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Dossier:

La poesía de Percy Zaga

Lugar de residencia

Percy Zaga (Puno, 1945 - Puno, 2017), sigue siendo uno de los poetas más
importantes del panorama literario puneño contemporáneo. Pocos poetas como
él han sabido rescatar el resplandor del lado más humano de la cotidianidad en
una poesía simple, clara; pero profunda. La suya es una voz que resplandece y
que anuncia devastación y recreación de un instante pleno de sentidos. Fue un
poeta eternamente solo. En el solitario oficio de escribir el poeta busca su propia
voz. Escribió en la madurez sus libros más hondos. Esos libros formaban parte
de una estética muy determinada que tendríamos que leer en el contexto de la
tradición literaria puneña. No diremos, claro está, que la visión que hay de su
poesía es incompleta. En absoluto. Pero sí que hay que tener en cuenta que a la
hora de presentar la obra de Zaga hay que subrayar que su obra poética tiene
un papel fundamental en el proceso de la poesía puneña. Porque cada uno de
sus libros vislumbra la posibilidad de crear o reinventar el mundo circundante.
Y porque solo allí la esencia de la palabra escrita logra su enorme poder
evocador y se torna en auténtica poesía. Es necesario entonces subrayar que
Zaga es uno de los pocos poetas puneños que, después de Oquendo, Churata y
Aramayo, pueden ser leídos con interés.

OBRA:

-A Mayte (Puno, 1971)


-Mi país (Lima, 1971; Puno, 1973; Puno, 1981; Juliaca, 1991)
-Cinematógrafo de lienzo y bambú (Lima, 1992; Puno, 2010)
-Poemas (Juliaca, 1997)
-Mi ciego, mi gallo y tú (Puno, 2003)
-Mapa sin fronteras (Juliaca, 2011)
-Canto a Omur, el primer cavernario que comió kankacho en una cueva mientras
pintaba una escena de caza y el cielo le decía truenos y relámpagos al oído (Inédito)
Pensamiento
La palabra del poeta

No me corresponde juzgar mi trabajo literario, pero siento la obligación de dar


alguna explicación. No he escrito nunca poesía con interés distinto a la necesidad
perentoria de expresarme, de traducir en palabras otras categorías de la acción humana.
He tratado de ser coherente y consecuente, buscando unidad entre lo que pienso,
lo que digo o escribo y lo que hago. De allí que estos poemas signifiquen mis ideas
sociales y estéticas y conlleven mis más de cuarenta años de militancia en mi Partido
Político. Es cierto que algunos tratamientos literarios evolucionan por dinámica
dialéctica, pero insisto en el tratamiento directo, la sencillez de la forma y el respeto por
la composición poética.
No soy híbrido, independiente, ni neutro. Tengo ideas y banderas que defender y
lo hago con la pasión y el ejemplo que nos legó Carlitos Oquendo de Amat, maestro en la
poesía y la vida. No transijo ni cedo, menos por aplausos o figuración, por antologías o
comentarios. Escribo porque necesito comunicarme, porque no podría vivir sin hacerlo y
porque estoy completo y feliz cuando lo hago.
Lo demás es de ustedes los lectores. (pzb)

[…] Entre las bien traídas expresiones que preceden y suceden al poema Pido
perdón a los lagartos, todas se refieren a la visión del poeta con respecto a su
posición en el contexto político-social. Y entonces no hacen falta respuestas a la
pregunta ¿Para qué poesía en estos tiempos? El aguafiestas es Percy Zaga,
mentor, sindicalista, narrador, crítico; pero, sobre todo, poeta. Integrante de una
Promoción consagrada a la poesía, a ese grupo que se dedicó a esparcir la voz
de un tal Oquendo de Amat. Zaga, conviene que se vaya diciendo, es un poeta
tocado por la rara gracia del talento expresivo y la todavía menos frecuente
invención crítico-lírico-emocional. Pero ya hay que añadir que, en una época
poética muy poblada de nombres, es uno de los pocos destinados a la letra
grande de la historia de la literatura puneña. […]

