Sunteți pe pagina 1din 5

El velo de la novia

Catholic.net

Pocas saben que significa la tienda y que es uno de los principales símbolos
nupciales en los que se representa la protección de Dios sobre la nueva familia.

El vestido es a la carne lo que la tienda a la familia. Existe una analogía, puesto


que la familia es también carne, vida humana, comunión de personas. El vestido es
antinatural en los animales, mientras que en el hombre suple una deficiencia
estructural: la carne vive en un mundo hostil y necesita protección y custodia. El
vestido y la tienda pueden entenderse como símbolos de esa protección. Sin
embargo, aunque el vestido de las bodas pueda también considerarse sagrado en
cuanto que -como hemos visto- muestra la función litúrgica del esposo en la
celebración nupcial, la tienda es un símbolo sagrado por sí mismo en cuanto
significa la protección divina sobre la nueva familia.

Para el hombre moderno, el símbolo de la tienda ha perdido toda significación. Sin


embargo, para nuestros antepasados era el principal símbolo y de ello ha quedado
constancia en la terminología empleada. Ya lo hemos explicado anteriormente,
pero conviene recordar que en las nupcias propiamente dichas se celebraba el
traslado solemne de la esposa a la casa del esposo. La palabra ahora tampoco
significa mucho para la mentalidad moderna, pero en aquella época estaba
íntimamente relacionada con el acto consumativo del matrimonio. En efecto,
nuptias es participio verbal del verbo nubo, nubis, nubere, nupsi, nuptum, que
significa cubrir. La nube, la tienda, el velo y el mismo acto conyugal se usan en
este sentido: los hombres nubunt (cubren) y las mujeres nubuntur (son cubiertas).
En los tiempos más remotos, en la casa del marido se preparaba una tienda en la
que se disponía el tálamo, en donde el esposo esperaba a la esposa y en donde se
recibía la bendición nupcial sobre ellos, en presencia de la familia y los allegados.

En las nupcias la esposa es cubierta y el esposo la cubre. El significado es sexual y


ya hemos hablado de él profusamente en el epígrafe anterior, al referirnos a la
carne. Ahora de lo que se trata es de acentuar el significado de protección que
encierra el verbo cubrir. Ambos esposos son llevados a la tienda, que les cubre a
los dos y al mismo tiempo simboliza la protección que Dios les deparará o al

página 1 / 5
El velo de la novia
Catholic.net

menos la que ellos imploran y anhelan.

¿Qué puede sugerir esto a los esposos que celebran hoy la boda en un contexto
tan distinto? ¿Tiene la tienda alguna utilidad para nosotros? ¿Qué sentido tiene
rescatar este símbolo del baúl de los recuerdos, rescatarlo de un museo de
curiosidades?

Es lógico hacerse estas preguntas. Sin embargo, este símbolo está presente en
muchas de las celebraciones nupciales que se celebran en el mundo entero.
Desde tiempo inmemoriales las esposas se velan para la boda. El velo
sigue usándose y es el símbolo estilizado y simplificado de lo que fue la
tienda. Por esta razón, a través del velo, la tienda sigue estando presente en las
celebraciones nupciales de nuestros días. No en todas, puesto que hay esposas
que eligen vestidos sin velo.

Esta presencia del velo en las bodas de hoy, permite una evangelización
del significado principal de este símbolo: la protección divina que se
invoca.

“Aunque son muchas las teorías relativas a este ornamento nupcial -escibe
Manglano- lo más probable es que se aluda a la tienda adosada a la casa del
marido y en la que se colocaba el tálamo nupcial. El tálamo y la tienda eran
elementos centrales de la bodas bodas antiguas, pues allí los esposos recibían la
bendición super talamum. De esta manera, en la celebración litúrgica la esposa
mantiene simbólicamente ese elemento” ( J. P. Manglano, El libro del matrimonio.
Esa misteriosa unión, Editorial Planeta, Barcelona 2010, p. 316).

En las tradiciones nupciales judías destaca el hecho de que los ritos se realicen
bajo la Jupah, palio o tienda abierta por los cuatro costados, que simboliza a la vez
la hospitalidad de la familia judía así como la alianza del Sinaí.

