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Anodo

 Se denomina ánodo al electrodo positivo de una célula electrolítica hacia el que se dirigen los iones negativos, que por esto
reciben el nombre de aniones.
(anodes) placas metálicas de cobre o plomo que se instalan en la celda electrolítica por las cuales entra la corriente eléctrica
(carga positiva), En la electrorrefinación los ánodos son placas gruesas de cobre producto de la etapa de fundición, los
cuales se someten a refinación mediante electrólisis, en la cual todo el cobre que los constituye se disuelve y se deposita en
el cátodo de cobre puro, que es un producto de lata pureza, y las impurezas que contiene (metales nobles como oro, plata,
etc.) queda depositado en el fondo de la celda en la forma de
En electrorrefinado, es una pieza de cobre que pesa unas 750 libras y que se produce en un horno para fundición colando
cobre fundido en un molde. La forma específica del molde se diseña para que quepa en las células electrolíticas de la
refinería.
Electrodo en el que tiene lugar la oxidación en una celda electroquímica.
Electrodo en el que se lleva a cabo la oxidación.
 Catodo
 Se denomina cátodo al electrodo negativo de una célula electrolítica hacia el que se dirigen los iones positivos, que por esto
reciben el nombre de cationes.
En la electroextracción o proceso de refinado, es el polo eléctrico al cual se unen o adhieren los iones de cobre. Los cátodos
se pueden hacer de lingotes de acero inoxidable o de láminas de cobre. En el proceso SX/EW (extracción por solventes y
electroextracción), es el polo eléctrico al cual se unen o adhieren los iones de cobre. También es la plancha de cobre que se
produce durante este proceso.
Electrodo en el que tiene lugar la reducción en una celda electroquímica.
Polo negativo de una fuente de energía.
es el electrodo en el cual se produce la reacción de reducción ( el electrodo positivo de la pila).
(cathodes) placas metálicas de acero inoxidable o cobre puro que se instalan en la celda electrolítica, por las cuales sale la
corriente eléctrica. El cátodo tiene carga negativa y, por tanto, atrae a los cationes de cobre que son iones de carga positiva.
Electrodo en el que se lleva a cabo la reducción.
 Fotòn

El fotón es una partícula indivisible que se mueve, siempre, a la velocidad de la luz. Ésta es la máxima velocidad de propagación
posible en el Universo. Ningún cuerpo material puede alcanzarla porque la resistencia de la materia a ser acelerada, su inercia,
aumenta con la velocidad, y se hace infinita a la velocidad de la luz. Para alcanzar esta velocidad sería necesario aplicar a ese cuerpo
una fuerza de magnitud infinita, que no hay en la naturaleza. El fotón se mueve a la velocidad de la luz porque no es una partícula
material; su masa es nula. Esto tiene la consecuencia adicional de que su velocidad no puede ser disminuida; esto es, los fotones no
pueden ser frenados, existen sólo en movimiento a la velocidad de la luz. Como además nosotros no podemos movernos a esa
velocidad es imposible detener, o alcanzar, un fotón para examinarlo. No tiene siquiera sentido imaginarle un aspecto físico; si es
redondo y con costuras como pelota de beisbol, o liso, blanco y con un punto negro como bola de billar. Los puntos que aparecen en
las fotos de baja exposición de la figura 35 no son fotones, sino las huellas que éstos dejan al transformar en plata metálica los
cristales de sales de este metal que los absorben. La posibilidad de que existieran partículas sin masa moviéndose a la velocidad de la
luz fue anticipada por Einstein en la teoría de la relatividad. Por esto se llaman "partículas relativistas". Existen otras partículas
relativistas con propiedades diferentes a las del fotón. Los neutrinos, por ejemplo, no son visibles por el ojo humano.

