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Subandino Norte Sistemas Petroleros de las Cuencas Andinas189


Carlos E. Cruz - Jorge F. Rodríguez - Jorge J. Hechem - Héctor J. Villar, eds.

EL SISTEMA PETROLERO PALEOZOICO DEL SUBANDINO NORTE,


NOROESTE DE BOLIVIA.
David Zubieta Rossetti1

1
Consultor, Neuquén, Argentina, dzubietar@jetband.com.ar

Abstract. The Paleozoic petroleum system of the North Subandean, Northwest Bolivia.
The North Subandean is an extended fold and thrust belt located at the north-western
sector in Bolivia. It is considered an area of exploratory interest; the present level of knowledge
is useful to identify the functioning of the Petroleum System associated to Devonian source
rocks. Tequeje and Tomachi formations are the main source of hydrocarbons. The organic
matter contained in such rocks is mixed kerogen types II and III. The genetic relationship
between oil seeps and shale extracts has a remarkable correspondence. Permo-Carboniferous
Retama and Copacabana formations present high quality rocks but there is no sufficient
evidence to verify their relationship with the analyzed petroleum. The North Subandean Tectonic
styles are mainly controlled by stratigraphy of Paleozoic sequences. Beni and Tuichi
synclinoriums and Toregua-Palacios belt represent well defined tectonostratigraphic units. Traps
are in general fault propagation fold, fault bend fold, subtrhust and backthrust structures. The
constitution of ramps and imbricate structures of the last subandean structural trends are
associated to faults that move Beu Formation sandstones to the surface in the absence of
Devonian shales. The interpretation of vitrinite reflectance and data on apatite fission track
suggests that the thermal history is not uniform in the basin. Hydrocarbon expulsion and
generation as well as the formation of traps are active during the different tectonic pulses
produced in the last 16 Ma. Erosion and sedimentation processes related to deformation of
orogenic fronts are associated with thermal maturity level of Paleozoic source rocks.
Additionally, the location of intrusive bodies in Devonian and Mesozoic series located in the
north-west sector of the area under study increases the heat flow in the basin.

INTRODUCCIÓN
Grandes descubrimientos de petróleo y gas se registran en la Faja Subandina que se extiende a lo
largo del continente Sudamericano (Figura 1). Varios campos con producción de petróleo y gas vinculados
a rocas madre mesozoicas están localizados en la parte septentrional del subandino, en Venezuela,
Colombia, Ecuador y el norte de Perú. La presencia de importantes reservas de gas en Bolivia proviene
de rocas madre de edad Silúrica y principalmente Devónica.
Las lutitas marinas devónicas constituyen la principal roca madre de las cuencas paleozoicas y
generaron la mayor parte de hidrocarburos de los principales yacimientos emplazados en el
Subandino Sur y la Llanura Chaqueña. Las rocas madre del Subandino Norte no son la excepción. Aún
cuando no se descubrieron acumulaciones comerciales, las formaciones Tequeje y Tomachi presentan
un potencial similar a sus equivalentes estratigráficos del sur (formaciones Icla, Limoncito, Los Monos
e Iquiri).
El Subandino Norte representa un área no tradicional de la exploración petrolera. Si bien en los últimos
40 años se realizaron actividades exploratorias, el conocimiento de esta extensa región es aún limitado.
Cuenta con un total de 9 pozos exploratorios y cobertura sísmica 2D concentrada principalmente en el
sector nororiental.
En la década de los 60’s la petrolera Gulf Oil Co. perforó los pozos Boya-X1 (BYA-X1), Sasasama-X1
(SSM-X1) e Isiboro-X1 (ISB-X1); el primero con objetivos paleozoicos, no encontró reservorios y los dos
últimos quedaron colgados en la secuencia inferior del Terciario. En el año 1976 Sun Oil perforó el pozo
Tuichi-X1 (TCH-X1) que resultó sin rastros de hidrocarburos. Las compañías Shell (1984) y Texaco (1991)
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desarrollaron programas de adquisición sísmica 2D, pero no perforaron pozos. Yacimientos Petrolíferos
Fiscales Bolivianos en la década de los 90’s perforó dos pozos en el Sinclinorio Alto Beni, Lliquimuni-X1
(LQM-X1) y Tacuaral-X1D (TCR-X1D), ambos atravesaron secuencias con pelitas ricas en materia orgánica
(MO) de la Formación Copacabana, pero no encontraron reservorios. Total Bolivia en el año 1993 perforó
el pozo Yariapo-X1 (YRP-X1), que reportó la presencia de petróleo en las secuencias del Terciario, pero el
resultado fue estéril. Los últimos pozos exploratorios perforados en la región son: Villa Tunari-X1 (VTN-X1)
y Eva Eva Sur-X1 (EES-X1), dos prospectos de Repsol-YPF de los años 1999 y 2001, ambos descubrieron
petróleo no comercial en reservorios del Mesozoico.

Figura 1. Mapa de ubicación de los sistemas petroleros más prolíficos


de Sudamérica en el dominio de las cuencas subandinas. Los
sistemas petroleros activos asociados a rocas generadoras meso-
zoicas se identifican en verde. En el sur de Perú, Bolivia y el norte de
Argentina, las cuencas petrolíferas de la Faja Subandina y Madre de
Dios, están asociadas a rocas paleozoicas, en color marrón.

CONTEXTO GEOLÓGICO
El sistema petrolero de rocas paleozoicas se desarrolla en una amplia zona del territorio boliviano entre
los paralelos 11° y 22° de Latitud Sur. La configuración estructural actual del subandino es el resultado de
la tectónica compresiva que se inicia a partir del Oligoceno superior y continua activa hasta el presente
(Sempere et al., 1990a). Esta unidad morfo-estructural definida como una compleja faja plegada y corrida
(Roeder, 1988; Sheffels, 1988, 1995; Baby et al., 1989, 1993) esta conformada por una pila de sedimentos
paleozoicos a cenozoicos de más de 7.000 m de espesor (Figura 2).

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La deformación se produce en respuesta a la subducción de la Placa de Nazca que se desplaza por


debajo de la Placa Continental Sudamericana (Cobbing, 1985; Isacks, 1988; Roeder y Chamberlain, 1995;
Sempere, 1995).

Figura 2. Columna estratigráfica generalizada del Subandino Norte.

Durante el Oligoceno superior a Mioceno inferior se activó la estructuración de los Andes, produciendo
la erosión de sedimentos mesozoicos y paleozoicos. Estos depósitos en su mayoría continentales se

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acumularon al este de la Cordillera Oriental en una extensa cuenca de ante-país, de la que forman parte
el Subandino Norte y la Llanura Beniana (Figura 3). La deformación en la faja subandina comenzó
posiblemente en el Mioceno superior, hace 10 Ma (Gubbels et al., 1993).
Las secuencias pre-orogénicas que participan de los corrimientos contienen rocas ordovícicas,
devónicas, carboníferas y pérmicas predominantemente marinas. Las sedimentitas del Mesozoico
yacen en discordancia sobre diferentes unidades paleozoicas, mientras que una espesa pila de
sedimentos sin-orogénicos se asienta en discordancia sobre rocas mesozoicas. Se identifican por lo
menos tres secuencias grano y estrato creciente asociadas a episodios tectónicos registrados durante
el Terciario.

Figura 3. Mapa tectónico del sector noroccidental de Bolivia. El Subandino Norte esta limitado al oeste por el
Interandino y al este con la Llanura Beniana. Se localizan en el mapa las secciones estructurales A-A’ y B-B’.

El estilo tectónico y la geometría de esta faja plegada y corrida están controlados principalmente
por la paleogeografía de las secuencias paleozoicas (Sempere et al., 1989; Baby et al., 1993; Dunn et
al., 1995; Sheffels, 1995). Los niveles de despegue de los corrimientos tienen lugar en lutitas del
Ordovícico, Devónico y Carbonífero-Pérmico (Baby et al., 1993). En el mapa tectónico del sector
noroccidental de Bolivia (Figura 3) se identifican de oeste a este las siguientes unidades: Altiplano,
Cordillera Oriental, Interandino, Sistema Subandino y la Llanura Beniana.
En el Sistema Subandino del sector norte se pueden diferenciar tres áreas con características
estratigráficas y estructurales particulares. El Sinclinorio Tuichi, localizado en la parte oriental, la Faja
Sobre-elevada de Toregua-Palacios en la parte intermedia y el Sinclinorio Alto Beni al oeste.

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Estos depocentros de sedimentación terciaria tienen una orientación noroeste-sureste, están sepa-
rados por una angosta faja fuertemente imbricada y sobre-elevada de 500 km de longitud y no más de
30 km de ancho. Esta unidad denominada Faja Sobre-elevada de Toregua-Palacios (FSTP), se
caracteriza por apilamientos profundos de secuencias de edad Ordovícica y Devónica, tiene una
altitud mayor a la de los sinclinorios vecinos, y las estructuras que afloran en superficie son estrechas,
y de dimensiones reducidas. Los niveles de despegues superficiales se localizan principalmente en
secuencias pelíticas de las formaciones Retama y Copacabana.
Los depocentros tienen relación genética con el desarrollo de cuencas tipo piggyback de edad
Neógena. Un modelado experimental realizado para el Sinclinorio Alto Beni refleja la analogía entre la
sección actual y el modelo generado. Este dispositivo muestra que la cuenca transportada del Alto
Beni se produce como consecuencia de la acomodación del acortamiento sobre la superficie de un
duplex desarrollado en profundidad (Baby et al., 1995).
El estilo estructural y la geometría de las estructuras emplazadas en los sinclinorios de Alto Beni y
Tuichi, se muestran en la secciones estructurales A-A’ y la interpretación de la sección B-B’, una línea
sísmica 2D perpendicular a las estructuras Madidi y Uchupiamonas (Figura 4).

Figura 4. La Sección estructural A-A’ muestra la geometría de la cuenca transportada del Alto Beni (de Baby et al., 1995). Las
estructuras Lliquimuni, localizadas en la Serranía de Marimonos y El Pelado, en la serranía del mismo nombre, son
activadas durante una fase temprana de la deformación. En la sección estructural B-B’, en el Sinclinorio Alto Beni se
observa la ausencia de secuencias pertenecientes a las Formaciones Retama y Copacabana (ver ubicación en la Figura 3).

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La sección estructural A-A’ muestra la cuenca transportada del Alto Beni en toda su magnitud. Las
secuencias pre-orogénicas paleozoicas que participan en la deformación están conformadas por
rocas ordovícicas, devónicas y carbonífero-pérmicas. En la parte media de la sección el anticlinal
Lliquimuni (Serranía de Marimonos), es una estructura compleja con duplex en la Formación
Copacabana y fallas de ajuste en secuencias del Terciario. En el extremo nororiental de la sección, la
estructura El Pelado, abierta en calizas y dolomitas de la Formación Copacabana, representa el límite
entre el Sinclinorio Alto Beni y la FSTP.
En la sección estructural B-B’ se observa la amplitud del Sinclinorio Tuichi. El flanco oriental del
sinclinorio está conformando por la Serranía de Caquiahuaca, que representa el límite entre el
Subandino Norte y la Llanura Beniana. En el sector suroeste se identifican el anticlinal Madidi, una
estructura superficial activada por una falla de retro-corrimiento y nivel de despegue en la base de la
serie paleozoica, mientras que el anticlinal de Uchupiamonas está asociado a un duplex conformado
por rocas ordovícicas y devónicas. Se destaca la ausencia de sedimentitas carbonífero-pérmicas en el
área de influencia del Sinclinorio Tuichi.

ROCAS MADRE
En el Sistema Subandino de Bolivia se identifican cuatro rocas madre paleozoicas (Baby et al.,
1995a). Las secuencias pelíticas del Silúrico (Formación Kirusillas) y Devónico (Formaciones Icla, Los
Monos, e Iquiri) se desarrollan en el Subandino Sur y la llanura Chaqueña. En el área de estudio rocas
madre devónicas (formaciones Tequeje y Tomachi) y carbonífero-pérmicas (formaciones Retama y
Copacabana) contienen cantidades variables de materia orgánica y son rocas madre potenciales
como fuente de hidrocarburos.
La Formación Los Monos (Devónico superior) es considerada una de las rocas más prolíficas, tiene
un COT actual de 1 % y se puede asumir un Índice de Hidrógeno original de 500 y un COT superior a
5 % (Moretti et al., 1996). En el Subadino Norte, las formaciones Tequeje y Tomachi tienen una amplia
distribución regional. En columnas estratigráficas localizadas en el borde occidental del Sinclinorio Alto
Beni y el Interandino. Estas unidades registran en conjunto espesores de hasta 1400 m. En la FSTP el
promedio es menor a 850 m, mientras que en la Serranía Caquiahuaca se reducen a 400 m. El mapa
isópaco no restituido del Devónico muestra que la disminución de espesores se acentúa en la parte
sureste del área de estudio (Figura 5). La ausencia de sedimentitas devónicas en las serranías de Eva
Eva y Fátima, evidencian la erosión progresiva de estas secuencias en el borde externo del subandino
entre los paralelos 15° y 17° S.
La concentración actual de materia orgánica en sedimentitas devónicas es muy variable, gran
cantidad de muestras tienen valores < 0.5 % de COT y su potencial de generación es casi nulo. Un
estudio geoquímico preparado por Shell en 1984 sobre rocas ordovícicas y devónicas en la sección
del Río Tequeje proporcionó resultados poco alentadores, solo unas pocas muestras de un total de 300
contenían 0.8% de COT (Sondeijker y Ascarrunz, 1984).
En la Serranía Toregua los afloramientos de lutitas tienen MO variable entre 0.50 y 0.99 % de COT
y son consideradas rocas madre con potencial marginal. Datos puntuales alcanzan valores de 1.0 a
2.8 % de COT y presentan un potencial variable de generación (S1+S2) entre 2.6 mg HC/g y 15.66 mg
HC/g como máximo.

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Figura 5. Mapa isópaco no restituido de las formaciones Tequeje y Tomachi del Devónico en el área de influencia del
Subandino Norte. El corrimiento frontal de la zona subandina en color verde marca el límite actual con la Llanura Beniana.

La materia orgánica está compuesta por una combinación de kerógenos de tipo II y III. El Índice
de Hidrógeno (IH) para rocas del Devónico es cercano a 230, el Índice de Oxigeno (IO) tiene también
valores bajos (ver Gráfico A de la Figura 6). Estos valores son consistentes con el grado de madurez
termal que presentan en general las rocas madre devónicas.
En el gráfico A de la Figura 6 se incluyen datos obtenidos del pozo Pando-X1 (PND X1), perforado
por Occidental Bolivia y Mobil Co. en el año 1991. La calidad de la roca en el intervalo entre 1350 y
1590 mbbp es excelente, el contenido de COT llega a 16 %, y el potencial de generación sobrepasa
valores de 600 mg de HC/g (Peters et al., 1997). Estos valores corresponden a rocas madre con un
nivel de madurez termal incipiente.

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Figura 6. Diagrama modificado de Van Krevelen para rocas madre del Devónico (A) y Carbonífero-Pérmico (B). Los
gráficos incluyen datos de los pozos Pando-X1 y Lliquimuni-X1. En ambos gráficos los datos de pozo están
identificados con triángulos verdes.

Las formaciones Retama y Copacabana contienen intercalaciones pelíticas ricas en materia orgánica,
su distribución está limitada a la parte interna del subandino, los afloramientos se extienden hasta el frente
tectónico definido por las fallas Toregua y Palacios (ver mapa tectónico, Figura 3). La Formación Retama
tiene un espesor máximo de 800 m mientras que la Formación Copacabana registra hasta 700 m.
Los pozos LQM-X1 y TCR-X1D atravesaron secuencias calcáreas pertenecientes a la Formación
Copacabana. Esta unidad compuesta por calizas y dolomitas de plataforma, presenta intercalaciones
de paquetes de areniscas y lutitas negras ricas en materia orgánica: Se identifican tres tramos con un
contenido de MO que aumenta de arriba hacia bajo (de 1.3 a 3.3 % de COT). De la misma manera que
el potencial de la roca madre (S2) aumenta de 7.18 mg HC/g a 13.5 mg HC/g en el tramo inferior
(Montemurro y Aguilera, 1994).
Teniendo en cuenta que la estructura Lliquimuni esta conformada por un sistema de duplexes, se
interpreta la presencia de al menos un nivel rico en MO, con un espesor promedio de hasta 70 m y dos
repeticiones producidas por apilamiento tectónico. El volumen de HC generado durante la pirolisis
proporciona valores máximos de hasta 40 mg HC/g y una media de 10 mg HC/g. Los valores máximos
de IH oscilan entre 600 y 700, el IO alcanza valores puntuales de 180, mientras que la media es inferior
a 50 (Gráfico B de la Figura 6). Las rocas madre en estos pozos contienen una mezcla de kerógenos
de tipos I y II, similares a muestras de afloramientos.
El tipo de kerógeno y la madurez de las lutitas de las formaciones Retama y Copacabana se
muestran en el gráfico B de la Figura 6. El potencial de generación en la cuenca no es uniforme, los
valores de IH en el pozo LQM-X1 evidencian buena calidad de la roca madre, pero con bajo nivel de
madurez. Este comportamiento puede estar relacionado con la historia termal del anticlinal Lliquimuni
y el tiempo de su estructuración. Se interpreta que la estructura es joven y que nunca estuvo sometida
a un soterramiento profundo.
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CORRELACIÓN PETRÓLEO-ROCA
Los oil-seeps de los ríos Mamuque, Uchupiamonas y Kerosen presentan dendogramas que
genéticamente no reflejan un origen común, de acuerdo a Core Laboratories (1994), sin embargo la
presencia de rocas madre devónicas en las cercanías de los seeps sugiere un origen asociado a estas
rocas. Por otra parte se ha constatado que la concentración de elementos geoquímicos registra im-
portantes variaciones por procesos de alteración, haciendo más difícil la correlación entre petróleos y
extractos. Esta consideración es importante teniendo en cuenta el alto grado de biodegradación que
presentan los petróleos del Subandino Norte.
La concentración de azufre en petróleos de manaderos y pozos es pequeña (entre 0.1 y 0.2 %),
mientras que la gravedad aumenta con la madurez termal. Los valores oscilan entre 21° y 34° API; sólo
los petróleos del Río Flora, Serranía El Pelado y los pozos Eva Eva Sur-X1, Villa Tunari-X1 y Pando-X1
(Cuenca Madre de Dios) tienen entre 30° y 37° API y son considerados como petróleos livianos.
Los extractos obtenidos de la Formación Copacabana en la Serranía El Pelado y los pozos Lliquimuni-
X1 y Tacuaral-X1 localizados en la Serranía de Marimonos contienen azufre en concentraciones que
oscilan entre 1.0 y 2.0%. Son valores más altos en comparación a los registrados en rocas devónicas. Se
interpreta que las rocas madre devónicas están asociadas a rocas depositadas en ambiente marino
normal a euxínico, mientras que las roca madre carbonífero-pérmicas tienen mayor aporte terrestre.
Las trazas de biomarcadores de un extracto de petróleo y gas obtenido de una roca madre en el
Río Enatagua y un manadero de petróleo del Río Flora (Figura 7), difieren sólo en pequeños detalles.
El gráfico de ión-cromatograma muestra que son comparables y probablemente tienen un origen
común. La relación de otros elementos traza sugiere que el petróleo se generó de rocas maduras con
una reflectancia de vitrinita equivalente a 1.0 y 1.1 %.

Figura 7. Relación de las fracciones mole-


culares de los manaderos de petróleo loca-
lizados en los ríos Enatagua y Flora. Pre-
sentan cromatogramas afines que sugieren
un origen común. Pristano (Pr) y Fitano (Ph).

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La influencia de MO terrestre es evidenciada por la presencia de cyano-bacteria (alga verde-azul)


originaria de un ambiente continental perteneciente a rocas paleozoicas inferiores (Ordovícico). El aporte
terrestre se confirma también en los petróleos de manaderos asociados a rocas devónicas. La presencia
de terpano tricíclicos (C19+C20/C23) que presentan una relación alta (>1.0) indica MO terrestre.
La cromatografía de gases permite evaluar la relación entre petróleos y extractos de rocas, pero
también proporciona información sobre el grado de madurez a través de la relación de n-alcanos.
Ciertos isoprenoides como el pristano (Pr) y fitano (Ph) son elementos menos estables que C17 y C18
n-alcanos y en consecuencia las relaciones Pr/n C17 y Ph/C18 son válidas para estudiar la madurez.
En la Figura 8, un grupo de muestras de oil-seeps de petróleo tienen Pr/nC17 = 0.8 a 2.0 y Ph/nC18 =
1.0 a 8.5, y aparecen con baja madurez, mientras que otros petróleos y la mayor parte de los extractos
de rocas devónicas y carbonífero-pérmicas presentan madurez creciente.

Figura 8. Relación de isoprenoides/n-alcanos obtenidos de


análisis GC de petróleos y extractos de rocas madre
devónicas.

Valores de isoprenoides obtenidos del crudo y los extractos de rocas madre del pozo Pando-X1,
también se muestran en el gráfico. Los extractos presentan madurez ligeramente más baja que el
petróleo obtenido en el pozo. Este comportamiento es compatible con los datos de reflectancia de
vitrinita (0.5 a 0.6 % Ro). Los valores demuestran que la roca madre en la posición del pozo está en el
inicio de la ventana de generación, por lo que es razonable pensar que el petróleo es producto de la
migración a distancias relativamente cortas.
La relación Pristano/Fitano es usado como un indicador del ambiente de depósito (Didyk et al.,
1978). Sedimentos con una relación menor a 1.0 reflejan un ambiente anaeróbico, mientras que
concentraciones de 1.0 y 3.0 representan condiciones con fuerte oxidación. Los cromatogramas 1 y 2
de la Figura 9 corresponden a bitúmenes de dos muestras de lutitas devónicas de los ríos Enatagua y
Yanamayu, ambos cromatogramas indican un origen común.

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Figura 9. Correlación de cromatogramas de extractos de rocas devónicas (1 y 2). Correlación de


de extractos de rocas pérmicas (3 y 4). Los cromatogramas 3 y 4 corresponden a extractos
obtenidos de rocas madre de la Formación Copacabana. La relación entre los biomarcadores
Pr/Ph marcan la diferencia entre los registros de rocas devónicas de origen marino y mayor aporte
de MO continental en el caso de las rocas de la Formación Copacabana. Pristano (Pr) y Fitano (Ph).

La distribución de los isoprenoides Pr/Ph obtenidos de extractos de lutitas de la Formación


Copacabana en afloramientos de la Faja Sobre-elevada de Toregua-Palacios sugieren que el kerógeno
de estas rocas tiene un aporte importante de materia orgánica terrestre. En los cromatogramas 3 y 4
de la Figura 9, la relación Pr/Ph es alta (3.8 a 4.1).
El análisis geoquímico de oil-seeps de Uchupiamonas y Río Kerosen indica un alto grado de biode-
gradación. A pesar de esto, los resultados de isótopos estables de carbón sugieren que fueron generados
de la misma roca fuente, pero diferente a los petróleos del Subandino Sur (Royle and Elrod, 1992).

COMPOSICIÓN DEL KERÓGENO Y MADUREZ


La MO contenida en las rocas madre paleozoicas es una combinación de algas marinas y com-
ponentes terrestres. El tipo de kerógeno identificado en la Formación Tequeje (Devónico inferior) está
compuesto por lípidos no estructurados, en los ríos Flora y Enatagua contienen predominantemente
60% de material amorfo más exinita y 40% de estructurado.
Las mediciones de Ro realizadas en muestras de afloramientos en los ríos Beni, Yanamayu y Flora
presentan valores de 0.53 % y 0.96 % Ro. Los kerógenos tipos II y III presentan un grado de madurez
variable entre inmaduro y el pico de generación-expulsión. Valores equivalentes 0.54% y 0.69 % de Ro
obtenidos a partir de AFTA por el método Easy Ro de Sweeney & Burnham (1990) son similares a los
obtenidos por mediciones tradicionales de Ro.

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La reflectancia de vitrinita en muestras devónicas oscila entre 0.50 % y 1.5 %. Este amplio rango
de valores es consistente con los obtenidos por el Índice de Alteración Termal (TAI), ambos parámetros
son integrados en la Figura 10. La madurez termal en rocas devónicas y ordovícicas situadas en el
borde oriental del subandino (Serranía de Caquiahuaca), presentan valores que son compatibles con
el soterramiento de sedimentos terciarios. En el extremo occidental, en el límite del Subandino y el
Interandino, estas rocas ricas en facies pelíticas registran valores de hasta 4.0 % de Ro. La sobre-
maduración está vinculada al régimen termal alto, en la vecindad de la Cordillera Oriental.

Figura 10. Correlación entre Ro y TAI en muestras de rocas


obtenidas en el área de estudio. Se observa el aumento
progresivo de la madurez termal de edad ordovícica y
devónica.

