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TEMA 18
ELEMENTOS LINGÜÍSTICOS PARA LA EXPRESIÓN CANTIDAD, LA
CUALIDAD Y EL GRADO.

0. Introducción.
1. Elementos para la expresión de la cantidad.
1.1. Cuantificadores.
1.1.1. Tipos de cuantificadores.
1.1.1.1. Indefinidos.
1.1.1.2. Numerales.
1.1.1.3. Otras fórmulas cuantificadoras.
2. Elementos para la expresión de la cualidad.
2.1. La atribución.
2.1.1. El adjetivo
2.1.1.1. Caracrerísticas.
2.1.1.2. Clases de adjetivos.
2.2. Los adverbios de modo.
2.3. Los relativos.
3. Elementos para la expresión del grado.
3.1. Recursos para la expresión del grado.
3.2. Grados del adjetivo.
3.2.1. El comparativo.
3.2.2. El superlativo absoluto.
3.3. El grado en el adverbio.
4. Conclusión.

0. INTRODUCCIÓN
El punto de vista que ha adoptado la gramática tradicional para tratar la cantidad, la cualidad
y el grado ha sido el morfológico, ya que consideraba que se trataba de expresiones que se
correspondían con las partes de la oración (pronombres, adjetivos, adverbios o morfemas, en el
caso del grado, de contenido gramatical).
Sin embargo, estos conceptos, cantidad, cualidad y grado, también se pueden expresar por
medio de categorías léxicas, categorías sintagmáticas y oracionales. Por lo que en la exposición del
tema se tendrá en cuenta tanto el criterio morfológico como el sintáctico y el semántico.
En primer lugar, se explican las unidades lingüísticas para la expresión de la cantidad,
atendiendo a los tres criterios, ya que aquéllas se manifiestan en morfemas derivativos,
sustantivos, sintagmas nominales… A continuación, se tratan los elementos para la expresión de la
cualidad, que se manifiestan tanto en categorías morfológicas, sintácticas como léxicas. En último
lugar, se explica el concepto de grado y los elementos que se utilizan para su expresión. En la
lengua castellana se prefieren los elementos morfológicos y sintácticos para su expresión aunque
también se usan de forma aislada comparativos léxicos como los adjetivos heredados de la lengua
latina, mejor, peor…
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1. ELEMENTOS LINGÜÍSTICOS PARA LA EXPRESIÓN DE LA CANTIDAD


Para la expresión de la cantidad se pueden utilizar varios elementos lingüísticos: los
cuantificadores (pronombres y determinantes), los adverbios, las proposiciones adverbiales de
cantidad, las comparativas y las consecutivas, que Seco (1974) agrupa bajo el nombre común de
cuantitativas. Gili Gaya (1979), desde el punto de vista semántico, las clasifica en un grupo
independiente junto a las adverbiales y circunstanciales (tema 17 de la oposición) porque expresan
una relación cuantitativa.

1.1. CUANTIFICADORES

Desde el punto de vista tradicional, los elementos cuantificadores se han considerado dentro
de un panorama más general denominado, según E. Coseriu (1967), determinación. En este ámbito
se vislumbran operaciones que en el lenguaje como totalidad, se cumplen para decir algo acerca de
algo con los signos de la lengua, es decir, para actualizar y dirigir hacia la realidad concreta un signo
virtual (perteneciente a la lengua), o para delimitar, precisar y orientar la referencia de un signo
(virtual o actual). Los instrumentos verbales que desempeñan tales funciones pueden llamarse, en
el caso del sintagma nominal, determinadores nominales. Éstos son instrumentos de aquéllas,
susceptibles de ser definidas según niveles distintos de determinación. Para Coseriu el nivel más
elemental es la actualización y el más complejo (por suponer todos los niveles intermedios) la
localización, existiendo en el trayecto medio los niveles de cuantificación y selección.
Desde esta perspectiva siempre se han analizado los cuantificadores como elementos que
respondían básicamente a la operación denominada cuantificación, mediante la cual se establece
simplemente el número o la numeralidad de los objetos denotados. Puede ser definida o indefinida (
... ). La simple cuantificación es una discriminación eventual e interna, no implica la aplicación, sino
sólo la aplicabilidad del nombre a un grupo de particulares, y no opone este grupo a los otros
particulares de la misma clase, es decir, que no implica ninguna selección.
En teoría semántica, se adopta un punto de vista similar, pero funcionalmente diferente ya
que se establece una división básica entre determinadores y cuantificadores:
− los determinadores o determinantes son modificadores que se combinan con nombres
para producir expresiones cuya referencia queda determinada por la identidad del referente;
− los cuantificadores son modificadores que se combinan con nombres cuya referencia
queda determinada por el tamaño del conjunto o por la cantidad de sustancia a que se hace
referencia.
De ahí que resulten compatibles en un mismo enunciado.

