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Claves para una redacción jurídica correcta

Artículo n.º 1

El empleo del género femenino en nombres de oficios, profesiones y cargos


La cuestión del empleo del género femenino para designar determinados cargos
y profesiones suele generar debate. Términos como ministra, jueza o presidenta son
correctos, aunque a algunas personas les resulten extraños, ya que durante muchos años
era difícil que las mujeres ocupasen estos cargos.
Por eso, las sucesivas ediciones del Diccionario de la Real Academia
Española (DRAE) tienden a agregar los nuevos vocablos. La edición de 2001, por
ejemplo, incluyó las formas feminizadas, ausentes hasta ese momento, de varios
sustantivos, como juez-a; edil-a; concejal-a; fiscal-a.
En los casos mencionados también se acepta el uso de la forma masculina para
designar el femenino, por ejemplo: Clara Márquez es juez. Una curiosidad es que en el
DRAE subsisten ciertas acepciones coloquiales antiguas de estas palabras, como “mujer
del juez”, “mujer del fiscal” o “mujer del concejal”. En la actualidad, su empleo con
esos significados es considerado sexista.

Bibliografía:
_ Ayala Castro, Marta Concepción, Susana Guerrero Salazar y Antonia María Medina
Guerra, Guía para un uso igualitario del lenguaje administrativo, Huelva, Diputación
Provincial de Huelva. Área de Igualdad, 2006.
_ García Meseguer, Álvaro, ¿Es sexista la lengua española? Una investigación sobre el
género gramatical, Paidós, Barcelona, 1994.
_ García Meseguer, Álvaro, “El español, una lengua no sexista”, en Estudios de
Lingüística del Español (ELiEs) volumen 16, 2002 [en línea],
http://elies.rediris.es/elies16/Garcia [consulta: 14 de mayo de 2012].
_ García Negroni, María Marta, Laura Pérgola y Mirta Stern, El arte de escribir bien en
español. Manual de corrección de estilo, Buenos Aires, Santiago Arcos, 2004.
_ Real Academia Española, Diccionario panhispánico de dudas, Madrid, Espasa-Calpe,
2005.
_ Real Academia Española, Nueva gramática de la lengua española. Manual, Buenos
Aires, Espasa, 2010.

Consultas:
Si quiere realizar consultas o desea hacer sugerencias, puede enviar un mensaje a
la dirección de correo: sgaldos@csjn.gov.ar.

Responsable de las Lecciones de redacción


Sebastián Galdós (Licenciado en Letras de la UBA)
sgaldos@csjn.gov.ar
Centro de Información Judicial
Corte Suprema de Justicia de la Nación
Tel. (54) 11 4370-4600 int. 4809
Talcahuano 550
Ciudad de Buenos Aires
Argentina
Claves para una redacción jurídica correcta
Artículo n.º 2

El empleo de mayúsculas en nombres de oficios, profesiones y cargos


En español, la regla básica indica que el sustantivo propio se escribe con
mayúscula inicial, y el sustantivo común con minúscula. Recordemos que la letra
mayúscula lleva tilde cuando lo requieren las reglas generales de acentuación.
Se escriben con letra mayúscula inicial:
- Los tratamientos especiales si están abreviados. Ejemplos: Sra. (señora),
Dr. (doctor). Pero cuando se escriben completos, usted, don, señor, deben llevar
minúscula.
- Los títulos, cargos y nombres de dignidad (como Rey, Papa, Presidenta)
pueden escribirse con mayúscula si no van seguidos del nombre del titular,
especialmente en decretos, leyes y documentos oficiales o en encabezamientos de
cartas, notas y despachos. Ejemplo:
La Presidenta designará al funcionario correspondiente.
Estimada Directora:
Si van seguidos del nombre del titular o están usados en sentido genérico, van en
minúscula. Ejemplos:
El papa Juan Pablo II estuvo en varios países de América Latina.
Un rey o una reina son como cualquier otro hombre o mujer.