La presencia de cuerpos ígneos emplazados en el sector noroeste de la Faja Subandina, es


reportada por Ponce de León et al. (1972). En el Río Yanamayu, una colada (¿o filón capa?) de aspecto
andesítico de 8 m de espesor, ocurre en la Formación Beu, 400 m por encima de su base. En la misma
zona numerosos diques y filones capa básicos intruyen a la Formación Tequeje. Una muestra de lutita
devónica del Río Enatagua contiene 1.2 % de Ro, mientras que el índice Tmax es de 444 °C y 445 °C.
Estos datos son coherentes con la reflectancia y probablemente están relacionados con la actividad
magmática registrada en la zona.
Muestras de lutitas de las formaciones Retama y Copacabana obtenidas en la Serranía El Pelado
presentan abundante cantidad de kerógeno algal estructurado y menor contenido de lípidos no
estructurados. Se observa también MO amorfa con fluorescencia de moderada a fuerte. Estas
muestras proporcionan una madurez cercana a generación temprana de petróleo y gas. En la Serranía
de Marimonos las estructuras Lliquimuni y Tacuaral exponen secuencias carbonífero-pérmicas que
contienen una combinación de kerógenos tipos I y II, mientras que la reflectancia de vitrinita oscila
entre 0.63 % a 0.71 % de Ro.

PRINCIPALES ZONAS DE GENERACIÓN


La presencia de miles de metros de sedimentos terciarios acumulados en la zona subandina (prin-
cipalmente en los Sinclinorios Alto Beni y Tuichi) es un factor clave para activar los procesos de genera-
ción y expulsión de hidrocarburos del Sistema Petrolero Paleozoico en el Subandino Norte. La distri-
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bución de estas cubetas se observa en la Figura 11.


La interpretación de datos de madurez de diferentes sectores pone de manifiesto que los procesos
de sedimentación y erosión asociados a corrimientos y la activación de fallas durante la deformación
andina son responsables de las variaciones del régimen de madurez térmica de las rocas madre
devónica y carbonífero-pérmica.
Durante el tiempo en que las fallas están activas y los bloques altos se levantan, se produce
erosión y el enfriamiento de sedimentos. Cuando estos procesos son suficientemente prolongados, la
maduración de la materia orgánica se detiene. Este comportamiento es analizado en la estructura
Lliquimuni y el anticlinal El Pelado, en ambos casos la madurez termal de las rocas madre está por
debajo del pico de generación.
Un comportamiento diferente se observa en la faja fuertemente deformada de Toregua-Palacios,
que contiene en su interior espesores reducidos de sedimentos terciarios. El grado de madurez de las
rocas paleozoicas en afloramientos es bajo en comparación a otras áreas de la parte externa de la
cuenca (Serranía Caquiahuaca). La presencia de oil-seeps de petróleo a lo largo de esta faja esta
principalmente relacionada a la generación de hidrocarburos por sobrecarga tectónica y la presencia
de cuerpos intrusivos que aceleran localmente los procesos de generación y expulsión.

Figura 11. Mapa de localización de los sinclinorios Alto Beni y Tuichi. Se representan las principales áreas de
generación de hidrocarburos. Las secciones estructurales Lliquimuni (C-C’) y Uchupiamonas D-D’) están señaladas
con línea discontinua. Los ríos y localidades que se nombran en el trabajo son: 1. Río Enatagua; 2. Río Yanamayu; 3.
Río Flora; 4. Río Tequeje; 5. Río Mamuque; 6. Anticlinal Uchupiamonas; 7. Estructura El Pelado; 8. Arroyo Kerosen.

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202 David Zubieta Rossetti

En la sección estructural Lliquimuni localizada en la parte sur del subandino (Figura 12) se observa
el desarrollo de la cuenca piggyback del Alto Beni y las variaciones de madurez termal. Este extenso
sinclinorio contiene en su interior sedimentitas carbonífero-pérmicas con facies de calizas y lutitas ne-
gras ricas en MO. La madurez termal de estas secuencias en el pozo LQM-X1 varía entre 0.55 y 0.65
% de Ro, valores similares se registran en la Serranía El Pelado. Es posible que las rocas madre
devónica y carbónico-pérmica sometida a un soterramiento profundo en la parte interna del sinclinorio,
presenten condiciones favorables para la generación de hidrocarburos.

Figura 12. Sección estructural Lliquimuni mostrando la geometría de la faja subandina (de Baby et al.,
1995a). Las variaciones de madurez tienen relación con la historia termal de los frentes de corrimientos.

La sección estructural de Uchupiamonas (Figura 13) construida por Roeder (1988) esta localizada
en el sector norte del subandino (ver ubicación en Figura 11). Los rasgos más sobresalientes que se
observan en esta sección son: el amplio desarrollo del Sinclinorio Tuichi, la Faja Sobreelevada de
Toregua-Palacios, que pasa directamente al Interandino y la ausencia de sedimentos sin-orogénicos
del Terciario al oeste del anticlinal de Uchupiamonas.

Figura 13. Sección estructural Uchupiamonas (de Roeder & Chanberlain, 1995). El desarrollo de las
secuencias sin-orogénicas se localiza en la cuenca transportada del Tuichi. Las rocas madre devónicas que
afloran en la Faja Sobre-elevada de Toregua-Palacios presentan una reflectancia de vitrinita variable
relacionada con el apilamiento tectónico y la presencia de intrusivos.

Las lutitas devónicas que afloran en la Serranía de Caquiahuaca registran valores entre 1.3 a 1.5%
de Ro, mientras que la madurez termal de rocas madre devónicas en las serranías localizadas al oeste,
varían entre 0.6 y 0.7% de Ro. La historia térmica del Sinclinorio Tuichi esta controlada por la falla
Caquiahuaca activada probablemente en tiempos actuales.

VÍAS DE MIGRACIÓN Y TIMING


La migración de petróleo desde la roca madre hasta el reservorio es uno de los procesos más
complejos relacionados con la acumulación de hidrocarburos en el subsuelo. El contacto directo entre
lutitas devónicas y secuencias arenosas mesozoicas, representa la relación estratigráfica más
ventajosa en favor de una migración exitosa después de la expulsión de los hidrocarburos. Esta
relación tiene lugar en el Sinclinorio Tuichi, donde la Formación Beu se asienta en discordancia sobre

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rocas madre devónicas, en ausencia de sedimentos carbonífero-pérmicos, que son erosionados por la
discordancia pre-Mesozoica.
La migración es activa a través de vías específicas, preferentemente en capas de alta permea-
bilidad y en determinados sectores de la cuenca donde las condiciones petrofísicas de la secuencia
basal mesozoica son accesibles a una migración vertical en la interfase con lutitas devónicas sub-
yacentes. La eficacia de esta unidad definida como reservorio y/o carrier bed, está controlada por la
conformación estructural asociada al sello suprayacente y la continuidad lateral de ambos hasta
alcanzar la trampa.
La conformación de trampas durante la deformación andina tiene lugar en no menos de tres pulsos
tectónicos registrados durante el Mioceno y el Actual. Estos eventos producen al mismo tiempo sedi-
mentación y erosión que afecta directamente el régimen térmico de la cuenca, y el timing de genera-
ción de hidrocarburos. Las rocas madre que afloran en la Serranía de Caquiahuaca por ejemplo, están
sobre-maduras, es decir pasaron el punto más alto de generación. Las secuencias devónicas fueron
sometidas al soterramiento de los depósitos terciarios durante un periodo de tiempo prolongado. Las
fallas que movilizan estos sedimentos hasta superficie, tienen lugar en un periodo de tiempo
comprendido entre el Plio-Pleistoceno y el Actual. Dataciones de igninbritas que se asientan sobre las
secuencias paleozoicas en la Cordillera Oriental fueron datadas con edades de 2 y 3 Ma (Lamb et al.,
1993) estas rocas podrían ser contemporáneas con la deformación producida en la faja subandina.
El reservorio principal del Subandino Norte, la Formación Beu de marcada continuidad estra-
tigráfica, está conformada por areniscas eólicas en la parte superior y depósitos fluviales en la base.
En el área de influencia del Sinclinorio Tuichi, estas areniscas se asientan sobre lutitas devónicas, mien-
tras que en la FSTP y el Sinclinorio Alto Beni están en contacto con las secuencias del Carbonífero-
Pérmico. Por encima de esta unidad, las formaciones Eslabón y Flora del Mesozoico representan los
sellos de este reservorio. Sin embargo, la presencia de la Formación Flora esta limitada por acción ero-
siva de la discordancia pre-Terciaria.
La migración lateral del petróleo a distancias moderadas esta documentada en el pozo EES-X1.
Durante la perforación se registró shows de gases y la presencia de petróleo en reservorios de las
formaciones Beu, Eslabón y Flora. Impregnaciones de petróleo sólido (inactivo) descritos en los
bloques intermedio y autóctono de la estructura de Eva Eva Sur sugieren una movilización temprana
de hidrocarburos.
Otro ejemplo de migración lateral se presenta en el pozo VTN-X1, que descubrió hidrocarburos
con una gravedad de 37.4° API en la Formación Beu del Mesozoico. En las estructuras mencionadas
no se reporto la presencia de rocas devónicas, se interpreta que el petróleo descubierto en ambos
pozos, es producto de migración lateral.
En base al estudio de biomarcadores se puede determinar que el petróleo reportado en las
formaciones Eslabón y Beu del pozo EES-X1 están relacionados genéticamente a lutitas devónicas
localizadas a algunas decenas de Km. al oeste del pozo. El proceso de migración lateral se produce
a través de la secuencia arenosa de la Formación Beu que esta en contacto con la roca madre. El
petróleo migra lateralmente por este carrier bed y se moviliza en dirección ascendente hasta alcanzar
los niveles arenosos de las formaciones Eslabón y Flora.
La estructuración de pliegues por propagación de falla, es un mecanismo muy frecuente que se
observa en la parte externa de la faja plegada. La estructura de Eva Eva es una de ellas, sin embargo
la evolución de esta estructura en el tiempo es compleja. La historia termal obtenida mediante el
estudio de trazas de fisión de apatita muestra que los picos de soterramiento máximo calculados

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alcanzan temperaturas que oscilan entre 89° y 107°C. Estas temperaturas son asociadas al máximo
soterramiento. Se interpreta que a partir de los 4 Ma se produce un enfriamiento progresivo producido
por levantamiento tectónico.

TIPOS DE TRAMPA
La conformación de trampas en el Subandino Norte esta asociada al sistema de anticlinales
producidos por la deformación Andina. Durante los últimos 16 Ma la estratigrafía registra diferentes se-
cuencias sin-orogénicas que responden a varios pulsos tectónicos. Los niveles de despegue se loca-
lizan principalmente en lutitas de las formaciones Tequeje, Retama y Copacabana del Paleozoico.
La relación sello-reservorio entre las secuencias Beu-Eslabón-Flora es favorable en determinadas
zonas del área de estudio. El reservorio Beu presenta amplia distribución regional, mientras que la
discontinuidad de las unidades sello supra-yacentes representan un factor de riesgo en la definición
de plays exploratorios.
El espesor de las formaciones Eslabón+Flora en la sección tipo del Río Flora alcanza 250 m. Esta
sección contiene intercalaciones de lutitas que representan excelentes sellos.
La presencia del sello superior es crítica para la Formación Beu, principalmente en el área de in-
fluencia de las Serranías Fátima y Toregua, donde las Formaciones Eslabón y Flora son erosionadas
por la discordancia pre-Terciaria. La relación reservorio-sello se traslada a la secuencia basal del Ter-
ciario, representada por la Formación Bala, que contiene buenos reservorios y sellos intra-forma-
cionales.

SISTEMA PETROLERO
A diferencia de los sistemas petroleros paleozoicos del Subandino Sur, donde las formaciones del
Devónico presentan rocas madre y reservorios con producción de petróleo, gas y condensado, en el
área de estudio las secuencias devónicas son predominantemente lutitas conteniendo cantidades
variables de MO.
El potencial exploratorio que presenta esta región esta asociado al Sistema Petrolero Paleozoico,
donde la Formación Tequeje del Devónico representa la roca madre que contiene kerógeno mixto tipos
II/III y es considerada una roca madre con pronostico de oil-prone y gas-prone.
El principal reservorio del subandino Norte es la Formación Beu del Jurasico. Este reservorio de
amplia distribución regional aflora en las diferentes serranías que componen la Faja sobre-elevada de
Toregua-Palacios, está presente también en los flancos de los sinclinorios Alto Beni y Tuichi, en las
serranías de Marimonos, El Pelado, Fátima, Eva Eva y Caquiahuaca entre otras. Esta secuencia
presenta buenas características petrofísicas (Figura 15) y espesores que oscilan entre 350 y 750 m. El
miembro superior compuesto por areniscas eólicas presenta propiedades excelentes como roca
reservorio, es de mejor calidad que la secuencia basal de areniscas fluviales.
La Formación Eslabón presenta también reservorios de interés exploratorio. En el pozo EES-X1 se
detectó en el bloque intermedio buenas manifestaciones de gas, y la evaluación de registros propor-
cionó porosidad de hasta 20% y una media de 16%.
Las formaciones Retama y Copacabana contienen rocas con buen potencial de generación, muy
superior a las del Devónico, constituyen una excelente fuente de oil-prone, pero no existen datos
suficientes para probar si son la fuente de algún petróleo.
La Formación Retama contiene intercalaciones de areniscas fluviales que constituyen reservorios
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de buena calidad. Los espesores medidos en algunas secciones estratigráficas varían entre 20 y 70 m
con porosidad moderada a buena (13% a 18%) estos niveles se localizan en la parte inferior a media
de la formación. La presencia de potentes cuerpos de diamictitas se comporta como un sello efectivo.
La Formación Copacabana incluye también areniscas porosas de espesores variables de hasta 15 m.
Las lutitas intra-formacionales actúan como sello para estos reservorios. La secuencia arenosa basal
de esta unidad constituye un excelente reservorio, sin embargo su distribución no ha sido definida con
precisión. El principal objetivo en los pozos exploratorios LQM-X1 y TCR-X1 es un paquete de
areniscas localizada en la base de la Formación Copacabana. Se interpreta que el pozo atravesó en
el fondo algunos metros de la secuencia atribuida a la Formación Retama, pero no se describen facies
arenosas que pudieran corresponder al reservorio basal de la Formación Copacabana. Los cambios
laterales que presentan estas secuencias y la falta de información del subsuelo dificultan la predicción
de áreas de interés prospectivo.

Figura 14. Porosidad y permeabilidad de la Formación Beu


obtenida de muestras de afloramientos. Las propiedades
del reservorio son moderadas a buenas. La línea punteada
muestra el máximo razonable de Porosidad vs.
Permeabilidad, la línea gruesa representa el promedio.

Los estilos tectónicos que se observan en las diferentes unidades tectono-estratigráficas del
Subandino Norte definen las características de trampas con un nivel de complejidad diferente para
cada una de ellas. Por ejemplo, el flanco oriental del Sinclinorio Tuichi conformada por las Serranías de
Caquiahuaca y Eva Eva presenta un estilo de trampas potenciales que son principalmente pliegues por
flexión y propagación de falla. En la parte central del sinclinorio las estructuras son producidas por bajo
corrimientos o retro-corrimientos. En la Faja Sobre-elevada de Toregua-Palacios, los reservorios
mesozoicos, carboníferos y pérmicos están expuestos en superficie conformando pliegues estrechos.
El desarrollo de estructuras generadas en profundidad por bajo-corrimientos puede dar origen a
potenciales trampas asociadas no sólo a reservorios mesozoicos sino también a los reservorios
paleozoicos pertenecientes a las formaciones Copacabana y Retama. En el Sinclinorio de Alto Beni, el
único tren estructural que aflora en superficie es la Serranía de Marimonos, donde están emplazadas

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las estructuras de Lliquimuni y Tacuaral. No se descarta el desarrollo de estructuras potenciales en el


subsuelo del Sinclinorio de Alto Beni.
Algunos estilos de trampas y mecanismos de migración son analizados en los modelos que se
presentan en la Figura 15. En el caso de los modelos A y B las rocas madre están en contacto directo
con los reservorios, en ambos casos el factor crítico es el timing de generación y su relación con la
estructuración de la trampa.

Figura 15. Modelos de trampa asociados a la deformación andina. (A) Anticlinal generado por duplex en
secuencias ordovícicas y retro-corrimiento en la secuencia devónica. (B) Estructura anticlinal preservada en
profundidad. La reactivación tectónica afecta a la parte superior del anticlinal. (C) Estructura conformada por
propagación de falla, con reactivaciones fuera de secuencia. (D) Suaves estructuras anticlinales generadas por la
propagación de falla. En los esquemas A y B la roca madre esta asociada al reservorio supra-yacente, mientras
que en C y D la roca madre esta ausente y el entrampamiento de hidrocarburos es por migración secundaria.

Los modelos de trampa C y D corresponden a estructuras localizadas en el borde externo del


subandino. La ausencia de rocas madre devónicas en las cercanías sugiere que la migración lateral
es efectiva. En el modelo “C” la deformación produce un sistema de estructuras imbricadas, donde el
primer pulso corresponde a la escama desarrollada en la parte frontal. Uno de los factores de riesgo
es el timing. La estructura desplazada por la falla hasta superficie se movilizó en una fase posterior a
la migración de hidrocarburos.
Los elementos y procesos que controlan el Sistema Petrolero Devónico del Subandino Norte fueron
integrados en la carta de eventos (Figura 16) de Magoon & Dow (1994). El tiempo requerido para la
generación, migración y acumulación de los hidrocarburos abarca un periodo comprendido entre el
Mioceno medio y el actual. El Momento crítico del sistema corresponde al tiempo de preservación que
se extiende desde que los hidrocarburos son expulsados hasta el actual.
El Índice del Potencial de Generación (SPI) está definido como la máxima cantidad de
hidrocarburos (en toneladas métricas) que puede generar un metro de columna de roca madre en una
superficie de un metro (Tissot et al.,1980). Este índice combina la roca madre, espesor y la riqueza
dentro de un mismo parámetro.

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Subandino Norte 207

Figura 16. Carta de eventos del Sistema Petrolero en el Subandino Norte. El


sistema está definido por las rocas madre devónicas. Los eventos de generación,
migración y acumulación de hidrocarburos se produce en los últimos 16 Ma.

Las estimaciones calculadas sobre el potencial de rocas madre devónicas en el Subandino Norte
tienen un SPI de 6 t/m2, que corresponde a un valor moderado de SPI para un sistema de drenaje
vertical. Otros cálculos alcanzan un SPI de más de 10 t/m2 (Moretti et al., 1995).
La totalidad de petróleos analizados a partir de cromatogramas y biomarcadores proporcionan
evidencias de una fuente común asociada a rocas madre devónicas. Por el contrario resulta difícil
constatar algún tipo de relación genética entre extractos de rocas carbonífero-pérmicas y los petróleos
de manaderos y pozos. Esto no descarta que estas rocas, que acreditan un alto contenido de materia
orgánica, sean potenciales generadoras de hidrocarburos.

CONCLUSIONES
Los resultados del estudio que presentamos sobre el Sistema Petrolero Paleozoico del Subandino
Norte son conclusivos en afirmar que el área presenta un potencial exploratorio de interés, aunque
quedan aún muchos interrogantes por resolver. La distribución paleogeográfica de las unidades
paleozoicas, los mecanismos de deformación y el avance del frente orogénico subandino están direc-
tamente relacionados y son los responsables del timing de los procesos de generación, expulsión,
migración y entrampamiento de hidrocarburos.
Las rocas madre paleozoicas incluyen a las lutitas de las formaciones Tequeje-Tomachi del
Devónico y Retama-Copacabana del Carbonífero-Pérmico. Las formaciones devónicas son una fuente
probada de hidrocarburos, mientras que las secuencias de pelitas de las formaciones Retama y
Copacabana son consideradas como rocas madre potenciales.
La madurez térmica de las rocas paleozoicas no responde al comportamiento de una cuenca
asimétrica típica de ante-país. El grado de madurez esta determinado principalmente por el sote-
rramiento producido durante el Terciario, proceso que continúa en la actualidad.
La interpretación de datos de Ro y AFTA proporcionó información valiosa sobre el registro de los
pulsos tectónicos y los procesos de sedimentación y erosión asociadas a la deformación del Suban-
dino Norte en los últimos 16 Ma.

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208 David Zubieta Rossetti

El tiempo requerido para la generación de hidrocarburos es variable, se ha constatado que las


rocas devónicas que afloran en el borde externo de la Faja Subandina (Serranía de Caquiahuaca)
presentan una madurez termal alta (1.4% Ro). Se interpreta que el pico de generación tiene lugar
algunos Ma antes que la estructuración del Sinclinorio Tuichi. Esto conduce a pensar que muchas
trampas estructuradas con posterioridad al timing de generación y expulsión resulten vacías.
La historia térmica de la faja sobre-elevada Toregua-Palacios tiene un comportamiento diferente a
los sinclinorios vecinos. Se interpreta que esta faja nunca estuvo sometida a una sobrecarga mayor a
3000 m de sedimentos terciarios. Por otra parte el grado de madurez que presenta está más bien
influenciado por apilamientos tectónicos y localmente por la presencia de emplazamientos de cuerpos
ígneos en sedimentitas devónicas.

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09 Madre de Dios Modif (211-236) 9/4/08 6:20 PM Page 211

Cuenca Madre de Dios Sistemas Petroleros de las Cuencas Andinas211


Carlos E. Cruz - Jorge F. Rodríguez - Jorge J. Hechem - Héctor J. Villar, eds.

PETROLEUM SYSTEMS OF THE MADRE DE DIOS BASIN AND ITS ASSOCIATED


FOLD AND THRUST BELT: PERU AND BOLIVIA
Antenor M. Alemán1 and Walter León2

1
Consultant Geologist, amaleman@gmail.com
2
Repsol YPF, Perú, wrleonl@repsolypf.com

Resumen. Sistemas Petroleros de la Cuenca Madre de Dios y su Faja Plegada asociada:


Perú y Bolivia.
Tanto la cuenca asimétrica de antepaís como la faja plegada de Madre de Dios son las
menos exploradas de las cuencas subandinas. Esto es a pesar de que los estudios
bioestratigráficos han confirmado una evolución tectono/estratigráfica muy similar a la
cuenca gasífera del Ucayali meridional. Más aún, la correlación de crudos con la roca
madre sugiere la presencia de tres rocas madre Paleozoicas muy distintas que incluyen:
una roca madre de clase mundial de querógeno tipo I como el Grupo Cabanillas del
Devoniano (Frasniano hasta Fameniano), las lutitas carbonosas de querógeno tipo III del
Grupo Ambo, y el querógeno tipo II de la Formación Ene y Grupo Copacabana del Pérmico.
La roca madre del Devoniano tiene un espesor, riqueza y distribución regional variable.
Sin embargo, la capacidad de generación de hidrocarburos es considerablemente alta y la
generación comenzó durante el Cretácico tardío en la parte más profunda de la cuenca,
continuando hasta hoy hacia sus bordes. Esta migración progresiva de la cocina generativa
está asociada con la propagación episódica de los corrimientos y la depositación contem-
poránea de la molasa. Las capas transportadoras son areniscas interdigitadas con/o des-
cansando sobre la roca madre. Varios apilamientos de reservorios y sellos del Devoniano y
Carbonífero están presentes en la cuenca y la arenisca basal de la Formación Tarma del
Pensilvaniano tiene una amplia distribución. Mientras que la calidad del reservorio mejora
hacia el Norte y Este alejándose del depocentro, las evaporitas en la secuencia carbonática
de los grupos Tarma y Copacabana del Pérmico a Pensilvaniano representan el sello
regional, las cuales podrían restringir la migración vertical de hidrocarburos.
Dos altos del basamento caracterizados por erosión de las rocas paleozoicas han
controlado no sólo el estilo estructural en la faja plegada sino también el desarrollo de po-
tenciales trampas estratigráficas en el antepaís. El Arco de Madidi, paralelo al orógeno, se
comportó como una barrera que soportó el sobrepeso de los corrimientos e impidió la
propagación hacia el este de esta faja plegada, resultando en una compleja imbricación y
la formación de estructuras tipo duplex. Este alto Precámbrico rígido también inhibió el
desarrollo de fallamiento a lo largo del pobremente desarrollado levantamiento periférico. En
contraste, el Arco de Manu, ortogonal al orógeno, fue un paleo-alto contemporáneo con la
depositación Paleozoica y tiene excelentes condiciones para trampas estratigráficas. Así, la
limitada cobertura sísmica presenta buenas anomalías de amplitud y AVO de primera clase.
Varios pozos perforados en los años 70 documentan buenas indicaciones de petróleo y
pruebas de hidrocarburos no-económicas. Sin embargo, una renovada exploración en los
90 corroboró un pequeño campo petrolero no comercial en el antepaís del sector boliviano
(Campo de Pando) y una acumulación bastante significativa a lo largo de la faja plegada en
el lado peruano (Campo de Candamo).

INTRODUCTION
The under/explored Madre de Dios Foreland Basin and its associated fold and thrust belt is bound on
the southwest by the Azulmayo Thrust, north and northeast by the Brazilian Shield, south and southeast
by the Madidi Arch, and north and northwest by the Manu Arch (Figure 1). The Azulmayo Thrust is an
inverted fault that marks the eastward termination of Lower Paleozoic rocks and the leading hinterland

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edge. The Precambrian Brazilian shield seems to plunge under the foreland basin as documented by the
structural grain depicted from potential field maps as well as the seismic response and well data.

