Universidad Distrital Francisco José de Caldas - Especialización en Desarrollo Humano 2019-1

Desarrollo Humano – Jose Novoa

Lorena Mendivelso Ibáñez – 20092165079

Desarrollo a Escala Humana – Manfred Max Neef (1986)

Introducción:

En el marco del modulo de Derechos Humanos se pone en discusión el libro de Manfred Max

Neef “Desarrollo a Escala Humana”, donde el autor presenta una teoría de desarrollo social

desde lo transdisciplinar, potenciando las necesidades fundamentales a través de satisfactores,

con el fin de dar a cada sujeto las herramientas para convertirse en un agente activo y propositivo

dentro de la comunidad.

Hipótesis:

Suramérica ha atravesado por diferentes modelos económicos que han quebrantado sus dinámicas

sociales, culturales y políticas; el desarrollo se ha tomado como un concepto meramente

económico, basado en el incremento del PIB de la región para posicionar a los países con mayor

o menor desarrollo. Las políticas se han estructurado homogéneamente, restringiendo la

participación de los individuos en la conformación de país. Max Neef introduce una nueva

dinámica: si las necesidades fundamentales de la persona y las personas son satisfechas, además

de generar autonomía, logrará la articulación del ser en diferentes campos. El cambio de

perspectiva de la población de objeto a sujeto activo dará como resultado el florecimiento de un

desarrollo transversal, que cobija y da posible solución a problemáticas de distinta índole.

Modelos económicos latinoamericanos y sus repercusiones

Los pueblos latinoamericanos no han compartido solo un territorio a lo largo de su historia; es

bien sabido que sus tradiciones, culturas, sistemas económicos y políticos han estado fuertemente

ligados gracias a sus características comunes. En el mismo sentido, se han compartido derrotas y
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crisis que han desatado en el continente una suerte de desesperanza hacía las oportunidades y

sumisión ante mercados extranjeros que consiguen consumidores efectivos.

El precario estado estructural de américa latina se ha originado a partir de la consolidación de

concepciones económicas ajenas al contexto, que solo han dejado múltiples rupturas no sólo a

nivel económico, sino visibles vacíos a nivel de autonomía, dejando así países dependientes de

economías y políticas extrajeras. En cuanto a las prácticas sociales, el autor analiza:

“En lo social, la creciente fragmentación de identidades socioculturales, la falta de integración y

comunicación entre movimientos sociales, la creciente exclusión social y política y el

empobrecimiento de grandes masas han hecho inmanejables los conflictos en el seno de las

sociedades, a la vez que imposibilitan las respuestas constructivas a tales conflictos” (Max Neef,

1989, p. 10)

En un primer momento, el desarrollismo impulsó la industrialización revirtiendo completamente

la composición rural y campesina (tradicional del continente), sin tener en cuenta la proyección

de procesos sociales y culturales de los territorios. No obstante, el legado industrial dio como

resultado la multiplicidad en los mercados y el desarrollo de una infraestructura económica. El

fracaso de esta concepción se atribuyó a “su propia incapacidad para controlar desequilibrios

monetarios y financieros, que la industria generó” (p.12)

De alguna forma el monetarismo neoliberal logró dar estabilidad durante periodos de coyuntura,

pero fue luego del fracaso desarrollista que incursionó con toda dinámica. A partir de medidas de

control represivas impuestas por regímenes, el neoliberalismo se instaura en Latinoamérica desde

una postura dogmática, inculta y fuera de contexto. Fracasa en menor tiempo que el desarrollismo

por tres razones: 1. Si bien impulsó el crecimiento económico, no fue generador de desarrollo
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(desde el punto de vista general); 2. Se encuentra como un modelo mecanicista e inadaptable que

acrecenta la exclusión de la población pobre con respecto a su participación en los mercados; 3.

No hay un agente que límite el comportamiento económico del modelo, por lo cual las

actividades económicas se orientan desde hipótesis que generan a la larga problemáticas sociales

que no se saben resolver.

Así pues, los campos de lo social, cultural, político y económico en américa latina se hallan en

una coyuntura que, para algunos, resulta ser motivo suficiente para entregarse a la frustración y el

fracaso. Otros toman esta fractura como una oportunidad para proponer y poner en marcha

proyectos alternos que generen verdadero desarrollo a la región.

La propuesta de desarrollo a escala humana fue resultado de una serie de seminarios-taller

realizados por profesionales de diferentes áreas durante un periodo de 18 meses. Dicha

construcción de conocimiento se generó de forma transdisciplinar, a través del análisis y

reflexión de las problemáticas. La propuesta se presenta como estructura primaria, sujeta a

cambios que puedan emerger desde nuevas contribuciones.

