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Portada
Índice (En lo posible)
Sobre los subtítulos: siempre es mejor ir argumentando de a poco y en bloque
para eso usamos los subtítulos, no importa si en el original esta todo de corrido.
Parte relacional (O reflexión o como quieran hacerlo)
Conclusión
Referencias
* Esta bastante bien, les cambie el formato (fuente, tamaño, espaciado de
párrafos y márgenes) en este formato tiene que quedar. // les dije que no pongan
“Desarrollo” y empiecen a escribir, el comienzo del desarrollo se entiende que sigue
a la introducción. Traten de usar mas subtítulos (Solo sugerencia)
Les puse los márgenes para las citas largas, el espaciado es el que yo uso,
puede ser mas o como quieran, pero debe destacarse del resto del cuerpo del texto

Introducción
Desde la cátedra de Perspectivas Antropológicas, asignatura formadora para
alumnos estudiantes de la carrera Lic. En psicología, correspondiente al segundo
cuatrimestre del corriente año lectivo, a cargo del espacio curricular constituido por
la Lic. Susana Alonso (Docente) y el Lic. Rodrigo Montes (JTP), llevaremos a cabo
un trabajo monográfico, con el fin de responder al segundo parcial de dicha
asignatura. Yo lo empezaría del siguiente modo:
El objetivo del presente trabajo es desarrollar los principales puntos del texto
“Factores estructurales asociados a la identidad de genero femenino” de Almudena
Hernando, para dar cuenta del valor antropológico que tiene a la hora de pensar la
cuestión del género y los modos de producir identidades.
Introduciéndonos en el horizonte de los factores estructurales asociados a la
identidad de género femenina, abordado por la autora Almudena Hernando, nacida
en el año 1959, en la ciudad de Madrid, es una arqueóloga y profesora universitaria
española. Es profesora titular de la Universidad Complutense de Madrid desde 1992

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y centra sus investigaciones en la etnoarqueología, la teoría arqueológica, la
arqueología de género y la construcción de identidades.
La autora trabaja desde una perspectiva histórica y antropológica de la
construcción de la identidad de género y no desde una perspectiva psicológica.
Cabe resaltar que no niega la posibilidad, de tal abordaje (psicológico) pero da lugar
al recorte científico teórico desde la Antropología.
El eje central de la monografía expuesta se sustenta en el texto “Factores
culturales asociados a la identidad de género femenino. La no inocencia de una
construcción socio-cultural”. Factores entendidos en tanto interacción con otros
miembros del grupo, interacciones que son múltiples y condicionan sus ideas,
creencias y modos de comportamiento.
La problemática que se puede apreciar partiendo del análisis del texto, da
cuenta que los seres humanos no vivimos solo en un medio natural, sino también
social, cultural y simbólico que nos cruza, así organizamos a través de distintos
factores una identidad, ser en sí mismo, que solo se estructura o se forma en
relación a una alteridad, en este caso la lectura confrontada entre una identidad de
género femenino frente a cierta producción de identidad de género masculina,
desde la perspectiva de la autora estará dado por lo hegemónico en sentido del
“poder” del discurso de la identidad de la mujer. Cabe destacar que será su objeto
de estudio, su campo de indagación, en la construcción socio histórica de la
identidad de género.
La civilización identitaria de lo femenino se encuentra investida, por el género
masculino, el cual inscribe las coordenadas.
Considera que es imposible disolver la idea de identidad del género,
“identidades de género” pensando así la producción de la identidad.
Hay dos categorías adjetivas que definen dicha identidad de género
femenino, según el relato masculino, residen en la necesidad de afectividad, es decir
tener un reconocimiento en el plano de lo afectivo y la identidad relacional, siempre
en relación a otro, interrelación, algo definido en el discurso generalizado.
Plantea también la “ética de logro” dimensión o forma de presentarse en el
mundo buscando siempre la interrelación. El sujeto se realiza cuando está en

