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Guión y Argumento Desarrollado

INDICE:

A. Guión p. 3

B. Argumento Desarrollado p. 56

C. Nota sobre asesoría de guión p. 91

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Guión

Nota: Los textos presentados en cursiva y comillas


corresponden a citas obtenidas durante el proceso de
investigación.

Secuencia 1: Inauguración.

La película se inicia con una serie de videos de archivo que


muestran la inauguración de la exposición “Rodin en Chile”, evento
realizado el 5 de mayo del 2005 en la gran Sala Matta del Museo
Nacional de Bellas Artes.

En los documentos audiovisuales se ve la amplia sala de


exhibiciones atestada de gente; camarógrafos, fotógrafos y
periodistas se cruzan con autoridades políticas y culturales
vestidos de etiqueta. Los invitados comen y beben de un elegante
cocktail entremedio de las esculturas del maestro francés,
repartidas en una serie de estructuras blancas especialmente
diseñadas para dicha muestra.

Entre los invitados vemos al en ese entonces presidente de la


República, RICARDO LAGOS, comiendo unas pequeñas empanadas. El ex
presidente camina unos pasos y se detiene para contemplar la
escultura El Beso, su mirada muestra suma concentración, una serie
de flashes fotográficos registran el rostro meditabundo del
mandatario.

En un video de la inauguración aparece una señora rubia de


elegante vestido y elaborado peinado, es MARY ROSE MCGILL, famosa
socialité de la “alta cultura” chilena. Mcgill es interceptada por
un periodista que le pide comentarios sobre Rodin, la mujer dice a
la cámara que las obras de la muestra son “simplemente
maravillosas”, y que se necesitan “más de estas exposiciones para
culturizar a los chilenos, que bien poco saben de arte”.

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Título:

ROBAR A RODIN
Secuencia 2: Desaparición.

Muy temprano por la mañana, el guardia del Museo Nacional de


Bellas Artes, JOSÉ TRAUMA NAHUELHUEN (52) camina a su trabajo por
el Parque Forestal, un amplio terreno de áreas verdes que cruza el
centro de Santiago bordeando el Río Mapocho. Trauma lleva una
mochila al hombro, fuma un cigarro.

Mientras camina, Trauma comenta en voice-over (VO) que lleva años


haciendo ese mismo recorrido para llegar al trabajo, una agradable
caminata en la zona que él considera como la más hermosa de la
ciudad.

En medio del parque se ve a un par de hombres ebrios durmiendo en


medio del pasto. Uno de los hombres abraza a un gran perro que
reposa a su lado. Trauma pasa caminando junto a los dos
enfiestados y sigue de largo.

José Trauma llega al centro del parque donde se encuentra el Museo


Nacional de Bellas Artes, dobla por uno de los costados y accede
al recinto por una pequeña puerta lateral.

La imagen corta a un espacio completamente oscuro. Se prenden


luces eléctricas y contemplamos la sala de exhibición permanente
del museo dedicada al arte chileno. El museo aún no ha abierto y
el espacio está sin visitantes. Mediante cortes sucesivos la
imagen avanza por los pasillos, se ven esculturas y viejos cuadros
de diferentes temáticas y tamaños contenidos en ostentosos marcos.
Imágenes de otras salas del museo a las que se les van encendiendo
las luces progresivamente; en éstas hay esculturas, cuadros y
fotografías de artistas contemporáneos. Mientras acontecen estas
imágenes, José Trauma cuenta en VO que aquel viernes de junio del
2005, después del café con sus compañeros, como es la costumbre,
inició su ronda de inspección por todo el museo antes de abrir las
puertas al público.

José Trauma está vestido de guardia en la caseta del Museo


Nacional de Bellas Artes, su traje es azul y el espacio de
vigilancia es pequeño. Mientras toma café de una taza que tiene
impreso el cuadro La última cena de Leonardo Da Vinci, el guardia

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explica que aquella mañana de Junio del 2005, en las salas del
segundo y primer piso todo estaba en orden pese al masivo evento
realizado la noche anterior: la inauguración de la exposición La
Tentación de San Antonio.

El actual guardia del museo, José Trauma, acelerado en su relato,


cuenta que cuando entró a la Sala Matta y prendió las luces, para
su sorpresa se encontró con que una de las esculturas de Rodin
había desaparecido, por lo que Trauma, alarmado, se comunicó por
radio con su compañero Alfonso Galaz que llegó corriendo a
socorrerlo. El actual guardia del museo agrega que para ese
entonces nunca había vivido algo parecido trabajando en el museo,
por lo que la situación lo dejó impactado.

Secuencia 3: Llamadas.

La secuencia parte con una clase impartida en la Universidad Diego


Portales. Diapositivas proyectadas en un telón muestran una serie
de obras del antiguo Egipto, sarcófagos, esculturas de piedra,
bajorrelieves, obeliscos y piezas de oro. Varios alumnos
universitarios contemplan las imágenes con mediano interés.

RAMON CASTILLO (41), profesor de la clase y ex subdirector del


Museo Nacional de Bellas Artes en el año 2005, habla a sus alumnos
sobre las piezas proyectadas; explica que éstas fueron robadas a
Egipto por Napoleón a finales del siglo XVIII y que,
posteriormente, algunas de éstas fueron robadas a los franceses
por los ingleses generando con esto grandes disputas entre los dos
países. Más adelante varias piezas fueron robadas por los nazis y
finalmente por traficantes especializados que armaron una suerte
de mercado internacional de arte robado. Actualmente, muchas de
las piezas están repartidas entre los principales museos y
coleccionistas privados de Europa y Estados Unidos.

Castillo continúa su clase sobre el robo de arte y ahora proyecta


imágenes de la Guerra del Pacífico: la ocupación chilena en Perú,
libros antiguos, esculturas, monumentos, cañones. Castillo habla
de los grandes robos cometidos por el ejército chileno en sus años
de guerra. Una diapositiva muestra la imagen de un hombre de barba
con ropa militar, es Patricio Lynch, que Castillo define como la
cabeza de la ocupación chilena en Lima, responsable en cierta
medida de los grandes saqueos ocurridos allí. Castillo comenta a
la clase que el robo de arte es una práctica tan vieja como las
guerras mismas y que, de alguna manera, el tráfico ilegal
determina la circulación de las obras artísticas legales.

La imagen de Patricio Lynch sigue proyectada sobre el telón. Se


prenden las luces de la sala, los alumnos se paran y abandonan

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lentamente el lugar, Ramón Castillo ordena sus cosas. Sobre las
acciones anteriores se escucha a Ramón Castillo en VO contando que
para el 2005 trabajaba en el Museo Nacional de Bellas Artes como
asistente del director Milan Ivelic.

Castillo, en una de las dependencias del Museo Nacional de Bellas


Artes, relata que en la mañana del viernes 17 de junio del 2005
Milan Ivelic estaba en Puerto Varas como juez de un concurso de
pintura, motivo por el que ese día, por primera vez desde que
trabajaba ahí, había quedado a cargo de todo el museo.

Corte a Ramón Castillo caminando por las oficinas administrativas


del Museo Bellas Artes, un corredor con varios cubículos. Castillo
cruza el hall central, baja por las escaleras y entra a la sala
Matta, ahora vacía. Sobre las imágenes anteriores Castillo relata
en VO que cuando los guardias Trauma y Galaz llegaron corriendo a
su oficina para informarle la desaparición de El Torso de Adèle:
“Mi primera reacción fue de incredulidad, uno no cree algo así, me
quedo como en blanco, y de inmediato me voy a confirmar si está o
no está. Yo creo que la mayor sorpresa fue cuando ya estaba en la
sala y estaba el plinto vacío sin la escultura, ahí sentí que era
muy fuerte”.

ALEJANDRO MOLINA (58) fue el curador y principal gestor de la


exhibición “Rodin en Chile”. Molina, un delgado hombre de pelo
largo y canoso, está observando algunos cuadros en una pequeña
sala de exhibiciones del Instituto Profesional AIEP, donde es
director de la Carrera de Arte. Las pinturas son una serie de
óleos sobre tela en los que figuran todo tipo de vibradores
femeninos pintados con gran detalle. Molina camina lentamente
analizando las obras, mientras dos jóvenes lo siguen. Molina se
detiene frente a un cuadro de gran tamaño, que presenta un
estrambótico consolador, uno de los jóvenes explica el trabajo con
cierta inseguridad. De pronto suena un celular, Molina se disculpa
con sus estudiantes y se aleja unos metros de los jóvenes
contestando su teléfono.

Mientras ocurre la acción escuchamos a Molina, narrar en VO los


sucesos acontecidos en junio del 2005: “No sé. Creo que me
llamaron como a las 10 ó 10:15 de la mañana, porque había pasado
un tiempo, en el cual me deberían haber llamado antes, porque yo
era el curador de la exposición, a las 9 am deberían haber
constatado la falta y pasó una hora un cuarto en que no me
llamaron por teléfono…”

Corte a Molina en la misma sala de exhibiciones, los cuadros de


sus alumnos están de fondo. El curador de la exposición de Rodin
prosigue: “Yo creo que estaban altamente desconcertados, y además
que internamente se debe haber producido un revuelo tremendo,
porque ese día no estaba Milan, estaba en Puerto Varas. Entonces

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ellos me llaman y me avisan, yo era el curador, el responsable, me
dicen -Alejandro, falta El Torso de Adèle -, entonces tuve que
armarme de valor y empezar a llamar a todo el mundo para dar la
pésima noticia, incluyendo a Francia”.

MILAN IVELIC (77) es profesor y crítico de arte. Fue director del


Museo Nacional de Bellas Artes entre 1993 y el 2011. Ivelic está
sentado en un pequeño bote en medio del Lago Llanquihue, tiene
puesto un chaleco salvavidas. De pronto cruza una lancha llevando
a un joven en ski acuático, Ivelic mira al esquiador con cierta
curiosidad.

Corte a Milan Ivelic caminando lentamente por una pequeña


exposición de esculturas al aire libre en Puerto Varas. El ex
director del Museo de Bellas Artes analiza unas esculturas
aficionadas de hombres y mujeres desnudos, las obras evidencian la
inexperticia de sus realizadores. Ivelic toma apuntes en una
pequeña libreta sobre los trabajos mientras un par de señoras lo
siguen atentas.

Mientras vemos las imágenes anteriores, escuchamos en VO a Milan


Ivelic contando que casi colapsaron sus nervios en aquel momento
tras enterarse del robo. Como nos detalla, la llamada de Ramón
Castillo la recibió tarde, cerca de las 14:00 horas, porque al no
ocupar celular, el hotel donde alojaba era la única manera de
contactarlo. “Quedé demudado, denodado. Siempre me he mantenido en
la idea de desdramatizar la existencia humana, pero la verdad es
que esto fue un golpe muy fuerte, y sin saber qué es lo que estaba
pasando acá, qué es lo que había ocurrido”.

Corte a Milan Ivelic parado al costado de una de las esculturas,


el Lago Llanquihue está de fondo. El ex director comenta que el
robo fue el momento más duro que le tocó vivir en sus 18 años como
director del Museo. Ivelic mira el lago y agrega que tras recibir
la noticia emprendió un tormentoso proceso para conseguir un
pasaje que lo llevara de urgencia a Santiago.

HUGUES HERPIN (74), histórico responsable administrativo del Museo


Rodin, camina en una sala de exhibiciones del recinto parisino. El
espacio está lleno de esculturas de mármol de variados tamaños.
Mientras mira algunas obras de Rodin, Herpin cuenta con sumo
relajo que notó una gran histeria por la sustracción de El Torso
de Adèle en el museo chileno. Herpin agrega que la persona que lo
llamó se evidenciaba muy nerviosa, pero que en Europa ya estaban
acostumbrados a los robos artísticos. De hecho, habían robado otro
Rodin en Noruega una semana antes, Herpin también agrega que
existían grandes seguros comprometidos, por lo que la noticia no
lo colapsó. El vice director del Museo Rodin explica que en ese
momento le dijo tranquilamente al curador chileno que la

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exposición en Santiago debía continuar, a pesar de que el Museo
Nacional de Bellas Artes quería suspender la exposición.

Corte a Hugues Herpin buscando un libro en una gran biblioteca del


museo Rodin, revisa un par de títulos con detención y no encuentra
nada, hasta que finalmente saca un libro del estante y lo hojea
con gran concentración. De pronto se detiene e indica la foto de
una escultura: nos explica que ese es El Torso de Adèle, la obra
robada. La fotografía del catálogo muestra la escultura de una
voluptuosa mujer posando acostada de forma muy sensual.

Secuencia 4: Detectives.

Una Fotografía del año 2005 muestra al equipo de la Brigada


Investigadora de Delitos del Medioambiente y Patrimonio Cultural
de la Región Metropolitana (BIDEMA). En la imagen un grupo de
quince personas formalmente vestidos posan sonrientes a la cámara.
La imagen se cierra en el detalle de uno de los detectives que
está al medio de la formación sonriendo.

Corte a paisajes semi-rurales de Talagante, comuna ubicada en las


afueras de la región metropolitana. Una carreta pasa por un camino
de tierra seguida por un grupo de perros. Es mediodía, hace mucho
calor. MIGUEL VALDIVIA (55), el mismo hombre de la foto anterior,
ahora está vestido con guayabera y jeans, trabajando una huerta:
planta semillas y riega con delicadeza. En medio de esta labor
Valdivia cuenta que para junio del 2005 era jefe de la BIDEMA en
la Policía de Investigaciones (PDI), pero que ahora, ya en retiro,
se ha radicado en su casa de campo donde vive con su señora y sus
animales.

Corte a Miguel Valdivia sentado a un costado de la huerta, desde


ahí explica que el viernes 17 de junio del 2005, tras ser
notificado del robo, llegó temprano con su equipo de la BIDEMA al
Museo Nacional de Bellas Artes para hacer los peritajes
pertinentes. Valdivia agrega que es un gran admirador de Rodin
desde que se lo pasaron en una capacitación en la Policía de
Investigaciones (PDI); el ex detective lo define como “un noble
artista, gran talento para transmitir la sensualidad femenina,
gran sensibilidad, tenía un toque mágico sin duda”.

Fotos tomadas por la PDI muestran la exposición Rodin en Chile


instalada en la Sala Matta en el subterráneo del museo. En las
primeras fotos se ve la muestra en tomas generales, sin
visitantes. Se puede apreciar la distribución de una gran cantidad
de pequeñas esculturas de bronce posicionadas en soportes de
mediana altura. La secuencia de fotos pasa a unas tomas más
cerradas donde se distinguen con mayor detalle las obras
expuestas. Una última fotografía registra un soporte de escultura
sin nada en su parte superior. Sobre las fotografías escuchamos a

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Valdivia que en VO explica el elaborado sistema de seguridad que
poseía la muestra de Rodin.

Corte a Miguel Valdivia, sentado en su huerta, explicando cómo


estaba diseñado el sistema de seguridad del museo haciendo marcas
con un palo en la tierra. El ex subprefecto de BIDEMA dice que la
seguridad del recinto era tal que, inmediatamente, sospecharon de
un grupo especializado en robo de arte que trabajaba por encargo.
A continuación, una secuencia fotográfica que muestra: sensores
negros adheridos a la parte inferior de una pequeña escultura
figurativa de bronce; luego cuatro cámaras de vigilancia
instaladas en las esquinas de la Sala Matta, unos antiguos
aparatos plateados.

Corte a Miguel Valdivia, sentado en su huerta, explicando cómo


estaba diseñado el sistema de seguridad del museo haciendo marcas
con un palo en la tierra: “Todas las esculturas tenían una alarma
de peso. La alarma de peso consiste en que se pone un sistema de
alarma, un dispositivo bajo la escultura, y al ser movida o
levantada, se activa un dispositivo que suena la alarma. Eso era
una parte del sistema de seguridad, y la otra era el sistema de
cámaras de vigilancia. El sistema de cámaras de vigilancia estaba
dirigido también a todas las esculturas, a toda la sala donde
estaba la muestra, y existía un monitoreo que también a la vez
estaba siendo grabado.”

Corte a un hombre en moto cruza a toda velocidad un barrio


residencial de Santiago. El motociclista, de casco negro y vestido
de terno, avanza velozmente por una carretera urbana para luego
meterse en el barrio financiero de Santiago, conocido como
Sanhattan, sector de modernos edificios con oficinas corporativas;
el apelativo se debe a su aspiración por parecerse a Manhattan,
sector de Nueva York. El hombre de la moto baja a un
estacionamiento subterráneo, apaga el motor del vehículo y se saca
el casco. Es ANDRES BAYTELMAN (39), fiscal del caso Rodin el año
2005.

Baytelman camina por el estacionamiento del edificio, sus pasos


generan eco. Entra en un ascensor de alta tecnología y sube hasta
el piso 19 en pocos segundos. Baytelman llega hasta el vestíbulo
de su actual lugar de trabajo, la auditora Price Water House
Cooper, y saluda a la secretaria. En el vestíbulo se ve un pequeño
grabado de Gonzalo Cienfuegos, importante pintor nacional.

Mientras vemos las imágenes anteriores escuchamos a Andrés


Baytelman, explicando en VO que para el 2005 era Fiscal Jefe de la
Unidad de Foco Delictual de la Zona Centro Norte de Santiago, por
lo que debió hacerse cargo del robo del Rodin.

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Corte a Andrés Baytelman en su oficina personal, ésta es ordenada
y carece de cualquier decoración. En este lugar el ex fiscal
recuerda que cuándo llegó al Museo de Bellas Artes en su moto, al
mediodía del 17 de junio del 2005, andaba con su mochila y un
chaquetón informal, motivo por el que nadie lo reconoció como un
fiscal, ni siquiera los detectives de la PDI quienes ya estaban
trabajando en el lugar haciendo peritajes.

Fotografías del archivo policial muestran varias puertas y


ventanas del museo, posibles lugares de acceso y/o salida. Un
estudio de los detectives en el lugar del crimen muestra cientos
de huellas digitales en el soporte de la escultura sustraída.
Sobre las fotografías escuchamos a Andrés Baytelman, el fiscal
dice que una vez en el lugar comenzó a buscar algún indicio que
identificara a los ladrones especializados y su modus operandi.

Fotografías del archivo policial muestran varias puertas y


ventanas del museo, posibles lugares de acceso y/o salida. Un
estudio de los detectives en el lugar del crimen muestra cientos
de huellas digitales en el soporte de la escultura sustraída.
Sobre las fotografías escuchamos a Andrés Baytelman: “No había
nada, nadie sabía nada. En el sitio del suceso se hizo un
empadronamiento tanto interior como exterior del museo, y no se
encontró ninguna muestra de fuerza, o sea, no se encontraron
chapas rotas, vidrios quebrados, fracturados, forados en el techo,
se revisó todo el museo, no existía nada de eso. Tampoco hubo
intimidación a alguna persona, eso no pasó. En las puertas
principales de acceso a la sala tampoco había nada, ni siquiera en
el lugar, en la base donde estaba la escultura, tampoco había
ningún rastro de fuerza”

Corte a la grabación de una cámara de seguridad de la sala Matta,


ésta muestra un espacio en completa oscuridad. De pronto surge una
llama que desaparece de inmediato, alcanzando a iluminar
tímidamente el espacio alrededor. Miguel Valdivia explica en VO:
“nos vamos a las cámaras y resulta que las cámaras no mostraban
nada ¿por qué no mostraban nada?, porque los vigilantes cortaron
la luz, entonces la sala, después de que se cerró la muestra para
el público, se apagan las luces, entonces quedó vulnerable total,
o sea, el sistema de vigilancia por cámara, nulo, se anuló, lo
único que se veía en un momento era una pequeña llama,
probablemente que provenía de un encendedor, que se apagaba casi
inmediatamente. En lugar de avanzar en la investigación, con esas
cosas retrocedíamos.”

Andrés Baytelman mira por la ventana de su oficina. En el edificio


del frente un hombre limpia los cristales colgando de una cuerda.
El ex fiscal cuenta que la envergadura del caso hizo que
rápidamente dieran aviso a INTERPOL para cerrar las fronteras del
país, lo que los tranquilizó un poco considerando que empezaron a

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pasar las horas y los peritajes no traían ningún resultado.
Imágenes panorámicas desde su oficina.

Secuencia 5: Prensa.

Sobre las imágenes panorámicas de la secuencia anterior la ciudad


de Santiago en pleno día. Calles del centro de la ciudad, hay
mucha movilización de vehículos.

Sobre las imágenes anteriores escuchamos fragmentos de diversos


programas de radio del viernes 17 de junio. Un programa habla del
clima, en otro programa se comenta el último reality show de Canal
13, otro da detalles de la absolución de cargos en el último
juicio contra Michael Jackson. De pronto en una estación se
interrumpe la programación habitual para notificar un extra
noticioso urgente, era una de las primeras informaciones en torno
al caso Rodin: han robado una escultura de Rodin del Museo
Nacional de Bellas Artes, la pieza está avaluada en medio millón
de dólares.

Corte a una secuencia de archivos televisivos que muestra a un


grupo de detectives con uniformes de trabajo, implementos de
trabajo: guantes, cámaras fotográficas, kits de huellas digitales…
Uno de los detectives hace una declaración a cámara expresando la
sospecha de una banda internacional especializada.

En otro archivo televisivo vemos una secuencia del fiscal Andrés


Baytelman donde es consultado por cómo ha reaccionado el Museo
Rodin en Francia ante el robo, a lo que el entonces fiscal
responde: “Preocupados, supongo, tan preocupado como estaría
cualquiera cuando un Rodin desaparece”.

En otro de los archivos televisivos MARY ROSE MCGILL, la famosa


socialité chilena, comenta indignada a un periodista: “quien sacó
la pieza es un ignorante si creía que iba a poder venderla en el
mercado persa".

Corte a una nota periodística televisiva, que reproduce las


declaraciones que el galerista TOMÁS ANDREU (60) dio aquel viernes
17 de junio: "Son delitos hechos por encargo que no dañan la
credibilidad de un país, salvo que alguien se hubiera llevado la
estatua de Rodin al hombro y corriendo por la puerta de ingreso,
lo que no creo”.

Corta a MARCELO GARAY (43), periodista free-lance, quien está


cubriendo una conferencia de Antonio Banderas, reconocido actor
español, en Chile. Banderas está exponiendo fotografías artísticas
tomadas por él, donde modelos posan dramáticamente vestidas con
ropa de alta cultura. Banderas explica a un tumulto de periodistas

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que el dinero recaudado por la venta de las fotos será donado a la
fundación “Make a wish” que cumple deseos de diferentes niños en
graves estados de salud. Garay tiene una grabadora en la mano y
parece no prestar atención a las palabras del español. La
conferencia termina y Garay se queda mirando las fotografías de
Banderas. Sobre las imágenes anteriores escuchamos a Garay en VO
comentando que para el 2005 trabajaba como periodista en el
popular diario La Cuarta, y que le fue asignado el caso Rodin:
“estábamos en reunión de pauta en la mañana, y la noticia estaba
en los todos los canales, en las radios, lo cubría tribunales, lo
cubría crónica, policial. Ahí supimos lo del robo”.

Corte a Marcelo Garay en su departamento, está en su despacho de


trabajo moviendo cajas con diarios, saca algunos, los revisa
atentamente. Finalmente encuentra un ejemplar del diario La Cuarta
y lo muestra: un gran titular dice “CHOREARON FAMOSA ESCULTURA”,
junto al titular vemos a una joven con un diminuto traje de baño
posando de espaldas a la cámara y mirando a ésta con coquetería.
Garay cuenta que esa fue la primera noticia que publicó sobre el
caso.

Garay continúa su relato y comenta que en la imaginación de todos,


el robo tenía un aire a espectacularidad. En la fantasía colectiva
el crimen se veía muy cinematográfico:“Recuerdo que todo esto fue
mirado como el robo del siglo, como esto de la pantera rosa, que
entraron con cuerdas, en la noche, vestidos de negro, con láser,
pasando por debajo… como esa sensación.”

Marcelo Garay detiene su auto frente al Museo Nacional de Bellas


Artes. Sin bajar del vehículo el periodista explica que a ese
lugar se dirigió buscando información directa de lo que estaba
ocurriendo.

Secuencia 6: Primeras relaciones entre Rodin y Chile.

Plano general de un bucólico paisaje precordillerano: es el Cajón


del Maipo, comuna del sector cordillerano al sur oriente de la
Región metropolitana. Abundante vegetación decora las montañas
escasamente habitadas, iluminadas por el sol despejado de la
mañana. El tenue ruido de la fauna se comienza a perder entre los
sonidos de taladros y sierras que se empiezan a distinguir a lo
lejos.

Corte a un taller situado en medio de un cerro del Cajón del


Maipo. Un sujeto provisto de mascarilla, guantes y un soplete está
trabajando con pequeñas formas metálicas. El sujeto detiene su
trabajo y mira muy de cerca y con detención el material. Se quita
la mascarilla para observar mejor: es FRANCISCO GAZITÚA (68),
escultor nacional de reconocida trayectoria tanto en Chile como en

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el extranjero. Sus esculturas a gran escala pueden reconocerse en
varias ciudades de Chile, Canadá e Inglaterra. Además, Gazitúa es
un confeso admirador de Rodin.

Entre sus esculturas, Gazitúa comenta que la extraña desaparición


de “El torso de Adèle” el año 2005 marca un precedente triste
entre Rodin y Chile. Pero que, sin embargo, la historia de Rodin
con nuestro país es más antigua: “mientras Rodin vivió mantuvo una
malograda e intensa relación con nuestro país”.

Fotos de la Guerra del Pacífico: un pelotón de soldados chilenos


en la loma de un cerro posan mirando seriamente a la cámara. Un
buque peruano hundiéndose en medio del humo y el fuego ocasionados
por un cañonazo certero. El ejército chileno, perfectamente
formado, avanzando por las calles desiertas de Lima, el General
Patricio Lynch dirigiendo a sus soldados a la batalla.

Sobre las imágenes anteriores, escuchamos a Gazitúa narrando en VO


que las fallidas relaciones de Rodin con Chile se remontan a 1888,
cuando el gobierno convocó a un concurso escultórico para
conmemorar la Guerra del Pacífico. En ese tiempo Rodin comenzaba a
ser famoso en Europa con sus obras más rupturistas y mandó una
maqueta a concursar: era un proyecto para un monumento ecuestre a
Patricio Lynch. Fallecido dos años antes en misión diplomática en
Europa, Lynch fue Vicealmirante de la armada de Chile, General en
jefe del ejército de ocupación del Perú y ministro
plenipotenciario de Chile en España.

Fotografías de Santiago a fines del siglo XIX: sujetos vestidos de


trajes elegantes pasean por lugares que combinan calles de tierra y
abundante vegetación con algunas edificaciones modernas aisladas
entre sí. Fotografías de la Guerra Civil chilena de 1891: imágenes
de batallas, varios cadáveres tirados en las zonas de
enfrentamiento. Sonidos de viejas guerras y disturbios sociales.
Luego una serie de ilustraciones muestran un grupo de veinte
hombres vestidos con harapos y precarios trajes de fines del siglo
XIX, que atentan contra el gran monumento a Lynch. En las primeras
ilustraciones, los hombres golpean la escultura con una serie de
objetos contundentes. En las siguientes imágenes, Lynch ha perdido
un brazo y al caballo le han roto la cabeza. Finalmente,
ilustraciones donde los hombres se han servido de caballos y
cuerdas para botar la escultura al suelo, donde la siguen golpeando
hasta dejarla en un estado irreconocible.

Sobre las imágenes anteriores escuchamos en VO a GASPAR GALAZ (71),


escultor, historiador y crítico de arte. Galaz explica que Rainer
Maria Rilke, quien fuera secretario personal de Rodin, dice en su
libro de memorias que la maqueta de Lynch ganó el concurso y llegó
a convertirse en una escultura oficial de mármol con una altura de
tres metros, pero cuando la escultura estaba a punto de erguirse en

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Santiago, habría sido destruida en unos disturbios relacionados con
la Guerra Civil de 1891, siendo reducida a pedazos por los golpes
de picos y palas que le habría propinado una turba de personas.

Galaz, sentado en su viejo estudio poblado de antiguos textos y


pequeñas esculturas, reproduce con gestos de manos y ruidos
guturales el colapso de la escultura de Rodin.

Una amplia sala de estar de muros blancos y decoración minimalista.


Una mesa de centro abarrotada de libros sobre Auguste Rodin.
Sentada en un sillón del departamento está CHRISTINA BULEY (42),
Historiadora del Arte y ex investigadora y curadora del Museo
Rodin, que revisa con atención uno de sus libros.