Walter L. Bedregal Paz


Artículo
La poesía de Percy Zaga
Por Darwin Bedoya

1.
A finales de los años Noventa fui testigo de la aparición física y literaria de un
libro de poesía peruana que no solo mostraba un nuevo discurso poético, sino
también un nuevo ejercicio de lo poético. Ese libro —simple en su edición,
pequeño en su tiraje, transparente en su expresión, único en su concepción y
propuesta—, fue saliendo ejemplar a ejemplar de aquella morada donde vivía el
poeta Percy Zaga, allá en Cabanillas donde él, personalmente, se encargaba de
compaginar, encolar, refilar y adecuar la tapa azul de lo que hasta hoy sigo
considerando uno de los mejores libros de poesía puneña de los últimos
tiempos. «Poemas» (1997) es un conjunto de 32 textos distribuidos en tres
partes, escritos en distintos lugares y etapas de la vida del poeta, pero que están
organizados por un cordón umbilical que es la simpleza y la pureza de la
poesía.
En este libro —uno de los más ambiciosos de su autor—, hallamos
dísticos elegiacos que cantan dentro del concierto estético y simbolista de «La
canción de las figuras» y «Simbólicas» de José María Eguren en un tono cercano
a la reescritura. En los textos de «Poemas» no hay una obsesión por captar el
instante y fijar la imagen en la retina, sino más bien, por encima de todo, está la
idea de articular la imagen y la melodía en una sola concordia. Solo de ese
modo se detiene, por un instante, el flujo de lo que sucede, sin prisas, en el
poema. Únicamente así se percibe el pájaro congelado en pleno vuelo, la lluvia
detenida en medio cielo. Solo así se podrá saber que cada verso no es vacilación
pura de la mirada, es poesía. Palabras, signos, melodía, brevedad, rigurosidad,
metáfora y disloques constituyen el humus de la poética del poeta Zaga.

2.
La literatura, y en este caso concreto, la poesía, como evaluadora del mundo y
fenómeno estético y social, da cuenta de los problemas del individuo como
sujeto y ser axiológico que se enfrenta al mundo y vive en él. El mismo Kepa
Murua decía que la poesía no sirve para alcanzar el poder, pero sirve para
responder al poder con sentimientos cercanos. En esa línea discursiva, casi
estricta, Zaga escribió «Mi País» (1971). Posteriormente salió a luz «Mi ciego, mi
gallo y tú» (2003) en esta plaquette se puede percibir una cierta antiviolencia
semántica en el sentido de asumir las imágenes con un signo concreto, en esa
especie de dureza con que va fluyendo el discurso del yo poético. ¿Acaso un
malditismo secreto?, ¿acaso una poesía en clave?, ¿quizá una leve sombra de
crítica social e ideológica?, ¿tal vez un presagio o una ironía de erotismo
gastado en el tintero…? Posiblemente con este conjunto de poemas el autor de
«Mi ciego, mi gallo y tú» sea un poeta «rupturista» en la inmensa calma y
lirismo de la tradición poética puneña de las últimas décadas. «Mi ciego, mi
gallo y tú» nos dice en voz baja, como suele hablar la poesía, que nunca
volveremos a ser ingenuos y felices como quizás lo fueron Adán y Eva. A pesar
de la vida y el tiempo. Sabemos y tememos a demasiadas cosas. Sabemos que,
inevitablemente, la poesía es una práctica de desproporciones, porque en
nosotros siempre persistirán los deseos prohibidos y la herencia que dejó la
locura encendida. «Mi ciego, mi gallo y tú» refleja el fluir de la otredad del que
dibuja un reconocimiento distinto de la mismidad; el yo aparece como una
estación de identidades que confluyen, se perforan y se bifurcan. Un signo del
paso de los años. En esta plaquette de Zaga la poesía es un acto revelativo de la
desnudez imposible que nos define. Un sueño despierto de ese mundo o lugar
improbable que nos convoca, de las visiones perversas que nos sueñan y nos
hacen decir y escribir. La poesía ilumina el cuerpo alucinado y fantástico del
poeta, un cuerpo que es su cuerpo y a la vez no lo es, porque es un cuerpo
compartido, plagado de límites borrosos y permeables. En cada verso el poeta
se va mostrando, parco, impasible, fecundo. A veces suele ocurrir que el poema
se torna en la práctica del deseo, las palabras adquieren el impreciso poder del
delirio como ensalmo, la eficacia del acto como golpe, la legitimidad del saber
donde lo real y lo irreal coexisten. Quizás porque estamos condenados a
producir bordeando el sinsentido, a crear desde la nada que es todo, siempre
bajo peligro, apoyados en nuestra propia experiencia corporal como sitio del
enigma.
Tal vez, en cuanto al eros de fondo, «Falo» de Armaza sea un referente.
Pero no por eso la poesía de Zaga deja de tener un temperamento, una fuerza
incólume que de por sí gravita en un enunciado expresamente cabal. No es éste
el típico libro que el mandato dicta que un poeta debe escribir; ni los señoritos
del amor, ni los intelectuales posmodernos. Los poemas son directos y procuran
el asombro, la imagen y la contundencia:

Róeme rata hermosa, esta entraña terca,


este hueso duro y este ojo tuerto.