Bibliografía:
_ Ayala Castro, Marta Concepción, Susana Guerrero Salazar y Antonia María Medina
Guerra, Guía para un uso igualitario del lenguaje administrativo, Huelva, Diputación
Provincial de Huelva. Área de Igualdad, 2006.
_ García Meseguer, Álvaro, ¿Es sexista la lengua española? Una investigación sobre el
género gramatical, Paidós, Barcelona, 1994.
_ García Meseguer, Álvaro, “El español, una lengua no sexista”, en Estudios de
Lingüística del Español (ELiEs) volumen 16, 2002 [en línea],
http://elies.rediris.es/elies16/Garcia [consulta: 14 de mayo de 2012].
_ García Negroni, María Marta, Laura Pérgola y Mirta Stern, El arte de escribir bien en
español. Manual de corrección de estilo, Buenos Aires, Santiago Arcos, 2004.
_ Real Academia Española, Diccionario panhispánico de dudas, Madrid, Espasa-Calpe,
2005.
_ Real Academia Española, Nueva gramática de la lengua española. Manual, Buenos
Aires, Espasa, 2010.

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Artículo n.º 3

Uso de mayúsculas en palabras o frases enteras

Se pueden utilizar mayúsculas para destacar palabras o frases enteras en los


siguientes casos:
1) En los textos jurídicos y administrativos (sentencias, edictos, certificados,
instancias, decretos) los verbos que presentan el objetivo fundamental del
documento (CERTIFICA, EXPONE, SOLICITA, RESUELVE, DISPONE, DECLARA,
ORDENA, etc.) o, en una sentencia, las palabras que introducen una parte del texto
(Y VISTO, CONSIDERANDO, etc.). Ejemplos:
SE RESUELVE: Revocar la resolución…
HACE SABER: Que, por decisión de la…
2) En las siglas y acrónimos, por ejemplo: UNESCO, DNI. Si bien las mayúsculas
deben escribirse con acento ortográfico, como Álvaro o GÓMEZ, no llevan tilde, sin
embargo, las que forman parte de las siglas, como OTAN.
3) En las portadas de los libros impresos, en los títulos de sus divisiones
(capítulos, partes, etc.) y en las inscripciones de los monumentos. Ejemplos: DON
QUIJOTE DE LA MANCHA, PRÓLOGO, ÍNDICE.
4) En la numeración romana que se utiliza para indicar el número original que
permite distinguir personas del mismo nombre, como Pío V o Fernando VII; el número
de cada siglo, como siglo XX o el de un tomo, libro, capítulo u otras divisiones internas
de un texto, como Cap. III; y también el número de las páginas en prólogos o
introducciones de un libro.
5) En los títulos de diarios y revistas, como LA NACIÓN o EL GRÁFICO.

Bibliografía:
_ Belluscio, Augusto C., Técnica jurídica para la redacción de escritos y sentencias,
Buenos Aires, La Ley, 2006.
_ García Negroni, María Marta, Laura Pérgola y Mirta Stern, El arte de escribir bien en
español. Manual de corrección de estilo, Buenos Aires, Santiago Arcos, 2004.
_ Real Academia Española, Diccionario panhispánico de dudas, Madrid, Espasa-Calpe,
2005.
_ Real Academia Española, Nueva gramática de la lengua española. Manual, Buenos
Aires, Espasa, 2010.

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Artículo n.º 4

Uso de mayúsculas con nombres propios:


El empleo de mayúsculas en el ámbito jurídico

Se escriben con letra mayúscula inicial:


