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DOS MODELOS PARA UNA CONSTITUCIÓN: LA ESCOCESA Y LA FRANCESA

Dos ilustraciones y Estado moderno

El Estado moderno tiene sus orígenes y desarrollo en el periodo histórico


conocido como “La Ilustración”.
Sin embargo, la Ilustración no fue un evento único, ni propio de una nación o
grupo exclusivo de pensadores.
Generalmente el movimiento de la ilustración se relaciona inmediatamente con
pensadores franceses como Voltaire, Montesquieu, Diderot, D'alembert, y el ginebrino
Rousseau. Pero, como bien dice Francisco Joaquín Cortés García1, existen dos
ilustraciones: la francesa y la escocesa2.
En esta parte del ensayo nos dedicaremos a analizar las diferencias entre las
dos ilustraciones, y la forma como cada una de ellas entendió la idea de Sociedad y de
Estado.
En primer lugar, la ilustración escocesa tenía la visión de que la “sociedad”, en
esencia, era de orden natural, no diseñable, ni predecible. En palabras del filósofo A.
Ferguson, el orden social era algo misterioso3, por lo tanto, la sociedad no era
planificable4. En cambio, la ilustración francesa creía que la sociedad era inteligible,
predecible, y por ello afecta a ser modificada, manipulada y sujeta a experimentación
social. A esto último se le llamó “el mito del legislador”5
En segundo lugar, la mayoría de los ilustrados escoceses concebían al hombre
como un ser “imperfecto”, o “caído”. Tenían la idea de un ser humano “defectuoso”,
por lo cual, el hombre poseía una razón defectuosa, era imperfecta, y por ello debía ser
educado para el bien de la sociedad. Así, la ilustración de Escocia dudaba del poder
infalible de la “razón”6, lo que la llevó a negar el racionalismo. A contrario sensu, la
ilustración francesa creía en la autonomía de la razón, y postulaba que esta autonomía
sería el instrumento eficiente para modificar la sociedad, y reconstruirla desde las
cúpulas hasta sus bases. Así, los ilustrados franceses creían que la sociedad podía ser

1 Fco. Joaquín Cortés García, “Economía y Sociedad en la era del hombre Faústico”, (Editorial
Universidad de Almeria, 2009) Pág. 334
2 También lo dice Hayek.
3 “Como los vientos, que provienen no sabemos de dónde y soplan hacia donde quieren, las formas de la

sociedad se derivan de un origen oscuro y distante; surgen, mucho antes de la fecha de la filosofía, de los
instintos de los hombres, no de sus especulaciones... las naciones tropiezan con instituciones que son, desde
luego, el resultado de la acción humana, pero no la ejecución de un designio humano» » A. FERGUSON, “An
Essay on ihe History of Civil Society” (Edinburgh, 1966) Pá g. 122
4 «No podemos adscribir a un designio previo lo que sólo a través de la experiencia puede llegar a

conocerse y lo que ninguna sabiduría humana puede prever (Ibid. Pág. 123)
5 “El "mito del legislador" consistía en la creencia de que un grupo lúcido de gobernantes podía diseñar

detalladamente las instituciones que promoverían la felicidad de la especie. Esta manera de observar la
realidad estaba estrechamente ligada a las ideas contractualistas, también en boga por aquellos años”
Ezequiel Gallo, “La Ilustració n Escocesa” (Estudios públicos) Pág, 274
6 “La virtud y la vida moral tienen que ver directamente, no con la razó n, sino con el sentido moral, cuya

combinación con el desarrollo del conocimiento no es de ninguna manera inequívoca”. Montoya Saenz J.
“La Ilustració n Escocesa y La Idea de Progreso” (Conocimiento y Racionalidad, Madrid, 1992) Pág. 625

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“racionalizada”, “repensada”, y “re-ingeniada” a través de un proceso que comenzaba
desde arriba hacia abajo7.
En tercer lugar, la ilustración escocesa creía que la sociedad no se construye a
partir del egoísmo o interés particular, sino del amor, o de lo que hoy llamamos el
interés general8. Como ejemplo tenemos al ilustrado, y pastor presbiteriano Francis
Hutcheson9, quien enseñó la “teoría del sentido moral”, la cuál proponía que Dios le
entregó a los seres humanos la facultad de distinguir entre el bien y el mal, o entre lo
moralmente correcto o incorrecto. En efecto, los ilustrados escoceses conocían las
doctrinas de la “providencia” y de la “gracia común”10. Escocia no endosaba a la mera
razón el progreso social, sino más bien, postulaba que el fundamento del progreso
social estaba sostenido en lo que ellos llamaban el “sentido moral” de los seres
humanos, y este sentido moral desarrollaba las “cualidades amables” (amiable
quialities) en las personas. Al respecto, Adam Smith decía: "Por más que el hombre
tenga rasgos egoístas, existen evidentemente en la naturaleza principios que lo interesan
en la suerte de los otros y que hacen que la felicidad de ellos le sea necesaria por más que
no derive nada de esto, salvo el placer de poder contemplarlo. De esta clase son los
sentimientos de piedad o compasión, la emoción que sentimos por la miseria de otros,
cuando la vemos o cuando la percibimos nítidamente. Que sentimos tristeza por las
penas ajenas es un hecho tan obvio que no necesita ser probado. Este sentimiento, igual
que las otras pasiones originales de la naturaleza humana, no está confinado a los más
virtuosos y compasivos, por más que éstos los puedan sentir con una sensibilidad más
refinada. El más grande de los rufianes, o el máximo violador de las leyes sociales, no
está completamente desprovisto de los mismos sentimientos"11.
En cambio, los franceses, con su “idolatría” por la razón, y la arrogancia de
planificar la sociedad, sostuvieron que la sociedad progresaba y se organizaba a través
del “contrato social” (tal como lo definía el ginebrino Rousseau). En otras palabras, el
hombre no posee una naturaleza ni política, ni social (zoon politikón), sino que el
hombre es un ser esencialmente cultural, y será el “contrato social”, o el acuerdo de