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interrelación, en una relación por ejemplo de maternidad, pareja, amistada, al lograr
eso adquiero una identidad instalada.
Las variables y factores que se destacan en la construcción de la identidad
según Hernando:
1. La construcción de la identidad a través de la historia, tiempo en que
transcurre.
2. La construcción de la identidad mediante la geografía, espacio
habitado.
3. Sistema de representaciones de significaciones, el imaginario social
instituyente, lo simbólico que se presenta como configuración efectiva del mundo
social, frente a la realidad.
A través de dichas variables se irán trazando las líneas para la construcción
de la identidad.
Hay dos maneras de pararse frente al mundo según dicha autora:
1. Metonimia
2. Científica: haciendo referencia a la metáfora al nivel del lenguaje de
la producción de la identidad.
A lo largo del escrito encontraremos términos como género e identidad de
género, la cual se encuentran definidos de la siguiente manera:
Género “el dimorfismo de respuestas ante los caracteres sexuales externos
como uno de los aspectos más universales del vínculo social” (Money, cit. por Dio
Bleichmar, 1996: 115), que se concreta en la red de creencias, rasgos de
personalidad, actitudes, sentimientos, valores, conductas y actividades que
diferencian a mujeres y varones” (Burín, 1996: 64), por identidad de género el
“sentimiento estructurado por identificación con el igual y complementación con el
diferente” (Money, cit. Por Dio Bleichmar).

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Otro subtitulo

Entre las preguntas centrales, planteadas por la autora Almudena, Hernando


a lo largo del texto “Factores estructurales asociados a la identidad de género
femenina. La no inocencia de una construcción socio-cultural” encontramos, como
punto de partida, ¿Qué es la identidad? A lo que podemos argumentar, que en sus
rasgos más estructurales “[…] La identidad consiste básicamente en desarrollar
mecanismos cognitivos que nos permitan tener sensación de que controlamos en
medida suficiente la realidad, independientemente del control real en sí que
tengamos […]” (Hernando, A. 2000: 105)
Existe una inmensa complejidad presente en nuestra realidad, que resulta
inabarcable para la mente humana que portamos, es por ello, que desde nuestros
inicios los seres humanos tuvimos la necesidad como así también, la demanda de
desarrollar mecánicos de orientación en el mundo, destinados a generar
sensaciones de seguridad y control sobre aquellas circunstancias que nos rodean.
A fin de poder neutralizar las angustias que podría generarnos la conciencia de
nuestra pequeñez.
La confianza en que somos capaces de hacernos cargo de las circunstancias
en las que nos ha tocado vivir, constituye un núcleo fundamental para desarrollar
sistemas de control dirigidos a las mismas. Es en la medida de la capacidad que
poseemos para controlarlas, que construimos cognitivamente la realidad.
El control real sobre las condiciones materiales puede desenlazarse en dos
caminos, por un lado ser muy variado, tal es el caso de la sociedad occidental, o
bien puede ser reducido, es el caso de las sociedades cazadoras –recolectoras.
Estamos en condiciones de sostener que no existen identidades naturales o dadas
en su totalidad, puesto que todos los seres humanos nos encontramos dotados de
las mismas capacidades cognitivas, como también afectivas y a la vez, contamos
con iguales posibilidades de utilizarlas. Lo que sucede es que modelamos la
identidad de manera distinta en cuanto a la relación material otorgada a la realidad,
tratándose siempre de acciones operativas destinadas a la supervivencia.

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En el momento del nacimiento, todos somos idénticos, podemos desarrollar
el mismo tipo de emociones, el mismo sentido lógico o el mismo sentido común. Es
gracias y mediante la enorme inteligencia que nos caracteriza y nos distingue de la
especie animal, que nos dirigimos a internalizar una representación simbólica de la
realidad existente en aquel lugar en donde vivimos, la cual determinara las
percepciones de tal realidad, en función de las cuales somos cada cual, y
constituimos o vivimos diferencias culturales, que posteriormente, definirán la
manera de relacionarnos tanto con uno mismo como con el mundo circundante.
Finalmente, y como conclusión de lo nombrado anteriormente, a través y
mediante el conocimiento construimos mundos distintos, y como consecuencia
poseemos identidades también, distintas, que nos otorgan la posibilidad de saber
quiénes somos y como es la realidad en la que nos desenvolvemos día a día.

Mecanismos constructores de la identidad


Atender al grado de control material sobre la realidad, en tanto capacidad de
previsión, predicción y control de fenómenos pertenecientes a cada grupo humano,
constituye el punto de partida para comprender como se construye la identidad.
Aquel modo distinto en que se lo hace se basa en seleccionar solo una determinada
parte de la realidad, aquellas que se considera poder controlar, a fin de sentirnos
seguros y confiados, pese a que el control sea en grados distintos y nunca
suficientes.
Para comprender como es que se selecciona la realidad, es fundamentar
concebir dos cuestiones
*Para entender el mundo, por una cuestión de necesidad, la mente le impone
un orden, mediante dos parámetros: el tiempo y el espacio. Ya que la misma,
contempla como real aquello que esta ordenado, el resto no contemplado es un
caos, que no aporta a la construcción de la experiencia.
* Desde nuestros inicios, los seres humanos desarrollamos un instrumento
de supervivencia demasiado útil y versátil, radica en la capacidad de representación
y utilización de símbolos. Por lo tanto, se establece la conexión entre la mente
humana y el mundo a través de la representación que se hace del mundo.

