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BENDICIÓN DE LA CORONA DE ADVIENTO

En algunas parroquias o colegios se hace la bendición de las Coronas de Adviento. Si no se puede asistir a estas
celebraciones, se puede hacer la bendición en familia con la siguiente oración:Señor Dios, bendice con tu poder
nuestra corona de adviento para que, al encenderla, despierte en nosotros el deseo de esperar la venida de
Cristo practicando las buenas obras, y para que así, cuando Él llegue, seamos admitidos al Reino de los Cielos.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
La bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre esta Corona y sobre todos los que con ella
queremos preparar la venida de Jesús.

PROPONEMOS ESTE ESQUEMA SENCILLO PARA ORAR AL ENCENDER LA VELA DE ADVIENTO

PRIMER DOMINGO LLAMADA A LA VIGILANCIA

ENTRADA. Se entona algún canto.


Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso...

LITURGIA DE LA PALABRA. Lectura del santo evangelio según san Marcos 13,33: “Estén preparados y
vigilando, ya que nos saben cuál será el momento”. Palabra del Señor. (Breve pausa para meditar)

Guía: Vigilar significa estar atentos, salir al encuentro del Señor, que quiere entrar, este año más que el pasado,
en nuestra existencia, para darle sentido total y salvarnos.

ENCENDIDO DE LA VELA. Oración.


Guía: Encendemos, Señor, esta luz, como aquel que enciende su lámpara para salir, en la noche, al encuentro
del amigo que ya viene. En esta primer semana de Adviento queremos levantarnos para esperarte preparados,
para recibirte con alegría. Muchas sombras nos envuelven. Muchos halagos nos adormecen.
Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú traes la luz más clara, la paz más profunda y la alegría más
verdadera. ¡Ven, Señor Jesús! ¡Ven, Señor Jesús!

PADRE NUESTRO Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padre Nuestro...

CONCLUSION
Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvos. Amén.

SEGUNDO DOMINGO

ENTRADA. Se entona algún canto. Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Reconozcamos
ante Dios que somos pecadores.
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso...

LITURGIA DE LA PALABRA.
Lectura de la II carta de San Pedro 3,13-14:”Nosotros esperamos según la promesa de Dios cielos nuevos y
tierra nueva, un mundo en que reinará la justicia. Por eso, queridos hermanos, durante esta espera, esfuércense
para que Dios los halle sin mancha ni culpa, viviendo en paz". Palabra de Dios.
Breve pausa para meditar
Reflexión - Guía: ¿Qué va a cambiar en mí, en nosotros en este Adviento? ¿Se notará que creemos de veras en
Cristo?

ENCENDIDO DE LA VELA. Oración.


Guía: Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo, encendemos estas
dos velas. El viejo tronco está rebrotando se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne...
Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para que nazcas y
mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza. ¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!

PADRE NUESTRO. Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padre nuestro...

CONCLUSION.
Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvados. Amén.
TERCER DOMINGO

ENTRADA. Se entona algún canto. Saludo.


Guía: En el nombre del Padre y del Hijo Y del Espíritu Santo. Acto de Contrición. Reconozcamos ante Dios que
somos pecadores.
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso...

LITURGIA DE LA PALABRA. Lectura de la Primera carta a los Tesalonicenses 5,23:”Que el propio Dios de la
paz los santifique, llevándolos a la perfección. Guárdense enteramente, sin mancha, en todo su espíritu, su alma
y su cuerpo, hasta la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor”. Palabra de Dios.
Breve pausa para meditar.
Guía: Los hombres de hoy no verán en persona a Cristo en esta Navidad. Pero sí verán a la Iglesia, nos verán a
nosotros. ¿Habrá más luz, más amor, más esperanza reflejada en nuestra vida para que puedan creer en El?

ENCENDIDO DE LA VELA. Oración.


Guía: En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz. Se anuncia la buena noticia: ¡El Señor
va a llegar! ¡Preparen sus caminos, porque ya se acerca! Adornen su alma como una novia se engalana el día de
su boda. ¡Ya llega el mensajero!. Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz.
Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles, llama para
que calientes. ¡Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu amor!

PADRE NUESTRO. Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padre nuestro...

CONCLUSION. Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.


Todos: Y seremos salvados. Amén

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La palabra ADVIENTO es de origen latín y quiere decir VENIDA. Es el tiempo en que los cristianos nos
preparamos para la venida de Jesucristo. El tiempo de adviento abarca cuatro semanas antes de Navidad.
Su forma circular, nos recuerda la eternidad de Nuestro Señor, pues Él quien no tiene principio ni fin. Él es
ETERNO.
Por su significado, es una muy importante costumbre que nos prepara, no sólo vivir estas fechas con un mejor
espíritu -«espíritu navideño como dirían muchos»- sino también, a VIVIR mejor la navidad y a darle su verdadero
significado, que no es otro que el del inicio de nuestra redención.
Tristemente y muy a pesar nuestro, con el pasar del tiempo, esta hermosa costumbre ha ido desapareciendo de
muchos hogares católicos.
Recordemos pues, que la Guirnalda de Adviento, es el primer anuncio que tenemos de la llegada de nuestro
Señor Jesucristo en la Navidad.
A continuación la manera de practicarla. Invita a todos los miembros de tu familia y amigos (sobre todo si en sus
casas no practican esta hermosa forma de prepararnos para la Navidad) a que sean parte de la corona y que
dejen sus propias peticiones personales.

Primer Domingo de Adviento


Todos: Hacen la Señal de la Cruz.
Guía: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso...

A continuación se apagan las luces y se procede con la bendición de la Corona de Adviento.


Todos: “Señor Jesús, queremos hoy armar la Corona de Adviento y encender la primer vela morada, para
reconocerte como la luz del mundo que ha triunfado sobre las tinieblas y la muerte. Amén”.
Señor Dios, bendice con tu poder nuestra corona de adviento para que, al encenderla, despierte en nosotros el
deseo de esperar la venida de Cristo practicando las buenas obras, y para que así, cuando Él llegue, seamos
admitidos al Reino de los Cielos.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén.
Guía: La bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre esta Corona y sobre todos los que con
ella queremos preparar la venida de Jesús.

El Guía hace la lectura de Juan 3: 7-11:


“No te asombres de que te haya dicho: Tenéis que nacer de lo alto. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz,
pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu.». Respondió Nicodemo: «
¿Cómo puede ser eso?». Jesús le respondió: «Tú eres maestro en Israel y ¿no sabes estas cosas? «En verdad,
en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero
vosotros no aceptáis nuestro testimonio.”. Palabra del Señor. Te alabamos Señor.

Guía: Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios. Y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió a su Hijo único. A Dios nadie lo ha visto
nunca, pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros

La persona designada enciende la primera vela.


Guía: Encendemos, Señor, esta luz, como aquel que enciende su lámpara para salir, en la noche, al encuentro
del amigo que ya viene. En esta primer semana de Adviento queremos levantarnos para esperarte preparados,
para recibirte con alegría. Muchas sombras nos envuelven. Muchos halagos nos adormecen.

El Guía
“Estén preparados y vigilando, ya que no saben cuál será el momento”. Marcos 13,33

(Breve pausa para meditar).

Todos: Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú traes la luz más clara, la paz más profunda y la alegría
más verdadera. ¡Ven, Señor Jesús!. ¡Ven, Señor Jesús!
Todos: Padre nuestro.

Conclusión
Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvados. Amén.

Oración final – Todos: Querida Madre, se te ha encomendado la misión de estar siempre despierta para
atender a todas nuestras necesidades, particularmente cuando el peso de las responsabilidades nos agobian.
Camina junto a nosotros en este Adviento. Amén.

Segundo Domingo de Adviento.


Todos: Hacen la Señal de la Cruz.
Guía: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso...

El Guía hace la lectura de Pedro 3:13-14:


Nosotros esperamos según la promesa de Dios cielos nuevos y tierra nueva, un mundo en que reinará la justicia.
Por eso, queridos hermanos, durante esta espera, esfuércense para que Dios los halle sin mancha ni culpa,
viviendo en paz». Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

Guía: Señor Jesús, estamos cerca de vivir un gran acontecimiento: tu nacimiento en medio de nosotros. Juan el
Bautista anunció tu llegada pidiendo a los hombres que se arrepintieran de corazón. Hoy, nosotros, arrepentidos,
te pedimos perdón a Ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Todos: Amén.