Figure 1. Structural contour map at the top of the basement and generalized geology showing the Manu and Madidi arches and
the possible presence of possible strike slip faulting along the poorly developed peripheral bulge.

Because Paleozoic rocks are eroded from both the Madidi and Manu arches, locally, Mesozoic
rocks directly overlie crystalline basement. The Madidi Arch trends northwest to southeast, then turns
and plunges west below the leading edge of the thrustbelt (House et al., 1999). This Arch represents a
basement uplift developed during the late Permian Tiahuanacu Orogeny (Late Hercynian). In southern
Peru, this orogeny, characterized by contractional deformation, developed before Gondwanaland break
up. This arch parallel orogen also acted as a buttress for foreland thrust propagation and accounts for
complex imbrication and duplex formation (Figure 1). The arch also restrained thrust sheet loading that
resulted in a poorly developed forebulge characterized by incipient faulting.
The Manu Arch trends east-west and changes to the southwest in a direction orthogonal to the
Manu National Park Foldbelt (Figure 1). Similar to the Madidi Arch, late Paleozoic units of the Manu Arch
are completely truncated and/or eroded (House et al., 1999; Shepherd et al., 2002). However, regional
seismic lines show protracted onlap of Paleozoic rocks against a basement high. On potential field
maps, this arch is not as well defined as the Fitzcarrald Arch and may be related to strong
heterogeneities in the Precambrian basement (House et al., 1999). However, this cross-basinal arch, on
a structural map at the top of the Cretaceous Vivian Formation is a simple monocline that dips south-
southeast into the Madre de Dios Basin (Shepherd et al., 2002).
Variations in structural styles along strike in the fold and thrust belt are controlled by changes in the
thickness of the sedimentary column and the presence or not of basement highs. Whereas in the
Bolivian segment, Baby et al. (1995) have reported the presence of a thick Tertiary piggyback basin;
this type of basin is more subtle in the Peruvian segment. Indeed, the complexity of the fold and thrust
belt is reflected on the contrasting interpretation of the published regional cross sections (Roeder and
Chamberlain, 1995; Baby et al., 1995).
Drilling in the foreland was on very subtle structures along the foredeep without commercial
success but abundant oil shows (Peru). However, a stratigraphic play in Bolivia documented not only a
world class source rock but also a non commercial field (Figure 2). Similarly, limited exploration along
the fold belt resulted in a non commercial gas discovery reported in the Candamo-1X well.

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Cuenca Madre de Dios 213

Figure 2. Map of the main hydrocarbon discoveries, shows and oil seeps in southern Ucayali and Madre de Dios basins.
Note the easternmost Cobija oil seep near the Bolivia and Brazil border that suggest long distance migration.

TECTONIC SETTING
By some means, thorny to understand, the Madre de Dios has been postulated to have evolved
from a Paleozoic intra-cratonic basin that was modified into a Mesozoic-Cenozoic foreland basin (Peters
et al., 1997a and b). However, regional tectonic and stratigraphic analysis suggests that the area has
been an active margin since at least early Silurian to early Devonian time, as recorded by the
emplacement of the San Nicolás Batholith and some petrofacies studies (Mukasa and Henry, 1990;
Isaacson and Díaz Martínez, 1995; Ramos and Alemán, 2000; Alemán and León, 2002).
Basement rocks in the Madre de Dios Basin are part of the Brazilian Shield and consists of
polyphase deformed, low grade metamorphosed shales and quartzites of the Pilcopata Formation.
Normal faults formed during the Cambro/Ordovician extension were coeval with thick siliciclastic
deposition from Arenigian and Llanvirnian to early Caradocian. Thick Silurian deep-water shales and
subordinate sandstones are poorly documented and are not found beyond the Azulmayo Thrust, which
is interpreted as an inverted fault. Termination of this extensional event is associated with an important
deformational episode recognized in Bolivia and Argentina as the Ocloyic Orogeny (Bahlburg, 1990;
Ramos and Alemán, 2000).
The resuturing of the Arequipa Massif initiated deposition of a thick Devonian molasse deposition
all the way to the craton edge (Issacson, 1974). This Devonian deposition terminated with the Chanic
Orogeny (Eohercynian). The Permo-Carboniferous was characterized by an increase in subduction rate
and angle and relative low convergence rates that gave rise to significant crustal extension. An arc is
inferred by the presence of abundant volcaniclastics and tuffs interbedded with the Ambo, Tarma, and
Copacabana groups (Megard, 1978; Laubacher, 1978; Benavides, 1991; Díaz Martínez, 1995; Alemán
and Leon, 2002). Permo Carboniferous deposition ended with the Tiahuanacu Orogeny (Late
Hercynian), characterized by north/northwest to east-southeast oriented folds with south/southwest
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214 Antenor M. Alemán and Walter León

Figure 3. Stratigraphic column showing the main tectonic and magmatic events in southern
Peru as well as the potential seal, reservoir and source rocks.

vergence and strong axial cleavage (Dalmayrac et al., 1980). A Late Permian unconformity in the
foreland may be coeval with progressive uplift of the basin arches (Figures 1 and 3). This orogenic event
heralded a protracted back-arc extension that continued throughout the Mesozoic.
An arc trench system persisted from the Late Triassic to Jurassic characterized by pervasive arc
extension and coeval with thick volcaniclastic deposition as documented along the coastal ranges. A
change in provenance from an undissected arc to uplifted continental block characterized the Jurassic-
Cretaceous boundary along the coast. Albian to early Paleocene emplacement of the Coastal Batholith
was coeval with arc sedimentation; however, Cretaceous deposition in the Madre de Dios Basin did not
start until the Turonian. Early Paleocene termination of magmatic activity was associated with an increase
in convergence rates and initiation of flat subduction geometry (Pardo Casas and Molnar, 1987;
Sandeman et al., 1995). This magmatic lull was maintained until late middle Eocene when cataclysmic
failure of the overriding plate, and crustal-scale ramping generated the Zongo-San Gabán
tectonothermal zone in the Eastern Cordillera (Sandeman et al., 1995). This tectonothermal event (Incaic
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Cuenca Madre de Dios 215

Phase) coeval with thick foreland molasse deposition (Figure 3) is interpreted to be the result of flat slab
collision with the leading edge of the Brazilian Shield lithosphere mantle (Sandeman et al., 1995).
The Oligocene to early Miocene magmatism resumed in the Main Arc was the result of flat slab
breakout and protracted foundering. A short-lived Oligocene mafic shoshonitic volcanism was
contemporaneous with transtension in the Western Cordillera. Early Miocene Inner Arc magmatism
cessation was due to total slab floundering, change from transtensional to transpressional, and
antithetic oceanward subduction of the Brazilian Shield lithosphere (Lyon-Caen et al., 1985; Roeder and
Chamberlain, 1995). As a result, the lower crust underwent uplift and ductile shortening. This Quechua
Event was coeval with molasse deposition and thin-skinned deformation in the Subandean fold and
thrust belt.

STRATIGRAPHY
Several studies have been published on the detailed fossil assemblages and ages for the
stratigraphic units of the Madre de Dios Basin (Alemán et al., 2003; Wood et al., 2001). Therefore only
a brief description will be given below. Lower Paleozoic rocks outcrop mainly along the Eastern
Cordillera hinterland that is delimited to the east by the Azulmayo Thrust. Ordovician rocks are thought
to have been deposited in an extensional basin that aborted before the formation of oceanic crust
(Figures 3 and 4). The closing of this basin is associated with the Early Silurian to early Devonian
emplacement of the linear high-K calc-alkaline San Nicolas Batholith, a tectonic episode known as the
Ocloyic Orogen (Ramos and Alemán, 2000). Silurian deep-water shales and subordinate sandstones
are poorly documented and are not found beyond the Azulmayo Thrust.

Figure 4. Outcrop photographs of selected units from the Madre de Dios Basin. A: Ordovician San Jose Formation consisting of mainly
varicolored shales and subordinated siltstones and fine grained sandstones showing contemporaneous extensional faulting. B: Vivian
Formation sandstones unconformably overlying the sandstones and shales of the Devonian Cabanillas Group. C: Carboniferous to Late
Permian granites intruding the sandstones and shales of the Cabanillas Group along the Eastern Cordillera (hinterland) D: Thinly
bedded shales and sandstones of the Cabanillas Group.

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216 Antenor M. Alemán and Walter León

Stratigraphically higher is a sequence of 1000 m of late Silurian and early Devonian sandstones and
conglomerates (Figures 3 and 4). Devonian strata consist of more than 1000 m of sandstones and
shales of Emsian to Eifelian age (Mobil, 1998; Isaacson et al., 1995 and Vavrdová et al., 1996). In
southern Peru and northern Bolivia, Devonian siliciclastic rocks are interpreted to have dual source
areas: the uplifted Arequipa Massif in the west and the Brazilian Shield in the east (Issacson, 1974). In
the Pongo de Coñec section, an Upper Famennian-Lower Tournaisian palynomorph assemblage was
identified in a 600 m gray mudstone section with interbedded wave rippled and cross-bedded
sandstones (Mobil, 1998). Along the hinterland, this Devonian sequence has been intruded by
Carboniferous to late Permian granites (Figures 3, 4 C and D, 5, and 6).

Figure 5. Stratigraphic columns of the Puerto Primo-1X and Pando-1X wells (GR and DT curves showing their lithologies and
potential reservoir, seal and source rocks. Note the abundant evaporites (pink color) in the Copacabana and Tarma groups.

The uppermost Paleozoic consist of a sequence of interbedded terrigenous, continental


volcaniclastics and shallow marine carbonates, which compose the Ambo, Tarma, Copacabana and
Mitu groups as defined by Newell et al. (1953) and an a contemporaneous volcanic arc have been
described during the Carboniferous (Benavides, 1991; Díaz Martínez, 1995; Alemán and Leon, 2002;
Alemán et al., 2003).

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Cuenca Madre de Dios 217

Figure 6. Isopach maps of the Middle to late Devonian and Pennsylvanian/Permian (Tarma and Copacabana groups)
showing the main depocenters for these units.

The Tarma Group unconformably overlies the Mississippian Ambo Group and consists of basal
sandstone that grades upward to a sequence of thick-bedded lime mudstones and marls interbedded
with thin dolomites and siltstones deposited in a shallow water inner shelf to supratidal, low energy

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218 Antenor M. Alemán and Walter León

environments that were probably episodically sub-aerially exposed (Wood et al., 2001; Alemán et al.,
2003; Figures 5, 6 and 7). The Copacabana Group conformably overlies the Tarma Group and consists
of up to over 300 m of carbonate mudstones, wackestones, packstones and grainstones that are
interbedded with thin reddish silty shales to black shale deposited in an environment similar to the
Tarma Group (Figures 5, 6, 7 and 8). In foreland wells, this carbonate unit contains interbedded
anhydrite layers (Alemán et al., 2003).

Figure 7. Regional correlation of Paleozoic units in which, the top of the Copacabana Group has been
flattened. Separation between wells is the same.

There is not evidence for Late Permian crustal extension in the Madre de Dios Basin. However,
paleontological data from wells drilled in the Camisea area indicate the presence of the fluviatile to
eolian Permian Mitu Group for strata previously considered to be part of the Cretaceous Oriente Group
(Alemán et al., 2003; Seminario and Chung, 2004). A brecciate limestone at the Pongo de Coñec
section correlates with the Hamiapollenites zone of early to late Permian at Camisea. Stratigraphically
higher, above a pronounced scoured surface are the large-scale cross-bedded sandstones of the
Pinquen Formation. In the foreland wells, this unit lays between the Chonta Formation and Copacabana
Group (Figures 7 and 8).
The oldest Mesozoic rocks, originally described as the Oriente Group as been redefined as the Late
Permian to Early Triassic Pinquen Formation. As a result, the oldest Cretaceous unit is the Turonian to
Campanian Chonta Formation. The base of the Vivian Formation is a scoured surface and consists of
coarse to medium--grained, quartz-rich white, cross bedded sandstones interbedded with gray shales
and siltstones that sometimes is unconformable on-lapping the Devonian units (Figures 4B, 5 and 8).
The Cenozoic can be subdivided in three distinctive units that include from base to top, the
Huayabamba Group, Ipururo Group and Pagorene Formation (Figures 5 and 8). The Paleogene
Huayabamba Group consist of more than 1029 m of red, purple-red, green, gray and light maroon,
mottled, medium- to thick-bedded mudstones interbedded with fine- to medium grained, quartz to lithic
rich, purple, red to white sandstones and well rounded pebbly conglomerates (Figures 5 and 8). The
red beds of the Oligocene to Miocene Ipururo Group are more than 1830 and have a higher
sandstone/shale than the Huayabamba Group. The Late Miocene to Plio/Pleistocene Pagorene
Formation consists of grayish maroon mudstone interbedded with thin bedded lithic sandstones that
grade upward to thick-bedded conglomerates.

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Cuenca Madre de Dios 219

Figure 8. Chronoestratigraphic chart of the Madre de Dios Basin showing the multiple unconformities and lithologies: yellow
are sandstones, brown and grey are continental and marine shales respectively, pink are evaporites and blue brick symbols are
limestones.

Figure 9. Subsidence curves for different wells in the Madre de Dios Basin.

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220 Antenor M. Alemán and Walter León

PETROLEUM SYSTEM
Regarding the petroleum system of the Madre de Dios Basin, it is important to make a distinction
between the foreland basin and the fold and thrust. The different elements of the petroleum system vary
according to the tectonic setting of the plays. This approach requires a multidisciplinary analysis and
integration of all geological and geophysical information to conduct a detailed basin analysis at the play
or prospect level. This analysis is critical and once it has been accomplished, is possible to reach a
high degree of confidence in technical risk evaluation and therefore prospect ranking.

Source rocks
The Madre de Dios contains at least three distinctive source rocks that vary from Type I algae-rich,
oil-prone organic facies in the Devonian Tomachi Formation to the Type III terrestrial (coaly), gas-prone
organic faces of the Carboniferous Ambo Group and Devonian Cabanillas Group. Marine Type II oil-
prone organic facies are reported in the Copacabana Group and some samples from the Cabanillas
Group (figures 5, 6 and 8). The Cretaceous Chonta Formation has relative low total organic content
(TOC) values and insignificant HI and is not regarded as an effective source rock.
A thick, laterally continuous, world-class source rock of Upper Devonian age was found in the
Pando-1X well in the Bolivian segment of the Madre de Dios Basin. Simple analysis suggests a
generative capacity between 250 and 1000x109 boe (Peters et al., 1997a and b). Source rock richness
and distribution is supported not only by continuous core analysis but also by indirect Level of Maturity
(LOM) calculation (Figure 10). According to Peters et al. (op. cit.), continuous Rock-Eval pyrolisis
documents up to 16 wt % TOC in the interval between 1350 to 1590 m and increase of source rock
richness with depth. The shales are laminated, with high hydrogen index (HI) and low oxygen index (OI)
suggesting an oil prone Type I and II, amorphous kerogen. Sequence stratigraphic correlations place
greatest TOC values with maximum flooding surfaces characterized by high GR values (Figure 10). The
flooding surface at 1510 m contains abundant Parasinophyte algae, including Tasmanites, which are
thought to be associated with nutrient rich marginal marine environments (Alemán et al., 2003). We
consider that source rock quality was controlled by both high productivity and thermal stratification that
cause anoxic conditions and
raised the oxygen minimum layer
along a broad shelf. Biomarkers
and stable isotope analysis of
the Upper Devonian extract at
1510 m correlate with the low
sulfur (0.14 %), 32° API oil
produced from Devonian
sandstones (Peters et al., 1997a
and b). They have inferred that
the oil in the Pando-1X well is
mature and has been generated
at vitrinite reflectance of 0.7 with
up dip migration of 50 km from
its present position based on the
methylphemantrene index and
other biomarkers. Also, the Arias Figure 10. Calculated TOC (%) for the Pando-1X well using the LOM method
(Passey et al., 1990) compared to the published measured TOC values (Peters et
and Quiquibey oil seeps in the al., 1997a and b).

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Cuenca Madre de Dios 221

Bolivian fold-belt are similar to the Pando oils and the Tomachi Formation extract (Guthrie, 1998).
Samples from the Devonian Cabanillas Group contain lower TOC values (1.6 to 3.8 %) than those
from the Late Devonian in the Pando-1x well samples. Calculated TOC values from well logs indicate
more than 120 m of more than 2 % TOC is present in the Pariamanu-1X well (Figure 10). LOM
calculations for all the wells that penetrated the Devonian in the basin suggest a widespread source
rock distribution with different degree of richness and thickness. Oils from Pariamanu-1X and Puerto
Primo-1X wells are very similar to those from the Sepa-1X well in the Ucayali Basin (Figure 11), however,
most oils in the Madre de Dios Basin correlate with the Cabanillas Group extract and carbon isotopes
(Guthrie, 1998). Unfortunately, not enough Rock-Eval analysis is available to support independently that
the Cabanillas source rocks contain only Type II and III oil organic matter (Guthrie, 1998). This departure
may be related to the presence of different facies and source age than the Pando-1X well and
significant terrigenous input from the uplifted Manu and Madidi arches and lower Paleozoic and
Precambrian rocks from the Eastern Cordillera.

Figure 11. Source rock and oil characteristics of the Madre de Dios Basin. A: Van Krevelen diagram illustrating the
diversity of kerogen types for the different types of source rocks. B: Diagram of carbon isotopes for the aromatic and
saturated fraction for the different types of source rocks compared to the Pando oil (Guthrie, 1998). C: Monoaromatic
steroids form different source rocks compared to the Pando oil (Guthrie, 1998).

The Mississippian coaliferous shales of the Ambo Group have sourced the giant Camisea
gas/condensate field in the southern Ucayali Basin. The TOC values vary from 2.3 to 25 % with low HI
values (405 to 103 mg HC/g TOC) as reported by Guthrie (1998). In the Bolivia fold-belt, TOC values in
the Carboniferous Retama Formation vary from 1.2 to 15 % with low HI values containing also mostly
terrigenous, Type III kerogen (Figure 11). The bulk of both the Ambo Group and Retama Formation
source rocks are interpreted as swamp and flood plain facies characterized by more enriched δ13C and
yield greater amounts of low molecular weight hydrocarbons (Guthrie, 1998). Outcrop sample extracts
from Ambo Group correlate with Cashiriari-1X well condensates and also with Quebrada Petróleo and
Quebrada Gallinazos oil seeps in the Madre de Dios Basin. These oil seeps have similar δ13C than the
Cashiriari-1X well condensates (Alemán et al., 2003). As it was mentioned before, the Tuichi and
Kerosene oil seeps are interpreted to have Type II and III kerogen sourced from the Devonian

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222 Antenor M. Alemán and Walter León

Cabanillas Group and the Carboniferous Ambo Group/ Retama Formation (Figure 11). These findings
suggest that the Ambo swamp and flood plain source rock facies have a more regional distribution that
was originally thought, however there is still some issues in predicting the presence and thickness of
these facies.
The Late Permian Ene Formation TOC values vary from 2.5 to 5.6 with high HI varying from 440
to 795 and low OI. Source rock quality is even higher when only the black shales are considered for
average calculations. Indeed, at the Pinquen River section, the average TOC for 10 immature (Tmax
= 421) black shales is 9.15 % with HI of 396. At the Jiron River outcrop, the average TOC for 6
immature (Tmax = 424) black shales is 6.98 with HI of 413. This hypersaline lagoon facies is an
excellent source rock that contain predominantly Type I kerogen (Figure 11). In fact, the high
maturity condensates from the Candamo-1X are correlated to the Copacabana Group/Ene
Formation based on isotopically heavy and nearly flat δ 13C profiles that indicate a
carbonate/calcareous source rock (Mobil, 1998).
The relatively high-energy depositional environment of the Copacabana Group carbonate platform
facies precludes the presence of high TOC values. However, some thinly bedded dark gray shales from
restricted, low energy, lagoonal facies contain high TOC (2 to 9.7 %). These facies have high HI from
444 to 692 and low OI between 8 and 13 and are very similar to the Type I Ene Formation (Figure 11).
Samples from the Lliquimuni-1X well in Bolivia and other outcrops along the fold-belt contain Type II
kerogen (Guthrie, 1998; Mobil, 1998). This kerogen variation might be related to distinctive depositional
environments from algae-rich restricted, anoxic facies to more oxygenated relatively higher energy and
open marine shelf facies (Figure 11).

Oil shows and Seeps


In addition to the 32.4° API oil recovered at the Pando Field in Bolivia (20x106 bo), several wells in
the Peruvian foreland basin have important oil test and shows (Figure 2). Fluorescence was reported at
Puerto Primo-1X well, in the Copacabana Group. C1 to C6 chromatogram readings are in the Tarma and
Ambo groups, and a DST tested oil of 45.2° API and gas in Devonian sandstones. The Pariamanu-1X
well samples had reported significant florescence in the Tarma and Ambo groups and a DST tested oil
of 53° API and gas (Figure 2). Both samples correlated to Cabanillas Group extracts. The Cariyacu-1X
well samples had significant fluorescence and some bitumen in the Copacabana Group. Los Amigos-
1X well samples had fluorescence in the Tarma and Copacabana groups and reported residual oil in
the Cabanillas Group core samples. Near to the Peru/Bolivia/Brazil boundary junction, the Cobija oil
seep suggests long distance migration.
Along the fold-belt, several oil and gas shows seeps have been reported suggesting the presence
of an active petroleum system (Figure 2). The Candamo-1X well encountered multiple poor to very poor
light oil and condensate shows supported by fluid inclusion studies that mirror the gas chromatogram
readings (Guthrie, 1998, Mobil, 1998). Indeed, the dominant hydrocarbon contained in the fluid
inclusions is oil (32° to > 52° API). After several DSTs, this wildcat is considered a gas discovery
(cumulate production test of 10.5x106 cfg/d. Oil source rock correlation studies indicate that the
Quebrada Petroleo (31° API) and Quebrada Gallinazos (31.1° API) correlate with the Mississippian
Ambo Group (Guthrie, 1998). However, the Tuichi (27.9° API) and Kerosene seeps are more difficult to
correlate since their δ13C values are similar to the Carboniferous Retama Formation and Devonian
Cabanillas Group (Guthrie, 1998). Although the Arias (28° API) and Quiquibey (28.2° API) seeps with
similar δ13C than the Pando oils, could also be sourced from the algae-rich Ene Formation (Guthrie,
1998, Mobil, 1998).

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Cuenca Madre de Dios 223

Figure 12. Porosity, maturity and temperature calibration for the Los Amigos -1X well.

EVOLUTION OF GENERATIVE KITCHENS IN TIME AND SPACE


The upper Paleozoic high rates of subsidence contributed to early hydrocarbon generation from
Devonian source rocks along the present day fold and thrust belt (Figure 9). This generated
hydrocarbon was lost due to the lack of traps or continuous trap breaching during orogenic uplift. This
event has also been reported along the Bolivian segment (Baby et al., 1995). Nevertheless, the main
generation phase was contemporaneous with contractional deformation and thick molasse deposition
associated with the Andean Orogeny. In our opinion, the high amount of diamondoids reported in the
Candamo Field may be related to secondary cracking of a deeper overmature Devonian source rock
(Mobil, 1998, Alemán et al., 2003).

Figure 13. Maturity profiles for the Devonian source rock showing variables degree of maturity achieved at different times
and their calculated heat flow.

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224 Antenor M. Alemán and Walter León

In the foreland, excellent porosity and temperature data and fair to good maturity data permitted to
carry out a reliable geochemical modeling (figures 12 and 13). 1D and 2D basin modeling has allowed
the identification and areal extent of the Devonian kitchens in time and space with initial hydrocarbon
generation as early as Senonian (Figure 14). At this time, two distinctive generative kitchens were
active: one near the foredeep and the other east of Puerto Primo-1X and southwest of the Pando Field.
These two pods coalesced during early Paleocene and expanded as a single kitchen near the foredeep
and the late mature kitchen became even wider to cover most of the foredeep during middle Eocene.
During the early Miocene, a significant portion of the foredeep was within the main gas window and the
late mature kitchen expanded further east and northeast. Broadening of the generative kitchen was the
result of significant loading caused by thick, rapidly molasse deposition along the foredeep (Figures 9
and 13). Today, the early Senonian kitchen that coalesced during early Paleocene to Middle Eocene is
in the main gas generation and covers almost all the foredeep. This belt approximately follows the
Paleozoic top map dip isogons (Figure 14).
Based on biomarkers maturity indicators Peters et al. (1997a and b) suggest that the Pando Field
oil was generated at vitrinite reflectance values of 0.7. This value requires a 50 km migration distance
that corresponds to the outer edge of the present day mid-mature kitchen (Figure 14). The main carriers
may extend only near the fringe of the present day mid-mature generative pod belt (figures 14 and 18).
Therefore, the main oil migration may have occurred since Early Miocene suggesting that prior to this
time the generative kitchen was not effective due to the lack of carriers.

Figure 14. Evolution of the generative kitchens through time illustrating the continuous broadening and increase maturity
from Late Cretaceous to the present.