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Entonces se hace necesario comprender como representamos el tiempo y
el espacio, para entender como seleccionamos la realidad, teniendo en cuenta que
son parámetros sumamente determinantes.
En las referencias tiempo y espacio, encontramos una similitud, como
también, una diferencia. En cuanto a la similitud, ambos establecen relaciones
posicionales entre hechos o fenómenos observables; la diferencia radica en que el
espacio pone en relación a los hechos observables con referencias inmóviles y el
tiempo con referencias móviles de movimiento recurrente. Por lo tanto el espacio,
constituye un parámetro estático, mientras que el tiempo, un parámetro dinámico.
Son dos los extremos, donde podemos situar los mecanismos básicos de
orientación e identidad, desarrollados por los grupos humanos…
Con el objetivo de comprender los mecanismos mediante los cuales,
construimos socialmente la realidad, nos remitiremos a la concepción de Olson, un
sociólogo y economista estadounidense. “[…]Los dos modos esenciales en que los
humanos pueden representar la realidad: la metonimia y la metáfora […]”
(Hernando, A. 2000: 107)
La metonimia, es concebida como un modo de representación, que utiliza
signos contenidos en la realidad que representa, donde en caso de un cambio de
signos, se produce un cambio en la realidad, un ejemplo de metonimia,
encontramos en el mito.
La metáfora, es entendida como un modo que utiliza signos arbitrarios, es
decir ajenos a la realidad que representa, en donde se pueden cambiar los signos,
sin producir un cambio en la existente realidad, por ejemplo la ciencia.
Entre ambos, existen todas las posibilidades intermedias, aunque siempre se
privilegia una de ellas.
Entre el desarrollo del individualismo y el modo de representación, existe una
relación directa. En tanto se perciba una cierta distancia entre un “yo”, y
remontándonos a “La construcción de la otredad” (texto trabajado desde la catedra)
un “nosotros” y el resto de la realidad y “otros”, la misma se podrá objetivar,
explicándose a través de dinámicas que le son propias y que implican el empleo de

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signos arbitrarios. Por lo tanto, el aumento del individualismo, compete al aumento
de la representación metafórica de la realidad.
Además, entre el “control material de la realidad” y el “modo de
representación”, también, se establece una relación directa. Lo cual conduce a
ampliar correspondencias estructurales, por un lado entre un control escaso y una
prioridad al espacio, y por otro lado, un control desarrollado y una prioridad al
tiempo, constituyendo los ejes encargados del orden de la realidad.
En la representación de la realidad, cuanto mayor es el empleo de
construcciones metonímicas, mayor prioridad se otorga al espacio como eje, núcleo,
centro de orden de tal realidad. Lo cual claramente, corresponde con el mito. Esta
representación metonímica de la realidad, es propia de las sociedades en escases
de complejidad, en donde el espacio se confunde con la naturaleza no-humana
inmóvil, y el tiempo se confunde con la naturaleza no-humana de movimiento
recurrente, vivenciado o experimentado a través de la actividad. Puesto que:
*El espacio que puede ser contemplado siempre, forma parte de la
experiencia, en cuya realidad se encuentran los símbolos, con la posibilidad de
ordenar aquello que se conoce. La misma situación, sucede en relación al tiempo.
Se trata de grupos humanos que tienden a vivenciar especialmente el presente. Los
modos de representación de los mismos, no conceden lugar alguno a lo que no es
acogido por los fenómenos naturales que sirven y funcionan de referencia.
*El espacio, por una cuestión de confusión entre el símbolo y la realidad, se
refiere a elementos heterogéneos. Por ello, no es transformable, es decir al suprimir
determinado elemento, se produciría una desorientación. Constituyendo el espacio
en estas sociedades, su contenido.
En los mencionados grupos de escasa complejidad, el espacio se connota
enteramente de emoción, adquiriendo grandes funciones de identidad. En los
mismos, no podemos hablar de un cambio, llevado a cabo por el control material
sobre las condiciones de vida, ya que en tales sociedades, el hecho de alterar la
naturaleza no-humana conduce a la destrucción de la realidad misma, pero por
sobre todo a la destrucción de aquellas referencias de orden espacial, las que hacen
posible vivir en la realidad ordenándola.

