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HIKIKOMORI

El término Hikikomori introducido por el psiquiatra Tamaki Saito, en el año 2000 y significa
apartarse, estar recluido, Saito lo definía provisionalmente como “aquellos que se retiran
completamente de la sociedad y permanecen en sus propias casas durante un periodo mayor a 6
meses.
Tamaki Saito acababa de titularse como psiquiatra cuando, a principio de los 90, fue sorprendido
por el número de padres que buscaron su ayuda porque sus hijos habían abandonado el colegio
y se habían escondido durante meses, algunas veces años. Con frecuencia estos jóvenes
pertenecían a familias de clase media, casi todos hombres, y la edad promedio de este retiro
voluntario era de 15 años.

Es un trastorno caracterizado por un comportamiento asocial y evitativo que conduce a


abandonar la sociedad. El trastorno afecta a adolescentes o jóvenes que se aíslan del mundo,
encerrándose en las habitaciones de casa de sus padres durante un tiempo indefinido, pudiendo
estar años recluidos. Rechazan cualquier tipo de comunicación y su vida comienza a girar en torno
al uso de Internet y de las nuevas tecnologías.
Sin embargo, dicho fenómeno no se ha quedado limitado a la sociedad japonesa. Cada vez más
estudios provenientes de diferentes culturas han detectado comportamientos similares en
adolescentes varones con características en común.
Como consecuencia de esto, existe un número muy elevado de pacientes en riesgo de adicción a
Internet. Su tiempo lo copa todo aquello que esté relacionado con Internet y los videojuegos,
llegando a invertir sus ritmos y horarios, y sin ningún indicio aparente de que la situación pueda
reconducirse a corto plazo.
Aunque este fenómeno proviene de Japón y se asocia a la cultura exigente, competitiva e
individualista nipona, poco a poco se ha ido extendiendo como una pandemia al resto del mundo,
si bien con características diferentes según cada sociedad . Recientes estudios de prevalencia
están detectando un número creciente de casos en otros lugares del mundo como Omán, India,
Italia, Estados Unidos, Corea y España.
el primer estudio europeo sobre las características clínicas y sociodemográficas del síndrome de
hikikomori, detectando 164 casos solo en España.
El efecto del Hikikomori incluye la abstinencia de la sociedad y evitación de la interacción con los
demás. El perfil de individuo que sufre Hikikomori es de adultos jóvenes de clase media y de
género masculino mayoritariamente que, al parecer debido a las presiones de la vida moderna,
escapan a la privacidad y seguridad de sus dormitorios, viviendo solos. En pocas ocasiones suelen
salir de su habitación, por lo que pasan el tiempo dentro de su mundo ajeno a la sociedad o dentro
de su realidad virtual: videojuegos, internet o cómics manga (en el Hikikomori japonés).

CAUSAS

Desde un punto de vista psicológico, existen estudios que relacionan el fenómeno hikikomori con
experiencias infantiles traumáticas. De la misma forma, también se han encontrado ciertos rasgos
de personalidad que predisponen a la aparición de este trastorno con mayor facilidad, como es la
introversión, la timidez temperamental y un estilo de apego ambivalente o evitativo.
Desde el prisma puramente ambiental, los estudios señalan una cierta vinculación del hikikomori
con una dinámica familiar disfuncional , la sobreprotección de los padres , el rechazo de los
padres. Ademas , no cumplir con unas expectativas muy altas a nivel académico, combinado con
el rechazo escolar mencionado , parece ser otra fórmula facilitadora para la aparición de este
trastorno.
También se ha planteado que los jóvenes marginados en Japón tienen una mayor probabilidad de
desarrollar hikikomori, sugieren una correlación del trastorno con la riqueza de los países.
Otros, sin embargo apuntan hacia factores familiares (excesiva presión de los padres para que su
hijo triunfe en la vida y poca comunicación en la familia por los) y socioeconómicos: sociales en
cuanto a presión de la sociedad hacia el conformismo y la uniformidad y rechazo a lo diferente
(esto sucede de forma muy marcada en la sociedad nipona), y económicos en lo relacionado con
los horarios de trabajo de los padres, que les impide pasar tiempo con sus hijos e imposibilita
unan adecuada comunicación familiar.
Lo que lleva a un chico a retirarse en su cuarto puede ser comparativamente leve -por ejemplo,
notas bajas o corazón roto- pero el autoaislamiento puede convertirse en una fuente de trauma.
Y poderosas fuerzas sociales pueden conspirar para mantenerlo allí.

