Sunteți pe pagina 1din 2

21/10/2018 Batalla de Marka Esqueña entre kataristas y virreinales, 233 años de olvido » Sociedad | Diario Los Andes » Noticias

Noticias Puno Perú

Batalla de Marka Esqueña entre kataristas


y virreinales, 233 años de olvido
Escribe: Jony Rodríguez Arizaca | Sociedad - 13 abr 2014

Al llegar el siglo XVIII, los


pueblos del antiguo Collasuyo
habían experimentado los
peores abusos e inhumanos
tratos, tanto de la Corona
española como de la iglesia
cristiana católica que motivó el
estallido de la rebelión
general, ocurrida el 14 de
noviembre de 1780 desde el
Cuzco.

Para entonces, los líderes


conductores estaban ubicados
por disposición de los llamados consejo de ancianos y los ulaqa[1]. Así, la región sur-
oriental se adjudica al cacique chayanteño Tomas Katari para que rodee y tome
Chuquisaca, que era asiento de la Real Audiencia de Charcas. La región altiplánica,
las faldas de Illimani, Illampu y las periferias del lago Titiqaqa, son concedidas a
Tupaq Katari quien tiene por misión comandar y tomar por asalto a Puno, Sorata,
Laja, Viacha, Jayu Jayu, Sica Sica, Chulumani, Achacachi, La Paz, y, con
posibilidades de llegar hasta Azángaro[2]. En tanto, a Túpac Amaru II, se le confirió la
región noroccidental para que tome por asalto el Cuzco y restablezca el
Tawantinsuyo [3].

Tupaq Katari, cumpliendo la misión, entra en acciones militares con 12,000


combatientes nativos a mediados de febrero de 1781. Inicia el asedio a Puno por el
lado de Desaguadero junto con los mandos regionales que tiene conformado para
entonces[4].
Es en este proceso de asedio a Puno, es que sucede la batalla de Marka Esqueña
entre soldados virreinales y el ejército katarista, ocurrido el 30 de marzo de 1781.

Todo comienza en los primeros días del mes de marzo en los que Isidro Mamani
(famoso lugarteniente de Julián Apaza “Tupaq Katari”) y el ejército katarista insurgen
en Zepita atacando la ciudad con destrucción de las casa-haciendas y saqueos de
bienes de toda índole. En los siguientes días, Pomata sufre el mismo embate, allí
ajustician con muerte al Cacique José Toribio Castilla y sus 25 fieles[5], en Juli, al
amanecer del día 24 de marzo, derrotan a las fuerzas de los Caciques Rafael Paca y
Fermín García Llaclla y toman la ciudad, el saldo es, los dos caciques ejecutados y
más de 400 muertos entre españoles, criollos, curas e indios fieles[6].

Ante esto, es que, el corregidor de Puno, General Joaquín de Orellana, resuelve en


enviar todas las milicias bajo la conducción del capitán Realista Santiago Vial con
orden de encontrar y castigar a los insurrectos y, retirar la gente sobreviviente y
retroceder hacia Puno, como efectivamente sucedió y consta en el parte militar del
dicho corregidor.
Vial; “salió afuera con los curas y los demás que tuvieron la felicidad de sustraerse a
la cuidadosa pesquisa de los indios. Continuó retrocediendo hasta las cercanías de
Ylabe, de donde dio cuenta de lo sucedido, y en su vista se determinó en junta de
guerra, que siguiese su retirada…”[7]

En tanto, los acoreños, como tantas veces, enterados del retorno de este Capitán
Realista y su comitiva que pasarían por el Camino Real, en Marca Esqueña le
preparan una arremetida a dicha delegación. Ubican para ello, puestos y trincheras
militares por las zonas de Mollocco, Moccaraya, Ccapalla y Thunco, que a la señal
del bramido de los pututus entrarían en acción. Pero, pronto es delatado el intento
ante el cura de Ácora quien alerta al mismo general Joaquín de Orellana de que en
Marca Esqueña se preparaba una emboscada a la delegación de Santiago Vial por lo
que, éste ordena a Vial a acelerar la marcha de regreso y, personalmente sale en su
auxilio.