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Ya que se caracterizan por una leve o escasa complejidad socio-económica,
no se produce una división del trabajo, y una especialización de funciones, que
posibilitan el desarrollo de tecnologías productivas y la individualidad.
La naturaleza no-humana detenta para los humanos, mucho más poder que
la naturaleza humana propia, explicándose la vida en función de las actitudes de
una instancia sagrada. La cual aporta inmensamente al hecho de que los humanos,
pertenecientes a estos grupos pese a la impotencia en la que viven, no sienten
angustia, inseguridad o desorientación, dado que lo neutralizan en la confianza en
que ellos han sido el pueblo elegido por dicha instancia sagrada para manifestarse.
[…]Cuando no existe control material destinado a las
condiciones de vida, se establece un modo de identidad basado en la
confianza en que el destino y la supervivencia dependen de una
instancia sagrada de comportamiento humano, con la que se
establece una relación dependiente y subordinada, lo que constituye
un modo muy importante de identidad; pero a cambio, se obtiene una
enorme seguridad personal. […] (Heraldo, A. 2000: 112)
La identidad de tales grupos se basa en la semejanza con los demás, en
donde la seguridad lejos de provenir de uno mismo, proviene de estar pendiente u
alerta y satisfacer los deseos de la instancia sagrada, expresados mediante señales
de la naturaleza. Por lo tanto”[…]El ser humano se coloca en posición de objeto
respecto al sujeto sagrado.[…]” (Heraldo, A. 2000:112)
El ser humano, reconoce a la instancia sagrada como agente único de acción
y deseo. Resignando sus deseos personales, que en caso de satisfacerlos,
generarían diferencias entre el grupo social, totalmente incompatible con la idea de
que el tal grupo, en su totalidad, constituye la base ultima de identidad y de sentido,
puesto que por este camino, se logra un refuerzo de identidad, adoptando casa
integrante posiciones y comportamientos demasiado semejantes entre ellos.
“[…]Los miembros del grupo social saben quiénes son por identificación con el
grupo al que pertenecen, y dentro de él, con el grupo de género al que
pertenecen.[…]” (Heraldo, A. 2000: 112)

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La identificación con el género, sea hombre o mujer constituye la única
división de funciones significativas. Ambos sexos, son conscientes de quienes son,
porque llevan a cabo una internalización y una reproducción del modelo de valores,
creencias, comportamiento y apariencias que hacen posible la identificación dentro
de su grupo. A partir de esto, podemos concordar y coincidir en gran medida con la
autora, la cual sostiene que “[…] La identidad se construye en relación a los que les
hace iguales al grupo de género.[…]” (Heraldo, A. 2000: 113)
El modo de identidad, se transforma, otorgando prioridad al parámetro del
tiempo, y a la utilidad de signos metafóricos de representación a medida que la
división de funciones y especialización del trabajo es mayor.
En las sociedades complejas e individualizadas, los símbolos con que se
representa la realidad no están contenidos en ella, por ejemplo se utilizan relojes,
calendarios, para medir el tiempo y para el espacio mapas, etc. En el modo de
percepción correspondiente a las mismas:
*Los contenidos del espacio o del tiempo se homogeneizan a través de su
representación simbólica con signos de igual peso representativo.
*El significado pertenece a los símbolos con que se representan, lo que hace
que el espacio y el tiempo tengan significados transformables. En este caso, la
orientación se produce cuando somos capaces de imaginar una representación de
nosotros mismos en un modelo de representación de la realidad. Es decir que
podemos ordenar y contemplar como parte de la realidad aquello que haya sido
incluido en un sistema de referencia metafórico de orden. Para conservar la
seguridad en ese modo de orientación, se demanda la constante ampliación del
modelo de representación.
El desarrollo de la individualización, modo de percepción personal de estas
sociedades, procede junto a un debilitamiento de la relación emocional con la
realidad, pero también, a la valoración positiva del cambio, entendido como la
posibilidad de realizar la propia identidad y de mejorar las condiciones de vida,
En el desarrollo de estas sociedades, se produce la confianza de que la
iniciativa y el trabajo personal, son los que determinaran el destino y la
supervivencia, como también, la satisfacción de deseos personales, que