1.1.1. TIPOS DE CUANTIFICADORES

Según la gramática tradicional, los cuantificadores se clasifican en indefinidos y numerales de


la siguiente manera:
Indefinidos
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− gradativos
− existenciales
− intensivos
Numerales
− cardinales
− ordinales
− partitivos
− múltiplos distributivos.
Según J. Alcina y J.M. Blecua (1976), los elementos cuantificadores pueden ser clasificados en
dos grandes grupos, entre los que se encuentran otras fórmulas cuantificadotas que no contempla
la gramática tradicional:
A) Aquellos que pertenecen a un conjunto cerrado de palabras que expresan cantidad
(mucho vino), número (muchos panes) o intensidad (trabaja mucho) de una manera imprecisa o
inconcreta. Pueden aparecer en el discurso en función sustantiva (como término primario), adjetiva
(secundario), o adverbial (terciario), referidos a un sustantivo, a un adjetivo, un verbo o un
adverbio: bastantes chicos, bastante sabroso, lee bastante, bastante bien.
Según estos autores, este modo de determinar la realidad tiene como centro semántico el
concepto expresado por la palabra TODO, de la que parten los grados representados por mucho,
poco, bastante, demasiado, harto, así como los grados existenciales incluidos en la serie alguien,
nadie, alguno, ninguno, algo, nada y, también, los grados de intensidad: más, menos y tan(to).
B) Elementos cuantificadores que fijan la cantidad tomando como base el número,
expresión de la cantidad computada en relación a una unidad o cantidad que se toma como medida
de las demás de su especie.
Los elementos de cantidad precisa y determinada, frente a los cuantitativos indefinidos,
pueden nombrar:
− La serie de los números enteros: cardinales.
− La situación u orden dentro de la sucesión de los números enteros: ordinales.
− Las partes de una unidad: partitivos.
− El resultado de multiplicación por números naturales de una determinada
realidad: múltiplos.
-- Los tradicionales distributivos (sendos, cada y ambos).
Una vez hechas estas aclaraciones, a continuación, exponemos las características de cada uno
de los cuantificadores.
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1.1.1.1. INDEFINIDOS

Gradativos: expresan la relación de cantidad número o intensidad con que se toma una
determinada realidad. Pueden funcionar como término primario (pronombres indefinidos),
secundario (adjetivos indefinidos) o terciario (adverbios).
Todos ellos (excepto varios, que sólo admite plural y función de sustantivo o adjetivo)
admiten cuatro terminaciones que marcan las concordancias con los morfemas de género y
número de los nombres. Mucho, en su función adverbial, presenta la variante muy. Bosque (1999)
afirma que los modificadores del adjetivo se interpretan generalmente como cuantificadores, es
decir, como elementos que establecen la medida o el alcance en el que se atribuye una propiedad,
denotada por el adjetivo: muy/bastante/poco guapo.
MUCHO: Está mucho rato leyendo. ¿Vienes mucho por aquí? Se levantó mucho antes
de que amaneciera.
POCO: Era lista como pocas. Entraron no pocos heridos. Encontraron su trabajo
poco esmerado.
Poco y mucho expresan valoración objetiva de cantidad y número, y, a menudo, la negación
de uno implica el otro, como ocurre en el ejemplo no pocos heridos = muchos heridos.
Se emplea muy delante de:
. Posesivos (muy mío).
. Demostrativo indefinido otro (muy otro).
. Nombres con valor predicativo (muy hombre).
Se emplea mucho como modificador de los comparativos de adjetivos y adverbios (mucho
mejor; mucho más).
BASTANTE / DEMASIADO / HARTO, expresan valoración subjetiva por comparación implícita
con una cantidad o número ideal.
Todos los cuantificadores citados hasta ahora (mucho, poco, bastante, demasiado, harto) se
agrupan con un complemento con de que designa el todo (construcción partitiva): muchos de ellos;
bastantes de mis amigos. Mucho, además, en función sustantiva, puede agruparse con otros. Poco,
frente al resto de los del grupo, admite la determinación mediante demostrativos (este poco), los
exclamativos qué y cuán (qué poco), y el indefinido un (un poco). Esta última agrupación es muy
característica y sirve para singularizar y separar una parte ínfima de un todo. Poco y un poco se
diferencian semánticamente en que mientras el uso de poco se reduce a expresar lo que no es
suficiente, se emplea un poco como cuantificación absoluta (Si poco es contrario a mucho, un poco
lo es a nada).
Todos se pueden ser sustantivar por medio del neutro lo: Lo mucho que te quiero.
TODO posee las cuatro formas que marcan las concordancias y una forma inmovilizada en
masculino singular con valor neutro (todo).
Sintácticamente, se presenta como sustantivo (pronombre indefinido) en todas sus formas y
como adjetivo agrupado con artículo o posesivo, a los que precede, o sin ningún determinante,
delante o detrás del sustantivo al que se refiere.
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Sin artículo puede expresar en singular generalización: Toda argumentación es inútil.


