáticas inglesas ex-
presan una repentina intuición que resuelve toda una situación
problemática. Las podríamos traducir por «se me aclara todo»
o «ya he encontrado la solución».
" I bíd., 20.
"' I bíd., 29.
144 Respuesta del «ala derecha» de Oxford
promiso-con.fianza cósmico en Cristo. En Cristo como
Jesús de Nazaret, que nació, murió y fue sepultado,
pero que también resucitó y subió a los cielos, en el
Cristo cósmico de Efesios y Colosenses, en el Cristo
que es una cosa con el antiguo Israel y con el nuevo
de su Iglesia y, a través de ellos, con toda la historia» 41 •
Ahora bien, Ramsey distingue tres caminos por me-
dio de los cuales el lenguaje teológico sirve para evocar
situaciones religiosas y provocar el compromiso-confian-
za religioso. En primer lugar, es de notar que la estruc-
tura del lenguaje religioso comienza por negar insistente-
mente hasta que the penny drops and the light dawns 42 •
Así, por ejemplo, «el mérito principal de palabras como
'inmutable' e 'impasible' es el de ofrecer una especie
de técnica de meditación; su mérito principal es evoca-
tivo» 43. En segundo lugar, las proposiciones teológicas
pueden llevar al compromiso final mediante conceptos-
límite del tipo «unidad divina», «simplicidad» o «per-
fección» 44 • La «situación religiosa» puede, en fin, ser
evocada por el discurso teológico mediante la aplicación
de calificativos lógicamente inapropiados a modelos co-
rrectos tomados de la lengua corriente. Esto significa
que a palabras-modelo como «sabio», «bueno», «cau-
sa», etc., se asocian, respectivamente, «calificativos»
extraños como «infinitamente», «perfectamente», «pri-
mera», etc. Es evidente que tales calificativos maltratan,
casi hasta darle muerte, el significado ordinario de los
modelos, pero su función no es dar a éstos una especie
de relevancia empírica, sino desarrollar el modelo en
una determinada dirección para lograr que germine la
situación religiosa 45 •
46
Cf. F. Parré, op. cit., 140-141.
47
I. T. Ramsey, op. cit., 27-28.
1(1
X
ANALISIS LINGüISTICO Y TEOLOGIA
DE LA MUERTE DE DIOS:
PAUL VAN BUREN
1. FILOSOFIA ANALITICA
y
«TEOLOGIA RADICAL»
• Ibíd.
' W. Hamilton, The Death of God Theology: «The Chris-
tian Scholar• (1965) 40. Tomo la cita del precioso ensayo de
B. Monclin, I teologi della morte di Dio (Turín 1968) 86.
• P. van Buren, The Secular Meaning of the Gospel (Lon-
dres 1963) XIII, 3, 1.3ss, 81-106 y passim ( trad. española: El
significado secular del evangelio [Barcelona]).
Teología de la muerte de Dios 149
2. EL «SIGNIFICADO SECULAR»
DEL EVANGELIO
7 Ibíd., 12.
• Ibíd., 84, 102-106.
' Ibíd., p. XIV.
10
Ibíd., 3ss.
11
Ibíd., 13.
12
Ibíd., 13.
" Ibíd., 23-38.
150 Teología de la muerte de Dios
dad por adorar al hombre Jesús, respondieron que «Je-
sucristo no era un simple hombre, sino el Logos eterno
y universal de Dios, del que procedía todo orden y ra-
cionalidad» 14• Y así, identificando a Cristo con el Lo-
gos -escribe van Buren-, los Padres, y con ellos la
cristiandad, no se fijaron en la humanidad de Jesús de
Nazaret 15 ; se tuvo miedo de decir que Jesús «era sola-
mente un hombre» 16 • Esta opción fue decisiva para
todo el futuro del cristianismo 17 •
Además, si bien es verdad que la teología más re-
ciente ha sustituido las categorías del Dios-Lagos por
las de la llamada-respuesta 18, haciéndose así más bíblica,
también es verdad -añade van Buren- que esto
para el hombre secular no pasa de ser una abstrac-
ción 19 • Asimismo fracasa el esfuerzo de Bultmann 20
por reinterpretar la cristología mediante categorías to-
madas del existencialismo, y fracasa porque hablar de
las experiencias cristianas como de «experiencias no
objetivas» 21 es algo sumamente extraño para un analis-
ta, quien en esas «experiencias no objetivas» descubre
inmediatamente la confusión de dos juegos de lengua 22 •
El cuarto capítulo de The Secular Meaning of the
Cospel está dedicado al análisis del lenguaje teológico
23
Ibíd., 8-106. Aquí se examinan, entre otras, las posturas
de R. M. Hare, I. T. Rarnsey y R. B. Braithwaite.
24
lbíd., 84.
23
Ibíd., 103. Cf. también pp. 98 y 99.
26
lbíd., 102.
T1 lbíd.
:u lbíd., 117.
