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Alcanzar un Sueño.

¿Y qué si les dijera que la causa de nuestros peores males son los sueños?
“Sueña y se cumplirá.” “Los sueños están para cumplirse.” “Nunca dejes de soñar.”

Hemos crecido con la idea de que cumplir nuestros sueños es la razón de nuestra existencia.
Aunque nunca nos aclararon que debía encerrar la idea de sueño, cómo debía ser un sueño.
Así que entendemos que sueño es cualquier anhelo que queremos cumplir con vehemencia.

Hablar de los sueños es hablar de libertad. Anhelar algo e ir por ello requiere del ejercicio de la
libertad y si no la hay, se genera una angustia que no cesará hasta que haya las condiciones
para tener dicha libertad. Pero cabe preguntarse algo antes de seguir con los sueños: ¿tiene la
libertad un límite? ¿Sigue siendo libertad si lo tiene?

En cuanto a nuestra razón, la libertad no conoce límites. Trasciende las barreras de la materia y
es este el sentido en el que Sartre hizo su afirmación categórica: el humano está condenado a
ser libre. A pesar de cualquier condicionamiento que enfrentemos, nuestra razón es la manera
en que analizamos cualquier situación y tomamos nuestra determinación de cómo vivir ese
momento libremente. Pero los condicionamientos existen. Uno de ellos es el otro. Los demás,
la libertad individual que existe en cada ser humano. En un grupo salvaje, incivilizado, es una
libertad que transgrediremos todo el tiempo. Robar, estafar, humillar; matar o ser matado.
Ejercemos nuestra libertad hasta más allá de cualquier moral o ética.

Y es que en una sociedad donde la ética está dictada por quienes más interesados se hallan en
que sea laxa, nuestra moral no tiene muchos asideros. En la escuela no nos dicen nada de ello
(nada que en la práctica nos funcione) y en la casa que en la escuela nos enseñarán. Y
crecemos con ética ambigua y moral inexistente. Sin estos dos rectores de la consciencia,
podremos decidir que nuestros sueños están limitados por los demás y que hay que pasar
sobre ellos para cumplirlos.

Imaginemos el caso de una chica trans que no ha podido siquiera iniciar el proceso de
hormonación debido a la miseria: el trabajo que halla es eventual o si es permanente, apenas
gana para la renta, los pasajes y mal-comer. Ni hablar de tratamiento psicológico. Lejos pensar
en tratamiento endocrinológico. Fuera de la realidad ahorrar para una eventual cirugía de
afirmación de género. La creatividad para pensar en unirse a algún hipotético grupo que
pudiera aportar ideas o incluso contactos para mejorar su situación la mayoría de las veces
está ausente, no por estupidez, sino porque el entorno haga muy difícil alcanzar esos recursos.
Pero buscando con la diligencia y desesperación adecuadas, siempre nos toparemos con la
tentación del desierto: ven, estafa gente y gana mucho dinero para lo que necesitas.

¿Hasta dónde somos capaces de llegar para alcanzar rápidamente nuestro sueño? ¿Somos
capaces de olvidar todo vestigio moral? Y si logramos nuestras metas de esta manera… ¿en
qué clase de monstruos nos podríamos haber convertido?

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