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"Piedad para los hombres 

que todos los días 

luchan en las fronteras del infinito". 

(Apollinaire) 
PROLOCO I 

Este libro ha sido escrito por todos los que me habi­
tan.  Es  un  ejercicio  de  democracia  esquizofrénica.  Carece  de  las  unidades 
tradicionales de  la  composición aunque  aspira a lograr la  unidad atmosférica 
que tienen las orquestas de jazz donde cada quien hace lo suyo en armonía con 
lo que  hacen los demás.  Proviene  del hemisferio derecho  del cerebro y es el 
izquierdo  quien  dirige  y  ejecuta  la  partitura.  Está  escrito  para  el  cuerpo, 
esperando  que  el  alma  se  lo  venda  a  la  cabeza.  Las  únicas  verdades  que 
encontrarás en él serán las que tu corazón sienta como tales.  Se recomienda 
su lectura en los baños, únicos lugares privados que quedan en este mundo ati­
borrado para sentarse a evacuar una lectura, que de paso sea dicho, es bas­
tante fácil pues se puede empezar a leer por cualquier parte y da lo mismo. Si 
lo entiendes magnífico, si no, no te hagas mala sangre, simplemente pásaselo 
a alguien de la generación siguiente y así sucesivamente. A amigos y enemigos, 
por igual, se lo puedes regalar. Si te parece basura, antes de quemarlo piensa 
que a veces el problema no es la boca del otro sino el oído propio. Si a pesar 
de  la  reflexión  te sigue  pareciendo basura, pregúntate quién en ti anda com­
prando basura. Si te aporta claridad, con la misma te comportes, que este no 
es  un  viaje  de  turistas sino  de  Magallanes,  magullones y  mamagallistas que 
buscamos el amor donde nadie lo ha encontrado a ver si damos con las pistas 
de la santa mutación que se nos vino encima. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D . 

PROLOCO  II 

Hace  2.000  años,  San Pablo se preguntaba: "¿Por


qué hago el mal que no quiero y dejo de hacer el bien que deseo?"
Modernamente podríamos parodiar a San Pablo y preguntarnos lo mismo: ¿Por
qué el mal que no queremos copa los noticieros y del bien que deseamos, no
tenemos ni noticias?
Es asombroso constatar cómo en el ser humano actual el adelanto técnico sólo 
es superado por el retraso ético. Impacta el contraste entre el vuelo de su pen­
samiento y el reptar de su conducta.  Se tiene la impresión de que ignora que 
la  luz  de  sus  ojos  también  sirve  para  aclarar  las  oscuridades  del  compor­
tamiento y  que  la  conciencia  es,  precisamente,  la  resultante  de  iluminar  la 
inconciencia. 
¿Por qué repetimos incesantemente el mal que no queremos?
¿Será que hemos indagado mucho sobre el bien que no hacemos y muy poco
sobre el mal que nos hacemos?
¿Será que el mal que San Pablo hacía sin querer, no era otra cosa que la con-
ducta alterada de su sombra despreciada o su ignorado demonio?
¿O será que el bien que deseaba y no realizaba estaba escondido en la som-
bra negada, como el diamante en el carbón o la semilla en la tierra?
Cuenta el cuento que Peter Pan no crecía porque de sombra carecía. Que sólo 
cuando Wendy a sus pies se la cosió, a crecer el niño comenzó. Y dicen que fue 
entonces cuando Peter de la Tierra de Nunca Jamás seré un adulto, se salió. 
Algo peterpanesco está sucediendo en el planeta. Una tecnología nacida de la 
expansión  del  cerebro  y  el  encogimiento  del  corazón,  nos  está  dejando  en 
manos de  niños patetas jugando con artefactos fatales.  Una peligrosa combi­
nación que bien podría llevarnos  a  ser despertados,  como  San  Pablo,  por el 
rayo que lo bajó del caballo. 
Hay que hacer algo porque si no algo nos hacen. De pronto rebelarnos contra 
la cobardía que nos impide revelarnos, a ver si logramos la claridad que nos 
permita  desorganizar lo que  no ha  dado  resultado para poder organizar algo 
que resulte. 
PROLOCO  III 

Cae  como  un  rayo  silencioso  partiendo  en  dos  tu 


realidad.  Llega como un demonio terrible cargado de resplandores angélicos. 
Te deja  donde no estabas y enfrentado a quien no eras.  Esquizofrenia es una 
palabra que te puede convertir en carne de psiquiatra o en carne para el verbo. 
Tu eliges. ¿Insistes en quedar donde estabas y seguir siendo el que creías, o
aceptas el Otro, el que Jesús aceptó? ¿Carlitos o el nagual? ¿Locura de sal o
sal de la locura?  Es  propio  de  la  condición  humana  elegir  para  elegirse  o 
destituirse. Si el libre albedrío es verdaderamente libre, tú eres la incertidum­
bre de Dios. Procura elegir de tal manera que Dios pare de rascarse la cabeza 
al  ver que elegiste dejar de ser el elector para ser el elegido, es decir, el que 
hace la Voluntad del que lo eligió. 
Eso sí,  como elegido dile adiós a la razón que no lee el corazón y saluda a la 
razón del co­razón. Ordénale a tu palabra que no diga nada de las cosas, hasta 
que las cosas no le digan lo que quieren decir. Recuérdale a tu ojo que su deber 
es de ver y a tu o­reja que, sin barrotes, es oído. Deja de hacer suceder la vida, 
para que la vida pueda sucederte. Let it be. 
Si eliges entenderte elegido, a la soledad quedas ascendido. Tan alto cargo, sólo 
consiste, en  desaparecer ante los ojos de los demás para reaparecer ante los 
propios.  Cuestión  de  habituarse  a  caminar por los poco transitados  senderos 
del  bosque  profundo,  donde  es  apenas  natural ver a los  gnomos  guardar sus 
tesoros bajo los pies del arco iris, a Merlín ensayando el truco del conejo en el 
sombrero y a la liebre de abril saludándole con el suyo, a Jesús discutiendo con 
el carpintero que le hizo la cruz y al diablo proponiéndole un pacto de no agre­
sión.  Y  recuerda  que  no  existe  soledad  sin  amor y  sin  humor,  y  de  existir, 
desolación es su nombre. 
Finalmente, si por elegir cargar al que te eligió para cargarlo, en la tierra te lla­
man esquizofrénico, esquizitofrénico en el cielo serás llamado. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D . 

PROLOCO  IV 

¿Cómo cayó usted en un asunto tan loco? –No caí, 


me empujaron. –¿Quién? –Debió ser el otro. –¿El otro? –Sí, el número dos de 
uno. –¿Y ud. lo aceptó? –Ego al principio no. De hecho, mientras caía manotié 
bastante. Luego cuando vi que no volaba, me dejé caer. –¿Caer dónde? –En el 
mismo  punto  donde  cayó Alicia,  justo  al  lado  de  la  puertecita  parlante  que 
abría el camino al País de las Maravillas. 
–¿Se dio muy duro? –Me dio muy duro. Igual que Alicia me puse a llorar y como 
ella paré de hacerlo cuando noté que me iba a ahogar en mis propias lágrimas, 
en lugar de desahogarme con ellas. –Una razón muy técnica para dejar de llo-
rar. –No todo lo del ego es ordinario. –Y dígame, además de llorar, ¿cuáles
eran sus otras opciones? –Nostalgia y autocompasión por la realidad perdida 
y la pérdida de realidad y/o cruzar la puertecita habladora. –¿Qué decidió? –
Cruzar.  Cruzar porque, si bien ego estaba aterrorizado, no por ello dejaba de 
comprender que  la  situación carecía de  reversa.  Imagínese  que  desde  donde 
estaba,  la  vieja  realidad  se  veía  a  través  de  un  vidrio.  Parecía  una  pecera. 
Muchos peces boquiabiertos. Ego me puse a pensar, con una pincelada de uvas 
verdes,  que  de  todas  maneras  en la  vieja  realidad  ego  no  iba  para  ninguna 
parte. Allí mi vida se repetía todos los días. Siempre los mismos cuentos. La 
cuotidianidad  le  decían.  Era  como  el  impuesto  del  tedio.  Pague  con  aburri­
miento su derecho a ser un fiel cumplidor del deber. Ud. sabe. El deber ese (de 
heces),  el que nunca deja existir al ser como es.  El que detesta a Let it be y 
ama a Laisse faire passer. Me dije que si todos los días veía y hacía lo mismo, 
era  porque  nunca  me  había  movido  de  donde  estaba.  Y uno  no  puede  ir a 
ninguna parte  sin moverse.  Y ego  quieto.  Así que  me pareció buen negocio 
moverme, incluso pasando por la bocona de la puertecita. –¿Qué del otro lado?
–Incómodo al principio, despistado después. Hasta que me topé al gato Sonrisa 
Il 
de Luna, felino no muy educado pues siempre desaparecía con una sonrisa en 
los labios. El me empistó haciéndome ver que cuando uno no sabe para dónde 
va cualquier camino es bueno. Más o menos que por cualquier lado se llega a 
cualquier parte. Cuando nos despedimos del sabio minino, otro me la remachó: 
¡Viste! ­exclamo­ no  importa  dónde  estás,  ahí  estás.  Debo  decir  que  ahí  fue 
­ahíí  puntualmente­  donde  le  robamos  el  reloj  al  Conejo  Afanado. –¿Qué
hicieron con él? – Lo empeñamos en no decir la hora. –¿Bueno, al fin y al cabo
supieron dónde estaban? –Supimos dónde estábamos pero no dónde habíamos 
quedado. –¿Cómo así? –Es curioso. Estábamos en el país de Alicia navegando 
en  la  pecera  y  ahora  ego  era  el  boquiabierto.  Otro  parecía  muy  contento. 
Cuénteme, ¿otro se alimenta? –De mí y ego me nutro de él. –No me diga que
lo nutre con maná. –Lo que sea, me va convirtiendo a ego en yo. –¿Y ud. qué
le da a él? –Existencia. Le encanta manifestarse. –En serio, ¿cómo financia-
ron el viaje? –Con frases.  Otro sabe frases para todo. Cuando empezó el viaje 
me dijo:  "Uno puede ser rico de dos maneras: aumentando los ingresos o dis­
minuyendo  las  necesidades". –Obviamente  nosotros  vamos  a  ser  ricos  a  lo 
pobre, observé. –Correcto, respondió. Vamos a tener más tiempo, más libertad, 
más soltura, más paisaje. –Y Dios nos proveerá como a las avecillas del campo 
y a  las llores del valle que ni labran, ni tejen, ni hilan ni nada y sin embargo 
nunca a su plumaje y petalaje algo le faltó ­le interrumpí­. –Pues sí, aunque le 
parezca raro. Raro me pareció quedar tranquilo. La verdad, nunca faltó nada. 
Nada que hiciera falta, me refiero. –¿Cuánto duró el viaje? –Siete años, tiempo 
justo para darme tres vueltas a mí mismo en bicicleta. –La familia, los amigos,
¿qué pasó con ellos? –No sé.  Les  dejé  una  nota  en  la  puerta  parlanchína: 
"Digan que no saben cuándo regreso, que salí ayer tarde a buscar un sueño". 
No creo que la hayan leído. –Bueno ¿y ahora sí cree que va para alguna parte?
–Cuando le toqué el tema a Otro, se limitó a decirme:  "Vamos a donde nunca 
llegamos porque el  lugar de destino se abre camino en nosotros''. –¿Pero ud.
qué cree? –Ego le creo.  Finalmente, lo que disfrutamos es el viaje y todos los 
días llegamos a donde vamos, porque ahí vamos. 
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D . 

PROLOCO V 

"Porque hasta hoy tú te ceñías e ibas donde querías. 
Pero  llegará  un  día  en  que  otro  te  ceñirá  y  te  llevará,  incluso  donde  tú  no 
querías ir". 
Ese  día  el  reino  de  los  cielos  estallará  en  tus  entrañas  y  tú  quedarás  muy 
extraño. 
Desde ese día, "deberás aparecer como loco ante los ojos de los hombres, para 
quedar cuerdo a los ojos de Dios". 
Recuerda que "yo no vine a traer la paz sino la espada.  Que vine a separar a 
los padres de los hijos y a las suegras de las nueras". 
Si no asumes tu propia vida y no dejas que tus hijos asuman la suya propia, no 
eres digno de mí. Y si no dejas de ver a tu madre o a tu hija en la esposa o a 
tu padre y a tu hijo en el esposo, tampoco serás digno de mí. 
Sé tú mismo y permite que los demás lo sean y tendrás por enemigos a los de 
tu  propia familia.  Quién sabe si, hoy por hoy, el padre esté perdonando a los 
que andan haciendo lo que no saben. 
Si vives una vida ajena a tu corazón, esa ganarás perdiendo la tuya. Si pierdes 
la que otros querían para ti, esa perderás para ganar la tuya. 
Toma, entonces, tu cruz y síguete que yo estaré contigo. 
OFERTORIOS 

A mi padre... 
Fue obsceno mirar tu dolor como un mapa, 
Pero fue saludable hacerlo. 
Ciertas intencionalidades que siempre habían 
Permanecido en la sutileza se hicieron evidentes, 
Hasta aclararme hacia dónde correr para escapar 
De la ley del  embudo. 
Logré ubicar en mí determinados miedos que a ti te 
Causaban insomnio y supe que tendría que dormir 
Con ellos. 
Observé que las flores del jardín de tus virtudes 
Lucieron en la solapa de muchos y en el corazón 
De pocos. Le prometí a mis flores jardinería 
Sin jarrones. 
Reconocí en ti una antigua fuerza herida, de la cual 
Yo me sentía el último desgarrón. Gracias por la 
Risa y el humor que tanto nos acercaron al amor, 
Esa antigua  fuerza herida. 
Ruego al Padre por la paz de mi Padre. 
Bendigo a  mi padre por haberme legado la necesidad 
del combate. 

A mi  madre... 
Busqué mujeres para explicarte y al final 
Tú me explicaste las mujeres que encontré. 
Gracias por haber sido como fuiste, porque si no, 
Yo no hubiera llegado a ser Duro de matar III. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D . 

A  mis hijas... 
Perdón por intentar con alas y no quedar en nadie como un recuerdo inocente. 
Tenía  que  viajar a  la  región  de  los  sueños  a  rescatar los  frutos  que,  espero, 
retornarán la salud a la semilla. 
Siempre procuré no caer en la tentación de convertirlas en barricadas que me 
defendieran de la revolución interior. 
Ustedes tienen sus raíces en mí, pero yo no tengo las mías en ustedes. Si los 
padres somos los arcos, los hijos son las flechas que atraviesan nuestros cora­
zones antes de llegar al blanco. 
Perdón si no  fui lo que esperaban y espero  que  algún día puedan aceptar lo 
inesperado que fui. 

A mis  amigos... 
"  mi familia son los que hacen conmigo la voluntad de mi Padre". 
(Mateo 12, 46 a 50)

A  la familia... 
"Yo no tengo familia,..." 
(Mateo 12, 46 a 50)

A mis  enemigos... 
Gracias por haberme ayudado a entender la diferencia. 

A la iglesia... 
"Me preguntan si lo que yo explico es la teología de la liberación; y yo 
contesto que lo que explico es la liberación de toda teología  . 
(Tony de Mello)


...A mi país 
Cuando los colombianos comprendamos que la gloria inmarcesible y el júbilo 
inmortal están en el surco de Dolores, el bien germinará. 

A Medellín... 
Gracias por el yin que me dio. 

A la de Siempre... 
No pude ser el hombre de la que no eras, ni el amante de la que fabricaron tus 
padres. Ellos sin pasión  ni compasión se  realizaron en ti,  dejándote  sin yo y 
también sin mí. 
Yo  no necesitaba que repitieras la imagen de mi madre,  más bien que inven­
taras la tuya propia, que a lo mejor era la mía, la misma que en mí andaba bus­
cando espejo. 
No puede ser que el temor de tu abuela por su cuerpo, en ti ya sea pánico. Ni 
que la  codicia de tu madre te impida hacer el amor con...fiada. 
No te rescataré de la torre ni del vientre del dragón. La Edad Media ya pasó y 
el siglo XX espera que saltes para caer en ti misma. Siempre la misma en cuer­
pos  distintos  y  caras  diferentes.  Siempre  una  necia  adelante  y  una  sabia 
detrás. Y yo asomándome por encima de ti para verte. Y yo amándote en todas 
las mujeres donde parece que apareces, aunque en ninguna todavía estés com­
pleta. 
Pero siempre mantendré la esperanza de ver resplandecer la belleza escondi­
da en la carne de una mujer, como resplandecer se vio la carne de Magdalena 
el día de Pentecostés. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D . 

LA LOCURA QUE SANA Y  LA INSANA LOCURA 

La Locura  es,  después  de la muerte,  el  gran miedo 


de los hombres. También el más viejo. Por distintos caminos, ambas conducen 
a la  pérdida de la conciencia. Son dos caras del mismo miedo que pueden vi­
sitarnos en cualquier momento de la vida. 
Podría decirse que la locura ha sido el miedo a perderse en el otro lado y la 
muerte el miedo a no encontrarse en el otro lado. Tan fuerte vigencia del miedo 
a  extraviarse o desaparecer, resalta la indigencia de opciones que caracteriza 
actualmente nuestra vida. Estamos paralizados por no jugar a la esperanza. El 
viaje del loco y el muerto es el mismo. Ambos van al otro lado. El uno viaja con 
su cuerpo y el otro sin él.  Si  el loco no se extravía, regresa. Si el muerto no 
desaparece, resucita. Se nos olvidaron los viajes de Jesús. El primer loco que 
regresó y el primer muerto que resucitó. Cuarenta días viajando por el desier­
to para saber lo que de cierto tenía. Tres días viajando por la muerte y lo que 
tenía de cierto, eso fue lo que no murió, mejor dicho, lo que resucitó. 
Probablemente el loco del desierto regresó a Jerusalem por estar casi cierto de 
que el muerto que Jerusalem mataría, vivo seguiría. Y digo casi cierto porque 
en Getsemaní Jesús aclaró cómo era el maní. Da la impresión de que lo que el 
loco averigua,  al muerto tranquiliza.  Esa debe ser la conexión entre la locura 
y  la  muerte.  Viaje ahora para que no se asuste a la hora de viajar. Asuma su 
locura para que la muerte no lo arreste. No espere a que su cordura frene en 
seco y la locura le dé por detrás. 
Hablemos ahora de la energía del loco. Me refiero a la del loco amoroso. La que 
lo permite enloquecer sin extravío. De la otra locura más tarde hablaremos, si 
me a­cuerdo. 
La palabra loco viene del latín locus, que significa lugar. Esto garantiza que 
el loco siempre esté en su lugar. Por lo mismo es el más ubicado o loca­lizable. 
Su gran emoción es viajar: la loco­moción.  Es una energía que nos impulsa a 
averiguar cómo  ocurre adentro lo  que  nos sucede afuera,  buscando  conocer 
mejor el ser para optimizar su aparecer. 

13 
Sin  pretender  precisar  su  singularidad,  y con  la  certeza  de  quedarme  corto, 
arriesgo una descripción, así: 
Haga de cuenta que una parte de Dios en usted se quedó indeterminada con el 
fin  de  poder gozar de lo  determinado sin predeterminaciones.  Como no tiene 
Corma, el loco no se compara con nada, pues no tiene desde dónde hacerlo. Y 
si no se compara con nada, es porque de nada está separado.  ¡Loco amoroso! 
Para él nada es distinto, porque él no es diferente a nada. Con la misma inten­
sidad con que se apropia de los seres y las cosas, de ellas se desapega, y de 
ellos se despega. 
Es  su  esencia.  Sin  memorias  que  le  distingan  su  última  experiencia  de  la 
primera, no necesita olvidar porque no retiene nada. Para él, lo que interrumpe 
es  continuación.  Camina  apasionadamente  por  el  filo  de  la  navaja,  sabiendo 
que la vida se avispa cuando la muerte se aviva. Por eso nunca muere. Siempre 
está  en  un  lugar que  es  el  lugar donde  está.  Allí sus ojos  creen lo  que ven, 
porque  sabe  que  su única  realidad es  la  que  existe  en  el lugar donde  está y 
comprende  que  existe  por ser necesaria y es  necesaria por existir.  En  otras 
palabras,  acepta lo que sus ojos ven porque sabe que el corazón lo muestra. 
Ama la verdad y por ello no le cuestiona a Dios su creación.  ¡Simplemente se 
la goza! La recorre con la actitud de no detenerse jamás. Que lo que pase, siga. 
Que lo que es, suceda. El transluce lo que va sucediendo. Por eso nada lo atra­
pa.  No  rechaza  nada  porque  de  nada  se  siente  enemigo.  Puede  vivir  en 
cualquier  forma,  mas sólo la forma adecuada puede vivir en él.  Siempre tiene 
opciones, por entender que todas son válidas. Sabe que todo lo que encuentra, 
lo  andaba  buscando.  No  encuentra  el  amor porque  él  es  el  amor.  Como  no 
conoce  la  culpa,  no  es  prisionero  de  nadie.  Es  un  canto  de  libertad  que 
traspasa cualquier reja que quiera silenciarlo. Al loco no le interesa la veloci­
dad  de  la luz,  sino  la  luz viajando.  Es nadie,  es el cero  que iluminado  es un 
lucero. Anterior a toda cultura y a toda civilización, el loco es inmemorial, pos­
terior a ellas, es eterno. 
Y re­cuerdo que íbamos a hablar de la otra locura, la del que: 
Quiso 
Ser 
Y frenó 
Esquizofrénico 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D . 

La locura maluca. La del que frenó el desarrollo de su locura dulce, y se dividió 
por no diferenciarse. La del ego negando al otro. O la del otro imponiéndose al 
ego que lo negó. La locura nacida de las polaridades en guerra. El odio entre 
los complementarios y la esclavitud entre los suplementarios. La del odio que 
enajena porque ignora que el amor lo­cura.  La de aquellos que creyeron que 
vivir era  regalarse a las corduras oficiales o a las histerias organizadas.  Los 
robots pulimentados que viven por agenda ajena y mueren ajenos a su agen­
da.  La de Adán negándose a comer la manzana o la de Eva rehusando entre­
garla.  El verbo huyéndole a la carne y ésta escondiéndosele al verbo. La del 
soberbio facho y la sumisa histérica o la amazona tajante y el Peter Pan rega­
lado.  Hay para todos los gustos y en cualquier dirección.  Hasta en los cielos, 
los eclipses no dejan de ser una lucha entre el sol y la luna para ver quién tapa 
a  quién.  Y  eclipse  es  la  locura  oscura,  donde  el  loco  ya  no  es  lugar  sino 
extravío. No en vano, la humanidad siempre ha temido a los eclipses. No abun­
demos más en lo que podemos resumir manifestando que en cualquier lugar y 
en todo tiempo, la locura maluca es el desarrollo del odio a nosotros mismos 
en cuanto enfrentamiento de nuestro cerebro con nuestro corazón. 

SI  EGO  ...  CIEGO 

Amo si me dejan ser el amo. No soy un pequeño cre­
ciendo, soy el  que  crece pequeño.  Necesito  que  me  carguen pues  no  quiero 
sostenerme. Cuando la ansiedad me  acose, debe bastar el chasquido de  mis 
dedos,  como  antaño  bastaba  mi llanto,  para  conseguir la leche.  Descargo el 
látigo de la culpa sobre las espaldas que se me resisten y en mis espaldas el 
látigo descargo para calmar mis culpas. No puedo creer que los últimos serán 
los primeros porque, como Jalisco, nunca pierdo y cuando pierdo, arrebato. Y 
Arrebatando lo ajeno me paso la vida y de paso me salvo de la envidia, que es 
el dolor de no quitarle al otro lo que siento mío. Y mío es todo porque soy lo 
máximo, tanto que no conozco el tú porque soy un yoyo. 
LA T.V.  QUE TE VE 

Entre  otras  cosas,  la  T.V.  es  una  estupenda 


manera  de evitarnos.  Incapaces de producir ideas,  acabamos padeciendo las 
ajenas. Igual sucede con las imágenes. Ciegos para ver las propias terminamos 
viendo las ajenas en T.V. Y, lo que es peor, enajenados en ellas. Por eso la T.V. 
te ve. Porque no ves tus imágenes en la caja sino que tú encajas en las suyas. 
Si no podemos reconocer nuestras imágenes, fatalmente nos convertiremos en 
adeptos de la  ideología visual vigente. Eludirnos es aparecer como no somos 
adentro, representando los papelones que nos impone el afuera. Al efecto la T.V. 
se pinta sola para mostrarte cómo quieren que T.Veas. 
Que no se nos olvide que el art­e es un espejo y no un sustituto de la vida.  Una 
cabeza, que tome de la T.V. las imágenes que no alcanza a extraer de la expe­
riencia,  está despistada y también  decapitada por desligada del  cuerpo.  Nos 
quiere hacer creer que la mitad es el todo y da pie a la conocida imagen del 
hombre con cabeza de televisor. 
La  evolución  se mueve al paso de las verdades que vamos descubriendo y se 
detiene con las verdades que vamos ignorando. Consagrar la T.V. como un susti­
tuto  del  inconsciente  no  deja  de  ser un  torpe  intento  de  suplantar  a  la  natu­
raleza, elevando lo virtual a la categoría de real. Un error garrafal que todos los 
asociados del norte pretenden vendernos como una verdad de su ignorancia y 
nosotros  compramos  con  ignorancia  de  la  verdad.  Es  la  misma  vieja  cham­
bonada de convertir la naturaleza en materia prima de la ganancia, ahora como 
intento de fabricar un inconsciente plástico para consumo global.  Hollywood y 
Disneylandia falsificando masivamente la realidad. En la realidad, U.S.A. pierde 
la guerra de Vietnam y en el cine se usa a Rambo y Norris para ganar la guerra 
de Vietnam. Prestidigitadores de la imagen, bárbaros de la imago. 
Tremenda que sería la T.V. si como medio tradujera fielmente los mensajes del 
inconsciente. O del corazón si lo prefieren. No faltan programas y películas que 
lo  hacen y en ellos y con ellas profundizamos en el mundo interno.  Nos con­
mueven  y  descansan.  En  minutos  nos  resumen  vivencias  de  toda  una  vida. 
Son  catarsis de  imagen y,  como tales,  de un valor inmenso para la salud del 
■ ■■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

alma. Y es que lo dicho no ha sido un ejercicio maniqueo para establecer la T.V. 
como algo malo. He procurado solamente denunciar la trampa que a través de 
la T.V. se está montando. La trampa consumista que nos está consumiendo. La 
del  escamoteo de las imágenes sensibles y reales por las falsas imágenes de 
una razón embriagada de poder. 
Es asombroso el cuento famoso del japonecito que se suicidó y le dejó una nota 
n su televisor, agradeciéndole por haber sido su único amigo. Sí, en realidad el 
amigo que más le ayudó a suicidarse, en tanto le sirvió para alimentar al que 
lo asesinó suicidándose. 
Sospecho que en ello incidió la mala calidad de la programación, que alimentó 
con huecos el vacío de su alma. 
¡Coño! Y suceder todo esto en el país que inventó el suicidio como una manera 
de evitar la deshonra y lavar la cobardía. 

UN TEÓLOCO DE  BALDE 

Como dijo el hermano Teófilo, mi colegial profesor de 
religión, es más fácil meter el mar en el balde de un niño que juega en la playa, 
que explicar el misterio de la santísima trinidad. Como quien dice, ni le breguen 
niños. Pero creo que, justo en ese momento, logró despertar el teólogo dormi­
do del infante. El mismo que ahora, cuarenta años más tarde, no teme perder 
el  examen, porque  ya  no  cree  en  las  ciencias  que  lo  examinaron.  Por  estos 
tiempos ya no creo sino en lo que me dice la sangre. 
Y ella me dice que los niños perdimos la magia, dudando de ella para creerle a 
la ciencia. Ahora de viejo dudo de la ciencia para recuperar la magia. Por eso, 
ya no me asusta tratar de meter el mar en un balde, aunque sea en balde. 
Y con la primera oleada, digamos que el misterio de la santísima trinidad es el 
ministerio del  logos  del padre  conectado  con  el  Espíritu  Santo  de  la  madre, 
conexión  hecha  posible  por  el  amor  del  hijo  que  llamamos  Cristo.  Padre  y 
madre se conectan en Cristo y por Cristo se conectan. Los dos están en Cristo 
y Cristo está en los dos. Misterio del amor que dos se hagan uno en el tercero, 
para quedar todos en trino, tres en uno, aceite santo, óleo sagrado donde arde 
la llama del amor 
Yaveh no era padre porque no era trino. Más bien trinaba de las ganas de ser 
padre, de tener un contacto con la madre, anhelado desde la orfandad del hijo. 
Mucha soledad le reportaba al viejo la dureza de sus tablas, pues temor y obe­
diencia no son respeto y acogida. Y a medida que la eternidad corría, más solo 
se  sentía.  Yavecita,  su hijo le  decía,  es una tontería  andar tan solo habiendo 
sabiduría.  Hacele  a  mi  madre  una  poesía,  un  Cantar  de  los  Cantares  que 
acerque su lejanía. Aceptale que prohibir la manzana fue la pendejada que te 
dejó en la "luz inaccesible que nadie jamás ha visto", la misma que no ha visto 
jamás a nadie.  ¿Qué sentido tiene tu luz sin una oscuridad para aclarar? Sin 
nada que revelar, tu luz es un vacío. Tocate con mi madre para verla como vio 
Adán a  Eva después de comer manzana.  Dale un mordisco a la fruta prohibi­
da para que el bien y el mal se conozcan y así el árbol de la ciencia en el de la 
vida se convierta. Permití la manzana que salva al man del abandono. 
Suponemos que Yaveh escuchó esa parte de sí mismo que tan buenos consejos 
le brindaba y buscó su oscura sabiduría para iluminarla. También suponemos 
que se casaron, dándole vida al hijo que con amor los unió. Entonces Yaveh fue 
padre y quedó  trino  como  trinos  quedaron  el hijo y la madre,  todos  juntos y 
ninguno confundido, como corresponde a la unidad del amor que no es apego, 
del amor que es santo y trinitario. 
Pero aquí no acaba el cuento. Porque todo lo narrado sucedió en el cielo, donde 
todas las cosas pasan sutilmente en la sutil mente de Dios. Puros pensamien­
tos, o pensamiento puro, porque el cielo es arriba como arriba es la cabeza y 
en ella no existe la imagen como experiencia, la cual es propia del cuerpo, que 
es el abajo de la cabeza o la tierra sobre la cual está el cielo. Arriba se ve mas 
no se toca. Abajo se toca para ir viendo. De acuerdo al tacto que se ponga en 
el acto, hirviendo en el contacto. 
Por eso el cuento tenía que seguir. Porque arriba el abrazo entre el padre y la 
madre, aunque lleno de significado, carecía de sentido. Faltaba sentir en la tie­
rra lo pensado en el cielo.  Encarnar la visión.  Convertir la santísima trinidad 
del cielo en  la  sagrada  familia de la tierra.  Que lo sucedido en la cabeza del 
padre,  ocurriera también en el cuerpo de la  madre.  Sustancializar la esencia 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D . 

como dirían los griegos. Y nada mejor para ello que llenar otro balde con el mis­
terioso mar de la encarnación. El misterio que condensa el trinitario, abajo. El 
del Cristo como verbo emanado del padre, haciéndose hombre. Pero como los 
hombres  ya  estaban  hechos,  simplemente  introduciéndose  en  ellos,  en  su 
carne. Como lo hizo el Cristo en Jesús. 
Y hasta aquí todo iba bien. Ya teníamos en la tierra una sagrada familia donde, 
al igual que en el cielo, Jesucristo era el hijo.  ¿Pero, era esto suficiente? ¿No 
sería necesario un desarrollo posterior? ¿Que Jesús el Cristo, cumpliendo con 
la inversión que sufren las cosas al pasar de la cabeza al cuerpo, como en las 
imágenes del espejo,  asumiera la posición de padre para dar continuidad a la 
estirpe de sangre real? Lo contrario sería condenarlo a no superar la condición 
de hijo y a quedarnos con la imagen de un Peter Pan divino. 
No sabemos bien lo que pasó. Porque los evangelios que conocemos nos dicen 
Que la única boda a la que asistió Jesús, no fue la suya. Que en Canaán en lugar 
de ser el esposo, fue el vinatero. Tampoco nos aclaran qué pasó con Magdalena 
y Betania. Lo cierto es que  no quedó constancia de boda alguna y menos de 
descendencia. Desde otro ángulo, los evangelios gnósticos y demás documentos 
de Nag Hammadi  (1947)  señalan  una  mayor  familiaridad  de  Jesús  con  las 
damas y un lenguaje más cercano al amor como asunto de polaridad, pero tam­
poco dan testimonio de que haya tenido vida en pareja con hijos y cuotidianidad. 
Así las cosas, no sabemos si el misterio de la encarnación quedó donde lo par­
quiaron las iglesias con el dogma, o si apenas está en proceso y va más allá de 
la encarnación del Cristo. Lo cierta del caso es que tal como y donde quedó, no 
logró configurar un mito lo suficientemente claro como para derivar de él un 
modelo matrimonial y familiar que ejemplificara con más precisión en la expe­
riencia carnal, los caminos del amor en la pareja y sus frutos. 
Por mi parte y en aras de la esperanza, me quedo con la opción procesal. Creo 
que el misterio de la encarnación aún está pendiente. Que siendo muy posible 
que  el  amor esté  germinando  en  el  mundo,  es  muy improbable  que ya  esté 
establecido en él. Que aún no somos portadores conscientes pero podemos ser 
pioneros en  despertarlo.  Sigo  esperando un hombre que cargando al  Cristo, 
encuentre  una mujer que tenga Espíritu Santo y celebren las bodas del amor. 
Ya es hora  de darle un nieto al padre para asegurar el futuro del amor en la 
tierra. Y establecer definitivamente la estirpe sagrada. 
Postdata 
Como teólogo aficionado a la ciencia ficción religiosa,  confieso que vivo acari­
ciando  la  idea  de  un  avatar femenino  que,  como  Jesús  al  Cristo,  encarne  al 
Espíritu Santo. Quién sabe si esa no sea la segunda venida. No la del que ya 
vino  y  aquí  está,  sino  la  del  Paráclito  que  El  nos  prometió.  Quizás  esa 
muchacha es la  que  está  haciendo falta para desempantanar la encarnación. 