La persona designada enciende la segunda vela.


Guía: Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo, encendemos estas
dos velas. El viejo tronco está rebrotando se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne…
Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para que nazcas y
mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza. ¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!

El Guía “En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes
tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene; en el
pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y se fue por
toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está
escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del
Señor, enderezad sus sendas; todo barranco será rellenado, todo monte y colina será rebajado, lo tortuoso se
hará recto y las asperezas serán caminos llanos. Y todos verán la salvación de Dios. Lucas 3:1-6:

(Breve pausa para meditar).

Todos: Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú traes la luz más clara, la paz más profunda y la alegría
más verdadera. ¡Ven, Señor Jesús!. ¡Ven, Señor Jesús!
Todos: Padre nuestro

Conclusión
Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvados. Amén.

Oración final – Todos: Querida Virgen María, Tú sabes que nuestro camino al corazón está lleno de piedras,
que no dejan que tu Hijo Jesús pueda venir a nosotros. Te pedimos tu ayuda para sacar estos obstáculos del
camino y permitir que El pueda nacer en nosotros esta Navidad. Amén”.

Tercer Domingo de Adviento.


Todos: Hacen la Señal de la Cruz.
Guía: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.

Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso...

El Guía hace la lectura de Tesalonicenses 1:5,23:


”Que el propio Dios de la paz los santifique, llevándolos a la perfección. Guárdense enteramente, sin mancha, en
todo su espíritu, su alma y su cuerpo, hasta la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor”. Palabra de Dios. Te
alabamos Señor.

Guía: Los hombres de hoy no verán en persona a Cristo en esta Navidad. Pero sí verán a la Iglesia, nos verán a
nosotros. ¿Habrá más luz, más amor, más esperanza reflejada en nuestra vida para que puedan creer en El?
Señor Jesús, no dejes que la alegría de tu presencia se borre de nuestro corazón, a pesar de los acontecimientos
dolorosos que estamos viviendo en nuestra patria. Que la razón de nuestra alegría sea siempre el sentirnos
amados por Ti. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Todos: Amén.

La persona designada enciende la tercera vela.


Guía: En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz. Se anuncia la buena noticia: el Señor va
a llegar. Preparad sus caminos, porque ya se acerca. Adornad vuestra alma como una novia se engalana el día
de su boda. Ya llega el mensajero. Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz. Cuando
encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles, llama para que
calientes. ¡Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu amor.

El Guía «La gente le preguntaba: «Pues ¿qué debemos hacer?». Y él les respondía: «El que tenga dos túnicas,
que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo.». Vinieron también publicanos
a bautizarse, y le dijeron: «Maestro, ¿qué debemos hacer?». El les dijo: «No exijáis más de lo que os está
fijado.» Preguntáronle también unos soldados:
«Y nosotros ¿qué debemos hacer?» El les dijo: «No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y
contentaos con vuestra soldada.» Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus
corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua;
pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará
en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la
paja la quemará con fuego que no se apaga.» Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena
Nueva. Lucas 3:10-18:

(Breve pausa para meditar).

Todos: Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú traes la luz más clara, la paz más profunda y la alegría
más verdadera. ¡Ven, Señor Jesús!. ¡Ven, Señor Jesús!
Todos: Padre nuestro

Conclusión
Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvados. Amén.

Oración final – Todos: Querida Madre de Dios, que viviste con alegría los nueve meses de tu Adviento llevando
al Niño Dios en tu seno, ayúdanos con tu oración para que no se borre nunca de nuestro corazón la alegría que
nos trae Jesús. Amén.
Cuarto Domingo de Adviento.
Todos: Hacen la Señal de la Cruz.
Guía: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.

Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso

El Guía hace la lectura de Romanos 13,13-14:


Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria ni
desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo. Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

Guía: Padre, que nos has dado una familia en la cuál te hemos conocido y amado, ayúdanos a vivir teniéndote
siempre presente en nuestras vidas. Te pedimos que en esta Navidad nos regales el quedarte con nosotros en
nuestros corazones y sentir que vives en nuestro hogar, en nuestras familias.
Todos: Amén.

La persona designada enciende las cuatro velas.


Guía: “Al encender estas cuatro velas, en el último domingo de Adviento, pensamos en ella, la Virgen, tu madre y
nuestra madre. Nadie te esperó con más ansia, con más ternura, con más amor. Nadie te recibió con más
alegría. Te sembraste en ella como el grano de trigo se siembra en el surco. En sus brazos encontraste la cuna
más hermosa. También nosotros queremos prepararnos así: en la fe, en el amor y en el trabajo de cada día. ¡Ven
pronto, Señor. Ven a salvarnos!”

El Guía : Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su
hijo primogénito,le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.
Palabra de Dios. Lucas 2:6-7:

(Breve pausa para meditar).

Todos: La Virgen y San José, con su fe, esperanza y caridad salen victoriosos en la prueba. No hay rechazo, ni
frío, ni oscuridad ni incomodidad que les pueda separar del amor de Cristo que nace. Ellos son los benditos de
Dios que le reciben. Dios no encuentra lugar mejor que aquel pesebre, porque allí estaba el amor inmaculado
que lo recibe. Nos unimos a La Virgen y San José con un sincero deseo de renunciar a todo lo que impide que
Jesús nazca en nuestro corazón.

Todos: Padre nuestro…


Dios te salve, María…

Conclusión
Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvados. Amén.

Oración final – Todos: Querida Madre de Dios, te pedimos que nos hagas sentir aquella misma alegría y gozo
que sentiste al dar la vida humana a Jesús. Nuestra familia quiere llevar esta felicidad a todas las personas que
más sufren. Amén.

Noche Buena.
Todos: Hacen la Señal de la Cruz.
Guía: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso…

Guía: Concede, Señor todopoderoso, que hoy brille para nosotros y todas las familias del mundo, la luz de tu
Palabra.
Todos: Amén.

La persona designada enciende las cuatro velas y una vela blanca.

El Guía hace la lectura de Lucas 2:6-7:


Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo
primogénito,le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento. : Palabra
de Dios. Te alabamos Señor.
(Breve pausa para meditar).

Guía: La Virgen y San José, con su fe, esperanza y caridad salen victoriosos en la prueba. No hay rechazo, ni
frío, ni oscuridad ni incomodidad que les pueda separar del amor de Cristo que nace. Ellos son los benditos de
Dios que le reciben. Dios no encuentra lugar mejor que aquel pesebre, porque allí estaba el amor inmaculado
que lo recibe. Nos unimos a La Virgen y San José con un sincero deseo de renunciar a todo lo que impide que
Jesús nazca en nuestro corazón.

A continuación entonamos algún alegre villancico, y mientras cantamos, nos pasamos al Niño Jesús de
mano en mano y nos disponemos a agregarlo en el pesebre.

Cuando el Niño Jesús es puesto en el pesebre, todos nos ponemos de rodillas y en un acto de profunda
devoción y respeto, meditamos las palabras que el guía dirá a continuación:

Guía: “No temáis, porque he aquí, os traigo buenas nuevas de gran gozo que serán para todo el pueblo; porque
os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. Y esto os servirá de señal: hallaréis
a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. Y de repente apareció con el ángel una multitud de los
ejércitos celestiales, alabando a Dios y diciendo: Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres
en quienes EL se complace…”

Lector 1: Querido Padre, Dios del cielo y de la tierra, en esta noche santa te queremos dar gracias por tanto
amor. Gracias por nuestra familia y por nuestro hogar. Gracias por las personas que trabajan con nosotros.
Bendícenos en este día tan especial en el que esperamos el nacimiento de tu Hijo. Ayúdanos a preparar nuestros
corazones para recibir al Niño Jesús con amor, con alegría y esperanza. Estamos aquí reunidos para adorarlo y
darle gracias por venir a nuestro mundo a llenar nuestras vidas.
Hoy al contemplar el pesebre recordamos especialmente a las familias que no tienen techo, alimento y
comodidad. Te pedimos por ellas para que la Virgen y San José les ayuden a encontrar un cálido hogar.