Un empleado del Museo Nacional de Bellas Artes se pasea por una


bodega llena de cajas de madera, tiene un papel de consulta en la
mano que revisa sistemáticamente, se toca la nuca en señal de estar
perdido. El empleado empieza a mover cajas de un lado para otro y
luego camina hacia un pasillo paralelo, mira en varias direcciones,
se nota desorientado, finalmente dice aliviado “aquí está la huea”.
El empleado toma una caja pequeña y la lleva a una mesa del
departamento de restauración, abre la caja con poco cuidado y
descubre a la vista la maqueta de Patricio Lynch.

Corte a detalles de la maqueta de Patricio Lynch. La figura del


militar se muestra desafiante, está con una mano en alto, llamando
a gritos a las tropas a pelear mientras galopa sobre su caballo.

Sobre las imágenes anteriores escuchamos a Christina relatando en


un castellano con marcado acento francés, que en realidad la
versión de Rilke es falsa, ya que efectivamente se realizó un
concurso para erguir un monumento a Patricio Lynch, y que Rodin se
enteró de esto gracias a la esposa del embajador chileno en Francia
con quien compartía una estrecha amistad. Rodin envió la maqueta de
Lynch a Chile, “pero ésta no fue apreciada, no fue del gusto de los
chilenos, no sé exactamente a quién la envió, me imagino que a un
comité que decidía al ganador”. Por lo tanto, el monumento a Lynch
nunca se llevó a cabo.

Francisco Gazitúa sigue mirando con detención el material. Luego de


unos segundos se pone de nuevo la mascarilla y toma el soplete para
seguir moldeando el metal. Sobre estas imágenes escuchamos en VO a
Gazitúa: “Hay testimonios de que Rodin estaba muy preocupado, él
siempre quiso hacer un monumento ecuestre, y Chile se la perdió, se
perdió el último gran monumento ecuestre de la historia de la
escultura, que habría sido este monumento a Lynch. Una pena
inmensa, creo que Santiago hubiera tenido una de las mejores
esculturas instaladas en América si se hubiera hecho ese monumento.
Nadie sabe por qué no se hizo… burocracia chilena, tonteras,
estupidez total. Cuando se hicieron cantidad de cosas en la misma

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época, no haber hecho ese caballo increíble, es un crimen
cultural.”

Christina detiene un momento su relato, con entusiasmo toma otro


libro sobre Rodin de la mesa, buscando algo específico. Cuando lo
encuentra, levanta la vista y continúa su relato: las repercusiones
de la derrota de Rodin son mayores de lo que parecen a simple
vista. En ese entonces el escultor mantenía una intensa relación
amorosa con su alumna predilecta: Camille Claudel, destacada
artista francesa de la época. “Ella era muy independiente y se fue
a vivir a Inglaterra, y Rodin, desesperado, fue a buscarla. Cuando
se reúnen, Rodin le ruega que vuelvan a estar juntos. Camille dice:
“bueno, pero vamos a hacer un contrato”. Así, Rodin escribe una
carta de compromiso a Camille Claudel”.

Christina toma el libro que estuvo hojeando recién y muestra a la


cámara una página, donde aparece una reproducción de la carta
mencionada. Vemos detalles de la carta de Rodin a Camille Claudel.
Christina traduce una parte de la carta: “Para el futuro y desde
hoy… ¿Cómo se dice?… ah sí, yo tendré únicamente por alumna a
Camille Claudel, y la protegeré con todo lo que tengo a mi
disposición… ya no acepto a otros alumnos, porque así no habrá la
posibilidad de rivales, además, no creo poder encontrar a artistas
tan naturalmente talentosos como ella. En el mes de mayo partiremos
por Italia, estaremos allí por al menos 6 meses, estaremos juntos
de manera indisoluble, después de lo cual Camille Claudel será mi
esposa. Hasta el mes de mayo, yo no veré a ninguna amante. Si
tuviese amantes en este tiempo, todo este contrato se romperá. Si
la escultura que concursa en Chile se lleva a cabo, nos iremos a
Chile y no a Italia”. Christina levanta la vista con un gesto de
satisfacción.

El empleado del Museo de Bellas Artes guarda la maqueta de Lynch


en su caja y la deposita en la bodega, donde se apilan cientos de
cajas similares. Una pequeña rata se pasea por el piso del lugar y
desaparece rápidamente.

Mientras esto acontece, escuchamos a Christina en VO, explicando


que la maqueta de 44 centímetros estuvo guardada por más de 50
años en algún lugar indeterminado, hasta que en 1957 se donó al
Museo Nacional de Bellas Artes, donde sigue hasta ahora.

El escultor FRANCISCO GAZITÚA camina alejándose de su taller de


trabajo, mientras comenta que hoy sólo existe la maqueta de 44
centímetros pero no el monumento, obra que según él es un deber
llevar a cabo, razón por la que él mismo ha decidido reproducir su
propia versión del caballo de Rodin en una escultura metálica de 9
metros de altura. El artista agrega que omitió incorporar al
jinete en su interpretación de la obra porque “Lynch es el símbolo
de la brutalidad de una guerra, cuando llegó el ejército vencedor

15
a Lima, se produjeron saqueos, se produjeron las brutalidades más
grandes, incendios, y él era el General a cargo, el gran
carnicero. Yo lo saco, la palabra chilena, lo saco cagando de
arriba del caballo”.

Francisco Gazitúa llega a un galpón colindante a su taller. En


este lugar, 3 hombres trabajan en grandes placas de metal,
cortando y soldando piezas. Desde una perspectiva en altura, se
puede ver que el trabajo consiste en un monumental caballo de
fierro.

Sobre la imágenes anteriores, CHRISTINA BULEY nos comenta que


“éste fue el único proyecto de Rodin que tenía un caballo, por lo
que estoy segura de que para Rodin fue muy frustrante no poder
realizar este monumento”. Christina hace una pausa, para luego
continuar relatando que el escultor francés finalmente tomó el
modelo de la maqueta del General Lynch, le sacó al jinete, le
cortó la cabeza al caballo y ensambló el cuerpo del animal con el
de una mujer, creando así su emblemática obra “Minotaura”.

Secuencia 7: Búsqueda sin pistas.

El ex detective MIGUEL VALDIVIA está en un despacho ubicado en su


casa de Talagante. El lugar tiene un viejo escritorio de madera
con una antigua lámpara en un costado. Las paredes están cubiertas
con muchas fotografías familiares y un par de diplomas. Valdivia
saca desde uno de sus cajones una carpeta de cartón, la pone sobre
el escritorio, la abre y en ella aparecen varias fotos de obras
artísticas. Como explica el retirado detective, todas las obras
ahí registradas han sido robadas en Chile en los últimos veinte
años. En la carpeta de obras robadas destaca un óleo donde se ve a
un anciano de barba acosado por un demonio de cachos: es La
Tentación de San Antonio, dice Valdivia, del artista David
Tehniers, robada el año 2009.

Valdivia, ahora en la sala Matta, sitio del museo desde donde


robaron la escultura, cuenta que tras la droga y las armas, el
robo de arte es el tercer negocio ilegal más rentable del mundo, y
que la sustracción del Rodin era el robo artístico más grande
visto en toda la historia de Chile. Valdivia se mueve por la sala
Matta mientras explica que esa mañana, en el museo se respiraba
“un ambiente de decepción, de desesperación, de miedo, de
frustración, de incomodidad muy grande de la gente que estaba a
cargo del museo, porque la responsabilidad de ellos era mayor.
¿Qué había fallado?, esa era la pregunta clave de cada uno de
ellos, de todos, qué había fallado, porque ellos tenían la
seguridad de que la muestra estaba con los sistemas de alarma que
correspondían, tenían los sistemas de vigilancia que
correspondían, entonces, la preocupación de ellos era eso, qué es
lo que falló, cuál fue el error que se cometió, en los distintos

16
niveles, los vigilantes, el curador, la secretaria, no sé,
cualquier persona que tuvo un grado más, un grado menos de
responsabilidad, la preocupación era porqué sucedió, en qué
fallaron.”

RAMON CASTILLO, sentado en una banca del Parque Forestal en horas


de la tarde cuenta que: “Cuando estaba todo el mundo avisado y ya
estaban las redes conectadas, tenía tal ruido en la cabeza que me
fui a caminar, me fui al parque, porque ya no había nada más que
hacer. Caminaba muy rápido, pensando, pensando, pensando, qué se
hace, qué se hace en estos casos. Milan no estaba, entonces todas
las preguntas, todas las miradas, los medios de comunicación los
tenía encima. Todo estaba como a punto de reventar… caminé mucho
en ese rato, y me pasé la hora de almuerzo dando vueltas, porque
en el fondo no era capaz de comer nada”.

Está atardeciendo, vemos el frontis de la Fiscalía Centro Norte de


Santiago. Una moto llega, un hombre se baja de ella y entra al
edificio. ANDRES BAYTELMAN, en uno de los despachos de la fiscalía
nos cuenta que aquel día, después de estar horas y horas en el
museo, se retiró a la Fiscalía Centro Norte a repasar el caso, el
que ya sentía perdido, cayendo en pensamientos que proyectaban
cómo este golpe le podría afectar su recién iniciada carrera en el
mundo de la justicia chilena.

MARCELO GARAY está en una sala de reuniones del diario la cuarta.


Sobre las paredes vemos emblemáticas portadas del diario
enmarcadas y colgadas por todas partes. Desde ahí Garay comenta
que la conmoción del robo estaba en todo el país y ya figuraba en
la prensa internacional. Los diarios buscaban por todas partes
nueva información sobre el gran robo.

Un avión vuela rumbo a Santiago desde el sur, dentro de éste MILAN


IVELIC, sentado junto a la ventana, mira hacia el océano Pacífico:
el sol se está poniendo en el mar. Mientras vemos estas imágenes,
Ivelic comenta en VO que “El viaje en avión lo pasé mal, pésimo,
pensando en qué es lo que iba a pasar. Además qué es lo que iba a
ocurrir a nivel internacional. Teníamos preparada una exposición
de Warhol, y después otra exposición internacional, no me acuerdo
cuál. Yo me dije: seguro que van a tratar de evitar venir”.

Corte al aterrizaje de un avión de pasajeros, ya es de noche. Las


ruedas del aeroplano rechinan al tocar el asfalto.

Archivos televisivos de prensa muestran a Milan Ivelic arribando


al Aeropuerto de Pudahuel. Las cámaras y los periodistas lo
acosan, Ivelic les responde de forma esquiva.

Milan Ivelic, esperando su equipaje, recuerda: “Llegué en el avión


tipo 9 de la noche, porque no encontré nada antes, y estaban los

17
periodistas, y me preguntaban -y qué nos puede decir usted- y qué
quieren que les diga. Son situaciones absolutamente fuera de toda
planificación. En definitiva, el museo fue vulnerado”. Luego
recoge una pequeña maleta café y camina hacia la salida.

Secuencia 8: Aparición de Adèle.

LUIS GODOY (40), cabo de Carabineros, atiende a una estudiante


vestida con jumper en la 50ª comisaría de San Joaquín. Godoy le
pregunta los datos a la joven y los anota cuidadosamente en una
antigua computadora. En la comisaría hay otros carabineros
cumpliendo diferentes labores, uno habla por teléfono, otro hace
guardia en la puerta y otro atiende a una señora de edad. Otras
tres personas esperan sentados su turno de atención. Sobre las
imágenes anteriores escuchamos a Godoy en VO que cuenta que para
el 2005 trabaja en aquel recinto policíaco.

Corte a Godoy parado en la Sala de Guardia de la 50º Comisaría.


Sentado en aquel lugar, el carabinero cuenta que fue en ese mismo
sitio cuando vio que por la puerta de acceso apareció un joven de
rasgos infantiles, de pelo largo y aspecto descuidado con una caja
de cartón en las manos.

El Cabo Luis Godoy, en la sala de guardia y prosiguiendo el


relato, comenta que el joven, al acercarse a su puesto en la
recepción se mostraba absolutamente normal. Godoy prosigue y
cuenta que al preguntarle al joven qué necesitaba éste le
respondió que tenía la obra robada de Rodin en su poder y le
entregó la caja de cartón que llevaba en las manos. Godoy agrega
que feliz de la vida partió de inmediato a informarle a su
superior, para ese entonces el comisario Christián Franzani, para
que rápidamente circulara la noticia de la aparición.

Corte a la oficina de CHRISTIAN FRANZANI (60), hoy Coronel del


Departamento Administrativo de Carabineros, sentado en su
escritorio. En este lugar el coronel cuenta que tras la
notificación del cabo Godoy se dirigió a la Sala de Guardia de la
comisaría donde procedieron a abrir la caja. Dentro de la caja,
cuenta el coronel, había una bolsa de plástico con algo en su
interior. Tras sacar la bolsa y ponerla sobre una mesa extrajeron
de su interior una delicada escultura de piedra negra envuelta en
plástico. El coronel Franzani continúa narrando que tras ver la
posible escultura robada, dio aviso a la fiscalía y procedieron a
tomar el testimonio del joven, que se llamaba Luis Onfray, de 20
años, estudiante de arte de 3er año de la Universidad ARCIS, que
se acaba de convertir en un héroe nacional.

Corte a LUIS ONFRAY (28), el joven que encontró la escultura. Luis


tiene una incipiente barba y pelo largo y amarado con una pequeña
cola. El joven que está sentado en una sala de muros blanco, lee

18
un texto impreso que sostiene en sus manos; es su propio
testimonio dado el viernes 17 de junio del 2005 a Carabineros de
Chile. El texto dice: “El día de hoy a las 9:30 horas
aproximadamente, me encontraba recorriendo el Parque Forestal de
Santiago, tomando fotografías específicamente; momentos en los
cuales me percaté que en un bandejón habían unos nylons, y en
medio de éstos, había una escultura, la que tomé y envolví con mi
polerón y la guardé en mi bolso, trasladándome a mi domicilio, y
una vez en éste la revisé y pude verificar que era una escultura
con forma de mujer de color negro. Posteriormente, a las 17:45
horas aproximadamente, al encontrarme viendo televisión, pude ver
la noticia de que habían robado una escultura en el Museo Bellas
Artes, ante lo cual me sorprendí y concurrí a las 50 Comisaría de
Carabineros de San Joaquín, haciendo entrega de esta especie”.
Tras la lectura, Luis Onfray se queda en silencio.

RAMON CASTILLO, ex asistente de Milan Ivelic, sentado en una banca


del Parque Forestal, cuenta que tras haber caminado sin rumbo por
un buen rato volvió al museo y: “Nos llaman desde la comisaría,
nos dicen que hay un joven que encontró una escultura que podría
ser LA escultura… nos fuimos a la comisaría, llegamos, nos recibe
carabineros y nos hace pasar a una habitación, ahí estaba LA
escultura, y ufff, regresó el alma al cuerpo”.

ALEJANDRO MOLINA, el curador de la muestra “Rodin en Chile”, en el


living de su departamento, tomando una copa de vino, cuenta que
llegó a la 50º Comisaría de Carabineros de San Joaquín alrededor
de las 18:00 hrs, lugar donde pudo ver la pieza robada. En
palabras de Molina: “Yo digo que no toquen nada porque mi trabajo
como curador era verificar. Llamo de inmediato a París, les digo
que El Torso de Adèle se encontró, que va a ser llevado al museo y
que va a estar en una sala especial. Yo llegué a la comisaría y
estaba El Torso de Adèle ahí, lo observé, me di cuenta que no
tenía ninguna falla visible de ningún tipo”.

Una foto de prensa muestra a Molina, Castillo y Sergio Bitar junto


a la escultura El Torso de Adèle envuelta en un plástico.

Un avión de pasajeros emprende el vuelo hacia el oscuro cielo con


un ensordecedor ruido. Milan Ivelic camina por los
estacionamientos del Aeropuerto de Pudahuel en medio de la noche,
se ubica frente a un auto y abre la puerta del chofer. Mientras
suceden estas acciones escuchamos a Ivelic: “Logré escabullirme
rápidamente de los periodistas, subí a mi auto, enciendo la radio,
y me van a creer: “se encontró la escultura”… ¡me enteré por la
radio! Ahí imagínate el cambio, quise salir a bailar rápidamente,
ahí en el aeropuerto, encontrar una pareja”. Una panorámica del
estacionamiento del Aeropuerto de Pudahuel, Ivelic está sentado en
su auto con las luces prendidas sin activar el motor del vehículo.

19
Escuchamos el primer programa de radio que anunció la reaparición
de El Torso de Adèle.

Corte al periodista MARCELO GARAY caminando por el Parque


Forestal. Se detiene junto a unas tupidas plantas, las mira muy
atento, las toca con la mano sonriendo y explica que la versión de
Onfray fue que, en un arbusto como ese, a 200 metros del museo,
fue abandonado El Torso de Adèle. Garay comenta que tan misteriosa
aparición causó un revuelo aún mayor en la prensa. Era una noticia
entre inesperada y absurda al mismo tiempo, y con ello el joven
universitario se había convertido en un héroe internacional, un
ejemplo de buen samaritano.

Una panorámica del Parque Forestal en la mañana. A la distancia se


ve al periodista Marcelo Garay, todavía junto al arbusto.

En el noticiero “24 Horas” de TVN, su conductor anuncia que “si


bien hasta las 21:00 horas se sospechaba de profesionales
internacionales, la estatua fue encontrada hoy por un niño entre
unos cartones del parque forestal. Luego, al enterarse por los
medios de comunicación que era buscada, el menor de edad la fue a
entregar a la 50º comisaría de Carabineros acompañado por dos
adultos”. Del noticiero nocturno del Canal 13 vemos a su conductor
anunciando que “la escultura de Rodin, sin paradero conocido
durante 24 horas, apareció en el Parque Forestal bajo unos
cartones, por lo que se especula que el robo pudo haber
correspondido a un acto de protesta, el cual rememora el famoso
caso de “La Silla de Playa”, ocurrido en 1981”.

Secuencia 9: La Silla de Playa.

Un archivo televisivo del año 1981: El periodista PEPE GUIXÉ,


famoso por sus reportajes televisivos de denuncia, está parado en
la fachada del Museo Nacional de Bellas Artes con micrófono en
mano. Guixé comenta apasionadamente sobre “Apuntes”, más conocida
como “La Silla de Playa”, una escultura que se ha instalado en
aquel lugar, obra que el periodista califica como un “asqueroso
mamarracho”. El camarógrafo hace una toma más cercana a la
escultura y se puede distinguir que está constituida por una base
de fierro con algunos objetos empotrados: una pirámide, un cactus,
un cilindro y un objeto con forma similar a una silla de playa.

Fachada del Motel “Fuego” a medianoche. El recinto queda en un


barrio periférico de Santiago, hay varios autos estacionados en su
exterior.

HUMBERTO NILO (55), el autor de la escultura de la silla de playa,


actualmente trabaja como administrador del Motel “Fuego”. Nilo
camina por unos corredores interiores del Motel, conversa un par

20
de palabras con una encargada de la limpieza y sigue de largo por
otro pasillo. Se escucha una pareja teniendo relaciones sexuales,
Nilo sigue caminando como si nada. Sobre la acción anterior, Nilo
comenta en VO sobre su obra: “cuando yo quería estar solo, me
sentaba en un patio que tenía en la casa, cuando era pendejo, era
una silla, una silla de playa, y era un pastizal árido, y al sol,
y me sentaba ahí, bajo el sol, sudaba y me sentaba a leer, y
miraba el paisaje, para allá, para acá, entonces ese objeto era
parte de ese espacio, entonces como que lo conecté”.

Nilo sigue caminando por los pasillos del Motel, abre una puerta
hacia el exterior, se apoya en el umbral mientras mira el
horizonte. En VO escuchamos que Nilo comenta: “La escultura no se
puso adentro del museo porque el piso del hall no soporta una
tonelada concentrada, se iba para abajo, entonces yo quedo afuera,
fantástico, mejor, cumple una mejor función afuera que adentro,
porque nadie entra al museo, o el que entra es el público mínimo,
yo creo que eso era importante también. Después apareció, había un
tipo que se llamaba Pepe Guixé, que andaba buscando por Santiago
todos los problemas, que el poste que estaba a punto de caerse,
que el hoyo en la calle tanto, que faltaban las rejillas de
desagüe en la vereda, qué se yo, y de repente pasó por el frente
del museo y dijo, esta cuestión es un mamarracho, y empezó a
despotricar, y ahí se levantó este cuento.

Un archivo televisivo de 1981 muestra al escritor ENRIQUE


LAFOURCADE, sentado en una mesa junto a otros invitados.
Lafourcade, en un apasionado discurso, ataca despiadadamente la
escultura de Humberto Nilo calificándola como “una basura suprema,
un profundo agravio a la escultura de Rebeca Matte”.

Corte a Humberto Nilo en su despacho del Motel “Fuego”, está


sentado en un escritorio algo desordenado, donde destaca un
revolver plateado entre unos papeles. A espaldas del artista hay
unos pequeños monitores de cámaras de seguridad que muestran
diferentes lugares del recinto. En este espacio Nilo comenta:
“Lafourcade dijo que esto era un mamarracho y que era un
artefacto, que no sabía para qué servía ahí, al lado de la
escultura de la gran Rebeca Matte, pero precisamente eso era lo
interesante, confrontar dos realidades de hacer algo. Me acuerdo
que un canal de televisión trajo a un tipo experto en simbología,
semántica, no se qué. Entonces hizo todo un análisis, entonces fue
re divertido porque, la planta, este cactus que crece sin agua,
eso representaba, fíjate, el comunismo, que nunca iba a morir. La
pirámide era el símbolo de la masonería. Entonces, la pirámide y
el cactus, que era la izquierda misma, en el fondo era Allende. El
cilindro no estaba porque yo, de curado, la verdad, el día de la
inauguración se lo regalé a una niña. Pero lo hubiesen visto y
quizás qué hubiesen dicho los huevones. Y la silla, que era
solamente la estructura porque me interesaba esa cosa geométrica

21
fría, la pura estructura de la silla de playa, el que no tuviese
lona, significaba la ausencia del personaje, del que estábamos
hablando, Allende”.

Fotografía en blanco y negro, se aprecia la silla de playa y la


pirámide. Una anciana vestida de negro y cuyas canas se alcanzan a
vislumbrar debajo de un gorro de lana que tiene puesto en su
cabeza, está inclinada hacia la escultura, su mano izquierda toca
con sutileza la silla de playa. Demuestra una actitud de
recogimiento.

Sobre esta imagen, Nilo nos relata que “también pasaron cosas
hermosas. Un día llegué a mirar la obra y me encuentro que estaba
llena de ceras de vela, y habían unas viejitas que iban a rezar
huevón, y por ahí en un diario sale una foto de una viejita
arrodillada con las velas encendidas, en la noche. Entonces,
¿estará pensando en Allende?, pensaba yo, ¿o estará pensando en
que siente la necesidad de algo cercano, algo que la represente,
algo en qué creer huevón”.

Archivos de televisión del 30 de Junio de 1981, cuentan que tras


varios meses de estar en la calle recibiendo todo tipo de
críticas, aquella madrugada había desaparecido la silla de playa
de la escultura Apuntes de Humberto Nilo. En las imágenes aparecen
varios peatones que rodean lo que quedó de la obra atacada, varios
ríen.

Humberto Nilo está en su desordenado taller artístico en su casa


de Peñalolén. Hay varios oleos amontonados contra un muro, todas
son pinturas abstractas. Humberto remueve unas cajas y de una de
éstas saca algunas fotos, las pone sobre su tablero de dibujo. Las
imágenes corresponden a su obra conocida como “La Silla de Playa”.
Mientras mira melancólicamente las fotografías, Nilo comenta que
al no encontrarse pruebas contra Lafourcade, el principal
sospechoso, el caso quedó congelado sin culpables, y “luego de que
apareció la escultura en el Mapocho quedó en un patio del museo.
Después me dijeron que fuera a alegar porque pasó un camión
municipal, la sacaron de adentro del museo y la botaron. Estaba
inscrita en el patrimonio del museo y se perdió”.

Corte a una serie de archivos televisivos de prensa del primero de


julio de 1981, que relatan que “La Silla de Playa” apareció tirada
esa mañana al borde del Río Mapocho con una nota que decía: “El
arte nacional tiene que ser objeto de orgullo y no de vergüenza y
patudez”. El texto estaba firmado por el “Comando Vengadores del
Arte”.

Humberto Nilo, sentado al medio de su taller, rodeado de obras a


medio terminar, comenta que este caso se aclaró 20 años después, a
partir de la confesión de sus ejecutores, y que muy por el

22
contrario a lo que se había supuesto, con el robo de su obra operó
todo menos una intención de crítica cultural o acción artística
planificada.

Una serie de archivos fotográficos del equipo de rugby Cordillera


de 1981. Viejos videos del grupo de fornidos jóvenes entrenando,
jugando partidos oficiales y celebrando victorias. Sobre las
imágenes anteriores, Nilo cuenta en voice-over que los ejecutores
del atentado fueron en realidad un grupo de rugbistas que acababan
de celebrar la despedida de soltero de un amigo, en un topless de
la calle Merced en el centro de Santiago.

Grabaciones del centro de Santiago de noche captadas desde un auto


en movimiento. Sobre estas imágenes Nilo continúa narrando en
voice-over que aquella madrugada del 30 de junio de 1981, el grupo
de jóvenes rugbistas enfilaban hacia el oriente de Santiago en un
Fiat 147, y que cuando conducían por la calle José Miguel de la
Barra se encontraron con la obra de la discordia. Nilo detalla que
entre el grupo de rugbistas se encontraba Fernando Paulsen, el hoy
conocido periodista del canal Chilevisión.

Detalle de una foto de Fernando Paulsen en 1981, con uniforme de


rugbista y sosteniendo una copa deportiva.

FERNANDO PAULSEN (56), reconocido periodista de la televisión


chilena, está sentado en el set del programa de discusión política
“Tolerancia Cero”. Falta una hora para la emisión del programa,
los técnicos del canal están haciendo los últimos preparativos. En
este lugar Paulsen relata cómo sucedieron los hechos relacionados
al robo de la “Silla de Playa”: “vimos la polémica escultura desde
el auto y al contemplarla tuvimos la ocurrencia de llevarnos la
silla, la que estaba adherida a la base de fierro. Al principio
puso cierta resistencia, pero finalmente cedió ante la fuerza.
Metimos la silla en el portamaletas del auto, quedando la mitad de
la escultura hacia fuera. Cuando pasamos a una estación de
servicio, algunas personas se quedaron mirándola. Parece que la
reconocieron”.

Una serie de fotos del grupo de rugbistas en el patio de una casa


riendo junto a la “Silla de Playa”, decorada con un viejo vestido.

Paulsen prosigue contando que luego de la extracción, los


rugbistas decidieron entregar la silla como regalo al amigo que
celebraba su despedida de soltero, pero “a la mañana siguiente su
mamá encontró la silla en el jardín de la casa y casi le da un
soponcio. Le dijo que teníamos que devolverla el mismo día”. Antes
de hacerlo, continúa narrando Paulsen, los rugbistas se tomaron
algunas fotos con la silla, adornada con un vestido de la mamá de
la polola de uno de ellos. Esa noche tenían entrenamiento en el
estadio Santa Rosa de Las Condes. Antes de llegar, tiraron la

23
silla en el río Mapocho, bajo el puente Lo Saldes, dejando la nota
firmada por el “Comando Vengadores del Arte”.

En horas de la tarde, Humberto Nilo está parado en el puente Lo


Saldes mirando el curso del Rio Mapocho. La mirada del artista se
muestra inexpresiva.

Archivos de televisión del 30 de Junio de 1981, cuentan que tras


varios meses de estar en la calle recibiendo todo tipo de
críticas, aquella madrugada había desaparecido la silla de playa
de la escultura Apuntes de Humberto Nilo. En las imágenes aparecen
varios peatones que rodean lo que quedó de la obra atacada, varios
ríen.

Secuencia 10: Confesión.

Una secuencia de archivos televisivos muestra al ex comisario


Christián Franzani caminando con la obra de Rodin en sus manos
mientras es seguido por decenas de cámaras. Un periodista le
pregunta a Franzani dónde darán más detalles de lo ocurrido, a lo
que el oficial responde que lo harán en la Fiscalía Sur. El
comisario sube a una patrulla ante el asedio de la prensa. La
cámara de TVN sigue al vehículo policial por las calles de San
Joaquín.

Corte a otra serie de archivos televisivos en una sala de la


Fiscalía Sur. Franzani está parado y sosteniendo con sus manos la
escultura de Rodin, envuelta en plástico. El oficial posa
sonriente para las fotografías de los numerosos medios de
comunicación que se encuentran en el lugar.

Mientras vemos lo anterior, escuchamos a Franzani comentando el


inesperado encuentro de la escultura de Rodin: “hoy se presentó un
joven universitario, quien ayer en horas de la mañana iba
caminando por el Parque Forestal, y a 500 metros de la puerta
principal del Museo de Bellas Artes encontró esta especie envuelta
en nylon y en cartones, le llamó la atención, la tomó y se la
llevó a su casa, y hoy estaba viendo las noticias y se percató de
que esta especie estaba siendo buscada por las autoridades”.

