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“Prevenir mejor que lamentar y resiliencia para todos”, dice la campaña de las Naciones
Unidas en el marco del Día Internacional para la Reducción de los Desastres, que se celebra
cada 13 de octubre.
La seguridad de la comunidad educativa en prevención, mitigación, preparación y
recuperación oportuna ante la presencia de desastres y amenazas de origen natural es
prioridad en el Ministerio de Educación.
La Gestión del Riesgo es, sin lugar a dudas, un tema de importancia y demanda
social, que debe ser integrado a los procesos de capacitación en la educación
básica y media, en los países de la subregión. Para viabilizar esta meta, en los
últimos años se han venido construyendo avances significativos en materia de
normatividad, políticas, estrategias y programas, en aras de lograr su
incorporación y apropiación en los currículos educativos. En coherencia con los
diagnósticos sobre las necesidades de capacitación a docentes, la educación
para la Gestión del Riesgo debe articular los procesos de enseñanza aprendizaje a las
exigencias de cada contexto educativo.
El Plan Nacional para la Reducción de Riesgos de Desastres, como política pública 2019-
2030, es un instrumento técnico que garantiza la seguridad del sistema educativo a través del
diseño de estrategias de prevención, financiamiento y puesta en marcha de los programas y
proyectos que preparan a estudiantes, docentes, padres de familia ante la presencia de
desastres y a su recuperación oportuna pos-desastres. El Plan Nacional para la Reducción de
Riesgos de Desastres en Educación tiene como visión, que, en el 2030, se fortalezca la
resiliencia de la comunidad educativa a través de lineamientos y estrategias que orientan las
fases de generación de conocimiento, prevención de riesgos, preparación, respuesta,
recuperación y reconstrucción, asegurando el derecho a la educación y protección de los
niños, niñas y adolescentes en situaciones de emergencias y desastres.
Se define vulnerabilidad como las condiciones determinadas por factores o procesos físicos,
sociales, económicos y ambientales que aumentan la susceptibilidad de una comunidad al
impacto de amenazas.
Se entiende la capacidad como la combinación de fortalezas y recursos disponibles dentro de
una comunidad, sociedad u organización que puedan reducir el nivel de riesgo, o los efectos
de un evento o desastre. Puede incluir medios físicos, institucionales, sociales o económicos,
así como cualidades personales o colectivas tales como liderazgo y gestión. La capacidad
también puede ser descrita como aptitud.
Los conceptos se interrelacionan, según la siguiente ecuación:
El riesgo disminuye cuando las capacidades aumentan, pues es un valor inversamente
proporcional, así también disminuye cuando las vulnerabilidades son menores.
En el aula:
En un país de multiamenazas es importante analizar estos conceptos comprendiendo la
importancia de avanzar en una cultura de la prevención. No significa vivir preocupados o con
estrés debido a la posibilidad de que ocurra una emergencia o desastre, todo lo contrario,
estar preparados en todo momento, aporta a sentirnos más seguros, tranquilos y actuar
racionalmente frente a un evento que altere la calma cotidiana de la vida escolar, entendiendo
que la educación y el conocimiento nos aportan herramientas para actuar en el mundo de
manera consciente.
Las amenazas naturales y aquellas generadas por el ser humano deben identificarse y
priorizarse desde los contextos geográficos y sociales de cada comunidad educativa, y
también desde las experiencias familiares y personales. Identificarlas permite avanzar en el
reconocimiento de las capacidades, o bien en el desarrollo o fortalecimiento de éstas: