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diálogos [185]

Castelli, Paula. “Lo que Descartes le Descartes, justamente el dualismo que


podría haber dicho a Jaegwon Kim. postula el Descartes histórico. De hecho,
Causalidad y dualismo sustancial”, considera que “el planteo de Kim no al-
Revista Latinoamericana de Filosofía canza para echar por tierra el dualismo
XXXV/1 (2009): 145-162. cartesiano” (152).
De acuerdo con su propuesta ar-
El autor discute con J. Kim, quien gumentativa, Castelli recuerda cómo
expone y critica el dualismo cartesia- Descartes considera que en la vida co-
no, que entiende de manera particular tidiana ya se tiene una comprensión
como dualismo sustancial de índole prefilosófica de la unión sustancial,
causal, es decir, como una relación en que además suponemos en nuestro
la que sustancias heterogéneas inte- obrar habitual. En términos más es-
ractúan causalmente. Esta concepción trictamente filosóficos, se debe tener
del dualismo conlleva el siguiente en cuenta que la unión de la mente y
problema fundamental: siendo ellas, el cuerpo en el hombre aparece tanto
mente y cuerpo, radicalmente diferen- en el Discurso del método como en las
tes, ¿cómo pueden llegar a modificarse Meditaciones metafísicas, en la elocuen-
según la estricta relación causa-efecto? te comparación del piloto y su navío.
Castelli puntualiza esta crítica: Esta unión es de tal naturaleza, “que un
El primer problema que enfrenta hombre no es sólo una mente que inte-
el dualista de sustancias es tener que ractúa causalmente con un cuerpo, sino
explicar cómo entran en contacto dos una entidad más compleja en la que
sustancias que no poseen propiedades se ‘entremezclan’ el cuerpo y el alma”
comunes; si este dualista intenta sor- (154, énfasis del autor). Con apoyo ex-
tear este problema señalando que no es preso en el texto cartesiano, el autor
necesario que ambas sustancias entren concluye que la mente del hombre no
en contacto” –porque las relaciones se encuentra aparte de su cuerpo, sino
causales sólo explican regularidades que se halla “encarnada” en él. No obs-
entre eventos, mas no una efectiva co- tante, en los textos referenciados no se
nexión entre ellos–, “se encuentra con invoca la unión respecto de la interac-
el problema de que la inespacialidad ción que se pueda producir, ni que la
de uno de los eventos de la relación no unión sea condición necesaria para que
permite descartar cualquier otro even- se produzca la interacción. Se puede
to inespacial como causa del mismo considerar, más bien, que “mi alma no
efecto. (151-152) mueve mi cuerpo porque está unida a
él, sino que mi alma mueve mi cuerpo
El autor del artículo indica que su y además está unida a él” (155). El au-
intención “es mostrar que los ataques tor precisa, además, que la unión entre
de Kim no conciernen al dualismo pos- cuerpo y alma no es la simple respuesta
tulado por el Descartes histórico” (146). a la pregunta por la interacción que se
Sin embargo, más interesante, y de pueda dar entre sustancias heterogé-
mayor alcance, es seguir la argumenta- neas, porque, “en el contexto del sistema
ción del propio Castelli, quien pareciera cartesiano”, se asume la existencia de la
proponer, sencillamente, una especie de interacción entre una sustancia pensan-
“recuperación”, y quizá “reivindicación”, te y una extensa, como es el caso de la
del dualismo presente en los textos de sustancia pensante Dios respecto de un

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cuerpo cualquiera, o de la totalidad de “Sexta meditación”, se “trata acerca de