Los fotones son producidos por cargas eléctricas en movimiento. Las cargas eléctricas producen simultáneamente
fuerzas eléctricas y magnéticas que se propagan en el espacio a la velocidad de la luz como ondas electromagnéticas.
Los fotones se mueven en direcciones precisas, pero se les encuentra sólo en los lugares donde ocurren las ondas de
fuerzas eléctricas y magnéticas generadas por las cargas. Se puede encontrar un fotón, todo completo, en cualquier
lugar donde esas fuerzas existan; más probablemente en aquellos lugares donde esas fuerzas son mayores. Como las
fuerzas electromagnéticas se propagan en forma de ondas, el fotón podrá ser encontrado con mayor probabilidad en
lugares de interferencia constructiva de estas ondas y con menor o nula probabilidad en aquellos de interferencia
destructiva. Esto, en algunos fenómenos como la difracción, hace que su movimiento se confunda con el de una
onda, pero el fotón siempre se manifiesta como una unidad indivisible y nunca en fracciones, ni repartido sobre la
región ocupada por la onda electromagnética.

Los fotones se manifiestan como partículas, ya que concentran sus energías, sus movimientos y sus efectos en
regiones definidas y separadas. En una fotografía producen marcas localizadas como si la energía de cada fotón, que
transforma los cristales de la emulsión fotográfica estuviera concentrada en un pequeño paquete. De hecho, el
primer paso de esta transformación es un choque entre un fotón y una partícula de carga eléctrica del cristal, un
electrón, que se desprende de éste a consecuencia del impacto como si se tratara del choque de dos canicas. Este
fenómeno, llamado "efecto fotoeléctrico", encuentra un gran empleo en la producción de corriente eléctrica por
medio de luz en las llamadas "celdas fotoeléctricas" (Figura 44). Observando las trayectorias de los electrones que
chocan con fotones se encuentra que estos choques ocurren exactamente como si electrón y fotón fueran dos bolas
de billar; esto es, los ángulos de las trayectorias y las energías de las dos partículas antes y después del choque son
idénticas a las que tendrían dos bolas de billar microscópicas con las mismas energías (Figura 45). Este fenómeno,
llamado efecto Compton, es el que mejor muestra al fotón como partícula en el sentido de una canica o de una bola
de billar.
Figura 44. Los fotones de un haz luminoso arrancan cargas eléctricas de un metal —electrones— al chocar
con éstos, comunicándoles movimiento y energía como si se tratara de colisiones entre canicas. Este fenómeno,
llamado efecto fotoeléctrico, es la primera etapa del proceso fotográfico, el fotón arranca un electrón a un
cristal de la sal de plata de la emulsión fotográfica.

Figura 45. Las trayectorias que siguen un electrón y un fotón que chocan son idénticas a las que seguirían dos
bolas de billar microscópicas que tuvieran sus mismas energías. En este fenómeno, llamado efecto Compton,
la luz muestra claramente su aspecto corpuscular.

Extrañas propiedades mecánicas las de los fotones. En algunos casos son muy parecidos a las pelotas de beisbol o a
las bolas de billar, pero en otros son muy diferentes. Si intentamos confinar el camino de un fotón por medio de una
ranura delgada encontramos que los posibles caminos que puede seguir después de pasar por ella se multiplican y
podemos encontrarlo en muchas partes al otro lado de la ranura. Esto se debe a que los fotones son creados siempre
con ondas electromagnéticas y pueden encontrarse en cualquier lugar a donde éstas lleguen. Si las ondas se difractan
en una ranura, cada fotón puede llegar a cualquier parte del patrón de difracción de las ondas. No existen fotones sin
ondas porque la naturaleza misma de la luz es dual; tiene aspectos corpusculares y ondulatorios simultáneamente y,
aunque depende de lo que se haga con la luz cuál de los dos tipos de propiedad se hace aparente, siempre se
mostrará el otro aspecto de alguna forma. Por ejemplo, para describir las colisiones de fotones el aspecto ondulatorio
se muestra y se hace necesario al expresar la energía del fotón, puesto que ésta comprende inevitablemente la
frecuencia de una onda. Los aspectos corpusculares y ondulatorios son, de hecho, complementarios. La teoría
moderna de la luz da precisión a esta complementariedad al hacer los dos aspectos inseparables en la descripción
matemática de la radiación por cargas eléctricas. Las descripciones y predicciones de fenómenos luminosos
obtenidos con esta teoría se ajustan asombrosamente bien a los hechos experimentales, y apoyan las ideas básicas
anteriores. Posiblemente algun día se encuentre un fenómeno que destruya o modifique estas ideas sobre la luz y los
fotones, pero hasta ahora han resistido todas las pruebas.