Ha oscurecido en Santiago. El ex fiscal ANDRÉS BAYTELMAN maneja su


moto a toda velocidad, cruza Sanhattan, toma diferentes rutas
hasta internarse en las calles de la comuna de San Miguel.
Mientras vemos las imágenes del motociclista en movimiento,
escuchamos a Baytelman comentar en voice-over que tras ser
notificado de la aparición de la escultura se dirigió a la
Fiscalía Sur, lugar donde simultáneamente eran trasladados el
Rodin sustraído y el universitario que lo había encontrado, para
dar un nuevo testimonio en calidad de testigo. Para Baytelman este

24
supuesto encuentro casual lo llenaba de sospechas; un robo
perfecto abandonado en un parque no tenía ningún sentido.

El ex detective MIGUEL VALDIVIA maneja su auto a través del


Santiago Nocturno.

Corte al ex detective que estaciona su auto y camina hasta la


fachada de la Fiscalía Sur en la comuna de San Miguel, lugar donde
lo espera Andrés Baytelman con su casco de moto en la mano. Los
dos hombres se saludan formalmente y caminan al interior del
recinto.

Corte a un archivo televisivo de TVN. En este video, el ex


comisario Christian Franzani, en una sala de la fiscalía sur,
habla a un gran grupo de periodistas. El oficial de carabineros,
siempre sonriente, comenta el impresionante encuentro de la
escultura en medio del Parque Forestal por parte del joven Luis
Onfray.

Baytelman y Valdivia entran en una pequeña sala de interrogatorios


dentro de la Fiscalía Sur. El lugar consta de una mesa redonda y
tres sillas. La habitación está iluminada por una lámpara que
emite un sutil y mantenido zumbido eléctrico.

Sentados en las sillas de la sala, y de forma complementaria,


Andrés Baytelman y Miguel Valdivia cuentan que ahí se encontraron
con el joven universitario Luis Onfray la noche del viernes 17 de
junio del 2005. Baytelman habla acelerado, en contraste con
Valdivia que es de un tono más calmo. En el relato de los dos
hombres se cuenta que Onfray, al dar su testimonio, transpiraba y
tartamudeaba constantemente, lo que dificultaba la comunicación
entre ellos.

El joven rápidamente entró en contradicciones cada vez más


evidentes sobre el tema, por ejemplo, a ratos decía que había
asistido unas cinco veces a la exposición de Rodin para luego
decir que nunca había ido; tampoco podía dar una coartada
consistente para la noche del robo. El ex detective Miguel
Valdivia agrega: “Me pareció un joven diferente, especial,
encontré raro que llevara cerca de tres años estudiando Arte y que
no supiera de qué se trataba lo que había encontrado, además nunca
me miraba a mi, siempre al fiscal, y le decía constantemente que
era inocente”.

El detalle de un reloj en el muro de la sala de interrogatorios.


Hay varias colillas de cigarros acumuladas en un humeante
cenicero. El zumbido de la lámpara eléctrica pareciera crecer en
intensidad.

25
Como nos cuentan Valdivia y Baytelman, todavía sentados en la
pequeña sala, a medida que se desarrollaba el interrogatorio,
ambos empezaron a teorizar que Onfray había colaborado con un
grupo de delincuentes profesionales, pero que finalmente el
estudiante se había arrepentido del crimen, devolviendo la pieza
contra la voluntad del resto del grupo delictivo.

Corte a una imagen exterior de la Fiscalía Sur en medio de la


noche, se ve poco movimiento. Detalle de una ventana iluminada en
el edificio policíaco.

Corte a la sala de la Fiscalía Sur, donde Baytelman y Valdivia


prosiguen relatando que después de dos horas de interrogatorio, y
cuando Luis ya no pudo más con sus propias contradicciones,
confesó el delito. Para sorpresa de los dos interrogadores, Luis
Onfray explicó convulsivamente que él mismo, sin la ayuda de
nadie, había extraído la escultura del Museo Nacional de Bellas
Artes la noche del jueves 16 de Junio del 2005.

Una copia firmada con la confesión de Luis Onfray del 17 de junio


del 2005. El documento es un texto mecanografiado de una plana,
con una pequeña firma en su parte inferior.

El ex detective Miguel Valdivia se despide del ex fiscal Andrés


Baytelman, en las afueras de la Fiscalía Sur.

Miguel Valdivia escucha música clásica mientras maneja su auto por


la carretera hacia Talagante. El ex detective comenta mientras
conduce que Onfray le pareció un joven perdido en el mundo, una
personalidad volátil y dispersa metida en un problema monumental,
producto de su inmadurez. La cárcel, según Miguel Valdivia, estaba
esperando a Onfray en la vuelta de la esquina. Él como detective,
por su parte, ya había terminado con su papel en aquella historia.

El auto de Miguel Valdivia avanza en la carretera en medio de la


noche, hasta confundirse con los otros autos que viajan rumbo al
sur.

Secuencia 11: Regreso de Adèle al museo y reunión de querellantes.

Un archivo televisivo muestra al ex fiscal ANDRES BAYTELMAN


caminando hacia la entrada del Museo Nacional de Bellas Artes.
Llueve, son alrededor de las 11 de la noche. Baytelman lleva en
sus brazos El Torso de Adèle envuelto en un plástico transparente.
Los pasos del fiscal son seguidos por varias cámaras y una
multitud de curiosos. Sobre éstas imágenes escuchamos en VO al
curador de la muestra Alejandro Molina, explicando que él se
encontraba en el museo esperando la escultura junto a Milan

26
Ivelic, el director recién llegado del aeropuerto, y con Ramón
Castillo, el asistente de Ivelic.

ALEJANDRO MOLINA está en el living de su casa, donde cuenta que la


escultura pasó al departamento de restauración del museo para ser
analizada al detalle y así mandar un informe sobre su estado al
Museo Rodin en París. Molina agrega que tras recepcionar la
escultura, se reunieron con Baytelman, Castillo e Ivelic en una
oficina del museo para estudiar los siguientes pasos del caso y
del proceso judicial que se iba a iniciar al día siguiente.

MILAN IVELIC, el ex director del museo, está en su hogar. Es de


noche, y en este lugar cuenta que el fiscal Baytelman, además de
haber llegado con la escultura, llegó también con un extraño
anuncio: durante el interrogatorio de Luis Onfray, el joven había
manifestado que la sustracción había consistido en un proyecto
artístico, lo que el fiscal interpretaba como una desesperada
invención para evitar la cárcel.

RAMON CASTILLO, también de noche en su departamento, cuenta que la


posibilidad de que el robo hubiera sido una “acción de arte” lo
dejó muy inquieto. En la reunión con Baytelman intentaron asesorar
al fiscal en temas estéticos, para poder adelantarse a las
situaciones que podrían venir al día siguiente, en el proceso
judicial contra Luis Onfray.

Secuencia 12: La tentación de San Antonio.

Una serie de antiguas imágenes católicas de la Edad Media sobre


San Antonio, obras realizadas por autores anónimos. En las
imágenes, San Antonio, personaje de pronunciada barba y vestido
con una túnica, se encuentra solo en diferentes paisajes acosado
por varios demonios.

Sobre las imágenes anteriores escuchamos en VO a GUILLERMO FROMMER


(59), que nos cuenta que San Antonio fue un monje cristiano que
nació en Egipto alrededor del año 200. Si bien su historia está
llena de mitos fantásticos, se sabe que el personaje histórico
abandonó todos sus bienes para llevar una existencia de ermitaño,
viviendo de esta forma en Egipto, hasta su muerte a los 105 años.

Detalles de los demonios que atormentan a San Antonio, presentes


en una gran cantidad de cuadros que lo encarnan. Hay diablos con
cachos, otros con características de reptiles, otros con forma de
chancho, y así una gran variedad repetición del primer párrafo.

Mientras se suceden las imágenes anteriores, Frommer explica en


voice-over que la “Tentación de San Antonio” se refiere a la

27
reiterada tentación de la que fue víctima este personaje por el
diablo, mientras vivía solo como ermita en medio del desierto.

Corte a Guillermo Frommer sentado en su taller poblado de cuadros


en proceso. Hay una gran cantidad de telas, pinceles, y pinturas.
En este lugar, Frommer explica que “La Tentación de San Antonio”
ha sido un tema recurrente en el arte occidental desde hace varios
siglos, destacando especialmente su aparición en trabajos de
artistas como El Bosco, Bruegel y Dalí, y que él quiso sumarse al
trabajo de este tema.

Corte a Guillermo Frommer buscando unas telas en su taller,


encuentra una que pone sobre un atril: en el cuadro se ve a un
personaje de terno y sombrero contemplando la Moneda en llamas
mientras es acechado por extrañas criaturas. Mientras mira el
cuadro, Frommer explica que con su exposición del 2005 de La
Tentación de San Antonio, montada en el Bellas Artes, quería
generar “un replanteamiento de las formas demoníacas, que de
alguna forma, simbolizan la encrucijada perpetua del ser humano
frente a su medio externo y el despliegue de sus múltiples
posibilidades”.

Corte a un video grabado en la inauguración de la muestra La


Tentación de San Antonio de Guillermo Frommer, evento realizado en
el Museo Nacional de Bellas Artes la noche del jueves 16 de junio
del 2005, el día antes del robo de la escultura de Rodin. En las
imágenes se ve a unas 250 personas que repletan la “Galería
Chile”.

Sobre las imágenes anteriores, Frommer cuenta que la inauguración


de su exposición fue muy masiva, en buena medida porque asistieron
la mayor parte de sus estudiantes de la Universidad ARCIS.

Fotos sociales de la inauguración de Frommer. En una de estas


fotografías, la imagen se amplía y podemos ver a Luis Onfray en
medio de los asistentes.

Guillermo Frommer comenta seriamente en su taller, que Onfray era


uno más de sus alumnos del ramo de grabado de la Universidad
ARCIS. No lo conocía mayormente, pero lo había invitado al igual
que a todo el resto de sus alumnos.

Corte a los pasillos del segundo piso del museo. Ruido de la


concurrida inauguración que se aleja. La puerta del ascensor que
se abre.

LUIS ONFRAY sentado en la cama de su pieza, un espacio pequeño y


desordenado. Hay basura en el piso, papeles y botellas. En este
lugar Luis Onfray cuenta que en medio de la masiva inauguración de
Frommer, salió de la “Galería Chile”, ubicada en el segundo piso

28
del museo y se dirigió al ascensor. Como relata Onfray, “En todo
caso andaba buscando el baño y bajé, me equivoqué”. La manera de
hablar de Luis tiende a entrecortarse y a tartamudear. Repite la
muletilla “en todo caso” sistemáticamente.

El interior del ascensor del museo. Sonido de cómo éste va


bajando, el indicador apunta “-1”. Las puertas se abren y aparece
un nuevo pasillo que da a un gran umbral; la cámara avanza hasta
llegar a un ambiente en completa oscuridad. Sólo se escucha
remotamente el ruido de la inauguración.

Sobre las imágenes anteriores escuchamos que Luis Onfray narra en


VO que tras salir del ascensor en el subterráneo no encontró el
baño: “Tras bajar me encuentro con que todo estaba bastante
oscuro. Empiezo a caminar, a caminar, a caminar hasta que me
encontré con la obra”.

De la completa oscuridad de pronto surge una gran llama de


encendedor. El resplandor del fuego ilumina fragmentos de El Torso
de Adèle. La luz resalta la materialidad de bronce de la obra,
luego vuelve la oscuridad. Suena un cierre eclair que se abre y
luego unos pasos que se alejan. La imagen de las puertas blancas
de la Sala Matta abiertas y luego las escaleras que suben al hall.

Luis Onfray, sentado en su pieza, prosigue relatando que “No sabía


cuál obra era, ni nada, si era un contexto absolutamente oscuro.
Había algo de contraluz, porque había como unas ventanillas, y
entonces la vi…, en todo caso, me gustó, la tomé. Al estar con la
obra sentí que era una escultura, metálica, era bastante pesada,
como de 20 kilos. La dejé donde estaba y fui por mi mochila de
vuelta a la inauguración de Frommer. Nadie me vio, porque yo soy
flaco, como que no, no me vio nadie. Bajé de nuevo y la metí en mi
mochila, y de ahí salí”.

Las puertas del ascensor se abren, aparece el hall central del


museo. La cámara avanza hacia la puerta principal que está
abierta, la calle se ve al otro lado, el ambiente sonoro se hace
más espeso, sale por la puerta principal. Exterior museo.

Luis Onfray en su casa sonríe y comenta que El Torso de Adèle era


muy especial, que tenía una fuerza que lo atraía. De alguna forma
la escultura lo llamó a él, “nos encontramos”.

Secuencia 13: Noche tras el robo – Versión Luis -.

Fachada del Museo Nacional de Bellas Artes de noche. Alguien sale


de la puerta del recinto sin poder distinguirse en las penumbras.
El Parque Forestal de noche. Hay personas solitarias en sus
caminatas nocturnas, se ven algunas parejas sentadas en bancos.

29
El periodista MARCELO GARAY, en una caminata nocturna por el
Parque Forestal, cuenta que según la nueva versión de Onfray, tras
salir del museo con la millonaria escultura en la mochila, caminó
por el Parque Forestal solo.

El detalle de la mano de un hombre joven que abre el cierre de una


mochila bajo una luz nocturna. Está sentado en el banco de un
parque. Sonido de ruidos urbanos. En el interior de la mochila
está la escultura El Torso de Adèle, que se ve sólo a fragmentos
debido a la escasa luminosidad.

Corte a Marcelo Garay, sentado en un banco del Parque Forestal con


una mochila en las rodillas. Garay explica que, según Onfray, una
vez en el Parque Forestal se sentó un momento y contempló la
escultura, como en una especie de estado místico.

Una calle aledaña al Parque Forestal. Pasan micros y algunos


peatones caminan por las veredas. A la distancia aparece alguien
de pelo largo y mochila que camina entre el movimiento nocturno y
para un taxi, desapareciendo con el vehículo en una esquina.
Imágenes de calles de Santiago grabadas desde un vehículo en
movimiento. Sobre la secuencia anterior, Marcelo Garay explica en
voice-over que, según Onfray, tras su estado de contemplación
partió en taxi a su casa.

Secuencia 14: Noche tras el robo – Versión Boris -.

Fachada del Museo Nacional de Bellas Artes de noche. Alguien sale


de la puerta del recinto sin poder distinguirse en las penumbras.

Entre la oscuridad del Parque Forestal vemos a dos jóvenes que se


alejan entre los árboles. Sólo alcanzamos a verlos de espalda, uno
de ellos lleva una mochila.

BORIS CAMPOS (28), amigo y compañero de Luis Onfray desde primer


año de la universidad ARCIS, sentado en su taller (bar) de grabado
cuenta una versión algo diferente a la de Luis. Boris, que también
asistió a la exposición de Frommer, nos dice: “Salí del museo, y
veo al Emilio que me dice “oye, vamos a tomar un vino, yo te
invito”, y yo le dije “ya po, vamos”. Al lado de la botillería, de
repente el Emilio me dice “mira lo que tengo”, desenvuelve un
chaleco y me muestra una escultura, y me dice “mira, un Rodin”…
¡tenía un Rodin!”.

El cielo nocturno de Santiago. De pronto aparece El Torso de Adèle


que es levantado en el aire por dos manos. La escultura baja y
volvemos a ver el cielo de noche. Luis Onfray y Boris Campos toman
vino en el parque, sentados en una banca solitaria, conversan de

30
cualquier cosa y ríen. Mientras vemos las imágenes anteriores,
Boris explica en voice-over que tomó la escultura robada con las
manos, la levantó en el aire y le dio un beso emocionado.

En su taller, Boris continúa su relato: “el parque estaba vacío.


Había una persona no más que estaba barriendo, y nosotros nos
acercamos y le decíamos: “!mire, tenemos un Rodin!”, y se lo
mostrábamos así, pero el viejo no cachaba na`. En un momento yo le
dije al Emilio “!puta hueón, de repente bota la hueá por ahí y nos
vamos!”, pero él me decía que no, que no... llegamos caminando
como hasta Plaza Italia, y este hueón llega y toma un taxi y se va
pa` su casa, y ahí nos separamos y no supe nada más de él hasta el
otro día”.

Secuencia 15: Noche tras el robo – Versión Adrián -.

Fachada del Museo Nacional de Bellas Artes de noche. Alguien sale


de la puerta del recinto sin poder distinguirse en las penumbras.

ADRIAN LOPEZ (26), quien para el año 2005 iba un año más abajo que
Onfray en la Escuela de Arte de la Universidad ARCIS, sentado en
su desordenado taller de pintura, nos cuenta una versión muy
diferente sobre lo sucedido tras el robo.

Imágenes de bares de mala muerte y pequeñas, pero ruidosas,


fiestas en casa.

Sobre las imágenes anteriores, López cuenta en voice-over que la


historia que circuló dentro de la universidad sobre lo que hizo
Onfray después de robar la escultura, fue que junto a su amigo
Boris, completamente borrachos, fueron a una serie de bares del
centro de Santiago, exponiendo sistemáticamente la escultura ante
la vista de varios testigos, y que tras una sesión intensa de
celebración callejera, Onfray y Boris llegaron a una fiesta
realizada en un departamento cercano a la Plaza de Armas.

El Torso de Adèle sobre una mesa. La escultura está rodeada de


vasos, ceniceros y botellas: se ven algunas manos de personas que
participan de una fiesta.

Sobre las imágenes anteriores, Adrián comenta en voice-over que en


la fiesta del departamento, Luis y Boris dejaron la escultura de
Rodin en la mesa de centro, y comenzaron a tomar alcohol e inhalar
cocaína alrededor de la pieza sustraída, junto a más personas.

31
Secuencia 16: Noche tras el robo – Versión de mamá de Luis -.

ANA MARIA FABRES (54), madre de Luis Onfray, está sentada en su


pieza de la casa familiar de San Miguel. La pieza es amplia, de
techos altos y muros blancos. En este lugar la mujer cuenta que no
sabe lo que hizo su hijo tras salir del museo con la obra de
Rodin, pero que sí tiene claridad de lo que pasó cuando llegó a la
casa. Aquella noche del 2005, cuenta Ana María, estaba sentada en
la misma pieza cuando alrededor de las 23:30 llegó Luis, quien le
pidió plata para pagar el taxi. Al rato éste volvió a la pieza
para mostrarle la escultura, entonces notó que su hijo “se
encontraba bajo los efectos del alcohol, por lo que lo reté,
diciéndole que se fuera a su pieza a dormir para después conversar
sobre su tendencia alcohólica al día siguiente. Al momento de
mostrarme la escultura, que la traía envuelta en una polera blanca
con manchas de vino, me dijo que se la había encontrado”.

Secuencia 17: Formalización.

La fachada del Cuartel Independencia de la Policía Civil de noche.


Unos guardias vigilan en la calle. Detalle de ventanas enrejadas
del segundo piso. Entre las nubes nocturnas se ve la luna llena.

Mientras vemos las imágenes anteriores, escuchamos a LUIS ONFRAY


contando que “me encerraron, yo dormí en un cubículo, el calabozo
era verdoso, era de dos por dos, había una tabla donde tú te
tirabai, y yo me tiré ahí. Llega el carcelero y empieza así a
arrastrar la luma por la reja, igual que en las películas, y me
dice “tu soy una vergüenza pa` Chile”. Después una señora me dio
un pan con mantequilla, “pa` que no tengai hambre”, me dijo”.

Luis Onfray, en su caótica pieza, se para de la cama donde estaba


sentado y explica que su celda era la mitad de aquel espacio.
Detalla, indicando con las manos, dónde estaba la ventana y la
reja de acceso. Luis se sienta nuevamente en la cama, apoyándose
contra la muralla, y explica que pasó la noche en esa posición,
meditando. Luis enciende un cigarro y mientras inhala el humo,
comenta que aquella noche que pasó detenido no podía dejar de
pensar que terminaría cumpliendo una larga condena. Para calmarse
un poco empezó a imaginar que su primo, que está preso, lo podría
proteger en la vida penitenciaria. Como le había comentado un
detective, por el precio de El Torso de Adèle, le podían esperar
hasta cinco años de prisión.

Amanece en la ciudad de Santiago. El sol sube lentamente por la


cordillera, la luz ilumina calles y edificios. Escuchamos el ruido

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de la ciudad que empieza a activarse. El sol desde una pequeña
ventana con barrotes del Cuartel Independencia.

Luis Onfray, en su pieza, cuenta que en las primeras horas de la


mañana le fue asignado su abogado, con quien se reunió en el
Cuartel Independencia: “El abogado que me tocó loco: Juan
Pinochet, y ahí dije, -chet!, Pinochet!, aquí voy a cagar-, la
hueá pal pico. Y me dijo -¿por qué usted está aquí?-, es que yo
sustraje una escultura, y el hueón abrió los ojos y dijo -usted es
el hombre-, y yo le dije –sí-, y de ahí llamó por teléfono a otro,
¡y llega un hueón, de un metro noventa!, y me dice -hola que tal,
soy Luis Masferrer, tu abogado-, más seguro no podía estar, y le
dije gracias, y me dijo -ya, cuéntamelo todo, que yo te defiendo,
yo te defiendo hueón-, y aparte tenía bronca con el fiscal, así
que da lo mismo, -yo te defiendo, da lo mismo la hueá que hiciste-
“.

LUIS MASFERRER (41) conduce su auto por la comuna de


Independencia. Mientras maneja, Masferrer cuenta que para el año
2005 estaba empezando a trabajar en la Defensoría Penal Pública, y
que el caso del robo de El Torso de Adèle le fue asignado la
mañana del sábado 18 de junio, por lo que partió al Cuartel
Independencia y conoció a su representado, quien le pareció un
joven nervioso al que intentó apoyar con palabras alentadoras.
Masferrer habla enérgicamente, su aspecto personal es muy cuidado.

Corte a Luis Masferrer bajándose del auto frente al Cuartel


Independencia.

Corte a Masferrer entrando a una sala de reuniones del Cuartel


independencia. La sala es pequeña y tiene una mesa circular con
cinco sillas alrededor.

Luis Masferrer, sentándose en la pequeña sala del Cuartel


Independencia, cuenta que para ese entonces veía el caso perdido.
Masferrer saca una carpeta que lleva en un maletín y la pone sobre
la mesa: es el expediente del caso Rodin. Mientras mira los
papeles, Masferrer recalca que, para él, aquel caso estaba más que
perdido.

Secuencia 18: Inicio del proceso judicial.

Fotos y videos de prensa del sábado 18 de junio del 2005 muestran


a una patrulla de Carabineros que se estaciona frente al Séptimo
Juzgado de Garantía, en la calle Miraflores. Las cámaras acosan el
vehículo. LUIS ONFRAY, esposado, baja del auto escoltado por dos
policías y camina hacia el interior del edificio. Las cámaras lo
persiguen por los pasillos, algunos periodistas le piden
declaraciones pero el joven camina en silencio, cabizbajo, sin

33
emitir palabra alguna. Tras subir una escalera, Onfray junto a los
dos policías, entran a la “Sala Nº1” del juzgado.

Luis Onfray, en su desordenada pieza, está sentado en su cama


dibujando en un block que tiene sobre sus rodillas. Mientras
dibuja Luis cuenta que “me voy a juicio, y lo único que veo son
flashs, pf pf pf!, y yo dije “conchetumadre!”, y me siento así
como al lado así, y ahí estaba mi abogado, Masferrer, el otro
abogado, el Pinochet, también estaba ahí pero no hacía nada, lo
quiero igual. Y yo, lo único que dije: Luis Emilio Onfray Fabres,
Pedro Mira 662, San Miguel, nada más. Y mi abogado así hueón,
parao, parao, pero cómo así como una película, pa pa pa… fue
bonito”.

El progreso del proceso judicial es graficado por una serie de


dibujos realizados por Luis Onfray, en la estética de los dibujos
tradicionales que se realizan en la justicia norteamericana, ante
la prohibición de cámaras al interior de los juzgados. Los dibujos
de Onfray no son rigurosos ni en anatomía ni en perspectiva, pero
trasmiten la esencia de lo ocurrido aquel día en el juzgado, según
la visión del joven imputado.

La primera serie de dibujos recrean el ambiente que envolvía el


inicio del proceso judicial realizado el sábado 18 de junio del
2005. En el primer dibujo se aprecia un autorretrato de Luis
Onfray sentado en una mesa, el dibujo lo muestra relajado y hasta
orgulloso. A su lado está sentado Luis Masferrer, su abogado
defensor, de rostro serio y seguro. En otro dibujo vemos la mesa
de los querellantes, el ex fiscal Andrés Baytelman está retratado
de forma intimidante, con rasgos muy severos, hasta demoníacos. Al
lado del ex fiscal Baytelman están sentados el director del museo
Milan Ivelic y el curador Alejandro Molina; los dibujos de Onfray
representan a ambos hombres como unos ancianos decrépitos.

En otro dibujo, en un mesón central, aparece retratada la jueza


Carla Troncoso con un martillo en la mano. La interpretación de
Onfray sobre la jueza tiene ciertas similitudes al dibujo del
fiscal Baytelman, la mujer aparece agresiva y severa.

La jueza CARLA TRONCOSO (55), sentada en una sala vacía del


Séptimo Juzgado de Garantía, jugando con un martillo de madera en
la mano, comenta que había mucha expectación en el ambiente el día
que se iniciaba proceso, ya que se estaba enfrentando el robo de
arte más grande de la historia de Chile, y además porque la
devolución inmediata de la pieza resultaba bizarra a todos los
ojos. Un dibujo de Luis muestra decenas de periodistas, fotógrafos
y camarógrafos amontonados en la “Sala 1” del séptimo Juzgado.

Una nueva serie de dibujos realizados por Luis Onfray, prosigue


graficando el curso del proceso judicial. En los dibujos aparece

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el abogado LUIS MASFERRER hablando a la jueza. Estos últimos
dibujos son complementados con el audio original grabado aquel día
en el Séptimo Juzgado. En los registros se escucha que Masferrer
solicita iniciar la sesión con una declaración abierta sobre la
acción de su representado. Masferrer anuncia entonces al
micrófono: “La extracción realizada por mi representado de la
escultura llamada El Torso de Adèle, del escultor francés Auguste
Rodin, del Museo Nacional de Bellas Artes, consistió en realidad
en un proyecto artístico sobre la vulnerabilidad, en que se quiere
dejar presente la dualidad entre lo ausente y lo presente, y su
forma de manifestarlo era: ¿Estará presente y estará ausente, al
mismo tiempo, una obra de arte no estándolo? Acá nunca hubo un
afán criminal, solo una acción artística que esperaba dejar un
mensaje para reflexionar”.

Los dibujos de Onfray reproducen las caras de desconcierto de


Ivelic, Molina, Baytelman y la jueza Carla Troncoso ante el
anuncio de Masferrer. Onfray se dibuja a sí mismo sonriendo.

Otros dibujos muestran a Masferrer orando de forma apasionada. En


el audio original del juicio, el abogado anuncia que Onfray “tenía
un proyecto de sistema de vulnerabilidad que estaba trabajando
hace 15 días y que iba a presentar en un ramo de su universidad.
El objetivo era saber cuán efectivo era el sistema de
vulnerabilidad. Él tiene una visión crítica del arte, quiere ver
un diálogo entre el público y la obra, la dualidad entre lo
presente y lo ausente. El siente que no estando la obra nos
daremos cuenta de que los museos son vulnerables, no estando la
obra él va a aportar su visión de arte a la sociedad”.

ALEJANDRO MOLINA está en el living de su casa, donde explica que


en la noche de la devolución de la escultura, Baytelman había
comentado algo de que el robo podría haber consistido en una
especie de proyecto artístico, pero nunca esperaron que esa idea
se desarrollara en la audiencia, por lo que el anuncio de
Masferrer los sorprendió muchísimo.

MILAN IVELIC está en su hogar, es de noche. El ex director del


Museo de Bellas Artes cuenta que, en su visión, el joven estaba
yendo demasiado lejos.

RAMON CASTILLO, también de noche en su departamento, cuenta que en


la reunión de la noche anterior realizada con Baytelman, Molina e
Ivelic se hicieron la siguiente pregunta: si en realidad el robo
había consistido en una obra, entonces ¿existía un fin de lucro en
la extracción? Según Castillo, sí. El lucro no era monetario, sino
que se encontraba en una potencial fama como artista que podría
lograr Luis Onfray. Un posible prestigio como creador.

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Corte al ex fiscal ANDRÉS BAYTELMAN, en la sala de reuniones de la
auditoria donde trabaja en “Sanhattan”, donde comenta que no sabía
nada de arte contemporáneo, pero que entendía perfectamente lo que
decía Castillo. El lucro aparecía en la fama como autor que pudo
haber ganado Onfray, no en el dinero. Entonces, sí había fin de
lucro: lucro de imagen. Por lo tanto se estaba hablando de un
crimen que debía ser penalizado.