Most of the foredeep was in the late mature to main gas generation prior to thrusting, therefore,
Devonian as well as Mississippian source rocks could not be a potential source rock for the fold-belt.
However, the presence of active oil seeps correlated with Ambo/Retama extracts suggest that these
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Cuenca Madre de Dios 225

rocks could be potential source in frontal thrust synclines. North of the Madidi Arch, the Permian
Copacabana and Ene formations may still be in the oil window in isolated synclines pods. Geochemistry
studies along the foothills are still ambiguous and many oil seeps are correlated either to the Devonian
Pando oil or to the Permian source rocks. Potential source rocks along the fold and thrust belt are
absent at the crest of the Madidi Arch. Basin modeling supports hydrocarbon generation during thrust
loading and protracted molasse deposition.
Because of the long term erosional contact the Ene Formation is not always present above the
Copacabana Group. Therefore, only the Copacabana Formation has a good potential to generate oil in
subthrust synclines along the Bolivian segment of the fold-belt. Indeed, several oil seeps correlated to
the Devonian Tomachi Formation, are most likely to be sourced from the Copacabana Formation.
Geochemical and isotope studies for Candamo-1X well gas and condensates strongly support a
carbonate/calcareous unit similar to the Ene/Copacabana formations as revealed by heavy δ13C.
Furthermore, the elevated abundance of diamondoids in the condensates indicates the occurrence of
oil cracking or exposure of source rock to high thermal maturity (Mobil, 1998). A paleo-heating of
reservoir units prior to Early Paleocene (50 my) of approximately < 2.7 °F/100 feet or deeper burial and
high erosional rates may explain the AFT and Ro values in the Candamo-1X (Mobil, 1998).

RESERVOIRS
In the Pando Field, the main reservoirs are Devonian sandstones with good porosities (14 to 20 %)
and permeabilities (8-200 md) and 11 m net sand (N/G = 0.15). Oil-saturated sandstones interfinger
with and overly the source rock and are interpreted to be the uppermost part of a discontinuous upper
shoreface parasequence developed during a force regression (Figure 15). Other sandstone potential
reservoirs include incised valleys filled with estuarine and delta plain deposits. The uppermost
Devonian sequence consists of distributary channels and discontinuous delta front sandstones that
have untested fluorescence. Devonian sandstones in the foredeep wells have very poor porosity and
permeability due to burial depth (Figure 16). Reservoir quality is also degraded by the presence of
considerable lithic framework grains.

Figure 15. Windland diagram illustrating the relationship between porosity and permeability and the probably pore
size for reservoir rock units in the Pando-1X well.

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226 Antenor M. Alemán and Walter León

The Ambo Group widespread basal sandstone may be an important reservoir, which in Bolivia is
known as the Yaurichambi Formation interpreted to represent coastal dune deposits. The net sand is
about 52 m (N/G =0.4) with variable porosities (14 to 21.4 %) and permeabilities (0.1 to 1130 md) that
is thought to reflect the dune and interdune facies. The uppermost part of this unit has 16 m of oil-
saturated sandstone. However toward the west this group facies becomes more fluviatile and are more
unpredictable. Indeed, in the Puerto Primo-1X well this unit is only 9 m thick (N/G = 0.05) with moderate
porosities (14 %). The net thickness and net to gross ratio of this reservoir unit remains almost constant
as documented in the Pariamanu-1X where is only 4 m net (NG = 0.05) and in Los Amigos-1X where is
only a meager 2 m (N/G = 0.03). The porosity evolution through time is very similar in the foredeep and
tends to deteriorate as a function of burial depth (Figure 16).
At Pando Field, the Tarma Group is difficult to separate from the Copacabana Group. At the Pando Field
the net sand in is about 52 m (N/G =0.7). Porosities vary from 6 to 27.9 % while permeabilities vary from 8.4
to 172 md. A thick basal sandstone unit possibly equivalent to the basal Tarma Sandstone is reported in the
Peruvian wells. In the Puerto Primo-1X well this unit is 85 m thick (N/G = 0.5) with good porosity (21 %).
However, the net thickness and net to gross ratio seem to decrease to the west as suggested by the
Pariamanu-1X which has 53 m net (NG = 0.35) and in Los Amigos-1X with a net of only 28 m (N/G = 0.2).

Figure 16. Porosity curves through time to illustrate the evolution of the pore space in the Ambo and upper Devonian
sandstones.

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Cuenca Madre de Dios 227

At Pando, the Beu Formation is Permian in age and correlates with the Permian Pinquen
Formation described in numerous Peruvian wells. In the Pando Field net pay is about 50 m with very
good porosities (19 to 30 %) and permeabilities (199 to 876 md). The net thickness increases
westward with similar or better reservoir quality (Figure 16). Thus, net reservoir thickness in Puerto
Primo-1X is 100 m (23 %), Pariamanu-1X is 105 m (23 %), Los Amigos-1X is 180 m (24 %) and Rio
Cariyacu-1X is 105 m (25%).
The Cretaceous Vivian Formation, one of the main reservoirs in the giant Camisea Field, may be
present as a pronounced incised valley in the Pando Field. However, seismic interpretation throughout
the area only suggests a moderated incision in this unit. Multiple orogenic events are responsible for
this incision and the final filling may include not only the Eslabon Formation but also what has been
described as the lower Tertiary Bala Formation. In our opinion, the Bala formation may represent the
sandy facies equivalent to the Vivian and Chonta formations described in Peru (Figures 8, 9 and 16).
Incised valleys may be filled with more than 300 m of Cretaceous sandstones interbedded with discrete
siltstones and range in age from Turonian to Maastrichtian. Such Cretaceous rocks have the best
reservoir potential in the basin.
Reservoir quality reduction along the fold and thrust belt may be associated with thrust loading.
The geological response is extensive quartz cementation and pressure solution as well as early pore-
filling carbonate cements (Mobil, 1998). Quartz cementation degree is consistent with thermal
maturation, although some authigenic quartz may have been retarded by the presence of
hydrocarbons. Indeed, this is corroborated at Candamo-1X where low porosities (4 to 8 %) and very
poor permeabilities (<1 md) are present and where micro-fractures in sandstones were completely
healed by silica (Mobil, 1998).

SEAL QUALITY AND INTEGRITY


Devonian shales not only are very good source rocks but also excellent pressure seals for
interbedded reservoir sandstones. However, seal quality decreases as shale maturity increases and
become capillary seals that can only trap a limited hydrocarbon column and might lose integrity during
tectonic uplift. The Ambo Group, on the other hand, contains stacked reservoir and seal pairs where
each shale bed acts as a local top seal. However, the Copacabana Group interbedded evaporites and
tight carbonates are the regional seal for the basal Tarma Group green sandstones (Figure 17). Only
faulting can breach this regional seal and allow vertical migration of Mississippian and Devonian oils.
Where the Madidi Arch is present, there is little faulting along the eastern edge of the basin due to thrust
sheet loading suppression caused by this crystalline basement high. However, northward, as this arch
plunges, isostatic uplift occurred to the east due to thrust loading forming a peripheral bulge with
possible faulting.
The Chonta Formation may behave as a top seal for the Permian Pinquen/Ene reservoir along the
fold and thrust belt. Unfortunately north and east, this unit becomes very sandy and amalgamates with
the sandy Vivian Formation. Hence, thick sandstone that includes the sandy Pinquen Formation must rely
upon the Tertiary mudstones for a top seal (Figure 17). A widespread top pressure seal is documented
in the Lower Tertiary mudstones along the fold and thrust belt associated with the giant Camisea Gas
Field trend. Chonta Formation shales are also excellent top pressure seals and hold large gas columns.
Similar potential pressure seals are documented in the Madre de Dios fold-belt wells such as the Karene-
1X and Candamo-1X Tertiary mudstones. In our opinion, there is a widespread seal distribution
throughout the fold-belt and foredeep. However, the mudstone facies may not expand to the peripheral
bulge due to significant contribution of coarse grain terrigenous material from the Brazilian Shield.

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228 Antenor M. Alemán and Walter León

Figure 17. Pressure seals in Los Amigos-1X (Lower Tertiary redbed mudstones) and Puerto Primo-1X (evaporites from the
Tarma carbonate sequence).

CARRIER BEDS
Sandstones, which interfinger with or overly Devonian world-class source rocks are of paramount
importance to migrate the generated hydrocarbons. These sandstones are part of upper shoreface
parasequences representing progradational wedges that are the key for the stratigraphic trap at the
Pando Oilfield. At this field, the basal Ambo Group sandstone has limited areal distribution restricted
only to the north and easternmost Madre de Dios Basin and may not extend beyond the outer rim of the
present day oil kitchen (figures 14 and 18)
Basal Tarma Group green sandstones are distributed widely as documented in regional exploratory
wells. At the Manuripi-1 well, upper portions of basal sandstone are oil impregnated suggesting an
active carrier (Figure 18). However, faulting is required to provide a migration path and for Devonian oil
to move through this Pennsylvanian carrier. This migration may only take place if Devonian and
Mississippian sandstones are amalgamated with the basal Tarma sandstone and may occur toward the
north and east of the basin. These basal Tarma sandstones are also a potential carrier for Ambo Group
hydrocarbons.
Hydrocarbons generated from the uppermost Copacabana Group and the Ene Formation shales
can be migrated and reservoired in the Ene sandstones (Pinquen Formation). However, we should keep
in mind the effects of a pronounced regional unconformity that may result in erosion of these carriers
(figures 8 and 18).
Because of buoyancy amalgamation of the Cretaceous Vivian and Chonta formations may become
the main carrier for the uppermost Palaeozoic source rock. Incised valley fill along the peripheral bulge
may also be an important regional carrier if there are viable avenues for hydrocarbon migration from
deeper source rocks and good lateral and top pressure seals.

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Cuenca Madre de Dios 229

Along the fold-belt, Tertiary molasse thin-bedded sandstones at Karene-1X contain relatively fresh
water (1700 to 4100 ppm) as compared to saline formation waters at Pariamanu-1X well (Mobil, 1998).
We interpret this fresh water to indicate an active aquifer fed by high mountain front. Foreland high
salinities are though to be dewatering fluids expelled from the basin centre.

MIGRATION FAIRWAYS
As mentioned before, Pando Field oils were generated at vitrinite reflectance values of 0.7
suggesting a 50 km migration distance (Peters et al., 1997a and b). The lack of gas or condensate in
the Pando Field suggest that upper Devonian carriers interbedded with or overlying the source rock do
not extended to the late mature or main gas kitchen. Furthermore, these sandstone carriers may not
extend beyond the outermost edge of the mid-mature kitchen. This has significant exploration
significance for stratigraphic traps since migration efficiency and distance may be a function of the
westward extension of the interbedded and overlying carrier beds.

Figure 18. Schematic diagram that illustrates the possible migration pathways in the foreland basin from the kitchen
in the southwest, where the top of the oil window is marked by a green dash line. Because of the presence of
evaporites within the Lower Pennsylvanian to Lower Permian Tarma and Copacabana groups, the path is
significantly tortoise.

The lack of significant faulting along the peripheral bulge at Pando Field may be related to the
crystalline Madidi Arch that behaved as a buttress for foreland propagation and inhibited significant
thrust loading. However, where the Madidi Arch plunges northwest and turns to the west, thrust sheets
loading played an important role in fault development along the peripheral bulge. Such faults were critical
migration paths to stratigraphic higher reservoirs such as the basal Tarma Group sandstone. Forebulge
faulting perhaps provided the mechanism to breach the regional Copacabana Group evaporite seals.
A large late mature to main gas generative kitchen along the foredeep was also ineffective due to
the lack of carrier beds (Figure 14). Along the fold-belt, due to buoyancy, migration will take place only
if the reservoirs are juxtaposed with the footwall carrier beds. Large structures such as the Candamo
are so large and underpressured that hydrocarbons will never bypass them. Perhaps the most
important migration mechanism in the fold and thrust belt are the myriad of fractures oriented
subparallel to major thrust faults. This is supported by the presence of oil in porous Tertiary beds that
made its way along and across major thrust faults.
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Figure 19. Seismic lines from the Manu Arch. A: Regional seismic line that correlates the stratigraphy of the Los Amigos-
1X well with the arch. B and C are near and far traces from Mobil (1998) AVO processing. D: Relative amplitude that
confirm the indirect hydrocarbon indicators (Mobil, 1998). E: Location map showing the broad seismic grid along this
arch.

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Cuenca Madre de Dios 231

TRAP TYPES AND TIMING


In Peru, early 1970’s 2D seismic in the Madre de Dios Basin was shot in the foredeep where there
is little potential for structures development and faulting. A very coarse 2D seismic grid, acquired by
Mobil in 1999, allowed the definition of the Manu Arch, however it lacks faulting or four way closure
structures (Figure 19). Potential stratigraphic traps associated with world class amplitude versus offset
(AVO) and well-documented amplitude anomalies have been confirmed by geochemical surveys along
this paleo-high (Shepherd et al., 2002). Because of hydrocarbon generation spans a long period and
the active oil kitchen is near to the peripheral bulge, trap timing along the peripheral bulge and along
the Manu Arch is not an issue. Only the absence and distribution of carriers within the present day oil
kitchen and biodegradation are the main exploration risk for these stratigraphy plays (Figure 19). The
last issue is not so critical if this arch has similar heat flow than the Pando Field where high reservoir
temerature inhibits bacterial activity.
Northward, as the Madidi Arch plunges, Tertiary thrust sheets loading resulted in higher foredeep
subsidence and forebulge uplift and faulting. Peripheral bulge faulting is very common along the
Subandean basins where most of the structural traps are located (Alemán et al., 1997). Potential field
data suggest the presence of possible strike slip faulting along this fore-bulge.

Figure 20. Isopach map and seismic line of a potential stratigraphic trap (Beu incised
valley) defined by a profound unconformity at the top of the Permian Copacabana Group.

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232 Antenor M. Alemán and Walter León

Southeast of the Pando Field, there is a well-documented, deep incised valley with northeast-
southwest to east-west direction and significant width (Wagner and Moiola, 1997). This deep and wide
scouring was formed in response of the tectonic uplift associated to the late Permian Tiahuanacu
Orogeny that triggered a long term and significant drop of sea level (Figure 20). The main issue in this
play is not only the age of the fill, litofacies and depositional environments but also how to charge it and
if there is an up-dip seal. Regardless of the facies, this valley fill should contain a heterolithic sequence
with abundant reservoir and seal rocks.
The fold and thrustbelt contains multiple décollement horizons that include the lowermost mudstones
of the Huayabamba Group, the Chonta Formation, the uppermost Permian Copacabana Group and Ene
Formation, the basal Tarma Group and shales of the Ambo Group, most of the Devonian shales and the
Ordovician Carabaya Group. The largest fault displacement is documented in the Azulmayo Main Thrust
and varies from 10 to 20 km (Mobil, 1998). This thrust is an out of sequence, inverted normal fault
interpreted to mark eastern limit of the lower Paleozoic and episodically reactivated from late Oligocene
to middle Miocene as well as the Late Pliocene. This thrust fault imbricates and splays out as the
Inambari Thrust due to the Madidi Arch buttresses effect (Figure 21). Along this thrust, breached hanging
wall anticlines are more pronounced, and Paleozoic unconformities often display significant erosion of
key reservoir and seals. Also, because of continuous reactivation of this thrust, the structures can be
disrupted and may have spilled out the pooled structures (Mobil, 1998).

Figure 21. Regional structural cross sections across the Madre de Dios fold and thrust belt showing the two wells drilled in the
Peruvian side.

There are several play concepts with high potential to be tested along the thin-skinned fold-belt.
The Candamo-1X well tested and confirmed a large hanging wall duplex complex interpreted and well
imaged in 2D seismic. The structure formed above a large fault bend fold detached in the lower
Paleozoic rocks and wedge faulting is detached at the roof thrust and soles out in the Tertiary section.
The Candamo structure and repetition of Cretaceous/Tertiary sequences is interpreted to be part of a
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Cuenca Madre de Dios 233

large triangle zone buried under the Inambari Thrust, which is a splay of the Azulmayo Main Thrust
system. This triangle zone structure is characterized by a passive back thrust developed as a result of
the buttress effect of the Madidi Arch. Special processing reveals the presence of well-defined AVO and
can be used to high-grade other play concepts. Both the frontal thrust and back thrust only involved
Cretaceous rocks. Northward, as the Madidi Arch plunges, the Tambopata frontal thrust involves
stratigraphically deeper décollement levels, like in the Pantiacolla Anticline whose core is made up of
the Copacabana Group.
Although the Tambopata frontal thrust system stretches throughout the entire belt, thrust
displacement varies from two to 8 km and displays multiple leads that need further evaluation. Indeed,
the Tambopata thrust loading may have placed the Ene/Copacabana source rocks within the oil/gas
window and charged sub-thrust structures. Where the Madidi Arch plunges, the potential for a Permian
petroleum system can be very attractive as documented by good quality oils seeps. Southeast, the
Madidi Arch is more pronounced and the thrust ramp up over this high in the lower Huayabamba Group
décollement and merges with the backthrust that forms the Candamo triangle zone. Whereas the
Candamo complex antiformal duplex is made up of mainly of Lower Tertiary, Cretaceous and
Uppermost Permian sandstones and shales; the Liquimuni duplex in Bolivia fold and thrustbelt consists
of mainly repeated Permo-Carboniferous Copacabana Group limestones.

EVENTS CHART
Temporal relationship of the essential elements and process for the Devonian Petroleum system in the
foreland are summarized in the event chart (Figure 22). Basin modeling results conclude that source rock
was driven into the oil window from late Cretaceous onward. Hydrocarbon migration occurred only if the
interbedded and overlying sandstone carriers reach the oil window (Figures 14 and 18). Once oil migrated
into the carriers and arrive at updip positions it moved to stratigraphic higher carriers due to buoyancy
prompted by progressive eastward Upper Paleozoic sandstone amalgamation. The only way to surmount

Figure 22. Petroleum system events chart for the Madre de Dios foreland basin.

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234 Antenor M. Alemán and Walter León

the excellent regional seal in the Copacabana Group is at the point where this unit pinches out or if there
are faults that behave as conduits for upward oil migration. Trap formation in reservoir younger than the
Copacabana Group will occur only with truncation of the regional seal. The lesson learned in this analysis
is that we should not only give importance to burial history reconstruction to determine the kitchens and
relate then to trap timing and other variables, but we should also pay attention to the carrier distribution
and quality and its relation to the kitchen when we draw the events chart.
The events chart for the fold and thrust belt is different since the Devonian source rock may take a
secondary place due to the high maturity reached prior to trap formation (Figure 14). Although is highly
possible to generate gas from overmature Devonian source rocks as documented by the presence of
diamondoids. However, the Ambo and Copacabana groups seems to be the most important source
rocks along the fold-belt as supported by several oil seeps correlated to these units. The kitchens were
relatively small subthrust synclines except for the one associated with the frontal thrust, however,
charging through pervasive faulting, although tortoise, it was more effective than in the foreland.
Protracted thrust loading may account for cracking of early-trapped oil to gas; although immature
kitchens were also driven into the oil window. Despite multiple structural reactivations pressure seal
integrity was not destroyed. The present of multiple oil seeps and the abundance of oil shows
throughout the Candamo–1 well suggest the presence of an active petroleum system. It is important to
place in perspective the potential for oil accumulation in hanging wall plays along the frontal as long as
they are north of the Madidi Arch.

PETROLEUM SYSTEM IN TIME AND SPACE


While a simple event chart provides a way to visualize the critical aspects of the petroleum system
in time, there is a strong need to spatially map as many variables as possible to define the most
prospective area (Alemán et al., 2003). In doing so, we should rank and risk the variables in the basin
to better understand the petroleum system in time and space. This is relatively easily done in the
foreland basin where we can display in the same map the outer limit of the source rock and reservoirs,
the area with potential TOC higher than 2 per cent, as well as the early Miocene and present day
Devonian kitchens. It is important to include the distribution of the Copacabana regional seal as well as
the best borderline for Paleozoic reservoirs better than 16 per cent. Finally, the stratigraphic leads and
structural highs should be superimposed over these variables in order to focus in areas with the highest
potential (Alemán et al., 2003). Once we have done all these tasks, we will be able to visualize the areas
with less risk and high grade our exploration areas in the basin. We should be able to improve our
analysis by using other Subandean basin analogs. As a result, we can infer that there is strong potential
to have significant faulting along the peripheral bulge north of the Madidi Arch where seismic data is
absent. Such faulting may result in development of large structures that can be the migration focus for
hydrocarbons. If the Manu Arch was a source for carriers, these may have extended within the present
day oil window and charge the stratigraphic traps along this arch.

Acknowledgments
I would like to thank PeruPetro for allowing access to their data room. Special thanks to C. Cruz and
H. Welsink for their thorough reviews of the manuscript and for their positive and constructive editorial
comments.

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Cuenca Madre de Dios 235

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Pluspetrol Perú Corporation, Lima, Perú, jgabulle@pluspetrol.net
7
Pluspetrol S. A., Buenos Aires, Argentina, sdavis@pluspetrol.net
8
Petrotech Peruana S. A., Lima, Perú, kvalencia@petro-tech.com.ar
9
Pluspetrol S. A., Buenos Aires, Argentina, mdesantaanna@pluspetrol.net

Abstract. The petroleum systems of “Gran Camisea”. South Ucayali Basin. Perú.
Gas and condensate accumulations of the Gran Camisea Area have their origin in
Paleozoic source rocks of the Ambo Group with probable additional contribution of the
Cabanillas Group. The Ene and Shinai units are speculatively considered minor source rocks.
The present day maturation status in the anticline positions spans different stages of
hydrocarbon generation from mid-maturity to slight overmaturity. Hydrocarbon generation and
expulsion occurred during the Andean Orogeny synchronically with the traps formation,
typically four way closure anticlines covering tens of square kilometers. The large thrusting
which produced these structures also provided the hydrocarbon migration conduits. The
distribution of gas condensate in the different reservoirs is controlled by smaller
accommodation faults. Reservoirs are constituted by Upper Paleozoic and Cretaceous
siliciclastic rocks. Due to their considerable thicknesses and good petrophysical properties
these rocks allow the accumulation and production of huge quantities of hydrocarbons.
The large volume of mature source rocks and the efficient migration system coupled
with the excellent reservoir quality make the “Gran Camisea” region being one of the most
prolific hydrocarbon provinces of South America.

INTRODUCCIÓN
La Cuenca de Ucayali es una cubeta de ante-
país subandina originada por la carga tectónica
producida por el levantamiento de Los Andes y
que ha recibido más de 3000 m de espesor de
sedimentos durante el Terciario y el Cuaternario
(Figura 1). Está limitada hacia el Este por el
escudo Precámbrico Brasileño, hacia el Oeste
por la Cordillera Oriental, donde afloran rocas
precámbricas, paleozoicas, mesozoicas y los
sedimentos más recientes se depositaron sólo en
valles y pequeños espacios intermontanos. Por el
Norte, está separada de la Cuenca de Marañón

Figura 1. A: Mapa de Ubicación mostrando la


Cuenca de Ucayali y sus límites. En amarillo se
remarca el “Gran Camisea”. B: Detalle del “Gran
Camisea”, mostrando sus principales alineaciones
anticlinales y los pozos exploratorios perforados.