Esa fue la fallida arremetida a causa de los soplones. Santiago Vial y su delegación
pudieron llegar sin mayores problemas hasta Ácora al atardecer del día 29 de marzo
donde son recibidos y atendidos en la parroquia de San Juan por los curas Manuel
Castro, José Erazo, y las autoridades de entonces. A las pocas horas, se enteran
que los rebeldes venían en su persecución y que vigías especiales tenían cercada
por los cerros a la ciudad de Ácora.

Día siguiente, ya fortalecido con el auxilio enviado por Orellana y con el respaldo
discreto de la cacica Isidora Catacora, el Capitán Vial ordena a su ejército salir al
encuentro con los rebeldes aimaras y así se dirigen hacia el poblado de Marca
Esqueña. Aparte de los armamentos y caballería propia, llevan cincuenta fusileros,
150 caballos con sus respectivos soldados jinetes y cientos de indios fieles que
hacen llegar en auxilio los caciques de Chucuito Cayetano Barrasueta y Juan
Campos[8].

Es la mañana del 30 de marzo, los soldados realistas sorprenden a este noble pueblo
creyendo encontrar allí a los rebeldes; sin embargo, la sorpresa es, que sólo están
pocos hombres y desprovistos de armas. Enfurecidos, comienzan a incendiar las
casas bajo la mirada atónita de mujeres, niños y ancianos. Hasta que de repente,
desde los cerros aparecieron los rebeldes y se lanzaron a la carga contra sus rivales.
El choque fue espantoso y hubo cientos de bajas de aimaras. “La pampa temblaba;
no se oían más que los resoplidos de los corceles y las voces de los jefes, los ayes
de los heridos y el silbido de las voladuras de las piedras lanzadas con hondas

http://www.losandes.com.pe/Sociedad/20140413/79559.html 1/2
21/10/2018 Batalla de Marka Esqueña entre kataristas y virreinales, 233 años de olvido » Sociedad | Diario Los Andes » Noticias Puno Perú
(Q’urawa)”[9].
En menos de una hora; las hondas, las piedras, los palos y las barrenas de los
kataristas se imponen al ejército virreinal[10]. La milicia montada de Santiago Vial y
compañía son derrotados y escapan del furor de los indios con dirección al pueblo de
Ácora, que, si no es por el auxilio de Orellana con su regimiento de caballería que le
da el alcance en la zona de Platería (Wilaq’aya), hoy, otra hubiese sido la historia.

Al atardecer del mismo día, casi toda la milicia de Orellana se concentra en la ciudad
de Ácora y deliberan continuar con la huida hacia Chucuito y así lo hacen.
Aprovecharon la noche y, “se retiraron, convoyando el vecindario de dicho Acora, y
los que habían escapado de Juli y de Ylabe”[11].

Al amanecer del día siguiente, los sublevados, inmediatamente se apoderan del


pueblo, incendian la cárcel y algunas casas de particulares. La horca, lo destruyen,
saquean las iglesias y confiscan las haciendas de Chillerota y del condado de Ujjini.
Primeramente, obligan salir a los que han quedado escondidos en casas particulares
y ponen en libertad a los indios fieles y algunos mistis. A los traidores los degüellan,
entre ellas a la cacica de Ilave Manuela Uriarte[12] quien anda por allí conspirando
contra la revolución junto a su par Isidora Catacora y el cura José Erazo de Barunda.
E Isidro Mamani no dudó en hacerse pasear bajo palio y música con el Cura (Manuel
Castro) por las calles del Pueblo de Ácora.