Un dibujo de Luis Onfray muestra a Andrés Baytelman contra


argumentando tímidamente a Masferrer. Con el dibujo, se escucha un
audio original del proceso judicial en que el ex fiscal le dice a
la jueza: “a mi me parece que el argumento de la defensa hace
nuestro punto. Salvo que el lucro consista solamente en dinero, y
en general se está de acuerdo en que no consiste solamente en
dinero”

La fachada del Museo Nacional de Bellas Artes. El interior de la


caseta de guardias del recinto. Pegada en un muro de la caseta se
ve una foto de Luis Onfray. Bajo la imagen de Luis está escrito
“Prohibido el paso”.

La jueza Carla Troncoso, en la sala del séptimo juzgado, explica


que tras el anuncio de Masferrer, se ordenó un examen psiquiátrico
de Luis Onfray y se dejó al estudiante libre, mientras se
realizaba una investigación que duraría tres meses. Durante este
lapso, Onfray debía ir a firmar cada 15 días al juzgado. Además,
al joven se le prohibió entrar al Museo Nacional de Bellas Artes
mientras durase la investigación.

Luis Onfray, en su desordenada pieza, mientras sigue dibujando en


un block, cuenta que la jueza “dio restricción a la prensa para no
grabar, tomar fotos, pero no se dio, porque lo dijo después, ya
estaban todos los periodistas ahí. Después yo salí por una puerta
alternativa, y la jueza me dijo “wena!, wena!”, y yo le dije
“gracias”, y de ahí me fui”.

Secuencia 19: Ataques.

Artículos de prensa escrita y fragmentos de noticieros televisivos


anuncian el radical giro que ha tomado el caso: el robo de Rodin
había consistido en realidad en un proyecto artístico.

Imágenes del centro de Santiago en pleno día, hay mucho


movimiento. El Paseo Ahumada, una masa de gente caminando. Sobre
estas imágenes escuchamos un programa emitido por la Radio
Coperativa, donde un comentarista opina que a Luis Onfray
“deberían darle cien azotes en una plaza pública, un año de
trabajos forzados en una isla y caminar con un gorro de burro por
la calle”.

36
El periodista MARCELO GARAY, sentado en la terraza de su
departamento con vista a Santiago Centro, cuenta que el anuncio de
Masferrer dio un giro completamente inesperado en el caso Rodin,
convirtiendo la historia en una situación bizarra e hilarante que
la prensa se dedicó a propagar como la noticia del momento.

El ex abogado de Onfray, LUIS MASFERRER, está sentado en la sala


de reuniones del Cuartel Independencia. Mientras revisa papeles
del expediente del Caso Rodin, Masferrer nos cuenta que la defensa
necesitaba del apoyo de alguna institución para validar el
proyecto artístico planteado por Luis Onfray, y así obtener algún
piso de credibilidad frente a la justicia que lo pudiera salvar de
la cárcel.

Grabaciones de archivo de las declaraciones de TOMAS MOULIAN (74),


rector de la Universidad Arcis para el año 2005, donde expresó
sobre el Caso Rodin: “No sé qué pasó por el interior de este joven
que lo llevó a este acto compulsivo, no racional, y después de una
defensa organizar un relato en el que se ha confundido trasgresión
estética con la trasgresión ética. Es como si yo le cortara el
brazo a una persona para hacer una acción de arte”.

Grabaciones de prensa de las declaraciones de FERNANDO UNDURRAGA


(67), en ese entonces -y todavía- director de la Escuela de Arte
de la Universidad Arcis, donde expresa que: “Nosotros hablamos de
un acto delictual que está reñido con la ética de todo artista. Yo
creo que esto ha sido manipulado con un fin que no podría
catalogar. Esto destruye el área, los 23 años que ha tenido la
escuela. Esto no fue una tesis universitaria o un trabajo
artístico, esto fue una completa locura, algo demencial”.

En otro archivo de video, grabado en junio del 2005 en la


Universidad ARCIS, RODRIGO CASANOVA (47), profesor del ramo de
fotografía, declara a la prensa: “Lo hizo de pelotudo, quiso
hacerse famoso o fue una choreza. Cometió un delito y no midió las
consecuencias… él saca la escultura, luego no sabe qué hacer con
ella, se la lleva para la casa y después da un argumento
artístico. Es una gran idiotez. La Universidad ARCIS queda casi
como Universidad de ladrones, ¡Cuidado que vienen los del Arcis!”.

El periodista Marcelo Garay, sentado en la terraza de su


departamento, comenta que la propia Universidad ARCIS, institución
donde él también estudió, conocida como la universidad más radical
de Chile, dejó completamente solo a Luis Onfray.

Un archivo en video muestra a CLARA BUDNIK (68), en ese entonces


presidenta de la DIBAM (Dirección de Bibliotecas, Archivos y
Museos), comentando a la prensa: “Este fue un robo y nada más que
un robo, no hay más discusión que tener”.

37
El abogado Luis Masferrer, en la sala de reuniones del Cuartel
Independencia, explica que la posición de la defensa se volvió
cada vez más complicada y asediada ante el tajante rechazo del
ARCIS. Además, se fueron sumando más querellantes en el proceso.
Masferrer pone sobre la mesa todas las querellas que surgieron
contra Luis Onfray, indicando una por una: 1- Querella del Museo
de Bellas Artes, 2- Querella del curador Alejandro Molina y
CONARTE, 3- Querella de la DIBAM y 4- Querella del Consejo de
Defensa del estado.

Grabaciones de prensa de junio del 2005, donde el en ese entonces


director del Museo de Bellas Artes, MILAN IVELIC, expresa
tranquilo a la cámara: “Es un proyecto interesante. El arte es
transgresor, siempre es subversivo, de lo contrario sería
cualquier cosa”.

Otro video de prensa de junio del 2005 muestra a Milan Ivelic que
en un tono más afectado que el archivo anterior expresa: “Lo que
pasa es que en este caso hay un daño irreparable y eso es lo más
serio, porque a nosotros nos complica, en el sentido que hemos
logrado mantener un prestigio internacional y ahora vamos a tener
que hacer un esfuerzo muy grande por recuperar esa confianza”.

En un tercer archivo de video, de principios de julio, Ivelic


expresa ya con aire mucho más dramático que los dos archivos
anteriores: “La verdad es que aún no logro superar el colapso que
esto me provocó, el daño fue muy grande, tanto a nivel
institucional como a nivel personal”.

El periodista Marcelo Garay, en la terraza de su departamento,


comenta que “el mundo académico y teórico se quedó corto. Había
una tremenda oportunidad para abordar el tema desde el punto de
vista estético, y no sólo por Rodin, sino también por la creación
que hay en Chile, ¿a qué va la gente al museo?, el museo es un
cementerio, uno va al museo a dejar una flor. El museo, las
relaciones, el hecho estético, todo está súper condicionado, como
que tiene que ser así, hay que seguir la fila, todo tiene un
orden. Onfray quería criticar todo este sistema y nadie lo
escuchó”.

CARLOS OSSA (65), profesor, antropólogo y esteta, sentado en el


patio de su casa, nos explica que para el año 2005 él era profesor
de Antropología Cultural en la Universidad Arcis, teniendo de
alumno a Luis Onfray. Ossa comenta que, junto a unos pocos alumnos
que intentaron defender a Onfray, existió un pequeño grupo de
profesores que, como él, no atacaron abiertamente a este
estudiante sino que intentaron problematizar teóricamente la
acción. Si bien Ossa es bastante crítico por la posición mediática
que tomó la Universidad Arcis, reconoce que el accionar de Onfray

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caía en un problema importante que hacía difícil su defensa: la
supuesta acción de arte no tuvo ningún desarrollo posterior,
ningún texto público que lo profundizara ni ninguna instancia
explicativa de cualquier tipo. La obra se quedaba sin bases ante
su mala presentación: “más que una “acción de arte”, se transformó
simplemente en una “acción torpe””. Para Ossa, Onfray quedó chico
ante la dimensión de su obra y después no supo qué hacer con ella.

Secuencia 20: Las culpas.

MILAN IVELIC, en un video de archivo de junio del 2005, expresa:


“¿Cuántas veces uno se olvida de apagar la luz en la casa y duerme
toda la noche con la luz encendida?... ¿Qué le pasó? es un
vigilante probablemente responsable. Hay que ser muy cuidadoso
cuando se plantean las sanciones”.

La secuencia continúa con una serie de videos de las cámaras de


seguridad del Museo Nacional del Bellas Artes, captados la noche
del jueves 16 de junio del 2005. Una primera grabación muestra la
concurrida exposición de Guillermo Frommer en la “Galería Chile”
del segundo piso. En este video un círculo negro muestra a Luis
Onfray en una esquina. En otra grabación de seguridad, vemos a
Luis Onfray caminando por un pasillo solo. Luego lo vemos desde
otro ángulo esperando el ascensor, se abren las puertas de éste y
Onfray entra. Sobre las imágenes anteriores, el ex detective
MIGUEL VALDIVIA comenta en voice-over que mientras Onfray era
atacado desde todas partes del país mediante críticas, ofensas y
burlas, la investigación del caso siguió avanzando, revelando
profundas fallas en el sistema de seguridad del Museo Nacional de
Bellas Artes.

Corte a Miguel Valdivia en su terreno de Talagante, parado junto a


un grupo de vacas en un pastizal. Valdivia aclara que las alarmas
del museo, simplemente, nunca se encendieron la noche del robo.
Tampoco funcionaron los sensores de movimiento de los muros, ni
los sensores adheridos a las estatuas, ni retuvieron a la gente
con mochilas. Básicamente, nada funcionó, y lo peor de todo, ni
siquiera se cerraron las puertas de la Sala Matta; debido al
diseño de la muestra, simplemente no podían cerrarse.

Una serie de fotos muestra a un grupo de seis estudiantes de la


UDD (Universidad del Desarrollo) trabajando en unas maquetas. En
una de las fotos puede verse que las maquetas corresponden a la
muestra de Rodin en el Museo de Bellas Artes. Sobre esta serie de
fotos, CRESCENTE BOHME (30) explica en voice-over que la UDD
seleccionó a un grupo de alumnos de tercer año de la carrera de
arquitectura para diseñar el recorrido de la exposición.

39
Crescente, hoy arquitecto, en su oficina explica que él con otros
cinco compañeros hicieron los planos y luego participaron en el
montaje, pero que él no estaba en la cabeza de la proyección. Por
lo tanto, la responsabilidad por el tema de las puertas debería
recaer en los dos alumnos que lideraron el proyecto: Tomás García
de la Huerta y Nicolás Pinedo.

TOMÁS GARCIA DE LA HUERTA (31), arquitecto, sentado en su oficina


comenta que la acusación de Bohme es injusta, y que en realidad
quien estaba encargado del acceso al recorrido de la exposición
era únicamente Nicolás Pinedo.

NICOLAS PINEDO (31), en una sala de la UDD donde hace ayudantía,


se defiende de los comentarios de Bohme y García de la Huerta,
argumentando que si en realidad hay una responsable por el tema de
las puertas ésta es Victoria Stroms, la profesora que guiaba a los
alumnos en la iniciativa.

Una serie de fotos muestra el trabajo de construcción de la


muestra de “Rodin en Chile” en la Sala Matta. La construcción
consiste en la elaboración de una elevación del piso hecha en
madera que marcaba el recorrido de los visitantes para contemplar
las esculturas. En las fotos se ve al selecto grupo de alumnos de
arquitectura colaborando con los carpinteros: unos pulen el piso,
otros mueven planchas de madera. En voice-over, Bohme y Pinedo
comentan que el tema de la seguridad nunca fue responsabilidad de
ellos.

VICTORIA STROMS (46), arquitecta, está en su minimalista taller


revisando los planos de la muestra de Rodin. Mientras revisa las
gráficas, Stroms explica que si bien ella monitoreaba a los
estudiantes de la UDD en el trabajo, la situación de que la
plataforma impedía el cierre de las puertas siempre estuvo
contemplado en el diseño, y el curador que hizo el encargo nunca
puso objeciones al respecto.

Una foto Muestra al curador Alejandro Molina junto a Victoria


Stroms en el hall del Museo de Bellas Artes.

ALEJANDRO MOLINA, el curador de “Rodin en Chile”, en su oficina


del instituto AIEP, reconoce que la plataforma diseñada por los
estudiantes de la UDD impedía el cierre de las puertas en la Sala
Matta, pero recalca que esta situación había sido informada al
director del museo, y éste no había puesto objeciones al respecto.
Es el museo el que debe velar por la seguridad de las obras
expuestas.

Una foto muestra a Milan Ivelic observando el trabajo de


carpintería en la Sala Matta para la exposición de Rodin.

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ALFONSO GALAZ, el único guardia despedido del museo por el robo,
está sentado en la caseta de seguridad de la fábrica donde
trabaja, lugar donde cuenta que toda la responsabilidad del robo
la dirigieron hacia él por el no funcionamiento de las alarmas, lo
que era falso e injusto. Tales acusaciones fueron simplemente para
desviar la atención de los problemas administrativos de la
dirección: no se destinaban suficientes personas ni recursos a la
seguridad del museo. Galaz agrega “quisieron cortar el hilo por lo
más delgado, y yo, y todos mis compañeros lo sabíamos”.

Un video de la cámara de seguridad del primer piso del museo


Nacional de Bellas Artes muestra la puerta de uno de los
ascensores. Las puertas se abren y se ve a Luis Onfray salir
caminando tranquilamente con su mochila al hombro.

Corte a la puerta de un ascensor en un edificio de oficinas, las


puertas se abren y MILAN IVELIC sale del ascensor. El lugar es un
conjunto de oficinas del Banco Santander, donde el ex director del
Museo de Bellas Artes se desempeña como parte del departamento
cultural. Mientras vemos estas imágenes, Ivelic explica en voice-
over que todo este robo se originó por culpa de un guardia, de
quien prefiere no dar el nombre, que olvidó prender la alarma.

Milan Ivelic, sentado en su oficina del Banco Santander, cuenta


que además del error del guardia, tampoco llegan del gobierno los
dineros para hacer un diseño de seguridad apropiado para un museo
de carácter internacional, porque el gobierno de Chile no invierte
en el museo y el robo de El Torso de Adèle pasó por ese motivo.

Secuencia 21: Desarrollo de la “obra”.

LUIS ONFRAY, dentro de su estrecha pieza, intenta ordenar sus


ideas. Tras un momento de silencio explica que en verdad había
tomado algo de vino esa tarde, como en cualquier otra
inauguración, pero nos aclara que no había llegado al punto de
estar borracho. Onfray destaca que la idea de su obra la tenía
desde mucho antes: “coyunturalmente se dio ahí, pero pudo haber
sido esa como haber sido cualquier otra exposición”.

Detalles del El Torso de Adèle, iluminado por la llama del fuego


del encendedor. Sobre la imagen anterior, Luis comenta que tras
entrar en la Sala Matta, en completa oscuridad, se dijo a sí
mismo: “Ahora comienza mi proyecto”.

Un taxi cruza la ciudad nocturna. El taxi se estaciona frente a la


casa de Onfray. El detalle de una llave entrando en la chapa de
una puerta de madera, la puerta se abre. Sobre las imágenes
anteriores, Luis Onfray nos relata en voice-over que tras llegar a

41
su casa en taxi con la escultura de Rodin, alrededor de la
medianoche, “me fui a mi pieza, absolutamente tranquilo”.

Una serie de 10 dibujos de El Torso de Adèle, hechos con


carboncillo por Luis Onfray. Los dibujos, que muestran muchas
correcciones sobre el papel, recorren la obra de Rodin desde todos
los ángulos posibles, destacando lo muy erótico que resulta la
pieza de Adèle. A medida que se ven los dibujos, Luis cuenta que
aquella noche, tras encerrarse en su pieza, lo primero que hizo
fue “unos dibujos a partir de la obra de Rodin, que es difícil,
que está ahí y hay que empezar a dibujarla no más. Llegué a mi
pieza y dibujé. Instalé la pieza en un asiento, yo me puse en un
sillón y dibujé, más de 10 dibujos yo creo, pero me gustó sobre
todo uno, porque estaba el complemento, estaba mi gato, la
escultura, yo. Me quedé dibujando hasta las 3 o 4 de la mañana,
después me puse a escribir”.

Corte a Luis Onfray en su pieza sentado en su cama, el joven tiene


un papel en las manos y en voz alta lee lo siguiente: “la perdida
trae de vuelta a la memoria lo que no está. Día uno – el momento –
nos sentimos confundidos por la reacción que se pueda establecer,
con respecto a la acción dura del hurto, pero creo que es parte de
nuestra exaltación propia, de ser un ciudadano normal y cotidiano,
no acostumbro a hurtar, estamos conscientes del daño momentáneo
que le hago a la exposición, pero ésta al ser expuesta tiene el
carácter de incontrolable, puede pasar todo dentro de ella. Una
gran imagen que se desborda”. Luis sube la vista y se levanta de
su cama en busca de una caja que está cubierta con ropa en un
rincón.

Luis abre la caja y desde ahí saca diferentes diarios del 2005.
Mientras mira los periódicos, Onfray comenta que su idea era tener
la obra por dos semanas y recopilar toda la información noticiosa
respecto a la desaparición, mientras iba escribiendo en una
bitácora todo lo que sucedía.

El joven deja la caja y agrega: “siempre estuve con la intención


de devolver esta obra y sin ningún fin de lucro, ni hacerle algún
daño. Era una cosa mía y estaba contemplada su devolución. No
sabía si lo iban a entender. En todo caso, esa noche me costó
dormir, pensé que en cualquier momento podían llegar los pacos,
pero al final me dormí sobre mi escritorio y no pasó nada”.

Exteriores de noche de la casa de Luis Onfray. En la casa vemos


una ventana que muestra la luz encendida.

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Secuencia 22: Adèle en San Miguel.

El exterior de la casa de Luis Onfray en San Miguel en horas de la


mañana. Es una casa vieja de grandes dimensiones. El gran patio
trasero de la casa cuenta con gran cantidad de árboles, plantas y
flores. Desde el patio surge una pequeña e inclinada escalera,
similar a una escalera de barco, que da a una pequeña puerta de
madera cerrada.

ANA MARIA FABRES está preparando una cazuela en la cocina de su


casa. Mientras prepara los ingredientes en la olla, la mujer
cuenta que en la mañana del viernes 17 de junio, su hijo Luis no
se levantó ni para ir a la universidad ni tampoco para hablar con
ella sobre haber llegado borracho la noche anterior.

Imágenes de la cocina de la casa de Luis Onfray, un espacio amplio


que cuenta con una gran ventana que da al norte, iluminando así
todo el lugar. En uno de los muebles de la cocina puede verse una
vieja televisión.

Corte a los archivos televisivos del matinal “Buenos Días a Todos”


del 17 de junio del 2005. Sus animadores, sentados en sillones
blancos, hablan sobre recomendaciones para vestirse contra el frío
de ese invierno. Algunas modelos posan una serie de parcas y
gorros de lana. De pronto cambian el tema de conversación y
empiezan a comentar la noticia que está circulando por todo Chile:
se han robado una escultura de Rodin de medio millón de dólares.
Iván Zamorano, invitado en el programa, comenta que el robo de
arte es muy común en Europa. El ex futbolista explica que pasó
muchas veces mientras él vivía en España e Italia. En la pantalla
se muestra una fotografía de El Torso de Adèle y los animadores
piden ayuda a la ciudadanía para recuperar la obra.

Ana María Fabres en la cocina de su casa, está cortando


violentamente un pollo en varios pedazos con un monumental
cuchillo. La mujer explica que estaba viendo la noticia del robo
de la escultura en el “Buenos Días a Todos” en aquella cocina, y
que la imagen de la obra sustraída le pareció terriblemente
familiar, por lo que se le hizo un nudo en el estómago: era muy
parecida a la que le había mostrado su hijo la noche anterior.
Como continúa relatando Ana María, cada vez más intrigada con el
tema, decidió ir a despertar a su hijo, teniendo que subir hasta
su pieza, lo que nunca hace porque, según ella, la escalera que
llega a la habitación de Luis es demasiado peligrosa.

El Torso de Adèle reposa en el velador de la pieza de Luis Onfray.


Sobre la imagen anterior, Ana María cuenta en voice-over que
cuando llegó a despertar a Luis, se encontró con El Torso de Adèle
sobre un mueble: era la misma escultura que habían mostrado en el
matinal “Buenos Días a Todos”.

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LUIS ONFRAY, en su pieza, relata que nunca le contó nada a su
familia sobre la escultura, porque no los quería involucrar en el
caso. Según Luis, es mejor dejar a la familia fuera de estas cosas
tan intensas.

Ana María, preparando el arroz de la cazuela, cuenta que escuchó


estupefacta la historia del robo de Adèle por parte de Luis. Como
nos detalla la mujer, intentó controlarse como pudo para lidiar
con la situación de que su hijo posiblemente caería en la cárcel
por mucho tiempo: “Pensé que iban a llegar los carabineros, que
tendría que decirles que el papá de Luis había sido uniformado,
marino, porque a lo mejor servía de algo. Pensé mil tonteras, pero
no le dije nada. Después él me miró y me dijo que tenía un plan,
que el sabía lo que hacía. Ahí me vino un enojo y le dije que
fuera al tiro a devolver la escultura, que no fuera hueón”.

Un viejo auto rojo se aleja por los barrios de San Miguel. Sobre
las imágenes anteriores, Ana María cuenta en voice-over que en la
tarde del viernes, Luis Emilio tomó prestado el auto de uno de sus
tíos con los que vive y se alejó rumbo a la 50º comisaría.

Secuencia 23: En busca del sentido de la obra.

El ex fiscal ANDRES BAYTELMAN, en la sala de reuniones de la


auditora donde trabaja, comenta que si bien durante la confesión
había escuchado el intento de defensa estética de Luis Onfray, no
pensó que Masferrer finalmente usaría la ridícula idea del joven
como argumento. Baytelman prosigue y agrega que “al escucharla en
la audiencia me sorprendí, pero seguí pensando que era una
justificación torpe para encubrir un robo, por eso ordené la
inmediata confiscación del computador de Onfray, donde
supuestamente estaba la parte escrita del proyecto artístico”.

Fotos judiciales del computador confiscado de Luis Onfray, una


vieja torre de PC.

Corte a una hoja del programa Word en una pantalla de computador,


con un breve texto de no más de tres pequeños párrafos escritos.
Del texto se alcanza a leer el título que anuncia: “Proyecto
sistemas de vulnerabilidad”. Sobre las imágenes anteriores, Andrés
Baytelman comenta en voice-over que para su asombro, efectivamente
lo del trabajo escrito en el computador de Onfray era cierto. Si
bien su extensión y desarrollo era algo pobre, sí desplegaba la
misma idea anunciada por Masferrer en el juzgado: la desaparición
en el mundo del arte y la vulnerabilidad de los museos en Chile.

Andrés Baytelman, sentado en la sala de reuniones de su auditora


en “Sanhattan”, ojea el texto impreso de Luis Onfray y comenta que

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en realidad todavía no entiende a qué se refería el supuesto
proyecto. El ex fiscal se pregunta a sí mismo si no entiende el
texto porque no sabe nada de arte contemporáneo, o porque
simplemente está mal escrito, o porque, en el fondo, no tiene
ningún sentido en absoluto.

Una foto muestra a Luis Onfray, Ana María Fabres y Luis Masferrer
abandonando el Séptimo Juzgado de Garantía el sábado 18 de junio
del 2005, los tres se muestran muy serios ante las cámaras. Sobre
la foto anterior, LUIS MASFERRER comenta que lo del robo como
proyecto artístico a él también lo sorprendió muchísimo al
principio, pero que después se dio cuenta de que ese discurso
defendido por Luis Onfray era un buen camino para la defensa.

Masferrer, en la sala de reuniones del Cuartel Independencia,


cuenta que la vía que tomaron fue quizás el único camino posible
para evitar la cárcel, así que se enfocaron en desarrollar esa
extraña perspectiva.

RAMON CASTILLO, en su departamento, de noche, comenta que si la


propuesta de Onfray era demostrar la vulnerabilidad de los museos,
tuvo éxito: eran vulnerables, y se lo enrostró a todo el planeta.
Castillo continúa comentando que toda la parte de la ausencia-
presencia no le parece clara, por lo que habría que profundizarla
con el “artista”.

ALEJANDRO MOLINA, en el living de su casa, opina que el sentido de


lo ausente versus lo presente en la obra de Onfray se refiere a
que si algo presente desaparece, entonces el resto toma mayor
sentido de lo que alguna vez tuvo ese “algo”. Molina, dudando de
sus propias palabras, toma un trago de vino.

MILAN IVELIC, también en su hogar, explica que él no cree que


Onfray sea un artista, sino que un simple estudiante de arte con
demasiadas influencias sin procesar en su cabeza, tratando de
llamar la atención.

Corte a MARCELO GARAY en la terraza de su departamento, lugar


donde opina que: “yo hasta el día de hoy sigo creyendo que fue una
acción súper inteligente, hasta da una cierta envidia sana, así
como, porque igual es interesante, porque finalmente detrás de
eso, aunque no haya una lectura propiamente craneada, o
consciente, igual hay una acción política ahí… “¡les vi las
pelotas!”, yo creo que Onfray hizo eso, nos vio las pelotas a
todos nosotros, a toda la sociedad, y dejó una lectura bien
importante sobre cómo tenemos que relacionarnos con el arte. El
arte no es el museo, la creación artística es mucho más libre que
la institucionalidad del museo”.

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LUIS ONFRAY, en su desordenada pieza, intenta explicar su proyecto
artístico detrás de la extracción de El Torso de Adèle. Le cuesta
hilar las ideas, tartamudea y entre sus propias interrupciones
logra decir que “tenía claro que era un delito, pero mi proyecto
era mucho más fuerte y no tenía más opción que cometer no más el
delito. Yo podía hacerlo y nadie podía decirme que no”.

Mientras Onfray nos intenta explicar su teoría, vemos imágenes de


un día habitual en el Museo Nacional de Bellas Artes. Un pequeño
grupo de visitantes contemplan las muchas obras expuestas en las
diferentes salas.

Como prosigue relatando Onfray: “En todo caso, no tenía idea el


día, ni la hora, ni la certeza de cuál iba a ser la obra, ni el
museo. No tenía nada. Fue un acto puntual que surgió en ese día,
alcanzando a concretar esta parte de mis inquietudes en el
proyecto. En todo caso, la idea nació de mi inquietud respecto del
valor que le otorgamos a las obras de arte en nuestro país; el
valor social frente a esta imagen ausente”.

Tras decir estas palabras, Luis Onfray sonríe y se queda en


silencio.

Secuencia 24: Adèle reaparece en la exhibición.

En un archivo en video CLARA BUDNIK, directora de la DIBAM en el


2005, frente a varios micrófonos, anuncia que Adèle “Sólo tiene
una rayita, estamos felices”.

Imágenes de El Torso de Adèle siendo analizado por gente del


departamento de restauración del Museo Bellas Artes. Vemos a una
mujer con guantes tocando la obra y mirándola muy de cerca,
ALEJANDRO MOLINA supervisa con atención la acción de la mujer.

Corte al curador Alejandro Molina en su oficina del Instituto


AIEP, lugar donde explica que la escultura sustraída por Onfray
fue milimétricamente analizada en el Museo Nacional de Bellas
Artes, enviándose luego fotos y los resultados del análisis a
Francia para que corroboraran el estado de la obra. Según los
especialistas chilenos, la pieza se encontraba en perfectas
condiciones.

HUGUES HERPIN, desde una de las salas del Museo Rodin, cuenta que
efectivamente la escultura se encontraba en un estado aceptable,
por lo que aprobaron que Adèle volviera a la muestra después de
casi un mes fuera.

Imágenes de los curadores de la muestra depositando la escultura


nuevamente en el plinto que antes estaba vacío.

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Secuencia 25: Resolución judicial.

LUIS ONFRAY, caminando por una de las industriales calles de San


Miguel, cuenta que antes de los tres meses estipulados para la
investigación, se juntaron las partes para llegar a un acuerdo.
Onfray confiesa que ese día estaba tan nervioso pensando que aún
podía ir a la cárcel, que no se acuerda muy bien de lo sucedido.

La jueza CARLA TRONCOSO, quien dirigiera el Caso Rodin el 2005, en


una sala vacía del 7º juzgado comenta que de forma coincidente,
Luis Onfray robó la escultura el mismo día en que se activó un
nuevo sistema judicial en Chile, la “Reforma Procesal Penal”. Como
explica Troncoso, la Reforma Procesal Penal, puesta en
funcionamiento exactamente el jueves 16 de junio del 2005, el día
del robo, es una vía judicial mucho más flexible y orgánica que el
sistema que funcionaba anteriormente. La jueza agrega que Luis
Emilio Onfray, de haber robado la escultura un día antes, sin duda
habría terminado en la cárcel.