1) Los nombres de leyes, decretos y otros textos legales cuando se escriben
completos. Ejemplos: Ley 1420, Decreto 127/1995, Circular 1050/1998.
También los de las disposiciones incluidas en ellos y los de las partes en que
éstas se dividen, pero sólo la inicial de la primera palabra. Ejemplos: Disposición
transitoria, Exposición de motivos.
Sin embargo, las palabras ley, tratado, etc., irán en minúscula cuando no formen
parte de una norma determinada. Ejemplo: Conforme lo establece la citada ley.
2) Los sustantivos y adjetivos que forman el nombre de instituciones,
organismos, cuerpos o empresas, por ejemplo la Biblioteca Nacional, y los nombres
propios de los tribunales, como la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Supremo, la
Cámara Nacional de Casación Penal.
3) La primera palabra del título de cualquier libro, película, cuadro, obra de teatro,
etc. También los nombres de los personajes de ficción. Ejemplos: Cien años de soledad,
Ladrones de bicicletas, Caperucita Roja.
En cambio, en las publicaciones periódicas y colecciones se escriben con
mayúscula todos los sustantivos y adjetivos que componen el título, como La Ley,
Revista de Derecho Procesal.
4) Los nombres de las disciplinas académicas, pero no las ciencias como nombres
genéricos. Ejemplos:
Se doctoró en Derecho Ambiental.
Le gusta el derecho ambiental.

Hay que tener en cuenta que se escriben con minúscula las siguientes
palabras: acta, acuerdo, administrador, balance, capítulo, contrato, convenio
colectivo, departamento, despacho, empresa, entidad, estatutos sociales, grupo
empresarial, informe, ley, decreto, resolución, protocolo, reglamento, sección, socio,
tomo.

A pesar de las reglas establecidas por la RAE, suelen presentarse casos dudosos,
causados por la utilización exagerada de las mayúsculas para destacar o realzar
determinadas palabras. A esta confusión contribuye, además, el uso arbitrario que se
hace de esta letra en textos publicitarios, de propaganda, etc. Frente a la tendencia
generalizada a un empleo excesivo de mayúsculas en los escritos jurídicos, es
recomendable limitar su uso. La costumbre o el deseo de asignar énfasis,
solemnidad, respeto o importancia a algunas palabras no deben conducir a escribir
los sustantivos comunes con inicial mayúscula.
Por otro lado, cuando la regla no resulte totalmente clara o deje un margen de
opción, lo importante es que, al elegirse un criterio determinado, se lo utilice a lo largo
de todo el texto.

Bibliografía:
_ Belluscio, Augusto C., Técnica jurídica para la redacción de escritos y sentencias,
Buenos Aires, La Ley, 2006.
_ García Negroni, María Marta, Laura Pérgola y Mirta Stern, El arte de escribir bien en
español. Manual de corrección de estilo, Buenos Aires, Santiago Arcos, 2004.
_ Real Academia Española, Diccionario panhispánico de dudas, Madrid, Espasa-Calpe,
2005.
_ Real Academia Española, Nueva gramática de la lengua española. Manual, Buenos
Aires, Espasa, 2010.

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Artículo n.º 5

Empleo de el mismo, la misma, los mismos, las mismas

Se ha extendido el uso de el mismo, la misma y sus plurales para referirse a


un elemento mencionado con anterioridad en el discurso, sobre todo en la lengua
escrita de carácter jurídico, periodístico, administrativo, técnico y publicitario. Este
empleo es señalado como incorrecto por la RAE y debe ser evitado. En general, tal
como señala Belluscio, se puede reemplazar o suprimir estas formas.
Se recomienda reemplazarlas por un pronombre personal (lo, la, los, las, él,
ella, etc.), un determinante posesivo (su, sus), un pronombre demostrativo (este,
esta, estos, estas) o directamente omitirlas.
Por ejemplo:
Fueron registrados el coche y los ocupantes del mismo.
Fueron registrados el coche y sus ocupantes.

La fecha es ilegible, pero se lee claramente su firma debajo de la misma.


La fecha es ilegible, pero se lee claramente su firma debajo de aquella.

Trazado de hoyos y apertura de los mismos.


Trazado y apertura de hoyos.

Luego de la lectura del expediente, se procedió a la aprobación de cada uno de


los puntos incluidos en el mismo.
Luego de la lectura del expediente, se procedió a la aprobación de cada uno de
los puntos incluidos en él.