La carga significativa y escrituraria de estos versos nos recuerdan que la


poesía existe, es, porque estos cánticos representan el alejamiento de la calma y
la parsimonia para entrar en una turbulencia de música más deslumbrante
donde el autor proclama la autonomía absoluta de la escritura, de la poesía.
El proyecto tácito de «Mi ciego, mi gallo y tú» parece decirnos cómo se
hace poesía, cómo se habla desde la poesía, cómo se suceden las palabras y los
ritmos, cómo es la geometría de los verbos. Zaga, en estos poemas sigue
trabajando en la limpieza del lenguaje. No obliga a la palabra a ser y decir algo
que no figure en su sentido estricto y figurado o de verbos en sedición. Es
justamente esta perturbación y perplejidad las que hacen surgir el hecho
estético: es la perturbación de la supuesta transparencia del lenguaje la que
inaugura la poesía, y es la perturbación de la unívoca pasividad orgánica del
cuerpo la que inaugura el erotismo:

¡Ah, grillo mío, tan feo, tan bueno, tan tierno


como llegaste has de morir
solo y colgado de una crin.

Se accede al erotismo siempre bajo amenaza, circundando el vacío al


crearlo, ahí donde el goce es acaso una posible esperanza. Quizás a través de
esta idea sea posible la sublevación como erotización, el erotismo como ejercicio
de la furia. Porque hay elementos heterogéneos en el lenguaje. Porque tal vez
apalabrando el cuerpo nos reinventamos y reconocemos, nos recreamos
deformándonos, mutando en seres imaginarios o fantaseados, encontrándonos
con ese otro que nos hace desear, que nos hace escribir:

¡Grillo! Le digo
Le cierro un ojo, le limpio la calva,
Le meneo los pelos de mi cola
Y le tuerzo la lengua hasta que muera.

Las palabras se erotizan, y este erotizarse se da sobre un lenguaje que


aparece como cuerpo cultural desnaturalizado, irritado al extremo, torturado
hasta las desfiguraciones, acicateado y punzado por un sujeto que intenta
alcanzar algún saber propio del deseo. «Mi ciego, mi gallo y tú» es u cántico de
registros capaces de producir visiones, experiencias táctiles, olfativas, gustativas
y auditivas; conjurando el hecho de que las cosas no se agotan en sus
manifestaciones y que en ellas prevalece un sentido misterioso del mundo que
nos acerca y nos aleja.

3.
Así, en los exordios de las páginas de la literatura puneña, se hablará de la
«Promoción Intelectual Carlos Oquendo de Amat» como una página que pasará
a formar un capítulo fundamental en el proceso literario del Perú, no solamente
por sus 5 libros primordiales: «Axial» (1975), «Los dioses» (1992) «Mi País»
(1971), «Poemas» (1997) y «Mi ciego, mi gallo y tú» (2003); sino por el aporte
significativo de las otras facetas que hicieron los integrantes de este concilio
literario arraigado en Puno. Esta Promoción integrada esencialmente por Omar
Aramayo, José Luis Ayala, Percy Zaga, Gerardo García Rosales, Gloria
Mendoza y Serapio Salinas, tuvo como ícono descollante a Percy Zaga Bustinza
(Puno, 1945 - Puno, 2017), profesor y promotor cultural, pero, sobre todo, poeta;
quizá el que mayor trabajo le dedicó a la palabra escrita en aquel momento
literario en que la poesía puneña alcanzó un esplendor considerable, luego de
los Orkopata.

4.
¿Hay en la genialidad del poeta gérmenes de locura?, ¿qué se puede esperar, al
fin y al cabo, de un poeta o de la poesía misma?, ¿vale, siquiera un bledo, la
poesía en estos tiempos?, ¿para qué sirve la poesía? Escribir seguirá siendo una
práctica de problematización de la realidad, del cuerpo y del lenguaje, un modo
singular para plantear la lucha contra el malestar de la cultura y contra la
paralización que produce la angustia ante la intrusión de esa otredad insólita;
porque el otro también es el horror, la constante amenaza de la disolución
subjetiva, de la pérdida de los límites, y de esa identidad que nos tranquiliza
ocultando lo real de todas las mutaciones posibles que nos constituyen. Los
poetas seguirán siendo esa «rara avis» que se encuentra solamente cuando la
luna refleja, por milenio una sola vez sobre la escarcha de una hoja de malvas
donde se puede ver un sacudimiento de plumas brillando sobre la piel de un
ciervo, esa luz que precisamente por error brincó por allí, no. Los poetas están
aquí, en cada palabra, en cada silencio. Los poetas como Percy Zaga estarán
siempre aquí, aun sin estar.
Entrevista