Fragmento de video inductivo del gobierno de Chile, que explica


cómo funciona la Reforma Procesal Penal.

Un dibujo realizado por Onfray muestra a Luis Masferrer orando


decidido con una mano en alto. Sobre el dibujo escuchamos un audio
original grabado en el juzgado, donde Masferrer dice: “El delito
comprende varias cosas, entre ellas la intención, y sostenemos que
Onfray no tuvo ánimo de delinquir, sino que quiso hacer un aporte
cultural”.

Otro dibujo de Onfray muestra a Andrés Baytelman en el juzgado


hablando en voz alta con un aspecto maligno. Del audio original
grabado en el juzgado, el ex fiscal anuncia que desde su
perspectiva el acto de Onfray siempre fue un delito, pero que
estaban interesados en que el estudiante se reintegrara a la
sociedad.

La Jueza Carla Troncoso, sentada en la sala vacía del 7º juzgado,


cuenta que el castigo alternativo para Onfray finalmente fue
acordado entre el fiscal Baytelman, el abogado querellante Ignacio
Figueroa y el abogado defensor de Onfray, Luis Masferrer. El
acuerdo, realizado en el Séptimo Juzgado de Garantía, definió que
Onfray debía pasar un año trabajando en la biblioteca de la cárcel
llamada “Centro de Detención Preventiva Sur”, y junto con este
castigo, prosigue relatando Troncoso, Luis debía pedir disculpas
públicas a Chile y Francia.

Una serie de dibujos de Luis Onfray muestra el ambiente de la


“Sala 1” del Séptimo Juzgado de Garantía el día de la resolución.
En la serie se pueden ver sentados a Andrés Baytelman, Luis
Manferrer, Milan Ivelic, Ana María Fabres, Carla Troncoso, mas

47
guardias y prensa, todos escuchando expectantes a Luis Emilio
Onfray Fabres, quien se ha dibujado a sí mismo relajado y con
lentes ahumados. Sobre estas imágenes se escucha un audio de aquel
día en que Luis Onfray, con tono entrecortado y algo nervioso,
expresó en la Sala 1: “Genuina y honestamente lamento las
consecuencias de este acto, y aunque mi intención nunca fue causar
daño ni perjudicar a persona alguna, estoy consciente de que, en
los hechos, ese daño se produjo… espero que estas disculpas sirvan
para expresar mi genuino arrepentimiento y que sirvan, también,
para transmitir a otras personas, especialmente a otros jóvenes,
que el patrimonio cultural, el arte y la instituciones que le
promueven, deben ser protegidas y que mis acciones no deben ser
imitadas”.

Secuencia 26: La suspensión.

Imágenes de la Universidad Arcis. Hay una gran cantidad de alumnos


en los patios.

Corte a FERNANDO UNDURRAGA, sentado en su oficina de la


Universidad ARCIS donde es director de la escuela de arte.
Undurraga comenta que dentro de la escuela se realizó un Tribunal
Académico compuesto por algunos profesores, para evaluar el futuro
de Luis Emilio Onfray Fabres. Este tribunal, explica Undurraga,
sancionó al estudiante con tres años de suspensión, pero sin
embargo, el joven tenía 5 días para poder apelar y reconocer que
su robo no fue un proyecto artístico. Con esto, la suspensión
podría haber bajado a 2 años.

Un registro de prensa televisiva muestra a TOMAS MOULIAN, rector


de la Universidad ARCIS en el 2005, declarando: “El castigo es
fuerte porque dañó la imagen de la ARCIS. Se le dieron 5 días para
apelar después de su condena. Pero él debe reconocer que lo que
hizo no tiene nada de artístico. La dureza es porque él insiste en
que fue un hecho estético”.

Fernando Undurraga, en su oficina, revisa papeles correspondientes


a los informes emitidos por la comisión académica sobre el Caso
Rodin. Mientras revisa estos papeles, Undurraga dice que Luis
Onfray nunca volvió a la escuela de arte para apelar su sanción,
ni para retractarse de que su robo no era una acción de arte. Es
más, como explica el director de escuela, no se le volvió a ver
nunca más en aquella universidad.

Undurraga toma la ficha de alumno de Luis Onfray. En ésta se ve


una foto del joven estudiante de arte, muy sonriente.

48
Secuencia 27: Réplicas.

El sociólogo y teórico CARLOS OSSA, sentado en el patio de su


casa, haciendo una visión retrospectiva a todo el caso, comenta de
forma muy crítica e irónica que “Hay que dimensionar las cosas, en
realidad la escultura no costaba 500 mil dólares como se dijo en
un comienzo, ni siquiera la mitad de eso, y además la obra robada
era una réplica, al igual que toda la exposición que se montó en
Chile”.

Una sucesión rápida de fotos de prensa de las esculturas de Rodin


que vinieron a Chile. Sobre las fotos escuchamos a Ossa en voice-
over: “salvo tres piezas pequeñas, ninguna de las obras expuestas
en el Bellas Artes de Santiago conoció la mano de Auguste Rodin”.

Secuencia con fotografías de esculturas de Rodin que vienen con el


título de “original”, y otras con el título de “réplica”. Como
evidencian las imágenes, los originales y las réplicas presentan
diferencias imperceptibles.

Ossa prosigue explicando que “La mayoría de las esculturas que


vinieron a Chile son vaciados muy recientes, es decir, todo lo que
se ha visto en Santiago es copia de lo que hay en el Museo Rodin”.

El curador ALEJANDRO MOLINA, en su oficina, comenta sobre el tema


de las réplicas: “aunque los vaciados de estas piezas -donadas al
estado francés por el artista- fueron hechos tras la muerte de su
creador, se trata de las mismas obras que se presentan en el Museo
Rodin, ya que las originales no se exhiben”.

Imágenes de decenas de réplicas de la escultura El Pensador,


realizadas en todos los tamaños posibles y exhibidas en todo tipo
de espacios públicos y privados. Mientras vemos la secuencia de
imágenes, MILAN IVELIC comenta en voice-over que los trabajos
exhibidos en Chile correspondían “a los moldes originales de
Auguste Rodin, y fueron hechos en su fundición. No necesariamente
con sus propias manos, pero se trata de obras de su legítima
autoría”.

Corte a Ivelic en su oficina del Banco Santander, lugar donde


expone que el tema de las obras originales es algo ambiguo en la
escultura. A algunas piezas de Rodin se les llegaron a realizar
hasta 100 copias, y buena parte de ellas, póstumas. Ivelic aclara
que Rodin “nunca fundió él mismo sus bronces, algo parecido
ocurrió con sus mármoles definitivos. En cambio, entregaba sus
modelos en arcilla o yeso al operar de ayudantes. Estos los
producían de distintos tamaños”.

Fotos de archivo del trabajo en los talleres de Rodin, donde


podemos ver a mucha gente trabajando en las esculturas, en sus

49
diferentes etapas. Escuchamos el agitado sonido del ambiente de
trabajo dentro de estos espacios de creación escultórica
industrial.

HUGUES HERPIN, en el Museo Rodin, rodeado de esculturas, comenta


que los talleres de Rodin “se transformaron en una verdadera
fábrica en la que trabajaban más de 50 picapedreros, vaciadores y
cortadores de mármol, motivo por el que se le atribuye el germen
de la industrialización de la escultura, y a veces se confunde el
concepto de originalidad”. Herpin aclara que el estado francés
tiene derecho legal a hacer copias de las esculturas de Rodin en
un número limitado, aunque no menor, y destaca que de eso vive el
Museo Rodin: vende réplicas. Herpin pregunta en voz alta si acaso
no se sabía en Chile que las obras expuestas eran réplicas. Luego
dice de forma tajante que los originales son en arcilla y se
quedan en Europa. Herpin piensa algo un instante y luego comenta
que los originales también se muestran en Estados Unidos.

Secuencia 28: Cárcel y fin del castigo.

LUIS MASFERRER está en su casa, la que está llena de carteles de


su campaña como diputado. Mientras Masferrer dobla una
gigantografía con su rostro, cuenta que según lo establecido el 1
de agosto del 2005, Luis Onfray empezó su trabajo en el “Centro de
Detención Preventiva Sur”, más conocida como la “Ex
Penitenciaría”. Esta cárcel, cuenta Masferrer, es la más grande de
todo Chile, contando con unos 5.000 reclusos que cumplen condenas
por toda clase de delitos. Masferrer continúa ordenando su
publicidad política y continúa diciendo que Onfray sólo tenía que
ayudar en la biblioteca del lugar.

Un video de archivo que muestra la conferencia de prensa emitida


por el Colegio de Bibliotecarios. En este video, el vocero del
grupo anuncia a las cámaras: “rechazamos profundamente que al
señor Onfray, el delincuente tras el robo de Rodin, se le haya
asignado el trabajo en una biblioteca como una forma de castigo,
en circunstancias que universalmente la biblioteca ha sido
definida como imprescindible en la educación y la investigación,
preservando la memoria y promoviendo el desarrollo de toda
nación”.

ANDRES BAYTELMAN baja por el ascensor del edificio donde trabaja.

Corte a Baytelman caminando por el estacionamiento subterráneo del


edificio de su auditora. Mientras camina hacia su moto, el ex
fiscal comenta que tras el inicio del castigo de Onfray en la
cárcel, él se fue olvidando progresivamente de la historia. Tras
un silencio, Baytelman comenta que éste fue uno de los casos más
absurdos y pelotudos que ha tenido en su vida.

50
Andrés Baytelman se sube a su moto, se pone el casco, prende el
motor y sale del estacionamiento rumbo a su hogar.

Imágenes exteriores del “Centro de Detención Preventiva Sur”. Un


espacio de grandes dimensiones y altos muros por donde transitan
guardias armados. Pasillos interiores del recinto, hay puertas
enrejadas que dan hacia un gran número de celdas. Reclusos en los
patios caminan, conversan.

Imágenes de la biblioteca del Centro de Detención Preventiva Sur,


una sala pequeña con tres estanterías que guardan alrededor de
3000 libros. Dentro de esta biblioteca hay también un escritorio,
y encima de éste, un viejo computador.

JAIME ROMERO (52), bibliotecario del Centro de Detención


Preventiva Sur, sentado en una sala de la escuela de la Ex
Penitenciaría, comenta que él estuvo a cargo de supervisar las
labores de Luis Onfray, donde éste debía trabajar reparando
libros, ordenándolos en las estanterías, catalogándolos, viendo el
tema de los libros perdidos, así como hacer los préstamos
directamente a los reclusos.

Salas de clases vacías de la escuela del Centro de Detención


Preventiva Sur. Sillas y bancos de apariencia escolar alineados
hacía pizarrones en blanco.

SERGIO POBLETE (58) explica, sentado en su oficina dentro de la


cárcel, que la biblioteca del lugar depende de la escuela, en la
que él es director, por lo que él también fue supervisor de las
tareas que Luis Onfray cumplió en aquel recinto penitenciario.

Una clase de matemática de la escuela de la penitenciaría. Un


joven profesor está rodeado de varios alumnos mayores de edad
sentados en sus pupitres.

Sobre las imágenes anteriores, Sergio Poblete comenta que tienen


“350 alumnos en la escuela y la mayoría presenta un atraso
pedagógico severo. Acá somos una familia, existe una excelente
relación entre los gendarmes y mis profesores, y Luis Onfray entró
en esta familia por un año, lo acogimos. Es un joven muy
tranquilo, le decíamos “La Guagua””.

Una foto de Luis Onfray abrazado junto con Sergio Poblete y Jaime
Romero en la pequeña biblioteca carcelaria. En la fotografía,
Poblete y Romero sonríen mirando a la cámara. Onfray se muestra
contento aunque no muy efusivo.

El bibliotecario Jaime Romero, en una sala de la escuela, comenta


que “para los internos el chiquillo nunca fue un delincuente”, y

51
que siempre se le trató de manera especial para protegerlo de
cualquier problema.

El director de la escuela de la cárcel, Sergio Poblete, parado en


una torre de seguridad que da una visión panorámica al recinto
penal, explica que para los reclusos y los profesores, Onfray
venía desde la cultura y las artes para hacer un aporte a la
educación de los reos. Poblete explica que así como los presos en
la escuela querían terminar su educación escolar, todos fomentaban
a Onfray para que se titulara y ojalá “que cuando se recibiera
traiga el arte de vuelta a la cárcel”.

Las grandes puertas metálicas de la Ex Penitenciaría se abren para


dejar salir a algunos funcionarios de gendarmería.

Corte a LUIS ONFRAY en su patio, dándole comida a sus dos perros,


donde nos cuenta que el primer día que llegó a la cárcel lo
reconocieron, y le gritaban “Tonto pa' que la devolviste!”. Luis
continúa relatando que, de cierta manera, disfrutó su paso por la
cárcel, se sentía cómodo ahí.

Imágenes de Luis Onfray jugando con sus perros. Sobre las imágenes
anteriores, Onfray comenta en voice-over que el día que finalmente
se acabó su castigo en la cárcel, tras reflexionar todo lo que le
había tocado vivir ese año, decidió cambiar su nombre oficial,
tomando así su segundo nombre y su apellido materno. “En todo
caso, esto fue un homenaje a mi madre, y yo ya no me quería llamar
como él”. Así, dejó de llamarse “Luis Onfray”, para ser “Emilio
Fabres”.

Secuencia 29: Tarjetones y éxito de público

BORIS CAMPOS y LUIS ONFRAY beben cerveza y comen huevos duros en


un bar del centro de Santiago. Sobre estas imágenes escuchamos en
voice-over a Boris, relatando que uno de los castigos de Onfray
fue elaborar unos tarjetones de disculpas públicas para
repartirlos en el Museo Nacional de Bellas Artes y otros museos
del país.

Corte a Boris fumando un cigarrillo fuera del bar, ahí comenta que
él mismo acompañó a Emilio a buscar los tarjetones a una imprenta
en San Diego: “eran caleta y no se los podía llevar solo”.

Corte a uno de los tarjetones elaborados por Luis Onfray. Detalle


donde aparece uno de sus dibujos de El Torso de Adèle, y sobre
éste aparece un texto corto que es leído en voz alta por Luis
Onfray: “Aunque mi intención nunca fue causar daño ni perjudicar a
persona alguna, estoy consciente de que ese daño se produjo en los

52
hechos. Perjudiqué el prestigio del museo y del CONARTE, quienes
habían traído la exposición a Chile”.

Corte a LUIS ONFRAY, solo en el bar. Tiene el tarjetón que acaba


de leer en una mano, luego lo deja sobre la mesa. Luis comenta que
el diseño de los tarjetones es de uno de los dibujos que realizó
la noche que estuvo con Adèle. Onfray comenta que quiso hacer unos
tarjetones más elaborados para que su intención estética no fuera
simplemente vista como un robo. Luis toma un trago de cerveza y
luego cuenta que sus tarjetones fueron rechazados por el Museo
Nacional de Bellas Artes.

En un archivo de prensa ANGELICA PÉREZ (49), encargada de


comunicaciones del Museo de Bellas Artes, declara: “El sentido de
los tarjetones fueron para generar conciencia del cuidado del
patrimonio, aprovechando el contexto del robo. Eso es más útil que
escribir algo sobre un dibujo. Ni siquiera voy a hacer comentarios
del tarjetón de Luis Onfray, nadie quiere valorar su trabajo
artístico, así que como museo hemos elaborado nuestros tarjetones
propios, los que expresaban un mensaje más claro”.

Unos tarjetones blancos con un texto breve en el que se puede


leer: “No existe pretexto o excusa que dañe aquello que nos
pertenece a todos. Conserva y protege cada lugar y espacio de tu
patrimonio local y nacional”.

RAMON CASTILLO, el ex asistente de Milan Ivelic, en su oficina de


la Universidad Diego Portales, cuenta que le hubiera gustado
repartir los tarjetones al increíble número de visitantes que
llegó a la exposición de Rodin, pero debido a que el museo
encontró inapropiados los tarjetones realizados por Onfray, estos
estuvieron impresos y listos cuando la muestra ya había concluido.
Castillo se queda pensando unos segundos y agrega espontáneamente
y riendo “es que fue mucha gente, incluso cuando El torso de Adèle
no estaba”.

Una serie de artículos de prensa en diarios y televisión comentan


el exponencial aumento de visitas en la muestra de Rodin. En un
segmento de Teletrece, el noticiero central de Canal 13, aparece
Ramón Castillo expresando a la cámara: “siendo sinceros, la
sustracción de la escultura ha sido una excelente propaganda para
las visitas. Creemos que a este ritmo se transformará en la
exposición más visitada de la historia de Chile”.

El curador Alejandro Molina, en su oficina, agrega que esta


situación no se comentó entre los productores de la muestra,
porque se convirtió rápidamente en un tema Tabú, que nadie quería
sacar a flote.

53
Un archivo televisivo del 20 de julio del 2005, anuncia que Rodin
ha tenido 160 mil visitas, cercano al récord nacional que tenía El
Museo Nacional de Bellas Artes, con las 180 mil visitas de la
muestra de Claudio Bravo realizada el año 2001. Otro archivo
televisivo de prensa anuncia que “Rodin en Chile” ya ha superado
el récord de visitas del Museo Nacional de Bellas Artes que tenía
con Claudio Bravo. Ahora, la exposición de Rodin se acercaba a
superar el récord de la exhibición internacional de “De Cézanne a
Miró”, hecha en el MAC en 1968, con 220 mil visitas.

Ramón Castillo, en su oficina, comenta que la gente llegaba en


masa todos los días preguntando por El Torso de Adèle y que,
incluso no estando la obra, el público se detenía en el espacio
vacío que había dejado la escultura sustraída. Fotografías
muestran a grupos de gente mirando el espacio vacío donde había
estado El Torso de Adèle.

MILAN IVELIC, en su oficina del Banco Santander, niega que el robo


de El Torso de Adèle haya catapultado el promedio de espectadores,
alegando que la exposición de Rodin simplemente fue exitosa porque
en Chile Rodin es muy reconocido, apareciendo incluso en la tapa
de unos cuadernos universitarios.

Archivos televisivos grabados el 2 de Agosto del 2005, el último


día de la exposición de Rodin, muestran largas filas alrededor del
Museo Bellas Artes. Un periodista comenta a las cámaras que la
exposición de Rodin se convirtió en el récord de visitas para una
muestra de arte, con 302.000 personas.

Secuencia 30: Idem.

Imágenes de Santiago en pleno día. Hay mucho movimiento en la


ciudad. El Museo Nacional de Bellas Artes tiene sus puertas
abiertas. Gente entra y sale. EMILIO FABRES cruza caminando por la
calle, mira de reojo el museo y sigue su camino dejándolo atrás.

Corte a Emilio cruzando el río Mapocho. Se detiene a mirar unos


grafitis pintados al interior del río. Luego sube la vista y mira
un punto fijo a lo lejos. A la distancia, y a espaldas de Emilio,
puede verse el Museo Nacional de Bellas Artes.

Corte a la imagen de 6 copas de vino vacías expuestas sobre una


pequeña repisa montada en un muro blanco, bajo la repisa se lee
“Idem, Emilio Fabres”.

Emilio Fabres, enciende un cigarro y se interna por el centro de


Santiago. Mientras camina, Emilio saluda a un anciano que vende
barcos de madera en la calle. El joven se acerca, los mira con
detención, mira al anciano y sigue caminando.

54
Las 6 copas sobre la repisa en una imagen más abierta. Se puede
ver que éstas están exhibidas en una pequeña galería de arte junto
a otras obras de pequeño formato.

Mientras Emilio camina por una calle del centro, detalla que a
fines del 2011 creó una pequeña obra que consistía en 6 copas
robadas de diferentes inauguraciones artísticas. El joven llega a
su destino, y entra en una pequeña casa derruida: es una galería
de arte.

En el interior de la galería hay pocos visitantes y una gran


variedad de obras repartidas por los muros.

Emilio camina unos pasos y se detiene delante de su instalación


“Idem”, mira las copas de vino vacías con suma concentración.

55
Argumento Desarrollado

Nota: Los textos presentados en cursiva y comillas


corresponden a citas obtenidas durante el proceso de
investigación.

1. Inauguración.

Una serie de videos de archivo muestran la inauguración de la


exposición “Rodin en Chile”, evento realizado el 5 de mayo del
2005 en la Sala Matta del Museo Nacional de Bellas Artes. En los
documentos se ve la amplia sala de exhibiciones atestada de gente.
Camarógrafos, fotógrafos y periodistas se cruzan con importantes
figuras locales, destacando entre ellos el Presidente de la
República RICARDO LAGOS. Los invitados comen y beben en medio de
las esculturas de Auguste Rodin. En uno de los videos aparece una
señora rubia y elegante, es MARY ROSE MCGILL, famosa socialité de
la “alta cultura” chilena. Mcgill, interceptada por un periodista,
dice a la cámara que las obras de la muestra son “simplemente
maravillosas” y que se necesitan “más de estas exposiciones para
culturizar a los chilenos que bien poco saben de arte”.

Créditos Iniciales: ROBAR A RODIN

2. Desaparición.

Muy temprano por la mañana el guardia del Museo de Bellas Artes


JOSÉ TRAUMA NAHUELHUEN (52) camina por el Parque Forestal, un
amplio terreno de areas verdes que cruza el centro de Santiago
bordeando el río Mapocho. Mientras camina, Trauma comenta en V.O.
(voiceover) que lleva años haciendo ese recorrido para llegar al
trabajo y que lo considera una agradable caminata por la zona más
hermosa de la ciudad. En el parque se ve a un par de hombres
ebrios durmiendo abrazados. Trauma llega hasta la fachada del
Museo de Bellas Artes y accede al recinto por una puerta lateral.

En el interior se prenden las luces eléctricas, dejando ver las


salas del museo repletas de esculturas y viejos cuadros con
ostentosos marcos. Trauma cuenta en V.O. que aquel viernes de
junio de 2005 inició como siempre su ronda de inspección antes de
abrir las puertas al público. Vestido de guardia en la caseta del
Museo Bellas Artes, José Trauma explica que aquella mañana en las
salas del segundo y primer piso todo estaba en orden pero que
cuando bajó a la Sala Matta y prendió las luces, descubrió con
impacto que una de las esculturas de Rodin había desaparecido.

56
3. Llamadas.

En una clase impartida en la Universidad Diego Portales,


diapositivas proyectadas en un telón muestran una serie de obras
del antiguo Egipto. El profesor RAMON CASTILLO (41), habla a sus
alumnos sobre las piezas proyectadas. Explica que éstas fueron
robadas a Egipto por Napoleón a finales del siglo XVIII y que,
posteriormente, éstas fueron robadas a los franceses por los
ingleses generando con esto grandes disputas entre los dos países.
Castillo agrega que varias piezas fueron robadas por los nazis y
finalmente por traficantes especializados que armaron todo un
mercado internacional de arte robado. A continuación proyecta
sobre el telón imágenes de la Guerra del Pacífico. Castillo se
detiene en la ocupación chilena en Perú. Se ven libros antiguos,
esculturas, monumentos y cañones. Castillo habla de los grandes
robos cometidos por el ejército chileno. Una diapositiva muestra a
un militar de barba: es Patricio Lynch, a quien Castillo define
como la cabeza de la ocupación chilena en Lima y responsable en
cierta medida de los grandes saqueos ocurridos allí. Castillo
comenta a la clase que el robo de arte es una práctica tan vieja
como las guerras mismas. Se prenden las luces de la sala y los
alumnos abandonan el lugar. Sobre las acciones anteriores Castillo
cuenta en V.O. que para el 2005 trabajaba en el Museo de Bellas
Artes como asistente del director Milan Ivelic. Castillo relata
que la mañana del viernes 17 de junio de 2005 Milan Ivelic estaba
en Puerto Montt como juez de un concurso de pintura, motivo por el
cual había quedado a cargo del museo por primera vez.

Ramón Castillo recorre el Museo Bellas Artes. Cruza el hall


central, baja por las escaleras y entra a la Sala Matta ahora
vacía, mientras su V.O. relata cuando los guardias llegaron
corriendo a su oficina para informarle de la desaparición de la
escultura: “Mi primera reacción fue de incredulidad, me quede en
blanco y de inmediato me voy a confirmar si está o no está. Yo
creo que el mayor golpe fue cuando ya estaba en la sala y estaba
el plinto vacío sin la escultura, ahí sentí
que era muy fuerte”.

ALEJANDRO MOLINA (58), curador de la muestra “Rodin en Chile”,


está observando algunos cuadros en una sala de exhibiciones del
Instituto Profesional AIEP, donde dirige la carrera de Arte. Las
pinturas corresponden a una serie que muestran todo tipo de
vibradores femeninos. Molina analiza las obras junto a dos
estudiantes que lo siguen atentos. Molina narra en V.O.: “Creo que
me llamaron como a las 10:00 ó 10:15 de la mañana. En el museo
estaban altamente desconcertados. Yo era el curador, el
responsable y me llaman y me dicen: Alejandro, falta El Torso de
Adèle”.

Alejandro Molina, mira por la ventana de su oficina en el

57
Instituto AIEP. Se sienta en su escritorio, toma el teléfono y
marca un número. Su V.O. explica que de inmediato se comunicó
directamente por teléfono con Hugues Herpin, el vice director del
Museo Rodin en Francia. Molina detalla que transpiraba de angustia
al momento de hacer la llamada: “Mi tema era anunciarle al Museo
Rodin, esa era mi obligación, entonces llamé a París y anuncié,
‘bueno, tenemos un problema”.

Día soledado en París. En la puerta del Museo Rodin cientos de


turistas hacen fila para entrar. Un guardia da instrucciones en
francés para que se respete la fila, pero el público, en su
mayoría asiático, parece no comprender lo que dice. Tras la puerta
de acceso y la revisión de seguridad, se observan majestuosos
jardines colmados de grandes estatuas dan la bienvenida a los
visitantes.

HUGUES HERPIN (74), histórico responsable administrativo del Museo


Rodin, camina por una de las sala de exhibiciones rodeado por
centenares de esculturas de Rodin. En francés su V.O. cuenta con
relajo que notó una gran histeria por la sustracción de El Torso
de Adèle en el museo chileno. Herpin agrega que la persona que lo
llamó se evidenciaba nerviosa con lo sucedido. Él sin embargo
mantenía la calma, acostumbrado a otros robos sufridos en otros
lugares del mundo. Por eso los autorizó con tranquilidad a
continuar con la exposición en Santiago. Herpin busca un libro en
una biblioteca del Museo Rodin, entre sus páginas encuentra la
foto de una escultura: es El Torso de Adèle, la obra robada en
Chile. La escultura consiste en el torso recostado de una
voluptuosa y sensual mujer.

4. Detectives.

Paisajes semi-rurales de Talagante, comuna ubicada en las afueras


de la Región Metropolitana. Es mediodía. MIGUEL VALDIVIA (55),
planta semillas en su huerto. Mientras trabaja, su V.O. cuenta que
para 2005 era jefe de la BIDEMA, la Brigada Investigadora de
Delitos del Patrimonio Cultural de la Policía de Investigaciones
(PDI), pero que ahora ya se encuentra en retiro. Valdivia, recoge
unos arándanos y mira a lo lejos un par de caballos que pasean por
el bucólico paisaje. Sentado a un costado de la huerta y vestido
como un campesino más, Valdivia explica que el viernes 17 de junio
de 2005, tras ser notificado del robo, llegó temprano con su
equipo de la BIDEMA al Museo Bellas Artes para hacer los peritajes
pertinentes. Valdivia agrega que es un gran admirador de Rodin
desde que se lo pasaron en una capacitación en la PDI.

Fotos tomadas por la PDI muestran la exposición Rodin en Chile. En


las fotos se ve la distribución de una gran cantidad de pequeñas
esculturas de bronce. Una última fotografía registra un plinto

58
vacío. Abajo se lee “El torso de Adèle”. Valdivia explica cómo
estaba diseñado el sistema de seguridad de la sala Matta. Haciendo
marcas con un palo en la tierra indica la distribución de sensores
y cámaras de vigilancia. Dice que la seguridad del recinto era tal
que inmediatamente sospecharon de un grupo criminal especializado
en arte que robaba por encargo.

Un hombre en moto que avanza por una carretera urbana de Santiago.


