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DE AREQUIPA
LA HUELLA DE
ANTONIO RAIMONDI
SALAS DE EXTENSIÓN CULTURAL
MONASTERIO DE SANTA CATALINA
CALLE UGARTE s/n, AREQUIPA
DEL 21 DE JUNIO AL 01 DE SETIEMBRE
Detalle del mirador de Yanahuara. Al fondo, iglesia de San Juan Bautista, Arequipa. Foto Alex Bryce
“Heme aquí llegado a la bella ciudad de Arequipa, con sus sólidas casas de piedra y sus techos
de bóveda, que dan a la población un sello especial. Las cómodas casas, la verde y bien cultivada
campiña, los numerosos baños situados en las inmediaciones de la ciudad, y la pintoresca vista de
su cónico volcán llamado Misti, hacen de Arequipa una agradable mansión para el viajero.
En Arequipa se abría para mí un ancho campo de estudio, en la formación geológica de sus terrenos,
en su especial climatología, debida a la suma sequedad de la atmósfera, y en el examen y análisis
de sus numerosas aguas, tanto potables como minerales”.
Antonio Raimondi
El Perú, 1874: p. 169
La exposición Tesoros de Arequipa. La huella de Antonio Raimondi
tiene como sede las salas de extensión cultural del famoso Monasterio
de Santa Catalina, uno de los monumentos históricos más
emblemáticos de la Ciudad Blanca. En este espacio, una selección
razonada de acuarelas, dibujos, croquis, mapas, libretas de viajes,
instrumentos, entre otros documentos y objetos históricos, resumen el
paso de Antonio Raimondi por Arequipa y a la vez la trayectoria
científica del naturalista más importante del Perú. Mediante esta
exposición se da continuidad a la serie Tesoros, propuesta expositiva y
educativa concebida por el Museo Raimondi y promovida por la
Asociación Educacional Antonio Raimondi de Lima. Gracias a esta serie
iniciada el 2013, ciudades como Huaraz, Chavín, Cajamarca, Cusco y
San Juan de Lurigancho han podido disfrutar del legado científico
revitalizado del sabio milanés. Como en los casos precedentes, toca
en esta oportunidad a los ciudadanos arequipeños encontrar en la
vigencia de la obra y visión de Antonio Raimondi, la certeza de un
destino de esperanza para el Perú fundamentado en la fuerza solidaria
del trabajo y el uso racional y responsable de sus recursos culturales,
naturales e históricos.
Tesoros de Arequipa recopila las más interesantes incidencias de los
itinerarios científicos de Raimondi en esta región, entre los que destaca el
registro de los fósiles de Acarí, la excursión botánica a las lomas de
Atiquipa, los análisis de las aguas minerales y potables de Yura y Sabandía,
los apuntes arqueológicos de los petroglifos de Alto de la Caldera, entre
otros. En la Ciudad Blanca Raimondi describió con admiración el buen
diseño y fábrica de las casas de sillar, visitó las famosas canteras de esta
piedra y a la vez exploró las formaciones volcánicas de estas tierras. También
recorrió la alegre campiña arequipeña, describiendo su producción agrícola y
elogiando su deliciosa gastronomía.
El testimonio fundamental de su trabajo científico son sus libretas de viaje. Verdaderas bitácoras
de sus itinerarios, resultan un compendio impresionante, cuyos datos y observaciones resumen
las circunstancias y peripecias de exploraciones científicas de epopeya. Ellas son testimonio del
protocolo de registro que empleó para un control preciso de rutas y descubrimientos. Se dividen en
aquellas dedicadas al registro de sus viajes y las temáticas; las últimas documentan manifestaciones
específicas en campos como la arqueología, botánica, etnología, geología, mineralogía y zoología.
Durante sus itinerarios Raimondi utilizó simultáneamente ambos tipos de libretas, realizando en el
día apuntes en fojas sueltas y transcribiéndolas a estas libretas en la noche.
