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Facultad de Filosofía y Letras-UBA

PARCIAL DOMICILIARIO

Historia de la Filosofía Antigua


Comisión Nº IV

Profesora: Gioia, Flavia


Alumna: Curcio, Valeria Soledad
DNI: 35227325

Segundo Cuatrimestre de 2009


El pasaje (1) aparece en la segunda y última parte del diálogo, centrada en el tratamiento de
la relación de la virtud con el saber.
La posición socrática respecto de la relación entre incontinencia, saber e ignorancia es
explicitada en el Protágoras mediante la formulación de la Tesis del intelectualismo
socrático1, en estrecha relación con la tesis hedonista2. Boeri da una clara explicación de la
posición intelectualista socrática3, al afirmar que la misma sostiene: que la virtud es
conocimiento, el cual es necesario y suficiente para actuar correctamente; que el vicio y las
malas acciones no son más que ignorancia; y que todo el mundo desea o quiere lo que es
bueno. Sócrates niega la existencia de la acción incontinente; para él, quien obra mal no lo
hace a sabiendas, sino por ignorancia: el incontinente es ignorante, pues le falta práctica en la
técnica métrica, definida como la acción de evaluar correctamente qué es lo placentero y qué
lo doloroso4. Él afirma que la salvación de la vida consiste en la técnica métrica, dado que
ésta, en su adecuada utilización, haría nula la apariencia mostrando lo verdadero, y haría que
el alma pudiera permanecer calma en la verdad y salvar su vida 5.
Como afirma Guthrie6, para Sócrates, el conocimiento del bien y del mal garantiza que un
hombre nunca será inducido por el placer, el dolor o la pasión a seguir ninguna otra dirección
que la que le dicte el saber, es decir, su razón. Respecto de este tema, Boeri sostiene que la
distinción entre bien real y bien aparente es decisiva a la hora de planear un curso efectivo de
la acción. Sócrates distingue el hecho de llevar a cabo una acción según “lo que (a)parece ser
bueno” (bien aparente) y según “lo que es bueno” (bien real). Si bien lo que (a)parece ser
bueno puede coincidir con lo que es realmente bueno, en muchos casos, el basar las
elecciones en una “creencia doxástica” puede llevar a confundir el bien aparente con el real.
Sócrates marca la diferencia entre creer o pensar, y saber; para él, nadie actúa mal de buen
grado (o voluntariamente), y si el agente elige el bien menor es sólo por ignorancia, por
cometer un error al creer que una cosa determinada es mejor para sí mismo.
Según Vigo7, la apariencia contraintuitiva de este principio socrático8 se ve agudizada en su
formulación en nuestra lengua, pues no constituye una traducción precisa de la formulación
original en griego. Además, explica que el verbo hamartánein no alude primariamente al
error específicamente moral9, sino que posee una significación más amplia, de alcance
predominantemente cognitivo. Por esto, afirma que “nadie yerra voluntariamente” constituye
una traducción menos confusa. Además, para Vigo, el principio establece un postulado
mínimo de racionalidad interna, pues explicar las acciones del agente racional implica
siempre presentarlas como motivadas por determinados deseos y creencias que pueden o
deben adscribirse al agente del caso. En la concepción de Sócrates, resulta esencial a toda
forma de error la presencia de un componente irreductible de autoengaño: a quien está en el
error, éste no se le revela como tal, sino que se le aparece como genuino saber.
La aparente explicación de Sócrates sobre la acción incontinente, a los ojos de Boeri, radica
en la eliminación del conflicto entre partes antagónicas del alma; y, al identificar lo bueno
con lo placentero10 se explica porqué, para Sócrates, sería absurdo que la incontinencia sea
entendida como resultado de “ser dominado por el placer”.
En el análisis de Irwin11 se explica la postura sobre la apelación de Sócrates a la tesis
hedonista, que, en un principio, tanto Protágoras como la mayoría rechazan. En respuesta,
Sócrates pasa a la negación de la incontinencia, donde los demás comparten su posición 12. Al
argumentar que la mayoría acepta erróneamente la incontinencia porque rechaza
erróneamente el hedonismo, postula un hedonismo epistemológico, pues supone que los
juicios sobre el placer preceden epistemológicamente a los juicios sobre el bien. El
hedonismo parece brindar una descripción adecuadamente precisa de la felicidad13, ya que
ésta guarda estrecha relación con el placer y el goce. Aún así, algunos críticos sostienen que
Sócrates sólo utiliza la tesis hedonista como una opinión común que le sirve a sus propósitos
durante la argumentación con la mayoría, pero que no es realmente aceptada por él mismo.
Aristóteles explica su posición respecto de la incontinencia a partir de la tesis del
intelectualismo socrático, respecto de la cual sostiene algunos puntos en común y, critica y
reformula otros. Tal como dice Vigo14, la concepción aristotélica de la incontinencia está