Como recurso enfático, todo, concordando con un nombre antecedente, puede ir precedido
de un adjetivo, un sustantivo o un complemento prepositivo. Lo afirmado por éstos es presentado
así en toda su plenitud. Suele aparecer como aposición de un nombre (Se destaca sobre un cielo
azul, todo lleno de estrellas), como atributo (Dios es todo bondad) o como predicativo (Iba a la
iglesia vestida toda de negro).
El paso a la adverbialización se da cuando todo funciona como modificador del adjetivo: todo
entero, todo vacío...
B) Existenciales: se refieren a la existencia de un objeto o de una serie de objetos más o
menos conocidos o consabidos. Introducen en el discurso lo que no existe -serie negativa (nadie,
nada, ninguno)- o lo que existe y no tiene nombre, se desconoce o no se quiere nombrar -serie
positiva (alguien, algo, alguno)-. La serie negativa, cuando se emplea pospuesta al verbo, exige la
presencia de un elemento negativo delante, No lo ha visto nadie.
Los miembros de la oposición alguien / nadie pueden cumplir las mismas funciones que el
sustantivo; no admiten plural y no se pueden agrupar, pero pueden recibir complementación de
adjetivos y, por lo tanto, de oraciones de relativo, Alguien que tenía hambre me ha robado el
bocadillo.
Los miembros de la oposición alguno / ninguno funcionan como sustantivos, Tengo algunos,
con referencia a personas y cosas, y como adjetivo, Ningún libro, antepuesto o pospuesto
(antepuesto se apocopan ante sustantivo masculino singular).
Como sustantivo puede llevar complementos con de, que le otorgan valor partitivo: Ninguno
de ellos lo sabía.
Como adjetivo se emplea antepuesto, No permitió ningún descanso. Cuando va pospuesto,
alternan alguno / ninguno, si bien, las construcciones con ninguno, resultan arcaizantes: Come sin
mirar a parte ninguna / a parte alguna.
Los miembros de la oposición algo / nada tienen valor neutro y funcionan como sustantivos.
Pueden aparecer solos o agrupados con más/ menos o un adjetivo. En este segundo caso la
secuencia es ambigua en cuanto algo puede tomar valor cuantitativo: Algo bueno; Un poco bueno.
La misma ambigüedad se produce cuando funciona como complemento directo o como
modificador adverbial.
Otros existenciales denominados existenciales universales frente a los anteriores.
La gramática tradicional propone la siguiente clasificación en este grupo: los distributivos
(cada), los pronombres relativos compuestos por forma fosilizada del subjuntivo quiera, y como
pronombres de indiferencia en el caso de cualquiera, quienquiera.
Desde el punto de vista gramatical, CADA tiene función adjetiva, en tanto que las restantes
son pronombres. Los relativos, aunque compuestos con el verbo querer, no necesitan ir
acompañados por él para poder ser formalizados con el cuantificador universal. Por ejemplo, son
afirmaciones universalizadas:
Quienes han transgredido la regla serán multados.
Los que vienen contigo son bien recibidos.
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En estos casos los pronombres tienen una referencia específica por formar parte del sintagma
nominal, de oraciones con función sustantiva. En cambio, es más difícil encontrar casos de
referencia específica con los relativos compuestos:
CUALQUIERA lo ha hecho mejor que tú.
Cualquiera que lo haya hecho tiene más valor que tú.
En el ejemplo 2. no hay referencia específica, como indica el subjuntivo, en tanto que el
ejemplo 1. sí la tiene, aunque podrá estar o no en el contexto.
Tus hermanos también han saltado y cualquiera lo ha hecho mejor que tú, en este caso
se observa que cualquiera es equivalente a todos.
La forma cada añade a la referencia específica, cuando la tiene, la distributiva. Así, no
solamente puede aludir a un conjunto bien determinado de individuos, sino que también lo hace a
sus miembros en particular. Del mismo modo que en el caso de cualquiera, puede formar parte de
un sintagma nominal que tenga una referencia específica o no, dependiendo del grado de
identificación referencial alcanzado por el contexto:
Cada cual ha de apañárselas como pueda, no tiene referencia específica.
Todos los miembros del pelotón nos desplegaremos y cada cual ha de arreglárselas como
pueda, hace referencia específica anafórica al sintagma nominal de la oración anterior.
C) Intensivos
Un grupo de cierta coherencia lo constituyen las palabras más, menos y tanto / tan. Se
relacionan con los gradativos mucho, poco, etc., si éstos representan la gradación absoluta respecto
a una totalidad, los intensivos, al intensificar adjetivos, adverbios, verbos o la realidad aludida, lo
hacen por comparación –gradación comparativa- con otra realidad en la que se da la misma
cualidad, cantidad, acción, etc. Esta comparación puede aparecer implícita, explícita o servir como
simple recurso de encarecimiento –intensificación ponderativa-: El mayor es más alto. El mayor es
más alto que el pequeño. Recibió tanto cuanto se gastó. Todo fue tal como le dijeron. ¡Es tan alto!
Coinciden con los cuantificadores en su conducta sintáctica:
− Aluden a una realidad ya expresada (anáfora) o que se expresa a continuación
(catáfora) por la cantidad o número más o menos intensos, Había muchos problemas, pero se
crearon más.
− Intensifican o ponderan la cualidad, cantidad o número de un adjetivo, un verbo o un
adverbio, Lea más / más aburrido / más intensamente.
− Funcionan como sustantivos, adjetivos o adverbios.
MÁS y MENOS:
Desde el punto de vista morfológico son invariables.
Se agrupan en secuencias con:
− Los indefinidos: algo más, nada menos.
− Los posesivos: sus más y sus menos.
− Los relativos cuanto y cuando: cuanto más, cuando menos...
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Con adjuntos y adverbios, determinan su intensidad: mucho más, todavía más... Sin adjunto,
aparecen en relación semántica con el verbo:
− Con valor pronominal o adverbial: yo no pido más.
− Como elemento autónomo de la frase: es más, creo que...
− Como cabeza de grupo con valor sintáctico determinado en la frase a la que se une por
medio de la preposición de: no estaría de más que...
TANTO tiene formas concordantes en función adjetiva y sustantiva. Tan, variante
combinatoria, queda invariable. Frente a más y menos iguala con un segundo término -expreso o
implícito- el número, la cantidad o la intensidad de la cualidad, o la pondera en frases exclamativas.
Actúa de tres maneras:
− Como adjetivo referido a un sustantivo, Había tantos soldados.
− Como sustantivo, ¡Había tantos! Tiene tanto/tal miedo que no sale de casa.
− Como adverbio: ¡trabaja tanto!, tan bueno, tan bien. Tanto bebió que se emborrachó.
La forma apocopada se utiliza ante adjetivo o participio, ante adverbios y ante locuciones
adverbiales, tan de mañana, está tan bien que nadie diría que tiene noventa años.