Lector 2: Padre bueno, te pedimos que el Niño Jesús nazca también en nuestros corazones para que podamos
regalarle a otros el amor que Tu nos muestras día a día. Ayúdanos a reflejar con nuestra vida tu abundante
misericordia. Que junto con tus Ángeles y Arcángeles vivamos siempre alabándote y glorificándote.

Lector 3: Santísima Virgen María, gracias por aceptar ser la Madre de Jesús y Madre nuestra, gracias por tu
amor y protección. Sabemos que día a día intercedes por nosotros y por nuestras intenciones, gracias Madre.
Querido San José, gracias por ser padre y protector del Niño Jesús, te pedimos que ruegues a Dios por nosotros
para que seamos una familia unida en el amor y podamos ser ejemplo de paz y reconciliación para los demás.
Amén.

Todos: Padre nuestro y Ave María

Conclusión
Guía: Derrama Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de
tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración final – Todos: Hoy la Virgen da a luz al Trascendente. Y la tierra ofrece una cueva al inaccesible. Los
ángeles y los pastores le alaban. Los magos caminan con la estrella; porque ha nacido por nosotros, niño
pequeñito, el Dios de antes de los siglos. Amén

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Bendición de la corona de Adviento.


Oración para bendecir la Corona de Adviento en casa
Señor Dios, bendice con tu poder nuestra corona de Adviento para que, al encenderla, despierte en nosotros el
deseo de esperar la venida de Cristo practicando las buenas obras, y para que así, cuando Él llegue, seamos
admitidos al Reino de los Cielos.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

Todos: Amén.
+Primer domingo
Todos: Hacen la Señal de la Cruz.

Ambientación: No dejemos que los acontecimientos que padece el mundo y la crisis que vive nuestro país nos
hagan adormecer y perder conciencia de lo que sucede. Jesús viene a nuestro encuentro y nos dice:
¡permanezcan despiertos!

Oración inicial: “Señor Jesús, queremos hoy armar la Corona de Adviento y encender la primer vela morada,
para reconocerte como la luz del mundo que ha triunfado sobre las tinieblas y la muerte. Amén”.

Canto: Entonamos una estrofa de algún canto de Adviento

Bendición de la corona: “Señor, te pedimos que derrames tu bendición sobre esta corona, para que nos
recuerde domingo a domingo que debemos estar despiertos esperando a Cristo que nos trae la salvación. No
dejes que los males que nos rodean nos impidan comprometernos con la realidad para cambiarla. Te lo pedimos
por Cristo Nuestro Señor. Amén.”

Oración frente a la corona: (algún integrante de la familia enciende la primera vela morada). “Encendemos
Señor esta luz, como aquel que enciende su lámpara para salir en la noche al encuentro del amigo que ya viene.
En esta primera semana de Adviento queremos levantarnos para esperarte preparados, para recibirte con
alegría. Muchas sombras nos envuelven. Muchos halagos nos adormecen. Queremos estar despiertos y
vigilantes, porque tú nos traes la luz más clara, la paz más profunda y la alegría más verdadera. ¡Ven, Señor
Jesús. Ven, Señor Jesús!”

Canto: Entonamos otra estrofa del canto

Lectura del Evangelio: Lucas 21:25-36.

Meditación: Se puede hacer un momento de silencio para meditar la Palabra de Dios y dialogar en familia con
esta pregunta: ¿Qué propósito nos puede ayudar a tener un corazón mejor dispuesto para recibir a Jesús en esta
Navidad?

Peticiones: A cada petición respondemos: ¡Ven, Señor, te esperamos!


-Para que tu luz nos haga salir de la oscuridad.
-Para que tu presencia nos quite los temores.
-Para que tus enseñanzas orienten nuestra vida.
Se pueden agregar otras peticiones/intenciones de la familia.
Rezamos juntos: 1 Padrenuestro y 1 Avemaría.