estructuralmente inserta en una ética de la virtud, centrada en las disposiciones habituales del
sujeto de praxis. El examen de la incontinencia es abordado desde una perspectiva que,
además de tratar la teoría de la acción, apunta a una teoría tipológica de los caracteres. La
estrategia aristotélica para responder a la posición socrática se centra en un refinamiento de
las nociones de saber e ignorancia para explicar la conexión de la incontinencia con la
presencia de cierto saber y, a la vez, de cierta ignorancia presentes en el sujeto incontinente.
Al explicar la posibilidad de la acción incontinente, Aristóteles recurre a la distinción entre
saber potencial y saber actual15 en contraposición a la distinción socrática entre saber genuino
y mera ignorancia.
Según Boeri16, la explicación aristotélica pone en juego elementos cognitivos o intelectuales
junto con elementos emocionales o desiderativos, dado que su conjunción es necesaria para
explicar la acción humana. Aristóteles propone distintas vías posibles para resolver el
problema del estado cognitivo del incontinente. La primera es que el incontinente posee
conocimiento, pero lleva a cabo un acto incorrecto, porque en ese momento su conocimiento
es puramente teórico y no práctico, pues no utiliza dicho conocimiento. La segunda solución
es a través del silogismo práctico: un agente lleva a cabo una acción adecuada (que es la
conclusión del silogismo) cuando pone en conjunción de forma correcta los factores
desiderativos y cognitivos, representados por las premisas mayor y menor del silogismo,
respectivamente. En este contexto, la incontinencia puede ser entendida de dos maneras a las
que Vigo llama explicación negativa y explicación positiva, respectivamente. La explicación
negativa es el resultado de la no actualización del saber moral (y potencial) en la situación
concreta de acción. La otra, es el resultado positivo de la actualización de una combinación
de premisas que moralmente se considera “falsa” o “incorrecta”, pues en el contenido de una
de las premisas está presente un deseo irracional. Otra de las vías reside en la comparación
del incontinente (dominado por las pasiones) con una persona dormida, con un loco, y con un
sujeto en estado de embriaguez. Aquí, si bien el incontinente posee el conocimiento teórico
de lo que es mejor para sí mismo, Aristóteles sostiene que este no ha tenido tiempo suficiente
para asimilar dicho conocimiento ni para incorporarlo a la formación de su carácter.
A diferencia de Sócrates, para Aristóteles, la ignorancia puede ser voluntaria, y muestra que
pueden distinguirse variedades de maldad distinguiendo variedades de ignorancia. Las
acciones basadas en la pasión son voluntarias cuando la persona es responsable de adquirir la
posición donde predeciblemente sería afectada de un modo determinado, y así también
cuando se desarrolla el hábito de reaccionar de dicha manera. El incontinente es la clase de
persona que está en conflicto, dado que su desarrollo moral es irregular, y luego de actuar
lamenta lo que ha hecho. Su conocimiento de principios generales no posee adecuada
conexión con sus hábitos de percepción y de acción.
Como dice Rorty17, la incontinencia es: un tipo de ignorancia, pues el incontinente ignora
cómo debe conectar adecuadamente los placeres particulares con sus fines generales; o es una
clase de falla constitutiva, donde el sujeto falla en ver la importancia de lo que conoce y, en
consecuencia, no puede ejercer su conocimiento. El incontinente tiene hábitos que dan a sus
páthe (afecciones, reacciones) un dominio excesivo en la determinación de sus acciones,
reacciona a sus placeres llegando a olvidar lo que conoce, y esto lo lleva a la región de lo
voluntario. El virtuoso, el vicioso, y el incontinente comparten las condiciones para la acción
responsable, pues pese a que actúan por hábito, no actúan por compulsión, sino que poseen la
capacidad de auto-determinación. Una acción se considera voluntaria en la medida en que es
intencional, y el carácter del agente es tal que podría haber actuado de otro modo.
Otra objeción aristotélica es que la distinción conocimiento-opinión no es adecuada para
defender una tesis intelectualista, porque los que tienen opiniones no dudan sino que creen
conocer con exactitud. Es decir, se considera incontinente a aquel que obra en contra de sus
convicciones más firmes, y no de las más débiles; algunos creen tanto en lo que opinan como
otros en lo que saben 18. Sin embargo, la objeción fundamental de Aristóteles reside en que la
tesis del intelectualismo se contradice con los hechos tal como se manifiestan.
La formulación aristotélica de una distinción entre conocimiento actual y potencial, puede
sen entendida como un refinamiento de la distinción socrática entre el conocimiento innato y
su ejercicio activo. En palabras de Rorty, el diagnóstico de Aristóteles de las fuentes de la