La trascendencia de Carlos Oquendo de Amat


radica en la originalidad de su poesía1
(Una conversa con Percy Zaga)

Por Vicente Ytusaca

1.- ¿Cuál es la incidencia o la sensibilidad que generó Carlos Oquendo de


Amat con sus «5 metros de poemas» en los poetas puneños de los 70?
Los poetas de esos años no teníamos el complejo de agruparnos cada diez
años. El tiempo en general no nos parece un motivo para agrupar o crear
“generaciones”; existen otros motivos más trascendentes para agrupar a los
artistas o escritores, en general. Descubrimos la poesía de Oquendo en un
pequeño libro titulado “Floresta de Poesía Peruana” que editó y distribuyó
gratuitamente el Ministerio de Educación, allí consignaron los
poemas “Madre” y Mujer” de un tal Oquendo de Amat que nació en Puno, en
1905. Aparte del rasgo chauvinista, nos impactó la frescura, la sencillez, la
alegría de esos poemas, en medio del cansancio modernista y romántico que
inundaba gran parte de la breve antología que leímos. Era algo nuevo,
diferente, luminoso, sin llanto ni quejas. Y empezamos a amarlo, investigarlo,
descubrirlo.
2.- A más de 80 años de su publicación, ¿Cómo ve Ud. ahora a los «5 metros
de poemas»?
Todavía no ha sido leído con detenimiento, atención y espíritu oquendiano. «5
metros de poemas» exigen una lectura especializada que descubra la compleja
sencillez de sus metáforas. Es cierto que le han dado lecturas superficiales
mucha gente, hasta un parlamentario que viajó a España para participar en un
homenaje a Oquendo y solo respondió que era una gran poesía, una poesía
bellísima y otras sandeces, cuando le pidieron opinión. Se ha divulgado el libro
con las sucesivas ediciones realizadas, pero no se ha estudiado técnicamente,
académicamente, inclusive hasta hoy, no se fija el “élam” poético de este libro.
No ha perdido vigencia y tiene la frescura de las cosas nuevas. Es un referente
obligado de literatura peruana.
3.- Se escriben todavía artículos, comentarios, ensayos, tesis y libros sobre los
«5 metros de poemas», ¿en qué cree Ud. que radica su vigencia?
No se ha escrito mucho, casi nada. A los trabajos magníficos de Omar Aramayo
y Rodolfo Milla, hay que agregar a Meneses, Armaza, Belli. Ah, también alguien
ha publicado algo queriendo autorrendirse homenaje a la sombra de Carlitos
Oquendo. La trascendencia de Oquendo radica en la originalidad de su poesía,