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por el Arco de Contaya. Hacia el Sur, se divide de la Cuenca Madre de Dios por el Arco de Fitzcarrald,
alto antiguo donde las rocas cretácicas y terciarias se acuñan y terminan.
En este trabajo se describe la parte sur de la cuenca de Ucayali, donde la intensa actividad
exploratoria y de producción de hidrocarburos desarrollada a partir de los años 80, permite la
caracterización de los elementos que constituyen el sistema petrolero. El resto de la cuenca, si bien
tiene características comunes con la parte sur, presenta también importantes diferencias con respecto
a los elementos que constituyen los sistemas petroleros. Además la falta de datos hace que el grado
de incertidumbre para caracterizarlos sea mucho mayor.
La historia de exploración y explotación de hidrocarburos en el “Gran Camisea” y sus alrededores
puede dividirse en cuatro etapas.
La primera etapa fue previa a los años 80. Compañías como Petroperú, International Petroleum así
como otras entidades oficiales, realizaron trabajos de geología de superficie y recolección de muestras
para su caracterización estratigráfica y geoquímica. Estas tareas regionales tuvieron como objetivos el
estudio de los componentes esenciales de los sistemas petroleros y establecer características comu-
nes con otras áreas más conocidas del Perú. Los hechos importantes logrados en esta etapa son: la
delineación de las mayores estructuras, la identificación de probables rocas generadoras y la bús-
queda de manifestaciones superficiales de hidrocarburos.
Durante la década del 80 comenzó la segunda etapa donde la compañía Shell Exploradora del
Perú (SEDP) realizó una agresiva y sistemática búsqueda. Las tareas de exploración consistieron en la
realización de cientos de kilómetros de sísmica 2D, la perforación de seis pozos y múltiples estudios
de la geología del petróleo de la región. El primer pozo se perforó en 1983, en el anticlinal de Sepa
(Figura 1), la más grande y simple estructura del área. A pesar de que sólo se encontraron algunos
barriles de petróleo en rocas carboníferas, este sondeo confirmó la presencia de un sistema petrolero
activo. A su vez, se descubrieron grandes espesores de rocas capaces de generar hidrocarburos así
como rocas reservorio de excelente calidad.
Estos datos positivos condujeron a la perforación de un segundo pozo, en el año 1984, que fue
ubicado en otra estructura de grandes dimensiones: la gran alineación Anticlinal de San Martín. El
sondeo permitió descubrir importantes cantidades de hidrocarburos en reservorios Paleozoicos y
Cretácicos. Pero a diferencia de lo esperado, el fluido descubierto no fue petróleo sino gas
condensado. Para confirmar el hallazgo se realizó el pozo Segakiato 1X en la misma estructura, que
tuvo iguales resultados que el sondeo anterior.
El cuarto pozo fue perforado en otra estructura de características semejantes a San Martín: el
Anticlinal Cashiriari. Los resultados fueron mejores aún. Con cientos de metros mineralizados en
reservorios de gran porosidad y permeabilidad. Este sondeo confirmó las bondades del área en
general y del sistema petrolero en particular (van Geuns, 1997).
Luego se perforó un nuevo pozo, Mipaya 1X, en el sector noroeste de la alineación San Martín. El
sondeo mostró acumulaciones solamente en los reservorios inferiores. El hecho de que los reservorios
más superficiales no encontraran hidrocarburos dio lugar a la suposición de que la gran estructura de
San Martín era, en realidad, una alineación de anticlinales de menor tamaño, aislados unos de otros
por sillas estructurales de algunos cientos de metros de relieve, poco visibles con geología de
superficie y un mallado sísmico disperso.
Posteriormente se densificó la sísmica 2D y se perforaron tres pozos de extensión en las
acumulaciones más promisorias: Cashiriari y San Martín. Dichos sondeos tuvieron como objetivo
delimitar los descubrimientos y corroborar si las acumulaciones de gas podían tener un anillo periférico

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de petróleo. Estos pozos constataron casi todos los límites de las acumulaciones y desmintieron la
existencia de anillos de hidrocarburos líquidos (SPDP, 1998a).
Simultáneamente la compañía Chevron, que poseía los derechos de exploración de los bloques
vecinos, desarrolló una campaña de sísmica 2D con la cual pudo definir estructuras semejantes a las
ya perforadas pero más pequeñas y profundas. Además, llevó adelante un exhaustivo trabajo de
caracterización de las trampas, los reservorios y el probable fluido acumulado.
Esta etapa culminó a fines de la década del 90, con la perforación, por parte de la compañía Shell,
de un nuevo pozo de exploración denominado Pagoreni, ubicado entre los pozos de Mipaya y San
Martín. Dicha perforación tuvo por resultado el descubrimiento de otras acumulaciones con los
reservorios llenos de hidrocarburos. Sin embargo, los contactos gas-agua fueron diferentes a los
encontrados en Mipaya y San Martín ratificando la hipótesis de que existían diferentes campos dentro
de la misma gran alineación estructural.
Por motivos que escapan a los fines de este artículo, ambas compañías desistieron de continuar
trabajando en la cuenca.
Fue a partir de este momento que se inicia la tercera etapa en la historia del “Gran Camisea”. La
premisa fue demostrar que acumulaciones encontradas en zonas tan remotas y sensibles desde el
punto de vista cultural y ambiental, podían ser explotadas con beneficios positivos para las comuni-
dades nativas, el estado peruano y las compañías que asumieran el desafío de ponerlas en pro-
ducción. La condición de no afectar un medio ambiente tan vulnerable constituyó el gran reto y fue
aceptada como una norma sine qua non para que el proyecto fuera viable.
En el año 2001, luego de una licitación internacional, un consorcio de compañías lideradas por
Pluspetrol S.A. asume el compromiso de realizar las tareas de desarrollo de los campos, perforando
pozos en San Martín y Pagoreni, construyendo los sistemas de captación y las plantas de separación
de líquidos, en el área. Además se tendió un gasoducto y oleoducto de más de 600 km que cruza la
selva, atraviesa la cordillera de Los Andes y llega hasta la costa del Perú. Se construyó también una
planta de fraccionamiento para la exportación de subproductos, butano, propano, diesel y naftas de
altísima calidad en la ciudad de Pisco y se instaló gran parte de la infraestructura para la distribución
de gas industrial y domiciliario en Lima y sus alrededores.
Con el novedoso método explotación marina en tierra y un complejo sistema de producción-
separación de líquidos–reinyección de gas, en tres años fueron concretados todos los compromisos
asumidos, causando un impacto altamente positivo en las comunidades nativas sin modificar un medio
ambiente tan sensible. Por otro lado, se consiguieron nuevos datos para caracterizar la geología del
petróleo, realizando quince pozos de desarrollo, más de 1000 km2 de sísmica 3D, obteniendo cientos
de metros de testigos coronas y elaborando todos los trabajos descriptivos y de análisis que esta
información brindó. Las acumulaciones encontradas fueron delimitadas en detalle y se llevó adelante
una minuciosa caracterización de los reservorios. Como consecuencia de ello, se impulsó una excelente
planificación en la cual se equilibraron las tareas de producción con las de investigación aplicada.
El resultado de esta etapa temprana de desarrollo fue la producción de más de 500 x106 cfgd y
35x103 bod y tener un pronóstico de producción de alrededor de 1200 x106 cfgd y 85 x103 bod para el
año 2010 (Lúquez y Disalvo, 2004).
Debido al impacto notablemente positivo que produjo el desarrollo de los yacimientos, nuevas y
diferentes compañías adquirieron los derechos de exploración de los bloques vecinos pero contando
con las mayores inversiones en infraestructura de producción y transporte ya realizados.
Aquí comenzó la cuarta etapa, que se desarrolla en la actualidad, en donde las tareas de explo-

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ración para comprobar la real potencialidad del “Gran Camisea” son imprescindibles. Un hecho remar-
cable de esta nueva etapa fue el descubrimiento del campo Kinteroni por parte de Repsol, en el extremo
más occidental de la alineación de San Martín conformando otra acumulación independiente. Por otro
lado, el consorcio liderado por Pluspetrol S.A. investigó la existencia de acumulaciones de hidrocar-
buros en las escamas inferiores con un pozo profundo con resultados no satisfactorios por el momento.
El proyecto de explotación de hidrocarburos en el “Gran Camisea” modificó significativamente la
matriz energética del Perú, creando en poco tiempo una nueva región hidrocarburífera de escala mundial
en una región de alta sensibilidad, demostrando que el sueño del desarrollo sustentable es posible.

GEOLOGÍA

Estratigrafía
Sobre un basamento cristalino, constituido por granitos de edad precámbrica, existen seis ci-
clos sedimentarios que pueden señalarse como distintos episodios en la historia geológica del área
(Figura 2).

Figura 2. Cuadro Estratigráfico para la región del “Gran Camisea”,


destacando los ciclos sedimentarios, su denominación informal y
su litología más representativa.

1.- Ciclo Ordovícico. Es el ciclo sedimentario más antiguo y está compuesto por limolitas y
areniscas, de colores castaños, con espesores que van de pocos metros a miles de metros. Se apoya
en discontinuidad sobre el basamento precámbrico; una discordancia fuertemente erosiva lo limita por
el techo. El ciclo tiene geometrías cuneiformes, delimitando hemigrabenes controlados por fallas
normales o ligeramente invertidas durante un evento compresivo Paleozoico. Este comportamiento

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está claramente expresado en la parte Norte del “Gran Camisea” donde el efecto de la Orogenia
Andina es inexistente y no enmascara episodios tectónicos antiguos. Las rocas son rígidas y en gran
parte del área se comportan de manera solidaria con el basamento granítico sin participar de la
Orogenia Andina. Junto con las rocas precámbricas configuran el actual basamento económico.
2.- Ciclo Siluro-Devónico. Está formado por más de mil metros de sedimentos finos, conocidos
como Grupos San Gaban, Ananea y Cabanillas. En su sección basal, existe un conspicuo nivel de
tillitas de amplia distribución geográfica, depositadas en ambientes glacimarinos, de edad Ordovícica
superior o Silúrico temprano, que equivale a las unidades Zapla o Cancañiri en Argentina o Bolivia,
respectivamente. Este evento marca el inicio de la sedimentación del post-rift. Luego, comienza la
sedimentación fina donde no se observan espesos intervalos de areniscas o cuarcitas, a diferencia de
secuencias contemporáneas del Norte de Argentina y Sur de Bolivia, indicando que en Perú, este ciclo
fue depositado casi exclusivamente en ambientes marinos distales.
3.- Ciclo Carbónico-Pérmico inferior. Es un ciclo heterogéneo constituido por pelitas, lutitas
carbonosas, areniscas, calizas y hasta cuerpos de anhidrita que tienen en conjunto más de 1500 m de
espesor, denominados como grupos Ambo, Tarma y Copacabana. Sus límites inferior y superior son
paraconcordantes. Este ciclo, formado en una secuencia mayor de regresión-trasgresión, cumple un
rol muy importante en la formación de las acumulaciones de gas del “Gran Camisea”, por lo que será
descrito con mayor detalle en los siguientes capítulos.
4.- Ciclo Pérmico-Precretácico. Son areniscas y pelitas en bancos de gran espesor, con delgados
niveles de calizas y anhidritas intercalados en las secciones finas. Se agrupan aquí las sedimentitas
conocidas como Grupo Ene y las formaciones Noipatsite, Shinai y la parte inferior de Nía Kaatsirinkari, los
cuales, en conjunto, poseen un espesor de alrededor de 500 m. Con la excepción de su parte basal que
contiene fósiles de edad Pérmica, el resto del ciclo carece de fósiles conspicuos que permitan determinar
su edad. El límite con el ciclo anterior es paraconcordante. Su límite superior es una discordancia erosiva
(informalmente denominada “DBK”) con una relación angular de aproximadamente 2 grados que
produce la erosión de este ciclo en gran parte del área. Debido a las variaciones bruscas en los
ambientes de sedimentación donde estas rocas fueron depositadas, se supone que el ciclo incluye varias
discontinuidades. Sus areniscas son importantes reservorios y contienen gran parte del hidrocarburo
encontrado en el “Gran Camisea”. Sus niveles finos son sellos, generalmente de carácter local.
5.- Ciclo Cretácico. Se encuentra limitado en su base por una discordancia que lo superpone a
diferentes rocas del ciclo anterior. El límite superior está marcado por paleosuelos múltiples que señalan
una importante interrupción en el registro y la separación con el ciclo terciario que se le sobrepone. Esta
secuencia fue depositada por un gran ciclo de ascenso seguido de posterior estabilidad, culminando
con una suave caída del nivel del mar. Tanto las areniscas basales transgresivas (miembros Nía superior
y Basal Chonta) como los depósitos psamíticos originados durante la regresión (Fm. Vivian) constituyen
excelentes reservorios. Su parte media es un sello regional (Fm. Chonta).
6.- Ciclo Terciario. Está constituido principalmente por las molasas producidas durante el
diastrofismo andino. Se divide en dos secciones. La primera fue depositada con anterioridad a que la
deformación andina afectara el “Gran Camisea” y se la conoce como Mb. Charophytes dada la
abundancia de estos fósiles en pelitas rojas. Su espesor va de 0 a 400 m y fue datada como Oligocena
en los pozos de Cashiriari. Se lo encuentra en paraconcordancia con el ciclo anterior aunque un
importante hiato los separa. Su techo es una discordancia que podría llegar a producir su erosión total
dejando expuesta la Fm. Vivian (informalmente denominada “DTK”). La segunda sección está
compuesta por los sedimentos que se formaron durante y después del tiempo de generación de las
estructuras. Su espesor varía desde un máximo de 5500 m hasta erosionarse completamente en la
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Figura 3. Dominios tectónicos con los principales trenes estructurales y los campos descubiertos. Se destaca la subcuenca
aislada de acumulación terciaria. Las cadenas de anticlinales apretados del complejo Armihuari remiten a un patrón de fallas
tipo normales dominó invertidas.

cresta de algunas estructuras. Esta constituido por litologías que van desde arcillas a conglomerados
de colores rojizos. La importancia petrolera de este ciclo esta dada por la sobrecarga que produce.
Además, durante su depositación, se generaron las trampas y se produjo la migración de los
hidrocarburos.
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Dominios tectónicos
En el área del “Gran Camisea”, se pueden diferenciar tres dominios tectónicos debido a la defor-
mación que produjo la Orogenia Andina (Figura 3):
a) Una zona sin deformación ubicada al norte y noreste, que es la actual cuenca de antepaís.
Afloran aquí solamente rocas terciarias y cuaternarias.
b) Una zona externa donde la deformación andina es suave. Se caracteriza por sus trenes de anti-
clinales y sinclinales alargados en dirección SE-NW, dispuestos en forma paralela. Por lo general, estas
estructuras afectan solamente a las rocas silúricas y más modernas, formando una verdadera faja ple-
gada y fallada de lámina delgada desvinculada de un sustrato más antiguo por un nivel de despegue
basal (Coward, 1983). La topografía actual se encuentra dominada por las estructuras; es por ello que
los principales bajos topográficos son los sinclinales donde afloran rocas modernas mientras que las
partes altas coinciden con anticlinales y afloran rocas terciarias y cretácicas. Esta zona es en la actua-
lidad la más importante para la industria del petróleo. Por esta razón, se le otorgará un énfasis especial.
c) Una zona interna donde la deformación fue compleja e intensa. Participan en la deformación
todas las rocas desde el Precámbrico al Terciario. La Orogenia Andina podría haber causado la
inversión tectónica de un episodio distensivo más antiguo. Existe un fuerte control de la estructura
sobre el paisaje y afloran rocas desde el Precámbrico al Terciario inferior.
En la zona externa las principales estructuras son anticlinales formados por flexión de fallas
inversas, corrimientos de centenares a miles de metros de rechazo (Suppe, 1983). Estos pliegues
pueden ser simples cuando están formados por un solo corrimiento, como en el caso del Anticlinal
Mipaya, o bien, apilarse dos o más anticlinales cuando se superponen varias fallas formando
estructuras imbricadas, como por ejemplo la parte oriental del Anticlinal San Martín (Figura 4).

Figura 4. Estructuras de la zona externa. Línea sísmica representativa y un corte geológico de la


misma donde se muestran los principales tipos de estructuras.1: Anticlinal formado por flexión
de falla; 2: Estructuras imbricadas; 3: Retrocorrimientos; 4: Fallas de Acomodación.

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El plano de falla de los grandes corrimientos puede tener ángulos muy variados de acuerdo al tipo
de litología que atraviesen, con diferencias de más de 15°, como sucede con el corrimiento de San
Martín. Estas variaciones angulares producen fallas de desgarre oblicuas a la dirección del esfuerzo
principal que segmentan el corrimiento. El efecto que ocasiona la partición de los corrimientos sobre
los sedimentos que se encuentran por encima es la de formar sillas y crestas secundarias que separan
el anticlinal mayor en pliegues menores. Un buen ejemplo de este fenómeno lo observamos en el tren
estructural de San Martín, que podemos dividir en varios anticlinales menores como San Martín Este,
San Martín, Pagoreni, Saniri, Mipaya, Kinteroni (Figura 5).

Figura 5. Sección sísmica a lo largo del rumbo de la alineación de San Martín. Los distintos anticlinales se encuentran
separados por sillas formadas por cambios en el ángulo de corte del corrimiento principal y por fallas de acomodación.

Por lo general, en la zona externa, las crestas de los anticlinales están cortadas a lo largo del
rumbo por fallas inversas de menor escala que los corrimientos. Estas se formaron con posterioridad
al episodio de deformación principal que generó la estructura. Estas fallas tienen algunos cientos de
metros de rechazo y se las denomina como fallas fuera de secuencia, shortcuts (Morley, 1988) o fallas
de acomodación (Mitra, 2002) y son las responsables de configurar la geometría actual de los
anticlinales (figuras 4 y 5).
Un rasgo característico de la zona externa es la presencia de retrocorrimientos en la sección
terciaria. Los grandes corrimientos, al cortar esta sección, cambian su vergencia y se dirigen hacia la
zona deformada. Dicho mecanismo impide que la deformación de la faja plegada y fallada se
propague hacia el antepaís (Morley, 1986; Vann et al., 1985). Un buen ejemplo lo constituye la “Falla
de Picha” que es la expresión superficial de los corrimientos San Martín y Fitzcarrald limita la zona
externa en gran parte de la región.
El acortamiento general de esta zona externa no supera el 30% y la deformación evoluciona en
“secuencia normal” (Boyer y Elliot, 1982) desde el Suroeste hacia el Noreste (desde la zona deformada
hacia la no deformada).

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Cuenca de Ucayali 245

El plegamiento se produjo en varias etapas. Este carácter episódico de la deformación lo demuestran


la presencia de fallas fuera de secuencia, las fallas falladas y por último, estratos de crecimiento
plegados. Estos episodios de deformación tienen efectos muy importantes en la geometría actual de las
trampas y, por lo tanto, en la conformación de las diferentes acumulaciones (Disalvo et al, 2003).
La mayor parte de la molasa terciaria no habría sido depositada hasta el momento que comenzó
a formarse el Anticlinal Cashiriari, tal como lo demuestran los estratos de crecimiento encontrados en
sus flancos. Por dicha razón, los grandes anticlinales nunca estuvieron profundamente enterrados,
dato que explica la muy buena petrofísica de las rocas reservorio y la baja madurez de las potenciales
rocas generadoras. Posiblemente esto también sirva para explicar la ausencia de acumulaciones en
algunos de los reservorios más superficiales, ya que podrían estar aflorados durante la generación de
la trampa, como sucede en la actualidad con la estructura central del tren de Fitzcarrald. Relacionado
con la depositación de la molasa terciaria, en la zona central del área se encuentra una cubeta con
más de 5000 m de relleno moderno (“Tertiary sub basin”), limitada por grandes anticlinales tipo “lomo
de ballena” (Figura 4). Su origen estaría vinculado a una zona de acumulación aislada del rift
Paleozoico inferior rodeada por estructuras invertidas durante el Terciario.
Por último, en la parte Oeste de la zona externa del “Gran Camisea”, es posible advertir anticlinales
con características diferentes a las encontradas en el resto del área (por ejemplo, el Complejo
Armihuari y el Anticlinal Sepa). Estas estructuras por la morfología del pliegue que producen y su
apariencia en secciones sísmicas, parecen relacionadas a la inversión tectónica durante la Orogenia
Andina de la mencionada cuenca distensiva paleozoica inferior.

ELEMENTOS ESENCIALES DEL SISTEMA PETROLERO

Roca Madre
Existen numerosos informes y artículos sobre el origen de hidrocarburos del “Gran Camisea”.
También varios han sido las intentos que vincularon estas acumulaciones con las posibles rocas
generadoras (ver Villar, 2003 para una revisión exhaustiva de trabajos hasta el año 2002). Estos
reportes y estudios, algunos fuertemente contradictorios y disímiles entre sí, muestran no sólo una
marcada complejidad sino también una gran ambigüedad en la interpretación del origen de estas
acumulaciones que, desde el punto de vista geológico, son relativamente simples y uniformes. Entre
las más importantes causas de estas incertidumbres se citan:
• A partir de los descubrimientos, el acento de los trabajos se puso en el desarrollo de los
campos y no en el origen de los mismos.
• La mayoría de los informes mezclan escalas de trabajo y análisis, con el fin de intentar una
explicación única y generalizada, no sólo respecto del “Gran Camisea”, sino también de todo
el sur del Perú.
• Debido a una muy amplia distribución en el tiempo de los estudios, los trabajos analíticos
fueron realizados con diferentes tecnologías y grados de resolución, pero también con
muestras cuya procedencia y estado de conservación no siempre fue ideal.
• Muestras tomadas en el mismo lugar geográfico e igual intervalo estratigráfico arrojan resul-
tados analíticos distintos en diferentes trabajos. Este fenómeno es de difícil explicación.
Posiblemente se deba a la metodología de muestreo, la cual, por lo general, no se aclara en
los informes. Mientras que en algunos trabajos se eligió un muestreo sistemático, en otros se
implementó un criterio de selección particular con muestras escogidas.

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• En el “Gran Camisea”, la denominación estratigráfica ha cambiado numerosas veces a lo largo del


tiempo debido a contribuciones de diferentes autores y criterios de distintas compañías, originando
confusión a la hora de evaluar las correlaciones genéticas a partir de los análisis efectuados.
• La mayoría de las interpretaciones de origen han sido elaboradas con muy pocas muestras.
Este hecho llega a ser un factor crítico en el análisis de las rocas cercanas a las acumulaciones
(sólo dos sondeos atravesaron la mayoría de las hipotéticas rocas generadoras). Para suplir
este déficit, los reportes tienden a hacer referencia a áreas lejanas cuya vinculación genética
con los yacimientos es, cuanto menos, muy improbable, sino imposible.
• Muchos de los informes no pueden ser revisados de una manera rigurosa dado que no
muestran claramente la procedencia de muestreo de las rocas y los hidrocarburos analizados
(particularmente en los estudios de correlación genética por biomarcadores).
• La mayoría de los informes analíticos tiene poco o ningún control del ambiente geológico.
Para circunscribir estos problemas, la presente contribución toma como informes de referencia
aquellos con datos obtenidos principalmente en la zona de Camisea y sus alrededores (como por
ejemplo los diferentes reportes de la compañía Shell desde 1983 hasta 1998, en Villar, 2003),
recurriendo a aquellos otros que apuntan a objetivos regionales cuando sea necesario.
Los análisis realizados sobre rocas en los pozos San Martín 1X (Villar, 2002; Figura 6) y Sepa 1X
indican que los únicos niveles con capacidad cierta para generar las acumulaciones de hidrocarburos
encontradas en el área son las pelitas del Gr. Ambo, no descartándose eventuales contribuciones,
siempre en escala muy menor, de la Fm. Shinai, de la parte superior de Noipatsite y del Grupo Ene. La
participación hipotética del Grupo Cabanillas es también probable, aunque su magnitud es desconocida.

Figura 6. Perfil Geoquímico del pozo SM 1X. Se destacan la importancia del Gr. Ambo, el nulo aporte de las
formaciones cretácicas, algunos valores altos aislados en el Gr. Copacabana y valores significativos en Noi y Shinai
pero únicamente encontrados en el bloque bajo de la falla.

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Cuenca de Ucayali 247

El Grupo Ambo en la zona de Camisea tiene un espesor importante que se estima en 400 m
aproximadamente. Sus valores de COT (Carbono Orgánico Total) en el pozo San Martín 1X oscilan entre
0.6 y 9% (Figura 6), con parámetros Rock-Eval indicadores de buen potencial y querógenos de Tipo II/III
a III. Microscópicamente, está dominado por relictos de plantas terrestres en facies de pantanos, con
participación menor de componentes amorfos. Conceptualmente, representa una típica sección con
capacidad sesgada hacia la formación de hidrocarburos gaseosos. Esta tipificación es compatible con
la caracterización a nivel regional para las áreas Ucayali sur y Madre de Dios norte (Figura 7), la cual
muestra también presencia de niveles asignables a pelitas carbonosas y carbones. Su valor de SPI
(Source Potential Index; Demaison y Huizinga, 1991) se estima entre 7 y 20 toneladas HC/m2, indicando
un sistema generador con potencialidad de carga alta. La madurez térmica de la unidad en el pozo San
Martín 1X está comprendida dentro de la ventana de generación de petróleo. Se conjetura que este nivel
de madurez, representativo de la cresta de los anticlinales, constituye un mínimo, asumiéndose que las
rocas registran un aumento paulatino de su madurez sobre los flancos de las estructuras y los
sinclinales. Los datos de extractos orgánicos confirman su afinidad terrestre y la misma tendencia a
generación de hidrocarburos livianos y gaseosos, siendo comparables a los obtenidos en afloramientos
cercanos (Pongo de Mainique, Río Camisea, Río Pagoreni, Río Cashiriari, Alto Manu). Un dato de alto
impacto es el reportado en informes de Shell (revisados en Villar, 2003) en los que se establece un
origen en secciones del Grupo Ambo para los gases de los pozos San Martín, de acuerdo con la
similitud de improntas isotópicas entre muestras de gas de reservorio y de gas de laboratorio generado
artificialmente en experiencias de simulación de maduración en muestras seleccionadas de la unidad.
En los pozos San Martín 1X, Sepa 1X y Segakiato 1X, delgados niveles de la Fm. Shinai y del tope
de la Fm. Noipatisite arrojan valores de COT que oscilan entre 1 y 3% (Villar, 2003). Estos intervalos
aislados se intercalan con espesos paquetes conteniendo aporte orgánico prácticamente nulo. Su
potencialidad generadora va desde buena a pobre, con tipos de querógeno oscilando entre II y III/IV.
Los datos moleculares indican una fuente rica en materia orgánica asociada a carbonatos con
contribuciones de bacterias y material terrestre, depositada en condiciones anóxicas y de alta
salinidad, con tendencia a generar hidrocarburos líquidos. Desde el punto de vista de su evolución
térmica se encuentran en fase temprana de generación de petróleo, dato que puede considerarse de
mínima madurez, dada la posición de las muestras evaluadas en la estructura. La eventual
contribución de estos niveles a las acumulaciones de gas condensado del área es considerada de
carácter limitado, al igual que la de niveles esporádicos y ricos en materia orgánica de muestras
escogidas de calizas y pelitas del Gr. Copacabana, de difícil caracterización y muy alta variabilidad.
En algunos informes la parte basal del Gr. Ene es considerada una importante generadora de
hidrocarburos, si no la principal. Los datos analíticos del pozo San Martín 1X parecen contradecir esta
información, ya que con un muestreo sistemático no se observaron muestras con alto contenido orgánico
(Figura 6). Sin embargo, muestras escogidas en Cashiriari 3X y Mipaya 1X arrojaron valores interesantes
de COT entre 1.5 y 4%. Algo similar puede decirse de las muestras provenientes de los afloramientos
mencionados más arriba donde se han registrado rocas con valores de COT de más de 3 y hasta 6% en
la base de la unidad, aunque en todas las secciones analizadas estos intervalos no superan la decena
de metros. La caracterización de esta formación desde el punto de vista geoquímico es diversa y
ambigua, ya que en numerosos reportes se la considera lacustre-anóxica con querógeno de Tipo I rico
en componentes algales y sapropélicos, otros consideran un origen marino con querógeno de Tipo II y
registro de algas de tipo tasmanáceas. Otras evaluaciones asumen una posición intermedia y destacan
una amplia dispersión en el origen de la materia orgánica acumulada en ambientes que van desde
marino a lacustre. Sin embargo, prácticamente todos los estudios coinciden en que las rocas del Gr. Ene
son principalmente generadoras de petróleos con alto componente parafínico y también acuerdan en que

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térmicamente la unidad se mueve regionalmente entre inmadurez a madurez temprana-media de la


ventana del petróleo. Se remarca que en ninguna de las localidades de procedencia de las muestras
existió una importante carga de sedimentos terciarios. Respecto de la zona de Camisea, se considera
como cuantitativamente menor el posible aporte que pueda haber hecho la unidad a las acumulaciones
de gas condensado. Se asume que varios de los registros moleculares de “tipo Ene” identificados en los
fluidos del área tienen que ver con una incorporación vía “lavado” durante la migración de hidrocarburos
livianos y/o contribución marginal de una generación y expulsión desde la roca madre.
Los estudios realizados en el pozo Sepa 1X arrojan valores de COT de entre 1 y 2% para el Grupo
Cabanillas. Valores semejantes fueron obtenidos en niveles de afloramientos, caracterizándose su ma-
teria orgánica como marina y su tipo de querógeno como III a III/IV con muy bajo contenido de hidró-
geno (Figura 7). Las rocas de esta unidad poseen un grado avanzado de madurez térmica a nivel re-
gional, desde madurez tardía a sobremadurez. Se asume que en algún momento de su evolución pu-
dieron haber generado cantidades importantes de petróleo y gas, como lo han hecho rocas contempo-
ráneas de otras áreas de Sudamérica. Su contribución gasífera al sistema del “Gran Camisea” es
materia de discusión no contándose al presente con datos que efectivamente lo comprueben.

Figura 7. Datos de COT y parámetros Rock-Eval para unidades ricas en materia orgánica en distintas localidades
de la Cuenca Ucayali Sur y Madre de Dios norte. Se destacan las formaciones Ene, Ambo y Cabanillas como las de
mejor representación en cuanto a su carácter para generar hidrocarburos. a) Picos S1 y S2 de pirólisis Rock-Eval
versus COT, denotando los muy altos rendimientos de Ambo, los moderadamente altos de Ene y los regulares-
pobres de Cabanillas; b) Clasificación del querógeno según datos de Índice de Hidrógeno e Índice de Oxígeno. Los
datos de Ene apuntan a querógenos de tipo I/II a II/III, con dominio de un perfil prolífico para hidrocarburos líquidos.
Los datos de Ambo se mueven preferentemente en las tendencias de querógenos II/III a III, con perfil sesgado hacia
generación gasífera. Las niveles de Cabanillas, muy posiblemente por alta madurez, presentan bajo tenor de
hidrógeno y se distribuyen en el campo de querógenos III/IV.

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En síntesis, los estudios realizados en el área de Camisea permiten asegurar que ni los sedimentos
cretácicos ni los jurásicos fueron relevantes en el proceso de generación de hidrocarburos, atribu-
yéndose al Grupo Ambo la principal fuente de hidrocarburos gaseosos del “Gran Camisea”. Una
contribución de hidrocarburos líquidos al sistema podría haber sido aportado por las pelitas basales
del Grupo Ene y por delgados niveles de la Fm. Shinai. El aporte de gas desde el Gr. Cabanillas
(Disalvo et al., 2003) es un aspecto que debe ser investigado, al menos desde el punto de vista teórico
(modelado geoquímico 2D y 3D) ya que la posibilidad de acceder a muestras de la unidad en el área
de drenaje parece altamente improbable en el futuro cercano.

Reservorios
Para describir los reservorios productivos del “Gran Camisea” se utilizó la información proveniente
del desarrollo de los yacimientos de Pagoreni y San Martín (Seminario et al., 2005; Gabulle et al., 2008).
También se realizó una recopilación, descripción y análisis de las muestras de los pozos Mipaya y
Cashiriari (SPDP, 1998b), además de la revisión de datos obtenidos de afloramientos en los ríos
Cashiriari, Mayapo y Pongo de Mainique (SPDP,1996). El intervalo estudiado tiene un espesor
aproximado de 650 m. Los reservorios, desde el más viejo al más joven, son denominados formaciones
Ene, Noipatsite, Nía Kaatsirinkari, Chonta y Vivian (Figura 8).

Figura 8. Reservorios y sellos del “Gran Camisea”. Se indican los fluidos que contienen los diferentes
reservorios para cada una de las trampas descubiertas, CR: Cashiriari; SM: San Martín; PAG: Pagoreni;
MIP: Mipaya; KINT: Kinteroni. En los sellos REG significa regional; YAC es un sello que separa
acumulaciones en un yacimiento. Los espesores son en metros. Noi se refiere a la Fm. Noipatsite y Nía
a la Fm. Nía Kaatsirinkari.

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El reservorio Ene tiene un espesor entre 30 y 50 m. Su geometría externa es tabular debido a que
las variaciones de espesor se producen en largas distancias. Se encuentra compuesto por areniscas
finas, blanquecinas, cuarzo-feldespáticas, cementados por dolomita. Intercalan niveles finos y
aparecen nódulos de anhidrita. La mala conservación de las estructuras sedimentarias y el aspecto
masivo de la arenisca dificultan su interpretación ambiental. Por asociación de facies se las cree
depositadas por ríos efímeros. En las acumulaciones de Cashiriari, San Martín y Mipaya, el reservorio
Ene presenta porosidades de alrededor de 11% y permeabilidades que varían de algunos hasta 50
mD. En estos yacimientos, forma una unidad hidráulica con el reservorio que se le sobrepone. En la
acumulación de Pagoreni, sin embargo, sus propiedades petrofísicas mejoran, alcanzando 15% de
porosidad y llegando a producir más de 50x106 cfgd. En este campo, además, constituye una
acumulación independiente, dado que tiene un contacto gas-agua diferente a los demás reservorios
(Gabulle et al., 2008).
Inmediatamente por encima del Gr. Ene, aparece un conspicuo nivel de areniscas conocido como
Fm Noipatsite. En él se distinguen dos unidades con características diferentes entre sí y separadas por
una discontinuidad que representa un hiato importante. La sección basal, denominada Noi Inferior, está
conformada por areniscas finas a medianas, bien seleccionadas, de colores que varían del rojizo al
naranja. Esta compuesta por cuarzo y feldespatos y líticos subordinados, redondeados a subredon-
deados (Figura 9). Tanto en afloramientos como en testigos corona se puede advertir una estratifi-
cación homogénea entrecruzada de tipo planar, con sets de varios metros de espesor. Las láminas
individuales van desde milímetros hasta centímetros y algunas presentan una clara gradación inversa,
indicando un ambiente de depositación eólico. El espesor del intervalo varía desde 15 a 65 m.

Figura 9. Reservorio Ene/Noi. a: Facies de areniscas del reservorio Ene en afloramientos del Pongo de Mainique. b: Coronas
del pozo SM 1003: facies de duna con EEC planar en arenas del Noi inferior; Por = 13 y 20%, K = 263 y 850 mD. c: SEM de las
coronas de SM1003; mesoporos y granos de cuarzo x150. d: Detalle de la foto anterior donde se muestran los granos
recubiertos por película de arcilla x1000.

Un rasgo distintivo de este intervalo es su geometría externa ondulada, con valles y lomas,
informalmente denominada “costillas” por su apariencia en las visualizaciones de los registros sísmicos
(Figura 10). Dicha ondulación se produce de manera regular con crestas que tienen 800 m de ancho
separados por senos de 3 km. Estas ondulaciones siguen un rumbo NE-SO, tienen decenas de metros
de relieve y se extienden por más de 35 km. Esta arquitectura se la interpreta como formada por un
campo de dunas tipo erg (Chung et al., 2005).
Las porosidades promedio de dicha formación van de 16 a 21% y su permeabilidad llega al orden
500 mD en sus mejores partes. La productividad de los pozos para este intervalo es muy variable,
desde casi sin entrada a más de 35 x106 cfgd. Se supone que ello es debido a las diferentes
características petrofísicas de las facies de duna o interduna. En los registros de pozo sus propiedades
están enmascaradas por un recubrimiento de illita-esmectita, dolomita y hematita sobre los granos de

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Figura 10. Geometría externa del reservorio Noi inferior. a: Sección sísmica nivelada a la discordancia DBK, donde se ven
en detalle las geometrías de dunas e interdunas distribuidas regularmente. b: Extracción de amplitud del tope reservorio
Noi Inferior, donde se observa el campo de dunas longitudinales.

cuarzo, obteniéndose lecturas menos favorables que las de laboratorio. Posiblemente este recubri-
miento temprano común en los ambientes desérticos permitió la conservación del paleo-paisaje de
dunas longitudinales (Figura 9).
El reservorio Noi superior está formado por areniscas medianas, de composición cuarzo-
feldespática, bien consolidada por cementos de distinta composición con un importante crecimiento
secundario de cuarzo. Tiene de 30 a 60 m de espesor. Se la considera depositada por ríos efímeros y
su porosidad promedio es de 12% y su productividad no es muy buena.
Por encima se encuentran los reservorios de la Fm. Nía Kaatsirinkari. Existen dos secciones
reservorios: Nía inferior y Nía superior. Ambos están separados por la discordancia angular citada en
el capitulo de estratigrafía (“DBK”) y en el oeste también por un intervalo de granulometría fina
conocido como Nía Pelítico. El Nía inferior esta constituido por un espeso intervalo arenoso, donde
predominan las areniscas de grano fino, bien seleccionadas y colores rojizos. Son psamitas
subfeldespáticas con escaso cemento (crecimiento secundario de cuarzo y recubrimiento hematítico).
Tanto en testigos coronas como en afloramientos, se observan sets de estratificación entrecruzada de
gran escala. Se interpreta como depositado en ambientes eólicos donde se intercalan facies de duna
con algunos niveles más finos de interduna seca, principalmente. Sus características petrofísicas son
buenas, con una porosidad promedio de 15% y una saturación de agua irreducible del alrededor de
15 %. Sin embargo, en los registros de pozo, sus valores se ven enmascarados por un coating que
recubre los granos de arena. Esta película está compuesta por cristales de hematita, dolomita e illita
claramente observadas en secciones delgadas y SEM (Figura 11).

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Figura 11. Reservorio Nía inferior. a: Espesas facies de dunas en afloramientos del Pongo de Mainique. b: Coronas del pozo
SM 1004; facies de duna con EEC planar; Por = 13 y 20%, K = 263 y 850 mD. c: Corte delgado de arenisca subfeldespática, con
segregación de lámina. d: SEM de las coronas de SM1004; mesoporos y granos de cuarzo con un cristal euhedral de Dolomía
y recubrimiento de granos x150.

El reservorio Nía superior tiene un espesor de entre 55 y 85 m y está formado por conglomerados
en su base hasta areniscas finas en su tope. La parte inferior esta compuesta por arenitas feldes-
páticas de muy variados tamaños y composición donde se destacan los clastos pelíticos. Poseen poca
madurez textural, escasa matriz y cemento. Con porosidades de entre 15 a 20% y permeabilidades
que pueden exceder los 1000 mD. Hacia el techo aparece una arenisca feldespática de alrededor de
25 m de espesor, cuya característica principal es tener una excelente petrofísica, con valores de
porosidad de 18 a 20% y permeabilidades de 1000 a 3000 mD. Todo el intervalo puede interpretarse
como depositado en sistemas fluviales efímeros que van desde canales de poca sinuosidad y mantos
de creciente hasta abanicos terminales arenosos (Figura 12).

Figura 12. Reservorio Nía superior. a: Facies de lóbulos de ríos efímeros en afloramientos del Pongo de Mainique. b: Coronas
del pozo SM 1002; arenisca fina con EEC; Por = 24% y K = 950 mD. c: Corte delgado de arenisca subfeldespática, fina, bien
seleccionada. d: SEM de las coronas de SM1002; mesoporos, crecimiento secundario de cuarzo y feldespato X200.

Por encima continúa el reservorio Chonta en el que se pueden diferenciar dos niveles: Chonta
Basal e Inferior. El primero de ellos tiene un espesor promedio de 17 m y son intercalaciones de
areniscas finas a muy finas con lutitas, ambas intensamente bioturbadas. Por lo general muestra
pobres condiciones petrofísicas. Chonta inferior está constituido por areniscas finas a muy finas con
intercalaciones de pelitas en una secuencia granodecreciente de más de 60 m de espesor. Son
areniscas feldespáticas, con 12% de porosidad promedio y 30 a 80 mD de permeabilidad. Ambos
intervalos fueron depositados en una planicie costera dominada por mareas que va siendo
paulatinamente inundada.
A los reservorios de la Fm. Vivian, en un alarde de creatividad, se los denomina Vivian Inferior y
Superior. Están separados por un intervalo fino, pelítico de 35 a 40 m de espesor que como no podía
ser de otra manera se lo denomina Vivian Medio. El Vivian Inferior está constituido por areniscas

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cuarzosas poco o nada consolidadas, con ocasionales parches de caolinita. Son blancas, de grano
medio, subredondeadas, con muy buena selección y gran madurez textural. Se caracteriza por ser
altamente friable en los afloramientos. Los cuerpos individuales de arena por lo general no superan el
metro de espesor y si bien sus contactos son netos no evidencia signos de erosión. La estructura
dominante de los cuerpos es la EEC sigmoidal. Existen variaciones granulométricas y de espesor en
las láminas que semejan tidals bundles, con una marcada bimodalidad en las paleocorrientes. Se las
interpreta como depositadas en barras o shoals mareales. Sus propiedades petrofísicas son
excelentes con promedios de porosidad de 16% y 400 mD de permeabilidad, aunque son comunes
los valores de más de 23% y varios darcys de permeabilidad (Figura 13).

Figura 13. Reservorio Vivian Inferior. a: Facies de barras mareales en afloramientos del Pongo de Mainique. b: Corona del pozo
Cr 2X, facies de areniscas medianas con EEC; Por = 18%, K = 1300 mD. c: Corte delgado de arenisca cuarzosa, bien
seleccionada, en azul la porosidad. d: SEM de las coronas del pozo Cr 2X; mesoporos y granos de cuarzo, escasos parches de
caolinita x150.

Vivian Superior está compuesto por areniscas cuarzosas de colores rosados, con espesores entre 35
y 40 m. En líneas generales, pareciera haberse formado en ambientes semejantes al Inferior pero con una
mayor influencia continental hacia su techo. Las características de esta sección se ven enmascaradas
por procesos diagenéticos, bioturbación e infiltración de arcillas. Tanto en afloramientos como coronas se
observan marcas de raíces y la presencia de paleosuelos. Este fenómeno empobrece las condiciones
petrofísicas del reservorio llegando a encontrarse niveles sellos en la parte superior del mismo.
Como conclusión de los reservorios del “Gran Camisea” se puede decir que son de características
variadas pero en conjunto son muy espesos y de excelentes propiedades petrofísicas. Esto explica por
sí solo los grandes volúmenes de gas encontrados en cada una de las trampas y el excelente
comportamiento productivo, ya que algunos pozos podrían producir más de 2 x 109 cfgd en su máximo
flujo, ubicándose entre los más prolíficos de Sudamérica.

Rocas Sello
Las rocas que impiden la migración vertical del hidrocarburo son varias y de muy distinta
importancia. Algunas sólo tienen carácter local y posiblemente tengan alguna influencia durante los
tiempos de producción del yacimiento. Otras separan acumulaciones en algunas estructuras pero, por
distintas causas, no lo hacen en otras. Existen otros sellos que separan las acumulaciones en casi la
mayoría de las estructuras pero fallan en su regionalidad. Por último, existe un sello con verdadero
carácter regional, ya que no se ha encontrado ninguna acumulación por encima de él. Esta situación
de rocas que son prácticamente impermeables pero que no pueden impedir la migración de
hidrocarburos es un efecto común en fajas plegadas y falladas, como el “Gran Camisea”, donde
existen fallas que atraviesan toda o gran parte de la secuencia sedimentaria y pueden actuar de vías
de migración independientemente de la permeabilidad de las rocas que atraviesen (Figura 8).

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El sello regional lo constituye el Mb. Charophytes en la base del ciclo Terciario. Estas rocas de
granulometría fina y colores rojos, varían su espesor desde 400 m hasta desaparecer por erosión en
algunas estructuras y han recubierto como un manto a la Fm. Vivian. Se depositaron con anterioridad a que
en el área se manifestara cualquier indicio de deformación andina. Según los cálculos que se realizan en
las pruebas de integridad y fracturación (LOT) esta formación puede soportar una columna mineralizada
de gas de más de 400 m de espesor, como sucede en la estructura de Cashiriari por ejemplo (Sales, 1997).
Segundo en orden de importancia está la Fm. Chonta, constituida por pelitas y lutitas, verdes y
grises, con algunas intercalaciones de arcillas calcáreas y delgados niveles de areniscas finas y
calizas de colores oscuros. Esta formación sella las acumulaciones de los reservorios de las
formaciones Nía y Chonta en casi todas las estructuras productivas del “Gran Camisea”, con la única
excepción de Mipaya. Estas pelitas han demostrado, en los ensayos LOT realizados, que son capaces
de soportar columnas mineralizadas de mayor espesor que los cierres de las estructuras encontradas.
La Fm. Shinai compuesta de pelitas calcáreas y lutitas de colores rojizos es otro de los sellos de
importancia que separa los reservorios de Noipatsite con los de la Fm Nía Kaatsirinkari en los
yacimientos de San Martín, Pagoreni, Mipaya y el recientemente descubierto Kinteroni. Sin embargo, se
cree que no es sello en Cashiriari, donde pareciera que los reservorios de Nía y Noi tuvieran la misma
cota del contacto gas-agua. Esto no implica, en sí mismo, conexión por falta de sello (Figura 14).
Existen también, otros intervalos de menor espesor como por ejemplo los delgados intervalos finos
ubicados en el tope del Gr. Ene que demostraron ser sello en algunas estructuras pero fallan en otras.
Este fenómeno se observa en los vecinos yacimientos Pagoreni y San Martín; en el primero de ellos las
acumulaciones de Ene y Noi han demostrando ser yacimientos independientes. Esto no sucede en el
campo San Martín, donde ambos reservorios forman una sola acumulación debido a que en parte de
la estructura estas pelitas desaparecen por erosión o no depósito.

Figura 14. Sección sísmica nivelada a la discordancia DTK, donde se observa cómo DBK erosiona los sellos de Shinai, cómo
la discordancia de la base del Terciario trunca a las pelitas de Chonta y por último la erosión local del Mb. Charophytes.

Existen otros espesos intervalos finos como el denominado Nía pelítico o también el Vivian Medio,
que si bien no separan acumulaciones en las estructuras perforadas debido posiblemente a su
desaparición por erosión en algunas zonas de los yacimientos descubiertos, podrían sellar
acumulaciones en futuros hallazgos donde estos niveles conserven su integridad (Figura 15). El Nía
pelítico, también denominado Middle Nía Mudstone, presenta espesores variables desde 100 m al
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oeste de Mipaya hasta 0 m entre Pagoreni y San Martín y el sector oeste de Cashiriari, producto de la
DBK. Este paquete pelítico reviste mayor importancia en estructuras ubicadas al oeste de los campos
hoy en desarrollo y constituye un sello regional de importancia dentro de la secuencia Nía.

Figura 15. Pérdida de sello por falta de Integridad. a: Línea sísmica a lo largo de la estructura de San Martín, donde se ven
canales del Vivian Superior erosionando rocas sello del Vivian Medio. b: Descomposición espectral a 50 Hz del intervalo
Vivian Medio – Vivian Inferior.

Un párrafo aparte merece la Fm. Copacabana. Estas calizas muy cementadas con intercalaciones
de pelitas y evaporitas de alrededor de 1000 m de espesor se cree que tuvieron una importancia
fundamental en el Sistema Petrolífero del “Gran Camisea”. Dado su carácter poco o nada permeable,
impidió que el hidrocarburo generado en las rocas que la infrayacen se pusiera en contacto con las
rocas reservorio que se encuentran por encima, antes de que las trampas se hubieran formado. Esta
barrera evitó así una gran dispersión de los hidrocarburos, tanto geográfica como temporalmente.

Rocas de Sobrecarga
Todas las rocas analizadas en la cresta de los anticlinales están hoy en ventana de generación de
hidrocarburos. Sin embargo, para alcanzar la madurez que muestran los hidrocarburos en las
acumulaciones de San Martín y Cashiriari, es probable que hayan necesitado de mayor sobrecarga.
Este grado de soterramiento se alcanzaría en los flancos de las estructuras, los bloques bajos de los
corrimientos, los sinclinales y en general donde el Gr. Ambo esté hoy a más de 4000 m de profundidad.
En consecuencia, todas las potenciales rocas generadoras necesitaron del soterramiento producido
por la molasa Andina para llegar a su grado óptimo de madurez.

PROCESOS ESENCIALES DEL SISTEMA PETROLERO

Formación de trampas
Las trampas de hidrocarburos encontradas hasta la fecha son estructurales; anticlinales cerrados
en sus cuatro sentidos. Sus tamaños son del orden de decenas de kilómetros de largo por algunos
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kilómetros de ancho. El punto de fuga de la mineralización lo determina la cota donde el pliegue deja
de tener cierre en todas sus direcciones (Figura 16). En las acumulaciones encontradas la columna
mineralizada varía de 200 a 400 metros.

Figura 16. Trampas del “Gran Camisea”. a: Superposición del mapa estructural para el reservorio Nía superior, con la
extracción de amplitudes para ese mismo reservorio. Las amplitudes más oscuras siguiendo las curvas estructurales indican
gas. b: Representación del cubo sísmico 3D con la extracción de amplitudes para el reservorio Nía superior, las amplitudes
más oscuras indican gas. CAG es el contacto gas-agua.

La geometría final de las trampas es debida a tres factores de distinta jerarquía. El más importante
de ellos es la formación de los anticlinales por las flexuras que producen los corrimientos al cambiar
el ángulo con que cortan los estratos (pliegues por flexión de falla) como es el caso del gran anticlinal
de San Martín, formado por el corrimiento homónimo (Figura 5). Las estructuras que forman estos
corrimientos tienen entre 50 y 150 km de largo con anchos de algunas decenas de kilómetros y relieves
estructurales de más de 3000 m. En el “Gran Camisea” se han reconocido al menos cinco de estos
grandes corrimientos con sus anticlinales asociados. Dos mecanismos modifican esta geometría
relativamente simple. En primer lugar, la imbricación de dos o más fallas. Esta superposición produce
la deformación de la falla estructuralmente más alta y de los estratos que se encuentran por encima
de ella, generando fallas y estratos replegados. Un claro ejemplo del fenómeno de imbricación es la
parte meridional de San Martín, donde el corrimiento de Fitzcarrald elevó y deformó el hundimiento
oriental del gran anticlinal de San Martín, formando una estructura sobreelevada en el Este de San
Martín. De los campos encontrados hasta la fecha, San Martín y Cashiriari son claros ejemplos de
trampas en anticlinales producidos por la imbricación de dos o más corrimientos. El segundo
mecanismo que modifica la geometría original de las trampas es la presencia de fallas de desgarre ya
explicadas en el capitulo de ambiente tectónico. Estas fallas son las responsables de originar en los
grandes trenes anticlinales varios pliegues de menores dimensiones, con sus ejes desplazados
algunos cientos de metros y de formar sillas estructurales entre ellos (Figura 5). Cada uno de los
pliegues menores tiene su propio punto de fuga y por lo tanto se trata de trampas independientes como
es el caso de San Martín y Pagoreni o Mipaya y Kinteroni (Figura 17).
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Figura 17. Diferentes acumulaciones dentro de la misma alineación estructural. Se observan dos o tres acumulaciones
superpuestas en cada trampa anticlinal. Se destaca la ausencia de gas en Mipaya en el reservorio Nía. El anticlinal de Saniri
no fue perforado todavía.