SIENDO 

Porque todos los que he sido sabían del que soy. 
Gracias muchachos por irse transformando en 
Mí sin mezquindades. Les aseguro que si otro 
Aparece más adelante, yo estaré a la altura 
De la generosidad de ustedes y como ustedes 
Desapareceré para volver en el siguiente, que 
Seré yo más alguna cosa que en mí desconocía. 

EL  ABANDONO 

El  abandono  es  siempre  un  niño  desconectado  del 


corazón de la madre y por lo mismo, extranjero en la tierra. Un niño siempre 
asustado por una realidad que puede pensar, mas no puede sentir. Niño porta­
dor del miedo que tenía a parirlo la que lo parió: mal parido, siempre revesti­
do de rechazo y disfrazado de aceptación. Huérfano de su cuerpo porque nunca 
mujer alguna iluminó su corazón. Niño siempre temeroso de verlas partir y no 
verlas llegar. 
El abandono es la sexualidad de los contactos que no logran conexión, la cama 
donde se niega el deseo para impedir que se disfrute, la cabeza del varón en la 
bandeja de Salomé. 
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

El abandono es el truco terrible que inventaron las matriarcas para arrebatar­
le el discurso a los varones, aun a costa de la poesía de sus propios cuerpos. 
Truco fraudulento ganador de  miserias, porque  el discurso no es sabio sin el 
concurso del corazón de la mujer. 
Pírrica victoria para obtener un cambio de ignorancia, pues si no pudieron con 
el placer del cuerpo propio, menos podrán con el saber de la cabeza ajena. 

SOBRE LA FE 

H a y una fe que impide el milagro porque no lo nece­
sita y una conciencia que lo permite porque lo descubre. Los milagros no suce­
­­­  en  la  vida.  La  vida  es  el  milagro  sucediendo.  "Hay que  creer en  lo  que 
vemos y no ver lo que creemos", decía Alan Watts. Los jueces del Galileo sa­
crificaron el milagro para salvar la creencia, crucificaron la visión para preser­
var la fe. No entendieron que la fe es espera y que cuando lo esperado llega, la 
fe termina y la visión comienza. 
El sanedrín nos dejó la impresión de que la fe que impide el milagro es la de los 
sacerdotes que la administran. Un hombre que ve no necesita la fe pues ya ve 
lo prometido por ella. Tampoco necesita sacerdotes que le digan lo que tiene que 
ver porque ya lo está viendo y viviendo como el milagro que le corresponde. 
"El que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que oiga", decía Jesús. 
El que tenga fe que crea lo que no ve y ojalá que la fe le sea suficiente para 
vivir sin la visión. 
La fe es anterior al ojo que ve y al oído que oye. La visión es posterior. 
La fe es búsqueda,  el  ojo  encuentro.  Hay quienes se  especializan  en buscar 
para no encontrar y quienes se aterran a la fe para no ver. 
lo  difícil  del  milagro no es creer que sucederá sino aceptar que sucedió y, en 
el mejor de los casos, aceptar que siempre está sucediendo. 
Hoy en día el asunto con el Cristo no es de fe sino de presencia. O lo sentimos 
o no lo sentimos. O lo vemos o no lo vemos. El verdadero cristiano lo es porque 
vive en Cristo y ello sólo es posible porque Cristo vive en él, y él percibe su 
presencia continua o intermitentemente según su grado de conciencia. 
Los milagros que Jesús hizo a petición de parte no se hicieron por la fe de los 
peticionarios sino porque vieron el Cristo en Jesús y pidieron basados en dicha 
visión. Si así no hubiera sido, igual podrían habérselos pedido a Simón el Mago. 
Necesitamos una fe que dé paso a la visión y no acabe con ella.  Necesitamos 
comprender que la visión es una escala superior de la fe que nos permite vivir 
el  milagro y no solamente esperarlo.  Los cristianos no  estamos esperando a 
Cristo, más bien Cristo nos está esperando. Y a fe mía que estamos retrasados. 

EL CONEJO  DE ALICIA 

Encontrarse 
Es dejar de esconderse 
Uno no corre sino huyendo o persiguiendo. 
Siempre que corremos vamos detrás de algo 
Que nos rehuye o huimos de algo que nos acosa. 
Por eso el que corre no encuentra. 
Porque a lo mejor aquello que lo persigue 
Es lo mismo que se le escapa. Quizás si se 
Dejara  atrapar no tendría que perseguir. 
Corriendo es muy difícil encontrar y 
Muy fácil tropezar. 
Por eso los vagos... 

LA  VULGAR  PALABRA 

(No apto para mayores. Si lo leen se recomienda lo hagan en compañía de un


menor)
Admito  que  me  gusta  el verbo  callejero,  el  latigazo 
semántico, el exabrupto coloquial, la palabra que pavimenta las calles, la que 
adorna los sumarios y ameniza las trifulcas de los barrios.  En otras palabras, 
me encanta la vulgar palabra.  La que la élite desprecia y utiliza para despre­
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D . 

ciar. La que escupe en el oído de los que no matan una mosca. La que moles­
ta a las señoras en la calle y en la cama las excita. La que es munición de ira, 
violencia  en sonido y terapia instantánea.  Mejor dicho,  la oscura palabra que 
Utiliza la sombra para quitarse la máscara. 
Quiero  hacer un homenaje  a  ese  procaz lenguaje  que  parece  brotar más  del 
cuerpo que de la misma cabeza.  Palabra plebeya que sin pena expresa lo que 
otras con pena apenas insinúan. Cinco he elegido para darles tribuna y permi­
tir que  se expresen a sus anchas,  que superen su condición de epíteto y nos 
cuenten su  concepto,  que  aquí puedan  ser  algo  más  que  una  exclamación y 
nada menos que una explicación. 
Démosle  pues  la  bienvenida  a  nuestras  invitadas,  y  con  ustedes  la 
Chimba:  Soy  sonora,  vibrante  y  rosada.  Según  los  entendidos  dizque  soy 
sinónima de vagina, opinión que no comparto pues mi experiencia me indica 
todo lo contrario, que soy antónima y nada sinónima. Fíjense ustedes que con 
la vagina se procrea y conmigo se goza. Por eso digo que chimba tenemos las 
hembras y vagina las señoras. La de ellas es seca y la mía secreta. A veces me 
siento vacía y me dicen vagina alcancía. Para recuperarme me empapo y ella, 
por lo general, se empepa. Somos muy distintas. Tanto es así que mi abogado 
me contó que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, y no crean que 
por eso está de mi parte, dice que la vagina es una vaina porque eso significa 
en latín.  En  cambio,  de mí dicen que soy  "una especie de  dulce hecho con 
huevos, almendras y almíbar". ¡Qué tal! Por si les queda alguna duda les aclaro 
que yo también puedo ser madre, incluso, con más ganas y sin cesárea. Chao. 
Pichar: Soy un verbo inexistente para la Real Academia, pero abundante para 
la realidad de la calle. Me encargo de hacer el amor con deseo y soy conside­
rado vulgar por los que lo hacen sin él. Dicen que no soy espiritual y de entra­
da reconozco que no lo soy, pues los novatos no ven. Pero como San Juan el 
del evangelio, a medida que me conjugo, he ido notando que uno le saca jugo 
a la carne si la trata con el verbo. 
Miné: Soy  un  término  acuñado  por los lingüistas  de  barrio  para  resolver la 
negativa de los latinistas de la lengua a traducir como lengua en coño el llamado 
cunnilingus,  aduciendo para ello que la lengua nada tiene que estar haciendo 
por fuera de la academia. 
Malparidez:  Soy un  concepto  inexistente  que  define  un  estado  abrumador. 
Soy lo que siente un niño cuando la mamá le cierra la puerta de su corazón en 
las  narices.  Habito  en  un  hueco  que  se  hace  más  hondo  con  cada  portazo. 
Hueco  lleno  de  plomo  autocompasivo  y  cagalastimero,  donde  chapoteo  sin 
encontrar la salida. Fui fundado por Edipo cuando lo colgaron de un árbol para 
que se lo comiera el tigre y así él no pudiera comerse a la mamá. Pertenezco 
al círculo vicioso de los abandonados que no comprenden la soledad. 
Güebón: Me considero un término de uso común para denominar un tipo de 
varón más común que el mismo término. A causa de mi fonética todo el mundo 
confunde mi genética. 
Debo  aclararle  a  la  afición  que  no  provengo  de  los  testículos,  sino  que  del 
huevo  vengo y que soy aquel pollo que por no salir del huevo, voy creciendo 
adentro y con el huevo, hasta llegar a huevo grande o huevón y como los niños 
no dicen huevo sino güevo, quedar definitivamente como güebón. 
Podría  seguir  cursando  invitaciones  pero  no  quiero  arriesgarme  a  aparecer 
como un tipo vulgar ante los lectores.  Espero que lo dicho les haya parecido 
una chimba. 

OREMOS  HERMANOS 

Como  todo en la vida, la comunicación tiene polari­
dad. Como siempre ocurre en occidente, también en la comunicación con Dios 
se  enfatiza  la  polaridad  masculina  en  detrimento  de  la  femenina.  Dicha  ten­
dencia nos ha llevado a creer que la oración oral, activa, vocal y bucal, reúne 
en sí misma toda la posibilidad de comunicación con Dios. Raras veces parece 
contemplarse la posibilidad de comunicarnos de una manera receptiva, pasiva, 
auditiva,  visual,  oyente.  Como  si toda la comunicación con El consistiera en 
hablarle sin escucharlo y sin verlo.  Para ser justos o equilibrados tendríamos 
que hacer un esfuerzo para completar el concepto de comunicación con  Dios. 
Al efecto es preciso añadir al aspecto masculino,  activo y oral de la comuni­
cación,  que  denominamos  oración,  el  aspecto  femenino,  pasivo,  audiovisual, 
que  podríamos llamar audiovisión.  No  se puede  sostener una  buena conver­
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

sación si no vemos al interlocutor o creemos que éste no tiene nada qué decir. 
Esto sería monólogo y no diálogo. Lo dicho nos lleva, entonces, a comprender 
que la comunicación con Dios, como fenómeno total, conlleva dos fases: la acti­
va o fase verbal, que siempre hemos conocido como oración y la pasiva que 
hemos denominado audiovisión. La primera se dirige a Dios Padre, a la cabeza 
de Dios, a Dios como idea, como logos, como verbo. La segunda nos conecta 
con el Dios Madre, con el cuerpo de Dios, con la naturaleza de Dios, con Dios 
como experiencia, sabiduría y Espíritu Santo. De la primera sabemos mucho y 
de la segunda, más bien poco. Consecuencias de la tendencia patriarcal occi­
dental que mencionábamos al comienzo. Esta segunda fase que podríamos dis­
tinguir como fase sensible o experiencial de la comunicación con Dios implica 
escuchar y ver a Dios, escucharlo con el ojo y el oído. Un ojo observando es un 
ojo escuchando imágenes. Un ojo viendo es equivalente a un oído escuchando. 
Ambos nos permiten poner de presente  a Dios.  Me  da la impresión de que 
cuando Jesús decía: "El que tenga ojos que vea y oídos que oiga", se refería a 
un  nuevo  nivel de  conciencia que abría la puerta a la visión y la escucha de 
Dios.  Quizás  este  nuevo  nivel  era  el  que  posibilitaba  la  "oración  en  espí­
ritu" que él anunció a la samaritana. No siendo esta otra cosa que la percepción 
sensorial de Dios en nosotros. Escucharlo adentro y verlo afuera como proyección 
interna.  Resumiendo  apretadamente,  digamos  que  la  comunicación  con  Dios 
como fenómeno total, completo, sería la oraudiovisión, término que concatena 
la oración, la  escucha y la visión  como  proceso  lógico­sensorial  de  comuni­
cación con Dios, algo así como una trinidad de la boca, el ojo y el oído actuan­
do coherente y complementariamente en el misterio de la conversación entre 
lo terrestre y lo celeste. 
Tratemos ahora de aterrizar un poco más lo dicho hasta el momento. Hablemos 
de la oración como fase verbal de la comunicación con Dios. ¿De qué habla­
mos, desde dónde y para qué? Hay todo un menú de opciones y cada quien se 
ha despachado a su gusto. La inmensa mayoría le habla para pedirle. Desde un 
favorl hasta un milagro, desde un almuerzo hasta la lotería, desde un objeto 
hasta un fenómeno. En fin, desde todo lo que necesitamos hasta todo lo innece­
sario, Dios padre proveedor para hijos bien provistos. Obviamente, esta moda­
lidad es un claro síntoma de que nuestra evolución espiritual no ha logrado 
suiperar la adolescencia. Todavía confundimos a Dios con el papá. 
Más maduro y fructífero sería solicitarle que nos ayudara a conseguir las habili­
dades  y  destrezas  que  nos  permitieran  solucionar  personalmente  nuestras 
necesidades. "A Dios rogando y con el mazo dando", o "Te rogamos Señor que 
nos facilites el mazo para darnos". Esta sería una muy decorosa manera de orar. 
Recordemos que el séptimo día de la creación, Dios lo dedicó al descanso. Esto 
quiere  decir que  Dios también necesita  descansar.  Si  pidiéramos lo necesario 
para no tener que volver a pedir, le estaríamos ampliando las vacaciones a Dios 
y a lo mejor tendría más tiempo para jugar con nosotros. 
No  contentos  con  pedir  cosas,  también  pedimos  privilegios,  protecciones, 
poderes e inmunidades, olvidando ingenuamente, y a veces no tanto,  que es 
contrario a Dios pedirle que nos evite lo que nuestra energía convoca o que nos 
otorgue aquello de lo cual no nos hemos hecho dignos. Y digámoslo de una vez: 
el  primer postulado de una buena oración es tener en cuenta que Dios no es 
bobo.  Si lo tuviéramos en cuenta hasta cuenta nos daríamos de lo torpe que 
resulta  solicitarle  a  Dios  que  se  contradiga  para  darnos  gusto.  Que  para 
demostramos  su  generosidad  pase  por  encima  de  su  lógica.  Que  para 
demostrar misericordia deje de lado su justicia. A nosotros llega lo que nues­
tra energía llama. No nos llega lo que queremos porque nos llega lo que somos. 
Que esto funcione así quiere decir que así funciona el libre albedrío, que es el 
don  más  grande  que  Dios  le  haya  concedido  al  hombre.  No  le  pidamos 
entonces, que cambie lo que nosotros decidimos. Más bien, que nos ayude a 
cambiar nuestras decisiones o a hacer su voluntad, si es que no es lo mismo. 
Oraciones como "Líbranos Señor de todo mal y peligro", suenan como líbranos 
Señor de nosotros mismos, que somos los que ejercemos el mal y nos ponemos 
en peligro. Sálvanos Señor de asumirnos, de la autogestión y el ere­cimiento. 
Todo bueno, Señor. Maluco nada. 
Por otro lado, para qué le pedimos lo que no tenemos con qué cargar. Hazme 
sabio, Señor, mientras ejercemos nuestra ignorancia. Tal vez, 'Ayúdame a salir 
de bruto" sea más realista y adecuado. No podemos pedirle a Dios que nos tape 
el error con la virtud.  La oración no es para pedir atajos, descuentos, preben­
das o escamoteos. Hay gente que pidió la lotería y para su desgracia se la con­
cedieron. ¿Qué pidieron entonces? Sencillamente una prueba que no tuvieron 
con  qué superar.  Hagámonos merecedores, no merecidos. Al que pide como 
merecido le dan...y duro...su merecido. 
■ ■  ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

Que orar a  Dios  no  se  convierta  en  una  manera  de  irrespetarlo.  La  oración 
debe  ser respetuosa y esto  no tiene  nada que ver con asumir posturas reve­
renciales, más bien alude a tener en cuenta al interlocutor, a su ciencia, su jus­
ticia, su misericordia e incluso su paciencia. 
Otros aspectos  de  la  oración  más  interesantes  y  relajados,  para  Dios  sobre 
todo, serían aquellos en los cuales orando le decimos al Señor cómo lo vemos, 
le preguntamos cómo nos ve y si cree que hay algo que debamos cambiar, a lo 
mejor, le hacemos reclamos y pataletas, canciones y poemas, lo ponemos al día 
sobre los avances tecnológicos del pecado, la artesanía del alma y el progreso 
de los fundamentalismos.  Charlamos de la encarnación,  del susto que a El le 
produce y el pánico que El nos produce. Le preguntamos cómo va el verbo ilu­
minando la carne de las muchachas para saber cuánto falta para que tengamos 
novias con el Espíritu Santo.  En fin, buena conversación con Dios padre, que 
dicho sea de paso, debe salpicarse con gotas de buen humor, porque si algo me 
queda claro es que la oración que más le agrada a Dios es la que lo hace reír. 
Ahondemos  ahora  sobre  la  fase  dos  o  audiovisión.  Fase  receptiva,  pasiva, 
femenina, sensible o vivencial. Audiovisión de la madre. Contacto y conexión 
con ella como naturaleza de Dios,  como corporeidad y sustancialidad divina, 
como el ave celeste que se torna Eva terrestre. Conexión sólo posible con los 
sentidos, en el sentir,  y desde el sentido. No podemos seguir creyendo que el 
Misterio  de  la  Encarnación,  columna  vertebral  del  cristianismo,  se  pueda 
realizar despreciando la carne, el cuerpo, los sentidos.  "Nada llega al intelec­
to sin pasar primero por los sentidos", decía Santo Tomás de Aquino, y creo que 
lo mismo pensaba el otro,  el del dedo en la llaga.  Nada llega a la cabeza sin 
pasar por  el  cuerpo.  El  Misterio  del  Amor  se  realiza  con  el  Misterio  de  la 
Encarnación. El amor entre Dios y la Diosa será real cuando un hombre car­
gado de Cristo y una mujer llena de Espíritu Santo lo realicen amándose, ce­
lebrando  con  sus almas y a través de  sus cuerpos la Boda  Celeste  entre  sus 
espíritus. Buscando esto, la mater se mater­ializó y el verbo se hizo carne en 
Jesús.  Lo primero está sucediendo desde hace millones de años,  lo segundo 
hace apenas 2.000 que comenzó a suceder. 
¿Pero cómo ocurre esta comunicación vivencial con la madre? Básicamente a 
través de experiencias que no son otra cosa que imágenes. Imágenes que nos 
acercan a la verdad de nosotros mismos y de Dios en nosotros. Imágenes que 
encontramos  o  que  nos  encuentran,  de  cualquier  modo,  imágenes  para  ser 
ledas. Las que encontramos son fruto de la búsqueda personal, de la necesi­
dad  de  vernos.  Las  que  nos  encuentran  son  la  respuesta  de  Dios  a  nuestra 
búsqueda y la aceptación de ser vistos. Obviamente, entre lo que descubrimos 
y  nos  muestran vamos consolidando  una sólida versión de  nosotros  mismos. 
Versión que vamos y nos van revelando. 
Descubrirnos es oración del cuerpo. Implica desarrollar los radares de la per­
cepción. Volver a creer en los sentidos y en lo que con ellos sentimos. Confiar 
en tu visión, la intuición, la visión en ti. Sondear nuestras conductas oscuras y 
revelarlas. Darle paso y espacio a las luces que nos habitan. Creer en lo visto 
y por lo visto cambiar lo que creemos haciendo lo que vimos. Así es como vivi­
mos.  Acechar  nuestras  vidas,  analizar  las  experiencias,  sacar  conclusiones, 
vislumbrar  significados. 
Dejarnos descubrir es aprender a captar los momentos en que Dios nos habla. 
Volver a creer en la antigua sabiduría de los sueños.  San Pablo decía que  "el 
misterio es lo que vemos con los ojos cerrados". Pues bien, el misterio es lo que 
vemos  cuando  soñamos.  El  misterio  de  nosotros  mismos  plasmado  en  imá­
genes. El lenguaje por excelencia de la madre. Con ellos ella nos habla de todo 
lo que nos concierne. Oremos escuchándolos, viéndolos, escribiéndolos, inter­
pretándolos. Son imágenes, como imágenes son las que brotan de la televisión, 
el cine, el arte, la calle, etc. Entendamos que cada imagen de estas está tratan­
do de decir algo. Pongamos atención al entorno como si éste fuera una pelícu­
la proyectada por el interno. Igual adentro que afuera. Cada cosa está hablan­
do. La vida es un tejido sin hilos sueltos. No sucede nada que no signifique algo. 
Así es como nos habla el lado femenino de Dios. Y este lenguaje no es lógico 
lineal, es lógico simbólico. Para entenderlo se hace necesario comprender que 
tiene un alfabeto propio, el del símbolo. Así como el lenguaje de las palabras se 
vale del alfabeto de las letras, el lenguaje de las imágenes se vale del simbóli­
co.  El  símbolo  es  la  llave  que  abre  las  puertas  de  la  comunicación  con  el 
Espíritu Santo. Quien comprenda el símbolo podrá leer la imagen, podrá ver y 
oir a Dios de múltiples maneras. Aprender simbología es una de las más altas 
maneras  de  orar porque  es  la  manera  de  construir  el  puente  para  comuni­
carnos con El, porque al hacerlo con El, lo hacemos con Ella. 
En fin, todo es cuestión de volverle  creer a nuestro corazón, al co­razón, a 
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

la razón sentida.  La razón que piensa y la razón que siente son los cónyuges 
del matrimonio de la sabiduría, de las bodas del amor. 
¡Ah! Y no olvidemos que así como el espantapájaros del Mago de Oz busca un 
cerebro y el hombre de hojalata un corazón, el león buscaba su perdida valen­
tía. Sin ésta no es posible la acción, no es posible llevar a cabo lo sentido por 
el corazón y explicado por la razón. 
Oremos pues hermanos porque mi Dios no se le aparece a uno, sino que los 
ojos de uno van haciendo aparecer a mi Dios. 

UNA  RESACA  DE  50  AÑOS 

Cargas  al Señor en un momento dado y al siguiente 
debes  hacer  chistes  flojos,  para  como  San  Pablo,  no  quedar  por  fuera  del 
afuera, y hacerse como todos, en el afán de que mi Señor el Cristo habite entre 
todos, metiendo la cucharada en la sopa que lo ve como una mosca y lo saca 
con la punta del olvido. En fin, para llenarse de hombre y derechos de hablar 
del cielo en algún momento, quizás cuando termine el chiste flojo, el fricasé de 
pollo y el cuento del cura huérfano de la Santa Madre que mandó a Jesús a las 
nubes para administrarlo en la tierra sin molestas competencias apasionadas. 
Y el Cristo, 
Mientras yo hacía el denso trabajo de llegar a ser un hombre, 
El Cristo, 
Miraba los muslos de Omaira buscando su Espíritu Santo su Novia Escondida 
en  los pliegues de una carne silenciosa que lloraba en homenaje a la tontería 
de  los hombres que no se permitían ni siquiera un chisporroteo de sus cora­
zones,  porque  un  momento  de  realidad  amorosa  podría  echar  a  perder  el 
rumbo de los negocios o derrumbar las murallas de la supervivencia segura y 
comprobada a través de las generaciones que van pereciendo convencidas y 
confiadas de burlar la muerte que las carcome a medida que se salvan de la 
vida, muriendo en un vivir de tres comidas diarias, con postre de jubilación y 
palmadita  en la espalda por no haber hecho  mucha bulla,  apenas la sindical 
necesaria para perpetuarse en el logro de las reivindicaciones heroicas del por­
centaje  salarial,  que finalmente obtenido los deja satisfechos porque el papi les 
aumentó la plata de la semana, me refiero a la del viernes, día señalado por los 
corazones  reprimidos  para  gastarse  el  instinto  en  un  flojo  acontecer  donde 
matamos el goce riéndonos toipemente en el murito que nos impide tener alma. 
Y  seguimos  en  la  ola  de  la  extrañeza  que  nos  deja  desamparados,  cuando 
debiéramos sentarnos  en silencio  a escuchar la  presencia  que  nos haría pre­
sentes en  ese vacío al  que sometemos al Cristo,  que  se contentaría con sólo 
vernos caer en cuenta de cómo el mundo a nuestro caigo perece en un atarde­
cer que insistimos en considerar liviano aunque nuestro corazón bombee plomo 
por los ventrículos exentos de amor. 
No quedó claro si la noche fue perdida o el deber de pasar entre los hombres 
cumplió su cometido. 
Hermano  Verbo  cuya  conjugación  se  negó  en  el  cumpleaños  del  destierro, 
ármate de una paciencia que aplaque mi impaciencia por saberte presente y no 
poderte presentar, porque mejor ausente que ridículo ante quienes uno espera, 
y es  saludable  esperar,  que  algún  día  se  cansarán  de  evitarte, y,  quizás  por 
curiosidad acepten amanecer saturados de vivir dormidos. 
Ayúdame Señor a llenarme de ti sin creer que traiciono a los hombres. Permite 
que  te  permita  en  mí  como  una  fuerza  callada  que  sólo  acuda  a  las  fiestas 
donde la risa provenga de la alegría y los silencios asuman el dolor de las ver­
dades que nos llevan al amor. 

OIDO  EN  BOCA AJENA 

Oído  en  boca  ajena  pero  escuchado  como  me 


hubiera gustado decirlo. 
Me encanta el verbo que sale de otras bocas, la palabra que viste sobre medi­
da las sensaciones del corazón. Me gusta en las otras bocas tanto como en la 
mía. No importa que lo que el otro diga sea un enredo pues, si lo dice clara­
mente, uno siente la brisa de la verdad en el ámbito de su confesión. Y es que 
la  palabra que es fiel al sentido siempre produce significado.  Esa complicidad 
de  razón  y  corazón  es  lo  que  invariablemente  me  ha  cautivado  de  la 
■ ■  ■  LUIS  E N R I Q UE  MEJIA  D. 

conversación.  Escuchar una frase,  donde  se perciba al sonido iluminando las 


imágenes del  Ser,  es  una  experiencia  mágica.  Uno  escucha  que  apareció  el 
Amor en un renglón. Es como una visión auditiva. Por eso, es una bendición de 
la  vida, bastante escasa por cierto, tener prójimos que gocen con la simetría 
de la palabra. 
En los últimos 17 años he conversado con una bandada de pájaros, pájaras la 
mayoría, que me deleitaron con sus cantos.  Quiero compartir con ustedes las 
notas que alcancé a llevar al pentagrama de mis libretas y lo voy a hacer sin 
alterar el orden en que llegaron. He preferido guardar en secreto sus nombres 
porque  ellos  cantaron  en  la  intimidad  y  allí  deben  quedar  sus  identidades 
aunque no sus cantos.  Los señalados con una (V) son de pájaros machos, los 
demas damas. Que disfruten el concierto. 

"Ella tiene por allá su infinito pegado y sus ganas de no verlo". 

"Mis alternativas siempre han sido infinito o tiro". 

"Además, yo no sé nada de geografía. Para mí la naturaleza es una". 

"Yo soy una histérica con un espacio donde me dejo de güebonadas". 

"Eduardo, no me hable cuando le estoy interrumpiendo". 

"Póngale la máxima atención, pero hágale el mínimo caso". (V) 

"Entre amigos, las precisiones se pueden hacer, pero no se deben". (V) 

"...sufrió mucho, pero murió económicamente bien". 
(Dos amigos en un bus hablando de la muerte de un compañero)

"...si me va a pegar pa' qué me insulta". 
(Una pareja discutiendo en una fiesta)

"Sería un crimen curar un verdadero loco". 
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"Las ojeras son los ojos de los que lian visto demasiado". 

"...y Jesús limpiaba su ego expulsando a los mercaderes del templo". 

"...imagínese la hora que es y estos zapatos 
ya me están haciendo peladura". 
(Una muchacha en la calle a las 7:30 a.m)

"El amor que no encarcela es libertad bajo confianza". (V) 

"En este mundo lo inesperado es infinito". 

"Por más bacano que sea el otro uno no puede dejar de ser uno". 

"Un pecador que peque sin intención de ser santo, es un güebón". (V) 

"Yo no quiero llenar mi vacío con huecos". 

"Sin vos no puedo cantar". (V) 

"Karma es karma, y lo que no resuelva ahora me lo empacan como fiambre 
y recalentao es peor". 

"...ese h.p. psiquiatra me tenía amarrado de patas y manos a punta de 
pepas". (V) 

"Seguido no es bueno nada". 

"Y mientras pasa esta apoteosis del instinto, ¿dónde pongo el alma?". 

"Lo que me molesta del sexo no es la culpa sino el desparrame". 

"No sé si tú me amas o es que no has podido encontrar 
la forma correcta de matarme". 
■  ■  ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

"A mí me gusta sentirme protegida pero no inválida". 

"Si yo soy la que tengo que ponerle límite a mi energía, 
entonces no necesito un hombre al lado". 

"¿Y yo qué me gano con que un hombre 
me construya una casa vacía de sueños?" 

"Si él tiene que organizar lo que yo siento, ¡pobrecito!" 

"Para un gentío se necesitan dos y todos sus habitantes". 

"Las hembras no somos fieras, 
podemos ser encantadas pero no domadas". 

"Tan somos imágenes 
que el miedo siempre es a borrarnos". 

"He abierto tus heridas para revisarlas". 

"El arte es lo más concreto de lo abstracto". 

"Yo a mis hijos prefiero limpiarles sangre que mocos". 
(Una mujer a otra en un bus de Manrique)

"De pronto la Virgen es la misma hembra bañada y peinada". (V) 

"Yo no sé si ella me dañó el matrimonio, 
lo que sisé es que me salvó el corazón". (V) 

"Preocúpese si eso la tranquiliza". (V) 

"El amor es la ausencia de miedo 
dentro del más alto riesgo". 
"Cuando uno ha padecido toda la vida una carencia afectiva, 
se prostituye por una migaja de afecto". 

"Juntos se matan, solos se mueren". (V) 

"Una  mala experiencia amorosa nos deja con hambre, 
pero sin ganas de repetir". 

"Miento  al decir que me duele: el sufrimiento". 

"Subastar el corazón es entregárselo al mejor impostor". 

"Es que para ser uno, hay que ser todos". (V) 

"El problema del contrato matrimonial, 
es que a uno siempre se le olvida leer la letra menuda". (V) 

"Yo vivo el presente con lo que se me presente". 

"El problema con las matriarcas 
es que en lugar de ser Pachamamas son Papamachas". 

"¡Uhm! La diferencia que hay entre lo que me tocó estudiar y 
lo que me tocó saber". 

"Una  tonelada de autocompasión equivale 
a una tonelada de  autorreconocimiento". 

"Los declaro marido y mujer 
hasta que la conciencia los separe". (V) 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q UE  MEJIA  D. 

EPIFANIO  MEJIA 

Lejano  pariente,  hermano  cercano,  orate  fratello. 


Quién iba a pensar que después de tantas generaciones vendría la vida con una 
fotico tuya a notificarme que llegada era la hora de retomar el asunto aquel de 
la  locura,  iniciado  por  ti  con  una.  zambullida  en  el  otrora  cristalino  río. 
Cabalgando ya sobre el incierto potro, con el tiempo entendí que no era posi­
ble repetir tus pasos porque el mental de Bello no entendería mi locura como 
alguna  vez  el  manicomio  de  Aranjuez  entendió  la  tuya.  Tú  aclaraste  en 
Aranjuez: "No son todos los que están..." "¡Ni estarán todos los que son!", le 
aclaré  yo a los de Bello. 
Mirando la fotico, en tus ojos azules que son como los míos, percibí un deste­
llo  celeste, síntoma de la locura dulce que te  andaba buscando.  También en 
ellos vislumbré la melancolía que amargó el paisaje de tus sueños. Dejar atrás 
el pasado no te fue posible y debo confesarte que hoy en día para mí, apenas 
es probable. Pero ahí vamos hermano. Añadiéndole centímetros a la elevación 
de las llanuras y mermándole pulgadas a la altura de las montañas, en pos de 
un clima propicio para el alma. Sé que esa era tu mira y hacia allá sigo miran­
do. Tranquilo dulce anciano inmemorial que tu locura no fue en vano. Tranquilo 
Epifanio que sí fuiste Epifanía. Una primavera con "hojas de tu selva, amari­
llas y verdes y rosadas". Un otoño con tristeza nazarena. 
Un eco tuyo aún resuena en mi corazón y como las tuyas "cargadas de silen­
cio pasan mis noches, serenas son mis tardes con arreboles", y en ocasiones 
"mañanas bulliciosas y alegres llegan a casa". 
No repetí tus pasos, aunque sí tus pasos repasé. Se me hace que no estar en Bello 
ha sido como liberarte de Aranjuez. Me late que en el futuro algún navegante del 
rio de nuestra sangre, no contento con haber evitado a Bello, logrará serlo. 

35 
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EL  MODELO  FAMILIAR  CATÓLICO 

Célula básica de la sociedad, es La manera como el 
Papa,  hombre  cargado  de  hijos  metafóricos  y  sin  consorte  conocida,  define 
insistentemente la familia. Si esto es así, la una debe ser reflejo de la otra. Lo 
que sucede en la sociedad es lo que está sucediendo en la familia. Y según lo 
que muestran los noticieros de televisión, grave está la familia. 
Todos  sabemos  que  la familia  colombiana  es  un  trasunto  del  modelo  familiar 
católico. Todos padecemos la bancarrota del modelo social colombiano. ¿Pero 
entendemos todos que la crisis de  nuestra sociedad  es la  crisis de  su  célula 
básica?  ¿O  sea la  crisis del modelo  familiar católico?  Si  esto  no es verdad, 
entonces la definición del Papa tampoco. 
Machaconamente la Santa Madre insiste en que la crisis de su modelo obedece 
a la desobediencia de sus feligreses, que el modelo es infalible y la equivocación 
está en los modelados. Que si volviéramos a rezar el rosario de la aurora, que 
si los padres le impusieran a sus hijos una férrea disciplina moral,  que si los 
hijos  fueran  castos,  que  si todas  estas y  otras brillantes ideas  se  implemen­
taran en las familias, mejorarían muchísimo los noticieros de la T.V. ¿Esto será 
ingenuidad o soberbia? ¿Obsolescencia o dogmática? 
Es sorprendente que a nadie en el orbe católico se le ocurra buscar la enfer­
medad en el modelo. A simple vista muchos son los síntomas y asusta ver cómo 
se  pasan  por  alto.  Ocupémonos  de  uno  bastante  obvio,  coyuntural  en  el 
momento y de influencia permanente en la estructura. 
Qué tal una iglesia donde los sacerdotes están pidiendo a gritos que les permi­
tan casarse y tener familia, es decir, quedes permitan tener la experiencia que 
no tienen. Otra vez el fantasma de Enrique VIII está merodeando porque lo que 
no se resuelve vuelve. 
En  el  celibato  la  familia  no  es  posible.  Por  lo  mismo,  desde  el  celibato  es 
imposible hablar de la familia. Muy difícil imponerle a otros como norma lo que 
uno mismo no sabe si funciona coala experiencia. 
Codificar un fenómeno no experimentado es como resolver un acertijo sin datos. 
Yo quisiera creer que la creciente rebelión de los sacerdotes contra el celibato 
es  un  intento  de  revelar y resolver uno de  los  achaques básicos  del modelo 
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

familiar católico: su desconexión con la realidad cuotidiana. 
Creo que a todos nos gustaría ver las imágenes de una familia conformada por 
sacerdotes  o  monjas  con  sus  respectivos  hijos,  mostrándonos  en  vivo  y  en 
directo la bondad del modelo o su dificultad. Ambas cosas serían importantes, 
bien para consagrarlo o bien para replantearlo.  Mínimo, para que nos quede 
claro que los dueños del modelo saben de qué están hablando. 