Serán citados por el juzgado para rectificar las declaraciones y ampliar las
mismas.
Serán citados por el juzgado para rectificar las declaraciones y ampliarlas.
Bibliografía:
_ Belluscio, Augusto C., Técnica jurídica para la redacción de escritos y sentencias,
Buenos Aires, La Ley, 2006.
_ García Negroni, María Marta, Laura Pérgola y Mirta Stern, El arte de escribir bien en
español. Manual de corrección de estilo, Buenos Aires, Santiago Arcos, 2004.
_ Mizraji, Margarita y otros, Corrección de estilo. Normas básicas, Buenos Aires,
Sintagma Ediciones, 1995.
_ Real Academia Española, Diccionario panhispánico de dudas, Madrid, Espasa-Calpe,
2005.
_ Real Academia Española, Nueva gramática de la lengua española. Manual, Buenos
Aires, Espasa, 2010.

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Artículo n.º 6

Extranjerismos y latinismos

El lenguaje jurídico se caracteriza por el empleo de latinismos (palabras o frases


originales del latín) y extranjerismos (términos procedentes de lenguas vivas
extranjeras). También existen expresiones de autores y textos latinos que han quedado
incorporadas al español como frases hechas o proverbios.

Tratamiento ortográfico de extranjerismos y latinismos


Si se trata de extranjerismos y latinismos no adaptados —aquellos que
conservan la grafía y pronunciación originarias y presentan rasgos ortográficos distintos
de los del español—, se deben escribir en letra cursiva (también llamada bastardilla
o itálica) o entre comillas.
Por el contrario, si se emplean extranjerismos y latinismos adaptados —
aquellos que no presentan problemas de adecuación a la ortografía española o que han
modificado su grafía o su pronunciación originarias para adaptarse a las convenciones
gráficas y fonológicas de nuestra lengua— se escriben sin ninguna marca gráfica
distintiva y se someten a las reglas de acentuación del español. Por ejemplo:
- La reunión se suspendió por falta de quorum / La reunión se suspendió por
falta de cuórum.
También las locuciones latinas (expresiones fijas en latín que se utilizan en las
lenguas occidentales, incluido el español, con un sentido más o menos cercano al
significado literal latino) reciben el mismo tratamiento ortográfico que las provenientes
de cualquier otra lengua. Por lo tanto, deben escribirse, de acuerdo con su carácter de
expresiones foráneas, en cursiva (o entre comillas) y sin acentos gráficos, ya que estos
no existen en la escritura latina. Ejemplos:
- El expositor describió, grosso modo, los rasgos generales de su investigación.
- La mayoría apoyaba a los partidarios del statu quo.
- Según el criterio del a quo, la responsabilidad es de un tercero.
De cualquier manera, algunas expresiones han sido adaptadas a la grafía del
español, como alma máter o post scríptum.
Bibliografía:
_ Belluscio, Augusto C., Técnica jurídica para la redacción de escritos y sentencias,
Buenos Aires, La Ley, 2006.
_ García Negroni, María Marta, Laura Pérgola y Mirta Stern, El arte de escribir bien en
español. Manual de corrección de estilo, Buenos Aires, Santiago Arcos, 2004.
_ Labrada, Pelayo Ariel, Terminología Forense [en línea],
http://www.terminologiaforense.com.ar/princip.htm [consulta: 10 de septiembre de
2012].
_ Mizraji, Margarita y otros, Corrección de estilo. Normas básicas, Buenos Aires,
Sintagma Ediciones, 1995.
_ Real Academia Española, Diccionario panhispánico de dudas, Madrid, Espasa-Calpe,
2005.
_ Real Academia Española, Nueva gramática de la lengua española. Manual, Buenos
Aires, Espasa, 2010.
_ Seco, Manuel, Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, Madrid,
Espasa Calpe, 1986.