ellos, lo cual no significaría una unión la interacción entre sustancias”, o sea,
entre Dios y la sustancia extensa. De cómo “el modo en que los eventos se
ello pareciera desprenderse que la in- conectan es efecto de una ‘institución
teracción es independiente de la unión de la naturaleza’, que establece que
sustancial, y el dualismo de Descartes con ocasión de cierto evento se suceda
no respondería de manera particular determinado otro” (158). De modo par-
al problema de la causalidad. No obs- ticular, menciona el autor las Pasiones,
tante, Castelli no quiere desconocer en las que dicha institución es invoca-
el caso de la interacción causal en la da para los casos en que se ha de pasar
dirección cuerpo-mente cuando “la del movimiento de la glándula pineal
noción de unión se vuelve relevante, al contenido fenoménico que es perci-
porque permite explicar el contenido bido por el alma, así como a los casos
fenoménico de las ideas causadas en la en que los movimientos del cuerpo sur-
mente por la acción del cuerpo” (157). gen a partir de las voliciones del alma,
Pero ello es sólo un elemento secunda- como en la contracción o dilatación de
rio de la interacción, aunque es propio la pupila, según que se trate de mirar
de la naturaleza humana y responde a objetos cercanos o lejanos. Del examen
las condiciones particulares de su ex- de dichos pasajes concluye el autor que:
periencia, en cuanto ella requiere de La teoría de la institución natural
un cuerpo. Este aspecto particular de plantea [...] que la conexión entre un
la interacción lo explica Descartes por tipo particular de estado mental y un
medio de la institución natural, que tipo particular de estado cerebral (o
invoca para los casos referidos a la di- en general, movimiento del cuerpo)
rección cuerpo-mente, pero que, según depende de la institución divina, es de-
interpreta Castelli, debe valer igual- cir, la naturaleza está ordenada de tal
mente en el sentido inverso. modo que ante cierta instanciación de
Castelli se conforma, para los efec- un evento de tipo físico se instancia un
tos de su argumentación: evento de tipo mental, y viceversa, sin
Con que sea meramente posible que sea necesaria ninguna conexión o
entender el dualismo sustancial junto comunicación entre cada mente parti-
con una posición semi-ocasionalista cular y cada cuerpo particular. (159)
respecto de la causación, lo cual cree-
mos que puede verse en los textos De aquí se desprende lo que, a juicio
cartesianos, algunas veces a partir de de Castelli, constituye la relación “real”
un lenguaje claramente ocasionalista, y entre la mente humana y su cuerpo:
otras veces en la apelación a cosas tales ella “es el resultado de una correlación
como las leyes que la naturaleza instau- como efecto del ordenamiento que
ra para correlacionar los eventos que tiene la naturaleza, de ciertos estados
acontecen en el mundo. (158) de la primera con ciertos estados del
segundo” (160). Es decir, hay una “ley
Encuentra Castelli que existen cla- real”, con existencia “independiente”,
ros textos cartesianos que permiten que rige los hechos y establece cuáles
entender qué es eso de institución de la eventos siguen a cuales otros.
naturaleza. En el Tratado del hombre, Resulta, en consecuencia, que la
Las pasiones del alma, así como en la unión mente-cuerpo no es asunto de

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la causalidad, pues la teoría de la insti- Cuando examino la naturaleza del


tución natural permite establecer que cuerpo no encuentro en ella nada que
los nervios, o la materia del cerebro, no huela a pensamiento; y no se podría
necesitan tocar a la mente, pues la co- tener un argumento más fuerte para
nexión entre ellos es mediada por una la distinción entre dos cosas, que si, al
ley natural según la cual “con ocasión de considerarlas ambas por separado, no
cierto evento en una de las sustancias se encontramos nada en la una que no
produce otro evento en otra sustancia” sea por entero diferente de lo que se
(160-161), sin que intervenga ni choque, encuentra en la otra. (Respuestas a las
ni impulso, o algo parecido, entre esas cuartas objeciones, AT, IX-I, 176)
sustancias, pues la naturaleza ha insti-
tuido los deseos de la mente asociados Lo que dice el texto de Descartes no
con los movimientos de los cuerpos, ofrece margen de duda:
como signos, de tal manera que con El espíritu y el cuerpo son realmen-
ocasión de ellos ocurran determina- te distintos”; “concebimos claramente
dos movimientos en la materia. Por lo el espíritu, es decir, una sustancia que
demás, ello no significa que se puedan piensa, sin el cuerpo, es decir, sin una
conocer con certeza todas las conexio- sustancia extensa [...]; y, por otra par-
nes que ha instituido la naturaleza para te, concebimos también claramente el
que rijan el orden en que se suceden los cuerpo sin el espíritu. (Respuestas a las
diversos eventos del mundo. Pero que no segundas objeciones, AT, IX-1, 131)
se conozca la trama “oculta” del mundo
no quiere decir que la relación mente- Se trata, por consiguiente, de sus-
cuerpo en el ser humano sea ininteligible. tancias realmente distintas, lo cual no
Las consideraciones anteriores le per- obsta para que, correlativa a su distin-
miten a Castelli proponer la siguiente ción, aparezca la “hipótesis de la unión
conclusión: más estrecha”, respecto a lo cual la
La teoría de la institución natural “Sexta meditación” es clara y expresa
nos da un modo alternativo de pen- (AT, IX-1, 62): “mi esencia consiste sólo
sar la interacción psicofísica, en el en que soy una cosa que piensa, o una
cual no nos comprometemos con la sustancia cuya esencia toda [...] no es
premisa según la cual es necesaria la sino pensar”; al tiempo que “tengo una
homogeneidad o semejanza entre causa idea distinta del cuerpo en tanto que es
y efecto, y por lo tanto no resulta pro- sólo una cosa extensa y que no piensa”,
blemático que la mente y el cuerpo sean de tal modo que mi alma es distinta de
sustancias realmente distintas. (161) mi cuerpo entera y verdaderamente,
y puede existir sin él. Solamente que,
Ahora, si se confrontan los pun- no obstante esa distinción, tengo “un
tos centrales de la argumentación de cuerpo al cual estoy unido de manera
Castelli con la propia concepción carte- muy estrecha”. De conformidad, enton-
siana, se observará cómo es esta de rica, ces, con esa “hipótesis de la unión más
compleja y difícil. De entrada, conviene estrecha” de que habla G. Rodis-Lewis,
señalar la radicalidad de Descartes en hay en Descartes la afirmación clara y
sus planteamientos: taxativa de que, efectivamente:

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No estoy solamente alojado en mi corporal y espiritual no equivale a una


cuerpo como un piloto en su navío, yuxtaposición extrínseca, como lo su-
sino que, más allá de ello, estoy unido geriría la imagen del piloto que observa
a él muy estrechamente, y confundido y los daños de su navío desde el exterior;
mezclado de tal manera que compongo muy al contrario, “su conjunción es tan
con él como un solo todo. (AT, IX-1, 64) estrecha que ella aparece como una
mezcla” (ibid.), y, en palabras del mismo
Si esta unión no fuera a tal punto Descartes, ellas componen un solo todo.
estrecha, cuando siento algún dolor Sin embargo, a la manera de un elemen-
percibiría aquello que lo causa precisa- to más en la complejidad del problema,
mente como el piloto percibe mediante no se trata de una tercera sustancia,
la vista el daño que ha sufrido su nave; pues el hombre es uno sólo, una sola
y algo similar ocurriría cuando mi persona como un conjunto de cuerpo y
cuerpo siente necesidad de comer y de pensamiento, a cuyo respecto se puede
beber, de lo cual no es advertido simple- decir que ellas, tomadas separadamen-
mente por el entendimiento, “sino por te, constituyen sustancias incompletas
sentimientos confusos de hambre y de cuando se encuentran relacionadas con
sed” (ibid.), en cuanto maneras de pen- el hombre que componen, aun cuan-
sar que dependen de la estrecha unión do se pueden considerar sustancias
de alma y cuerpo. Es la misma idea ex- completas si se consideran de manera
presada en carta a Elisabeth (junio 28 separada: “el espíritu y el cuerpo son
de 1643, AT, III, 693, 26-694, 6), aunque sustancias incompletas cuando son re-
con un matiz bastante sugestivo: si bien feridos al hombre que ellos componen;
se insinúa como asunto muy oscuro y pero si se los considera de manera se-
casi contradictorio la distinción entre parada, son sustancias completas” (AT,
el alma y el cuerpo y, al mismo tiempo, IX-1, 173). Dicho de modo complementa-
su unión, es conveniente no deshacerse rio, la relación entre el alma y el cuerpo
de la noción de la unión de las dos sus- se puede expresar como el hecho indu-
tancias, y percatarse de que esta unión dable de una unión que es posterior a
“cada cual la puede experimentar siem- su real distinción (cf. Rodis-Lewis 354).
pre en sí mismo sin filosofar”, en el Sin duda, se puede asumir con
sentido de que es una sola persona que Rodis-Lewis que la unión sustancial
como tal posee al mismo tiempo un del alma y el cuerpo es “una pieza cons-
cuerpo y un pensamiento, cuya natura- titutiva del cartesianismo” (354). Pero,
leza es de tal índole que el pensamiento igualmente, conviene considerar con
puede mover el cuerpo “y sentir los ac- la ilustre comentarista lo difícil que
cidentes que le acontezcan”. resulta conciliar la distinción con el
Así, la particularidad de esta unión hecho de la unión. Lo sugestivo, según
(y quizá su dificultad misma) radica se ha leído en la carta a Elisabeth recién
en su carácter sustancial, respecto de citada, es el modo como el mismo filó-
lo cual la experiencia de la sensibilidad sofo reconoce la dificultad de concebir
debiera bastar “para eliminar la repre- la distinción, al mismo tiempo que
sentación dualista del espíritu ‘alojado’ ellos, alma y cuerpo, son una sola cosa.
en el cuerpo” (352-353), de acuerdo con Sin embargo, Descartes es insistente:
el comentario de G. Rodis-Lewis. En la unión es tan natural como la distin-
efecto, la dualidad de las sustancias ción, de modo que no es accidental que