Una de esas fuerzas es la reputación de una persona en la comunidad y la presión que él o ella
siente para impresionar a otros. Mientras más tiempo pasa un hikikomori aislado de la sociedad,
más consciente está de su fracaso social. Ellos pierden cualquier autoestima y confianza que
hayan tenido, y la perspectiva de dejar la casa se convierte en algo aún más aterrador.
Los padres también son conscientes de su estatus social, por lo que esperan meses antes de
buscar ayuda profesional.

Las causas del Hikikomori son variadas y no existe consenso entre los investigadores. Los factores
personales, culturales, ambientales (familia, escuela, etc.) o demográficos pueden estar detrás de
este síndrome. Puesto que los factores asociados suelen darse en mayor medida en las grandes
ciudades, parece haber más prevalencia en zonas urbanas.
Los factores personales hacen referencia a problemas de autoestima, la falta de habilidades
sociales o de gestión del estrés de estas personas, que ante la falta de recursos se aislarían para
buscar el confort y la comodidad de su habitación. Otros expertos piensan que tienen mucho que
ver las nuevas tecnologías, que provocan una pérdida de contacto con la realidad. Los factores
familiares incluirían la presión de los padres o sus horarios de trabajo. Los factores socio-
económicos hacen referencia a la presión que ejerce el sistema capitalista y la cultura asociada a
este modelo, además de factores singulares de la cultura japonesa. Los factores demográficos
hacen referencia a la baja tasa de natalidad de este país, que provoca aún más presión en los
jóvenes al ser hijos únicos.
Al hablar de Hikikomori, muchos se sorprenden de cómo puede ser que un padre deje que su hijo
se encierre en su habitación sin hacer nada para sacarlo de ahí. El hecho es que la sociedad
japonesa no reacciona de la misma manera ante el Hikikomori que las sociedades occidentales.
Por poner un ejemplo, mientras los psicólogos europeos recomiendan que la hospitalización es el
mejor tratamiento para este síndrome, los psicólogos y psiquiatras japoneses piensan todo lo
contrario. Además, el Hikikomori se ha convertido en un comportamiento aceptable dentro de la
sociedad del país asiático; se ha normalizado.
Además, es habitual que los niños acudan a academias después del colegio para tomar lecciones
extra, pues la sociedad japonesa es altamente competitiva. En Japón la sociedad se divide en
función de la educación y el lugar donde se ha estudiado, así como el empleo, los ingresos y la
posición que se ocupa dentro de una empresa.
Un segundo factor social es amae -dependencia- que caracteriza las relaciones familiares
japonesas. Tradicionalmente, las mujeres jóvenes viven con sus padres hasta que se casan,
mientras que en el caso de los hombres es posible que nunca se muden del hogar familiar.
Aunque cerca de la mitad de los hikikomori son violentos con sus padres, para la mayoría de las
familias sería impensable echarlos de casa.
CARACTERISTICAS