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Artículo n.º 7

Latinismos

Un “latinismo”, según la Real Academia Española, es un “giro o modo de


hablar propio y privativo de la lengua latina”. Este término se emplea con un valor
neutro, ni positivo ni negativo. No hay que confundirlo con “latinazgo” o “latinajo”, que
se refiriere al latín que se usa incorrectamente y supone un matiz despectivo. Si
cometemos errores al pronunciar o escribir una palabra latina, o si le damos un
significado equivocado, nos encontramos con un latinazgo.
Por eso, es conveniente evitar abusar del latín cuando desconocemos el
sentido de una locución o no estamos seguros del modo de escribirla. El empleo
incorrecto puede afectar la eficacia comunicativa del escrito jurídico.
En nuestra lengua, también se utiliza con frecuencia la expresión “latín” (o
“latines”) para hacer referencia a voces o frases de ese origen empleadas en escritos o
discursos en español.

Bibliografía:
_ Belluscio, Augusto C., Técnica jurídica para la redacción de escritos y sentencias,
Buenos Aires, La Ley, 2006.
_ García Negroni, María Marta, Laura Pérgola y Mirta Stern, El arte de escribir bien en
español. Manual de corrección de estilo, Buenos Aires, Santiago Arcos, 2004.
_ Labrada, Pelayo Ariel, Terminología Forense [en línea],
http://www.terminologiaforense.com.ar/princip.htm [consulta: 10 de septiembre de
2012].
_ Mizraji, Margarita y otros, Corrección de estilo. Normas básicas, Buenos Aires,
Sintagma Ediciones, 1995.
_ Real Academia Española, Diccionario panhispánico de dudas, Madrid, Espasa-Calpe,
2005.
_ Real Academia Española, Nueva gramática de la lengua española. Manual, Buenos
Aires, Espasa, 2010.
_ Seco, Manuel, Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, Madrid,
Espasa Calpe, 1986.

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Artículo n.º 8

Acentuación ortográfica

El acento es la mayor intensidad con que se pronuncia una de las sílabas de una
palabra.
La tilde o acento ortográfico es la marca escrita que se coloca sobre una
letra para indicar que esa sílaba se pronuncia con mayor intensidad. Las
mayúsculas también se escriben con tilde.

Hay que tener en cuenta que el sentido de una palabra puede ser modificado
según la sílaba que se acentúe. Asimismo, la colocación correcta de la tilde permite
distinguir funciones y significados en casos de duda o ambigüedad.

Por eso, es conveniente recordar las reglas generales de acentuación


ortográfica:
-Palabras agudas (se acentúan en la última sílaba): llevan tilde cuando terminan
en n, s o vocal. Ejemplos: además, canción, café, pared.
-Palabras graves (se acentúan en la penúltima sílaba): llevan tilde cuando no
terminan en n, s o vocal. Ejemplos: árbol, lápiz, mártir, rodaja.
-Palabras esdrújulas (se acentúan en la antepenúltima sílaba): llevan tilde
siempre. Ejemplos: esdrújula, música, sílaba.
-Palabras sobreesdrújulas (se acentúan en la sílaba anterior a la
antepenúltima): llevan tilde siempre. Ejemplos: repítamelo, díganselo.

Bibliografía:
_ Belluscio, Augusto C., Técnica jurídica para la redacción de escritos y sentencias,
Buenos Aires, La Ley, 2006.
_ García Negroni, María Marta, Laura Pérgola y Mirta Stern, El arte de escribir bien en
español. Manual de corrección de estilo, Buenos Aires, Santiago Arcos, 2004.
_ Mizraji, Margarita y otros, Corrección de estilo. Normas básicas, Buenos Aires,
Sintagma Ediciones, 1995.
_ Real Academia Española, Diccionario panhispánico de dudas, Madrid, Espasa-Calpe,
2005.
_ Real Academia Española, Nueva gramática de la lengua española. Manual, Buenos
Aires, Espasa, 2010.
_ Seco, Manuel, Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, Madrid,
Espasa Calpe, 1986.