LA NUEVA ERA 

A  grandes  rasgos,  Nueva  Era  es  el  nombre  con  el 


cual  el  hombre  actual  ha  bautizado  sus  próximos  2.000  años.  Supone  un 
movimiento histórico del cual surgirá un hombre  espiritual que  convertirá el 
planeta en el anhelado lugar de paz y amor, donde todos seremos felices y co­
meremos perdices. 
Loables  expectativas,  nobles  en  algunos,  torpemente  asumidas  por  otros y 
maliciosamente aprovechadas por los demás. Porque siendo muy claro, que en 
lo corrido de la Nueva Era, la mayoría percibe un movimiento energético pro­
fundo en ellos mismos y su entorno, no menos cierto es que sólo en algunos se 
consolida como imperativo de cambio real, en otros como simple caricatura  y 
en los demás como oportunidad de hacer negocio con el cuento de moda. 
Desde otra perspectiva, parece muy dudoso un movimiento iluminista que pre­
tenda pasar por alto la oscuridad iluminable y que en lugar de conducir al ser 
humano  a un nuevo conocimiento  de  sí mismo,  se  dedique  a  renovar funda­
mentalismos,  a  jugar  muñequera  con  conceptos  ocultistas,  sabios  pero 
anacrónicos por incapaces de  actualizar su  significado,  a realizar malabaris­
mos rituales con  la parafernalia vulgarizada  de  mánticas,  inciensos,  velas y 
demás  elementos  puestos  a  su  disposición  por  los  consabidos  mercaderes 
especializados en asimilar al sistema cualquier energía que lo desafíe. 
No obstante, a pesar del boom de los tontos y los picaros, considero que efec­
tivamente  existe  una Nueva Era.  Interna,  callada,  poderosa y selectiva,  que 
paulatinamente va tocando a la puerta de los corazones maduros para el amor, 
que  implacablemente  va  convocando  a  los  cansados  de  su  oscuridad,  a  los 
sedientos de luz, a los saturados de la pesadilla. En fin, una Nueva Era con un 
hombre nuevo, el mutante, el hombre crístico, el Ecce Homo. 
Para el mutante, esta Nueva Era es un período de la humanidad construido y 
desarrollado por hombres que liberarán el potencial  energético de  su cuerpo, 
es  decir,  la  energía,  tanto  oscura  como  luminosa,  contenida  en  su dimensión 
inconsciente. 
En efecto, dicho período se inicia o comienza a cobrar realidad histórica en el 
Instante mismo en que la física moderna descubre la posibilidad de liberar la 
energía contenida en la materia y fabrica la bomba atómica. A mi modo de ver, 
ese hongo radioactivo que genera la explosión se constituye en el símbolo ini­
cial  de  la  Nueva  Era,  pues  nos  muestra  contundentemente  que  una  nueva 
energía ha hecho su aparición sobre el planeta. 
Habido es, que el universo está conformado por tres dimensiones o planos. El 
físico o natural, el psíquico o humano, y el espiritual o divino. Que los tres son 
estados diferentes de la misma energía. Que por lo mismo existe entre ellos una 
ley de correspondencia o reflexión por la cual nada sucede en uno de ellos, que 
no esté sucediendo en los otros dos. No debe extrañarnos, entonces, que una 
liberación de la energía en el plano físico conlleve una liberación energética en 
el plano psíquico y en el espiritual. 
Pareciendo corroborar lo dicho, tanto la psicología como los que de ella se han 
ocupado  con  posterioridad  a  1945,  han  venido  notando  un  inusitado  incre­
mento  en  la  liberación  de  la  energía  del  inconsciente,  tanto  personal  como 
colectivo, la cual se ha traducido en una aceleración vertiginosa de la historia, 
que la humanidad percibe como un desbordamiento de los acontecimientos y 
una incapacidad de controlarlos. Ello porque el paso incontrolado de la energía 
inconsciente hacia la conciencia produce el afloramiento involuntario de trau­
mas anímicos y  arquetipos  conexos  que,  en  individuos  sin  auto­observación 
ocasiona una saturación numinosa en la estructura de su personalidad, la cual 
difícilmente puede asimilar y mucho menos convertir en conducta coherente. 
Así las cosas, cuando aumenta la carga energética de los individuos que com­
ponen  un  sistema,  aumenta  la  carga  del  sistema y con  ella  la  tensión  de  la 
estructura que la regula, la cual, de no adecuarse, termina siendo desbordada 
por la sobrecarga. Me imagino que es desde este punto de vista que K.G. Jung 
señaló la psique como el peligro contemporáneo de la humanidad. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

Nadie está desligado de la estructura que se está sobrecargando y por lo tanto, 
nadie  puede eludir un rango de responsabilidad ante una eventual catástrofe 
del  colectivo.  Se  hace  necesaria,  por  parte  de  lodos,  una  reflexión sobre  la 
índole de la energía que se está liberando para poder comprender la naturaleza 
de los cambios requeridos por la estructura que nos rige, de tal manera que, la 
mencionada energía se sienta cómoda y bien expresada en los nuevos modelos 
de organización diseñados para concretarla en el mundo. Podría decirse que la 
situación se asemeja a la planteada por Jesús con relación al vino nuevo que 
se corrompe en las odres viejas. La humanidad debe decidir si cree o no en el 
advenimiento de  un  vino  nuevo  sobre  el  planeta y,  de  creerlo,  disponer las 
nuevas odres para evitar su corrupción. 
Quién  se  comprometa  con los vientos  mutacionales  de  la  tierra,  inexorable­
mente tendrá que modificar sus modelos vitales, es decir, sus conceptos infle­
xibles y las rígidas actitudes de y para con la vida.  No es posible cambiar y 
seguir siendo el mismo. Es hora de poner en duda las viejas "verdades" que 
han cimentado la patológica realidad contemporánea. Tiempo de repensar las 
experiencias congeladas por la dogmática. La verdadera Nueva Era pertenece 
a  los mutantes. A los capaces de dudar, repensar y modificar los paradigmas 
represivos y excluyentes que mutilaron nuestro yo dejándolo en la triste condi­
ción  de  ego  confuso  y  adolorido.  A los  que  no  temen  confrontarse  con  las 
energías de su inconsciente porque reconocen en ellas las que su conciencia 
necesitaba para liberarse. 
Para bien o para mal, la Nueva Era como fenómeno colectivo va a depender de 
los  procesos individuales de los asociados,  de la habilidad que éstos tengan 
para reconocer las imágenes que el inconsciente está liberando y su destreza 
para  estructurar con ellas una nueva realidad mundial. 
Tratando  de ilustrar un poco lo expresado y con la seguridad de no equivo­
carne  más  allá  de  lo  que  ya  podemos  estarlo,  voy  a  intentar  el  ejercicio 
prospectivo de trazar un boceto del  mutante  en el que se puedan apreciar lo 
que serían las nuevas características de sus relaciones consigo mismo, el amor, 
la muerte, la ciencia, el trabajo, la religión, el sexo y la política, como aspectos 
básicos de la vida y por ello muy apropiados para darnos una idea de los posi­
bles cambios del modelo. 
1  El mutante será bidimensional. Esto quiere decir que 
abandonará su actual condición unidimensional,  la que ha hecho de él 
un hombre unilateralizado, convencido de poder resolver su totalidad en 
una mitad de sí mismo. Para ello descubrirá su dimensión inconsciente 
y  la  conectará  con  la  consciente,  convirtiéndose  en  un  ser  doble, 
andrógino, bipolar.  Comprenderá que simultáneamente es masculino y 
femenino,  celeste y terrestre, yin y yang, cerebro y corazón, palabra y 
carne.  Este  paso  le  permitirá  ejercer  la  diferencia  para  superar  la 
división, le abrirá la posibilidad de amarse a sí mismo concillando los dos 
que hay en él. Consecuentemente, como a sí mismo, amará a los demás. 
Y por lo demás, será un hombre menos perfecto pero más complejo. Qué 
tal viejo Jung. 
2  El  mutante  por ser par será  pareja.  El tendrá claro 
que la mujer que busca es la que lo habita y ella que es habitada por el 
varón que busca. Nada de medias naranjas. Dos naranjas completas o 
nada.  Cada quien entero con sus dos mitades, una de las cuales viene 
siendo el otro. Pareja acuariana de una sola carne con dos tajadas com­
plementarias y no suplementarias. Polaridades alternando como unidad 
diferenciada.  A  la  manera  de  Rilke,  dos  soledades  que  se  aman,  se 
respetan y se reverencian. Amantes con intimidad, padres arcos, hijos 
flechas.  Otro matrimonio,  otra familia,  donde  cada quien es cada uno. 
Nadie cargando a nadie y todos ayudando a que cada quien se cargue 
y se encargue de honrar su propia vida. Adiós familia incestuosa, mel­
cocha de culpas, gloria del karma y tumba de destinos. 
3  Para  los  mutantes  la  sexualidad  será  vía  y  no 
desvío.  Ellos  entenderán  que  el  cuerpo  no  miente  y  que  cada  mo­
vimiento suyo habla. Aprenderán a mirar las imágenes de la cama para 
comprender la película de, sus cuerpos. Se sorprenderán descubriendo 
personajes y pulsiones, límites y posibilidades, posesiones y exorcismos. 
Caerán  en  cuenta  de  que  el  cuerpo  cuenta.  Incluso  historias  que  no 
están en la historia de su dueño y episodios que renacen con un gesto. 
Olvidarán la  sexualidad  de  desempeños  estadísticos  y  circenses,  de 
videos  prefabricados  en  los  estudios  de  la  masturbación,  de  lujurias 
jadeantes que desaparecen sin dejar huella. 

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■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

Optarán por el erotismo de la caricia que renuncia al tiempo para vagar 
por el espacio de la piel surcando la  memoria del corazón. 
Navegarán con sus cuerpos por el mar de sus almas hasta encontrar de 
nuevo el paraíso. Y por el final, muy cerca ya de la verdad, verbo y carne 
iluminada, de golpe, con una mirada morderán de nuevo la manzana. 
4  El  mutante  será  cristiano.  Sospechará  de  Roma 
porque así se escribe Amor al revés. 
Se  encargará  de  inaugurar  el  cristianismo,  luego  de  2.000  años  de 
catolicismo y,  esta vez, león que coma  cristiano  tendrá problemas de 
metabolismo. 
Portará  al  Cristo y como  Cristo  indique  se  portará.  Si puede.  Si  no, 
aprovechará  la  ocasión  para  deslumbrar  al  Cristo  con la  excepcional 
experiencia del pecado. 
Pasará en camello por el ojo de una aguja para conseguir que Dios le 
dé propina a los ricos. 
Pecará sabiendo que pecador que se pesca su pecado, a sí mismo se ha 
pescado y que oveja que abandona el rebaño es el cordero del año. 
Besará a la Magdalena para ver en los ojos de Betania el brillo amoroso 
de la virgen. 
Orará en espíritu con los ojos y los oídos puestos en el afuera, que es 
donde aparece el adentro, respondiendo la oración. 
Viajará de la fe a la visión, del discurso a la vivencia, de la liturgia al 
rito, de la pompa a la intimidad y de la iglesia al cuerpo. 
¡Ah! Y no se olvidará de hacer reír a Dios porque ahí están los puntos 
para sentarse a la diestra. 
5  El  mutante  hará  ciencia  con  conciencia  y 
conciencia  con  la  ciencia.  Será una ciencia aliada con la búsque­
da  del  significado  de la vida y no  cómplice  en la  pérdida  del  mismo. 
Ciencia capaz de poner entre paréntesis lo que sabe para darse la opor­
tunidad de descubrir lo que no sabe. Ciencia que se abstenga de clavar 
las mariposas para comprender su vuelo, que no sacrifique el saber en 
aras de la clasificación, que deje vivir lo que no puede medir.  Ciencia 
que en lugar de borrar, dibuje al hombre, que le devuelva la condición 
de  sustantivo  embolatada  entre  tantos  adjetivos.  En  fin,  algún  día 
tendremos una ciencia sutil y delicada, que deje de encuellar los obje­
tos  y  los  trate  como  ellos  lo  requieran.  Ese  día  la  ciencia  logrará 
estrechar el abrazo de los hombres con la  tierra y la ciencia se habrá 
salvado de la ciencia. 
6  Para el  mutante  las comunicaciones tendrán por 
objeto informar  sin  tratar  de  uniformar o  deformar.  Será su 
deber,  mostrar la locura  existente  en  la  cordura  vigente y la cordura 
vigente en la cordura existente. 
Conjugarán  la  palabra  con  la  imagen  para  obtener  el  verbo  como 
medio... de acabar con el discurso. 
Y creo que hasta habrá periodistas enterados de que sin tacto no hay 
contacto. 
7  Para  el  mutante  el  poder  será  personal  y  no 
institucional.  En efecto, podrá gobernar quien demuestre saber go­
bernarse. 
La desobediencia civil ocupará el lugar de la servil obediencia. 
Las revoluciones serán internas y personales. 
El voto será de confianza y la elección casi un sorteo. 
La  comunidad  será  sostenida  por miembros  que  no  buscarán  que  la 
comunidad los sostenga. 
8  Para el  mutante el trabajo  será vivencia y no sub­
sistencia.  Lo entenderá como un vehículo para expresar su destreza 
y no como un medio de alquilarla. Como una oportunidad de realizarse 
y no como la realización de una oportunidad. Como una manera de ser 
y no como una forma de silenciarlo. Todos sus dioses y demonios ten­
drán  empleo  en  el  trabajo,  dejando  así  su  mediocridad  cesante.  Lo 
vivirá como una síntesis y no como un paréntesis. 
9  Para  el  mutante  la  muerte  será  el  método  para 
seguir viviendo. Morir para mutar y mutar para no morir.  Muere la 
forma y vuelve la energía al caos,  que no es otra cosa que la posibili­
dad de un nuevo orden en otra forma. 
El mutante  sabe que el caos de la energía liberada de la forma, lo deja 
en loco por un tiempo. El tiempo de la mutación, el que corre entre la 
muerte y la resurrección. El tiempo de decirse: estoy loco, en lo que he 
■  ■■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

sido, en lo que siendo y en lo que seré. Resucitado, el re­cuerdo me dice 
que, nuevamente y en otra forma, soy el que sigo siendo lo que siem­
pre he sido. 
Por eso el que muta no mata. No necesita la muerte del otro para seguir 
viviendo. Con la propia le basta. 
Y dijo  el  prosista:  Nada  que  tenga  conciencia  de  su  propia  energía 
muere. 
Y el poeta dice: 
Cuando la muerte te visite 
Lo que no muera en ti 
Eso eres. 
Y tranquilo, que si la muerte te visita y te morís todo, simplemente no 
eras viable. Y creo que eso no duele. 
10  Debemos  tener  cuidado  de  que  la  Nueva  Era  no 
sea  la  repetición  de  la vieja.  Lo que integra un chamán desinte­
gra un chambón. El diluvio no vendrá del cielo. Está lloviendo adentro. 
Las  señales del tiempo indican un tiempo señalado.  El dedo de Dios 
apunta hacia nosotros. No le demos la espalda cuando nos está pidien­
do un rostro. Hay que dar la cara para que no se rompan los sellos. El 
ojo es el sol del cuerpo y cerrarlo sería abrir las canillas del aguacero 
que no paran las sombrillas. 

LA MUECA 

Como  quedó  establecido  en  otro  lugar  del  texto, 


(Modelo Familiar Católico) la realidad social contemporánea es un espejo de la 
realidad familiar vigente, por ser esta última la célula básica de la primera. Así 
las cosas, se tiene la impresión de que, actualmente, más duro que quedarse 
sin familia, sería quedarse con la realidad familiar. 
Y es que implacablemente, el dolor eludido, el deseo negado, la alegría fingida, 
el  combate esquivado, el poder abusivo, la verdad falseada y la mentira con­
sagrada, son cosas que con los años van convirtiendo el rostro del amor en una 
mueca, la misma que exige el maquíllaje de la máscara para implicar afuera lo 
que adentro se murió. 
Difícil para la última generación de una familia,  regenerar lo degenerado, po­
nerle dientes a la mueca y verla sonreír de nuevo. 
Muchas lágrimas serán necesarias para lavar el maquillaje  acumulado  en si­
glos  de sainete y  mucho  valor  indispensable  para  asumir  la  soledad  que  la 
familia pretendió resolver en condición de clan. 
Y habrá que vertirlas y llenarse de coraje para mantener viva la esperanza de 
llegar a conformar una familia donde el amor nos permita comprender y com­
partir la soledad individual que nos librará de la melancolía del incesto. 

EL ASTROLOCO 

Todo defecto es una virtud enredada 
Y toda virtud es un defecto resuelto 

Siempre me ha parecido que el zodíaco son doce tipos, que como los apóstoles, 
representan las doce maneras posibles de ser humano. Cada uno dotado con 
una particular combinación de luz y sombra.  Cada quien con un demonio que 
se cree santo y un santo que no cree en su demonio. 
Por eso me gusta el zodíaco, porque es un juego del alma, que bien jugado, nos 
conduce a las virtudes posibles transitando por los defectos vigentes. Y digo 
defectos, porque el camino de la verdad está empedrado con el error y, por lo 
mismo, el 90% del tiempo necesario para llegar a la virtud, lo pasamos en los 
estaderos del defecto. 
Así que este paseo por el zodíaco no deja de ser una broma sobre las oscuri­
dades del signo iluminadas por el ascendente, una charada sobre la virtud que 
aparece cuando se destapa un defecto. 
Que nadie se ofenda si los astros le tocan un callo, pues mi signo también está 
en juego y en cuestión de defectos, todos somos tocayos. 
■  ■  ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

Sagitario 
El diablo  haciendo  hostias. Cuando están con  Dios echan de menos la 
cama y cuando están en la cama echan de menos a Dios.  Buscadores 
en el cielo de lo que se les perdió en la tierra, les encanta ser discípu­
los de gurú pobre y cónyuges de bobo rico,  quedando, finalmente, en 
santos  con tarjeta  de  crédito.  Son  como  el  fuego  de  brasa,  que  deja 
asado todo lo que abraza.  Cuando meten la  pata, por sacarla más la 
meten. Como son la aspiración conteniendo la respiración, si aprenden 
a soltar el aire, podrán respirar tranquilos. 

Capricornio 
El  alquimista  cómodo.  Signo  utilizado  por  Dios  para  reencarnar 
aristócratas.  Llamados a convertir el plomo en oro, se contentan con 
bañar en oro el plomo. Contunden la comodidad con el placer, el nivel 
con la clase, lo útil con lo sutil, y el ascenso social con la subida al cielo. 
Consideran  la  manipulación  como  el  máximo  desarrollo  del  sentido 
práctico. Cuando la usan es virtud y cuando los usan, defecto. En cues­
tiones de geometría, sostienen que la menor distancia entre dos puntos 
es la  travesía.  Hábiles  para hacer trampa,  son mejores  para  caer  en 
ella. Son tan prácticos que el arte se les convierte en diseño y la estéti­
ca en decoración. Suben como palma y por ello tienden a ser cocos. 

Piscis 
El  cristiano  anticuado. El devoto al servicio del sacrificio. Siempre esperan­
do que Dios le mande una causa para gastarse en los demás y quedar en 
nada con ellos mismos.  Si los acuarianos son los cristianos del futuro, 
estos son los cristianos del pasado. Antipasto de leones, plato fuerte de 
Nerones. No se les ocurre que el servicio puede llegar a ser vicio. Que ser 
devoto no es regalar el voto. Que el sacrificio puede ser sacro oficio y no 
necesariamente  inmolación.  Salgan  del  mar  que  de  allí  salió  la  vida. 
Salgan  del  útero,  queridos  feto  peces,  no  se  queden  atrapados  en  el 
anzuelo del cordón umbilical. La salvación no es amar la gente al cielo, 
sino salvar en la tierra lo que en nosotros y los otros, al cielo pertenece. 
Y recuerden que no sólo espinas tiene el pez. Es cama también. 
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Acuario 
El  príncipe mendigo. Viven temerosos del  presente porque no se parece 
al futuro de donde provienen.  Por haberse caído de un ovni,  tienden 
a camuflarse y en su afán de no ser descubiertos, niegan saber lo que 
saben y copian perfectamente  lo  que  no  saben.  No  tienen  enemigos 
sino prójimos extravagantes. De puros postmodernos pueden llegar a 
ser  muy  prehistóricos.  Continuamente  miran  al  cielo  buscando  la 
nave  madre y sólo  de  cuando  en  cuando  miran  p'adentro los  hijue­
madres.  Finalmente,  si  no  logran reinar sobre  la  mediocridad  serán 
sus reyes. 

Aries 
Yo  soy yo  y  los  demás  son  monte.  Muchachos,  uno no se diferencia de 
los  otros  afuera  hasta  que  no  diferencia  a  los  otros  adentro.  Con  su 
desapacible  franqueza  y  precisión  cirujana,  ustedes  son  excelentes 
para cantarle a los otros cómo los ven de pendejos. Háblense ustedes 
en el espejo y hagan lo mismo con su pendejo. Así sabrán que el yo sólo 
aparece,  cuando  desaparece  la  pendejada  del  ego.  No  detesten  lo 
efímero  so  pretexto  de  que  el  yo  se  consolida  durando,  pues  el  ego 
también  durando se consolida.  En todo caso muchachos,  en Marte ni 
se casen ni se embarquen. 

Virgo 
La totalidad del  detalle.  Holográfico personaje capaz de meter en un frag­
mento la  totalidad del  paisaje.  Por su condición  de héroe  laboral,  no 
tiene inconveniente en recibir parte del sueldo en felicitaciones. Si se 
derrumba el entorno, él ve caer los detalles. Por desconfiado, previsi­
vo al máximo y, por lo mismo, siempre sorprendido por lo inesperado. 
Avaro con lo que ama. es generoso con lo que está engüesado. Amante 
del  formato,  se  lo aplica hasta  al  orgasmo.  Como  fanático de la civi­
lización,  es  sensorialmente  inculto  y  como  ateo  de  la  cultura,  a  la 
razón  rinde  culto.  Son los niños juiciosos de la virgen y en el ajedrez 
los peones de la dama. 

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■  ■  ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

Leo 
El cobarde valiente. Sólo le tienen miedo al ridículo y al miedo. Del miedo 
se protegen con la valentía e  ingenuamente creen que el heroísmo los 
salva del ridículo. Parecen no comprender que el verdadero heroísmo 
es la capacidad de vivir en la ridiculez cuotidiana. Siempre quieren ser 
el  centro  de  una  periferia  abarrotada  de  público,  preferiblemente 
aplaudiendo. Cuando no les paran bolas, se dan el pantallazo rugiendo 
como  el  león  de  la  Metro.  Si  no  logran  impresionar  a  nadie,  quedan 
como el Mago de Oz. Perdonan con nobleza a quienes les perdonan su 
nobleza y nadie  tiene  problemas  con  ellos siempre y cuando  les  obe­
dezcan. Nunca juegan en la banca, a menos que sea un trono. Y digan 
lo que digan, sigo siendo El Rey. 

Tauro 
El  mezquino generoso. Necesita de la mezquindad para equilibrar su na­
tural desmesura. A menudo confunden el ser con el tener y esto porque 
piensan que tener es lo que le da existencia al ser. Por lo mismo, plati­
carle a un tauro de pobreza es como hablarle a un pigmeo de basquet­
bol.  Como  buenos  rumiantes,  son  lentos para  digerir cualquier cosa, 
pero una vez que lo logran, buena o mala la conservan hasta la muerte. 
De ahí, su proverbial terquedad y lo difícil que es lidiar con ellos. No 
tienen problema en embestir una espada y en acudir muchas veces al 
engaño. Sin distinguirse por el sentido del humor, cuando lo tienen son 
maestros del burladero. A diferencia de los demás signos, consideran 
con naturalidad todo lo que el cuerpo segregue, emane, exhale o dis­
pare.  Amos y señores  de la  paciencia,  cuando  se  les  agote,  líbranos 
señor de la embestida de un tauro. 

Libra 
El juez cojo. En efecto, cuando violan la ley, lo hacen en ejercicio de un dere­
cho,  y  cuando  juzgan,  lo  hacen  en  cumplimiento  de  un  deber. 
Preocupados por el equilibrio, manejan la balanza como cualquier ten­
dero tramposo. Siempre de lo que ofrecen, algo se guardan y lo guarda­
do es su falta,  lo que  les queda faltando para  conservar el  equilibrio. 
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Esa  falla  de  balance,  con  vanidad  compensan  y  por  eso  piensan  que 
justificar es hacer justicia y que el kilo pesa  una  libra. 

Escorpión 
El  Don  Juan  de  San  Juan.  Saben que el espíritu  está en  la carne y siem­
pre están averiguando en qué punto exactamente.  Perciben al prójimo 
como una sucursal de su libido. Es el único signo de agua que no sabe 
nadar, pero le encantan los lugares húmedos y vellos. Muchos de ellos 
se caracterizan por un extraño brillo metálico en sus ojos, que algunos 
atribuyen  al  deseo y otros  a  la  voluntad  de  matar  lo  que  no  pueden 
poseer. Personalmente, creo que dicho brillo obedece a lo primero y si 
lo deseado no se deja, le aplican la segunda. En todo caso, si usted está 
cansado del amor platónico, con ellos podré conocer el amor plutónico. 

Géminis 
La  división  que  multiplica.  Es un signo matemático cargado de dividen­
dos y a cargo de varios divisores a los cuales se les hace muy difícil lle­
gar a ser cuocientes.  ¿O conscientes? A los géminis, la división de la 
personalidad  les  multiplica  las  personalidades.  En  ellos,  todos  se  la 
pasan pensando qué van  a hacer y prácticamente ninguno se encarga 
de lo que ha hecho, porque, finalmente, nadie sabe quién lo hizo.  Por 
eso se dice que cargan la experiencia en un balde roto. Por lo demás, 
es muy divertido charlar con ellos, aunque a la hora de abrazarlos uno 
siente que se esfuman en el aire como un espejismo. 

Cáncer 
El  ternero  huérfano.  Signo mamón por excelencia.  Siempre dando o reci­
biendo teta, es un paramédico afectivo y un traumatizado de la leche. 
Especializado en la culpa, igual la siente o la produce. Posesivo, como 
los cangrejos, antes que soltar, prefiere perder la pinza. El abandono es 
para él la peor ofensa y por lo mismo la mejor defensa. En efecto, cuan­
do se siente ofendido, esconderse es su mejor ataque y hundirse la per­
fecta manera de salvarse. Todavía no comprende que la homeopatía del 
abandono  es  la  soledad.  Se  considera  sensible  pero  ante  todo  es 
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■  ■  ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D 

susceptible.  Su  miedo  al  futuro  lo  resuelve  almacenando  enlatados y 


conservando objetos del pasado.  Paradójicamente, a cáncer lo mata el 
corazón. 

EXPL­ORACIONES 

Somos una ilusión que se desvanece 
Salpicando de experiencia a Dios. 

Gracias Señor 
Por la locura dulce 
Que me zafó de la locura amarga. 
Por esta pobreza de rico 
Que me libró de la riqueza pobre 
Por los minutos de Amor 
Que sanaron los años de apego 
Por la soledad 
Que me salvó de las malas compañías 
Por el destierro que me sacó del entierro. 

Gracias Señor por todo lo que me has dado y lo que aún me estás debiendo 
pnra completar lo estipulado. Bastantes males me has enviado para en bienes 
invertirlos. Grande fue tu confianza y espero no haberla defraudado, pero sigo 
siendo tan porfiado que no dejo de preguntarme si acaso no hubiera sido posi­
ble hacerme de males menos acaudalado. 

Mercurio 
Buen bandido de socarrona risa 
Espíritu flotante de las transmutaciones 
Tú que ves iluminada la oscura belleza de la tierra 
Regálame la magia de las conexiones 
El arte de ambular por las fronteras 
Robándole a la vida lo que me faltaba para completarla. 
Señor: No somos dioses en proyecto, sólo un proyecto de los dioses. 
No pretendemos alcanzar tu gloria, aunque sí manifestarla. 
Recuerda que sólo somos imágenes tuyas en pos de la semejanza. 
Que no te molesten los caminos que abrimos para poderle encontrar. 

■ 

Te percibo escaso Señor 
Para los hombres que te buscan 
Y aún para los que te encuentran. 
Sospecho Señor, que la crueldad 
De las imágenes nos está dejando ciegos 
Y sordos el volumen de las lamentaciones. 
Entendemos Señor que no seremos tu 
Semejanza hasta que no comprendas que 
Somos tu experiencia. 
Nuestra carne no quiere ser verbo, 
Sólo espera que el verbo la ilumine. 
Arriesga un poco más Señor 
Hasta ser más justo con los justos 
Gomo alguna vez lo fuiste con tu siervo Job. 
Dicen Señor que con oraciones como esta 
Arriesga uno a probar tu rayo, y puede ser, 
Porque, actualmente, poco sabemos de tu ira. 
De mi parte Señor manifiesto, 
Que si mi petición rebasa tus límites 
Es mío tu rayo 
Si no, expande tú nuestros límites. 

Manirroto 
Con los panes 
Con los peces 
Con los clavos. 
50 
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■ 
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■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D 

Crucifixión  + 
Resurrección 
Cruci­ficción 

Por 
La bella 
Soñadora 
Intrépida 
Y solitaria 
Oveja perdida, 
Jesús abandonó todo el rebaño. 

Señor: Eres infinito. Nosotros tu experiencia del límite. 
Eres eterno. Nosotros tu vivencia en el tiempo. 
Eres el camino. Nosotros tus sandalias. 
Eres la luz. Nosotros tu sombra. 
Señor 
Algunos hombres ya saben 
Que es su destino caminar 
Por esta noche del amor 
Con ojo limitado y tiempo límite 
Esperando encontrar algún día 
Las puertas de la Jerusalem celeste 
Y diluirnos en la inmensidad de tu ser 
Como gotas de verbo conjugado. 
Señor 
Ya es hora de sacar la esperanza 
Del fondo de la caja de Pandora, 
Pues los males que de ella se escaparon 
Nos están quebrantando las sandalias, 
Y el dolor de los hombres Señor 
También tiene un límite en el tiempo. 
MADRE  CHINCA 

He  aquí  mi  corazón  buena  madre,  tómalo  que  a  ti 


recurre buscando reposo, cansado de oír los vanos rumores de la tierra, viene 
a escuchar tu secreta palabra llena de sutil encanto. 
Ábreme los ojos hasta que pueda verte en el reflejo del agua, en el perfume de 
la rosa y en el rostro de tus hijas,  coronada de estrellas  mirando serena con 
dulce sonrisa mi asombro de niño al contemplar fu belleza. 
Aquí vengo pues a depositar en tu altar mi corazón, bien conoces su inconstan­
cia, date prisa en tomarlo que tal vez esta noche  no estará ya en mi poder y 
lágrimas me costaría recuperarlo. Ocúltalo ahora mismo, guárdalo en el tuyo y 
si en adelante te lo reclamo alguna vez, no me lo entregues y adviérteme desde 
ahora que no acogerás mi petición, que te lo di y ya es tuyo para siempre. 
Hazme puro ante tus ojos,  concédeme la  inocencia,  un  corazón grande para 
amarte y tu regazo para el reposo. 
Dame la visión y con ella la esperanza, otórgame sabiduría y fuerza como vir­
tudes de vida que me conduzcan a una muerte santa. 
Cuando debilitados mis pasos se encaminen a la  tierra y ya  mis labios hayan 
gustado  el  cáliz  de  la  amargura,  colócame  las  alas  de  la  paloma y acude  a 
recibirme a las puertas de la eternidad. Así sea. 

__  EL DURO 

Hoy  tengo  en  primera  línea  al  que  me  gusta,  al 
muchacho cielo terrestre, verbo en la carne, al que se juega a cara y sello y 
parada le cae la moneda. 
No te dejes mover el piso muchacho para que podamos gozar de una noche sin 
miedos. Oídos sordos a los lamentos del resto del elenco, lengua pronta al soplo 
del viento,  con destreza marinera en el mar de las palabras.  Escribe gaviero 
en  las  cuatro  direcciones, la brisa  nos  es  cuatro  veces  favorable.  Cualquier 
cosa  que digas goza de cuatro aprobaciones. Es un bendito día de gracia que 
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

debemos  aprovechar  capturando  cualquier  instinto  serpenteante  que  pueda 


ser cazado con las palabras exactas, las que lo harían bailar sin velos ante los 
ojos de Dios, que miran a través de los míos la desnudez de natura vestida con 
verbo transparente. 
Mantenlos a raya.  Que no entren sus lamentos  ni quejidos,  sus culpas y dis­
culpas. Que nos dejen cantar esta noche la tonada mágica de la vida. Deciles 
que contás con mi respaldo, que vos sos El  Duro.  El  más duro de conseguir. 
Deciles que ya sé que vos sos el Yo. 

EL DESUSO DE LA SENSACIÓN 

A los siete  años los niños llegan al uso  de la razón. 