Días subsiguientes, Isidro Mamani, Arukutipa Tupac Amaru Inga, Tupaj Nina Katari y
otros mandos, aparentemente cesan con la persecución a las fuerzas realistas; sin
embargo, es para cambiar estrategias y así lo hacen. Preparan el cerco a Chucuito,
lugar en el que perecieron miles de españoles e indios fieles. Allí los oficiales
virreinales Nicolás de Mendiola y José Roselló, fugados de Ácora, fueron quemados
vivos en pleno combate[13]. Esa fecha fatídica es el 3 de abril de 1781 que la historia
altiplánica recuerda. “La floreciente Chucuito, principal ciudad de la región, fue
borrada del mapa por los jefes aymaras, al matarse a sus dos mil vecinos criollos,
mestizos y pocos españoles, «de todo sexo y edad”. Pascual Alarapita e Isidro
Mamani fueron los responsables principales de la espantosa carnicería; ambos
obedecían a Túpak katari. Niños, ancianos y mujeres que escapaban de las piedras,
de las balas y de los incendios fueron arrojados a las aguas del Lago, para que
pereciesen ahogados; los «indios leales» resultaron igualmente exterminados. Unos
pocos sobrevivientes, mientras huían, alcanzaron a ver la matanza desde lo alto de
los cerros que rodean la ciudad”[14]

De esta manera, el pueblo indio buscó el fin de una atroz barbarie, manchada de
súper explotación, masacre, despojo de tierras, violación de mujeres y crueldad
contra los niños.
Marca Esqueña, ya no es aquel pueblo de reducciones indias post toledanas[15], con
regular población y características semiurbanas como su nombre mismo lo indica:
“marka”[16]. Sino, restos de su incendio total cometido por manos de las huestes
españolas. Y con ella también, aldeas y aún ayllus de los alrededores de Ácora,
desaparecen casi del todo. Ya no existen los ayllus que hubo alguna vez en los
censos de Garci Diez de San Miguel en 1567[17], y en el de fray Pedro Gutiérrez
Flores (1574), sino, basta contemplar el nuevo padrón de indios del partido de Ácora
de 1786[18], hecho a escasos cinco años del suceso de esta batalla.

NOTAS: [1] Congreso de Mallkus. Asamblea de los suyunaka. [2] Véase Felipe
Quispe Huanca, 2007: 39. [3] ibídem, 2007: 108. [4] Del pueblo de Chucuito hasta
Desaguadero dirigen: Pascual Alarapita Tupaq Katari, Arukutipa Tupac Amaru Inga,
Tupaj Nina Katari e Isidro Mamani Tupaq Katari. [5] Informe militar del General
Orellana 1780-1781, párrafo 48. [6] “Fechas Históricas Indígenas” del autor Roberto
Santos Escobar. La Paz Bolivia, s/f . [7] Relación del corregidor de Puno Joaquín de
Orellana, de sus expediciones, sitios, defensa, y varios acaecimientos, de 1780
hasta 1781. párrafo 50. [8] Bermejo op. cit. en Valcárcel op. cit.: 663. [9] Historia oral
reconstruida en situ. [10] Juan José Vega (2003) dice: “esta sangrienta lucha de
Marca Esqueña, “…acabó en desastre para los virreinales”. [11] Bermejo op. cit. en
Valcárcel op. cit.: 663. [12] Ajusticiamiento tal se esperaba y era debido a los
muchos crímenes y robos que habían cometido contra muchos comunarios de
aquella época. [13] “VILCAPASA”: Juan José Vega. Edición póstuma. 2003. [14]
Ibídem. [15] Los pueblos llamados reducciones de indios, fueron reorganizaciones
forzosas de las comunidades andinas que se hizo durante el gobierno del Virrey
Francisco de Toledo (1569-1581). [16] Fue un pueblo de estas características.
Seguramente, quiso allí la clase indígena, constituir la otra ciudad capital, al ver que
Ácora era ciudad y Villa exclusiva para los españoles “mistis”. [17] Visita hecha a la
provincia de Chucuito por Garci Diez San Miguel en 1567. Por: Waldemar Espinoza
Soriano, 1964. [18] Documento (rescatado del incendio) que titula el padrón de
indios del partido de Ácora, correspondiente a la jurisdicción de Chucuito, fechado el
14 de junio de 1786. Archivos Históricos de la Región de Puno, sin codificación.

http://www.losandes.com.pe/Sociedad/20140413/79559.html 2/2

S-ar putea să vă placă și