Durante sus diecinueve años de viajes a lo largo y ancho del Perú (1851-1869), Raimondi acumuló
ciento noventa y cinco libretas sobre la historia natural del Perú. Fue la prospección científica
más ambiciosa, sistemática y dilatada que se haya realizado en el Perú del siglo XIX. Durante este
periodo recorrió el equivalente a 45.000 kilómetros por el territorio nacional, experiencia que lo
convirtió en el primer científico en componer una visión completa del Perú, de las potencialidades
de sus recursos naturales y culturales, así como la reserva que ellos significaban como garantía para
el progreso del país.
Raimondi recorrió la región Arequipa como parte de su gran viaje al sur del Perú. Recorrió territorio
arequipeño en diversos momentos de los años 1863, 1864 y 1865. Un hecho interesante es que
el naturalista retomó su viaje al sur a mediados de 1863, luego de estar convaleciente seis meses
tras superar la verruga peruana causada por la picadura de un mosquito en la sierra de Lima que le
trasmitió la bacteria que origina enfermedad de Carrión: Bartonella bacilliformis. Este hecho pone
en relieve su férrea convicción científica, el objetivo irrenunciable de explorar todo el país y su
misión autoimpuesta de dar a conocer al mundo las riquezas naturales del Perú.
Carátula Interior
Libreta de viaje N.° 33 Libreta de viaje N.° 35
1862-1863 1864
Archivo General de la Nación Archivo General de la Nación
LA BOTÁNICA. EL ARTE AL SERVICIO DE LA CIENCIA
Las acuarelas que Antonio Raimondi pintó a lo largo de sus extensos viajes por el Perú
están entre los documentos más significativos de su legado documental. Raimondi fue fiel
seguidor de las normas que orientan la estética del naturalista, cuyo propósito es poner
el arte al servicio de la ciencia. Su objetivo es la representación exacta de la naturaleza,
donde formas y colores son apreciados mientras representen más fielmente a la materia.
Durante sus viajes Raimondi realizó cientos de dibujos de plantas, a la vez que colectaba
un herbario que llegó a acumular más de 20.000 especímenes de la flora nacional. Desde
el punto de vista de la taxonomía o la clasificación científica de su colección, Antonio
Raimondi fue fiel seguidor del método de clasificación sexual de Linneo. Éste tiene como
fundamento la disección de la flor, lo que permite al botánico acceder y a la vez reconocer
los órganos sexuales y reproductivos de la planta como pistilos, estambres, ovarios, entre
otros. Las características físicas y ocurrencias de estos órganos permitieron al naturalista
italiano asignar género y especie a cada planta de su herbario.
Antonio Raimondi
El Perú, 1874: p. 103
Palaua sp.
MALVACEAE
Acuarela de Antonio Raimondi
Colección Museo de Ciencias de la Salud
Facultad de Medicina “San Fernando”
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
ANTONIO RAIMONDI Y SU EXCURSIÓN BOTÁNICA
A LAS LOMAS DE ATIQUIPA
“Pasé con gran placer nueve días en el pueblecito de Atiquipa, haciendo numerosas excursiones
en sus cercanías, marchando sobre un terreno cubierto de un tapiz de verdura, esmaltado de las
más brillantes y variadas flores; recorrí por todos lados aquel laberinto de quebraditas bañadas
en aquella época por cristalinos arroyos; subí hasta la cumbre de aquellos cerros envueltos en
densas neblinas, cuya humedad hace brotar la vida donde poco antes aparecía la más desolada
aridez; recogiendo por todas partes copiosa mies para mi herbario, hasta que las continuas garúas
de aquel año hicieron del suelo arcilloso de Atiquipa un profundo fangal, y minaron hasta los
cimientos de la pequeña iglesia, cuyas paredes cayeron al suelo”.
Antonio Raimondi
El Perú, 1874: p. 167
La cita previa destaca la honda impresión que dejaron las lomas de Atiquipa en el naturalista
italiano durante su paso por esta región en octubre de 1863. Ello está convalidado por el
registro científico de al menos cinco acuarelas botánicas que Raimondi pintó en este lugar.