Por  la  tal  razón,  hay que  entrarlos  al  colegio,  benemérita  institución  donde 
nadie sobrevive sin razón. Igualmente, en ese momento los consideramos aptos 
para recibir al Cristo y les hacemos la primera comunión, generalmente festi­
va, ruidosa y muy poco religiosa. 
Alrededor de los catorce llegan al uso de la sensación. Para esto no hay cole­
gio,  ni  siquiera  iniciación,  salvo  que  así  denominemos  la  menstruación y la 
masturbación. Ahí callamos, pretendemos ignorar para qué los hace aptos el 
asunto.  No hay nada qué celebrar y se da la impresión de que tampoco  hay 
nada qué recibir. Por lo tanto, no hay segunda primera comunión. 
¡Ya eres una mujer! Le decimos a las niñas cuando les llega la regla. Y también 
el reglamento que les prohibe ejercer la mujer que les llegó. Ya somos hombres, 
pensamos los niños cuando descubrimos la paja.  Pura paja que seamos hom­
bres sin haber tocado a una mujer. Iniciaciones en abstracto. Parecería que el 
uso de la sensación exigiera ser autodidacta y ateo. Hágalo usted mismo, con 
usted mismo y sin nada sagrado en ello. 
Se tiene la impresión de que existe un culto a la razón y una conspiración con­
tra la sensación. Que la cabeza mete goles y autogoles el cuerpo. Que la cabeza 
aclara y el cuerpo enreda. 
Torpezas  de  un  racionalismo  que  pretende  ignorar,  cuando  no  reprimir,  las 
manifestaciones del cuerpo. Como si las palabras valieran más que los actos. 
Como si no supieran que su función es leerlos y, de no hacerlo, padecerlos. 
Esto  es  grave  porque  significa  dividir  a  los  niños  haciéndoles  creer  que  su 
cabeza es divina, lo cual es cierto, y diabólico su cuerpo, lo cual es falso. Pues 
qué otra sensación dejan los adultos en los niños con su silencio culpable y sus 
actitudes represivas sino  la que  les hace  sentir que  con  el  cuerpo  llegan los 
instintos,  con ellos la sexualidad,  con ésta el  pecado, con éste la oscuridad y 
en conjunto llegó el diablo. Por eso no hay fiesta y nadie a quién recibir. 
Lo  verdaderamente  catastrófico  de  todo  el  asunto,  es  que  no  aparezca  ni 
siquiera un adulto que sospeche que con el cuerpo lo que llega es la posibili­
dad del entendimiento y, con él, el Espíritu Santo. 

EPILOCO 

La  página  que  sigue  es  el  verdadero  testamento. 


Salta a la vista que es una página en blanco, donde están y no se ven, los más 
hermosos poemas que nunca escribí.  Si la miran detenidamente, notarán que 
está llena de silencios.  No tiene remedio,  lo más hermoso de la vida siempre 
nos deja mudos.  Quizás palabras había pero yo no me las sabía.  Quizás nos 
deja en blanco lo insólito de los hechos.  Es que hay imágenes que superan la 
evolución de la palabra. Las llamamos secretos. Los únicos verdaderos porque 
no se dejan revelar. Son la sustancia de nuestra intimidad con Dios. La marca 
invisible de su presencia inescrutable. 
Esa página es la constancia de todo lo imposible que me consta. Y queda para 
dar fe de las visiones que mañana serán sospechas y al final revelaciones. Es 
lo que me guardo porque ni yo mismo me lo pude entregar. Ahí estoy yo, en mi 
más yo de todos. El imagen y semejanza de lo inefable. 
Conste que cuando esto escribo,  del libro apenas voy en la tercera parte.  Es 
muy raro saber cómo termina lo que apenas ando comenzando. Y que desde el 
principio confiese que finalmente no les dije nada. O apenas una pizca que para 
mí es demasiado. Un pequeño punto de partida que dibujaré en el centro de la 
última página para resumir el libro y dar una idea de lo que quedó faltando. Algo 
así como un punto de vista sobre lo que está por fuera del alcance de la vista. 
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  O. 

 
"Dijo alguien 
que aunque siempre dijo 
lo que le pareció, 
posteriormente, 
no siempre le pareció lo que dijo. 
Nunca pude pulir lo que viví 
porque esto es privilegio 
de los que logran tener raíces 
y yo no logré tenerlas. 
Así que muchas cosas de estas libretas 
ya no logran expresar 
fielmente algunas ideas". 
(Luis Enrique Mejia)
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

Hasta aquí Luis Enrique. O por lo menos la parte del 
libro que escribió con su propia mano.  Un  ejercicio de lucidez,  de desandar 
tiempos, pensamientos y emociones. 
Buena parte de sus últimos meses los dedicó a mirar y volver a mirar sus libre­
tas de apuntes, esas donde anotaba lo esencial de su vida y algo de las vidas 
ajenas.  Aquello  era como  un viaje hacia  territorio  desconocido.  Creemos que 
Luis se topó igual con flores y con fieras. Creemos que recordó noches y recu­
peró olores perdidos. 
Y creemos que de alguna manera, su trabajo con el libro lo decidió definitiva­
mente a dar el último salto, a lanzarse con la audacia de los inocentes a ese 
otro  lado,  a  ese  espacio  que  él  tocaba  con  la  punta  de  los  dedos  cada que 
escribía un poema, cada que se "pieleaba" con Dios, cada que le daba un abra­
zo a la locura o se apropiaba algún secreto susurrado en un sueño. 
Difícil su encargo de terminar lo empezado.  ¿Qué textos elegir?  ¿Cuál era el 
libro que él veía, ese al que no teníamos ya acceso? 
Finalmente tomamos la mejor decisión:  la de permitir,  escuchando todos sus 
textos, que fueran la intuición, la nostalgia, la risa, el asombro y por supuesto 
el amor, los que fueran señalando el camino. 
Renunciamos también  a todo  orden.  Detectamos  unos  cuantos  temas  funda­
mentales y allí fuimos agrupando los textos. Al fin, cuando después de muchas 
noches  de  leer y  releer  escuchamos  la  versión  definitiva,  no  nos  asombró 
mucho comprobar la presencia de la magia y sentir que leer aquellos textos era 
como charlar con Luis. 
Quienes tuvieron el privilegio de hacerlo recuerdan sus carcajadas. Su lucidez 
para  abordar  cualquier  tema,  su  poder  de  síntesis.  Sus  silencios,  cuando 
súbitamente lo visitaba la Presencia. Su, a veces terrible y otras dulce, capaci­
dad de desnudarnos con una simple frase. 
Este es, pues, el libro de Luis ya terminado. No nos queda más que agradecer 
al universo el regalo que significó compartir un destello de tiempo con él... 

Los editores.
LA POESIA... 

"Usted ya sabe lo que es el vértigo: estar ebrio de la propia


debilidad, el deseo insuperable de caer". (Kundera)

En  una  noche  paralela 


A la noche que vivía 
Mi silencio y el silencio 
Sus silencios aliaron 
Para escuchar el canto 
De la soledad que acompaña 
A las soledades que no tienen compañía 

Lo vio mi alma provenir de las estrellas 
Desde las llores lo vio llegar mi corazón 

Quedó claro en esa noche 
Que otra noche se aclaraba 
En las entrañas de un mundo 
Que otro mundo entrañaba. 
-Cañón de la tigresa, II-15-85-

Peregrinos son los pies del monje 
Muro de convento su piel 
La tierra el camino, sandalia su fe 
El cielo destino, las alas no sé. 

Hola mi niña amada. Es de mañana y quiero cantar para ti. Como el pinche y 
el compinche.  Pájaro­monje mesurado gorrión que sale temprano a buscar su 
grano de luz. Y lo encuentra. A veces en el viento. A veces en el agua. En la 
tierra a veces. Hoy en una rosada herida abierta.  Que le cambia las alas por 
■ ■■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

conchas. Para llorar perlas.  Como las ostras.  Que baten sus alas.  La concha 


para volar  en  el agua y  tornar  de  nuevo  a  pájaro­pinche­gorrión­compinche 
tuyo rosada herida abierta. 

Deja volar mis dedos 
Por tu piel de viento 
Hasta las puertas del huracán. 

Con un buen fuego en el pecho 
Serás hoguera sin hogar 
Y es posible 
Sólo posible 
Que descienda sobre ti 
La calma de las brasas. 

Déjame amarte con el mejor deseo de amar 
El de las alas, el de las velas, el de las olas 
El que profesa el colibrí a las amapolas. 

Dime si estás dispuesta a la contravía 
A marcharte conmigo calle abajo 
Piel adentro y cielo arriba. 

Había que vestir el cuerpo de distancia 
Y llevarlo a todas las derrotas. Era la 
Única manera de reconquistar el misterio 
Que se había perdido en la necesidad. 

Cuando estoy contigo 
Soy el otro 
El que contigo estaría 
De ser impecable mi amor. 
Ella era paulatinamente honrada 
Uno podía esperar de ella la verdad 
Pero en las horas de la madrugada. 

A tres o cuatro intuiciones 
Agregue una o dos sospechas 
Con una pizca de ganas de ser. 
Bátase lentamente hasta que el caldo espese 
Esparciendo gotas de humor para evitar que se le queme. 
A fuego lento muchas noches 
Debe cocinarse el cocinero 
Y no se extrañe porque el plato es extranjero. 
Por último 
Sírvase de lo servido 
Para luego servirle a los demás 
La sopa celeste que corre por sus venas 
Por todos los siglos y para siempre jamás. 

Háblame con tu piel 
Para creerte con la mía. 
¡Déjame pielear contigo! 

De ti aprendí 
A no esperarte 
A igualar el verte llegar con el verte partir 
A ir dejando suceder 
A jubilar el destino. 

En los días del azar 
Me quedas tan grande 
Que tengo que crecer. 
■  ■  ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

Es posible que le permita a la luz del sol 
Entrar en la noche sin matarla, sin poseerla. 
Una humilde entrada que no deslumbre 
Para que la noche pueda seguir siendo 
Noche iluminada. 

Que mi fuego arda 
Sin quemarme 
Que mis pasos no tropiecen 
En la oscuridad 
Que mis ojos vean 
En la noche. 

Cuando el león toque la gacela 
Gomo el rayo de sol toca la rosa roja 
Terminará la larga noche. 

Déjame aprender de vos 
La lujuria callada de la jaula 
vacía 
Déjame asoliar la soledad en tu 
patio. 

Duele que no vengas 
Pero está bien que duelas 
Y que no vengas también 
Pues no viniendo te vas. 

No quiero matarte porque te amo 
Porque te amo prefiero morir yo 
Y muriendo yo muere mi cólera 
Y en el espacio de su cadáver todo es posible 
Hasta amarte sin que me ames. 
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■ 
■ 
■ 
En un país de piel y carne amada como a mí mismo 
Donde un día proscribieron las caricias 
Y una mano detuvo mi mano para decirme que ya no 
Era uno con esa tierra sino dos en el destierro. 
Allí en ese país nació mi cólera 
Celosamente guardada como un error precioso 
A través de todas las edades y todas las mujeres. 

Debe haber un hombre en mí 
Y una mujer en alguna parte 
Que puedan hacer el amor 
Con la mirada el silencio 
El roce la sonrisa 
El camino y el sonido 
De una ciudad misteriosa que  los espera. 

Poemas en  favor del mito 
A lo mejor  Quizás 
De pronto  Probemos 
Uno qué sabe  No importa 
Es posible  Vamos a ver 
Qué le hace  Hay que arriesgar 
Déjese hombre  Lo que sea 
Y si de pronto  Esperemos 
Nadie sabe  Ojo 
A veces  No haga repulsa 

Quiero preservar tu amor 
Para conservar el amor. 
Si es necesario 
Lo cubriré de silencio y distancia. 
Si es necesario 
Le daré la otra mejilla. 
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

¿Qué mago tejedor 
Cosió nuestros corazones 
Con ese hilo que se pierde en el infinito? 
¿Qué aguja despiadada 
Ligó heridas hermanas 
Para inventar un dolor desconocido? 
¿Qué cosa dulce 
Podrá derramarse 
Sobre esta noche tejida en un encuentro? 
Ya no eres amable 
Tus santuarios de luz han caído 
Tienes rostro de guerra perdiéndose 
Obligas a transitarte con cautela. 

Cada vez que voy a morir 
Con una de las muertes que te incumben 
Te marchás diciendo que sólo me incumben. 
Cerrás la puerta 
Y con el ojo en la cerradura 
Dura y cerrada 
Te quedás mirando cómo agonizamos. 

Me declaro ausente de tu amor 
Prisionero de mí mismo 
Espero que la luz que guardas 
Habite otras mujeres 
Que amen hasta el perdón. 

Quemaba despacio mi pasión en el fuego ártico de las luciérnagas 
Me dejaba ronco de presencia silenciosa 
Ardíamos en afonía como estrellas de una misma noche 
Llegamos a temer más el encuentro que la ausencia. 
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Nos separamos 
Para que algo en ti "que no" 
Quedara contento 
Y algo en ti "que sí" 
Quedara triste. 

Eras el dolor futuro que me dolió siempre. 
El peligro de amanecer clavado en un madero rosado. 
La mirada silenciosa del callado amor lejano. 

No deseo más sal para mi sed 
Haz con tu piel otra vela 
Y navega con ella la distancia 
Del olvido. 
Yo quiero naufragar en el mar sagrado. 

El vapor es el agua que la luna 
Bebe de la tierra 
La lluvia, es llanto de estrellas, 
Lágrimas que bebe la tierra 
De los ojos celestes. 

Usted duele muchacha 
Usted reparte más herida que remedio. 

Soy caña de siete agujeros 
Frágil flauta posible 
De sonar con el aliento 
de tu mirada. 

Le hacía un seguimiento a la mañana 
Para detectar  el humor del día. 
64 
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■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

Me gustaría fueras 
Un poema de siete lecturas 
Pendientes de un hilo 
Poema móvil 
Para el móvil del poema. 

Hoy amanecí adentro 
Y sin ganas de salir. 
¡Hoy todo será mirada! 

Palabra  viva  que  se  agota  como  lluvia  escampando. 

Tu rompecabezas me 
Hirió porque no 
Encontré la pieza 
Donde te escondías. 

Las  anclas  de  mi  nave  son  mis  alas  ahogadas. 

Es normal que las alturas callen 
Que teman descender si cantan 
Pero claro es también que la llanura grite 
Que se asuste de subir en el silencio. 

Olvido los poemas para conservar el deber 
De hacerlos cuando las muertes me cogen 
De sorpresa o a lambetazos la vida 
Me sorprende. 

Padezco una esperanza intermitente 
Como las luces que iluminan los desastres. 
Tu dolor sin bodega en mi carne 
Lo sufro de inmediato para que 
No amargue y oxide mi corazón. 

Francamente 
No entrés a esta guerra 
Si no sabés nadar en la duda cangreja 
Volar en la oscuridad lechuza 
Caminar sobre el fuego salamandra 
Respirar bajo tierra duende 
Si no soportás la quemadura del látigo 
El frío de las noches sin Magdalena 
Francamente 
No entrés a esta guerra de cielo o nada 
De bayoneta clavada en el costado del vencedor. 

Desapego es volver las cosas paisaje. 

Háblame como el aire sutil que rodea la fuerza 
Suaviza mi poder ordenador 
Ama mi sable 
Enséñale  a diseñar fronteras 
Comprende que mi destino es descifrarte. 

Ay dolores que no caben en ninguna parte 
De tan largos y tan anchos sólo pueden habitar el aire 
Desvelados al pie de las ventanas celestes 
Donde la esperanza y yo esperamos 
La cometa la flor y la mariposa. 
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

Si estás ahí 
Vivo 
Si no 
Medro 
Si estás allí 
Amo 
Si no 
Esclavo 
Si  estás  ahí 
Verbo 
Si no 
Discurso 
Si estás ahí 
Canto 
Si no 
Grito 
Si estás ahí 
Tengo sentido 
Si no 
Código 
Si estás ahí 
El dolor fortalece 
Si no 
Mata 
Si estás ahí 
Vive en mí 
Si no 
Que el agua se disuelva en el agua 
El aire en el aire 
La tierra en la tierra 
Y el fuego en el fuego. 

Un día una nube se comió una mariposa y 
Llovió con arco iris. 
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■ 
Cometa el sueño 
Soltando pita 
Sin soltar la pita. 

Vos chiflada quedarías herniosa 
Serías alada y de bello plumaje. 

Déjame sucederte 
Está escrito en las hojas de los árboles que 
Sólo quedarás libre el próximo otoño. 

Tenía  un  poema  que  hacía  salir  el  sol. 

Hace diez di­minutos siglos que 
Te conozco desde siempre. 

Esa noche la trompeta secreta derribó el muro de cristal que guardaba tu oído. 
Un clamor de libertad desnudó tus pies y caminaste descalza por las avenidas 
de  la  luna.  El  amanecer  amaneció  pidiendo  muro  y  distancia.  De  nuevo  el 
cristal pendiente. Y los zapatos de la distancia, ­antes del jueves­ dijiste, ­antes 
del aguacero­,  pensé. 

Sancho ego mío, déjate de tonterías, 
¿o acaso deseas terminar de nuevo gobernando una ínsula barata? 

Poeta y santo 
Del mismo pájaro 
Vuelo y canto. 

Tus labios traen el mar a mis palabras 
Pero tu corazón se esconde 
Tras las rocas. 
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

A ti 
Semen de estrella 
La luz te perderá 
Para hacerte más luz. 

Cansado de trillar ilusiones 
El viejo molino cruzó las aspas 
Y se puso a escuchar el viento. 

Podría quedarme quieto después de 
Escribir esto y cerrar todas 
Las puertas 
Que hay que abrir para llegar 
A ti. 
A la diosa blanca que de súbito te habitó 
Y otra vez abrasado 
Por la sed estrellada de la vía láctea 
Te pido una Águila 
Y me la bebo mirándote de reojo 
Por todos los poros 
Quedándome lejos por todos los peros. 

Las aguas de tus aguaceros 
Llovieron y llovieron 
Hasta que yo vi. 

Fuiste muy dura con mi sueño y él 
Prometió no soñarte más. 
In  memoriam  Jack Kerouac 
Sé de una soledad 
Que buscó a Dios en auto­stop 
Que viajó en tren por su agonía 
Que subió a las montañas para ponerse 
A la altura 
Que bebió vino para embriagar el  filo 
De la lucidez 
Que vivió el día nuestro de cada día 
Y aún después de su muerte 
Sé que Jack Kerouac 
Por su manía de moverse solo 
Ha sido nombrado silbador de medianoche 
Expreso de luz sobre los railes del infinito. 

El  grillo  canta  como  titila  la  estrella. 


¿Será  su  canción  lo  que  la  estrella  canta? 

Si ocurre que me abisme en el abismo 
de mí mismo 
Sin que pluma ni ala interfieran el vértigo 
De caer por las edades 
Hasta el primer ojo que vio 
Si ocurre 
Búscame entre los grillos cantores 
Entre los elementales del sonido. 

Cuando el cielo lluvia 
Sus lágrimas dibujan 
Ojos en los charcos. 
Por la imposibilidad de ser uno 
Se viaja a buscar el doble 
Del talento que nos fue dado. 
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■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

La necesidad de ti 
Labrará en mi corazón 
El ojo que te verá 
La mano que te asirá. 

Has visto ya todas las visiones posibles 
En tu caleidoscopio de niño. 
Ya sabes en qué sueños quisieras ser el héroe. 
Ahora 
En este día crecido hasta el crepúsculo 
Elige una visión, una sola 
Aquella por la cual vas a morir. 

Homenaje a los calzoncitos de T. G. 
Nadie se puede marchar sin espalda ni equipaje. 
Sin espalda, la mirada permanece, 
Sin equipaje no habrá vacío en el clóset. 
Debo añadir, sin embargo, 
Que cuando te marchaste, 
Los calzoncitos que "olvidaste", 
Me miraban y llenaban el clóset, 
Eran como una estrella de esperanza 
En la constelación de mis calzoncillos. 

Tus alas y mis alas 
Se aliaron en un descuido del miedo 
Y como agua y piedra 
Se acariciaron en el lecho del río. 

71 
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■ 
La vida cania aunque los hombres no escuchen 
La vida muestra aunque los hombres no vean 
La vida actúa aunque los hombres no hagan 
Son gritos los cantos de la vida para los sordos 
Pesadillas sus imágenes para los ciegos 
Agresiones sus actos para los paralíticos 
La vida no muere porque los hombres la nieguen 
Los hombres 
Sí mueren 
Por negarla. 

Agua primera del día 
Rocío 
Cargas el poder de la noche.

Amas el sol que ilumina tu cuerpo 
Y odias la sombra que proyectas. 
¡Oh! Peter Pan ingenuo, nada inocente, 
sigue soñando con baños y retretes 
donde limpies y evacúes el malestar 
que te impide ser el santo bacán que eres. 

Eras trigo fugitivo 
Del hambre que te buscaba 
Rosada espiga sin rumbo 
Extraviado pan de mi camino 

Por el Oriente de la cama 
Donde estabas y ya no estás 
Se nota temblar el aire 
Presagiando la visión 
De una mujer de hojalata 
Buscando su corazón. 
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■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

Tuvimos una noche 
De repente congelada 
Por el sol intempestivo 
De unos ojos inocentes 
Que eran tuyos y eran míos. 
Tuvimos una noche 
Que fue más que no tener ninguna, 
Corta  dura tajante 
Gomo oscuras las noches del deseo. 
Tuvimos una noche 
Construida con horas retrasadas, 
Una y no mil 
Para contarnos los secretos de la carne. 
Tuvimos una noche 
Capaz de contener las que faltaron 
Incapaz de imaginar 
Las venideras noches en que faltarías. 
Esa noche mujer 
Cabalgaron estrellas por la sangre 
Y fuegos iniciales encendieron 
Los ojos inocentes de la niña 
Los ojos tuyos, la niña de mis ojos. 

Quiero mirarte como miran los ciegos: 
Acariciando con los ojos tridimensionales 
De mis manos el misterio del vino tinto 
Profundo que ilumina tu carne como 
Una señal luminosa que atraviesa 
Todas las edades. 
Siendo el enigma es probable que 
Seas la respuesta y si acaso no lo 
Eres, con lo que has sido me basta, 
Pues al encontrarte he perdido las 
Ganas de buscarme. 
73 
■ 
■ 
■ 
El  día  que  amanezca  sin  coartadas 
Lo  aprovecharé  para  mirarme. 

Omaira 
Rumbo al encuentro que nos alejaría, 
Todo era síntoma. El lecho ya no era 
Río y risa no había. 
Necesidad sí, de calmar la ausencia 
Presente en la distancia que ningún 
Abrazo acorta. 
Se inicia el rito con el grito silencioso 
De la muerte y quedamos a las puertas 
De la tierra prometida musitando 
Un casi, igual a "por un pelo", 
Infinitamente más doloroso que un 
Sencillo adiós cargado de desencuentro. 
Repica sobre las sábanas 
Una música nausica 
Convocando las aguas de tus ojos y 
Los míos a correr por el lecho 
Inventando el fuego dulce que 
Derritió todo lo que tú y yo, antes 
De la fundación de la memoria, 
Habíamos congelado en la garganta. 
Luego el grito fue canto, la distancia 
Presencia y tu alma la mía. 

Hablas de mi pito como si fuera un 
Osito que abrazas todas las noches 
Para poder dormir. Si quieres gozar 
De tu rosado estuche comprende 
Niña que mi pito no es peluche. 
74 
■ 
■ 
■ 
■ ■■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

Concédeme Señor oslar allí 
Cuando el arco iris se descomponga 
En flores y mariposas. 

Un día te vi como Boticelli te hubiera pintado, 
Entonces sentí la alegría 
Del placer sin el apremio del orgasmo. 

Por qué no se te hace imposible faltar a la cita que no hicimos. 
Deberías caminar automáticamente hacia la equis de la ecuación celeste, 
Donde recalan mis pies y todo lo que sostienen, 
A ver si despejamos esta incógnita del amor 
Por la que se te hace posible no acudir a la cita 
Que otros dispusieron para nosotros. 

Había algo más amor y tú lo sabías 
Algo solar que te necesitaba lunar 
Para completar nuestra noche con algo de día, 
Algo que te perdería si te cansabas de olvidar 
Fugaz para tus ojos, para tus pies fuga, 
Algo pendiente que debimos subir juntos 
Para no dejar nuestro amor pendiente. 

Cuántos poemas y de qué índole 
Debo escribirte para lograr 
Que esos sonidos que mascullo y plasmo 
Se despeguen y, como sabuesos alados, 
Le sigan la pista al olor de tus cabellos, 
Penetrando por ellos al cerebro 
Hasta lograr que el centro del habla 
Aulle mi nombre de tal manera 
Que tu corazón no pueda dejar de oírlo 
Y así este amor y yo 
Tengamos el alivio de inquietarte. 
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■ 
■ 
■ 
Donde estás que cada vez orean menos 
Tus aires sobre mi piel. Sé buena y 
Envíame las coordenadas de un beso 
Con suficiente longitud para cambiar 
La actitud de mi alma subalimentada. 
Permite que tu corazón capte el identificado 
Objeto adolorido que a velocidad 
De crucero orbita mis atmósferas. 
En fin, emite una señal que se tropiece 
Conmigo antes de ponerse el sol, que 
Es cuando más la necesito para salvarme 
De la noche. 

¿Cabalgarás  conmigo  hasta  las  raíces  de  la  noche? 

Este amor me tiene vacunando dardos 
Envenenados con un antídoto que me 
Amarra la lengua y me condena a no soplar 
La cerbatana que te enviaría al infierno 
Donde yo ardería en los fuegos fatuos 
Que tanto le agradan a mi ego. 

Tú me hiciste brujo amor 
Pues sin estar contigo en tu corazón estoy 
Arte nagual y sin igual estar donde no estoy 
Bruja destreza que no me deja destrozar. 

En la gota que me quedó de tu amor 
Ya nadan peces dorados y crece una flor 
De loto. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  O. 

Entrégate al buen Dios 
Cuando tengas el mapa de tu piel navegado 
Y señaladas las entidades del mar 
Que entre susto y belleza te hicieron hombre 
Condición única para reventar o dispararse 
A las estrellas que te reciben por haber perdido todos los lugares 
Donde hubieras podido apoyar la cabeza. 

Gomo al trueno 
Y las campanas 
Que no inventé 
Presto mi oído 
A tus silencios. 

Propongo una muerte que se nos parezca 
Propongo que digamos por qué irnos fue un alivio 
Propongo un nivel de dolor para este adiós de fuga 
Propongo que nos declaremos reos ausentes. 

Tejía preguntas para abrigar dudas: 
¿Cuántas cosas se murieron de sed porque no fui agua? 
¿Qué hace la palabra razón en el corazón? 
¿Cuántas muertes para crecer un centímetro? 
¿Por qué los adultos adulteran a los niños? 
¿Alguien ha muerto inventando un rito? 
¿La fe da certeza o ser teso? 
¿En qué misterio me alojé, por embellecer sospechas? 
Suramérica de Inti 
Sol íntimo de los incas 
Suramérica de Moraes 
Samba en el filo de los sables 
Suramérica del viento 
Soplo en las cañas del lago y de la quena 
Suramérica del indio 
Chanda lloviznada cazando la guagua 
Suramérica de los tiranos 
Pueblo cantando libertad con los dientes apretados 
Suramérica del amor 
Porque nace en las tierras abonadas con dolor. 

Tenés  la  mirada  de  lago 


La  que me  impulsa a  ser primavera. 

Me  enseñaste  a  ser  casto  con  todas 


menos contigo. 
Te hiciste señora de mi deseo 
Y a mi deseo lo hiciste sagrado. 

Andás lenta 
Como creciendo 
Tenés flores en la mirada 
Y palomas en las manos. 

Qué raros nos sentimos 
En lugares como el desierto 
Donde sólo somos espejismos 
Hasta que entendemos el arte 
De beber el sol y derretir la noche. 

Dejando  de  caer 


La cascada  calló. 
■  ■  ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

Era sabio como el sauce 
Aromaba el aire como el sándalo 
Caminaba en el mar como el mangle 
Convertía el agua en vino como la vid 
Muriendo nos trajo la luz como leña. 

Rastrea un sueño 
Maestro cazador 
Acorrálalo 
No lo presiones 
Suelta tus armas 
Déjate cazar por él. 

¿Podría  enamorar  contigo  otro  aguacero? 

Si sigues 
Te vas a quedar así 
Decía una madre a su hijo 
Que jugaba a ser invisible. 

Vos sabés 
Que mi sueño es Dios 
El poder circundante 
La punta de la evolución 
La reconexión con la luz 
Yo sé que vos 
Soñás con el mundo 
El poder circulante 
La punta de la revolución 
La cancelación de la cuenta de la luz. 
79 
■ 
■ 
■ 
Contigo 
Por una vez 
Piel y palabra fueron una 
Y a la vez. 

Ama las magias 
Que poco a poco 
Te llevan a la luz 
Ama por ejemplo 
La flor y el I Ching 
La mujer y los astros 
La palabra y el Tarot. 

Amanecieron 
Los surcos 
De tu campo 
Cargados de sueños 
Esperando ser 
El agua 
De tu diluvio 
Interior 
Fecunda 
Inundación 
Donde el arcano 
Del corazón 
Se descifrará 
Navegando 
El mar 
Con leones y ovejas 
Antes opuestas parejas 
Ahora lana y melena 
Que la paloma cuelga 
En la misma rama 
Del olivar. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D . 

Estoy dejando envejecer la noche 
Para que pierda sus ímpetus 
Estoy esperando la mañana 
Para ir a visitarte con el cansancio del amanecer. 

Estoy ronco de gritarte con el ojo 
Que si vas a quemar mi pasión 
Lo hagás despacio 
Con un fuego de luciérnaga 
Que me impida sentir 
Tu ausencia como alivio. 

En otros tiempos 
Este hubiera sido el tiempo de asesinarte 
Pero ahora que me decidí por el despacio absoluto 
Gasto el tiempo de los asesinatos 
Haciendo poemas que te aumenten la vida 
Y esperando que la muerte barra para el sol mi patio. 

A Durga la encontré una tarde en la puerta norte 
De mis fronteras provisionales inquietando 
El paso de los viajeros con un perfume de nube. 
Su nombre era el sonido periférico de un eje 
Inaccesible que cruzaba la línea del crepúsculo 
Conectando el sexo del mango y la naranja, 
El misterio de los grandes espejos quebrados 
De occidente y la dulce risa de Sanye,  un niño 
hindú 
Enamorado de los atardeceres de Bombay. 
A Durga la amé con una mirada larga, capaz 
De sostener la distancia indispensable para 
Empacar mis fronteras y cruzar la puerta 
del norte 
Sin comprometer el misterio de la salvación. 
Habitante del desierto 
Desertor sediento de infinito 
Bebedor del agua de las estrellas 
Lluvia fría sobre  fuego eterno 
Lucidez 
Quemadura  helada 
Castillo de cristal 
Habitado por el unicornio blanco 
Caballo de virgen 
Muchacha impoluta 
Amante del navegante cósmico 
Que siempre se va 
Quedando con ella 
En la perpetua distancia 
Del lecho desnudo 
Espacio inminente 
Colmado de olvidos 
Y sensaciones abiertas 
Sin nombre todavía 
Como la muchacha que me espera 
En algún universo donde las rosas nacen sin espinas. 

A  veces 
Por  soledad 
Mi  poesía y yo 
Nos  hacemos. 

Escucho tu voz cada vez más lejana 
Como si el olvido fuese la fuga de un sonido 
Una distancia cada vez más larga hasta el perfume 
Una tarde que se sumerge en el silencio de la noche 
El amor por los hilos de la cometa que nos robó el viento. 
■ ■  ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

Sostenían una guerra 
Que alguna vez entendieron 
Sentados en la banca de un parque 
Viendo jugar los niños de los otros 
Y entregando la sonrisa de entender 
Al señor que recogía las basuras. 

Soy 
El hombre y la mujer 
La cúpula del templo 
La paloma en el alero 
Una noche que termina 
Un resplandor que comienza 
Don Juan y Francisco 
Ella y todas las que habité 
Sol luna soluna 
Solo uno 
Soledad de célula mítica 
Mitosis mística de la célula 
La esquizofrenia de Galilea. 

Enderezaba 
Su voluntad 
Contra los muros 
Del laberinto. 

Eran los hombres 
Jinetes asombrados 
Sobre ángeles y demonios. 
Desbocados potros 
Cabalgando las llanuras 
Del Padre. 
(...) 
Globos rojos y verdes 
que se escapan al azul. 
Palomas blancas 
Plumas vivientes 
En el sombrero 
Del general de bronce 
Que vigila el parque. 
La proclama 
Del mercader del número 
Que te convoca 
A comprar un sueño. 
El menú callejero 
Del mango biche 
Y las papas fritas. 
, Los muchachos de Krisna 
Que espantan a Dios 
Con tambores y platillos. 
El viento 
Que llena de alegría 
Tu mirada de dos años. 
El barrendero 
Que sonríe al verte 
Su hija. 
La luz 
Que se va 
Con las campanas del Angelus. 
El taxi 
De regreso 
Tu silencio 
Mi silencio. 
■  ■  ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

Mantenía la sensación 
De que los espejos 
Eran ventanas. 
Les puso cortinas. 

Cortejo 
Una  palmera 
Porque  le  gana 
Al  cemento 
De  la vecindad. 

Levantaba 
Cada célula 
De su  corazón 
Buscando 
La respuesta 
Intangible. 
Cualquier día 
La Presencia 
Lo habitó. 

Debió pasar 
Largos años 
Rastreando 
Su fe de niño. 

Mostraba 
Las cosas 
Sin nombrarlas... 
Enseñaba caminando 
85 
■ 
■ 
■ 
La luz 
La rodeaba 
Completamente 
Esperando 
Una grieta 

Lluvia 
Además de mojar 
Sé que eres el espíritu 
De la mujer celeste 
Humedeciendo la tierra. 
Cada gota en un charco 
Es un ojo que se abre 
Para que yo sepa que yo vi. 

.Ser errante 
No es error 
Del caminante 
Pues sabio es 
Aceptar el rumbo 
Del instante. 

Qué  más  oración 


Si  además  de  erizarme 
Lloro. 

Amad 
A las mujeres 
De la piel ajena 
De la sangre propia 
Las del espacio nuevo 
Las del tiempo velado 
A todas sin excepción 
Las que os han llovido o asoleado. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

Yo no vine 
A traer paz 
Sino espada. 
Vine a unir 
Lo disperso 
Y a separar 
Lo apegado. 
Todo esto lo decía 
Un antiguo carpintero 
Mientras unía con cola 
Lo que había serruchado. 

La soledad 
No es tan mala 
Como dicen. 
Te faculta 
Para hablar 
Con las paredes. 

No navegues mar adentro 
Sin el cero como anillo 
En el dedo del co razón. 
Te tragaría el infinito. 

Las libélulas 
Vislumbraron 
El gran estanque­
Equivocadas 
Despegaron a las 5:45. 

Paradoja de la verdad su cercana lejanía 
Dime de verdad ¿qué es la verdad? 
Cerca está la verdad cuando hablas con ella 
Lejos cuando le preguntas quién es ella. 
La agonía de estar lejos del infinito. 
De ser prisionero de uno mismo. 

Si no escalo esta noche tu serranía 
Mi próxima montaña tendrá un monasterio. 

