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OPINIÓN
A Marga
Los olores, como los colores o los ruidos, ya existían en la naturaleza en el momento en que el hombre aparece sobre la
tierra. El olor salobre del mar, el de la tierra mojada después de la lluvia, los aromas de las plantas silvestres y tantos otros.
Pero hay un momento en que el hombre descubre que puede intervenir en la naturaleza a través de la agricultura,y
preparar sus propios alimentos, mezclando sabores y olores, es decir, cocinarlos. El humo llena el aire de nuevos aromas.
Nacen los perfumes (per fumo).
Tiene lugar un proceso de selección de flores, plantas y frutos, especias y condimentos, que en el caso de nuestra cultura, es
uno de los más claros legados de los pueblos mediterráneos y que trasciende en el tiempo, permitiendo que nos
reconozcamos en esa selección de olores, sabores y texturas.Ese mundo de aromas y perfumes nos llega asociado a los
aromas domésticos de la cocina y el huertoylos perfumes que pertenecen al mundoíntimo y secreto.
«Y un árbol que crece en el monte Sinaí y que produce aceite y condimento para la comida». (El Corán).
Los aromas domésticos nos llegan en diversas texturas y recipientes, como macetas frescas,frutos, conservas, hojas secas,
infusiones, dulces, etc.., colocados en estantes, anaqueles y consolas.
Son el naranjo, el ciprés, el olivo, el pino, el cedro. El laurel, el espliego, ellentisco, el romero, el granado, el orégano, el
mirto, el tomillo, la albahaca. La granada, la miel, la menta, el té, el café, el aceite. El cardamomo, la vainilla, el azafrán, la
canela, el comino, el jengibre, el clavo, la pimienta, y tantos otros.
Mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas». (El Cantar de los Cantares).
A través de los perfumes entramos en el mundo de lo privado, lo secreto, el mundo de las alcobas y harenes. Una luz
filtrada, nos recuerda la penumbra de los baños. Encontramospequeños recipientes alineados en anaqueles, arquetas
abiertas, mostrando redomas y frascos, con ungüentos, aguas y aceites.
Son el azahar, el jazmín, la rosa, el nardo, el sándalo, el incienso, la mirra, el almizcle, el gálbano, la algalia, el ámbar gris.
La familiaridad de todos estos aromas muestran con fuerza los lazos profundos que unen a una inmensa comunidad: los
pueblos del Mediterráneo.