Adicionalmente, el herbario del Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos conserva las plantas y autógrafas que son el testimonio del proceso de selección y
acopio de las muestras de la flora de Atiquipa.
Este último proceso venía acompañado del etiquetado. Aquí se anotaba la información más
relevante de la especie botánica recolectada, desde los nombres científicos y vulgares, así como
la fecha y lugar de la colecta. La etiqueta acompañaba a la planta. De allí que la mayoría de
etiquetas de Raimondi muestren signos visibles de humedad resultado de la acción del prensado.
2
Tigridia grandiflora
IRIDICEAE
Acuarela de Antonio Raimondi
“Atiquipa, octubre 1863 N. V. Cebollita”
Museo Raimondi
3
Fotos 1 y 2 Pablo Cruz Quintanilla
1. Muestra tipo del herbario de Antonio Raimondi. Museo de Historia Natural de la UNMSM.
2. Etiqueta de campo. Museo de Historia Natural de la UNMSM.
3. Acuarela de Atiquipa. Museo Raimondi.
Las tres imágenes corresponden a la misma especie identificada, ilustrada y colectada por Antonio Raimondi.
AREQUIPA ARQUEOLÓGICA:
LOS PETROGLIFOS DE ALTO DE LA CALDERA
A poco de comenzado el año 1864, Raimondi organizó desde la Ciudad Blanca una excursión a fin de
reconocer los dibujos en piedra de Alto de la Caldera. Alertado por los habitantes de la ciudad sobre
la existencia de estos petroglifos, emprendió su viaje por el camino hacia Vítor. En aquel tiempo el
Tambo de Corrales era la referencia para llegar a los petroglifos, pues se ubicaban “a pocos pasos, en
la falda del cerro”. Este reconocimiento científico siguió dos vectores: el análisis de su soporte, es decir
la formación geológica de las piedras donde se grabaron estos trazos y la apreciación arqueológica de
estas evidencias.
La primera aproximación resulta especialmente interesante por sus implicancias para la interpretación
de la segunda. Esto permite vincular apreciaciones sobre la técnica de elaboración de los trazos, así
como la antigüedad de los mismos. Raimondi identifica a las rocas utilizadas como soporte de los
diseños como de formación diorítica compacta (volcánica), de aspecto rojizo en su exterior y color gris
verdoso al interior (cuando se rompen). Un primer aspecto que resalta es el siguiente: “Esta coloración
exterior de las masas dioríticas es debida a una descomposición que sufre la roca expuesta a la acción
del aire, la que además de producir la coloración, da a su superficie un aspecto rugoso, debido a que los
elementos mineralógicos que componen la roca, siendo de diferente naturaleza, no se descomponen
al mismo tiempo y destruyéndose unos antes que los otros concluyen ofreciendo el aspecto superficial
dicho más arriba”.
Raimondi estableció que la capa exterior de las rocas corresponde a peróxido de fierro, que resulta de
la descomposición del anfíbol (silicatos), uno de los componentes de la diorita. Justamente el grabado
de las piedras es resultado de las marcas que dejan los diseños luego de retirar por fricción esta
capa superficial de la roca. Esto se logró mediante el uso de un instrumento (otra piedra) de sección
angulosa y dura para grabar los diseños. La recurrencia de la oxidación de la superficie hace que
incluso las marcas se vuelvan a oxidar, y por consiguiente los trazos de los dibujos se hagan cada vez
menos visibles.
Raimondi utilizó este principio físico-químico para hacer una interesante inferencia sobre la antigüedad
de estos grabados; para ello se basó en las características de las marcas, las que cruza con connotaciones
culturales de algunos diseños de cronología relativa conocida. Así dice: “Si se examina estos grabados,
se ve que algunos de color más claro que otros, deduciéndose de ello que no todos tienen la misma
antigüedad; algunos son tan claros que parecen haber sido hechos hace muy poco tiempo y lo que
también confirma esta opinión es la naturaleza del dibujo. En efecto entre los demás dibujos se ve la
cruz que no era conocida por los antiguos habitantes del Perú; y no se crea que este dibujo sea debido
al acaso, por el cruzamiento de dos líneas, pues basta examinar la figura para convencerse que este
dibujo de la cruz es idéntico al que usan los cristianos y se halla pintado o grabado en todas partes”.