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impulsando un elevado control material de las condiciones de vida. “[…]La
seguridad entonces deviene del hecho de ser el agente de la acción que se
emprende, lo que coloca a quienes se orientan en la vida a través de este modo de
identidad en la posición de sujetos.[…]” (Hernando, A. 2000: 115)
Podemos sostener que los seres humanos, sujetos de acción, impulsan la
transformación, la cual resulta el núcleo fundamental de su existencia. Donde el
tiempo es el protagonista, ya que los cambios llevados a cabos por dichos sujetos
y el carácter totalmente dinámico de su existencia, resultan inherentes.
Por ultimo en relación a los mecanismos de construcción de la identidad, nos
parece totalmente apropiado argumentar la concepción de la autora, sobre los
mismos.
Mi convicción es que la relación entre control material de la
realidad, grado de individualización de los miembros del grupo social,
valoración del cambio, modo de percepción del tiempo y el espacio y
modo de la representación de la realidad es estructural y que por
tanto, no puede manifestarse una de sus formas si no es en relación
a todas las demás. Y puesto que es estructural, estará presente no
solo a nivel social, sino también individual o entre sectores dentro del
grupo social. (Hernando, A. 2000: 115)
A modo de apreciación grupal, entendemos una reciprocidad entre los
mecanismos constructores de la identidad, debido a la representación de la realidad
caracterizada por lo estructural.
Concibiendo una conexión entre los mismos, funcionando en pos a una
totalidad, que abarca todo ámbito presente en la realidad.
A lo largo de lo desarrollado con anterioridad, se puede identificar dos vías
de identidad, por un lado tenemos la identidad relacional, mientras que por el otro,
la identidad individualizada. Las cuáles serán abordadas, con una mayor
profundidad a continuación.
Una identidad individualizada, como una conciencia del existir, lo particular y
singular de cada sujeto, entrar en el mundo y entenderlo, entendernos tal y como
somos, somos dinámicos, el eje de ordenamiento es el tiempo, no estáticos, nos

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transformamos constantemente, la cual nos ayuda a crear nuestra identidad, así
“[…] dentro de este modo de identidad, siempre se es lo que se llegara a ser. Nunca
lo que ya somos en realidad, sino que estamos haciéndonos constantemente […]”
(Hernando, A. 2000: 118).
En cambio, la identidad relacional, encontramos entonces una posición no
reflexionada, en relación a un mito, falta de cuestionamiento, se acepta así el
destino impuesto por una estructura, y en tanto procede el sentido de la vida. “[…]
se es lo que ya se es y siempre se ha sido. Como fueron los padres y serán los hijos
[…]” (Hernando, A. 2000: 118). “[…] su núcleo esta puesto en la relación en sí. Al
perderse esta, se cree que se pierde la identidad Histórica y antropológicamente
[…]” (Hernando, A. 2000: 119). Si no estan ordenadas asi en el original, conviene
citar menos y decir algunas cosas con sus palabras, no tengan miedo de hacerlo
Por eso, los deseos propios no importan, de hecho no existen,
porque lo único que importa es satisfacer los de la instancia superior
generadora de orden y sentido, gracias a la cual se mantiene nuestra
vida: somos lo que somos en función de nuestras semejanzas con los
demás, en función de nuestra relación con los demás, por eso no se
sabe quién es uno mismo fuera de esa relación […] (Hernando, A. 2000:
119).
La autora plantea entonces el poder que determina las relaciones de poder
en tanto sistema vertical que es reproducido y sostenido de manera obligada por el
género femenino.
Históricamente hará dos distinciones, haciendo alusión a la individualización
de los hombres, como un proceso que se caracteriza por la pérdida emocional, que
es compensada por la satisfacción de dicha perdida, que le corresponde como tarea
a la mujer.
Mi argumento es que la individualización de los hombres a lo
largo de la historia ha sido un proceso lento y gradual, que ha mitigado
en la máxima medida la sensación de pérdida emocional que supone,
debido a que las mujeres se han mantenido (y han sido forzadas a
mantenerse) en un modo de identidad colectiva o relacional que diera

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prioridad a la satisfacción de las necesidades afectivas de los hombres.
(Hernando, A. 2000: 120).
Entonces considera a la mujer históricamente en una posición de objeto del
poder hegemónico ejercido por el género masculino, la cual solo da lugar a una
percepción estática, otorgándole solo esa posibilidad, es decir, determinando la
incapacidad para asumirlo. Principal problemática a la cual encuentra la siguiente
respuesta […] Las mujeres pueden asumirse como como agentes de acción, sujetos
de su propia historia, creer que su supervivencia depende de su iniciativa y trabajo,
y en consecuencia generar y satisfacer deseos para sí […].
Así podemos dejar en descubierto que todo esto corresponde a una trampa
histórica, en la cual la autora hará hincapié. Desde el comienzo el género masculino
llego a individualizarse, gracias a los procesos de identidad relacional mantenida
por las propias mujeres, generando así una notable diferencia en cuanto, poder,
significación, tareas y afectividad. Todo esto sostenido y producido además por el
género femenino, transmitida de generación en generación. Considerando entonces
que “[…] tenemos deseos propios, y por otro se nos enseña que la prioridad debe
ser atender a los demás[…]” “[…]nos colocamos en la posición de objeto y
esperando siempre la aprobación de los demás […]”