1 Esta entrevista se realizó en marzo de 2014, conforma un libro mayor que se viene editando. Junto con otras entrevistas,
poemas, textos inéditos y ponencias a los integrantes de la PICOA, saldrá próximamente bajo el sello de Editorial Hijos de la
lluvia.
en la actitud nueva frente al motivo poético, en la visión diferente del mundo.
Pero Oquendo no es solamente el más alto exponente de la literatura
vanguardista del Perú y uno de los mayores de América, sino también un gran
luchador social, un hombre extraordinario ante la tempestad dolorosa del
hombre. Oquendo será siempre vigente en ambos campos, el literario y el
social, que al fin son solo uno, una complejidad integral como lo ha
demostrado Rodolfo Milla en el Tomo II de su libro “Oquendo”
4.- En la actualidad cree Ud. que los poetas-lectores asumen adecuadamente
los «5 metros de poemas» ¿Se lo retoma concienzudamente, se lo «plagia», se
lo rechaza parcialmente, se está reescribiendo la poética de Oquendo?
Nada de eso. No lo toman concienzudamente, ni lo plagian, no lo rechaza nadie
y nadie intenta reescribir su poesía, simplemente porque es muy difícil y no se
le ha leído con detenimiento. No conozco intentos de plagio, sería muy difícil
que alguien se aproxime siquiera, sin antes haber captado la esencia de la
poesía de Oquendo.
5.- En Puno se considera a los «5 metros de poemas» como un enorme hito
poético, ¿Cree que efectivamente Oquendo sea la gran valla de la poesía
puneña? Si fuera así, ¿En qué radicaría esto?
La poesía y el arte en general no tienen vallas. Los mayores logros de una
corriente, un estilo, un libro, pueden ser vistos como hitos, expresiones
máximas y admirables, pero nunca serán limitaciones de ninguna clase.
Siempre surgirán nuevas expresiones de calidad y vigencia temporal, más o
menos duradera. Al contrario, los «5 metros de poemas» son un aliciente, un
estímulo para escribir.
6.- ¿Por qué cree que los «5 metros de poemas» no hayan trascendido, por
ejemplo a la manera de la poesía de Rubén Darío que traspasó las fronteras
hispanoamericanas llegando, como sabemos, a instaurarse en España?
La mala voluntad de la crítica literaria capitalina y su evidente incapacidad,
impidieron que un poeta de origen provinciano, ajeno a los cubileteos
academicistas, divulgara su obra. Oquendo tampoco lo quiso. No era como
alguno de sus admiradores que publica decenas de libros y luego recorre
redacciones, domicilios, pidiendo, rogando unas palabritas laudatorias o una
mención, por lo menos, en una revista o una antología. Oquendo no usó
disfraces, pelucas, ni afeites de ninguna clase. La verdadera razón para que su
obra no fuera difundida en su momento, fue la incapacidad de los críticos de su
tiempo que no lograron descubrir la estética de su poesía. Rubén Darío fue el
gran aportante al desarrollo del modernismo, pero tuvo que moverse mucho,
viajar, etc. Ya está llegando la hora de Oquendo, cada vez son más las personas
que aprecian su obra.
7.- Los integrantes de la PICOA rinden un justo homenaje a Oquendo a
través de su trabajo con la palabra, ¿qué libros cree que quedarán de esta
Generación? ¿Puede mencionar títulos? ¿Nombres?
La PICOA, fundamentalmente sus fundadores (Aramayo, García, Zaga)
tuvieron la virtud de acercarse a una comprensión estética de la poesía de
Oquendo. Pusieron su nombre en la vitrina literaria y llamaron la atención
logrando que otros entendidos se fijaran en nuestro poeta, rompiendo el
enclaustramiento en que se le tenía, como años después se hizo con Gamaliel
Churata, cuyo libro “El Pez de Oro” se apolillaba en la Biblioteca Central y en la
de la Escuela de Literatura de la Universidad de San Marcos y se le mostró al
Dr. Antonio Cornejo Polar que dirigía el Taller de Literatura Peruana, quien
tuvo la inmediata reacción de incluirlo en la relación de autores y textos que
necesariamente debía estudiarse en nuestra Primera Casa de estudios
superiores. Por lo demás, hay libros y poemas de la PICOA que han sido
reconocidos como valiosos en el proceso literario puneño y tal vez peruano.
8.- Hay algunos estudiosos que han mencionado que los «5 metros de
poemas» todavía no ha sido entendido cabalmente, ¿qué tipos de estudio o
sobre qué aspectos falta escudriñar en este libro objeto?
Es cierto, todavía no existe una valoración exacta de la vida y obra de Oquendo,
especialmente de su libro “5 metros de poemas”. Falta estudiar todo. Su vida,