1.1.1.2. NUMERALES

Estos cuantificadores denotan cantidad de un modo preciso y determinado. Sólo se pueden


utilizar con sustantivos contables.
Reclasifican en varios tipos: cardinales, ordinales, partitivos, múltiplos o multiplicativos, y
distributivos.
Los numerales cardinales son los nombres de los números enteros (cero, uno, dos...). Todos
son invariables y se emplean con o sin artículo. En función adjetiva concuerdan uno/una y sus
compuestos, en género y número con el sustantivo al que acompañan. De igual manera distinguen
género las centenas desde doscientos a novecientos.
El cardinal ciento se apocopa en función adjetiva (cien alumnos), y se utiliza cuando va
seguido de un numeral en los superiores a la centena, ciento veinte.
Los numerales pueden recategorizarse, tanto en función sustantiva como adjetiva, por
ejemplo, en casos como Antena tres o Radio dos (aposición).
Tienen valor colectivo los nombres que indican conjunto por el número, tales como par, dúo
que admiten plural, y ambos para dos. Distinguen número todos los demás: trío, terceto, cuarteto,
quinteto ... (tomados de la música), decena, docena, quincena... (sufijo -ena), centenar y millar.
Los ordinales indican el rango ocupado en una serie. Son los únicos numerales con
significación ocasional. Tienen uso adjetivo y sustantivados (translación) son término secundario del
artículo (el primero): primero, segundo, tercero... duodécimo, décimo tercero,... vigésimo, etc.
Por su carácter culto, la numeración ordinal es más teórica que práctica, y se sustituyen las
formas ordinales por sus correspondientes cardinales, así Piso décimo quinto se dice Piso quince. No
es admisible, en cambio, la utilización del sufijo -avo (partitivo) para formar ordinales.
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A diferencia de los cardinales, por su carácter esencialmente adjetivo, admiten concordancia


en género y número con el sustantivo. Primero y tercero se apocopan ante masculinos singulares.
Los partitivos indican cada una de las partes en que se divide una unidad o un todo. Emplean
los ordinales seguidos de la palabra parte y el prepositivo con de: una décima parte de... Los
elementos más empleados son mitad, tercio que en realidad son sustantivos abstractos de número.
Los múltiplos sirven para indicar multiplicación del contenido semántico del nombre. Se
emplean como sustantivos y adjetivos, doble, triple, cuádruple y cuádruplo. A partir de aquí es más
fácil el uso de cardinal más x veces mayor que: ocho veces mayor que...
Los distributivos sirven para dividir el significado del sustantivo atribuyendo la misma
cantidad de algo a nombres diferentes. Presuponen una especialización de cada una de las
unidades componentes de un conjunto, o una correlación, ambos, cada (tratado entre los
indefinidos) y sendos (con tendencia al desuso y con frecuencia mal usado). Ambos y sendos poseen
concordancias de género y número plural invariable. Sendos funciona siempre como adjetivo.