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el cuerpo humano se encuentre unido trata de “la descripción de una correla-


al alma, pues ello corresponde a su pro- ción, que se inscribe en dos registros, el
pia naturaleza; porque el cuerpo, que del cuerpo y el del espíritu, sin excluir
tiene todas las disposiciones requeridas la causalidad efectiva del uno sobre el
para recibir el alma, si careciera de ella otro” (Rodis-Lewis 356). Pero es casi
no sería propiamente un cuerpo huma- inevitable pensar que la índole de esta
no (cf. Rodis-Lewis 355). unión permanece general e imprecisa;
No obstante, resulta inevitable que pues si bien tengo el sentimiento de
persistan las dificultades: si el alma que mi voluntad responde de manera
del hombre no se encuentra alojada en inmediata al movimiento que quiero
su cuerpo como el piloto en su navío, realizar, carezco de un conocimien-
¿cómo entender, y explicar, la acción to íntimo respecto al modo mecánico
de la una sobre el otro? Se trata de pro- como este se realice. Es, precisamente,
blemas que se le habían planteado al el conocido ejemplo –aludido también
filósofo en su propia época: es difícil por Castelli– de la pupila:
concebir cómo dos sustancias que no Si queremos colocar los ojos para
tienen ningún elemento en común pue- mirar un objeto muy alejado, esta vo-
dan, sin embargo, actuar la una sobre lición hace que la pupila se dilate; y si
la otra. Son, justamente, las objecio- queremos colocarlos para mirar un
nes de Gassendi, a las cuales se refiere objeto muy próximo, esta volición
Descartes en carta dirigida a Clerselier hace que se contraiga. (Las pasiones del
(AT, IX-1, 213): “¿cómo el alma mueve al alma, art. 44, AT, XI, 361, 20 - 362, 10)
cuerpo si ella no es material?”. A ello
responde que dicha pregunta presupo- Sin embargo, si sólo se piensa en dila-
ne “la explicación de la unión que hay tar la pupila, esta no se dilata por el solo
entre el alma y el cuerpo, de la cual pensamiento. Lo notable, no obstante,
yo no he tratado todavía”. Ahora, las es la manera como el filósofo insiste en
dificultades que se contienen en esa que, si la mente puede impulsar al cuer-
pregunta provienen de una falsa supo- po, ese movimiento no es mostrado por
sición, que de ninguna manera se puede ningún razonamiento, sino por “una
probar: “que si el alma y el cuerpo son experiencia muy cierta y muy evidente
dos sustancias de diversa naturaleza, [...], una de las cosas que conocemos
eso les impide poder obrar la una so- por sí”, y resulta oscurecida si se pre-
bre la otra” (ibid.). Después, acude a un tende explicar mediante otros recursos
ejemplo: (a Arnauld, AT, V, 222, 15-20). La unión
Quienes admiten accidentes rea- entre la mente y el cuerpo se conoce per
les, como el calor, la pesantez y otros se, “en su especificidad irreductible a
semejantes, no dudan de que tales ac- cualquier otro dominio” (Rodis-Lewis
cidentes puedan obrar sobre el cuerpo, 361). O, de acuerdo con las elocuentes
y sin embargo hay más diferencia entre palabras del mismo Descartes:
ellos y él, es decir, entre accidentes y [...] nunca he visto ni comprendi-
una sustancia, de la que hay entre dos do que los cuerpos humanos tuviesen
sustancias. (AT, IX-1, 213) pensamientos, sino más bien que son
los mismos hombres los que piensan
Pero ¿es clara y satisfactoria la ex- y tienen cuerpos. Y he reconocido que
plicación del filósofo? Pareciera que se eso se hace por la composición y la