Para entender mejor el contexto comenzaremos por introducir el término japonés “Sekentei”
como una especie de obligación con tu familia y tu entorno, en la que la reputación, el honor y el
orgullo tienen una altísima relevancia. Desde muy jóvenes, a los niños japoneses se les inculca la
importancia de destacar sobre el resto, esforzándose para alcanzar los más altos resultados
escolares. Esta presión (ya incluso desde preescolar) se comprueba claramente en multitud de
conceptos como shijen jigoku, literamente “el infierno de los exámenes”, que, en el caso de no
alcanzar las expectativas, termina derivando en depresión, abandono de los estudios, aislamiento
e incluso suicidio. Se trata de sujetos que se aíslan en su habitación o su casa durante largas
temporadas, desde meses hasta varios años, evitando en todo lo posible el contacto con el
exterior y abandonando el trabajo, la universidad, la escuela, etc.
El hikikomori es capaz de salir esporádicamente a la calle sin problema para comprar los productos
que necesitan, aunque eso sí, utilizando usualmente las primeras horas de la mañana o la noche
para estas escapadas ocasionales, y siempre evitando el contacto social.
Pasar la mayor parte del tiempo en casa.
– Ausencia de interés por ir a la escuela o trabajar.
– Tiempo mínimo de aislamiento de 6 meses.
– Ausencia de esquizofrenia, retraso mental y trastorno bipolar.
– Exclusión de aquellos que mantienen relaciones personales.
Sin embargo, la creciente investigación en torno al hikikomori ha detectado otras características
que son comunes a estos chicos y que pueden ayudar a definir dicha entidad (5):
– El inicio del aislamiento ocurre en la adolescencia en probable relación con una crisis de
identidad en el adolescente.
– Aparece típicamente en varones.
– La prevalencia de estos casos está incrementándose en países desarrollados o de altos ingresos.
– Son personas que evitan todas las actividades sociales. Es posible que tengan amigos cercanos,
pero son relaciones pasivas o indiferentes.
– Escapan de la realidad a un mundo cerrado o virtual. Tienen miedo al rechazo o a la crítica y
presentan una importante fragilidad psicológica.
– Son personas que invierten mucho tiempo en actividades solitarias sin hacer ningún esfuerzo
por mantener relaciones interpersonales. Se aíslan en sus habitaciones, ven la televisión, juegan
al ordenador, a videojuegos, leen libros o manga, etc. A veces tienen el ritmo sueño-vigilia
invertido y no se asean.
– Son asociales pero salen. La gente piensa que estos jóvenes no salen de casa, pero solo el 27%
de jóvenes en Japón no lo hacen. Algunos salen regularmente a lo largo del día, van a la escuela
o al trabajo, escondiendo su condición de aislamiento social, pero de hecho pasan su tiempo
andando sin rumbo o subiéndose a trenes.
– Es frecuente que se haya producido una sobreprotección por parte de su familia. La deprivación
de la autonomía del niño restringe su desarrollo psicosocial. Por otro lado, se ha visto que afecta
a hijos cuyos padres tienen elevadas expectativas y están sometidos a una elevada presión
académica.

CONCLUSIONES

El Hikikomori ha sido un “síndrome ligado a la cultura»”, pero es posible que en los próximos años
se convierta en un “síndrome ligado al nivel económico” y aparezca en los países desarrollados,
sobre todo en los que han experimentado un rápido crecimiento económico en una sola
generación. Este “salto cultural generacional” entre padres e hijos, en lo tecnológico y lo
económico, parece ser uno de los factores clave 126 Mario de la Calle Real, María José Muñoz
Algar cuando, además, aparece en culturas muy orientadas a la familia, como Japón o España.
Una de las razones que hacen más difícil ayudar a estos jóvenes es que no pueden ser fácilmente
identificados y enganchados en abordajes tradicionales. Por ello se recomiendan métodos
innovadores. Los servicios de asesoramiento online mediante Facebook, WhatsApp, Twitter o
similares pueden considerarse como un canal seguro para restablecer la confianza de estos
jóvenes en otros antes de iniciar intervenciones cara a cara.
Aunque cerca de la mitad de los hikikomori son violentos con sus padres, para la mayoría de las
familias sería impensable echarlos de casa.
La familia juega un papel importante en su detección y tratamiento.las dinámicas familiares
disfuncionales y antecedentes psiquiatricos familiares son probablemente un factor importante
en el desarrollo y mantenimiento del aislamiento.
Elevada oposición a recibir tratamiento.
El fenómeno ha emergido en muchos lugares con entornos socioeconómicos contemporáneos,
incluyendo un movimiento de cambio social, un sistema educacional rígido, oportunidades de
empleo irregulares, una movilidad social detenida o en descenso entre los jóvenes y el uso
extendido de Internet y los juegos online. Parece haberse convertido en una preocupación
universal en muchas ciudades con altos ingresos, ya que la población está envejeciendo mientras
se reduce la población productiva de los próximos años.

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