1.1.1.2. Otras fórmulas cuantificadoras

a) Cuantificación por derivación, por medio de afijos:


- modificación simple (modifican la cantidad): super-mercado, super-elegante.
- modificación compleja: sólo afecta a los verbos: en-dur-ecer, a-bland-ar
b) Perífrasis reiterativas del tipo volver a + infinitivo: Volverlo a decir.
c) Adverbios que presuponen la existencia de una cuantificación, ya sea ligados a un
SN o al ámbito oracional: incluso, aun, hasta, ni siquiera...
Aun cenando poco, duermo mal.

2. ELEMENTOS LINGÜÍSTICOS PARA LA EXPRESIÓN DE LA CUALIDAD

En la tradición filosófica se distinguen los sustantivos de los adjetivos en virtud de su modo de


significar, las primeras sustancias y los segundos cualidades de dichas sustancias. Sin embargo, esta
definición no es del todo satisfactoria ya que los nombres de muchas sustancias se derivan tan
patentemente de una cualidad particular que estas dos ideas resultan inseparables. Ocurre así en
palabras como desierto, llanura, negros...
Según Jespersen, (1924), solamente conocemos las sustancias a través de sus cualidades; la
esencia de cualquier sustancia es la suma de aquellas cualidades que percibimos (o concebimos)
relacionadas entre sí.

2.1. LA ATRIBUCIÓN

En el plano de la expresión, se considera que la cualidad es un contenido que debe aplicarse a


un objeto, y, en este sentido, la atribución de cualidades va ligada o supeditada a la aparición verbal
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o implícita de una cópula que permita formalmente secundarla. Es el adjetivo el que normalmente
recubre estas nociones, entre otras cosas, por estar adyacente al sustantivo (se ha visto en el tema
14). El libro azul.
También informan sobre cualidades otras categorías sintácticas que inciden sobre un
sustantivo y que se manifiestan en las siguientes formas:
a) Sintagmas preposicionales: Un hombre de ideas fijas.
b) Oraciones adjetivas o de relativo: Un hombre que ama la paz.
c) Un nombre en aposición: Un hombre rana. La reina madre.

2.1.1. EL ADJETIVO

Se puede considerar como la parte del discurso que funciona fundamentalmente como
modificador intencional del sustantivo, esto es, como una parte de la oración que modifica las
características internas del sustantivo. Se ha estudiado en el tema 14, aquí lo retomamos para
explicar la expresión de la cualidad.

2.1.1.1. CARACTERIZACIÓN

No suele presentar una forma externa que lo distinga del sustantivo. Entre una y otra clase de
palabras hay constante movimiento: sustantivación y adjetivación. Los adjetivos, como hemos
dicho, se caracterizan por su dependencia respecto al sustantivo, y se han venido clasificando por
su modo intrínseco de significar o por el tipo de modificación que ejercían sobre el término que
recaía la atribución, lo cual no siempre es fácilmente desdindable.
Según A. Alonso y H. Ureña (1964) el adjetivo no representa un modo de ser de la realidad,
sino sólo un modo de pensarla. La correspondencia entre CUALIDAD, como categoría del mundo
real, y ADJETIVO se nos presenta más clara que la que existe entre acción y verbo o sustancia y
sustantivo. Pero el contenido del adjetivo, como el de las demás partes de la oración, es
esencialmente gramatical.
Según Lenz el adjetivo es toda palabra variable que determina o modifica a un sustantivo, sea
como atributo inmediato o como atributo predicativo.
En la gramática de la Real Academia se define como parte de la oración que acompaña al
nombre para calificarlo o determinarlo.
Según la gramática de Hjelmslev, que Alarcos (1982) adaptó al español, la categoría
tradicional de adjetivo cubre diferentes clases de pleremas, entre los cuales el más permanente es
el que expresa el símbolo C.A.N.G. (plerema capaz de combinarse con los morfemas de artículo,
número y género), pero, como esta fórmula es también posible para el sustantivo, añade que los
pleremas adjetivos C.A.N.G. pueden combinarse con el miembro neutro del morfema de género
mediante el artículo en forma neutra.
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2.1.1.2. CLASES DE ADJETIVOS