152 Teología de la muerte de Dios
«libre de las presiones y exigencias del mundo, libre de
las tradiciones y ceremonias religiosas, libre de la an-
siedad y del temor y, sobre todo, libre para el prójimo,
libre para darse a los demás» 29 • «Se podría sostener
que Jesús era 'libre' porque 'confiaba en el Dios del
amor'. La afirmación de que 'confiaba en el Dios del
amor' se corresponde, en el lenguaje de la fe cristiana,
con afirmaciones como 'amaba a los hombres' y 'estaba
dispuesto a morir por los demás'. Se trata de una afir-
mación que tiene un valor reconocido en el ámbito de
la conducta humana» 30•
Esta libertad de Cristo no es consecuencia de la fe,
sino su significado lógico 31 , y con el acontecimiento de
Pascua se hizo contagiosa 32 • «Antes de Pascua no ha-
bía ningún cristiano» 33 • «Podemos decir algo sobre la
situación anterior a Pascua, y también sobre las conse-
cuencias del acontecimiento pascual, pero la resurrec-
ción no nos induce a hablar de ella misma como de un
'hecho', porque no se la puede describir. Podemos decir
que Jesús murió y fue sepultado y que los discípulos
estaban desalentados y decepcionados. Esta era la si-
tuación antes de Pascua. Suponiendo que las prediccio-
nes de Jesús sobre su resurrección son una tradición
posterior que las ha retroproyectado después del hecho
(suposición basada, según van Buren, en la unanimidad
de la historiografía contemporánea), no hay nada en la
situación prepascual que aluda a la Pascua. Por ello no
hay fundamento alguno para pensar que los discípulos
estuvieron aguardando un acontecimiento ulterior. Pero
podemos decir que los discípulos, después de Pascua,
29
Th. Ogletree, op. cit., 89. Van Buren habla de la libertad
de Cristo en las pp. 121ss de su volumen citado.
34
P. van Buren, op. cit., 123.
" I bíd., 124.
" I bíd., 133.
" Ibíd., 125.
Teología de la muerte de Dios 153
eran hombres transformados. Obviamente, fueron arre-
batados por algo como la libertad de Jesús y se convir-
tieron en hombres capaces de afrontar incluso la muerte
sin miedo» 34 • «Al contar la historia de Jesús, ellos la
contaban como la historia de un hombre libre que los
había hecho libres. Esa era la historia que proclamaban
a todos los hombres como buena noticia» 35 • Gracias a
su papel de libertador, Jesús es para el cristiano el sig-
nificado radical de su vida, del curso de la historia, del
mundo. «La fe cristiana no consiste en afirmaciones
cosmológicas o metafísicas sobre la naturaleza última de
las cosas. Es una visión del hombre, un modo de con-
siderar la situación humana derivada de la libertad con-
tagiosa de Jesús. Aceptar esta perspectiva significa com-
prometerse en un modo de vida que reproduce en el
mundo de hoy el estilo de libertad de Jesús» 36 •
Hasta aquí, la cristología de P. van Buren. Pero, al
llegar a este punto, como si quisiera experimentar su
interpretación analítico-secular de Cristo, nuestro autor
pasa revista a los conceptos cardinales de la teología,
como «revelación», «predestinación», «creación», «pro-
videncia», «pecado», «justificación», «santificación»,
«bautismo», «predicación», «comunión», «oración» y
«misión de la Iglesia» 37 • Veamos tales ejemplos. La
revelación se entendía en la teología tradicional como
el autodesvelamiento de Dios; en la teología secular
consiste en «la adquisición de la libertad cristiana gra-
cias al recuerdo de Jesucristo» 38 • La vieja fórmula de
la predestinación decía que Dios había elegido a ciertos
hombres para la salvación, dejando a los demás en la
condenación; para la teología radical, en cambio, «Dios
11
A. Farrer, Finite and lnfinite (Westminster 1943) 88.
12
Cf. F. Ferré, op. cit., 72-73.
ll lbíd.
La «analogía» y su metamorfosis 161
argumento analógico; pero si hay motivos independien-
tes para afirmarla, entonces puede ser descrita analógica-
mente» 14.
14
D. Emmet, The Nature o/ Metaphysical Thinking (Lon-
dres 1945) 180.
15
F. Ferré, op. cit., 74, añade otra crítica a la analogía de
atribución, diciendo que ésta podría llegar a ser «excesivamente
permisiva», puesto que, si la rdación válida es la «derivativa»,
entonces, en virtud dd argumento analógico, podríamos decir
que Dios está enfadado, o tiene color, o es pesado. La objeción
me parece muy pueril. El teísta, en efecto, podría responder
al punto que se debe tener en cuenta la naturaleza de la entidad
analogada. Cf. unas buenas observaciones críticas en Black-
stone, op. cit., 62-72.
1
• F. Ferré, op. cit., 76.
11
162 La «analogía» y su metamorfosis
11
Ibíd., 76-77.
" Ibíd.
La «analogía» y su metamorfosis 163
comprender qué significan términos como 'fuera' o 'al
otro lado', y el término 'sol' le es incomprensible. Pero
confía en su madre y no puede pensar que le esté ator-
mentando con tonterías lingüísticas. Algo tiene que ser
ese sol. Hasta que un día la madre enciende, en aquella
eterna oscuridad, una cerilla y dice al niño asombrado:
'Mira: el sol es parecido a la cerilla, pero inmensamente
más grande, y su luz es tan potente que no podemos
dirigir la vista hacia ella; además, el sol tiene luz por
sí mismo'. El niño reflexiona largo tiempo, no com-
prende todo, pero se consuela pensando haber enten-
dido que el sol es algo parecido a la cerilla».