La excursión a Alto de Caldera produjo además algunas interesantes ilustraciones de estas piedras
grabadas. Ellas se conservan en la Libreta de Viaje N.° 35 de Raimondi, una de cuyas imágenes se
reproduce en este brochure.
Petroglifos de Alto de la Caldera
“...a 4 leguas de Arequipa en el camino de Vitor”.
Arequipa
Libreta de Viaje N.° 35, 1864
Archivo General de la Nación, Lima
ANTONIO RAIMONDI Y EL PLANO DE CAYMA
Durante sus viajes, Antonio Raimondi realizó el levantamiento de planos de numerosas ciudades del
interior del país. Gracias a estos registros fue posible conocer la ubicación precisa de las principales
dependencias de gobierno y servicio civil, así como de las sedes de las autoridades políticas y religiosas
de estas urbes. Ellos también incluyen accidentes geográficos y cursos de ríos o acequias, cuya ubicación
y características resultaban relevantes para la organización espacial e identidad física de estas ciudades.
El naturalista italiano realizó esta labor a mano alzada y a escala, con el auxilio de unos pocos instrumentos
de precisión (p.e. brújula, cuerda y nivel). Su registro, paciente y progresivo, se hizo a lápiz y tinta, y
Plano a mano alzada del damero de Cayma, Arequipa
Elaborado por Antonio Raimondi, 1863
Colección Casa Museo Antonio Raimondi – Pacasmayo, La Libertad
junto al trazo de calles y plazas se enfatizan cauces de ríos y acequias, lomadas, campos de cultivo y caminos,
entre otros detalles relevantes de traza y topografía urbana.
Entre los documentos del paso de Raimondi por Arequipa se conserva el plano de su levantamiento del
damero de Cayma, poblado en aquella época anexo a la Ciudad Blanca. Esta consideración es muy importante
debido a que Cayma nace como una población indígena con un importante rol económico: sus habitantes
daban múltiples servicios a Arequipa o bien se dedicaban al comercio con ciudades del sur como Cusco y
Puno mediante la arriería de las famosas y numerosas recuas de llamas.
UNA RICA HISTORIA
GEOLÓGICA:
FÓSILES, CANTERAS
Y VOLCANES
La configuración geológica del
territorio andino fue uno de
los aspectos que más llamó la
atención de Antonio Raimondi. La
impresionante dinámica geológica
de los Andes es resultado de las
activas fuerzas tectónicas que
operan en esta cordillera. Sus
observaciones destacan tanto por
la precisión de las descripciones de
las caprichosas superposiciones y
relaciones de los distintos estratos
geológicos de la cordillera, como
por la pulcra caracterización
química de las rocas y minerales
que los integran.
Los íconos de la actividad tectónica arequipeña son sus volcanes, y entre ellos el Misti, cuya imagen
tutelar es símbolo de la ciudad de Arequipa. Aparece flanqueado por otros dos volcanes: el Pichu
Pichu y el Chachani.
DE LAS AGUAS MINERALES Y AGUAS POTABLES DE
AREQUIPA: LA CIENCIA Y LOS AMIGOS DEL CAMINO
Uno de los más importantes trabajos de Antonio Raimondi, aunque de los menos recordados,
es el análisis de las diversas fuentes de aguas potables y aguas minerales del Perú. Arequipa
ocupa un lugar especialísimo en esta parte de sus estudios debido a la conocida variedad
de sus fuentes hídricas, tanto para el consumo doméstico como para usos medicinales y
recreativos. La importancia del uso adecuado de ambos tipos de aguas converge en un
mismo interés que el sabio siempre resaltó: el cuidado de la salud.