Los adjetivos se dividen en determinativos y calificativos. Muchos de los determinativos, de


carácter gramatical, ya han sido vistos entre los cuantificadores. En este apartado, indicamos
algunas de las características de los calificativos (también se ha tratado en el tema 14) que, a
diferencia de los anteriores, son de carácter léxico.
- Posición del adjetivo: antepuesto / pospuesto.
En unos pocos adjetivos ocurre que su significado toma diferente intencionalidad o, incluso,
llega a cobrar una acepción distinta, según su situación respecto al sustantivo al que califica. He
aquí los casos más frecuentes:
Antiguo criado / Criado antiguo.
Pobre hombre / Hombre pobre.
Pura ilusión /Ilusión pura.
Según los gramáticos los adjetivos antepuestos expresan una cualidad o cualificación más
vaga e inmaterial; los pospuestos, más concreta y precisa.
De una manera general, para Gróber, el calificativo pospuesto determina o distingue
intelectualmente; el antepuesto, atribuye al sustantivo una cualidad con valor subjetivo. Mientras
que Hansen afirma que el adjetivo pospuesto tiene carácter objetivo y el adjetivo antepuesto tiene
carácter subjetivo, Un hombre grande / Un gran hombre.
A veces, el sustantivo y el adjetivo forman unidades léxicas indivisibles: puerta falsa, juego
fatuo, idea fija, etc., y, en algunos casos se han unido en una palabra compuesta: camposanto,
altavoz, librepensador... Son frecuentes las expresiones que sin llegar a lexicalizarse, manifiestan
clara tendencia a fijarse en un orden determinado: mala suerte, mal agüero, etc.
- Clases de adjetivos calificativo: especificativos y explicativos.
Los adjetivos, como otras palabras que expresan la cualidad en un sustantivo, pueden tener
intención expresiva según sea la relación de permanencia o accidentalidad de la cualidad en el
significado del sustantivo. En unos casos, la cualidad destacada distingue e individualiza al
sustantivo al subrayar una modalidad del referente que se opone a otras modalidades posibles:
casa alta opone tal referente a los que no tienen su misma cualidad de altura. Al sustantivo casa
podíamos añadir alta o baja. En este caso, se dice que hay una especificación y, el adjetivo, por lo
tanto, es especificativo. Ahora bien, si tomamos el sustantivo rascacielos, quedaría
automáticamente excluido el adjetivo bajo, y al decir alto rascacielos estamos repitiendo una
cualidad ya comprendida en el sustantivo. En este caso (alto rascacielos), se dice que hay una
explicación y el adjetivo se llama explicativo o epíteto.

2.2. ADVERBIOS DE MODO

Los adverbios de modo describen circunstancias cualitativas, es decir, cómo se realiza la


acción. De ahí su relación con los adjetivos calificativos, de los que con frecuencia proceden.
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-- Adverbios en -MENTE. Proceden del femenino de los adjetivos calificativos y, por tener una
base léxica, constituyen un inventario abierto: felizmente, hábilmente, falsamente, etc.
− Sintagmas fosilizados y locuciones adverbiales: apenas, aposta, a ciegas, de sobra...
− La forma ASÍ es un adverbio pronominal de cualidad o modo en oraciones como Luis está
así, Es así, Trabaja así.
Tiene posibilidad de hacer referencia anafórica y catafórica a un adjetivo o elemento
adjetivado del discurso, si bien tiene gran facilidad para prescindir de un antecedente textual, por lo
que su deixis se puede deducir de la situación.
Bello (1964) lo considera un adverbio demostrativo, al igual que tal y sí. Curiosamente, con
respecto a sí afirma que sí, adverbio afirmativo, lo es realmente: pero sólo por un efecto de su
significación modal. Sí y así son una misma palabra. Cuando uno pregunta ¿has estado en el
campo? Y otro responde sí, hay una elipsis, que se llenaría diciendo así es.

2.3. RELATIVOS

Casi todas las gramáticas coinciden en señalar que las formas cual y como del paradigma de
los relativos indican cualidad. Cual es una forma tónica que actualmente aparece con artículo
delante, con el que concuerda en género y en número y ambos forman una sola unidad gramatical.
Tiene valor explicativo: He vendido mi coche, el cual no podía correr más de cien kilómetros por
hora. Puede ir precedido del determinativo TODO. Nunca puede encabezar oraciones sin
antecedente expreso.
En las adjetivas especificativas aparece precedido de preposición: Con el bolígrafo con el cual
escribo, logré abrir esta carta.
Como, adverbio relativo, es siempre átono y tiene valor explicativo: Lo hice (del modo) que tú
querías.
Aparece más claro este valor en la variante interrogativa, ya que la referencia cualitativa suele
explicitarse: ¿Cómo te ha salido la carne? Riquísima.