Hay otro argumento importante que se puede emplear para la evangelización de


este símbolo, por lo menos en el ámbito linguístico castellano. En esta lengua, en
efecto, se emplea comúnmente la palabra casamiento, que indica precisamente
este aspecto de hacer entrada en la casa o, mejor aún, pedir la protección de Dios
simbolizada en la casa. En verbo casar se usa tanto en reflexivo como en
transitivo. En el primer caso, son los esposos quienes “se” casan. En el segundo,
son las autoridades civiles o eclesiales las que “casan” a los esposos. Estas dos

página 2 / 5
El velo de la novia
Catholic.net

acepciones responden muy bien a la historia de las nupcias que hemos presentado
brevemente al inicio de este capítulo. En su forma reflexiva se subraya el poder
exclusivo de los eposos para establecer el vínculo conyugal mediante su
consentimiento. En su forma transitiva se hace hincapié en la necesidad de un acto
de reconocimiento de una autoridad humana para que el matrimonio sea válido.
En realidad, tanto una como otra son insuficientes y se han establecido en una
tradición nupcial ajena al símbolo de la tienda. Este símbolo, bien directamente o a
través de su sucedáneo el velo, significa la protección divina, es decir, el
convencimiento de que es Dios quien interviene en la vida de los esposos. Esta
idea es maravillosamente expresada en el salmo 127: “Si Dios no construye la
casa, en vano se afanan los albañiles; si Dios no guarda la ciudad, en vano vigilan
la guardia”.

La acción de Dios en las bodas puede destacarse en dos sentidos:

En primer lugar, en la línea de considerar la proyección eterna del amor de los


esposos. Sin Dios, la experiencia amorosa se ve truncada y amenazada por la
muerte. En cambio con Él, se abre una puerta a la esperanza de que ese amor
tenga un futuro ultraterreno. En el caso de los cristianos, esta esperanza estaría
fundada con mayor firmeza en el hecho de que la alianza de los esposos se enraiza
en la Alianza de Cristo con su Iglesia.

En segundo lugar, tampoco es desdeñable la línea de argumentación que


considera la compañía y presencia permanente de Dios en la familia, entendida así
como “santuario de la vida”. Los esposos son consagrados para cumplir su misión
santificadora.

Sin embargo, tanto una como otra línea de estudio han quedado truncadas al
referir la palabra casamiento únicamente al acto jurídico con el que comienza el
vínculo matrimonial. En un caso, se hace hincapié en su causa eficiente -el
consentimiento matrimonial-; en el otro, en cambio, en un requisito necesario para
la validez -el reconocimiento por parte de la autoridad-. También de esta manera
se ha escamoteado el símbolo de la casa, como también lo fue por idénticas
razones el de la carne.

Por otra parte, cabe considerar el hecho de que una tienda forma parte de un
campamento. Este hecho tampoco nos parece relevante en nuestra vida, puesto
que las casas de hoy son simples apartamento en grandes edificios. “Casado casa
quiere” reza el refrán popular. No se entiende muy bien por qué razón casarse se
ha vinculado únicamente al momento celebrativo, cuando es la casa la que
constituye una realidad permanente. ¿Por qué casarse? Se preguntan muchas

página 3 / 5
El velo de la novia
Catholic.net

personas en nuestros días. Sobre todo, ¿Por qué hacerlo, cuando es mucho más
fácil ir a vivr juntos bajo el mismo techo? Me resulta perfectamente comprensible
que muchas parejas decidar obviar el primer paso, la ceremonia, para pasar
directamente a la vida en común. Si son ellos los que “se” casan, ¿qué importancia
puede tener el cumplimiento de una ley civil o eclesial que les exige realizar unos
ritos? Nos moveríamos en el ámbito de las conveniencias y de las oportunidades.