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Artículo n.º 9

Acentuación de demostrativos

Los demostrativos este, ese, aquel (con sus femeninos y plurales) pueden
funcionar como adjetivos o como pronombres. Estos términos no deben llevar tilde
según las reglas generales de acentuación, bien por tratarse de palabras graves
terminadas en vocal o en -s, o bien, en el caso de aquel, por ser aguda y acabar en
consonante distinta de n o s.
Nunca llevan tilde cuando funcionan como adjetivos y modifican a un
sustantivo.

El mejor es este auto rojo.

Aquel libro es mío.

Esa señora tiene una pregunta.

Cuando funcionan como pronombres y reemplazan a un sustantivo, tampoco


llevan tilde.

Mi casa es esta.

Sin embargo, las reglas ortográficas anteriores aceptaban el empleo de tilde


diacrítica en algunos casos. Recordemos que esta tilde se utiliza para diferenciar
palabras de igual forma pero con distinta función y significado.
Los demostrativos se tildaban solamente cuando funcionaban como pronombres
y existía riesgo de ambigüedad. Por ejemplo:
Dijo que esta mañana vendrá con él.
Dijo que ésta mañana vendrá con él.
En la primera oración esta es un adjetivo que modifica al sustantivo mañana y
no lleva tilde. En la segunda, ésta funciona como pronombre y reemplaza a un
sustantivo (ésta reemplaza el nombre de una persona a la que se hizo referencia antes).
Para evitar la ambigüedad, se solía colocar tilde.

Ahora bien, actualmente la Real Academia recomienda suprimir la tilde aun en


casos dudosos. Para la RAE, las ambigüedades que puedan surgir se resuelven casi
siempre por el contexto de la situación, que permite reconocer la función correcta. Se
señala que los casos en los que el contexto no facilita la interpretación aceptable son
“raros y rebuscados” y se pueden solucionar utilizando sinónimos, cambiando el orden
de las palabras o con una puntuación adecuada.

Por otro lado, las formas neutras de demostrativos esto, eso, aquello nunca
llevan tilde porque cumplen una única función, la de pronombres.

Bibliografía:
_ Belluscio, Augusto C., Técnica jurídica para la redacción de escritos y sentencias,
Buenos Aires, La Ley, 2006.
_ García Negroni, María Marta, Laura Pérgola y Mirta Stern, El arte de escribir bien en
español. Manual de corrección de estilo, Buenos Aires, Santiago Arcos, 2004.
_ Mizraji, Margarita y otros, Corrección de estilo. Normas básicas, Buenos Aires,
Sintagma Ediciones, 1995.
_ Real Academia Española, Diccionario panhispánico de dudas, Madrid, Espasa-Calpe,
2005.
_ Real Academia Española, Nueva gramática de la lengua española. Manual, Buenos
Aires, Espasa, 2010.
_ Seco, Manuel, Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, Madrid,
Espasa Calpe, 1986.

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Artículo n.º 10

Acentuación de los interrogativos y exclamativos

Los pronombres qué, cuál/cuáles, quién/quiénes, cuánto/a/os/as, cómo, dónde y


cuándo llevan tilde cuando forman parte de oraciones interrogativas o
exclamativas tanto directas como indirectas.
Qué: ¿Qué estás buscando? (Estilo directo)
Cuál: Me preguntó cuáles eran los míos. (Estilo indirecto)
Quién: ¡Miren quién llegó! (Estilo directo)
Cuánto: Me sorprende cuánto sufre la gente. (Estilo indirecto)
Cómo: ¿Cómo hiciste para llegar tan temprano? (Estilo directo)
Cuándo: No recuerdo cuándo es el acto. (Estilo indirecto)
Dónde: ¡Vean dónde estaba! (Estilo directo)

Sin embargo, estos términos no llevan tilde si ellos mismos no son interrogativos
o exclamativos, aunque estén en oraciones interrogativas o exclamativas. Ejemplos:
¿Será Manuel quien vino?
¡Contestarás cuando te lo indiquen!
Quien quiera oír que oiga.