El motociclista, de casco negro y chaqueta de cuero, entra en el
barrio financiero de Santiago conocido como Sanhattan. El hombre
de la moto baja hasta un estacionamiento subterráneo, apaga el
motor y se saca el casco. Es ANDRES BAYTELMAN (39) quien sube por
un ascensor y llega hasta su actual oficina, la auditora Price
Water House Cooper. En este recorrido Baytelman va explicando en
V.O. que para el 2005 era Fiscal Jefe de la Unidad de Foco
Delictual de la Zona Centro Norte de Santiago, por lo que le
correspondió hacerse cargo del robo del Rodin. Entrevistado en su
oficina, el ex fiscal recuerda cómo se vivió el mediodía del 17 de
junio de 2005 cuando llegó hasta el museo y se inmisculló entre
los policías que buscaban sin éxito algún rastro entre las
esculturas. Una grabación de una cámara de seguridad de la sala
Matta muestra un espacio completamente oscuro desde donde surge
una pequeña llama. Baytelman explica en V.O.: “vamos a las cámaras
y resulta que las cámaras no mostraban nada: no tenían visión
nocturna, lo único que se veía era una pequeña llama,
probablemente de un encendedor”. Andrés Baytelman mira por la
ventana de su oficina desde donde se ve toda la ciudad. Baytelman
comenta en V.O como empezaron a pasar las horas sin ningún
resultado más allá de teorías infundadas. Recuerda que éste era
prácticamente su debut como fiscal y a esa altura se sentía
superado ante la dimensión aplastante del caso. Recuerda también
como aquella tarde dio aviso a INTERPOL para cerrar las fronteras
del país.

5. Prensa.

Santiago al medio día. Personas caminan entre los edificios


mientras se escucha una radio. Su programación se interrumpe con
un extra noticioso que anuncia el robo de una escultura millonaria
escultura de Rodin desde Museo de Bellas Artes.

En un archivo televisivo, Baytelman es consultado por las


reacciones del Museo Rodin en Francia, a lo que el entonces fiscal
responde: “Preocupados, supongo, tan preocupado como estaría
cualquiera cuando un Rodin desaparece”. En otro archivo televisivo
MARY ROSE MCGILL, la socialité chilena, comenta a la prensa que
“quien sacó la pieza es un ignorante si creía que iba a poder
venderla en el mercado persa". El galerista TOMÁS ANDREU (60) dice
a otro canal de televisión: "Son delitos hechos por encargo que no

59
dañan la credibilidad de un país, salvo que alguien se hubiera
llevado la estatua de Rodin al hombro y corriendo por la puerta de
ingreso, lo que no creo”.

MARCELO GARAY (40), periodista freelance, está cubriendo una


conferencia de un grupo de diputados. Garay tiene una grabadora en
la mano y toma apuntes en una libreta. La V.O. de Garay comenta
que para 2005 trabajaba para el diario La Cuarta y que le fue
asignado el caso Rodin, el que rápidamente se convirtió en una
bomba periodística. La conferencia termina, el periodista sale a
la calle y camina por la vereda.

Marcelo Garay está en su departamento revisando cajas con diarios


y recortes. Entre ellos encuentra un ejemplar de “La Cuarta” donde
se lee “CHOREARON FAMOSA ESCULTURA”. Garay cuenta que esa fue la
primera noticia que publicó sobre el caso. Relata que en la
imaginación de todos aquel robo tenía un aire cinematográfico,
como si fuera “Misión Imposible” con criminals saltando sobre
rayos láser, escapando con cuerdas y desplazándose por los ductos
de ventilación.

6. Primeras relaciones entre Rodin y Chile.

Se observa una zona de cerros pre cordilleranos escasamente


habitados. En medio de este ambiente se escuchan a la distancia
sonidos de taladros y sierras. El artista FRANCISCO GAZITUA (68)
trabaja en su taller ubicado en medio del Cajón del Maipo. El
artista pule con precisión pequeñas estructuras metálicas.
Mientras trabaja explica en V.O. que la relación entre Rodin y
Chile tiene malos precedentes desde hace mucho antes de este robo.
Gazitua cuenta que las fallidas relaciones de Rodin con Chile se
remontan a 1884, cuando el gobierno local convocó a un concurso
escultórico para conmemorar la Guerra del Pacífico. En ese
entonces Rodin mandó una maqueta para concursar, un monumento
ecuestre al militar Patricio Lynch pero el jurado del concurso lo
rechazó porque “no correspondía a los cánones de la época. No
existía en el país una cultura a tono con los cambios que se
estaban dando en el arte. Sucedió lo que siempre pasa en nuestro
país: no se pudo apreciar la obra de una figura relevante en la
historia del arte.”

El escultor Francisco Gazitua toma una pausa en su trabajo para


almorzar. Mientras come una cazuela explica que existe una segunda
versión sobre la escultura de Lynch. Se dice que hubo un concurso
en honor a la Guerra del Pacífico y que Rodin mandó la maqueta de
Lynch pero que el concurso en realidad nunca definió algún
ganador, quedando así la maqueta en Chile sin mayors finalidades.

Un empleado del Museo Bellas Artes se pasea por una bodega

60
buscando algo sin éxito. El lugar está descuidado y lleno de
polvo. El empleado mueve cajas nervioso hasta que finalmente
encuentra lo que busca. Sobre una mesa abre la caja que encontró
dejando a la vista la maqueta de Patricio Lynch. Se observan los
detalles de la obra. La figura del militar chileno se muestra
desafiante, está con una mano en alto mientras galopa sobre un
elegante caballo. Al ver la maqueta se escucha la V.O. de Gazitúa
explicando que la pieza de bronce, de 44 centímetros estuvo
guardada por más de 50 años hasta que, en 1957, se donó al Museo
Bellas Artes, donde sigue hasta ahora. Gazitúa agrega que “de
haberse realizado, habría sido el último gran monumento ecuestre
de la historia de la escultura de occidente. Rodin siempre quiso
hacer un monumento ecuestre y Chile se lo perdió. Nadie sabe por
qué no se hizo, burocracia chilena, tonteras, estupidez total, fue
un crimen cultural”.

Desde su taller, rodeado de libros de crítica de arte y esculturas


en pleno proceso, el artista GASPAR GALAZ (71) analiza con una
lupa una foto de la maqueta de Lynch explicando que él conoce una
tercera versión sobre aquella obra de Rodin, una donde la obra sí
se habría llegado a construir. Una secuencia animada muestra a un
grupo de veinte hombres que atentan contra el gran monumento a
Lynch. Los hombres golpean la escultura con una serie de objetos.
Sobre la animación, Galaz relata que Rainer Maria Rilke,
secretario personal de Rodin, dice en su libro de memorias que la
maqueta de Lynch llegó a convertirse en una escultura oficial
sobre los tres metros, y que habría llegado a Santiago, pero que
cuando la escultura estaba a punto de erguirse, ésta habría sido
destruida en unos disturbios relacionados con la Guerra Civil. En
la animación la escultura de Lynch ha perdido un brazo y al
caballo le han roto la cabeza. Finalmente los hombres botan la
escultura al suelo, donde la golpean hasta dejarla irreconocible.

El empleado del Museo Bellas Artes guarda la maqueta de Lynch en


su caja y luego la deposita en la bodega donde se apilan cientos
de cajas similares.

El escultor Francisco Gazitua, camina de regreso a su taller en


medio de los cerros precordilleranos. Su V.O. comenta que pese a
la variedad de las versiones hay un hecho cierto: existe la
maqueta pero no el monumento. Una deuda que dice, ha decidido
tomar en sus manos al reproducir su propia versión del caballo de
Rodin en una escultura metálica de nueve metros que pronto
instalará en una municipalidad. El artista agrega que en su
versión omitió incorporar al jinete porque: “Lynch, aparte de
ladrón, fue un asesino. Lynch es el símbolo de la brutalidad de la
guerra, en la palabras chilenas, lo saco cagando de arriba del
caballo”. Gazitua llega a un galpón donde tres hombres trabajan en
grandes placas de metal. Desde la altura se puede ver un
monumental caballo de fierro. Mirando detalles de su obra, Gazitua

61
cuenta que Rodin, frustrado por no poder realizar el monumento a
Lynch, finalmente tomó la maqueta del militar chileno, le sacó el
jinete, le cortó la cabeza al caballo y lo unió con el cuerpo de
una mujer, creando así su emblemática obra “Centaura”. La
escultura “Centaura”, con su extraña figura mitad mujer mitad
caballo, es vista con detención por algunos turistas asiáticos en
el Museo Rodin de París.

7. Búsqueda sin pistas.

El ex detective MIGUEL VALDIVIA está en el despacho de su casa en


Talagante. De una carpeta saca unos documentos donde aparecen
imágenes de varias obras de arte. Según explica, todas esas obras
han sido robadas en Chile en los últimos 20 años. Valdivia destaca
que la sustracción “del Rodin” era el robo artístico más grande
visto en toda la historia de Chile, por lo que en aquella mañana
en el museo se respiraba “un ambiente de desesperación”.

Sentado en una banca del Parque Forestal, RAMON CASTILLO, el ex


subdirector del museo cuenta que: “Cuando estaba todo el mundo
avisado tenía tal ruido en la cabeza que me fui a caminar al
parque sin saber que hacer. Caminaba rápido pensando qué se hace
en estos casos. Milan no estaba y todo estaba como a punto de
reventar.”

En el aeropuerto, un avión aterriza. Las ruedas del aeroplano


rechinan al tocar el asfalto. Archivos televisivos de prensa
muestran a Milan Ivelic arribando al Aeropuerto de Pudahuel. Las
cámaras y los periodistas lo acosan, Ivelic les responde de forma
esquiva. En el presente, MILAN IVELIC sale por la salida de vuelos
nacionales y reconoce su nombre en uno de los carteles de los
taxistas. Mientras camina hacia el estacionamiento, comenta en
V.O. lo angustiado que se sentía en el viaje de avión de vuelta.
Recuerda que el robo fue el peor momento de sus 18 años como
director del museo y recuerda como incesantemente pasaba por su
cabeza la idea de renunciar. El taxista maneja hacia la ciudad.
Ivelic la mira Santiago desde la ventana del auto. Se ve aliviado.

8. Aparición de Adèle.

El cabo de Carabineros, LUIS GODOY (40), atiende a una estudiante


en la 50ª Comisaría de San Joaquín mientras su V.O. cuenta que
para el 2005 trabaja en ese mismo recinto policial. Godoy relata
que fue ahí cuando vio aparecer a un joven de pelo largo y aspecto
descuidado que traía una caja de cartón en las manos, quien al
acercarse a su puesto le dijo que traía consigo la desaparecida
escultura de Rodin. Godoy cuenta que la información le llegó como
una bofetada y partió de inmediato a informarle a su mayor, el

62
para ese entonces comisario CHRISTIAN FRANZANI (60), quien hoy
recuerda lo sucedido desde su actual oficina como Coronel del
Departamento Administrativo. Franzani relata que tras la
notificación del Cabo Godoy se dirigió a la Sala de Guardia de la
comisaría donde procedieron a abrir la caja que traía el joven
encontrando en su interior una escultura envuelta en plástico.
Franzani dice que dio aviso a la fiscalía y procedieron a tomar el
testimonio del joven de 19 años, identificado como Luis Emilio
Onfray Fabres y estudiante de arte de segundo año de la
Universidad ARCIS.

LUIS ONFRAY (29), de barba y pelo largo, sentado en una sala de


muros blancos, lee un texto impreso que tiene en sus manos, es su
propio testimonio dado el viernes 17 de junio de 2005 a
Carabineros de Chile: “El día de hoy a las 9:30 horas
aproximadamente, me encontraba recorriendo el Parque Forestal,
tomando fotografías específicamente; momentos en los cuales me
percaté que habían unos nylons, y en medio de éstos, había una
escultura, la que tomé, la envolví con mi polerón y la guardé en
mi bolso, trasladándome a mi domicilio. Una vez en éste la revisé
y pude verificar que era una escultura con forma de mujer de color
negro. Posteriormente, a las 17:45 horas aproximadamente, al
encontrarme viendo televisión, pude ver la noticia de que habían
robado una escultura en el Museo Bellas Artes, ante lo cual me
sorprendí y concurrí a las 50 Comisaría de Carabineros de San
Joaquín, haciendo entrega de esta especie”.

El periodista MARCELO GARAY camina por el Parque Forestal. Se


detiene junto a unos tupidos matorrales, los toca con la mano y
explica que la primera versión de Onfray fue que en un arbusto
como ese, a 200 metros del museo, encontró “El Torso de Adèle”.
Garay comenta que la misteriosa aparición causó un revuelo aún
mayor en la prensa. Era una noticia entre inesperada y absurda, y
para la prensa el joven universitario se había convertido en un
héroe internacional.

Sentado en una banca del Parque Forestal, RAMON CASTILLO, ex


asistente de Milan Ivelic, cuenta: “Nos llaman desde la comisaría,
nos dicen que hay un joven que encontró una escultura que podría
ser LA escultura… nos fuimos a la comisaría, llegamos y nos hacen
pasar a una habitación, ahí estaba LA escultura”.

En el living de su departamento, ALEJANDRO MOLINA, el curador de


la muestra “Rodin en Chile”, cuenta que llegó a la 50º Comisaría
de Carabineros de San Joaquín alrededor de las 18:00 hrs. “Yo
llegué a la comisaría y estaba El Torso de Adèle ahí, lo observé,
me di cuenta que no tenía ninguna falla visible de ningún tipo,
entonces llamo de inmediato a París”.

Una foto de prensa muestra a Molina, Castillo y Sergio Bitar, el

63
entonces Ministro de Educación, junto a la escultura “El Torso de
Adèle” envuelta con un plástico.

El taxi de Milan Ivelic se desplaza por la ciudad de noche.


Mientras observa hacia el exterior su V.O. comenta: “Logré
escabullirme rápidamente de los periodistas, subí a mi auto,
enciendo la radio, y me van a creer: -se encontró la escultura-…
¡me enteré por la radio!”. Desde la radio del auto se escucha una
suave música clásica.

En el noticiero “24 Horas” de TVN, su conductor anuncia que “si


bien hasta las 21:00 horas se sospechaba de profesionales
internacionales, la estatua fue encontrada por un niño entre unos
cartones del Parque Forestal. Luego, al enterarse por los medios
de comunicación que era buscada, el menor de edad la fue a
entregar a la 50º comisaría de Carabineros acompañado por dos
adultos”. Del noticiero nocturno del Canal 13 vemos a su conductor
anunciando que “la escultura de Rodin, sin paradero conocido
durante 24 horas, apareció en el Parque Forestal bajo unos
cartones, por lo que se especula que el robo pudo haber
correspondido a un acto de protesta, el cual rememora el famoso
caso de “La Silla de Playa”, ocurrido en 1981”.

Secuencia 9: La Silla de Playa.

En un archivo televisivo de 1981, el periodista PEPE GUIXÉ, parado


en la fachada del Museo Bellas Artes, comenta los detalles de una
obra que se ha instalado en el lugar. El periodista la califica
como un “asqueroso mamarracho”. El camarógrafo hace una toma
dejando ver una base de fierro con algunos objetos empotrados: una
pirámide, un cactus, un cilindro y un objeto que parece una silla
de playa.

Desde el living de su casa, el escultor FRANCISCO GAZITUA, comenta


que en 1981 un tal Humberto Nilo colaboró en una muestra colectiva
realizada en el Museo de Bellas Artes con su escultura “Apuntes”,
obra que tenía una figura parecida a una silla de playa, por lo
que la pieza pasó a llamarse popularmente así. El escultor detalla
que la obra era tan pesada que la dejaron afuera del museo para
que no colapsara el piso del edificio.

Un archivo televisivo de 1981 muestra ahora al escritor ENRIQUE


LAFOURCADE quien en un encolerizado discurso ataca despiadadamente
la escultura de Humberto Nilo calificándola de “una basura
suprema, un profundo agravio a la escultura de Rebeca Matte que
está a su lado”.

En medio de la noche se distingue la fachada del motel “Fuego”


ubicado en la periferia de Santiago. HUMBERTO NILO (55) camina por

64
unos pasillos interiores del motel donde se logra escuchar el
sonido de una pareja teniendo sexo. Nilo comenta en V.O. que él no
tiene problemas en combinar su labor artística con otro tipo de
trabajos, como el que hace actualmente como administrador nocturno
del lugar. En su despacho del motel, Nilo comenta que no entiende
porqué “La silla de playa” fue tan odiada y agrega que lo que pasó
después con ella lo shockeó de por vida.

El escultor Francisco Gazitua, sentado en el living de su casa,


comenta que “el público chileno, muy conservador, no estaba
acostumbrado a obras que se apartaran de los soportes
tradicionales, así que la escultura de Nilo se ganó todo el
desprecio popular”.

Un archivo de televisión del 30 de junio de 1981 cuenta que tras


varios meses de estar en la calle, aquella madrugada había
desaparecido la silla de playa de la escultura. Una serie de
archivos televisivos del día siguiente relatan que la obra
apareció tirada bajo un puente del Río Mapocho con una nota que
decía: “El arte nacional tiene que ser objeto de orgullo y no de
vergu enza. Atte: Comando Vengadores del Arte”.

En su taller, Humberto Nilo remueve unas cajas donde encuentra


imágenes de “La Silla de Playa”. Mientras mira las fotografías
Nilo comenta que al no encontrarse pruebas contra el principal
sospechoso: el furibundo escritor Lafourcade, el caso quedó
congelado. “Luego de que apareció en el Mapocho quedó en un patio
del museo. Después me dijeron que fuera a alegar porque pasó un
camión municipal y la botaron” comenta Nilo.

El escultor Francisco Gazitua, comenta que tras 20 años en el


misterio, este caso se aclaró finalmente a partir de la confesión
de sus ejecutores.

Sobre una serie de archivos fotográficos del equipo de rugby


“Cordillera” de 1981,

Gazitua cuenta en V.O. que los ejecutores del atentado fueron en


realidad un grupo de rugbistas que acababan de celebrar la
despedida de soltero en un topless del centro. En el presente, las
luces de neon de los cafés con piernas y nightclubs del centro
tintinean. Mujeres provocativas miran de lejos la cámara.
Colombianas, chilenas, haitianas intentan seducir a los
transeúntes. Gazitua continua narrando en V.O. que aquella
madrugada del 30 de junio de 1981, este grupo de jóvenes rugbistas
iban en un Fiat 147 cuando se encontraron con la obra de la
discordia. Gazitua detalla que entre el grupo de rugbistas se
encontraba Fernando Paulsen, hoy conocido periodista de
televisión. Una foto muestra a Fernando Paulsen en 1981 con

65
uniforme de rugbista y sosteniendo una copa deportiva.

Desde el set televisivo del programa de discusión política


“Tolerancia Cero”, FERNANDO PAULSEN (56), relata cómo sucedió el
secuestro de la “Silla de Playa”: el enfiestado grupo de amigos
vieron la escultura desde el auto y tuvieron la ocurrencia de
llevarse la silla, la que opuso cierta resistencia, pero
finalmente cedió ante la fuerza de los rugbistas. Se observa una
serie de fotos del grupo de rugbistas en el patio de una casa
riendo junto a la “Silla de Playa”. Paulsen cuenta que tras la
extracción los rugbistas decidieron entregar la silla como regalo
al amigo que se casaba, pero que “a la mañana siguiente su mamá
encontró la silla y casi le da un soponcio. Le dijo que teníamos
que devolverla”. Recuerda que esa noche tenían entrenamiento y que
antes de llegar tiraron la silla al río Mapocho bajo el puente Lo
Saldes, dejando una nota firmada por el “Comando Vengadores del
Arte”.

Humberto Nilo, muy serio, está parado en el puente Lo Saldes


mirando el curso del Rio Mapocho.

10. Confesión.

Archivos televisivos muestran al ex comisario Christián Franzani


caminando con la obra de Rodin en sus manos mientras es seguido
por decenas de cámaras.

Oscurece en Santiago. El ex fiscal ANDRÉS BAYTELMAN maneja su moto


por la ciudad, mientras su V.O. comenta que tras ser notificado de
la aparición de la escultura se dirigió a la Fiscalía Sur, lugar
donde simultáneamente eran trasladados el Rodin sustraído y el
universitario que lo había encontrado.

El ex detective MIGUEL VALDIVIA maneja su auto a través del


Santiago nocturno. Valdivia se estaciona y camina hasta la entrada
de la Fiscalía Sur donde lo espera Andrés Baytelman. Se saludan y
caminan al interior del edificio.

En un archivo televisivo el ex comisario Franzani explica a la


prensa el impresionante encuentro de la escultura en medio del
Parque Forestal por parte del joven Luis Onfray.

Baytelman y Valdivia entran en una pequeña sala de la Fiscalía


Sur. La habitación está iluminada por una lámpara que emite un
sutil y mantenido zumbido eléctrico. Sentados en la sala,
Baytelman y Miguel Valdivia cuentan que ahí se encontraron con el
joven universitario la noche del viernes 17 de junio de 2005. En
el relato se señala que Onfray al dar su testimonio transpiraba y
tartamudeaba. Parecía no tener una coartada consistente para la

66
noche del robo y rápidamente entró en contradicciones cada vez más
evidentes. Suenan los segundos en el reloj mural de la sala. Hay
varias colillas de cigarros acumuladas en un humeante cenicero. El
zumbido de la lámpara eléctrica pareciera crecer en intensidad.
Sentados en la pequeña sala, Valdivia y Baytelman cuentan que a
medida que se desarrollaba el interrogatorio ambos empezaron a
teorizar que Onfray había colaborado con un grupo de delincuentes
profesionales, pero que finalmente el estudiante se había
arrepentido del crimen, devolviendo la pieza contra la voluntad
del resto del grupo delictivo. Cuentan que después de tres horas
de interrogatorio, la confesión final del joven los sorprendió
profundamente: él mismo, sin la ayuda de nadie, había extraído la
escultura del Museo de Bellas Artes la noche del 16 de junio de
2005. Se ven los detalles de la copia firmada con la confesión de
Luis Onfray del 17 de junio del 2005. El documento es un texto
mecanografiado de una plana con una pequeña firma en su parte
inferior. El ex detective comenta que Onfray le pareció un joven
perdido en el mundo, una personalidad volátil metida en un
problema monumental y que sentía que la cárcel lo estaba esperando
a la vuelta de la esquina. Desde el exterior de la Fiscalía Sur se
observa la única ventana iluminada del edificio.

11. Regreso de Adèle al museo y reunión de querellantes.

Un archivo televisivo muestra al ex fiscal BAYTELMAN caminando


hacia la entrada del Museo de Bellas Artes. Llueve y es de noche.
Baytelman lleva en sus brazos “El Torso de Adèle” envuelto en un
plástico transparente. Sus pasos son seguidos por decenas de
cámaras. La V.O. del curador de la muestra, Alejandro Molina,
explica que él se encontraba en el museo esperando la escultura
junto a Ramón Castillo y Milan Ivelic, recién llegado del
aeropuerto.

Desde el living de su casa, ALEJANDRO MOLINA cuenta que la


escultura pasó al departamento de restauración del museo para ser
analizada. Agrega que tras recepcionarla se reunieron con
Baytelman, Castillo e Ivelic en una oficina del museo para
estudiar los siguientes pasos del caso y del proceso judicial que
se iba a iniciar al día siguiente. Desde su casa, MILAN IVELIC,
cuenta que el fiscal Baytelman, además de haber llegado con la
escultura, llegó también con un extraño anuncio: durante el
interrogatorio Luis Onfray había manifestado que la sustracción
había consistido en una suerte de proyecto artístico.

12. La tentación de San Antonio.

Secuencia animada a partir de antiguas pinturas de San Antonio. El


artista GUILLERMO FROMMER (59) cuenta desde la V.O. que San

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Antonio fue un monje cristiano que vivió en Egipto alrededor del
año 200 y que si bien su historia está llena de mitos, se sabe que
el personaje histórico abandonó sus bienes para llevar una
existencia de ermitaño. En la secuencia animada se observan los
demonios que atormentan a San Antonio que están presentes en los
cuadros que lo encarnan. Frommer explica que la “Tentación de San
Antonio” se refiere a la tentación del diablo de la que fue
víctima este personaje mientras vivía solo como ermita en el
desierto. Se ve a Frommer en su taller en medio de telas, pinceles
y pinturas. Explica que “La Tentación de San Antonio” ha sido un
tema recurrente en el arte occidental desde hace siglos,
destacando su aparición en trabajos de artistas como El Bosco,
Bruegel y Dalí, y que él quiso sumarse al intentar representarlo
desde su particular punto de vista. Frommer busca unas telas y las
pone sobre un atril. En el cuadro se ve a un personaje de terno y
sombrero contemplando El palacio de La Moneda en llamas mientras
es acechado por extrañas criaturas. Frommer explica que con su
exposición de 2005 de “La Tentación de San Antonio”, montada en el
Museo de Bellas Artes, quería generar “un replanteamiento de los
demonios que, de alguna forma, simbolizan la encrucijada del
hombre frente a su medio externo”.

Archivo de un video grabado en la inauguración de la muestra “La


Tentación de San Antonio” de Guillermo Frommer, evento realizado
en el Museo Bellas Artes la noche del jueves 16 de junio del 2005.
En el archivo, unas 250 personas repletan la sala “Galería Chile”.
La V.O. de Frommer cuenta que la inauguración de su exposición fue
muy masiva, en buena medida porque asistieron muchos estudiantes
de la Universidad ARCIS. Se ven fotos sociales de la inauguración
de Frommer. Al ampliar una de ellas se ve a Luis Onfray en medio
de los asistentes con una copa de vino en la mano. La V.O. de
Frommer comenta que Onfray era uno sus alumnos del ramo de grabado
y que no lo conocía mayormente.

Un recorrido por el segundo piso del Museo de Bellas Artes se


combina con el sonido de una inauguración masiva. Sentado en la
cama de su desordenada pieza, LUIS ONFRAY, cuenta que en medio de
la inauguración de Frommer, salió de la “Galería Chile”, ubicada
en el segundo piso del museo, y se dirigió al ascensor. Como
relata Onfray: “andaba buscando el baño y bajé, me equivoqué”.

En una secuencia animada se ve la subjetiva de Onfray bajando por


el ascensor que llega hasta el piso “-1”. Las puertas se abren,
visualizando un nuevo pasillo que da a un gran umbral que al
adentrarse se convierte en un espacio de completa oscuridad. La
V.O. de Onfray narra que tras salir del ascensor no encontró el
baño: “Tras bajar me encuentro con que todo estaba bastante
oscuro. Empiezo a caminar, a caminar, a caminar hasta que me
encontré con la obra.”. Cuenta que enciende su encendedor. El
resplandor del fuego ilumina fragmentos de “El Torso de Adele”. En

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medio de la oscuridad suena un cierre eclair que se abre y luego
unos pasos que se alejan. Onfray prosigue relatando que “No sabía
cuál obra era, ni nada, si era un contexto absolutamente oscuro,
pero la vi…, me gustó, la tomé. Era pesada, como de 20 kilos.”

Las puertas del ascensor del museo se abren en el hall principal.


El ambiente de la ciudad se hace más espeso. El recorrido continúa
hacia la puerta de salida que está abierta. La calle se ve al otro
lado. El trayecto termina afuera del edificio en medio de la
noche, mientras Onfray comenta que “El Torso de Adele” era muy
especial, que tenía una fuerza que lo atraía, que de alguna forma
la escultura lo llamó a él, que ella llegó a él y no él a ella.

13. Noche tras el robo – Versión Luis -.

Fachada del Museo Bellas Artes de noche. Alguien sale por la


puerta sin poder distinguirse.
Personas solitarias caminan, se ven algunas parejas sentadas en
bancos del Parque Forestal. El
periodista MARCELO GARAY, camina por uno de los senderos. Cuenta
que según la versión de
Onfray, él caminó por el Parque Forestal con la escultura en la
mochila.
En una secuencia animada se ve el detalle de la mano de un hombre
joven que abre el cierre de una
mochila bajo una luz nocturna. Está sentado en el banco de un
parque. En el interior de la mochila
está la escultura El Torso de Adèle, de la que se ven fragmentos
debido a la escasa luminosidad.
Sentado en un banco del Parque Forestal, Garay explica que una vez
ahí, Onfray se sentó un
momento y contempló la escultura, como en una especie de trance
místico. Desde un vehículo en
movimiento se ve la ciudad. Mientras, Marcelo Garay explica en
V.O. que, según Onfray, tras su
estado de contemplación partió en taxi a su casa. Elucubra sobre
sus posibles sensaciones de cargar
un Rodin en la mochila.

14. Noche tras el robo – Versión Boris -.

Fachada del Museo Bellas Artes de noche. Todavía hay movimiento de


autos y algunos peatones que pasan por el lugar. Sentado en un bar
BORIS CAMPOS (28), amigo y compañero de Luis Onfray de la
universidad ARCIS, cuenta una versión algo diferente a la de Luis.
El relato se acompaña de una animación que la ilustra. Boris
cuenta que también asistió a la exposición de Frommer: “Salí del
museo, y veo al Emilio que me dice ‘oye, vamos a tomar un vino, te

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invito’ yo le dije ‘ya po, vamos’. Al lado de la botillería Emilio
me dice ‘mira lo que tengo’, desenvuelve su chaleco, me muestra la
escultura, y me dice ‘mira, un Rodin’… ¡tenía un Rodin!”.