A veces 
Después de muchas veces 
La humildad que se nos reclama 
Acaba siendo un  lugar de complacencia 
Con las batallas que nunca ocurren 
Con los viajes que nunca comienzan 
Con las sabidurías de sillón. 

Notó 
Que las palabras 
Devoraban los hechos... 
Enmudeció de asombro. 

LO SAGRADO... 

"Tengo... una terrible necesidad... ¿diré la palabra?... de religión. Entonces


salgo por la noche y pinto las estrellas". (Van Gogh)

El  Padre  creó  al hombre  para  obtener un recipiente 


consciente en el cual  encarnarse y poderse conocer. Lo que el Padre parecía 
ignorar era que él tenía una espalda,  un lado oscuro.  Y que la conciencia ­El 
hombre­ se lo mostraría. Y que a él no le gustaría verlo. Había una necesidad 
del hombre pero también  un temor de él. Yaveh se sentía como el que sabe que 
tiene que ir a la dentistería pero no quiere ir. Por ello, a veces, era amoroso con 
los hombres ­cuando se acordaba de la finalidad de su creación­, y a veces los 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

ignoraba o los golpeaba  ­cuando le hacían ver su lado oscuro­. Cuando Job le 
muestra que él  sabe que tiene un lado oscuro con el cual la relación sólo es 
posible con el temor, Yaveh decide hacer lo que tiene que hacer para conocerse 
y hacer justicia a Job y lo que decide es encarnarse, pues ve que Job ya sabe 
sobre  él  más  que  él  mismo.  El  trámite  de  la  encamación  se  lo  deja  a  la 
Sabiduría ­el Espíritu Santo­ pues en la primera creación hecha por él su lado 
oscuro pudo intervenir como quiso y evitar que Yaveh lograra proyectar luz ­
conciencia­ sobre ese lado oscuro. Cuando Yaveh ve su lado oscuro conoce su 
miseria y sabe que la manera de redimirla es percibiéndola experimentalmente 
­en el consciente­ y llega entonces el temido instante, el del espíritu que logra 
sentir dolor ­o su lado oscuro­. Mientras más dolor siente, más amor tendrá la 
capacidad de sentir. Mientras más dolor sienta, más amor podrá sentir por el 
hombre y más grande será la reparación para los hombres, por las injusticias 
que cometió con ellos mientras crecía su conciencia.  Es como si todo el dolor 
que hubiera causado él injustamente a los hombres lo quisiera condensar en él 
y sentirlo a través del hijo.  Con todo ese dolor quemaría oscuridad convirtién­
dola en amor. 

La misión de Satán ­como pensamiento de duda­ es ponerle obstáculos al hom­
bre,  o sea ponerle trampas que le hagan dudar, y así hacerlo reflexionar. Así 
surge de la oscuridad la luz. Al comienzo ésta fue una de las funciones de la 
cacería.  Los  grandes  animales  contra los  que  no  podía obtener victorias  de 
poder a poder debía cazarlos con trampas y para hacerlas  debió aprender a 
reflexionar. 

Qué le pasará a la intuición de los que necesitan argumentos con 2.000 años 
de antigüedad para creer. 

El  escándalo  del  Ambrosiano,  el  affaire  Sindona,  el  caso  Cody,  la  dudosa 
muerte de Juan Pablo I y en general la historia del papado, nos muestran clara­
mente que el catolicismo es una estructura violadora de la ley, que administra 
la prohibición de hacerlo. 

Fe es creer con el cuerpo. 
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■ 
■ 
■ 
La fe comienza con un acto sin fe, y, acaba en la visión. 

No tener con qué sentir a Dios, es no tener con qué sentirse hombre. 

El dolor del viaje es la oración del cuerpo. 

Trataré Señor de ser el artista que interpreta tu ser para ti. El artista vacío. El 
que carece  de guiones personales.  El inmenso  asombrado del ser que repre­
senta.  El  perplejo  artista  que  se  sabe  representando  el  ser  que  es  su único 
público pero también el público total. El artista que simultáneamente es espec­
tador del drama que pasa a través de él. Trataré Señor de representarte bien 
para verte  mejor. 

Cuando permitimos  que  el  Cristo nazca  en  cada  uno de  nosotros,  el  cielo  se 
llena de ventanas. 

La parusía será como entrar a una finca a robar manzanas con el perro ama­
rrado. O disfrutar del mundo sin el diablo o un flash de mil años. 
Al  cabo  de  los  cuales  estaríamos  fundidos  de  meter  lucidez  y  manzanas. 
Entonces sueltan nuevamente al perro y hasta al diablo. 

La  oscuridad  da  a  luz y muere  devorada  por  la  radiante  criatura. 

Dios aguanta mis imperfecciones como yo aguanto sus perfecciones. Yo le duelo 
como templo que no puede habitar. El me duele como rey que no puedo albergar. 

Tengo la impresión de que la escolástica ha sido, más bien, una fábrica de argu­
mentos destinados a legitimar el paulatino  concubinato  entre el poder espiri­
tual y el temporal. 

Mi aventura es con Dios, no con los hombres. Más preciso: con Dios a través 
de los hombres. 

La creación es un logro inmenso, aun para la divinidad. 
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

Judas era el ego de Jesús. El momento de su muerte es el momento en que se 
completa  la  encarnación.  Es  cuando  el  Cristo  habita  totalmente  la  forma  de 
Jesús.  Cuando Jesús es plenamente el Cristo:  Jesucristo.  Dentro de Jesús ya 
no  queda  ningún  contenido  de  su  vieja  personalidad.  Ahora  es  Jesús  vacío 
(forma) llenado por una energía crística  (contenido): Jesucristo. Es el momen­
to en que termina la esquizofrenia del galileo, y nace el hombre nuevo, el com­
pletado, el reunido, con su Dios o su arquetipo, con su destino.  El superhom­
bre: el normal. 
Que Judas sea el ego de Jesús se lo tienen pillado Kazantzakis y Vargas Vila. 
Kazan  en  La  Ultima  Tentación  y  Vargas  en  La  Tragedia  del  Cristo  o  María 
Magdala. 

Siendo Jesús templo del Cristo pudo decirle a la samaritana del pozo que algún 
día los hombres podrían orar en el templo sin ir al templo. Orar en espíritu fue 
exactamente lo que dijo. Orar esquizitamente. 

Jesús  &  Cristo  murió  para  matar el  miedo  a  la  muerte. 

Los elegidos no son, como a veces se piensa, una élite pre­escogida para la sal­
vación.  Son,  más bien, un residuo que acepta vivencialmente una convocato­
ria general a la trascendencia. Obviamente, son las dificultades de la vivencia, 
su exigencia de heroísmo, lo que deja todos los convocados convertidos en ape­
nas un resto.  En este  sentido,  la parábola del  sembrador sería exacta,  pues 
hubo semilla hasta para la tierra pedregosa. Pero la dureza de la piedra impidió 
la entrada de la semilla en la tierra fecundante, así como la dureza del corazón 
impide la entrada del Cristo en el cuerpo que lo podría manifestar. 
Y hasta las piedras tendrán que aceptar que fueron convocadas, porque  desde 
hace 2.000 años la palabra resuena sobre todas las piedras de la tierra y sólo muy 
pocas han aceptado las tristezas del carbón para obtener la luz del diamante. 

Si  naces  del  cuerpo  de  tu  padre 


Serás  Magdalena 
Si  naces  de  la cabeza 
Santa  Teresa. 
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■ 
■ 
■ 
Primer principio teológico: 
Dios no es güebón. 
Principio ontológico único: 
Si la muerte te visita 
Lo que no te mate 
Eso eres. 
Segundo principio teológico: 
Dios no se encarna en tarros de galletas. 
Tercer principio teológico: 
Si el libre albedrío es realmente libre, el hombre es la incertidumbre de Dios. 
Cuarto principio teológico: 
La luz en la luz es oscuridad. 
Quinto principio teológico: 
La luz sin la oscuridad es ciega. 

Excepto por el don, la virtud se extrae del pecado. Por ello, más que a no pecar, 
lo que un cristiano debería aprender es a  pecar, o sea, a trabajar la materia... 
prima de su virtud, pues por raro que parezca, sólo al don Juan le será posi­
ble la castidad, cuando ésta no sea un don y el sea sólo Juan. 

Los  físicos  como  Hawking  y  Sagan  hablan  de  Dios  (hipotéticamente,  por 
supuesto) como de un cerebro extraordinario que formuló e instrumentó un sis­
tema de realidad material llamado universo, regido por un cuerpo de leyes muy 
inteligentes y sofisticadas,  cuyo  descubrimiento y sistematización tiene  como 
finalidad proveer a los físicos de un oficio y un sentido en la vida. 
Piensan que la creación del universo fue en el mejor de los casos, una brillante 
operación lógica del  Dios, y olvidan que  además  ha sido  su propia y sentida 
vivencia. 
No parecen percatarse de que la creación fue un asunto que comprometió no 
solamente el Logos sino también el Eros divino. 
Le queda  a  uno  la impresión de  que el problema  de  los físicos no es que no 
sepan de física, sino que no saben de Dios. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

"Lo que atareis en la tierra será atado en el cielo y lo que desa­
tareis en  la  tierra  será  desatado  en  el  cielo".  Cabría  reinterpre­
tar cristianamente  que:  "Lo  que  atareis  en vosotros  mismos 
quedará  atado  en  vuestro  espíritu  y  lo  que  desatareis  en 
vosotros  mismos  quedará  desatado  en  vuestro  espíritu  . 

Según la teología campesina,  si Dios fuera perfecto la pepa de los aguacates 
sería una arepa, y si Dios fuera imperfecto, los alacranes tendrían alas. 

La parte más oscura de Satán, o sea la que no es demiurgo, corresponde a la 
parte más inconsciente de Dios y del hombre. 

La contradicción más notoria de la iglesia católica,  desde  su fundación hasta 


nuestros días, ha consistido en enseñar que el verbo se hizo carne para luego 
exigirle a sus fieles que nieguen la carne para obtener el verbo. 

El diálogo del mago es con Dios como naturaleza. El diálogo del profeta es con 
Dios como visión. El diálogo del teólogo es con Dios como imagen.  El diálogo 
nuestro  es  con  Dios  como  intimidad  que  incomoda  la  oscuridad  que  maneja 
nuestras vidas, como oscuridad que reclama seriamente su derecho a ser luz. 
Siempre que morimos en El, resucitamos en nosotros. 

Orar  es  todo  acto  o  sonido  que  nos  mantenga  unidos 


con  la  presencia. 

"Porque como el relámpago sale por oriente y brilla hasta occidente, así será 
la venida del hijo del hombre...  inmediatamente  después de la tribulación de 
aquellos  días el  sol  se  oscurecerá,  la luna  no dará  su  resplandor",  etc.,etc., 
¡Qué diría Mateo si hubiera presenciado Hiroshima! 
Aclárame Señor: 
Soy 
Misterio 
Ministerio 
O Monasterio? 

Ya no se trata de divulgar el verbo sino do revelarlo, pues ¿qué lugar de la tie­
rra se ha quedado sin pastor o misionero? No más hablarle a la carne, más bien 
dejar que la carne hable. 

Creo  que para  un  hombre  es tan importante  revelar a  Dios como  revelar su 


instinto. A lo mejor lo uno no es posible sin lo otro. Así como el carbón carga 
diamantes, de repente el instinto carga luz. Uno no sabe, pero dicen que Dios 
es uno. 

¡Revelarás a  tu  Dios como  a  ti  mismo! 

Se puede luchar con Dios. Lo que no se puede es pelear con él. 

El pecado de omisión 
No tiene perdón, 
Porque no se cometió. 

Señor: 
¿Eres mucho para poco? 
¿Somos poco para tanto? 
O, ¿acaso, lo mucho que eres 
Ya lo soy y no lo sé? 

El rito es la innovación, la liturgia la tradición. 
Si  la liturgia es el rito institucionalizado,  los ritos libres son la posibilidad de 
renovar la  liturgia. Cuando entendemos  a  Dios  de  una  forma  nueva,  no  nos 
podemos comunicar con El a través de una liturgia vieja. 
Eso fue lo que percibió Juan XXIII y quiso concretar con el Vaticano II. 
94 
■ 
■ 
■ 
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

Todos somos alguna vez verdugos de la divinidad y convertidos en sables pade­
cemos la angustia de distinguir entre podar y herir. 

Sólo hay una cosa más peligrosa que encontrar al Cristo y es dejarlo pasar. 

Encontrar a Dios con la razón es encontrar su lógica.  Encontrarlo con la sen­
sación es encontrar su amor. Encontrarlo con las dos es encontrar su concien­
cia o sea, su perfección. 

Oíme místico: ahora que estás allá con él, por qué no te acordás que estás aquí, 
y te lo traés. 

Parece que la noche oscura que parió el rayo, teme la claridad que parió. 
Los  hombres,  uno  tras  otro,  entierran  sus  talentos y los  hijos  de  Urano  no 
nacen. 
Hasta los héroes están cansados y a punto están de jugarse su destino a cara 
o sello con su talento. 
Ya sospechan que el primero que no puede soportar el resplandor de su rostro, 
es el mismo Dios, 
Lejana, entonces, continúa la tierra prometida. 
Sin embargo, que prosiga el martillo en la fragua, pues es destino de los hom­
bres concretar hasta el temor del Dios. 

Con  los  clavos 


Nos  dejaron  sus  manos 
Abiertas  para  siempre. 

LO JUNGUIANO... 

"Ying
Yang
Yung" (Luis Enrique Mejia)
95 
■ 
■ 
■ 
La intuición es un saber femenino que se comprueba 
con la razón experimental masculina.  Si esta  boda  se celebra por convenien­
cia, el hijo se llama Conciencia (saber con ciencia o conciencia de lo sabido) o 
conocimiento. Si la boda se hace por amor, el hijo se llama Sabiduría (saber con 
ciencia y amor). 

Parece que en el estado de pleroma o bardo o de inconciencia o de indiferen­
ciación, todo es perfecto pero no hay ninguna conciencia sobre esa perfección. 
El estado de unidad y el de totalidad no se diferencian. Quizás lo que Dios bus­
caba  a  través  de la  criatura  era  su  individualización  (concentración  de  con­
ciencia) para luego reingresar conscientemente (como individuo) a la totalidad. 
Esta sería la gota de  agua que perteneciendo al  océano  tranquilo permanece 
siendo ella misma. 

Los sueños son como el que sueña.  Si el soñante es incoherente en la reali­
dad, los sueños le mostrarán la imagen exacta de su incoherencia. La gente 
se inventa una versión de la vida  (doctrina  ­ ideología ­ sistema) para camu­
flar  una  incoherencia  que  se  siente  incapaz  de  manejar.  Como  la  de  los 
sueños. 

La incoherencia  inherente  a la  realidad es la del complejo.  La  incoherencia 


de los sueños es la incoherencia del complejo. Por eso una comunidad que ha 
perdido la capacidad de interpretar sus sueños está a oscuras. No puede ver 
su incoherencia.  Esto ayudaría a comprender por qué los sistemas totalitar­
ios  (acomplejados)  deprimen todo tipo de conducta que consideren absurda 
o incoherente  (que no esté en el  código del sistema).  Ellos saben  que  estas 
conductas absurdas o incoherentes reflejan la realidad profunda de la comu­
nidad, la cual no pueden cambiar pero sí disciplinar. Y no pueden cambiarla, 
porque  esa realidad pertenece  a cada ciudadano y sólo él  puede hacer algo 
por modificarla. En otros términos, el complejo sólo puede limpiarlo el que lo 
padece. 

El  sueño  son  todas  las  posibilidades  de  la  vida  y su  conciencia.  Una  inter­
pretación  sería  una  de  las  infinitas  posibles  interpretaciones.  Un  sistema  es 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  M E I I A  D. 

querer eternizarse  en una  interpretación  del  sueño.  Un  sistema  es un  empo­


brecimiento cuando se pretende obtener de él una coherencia que ya no es la 
que necesita el ser. ¿O el sueño? 

Los sueños muestran el ser deformado  porque el  soñante tiene deformada su 


percepción. Una forma perceptora que se deforma percibe con un error igual a 
la deformación que padece. La purificación de nuestro ser es la purificación de 
la forma perceptora que somos. Se puede decir que una forma perceptora está 
purificada o limpia cuando puede VER.  ¿Ver qué? El ser, el verdadero ser. El 
ser que es. 

Ni  los  sueños  ni  los  símbolos  pretenden  disfrazar  u  ocultar  cosa  alguna. 
Sencillamente  son  lenguajes  del  inconsciente,  que,  siendo  femenino  no  se  le 
entrega  al  primero  que  llega  ni  se  deja  conquistar  de  cualquier  manera.  El 
inconsciente debe ser cortejado como una exquisita dama de alto rango y sólo 
si nos encuentra dignos nos otorga sus secretos. 
Sueños y símbolos conllevan la dificultad propia de lo inconsciente, o sea, no 
ser manifiestos y mucho menos evidentes.  Más bien son manifestadores o re­
veladores de contenidos inconscientes, y aun así no responden a las lógicas del 
consciente o de la razón, sino más bien a las del corazón. 

Lo que se reprime en los sueños (o sea lo que el sueño muestra que se oculta 
o disimula) es lo que sucederá en la realidad. 
Cuando el  Complejo se enfrenta consciente y voluntariamente, aparece en los 
sueños  como piscina.  Cuando  se  elude  o  padece  inconscientemente  aparece 
como pantano. 

Las constelaciones de energía que en el inconsciente logran la concentración y el 
equilibrio necesario para producir significado son detectadas desde el consciente 
con los telescopios del arte y la religión, el sueño, el acecho y el mito. 

Viniendo de allá hay que dividirse para estar aquí.  Saliendo de aquí hay que 
unificarse para estar allá. 
Estrictamente la conciencia sería el ego vacío, y el ser lo percibido por el ego 
vacío. Así también puede decirse que la depresión es la pérdida de energía que 
ocurre cuando la conciencia se da cuenta de que lo que percibe no es el ser. 

Ninguna estructura de realidad es mala en sí misma,  porque el solo hecho de 
haberse estructurado (léase ordenado) la hace necesaria. Lo malo es creer que 
su  necesidad  la  convierte  en  eterna,  cuando  sólo  es  un  momento  de  la 
eternidad. 

Sospecho que el límite de la psiquiatría occidental comienza al preferir el ate­
rrizaje al vuelo. 

Por el énfasis que ponen los psiquiatras occidentales en adecuar a la gente, se 
diría que consideran eterna la actual estructura de la realidad. 
Adecuar a la estructura: adecuar a la ¡aula. Volar no es para los hombres pero 
la ¡aula sí. 

Freud es el padre de la psicología profunda. Jung es la madre. 

Me imagino al viejo Jung un perfecto ejemplar del "Atisbador" de González. 

Si estás sucio, la luz que entre en ti se volverá oscuridad.  Si estás limpio, la 
oscuridad que entre en ti se tornará luz. 

Uno puede ser tan femenino como masculino pueda ser. 

Una pulsión podría ser el golpe que una energía da en la puerta del consciente. 
La  compulsión sería,  entonces,  el  debate  entre  el  deseo  de  abrir y el  de no 
hacerlo. 

Con el tiempo descubrí que lo que mis amigos y yo llamábamos con orgullo la 
"arrechera" no era cosa distinta de lo que el viejo Freud llamaba "complejo de 
Edipo":  un  deseo  frenético  de  sumergirnos  en  la  madre.  La  mujer  que 
elegíamos para consumar el hartazgo de chupar y penetrar la leche era, por lo 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D . 

general, Moría Tetero, llamada también Magdalena 
por uno que dejó de tomar leche. 

El temor del neurótico es a dividirse 
y el del esquizofrénico a no volverse a juntar. 

El toque con el arquetipo se reprime o se concientiza. 
Si lo primero, lío; si lo segundo, cambio. 

El Complejo de Poder nos hace creer que superamos el Edipo, 
cuando en realidad lo coronamos. 
Complejo de Edipo  +  Complejo de Poder =  Edipo Rey. 

Expulsar del consciente un contenido sin un mínimo de realización resulta un 
asunto de mucha densidad y gravedad,  pues dicho contenido,  furioso, podría 
llegar a asumir en el inconsciente una posición anti­conciencia que en el plano 
de  la  física  se  denominaría  anti­materia.  (La  materia  sólo  existe  en  el 
consciente). 
En otros términos, es muy posible que los contenidos rechazados por la con­
ciencia se conviertan en agujeros negros en el inconsciente, los cuales se refle­
jarían como cáncer y esquizofrenia en el plano físico o mental. 

La proyección es un mecanismo psicológico por el cual uno puede odiarse a sí 
mismo en el otro. 

Despojar a un histérico de una forma que ha concretado en la realidad 
es como dejar sin tabla a un náufrago. 

La conciliación de opuestos que hace una pareja, en el plano físico, al procre­
ar  un  hijo,  tiene  el  deber  de  realizarla  también  en  los  planos  psíquico  y 
espiritual. 

El aborto sería la consolidación, en el plano físico, de la negativa a realizar la 
conciliación de los opuestos (yin ­ yang). 
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Iniclalmente el hombre trasciende la  "participación mística" y se separa de la 
naturaleza, logrando mediante la diferenciación salir de la  inconciencia física. 
Actualmente trasciende la  masa y se separa  de  la  psique colectiva, logrando 
mediante la "individuación" salir de la inconciencia psíquica. 
La ecología sería el primer intento del hombre por regresar dlferenciadamente 
(sin confundirse)  a la naturaleza. 

Neurótico es un tipo que no come manzana 
Cree que todas están podridas 
O quizás envenenadas 
Por ello el neurótico es un tipo 
No ­ erótico. 

No dividir las polaridades en el tiempo preciso y de la manera correcta genera 
neurosis. No reconciliarlas en el momento oportuno y en debida forma produce 
psicosis. 

Que una mujer se masculinice no significa que asuma en un todo y para todo 
la  polaridad  masculina,  pues  con  ello  sólo  lograría  convertirse  en  un  macho 
dominante.  Significa  más  bien,  que  administre  la  sensación  (femenino)  que 
tenga, con la lógica (masculino) que adquiera. 

El espíritu se encarna como instinto y se eleva como conciencia. 

Si hay culpa se borra la noche y queda la oscuridad. .Si se borra la culpa, queda 
la noche iluminada. Quedamos conscientes, somos materia revelada, oscuridad 
iluminada. 

El Complejo sería la posibilidad de reactivar como experiencia la información 
karmática. 

El mundo moderno ya no es de pecadores sino de neuróticos (conversión de la 
culpa teológica en culpa psicológica). 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

¡Experto en Jung!... Ni Jung. 

Mientras el padre sea el aspecto más importante del ánimus de una mujer, le 
será  muy difícil evitar casarse con un hombre que repita la energía de su padre 
o la contraria, según le haya ido en la vida con él. 

A  menor conciencia,  mayor superstición. 

El  ánima 
El aspecto más preponderante en el ánima de un varón, es la madre. Ella es la 
imagen que más influye en el alma femenina del varón. Los que han carecido de 
ella o han tenido poca, en esta vida, deben atenerse a una imagen karmática y a 
las experiencias que tengan tratando de encontrarla. Así como un niño puede 
perder  a  su  madre  en un  supermercado  durante  una hora,  un hombre  puede 
quedarse sin madre toda una vida. Me imagino que sucede para enseñarle a vivir 
sin mamá, como un adulto responsable de sí mismo. Seguramente en otras vidas 
fue muy hijo de su madre y eso lo perdió. Ahora pierde la madre para encontrarse 
él, Me imagino que quienes en vidas anteriores, se la han pasado peleando con 
la madre, en esta vida, nunca su madre será de las que fallezcan en el parto ni 
después del parto, al menos, no antes de 70 años. 
Personalmente, creo que la influencia de la imagen de la madre en las mujeres, 
puede llegar a ser tan poderosa, como la del ánima en los varones, sólo que en 
ellas dicha influencia se daría como sombra. 
El ánima le plantea al varón el problema de la infinitud. La hembra es expan­
siva, fértil, generosa, prolífica, o sea que tiende al infinito. A su vez, es erótica 
y en función de Eros tiende a juntar lo que está separado. Igualmente es sabia 
porque siente y uno sabe lo que siente y es oscura porque ignora lo que sabe. 
El ánimus le plantea a la mujer el problema del límite. El varón es restrictivo, 
normativo, formal, o sea que tiende a la estructura. A su vez es lógico, y en 
esta  función tiende  a  separar lo  que  está  confundido.  Igualmente,  puede  ser 
sabio porque es capaz de ver lo que siente y manifestarlo. También puede ser 
oscuro cuando no siente, pues su mirada no tiene sobre qué posarse. 
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La mujer es materialista en función de mantener la  vida,  o sea,  de permitirle 
seguir su marcha hacia el infinito. 
El varón es materialista para la que la vida se concrete, o sea, para irla reve­
lando mientras marcha hacia el infinito. 

El Complejo teme morir, es decir, teme ser aclarado. Cuando una parcela de su 
oscuro  cuerpo  se  ilumina,  parece  concebir el  resplandor corno  sangre  de  su 
herida. ¿Qué o quién podrá mitigar el dolor que la luz le causa al ego? 

La psicología,  más  que  un nuevo conocimiento,  es  una  nueva  dimensión  del 


hombre  que  imprescindiblemente debe  ser asumida,  pues negarla sería  dejar 
sin puentes nuestras orillas. 

La  Diferenciación es la conciencia de la división. 

La  medida  de  lo  invadido  que  estoy,  es  la  medida  de  mi  incapacidad  para 
realizar actos autónomos. 

Me gustan mucho Jung y Graves y el hecho de que la comunidad científica los 
trate de charlatanes no los disminuye ante mis ojos, sino que por el contrario 
los  hace  más  grandes,  pues  he  visto  que  sus datos,  además  de  servir para 
elaborar y explicar hipótesis, permiten al hombre construir sus sueños. 

Sobre la interpretación del símbolo 
H. Zimmer, consideraba que la actitud científica no era la adecuada para abor­
dar la interpretación de las siempre imprevisibles y pasmosas metamorfosis del 
símbolo. Era capaz de percibir que ante los afanes sistematizadores de la cien­
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■  ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  I)­

cia, los símbolos se comportaban como espíritus burlones: con una carcajada 
y un súbito cambio de lugar, burlaban al especialista que creía tenerlos atra­
pados en la red de su método o en la jaula de sus clasificaciones. Sin embar­
go, el símbolo siempre será esquivo a dejarse clavar como una mariposa en la 
pared de un sistema, porque él es el vuelo insólito de la mariposa. Rehuye ser 
cadáver, porque es la apariencia viviente de la energía que anima el objeto que 
miramos,  con él no es posible la actitud del médico forense,  sino un diálogo 
vivencial que posibilite la acción simbólica y la aceptación de lo simbólico en 
nuestra acción. 
Parece  ser que el diletante está más facultado para hacerse cargo del sím­
bolo  porque su actitud de deleitarse con las cosas, permite que goce con 
las  cabriolas  del  símbolo  o  disfrute  con todas las posibilidades  del  mismo. 
Y es que la palabra diletante, cargada peyorativamente como sinónimo de 
charlatán,  realmente  hace  alusión  a  alguien  que  tiene  deleite  en 
algo,  el  símbolo  en  este  caso,  alguien  que  se  deleita  teniéndolo  continua­
mente  ante sí. 
El símbolo  no  es un objeto  de conocimiento sino  de reconocimiento,  que nos 
permite reajustar nuestro afuera reconociéndolo en las imágenes del adentro. 

Lo  que  caracteriza  a  un  buen  analista,  no  es  tanto  lo  que  des­
cubra  en  el  paciente,  como  lo  que haga para  protegerlo  de lo  que 
descubrió. 

En la infancia de la humanidad los hombres percibían la vida como un sueño. 
Se desarrollaban  en  una  atmósfera  mágica igual  que los  niños.  De  tarde  en 
tarde se ocupaban de pensar en lo que vivían y cuando lo hacían, algo nuevo 
inventaban, es decir, algo nuevo convertían en realidad.  Mientras más pensa­
ban menos soñaban y más inventaban. Fue así como el Dios del fuego paulati­
namente  se  convirtió  en estufa.  Así perdimos  el fuego por mejorar la  cocina. 
Ahora la humanidad piensa mucho, inventa demasiado y sueña muy poco.  En 
este  proceso pendular,  donde  nos  fuimos de  un extremo  al  otro,  metimos al 
Dios  del  fuego  en la  estufa y  acabamos  adorando  los  electrodomésticos.  En 
realidad perdimos la vida como imagen para poseerla con la palabra hueca y 
vivirla como discurso vacío. 
Ahora  bien,  la  postmodernidad  ha  sido  definida  profunda  y  graciosamente 
como el  "lento y penoso camino de los hombres hacia lo obvio" y es en este 
intento de  retomar lo  evidente,  que  los  sueños  recobran  la  importancia  que 
tuvieron en la antigüedad. 
Al hombre se le perdió algo en el transcurso de su evolución. Y sospecho que 
pudo ser su  alma.  De hecho tal  sospecha se hizo  insoportable hace  150 años 
cuando la humanidad percibió la apremiante necesidad de recuperarla, porque 
el positivismo y sus mitos: el racionalismo, el iluminismo, el enciclopedismo y 
la revolución industrial habían decidido darle el golpe de gracia. 
Es en ese momento cuando aparecen Segismundo Freud y Carlos Gustavo Jung 
proponiendo  la  Psicología  como  un  quehacer  dirigido  a  la  recuperación  del 
alma perdida, tanto individual como colectiva. Y, no es para nada extraño que 
ambos  genios  consideraron  los  sueños  como  algo  imprescindible  en la  tarea 
que se propusieron: la de recuperar la salud anímica del planeta. 
No se trata ya de regresar a la concepción onírica de la vida, ni de continuar 
con el concepto intelectual de la misma. Se trata más bien de lograr una ma­
nera de vivir en la cual se reconozca la importancia de las imágenes que brotan 
del interior como generadoras de sentido, e igualmente la necesidad de mirar 
dichas imágenes con el pensamiento a fin de extraer el significado de lo senti­
do. Así la vida tendría afuera un significado, para lo sentido adentro. A esto lo 
llamaríamos vida consciente, que es vivir la vida dándole vida afuera a lo que 
sentimos adentro. 
Dicha tarea encuentra un gran aliado en los sueños. Ellos son las imágenes del 
espejo. Nosotros la forma en que se reflejan. 

A veces el destino, el  grande,  el que nos podría ayudar a concebirnos como 


algo  más que micos babeados,  toca  las puertas de nuestro  corazón y no hay 
nadie  que  le  abra,  porque  estamos  en la  tienda  de  la  esquina  haciéndole  el 
mandado a  mi amá. 

Existen  dos tipos de  Carlitos:  El destripador que  se  pasa la vida  matando  la 


mamá  por haberlo abandonado y el romántico que acaba muriéndose de aban­
dono o tristeza si lo prefieren.  Pueden ser alternativos. 
■  ■  ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

El romántico prefiere morir de tristeza por el abandono que asesinar de la ira 
a  la  que  abandonó. 

Así como el arquetipo es la constelación de las fuerzas divinas, el complejo es 
la constelación de las fuerzas satánicas. 

Cuando los alquimistas intentaban trasmutar metales de baja ley (impuros) en 
oro, la transformación que buscaban en el fuego era el paso de lo corruptible 
a lo incorruptible, de lo perecedero a lo imperecedero, 
Quizás  lo que los alquimistas sabían era que mediante el fuego del dolor que 
quema la  materia impura, que es el  apego, se podía obtener una chispa  (ego 
limpio) eterna (conciencia) en el cuerpo humano. 

Trauma  del nacimiento 
Pienso que lo que la psicología denomina el trauma del nacimiento es una sen­
sación de abandono que se apodera de nosotros al nacer.  El hecho de sepa­
rarnos  del  vientre  materno  lo  interpretamos  como  un  abandono.  El  vientre 
femenino es un infinito donde lo sabemos todo por fuera de la necesidad. Salir 
de él significa caer en lo finito donde no sabemos nada u olvidamos todo por la 
necesidad.  Salimos de un inconsciente para entrar en un consciente.  De una 
unidad  inconsciente  a  una  dualidad  (separación)  consciente.  Del  placer  al 
dolor. 
En el momento de la separación quedamos estructuralmente esquizofrénicos o 
divididos  en  dos  opuestos  (masculino­femenino)  que  cuando  chocan,  engen­
dran hijos de la oscuridad y cuando se concilian, hijos de la luz. 
En  el  momento de la disociación o abandono se crea un estado de pánico y 
dolor  (angustia)  generado  por  el  caos y  la  confusión.  Este  estado  acaba  por 
concretarse  en  ira  y  odio  y  consecuente  deseo  de  matar  al  opuesto  para 
resolver la dualidad. Incluso el que se suicida está asesinando al opuesto en él. 
No se mata él, mata al insoportable otro. Al no resuelto.  Por ello muere por 
fuera de la muerte. 
fistos sentimientos organizados significativamente (constelados) producen una 
energía  que les  confiere  autonomía.  La primera  energía  autónoma  producida 
por  el  choque  de  los  opuestos  (sensación  de  abandono  ­  duda)  ha  sido 
llamada  Complejo, Tánatos, Satán, Pecado Original. Es un hijo del odio y de la 
ira.  Hijo  de  la  oscuridad.  Cada  vez  que  experimentamos  una  ruptura  o  sen­
sación  de  abandono  estos  sentimientos  se  apoderan  de  nuestro  espacio 
psíquico y Caín mata a Abel. 
Pero también en ese mismo momento de la separación se concretan o conste­
lan sentimientos de conciliación, de luz, de amor, originados en la necesidad de 
unidad (nostalgia).  Sentimientos que corresponden a  la  memoria de la unidad 
anterior a la separación. Este opuesto ofrece su vida al otro. Muere por lograr 
la unión. En vez de matar muere. Y crea el espacio donde el otro se entrega sin 
temor. El sacrificio de amor le hace comprender la importancia de la reunión. 
Cuando los opuestos se reúnen amorosamente cesa la sensación de abandono. 
El opuesto que muere renace como hijo de la luz, hijo de amor. Lo hemos lla­
mado Arquetipo, Eros, Cristo, Gracia. 

-¿Y por qué se metió en una cosa tan mítica?