Bibliografía:
_ Belluscio, Augusto C., Técnica jurídica para la redacción de escritos y sentencias,
Buenos Aires, La Ley, 2006.
_ García Negroni, María Marta, Laura Pérgola y Mirta Stern, El arte de escribir bien en
español. Manual de corrección de estilo, Buenos Aires, Santiago Arcos, 2004.
_ Mizraji, Margarita y otros, Corrección de estilo. Normas básicas, Buenos Aires,
Sintagma Ediciones, 1995.
_ Real Academia Española, Diccionario panhispánico de dudas, Madrid, Espasa-Calpe,
2005.
_ Real Academia Española, Nueva gramática de la lengua española. Manual, Buenos
Aires, Espasa, 2010.
_ Seco, Manuel, Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, Madrid,
Espasa Calpe, 1986.

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Artículo n.º 11

Porque / Por qué / Porqué / Por que

Porque: subordinante que introduce la enunciación de una causa. Se lo puede


reemplazar por “a causa de…”.
Dejó el cargo porque consiguió algo mejor.
Por qué: giro interrogativo. Se lo puede reemplazar por “¿por qué causa (o
razón)?”. Se encuentra en oraciones interrogativas directas e indirectas.
¿Por qué no dijiste nada?
El joven preguntó por qué no había dicho nada.
Porqué: sustantivo equivalente a “causa”, “razón”, “motivo”. Se le puede
agregar delante un artículo.
No explicó el porqué de su silencio.
Por que: construcción de preposición (por) seguida de pronombre relativo
(que). Es equivalente a “por el cual”, “por la cual”, etc. Se puede anteponer a que el
artículo el, la, etc.
Esa resultó ser la causa por que fue sancionado. / Esa resultó ser la causa por
la que fue sancionado.

Bibliografía:
_ Belluscio, Augusto C., Técnica jurídica para la redacción de escritos y sentencias,
Buenos Aires, La Ley, 2006.
_ García Negroni, María Marta, Laura Pérgola y Mirta Stern, El arte de escribir bien en
español. Manual de corrección de estilo, Buenos Aires, Santiago Arcos, 2004.
_ Mizraji, Margarita y otros, Corrección de estilo. Normas básicas, Buenos Aires,
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Argentina
Claves para una redacción jurídica correcta
Artículo n.º 12

Con qué / Conque / Con que

Con qué corresponde a la combinación de la preposición con y el interrogativo o


exclamativo qué (por lo que lleva tilde).
¿Con qué colega presentaron el recurso?
El testigo declaró que no sabe con qué intención el imputado se presentó en su
casa.
¡Mirá con qué sale ahora!

Conque es un coordinante consecutivo equivalente a así que, por lo tanto.


Enuncia una consecuencia de lo que acaba de decirse.
Está retrasado, conque apúrese.

Con que es, al igual que por que, una preposición seguida del relativo que.
Fueron muy pocas las dudas con que se encontraron los magistrados.
Esta forma equivale a con el cual, con la cual, con lo cual, con los cuales, con
las cuales.

Bibliografía:
_ Belluscio, Augusto C., Técnica jurídica para la redacción de escritos y sentencias,
Buenos Aires, La Ley, 2006.
_ García Negroni, María Marta, Laura Pérgola y Mirta Stern, El arte de escribir bien en
español. Manual de corrección de estilo, Buenos Aires, Santiago Arcos, 2004.
_ Mizraji, Margarita y otros, Corrección de estilo. Normas básicas, Buenos Aires,
Sintagma Ediciones, 1995.
_ Real Academia Española, Diccionario panhispánico de dudas, Madrid, Espasa-Calpe,
2005.
_ Real Academia Española, Nueva gramática de la lengua española. Manual, Buenos
Aires, Espasa, 2010.
_ Seco, Manuel, Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, Madrid,
Espasa Calpe, 1986.

Consultas:
Si quiere realizar consultas o desea hacer sugerencias, puede enviar un mensaje a
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Responsable de las Lecciones de redacción


Sebastián Galdós (Licenciado en Letras de la UBA)
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