El concepto de desarrollo se aborda desde:

“la satisfacción de necesidades humanas fundamentales, en la generación de niveles crecientes de

autodependencia y en la articulación orgánica de los seres humanos con la tecnología, de los

procesos globales con lo comportamientos locales, de lo personal con lo social, de la planificación

con la autonomía y de la Sociedad Civil con el Estado.” (p. 14)

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Desarrollo y necesidades humanas

A primera vista las distintas problemáticas que se presentan en el continente pertenecen a campos

disciplinarios definidos (economía, psicología, sociología, etc.) y ha sido desde dichos campos

donde se han estudiado las diferentes formas de salir de la coyuntura. Sin embargo, es evidente

que se están tratando dichas problemáticas como especificas y no desde la complejidad con las

que se revelan. Es necesario, para lograr un cambio de perspectiva, que todas las disciplinas

hagan un esfuerzo por generar la satisfacción de las necesidades humanas; el trabajo colectivo,

desde la transdisciplinariedad, debe ser capaz de transformar las tradicionales políticas

reduccionistas que solo han aliviado momentáneamente a la sociedad.

Ligado al trabajo conjunto de las disciplinas, los postulados de esta propuesta sugieren un cambio

conceptual del desarrollo: este “se refiere a las personas no a los objetos” (p. 25) incrementar el

nivel de calidad de vida de las personas, desde la base de sus necesidades (entendidas como una

estructura múltiple e interrelacionada) brindando los satisfactores precisos para lograrlo.

Necesidades y satisfactores

Normalmente una necesidad es entendida como una carencia, lo que supone de un satisfactor para

ser completa. Max Neef argumenta que, si bien las necesidades son carencias, también son

potencialidades que promueven la movilización y compromiso de las personas. La satisfacción de

una carencia se transforma en capacidad ser, tener, hacer y estar.

De manera errónea se han categorizado a los satisfactores desde la perspectiva económica, sin

tener en cuenta que estos contribuyen a la realización del ser en su totalidad. La forma en la que

una sociedad o cultura determine los satisfactores dominantes, será la forma en la que los genere,
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los promueva y los organice. Dentro de las sociedades capitalistas actuales, los bienes

económicos han sido catalogados como el sentido último en el que una necesidad es expresada

(p. 35); la verdadera función de un bien económico es potenciar el medio por el cual un

satisfactor puede ser el fin último de una necesidad. Debido a este desface, entre lo que se

constituye como medio y fin, se encuentran sociedades alienadas que trabajan para satisfacer

necesidades que no son vividas plenamente, ya que no potencian la participación de las personas

sino la producción en masa de artefactos que condicionan la vida.

Repensar las necesidades y satisfactores en función de los procesos económicos permite

reestablecer las preferencias personales más allá de los artefactos o bienes adquiridos, y volver a

la discusión de lo subjetivo como parte fundamental de la demanda de satisfactores reales.

Claramente, si se piensa al satisfactor como un producto históricamente construido, debe estar

sujeto a cambios constantes según los contextos determinados.

La reivindicación de lo subjetivo

El protagonismo que debe tener el sujeto dentro de su contexto es crucial para un desarrollo

social. No obstante, la realidad latinoamericana carece de espacios en los que las personas, los

proyectos sociales locales y los procesos comunitarios emerjan y se proyecten a una escala de

mayor impacto. La dependencia del continente surge a partir del sometimiento de los países a la

banca privada internacional: deudas externas exorbitantes, imitación de modelos de consumo,

proyectos políticos y económicos centralizados que neutralizan a la población mermando su

autonomía. El macromercado que ha cobijado a las naciones no ha resuelto la satisfacción de las

necesidades fundamentales de las personas, invisibles ante las dinámicas predominantes, son solo

actores pasivos dentro de la estructura económica.

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Para el desarrollo a escala humana es imperativo que los procesos individuales se complementen

con los locales, y éstos con los regionales, nacionales e internacionales. La satisfacción de las

necesidades potencia la acción y creación del individuo, y la importancia de esto se refleja en

políticas y proyectos heterogéneos que incluyan a todos.

La capacidad de un estado para crear satisfactores promoverá no solo el desarrollo económico,

además impulsará procesos de justicia social, participación, educación, servicios médicos dignos,

etc. Ahora bien, no se trata de buscar una solución radical, de la noche a la mañana, a través de la

reivindicación del sujeto: Max Neef propone la participación activa de las personas para

dinamizar procesos desde lo local que impactarán, a la larga, a nivel nacional y regional.

Referencias:
Max Neef, M. (1989). Desarrollo a Escala Humana: una opción para el futuro. Santiago de
Chile. CEPAUR.