3. ELEMENTOS LINGÜÍSTICOS PARA LA EXPRESIÓN DEL GRADO

Por grado entendemos la intensidad con que se presenta el significado. Por ello, se trata de la
categoría típica del adjetivo, ya que presenta cualidades o características de los sustantivos con
diversas intensidades. Pero también existen otras categorías a las que afecta el grado: los adverbios
y algunos sustantivos.
Se distingue entre los grados (del adjetivo…) y la graduación. En castellano encontramos tres
grados, el positivo, el comparativo y el superlativo. En cuanto a la graduación nos referimos a la
posibilidad de intensificar o graduar el significado de un adjetivo, adverbio…, mediante una serie de
adverbios intensificadores o determinados sufijos.
Alcina y Blecua (1975) afirman que una determinada cualidad, al decirse o predicarse de un
sujeto mediante el adjetivo, podrá darse en cantidad y proporción variables que irán:
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− Desde lo que significa el adjetivo hasta la atribución más intensa: español / muy
español, o
− En doble dirección desde la afirmación de la predicación a la intensificación máxima o
a su total negación.
Tanto en un caso como en el otro son discernibles grados de atribución.
Atribución adjetiva, o la atribución de significado que comporta el adjetivo puede hacerse:
a) Como atribución puntual, cuando se juega con los valores significativos que la base
lexemática encierra, en cuanto son poseídos en mayor o menor grado por el sustantivo al que se
atribuye, sin contrastarlo con ninguna realidad exterior a él. Tiene un valor relativo, siempre en
relación con el referente o la realidad en que se da.
b) Como atribución relativa, cuando la valoración de la cualidad toma como canon, explícita
o implícitamente, un elemento nominal o una circunstancia, cuyo valor se entiende como conocido.
Esta atribución adjetiva, de la que hablan Alcina y Blecua, también la presentan los
sustantivos. Bosque (1999) afirma que numerosos sustantivos admiten grados, no porque se
recategoricen como adjetivos, sino por un proceso extralingüístico, por el que se asocian a
determinados sustantivos o adjetivos no calificativos una serie de características distintivas
estereotipadas de naturaleza cultural, que dan la posibilidad a dichas palabras de denotar
cualidades o propiedades:
1. Actuarán en la negociación los representantes (muy) parlamentarios (adjetivo de
relación).
2. Por muy parlamentario que sea, se irá de aquí.
En las estructuras sintácticas del ejemplo 2. Cualquier sustantivo se puede graduar.

3.1. RECURSOS PARA LA EXPRESIÓN DE LA GRADACIÓN

a) Recursos prosódicos, con la utilización de acento afectivo o silabeo del segmento


afectado y fórmulas enfatizadoras: ¡Magnífico!, Es mag-ní-fi-co.
b) Recursos morfemáticos internos, con utilización de marcas y derivativos que
habilitan un determinado lexema en grados distintos: bueno / bonísimo /
superbueno.
c) Recursos sintácticos, cuando se acude a la asociación sintagmática con adverbios y
conjunciones: muy, más... que, etc.

3.2. GRADOS DEL ADJETIVO

La Gramática tradicional señalaba tres grados: positivo, comparativo y superlativo, con


posibilidad de doble formación interna para los dos últimos. Lenz señaló como peligrosa la
alineación creciente de estos tres grados y la inclusión dentro del comparativo: no sólo no había
hombre más soberbio que él, sino también no había en el pueblo hombre tan acaudalado como él.
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Igualmente se incluían, como variaciones del superlativo, un superlativo relativo (el más alto) y un
superlativo absoluto, también llamado elativo (altísimo, muy alto).
Para Alcina y Blecua (1975) hay que distinguir, dentro del proceso de atribución puntual, las
formas que expresan el valor lexical del adjetivo y las que expresan intensificación de dicho
contenido. Respectivamente coinciden con los tradicionales positivo (alto) y superlativo absoluto
(altísimo, muy alto).
Dentro de la atribución relativa se distinguen, más que grados, dos valoraciones:
comparativa, en la que la intensidad que trata de comunicarse se expresa por contraste con un
término conocido; y singularizadora, en la que la intensidad se da como distinta y excepcional con
respecto a un conjunto de ejemplares que tienen la misma cualidad.
La expresión de la cualidad en grado positivo por medio de los adjetivos calificativos ya ha sido
explicada en el tema 14: aparece en grado neutro, es decir, sin comparar ni superlativizar: alto,
grande, feo.
Aquí nos ocupamos del comparativo y del superlativo.

3.2.1. EL COMPARATIVO

Los comparativos léxicos u orgánicos latinos sólo quedan como formas fosilizadas, en algunas
de las cuales ya ni siquiera se reconoce su origen comparativo: mejor, peor, menor, exterior,
inferior, superior y prior.
La construcción comparativa, en los restantes casos, es una sobrestructura montada sobre el
adjetivo, mediante la cual se fija la intensidad cualitativa, cuantitativa o modal, con que se da por
contraste con un término, que se llama segundo término de la comparación.
Aquí se incluyen tradicionalmente las oraciones comparativas cualitativas, es decir, aquellas
que indican la relación de cualidad, expresada generalmente por el adjetivo, en términos de
igualdad, superioridad e inferioridad.
Los nexos pueden ser:
a) De igualdad: tal... cual: Juan es tal cual deseaban sus padres.
tal...como: Ocurrió tal como lo habíamos esperado.
tan + adjetivo... como: Es tan rápida como el galgo.
igual de + adjetivo... que: Juan era igual de trabajador que su padre.
b) De superioridad: más + adjetivo ... que: La seguridad es más cotizada que el dinero.
mejor / mayor ... que: La niña está mejor educada que su hermana.
c)De inferioridad: menos +adjetivo ... que: El aprendiz era menos alto que su maestro.
menor / peor ... que: El enfermo está peor atendido que el año
pasado.
El hecho de que el segundo término de la comparación sea sintácticamente un elemento
geminado de la misma función que otro elemento del primer término, hace que éste tome todas las
formas posibles para cumplir dicha homologación.
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La construcción comparativa toma valor ponderativo cuando se suprime el segundo término