que es aspecto insoslayable de todo estudio, se conoce poco, y ese poco debido
al estudio extraordinario de Rodolfo Milla Cuentas que, en los tres tomos de su
monumental trabajo, nos presenta aspectos realmente desconocidos de la vida y
obra de Oquendo, enmarcados en la historia social del departamento de Puno y
el Perú. En cuanto a su obra poética, todavía no tenemos siquiera una
explicación aproximativa al “élam” estético. No sabemos porque es buena la
poesía de Oquendo, no conocemos en qué consiste su valor. Es cierto que todo
gran autor crea su propia estrategia de estudio, es cierto que las escuelas críticas
o de análisis literario no son plantillas o modelos acabados para abordar toda
escritura, es cierto. Por eso la gran tarea para conocer a Oquendo es crear una
estrategia adecuada, una forma especial de abordar la poesía de Oquendo.
9.- Dorian Espezúa, destacado crítico literario puneño, hablaba de un sustrato
andino en los «5 metros de poemas», se refería a una sensibilidad andina y
serrana, a pesar de que en el libro, como podemos ver, no existe ningún
vocablo aymara o quechua, ¿qué nos puede decir de este punto de vista?
No siempre las palabras o vocablos, frases o giros evidencian alguna influencia
lingüística. La ternura y cierta musicalidad de algunos poemas de «5 metros de
poemas» pueden acercarse a la musicalidad, especialmente del aymara, pero
no siempre significa influencia. Los años en que se escribieron los poemas de su
único libro (y algunos otros, hallados posteriormente) parecen negar esta
afirmación, porque Oquendo venía, en ese entonces, poco, muy poco a Puno, si
consideramos que después vino y vivió en varios lugares de Puno, mucho más.
No comparto esa afirmación. Hay rasgos de ternura en algunos poemas y la
sonoridad musical podría llevarnos a pensar en un halo andino, pero ambos
elementos se deben a la naturaleza y personalidad de Carlitos y a circunstancias
de su vida, que corresponde estudiar a ustedes.
10.- En el entorno lector y de la crítica, ¿Cuál cree que sea el futuro de los «5
metros de poemas»?
Oquendo y su libro serán siempre motivo de lectura y admiración. Concluirá la
simple curiosidad y las lecturas epidérmicas y nuevos lectores premunidos de
mayores recursos teóricos, descubrirán la poesía de Oquendo. El lector no
especializado encontrará siempre la magia de la sencillez y las metáforas
luminosas, mientras el crítico especializado establecerá los nexos conductores
entre imagen e imagen para explicar la estética oquendiana. Esa es la propuesta
que está en al libro “Literatura Puneña para…”
11.- En poesía, un tanto para periodizar y facilitar ciertos estudios y
comprensiones, hablamos de generaciones, ustedes mismos son de la
generación del 70, ¿qué nos puede decir de las siguientes generaciones
poéticas en Puno?
Yo no soy de ninguna generación y mucho menos del 70,80 o dos mil
quinientos. Los estudios literarios no se realizan por años, sino por
características comunes de sus representantes. El grupo que inicialmente
conformé (la PICOA), como lo ha señalado Omar Aramayo, giró un tanto su
atención del hecho social a la palabra; descubrimos que la poesía, aparte de la
connotación social (política y otras), tenía un valor propio, una dinámica
singular que justamente la convertía en objeto estético. Dejamos los rezagos
modernistas y románticos, y aunque casi todos, menos uno, hicimos bastante
poesía social, hubo una fuerte intención estética, un cuidado especial por la
palabra. Las siguientes generaciones literarias de Puno tuvieron el valioso
aporte del desarrollo social a través de la instalación de instituciones
académicas, el intercambio de revistas, libros, eventos, etc. y ahora la
comunicación virtual que acerca y permite contactar con la producción literaria
última del mundo, para copiar, plagiar, imitar o simplemente conocer y
superar. Aprecio los logros extraordinarios de varios de nuestros poetas,
premiados o no, como Boris Espezúa, Herrera Flores, Leoncio Luque, Filonilo
Catalina, y muy especialmente de Darwin Bedoya, poeta formado en nuestra
región con las limitaciones propias del medio, pero con el logro magnífico de
una poesía y una prosa transparente, fresca, innovada, vital y única.
12.- Se habla, con cierta frecuencia, de que los poetas puneños del 80, 90 y
post2000 escriben una poesía ciertamente oquendiana, ¿qué noticias tiene de
estos poetas y qué nos puede decir desde su percepción?
No he encontrado en ningún poeta puneño que tenga rasgos de
poesía oquendiana. Se pueden tomar, consciente o inconscientemente, ciertas
palabras, giros y hasta versos de Carlitos, pero el espíritu, la luminosidad, la
transparencia de Oquendo no está en nadie, ni siquiera en Darwin Bedoya que
tiene otro tipo de simplicidad. La poesía no está en las palabras, si no en el
significado, musicalidad e imagen de sus metáforas.
13.- ¿Cree Ud. que los «poetas de los 90» en sus textos plantean un diálogo
con los «5 metros de poemas»?
No conozco a “los poetas de los noventa”, menos sus planteamientos de
diálogos con tal o cual libro y mis limitaciones personales no me permiten
comprender las intenciones de diálogo que Ud. sugiere. En todo caso será un
monólogo ante una obra que estando viva y actual, no podrá responder más
allá de las interpretaciones personales de cada lector.
14.- ¿Hicieron este mismo procedimiento los poetas de los 80?
Habría que preguntarles a los “poetas del 80”. Yo les aconsejaría que no lo
hagan. Oquendo es un momento, un instante particular del desarrollo social.
Confluyen en el vanguardismo en general una serie de características sociales
de ese momento, de ese momento del desarrollo humano. Ahora existen otras
condiciones que se deben expresar en otra estética, en otra poesía, que hay que
forjarla, crearla, escribirla.
15.- ¿Qué apreciación tiene de la poesía puneña de los últimos 20 años?
¿Algunos libros? ¿Nombres?
Ya le dije, valoro altamente la producción literaria puneña de los últimos años.
Poetas, narradores, críticos, editores, en fin, realizan un trabajo magnífico, no
solamente por las distinciones obtenidas en concursos y eventos, sino por la
calidad de su producción.
16.- ¿Se podría decir que estas generaciones plantearon algún tipo de ruptura
o propuesta?
Todo escritor joven tiene la tarea de romper con lo anterior, de acabar con lo
existente, pero no solamente en la actitud iconoclasta, sino fecunda de
plantear lo nuevo que reemplace a lo antiguo. Los nuevos artistas no pueden
envejecer en la adormidera de lo académico, tienen que jalarle los cabellos a
cuanto hallaron y reemplazarlo por amaneceres luminosos que pongan el
porvenir al alcance de todas las manos.
17.- Alguien por ahí decía que «la poesía no está obligada a ser nueva ni
contemporánea, sino actual. No importando si se apela a una tradición, a una
ruptura, a una propuesta; importando más bien que esa tradición o
desarticulación tenga una significación y por lo tanto, una validez poética.»
¿Qué puede opinar Ud. a respecto, especialmente si esta idea la vinculamos
con la poesía puneña contemporánea?
Los poetas sí tienen la obligación de producir textos nuevos. Los significados
pueden partir de la tradición o arribar por partos de rupturas.
18.- ¿Cuál debería ser la figura del poeta actual a la luz de este mundo donde
la tecnología es sinónimo de vertiginosidad y la vida se hace más agitada y
difícil?
¿La función? ¿La figura? Si este mundo es vertiginoso, pues todos debemos ser
vertiginosos y si la vida es más agitada y difícil, seguro lo será para todos,
incluidos los escritores. Nadie puede subsistir en un mundo agitado, altamente
tecnificado, con criterios o reglas antiguas.
19.- ¿Ha perdido el lugar o el espacio aquella presencia que tenía el poeta en
otrora, o tiene todavía esa representación trascendental en la sociedad?
Es cierto que la poesía ha perdido la vigencia especial que tuvo en algunos
momentos de la historia. Pero es por culpa del mismo poeta que elitisa su
trabajo y se encierra en su torre de marfil. La poesía y el arte son del pueblo,
son parte sustancial de la existencia, son una necesidad humana, la más
humana de las necesidades, pero los artistas abandonan el escenario social, se
aíslan en su ego narcisista y privan a las nuevas generaciones del arte actual.
20.- ¿Para qué seguir escribir/insistir con este género de minorías,
especialmente de lectores que viven en un contexto de violencia y
deshumanización?
Justamente para cambiar ese estado de cosas. No podemos conformarnos con
una situación o un panorama en que la lectura, la escritura, el estudio, la
investigación y toda forma de trabajo intelectual sea desterrado y reemplazado
por las maniobras de la tecnología, es decir copiar, pegar, plagiar, etc. El
contexto de violencia, aparte de las disputas de mercado o la necesidad de
sobrevivencia, es consecuencia de la pérdida de vigencia del arte en general
y la literatura en particular. (pzb)
La voz del poeta