Oración final: “Querida Madre, se te ha encomendado la misión de estar siempre despierta para atender a todas
nuestras necesidades, particularmente cuando el peso de las responsabilidades nos agobian. Camina junto a
nosotros en este Adviento. Amén”.

+Segundo domingo
Todos: Hacen la Señal de la Cruz.
Ambientación: Al iniciar este segundo domingo de Adviento nos hemos reunido alrededor de la corona para
dejarnos iluminar por la Palabra de Dios y rezar en familia, esperando con alegría que Jesús nazca en nuestro
corazón.

Oración inicial: “Señor Jesús, estamos cerca de vivir un gran acontecimiento: tu nacimiento en medio de
nosotros. Juan el Bautista anunció tu llegada pidiendo a los hombres que se arrepintieran de corazón. Hoy,
nosotros, arrepentidos, te pedimos perdón a Ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén”.

Canto: Entonamos una estrofa de algún canto de Adviento

Oración frente a la corona: (algún integrante de la familia enciende la segunda vela morada, además de la
semana anterior). “Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo,
encendemos estas dos velas. El viejo tronco está rebrotando, florece el desierto. La humildad entera se
estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne. Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida
para que brotes, para que florezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza.
¡Ven pronto, Señor. Ven, Salvador!”
Canto: Entonamos otra estrofa del canto
Lectura del Evangelio: Lucas 3:1-6.

Meditación: Meditamos en silencio las palabras de Juan el Bautista y dialogamos en familia con esta
pregunta: ¿Qué piedras encontramos en el camino a nuestro corazón que le impiden llegar a Jesús? ¿Por
qué es necesaria la conversión para el perdón de los pecados?

Peticiones: A cada petición respondemos: ¡Señor, cambia nuestro corazón!


-Porque somos egoístas y orgullosos.
-Porque nos cuesta perdonar las ofensas.
-Porque somos envidiosos y celosos.
Se pueden agregar otras peticiones/intenciones de la familia.
Rezamos juntos: 1 Padrenuestro y 1 Avemaría.

Oración final: “Querida Virgen María, Tú sabes que nuestro camino al corazón está lleno de piedras, que no
dejan que tu Hijo Jesús pueda venir a nosotros. Te pedimos tu ayuda para sacar estos obstáculos del camino y
permitir que El pueda nacer en nosotros esta Navidad. Amén”.

+Tercer domingo
Todos: Hacen la Señal de la Cruz.

Ambientación: La razón más grande de nuestra alegría es Jesús que ya está entre nosotros y esperamos su
segunda venida. Este domingo nos recuerda que la Navidad que festejamos todos los años nos trae a la
memoria, que Jesús vino al mundo a través de María.

Oración inicial: “Señor Jesús, no dejes que la alegría de tu presencia se borre de nuestro corazón, a pesar de
los acontecimientos dolorosos que estamos viviendo en nuestra patria. Que la razón de nuestra alegría sea
siempre el sentirnos amados por Ti. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén”.

Canto: Entonamos una estrofa de algún canto de Adviento

Oración: “Señor Jesús, nosotros queremos ser portadores de alegría, llevando en nosotros mismos una
profunda alegría, una alegría que tenga su fuente en la fe y en el amor que nos tiene el Padre Celestial.
Oscuridades e inseguridades no nos pueden quitar la alegría. Señor, te pedimos que seas la causa de nuestra
alegría. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.”

Oración frente a la corona: (algún integrante de la familia enciende la vela rosa, además de las que ya se
encendieron los otros dos domingos). “En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz. Se
anuncia la buena noticia: el Señor va a llegar. Preparad sus caminos, porque ya se acerca. Adornad vuestra alma
como una novia se engalana el día de su boda. Ya llega el mensajero. Juan Bautista no es la luz, sino el que nos
anuncia la luz. Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que
brilles, llama para que calientes. ¡Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu amor”.

Canto: Entonamos otra estrofa del canto


Lectura del Evangelio: Lucas 3:10-18.