El paso de la Identidad Relacional a la Individualizada en el mundo


Occidental: La diferencia de Procesos entre Hombres y Mujeres.
En este punto la autora introduce haciendo referencia a dos aspectos del
psicoanálisis. Uno que defiende y otro que no atiende.
Históricamente el psicoanálisis por un lado, defendió la tendencia de las
mujeres a desarrollar identidades más relacionales debido a su identificación con la
madre, mientras que los hombres (en algún momento de su infancia) desarrollan
mecanismos individualizadores para separarse de ella. Para A. Hernando, este
mecanismo actúa y ha actuado en todos los grupos humanos construyendo la
identidad, y en parte puede explicar el mantenimiento de la identidad relacional a
lo largo de la historia de las mujeres.

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Pero por otro lado, la autora sostiene que hay un aspecto al que el
psicoanálisis no atiende, y es que la identidad relacional, constituye el modo de
identidad de todos los seres humanos, tanto de hombres-mujeres-grupos que no
han desarrollado un elevado control material sobre sus propias vidas, es decir que,
se han puesto en funcionamiento durante sus vidas una serie de mecanismos no-
psicológicos para reforzar su natural tendencia:
Es decir, yo creo que existen una serie de factores culturales,
estructurales, a los que no se suele atender y que, sin embargo, pueden
dar explicación a bastantes aspectos no resueltos de los rasgos que
adopta la identidad de género (Hernando, A. 2000: 123)
Otro rasgo importante para dar explicación de ello, ha sido las diferencias de
movilidad por el espacio. Según la antropología la función biológica reproductora de
las mujeres debió marcar alguna diferencia desde le principio en los
desplazamientos por el espacio. “[…] Cuanta más prioridad sede al parámetro
espacial en la ordenación de la realidad, mas estática se contemplara la vida, mas
resistencia se opondrá al cambio y mas relacional será la identidad […]” (Hernando,
A. 2000: 123)
Continuando con el proceso histórico, la autora cree que con el inicio de la
agricultura se suscitó el sedentarismo y por consiguiente el aumento de los índices
de la natalidad, multiplicando la descendencia. Este hecho marcó un punto de
inflexión para la identidad femenina ya que jactó la necesidad de que un sector de
la población redujera sus desplazamientos para cuidar una prole abundante y
dependiente.
Cuando la división de funciones dentro del grupo social fue creciendo y la
complejidad socio-económica aumentando, la mujer ya no necesitaba quedar
anclada al espacio como eje de construcción de identidad, pero... en ese entonces
dos motivos fueron los que funcionaron como defensa contra el camino áspero hacia
la individualización de la mujer; por un lado para los hombres les era útil que la
mujer permaneciera sin desplazarse debido a que esto garantizaba el paso no
traumatico a formas mas individualizadas de identidad y el mantenimiento de los
lazos afectivos con el mundo antes que el mito proveía, y por otro, a medida que la

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diferencia entre la individualización de ellos y la identidad adscripta de ellas
aumentaba, la sensación de perdida emocional, de precio identitario, es decir del su
núcleo de identidad y social que habrían de pagar la mujer si pasaban a mayores
niveles de individualización, crecía.
Este fue, y es el mecanismo por el cual, según A. de Hernando, muchas
mujeres contribuyen a perpetuar estas situaciones de desigualdad y subordinación
frente a los hombres. Es por eso que la autora sostiene que no cabe culpabilizar de
ello solo a los hombres.

Aunque, debe reconocerse que, históricamente ha sido mayor la resistencia


de los hombres a permitir la individualización de las mujeres que de estas a
buscarla.
“[…] y que cada vez que un aumento en la división de funciones y
especialización del trabajo del grupo social implicaba, en buena lógica, un aumento
de la individualidad femenina, los hombres dispusieron mecanismos neutralizadores
de semejante cambio […]” (Hernando, A. 2000: 125)
El intento de mantener una identidad colectiva o adscriptiva en las mujeres,
se mantuvo hasta la llegada de la Modernidad, que trajo consigo las categorías de
Sujeto y Razón, de esta forma se otorga la identidad de género, para las mujeres
en una sociedad que se define por la fragmentación interna y por la variabilidad de
posiciones personales, es decir la individualidad.