ignorancia akrática19 recoge, de la descripción socrática de los fenómenos, que la persona es
dirigida por los páthe como un esclavo, arrastrada por el placer. Aristóteles acepta, de la
concepción socrática, que el incontinente es llevado a error por el placer, pero para él, esto es
consecuencia de una ignorancia culpable. Lo que lleva a error al incontinente es su tipo de
reacción ante los placeres; muchos de los páthe del incontinente son semejantes a los del
phrónimos20, pero su manera de reaccionar será distinta pues el incontinente posee un saber
meramente teórico, mientras que el phrónimos posee saber práctico.
Aristóteles distingue dos tipos de incontinencia: la incontinencia de la epithumía21 (akrasía
haplôs), que implica exceso o deficiencia y es paradigmática; y la incontinencia que implica
honor o indignación (akrasía katà méros), respecto a acciones intencionales.
La posición socrática no sólo niega que haya maldad voluntaria sino también que haya
maneras significativamente diferentes de ser ignorante y tipos de cosas diferentes que es
posible ignorar. Sin embargo, Aristóteles muestra que hay variedades de maldad, cada una de
las cuales implica una clase diferente de ignorancia voluntaria: así como existen distintas
virtudes intelectuales ejercitadas mediante el razonamiento práctico, hay distintos modos de
ignorancia e irracionalidad.
En la exposición socrática, la ignorancia del placer envuelve la ignorancia del dolor y
viceversa. Ambos son básicamente ignorancia del Bien, pero Aristóteles diferencia tanto
objetos como modalidades de conocimiento: para él, alguien puede ser ignorante o irracional
con respecto al dolor independientemente de serlo con relación al placer.
Algunos autores sostienen que el intelectualismo socrático no es un intelectualismo a ultranza
como lo presenta Aristóteles, sino que puede ser entendido de una forma más moderada22,
según la cual Sócrates admite implícitamente la posibilidad de incontinencia en caso de que
alguien actúe en contra de su mejor opinión, entendida como un tipo de conocimiento de
menor calidad. Sin embargo, aunque éste deba a Sócrates el origen de la teoría, podría
decirse que el mayor mérito es de Aristóteles por desarrollar un análisis profundo y coherente
con los hechos acerca del comportamiento del sujeto incontinente; dando lugar a una mayor
comprensión de un importante aspecto del comportamiento humano.
NOTAS:
1. Platón, Protágoras 358c10-d2: “SÓCRATES: Pero nadie va voluntariamente hacia lo malo ni hacia lo que
cree que es malo, ni está en la naturaleza del hombre, según parece, querer ir hacia lo que cree que es malo, en
lugar de lo bueno.” (Se sigue la trad. cast. de M. Divenosa en Platón, Protágoras, Introd., trad. y notas de M.
Divenosa, Bs. As., Losada, 2007)
2. Según esta tesis, el placer se identifica con el bien.
3. Cf. BOERI, M., Apariencia y realidad en el pensamiento griego. Investigaciones sobre aspectos
epistemológicos, éticos y de teoría de la acción en algunas teorías de la antigüedad, Buenos Aires, Colihue
Universidad, 2007, cap. 1, pp. 135-176
4. Cf. Platón, Protágoras 356b1-c3
5. Cf. Platón, Protágoras 356d11-e6
6. Cf. GUTHRIE, W.K.C., Historia de la filosofía griega, Madrid, Gredos, vol. IV, pp. 210-231
7. Cf. VIGO, A., “Autodistanciamiento y progreso moral. Reflexiones a partir de un motivo de la ética
socrática”, Diadokhé, vol. 5 nº 1-2, Santiago de Chile-Buenos Aires, 2002, 65-101
8. Es decir, el intelectualismo socrático.
9. Es importante destacar que el error moral implica la voluntariedad del acto.
10. Esto es, aceptar la tesis hedonista.
11. Cf., IRWIN, T., La ética de Platón, México, Instituto de Investigaciones Filosóficas, 2000, cap. 6, pp. 137-
164
12. Es decir, Protágoras y la mayoría comparten la posición socrática respecto de la incontinencia.
13. La descripción de felicidad es adecuada en el contexto de la época socrático-platónica.
14. Cf., VIGO, A., Estudios Aristotélicos, Pamplona, Ediciones Universidad de Navarra S.A., 2006, cap. XI, pp.
325-362
15. Entiéndase aquí, que un sujeto cuyo saber es potencial es aquel que posee conocimiento pero no se sirve de
él, mientras que un sujeto cuyo saber es actual es quien posee conocimiento y se sirve efectivamente de él.
16. Cf., BOERI, M., “Sócrates y Aristóteles en el examen estoico de la incontinencia”, en Anuario filosófico 32,
1999, 193-224
17. Cf., OKSENBERG RORTY, A. (1981), “Akrasia and Pleasure: Nicomachean Ethics Book 7” en Id. (ed.),
Essays on Aristotle’s Ethics, University of California Press, 1981, cap. 5, 267-284 (traducción castellana de
Gabriela Müler)
18. Cf., Aristóteles, Ética Nicomaquea VII 3, 1146b25-29
19. Referida al tipo de ignorancia que posee el sujeto incontinente.
20. phrónimos: hombre de sabiduría práctica.
21. epithumía suele ser entendido como pasión, deseo, apetito.
22. Entre ellos Boeri (Cf., BOERI, M., “Sócrates y Aristóteles en el examen estoico de la incontinencia”, en
Anuario filosófico 32, 1999, 193-224)
BIBLIOGRAFÍA:

- PLATÓN, Protágoras, Introd., trad. y notas de M. Divenosa, Buenos Aires, Losada, 2007

- ARISTÓTELES, Ética Nicomaquea VII, Introd., trad. y notas de E. Sinnott, Buenos Aires, Colihue,
2007

- GUTHRIE, W.K.C., Historia de la filosofía griega, Madrid, Gredos, vol. IV, pp. 210-231

- DIVENOSA, M., “Introducción”, en Platón, Protágoras, Introd., trad. y notas de M. Divenosa, Bs.
As., Losada, 2007, pp. 7-94

- VIGO, A., “Autodistanciamiento y progreso moral. Reflexiones a partir de un motivo de la ética


socrática”, Diadokhé, vol. 5 nº 1-2, Santiago de Chile-Buenos Aires, 2002, 65-101

- BOERI, M., Apariencia y realidad en el pensamiento griego. Investigaciones sobre aspectos


epistemológicos, éticos y de teoría de la acción en algunas teorías de la antigüedad, Buenos Aires,
Colihue Universidad, 2007, cap. 1 y 5, pp. 135-176 y 145-207

- IRWIN, T., La ética de Platón, México, Instituto de Investigaciones Filosóficas, 2000, cap. 6, pp.
137-164

- SINNOTT, E., “Introducción” en Aristóteles, Ética Nicomaquea, Introd., trad. y notas de E. Sinnott,
Buenos Aires, Colihue, 2007, pp. VII-LXXIII

- BOERI, M., “Sócrates y Aristóteles en el examen estoico de la incontinencia”, en Anuario filosófico