­Bueno, porque vi que la cosa real no iba para  ninguna parte. 
-¿Cómo que no?
­Fíjese que mi vida se repetía todos los días. Siempre los mismos asuntos. La 
cuotidianidad le decían. Era como un impuesto del tedio. Lo pagué hasta que 
la cuotidianidad cubrió de vanidad mi realidad.  En fin, que me puse a pensar 
que si todos los días veía, y hacía lo mismo, era porque no me había movido de 
donde siempre estuve. Y cuando uno no se mueve es porque no va para ningu­
na parte. En cambio, en la cosa mítica el asunto no para. Va usted de susto en 
susto,  de  belleza  en  belleza,  de  conocimiento  en  conocimiento.  De  usted 
mismo. Y del universo. Del poder del terror y la maravilla. Nunca pasa uno por 
el mismo sitio. Lo único que se repite es uno. Pero lo hace corregido y mejora­
do. O más equivocado y empeorado. Una manera como cualquier otra de evi­
tar  el  falso  equilibrio  de  la  mediocridad.  Siempre  en  movimiento.  Como  los 
peregrinos. Esto da la sensación de que se va para alguna parte. 
-¿Y sospecha usted para dónde?
­Para un espacio vacío donde se reunirán tres en uno. 

Lo que limita conmigo es diferente a mí y referencia para mí. Por ello todo lo 
que me limita me aumenta mi conciencia. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

La represión es el olvido obligatorio. 

Un  aspecto  difícil en los procesos  de  cambio  es  la  sensación de  estar desa­


pareciendo y apareciendo de diferentes maneras. A veces completo, a veces 
medio y otras veces sólo la sonrisa, las orejas o la cabeza, siendo esta última 
forma  de aparecer muy utilizada por el gato de Chesire cuando la Reina Roja 
lo manda a decapitar. 

LA VIDA Y LA MUERTE... 

"Mejor encender una luz,que maldecir en la oscuridad".


(Heniles Trismegisto)

La  vida  ciega 


Siega la vida 
Ciega la vida 
Siega la muerte 

Propongo que la desterrada muerte vuelva a nuestras vidas.  Si nos mata nos 
confirmará que no estábamos vivos. O que no queríamos o teníamos con qué 
estallo. Si algo sobrevive sabremos que lo que está realmente vivo no muere. 
Oíste es un conocimiento propio de la resurrección. 

Suicidarse es morir separado de la muerte. 

El suicida apaga la luz quebrando la lámpara. 

Paradójico es ver cometer un asesinato con un suicidio. 

Así como la bestia ama a la bella que no huye de su presencia y con tacto la 
trata, así la muerte ama la vida que no se asusta de su contacto y no la mata. 
107 
■ 
■ 
■ 
Es el vacío del cero 
El lugar donde el dolor mató a la muerte. 

La muerte son mil incidentes 
Mortales todos ellos. 

Por eso me gusta la soledad, porque allí el único que se muere es uno. 
Vivan para que tengan de qué morirse. 

¿De qué se morirán los que no viven? 

Mudo de piel porque me calló la muerte. 

El arrepentimiento es una de las muertes más difíciles. Implica conciencia.  El 
que está muriendo sabe por qué. 

¿Matar o mutar? 

ESQUIZITESAS... 

"¡Todo es muy carajo! De ayer a hoy se me fue la PRESENCIA y no he podido


recuperarla". (Fernando González)

¿Explorar interiores es asunto demente o de mente? 

Asómbrate de lo que no tenga sombra. 

Hay cosas que deben manifestarse con ritmo de chorro en una atmósfera cal­
cinada. 

La admisión del espíritu es su misión. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  I ) . 

El que explica desconfía de su claridad. 

Palabra viva es la que expresa una sensación a la que no se le ha muerto nada. 

El problema de los ricos consiste en renunciar a lo que tienen y el de los pobres 
en renunciar a lo que no han tenido. 

Buen vino es el que guarda duendes conciliadores. 

Yo sueño poemas que no me encadenen. 

Un vago es un tipo con ritmo propio. 

Las verdades son increíbles. 

Ya puedo atravesar un espacio de dolor sin apresurar el paso. 

Un lío es un demasiado de algo o muy poco de lo mismo. 

Si  siempre dudas es porque nunca dudas de tu duda,  ello te convierte en un 


dogmático dudoso. 

Si  dudo  de  lo  que  pienso  no  actúo. 


Si dudo  de  lo  actuado,  pienso. 

Recapacitar es la capacidad de pensar de otra manera los pensamientos  que 
los hechos han desbaratado. 

La verdad, el error y la duda: La trinidad del conocimiento. 

Drácula o el canibalismo líquido. 
Neurosis o canibalismo energético. 

El tiempo mágico de las cosas es el de las ganas de hacerlas. 
Es tan difícil escapar de las fuerzas oscuras como entregarse a las de la luz. 

HAMLET 1995: 
¿Uno hez o no hez? 

Dejar ser para dejar al ser hacer. 

El arrepentimiento es la medida de la medida que no dimos. 

Ya la esperanza tiene dueños. 

La lucidez total sólo puede existir en un espacio neutro. 

Los verdaderos fantasmas son los que existen en una falsa realidad. 

Lo que Es tiene lógica propia. Lo que no es debe fabricársela. 

El discurso es una fábrica de lógica para lo que carece de ella. 

Que toda regla tenga su excepción significa que no existe ningún espacio sin 
ventana,  ¿para mirar hacia dónde? 

Que toda regla tenga su excepción es la única regla sin excepción. 

Inconsciente es quien ignora el inconsciente. Además es bruto. 

Alguien en nosotros engorda porque alguien en nosotros tiene hambre: 

"Envaina tu falo", dijo el señor al ego. 

Paradoja que no comprendas es parajoda. 

La  paradoja es la unidad de los opuestos complementarios.  Paradójico es ver 


la unidad de dos. 
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  U. 

La oscuridad está llena de luz... 
si encuentras el suiche. 

Una  mujer es una hembra asomada a la ventana desde donde se ve la virgen. 

Qué voy a hacer si estoy aprendiendo a no hacer. 
Aprender a no hacer es aprender a dejar suceder. 

Uno está equilibrado cuando quiere hasta al diablo. 

Masturbarse es hacerse justicia por su propia mano,  impidiendo la acción de 
los órganos competentes. 

REY: Poseo el más grande harén del desierto. 
BUFON: Y yo poseo el más grande harén desierto. 

El hombre nace bizco y muere tuerto. 

Uno se puede oír a sí mismo en el eco y en el ego. 

Es complejo decir adiós a la unidad. 

Hongo 
Ojo 

Interior 

Me gusta aprender cosas que no sirvan para estar acá, sino para ir allá. 

Un dogma es una idea que agoniza. 

Entre otras razones porque no vuelve a ser pensada. 

Las instituciones son los lugares donde las ideas se tullen. 

Mientras más dura seas, más trillada te dejará el molino del mundo. 
Aprende a vivir sin ella para que puedas vivir con ella. 

Debes ir allá si quieres estar aquí de otra manera. 

Algunos buscan el sueño en el sueño. Otros lo buscamos en la realidad. 

Tratar de anular el dolor que nos causan con el dolor que causamos: la dialéc­
tica de la venganza. 

La quietud es su misión. 

Deseo llegar a gozar con todo lo que se atraviese sin atravesar yo nada. 

La  ira  es  un  combate  donde  se  defiende  una  importancia. 

Lo que te impide pasar a través del espejo es tu imagen: tu importancia. 

Embellecía el complejo para no abandonarlo. 

El falso aspecto de la lejanía es la incapacidad de estar presente. 

Intelectual es un señor que pretende saber lo que su cuerpo ignora. 

Rebelarse contra el dolor revelándolo como poema. 

Le gritaban ¡Zafado! Y él decía que sí. Que de las cadenas. 

Cenáculo: lugar donde se come mierda. 

Uno puede equivocarse con lo que elige, no con lo que le llega. 

El  Error es la mayor parte del tiempo de la perfección. 

Transformarse sin añadir y sin quitar. 
■ ■■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA 

El gato es un animal de las estrellas. Es un fuego frío. 

Para  bajar llueve. Para subir evapórate. 

El que no hace lo que siente 
Separa su saber de su poder. 

El que se divide, 
¿queda pobre en el cuociente o en el consciente? 

El caos tiene futuro 
El orden historia. 

Destino es la partitura que nos corresponde en la sinfonía del infinito. 

No es que el dolor ya no me duela, es que ya no me paraliza. 

Si te disfrazas de lo que eres, jamás se te ocurrirá que estás disfrazado. 

No he tenido sino una sola mujer y han sido todas ustedes. 

Uno  debe  mantener  sus dudas por si las dudas. 

Aguanten todo que están evolucionando. 

La negación del ocio es el negocio. 

Llorar sobre leche derramada es adulterar la leche, añadiéndole agua. 

Hay ciertas tentaciones que son verdaderas obras maestras de la trampa. 

Repetir quita poder. Por eso la rutina... 

No debemos esperar nada de nadie. Ni siquiera las devueltas. 
Después de las olas 
Sólo en el tambor queda el son ­ ido. 

Me da duro dejarme dar. 
¿Cómo me dará pedir? 

Hay lugares tan duros que en ellos parezco suave. 

Prefiero la distancia clara a la cercanía zalamera. 

Profesor es un individuo capaz de sobrevivir en el vacío académico. 

Dijo el hindú 
Mayá es ilusión 
Y los mayas desaparecieron. 

Dios puso el pan y los hombres el circo. 

Por lo general las mujeres son hinchas del equipo perdedor porque compren­
den muy bien la parte pasiva del gol. 

Que la intención de ir a Jerusalem no sea vencida por las anclas. 

A lo mejor el tigre sueña con alguien que le pise la cola. 

De cierto mi razón 
Sin la flor desierto es. 

Teorema: 

Entre el ángulo y la curva el vino. 

Existen hombres de mucha pluma y pocas alas. 

¿Ser o enser? 
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

¡Ay del hombre que al olvido añada sordera y ceguera! 

Con la horca se mata la carne y con la corbata se ahorca el espíritu. 

La mediocridad no existe 
La mediocridad sobrevive. 

Cuando lees el mundo con deseo 

Lees la versión de tu ego sobre el mundo. 

Lo primero que se muere en un sistema es el tema. 

Enfrentando o escapando se va uno apropiando o enfermando. 

La calvicie es el motilado cósmico. 

Tengo  amigas  del  alma y  amigas  del  karma. 

El tetero es la bebida nacional de Occidente. 

Deja de mirar la semilla estallar; estalla tú como semilla. 

Las convicciones se cocinan en la parrilla de la duda. 

Se vaciaron los seminarios y se llenaron los gimnasios. 

Lo insoportable del ser no es la levedad sino la lejanía. 
Porque muchos fueron 
Los llamados y pocos 
Los que aceptaron. 
¿O acertaron? 

El alma cristiana es al alma católica lo que el alma zen es al almacén. 
A mí que no me salve nada que no tenga poesía. 

Si todos vamos al mismo lugar, 
qué importa de dónde viene el que quiera llegar. 

Conocí una muchacha muy hermosa y emocionante. 
Cada rato parecía que se iba a quedar sin frenos. 

Mi palabra es pirómana y no­piraña. No quiere morder sino encender. 

La lucidez es un navajazo en el oído del prójimo. 

Repútase mujeriego aquel que alimenta con mujer su ego. 

Lucidez es hacer de cada herida un ojo. 

Vivimos olvidando como si pintáramos borrando. 

Edipo cerró  sus  ojos  con  broche  de  oro. 

Tú me ves miando fuera del tiesto 
Yo te veo muriendo en él. 

Callar no es dejar de hablar sino aprender a decir lo preciso. 

El papel del hijo es ser papel de lija. 

La marihuana destraba. 

Cristo está vivo de puro milagro. 

Un cristiano es un judío que se desa­tora 

Un recién nacido es un pecesito al que se le quebró la pecera. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA 

Hay quienes brillan su lado oscuro como si fuera biselado. 

El que deja de chupar aprende a silbar. 

Tu neurosis perturba mi esquizofrenia. 

El fútbol lo hizo Dios para que los hombres descansaran del ajedrez. 

El dólar americano 
Está a la par con el dolor 
Suramericano. 

Torpe es lo tieso tratando de ser ágil. 

Conserva una prudente distancia con la cordura 
por si acaso frena en seco. 

Lo sagrado es un grado del asombro. 

Ahorrar muerte quiebra la vida. 

Tu piel fue clara para la yema de mis dedos. 

Te caes bien porque te levantas solo. 

Si el rico no robara, extinguiría a los ladrones que le roban. 

Carro de segunda: Después de que mi psiquiatra examine al dueño. 

Tratamos de resolver en la guerra 
lo que no hemos podido resolver en la cama. 

Ojalá te salga el sol 
Aunque sea por el norte. 
Buscando, el problema es la ausencia. 
Encontrando, el problema es la Presencia. 

Trampa tesa: creer que la mierda que nos cubre es crema inglesa. 

El "Che" es a Castro lo que Lennon a McCartney. 

La muerte del sueño nos condena a la literalidad. 

¿Mediocridad 

Miedocridad? 

Callar es un no­hacer que nunca hago. 

En Medellín el loco va para bello. 

Vos queriendo que yo le ladre a la vida, 
y yo pensando en dejarme morder por ella. 

No conozco a nadie que se haya ganado sus demonios en una rifa. 

No me des el mapa para descubrir a América. 
Acompáñame con tu Santa María. 

Quiero ser Enrique y no Enrique ser. 

Creo que me estoy engordando para defenderme de la levedad del ser. 

Es mejor hacer poquito consciente que mucho automáticamente. 

En todo lo que te produzca rechazo encontrarás una clave tuya. 

La intuición es la razón a alta velocidad. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

Posesivo es quien mantiene su bandera clavada en los espacios del otro. 

Quien patina sobre el mismo punto se lo gasta. 
Sólo entonces deja de patinar. 

Por lo general el adjetivo calificativo es un adjetivo descalificador. 

El deber es de ver. 

Las alergias del cuerpo son las fobias del alma. 

Intelectual es aquel que cambia lo sexual por lo textual. 

Sin conciencia todo es pecado.  . 
Con conciencia todo es experiencia. 

No  importa  dónde  estés,  ahí  estás. 

¡No se raje... Divídase! 

Involuciona quien traiciona cualquier nivel de conciencia adquirido. 

El asunto es que uno nunca tenga que ceder porque ya se dio. 

La luz terminará por poseer lo más oscuro sin que desaparezca la noche. 

La lujuria sería saturar de caricias el cuerpo 
para compensar la ausencia de caricias en el alma. 

El verbo no brota en la carne negada. 

Si yo no necesito manejarlo todo, puedo respetar más. 

La pereza es el pecado capital del capitalismo. 
Son muchos los que pueden leer las señales del tiempo, pero muy pocos los que 
pueden leer los tiempos señalados. 

Contra anestesia, dolor. 

Los grandes donjuanes no  tienen mil experiencias, sino la  misma experiencia 


mil veces: la de la mamá. 

Es frecuente  encontrar que las mujeres  de  difícil  orgasmo  están casadas  con 


varones de orgasmo fácil. 

Dejar que lo que pase, siga. 

La amante es el tema que la esposa teme. 

Al que quiere que lo carguen, obligarlo a caminar le parece explotación. 

Las esposas de los zánganos son las sin ganas. 

Mataste al padre 

Pero viste caer al marido. 

Llora como hombre lo que no supiste retener como mujer. 

El columpio es el vuelo de los niños. 

No se atragantan de placer, porque duele tanto como el hambre. 

Los ladrones son a la avaricia como los supositorios al estreñimiento. 
De tanto abrir las piernas, 
Al fin se te abrieron los ojos. 

Nada que aceptes te daña. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

Encerramos a los ladrones y por los ladrones nos encerramos. 

La magia del amor radica en que lo que esté unido esté separado. 

Digamos que lo que más le molesta a la eternidad es el afán. 

Realmente uno llega a la virtud es por cansancio en el ejercicio del defecto. 

A veces llamamos deber a la renuncia del placer propio 
en favor de la comodidad ajena. 

El pene se vuelve sabio cuando aprende a no meterse en lo que no le importa. 

El progreso de la Psicología nos permite ver el atraso en que vivimos. 

Cuando uno siente el dolor como víctima, uno sufre pero no siente el dolor. 

Crecer es pasar de las tiras cómicas a las tiras cósmicas. 

La vida  no  olvida,  sólo  espera los  tiempos  adecuados. 

El banquero guardó su alma en la caja fuerte poco antes de quedar amnésico. 

Cuando el apego goza de buena salud, 
es porque el amor está enfermo. 

Jesús habló en parábolas y nadie le paró bolas. 

Soy tu ­ yo Señor. 

Jesús tenía tanta madera 
Que en ella terminó clavado. 

Ascender es calarse. 
La verdad es increíble. 

Dolor  consentido  es  dolor  con  sentido. 

Verbo es toda forma capaz de manifestar una sensación sin quitarle energía. 

Confundimos lo que es con lo que se puede ver.  Reducimos el ser al límite del 
ojo, negándole lo que el ojo no vea. 

Cuando cerraba la puerta 
A su belleza interior 
Pitaba la olla de­presión. 

Presiento que el olvido no bastará 
El día de la espada. 

Vela sin risa 
Pierde la brisa. 

Aprendió 
La libertad 
Cuando pudiendo 
No quiso. 

Ego metría 
Geo metría 
Terrateniente. 

Cuando has saltado 
Todo lo sospechado 
Adquiere dimensión. 

Enjaula el agua en las piscinas 
Y verás al mar hundir tus yates. 
■ ■■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

Se inyectaba 
Miedo 
Todos los días 
La dosis 
Para no dormirse. 

La muerte sólo mata 
Al que no quiere morir 
Muere entonces para vivir. 

Era una colmena de poros 
Donde bullían sabidurías 
Por su cerebro ignoradas. 

Todos quieren maestros 
Que guíen maternalmente 
Fuera del complejo materno. 

Le dieron 
Toda la libertad... 
Se encartó. 

Ella buscó 
Su espacio interior 
Su madre el exterior 
La urbanizaron. 

La luz te cambia la sombra por asombro. 

Aquí y ahora 
Dijo la lora 
Del monasterio 
Zen. 
Desconfía 
De una ideología 
Capaz de volver serio 
Un pueblo de costeños. 

Es  tanta  la  perfección  posible 


Que  es  imposible  imaginarnos  perfectos. 

La vieja alquimia buscaba convertir el plomo en oro. 
La nueva busca conseguir el oro a plomo. 

Aléjate de una mujer cuando se erija juez de tus  límites 
y desertora de tus posibilidades. 

Un pueblo que ha perdido la imaginación, 
incapaz de crear valores, crea modas. 

Cuando las mujeres declaran sus ambiciones, 
queda establecida la jornada de trabajo de los hombres. 

Un cínico es un tipo capaz de permanecer sentado en la mierda y conservar el 
sentido del humor. 

Cambiar es hacer con lo mismo otra cosa. 

Hubiera sido imperdonable haber pasado por aquí 
y catre que no te vi. 

Los remordimientos son recuerdos que muerden. 

El presente come futuro y caga pasado. 
Así que, si desean ser sanos, cuiden la digestión. 

La dignidad es la sencillez del orgullo. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D . 

A pesar de su madre, siempre sonreía al enjabonarse el pubis. 

Estaba tan solo, que una llamada equivocada  le pareció un banquete. 

Si nada juzgas nada te atrapa. 

A menudo tenía la tentación de ser inteligente y caía. 

Casi es la calvicie de un solo pelo, 

el que se le cayó a nada y la dejó privada del todo. 

Puedes por igual saber que ignorar, y con el mismo dolor, parir o morir. 

Toma tu cruz y síguete. 

La paradoja del Sí mismo es no ser uno. 
Lo  que  tengas  de  cierto 
Lo  sabrás en el  desierto. 

Es propio del chino quedarse zen tao. 

Las beldades son cuentos chinos. 

Sobre caballos de fuerza 
Huyeron las destrezas del cuerpo. 

Sin tacto no hay contacto. 

El talento es la moneda de los que juegan con el destino. 

Es mejor hacer con hambre lo que me gusta, que harto lo que me jarta. 

Cuando tengo odio en el oído son rejas mis orejas. 
Tememos más al milagro que a la catástrofe. 

Lo que en filosofía llaman el imperativo categórico, cu botánica sería la tuna. 

Apreciado señor: 
He sabido que usted y mi mujer se entienden 
¿Sería tan amable de informarme qué entendió? 

EL TAROT... 

"No nos aclaramos más imaginando figuras de luz, sino haciendo consciente
nuestra oscuridad". (Jung)

Carta  II  ­  La  Sacerdotisa  ­  La  Papisa: 


En  el libro  de la sacerdotisa  están  escritos los  nombres  de  todas  las 
muertes  que  enterramos vivas y  de  todas las  iras  no  resueltas.  Está 
escrita la canción que nos pertenece y nuestro verdadero nombre. 

Carta V ­ El  Papa: 
Este señor es el que tiene el poder de leer en el libro de la Papisa. 
La Papisa conoce los secretos de las plantas. El Hierofante su principio 
activo. 
La carta VI del tarot pertenece al aliado Rafael que es una energía sabia 
que lleva  al sujeto a comprender que sólo la castidad abré la corriente 
energética de la XIIII. 

Carta X 
Según el esquema de las proporciones del cuerpo humano de Da Vinci, 
el  chakra  Muladara  está  localizado  en  el  centro  de  la  figura  humana 
inscrita en un cuadrado, o sea en el cruce de sus diagonales (centro de 
la cruz  de San Andrés).  Esta estructura convertiría al pene erecto en 
un  eje  sobre  el  cual  gira  la  cuaternidad  o  la  materia.  La  erección 
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

establece  que  Muladara  está  vibrando,  que  está produciendo  energía 


vital: La energía de la materia,  la energía instintiva: Materia prima de 
la fuerza.  Coincidiendo con  Da Vinci o éste  con ellos,  los hindúes re­
presentan el Muladara como un loto de cuatro pétalos y en el centro un 
pene  erecto,  con  una  serpiente  enroscada  en  él  y  atravesándolo. 
"Casualmente" la carta X (cruz de San Andrés) del tarot es la RUEDA 
DE LA FORTUNA (la palabra sánscrita chakra significa rueda), la cual 
"insólitamente"  gira  sobre  medio  eje  como  si  fuera  la  base  del  pene 
erecto. * 

* Da la impresión de que lo que Levi quería decir es que la energía que 
mueve la rueda es la libido. 

Carta XII: 
La carta XII es la cruz asumida como un Pedro: cabeza abajo. Por ello 
es la carta del Mesías y del sacrificio. Es un estado mental de no­hacer 
o  sea  de  vivir en  forma diferente  a la  de  siempre.  Se  ejerce  el amor 
mediante el no­ejercicio de la venganza. Es convertir el sacrificio en el 
sacro oficio u oficio sagrado. Cuando no se asume con conciencia deja 
de ser sacro­oficio y se convierte en sufrimiento puro y simple. El suje­
to  entonces  queda  suspendido  para  la  vida.  Queda  extrañado. 
Desterrado de todo. Hasta de sí mismo. Sólo puede salir comprendien­
do  que  hay  unos  dolores  que  lo  esperan  para  limpiarlo.  Los  que  no 
quiere asumir. 

El  12 
3 x 4 = 1 2 
El Cristo penetrando en la cuaternidad. 
El Cristo materializándose. 
La  trinidad  encarnándose  a  través  del  hijo  (el  padre  y  la  madre 
reunidos en el andrógino: el Cristo). 
El cuarto elemento de la trinidad sería el recipiente en el cual se encar­
na: el hombre. 
La trinidad encarnada es el hombre cristificado. 
Cristo es el consciente. 
La  21 
La trinidad encarnada en el hombre crisfifieado. 
El 12 al revés sería el 21. 
Es uno pasando a través del espejo­(dos) y entrando al consciente. 
(1  2)1  1 ( 2  1). 
El  uno  inconsciente  (1)  se  divide  (2)  para  volverse  a  unificar  con 
conciencia  o  sea  uniéndose  (2)  en  (1)  o  21  que  por  reducción  es  3 
(trinidad). 

Carta XVI 
Vana será tu forma 
Si no es templo 
Vano será tu templo 
Sin la piedra angular. 

Carta XVII 
La esperanza es como la vía láctea: un. sendero de pequeñas luces en 
la oscuridad. 
A lo mejor sea por eso que la carta XVII del tarot simboliza la esperan­
za y se llama la estrella o las estrellas. 
También es carta de adivinación porque cada lucecita es una respues­
ta, un lugar a dónde ir. 
Las estrellas deben ser muchachas 
Hijas de la Diosa Blanca, 
Sacerdotisas, 
Vírgenes por la claridad que aman 
Y dispensan como leche a los unicornios. 

La Luna­ carta XVIII 
La  Luna  es  una  luz  encargada  de  aclarar  las  tinieblas  en  el  in­
consciente.  Es  la  única  luz  que  puede  penetrar  en  la  oscuridad  sin 
matarla. O sea la única luz que la oscuridad admite. 
Los perros ladran para rechazarla de los dominios del complejo gober­
nado  por el  apego  del  cangrejo  que pierde  la  pinza por no perder la 
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

presa;  el  apego  del  escorpión  que  mata  la  presa  para  no  perder  la 
pinza. 
Y el apego de la rémora que so  le pega  a la presa para no perder la 
presa. Animales los tres del agua. 
Ella puede llevarse la luz a la oscuridad  porque ella misma es oscuri­
dad que recibe luz. Y la refleja en sus arenas de plata a modo de espe­
jo  cósmico.  Puente  que  pasan  los  fantasmas  de  la  noche  en  su  des­
ganado viaje hacia el cadalso de la virtualidad. 
La  sacerdotisa  es  la  hija  virgen  de  la  Luna.  Virgen  porque  no  quiso 
quedarse en el consciente y ser penetrada por él. Diana que le pidió a 
su  padre  la  dejara  vivir  en  los  bosques.  Es  la  única  que  puede  ir y 
conoce  las  regiones  más  recónditas  del  inconsciente.  Sólo  envía  sus 
informaciones a través de la casta y blanca luz de la Luna a los varones 
castos,  como  el  Eremita (VIIII) depositario de la sabiduría  que  ella le 
entrega a través de La Luna. 
Así  que  la  luna  lleva  luz  a  la  oscuridad  y  recibe  información  de  la 
oscuridad para traerla a la luz. 
Es el gato el animal de las estrellas 
El águila del sol 
El buho de la luna 
La serpiente de la tierra. 
La luna es la luz amiga de la oscuridad. Es la clarividencia. Las estre­
llas son el frío amigo del fuego.  Son el papel de agua helada donde se 
puede envolver el fuego. Es la lucidez. 
La lucidez es la verdad percibida con la razón.  La clarividencia es la 
verdad percibida con el cuerpo, desde la sensación. 
EL ARTE... 

"Quien mira hacia fuera, sueña. Quien mira hacia adentro, despierta". (Jung)

Una obra de arte es un hermoso grito en medio de un gran silencio. 

El verdadero artista es un contrabandista de energías obtenidas al otro lado de 
la  frontera. 

Un arte que nos tenga lástima es trampa. 

Sólo las formas vacías permiten que en ellas  suceda  cualquier cosa.  Hasta lo 


imposible. Que por lo demás, sólo sucede en espacios vacíos. 

Muy pocos pintores han pintado lo que es. Generalmente pintan las formas que 
encierran lo que no es. Es muy difícil precisar las formas que pueden contener 
lo que es. Pero una flor o un pájaro siempre serán formas de lo que es. 
Para pintar lo que es, el pintor debe volverse dócil para que lo que es pueda 
manifestarse  a  través  de  la  mano  capaz  de  obedecer  instantáneamente  la 
orden de virtualizar una  sombra,  de oscurecer un destello,  de  convertir una 
escalera en la cola de un gato. Pintar así es un desvelar. Hacer aparecer lo que 
subyace. El que pueda dejar que la vida le suceda podrá pintar así. Dejar que 
la  vida  suceda  es  dejar  a  lo  que  es  ser.  Vivirla  así  es  colorear  la  sombra  y 
oscurecer el destello con la obediencia que debe la forma a la esencia. Sólo las 
formas vacías  siguen  incondicionalmente  las  esencias.  Esa  es  la  belleza  del 
cero y de su equivalente humano: el loco. 

Los que pintan lo que es, pintan a Dios. Los infinitos rostros de Dios. El senti­
do profundo del arte: una ventana al infinito. 

Mis amigos pintores piensan que la pintura es un misterio. Y tienen razón. Sin 
embargo,  este no radica, como ellos creen,  en la forma de hacerla sino en la 
dimensión de donde proviene. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJÍA  D . 

Había un pintor que se negaba a firmar sus cuadros porque los desequilibraba. 
Al menos, eso afirmaba. 

El arte del final de los tiempos reclama que fu cuerpo sea el lienzo donde se 
pinte el ser. 

El auténtico pintor es sólo un testigo de su mano. 

La pintura es una forma de revelarme que me permite una forma de rebelión. 

Picasso: 
Me gusta mucho Picasso. Gomo hombre y como pintor. Su actitud ante la vida. 
Eso  de  no  detenerse  nunca.  Aquello  de  no  buscar  por  estar  muy  ocupado 
encontrando. Me gustan sus períodos pictóricos y sus periódicas mujeres. La 
rosa, la azul y la africana y la cúbica. En fin, me gusta mucho Picasso porque 
era como un cometa. 

Amo a Picasso porque nunca se detuvo en su pintura. 
Lo amo más aún porque de él aprendí a no detenerme 
Ni siquiera en la pintura. 

La silla de Van Gogh resplandece como su 
Sol interno 
Los gordos de Botero brillan como sus 
Apartamentos. 

Hay pintores que captan la luz de afuera y con ella resuelven sus cuadros. Hay 
pintores que captan la luz de adentro y con ella sus cuadros se resuelven. 

No es fácil aceptarle a la pintura que nos muestre un destino diferente al de 
pintar. 

En pintura no cuenta tanto lo que a uno le parezca como lo que a uno se le 
aparezca. 
Sin  el  color  todo  sería  dibujo. 

Considero que la pintura de Botero no tiene grandeza sino gordura. 

Es lío de pintores cortarse una oreja para no escuchar al amarillo penetrar en 
la alcoba del azul cobalto. 

Hay cuadros que no soportan al pintor. 

La veladura  en  pintura  es velar y velar  para  revelar. 

Todo hombre que diga conocer una sensación que no ha vivido, miente. Por ello 
Borges o la mentira esquizita. 

Al menos en cantidad, la literatura occidental supera la oriental. La diferencia 
se explicaría por el temor a la palabra en ellos y al silencio en nosotros. 

Uno puede definir un estilo de escritura no comunicando lo que resolvió o llegó 
a saber sino dando pistas para saber o resolver. Así, cada uno puede saber o 
resolver individualmente. Darle a la gente soluciones es darles ideologías o reli­
giones. Mejor que cada uno llegue solo y uno sólo puede contribuir con pistas. 
Hay que dar pistas y que cada uno aterrice con ellas lo que tiene volando. 

Borges ciega luciérnaga 
Del laberinto 
Donde vagas fosforescente. 

El problema de Borges fue no haberse casado con la Yourcenar. 

Hemingway me parece inmenso en El viejo y el mar. Un verdadero pescador no 
puede darle la espalda al tirón más grande de su vida.  Pero siempre me pre­
gunto  si un pescador deportivo  es un verdadero pescador.  Porque  en la vida 
real,  si  es  que  tal  cosa  existe,  me  parece  que  míster  Hemingway  terminó 
traspasado  por  la  espada  del  pez  que  "atrapó".  A  veces  hacemos  literaria­
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  O. 

mente  lo  que  vitalmente  dejamos  de  hacer.  ¿Sí  alcanzará?  ¿Fue  suficiente, 
míster Hemingway? ¿O era solamente un cuento? 
Llama la atención que el viejo de Hemingway se lance al mar en una canoa de 
vela cuando el joven Ernest siempre lo hacía en yate. 

El que quiera leer mucho leyendo muy poco, lea poesía. 
El que quiera decir mucho en pocas palabras, escriba poesía. 
Los poetas hacen imágenes que compendian muchas palabras. 

Conocí un sastre llamado Jean Paul 
Incapaz de coser un sueño en su camisa. 

Lo que garantiza la fuerza de un poema es que haya sido necesario. 

Los  poetas  no  inventan  poemas.  Sólo  los ven. 

Los intelectuales temen que su verdad sea mentira. 
Los poetas que su verdad sea verdad. 

Es raro encontrar un crítico de arte cuyos aguaceros mojen. 

Lo que más me gusta del teatro es que forma gente capaz de dejarse poseer 
por una energía extraña sin enloquecerse. 

En el teatro el verdadero escenario es el actor. 

El verdadero arte del actor es vaciarse. Lograr un espacio interior 
desocupado donde pueda aterrizar el personaje que quiere representar. 

Hay músicos para quienes la música no es musa sino moza. 

La buena música es una serpiente 
expresándose mediante una ecuación de sonido. 

Generosa la música, no sé tocarla y ella me toca. 
LA CASTIDAD... 

"El espíritu aún no ha podido hacer casa en el cuerpo".


(Fernando González)

La castidad es el amor de la luz, que toca sin tocar. 

Dejar  de  hacer  el  placer  sería  la  primera  castidad.  Dejar  de  hacer  el  amor. 
Nótese que esto supone haber encontrado con quién,  Dejar de hacer el amor 
es dejar de hacerlo por tenerlo permanentemente. Esta sería la segunda casti­
dad. 

En el mundo de la materia lo que llamamos Deseo, en el mundo del espíritu se 
llamaría Aspiración.  El Deseo aspira a poseer los seres.  La Aspiración desea 
ser poseída por el ser. 

A quién le sirve tu castidad: ¿a Dios o a tu ira con los hombres? 

La castidad es un cambio en. la dirección del orgasmo. 

Castidad es toda forma sensual esquizita. 

El ayuno es a la oralidad lo que la castidad al incesto. 

Decantar la lujuria para obtener lo erótico. Decantar lo erótico para obtener lo 
místico, o sea la sexualidad entre los cuerpos intangibles. 

Pues no quiero ser casto 
Negándole al cuerpo la sensación de su carne, 
Prefiero acariciar con reverencia 
Orar sobre la carne con mis dudas y mis dedos. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

La castidad puede llegar luego de  recoger en el viento la última brizna de la 
flor del tiempo, el último pétalo seco y perfecto entre las hojas del libro que se 
fue escribiendo con los silencios del corazón. 
Puede llegar pero no como algunos la temíamos, no como el aliento mustio de una 
primavera que se muere en los brazos del otoño, ni como un viento frío que se 
congela entre las manos del invierno.  No, lo cierto es que va llegando como el 
recogimiento de algunas flores que se cierran al comprender que eran estrellas. 

LA  FAMILIA... 