Otros mecanismos que afectan en menor medida la formación de la geometría última de las
trampas son:
a) Las mencionadas fallas de acomodación o short cuts en la cresta de los anticlinales que
producen relieves de hasta 100 m y no está claro el rol que cumplen como punto de fuga. En las
trampas de San Martín y Cashiriari no producen la fuga de hidrocarburos mientras que parecen limitar
las acumulaciones de Mipaya y Pagoreni (Figura 16).
b) Para los reservorios Noi y Nía inferior, la presencia de las dunas longitudinales, “costillas” en el
Noi inferior, crea un relieve adicional de más/ menos 50 m (Figura 10).
Existen otras probables trampas pero que no han sido evaluadas suficientemente, como por
ejemplo los anticlinales en escamas inferiores de las estructuras de imbricación. Estas estructuras
presentan características semejantes a las productivas y su origen es similar. Han sido perforadas en
los pozos Pagoreni 1006 y San Martín 1X y, en ambos, los reservorios se encontraban con agua. A
pesar de ello, estos sondeos no son concluyentes para probar el play ya que fueron perforados muy
lejos de la mejor posición en la trampa y la actual resolución sísmica no permite comprobar si se
encontraban ubicados dentro de la estructura cerrada (Figura 18).

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Figura 18. Línea sísmica que muestra el Play Bloque Bajo o Escama profunda. Este play fue perforado
no en las mejores posiciones, por lo cual todavía mantiene sus expectativas.

Otro tipo de estructura aún no probada, está representada por los hemianticlinales con uno o más
cierres contra falla (Figura 19). Este tipo de play tiene gran importancia dada su alta frecuencia en todo
el “Gran Camisea” (“Repetibilidad”).

Figura 19. a: Línea sísmica que muestra el play hemianticlinal con cierre
contra falla en Saniri Sur. b: Mapa estructural para el reservorio Nía
superior de Pagoreni Oeste, Saniri Sur y Saniri.

Por último, cabe citar la presencia de factores estructurales combinados con estratigráficos como
causa de entrampamiento. Un ejemplo que deberá ser comprobado es la parte más oriental del

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anticlinal de San Martín, donde se interfieren los corrimientos de San Martín y Fitzcarrald. Los
sedimentos cretácicos comienzan a subir y acuñarse contra el antiguo alto. Los reservorios Nía
superior y Chonta Basal son traslapados por supuestos sedimentos finos de la Fm. Chonta que estarían
en contacto sobre los reservorios de Noi inferior y de Ene. Se produce así la discontinuidad de las
facies almacén y un cierre estratigráfico hacia el Noreste del anticlinal San Martín Este y el sector
occidental del anticlinal de Fitzcarrald.

Migración
Las principales vías de migración son los grandes corrimientos. Estas fallas ponen en contacto las
rocas generadoras con los reservorios ya que ambos se encuentran separados en toda el área por
alrededor de 1000 m de sedimentos relativamente impermeables de la Fm. Copacabana.
El bajo ángulo de las fallas optimizó la migración primaria al aumentar el volumen de roca madre
que pudo ser drenada en corta distancia. La migración secundaria también esta minimizada, ya que
los corrimientos conducen directamente los hidrocarburos desde las zonas de generación a las
trampas evitando una importante dispersión. Los corrimientos y las fallas de acomodación en la
cresta son los que producen la distribución de los hidrocarburos en los diferentes reservorios (figuras
4 y 5).
Al ser los corrimientos los responsables de generar las estructuras, cualquiera que haya sido la
edad de la generación de los hidrocarburos, estos migraron durante o después de la formación de las
trampas. De esta manera, se evitó la dispersión de los hidrocarburos temporalmente. Estas
características remarcan la alta impedancia del sistema (Demaison y Huizinga, 1991).
La edad de migración se extiende desde el Mioceno al presente, que es la edad de estos
corrimientos.

EVENTOS INTERPRETATIVOS

Preservación y Momento Crítico


El momento crítico se produjo cuando la Orogenia Andina comenzó a actuar en el área formando
los grandes corrimientos y por lo tanto las principales vías de migración y las trampas. No existen
dataciones precisas de este momento pero, por correlación con otras áreas afectadas por la tectónica
andina, se ubica entre los 10 y 5 millones de años.
El proceso que más afectó la preservación de los hidrocarburos en las trampas fue la remigración.
Este proceso se produjo por el cambio en la geometría de las trampas debido a las fallas de
acomodación y short cuts en la cresta de las estructuras. Los análisis geoquímicos no evidencian otros
factores que modifiquen las características de los hidrocarburos acumulados.

OTROS ELEMENTOS DEL SISTEMA PETROLERO

Tipos de fluido
Las acumulaciones encontradas están compuestas en su mayoría por un fluido muy homogéneo
que es gas condensado. Un solo análisis composicional y de PVT podría representar muy bien a todas.
El gas está saturado de hidrocarburos condensables para las presiones y temperaturas iniciales
encontradas en la mayoría de los reservorios. En las fracciones livianas (C1-C2) se destaca un alto

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contenido de Etano de casi un 10% del total en volumen. Los valores porcentuales de los componentes
condensables (C3+) son del orden de otro 10%. Este tipo de fluido hace económicamente muy
atractiva la explotación de los campos por la variedad de productos comerciales obtenidos a partir del
fraccionamiento de los mismos. Adicionalmente los análisis de depletación a volumen constante
indican que sólo un 2% de este contenido de líquidos quedaría retenido como condensado retrógrado,
indicando que se pueden recuperar altos volúmenes de estos líquidos en superficie.
Esta gran cantidad de hidrocarburos condensables se podría explicar de dos maneras:
• Que la roca generadora a lo largo del tiempo y en cualquier posición haya formado este tipo
de gas condensado.
• Que existen por lo menos dos tipos de procesos de generación diferentes, uno aportando
líquidos; otro aportando principalmente gas. Ambos aportes se habrían mezclado en la
migración o en la trampa produciendo una acumulación de gas saturada de líquidos hasta el
punto de fuga de la misma.
Esta última hipótesis está más de acuerdo con los resultados analíticos y permite una explicación
más racional y simple de la aparente anarquía en las interpretaciones geoquímicas. Además, el modelo
resultaría mucho más prospectivo ya que las unidades con más posibilidades de generar líquidos son
Ene o Shinai que se encuentran en contacto directo con los reservorios permitiendo independizar la
presencia de acumulaciones de los corrimientos y las estructuras.

Dinámica
A medida que evoluciona la faja plegada, migra la sobrecarga y la formación de los corrimientos,
desplazando los tiempos de generación y de creación de las vías de migración y de las trampas. El
sistema petrolero presenta, por lo tanto, una amplitud temporal desde el Mioceno hasta el presente y
migra desde el Suroeste hacia el Noreste.

DISTRIBUCIÓN DEL HIDROCARBURO EN LAS TRAMPAS


Este factor en particular es el que ofrece más incertidumbres a la hora de analizar el play “Gran
Camisea” ya que la distribución de los hidrocarburos en los reservorios en cada trampa es diferente.
Por ejemplo, en Cashiriari están mineralizados todos los reservorios por encima de la Fm. Copacabana,
constituyendo tres o cuatro acumulaciones independientes (Vivian, Nía y Noi/Ene). Sin embargo, en
toda la alineación de San Martín, el reservorio Vivian no contiene hidrocarburos.
Por otro lado, en esta misma alineación existen acumulaciones en los reservorios Nía, Noi y Ene en
los campos Kinteroni, Pagoreni y San Martín. No obstante, por los resultados obtenidos hasta la fecha,
la estructura de Mipaya no contiene hidrocarburos en Nía, a pesar de encontrarse ubicada en el centro
del trend y alrededor de 200 m más alto estructuralmente que Kinteroni (Figura 8). Está claro que una
explicación consistente para estas distribuciones está lejos de ser resuelta sin sísmica 3D y con más
perforaciones sobre las trampas.
De todas maneras, hoy se cree que este fenómeno podría estar relacionado con dos carac-
terísticas no del todo bien descriptas y comprendidas todavía:
• La integridad de los sellos regionales: Shinai, Chonta y Charophytes.
• La presencia de muchas fallas en la cresta de las estructuras.
Para explicar la ausencia de hidrocarburos en la Fm. Vivian en la alineación San Martín, la hipótesis

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Cuenca de Ucayali 261

más sencilla es la que contempla las profundas incisiones sobre el sello regional, Charophytes. Este
hecho hace suponer que los reservorios más superficiales estaban expuestos o muy cercanos a la
superficie cuando la estructura se estaba formando y el hidrocarburo migraba. Ello representa un
paisaje semejante a lo observado en la actualidad en la parte sudeste de la alineación de Fitzcarrald
o en la estructura Armihuari, donde los reservorios están aflorados y no habrían contenido hidrocar-
buros (Figura 1). Existen otras explicaciones más complejas y de difícil comprobación que involucran
las fallas en la cresta de las estructuras como la causa de la fuga de hidrocarburos. Estas hipótesis
parecieran poco probables, ya que las fallas afectan a todos los reservorios pero en posiciones aún
más comprometidas para los reservorios inferiores, que son los que contienen hidrocarburos. Por otro
lado, no en todos los anticlinales estas fallas se encuentran en una posición crestal, por lo tanto la Fm.
Vivian no tiene hidrocarburos, a pesar de constituir una estructura cerrada en cuatro direcciones, por
ejemplo el Anticlinal Pagoreni (Figura 16). Otras hipótesis están basadas en un déficit en la generación
para llenar el volumen de reservorios disponibles. Si bien no existen cálculos cuantitativos rigurosos
para desechar esta idea, el área que podría contribuir al llenado del tren de San Martín es considera-
blemente mayor que la que podría aportar a llenar Cashiriari.
Explicar la ausencia de hidrocarburos en los reservorios de la Fm. Nía en Mipaya es ciertamente
más complejo, ya que las dos estructuras adyacentes a este anticlinal contienen gas condensado en
este reservorio hasta el punto de fuga de la trampa (Figura 17). Aunque la ubicación del pozo Mipaya
1X no estaba en la mejor posición estructural, todo parece indicar que probó este reservorio dentro de
la parte cerrada. Diferentes hipótesis especulativas pueden plantearse como explicación: una
combinación entre las fallas de cresta y la integridad de Charophytes o, también, considerar un llenado
parcial de la trampa.

Eficiencia del sistema


Fijar valores que traten de determinar la eficiencia del sistema petrolero en un área como el “Gran
Camisea”, donde todas las estructuras perforadas descubrieron grandes cantidades de gas conden-
sado, puede mal interpretarse. La región esta inmadura desde el punto de vista exploratorio y existen
muchos parámetros que son todavía difíciles de cuantificar, como por ejemplo;
• ¿Cuáles y en qué proporción han sido las rocas que colaboraron con el Gr. Ambo a formar los
yacimientos?
• ¿Qué áreas de drenaje tuvo realmente el sistema?
• ¿En qué medida colaboraron los bloques bajos de falla y cuándo llegaron a su madurez
térmica?
Debido a estas incertidumbres las tasas de eficiencia se han calculado sobre las áreas de drenaje
de las dos acumulaciones más conocidas, San Martín y Cashiriari, y no sobre toda el “Gran Camisea”.
Además, los índices se calcularon sólo para los sectores de la Fm. Ambo que fueron afectados por el
corrimiento que generó la trampa, no incluyendo las partes pasivas como los bloques bajos. Sobre esta
base, la estimación de la relación generación/acumulación (GAE: Generation-Accumulation Efficiency;
Magoon y Valin, 1994) para el conjunto de los reservorios remite a un valor tentativo promedio de 29%
para San Martín y de 18% para Cashiriari (considerando un rango de espesor entre 250 y 150 m; un
rango de COT entre 10% y 4% e Índices de Hidrógeno inicial y final de 350 y 100 mg HC/g COT,
respectivamente). Estos cálculos preliminares evidencian la extraordinariamente alta eficiencia del
sistema de gas condensado del área del “Gran Camisea”.

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CONCLUSIONES
La formación de grandes yacimientos de gas condensado en el “Gran Camisea” puede sinte-
tizarse de la siguiente manera:
1.- El hidrocarburo generado en las pelitas del Paleozoico superior migró hacia los excelentes
reservorios constituidos por sedimentos continentales del Paleozoico superior y los cretácicos, forma-
dos por sucesivos episodios de trasgresión y regresión sobre el oeste del Cratón Brasilero.
2.- Las principales vías de migración fueron los grandes corrimientos originados durante la
Orogenia Andina. Estas fallas, al disminuir el ángulo de corte en las secciones pelíticas o llegar a la
superficie, formaron anticlinales que constituyen las principales trampas que están llenas de gas hasta
el punto de fuga.
3.- En cada anticlinal existen dos o más acumulaciones superpuestas e independientes, debido a
la presencia de excelentes rocas sello entre los reservorios que minimizaron la migración vertical.
4.- El momento clave del sistema ocurrió cuando comenzó la Orogenia Andina, ya que se formaron
al mismo tiempo las vías de migración y las trampas independientemente de cuándo fue generado el
hidrocarburo.
5.- En casi todas las acumulaciones, el gas está saturado de hidrocarburos líquidos, cualquiera
sea el reservorio y la profundidad del mismo. Este hecho podría explicarse mejor con un sistema
petrolífero activo además del sistema generador de gas.

Figura 20. Esquema del Sistema Petrolero del “Gran Camisea”. Las rocas generadoras del Gr. Ambo con probable aporte de
Cabanillas alimentan los corrimientos que son las vías de migración. Estas conducen el gas a las trampas que son anticlinales.
Fallas de Acomodación en la cresta distribuyen el hidrocarburo en los diferentes reservorios. Los sellos del Gr. Copacabana y
el Mb. Charophytes confinan las acumulaciones produciendo un sistema de alta impedancia. Se supone un aporte de líquidos
del Gr. Ene.

La bondad del sistema fue realzada por una serie de factores como:
• La colaboración al sistema de grandes espesores de pelitas siluro-devónicas que presentan
un contenido de materia orgánica y otros parámetros geoquímicos superiores a sus

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Cuenca de Ucayali 263

equivalentes contemporáneos que formaron los campos de Bolivia y el Norte de Argentina.


• El bajo ángulo de corte que tuvieron los corrimientos que permitió un mejor drenaje de la roca
madre.
• La presencia de más de 1000 metros de sedimentos impermeables entre la roca madre y los
reservorios, que evitaron la dispersión temprana de los hidrocarburos generados.
• El sistema, posiblemente, fue enriquecido con hidrocarburos líquidos aportados por los
sedimentos finos de las unidades Ene o Shinai.
• La alta impedancia que produce el “efecto embudo”, donde el hidrocarburo formado por gran-
des volúmenes de rocas madre confluye a través de pocas vías de migración a excelentes
pares reservorio-sello en las zonas donde al mismo tiempo se formaron las trampas. Por lo
tanto, se optimiza la migración primaria y se reduce la dispersión de la migración secundaria.

Agradecimientos
Los autores agradecen al Dr. Héctor J. Villar por las discusiones y charlas realizadas, sin las cuales
este artículo hubiera quedado incompleto. A la bella cartógrafa y maga María Silvia Castro por el
diseño de las figuras que ilustran este trabajo.

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264 A. Disalvo, J. Chung Ching, F. Seminario, J. Luquez, M. Arteaga, J. Gabulle, S. Davis, K. Valencia y M. B. de Santa Anna

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Cuenca de Marañón Sistemas Petroleros de las Cuencas Andinas265


Carlos E. Cruz - Jorge F. Rodríguez - Jorge J. Hechem - Héctor J. Villar, eds.

PETROLEUM SYSTEMS OF THE MARAÑÓN BASIN – PERU


Alejandro Chalco1 and Kiko Valencia2

1
Cepsa Perú S.A., Lima, Perú, alejandro.chalco@cepsaperu.com
2
Petro-Tech Peruana S.A., Lima, Perú, kvalencia@petro-tech.com.pe

Resumen. Sistemas de Petróleo de la Cuenca Marañón – Perú.


La Cuenca de antepaís Marañón está activa desde el Cretácico. El petróleo generado
en esta cuenca ha sido correlacionado mediante biomarcadores e isótopos, con rocas ma-
dre marinas del Triásico-Jurásico y del Cretácico Tardío. La expulsión de crudo comienza
en el Cretácico y perdura hasta la actualidad. Estos petróleos están contenidos en anticlina-
les Cretácicos-Terciarios o en trampas estratigráficas Cretácicas, dentro de reservorios de
areniscas fluvio-estuarinas o marinas. El sistema petrolero Pucará-Cetico (!), está ubicado
en la parte central y sur de la cuenca, en tanto que el sistema petrolero Chonta-Vivian (!),
se encuentra en la parte norte de la misma. Ambos son sistemas de petróleo probados.
Existen cocinas fósiles, a lo largo de la faja subandina y cocinas activas, dentro del
“Foredeep” de la cuenca, para ambos sistemas de petróleo. Existen otras rocas madre
potenciales de edad Ordovícica, Devónica, Carbonífera y Oligocénica.

BASIN GEOLOGY
Located between 2° and 7° South Latitude (Figure 1), the Marañón sub-basin is part of a NNW-SSE
to NW-SE trending Cretaceous to Cenozoic foreland basin (Type IIA according to Klemme classification
system), known as the Oriente or Napo Basin in Ecuador, the Putumayo Basin in Colombia and the Acre
Basin in Brazil. It is bounded to the West by the subandean thrust belt, to the East by the Iquitos
Forebulge Arc, to the North by the Cutucú uplift and to the south by the Contaya High. Within Peru it
has an area of 240,000 km2. The basin has an asymmetric and N-S elongated shape, with maximum
subsidence to the West (Lay, 1991; Mathalone and Montoya, 1995; Alvarez-Calderón, 1997a; Gómez et
al., 1997; Oliveira et al., 1997; Valencia and Chalco, 2004).
The Marañón Basin is emplaced over NW-SE trending Paleozoic pericratonic basins and over
NW-SE to N-S trending Permo-Jurassic rift basins along the South America craton (Mathalone and
Montoya, 1995).
The sedimentary fill of the Paleozoic basin is composed of four sedimentary cycles (Figures 2 and 3),
separated by a widespread angular unconformity from the sedimentary cycle of the Jurassic rift basins.
These sedimentary cycles are composed of: Middle Ordovician marine clastics, (Contaya Fm), Middle
to Late Devonian marine clastics (Cabanillas Gr), Mississippian fluviodeltaic clastics (Ambo Gr),
Pennsylvanian to Early Permian marine clastics and carbonates (Tarma-Copacabana Grs), and
Jurassic rift volcanics, volcaniclastics, marine platform carbonates, evaporites and continental clastics
(Pucara Gr and Sarayaquillo Fm). All these cycles were controlled by the Guyana Shield towards the
East, and after the Eohercynian orogeny (350-355 ma) by the Contaya High, located towards the South.
The Jurassic cycle is restricted to the Western flank of the basin by a so called “hingeline”, bounding
the western flank of the basin forebulge (Cavalcante and de Paula, 1991; Eduardo, 1991; Mathalone
and Montoya; 1995; de la Cruz, 1997; Alemán et al., 1999; Wine et al., 2005).
The Marañón Basin sedimentary fill, is separated from older sedimentary cycles by a widespread
angular unconformity, marking the onset of the proto-Andean foreland basin evolution. The Marañón
Basin contains 4 sedimentary cycles: Aptian to Cenomanian, Turonian to Campanian, Campanian to
Paleoene and Eocene to Recent (Cavalcante and de Paula, 1991; Mathalone and Montoya, 1995).
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266 Alejandro Chalco and Kiko Valencia

Figure 1. Marañón Basin location map.

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Cuenca de Marañón 267

Figure 2. Marañón Basin composite seismic line. Note Paleozoic and Jurassic reflector truncations (“Hingeline”), between
Sungachi and Valencia wells.

The Aptian to Cenomanian cycle is composed of Aptian-Albian braided fluvial sandstones


(Cushabatay Fm), capped by shallow marine transgressive shales and carbonates (Raya Fm) and
towards the top, by Cenomanian shallow marine to fluvial clastics (Agua Caliente Fm), cut by a eustatic
erosive truncation.
The Turonian to Campanian sedimentary cycle is composed of Late Turonian marine
transgressive clastics and carbonates (Chonta Sand and Chonta Limestone members), grading
eastwards over the “hingeline”, into fluvial, deltaic (?) and estuarine clastics (Cetico member of the
Chonta formation), Early Coniacian marine to proximal deltaic shales and carbonates (Lupuna and
Upper Chonta Fm), Coniacian to Early Campanian shallow marine clastics and carbonates grading
eastwards, again over the “hingeline”, into fluviodeltaic clastics (Pona and Chonta Shale members of
the Chonta Fm).
The Campanian to Paleogene sedimentary cycle is composed of Campanian and Maastrichtian
fluvioestuarine clastics (Vivian and Cachiyacu Fms), partially eroded towards the West by Early Eocene
red beds (Yahuarango Fm), onlaping over the basement along the Eastern flank of the basin.
The Late Eocene to Early Oligocene cycle is composed of shallow marine transgressive clastics
(Pozo Fm), deposited over an erosive surface, conformably covered by Oligocene continental fine
grained clastics (Chambira Fm), Middle Miocene lacustrine to marginal marine clastics, coals and
carbonates (Pebas Fm), and Pliocene to Recent red beds (Laurent, 1997). All Marañón Basin cycles
onlap the Guyana Shield towards the East and after Paleogene tectonic events, also the Marañón High
(Levot and Poulain, 1997; Alemán et al., 1999).
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268 Alejandro Chalco and Kiko Valencia

Figure 3. Marañón Basin generalized stratigraphic chart.

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Cuenca de Marañón 269

SOURCE ROCKS
The commercial oil production in the basin has been correlated to the Late Triassic to Early Jurassic
(Pucara Group), to the Late Cretaceous (Raya and Chonta formations) (CoreLab, 1996; Aleman et al.,
1999; Wine et al., 2005).

Proven Source Rocks


The Pucará Group samples from the Cutucú uplift, at SW Ecuador, and from Uchumarca and
Gallohuancana creeks, at Huallaga Basin, SW of the Marañón Basin (Figures 1 and 4), have good
source rock quality and maturity for oil generation (TOC 2% to 14%; 100% amorphous organic matter
with 30% fluorescence; Ro 0.89%; TMAX 448°C, Type II kerogen) (CoreLab, 1996; Aleman et al., 1999;
Alvarez-Calderón, 2004; Valencia and Chalco, 2004; Fernández et al., 2005).
Along the Napo and Cutucú mountains and the Northern Marañón Basin margin (Pongo de
Manseriche), Albian, Cenomanian-Turonian and Santonian-Campanian anoxic shales and limestones of
the Napo and Chonta/Raya formation have source rock potential (0.5 to 12 % TOC, Type II kerogen)
(Alvarez-Calderón, 1997b; Alvarez-Calderón, 2004; Valencia and Chalco, 2004; Figures 4 and 5). The
samples from the Northwest Marañón Basin wells Situche, Yañez, Huasaga and Andoas (Figure 1), also
contain mature source rock (>2 % TOC, TMAX> 435°C).
Both proven source rocks, Chonta and Pucará can be correlated using a Sterane biomarker
distribution chart, with the two main oils families identified in the basin (Figure 6).

Potential Source Rocks


The basin contains Ordovician, Devonian, Carboniferous and Oligocene potential source rocks with
no oil to source rock correlation established so far (Lunn and Eisner, 1995; von der Dick, 2000; Wine et
al., 2005).
The Ordovician and Devonian shales (Contaya and Cabanillas formations, respectively), in the
SW part of the basin are organically rich (TOC 1.1% to 3%), but the survival of hydrocarbons
generated from these source rocks during the Carboniferous to early Permian is unlikely. The
Carboniferous shales of the Ambo Formation also have a high organic content (TOC 2.08%) but are
overmature (Ro 1.54% to 3%).
The Oligocene samples of the Pozo Formation have TOC values of 0.1% to 3.5%, (Figure 5) with
type I and type II kerogen, but are immature in most areas of the Marañón Basin.

MAIN GENERATION ZONES


The Marañón Basin has two former and two active oil “kitchens”. The former kitchens containing
Jurassic source rocks (Aramachay Fm of the Pucara Gr) and Cretaceous source rocks (Napo or
Chonta/Raya fms), respectively, were located along the subandean fold and thrust belt (von der Dick, 2000).
The active kitchens containing Jurassic (?) and Cretaceous source rocks (Chonta and Raya Fm)
are located along the Marañón Oriente basins foredeep, to the East of 76° Longitude (Marksteiner and
Aleman, 1997; Alemán et al., 1999; von der Dick, 2000).

Maturity
The modeling of the former kitchen with Jurassic source rock (Pucará Gr), located along the current
subandean fold and thrust belt (Ponasillo well at Huallaga Basin), indicates that oil expulsion occurred

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270 Alejandro Chalco and Kiko Valencia

Figure 4. HI-OI crossplot of Chonta Fm samples from Figure 5. Generation Potential of Pozo Shale Mb. and Chonta
Foredeep and Western flank of Marañón Basin and Pucará Fm. Source Rocks at the basin foredeep.
Samples from Gallohuancana area. Most samples plot as
Kerogen Type II and II-III.

Figure 6. Sterane Ternary Diagram with Marañón Oils correlation.