de comparación, Da pena ver una región tan abandonada.
Cuando con las construcciones de comparativo de superioridad o inferioridad aparece un
segundo término introducido por de o un que relativo, se destaca la singularidad de la cualidad de
un conjunto de realidades en que se da la misma cualidad. La gramática tradicional llamaba a estas
construcciones superlativo relativo, Es el niño más listo de todos.
La singularidad de este comparativo se consigue mediante el artículo individualizador.
Interés particular tienen las construcciones en las que el artículo es el neutro lo, que actúa
como término primario que alude a una serie de objetos, acciones, etc. Alcina y Blecua (1975)
consideran que se trata de un comparativo sustantivado: Es lo más atractivo que puedas imaginar.
Por su parte, Alarcos (1983) apuntaba que el artículo neutro no puede ser término primario, sino
un transpositor de estos atributos a otra función nominal nuclear. Así, ¡Lo fuertes que eran!, sería
igual a ¡Qué fuertes eran!
Hoy hay cierta tendencia a considerar, retomando la tradición de Bello (1964) y F. Ramírez, el
artículo como término nuclear.

3.2.2. EL SUPERLATIVO ABSOLUTO

La lengua castellana hereda la formación latina de los sufijos –ísim- y –érrim- (este último
prácticamente desaparecido hoy) añadidos directamente a la raíz del grado positivo con las
variaciones que ésta puede sufrir: hablador-c-ísimo; nov-ísimo; antiquísimo; amabilísimo, etc., con
cierta tendencia a las formas analógicas bonísimo o amiguísimo. No admiten este sufijo algunos
adjetivos que ya expresan valoración intensificada en su propio contenido como el adjetivo absurdo
o por ser de estado o situación, asesinado, jubilado.
Óptimo, pésimo, máximo y mínimo proceden de los superlativos latinos y sólo se conservan
en esta forma.
También se forma por medio de prefijación, propio de la lengua coloquial, y alcanza también a
adverbios y sustantivos: re-, super-, extra-, per-, archi-, hiper-:
Nada menos que mi ilustre convecino y su bellísima, gentilísima y archisimpatiquísima hija.
Sustantivos: supermercado, hipermercado…
Alcina y Blecua (1975) llaman superlativos perifrásticos a los formados con el adverbio muy o
adverbios en –mente, con los que se enfatiza la expresión: muy / extraordinariamente listo.

3.3. EL GRADO EN EL ADVERBIO


Se puede expresar grado mediante los adverbios de cantidad. Sirven para graduar el
significado del nombre, el grado en que este posee una cualidad dentro de una escala: El agua está
fría, El agua está muy fría (el caso aludido por Alcina y Blecua en el superlativo absoluto), El agua
está poco fría, El agua está casi fría, El agua está demasiado fría.
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Por otro lado, en algunos adverbios se produce gradación mediante los mismos mecanismos
que el adjetivo, aunque admiten con más facilidad el superlativo que el comparativo: terquísima,
lejísimos, dificilísimamente…
Los adverbios acabados en –mente, admiten el grado si el adjetivo del aue se derivan lo
admite: rapidísimamente.

3. CONCLUSIÓN
En conclusión, en la lengua castellana existe un elevado número de elementos
lingüísticos para expresar la cantidad, la cualidad y el grado, sobre todo, el primero, ya
que, desde el punto de vista semántico, la gradación es un tipo especial –intensificativo-
de cuantificación y, por otro lado no es una característica exclusiva de los adjetivos.

BIBLIOGRAFÍA

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Madrid.
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BELLO, A. (1964): Gramática de la lengua castellana. Ed. Sopena. Buenos Aires.
BOSQUE, I. (1990): Categorías gramaticales. Ed. Síntesis. Madrid.
BOSQUE, I. y Demonte, V. (1999): Gramática descriptiva de la lengua española. Ed. Espasa Calpe.
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HERNÁNDEZ ALONSO, C.: (1979): Gramática funcional del español. Ed. Bibliograf. Barcelona.
MARÍN, M. (1980): Curso de gramática española. Ed. Cincel. Madrid.
MOLINER, M. (2013) Gramática básica del español. Madrid, Gredos.
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