Sin embargo, montar una tienda es algo distinto. No se planta una tienda en el
desierto sino es porque se está de viaje. Y si se tratase de una vida nómada ese
viaje no se hace solo, sino formando parte de una comunidad más amplia. La
tienda y el campamento son elementos que se “pliegan”, que se adaptan a la
comunidad. La tienda es símbolo de la familia y no al revés. Casarse no significa
habitar bajo el mismo techo, sino convertirse en “casa” el uno para el otro con la
ayuda de Dios y de la comunidad humana.

La Iglesia, una gran familia que concibe a la familia como iglesia doméstica,
descubre en la experiencia del pueblo peregrinante de Israel una continua fuente
de inspiración. El Dios que habita en medio de su pueblo no sólo les acompaña en
las incidencias del viaje, sino que también guía y dirige todos sus movimientos.

El Pueblo que habita en campamentos vive en perpetuo movimiento. Esta


experiencia está todavía viva en san Pablo quien con cierta frecuencia utiliza
imágenes y símbolos campamentarios que forman parte de la misma experiencia
bíblica. En este sentido, destaca la trompeta, un instrumento importante para los
movimientos del pueblo durante la travesía del desierto. Siendo una multitud de
muchos miles de personas, los campamentos debían de levantarse con orden y
disciplina:

"Dijo Yavhé a Moisés: ´Hazte dos trompetas; las harás de plata maciza. Te servirán
para convocar a la comunidad y dar la señal de trasladar el campamento. Cuando
suenen las dos, se reunirá junto a ti toda la comunidad, a la entrada de la Tienda
del Encuentro. Pero cuando suene una sola, se reunirán contigo los príncipes, jefes
de clanes de Israel" (Nm 10, 1-4).

Cuando venga el Señor a buscarnos, la Iglesia levantará el campamento y, junto a


los que hayan resucitado de entre los muertos, todos juntos "seremos arrebatados
en nubes, al encuentro del Señor en los aires. Y allí estaremos siempre con el
Señor" (1 Ts 4, 17). El apóstol san Pablo nos aconseja que nos consolemos
mutuamente con estas palabras. Y ciertamente son palabras consoladoras. La
trompeta sonará y tanto los vivos como los difuntos que hayan acogido en sus
vidas la salvación de Jesús, seremos transformados y llevados a la vida venturosa

página 4 / 5
El velo de la novia
Catholic.net

del Cielo. Será la "trompeta final", porque ya no habrá más traslados de


campamento. Habremos llegado a la meta.

Es el mismo Jesús el que habla de este momento en el evangelio de san Mateo 24,
30:
"Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre; y entonces se
golpearán el pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo del hombre venir
sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria. Él enviará a sus ángeles con
sonora trompeta, y reunirán de los cuatro vientos a sus elegidos, desde un
extremo de los cielos hasta el otro".

Por último, es interesante también la profecía de Isaías en la que se predice la


vuelta a Jerusalén de todos los israelitas exiliados. Esa visión es también figura de
la reunión de todos los creyentes al final de los tiempos, venidos de los cuatro
puntos cardinales. "Aquel día vareará Yavhé desde la corriente del Río hasta el
torrente de Egipto, y vosotros seréis reunidos de uno en uno, hijos de Israel. Aquel
día se tocará un cuerno grande, y vendrán los perdidos por tierra de Asiria y los
dispersos por tierra de Egipto, y adorarán a Yavhé en el monte santo de Jerusalén"
(Is 27, 12-13).

Basten estas consideraciones para concluir que, en la perspectiva del símbolo de la


tienda, es absurda la idea de un matrimonio “privado”, de un vínculo en el que
sólo se requeriría la voluntad concorde del hombre y de la mujer al margen de la
vida del pueblo. Es comprensible que, por razones parecidas, Dios manifestase su
voluntad de que se representara su presencia por medio de la tienda del Encuentro
y, en cambio, tuviese tantas reticencias para que se le representara por medio de
un templo, como hacían los demás pueblos. El Dios trascendente no está en
ningún lugar.

Dios interviene en la vida de los esposos no tanto para ayudarles a levantar una
casa con elementos materiales, sino para que edifiquen sus vidas en una
comunidad de vida y amor en la que Él es señor y rector.

página 5 / 5

Powered by TCPDF (www.tcpdf.org)

S-ar putea să vă placă și