La Dificultad Histórica de la Individualización Femenina.


En este capitulo la autora se va avocar a un breve esbozo de algunos de los
mecanismos que en la historia fueron diseñados por los hombres para neutralizar
los intentos de individualización de las mujeres.
Entre ejemplos más destacados se encuentra:
El del Siglo XII, apasionante como pocos según la antropóloga, y que es
fundamental a la hora de entender la individualización de Occidente, ya que
contempla fenómenos como el surgimiento de la burguesía, espacios míticos,

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inmutables, eternos por definición (la idea del purgatorio, Cielo e infierno), como
obvia individualización; por otra parte, la incertidumbre y angustia frente a la muerte
y se empieza a desconfiar de la idea de salvación.
Almudena de Hernando, define a la sociedad como el conjunto de sus
miembros, pero aclara que para el proceso de individualización es necesario que
toda la sociedad lo haga. “[…] pero semejante proceso no es posible si no es como
parte de toda una transformación estructural en el modo de construcción de la
identidad […]” (Hernando, A. 2000: 127)
Y esto nada tiene que ver en el genero, por eso afirma que debe ser de toda
la sociedad.
Frente a esta serie de sucesos la autora, desarrolla una serie de
transformaciones sociales gestados por hombres, con el fin de frenar los procesos
de individualización en la mujer. “[…] la iglesia dio inicio al culto de la Virgen María
(Rougemont, 1977: 116), que como bien sabemos, constituye la idealización, de la
mujer no individualizada […]” (Hernando, A. 2000: 127)
No obstantes, necesitaron reforzar su mito de origen, que establece que el
mundo perdió su condición de Paraíso cuando la mujer se atrevió a acercarse al
árbol del conocimiento, añadiendo entonces una figura definitivamente
desindividualizada de la mujer, asociándola con la maternidad, identidad relacional,
y falta de deseos para sí, como asi también, confianza en que la salvación en la
vida y en la muerte depende de una instancia sagrada, un hombre, con el que debe
establecerse una relación dependiente y subordinada.
Por otro lado, con la nueva forma de “amor cortés” la mujer pasa a ocupar la
posición de objeto de deseo, y solo en tanto sea capaz de mantenerse en ella, sin
dejarse alcanzar, será idealizada.
Sin embargo, estas no fueron los únicos instrumentos utilizados para
neutralizar la individualización de las mujeres, sino que en un orden más jurídico y
terrenal también: “[…] la iglesia instauro el matrimonio como uno de los siete
sacramentos a mediados, también del siglo XII (Dubby, 1995: 20). Los hombres iban
desarrollando leyes y preceptos que impedían, literalmente, la individualización
social de las mujeres […]” (Hernando, A. 2000: 128)

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De esta manera, el único escaparate de la sociedad era ingresar en un
convento, ya que hasta las universidades eran ámbitos exclusivos de los hombres
que solo admitieron alguna excepción.
[…]” ya que las mujeres que deseaban incorporarse a este modo
de relación con el mundo eran sancionadas socialmente por escapar
de lo que de ellas esperaba la sociedad en su conjunto, esto es, la
totalidad de los hombres y la mayoría de las mujeres […] (Hernando,
A. 2000: 128)
Se generó la duda acerca de una nueva forma para desarrollar la
individualización de la mujer.
Se habilito la salida a tal cuestionamiento dentro de los conventos donde las
mujeres se esforzaban en la búsqueda del entendimiento de la lógica y lo intelectual
para lograr llegar al nivel de los hombres.
En cierto momento, se empezaron a llenar los conventos, los cuales se iban
convirtiendo en lugares de discusión y reflexión donde los ingresantes eran aquellas
mujeres que se encontraban más motivadas por su actividad intelectual que de su
dedicación mística.
Al notar tal movimiento se generó una movilización que dio como resultado
la clausura de dichos lugares. Así evitando el avance de las mujeres.
De igual forma la sociedad seguía avanzando de tal manera que el proceso
de individualización de las mujeres debía alcanzarse irremediablemente. Lo cual
tuvo su lugar en la modernidad logrando un conflicto y contradicción con lo ya
establecido como natural.
“[…}Su desarrollo implica a la consciencia de ser sujeto, de salirse de las
categorías estamentales de identidad, de alcanzar la posición de agente social,
motor de la historia. […]” (Hernando, A. 2000: 130)
Desde el punto de vista del grupo creemos que, se crea algo como una nueva
forma de desarrollo en la individualidad, viéndose cada una de ellas como un ser
consciente dentro y a favor del otro, pudiendo alcanzar una unión que funcione
como agente social. Integrándose como otro pedal de aporte que se agrega a la
comunidad.