En una secuencia animada se ve el cielo nocturno del parque


Forestal. Desde ahí aparece El Torso de Adèle levantado en el aire
por dos manos. Mientras vemos la animación, Boris explica que tomó
la escultura, la levantó en el aire y le dio un beso. La escultura
baja y volvemos a ver el cielo de noche. En el bar Boris continúa
su relato: “el parque estaba vacío. Había un hombre que estaba
barriendo. Nos acercamos y le dijimos -¡mire, tenemos un Rodin!-,
y se lo mostramos, pero el Viejo no cachaba na`. En un momento le
dije a Emilio ‘¡puta weón, de repente bota la weá por ahí y nos
vamos!’, pero él me decía que no. Llegamos caminando hasta Plaza
Italia y este weón llega toma un taxi, ahí nos separamos y no supe
nada más de él..”

15. Noche tras el robo -Versión Adrián -.

Fachada del Museo Bellas Artes de noche. Alguien sale por la


puerta sin poder distinguirse. Sentado en su taller de pintura
ADRIAN LOPEZ (26), cuenta una versión muy diferente sobre lo
sucedido tras el robo. Una secuencia muestra diferentes bares de
“mala muerte” del centro de la ciudad. La V.O. de Adrian cuenta
que para el 2005 iba un año más abajo que Onfray en la Escuela de
Arte y que la historia que circuló dentro de la universidad sobre
lo que hizo Onfray después de robar la escultura fue que junto a
su amigo Boris, completamente borrachos, fueron a una serie de
bares del centro de Santiago, mostrando la escultura a varios
testigos, y que tras una intensa de celebración, Onfray y Boris
llegaron a una fiesta realizada en un departamento cercano a la
Plaza de Armas.

En una secuencia animada se observa El Torso de Adèle sobre una


mesa. La escultura está rodeada de vasos, ceniceros y botellas.
Sobre las imágenes Adrián comenta en V.O. que en la fiesta Luis y
Boris dejaron la escultura en una mesa y comenzaron a inhalar
cocaína alrededor de la pieza sustraída junto a más personas.

16: Noche tras el robo – Versión de mamá de Luis -.

Desde el living de la casa familiar, ANA MARIA FABRES (54), madre


de Luis Onfray, cuenta que no sabe lo qué hizo su hijo tras salir
del museo con la obra de Rodin, pero que sí tiene claridad de lo
que pasó cuando llegó a la casa. Cuenta que aquella noche Luis
regresó a eso de las 23:30 pidiendo dinero para pagar un taxi. Al
rato él volvió para mostrarle una escultura. Dice que notó que su
hijo “se encontraba bajo los efectos del alcohol, por lo que lo

70
reté, diciéndole que se fuera a dormir para después conversar
sobre su tendencia alcohólica. Al momento de mostrarme la
escultura, que la traía envuelta en una polera blanca manchada de
vino, me dijo que se la había encontrado”.

17. Formalización.

Fachada nocturna del Cuartel Independencia de la Policía Civil. La


V.O. de LUIS ONFRAY relata: “me encerraron, era un cubículo de dos
por dos con una tabla. Llega el carcelero y empieza a arrastrar la
luma por la reja y me dice “tú soy una vergu enza pa` Chile”. En
su pieza, Onfray se para de la cama y explica que su celda era la
mitad de aquel espacio, explicando dónde estaba la ventana y la
reja. Luis enciende un cigarro y comenta que aquella noche que
pasó detenido no podia dejar de pensar que terminaría cumpliendo
una larga condena pues como le había comentado un detective, le
podían dar hasta cinco años de cárcel. Para calmarse, Luis cuenta
que imaginó que su primo que está preso lo podría proteger en la
vida penitenciaria.

Amanece en Santiago. El sol sube lentamente por la cordillera, la


luz ilumina calles y edificios y el sonido de la ciudad se activa.
En su pieza, Luis Onfray, cuenta que a la mañana siguiente le fue
asignado un abogado que llegó al Cuartel Independencia: “El
abogado que me tocó se llamaba Juan Pinochet. Ahí dije ¡Chet!.
¡Pinochet!, aquí voy a cagar. Me preguntó porqué estaba aquí. Yo
le dije: ‘porque sustraje una escultura’. El weón abrió los ojos y
dijo: ¿‘usted es el hombre’? y yo le dije: sí. De ahí llamó por
teléfono y llega un weón de un metro noventa que me dice: hola,
soy Luis Masferrer, tu abogado, cuéntamelo todo que yo te
defiendo. Yo te defiendo weón, da lo mismo la weá que hiciste”.

LUIS MASFERRER (41), de terno, conduce su auto por la comuna de


Independencia. Mientras maneja, cuenta que para el año 2005 estaba
empezando a trabajar en la Defensoría Penal Pública y que el caso
de Rodin le fue asignado la mañana del sábado 18 de junio, por lo
que partió al Cuartel Independencia y conoció a su representado.
Luis Masferrer se baja del auto entra a una sala de reuniones.
Afuera se lee Cuartel Independencia. En su interior, Masferrer
saca una carpeta que lleva en un maletín y la pone sobre la mesa:
es el expediente del caso Rodin. Masferrer cuenta que para ese
entonces veía el caso perdido.

18. Inicio del proceso judicial.

Videos de prensa del sábado 18 de junio de 2005 muestran a una


patrulla policial que se estaciona frente al Séptimo Juzgado de

71
Garantía. LUIS ONFRAY, esposado, baja del auto escoltado por dos
policías y camina hacia el interior del edificio. Las cámaras lo
persiguen por los pasillos. Tras subir una escalera Onfray entra a
la “Sala Nº1” del juzgado.

En su pieza Onfray dibuja sobre un block mientras su V.O. relata:


“me voy a juicio, y lo único que veo son flashs, y yo dije:
¡conchetumadre!. Me siento. Ahí estaba mi abogado, Masferrer. Yo
lo único que dije fue Luis Emilio Onfray Fabres, nada más. ¡Y mi
abogado así weón, parao, pero cómo así como una película!”. La
evolución del proceso judicial es graficado por una serie de
dibujos realizados por Onfray y convertidos en animación. Los
dibujos no son rigurosos ni en anatomía ni en perspectiva, pero
trasmiten la esencia de lo ocurrido en el juzgado según su visión
de imputado. En el primer dibujo se aprecia un autorretrato de
Luis Onfray sentado tras una mesa. El segundo lo muestra relajado
y hasta orgulloso sentado junto a su abogado defensor, de rostro
serio y seguro. En otro dibujo vemos la mesa de los querellantes
donde el ex fiscal Andrés Baytelman es retratado con rasgos
severos e intimidantes. Al lado de Baytelman están sentados el
director del museo Milan Ivelic y el curador Alejandro Molina. Los
dibujos representan a ambos hombres como unos ancianos decrépitos.
En otro dibujo, en un mesón central, aparece retratada la jueza
Carla Troncoso con un martillo en la mano. La interpretación que
Onfray hace de la jueza es la de una mujer agresiva y severa.

Sentada en una sala del Séptimo Juzgado de Garantía, la jueza


CARLA TRONCOSO (55), comenta que el día que se iniciaba proceso
había mucha expectación en el ambiente, pues se trataba del robo
de arte más grande de la historia de Chile y además porque la
devolución inmediata de la pieza resultaba bizarra a todos los
ojos. Un dibujo de Onfray muestra decenas de periodistas,
fotógrafos y camarógrafos amontonados en la “Sala 1” del Séptimo
Juzgado. En los dibujos aparece también LUIS MASFERRER hablando
con la jueza. Estos últimos dibujos son complementados por el
audio original del proceso en el que Masferrer solicita iniciar la
sesión con una declaración donde anuncia que: “La extracción
realizada por mi representado de la escultura llamada El Torso de
Adèle, del escultor francés Auguste Rodin, del Museo Nacional de
Bellas Artes, consistió en realidad en un proyecto artístico sobre
la vulnerabilidad en que se quiere dejar presente la dualidad
entre lo ausente y lo presente, y su forma de manifestarlo era:
¿Estará presente y estará ausente, al mismo tiempo, una obra de
arte no estando? Acá nunca hubo un afán criminal, solo una acción
artística que esperaba dejar un mensaje para reflexionar”. Los
dibujos de Onfray reproducen las caras de desconcierto de Ivelic,
Molina, Baytelman y la jueza Carla Troncoso ante el anuncio de
Masferrer. Onfray se dibuja a sí mismo sonriendo. Otros dibujos
muestran a Masferrer haciendo una apasionada presentación. En el
audio original el abogado anuncia que Onfray “tenía un proyecto de

72
vulnerabilidad que estaba trabajando hace 15 días y que iba a
presentar en un ramo de su universidad donde el objetivo era saber
cuán efectivo era el sistema de vulnerabilidad. Él tiene una
visión crítica del arte, quiere ver un diálogo entre el público y
la obra, la dualidad entre lo presente-ausente. El siente que no
estando la obra nos daremos cuenta de que los museos son
vulnerables, no estando la obra él va a aportar su visión de arte
a la sociedad”.

RAMON CASTILLO, de noche en su departamento cuenta que quedaron


perplejos con la teoría y que tras el alegato se fueron a encerrar
al museo en una reunión que se extendió casi toda la noche. En
ella Baytelman, Molina e Ivelic aún desconcertados planearon la
defensa haciéndose la siguiente pregunta:“si en realidad el robo
había consistido en una obra, entonces ¿existía un fin de lucro en
la extracción?. Según Castillo, sí. El lucro no era monetario pero
se encontraba en la potencial fama que alcanzaba como artista”.

Desde su oficina en el barrio financiero de la ciudad, BAYTELMAN


comenta que no sabía nada de arte contemporáneo pero que entendía
perfectamente lo que decía Castillo: el lucro aparecía estar no en
el dinero obtenido, sino en la fama que estaba alcanzando Onfray.
Por lo tanto si podía haber lucro, debía haber un delito y eso
tenía que ser penalizado.

Un dibujo de Luis Onfray muestra a Andrés Baytelman contra


argumentando a Masferrer. Junto al dibujo se escucha un audio
original del proceso judicial en que el ex fiscal le dice: “me
parece que el argumento de la defensa hace nuestro punto. Salvo
que el lucro consista solamente en dinero, y en general se está de
acuerdo en que no consiste solamente en dinero”.

La jueza Troncoso, en una sala del séptimo juzgado, explica que


tras el anuncio de Masferrer se ordenó un examen psiquiátrico de
Onfray y se dejó al estudiante libre mientras se realizaba la
investigación. Durante este lapso Onfray debía ir a firmar cada 15
días al juzgado, prohibiéndosele además la entrada al Museo de
Bellas Artes.

19. Ataques.

En la prensa escrita y en los noticieros televisivos se anuncia el


radical giro que ha tomado el caso: el robo de la escultura de
Rodin había consistido en realidad en un proyecto artístico.

Fachada del Centro de Santiago en pleno día. En off se escucha un


programa de la Radio Coperativa donde su locutor opina que a
Onfray “deberían darle cien azotes en una plaza pública, un año de
trabajos forzados en una isla y caminar con un gorro de burro por

73
la calle”.

El periodista MARCELO GARAY, revisa recortes de otras notas


publicadas por él. En una se lee: “Cabro jura que fue una acción
de arte”. Su V.O. cuenta que el anuncio de Masferrer dio un giro
completamente inesperado al caso Rodin, convirtiendo la historia
en una situación hilarante que la prensa se dedicó a propagar como
la noticia del momento.

Mientras revisa expedientes del “Caso Rodin” en una sala del


Cuartel Independencia, LUIS MASFERRER, cuenta que la defensa
necesitaba del apoyo de alguna institución para validar el
proyecto artístico planteado por Onfray y así obtener algún piso
de credibilidad frente a la justicia.

TOMAS MOULIAN (74), rector de la Universidad Arcis en 2005,


declara en un archivo de prensa: “No sé qué pasó por el interior
de este joven. Ha confundido trasgresión estética con la ética. Es
como si yo le cortara el brazo a una persona para hacer una acción
de arte”. Al archivo de MULIÁN, le sigue el del director de la
Escuela de Arte de la Universidad Arcis, FERNANDO UNDURRAGA (67),
quien expresa a la prensa: “Yo creo que esto ha sido manipulado
con un fin que no podría catalogar. Esto destruye los 23 años que
ha tenido la escuela. Esto no fue una tesis universitaria, esto
fue una completa locura, algo demencial”. En otro archivo grabado
en junio de 2005, RODRIGO CASANOVA (47), profesor del Arcis en el
ramo de fotografía, declara que: “Lo hizo de pelotudo. Cometió un
delito y no midió las consecuencias. El saca la escultura luego no
sabe qué hacer con ella, se la lleva para la casa y después da un
argumento artístico. Es una gran idiotez. La Universidad Arcis
queda como Universidad de ladrones, ¡Cuidado que vienen los del
Arcis!”.

En el presente, el periodista Marcelo Garay, agrega que la


Universidad Arcis, conocida como la más radical de Chile, e
institución donde él también estudió, dejó completamente solo a
Luis Onfray.

En un archivo televisivo, CLARA BUDNIK (68), en ese entonces


presidenta de la DIBAM (Dirección de Bibliotecas, Archivos y
Museos) comenta a la prensa: “Este fue un robo y nada más que un
robo, no hay mayor discusión”.

Desde la sala de reuniones del Cuartel Independencia, Masferrer


explica que la posición de la defensa se volvió cada vez más
complicada ante el tajante rechazo de la Universidad Arcis.
Sobretodo porque se fueron sumando más querellantes al proceso.
Masferrer pone sobre la mesa las querellas que surgieron contra
Onfray: Querella del Museo Nacional de Bellas Artes, querella del
curador Alejandro Molina y CONARTE, querella de la DIBAM y

74
finalmente una lapidaria querella del Consejo de Defensa del
Estado.

En un archivo de junio de 2005, el entonces director del Museo


Bellas Artes, MILAN IVELIC, expresa tranquilo a la cámara: “Es un
proyecto interesante. El arte es trasgresor, siempre es
subversivo, de lo contrario sería cualquier cosa”. Otro video de
prensa de junio de 2005 muestra a Ivelic que en un tono más
afectado: “Lo que pasa es que en este caso hay un daño irreparable
y eso
es lo más serio, a nosotros nos complica en el sentido que hemos
logrado mantener un prestigio internacional y ahora vamos a tener
que hacer un esfuerzo muy grande por recuperar esa confianza”. En
un tercer archivo de video, de principios de julio, Ivelic se
expresa con aire mucho más dramático que los dos archivos
anteriores: “La verdad es que aún no logro reponerme del robo, el
daño fue muy grande, tanto a nivel institucional como a nivel
personal”.

El periodista Marcelo Garay, comenta que “el mundo académico y


teórico se quedó corto. Había una tremenda oportunidad para
abordar el tema desde el punto de vista estético, y no sólo por
Rodin, sino también por la creación que hay en Chile, ¿a qué va la
gente al museo?, el museo es un cementerio, uno va al museo a
dejar una flor. El museo, las relaciones, el hecho estético, todo
está súper condicionado, como que tiene que ser así, hay que
seguir la fila, todo tiene un orden. Onfray quería criticar todo
este sistema y nadie lo escuchó”. Se observan diferentes personas
visitando el Museo de Bellas Artes. Muchos observan sus teléfonos
celulares mientras avanzan siguiendo de reojo las obras. Una
pareja de pololos se besa en el hall central. Unos niños corren y
juegan con algunas estatuas mientras son persuadidos por un
guardia al que no le hacen caso.

Sentado en el patio de su casa CARLOS OSSA (65), profesor,


antropólogo y esteta, nos explica que para el año 2005 él era
profesor de Antropología Cultural en la Universidad Arcis. Ossa
cuenta que él junto a unos pocos alumnos intentaron defender a
Onfray intentando problematizar teóricamente la acción, sin
embargo, asegura que el actuar de Onfray caía en un problema que
hacía difícil su defensa: la supuesta acción de arte no tuvo
ningún desarrollo posterior, ningún texto público que lo
profundizara, ni ninguna instancia explicativa. La obra se quedaba
sin bases ante su mala presentación: “más que una ‘acción de arte’
se transformó simplemente en una ‘acción torpe’, asegura.

20. Las culpas.

El ex detective MIGUEL VALDIVIA, está parado junto a un grupo de

75
vacas en un pastizal de su parcela en las afueras de Santiago. Con
ese paisaje de fondo aclara que las alarmas del museo simplemente
no se encendieron la noche del robo, que tampoco funcionaron los
sensores de movimiento, ni los sensores adheridos a las estatuas,
ni retuvieron a la gente con mochilas. Nada funcionó, y lo peor de
todo, ni siquiera se cerraron las puertas de la Sala Matta ya que,
debido al diseño de la muestra, simplemente no podían cerrarse.

Una serie de fotos muestra a un grupo de seis estudiantes de la


Universidad del Desarrollo trabajando en unas maquetas de la
muestra de Rodin en el Museo Bellas Artes. La V.O. de CRESCENTE
BOHME (30), hoy arquitecto, explica desde su oficina que él con
otros cinco compañeros diseñaron la exposición, hicieron los
planos y luego participaron en el montaje, pero que él no estaba
en la cabeza de la proyecto, por lo tanto, la responsabilidad por
el tema de las puertas debería recaer en los dos alumnos que
lideraron la obra: Tomás García de la Huerta y Nicolás Pinedo.
Sentado en su actual oficina, TOMÁS GARCIA DE LA HUERTA (31),
comenta que la acusación de Bohme es injusta, y que en realidad
quien estaba a cargo era sólo Nicolás Pinedo. En una sala de la
Universidad del Desarrollo, NICOLAS PINEDO (31), hoy profesor, se
defiende de los comentarios de Bohme y García de la Huerta
argumentando que si en realidad hay una responsable por el tema de
las puertas ella es Victoria Stroms, la profesora que guiaba a los
alumnos.

Una serie de fotos muestra el trabajo de construcción de la


muestra de “Rodin en Chile” en la Sala Matta. La construcción
consiste en una plataforma de madera que marcaba el recorrido de
los visitantes para contemplar las esculturas. En las fotos se ve
al grupo de alumnos de arquitectura colaborando con los
carpinteros.

Desde un taller minimalista la arquitecta VICTORIA STROMS (46),


aclara que si bien ella monitoreaba a los estudiantes, el detalle
de la plataforma que impedía el cierre de las puertas siempre
estuvo contemplado en el diseño y que el curador que hizo el
encargo nunca puso objeciones al respecto. Una foto Muestra al
curador Alejandro Molina junto a Victoria Stroms en el hall del
Museo de Bellas Artes.

Desde su oficina del instituto AIEP, ALEJANDRO MOLINA, reconoce


que la plataforma diseñada por los estudiantes impedía el cierre
de las puertas de la Sala Matta, pero recalca que esta situación
había sido informada al director del museo. Para Molina, es el
museo el que debe velar por la seguridad de las obras expuestas.
Una foto muestra a Milan Ivelic observando el trabajo de
carpintería en la Sala Matta previo a la exposición de Rodin.

En un moderno edificio financiero se abren la puerta del ascensor.

76
Desde el interior sale MILAN IVELIC que se dirige a su oficia del
Banco Santander, donde hoy está a cargo del departamento cultural.
Su V.O. explica que todo se originó por culpa de un guardia que
olvidó prender la alarma y que fue sancionado con su despido.
Milan Ivelic, sentado en su oficina del Banco Santander, cuenta
que además del error del guardia, tampoco llegaban del gobierno
los recursos para diseñar la seguridad de acuerdo al standard que
requiere una institución de un perfil internacional.

ALFONSO GALAZ, el único guardia despedido del museo por el robo,


está sentado en la caseta de seguridad de una vieja fábrica de la
periferia de Santiago donde trabaja como nochero. Desde la caseta
escucha una pequeña radio en medio de la noche solitaria mientras
completa un crucigrama. Su V.O. cuenta que toda la responsabilidad
del robo la dirigieron hacia él por el no funcionamiento de las
alarmas, lo que dice que es falso, asegurando que las acusaciones
fueron para desviar la atención de los problemas administrativos
de la dirección pues no se destinaban suficientes personas a la
seguridad del museo. Desde su pequeña caseta Galaz agrega
“quisieron cortar el hilo por lo más delgado, y yo y todos mis
compañeros lo sabíamos”. Galaz mira de reojo las cámara se
seguridad de la fábrica que se suceden en un viejo monitor blanco
y negro. Chequea que no hay movimiento y sigue con su crucigrama.

21. El desarrollo de la “obra”.

LUIS ONFRAY, en su pieza, intenta ordenar sus ideas sobre lo


sucedido. Reconoce que había bebido como en cualquier otra
inauguración, aclarando que no estaba borracho. Onfray asegura que
la idea de su obra la tenía desde hacía mucho antes:
“coyunturalmente se dio ahí, pero pudo haber sido en esa como
haber sido en cualquier otra exposición”.

Una secuencia animada muestra detalles de El Torso de Adèle,


iluminado por la llama del fuego de un encendedor. La V.O. de
Onfray comenta que tras entrar en la Sala Matta en completa
oscuridad, se dijo a sí mismo: “Ahora comienza mi proyecto”. En la
animación, un taxi cruza la ciudad de noche. El taxi se estaciona
frente a una casa. La V.O. de Luis cuenta que tras llegar a su
casa con la escultura de Rodin alrededor de la medianoche, “me fui
a mi pieza, absolutamente tranquilo”.

Secuencia animada con una serie de 10 dibujos de El Torso de Adèle


hechos con carboncillo por Luis Onfray. Los dibujos recorren la
obra de Rodin desde todos los ángulos posibles. Luis cuenta en
V.O. que aquella noche, tras encerrarse en su pieza “puse la
escultura en un asiento y la dibujé, hice más de 10 dibujos, pero
me gustó sobre todo uno porque estaba mi gato. Me quedé dibujando

77
hasta las 3 o 4 de la mañana, después me puse a escribir”. Onfray
comenta que su idea era tener la obra por dos semanas, compilando
toda la información noticiosa que surgiera respecto a la
desaparición y escribiendo en una bitácora todo lo que sucedía.

En su pieza, Luis Onfray lee a cámara un texto impreso: “la


perdida trae de vuelta a la memoria lo que no está. Día uno: nos
sentimos confundidos por la reacción que se pueda establecer con
respecto a la acción dura del hurto, pero creo que es parte de
nuestra exaltación propia, de ser un ciudadano normal y cotidiano.
No acostumbro a hurtar, estamos conscientes del daño momentáneo
que le hago a la exposición pero mi obra tiene el carácter de
incontrolable, de una gran imagen que se desborda”. Exteriores de
noche de la casa de Luis Onfray.

22. Adèle en San Miguel.

ANA MARIA FABRES, mientras prepara el almuerzo en la cocina de su


casa familiar, cuenta que la mañana del viernes 17 de junio su
hijo Luis no se levantó ni para ir a la universidad ni tampoco
para hablar sobre el estado en que llegó la noche anterior. En uno
de los muebles de la cocina puede verse una vieja televisión.

Archivo televisivo del matinal “Buenos Días a Todos” del 17 de


junio de 2005, donde los animadores dan consejos para vestirse en
ese invierno. Algunas modelos posan algunas prendas. De pronto
cambian de tema y empiezan a comentar la noticia que está
circulando por todo Chile: se han robado una escultura de Rodin de
medio millón de dólares. En la pantalla se muestra una fotografía
de El Torso de Adèle.

En la cocina de su casa, Ana María Fabres está cortando


violentamente un pollo con un monumental cuchillo. La mujer
explica que estaba viendo la noticia del robo en el “Buenos Días a
Todos” y que la imagen de la obra sustraída le pareció
terriblemente familiar pues se parecida a la que le había mostrado
su hijo la noche anterior. Perturbada, Ana María cuenta que fue a
despertar a su hijo detallando que cuando abrió el cuarto de Luis
se encontró con “El Torso de Adèle” sobre un mueble, comprobando
así que era la misma escultura mostrada en la televisión. Desde su
pieza, LUIS ONFRAY, relata que nunca le contó nada a su familia
sobre la escultura, porque no los quería involucrar en el caso.
Ana María, poniéndole agua hirviendo al arroz, cuenta que escuchó
estupefacta la historia del robo de Adèle por parte de Luis. Dice
que intentó controlarse para lidiar con la situación de que su
hijo posiblemente caería en la cárcel: “El me miró y me dijo que
me relajara porque tenía un plan. Ahí le dije que no fuera weón y
que fuera al tiro a devolver la escultura”.

78
23. En busca del sentido de la obra.

El ex fiscal BAYTELMAN, desde su oficina comenta que si bien


durante la confesión había escuchado la defensa estética de Luis
Onfray, no pensó que Masferrer usaría una idea tan ridícula como
argumento: “Al escucharla en la audiencia me sorprendí, pero seguí
pensando que era una justificación algo absurda para encubrir un
robo, por eso ordené la inmediata confiscación del computador de
Onfray, donde supuestamente estaba la parte escrita del proyecto
artístico”.

Fotos policiales de la vieja torre de PC confiscada. Dentro de las


fotos se ve un pantallazo en word donde se lee un breve texto
titulado: “Proyecto sistemas de vulnerabilidad”. La V.O. de
Baytelman relata que para su asombro el trabajo escrito en el
computador de Onfray era cierto. Si bien su desarrollo era
escuálido, sí desplegaba la idea defendida por Masferrer en el
juzgado: la desaparición en el mundo del arte y la vulnerabilidad
de los museos en Chile. Sentado en la sala de reuniones de su
auditora en “Sanhattan”, Baytelman termina de leer el texto
impreso de Luis Onfray, comentando que en realidad todavía no
entiende a qué se refería el supuesto proyecto. Se pregunta a sí
mismo si no entiende el texto porque está mal escrito o porque en
realidad no tiene ningún sentido en absoluto.

RAMON CASTILLO comenta que si el proyecto de Onfray era mostrar la


vulnerabilidad de los museos, tuvo éxito: eran vulnerables y se lo
enrostró a todo el planeta. Desde la comodidad de su casa,
ALEJANDRO MOLINA, opina que el sentido de lo ausente versus lo
presente en la obra de Onfray se refiere a que si algo presente
desaparece, entonces la obra toma mayor sentido. Molina, dudando
de sus propias palabras, toma un trago de vino. MILAN IVELIC, en
tanto no cree que Onfray sea un artista sino que un simplemente un
estudiante de arte con demasiadas influencias sin procesar en su
cabeza.

En su desordenada pieza, LUIS ONFRAY, intenta explicar el proyecto


artístico detrás de la extracción de El Torso de Adèle. Le cuesta
hilar las ideas, tartamudea y entre sus propias interrupciones
logra decir que “tenía claro que era un delito, pero mi proyecto
era mucho más importante y no tenía más opción que cometer el
delito, nadie podía decirme que no”. Mientras Onfray intenta
explicar su teoría, se observa el transito de los visitantes del
Museo de Bellas Artes contemplando las obras expuestas mientras la
V.O de Onfray sigue con el relato: “La idea nació de mi inquietud
respecto del valor que le otorgamos a las obras de arte en nuestro
país. El valor social frente a esta imagen ausente”.

Calles del centro de París durante un de día de verano. Hay mucho


movimiento de gente en la ciudad. En V.O. el teórico de arte

79
francés DIDIER SEMIN (60) expresa: “¿Cuáles son los efectos
emocionales de la desaparición de un objeto? La mayoría de las
cosas se vuelven más interesantes una vez que las hemos perdido.
Podemos empezar a buscarlas y entonces, tal vez, darnos cuenta de
su verdadero valor. De hecho, la civilización fabrica ciertos
objetos tales como los paraguas o los pañuelos cuya función
principal es perderse. Hay dos cosas a diferenciar en esta
historia. Por una parte, el valor de la ausencia y por otra parte
el crimen, el delito como acto estético. El tema de la ausencia me
parece más interesante que el acto del delito trasgresor. La
ausencia en sentido metafísico”.

Sentado en la terraza de un café parisino, Diedier Semin comenta


que: “Esta historia de Onfray es absolutamente paralela al robo de
la Giconda de 1911, extraída del Louvre, conocido como ‘El Robo
del Siglo’. Fue un drama nacional y de pronto legiones de
franceses, hombres, mujeres y niños, llegaron al museo, no para
ver una pintura, sino la ausencia de una pintura.”

Fotografías antiguas muestran una sala del Louvre en 1911 atestada


de gente viendo el espacio vació donde había estado la Gioconda.
Diedir Semin en V.O. comenta que: “Antes del robo, muchas personas
no habían dado la importancia a este cuadro y es justamente
gracias al robo y a su mediatización que la Gioconda pasó a ser un
ícono popular, dándole una visibilidad que el cuadro de Leonardo
da Vinci antes no tenía.”