Meditación: Meditar en silencio las palabras de Juan el Bautista y dialogamos en familia con esta pregunta ¿Qué
actitudes y gestos son las que alegran nuestro corazón?

Peticiones: A cada petición respondemos: ¡Señor, que no perdamos la alegría!


-Cuando el dolor nos golpea y nos cuesta levantarnos.
-Cuando sentimos que somos despreciados y maltratados.
-Cuando nos falta el trabajo y el pan de cada día.
Se pueden agregar otras peticiones/intenciones de la familia.

Rezamos juntos: 1 Padrenuestro y 1 Avemaría.


Oración final: “Querida Madre de Dios, que viviste con alegría los nueve meses de tu Adviento llevando al Niño
Dios en tu seno, ayúdanos con tu oración para que no se borre nunca de nuestro corazón la alegría que nos trae
Jesús. Amén”.
+Cuarto domingo
Todos: Hacen la Señal de la Cruz.

Ambientación: En el cuarto domingo de Adviento nuestros ojos miran a María, ya que se aproxima el momento
en que dará a luz al Hijo de Dios. Por eso al lado de la corona vamos a poner una imagen de la Virgen con una
vela encendida (que no sea ninguna de las velas de la corona).

Oración inicial: “Señor Jesús, hoy la liturgia nos invita a mirar a María embarazada, que te ha llevado en su
seno durante nueve meses y que pronto te dará a luz. Ayúdanos a vivir con fe este misterio llamado
“Encarnación”. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén”.

Canto: Entonamos una estrofa de algún canto de Adviento

Oración: “Señor Jesús, nuestros corazones y también nuestro hogar te abren las puertas, para que así
como entraste en el seno de María, puedas entrar en nuestra vida personal y familiar. Tú, que vives y
reinas por los siglos de los siglos. Amén”.

Oración frente a la corona: (algún integrante de la familia enciende las cuatro velas de la corona tomando luz
de la vela que está delante de la Virgen).“Al encender estas cuatro velas, en el último domingo de Adviento,
pensamos en ella, la Virgen, tu madre y nuestra madre. Nadie te esperó con más ansia, con más ternura, con
más amor. Nadie te recibió con más alegría. Te sembraste en ella como el grano de trigo se siembra en el surco.
En sus brazos encontraste la cuna más hermosa. También nosotros queremos prepararnos así: en la fe, en el
amor y en el trabajo de cada día. ¡Ven pronto, Señor. Ven a salvarnos!”

Canto: Entonamos otra estrofa del canto

Lectura del Evangelio: Lucas 1:39-45.

Meditación: Meditamos en silencio y dialogamos en familia con esta pregunta: ¿Cuáles son los motivos por los
que Isabel se alegra ante la visita de María?

Peticiones: A cada petición respondemos: ¡Virgen María, danos a Jesús!


-En este momento de dolor y angustia que vive nuestra patria.
-En esta Navidad que hemos venido preparando en familia.
-En los momentos en que sentimos la tentación de abandonar todo.
Se pueden agregar otras peticiones/intenciones de la familia.
Rezamos juntos: 1 Padrenuestro y 1 Avemaría.

Oración final: “Querida Madre de Dios, te pedimos que nos hagas sentir aquella misma alegría y gozo que
sentiste al dar la vida humana a Jesús. Nuestra familia quiere llevar esta felicidad a todas las personas que más
sufren. Amén”.
Celebración para la Noche de Navidad
(Antes de comenzar a cenar y brindar)

Todos: Hacen la Señal de la Cruz.

Ambientación: Esta Navidad queremos aprovecharla como un tiempo de gracia, para sentir que Dios quiere
habitar en este hogar y nacer en cada uno de nuestros corazones.

Oración inicial: “Concede, Señor todopoderoso, que hoy brille para nosotros y todas las familias del mundo, la
luz de tu Palabra. Amén”.

Canto: Entonamos una estrofa de algún canto conocido

Encendemos la Corona de Adviento y una vela blanca: Encendemos las cuatro velas de la Corona de
Adviento y una vela blanca que ponemos al lado de la imagen de la Virgen (en el pesebre).
Canto: Entonamos algún alegre villancico mientras nos disponemos a agregar al Niño Dios en el pesebre.
Cuando ponemos al niño, todos aplaudimos.