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El hombre busco como evitar el desarrollo de la mujer, usando todos sus
mecanismos posibles para impedir que accedieran a ese modo de representación y
de aquí es en donde empezamos a hablar de diferencias en las respectivas
identidades de género.
Cuando se dio la modernidad, se fue reduciendo el número de mujeres
interesadas en las actividades lógicas y de escapar de la reclusión de derechos. Tal
acontecimiento tuvo su defensa por parte de los teóricos de la ilustración y
revolución francesa, ya que colocaban a la mujer en el lugar de ángel del hogar.
Se hace la crítica acerca del uso de la mujer como vínculo con los animales.
Dando como factor principal a “su posesión de mamas”. Siendo que al hombre se
lo usa como un factor diferencial por el hecho de disfrutar de tener en su poder la
relación sujeto-razón.
Al igual que todo movimiento se dio la capacidad a que las mujeres reciban
la escolarización, tomaron como suyo el ejercicio analítico-racional en relación con
la realidad. La mujer empieza a lograr su individualidad gracias a su rol afectivo y
de cuidado, además de su maternidad. Se encuentra en una distancia emocional lo
cual compensa la individualidad femenina.
Según la autora aquí se presenta un conflicto de importancia el cual refiere a
la individualización de las mujeres, la que les permitiría mostrarse como sujetos
sociales y una relación igualitaria con los hombres. Tuvo su rechazo por parte del
otro género.
Las mujeres se esforzaron tanto por la necesidad de encontrar ellas mismas
sus complementarios masculinos, para poder obtener su vida plena, entregando
ellas a cambio el camino para encontrar las emociones contenidas de los hombres
y enseñar a manejarlas.
La autora argumenta que la búsqueda de la individualidad es una elección
difícil, pero segura. Las pondría en una postura de conflictos personales y sociales
con la suma de sus sufrimientos psíquico el cual los hombres pueden evitar con su
sencilla complementación con la mujer, las cuales se encuentran para darle el apoyo
moral que necesitan.

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Tal individualidad tiene su surgimiento de una manera traumática ya que no
se toma su tiempo necesario como la del hombre.
Las mujeres están llevando a sus límites las categorías de la
Modernidad. Esto quiere decir que, guiadas por su necesidad de
encontrar una coherencia que la sociedad no ofrece, están aplicando
la Razón no solo al conocimiento de los fenómenos de la Naturaleza
no-humana, como han hecho siempre los hombres, sino también, a la
segunda categoría de la Modernidad, el Sujeto, profundizado así de
una manera que los hombres desconocen, en el conocimiento de la
Subjetividad. (Hernando, A. 2000: 134)
Lo que creemos que quiere dar a entender en este punto es que, las mujeres
se encuentran en la era moderna, constantemente buscando dar a conocer toda su
capacidad para ser aceptadas como un sujeto más con su propia expresión en este
mundo de hombres al mando, el cual no les da una razón coherente de la falta de
autoridad en la mujer de sí misma.
Encuentran como mecanismo, lo que Giddens llama “Relación Pura”, lo que
vendría a tomar la concepción de un modo de canalizar emociones que en otros
momentos giraban en torno al mundo exterior.
Así de esta manera, la mujer en el desarrollo de la individualidad logra hacer
entrar en un conflicto al hombre, que vendría a darse cuenta de que es un ser
dependiente de la mujer ya que por medio de ellas logra su individualidad.
En algunas sociedades como las occidentales, se generó un frenado de la
individualización, para así evitar una dificultad al desarrollo de los hombres. Ya que
el mundo, el que estaba acostumbrado a facilitarle los deseos, está llegando a su
límite, aislándolos y creando amenazas para la sociedad en la que radicamos.
Por las redes se está generando la tendencia de la individualidad a través del
mundo, demostrándola como: “[…] la individualidad supone la diferenciación de
posiciones sociales y personales, y por tanto, la percepción de la amenaza que otro
ser humano pueden representar para uno mismo. […]” (Hernando, A. 2000: 137)

Falta reflexión!!!!!

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