24. Adèle, Rodin y las mujeres.

Espacios interiores del Museo Rodin. La historiadora del arte


francesa CHRISTINA BULEY (44) está parada en la bodega del
edificio. De pronto llegan dos encargados del lugar con cotonas
blancas trayendo una caja, la ponen en una mesa y extraen
delicadamente la escultura “El Torso de Adele” la obra robada en
Chile. Acercándose a la obra Christina explica que Adèle, a la
cual hace referencia el título de la obra, era una mujer real:
Adèle Abruzzezzi, modelo italiana de Rodin, su concubina
predilecta y también amante de Rainer Maria Rilke. En palabras de
la experta: “El Torso de Adèle irradia una sensualidad y un
erotismo que, sin duda, derivan de las relación amorosa que
mantuvieron artista y modelo”. Christina agrega que Adèle dejó el
taller tras embarazarse, aunque sin quedar claro si el padre era
Rodin, Rilke u otra persona.

Varias esculturas y dibujos de Rodin sobre mujeres, obras de


marcado acento erótico. Sobre estas imágenes, Christina Buley
explica en V.O. que Rodin, de la misma manera que estaba
obsesionado con la escultura, lo estaba también con las mujeres.
El escultor tenía varias amantes simultáneas, y como cuentan

80
algunas fuentes, también las mantenía. Era común para el artista
francés mantener relaciones con sus modelos, ayudantes y alumnas,
Adèle fue una más dentro de este grupo. Se observan viejas
fotografías de Rose Beuret, mujer de aspecto formal y serio.
También imágenes de Camille Claudel, mucho más joven que Rose y de
aspecto bastante informal para su época. Christina cuenta en V.O.
que dentro de esta situación de poligamia de Rodin, hubo dos
mujeres que destacaron especialmente en la vida del escultor: Rose
Beuret, su “pareja oficial”, y Camille Claudel, que vendría a ser
su amante más importante.

Christina Buley camina entre muchas esculturas de Rodin dentro del


museo, sube una escalera y llega a la sala dedicada a Camille
Claudel. Buley se detiene delante de la escultura “L'Âge Mûr”. En
ella destacan las expresivas figuras de una mujer de rodillas,
rogando dolidamente a un hombre con rostro indiferente que se
aleja caminando llevado por una especie de bruja alada. Parado
frente a esta obra, Buley cuenta que Claudel, también escultora,
mantuvo una relación intensa y desesperada con Rodin, pasando
juntos largos períodos. Pero Rodin, cuenta Buley, no quería dejar
a Rose Beuret para casarse con ella. Esta situación será la
inspiración de una de las obras más importantes de Camille: “L'Âge
Mûr”.

Como explica Christina, indicando las diferentes partes de la


obra, en la escultura L'Âge Mûr vemos representada la escena:
Camille, arrodillada y suplicante, dirigiendo sus manos hacia él,
Rodin, quien le da la espalda mientras la mujer-monstruo, que
representa a Rose Beuret, se lo lleva. En este lugar Christina
explica que para sumar al drama, Rodin con Claudel firmaron un
contrato de amor que los pudo llevar a Chile para instalarse, y
tomando la carta original que tiene en las manos lee: “Para el
futuro y desde hoy yo, Rodin, tendré únicamente por alumna a
Camille Claudel, y la protegeré con todo lo que tengo a mi
disposición… ya no acepto a otros alumnos, porque así no habrá la
posibilidad de rivales, además, no creo poder encontrar a artistas
tan naturalmente talentosos como ella. En el mes de mayo
partiremos por Italia, estaremos allí por al menos seis meses,
estaremos juntos de manera indisoluble, después de lo cual Camille
Claudel será mi esposa. Si la escultura que concursa en Chile a
Patricio Lynch se lleva a cabo, nos iremos a Chile en vez de
Italia y nos quedaremos allá juntos”.

Christina Buley camina por los exteriores del Museo Rodin-Meudon,


una casona que fuera la última morada de Rodin. Christina llega
hasta la escultura de “El Pensador” que está al aire libre. Desde
acá explica que finalmente el escultor en 1916 y a sus a sus 76
años se casó con Rose Beuret. Eso fue un año antes de la muerte de
ambos, siendo luego enterrados juntos bajo aquella icónica obra.
Diferentes detalles dan cuenta de la tumba de Rodin y su esposa.

81
Luego de un suspiro, Christina agrega que Camille Claudel murió
sola encerrada en un recinto psiquiátrico. A petición de su
familia vivió los últimos 30 años de su vida sin poder recibir
visitas y sin volver a ver a Rodin.

25. El abandono.

Una secuencia de fotos antiguas muestran a una pareja junto a un


niño. La mujer es veinteañera y el hombre bordea los 45. El niño
no supera los cinco años. La pareja está con el niño en una playa
y en diferentes calles e interiores. La secuencia de fotos
continúa con registros de la mujer con el niño solo. El niño se ve
más grande, la mujer más vieja y más seria.

ANA MARIA FABRES, sentada en la cama de su pieza, revisa álbumes


de fotos familiares. Mientras mira las fotos comenta que su hijo
Luis vio poco a su padre en los primeros años, ya que éste era
marino, por lo que viajaba mucho y se iba por tiempos muy
prolongados. Se observan fotos de Roberto Onfray, el padre de
Luis, vestido con ropa de oficial de marina en diferentes barcos y
puertos. Tras un silencio, Ana María Fabres, comenta que el padre
de Luis no pasaba demasiado tiempo con ellos porque tenía otra
familia. Luego de otro silencio, Ana María prosigue diciendo que
el padre de Luis finalmente se quedó con su otra familia, para no
volver a verlos a ellos dos nunca más. Simplemente se fue, aunque
les siguió mandando una mensualidad por el banco.

Se observa una foto de Ana María Fabres y de Luis Onfray de 15


años, con la cara llena de espinillas. Ambos están abrazados
mirando a la cámara. Detrás de ellos vemos el mar. Ana María en
V.O. cuenta que Luis tenía 8 años la última vez que vio a su
padre, y que cuando su hijo tenía 18 años, les llegó una mala
noticia: Roberto Onfray había fallecido.

LUIS ONFRAY viaja en micro, su V.O. cuenta que estaba con su mamá
en el banco cobrando su mensualidad, cuando le informaron que su
padre, Roberto Onfray, había muerto. Una secuencia de fotos de
Luis Onfray adolescente, solo. Ana María relata que su hijo iba en
primer año de la escuela de arte, cuando le llegó la noticia que
su padre había muerto. En algunas imágenes aparece Luis con sus
compañeros de ARCIS. En una foto sale riendo junto a Boris Campos
en un asado de curso. Luis lleva una caja de vino en la mano.

Se observa en detalle algunos trabajos universitarios de Luis


Onfray. Naturalezas muertas dibujadas con carboncillos. En un
costado se lee las notas 3.1, 2.9 y 2.0. Uno de estos trabajos
está firmado como “Luis Fabres”.

En su taller de grabado BORIS CAMPOS cuenta que a fines de 2004,

82
cuando Luis supo de la muerte de su padre al que no veía hace diez
años, empezó a firmar algunas de sus pruebas y trabajos en la
universidad con su segundo nombre y sy apellido materno, es decir,
como “Luis Fabres”, para la gran confusión de sus profesores. Se
observan fotografías de Luis Onfray en 2005. Se ha dejado el pelo
largo y una incipiente barba. Boris Campos cuenta en V.O que Luis
a comienzos de ese año empezó a comentar la idea de hacer algún
tipo de obra relacionada con la “desaparición” o el “abandono”.
Luis Onfray se baja de la micro. Está en Chicureo, un sector de
lujosas casas y parcelas. Cruza la calle y llega a un centro
comercial mediano donde saca unas llaves y entra a una tienda que
dice “ANTIGUEDADES.CL” en su fachada. Luis recorre el local, un
gran espacio repleto de cerámicas, esculturas, cuadros, muebles y
otras antiguadades. Onfray se sienta en un mesón y prende el
computador e ingresa su clave de administrador. En V.O. Onfray
comenta que “cuando a uno le falta una cosa es cuando más te
obsesionas por ella”. Onfray camina en medio de las esculturas.
Luego va a contestar el teléfono. Conversa con un posible
comprador. Dice que el dueño no está pero que él es el encargado.
Le da algunas referencias de precios sobre algo que el cliente
busca.

26. Adèle reaparece en la exhibición.

En un archivo televisivo CLARA BUDNIK, directora de la DIBAM en


2005, anuncia frente a varios micrófonos que Adèle “sólo tiene una
rayita, estamos felices”. Luego El Torso de Adèle aparece siendo
analizado por gente del departamento de restauración del Museo
Bellas Artes. La V.O. de ALEJANDRO MOLINA explica que la escultura
sustraída por Onfray fue milimétricamente analizada en el Museo de
Bellas Artes, enviándose luego las fotos y resultados del análisis
a Francia.

Desde una de las sala del Museo Rodin, HUGUES HERPIN cuenta que la
escultura se encontraba en buen estado, por lo que aprobaron que
Adèle volviera a la muestra después de casi un mes fuera.

Videos de prensa muestran a encargados del Museo Bellas Artes


depositando El Torso de Adèle nuevamente en el plinto que antes
estaba vacío. La acción registrada tiene un tono ceremonial.

27. Resolución judicial.

Desde una sala del 7º Juzgado, la jueza CARLA TRONCOSO a cargo del
caso en 2005, comenta que Onfray robó la escultura el mismo día en
que se activó un nuevo sistema judicial en Chile: la “Reforma
Procesal Penal”. La jueza agrega que si Onfray hubiera robado la
escultura un día antes, sin duda habría terminado en la cárcel. Un

83
video inductivo del gobierno de Chile, explica cómo funciona la
Reforma Procesal Penal y sus garantías.

Un dibujo realizado por Onfray muestra a LUIS MASFERRER alegando


con una mano en alto. En el audio original grabado en el juzgado
se escucha que el abogado dice: “El delito comprende varias cosas,
entre ellas la intención, y sostenemos que Onfray no tuvo ánimo de
delinquir, sino que quiso hacer un aporte cultural”. Otro dibujo
de Onfray muestra a ANDRES BAYTELMAN con aspecto maligno en medio
de su alegato. El ex fiscal anuncia que desde su perspectiva el
acto de Onfray siempre fue un delito, pero que estaban interesados
en que el estudiante se reintegrara a la sociedad. La Jueza Carla
Troncoso, cuenta que con la nueva reforma el proceso se resolvió
antes de dictar sentencia, estableciendo un castigo alternativo
para Onfray acordado entre las partes. En él se definió que Onfray
debía pasar un año trabajando en la biblioteca de la “Ex
penitenciaría” una de las cárceles más peligrosas y sobrepobladas
del país y que junto con ello, Luis debía pedir disculpas públicas
a Chile y Francia.

Una serie de dibujos de Luis Onfray muestra el ambiente en el


Séptimo Juzgado de Garantía el día de la resolución. En la serie
se pueden ver sentados a Andrés Baytelman, Luis Manferrer, Milan
Ivelic, Ana María Fabres, Carla Troncoso, guardias y mucha prensa.
Todos escuchando expectantes a Luis Onfray, quien se ha dibujado a
sí mismo relajado y con lentes ahumados. Se escucha el audio
original de aquel día en que Onfray, con tono entrecortado y algo
nervioso, expresó: “Genuina y honestamente lamento las
consecuencias de este acto y, aunque mi intención nunca fue causar
daño ni perjudicar a persona alguna, estoy consciente de que, en
los hechos, ese daño se produjo… espero que estas disculpas sirvan
para expresar mi genuino arrepentimiento y que sirvan, también,
para transmitir a otras personas, especialmente a otros jóvenes,
que el patrimonio cultural, el arte y la instituciones que le
promueven, deben ser protegidas y que mis acciones no deben ser
imitadas”.

28. La suspensión.

Estudiantes caminan por los pasillos de la Escuela de Arte de la


Universidad Arcis. En una sala vacía hay esculturas a medio
terminar. En otras paredes se leen frases subersivas sobre el
arte. En el patio de la Universidad Arcis hay una gran cantidad de
alumnos que fuman y conversan. La V.O. de FERNANDO UNDURRAGA,
director de la escuela de arte comenta que dentro de la escuela se
realizó un Tribunal Académico compuesto por algunos profesores
para evaluar el futuro de Luis Onfray. Instancia que finalmente
decidió sancionar al estudiante con tres años de suspensión.

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Un registro de prensa televisiva muestra a TOMAS MOULIAN, rector
de la Universidad ARCIS en 2005, declarando: “El castigo es fuerte
porque dañó la imagen de ARCIS. Se le dieron 5 días para apelar
después de su condena. Pero él debe reconocer que lo que hizo no
tiene nada de artístico. La dureza es porque él insiste en que fue
un hecho estético”. Desde su oficina, Fernando Undurraga dice que
Luis Onfray nunca más volvió a la escuela de arte.

29. Réplicas.

El sociólogo CARLOS OSSA, hace una visión retrospectiva al caso:


“Hay que dimensionar las cosas además, la obra robada era una
réplica, al igual que toda la exposición que se montó en Chile”.

Una sucesión rápida de fotos de prensa muestra las esculturas de


Rodin que vinieron a Chile. Sobre las fotos escuchamos la V.O. de
Carlos Ossa: “salvo tres piezas pequeñas, ninguna de las obras
expuestas en el Bellas Artes conoció la mano de Auguste Rodin”. En
algunas de las fotografías de esculturas de Rodin, se lee
“original”, mientras en otras se inscribe la palabra “réplica”.
Los originales y las réplicas presentan diferencias
imperceptibles. Ossa prosigue explicando que: “Las esculturas que
vinieron a Chile son vaciados recientes, es decir, todo lo que se
ha visto en Santiago es copia de lo que hay en el Museo Rodin”.

El curador ALEJANDRO MOLINA, agrega que “aunque los vaciados de


estas piezas fueron hechos tras la muerte de su creador, se trata
de las mismas obras que se presentan en el Museo Rodin, ya que las
originales no se exhiben”.

Se muestran decenas de réplicas de “El Pensador”, realizadas en


todos los tamaños posibles y exhibidas en todo tipo de espacios.
La V.O. de MILAN IVELIC comenta que los trabajos exhibidos en
Chile correspondían “a moldes originales de Auguste Rodin que
fueron hechos en su fundición. No necesariamente con sus propias
manos, pero se trata de obras de su legítima autoría”. En su
oficina del Banco Santander, Ivelic expone que el tema de las
obras originales es algo ambiguo en el arte, sobretodo en la
escultura. Agregando que a algunas piezas de Rodin se les llegaron
a realizar hasta 100 copias, y buena parte de ellas, póstumas.
Ivelic aclara que Rodin “nunca fundió él mismo sus bronces, algo
parecido ocurrió con sus mármoles definitivos pues entregaba sus
modelos en arcilla o yeso al operar de ayudantes que los producían
de distintos tamaños”.

Fotos de archivo de los talleres de Rodin donde obreros franceses


trabajan en las esculturas en medio de un ambiente industrial.

HUGUES HERPIN camina por los elegantes salones del Museo Rodin. En

85
su recorrido saluda a unos de los guardias. Su V.O. comenta que
los talleres de Rodin “se transformaron en una verdadera fábrica
en la que trabajaban más de 50 picapedreros, vaciadores y
cortadores de mármol, motivo por el que se le atribuye el germen
de la industrialización de la escultura”. Mientras mira hacia los
hermosos jardines del Museo donde grandes esculturas se
distribuyen entre sus perfectos prados, Herpin aclara que el
Estado francés tiene derecho legal a hacer copias de las
esculturas de Rodin en un número limitado, aunque no menor, y
destaca que de eso vive el Museo Rodin: vende réplicas. Herpin
pregunta en voz alta si acaso no se sabía en Chile que las obras
expuestas eran réplicas. Luego dice que los originales son en
arcilla y se quedan en Europa. Herpin piensa un instante y luego
comenta que los originales también se muestran en Estados Unidos.
Herping camina hacia la salida del museo, deteniéndose en la
tienda de regalos, donde amablemente se despide intentando
pronunciar malamente algunas palabras en español.

Detalles de la tienda de regalos del Museo de Rodin, donde está


lleno de suvenires del artista. Tazas, lápices, libretas, posa
vasos, juegos de ingenio, bolsos y cosmetiqueros con la imagen de
“El pensador”. Hay también algunos dibujos multiplicados en
postales y afiches. En un estante está una réplica de bronce de
“El Torso de Adèle”. La pieza luce idéntica a la que se robó
Onfray. En la tienda la venden a un valor de 680 euros la unidad.

El historiador del arte, DIDIER SEMIN, camina por la Fundición


Coubertin, un espacio abierto ubicado a la afueras de París con
cientos de esculturas metálicas repartidas por sus patios. Semin,
paseándose por la fundición observa los trabajo en la nueva
réplica de la obra de Rodin “La Puerta al Infierno” encargada por
el Museo Rodin. Dieder en V.O. comenta que:“Hay un paralelo
interesante con Warhol y Rodin. Rodin es el primero a tener una
libertad tan grande con sus esculturas. Él retomaba sus obras y
volvía ensamblarlas. La puerta del infierno es justamente el
resultado de este proceso. Warhol también trabajó en eso. En la
desfetichisación del original”.

Didier, en un galpón donde están amontonadas cientos de series de


estatua, comenta que: “En la escultura los especialistas aun no se
han puesto de acuerdo sobre este tema del original. ¿El original
es la obra en arcilla? ¿O el yeso a partir de la arcilla? ¿O la
primera fundición en bronce a partir del yeso? ¿O que la copia 4
de bronce es más valiosa que la copia 40 que es idéntica? Cuando
presentamos una serie póstuma y los especialistas dicen que ven la
diferencia, yo digo que son unos mentirosos, pero el marcado
piensa lo contrario, el mercado tiene todo el interés en que las
obras sean escasas y limitadas. La escasez es en cierta medida
define el precio y eso no es mas que un fetichismo, en ese sentido
el crimen de nuestro héroe, Onfray, es relativo.”

86
30. Cárcel y fin del castigo.

LUIS MASFERRER riega el pasto de su patio donde se ven apilados


decenas de carteles usados para su campaña de candidato a
diputado. Masferrer dobla una gigantografía con su rostro,
mientras su V.O. cuenta que tras la condena, Luis Onfray empezó su
trabajo en la “Ex Penitenciaría”, la cárcel más grande de Chile.
Masferrer continúa diciendo que Onfray tenía que ayudar en la
biblioteca del lugar.

Un video de archivo muestra la conferencia de prensa dada por el


Colegio de Bibliotecarios, donde un vocero anuncia: “Rechazamos
profundamente que al señor Onfray, el delincuente tras el robo de
Rodin, se le haya asignado el trabajo en una biblioteca como forma
de castigo en circunstancias que universalmente la biblioteca ha
sido definida como imprescindible en la educación y la
investigación, preservando la memoria y promoviendo el desarrollo
de toda nación”.

ANDRES BAYTELMAN baja por el ascensor del edificio donde trabaja.


Mientras camina hacia su moto, la V.O. del ex fiscal comenta que
tras el inicio del castigo de Onfray él se fue olvidando
progresivamente de la historia. Tras un silencio, comenta que éste
fue uno de los casos más estúpidos que ha tenido en su vida. Luego
se sube a su moto, se pone el casco, prende el motor y sale del
estacionamiento a toda velocidad.

La “Ex Penitenciaría” es un espacio de grandes dimensiones y altos


muros por donde transitan guardias armados. En los pasillos
interiores del recinto hay puertas enrejadas que dan hacia las
celdas, algunos reclusos en los patios caminan, conversan. En una
de sus puertas enrejadas se lee: “Biblioteca”. Es una pequeña sala
con tres estanterías de libros donde hay también un escritorio con
un viejo computador donde está sentado JAIME ROMERO (52),
bibliotecario. Mientras realiza un inventario, su V.O. cuenta que
estuvo a cargo de supervisar las labores de Luis Onfray, quien
debía trabajar reparando libros, ordenándolos, catalogándolos,
buscando los títulos perdidos y realizando préstamos a los
reclusos. Romero, aclara que la biblioteca está a cargo de la
escuela de la cárcel, donde Onfray también colaboró.

En una clase de matemática de la escuela de la penitenciaría, un


joven profesor está rodeado de varios alumnos mayores de edad
sentados en sus pupitres. SERGIO POBLETE (54), director de la
Escuela comenta en V.O. que tienen “350 alumnos en la escuela y
que la mayoría presenta un atraso pedagógico severo. Acá somos una
familia y a Onfray lo acogimos, le decíamos “La Guagua”. Poblete,
parado junto a una torre de seguridad, explica que para los
reclusos, Onfray venía desde el mundo de la cultura a ofrecer un

87
aporte a la educación de los reos. Poblete explica que los presos
fomentaban a Onfray para que cuando se recibiera trajera de vuelta
el arte a la cárcel.

Las grandes puertas metálicas de la Ex Penitenciaría se abren para


dejar salir a algunos gendarmes. La V.O. de Onfray relata que
disfrutó su paso en ese lugar. Dice que se sentía cómodo ahí, y
explica que el día en que se acabó su castigo en la cárcel, tras
reflexionar todo lo que le había tocado vivir ese año, decidió
cambiar definitivamente su nombre, tomando su segundo nombre y su
apellido materno, pasando desde ese día a llamarse “Emilio
Fabres”. En la tienda de antigüedades, Emilio llena una orden de
despacho con su nueva identidad.

31. Tarjetones y éxito de público

BORIS CAMPOS y EMILIO FABRES (EX LUIS ONFRAY) beben cerveza en un


bar del centro de Santiago. La V.O. de Boris relata que uno de los
castigos de Emilio fue elaborar tarjetones de disculpas públicas
para repartirlos en el Museo Bellas Artes y otros museos del país.
Boris comenta que él mismo acompañó a Emilio a buscar los
tarjetones a una imprenta en San Diego: “Eran caleta, no se los
podía llevar solo”. En el bar, Emilio Fabres muestra uno de sus
tarjetones donde aparece un dibujo de “El Torso de Adèle” que
tiene sobreimpreso un texto que lee en voz alta: “Aunque mi
intención nunca fue causar daño ni perjudicar a persona alguna,
estoy consciente de que ese daño se produjo. Perjudiqué el
prestigio del museo y del CONARTE, quienes habían traído la
exposición a Chile”. Emilio comenta que en el diseño de los
tarjetones uso uno de los dibujos que realizó de “El Torso de
Adèle” durante la noche del robo. Agrega que quiso hacer unos
tarjetones más elaborados para que su intención estética no fuera
simplemente vista como un mero robo. Emilio toma un trago de
cerveza y luego cuenta que sus tarjetones fueron rechazados por el
Museo Bellas Artes.

En un archivo de prensa ANGELICA PÉREZ (49), encargada de


comunicaciones del Museo de Bellas Artes, declara: “El sentido de
los tarjetones fue para generar conciencia del cuidado del
patrimonio aprovechando el contexto del robo. Eso es más útil que
escribir algo sobre un dibujo. No voy a hacer comentarios del
tarjetón de Onfray, nadie quiere valorar su trabajo artístico.
Como museo hemos elaborado nuestros tarjetones propios, los que
expresan un mensaje más claro”. Se ve el detalle de unos
tarjetones blancos con un texto que dice: “No existe pretexto que
dañe aquello que nos pertenece a todos. Conserva y protege cada
espacio de tu patrimonio local y nacional”.

Una serie de artículos de prensa en diarios y televisión comentan

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el exponencial aumento de visitas en la muestra de Rodin. En el
noticiero aparece RAMON CASTILLO expresando a la cámara: “siendo
sinceros, la sustracción de la escultura ha sido una excelente
propaganda para las visitas. Creemos que a este ritmo se
transformará en la exposición más visitada de la historia de
Chile”. El curador ALEJANDRO MOLINA, agrega que el incremento de
público tras el robo no se comentó entre los productores de la
muestra y que el tema se convirtió en un tabú para los
organizadores.

Un archivo televisivo anuncia que Rodin ha tenido 160 mil visitas,


cercano al récord que tenía el Museo Bellas Artes con las 180 mil
visitas de la muestra de Claudio Bravo realizada el año 2001. Otro
archivo de prensa anuncia que “Rodin en Chile” ya ha superado
récord del Museo de Bellas Artes y que ahora la exposición de
Rodin se acerca a romper el récord nacional que tenía la muestra
“De Cézanne a Miró”, hecha en el MAC (Museo de Arte Contemporáneo)
en 1968, con 220 mi visitas.

Desde su oficina universitaria, Ramón Castillo comenta que la


gente llegaba en masa preguntando por “El Torso de Adèle” y que
incluso no estando la obra, el público se detenía a sacar
fotografías en el espacio vacío que había dejado la escultura
sustraída. Imágenes muestran a visitantes mirando el espacio donde
había estado la escultura. MILAN IVELIC, en tanto niega que el
robo de “El Torso de Adèle” haya catapultado el promedio de
espectadores, alegando que la exposición de Rodin simplemente fue
exitosa porque en Chile Rodin es muy reconocido.

Archivos televisivos grabados el 2 de Agosto del 2005, el último


día de la exposición de Rodin, muestran largas filas alrededor del
Museo Bellas Artes. Un periodista comenta que la exposición de
Rodin se convirtió en el récord de visitas para una muestra de
arte en Chile, con 302.000 personas.

32. Idem.

Diferentes rincones de Santiago de día en invierno. El Museo de


Bellas Artes tiene sus puertas abiertas. EMILIO FABRES cruza
caminando por la calle, mira de reojo el museo y sigue de largo.
Luego cruza el río Mapocho por un puente, deteniéndose a ver unos
grafitis estilo hip hop distribuidos por el borde del río. La V.O.
de Onfray, reflexiona sobre lo que es el arte. Intenta establecer
algunas reflexiones que no terminan de comprenderse y cierra la
idea asegurando que se trata de un tema complejo. Después de
atravesar el río, Emilio Fabres enciende un cigarro y se interna
por el Barrio Bellavista donde observa a unos artistas callejeros
que pintan con spray unos unicornios sobre unos vinilos.

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Emilio llega hasta una casa semi destruida donde funciona una
pequeña galería de arte. Hay varias de obras repartidas por los
muros y no hay visitantes. Emilio recorre la galería mirando obras
realizadas por jóvenes artistas. Su V.O. cuenta que hasta el día
de hoy cree que lo sucedido fue una incomprendida acción de arte y
que a pesar de que cambió sus versiones, esto siempre se mantuvo,
porque era así. Dice que no sabe bien cuando partió su idea ni
tampoco dice saber de dónde vino todo esto. Aclara sin embargo que
no es un ladrón aunque muchos pensaran lo contrario, agregando que
robar si puede ser un acto artístico. De hecho dice que ha seguido
trabajando en esa idea, ahora sin hacerle mucho daño a nadie.
Onfray se detiene frente a una pequeña repisa blanca donde se lee
“Idem”. En la lectura de la instalación se explica que se trata de
seis copas robadas de diferentes inauguraciones de arte. Bajo la
repisa se lee: “Idem, Emilio Fabres”.

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Nota sobre asesoría de guión.

Para la asesoría de guión del proyecto documental “Robar a Rodin”


se trabajó, junto con los guionistas e investigadores Cristóbal
Valenzuela, Sebastián Rioseco y María Luisa Furché, en reuniones
semanales a lo largo de dos meses.

Mi trabajo como asesor consistió en orientar, aconsejar y ayudar a


los guionistas en los siguientes puntos:

1. Potenciar la narrativa del relato contado: el Caso Rodin y


sus historias colindantes. (Semanas 1 a 4)
2. Agilizar el ritmo de las secuencias. (Semanas 1 a 4)
3. Delimitar los sub temas de la película. (Semanas 1 a 4)
4. Profundizar en el tratamiento de personajes. (Semanas 5 a 6)
5. Integrar los nuevos elementos encontrados en la investigación
tanto en Chile como en Francia. (Semanas 5 a 6)
6. Trabajar la estructura general y el orden de las escenas.
(Semanas 5 a 8)
7. Pulir la presentación formal del guión. (Semanas 7 a 8)

El guión presentado en esta entrega para CORFO Cine corresponde a


su sexta versión.

Haciendo una visión retrospectiva, considero que el proyecto


escrito de “Robar a Rodin” presentó importantes mejoras en el
proceso que hicimos junto al equipo de guionistas, concretándose
las metas planteadas en un inicio y logrando así un relato
dinámico que es a la vez una comedia, un policial, y un espacio de
reflexión sobre el sentido del arte en nuestra sociedad, lo cual
resulta contingente y necesario.

Desde mi perspectiva el guión se encuentra en buen pie para buscar


financiamiento e iniciar su proceso de producción.

Iván Osnovikoff.
Realizador Audiovisual.

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