Es interesante notar también que las primeras ideas básicas sobre la luz no fueron nunca realmente abandonadas. La
propagación rectilínea fue siempre un apoyo de la teoría corpuscular, y la difracción lo fue de la teoría ondulatoria.
Las ondas electromagnéticas no son la luz, pero describen correctamente su propagación en el espacio. En cierto
sentido, la distinción entre ondas electromagnéticas y fotones es el análogo contemporáneo de la distinción que, en
tiempos remotos, hizo Alhazán entre vista y luz.
Biografia de rutenfourd

(Nelson, Nueva Zelanda, 1871-Londres, 1937) Físico y químico británico. Tras licenciarse, en 1893, en Christchurch
(Nueva Zelanda), Ernest Rutherford se trasladó a la Universidad de Cambridge (1895) para trabajar como ayudante de
JJ. Thomson. En 1898 fue nombrado catedrático de la Universidad McGill de Montreal, en Canadá. A su regreso al Reino
Unido (1907) se incorporó a la docencia en la Universidad de Manchester, y en 1919 sucedió al propio Thomson como
director del Cavendish Laboratory de la Universidad de Cambridge.

Por sus trabajos en el campo de la física atómica, Ernest Rutherford está considerado como uno de los padres de esta
disciplina. Investigó también sobre la detección de las radiaciones electromagnéticas y sobre la ionización del aire
producido por los rayos X. Estudió las emisiones radioactivas descubiertas por H. Becquerel, y logró clasificarlasen
rayos alfa, beta y gamma.

En 1902, en colaboración con F. Soddy, Rutherford formuló la teoría sobre la radioactividad natural asociada a
las transformaciones espontáneas de los elementos. Colaboró con H. Geiger en el desarrollo del contador de
radiaciones conocido como contador Geiger, y demostró (1908) que las partículas alfa son iones de helio (más
exactamente, núcleos del átomo de helio) y, en 1911, describió un nuevo modelo atómico (modelo atómico de
Rutherford), que posteriormente sería perfeccionado por N. Bohr.

Según este modelo, en el átomo existía un núcleo central en el que se concentraba la casi totalidad de la masa, así
como las cargas eléctricas positivas, y una envoltura o corteza de electrones (carga eléctrica negativa). Además, logró
demostrar experimentalmente la mencionada teoría a partir de las desviaciones que se producían en la trayectoria de
las partículas emitidas por sustancias radioactivas cuando con ellas se bombardeaban los átomos.

Los experimentos llevados a cabo por Rutherford permitieron, además, el establecimiento de un orden de magnitud
para las dimensiones reales del núcleo atómico. Durante la Primera Guerra Mundial estudió la detección de submarinos
mediante ondas sonoras, de modo que fue uno de los precursores del sonar.

Asimismo, logró la primera transmutación artificial de elementos químicos (1919) mediante el bombardeo de un átomo
de nitrógeno con partículas alfa. Las transmutaciones se deben a la capacidad de transformarse que tiene un átomo
sometido a bombardeo con partículas capaces de penetrar en su núcleo. Muy poco después de su descubrimiento se
precisaron las características de las transmutaciones y se comprobó que la energía cinética de los protones emitidos en
el proceso podía ser mayor que la de las partículas incidentes, de modo que la energía interna del núcleo tenía que
intervenir la transmutación. En 1923, tras fotografiar cerca de 400 000 trayectorias de partículas con la ayuda de una
cámara de burbujas (cámara de Wilson), Blackett pudo describir ocho transmutaciones y establecer la reacción que
había tenido lugar.

Rutherford recibió el Premio Nobel de Química de 1908 en reconocimiento a sus investigaciones relativas a la
desintegración de los elementos. Entre otros honores, fue elegido miembro (1903) y presidente (1925-1930) de la
Royal Society de Londres y se le concedieron los títulos de sir (1914) y de barón Rutherford of Nelson (1931). A su
muerte, sus restos mortales fueron inhumados en la abadía de Westminster.

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