Poemas

NIÑA II

Qué pide a cuitas


tu niña en su espejo,

Si al agua regala
cadencia y voz?

Y qué clama al aire


manita a sol medio,

Si adorna la tarde
con solo mirarla?

NIÑA III

Nunca como ahora en esta calle


tenderá del mediodía su candil

Que a su ida columpiaba de sus


orlas y a su esquina –río- iba;

Ni a sus manitas castañas gotas


que en su bata garzas, venados

Con las mismas de su vuelta, su


partida, su siempre sonreír, su ida.

POEMA

Que musgo osó en vano


colar tu fuente y mi coraza?

Y qué sueño aspira


borrar mi desfonda y plegaria?

Si es el tuyo más que


grande el recuerdo,

Y es plegaria el dulce
nombre de tu nombre.
ALDEA

Retazos de campaneo se pasean


con el polvo en las espaldas.

Jadea el viento en la angostura


de una desdibujada capilla.

Del aprisco trashumante gotea


el hilo baladero de la esquila.

Cuando el viento gime el eco


de una abuela tuberculosa.

TIERRA

Hasta que hubimos probado


el germen de su incendio voraz

Y carcomido su terca costumbre


de ensartar gusanos, raíces y estrellas.

No comprendimos, salvajes,
su vientre fecundo, su ojo dador.

Ni supimos que era madre


y costaba sangre tenerla, amarla.

CAMPESINA

Tienes el germen de la tierra


y la distancia consumida en tus ojos.

El agua encharcada refleja


el vaivén de tus polleras rojas.

En tu comunidad hambrienta
bostezan niños y ollas vacías,

Y en la ruta de los extraviados


te añora un torvo labriego asesinado.
CUESTIÓN

No son tus cintas, dos cintas


más ciertas que el sol y la luna?

Y tus ojos, gotas de rocío o luceros,


verdades que arden y atizan noches vacías?

Y no hay en tus pechos reflejos lejanos


de montes y valles, fogatas que hielan?

O son locura, sueño o encanto


tus cintas, tus ojos, tus pechos, tú.

POEMA I

Un murmullo de brisa en la tarde


y estas ganas de decirte algo;

De mencionar tu nombre o escribirlo


en el aire como loco o poeta.

De ver tus ojos o tocar tu pelo


color de brisa, sabor de monte;

De tomarte en cuadrados y estallar


tu sangre que manche el paisaje.

POEMA II

Existes como rocío en silencio,


de lejos y con flores de retama;

De las estrellas tu voz viene


con garfios y olas clandestinas.

Cuando el eco de tu voz nos llega


se adornan de pastizales los caminos

Y cuando callas garúa un manto


de oquedades y azucenas verdes.
POEMA IV

Más que el vaho húmedo de tu sonrisa


huyendo entre pantanos y lluvia de parque

Más que la curva de tu cintura


dibujada con tinta de escolar y pereza

Y más aún que la fresca


ternura de tus profundidades,

Estás tú y tu pueblo preparando


un día nuevo de cristal y acero.

POEMA V

Agotada como un duende


en los libros de la vida,

Huida o ausente cabalgas


sin retorno entre marismas

Demás miras tu olvido, tu ocio


y tu sempiterna huella de caoba

Y en vano asfixias el silencio


que protesta y escarba tu recuerdo.

CARLOS OQUENDO DE AMAT

Las banderas de tu sangre roja


resuenan como campanas de pueblo.

Tus poemas persisten entre claveles


o perdidos en la cintura de las muchachas

Niños desnudos juegan en el mar


como buscando uno de tus versos

Y entre lluvias de otoño te descubren


dibujando continentes o retazos de luz.

Poemas (1997)
II

Porque pues, no a tus ojos


mis ojos pueden llegar,
con su sombra, su bulto flaco
y su pena ensimismada.

Ni a tus plantas, mis manos


sus yemas yertas unirlas
palmo a palmo implorando
su asomo a tus manos.

Si a mas verte, amarte mas


atino y en mi atrocidad,
royendo mi vientre huyes
viento hermoso, lejos de mí.

III

Tierna tu voz circula mi agreste roquedo


como manantial encornado
en pulcros palos de oquedades sepultas
tras rubias ratas que en su pecho
guardan viejas banderas de luto.

Demás a su estro pretendes robar


el tumulto infantil que acosa su fin
y a su inicio la cadencia totalitaria
de llegar para iniciar y nunca culminar.
¡Maravilla de vida, que es la vida misma!

Por cuanto lo dicho no es toda ella:


es infinita, dulce, tierna, bella, vertical,
y es sangre, clamor, rocío y lucero;
todo en uno solo, en un solo silencio:
en el instante mismo que naciera el mundo.

IV

A este nuestro largo grillo


que tanto con su cola blanca
osa quitar al sol su luz y que luego
en la mañana destruye con su aliento
mi sueño y tu sueño y el sueño de los justos,
para convertirlo en trizas de cartón
o en botes de papel para los niños.
¡Grillo! Le digo
le cierro un ojo, le limpio la calva,
le meneo los pelos de mi cola
y le tuerzo la lengua hasta que muera.

El grillo lee luego el diario


come los bizcochos de mis niños,
se lava los pies en agua limpia
y pregunta por la hora exacta.

¡Ah! grillo mío,


tan feo, tan bueno, tan tierno,
como llegaste has de morir
solo y colgado de una crin.

Mi ciego, mi gallo y tú (2003)

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