"Porque los hombres vivimos juntos, pero cada uno se muere solo...".
(Unamuno)

Actualmente  mi  padre  se  comporta  como  si  la 


sabiduría que nos enseñó no hubiese estado nunca en él. Como si toda su vida 
Hubiese sido un gran esfuerzo por afirmar una normalidad que siempre estaba 
lejos de sentir.  Creo que está regresando al niño asustado de todo el tiempo. 
Como  si  el  hábito  de  la  normalidad  se  le  estuviera  cayendo  a  pedazos  por 
acción de los tiempos. El espíritu del miedo a la pobreza lo persigue por todos 
los rincones. Como si nunca lo hubiese combatido. A lo mejor lo enfrentó con 
la  riqueza y era  la pobreza  el  arma.  Se  ha hecho  difícil  amarlo.  La  imagen 
amada se desdibuja a cada momento para dar paso  a imágenes  desconocidas 
y no propiamente bellas. A veces esas imágenes saltan sobre uno y le hacen 
evidentes  ciertas  intencionalidades  que  siempre  habían  permanecido  en  la 
sutileza.  Saber,  sintiendo y viendo,  que  nuestro padre  real y profundo  es un 
desconocido  incluso  para  él  mismo,  es  un  saber  obsceno.  Golpea.  Habla  de 
muchas transacciones y pocas batallas. Exuda dolor. Se erige como espejo de 
una fuerza herida desde hace mucho tiempo. Me siento obsceno por mirar el 
dolor de mi padre pero, ¿dónde tendría para mí la oscuridad más luz que en el 
espejo  de  mi  padre?  Dónde  podría  comprender  mejor  la  necesidad  de  un 
cuchillo de fuego para la fuerza herida, sino en el último desgarrón. Ahora él 
es un campo  de batalla.  Sus armas,  sus armaduras le han sido  arrebatadas 
implacablemente por la vida.  Está desnudo. Nadie puede cambiar su  medida. 
Soy espectador de mi padre. Sólo puedo amarlo. Somos la misma herida. Dos 
imágenes de la  misma herida.  Es obsceno  mirar el  dolor del  padre  como un 
mapa.  Pero es la ley del  gran espejo.  Ruego al Padre por la paz de mi padre. 
Doy gracias a mi padre por haberme legado la  necesidad del combate. 

Mi familia es un triángulo con un lado permanentemente deshabitado. 

Mi padre es panadero y no sabe hacer pan. 
Mi hermana es traductora y no sabe que las palabras tienen espíritu. 
¿Qué será lo que soy y no sé? 

Un autista sería una forma excesiva que no deja salir la energía. 
Un mongólico sería una forma deficiente incapaz de contener la energía. 
Un autista o un mongólico serían, en último término, una notificación perento­
ria de la naturaleza a la familia, de que la tara ha llegado al límite. 

Los mongolos no son un castigo, más bien, la última sonrisa del corazón mori­
bundo de la familia. 

Marta Cecilia era París y el Campestre 
Luz Fanny la India y Sonsón 
Medellín Luz Miriam. 

Creo  que  hasta  hoy  la  familia  no  ha  sido  la  base  de  la  sociedad 
sino  de  la  masa. 

Para papá Para papá 
Yo sé que Beethoven te gustaba, igual que el whisky, el golf, y el mar. Siempre 
deseaste que lo mejor para ti, fuera lo mejor para mí. Hasta pocos días antes 
de morirte, cuando captaste que lo mejor para mí podría no ser lo mejor para 
ti y continuar siendo lo mejor para mí. Fue cuando sentí que me amabas. Por 
eso no lloré tu muerte más de lo indispensable, pues también entendí, al saber 
que me amabas, que ya no importaba que estuvieras aquí. 
■  ■  ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

Para mi familia fue ridicula mi lucidez. Ahora sé que puedo lucir  ridículo. 

Las familias de rancio abolengo deberían  preocuparse más por lo rancio que 
por el abolengo. A fin de cuentas, rancio es lo que está a punto de podrirse. 

A mi madre le bastaba con que yo no fuera yo. 
Mi padre necesitaba que yo fuera él. 

Lo que mi madre hubiera podido amarme 
Menos los que me amó realmente 
Es igual a lo que a­morosamente 
Mi madre me quedó debiendo. 

Hacían barricadas con sus hijos 
Para defenderse de la revolución 
Interior. 

Cuando tu madre no te conecta a tu corazón, te devora con el cerebro. 

La máxima comodidad al menor costo 
¿Es capitalismo o madre? 

Todos los padres desean secretamente que sus hijos conviertan la ira en amor. 
O sea la tara en salud. Y esta es la idea correcta. En los procesos evolutivos 
todo aporte cubre una falta. Y toda falta de  aporte  aumenta la necesidad del 
aporte. Por esto los padres nunca se equivocan. Siempre será el hijo el respon­
sable.  Por ser  el  depositario.  El  último  de  la  cadena.  La  fuerza  que  puede 
enfrentar la muerte personal. Los que llevan a las familias a su destrucción son 
los padres. Los que permiten que los padres destruyan la familia son los hijos. 
Argumentar en contrario sería una nueva pataleta de las que han impedido a 
los hijos convertir en amor la ira. 

Hay pueblos  que  por  extrañas  circunstancias  históricas  se  hacen  dueños  de 
paradojas especiales. En Antioquia, por ejemplo, uno nace católico, pero si se 
convierte al  cristianismo, puede llegar a ofender profundamente los sentimien­
tos judíos de su padre. 

Generalmente las madres no ven a sus hijos: los suponen. 

A veces uno odia al padre porque no resolvió lo que uno tampoco. 

Dijo el poeta:  "Siquiera se murieron los abuelos...". Se equivoca el poeta. Los 
abuelos  no han  muerto porque  no  los  han  dejado  morir y,  por lo  mismo,  los 
nietos no han podido nacer. 

Los esposos antioqueños tienen amantes porque es la única posesión de la que 
sus esposas no pueden disponer. 

Con los hijos repetimos todas las películas de las que nos hemos salido. 

Embarazo sin sexo 
Es madre que olvida su hembra, 
Futura mujer no deseable; 
Es hijo de padre ausente 
Cónyuge futuro de su madre; 
Es exposo, expadre y examante, 
Un extraño para sí mismo y los demás. 

Es muy raro ver un pariente parirse. 

La esencia de Cupido: la concupiscencia. Según los juristas vaticanos el matri­
monio es el remedio­contra la concupiscencia,  que dicho sea de paso, no sabía 
que fuese una patología pero, bueno, lo que me ocupa no es el asunto de que 
ellos  consideren  las  sanas  actividades  de  Cupido  como  una  enfermedad,  más 
bien me interesa aclararle a los aficionados que más que el remedio, el matri­
monio es la eutanasia. 
De cualquier manera, doctores tiene la Santa Madre Iglesia y casos se han visto 
de gente sana que murió pese a los esfuerzos de los doctores por curarlos. 
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

Cuidaban en los otros los miedos propios, los llamaban familia. 

El incesto es honesto 
Sin la carne 
Por supuesto. 

LOS PENSAMIENTOS... 

"Lo que hemos cogido, lo hemos tirado.


Lo que no hemos cogido,
Lo llevamos siempre con nosotros". (Un pescador zen)

El  universo  es  un espacio  mágico donde  el infinito reduce  su  velocidad para 


ser conocido por las conciencias que han logrado ser. 

Si  quieres  detener  el  tiempo,  reduce  tu  espacio  a  un  punto  o  crúzalo  a  la 
velocidad de la luz. 

El espacio­tiempo es la dimensión donde Dios construye la conciencia que le 
permitirá conocer su infinitud­eterna. 

El tiempo es una forma de concentrar la eternidad. 
El espacio es una forma de concentrar el infinito. 

Cuando una conciencia sea capaz de percibir y reflejar instantáneamente todos 
los fenómenos del espacio­tiempo, estará lista para percibir y reflejar todos los 
mundos del infinito­eterno. 

La vagancia es una yoga del tiempo. 

Entre la revelación del ser y la velocidad del tiempo hay una relación. Vagad y 
lo comprobaréis. 
Da  la  impresión  de  que  la  ciencia confunde  lo  que Es con lo  que  puede  ser 
conocido. Así, el ser sería lo que la ciencia logre ver, aunque el ser siga siendo 
a pesar de que la ciencia no lo vea. Y la miopía, actualmente, está siendo ope­
rada con éxito por la ciencia. 

Creo que el primer servicio que nos puede prestar el ascetismo es permitir que 
podamos ver en toda su desnudez  nuestra  cólera  interior.  Todos los placeres, 
comodidades y acompañamientos son en el fondo paliativos que nos permiten 
mantener nuestra cólera en un nivel manejable que denominamos cordura. 
La medusa griega es la cólera de cada uno. Cuando la tienes te vuelves piedra. 
Te pierdes  en ti  mismo,  No  logras  salir  de  ti  mismo.  No puedes  amar.  Eres 
piedra. 
La  cólera  nació  con la  creación.  Cuando  el  hombre  perdió  su unidad con  el 
infinito y quedó confinado en la necesidad.  La cólera se recrea en cada parto, 
cuando el nacido pierde su unidad con el inconsciente y queda atrapado en el 
consciente. 
La cólera es producto de la división y aumenta con la ausencia de una actitud 
conciliadora entre los opuestos. 

Deberíamos  tener  en  nuestras  vidas  un  tiempo  para  aceptar  las  visitas  del 
dolor.  Un tiempo  para  la  alquimia  del  dolor.  El  proceso  de  borrar las  viejas 
memorias y fijar los nuevos conocimientos. Los que permiten la mutación. 

La célula es la información viva de cómo la vida física y psíquica cambia y se 
perpetúa.  Ella  nos  muestra  la  esquizofrenia  como  estrategia  de  mutación. 
División­conciliación­división.  En  cada  nueva  conciliación  un  aumento  de  la 
información que determina la necesidad de otro estado que corresponda a esa 
información. En síntesis: todo aumento de conciencia determina un cambio en 
la estructura que habita. 

A cada rato se escapan heridas del combate interior. Van buscando la herida 
externa  que  les  corresponde.  Imágenes  buscando  espejo.  Para  verse.  En  el 
otro.  En  el  dolor del  otro.  Reflejo  del  propio.  Inquilino  de  la  noche  hasta  el 
amanecer  del  amor.  Emoción  difícil  que  nos  hace  permanecer  donde 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

quisiéramos  desaparecer.  Recogiendo  heridas.  Que  nos  corresponden.  Desde 


siempre y hasta el alivio de la herida interior, suya, mía. 

A veces me invade la sensación  de que la vida que estoy viviendo es definiti­
va para resolver una especie de acertijo inmemorial. Como si fuera ahora cuan­
do se va a definir un peligroso juego que ha durado miles de años. Algo que va 
de no tener ojos a tener siete como el cordero del Apocalipsis. Algo que va del 
ciego adolorido y asustado a la visión gozosa y asombrada. 

El error es necesario puesto  que  ocurre.  ¿Podrá afirmársele  error a lo nece­


sario?  ¿Podrá nombrarse lo necesario como error?  ¿Puede pensarse el error 
como el noticiero clandestino de nosotros mismos? ¿No será el error la pieza 
del rompecabezas que queremos ignorar? ¿No será información que surge vio­
lentamente,  sin  armonía,  por  fuera  de  nuestros  canales  oficiales,  los  cuales 
hemos cerrado?  ¿Sí será el error tan error?  Peor aún,  ¿no será realmente el 
error la incapacidad de interpretar los  "errores"? 
El viejo Freud no era ningún bobo. 

La historia no tiene leyes sino problemas que se repiten porque nunca han sido 
resueltos. Esta persistencia da una apariencia de constantes en la historia que 
parece permitir su formulación como leyes. Quizá la única ley de la historia sea 
la  de  su  repetición,  mientras  el  hombre  no  resuelva  los  conflictos  que  la 
constituyen. 

Existe una rara manera de enseñar sin enseñar. Se trata de mostrar al aprendiz 
cosas que le hagan creer y a continuación cosas que le hagan desconfiar de lo 
que creyó. Así logra lo más importante del aprendizaje: que el aprendiz decida. 

Una estructura social es reflejo de la estructura psíquica de sus asociados. Por 
esto  cualquier ciudadano puede  cambiar la estructura de  la  sociedad en  que 
vive, modificando la propia. 

Lanzamos  ciertas  flechas  sin  sospechar  que  atravesarán  nuestro  corazón 


rumbo a su destino. 
La física sería el intento de encontrar al ser en la lógica del universo. 

Un guerrero no puede ser sitiado porque no tiene  posesiones personales qué 
defender. 

En realidad lo que los contratos regulan o tratan  de regular en el fondo es la 
rapiña. Siendo un intercambio de tallones y placeres, las partes siempre están 
tentadas de apropiarse el placer y eludir el tallón o precio, convencidas de que 
el  no pago  dobla el  placer o  prestación,  con lo  cual  han hecho un magnífico 
negocio, que además es de ,1o que se trata, si el otro se deja, pero como el otro 
para no dejarse consigue un abogado, entonces los contratos en el fondo... 

Todo  primer  pecado  estrena una  sensación  que  nos  puede  capturar  en  la 
intrincada telaraña del pezón, ese ancestro milenario del tetero. 
Cuando quedamos prisioneros en la telaraña,  se dice de nosotros que hemos 
tenido un tro­pezón. 
Edipo y Ulises tuvieron en común una vida llena de tropezones. 

El  pecado  es  un  acto  de  honradez  en. cuanto  manifiesta  las  sensaciones 
oscuras y es un acto de iluminación en cuanto nos permite verlas. 
Repetirlo  sin  ninguna  intención  de  verlo  es  negarle  a  la sensación oscura su 
posibilidad de emoción luminosa. 

Sólo muy pocos han dejado de creer que la ideología y las algas nos salvarán 
del odio y el hambre. 

Un  buen  pecador es  el  que  peca  hasta  no  soportarse  a  sí mismo.  Entonces 
cambia. 

Si somos del camino 
Vamos al manzano 
Si somos del camino 
Volvamos al camino. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

Una buena mujer rica manejando la abundancia  tiene, paralelamente, los mis­
mos problemas que una buena mujer pobre manejando la escasez. La una sufre 
por conseguir lo que falta y la otra porque no se dañe lo que sobra. Ambas sien­
ten que carencia y desperdicio podrían  amarse y dar a luz el pan nuestro de 
cada día. 

Carezco de un plan rentable para mi vida. Quizás ahora pueda vivir al día. 

No  creo  que la pobreza salve o que  la  riqueza  condene.  Salva la pobreza al 


pobre que percibe en ella su riqueza. Condena la riqueza al rico que ignora en 
ella su pobreza. 

Sólo sé que viajo por el misterio. ¡Mentira! Sólo sé que estoy intentando comen­
zar el viaje por el misterio. Vergonzosamente he descubierto que aún no tengo 
la fe requerida. 

La  marihuana  es  peligrosa  porque: 


1  Vuelve evidente lo latente haciéndolo ineludible. 
2  Muestra cómo nos volvimos expertos en eludir lo inevitable. 
3  Enseña a mirar lo que hemos aprendido a no ver. 
4  Contiene una sabiduría que ayuda a revelarse. 

Cuando me separé de la esposa y la muchacha, emprendí un viaje hacia el cen­
tro de mí mismo. Siendo mi centro, no pensé que quedara tan lejos. Extraño 
es, que a veces, percibo el asunto como un vuelo de regreso. Vuelo porque una 
vez que se inicia el camino, queda uno como en el aire. Regreso, porque vuelve 
uno a pillarse las cosas como cuando niño. Además, si tengo un centro, mi pe­
riferia de hoy sólo pudo ser originada por ese centro. Ergo Ulises Odiseo puede 
ser,  además de  un hermoso cuento,  un invaluable mapa del  regreso  al lugar 
donde  se  teje  desteje  el  tejemaneje:  Itaca,  posteriormente  conocida  como 
Jerusalem,  ciudad  donde  termina la  odisea  de  Jesús,  quien  con  su  viaje  nos 
deja, quizás,  el mapa  definitivo, al menos,  en lo que respecta  a la salida  del 
espacio­tiempo. 
La virtud se comprende pecando 
La fe dudando y los procesos 
Interrumpiéndolos. 

Es más honesto declararse la guerra a sí mismo que a la sociedad en que se 
vive. A fin de cuentas, nada malo hay en ella que no esté en uno. Lo que desee 
cambiarle lo debo cambiar en mí y, si no lo logro, pierdo el derecho de pedirle 
a los demás que lo cambien en ellos. 

¿Desconfiar de todo para que nada me mate, o dolarme matar de todo para no 
desconfiar de nada? 

Si el tiempo que nos pasamos lloriqueando porque la vida no tiene sentido, lo 
gastáramos en encontrárselo, a lo mejor... 

¿Será el olvido la dulce muerte de lo que no nos corresponde? 

Como Tiresias a Edipo, Juan Bautista a Herodías le precisa que vive en inces­
to. Edipo ciega sus ojos para no ver. Herodías cierra los ojos de Juan para que 
no vea. 
Para Edipo, Antígona fue luz y guía; para Juan, Salomé fue oscuridad y muerte. 

Es posible  que  ciertos actos de  cortesía de los varones para con las mujeres 


sean un ritual erótico inconsciente. Así podemos notar que el acto por el cual 
un caballero se levanta en presencia de una dama contiene toda la estructura 
de una erección. 

Sospecho  que  la mayoría de los hombres no luchan por su destino,  sino que 


más bien  se limitan a ignorarlo; 

Prefiero urna energía desorganizada a una organizada falta de energía. 

Me puse en marcha porque hay jornadas que deben cumplirse para no dejar 
incompleta la vida. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

Yo deseo asistir en mi bosque a las bodas de la roca y el hongo. Que sólidos ojos 
sean sus hijos. Pupilas para el gran chamán ciego. 

La luz es sombra para la oscuridad y ésta también tiene inquisidores, así que no 
os extrañe sufrir persecuciones si lleváis en vosotros la sombra de la sombra. 

No creo en revoluciones hechas por matones. 

Todos cayeron por el mismo precipicio y sólo algunos aprendieron a volar antes 
de llegar al suelo. 

Que las cosas adquieran su propio tamaño y no el que yo les quiera dar. 

Miguel Jackson pieleó con su negra piel 
Y blanquiándola la negrió. 
¡Oh Miguel! ¿Cuál será el destino de los asesinos de su propia piel? 

El miedo imperante en una estructura 
es equivalente al desequilibrio que la afecta. 

Puede que aún no sea otro, 
pero sí un poco menos el mismo. 

¿No has notado que somos un espacio donde la vida se muere de hambre? 

Estamos en guerra porque tus liturgias invadieron mis ritos... 
y yo me irrito. 

Nos  suceden  cosas  distintas  a  las  que  deseamos  porque  nos  suceden  cosas 
iguales a lo que somos. 

Para el moralista, hechos y palabras sólo generan consecuencias cuando violan 
la norma. Parece creer que la vida descodificada admite cualquier tipo de vio­
lencia,  verbal  o  fáctica,  en  razón  de  no  estar  incorporada  a  su  sistema 
El encantador de serpientes es la vaga imagen de una antigua y deseada ver­
dad:  que el sonido del verbo sea el que haga danzar el  tremendo poder de la 
serpiente. 

Hay  personas  para  quienes  sólo  existe 


aquello  que  pueden  golpear. 

Comprendía perfectamente la teoría, lo que se le escapaba era el por qué no 
podía ponerla en práctica. 

El único lugar desconocido para los socios de un club social es el mundo. 

Sólo podré dejar de fumar cuando asuma mi verdadero Yang.  O sea que dejar 
de fumar es muy difícil, pues casi tendría uno que resolver la vida, para poder 
hacerlo. ¡Nada! 

Cuando una sociedad se pone de acuerdo para matar a alguien, es porque ge­
neralmente  ese  alguien  representa  una  pregunta  que  dicha sociedad  es  inca­
paz de contestar. 

La ira  es  el  vehículo  mediante  el  cual  escupimos como  odio  el dolor que  no 
pudimos aceptar. 

La H no suena, es silenciosa. 
Pero quítele la H a chulo y entenderá los sonidos del silencio. 

Los brujos usan máscaras 
para que las energías invocadas no los reconozcan. 

Al que pelea con su cuerpo, éste le queda sirviendo exclusivamente para trans­
portar la cabeza. 

Las ideas existen sin mí ­yo las expreso, pero no las hago existir­ quizá com­
pleto su existencia expresándolas. 
■ ■  ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

La represión es una paradoja del olvido:  tú olvidas lo reprimido pero lo repri­
mido no te olvida a ti. 

A la vejez llegas cuando pierdes las ganas de celebrar tus propios chistes y de 
alabar tus propias guerras. 
Cuando te invade una sutil distancia con el entorno y puedes amar sin sofocar. 
Cuando esperas y toleras porque sabes que siendo muy posible que el amor esté 
germinando en el mundo, es muy Improbable que ya esté establecido en él. 
En fin, a lo mejor comprender la vejez dependa de entender que la vida puede 
ser hermosa sin aspavientos. 

¿Para  qué  quiere visiones  el  hombre  cuya  vida  es  una  visión? 

Nadie puede ser honrado, si no se honra a sí mismo. 
Honrarse es darse el honor de ser uno mismo. 
Y ser honrado es ser uno mismo, afuera. 

La vida no es un problema para ser resuelto, sino un misterio para ser vivido. 

Sólo quien está dispuesto a escuchar su corazón, verá las visiones del tambor. 

Esterilizamos el  conocimiento  dejando  de  vivirlo y la vivencia negándonos  a 


verla. 

Es importante saber que el otro tiene la razón, pero es más importante saber 
por qué no la tengo yo. 

El guardián del umbral es cualquier miedo que te impida pasar a otra dimen­
sión de ti mismo. 

Yo soy hijo de la cabeza de González y el corazón de Epifanio. Igual a ellos no 
pertenezco a nadie y como ellos a todo pertenezco. 
Creo  en  el  gerundio  de  González  porque sé  cuán  lejos  estamos  del  presente 
perfecto. 
Admiro a Epifanio por lanzarse al río Medellín para  iniciarse en la locura con 
impecabilidad  simbólica. 
Comparto con los dos, que el viaje de la vida puede hacerse a pie o sentado en 
el taburete del manicomio. 

Dos pesadillas ha tenido Antioquia, ambas procedentes de Envigado. 
La de González denunciando la oscuridad y la de Pablo concretándola. 

Es hora de abandonar las cosas por las que vivimos y conquistar las cosas por 
las que estamos dispuestos a morir. 

Busca una mujer que energéticamente te produzca erecciones enérgicas y ver­
balmente intuiciones profundas. 

Nos  sobró  cerebro  para  llegar  a  la  luna  y  nos  falló  corazón  para  mantener 
limpios nuestros ríos. 

Se puede pensar lo que se siente y la palabra que expresa lo sentido es verdad. 
Se puede sentir lo que se piensa y la acción que expresa lo pensado es verbo 
conjugado. 

Los violentos son muy sensibles para sus propios velorios, 
como insensibles son para los velorios que ellos fabrican. 

El autoconocimiento no consiste en conocerse uno, 
sino en lograr que los dos que hay en mí,  se conozcan entre sí. 

La medicina ya no puede limitarse a curar síntomas. 
Debe hacer conciencia sobre lo que los origina. 

Aceptar los dolores y placeres  de  la vida,  completa la  vida.  Negarlos  la  des­


garra.  Cuando eludo lo que me duele o me place, la herida externa que pre­
tendo  evitar  con  ello,  se  hace  interna,  inevitablemente.  Experiencia  que 
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D . 

ocurrida no acepto, o deseada no asumo,  recae compensatoriamente sobre el 
cuerpo como enfermedad, o accidente. 

Sujetos con voluntad de poder y sin  voluntad de saber son sujetos con deseos 
de civilización y sin ganas de cultura. 

Hay personas que llamadas a ser lúcidas 
se contentan con ser inteligentes. 

Nunca hagas una oferta que no estés dispuesto a aceptar. 

Además de teológica, por ser agradable a los ojos de Dios, la humildad es una 
virtud metodológica, pues hacernos pequeños permite que se vea grande lo que 
nos rodea. 

No es la falta de Academia lo que nos hace ignorantes, es más bien la falta de 
reconocimiento del conocimiento en nuestra sangre, lo que ignorantes nos 
hace. 

Lo  importante  en  mi vida  no  ha  sido el  logro, 


sino  la  indagación  de  la  dificultad  para  lograr. 

Un placer alegre sólo es posible con un instinto amoroso. 

Acechar es ver el interno en el entorno y soñar es ver el entorno en el interno. 

El arte  de  acechar sería el arte  de  observar cómo  mueve  el espíritu  nuestro 


entorno para que se reproduzcan en él  nuestros procesos internos. 

En todas las profesiones sirve la buena voluntad, en el humorismo no. 

Uno tiene que aprender a dormir con el miedo que le produce insomnio. 

Hay que asumirse todos los días para llegar a pertenecerse algún día. 
Si uno lograra  darle  más o menos importancia a  todas las cosas,  disminuiría 
notablemente la tasa de sobresaltos. 

Es muy difícil pretender que el corazón no duela  porque  uno tenga muy bue­


nas razones para que no lo haga. 

Un  grave  problema  de  nuestra  sexualidad  radica  en  que  nuestras  fantasías 
eróticas satisfacen carencias y no  apetencias.  Es  una  sexualidad de  abando­
nados, donde lo primordial es lo que faltó y lo olvidado es lo que se tiene. 

No sé qué es la verdad, pero sí sé que mis mentiras están cargadas de señales 
que apuntan a ella. 

Y seguimos creyendo que amar es matar al otro con los actos para resucitarlo 
con las palabras. 

La historia es la suma total de todo lo que habría podido evitarse. Obviamente 
esto lo sabemos luego de haber sido incapaces de evitarlo. Y está bien que haya 
sucedido todo lo evitable, pues era inevitable para  los hombres a los que les 
sucedió, dado que su estado evolutivo apenas alcanzaba para lo sucedido. 

Yo no sé dónde he llegado, pero sí sé dónde no me quedé. 

Mientras  los  hindúes  creen  que  meditar  es ver  las  cosas  internas 
adentro,  algunos  occidentales  pensamos  que  meditar  es  ver  las 
cosas  internas,  afuera. 

La carne se siente tan incómoda en la cabeza como el espíritu en el culo.  Lo 
primero, sublimación. Lo segundo, represión. 

Vida  interior 
Tener una vida interna no significa vivir separado del mundo exterior. Significa 
más bien, que sólo sean de recibo los hechos externos que percibimos conec­
■ ■  ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

tados con lo interno y las acciones que realizamos impulsados por lo interno. 
Mirada así, la vida interior es la vivida como una conexión de lo interno con lo 
externo, o sencillamente aquella en la cual  le damos validez a lo externo sólo 
cuando conecta con lo interno o se origina en él. 

Yo no vine a traer la paz sino la espada que divide lo que no multiplica, dife­
rencia lo indiferenciado, separa lo apegado, distingue lo confundido, y mata la 
muerte. 
¡Qué vaina si la envainas! 

No me cuidés la vida porque ya la viví, cuidame la muerte porque es la que me 
falta por vivir. 

Y si uno entiende que el placer es tan cortico, ¿por qué el dolor tiene que ser 
más largo? 

Vos tirás mucho paraíso para evitar el sudor que aparece mucho más abajo de 
la frente. 

Y hay quienes hacen de todo para no hacer nada de lo que hay que 
hacer. 

Yo desconfío de lo que me arregla la vida y se jode si se va la luz. 

Querida  Salomé,  no  me  importaría  poner  mi  cabeza  en  tu  bandeja,  si  la 
escucharas para dejar de ser pendeja. 

Dame todo lo que temes que te reciba para poderte recibir todo lo que temes 
entregarme. 

La paradoja de la evolución es que lo que hace dos mil años era correcto, ahora 
no lo es y sin embargo, sigue siendo correcto. 
Por lo tanto nosotros ahora somos los perfectos correctos que mañana seremos 
los güebones perfectos. 
La ciencia es la magia de la cabeza y la magia es la ciencia del cuerpo. 

Si todos no fuéramos verdugos al servicio de la divinidad, ¿quién le causaría al 
prójimo las muertes que tanto necesita? 
Los verdaderos maestros son verdugos virtuosos. 
Los  cabrones  son  verdugos  chambones.  Producen  dolor  innecesario. 
¿Innecesario? 

Siempre hay algo que uno  deja para  después:  el pedacito de  uno mismo que 


necesita ser cambiado... después. Esto ayuda a comprender nuestros trabajos 
incompletos. 

Si se pone la verdad en las manos de un par de opuestos, rápidamente alguien 
empezará a matar en nombre de la verdad. Creo que la inquisición es un buen 
ejemplo de ello. 

El  único  que  puede  acercarse  al  placer  sin  peligro  es  el  capaz  de 
dolor.  Y  éste  siempre  trata  de  situarse  a  igual  distancia  de 
ambos. 

Se confunde lo que es con lo que puede ser conocido. Se reduce el infinito a la 
limitación de la criatura. El ser sería lo que la criatura logra ver. Se le niega lo 
que la criatura no ve. 

Omnisciencia es saber todo sin distinguir nada 
Ciencia  es distinguir todo sin saber nada 
Conciencia es un saber distinguido. 

Le dio un beso a su dolor y le dolió menos. 

A veces en nombre de la humildad 
Se nos pide complicidad con el guerrero 
Que confunde los desfiles con las batallas. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  O. 

Cuando dejó que la vida le sucediera comenzó a ser como era. 

El rumbo es cosa del viento, decía la veleta más anciana. 

Lo  que  la  normatividad  pretende  es  construir  una  normalidad  basada  en  la 
represión de la naturalidad. 

Creo  que  actualmente  la  luz  que  creemos  tener  no  es  la  ver­
dadera,  es  la  interpretación  que  sobre  la  luz.  nos  vendió  la 
oscuridad. 

Ando como revelado. A lo que no le vea verdad le paso de largo. 

Los ejecutivos venden sus mentes 
y los intelectuales ponen con ellas negocio propio. 

El uno es un punto que no sabe cuál es el punto 
Aunque siempre imagina estar a punto de saberlo 
Y así es uno. 

Es difícil encontrar gente que mire fijamente a ninguna parte. 

Deja que el espejo te hable 
y luego crúzalo caminando detrás de lo que escuchas. 

La lógica es la inteligencia de la razón y la astucia 
es la inteligencia de la sensación. 

Raro es que la perfección viva casi toda su vida en el error. 

Acude a lo indio de tu sangre para vivir el tiempo del jaguar. 

El único dolor que un hombre tiene derecho a causar es el que resulte de ser 
fiel a sí mismo. 
Ser  digno  es  reunir  las, condiciones  necesarias  para  entrar  en  contacto  con 
cualquier cosa. 

Lo  que  realmente  debería  interesarnos  del  diablo  no  es  lo  que 
ofrece,  sino  lo  que  sabe  acerca  de  nosotros  y  que  le  permite 
vendernos  toda  su  mercancía. 

No hay que ir. Basta con dejarnos llegar. 

LAS  HIJAS... 

"No limpies mi camino, me lo borrarías". (Suzuki)

A  Melissa 
Para recordarle que su nombre viene de la miel. 
A Manuela 
Para recordarle que su nombre viene de Emmanuel. 

Manuela sabe de mi corazón. 
Melissa de mi cerebro. 
Para que sepan mi totalidad 
Melissa tendrá que contarle 
A Manuela el cuento que se 
Sabe. Igual Manuela. 
Muchachas hermosas, si quieren 
Saber quién era su  padre 
Tendrán que ser hermanas. 

Que mis hijas estudien lo que quieran aunque eso no sea lo que deben saber. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

Lo único que puedo ofrecerle a mis hijas son los paisajes de mis caminos. 

...Cuidadosamente el mago extrajo del corazón de la gota un destello de estrel­
la. Lo depositó suavemente en la mirada de Melissa y le dijo:  "En adelante tus 
ojos serán una ventana al infinito. Observa pacientemente y algún día te verás 
pasar más brillante que el sol.  Salúdate con alegría. Abre tus puertas y salta 
por la ventana". 

Papi, ¿se puede contar una historia sumando pájaros? 
(Melissa en un sueño) 

Melissa 
Melissa no nació. Simplemente invadió la tierra y se la fue apropiando a golpes 
de imagen y sonido. 
Con sus modos y lenguajes recreaba a los seres que penetraban su atmósfera. 
Así, el perro según Melissa fue un nuevo perrotipo. 
Le gustaba hacer y vestir combinaciones. 
Melissa no nació. Pero a través de ella sí volvió a nacer el universo. Y presen­
ciar este tipo de cosas lo parte en dos a uno. 
Melissa ventana. Melissa espejo. Melissa lila. Melissa narcótico. Melissa dolor. 
Melissa  sola.  Melissa  vino.  Melissa  fuego.  Melissa  bruja.  Melissa  guerrera. 
Muchacha dulce. 

Noviembre 2 del 86: 
Voy al circo con Melissa y Mini. Sueltan unas palomas y una de ellas al volar 
sobre  nosotros  deja  caer  una  pluma  blanca  que  desciende  sobre  mi  mano. 
Pacto del aire. 

Melissa 
Por todos los poros 
Ojos ciegos de la piel 
Que te miran sin una palabra 
Como si fueras nueva luego de seis años de mirarnos. 
Percibo tus ojos soportando incómodos 
El escrutinio de mi amor particular por ti 
Sustancia de la sustancia tantas veces indagada 
Ahora con la mirada 
Te hago la misma vieja pregunta 
Y en el viaje de tus ojos 
Por los míos 
Espero descubras el paisaje secreto de tu padre. 

Melissa 
Algo que siempre me asombrará de Melissa es que a los 4 años descubrió el 
pecado original, se percató solita de que en ella había una bruja mala como la 
del mago de Oz. Me pareció que en el conocimiento de sí misma Melissa iba 
más lejos  que la  mayoría  de  adultos que conozco.  Por esos mismos días,  un 
niño de 3 años señaló a Melissa a su madre y le dijo: "Ella es energía". El niño 
se llamaba Faro. Estoy seguro de que por ese tiempo Melissa supo que ella era 
doble: un universo compuesto de luz y oscuridad. Ojalá el señor Dios y la seño­
ra  Diosa  le  permitan  conservar  la  destreza  con  la  que  percibió  sus  compo­
nentes, para conciliarios. 

He notado que lo que más le incomoda a Melissa es la lucidez. 
En esto es igual  a la madre.  Saben  que lucidez es claridad y que ésta obliga. 
Que lo que es claro es ineludible y por tanto muy duro cuando lo que deseamos 
es diferente a lo que la claridad nos muestra. Salomé y Herodías le cortaron la 
cabeza a una claridad masculina que no soportaron. 