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Cuenca de Marañón 271

throughout the Cretaceous and gas expulsion started during the Neogene (von der Dick,2000, Valencia
and Chalco, 2004). The Pucara source rock in the Western flank of the Marañón Basin (Mahuaca and
Tigrillo wells), entered the oil window in the Late Albian to Early Oligocene times, reaching the peak oil
generation at the Maastrichtian and the oil expulsion between the Early Eocene to the Early Miocene
times. The buried remnants of this kitchen are within the dry gas window in the Marañon Basin foredeep
(Marksteiner and Aleman, 1997; Alemán et al., 1999; Fernandez et al., 2005, Wine et al., 2005). The
Jurassic oil thermal maturity estimate for oil samples taken from the Southern Marañón Basin fields,
range from Roe 0.6% to 1.0% (Alvarez-Calderón, 2004).
The Turonian (Chonta Fm) and the Albian (Raya Fm) source rocks are in the oil window since the
Late Cretaceous in the former kitchen located along the Santiago Basin fold and thrust belt, while the
active kitchen located within Marañon depocenter is still active at present time (Marksteiner and
Aleman, 1997; Wine et al., 2005). Oil expulsion from the Chonta source rock former kitchen at the
Santiago Basin fold and thrust belt (Comaina area and Tanguintza wells), occurred during the Miocene,
while oil expulsion from the Marañón basin depocenter is still occurring (Alvarez-Calderón, 1997b; von
der Dick, 2000).
The Cretaceous oil thermal maturity estimate for oil samples taken from Northern Marañón Basin
fields, range from Ro equivalent of 0.75% to 1.1%. A hypothetical well, located close to Pongo de
Manseriche kitchen area (Figure 7), was used for the thermal modeling at Marañón Basin foredeep. This
model shows that Chonta and Raya Formations are still in the Oil window and active at present time in
this part of the basin.

MIGRATION PATHWAYS - TIMING


Each of the Marañón Basin kitchens has its own migration pathways and timing.
The former kitchen with Jurassic source rocks is currently partially exhumed; its carrier beds cut by
Paleogene halokinetics and Miocene tectonics, although its remnants within the Marañón Basin
foredeep (Chapuli 1X well area) are still within the gas window (Marksteiner and Aleman, 1997; Aleman
et al., 1999; Chalco, 1999; Wine et al., 2005).
The carrier beds for this kitchen were the basal sandstones of the Pucara Group and the overlying
Late Jurassic red-bed sequence (Sarayaquillo Fm, Díaz, 2002). The Jurassic oil migrated along
Jurassic carrier beds until reaching the regional truncation of the Jurassic stratigraphic units, or moved
vertically through the fault system (Figure 8). To the East of the truncation, the oil crossed the base
Cretaceous unconformity into the Aptian-Albian quartzarenites of the Cushabatay Formation, which
acted as a regional carrier bed and then moved vertically by sandstone juxtaposition along reactivated
faults (Marksteiner and Aleman, 1997; Aleman et al., 1999; Chalco, 1999; Valencia and Chalco, 2004).
Any trap charged from this kitchen has to be older than Miocene age.
The former kitchen with Cretaceous source rocks (Chonta Fm and Raya Fm), located to the West
of the Napo/Cutucú high and in the North part of the Santiago Basin foldbelt, was activated during the
Late Cretaceous by subandean thrust sheet stacking associated to the collision of the Piñón Terrane
(Marksteiner and Aleman, 1997; Alemán et al., 1999).
This kitchen was partially exhumed by the Middle Eocene Napo-Cutucu uplifts and by the Santiago
Basin thrust belt. The Cretaceous oil from this kitchen moved into the Northern Marañón Basin from the
Late Cretaceous to Middle Eocene time through Cretaceous carrier beds (Agua Caliente Fm, Chonta
Sand member of the Chonta Fm and Vivian Fm) and through faults for the top Cretaceous reservoirs
(Marksteiner and Aleman, 1997; Martinez and Erquiaga, 2003).

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272 Alejandro Chalco and Kiko Valencia

Figure 7. Pongo de Manseriche kitchen modeling and subsidence history shows that Chonta Fm. was in the oil
window between 15 to 3 Ma.

Figure 8. Pucará-Cetico (!) Petroleum System Migration Model.

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Cuenca de Marañón 273

Figure 9. Chonta-Vivian (!) Petroleum System Migration Model.

The relatively small active kitchens containing Chonta/Raya and Pucará (?) source rocks are
located at the current basin foredeep. This kitchen entered the oil window since Late Miocene to Recent
times (Marksteiner and Aleman, 1997; Alemán et al., 1999, Chalco et al., 2005). This kitchen has
restricted migration pathways trough the Cushabatay Formation, because of the loss of its reservoir
properties by overburden, but its Jurassic (?) and Cretaceous oils have been migrating to shallower
stratigraphic reservoir units (Vivian Fm and Chonta Sand members within Chonta Fm), through small
faults or through local lithofacies changes. Additionally there is a simple and direct migration
mechanism from Chonta source rock to Vivian carrier bed-reservoir (Figure 9).
Miocene subandean thrust sheet stacking caused the progressive deepening of the Foredeep and
warping of the Forebulge, causing the re-migration of Jurassic and Cretaceous hydrocarbons into traps
located further to the East or to the North (von der Dick, 2000; Rodriguez et al., 2002; Martinez and Erquiaga,
2003). These traps are related to basement fault block inversion associated to the Forebulge growth.
Considering the above information, although the charge time for Southern Marañón Basin traps with
Jurassic oil is the Oligocene and the charge time for Northern Marañón Basin traps with Cretaceous oil
is the Pliocene to Recent time, the critical time for the Marañon basin traps is the Miocene (basin tilt
time).

GAE – GENERATION - ACCUMULATION EFFICIENCY


Although all the fields containing Cretaceous oils are charged to spill point, the Cretaceous source rock
data for the Marañón Basin indicates that its petroleum generation potential is less prolific than that of the
Oriente Basin (Lay, 1991; Lay 2004). Our current SPI estimate is 0.6 metric tons per square meter (4.5
barrels per square meter) for Chonta formation and 0.2 metric tons per square meter (1.3 barrels per square
meter) for Raya formation, respectively. Demaison and Huizinga (1994) in AAPG Memoir 60, estimated 6
metric tons per square meter (44 barrels per square meter) for the Napo Formation of the Oriente Basin.

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274 Alejandro Chalco and Kiko Valencia

The mass of hydrocarbons generated from Chonta and Raya formations at the Santiago fold and
thrust belt “paleokitchen” and at the Marañon Basin Foredeep active “kitchen” is HCG = 3x1012 Kg HC
(22x109 bo). Considering recoverable reserves of 1.03x109 bo (1.6x106 m3) for the Cretaceous oils in the
basin, the generation–accumulation efficiency (GAE) for the Chonta/Raya-Vivian (!) petroleum system is
14%. Please refer to Table 1 for the basic parameters of each “kitchen” and “paleokitchen” and to Table
2 for the GAE results.

Table 1. Kitchen parameters used for GAE calculations.

The Late Triassic/Early Jurassic source rock generation potential estimated using information from
the Huallaga fold and thrust belt outcrops, is considered to be good (Lay, 2004). The under-fill
accumulations containing Late Triassic-Early Jurassic oil are probably related to late growth of the
original structure rather than to oil undercharge (Alemán et al., 1999). Our current SPI estimate for
Pucará is 1.2 metric tons per square meter (9 barrels per square meter). The mass of hydrocarbons
generated from the Huallaga Fold and Thrust Belt “paleokitchen” and from the Marañón Foredeep
active “kitchen” is HCG = 7x1012 Kg HC (53.5x109 bo). Considering recoverable reserves of 0.4 x109 bo
(0.6 x106 m3) of Jurassic oil in the basin, the generation–accumulation efficiency (GAE) for the Pucará-
Cetico (!) petroleum system is only 2.2%. This poor GAE can be explained by either a very winding
migration route which includes oil migrated along Jurassic carrier beds until reaching the regional
truncation of the Jurassic stratigraphic units and then moving vertically through the reactivated fault
system or by recent remigration from paleotraps (Figure 8). These migration routes are highly inefficient
when compared with the simple and direct migration mechanisms from Chonta source rock to Vivian
carrier bed-reservoir (Figure 9). Please refer to Table 1 for the basic kitchen parameters and to Table 2
for the GAE results.

Table 2. Generation - Accumulation Efficiency and Reserves data.

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Cuenca de Marañón 275

SOURCE ROCK - HYDROCARBON CORRELATION


GC, GC/MS and carbon isotopes have been used to correlate the oils from the basin with
Cretaceous and Triassic/Jurassic source rocks outcrops at the Marañón, Santiago and Huallaga basins
(von der Dick, 2000). Please refer to Figure 1 for the outcrops location.
Terpane biomarker profiles correlate (Figure 10) the Corrientes 6X oil from the Cetico member of the
Chonta formation to a Pucara Group carbonate outcrop sample from Uchumarca creek, Huallaga Basin
(CoreLab, 1996; von der Dick, 2000).

Figure 10. GC-MS correlation between Corrientes field oil and Pucará Group source rock extract (Corelab, 1996).

Another argument to assign a Late Triassic to Early Jurassic age to the Southern Marañón basin oils
is their content of small amounts of Dinosteranes, biomarkers derived from dinoflagellate, algae, dated
not older than Late Triassic.
Terpane and Sterane biomarkers correlate oil from the Tambo 1X well, in the Marañón Basin, with
extracts from a shale samples from Chonta Formation at Pongo de Manseriche (Figure 11) (Geomark,
1996; CoreLab, 1999; von der Dick, 2000). The multiple Cretaceous oil families identified in the basin
have been assigned to lithofacies changes in the Chonta and Raya formations (Geomark, 1996;
Alvarez-Calderón, 1997a; Alemán et al., 1999).

Oil
The Cretaceous oils in the Vivian reservoir at the Northern part of the Marañón Basin (Tambo,
Dorisa Capahuari Norte, Capahuari Sur, Forestal, Huayuri Norte, Huayuri Sur fields) are mature oils,
with low to high sulfur content, relatively high Pr/Ph ratio (1.6), MCH > nC7, Pristane/nC17 (0.73 to
0.87) versus Phytane/nC18 (0.75 to 0.76), C19/C23 Tricyclic Terpanes ratios of 0.21 to 0.26, smooth

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Figure 11. GC-MS correlation between Tambo field oil and Chonta Formation source rock extract (Corelab, 1996).

n-paraffin distribution and intermediate stable carbon isotopic composition (δ13C Saturate =
– 28.33%o and δ13C Aromatic = –26.54%o). The abundance of Steranes relative to Hopanes (S/H=
0.6 to 1), C35/C34 Homophane ratios of 0.83 to 0.92 and the presence of n-propyl C30 steranes
suggest an origin from moderately anoxic marine type II and III kerogen marls and shales with some
higher land plants input (Alvarez-Calderón, 1997b; Geomark, 1996; CoreLab, 1999; von der Dick,
2000; Uyén, 2004). Pristane/nC17 (0.61 to 0.71) versus Phytane/nC18 80.49 to 0.54), C19/C23
tricyclic terpanes ratios of 0.09 to 0.21, C27/C29 Sterane ratios greater than 1.43, as well as the
presence of Diasteranes, Diahopanes and Bisnorhopane in the Chonta reservoir oils from the
Forestal Shiviyacu, Carmen, Huayuri Sur, Dorissa, Carmen, San Jacinto, Capahuari Norte and
Capahuari Sur fields, suggest an origin from marine anoxic shales (Alvarez-Calderón, 1997a;
CoreLab, 1999; von der Dick, 2000; Uyén, 2004). The combination of n-paraffins with demethylated
hopanes was postulated as an indication of the mixing of fresh and biodegraded hydrocarbons in
the Vivian reservoir at the San Jacinto, Forestal, Shiviyacu, Bartra and Carmen oilfields (Alvarez-
Calderón, 1997b). The C29 sterane ratios (20S/20R) and the triaromatic sterane (TAS3=0.57) in the
non-biodegraded oils from the NE Marañón Basin point to a kitchen in the main phase of oil
generation (% Ro between 0.8 and 1.0). Cretaceous oils from the Jibaro and Jibarito Fields contain
nuclear demethylated hopanes suggesting significant bacterial alteration (Geomark, 1996;
CoreLab, 1996).
The oil from the Corrientes and Chambira fields, has a pristane/phytane ratio of 0.8 to 1.15, low
Sterane /Hopanes ratios (S/H = 0.1 to 0.4), small Pristane/nC17 to Phytane/nC18 ratios (0.85-0.90),
C19/C23 Tricyclic Terpane ratios of 0.16 to 0.64, C27/C29 Sterane ratios close to 1 (0.89 to 1.18) and
low or largely absent Diahopanes, suggesting a marine carbonate Type II kerogen source rock with
algal-bacterial organic matter, deposited under anoxic conditions with minimal terrestrial contribution,
as indicated by high C35/C34 homohopane ratios. The oil is slightly biodegraded, as pointed by the
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Cuenca de Marañón 277

altered n-alkanes and the high Toluene/nC7 ratio. The pristane/nC17 versus phytane/nC17 plots
indicate that the oils are from a mature source (CoreLab, 1996; Geomark, 1996; von der Dick, 2000;
Fernández et al., 2005).

Gas
There is no commercial non-associated gas production in the basin. Associated gas is being
produced with the Cretaceous heavy oils from the Northeastern part of the basin, in the Jibaro/Jibarito
and the San Jacinto fields.

MAIN TRAP TYPES


The structural play concept has been developed for more than 30 years and is well known in the
basin; 90% of the structural traps in the basin are related to low relief differential compaction closures
(30 milliseconds or less), emplaced over reactivated Pre-Triassic rift features (Figure 12). The remaining
structural traps are either Hercynian reactivated basement fault blocks, Cretaceous graben fault blocks
inverted several times by Cenozoic tectonics or small structures related to halokinetics (Montoya, 1991;
Salas, 1991; Alvarez-Calderón, 1997a; Gómez et al., 1997; Lay, 2002; Mora et al., 2003; Valencia and
Chalco, 2004). The structures range in age from Aptian-Albian to the present day (Alemán et al., 1999;
Chalco et al., 2005). Due to oil remigration, traps of all ages are prospective (Lay, 2002; Wine et al.,
2005).
The stratigraphic plays are relatively recent to this basin and much remains to be understood about
them yet. So far, stratigraphic traps (Figure 13) are related to Campanian-Maastrichtian and Turonian
clastic or carbonate lithofacies changes, close to reactivated Pre-Triassic features or to halokinetic
structures (Ardila, 2002; Guevara et al., 2002; Romero et al., 2002; Martínez and Erquiaga, 2003; Chalco
and Gonzales, 2004; Valencia and Chalco, 2004; Wine et al., 2005).

Figure 12. Seismic section of the Capirona and the Pavayacu structures, formed as a result of tectonic
inversion folding.

Commercial accumulations with a stratigraphic trapping component have been encountered in the
Carmen Este, Huayuri Norte and Shiviyacu NE fields and are related to Campanian-Maastrichtian facies
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278 Alejandro Chalco and Kiko Valencia

changes in the Vivian reservoir, apparently controlled by relative sea level changes from falling stage
system tract to lowstand system tract (Chalco and Gonzales, 2004; Valencia and Chalco 2004).
Until 2008, 42 oil accumulations were discovered in the Marañón Basin (Table 3).The reservoir, seal,
migration and preservation of Marañón Basin petroleum systems are addressed in the following
paragraphs.

Figure 13. Seismic section showing an amplitude “doublet” in the Carmen Este geomorphic trap formed by
facies variation and differential compaction in Upper Vivian unit.

PETROLEUM SYSTEMS MAIN RESERVOIRS


The Turonian Cetico Member of the Chonta formation is the main reservoir for the Pucará-Cetico (!)
petroleum system, while the Vivian formation is the main reservoir for the Chonta-Vivian (!) petroleum
system, but there are additional reservoirs for both petroleum systems such as the Pona and Lupuna
Members of the Chonta formation, the Eocene Pozo Basal Member of the Pozo formation and the
Aptian-Albian Cushabatay Formation.
The Campanian-Maasthrichtian Vivian formation reservoirs have a relatively homogeneous
depositional environment throughout the basin. Porosity/depth charts suggest that this formation lost
reservoir quality at depths greater than 4 kilometers by compaction and by pervasive quartz
cementation. Vivian average porosity for massive and planar cross-bedded sandstones is 12% to 24%,
with permeabilities ranging from 100 mD to 3000mD. Vivian main reservoir facies are fluvio-estuarine
channel bars bounded by paleosols or flooding surfaces or shallow marine to estuarine sand bodies
(Alvarez-Calderón, 1997a; Valasek et al., 1997; Alemán et al., 1999; Lay, 2002; Valencia and Chalco,
2004; Chalco and Gonzales, 2004).
The Cenomanian-Coniacian sandstones of the Chonta (Pona, Lupuna and Chonta sand/Cetico
members) and the Agua Caliente formations reservoir quality is controlled by the burial depth and by

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Cuenca de Marañón 279

Table 3. The Marañón Basin Oil discoveries.

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280 Alejandro Chalco and Kiko Valencia

lithofacies changes (burrowing, glauconite rich sands, cementation and depositional clays). Most
massive and cross-stratified sandstones have better reservoir qualities (porosity 12% to 20%, average
permeability of 800-1600 mD, R35 pore throat radii ranging from 5-120 microns), than burrowed
sandstones (average porosity of 16%, permeability of only 13 mD and pore throat radii less than 2
microns) (Alvarez-Calderón, 1997b; Valasek et al.,1997; Alemán et al., 1999; Valencia and Chalco,
2004).
The best Chonta reservoirs quality facies are aggradational incised valley fluvial channel deposits
and trough to tabular cross-bedded and asymmetrically rippled upper shoreface facies. Burrowed and
glauconite rich lower shoreface and shelf facies have the lowest reservoir quality (Valasek et al., 1997).

PETROLEUM SYSTEMS MAIN SEALS


The seal rocks for the Cretaceous oils are marine Albian shales of the Raya Formation, marine
ramp Coniacian carbonates of the Chonta Formation, shallow marine Campanian Shales of the
Cachiyacu Formation and floodplain Cretaceous to Paleogene claystones of the Yahuarango
Formation (Figure 3).
The seal rocks for the Jurassic oils are the marine to fluviodeltaic Turonian, Coniacian and
Santonian shales of the Chonta Formation, the floodplain Paleogene claystones of the Yahuarango
Formation and the shallow marine Oligocene shales of the Pozo Formation (Valencia and Chalco,
2004).

PETROLEUM SYSTEMS PROCESSES


The high salinity formation waters in the Chonta reservoir of the Capahuari Norte, Capahuari Sur,
Tambo, Carmen, Huayuri Sur, Dorissa, Ceci, Shiviyacu, Jibaro-Jibarito and San Jacinto fields (>85,000
ppm of NaCl), suggests the former presence of a hydraulic head, that striped NaCl from salt domes
located near the foredeep (Alemán et al., 1999). This paleo-hydrodynamic flow probably played an
important role in hydrocarbon migration. However, the hydrodynamic updip flow has probably slowed
down after the Miocene, when the carrier beds lost their porosity and permeability. Nowadays a few oil
fields in the Northern Marañon Sub-basin have a weak poorly constrained inclined oil-water contact
(Alemán et al., 1999).
Some of the hydrodynamic processes could have played an important role in altering the
composition of hydrocarbons in the Marañon Basin. A strong oil water-washing effect has been
documented for the Capahuari Fields (Alvarez-Calderón, 1997a), interpreted as being caused by the
erosion of Late Cretaceous rocks during Middle Eocene uplift of the Cutucú Mountains (Del Solar, 1982;
Aleman et al., 1999; Martinez and Erquiaga, 2003). The continuous eastward influx of meteoric waters
to present day and an early oil charge into the easternmost fields of the basin when their reservoirs
where at temperatures below 80°C, might account for the biodegradation and water flushing in the
Jibaro-Jibarito, San Jacinto, Bartra, Tigre, Raya, Dorado, Paiche, Yanayacu and Bretaña oilfields
(Valencia and Chalco, 2004).

Proven Petroleum Systems


There are three proven petroleum systems (Figure 14) within the Marañón Basin, with source rock
to oil correlation based on biomarkers.
The Pucará - Cetico (!) petroleum system has a Late Triassic to Early Jurassic source rock that has
been correlated to the oils from Turonian quartzarenite sandstone reservoirs by biomarkers. This

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Cuenca de Marañón 281

Figure 14. Marañón Basin Petroleum Systems Map showing the geographic extent over the Pucará Gr. Isochron
contour Map.

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282 Alejandro Chalco and Kiko Valencia

petroleum system is distributed in the Central and southern part of the Marañón Basin, as well as in the
Northern part of the Ucayali Basin. In the Marañón Basin it includes the Chambira Este, Corrientes,
Capirona, Pavayacu, Yanayacu, Bretaña oilfields. The Corrientes field, the biggest field in the Basin
(210x106 bo) belongs to this petroleum system.
The Chonta -Vivian (!) petroleum system has Cenomanian to Santonian source rock that has been
correlated to the oils contained in Campanian to Maastrichtian reservoirs using GC-MS. Its geographic
distribution spans all the northern part of the basin and the southern part of the Oriente Basin (Figure
14). In the Marañón Basin it includes the Situche Central, Capahuari Norte, Capahuari Sur, Tambo,
Carmen, Huayuri Norte, Huayuri Sur, Dorissa, Ceci, Forestal, Shiviyacu, Shivyacu NE, Pilar, Jíbaro-
Jibarito, San Jacinto, Bartra, Tigre, Cunambo, Dorado, Piraña, Paiche, Raya, Delfín and Buena Vista
oilfields. This is the most prolific petroleum system in the Peruvian side of the basin and contains the
largest number of fields (over 26).
The Petroleum Systems extension of both Pucará - Cetico (!) and Chonta -Vivian (!) is shown in
Figure 14.
The Raya-Cushabatay (!) petroleum system is the southern extension of the Oriente Basin Basal
Napo-Hollín petroleum system which is poorly known in Perú. It has been identified in the northern and
central part of the Marañón Basin (Capahuari and Gineayacu). It has an Albian source rock correlated
using GC-MS to the oil recovered from the Guineayacu 1X well from the Aptian to Albian sandstones of
the Cushabatay Fm.
The Capahuari Sur field is expected to start producing from this petroleum system on the year 2009
because of a deep well is going to be drilled in order to produce the oil tested in old wells.

Hypothetical Petroleum Systems


The Pozo – Pozo (.) petroleum system in the western part of the basin has several oil seeps
correlated to the Pozo shale source rock, but no commercial accumulation discovered yet (Geomark,
1996; Lunn and Eisner, 1995). Pozo Sand Member is productive reservoir in Corrientes Field (from
Pucara oils) while Pozo Shale Member has also good source rock generation potential (Figure 5) and
are almost mature (Roe = 0.72 – 0.83% and Tmax=439-444°C) in Situche Well. Therefore Pozo-Pozo (.)
petroleum system could have an analogy migration-accumulation model of Chonta-Vivian (!) for
structures located in Marañón Basin foredeep and neighboring areas.
The Pucará - Pucará (.) petroleum system in the southwestern part of the basin, is a Late Triassic
to Early Jurassic source rock that could have charged gas into the Jurassic high energy intratidal
carbonate reservoir facies of the Shanusi 1X well (Wine et al., 2005). No commercial accumulation is
currently available from this petroleum system.

Speculative Petroleum Systems


The Cabanillas - Ambo (?) petroleum system in the southeastern part of the Marañón Basin has the
same lithofacies as the Jandiatuba – Juruá (.) petroleum system, of the neighboring Solimoes Basin
(Wine et al., 2005).
The Cabanillas- Cabanillas (?) petroleum system in the southeastern Marañón Basin has also been
proposed considering its source and reservoir rock potential (Lunn and Eisner, 1995).

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Cuenca de Marañón 283

PETROLEUM SYSTEMS EVENT CHARTS

Event charts for the proven petroleum systems showing the relationship between its elements and
processes are included in figures 15 and 16.

Figure 15. Pucará – Cetico (!) petroleum system events chart.

Figure 16. Chonta – Vivian (!) petroleum system events chart.

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284 Alejandro Chalco and Kiko Valencia

PETROLEUM SYSTEM RESERVES DISTRIBUTION (EUR) AND POTENTIAL RESOURCES


Robertson Research (1990) and Petroperú (1995), estimated the ultimate reserves range from
0.9x109 to 1.9x109 bo for the Marañón Basin. Adding up the reserves from the Pucará-Cetico (!) and the
Vivian-Chonta (!) petroleum systems, our EUR estimate is 1.42 x 109 bo.
The Marañón Basin potential resources range from 5.5x109 to 7x109 bo (Petroperú, 1995; Mora et
al., 2003). Considering our estimated ultimate reserves (EUR) and Mass of hydrocarbon generated
(HCG) estimates for the two proven petroleum systems in the basin, our assessment is that the Marañón
Basin potential resources have a P50 value of 2.7 x 109 bo.

Aknowledgments
The authors as former Pluspetrol employees are deeply thankful for its permission to publish this
paper. The interpretations and conclusions in this paper are responsibility of the authors and do not
necessarily reflect the views of Pluspetrol.

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