32, 1999, 193-224

- VIGO, A., Estudios Aristotélicos, Pamplona, Ediciones Universidad de Navarra S.A., 2006, cap. XI,
pp. 325-362

- OKSENBERG RORTY, A. (1981), “Akrasia and Pleasure: Nicomachean Ethics Book 7” en Id.
(ed.), Essays on Aristotle’s Ethics, University of California Press, 1981, cap. 5, 267-284 (traducción
castellana de Gabriela Müler)
CONSIGNA:
Teniendo en cuenta lo visto en clase y la bibliografía secundaria sugerida, lea cuidadosamente los
pasajes propuestos y elabore un comentario unitario utilizando como guía las preguntas que se
formulan a continuación:

1) Platón, Protágoras 352b3-c6: “Sobre el concimiento a la mayoría le parece que es algo sin fuerza
ni hegemónico ni gobernador. Por el contrario, no tienen en mente que sea así sino que, estando el
conocimiento muchas veces en el hombre, no es él quien lo gobierna, sino algo diferente 8unas veces
el impulso, otras el placer, otras la pena, incluso alguna vez el erotismo y otras muchas el miedo),
porque tiene en mente simplemente que el conocimiento es como un esclavo maltratado por cualquier
otra cosa. Pero, ¿acaso a tí también te parece algo por el estilo, o más bien que el conocimiento es
algo noble y capaz de gobernar al hombre y que, cada vez que alguien conozca lo bueno y lo malo, no
podrá ser gobernado por ninguna otra cosa sino que hará lo que le mande el conocimiento, y que la
sensatez es suficiente para ayudar al hombre?”

2) Aristóteles, Ética Nicomaquea 1146b31-1147a4: “Pero como 'tener ciencia' se dice en dos sentidos
(pues decimos que 'tienen ciencia' tanto el que posee la ciencia pero no la utiliza cuanto el que [la
posee y la] ejerce), habrá una diferencia entre hacer lo que no se debe teniendo [ciencia de ello] pero
sin ejercerla y [hacerlo] ejerciéndola. Se ve en eso algo extraño, pero no [lo es] si [se actúa] sin
ejercer [la ciencia]. Además, como hay dos tipos de premisas, nada impide que alguien, aun cuando
posea ambas, actúe en contra de su ciencia si utiliza la universal y no la particular, pues las acciones
posibles son particulares.”

3) Aristóteles, Ética Nicomaquea 1145b22-32: “Se podría plantear la dificultad de cómo incurre un
hombre en incontinencia si su posición es correcta. Por cierto, algunos niegan que ello pueda darse en
el que tiene ciencia, pues sería extraño, como pensaba Sócrates, que si [en un hombre] hay ciencia,
alguna otra cosa gobierne y la arrastre de aquí para allá como a un esclavo. En efecto, Sócrates
combatía a ultranza ese argumento, en la convicción de que no existe la incontinencia; [creía,] en
efecto, que nadie obra a sabiendas en contra de lo mejor, salvo por ignorancia. Ahora bien, ese
argumento está en manifiesta contradicción con la manera en que se presentan los hechos; y en
relación con esa afección se debe investigar, en caso de que [se actúe] por ignorancia, cuál es la
modalidad de la ignorancia que se da, pues es manifiesto que el que actúa con incontinencia no piensa
[que debe hacerlo], hasta que experimenta la afección.”

A) Contextualice el pasaje (1) y reconstruya la posición socrática respecto de la relación entre


incontinencia, saber e ignorancia. ¿Qué respuesta da sócrates a la acción incontinente? Tenga en
cuenta otros pasajes del Protágoras que considere pertinentes para el tratamiento de esta cuestión.

B) ¿Cómo da cuenta Aristóteles de la relación entre incontinencia, saber e ignorancia? A partir del
pasaje (2), describa los distintos momentos de su explicación. ¿En qué sentido se opone Aristóteles al
intelectualismo socrático?

C) De acerdo con lo desarrollado en los puntos (A) y (B) y a la luz del pasaje (3), elabore una
reflexión acerca de cuáles son los elementos socráticos, si los hubiera, que preduran en la concepción
aristotélica, y en qué sentido puede decirse que ambas propuestas se distancian notablemente.

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