La Melissa mía de seis primaveras 
Fundía el plomo con vueltacanelas. 

Pequeño  refresco 
29  de  diciembre  de  1987.  Melissa  cierra  su  primer  ciclo  de  7  años.  Feliz 
cumpleaños muchacha amada. 
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

Poemita para Melissa: 
Siete años buscándonos en el reflejo del espejo 
Y como el sol y la luna 
Encontrándonos en un rayo de luz. 

Deseo para Melissa: 
Que el uso de razón no te lleve al desuso de la sensación. 

Melissa mi Eros 
Manuela mi Logos 
Hermanas medias son Melissa y Manuela. 

El karma de Melissa: Meli$$a. 

Melissa 
Que creces 
A escondidas 
De tu padre. 

Manuelita 
Tan pronto naciste, guardafaro me hice 
Sin saber si cuidarte o darte custodia 
Como al primer fuego que tuvo el hombre. 
Algunas veces y cada vez más a menudo 
Brota de ti algo dulce y luminoso, 
Como una señal intermitente, 
Parecida a los guiños de una estrella, 
De aquellas que guían a los navegantes 
Por las radiantes aguas de la noche verdadera. 
Espero impedir siempre que tu luz se apague 
Y siempre conseguir que tu luz crezca 
Como faro estelar entre dos mundos. 
Sol soledlo 
Cocuyo Manuelita 
Brisa cargada de viento, 
Primera sonrisa que atrabesó mi corazón. 

Manuelita 
Primavera interminable 
Polen de la rosa azul 
Eco del canto inicial 
Dibujo secreto en las alas de la mariposa. 

Manuela  se  fue  a la India  a pasear por su  Dhanna y nació en  Colombia para 


conocer su Karma. 

LA  LOCURA... 

"Fe es entrar en el abismo". (San Juan de la Cruz)

Locura maluca: 
sumergirse en la totalidad dividido. 
Locura cuerda: 
sumergirse en la totalidad unificado. 

Loco es el que se va para la tierra prometida a construir su casa en el aire. 

Es raro. Me fui en enero. 
No regresé nunca, y sin embargo estoy aquí desde abril. 

Un cuerdo es un loco desnutrido. 

Buena  prensa  será  la  que  muestre  la  locura  existente,  en  la  cordura  de  la 
sociedad  que  informa. 
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

Un hombre loco de verdad es 
Zafado a tiempo 
Zafado un tiempo 
Zafado del tiempo. 

El delirio es un sonido lúcido como de liras. 

La esquizofrenia es incurable porque no es una enfermedad. Siendo la puerta 
del cielo o del infierno, lo que no tiene remedio es cruzarla. 
Más que una puerta la esquizofrenia es un largo zaguán. 

Un perro me enseñó el secreto de la mirada del loco: asusta porque es muda. 
No dice nada y por eso todo cabe en ella. Es una bomba de tiempo que no se 
sabe si estallará en un beso o en una dentellada. 

Santo es el que se chifla esquizitamente. 

No  se  sabe  qué  es  más  difícil:  si  cruzar  la  frontera  de  ida  o  de 
regreso. 

La locura no duerme, sueña. 

Locos... todos 
Que lo sepan... pocos 
Y estos, por lo general, se dedican a la psicología, 
Pues comprenden que poner la locura propia 
En manos ajenas, enajena. 

Yo convoco a quien conozca 
Mi latitud y mi longitud 
¿Acaso al loco sin longitud ni latitud? 
Yo convoco a quien conozca 
La latente actitud de mi corazón 
La longitud de mi actitud. 
Yo no pretendo curar a nadie de su locura. Sólo aspiro a que se la apropie. 

Un  loco  cuerdo  es  el  que  tiene  el  dinero  del  neurótico  y  el  tiem­
po  del  psicótico. 

Esquizitofrenia 
No  tenemos  que  morir  porque  un  lado  nuestro  mate  al  otro,  ni  enloquecer 
porque lo ignore. Es origen de toda muerte y locura pretender resolver la total­
idad en una mitad de la misma. Es muy tonto creer que lo revelador puede vivir 
sin lo revelable. Ingenuo pensar que la luna pueda iluminar la noche sin el sol 
y el sol sin la luna pueda con la noche conversar, pues escrito está que el sol 
prende la luna y la luna se solprende.  Día y noche tenemos y juntos la tierra 
son. Significado y sentido somos y unidos la verdad consiguen. Forma y ser nos 
constituyen y ligados nos manifiestan. Nada hay en este mundo que no sea de 
a dos. Desde lo tragicómico hasta lo Jesucrístico. Siempre un Uno compuesto 
de Dos, los cuales por separado consideran ser el todo. 
No abundemos más en lo que podemos resumir diciendo que en cualquier lugar 
y en todo tiempo, el odio entre opuestos complementarios engendra la división 
de  la  polaridad y  ésta  es  el  símbolo  básico  que  señala  el  comienzo  del  viaje 
hacia la locura furiosa cuyo único remedio se encuentra en el amor. 

Todo  aspirante  a  psicólogo  debe  acreditar  presentimientos  de  locura  y  los 


miedos consiguientes. 

La esquizofrenia es una puerta de entrada y de salida de la  misma 
trampa. 

Un  esquizofrénico  es una  persona  que  tiene  la  verdad  guardada  en  una  caja 
fuerte cuya clave se le perdió. 

Cada vez me parece más clara la chifladura de los chiflados que la cordura de 
los cuerdos. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q UE  MEJIA  D. 

La fórmula  "Divide y vencerás"  no significa  partir al enemigo  en dos.  Parece 


que más bien invita a dividirse uno en dos para obtener sabiduría. Este sería 
el lado luminoso de la esquizofrenia. 

LA MUJER, EL VARON... 

"¡Cuidado! No cuides tanto eso, que no eres la única que lo tiene".


(Facundo Cabral)

"¡Cuidado! No muestres tanto eso que no eres el único que lo tiene". (L. B.)

Muchas mujeres me han señalado como promiscuo 
sin percatarse de que en todas las mujeres que han pasado por mi cama siem­
pre he visto la misma: una necia adelante con una sabia detrás. Total, cómo 
puedo ser promiscuo si siempre me acuesto con la misma: la necia por lo ge­
neral y la sabia por lo excepcional. Claro que una noche con la sabia, que yo 
llamo Doncella, justifica todos los trasnochos con la necia.  Necias son las vír­
genes que no pueden desnudarse porque se salen de la moda. Las que dejaron 
acabar el aceite de sus lámparas y perdieron de vista al esposo. Sabias son las 
que se dejan desnudar para revelársele al esposo y dejar de ser vírgenes como 
le ocurrió a Eva cuando Adán la vio. 
Promiscuo, si lo he sido, no ha sido por nada distinto al haber entendido que 
no toda valva carga perla, así corno no toda necia deja que le florezca la sabia, 
pues de hacerlo no quedaría necia detrás. 

Ya las mujeres no dan a luz. Sólo reproducen su oscuridad en los hijos. El sín­
drome de la fotocopia. Y muerto el original, desaparecida la copia. El síndrome 
de Lola Flórez. 

Diecisiete  siglos  necesitó  el  catolicismo para  desdibujar  el  modelo  femenino 


occidental,  consolidando  un  prototipo  de  mujer  alejado  de  la  naturaleza, 
divorciado de su instintualidad y ajeno a su deseo. Una mujer que abjuró de su 
naturalidad  femenina  para  convertirse  a  la  normatividad  masculina,  que 
renunció al placer en aras del poder, que cambió el parto por la cesárea. Todo 
ello  como  resultante  de  una  falsificación  en  el  proceso  natural  de  masculi­
nización de  lo  femenino que,  siguiendo su curso habitual,  debería llevar a la 
mujer a la adopción de un modelo masculino que le permitiera conocer con la 
cabeza lo  que sabe  con  el  cuerpo,  razonar sobre  lo  que  intuye,  leer con pa­
labras las imágenes del instinto. 
Pero es claro que el catolicismo le impuso a sus feligresas el modelo masculi­
no patriarcal judaico, propio del Antiguo Testamento y totalmente opuesto al de 
aceptación y reconocimiento  de la mujer que Jesús el  Cristo estableció en el 
Nuevo. Salta a la vista que el viejo modelo patriarcal se nutre de una filosofía 
misógina,  en la cual la imagen de la mujer primordial,  Eva, deja la impresión 
de un femenino equivocado, que a su vez induce al varón a la equivocación. De 
Eva como la perdición de Adán, de la mujer como un ente peligroso que debe 
someterse a la ley del varón para neutralizar su veneno. 
La imagen mítica de la mujer como serpiente ponzoñosa. La misma que adop­
tó el catolicismo para sustentar la represión que impuso sobre la instintualidad 
(léase serpiente)  femenina, pasando por alto la buena nueva Crística y circun­
cidando de paso el cristianismo. 
Y es que no se entiende cómo una Iglesia basada en el evangelio, que según 
San Juan, dice que el Verbo se hizo carne, pueda luego predicar que los ene­
migos del hombre sean el demonio, el mundo y la carne, trilogía que a la luz de 
la tradición católica, alude a la mujer. 
Se necesita ser cristiano para entender que el Cristo vino en nombre del Padre 
a  cancelar  la  maldición  de  Yaveh  sobre  la  serpiente,  a  rectificar  el  error  del 
paraíso cuando prohibió que las polaridades se encontraran. Precisamente por 
eso Cristo es el Amor, porque es el que hace posible el encuentro de las pola­
ridades,  es  el  segundo Adán,  el  que  vino  con licencia para  comer manzana, 
para meterse con la carne y en la carne, para abrazar a Eva, sin violar la ley 
y,  más bien, con el fin de lograr su cumplimiento. Ya no es Eva ofreciendo la 
manzana. Ahora es Adán solicitándola. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

Permíteme  Señor  encontrar  una  mujer,  interesada  en  sacudir  su  oscuridad 
para iluminar las cosas que le impiden ser y las cosas que ella es. 

El instinto de la matriarca es pervertido porque la palabra con que describe las 
imágenes que están en su instinto no concuerda con la realidad de dichas imá­
genes.  Esta descripción distorsionada,  lleva  su  energía  instintual a realizarse 
en experiencias masculinas de poder y control, ajenas y enemigas de su propia 
naturaleza  femenina. 

Las matriarcas cambiaron la naturalidad por la  normatividad. 
Con ello se matricularon en el apego y la culpa. 

Varón  que  no  piensa  en  lo  que  siente, 


en  su  lado  femenino  es  mujer  que  no  acepta  su  deseo. 

Así como lo femenino es sustancialmente natural, 
lo masculino es esencialmente normal. 
Que lo masculino sea normal implica la capacidad del logos. 
Lo masculino normal no legisla sobre el instinto, 
simplemente le permite fluir organizadamente. 

Las mujeres son las criaturas más libres del mundo. 
Tanto que si tratas de apropiártelas, 
desaparecen, y en su lugar surge mami. 

La normalidad de las mujeres 
no radica en encontrarse con el inconsciente 
sino en salir de él. 

¿Femenina o feminina? 
Las gatas son femininas. 

Cuando varón te hablo 
Cuando mujer te escucho. 
Los varones preguntan por lo que no saben. 
Las mujeres preguntan por lo que saben. 

El placer de lo masculino es el poder 
y el poder de lo femenino es el placer. 

Cuando  logres  desconcertar  una  mujer, 


conocerás  la  plenitud  de  tu  masculinidad. 

Cuando una mujer se baña en la agüita de su propia sensación, 
el varón no tiene que temer por su erección. 

El goce puede ser la realización del deseo sin culpa. 
La más alta expresión del deseo femenino es la realización del sentimiento. 
El sentimiento es la máxima claridad del instinto en la carne. 
Es la carne que percibe claramente el espíritu que la habita. 

Una mujer se rebela con b larga porque un hombre no la reveló con v corta. 

Una buena manera de acercarse al amor sería aprender a respetar a la mujer 
allí donde más irrespetada ha sido: la cama. 

La reproducción es un asunto que exige la máxima potenciación de lo femeni­
no, por ello la mujer embarazada se desplaza hacia el inconsciente durante la 
gestación. 
Desplazarse  al  inconsciente  implica  alejarse del  consciente  (masculino).  Esto 
podría explicar los rechazos al marido, los estados somnolientos, los descuidos 
con la cuotidianidad, miedos, etc., que ocurren a las mujeres que se entregan 
sin reservas al proceso de la gestación. 
En la  medida  en que la  mujer se  aleja del consciente,  el varón debe hacerse 
cargo de éste, como la mejor manera de contribuir al procesa de la reproduc­
ción de la vida. 

La puta quiere que sus hijos sean árboles, la matriarca que sean bonsais. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  I ) . 

Las  señoras  tienen principios y  las  putas  estrategias.  Algunas  señoras  uti­


lizan  los  principios  como  estrategia  y  algunas  putas  desarrollan  principios 
estratégicos. 

Cuando una mujer ejerce el masculino sin tener puta, de seguro que se le va la 
mano en señora. 

"Mi señora" dicen los maridos, refiriéndose a la mujer con quien reemplazaron 
a la madre. 

Las mujeres que más me gustan, son las que tienen clara su oscuridad. 

La verdadera puta es una mujer rebelada buscando un hombre que la revele. 

La mujer 
Que buscaba 
Lo habitaba. 

Los  varones podemos  tener una  lista  de  ideas y por ello  ser idealistas.  Las 


mujeres deberían tener un cuerpo teórico. 

No toques la carne de la mujer cuyo espíritu no vayas a poseer. 

EL AMOR... 

"Donde falta el amor, el poder ocupa el lugar vacío". (Jung)

Sobre el deseo y la seducción 
Yo creía que mi deseo era tan sencillo como el pene del Anturio, plácido y erec­
to, en el centro de la flor. 
Yo creía que mi deseo era de sed y no de ser. 
Yo creía que mi deseo era una explosión de biología que placenteramente per­
turbaba la especie. 
Yo creía que mi deseo era un incendio que se apagaba con la explosión de un 
orgasmo.  También  creía  que la  seducción  era  el  arte de  cazar un lugar para 
estallar.  Con el tiempo mi sencilla concepción,  de  repente y por obra de  una 
bendición, sufrió una fuerte modificación. De cazador pasé a casado y mi deseo 
ya no fue un incendio, sino una obligación. De explotar pasé a explotado y en 
lugar de estallar me reventé. Creo que fue bueno que esto sucediera, pues vi 
que mi sencilla versión no era sencilla sino ramplona y que la nueva me pro­
ducía aversión. 
Fue entonces cuando empecé a comprender que en la palabra deseo también 
estaban las palabras sed como imperativo de ser y como necesidad de agua, y 
deo  como  Dios en  latín.  Igualmente  me  percaté  que  en la palabra  seducción 
estaban las palabras sed y succión.  Esto me pareció muy inquietante, porque 
así las  cosas y  tomándose  uno  la  libertad  de  ser más  poético  que  científico, 
resultaba  que  Deseo podría significar la sed que uno  calma bebiendo el agua 
viva que es el Cristo, héroe solar por excelencia. En otros términos, la necesi­
dad que uno tiene del Amor. 
Y resultaba además, que seducción o sed de succión podría estar hablando de 
la necesidad de beber leche,  de  beber la lechosa luz  de la luna,  que tan gra­
ciosamente porta la mujer. Luz de entendimiento que es la que le permite al sol 
ver lo que hay en la oscuridad de la tierra. 
Nocturno: 
Sed de agua, sed de Cristo, sed del Amor 
Deseo 
Sed de la luna, sed de leche, sed de mujer 
Sed del Espíritu Santo 
Seducción. 
Le queda a uno la sensación de que la sed del agua viva sólo se calma bebien­
do la leche Santa. 

Me  parece  difícil  que  en  el  ocaso  de  la  vida logre realizar lo que  comprendí 
sobre el amanecer de la misma.  De todas maneras muchachos y muchachas, 
ahí les dejo la inquietud. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D . 

El amor acaba con el deseo porque es su realización. 
Lo que desea es lo que está incompleto. 
Deseamos lo que nos falta. 
Lo que tenemos no lo deseamos porque ya lo tenemos. Desde ahí el deseo siem­
pre nos habla de estar incompletos. Y como el amor es la unidad, la completez, 
el deseo siempre es señal de que no hemos logrado el amor. 
El deseo finaliza en el amor como la fe en la visión. 

Mami: 
Hoy pude aceptar en otra mujer tu deseo­ira, el mismo que sientes como peca­
do porque nadie lo aceptó cuando lo percibías como virtud. 
El deseo como pecado nace cuando a uno se lo rechazaron como virtud. 
El rechazo del deseo inocente genera un deseo perverso, es decir, cargado de ira. 
Hay que  restablecer el  deseo  inocente  acolitándole  a  la  mujer su  deseo per­
vertido. Permitiéndole que lo ponga en la cama sin enjuiciarlo, y no sólo eso, 
siendo  además  su  cómplice  seductor  para  que  lo  exprese  hasta  en  su  más 
recóndita y retorcida imagen. Si eres un hombre ella sabrá que la amas, y su 
ira, la que pervirtió su deseo, disminuirá quizá hasta desaparecer, y su deseo 
recobrará una inocencia cargada de la experiencia dolorosa del perverso, con 
lo cual será un deseo inocente pero no bobo. 
Yo no había aceptado la ira de mi madre porque no sabía que su ira era su 
deseo. 

Ella le  dijo que él nunca la había aceptado como era.  Puso comillas a la  pa­


labra "era". Repuso él que ella nunca había sido. 

La primera atención es la de los que se aman a sí mismos.  La segunda aten­
ción es la de los que aman si son amados. La tercera atención es la de los que 
aman. 

Piensa como una jaula vacía y entenderás el amor y la libertad. 

Por  ser  la  más  amada  fuiste  la  menos  poseída. 


El hombre es tan extraño que puede hacer el amor sin amor. 
Incluso puede hacerlo con odio. 

Casualmente lo que  nos  disgusta en los demás es  nuestro propio defecto.  Lo 


vemos en el otro y lo hacemos nuestro en él.  La ternura del espejo. Lo que a 
veces no soportamos. Y.entonces quebramos los amigos. 

La distancia más larga del mundo es el centímetro 
que separa a un hombre de la mujer que ama. 

El apego es la melaza que empegota las alas, 
la cadena que nos ata al tiempo y al espacio. 

Te miré y supe que teníamos una pena pendiente. 
Por eso no te esperé a la salida. 

Santa y puta eres 
Y yo sin inventar una sexualidad sagrada. 

El asunto no es dejar de sentir sino, más bien, 
de despojar ,1a sensación del deseo de poseer. 

Tocar  sin  poseer: 


Eso  es  acariciar. 

Perdono tu belleza 
También tu lucidez 
Lo imperdonable es 
Que no las conjugues. 

El divorcio es la incapacidad del otro. 
El divorcio es la incapacidad de aceptar la lectura de sí mismo en el otro. 
El divorcio es la incapacidad de cambiar en sí mismo lo leído en el otro. 
■ ■ ■  LUIS  ENRIQUE  MEJIA  D. 

Preservar el sentido del amor con el sentido del humor. 

El  amor  que  no encarcela: 


Libertad  bajo  confianza. 

El amor no es un punto de partida sino un punto de llegada. 

No puedo pertenecerte 
Pues dejaría de pertenecerme; 
Pero si tú te pertenecieras 
Podríamos pertenecemos. 

Haz el amor negando el animal que eres y animal triste después del coito serás. 

Hay que gastar dolor para conseguir amor. 

El dolor era inmenso. Alguien en mí reclamaba tu presencia. Y alguien sabía 
que el dolor era necesario como tu ausencia.  Ese dolor quemaba una ira vieja, 
una  vieja  necesidad  desatendida.  Tu  lejanía  me  acercaba  a  un  vetusto 
cementerio demente. Muchos de sus muertos habían sido enterrados vivos. Y 
me reconocían y me saludaban y me regalaban foticos de sus agonías. Y eran 
mis  agonías  olvidadas.  Y  hube  de  sentarme  pacientemente  a  padecerlas  de 
nuevo. Era intenso el dolor. Me permitía entender por qué un adulto puede lle­
gar a revolcarse en sus propios excrementos. Yogas de la agonía. Tu ausencia 
hacía posible este viaje al país de los muertos. También hacía posible el dolor 
que  ahora  soportaba  sin  rebelión.  O  más precisamente:  con  algunos  tice de 
rebelión.  Era como tener la oportunidad de conjurar el oráculo.  Regresaba  la 
tentación del Edipo y tú la figura y el espacio perfectos para desarrollarlo.  De 
nuevo.  Y  para  evitarlo  sólo  el  dolor  lacerante.  Que  limpia  espacios  de 
aceptación. Espacios que te permitirán irte sin que mi pequeño asesino blanda 
el sable. Espacios donde te dejaré ser lo que seas siendo amada. 

Vivir  en  soledad  es  aceptar  la  separación.  Sólo  lo  que  se  separa  se  puede 
reunir. Sólo los que están separados pueden ejercer el amor. 
Tu  ausencia  (abandono)  me  confina  en  un calabozo  oscuro  con una  bola  de 
hierro encadenada al tobillo. Desde allí te maldigo a cada instante y clamo ven­
ganza  griega  (justicia).  Esta  sensación  hace  imposible  el  buen  amor  por  ti. 
Detiene  el  desarrollo de  mi amor desde hace  mucho  tiempo.  Yo  no lo  sabía 
hasta que tu ausencia me lo mostró. No lo sabía tan claramente. Y sé que debo 
arreglar el asunto, si quiero llegar al buen amor. Al universal. Al limpio y para 
todos y todo.  ¿Cómo desactivar esta estancadora  sensación? Lo único que se 
me ocurre es que debo meterme voluntariamente al calabozo y así poder per­
manecer allí sin maldecirte, sin clamar venganza. Trabajando la posibilidad de 
amarte  bien.  Separarme  de  tí  es  entrar  voluntariamente  en  el  calabozo. 
También puede ser una forma poética para describir mi venganza.  Sin embar­
go, el dolor será el mismo para la venganza o el conjuro. No así sus efectos. Si 
en lugar de cerrar la herida, la abro más, estrecharé el calabozo, aumentaré 
las maldiciones y crecerá mi muerte. 

He aprendido desapego viendo volar las mujeres que deseo. 

Básicamente hay dos seres en uno: el que piensa y el que siente. Cada uno tiene 
su sexo y su función. El que piensa quiere organizar lo que siente. El que siente 
se resiente cuando queda mal organizado, y el que piensa se resiente cuando se 
lo  dicen.  Este  es  el  eterno  matrimonio  (el  verdadero)  que  bulle  en  nosotros 
aunque estemos solteros. El que reproducimos cuando nos casamos. Feliz ma­
trimonio parece ser entonces, aquel donde el que piensa logra organizar al que 
siente como éste siente que debe estar organizado para que no le duela. 

No existen juicios justos, porque lo propio del juicio es añadir o quitar. Por eso 
el que ama no enjuicia y con ello ejerce la justicia. 

Todo el mundo está perfectamente bien casado, siempre y cuando no pretenda 
ser feliz en el matrimonio. 

De  tanto  mirarse  . 


Acabaron por verse... 
Se odiaron. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

No podían amarse a través del amor 
Se amaron a través de la ira. 

El  que ama  es  dueño  del  dolor,  y  el  que  no,  de  la  rabia. 

Cuando  las  comunidades  se  quedan  sin  amor  producen  vida  y  muerte 
irresponsablemente. 

Es posible que algunos amantes resuelvan su karma aprendiendo el desapego 
que una separación supone. 

La pareja es la única posibilidad de agotar todas las posibilidades.  Esto es lo 
que los homosexuales no captan. 

Conocer  cómo  piensa  él y  sentir  lo  que  ella  siente,  es  lo  que  permite  a  los 
amantes su lenguaje secreto. 

Tres matrimonios son tres intentos de amar a alguien. 
Tres divorcios son lo mismo más el dolor de no haberlo logrado. 

El Matrimonio sería el espacio donde un varón conoce el dolor de sentir para 
sentir el placer de conocer y donde una mujer siente el dolor de conocer para 
conocer el placer de sentir. 

De los problemas del amor 
1  Las mujeres no son amables si los hombres no son rentables. 
2  Las mujeres ya no se pagan con el goce, sólo gozan con el pago. 
3  Las mujeres no comprenden que el marido no les debe lo que el padre no 
pagó. 
4  Muchachas, no renuncien a vivir lo que sus madres se negaron. 
Niéguense a morir en la ira que aceptaron. 
5  Estrelladas son las hembras que no impulsan a sus hombres a llegar a las 
estrellas. 
6  Las señoras piensan que reducir el pene, hace crecer el clítoris. 
7  El pezón del seno ya es el tropezón del pene. 
8  Las señoras matan el marido para ver caer al padre. 
9  La chimba vacía es vagina alcancía. 
10  La señora cocina, la hembra alimenta. 
11  La vagina tiene principios, la chimba estrategias. 
12  La chimba goza, la vagina reproduce. 
13  La vagina es seca, la chimba secreta. 
14  La hembra se empapa, la señora se empepa. 

Los que se aman no se pueden separar porque de hecho, 
el amor es entre dos soledades. 

El  orgasmo  es un momento en el cual te  unilateralizas sin peligro porque  tu 


pareja es la polaridad que abandonas. 

Hasta que no cantemos el dolor que nos impidió el amor, chao amore. 

¿Hasta dónde mujer estás dispuesta a matar el  amor 
para salvar el matrimonio? 

Decía que amar era dejar suceder sin ofenderse. 

El amor se dirige al valor del otro, no a su utilidad. Esta le interesa al apego. 
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q UE  MEJIA  D . 

DOS  SUEÑOS... 

La muerte  1/7/98 
Estoy en la parle alta de  la escalera, en la baranda, 
de la casa de La Matea. Veo que del  sofá  de  la  sala  empieza  a salir hacia la 
escalera  una mujer con un  manto  completo  de  virgen  color negro  con café y 
como untado de tierra. No camina, se desplaza. Cuando va pasando por el re­
llano se detiene y me mira. Su cara tiene músculos o algo parecido, pero no piel 
y los ojos son redondos y un poco brotados y el iris es dorado opaco. Me mira 
con una gran neutralidad, mayestática y de ella emana un inmenso poder que 
está concentrado en ella. Yo la miro directamente a los ojos y no siento susto. 
No  percibo  en  ella  ninguna  carga  desagradable.  Luego  se  voltea  y  sigue 
desplazándose hacia el patio.  Creo que  me desperté con susto pero pasajero. 
Me volví a dormir. 

A la mañana siguiente me levanté muy bien. Cuando ella me miró yo supe que 
era la muerte. 
Black bird  12/5/99 
Voy  siguiendo  un  jeep  que  transporta  dos  soldados, 
uno de los cuales es mi padre quien ostenta un alto rango. El que va manejan­
do no lo  conozco. Ya estaba oscureciendo o amaneciendo,  de cualquier ma­
nera, la atmósfera era claroseura.  El espacio por donde transitan es  la parte 
baja de Prado, como por Balboa, sector donde nací.  En  un  momento dado se 
van  estacionando  al  lado  de  dos  puertas  de  garaje  cerradas  con  persianas 
metálicas y ahí yo ya estoy en la parte de atrás del jeep. Aparece en el aire un 
pájaro negro que reúne en él como la forma universal del pájaro. No era ni este 
ni aquel, simplemente era el pájaro.  Está cantando una melodía hermosa, que 
en otro sueño yo le había oído cantar pero que nunca terminaba, siempre que­
daba inconclusa.  Sin embargo esta  vez,  el  pájaro la  estaba concluyendo y yo 
embelesado escuchaba cómo sus trinos dulces y  melodiosos iban llegando al 
final hasta que quedamente se apagaron. 

Pájaro negro cantando en la muerte de la noche


Toma tus alas rotas y aprende a volar
Toda tu vida esperaste este momento
Toma tus ojos hundidos y aprende a ver
Toda tu vida esperaste por este, el momento de ser libre
Pájaro negro vuela dentro de la luz
De la oscura negra noche.
(Black Bird, Los Beatles)
■ ■ ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

EL EPÍLOGO... 

50 años son muchas cosas que se agolpan en el alma 
solicitando una síntesis que le otorgue a la vida el sentido de camino y el sig­
nificado de reconocerlo. 
En  este  lugar  del  tiempo  donde  el  pasado  ya  es  más  largo  que  el  futuro,  y 
nuestros sueños están cargados de objeciones  históricas,  se hace presente la 
necesidad  de  tejer un  poco  nuestros  hilos  dispersos  para  ver qué  imagen  se 
perfila en la tela de la vida. 
Como  Neruda,  confieso  que  he  vivido.  Y  aunque  esto  no  garantice  nada,  al 
menos me asegura no haber sido mezquino con la experiencia. En otros térmi­
nos, me he dejado suceder y espero seguir siendo un sucediendo. 
En ese ir sucediendo, me ha sucedido el haber tenido tentaciones de ser como 
Dios y tentaciones de ser como el diablo. Sé que no he sucumbido a ninguna de 
las dos. Es en esa medida que ha ido creciendo en mí la sospecha de que ser 
hombre,  tentación  a  la  cual  sí  me  entregué,  consiste  en  construir  un  alma 
donde  cielo  y tierra,  luz  y  oscuridad,  espíritu y  materia,  logren  ponerse  de 
acuerdo. Quizá mi sospecha sea el recuerdo de lo que Jesús logró o intentó. No 
estoy seguro.  De  lo  que  sí  estoy seguro  es  de  que  debo  seguir intentándolo 
porque claro es para mí que aún no lo he logrado. El amor, quiero decir. Aquello 
que nos hace sentir uno con lo otro, con los otros y en mi caso particular, con 
la Otra, en cuya carne iluminada presiento el Espíritu Santo, virgen negra en 
la tierra,  compañera María Magdalena.  El amor digo,  aquello que no es otra 
cosa que matar lo que queremos amar en el afán de no perder el amor. 
Pero  no  hablemos  aún  de  la  mujer,  ese  hilo  lleno  de  nudos  que  he  podido 
desnudar mas no desanudar. Continuemos con Aquel a cuya luz generosamente 
le he puesto de presente mi oscuridad para que ejerza su oficio de iluminar.  Y 
digamos que no lo he amado como me enseñaron porque me sentía que adorar 
la luz en el cielo era traicionar su deseo de iluminar la tierra. Si el verbo se hizo 
carne y habitó entre nosotros, yo supongo que sabía el riesgo que corría.  El 
riesgo  de  encontrarse  un  tipo como yo,  con todas las manducaciones  terre­
nales,  que como Jacob lucharía con El y como Job le cuestionaría  la  falta de 
claridad con su propia oscuridad, la misma que nosotros tan  Belmente  repre­
sentamos. 
Nuestra relación ha sido un juego duro. Cierto es que me ha humillado y yo he 
recibido su humillación, en un principio porque me di cuenta de que no podía 
resistirla y al final porque capté que enderezaba mis caminos. Pero cierto tam­
bién  que me he  humillado  voluntariamente  ante  su  grandeza,  su  inteligencia 
llena  de  amor y  de  humor,  y la dicha  inefable  que  me  produce  su  Presencia 
cuando he podido recibírsela plenamente. 
Creo  haber  comprendido  en  estos  50  años,  que  así  como  Dios  sufre  por  la 
oscuridad que hay en su luz, el diablo también sufre por la luz que hay en su 
oscuridad. Y tengo la espina de que este sufrimiento es el drama del esposo que 
no aceptó el deseo de su esposa y de la esposa rechazada que no acepta la luz 
de su esposo. Creo también estar entendiendo que Jesús el Cristo es el inten­
to de reconciliación cósmica, mediante el cual Dios Padre, a través de su hijo, 
acepta el deseo de Dios Madre (léase la tierra y la mujer y aun el diablo) para 
iluminárselo, para quitarle el veneno a la serpiente y darle las alas de la pa­
labra:  Espíritu Santo Eva María Ave María.  Boda celeste donde un varón hijo 
del  Padre iluminará la carne de una mujer hija de  la  Madre y serán una  sola 
carne y un solo espíritu en el Amor, así en la tierra como en el cielo, igual abajo 
que arriba. 
Luego de lo dicho, sobra decir qué es lo que durante 50 años he buscado en la 
mujer:  una  serpiente  que  renunciando  a  su,  desde  algún  lado,  justificado 
veneno, se deje tocar por el sol como lo hace la luna, y se cale las alas de la 
paloma para elevarse al cielo y ocupar el lugar que le corresponde al lado de 
su marido, el padre que la cortejó en la tierra a través de su hijo. Y nosotros 
los hombres, si luego de todo esto seguimos siendo necesarios, podremos can­
tar en la cuotidianidad el Cantar de los Cantares, porque el deseo habrá logra­
do su fin último: ser reconocido y revelado por el Verbo, lo que muy descuida­
da e ignorantemente hemos llamado el AMOR. 
Parece que como siempre, hablarle a los amigos le permite a uno aclararse, y 
excusarme  si  he  abusado  de  ustedes  para  mi  propio  beneficio,  pues  siento 
luego de lo expresado, que he reunido en una trenza dos hilos conductores de 
mi vida:  lo celeste como cabeza y lo terrestre como cuerpo,  mujer o deseo. 
También diablo si nadie se molesta u ofende. 
Observo en lo que he dicho, factores que más adelante me permitirán enten­
der  por  qué  en  la  facultad  de  derecho  los  liberales  pensaban  que  yo  era 
■ ■  ■  LUIS  E N R I Q U E  MEJIA  D. 

conservador y los conservadores creían que yo era liberal. Por qué mi asesora 
tributaria me asegura que yo carezco de importancia para el fisco. Por qué las 
mujeres que han compartido mi vida, han partido de mi vida, por qué hay quién 
piense que sirvo a Dios y otros al diablo. Quizás todos tenían razón y a lo mejor 
ninguno la tiene. 
50 años en contravía, calle abajo y cielo arriba, no le dejan a nadie nada claro. 
Pero declaro que siempre he tratado de reconocerle a las heridas el dolor que 
me han causado y al placer la alegría que la culpa le ha negado. 
Finalmente  reconozco  que  llevo  50  años  siendo  un  tipo  raro,  cargado  de 
apologías y  rechazos,  razón  por la  cual  no  tengo  más  remedio  que  esperar 
poder hacer mía, antes de la muerte, aquella famosa frase de San Pablo según 
la  cual:  "Aparecí como loco  ante  los  ojos de  los hombres para poder quedar 
cuerdo ante los ojos de Dios". 
Así sea. 

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