En el caso de las aguas minerales de Arequipa, Raimondi reconoció aquellas de las famosas
fuentes de Yura, así como las aguas termales de Bautista, Jesús, Ullupampa y Taparza. En todas
ellas analizó sus componentes orgánicos e inorgánicos en suspensión e incluso los gases en
disolución que liberan de estos manantes al ascender a la superficie. Todos estos componentes
le otorgan propiedades particulares a cada una de estas fuentes. Así, por ejemplo, Raimondi
precisa la composición de los tipos de aguas presentes en Yura, distinguiendo entre aquellas
sulfurosas (popularmente denominadas de azufre) y las ferruginosas (conocidas como aguas
de fierro).
En el caso de las aguas potables, Raimondi tuvo en cuenta dos criterios cruciales para
esclarecer su idoneidad: la turbidez y la cantidad de componentes orgánicos en suspensión.
La turbiedad corresponde principalmente a los componentes inorgánicos como arcillas,
cuya cantidad aumenta en época de lluvias. En el caso de los elementos orgánicos ellos
tienen su origen en los seres vivos. A fin de analizar la calidad del agua y su potabilidad,
Raimondi recurrió a dos procesos teniendo en cuenta la turbidez y los elementos orgánicos
en suspensión.
Para los primeros recurrió al filtrado hasta obtener agua cristalina. Una vez limpia el agua,
empleó el método de la evaporación para caracterizar los componentes orgánicos. La
concentración de materias orgánicas más allá del límite permisible (0.01 gramos según
Raimondi) se delata en el peso de las materias inertes (mediante el uso de la balanza de
precisión), su coloración luego de la evaporación, y especialmente por el notorio olor a
descomposición de las materias orgánicas por acción del fuego.
Por último, un tema muy importante a tener en cuenta es la relación de Raimondi con
importantes líderes locales, como el científico alemán Eugenio De Boeck, quien lo acompañó
en todos sus recorridos por las inmediaciones de Arequipa. Igualmente se debe resaltar que
sus trabajos sobre las aguas minerales y potables de Arequipa fueron publicados en esa
misma ciudad por Francisco Ibáñez, dueño y editor del periódico La Bolsa, el más importante
de la historia de la Ciudad Blanca en la segunda mitad del siglo XIX.
Soplete portátil de Antonio Raimondi. Museo Raimondi, Lima.
LA MINERÍA, LA CONQUISTA DE
LOS ANDES Y LA
MODERNIZACIÓN DE LA
REPÚBLICA
Antonio Raimondi fue un decidido impulsor de la minería
para el desarrollo de la infraestructura y la tecnología como
base para el desarrollo nacional. Siempre viajó acompañado
de un laboratorio portátil equipado con morteros, lupas,
microscopios, sopletes y reactivos químicos. Este equipamiento
le permitió realizar in situ análisis de rocas, aguas potables
y minerales, caracterizando sus componentes químicos
básicos. Los resultados de sus trabajos fueron presentados en
fórmulas químicas (base de la determinación mineralógica del
espécimen) y apreciaciones estadísticas, lo último como criterio
fundamental para ponderar el rendimiento potencial de los
yacimientos mineros. Esta metodología le permitió expresar la
riqueza minera del Perú en el lenguaje universal de las ciencias.
Antonio Raimondi
El Perú, 1874: p. 420
Paralelamente a la muestra, el Museo Raimondi organizó, junto con los especialistas de la Dirección
Regional de Educación de Arequipa, un taller dedicado a capacitar a los docentes representantes de sesenta
instituciones educativas locales. De esta manera se garantiza el adecuado uso de este kit educativo y sus
contenidos, así como la posibilidad de compartirlo con los docentes de los colegios de la jurisdicción.
El Museo Raimondi se encargará también de monitorear el uso de estos materiales a través de las redes
sociales, formalizando así una red escolar regional y nacional.