Lectura del Evangelio: Lucas 2:1-14.

Meditación: Leer pausadamente la siguiente meditación.


“Esperábamos la gloria deslumbrante del Señor y tú nos mandaste un tierno niño, en el silencio de la noche.
Esperábamos un guerrero y tú nos has enviado un príncipe de la paz. Esperábamos al Dios fuerte y omnipotente,
y tú nos has dado un manso cordero. Teníamos mucho miedo y tú nos has dado el amor, la paz y la vida.
Esperábamos recibir mucho de ti y tú has superado nuestra capacidad y deseo, tú mismo te nos has dado, todo
entero y para siempre”

Peticiones: Mientras el Niño Dios pasa de mano en mano, la persona que le toca tenerlo, hace una petición y
todos responden: ¡Hoy nos ha nacido el Mesías, el Señor!

Rezamos juntos: 1 Padrenuestro y 1 Avemaría.

Oración final: “Hoy la Virgen da a luz al Trascendente. Y la tierra ofrece una cueva al inaccesible. Los ángeles y
los pastores le alaban. Los magos caminan con la estrella; porque ha nacido por nosotros, niño pequeñito, el
Dios de antes de los siglos. Amén”

Canto: Terminamos con un canto mientras disponemos en el centro de la mesa familiar la Corona de Adviento
con sus cuatro velas encendidas (más la quinta vela blanca también encendida cerca de la Virgen y el Niño
Jesús, en el pesebre).

Celebración para la Noche de Año Nuevo


(Antes de comenzar a cenar y brindar)

Todos: Hacen la Señal de la Cruz.

Ambientación: Antes de que comiencen los festejos dando la señal que un año más ha finalizado y comienza
uno nuevo, vale la pena, iluminados por la luz del Señor, hacer un sencillo balance de lo que ha significado para
cada uno de nosotros el año viejo y lo que esperamos para el año nuevo.

Oración inicial: “Señor, te damos gracias por el año que termina, porque a pesar de tantas dificultades y
tropiezos en todos los casos hemos mantenido la fidelidad y la fe. Te pedimos al comenzar este nuevo año que
nos bendigas en abundancia. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén”.

Encendemos la Corona de Adviento y marcamos en las velas la cifra del año: Colocamos la Corona de
Adviento en la mesa familiar y a cada vela le ponemos un número correspondiente al año nuevo que va a
comenzar en pocos días. Encendemos las cuatro velas de la corona. Poco antes de las doce de la noche,
encendemos la quinta vela de color blanco (que está junto al pesebre desde Navidad o que hemos colocado en
el centro de la corona).

Lectura: del libro del Eclesiastés 3:18

Meditación: Después de meditar en silencio la lectura, invitamos a todos a sentarse alrededor de la Corona de
Adviento y que cada uno exprese “lo que ha significado el año viejo y lo que espera para este nuevo año”.

Peticiones: Damos gracias a Dios por todo lo que hemos recibido en este año que termina. Respondemos: ¡Te
damos gracias, Señor!
-Por los momentos de dolor que nos ayudaste a superar. Oremos.
-Por los alimentos que siempre estuvieron presentes en nuestra mesa. Oremos.
Se agregan otras peticiones/intenciones de la familia.
Rezamos juntos: 1 Padrenuestro y 1 Avemaría.

Nos damos la paz y el perdón: El primer día del año, la Iglesia celebra la “Jornada Mundial de la Paz”, por eso
es apropiado que en este momento nos demos mutuamente la paz y nos pidamos perdón por las veces que nos
hemos ofendido.

Oración final: “Señor, Creador del Universo, al comenzar este nuevo año, queremos ser en tus manos
instrumentos de tu paz: para que donde haya odio, sembremos amor; donde haya ofensa, perdón; donde haya
duda, fe; donde haya desaliento, esperanza; donde haya tristeza, alegría. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro
Señor. Amén.”

Canto: Terminamos con un canto

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