A veces se me ocurre pensar que el cristiano cre-
yente se encuentra con respecto a Cristo en una situa-
ción parecida a la del niño de la parábola con respecto
a su madre. A menudo esta parábola me resulta escla-
recedora, aunque en ocasiones también dudo de ella.
No sé si podrá ser una buena receta para los demás.
XII
SEMANTICA DE LA FE
y
LOGICA DEL TESTIMONIO
SAN PABLO
1. SEMANTICA DE LA FE
11
Véanse las observaciones de Ph. Roqueplo, Una fede nor-
malmente difficile, en Scienza e fede, obra colectiva ( trad. ita-
liana; Brescia 1965) 71-72.
" R. Guardini, L'essenza del cristianesimo (trad. italiana;
Brescia 1961) 11 (trad. española: La esencia del cristianismo
[Madrid, Ed. Cristiandad, 1964] ).
" J. Hick, Faith and Knowledge, 196.
"15 Jn 1,18.
Mt 11,27.
Semántica de la fe 169
3. FE, TESTIMONIO
y
«RAZONABILIDAD»
1. LENGUAJE Y EXPERIENCIA
RELIGIOSA
7
V. T. Blackstone, op. cit., 166. Creo que la bibliografía
mencionada a lo largo del trabajo es ya bastante amplia. Me
permito, sin embargo, recordar otros importantes escritos rela-
tivos al análisis del discurso religioso: F. W. Dillistone, Chris·
tianity and Symbolism (Londres 1955); C. Huber, W e can still
speak about God: «Gregorianum» 49 (1968); J. O. Rogers,
The Challenge of a Contemporary Philosophy to Religion:
«The Hibbert Journal» 53 (1955); M. J. Charlesworth, Ateísmo
e filosofía analítica, en L'ateismo contemporaneo II, obra co-
lectiva (Turín 1968); J. Ladriere, Ateismo e neopositivismo,
ibíd. (trad. española: El ateísmo contemporáneo [Madrid, Edi-
ciones Cristiandad, 1973] 4 vols.).
176 ¿Estamos en una encruci¡ada decisiva?
su descalificación de la metafísica y la ontología» 8, se
acerca a los problemas religiosos sin las lentes aberrantes
de unos modelos tomados de otros lenguajes. La meta-
física tendrá que ser para el analista cristiano una pro-
fanación del templo.
2. EL LENGUAJE DE LA «INVOCACION»
l. «ORAR ES PENSAR
EN EL SENTIDO DE LA VIDA»
5
Op. cit., prop. 6.41.
• Op. cit., prop. 6.522.
' Op. cit., prop. 6.44.
• N. Malcolm, L. Wittgenstein (trad. italiana; Milán 1960) 76.
9
L. Wittgenstein, op. cit., prop. 6.45.
'º11 Op. cit., prop. 6.43.
Op. cit., prop. 6.52.
u Op. cit., prop. 6.521.
2. «MI VIDA HA PERDIDO
TODO SENTIDO»
4. EL LENGUAJE RELIGIOSO
COMO «FORMA DE VIDA»
25
W. D. Hudson, Ludwig Wittgenstein: The Bearing of
Philosophy Upon Religious Belief (Londres 1968) 59.
188 Entre «teología» y «místic4»
26
P. Engelmann, op. cit., 25 (carta del 23-10-1921).
n Cf. R. Carnap, lntellectual Autobiography, en P. A. Schilpp
(ed.), The Philosophy of Rudolf Carnap (La Salle 1963) 26.
21
N. Malcolm, op. cit., 77.
Entre «teología» y «mística» 189
6. FINITUD HUMANA
y
NOSTALGIA DEL «TOTALMENTE OTRO»
3
' Op. cit., 74-75.
'° Op. cit., 75.
XV
L. WITTGENSTEIN
l. Autores italianos
111. En francés
H. Bouillard, Logique de la foi, París 1964.
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«Nouvelle Revue Théologique», año CI, n. 2, febrero
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Varios, Le langage et la foi, n. 88 de la revista «Lumiere et
vie», 1968.
Varios, Le langage, Neuchatel 1966. La sección V de este vo-
lumen trata del lenguaje religioso.
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chives de Philosophie», 24 (1961) pp. 277-329.
IV. En inglés
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-, Christian Discourse: Somme Logical Explorations, Lon-
dres 1965.
Bibliografía 207
Artículos
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inteligencia de la Biblia, su traducción y su exposición exegé-
tico-hermenéutica. La exégesis ha tenido cuatro etapas: dogmá-
tica (hasta el s. XVIII), literaria (s. xrx), histórica (s. xx) y, la
actual, de lenguaje. La lingüística será desde ahora la base de
toda exégesis, ya que sólo podremos captar el mensaje bíblico
si se expresa en nuestro lenguaje.
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