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reunión de la sustancia que piensa con sólo causal, no conviene desconocerlo,


la corporal. (Respuestas a las sextas ob- pues se ha visto que los contradictores
jeciones, AT, IX-1, 242). de Descartes, en su propia época, ya
habían apuntado esta crítica. Y aun
Finalmente, ¿cuál podría ser una cuando el mismo filósofo pareciera
explicación última para la estrecha avalar la teoría de la institución natu-
unión del alma y el cuerpo? En carta a ral, y ella permite pensar la interacción
Regius de diciembre de 1641, a propó- psicofísica de un modo alternativo a la
sito de la afirmación de este de que “el simple relación causa-efecto, como lo
hombre es un ser por accidente” (AT, señala Castelli en su conclusión, resulta
III, 460, 17), la respuesta de Descartes muy difícil seguir a este en su asevera-
es contundente: “no es accidental al ción de que “no resulta problemático
cuerpo humano estar unido al alma, que la mente y el cuerpo sean sustancias
sino que lo es por su propia naturaleza”; realmente distintas” (161). Pues debe
porque el cuerpo tiene todas las dispo- recordarse que el mismo Descartes re-
siciones requeridas para recibir al alma, conoce tanto el contexto oscuro como
“sin las cuales él no es propiamente un la dificultad de comprender la distin-
cuerpo humano” (AT, III, 460, 25-461, ción al mismo tiempo que la unión
3). La unión es, entonces, tan natural sustancial entre el cuerpo y el alma.
como la distinción, y la particularidad Por eso, de acuerdo con Rodis-Lewis,
del ser humano se podría caracterizar a quien se hace cargo de lo difícil que
de acuerdo con el siguiente comentario: es conciliar la distinción con el hecho
“ni ángel, ni bestia, él es, entre aquellos de la unión, le resulta inevitable pensar
que conocemos en el universo, el único que la teoría de la institución natural,
ser dotado a la vez de un alma y de un así corresponda al más genuino pen-
cuerpo, y por eso, de una sensibilidad samiento cartesiano, se encuentra
y de una movilidad voluntaria” (Rodis- lejos de despejar la impresión de que la
Lewis 356). índole de esta unión permanece efecti-
Pero ¿es efectivamente la explica- vamente general e imprecisa, y de que
ción última de la unión estrecha del se carece del conocimiento preciso
cuerpo y el alma un asunto de insti- respecto al modo mecánico como mi
tución natural? Si no es la última, por voluntad responde al movimiento que
lo menos es la explicación del propio pienso y quiero realizar.
Descartes, en lo cual le asiste toda la Es interesante, por último, observar
razón a Castelli, al igual que en su plan- cómo, en el mismo campo de los estu-
teamiento de no reducir el tema del dios cartesianos, es reconocido, aún
dualismo alma-cuerpo al solo proble- hoy, tanto lo problemático del tema
ma de la causalidad. Llama la atención del dualismo como su misma vigencia.
el modo como pareciera encontrarse Es el caso de John Cottingham, quien
la interpretación de Castelli con la de reconoce el carácter central, aunque
Rodis-Lewis, por lo menos en el as- muy controversial, de la insistencia de
pecto de ver en la unión sustancial la Descartes en la índole no corpórea de
descripción de una correlación que se la mente y en las dificultades que ello
inscribe en el registro del cuerpo y en plantea; igualmente, alude al modo
el del alma. Ahora, si bien no se pue- como científicos y filósofos, e inclu-
de reducir el dualismo a un problema so simples profanos, encuentran que

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es simplemente absurdo que un acto


de pensamiento o de duda dependa
de una cosa no material. Encuentra
Cottingham muy problemático, y nada
fácil, entender cómo pueda ser posible
un “flujo causal”, a partir de la relación
entre mente y cuerpo, definida por
Descartes en términos de atributos
mutuamente incompatibles. No obs-
tante, “uno siente una cierta envidiosa
admiración por la empecinada deter-
minación de Descartes por encontrar
un lugar donde su alma incorpórea
pueda ejercitar su papel” (Cottingham
121). Sin embargo, esto no quiere decir
que el filósofo haya explicado cómo
es posible una interacción psicofísi-
ca; al contrario, permanece como un
problema real el modo como un alma
incorpórea pueda actuar sobre el cuer-
po como un todo, y cómo ella misma
pueda ser afectada por los movimien-
tos de ese cuerpo (id. 119-122). ¿Se
encuentra resuelto, por consiguiente, el
problema del dualismo cartesiano, y de
la interacción entre las dos sustancias?

Bibliografía
Cottingham, J. Descartes. Oxford:
Blackwell, 2002.
Descartes, R. Oeuvres de Descartes,
Adam, Ch. & Tannery, P. (eds.). Paris:
Vrin, 1996.
Descartes, R. Meditaciones acerca de
la Filosofía Primera. Seguidas de las
objeciones y respuestas, Díaz, J. A.
(trad.). Bogotá: Universidad Nacional
de Colombia, 2009.
Rodis-Lewis, G. L’oeuvre de Descartes.
Paris: Vrin, 1971.

Rubiel Ramírez R.
Universidad del Quindío, Colombia
rramirezr@uniquindio.edu.co

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