7 “…con una mentalidad mecanicista analizan estas comunidades humanas, como si se tratara de
artefactos técnicos, las descomponen en lo que ellos suponen es su elemento primario, el hombre
individual, para luego en un proceso inverso, recomponerlas a partir de ese hombre individual, bajo la
forma de una sociedad politica, establecida voluntariamente por esos mismo individuos… esa sociedad
política no es algo natural, derivado de la naturaleza personal del hombre, de Dios, como autor de la
naturaleza. Por el contrario, es algo puramente convencional…” Bernardino Bravo Lira, “Historia de las
instituciones políticas de Chile e Hispanoamérica” (Santiago, Edit. Andres Bello, 1993) Pág. 143
8 “De lo anteriormente dicho se debe deducir que los primeros principios son evidentes (para la sana

reflexión) y por ello no parten del egoísmo (del interé s particular) sino del amor (del interé s general o bien
pú blico). MacIntyre, A. “Justicia y racionalidad. Conceptos y contextos” (Barcelona, Ediciones
Internacionales Universitarias 1994)
9 Fue el hombre que más influyó en los ilustrados A. Smith y D. Hume.
10 "La administración del gran sistema del universo, el cuidado de la felicidad universal de todos los seres

racionales y sensibles, es el negocio de Dios y no de los hombres. A éstos se les ha dado un departamento
mucho más humilde aunque más adecuado a la debilidad de sus poderes y a la cortedad de su
comprensión: el cuidado de su propia felicidad, de la de su familia, de sus amigos y de su localidad". Smith,
Adams. “The Theory of Moral Sentiments” (editado por Raphael, D. D. y Macfie, A. L., Indianapolis: Liberty
Fund, 1982) Pág. 386
11 Smith, Adams. “The Theory of Moral Sentiments” (editado por Raphael, D. D. y Macfie, A. L., Indianapolis:

Liberty Fund, 1982) Pág. 47

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voluntades entre civiles y autoridades, lo que determinará el fundamento final del
orden social12, y todo esto a causa de un interés egoísta e individualista.
En cuarto lugar, Escocia negaba que la “sola” razón podía modelar la vida en
sociedad, sino que esta debía estar unida a un proceso reflexivo impulsado también
por la moral. La virtud no nace de una razón infalible e inerrante, sino de un sentido
moral superior, y que es connatural al ser humano. Escocia piensa que, “Europa se
constituye como el lugar donde la política y el orden social procuran en primer lugar el
bien público y que tal bien no es el que protege a cada quien para que haga lo que
desee… sino el que procura reconocimiento, acogimiento para que el particular pueda
desarrollar su primer instinto de sociabilidad (o sentido moral)”13.
Esto significa que según ilustrados escoceses el ordenamiento jurídico y social
(costumbre, normas, y convenciones humanas), serán permanentes sólo si hacen
viable la paz social, y el bien común de la sociedad14. En otras palabras, la sociedad
debe medirse por el progreso y no según el proceso. En cambio, los ilustrados
franceses miraban la moral como algo utilitario, práctico, constructivista, e inventado,
como un elemento más de la sociedad que debe ser utilizado para llegar al fin pre-
establecido por sus diseñadores. Para ellos, lo único que importa es el fin, el telos, la
meta prediseñada. La sociedad es teleológicamente humanista (diseñada por el
hombre), y la moral solo es un instrumento más en la consecución del objetivo. Esto
último, es a lo que Adam Smith llamó como “El hombre del sistema” (The man of
system), es decir, aquellos que buscan reorganizar la sociedad como si ésta fuera una
pieza de ajedrez, pero sin respetar los principios del ajedrez, sino más bien
imponiendo nuevos criterios, cambiando las reglas del juego, y manipulando la
sociedad como si las personas fueran meros peones del juego15.

12 “se abandona así el terreno de los hombres concretos, de carne y hueso, con su inmensa variedad, para
trabajar sobre la base de un hombre abstracto, que no existe en ninguna parte ni en ninguna epoca… para
los filósofos ilustrados (franceses) las cosas son más simples, con una mentalidad mecanicista analizan las
comunidades humanas, como si se tratara de artefactos técnicos”. Bernardino Bravo Lira, “Historia de las
instituciones políticas de Chile e Hispanoamérica” (Santiago, Edit. Andres Bello, 1993) Pág. 143
13 j. Seoane, “Ilustració n escocesa, sociedad civil y la Europa que podemos soñ ar”, Pág. 403
14 “En una apretada síntesis, Hume enumera algunos ejemplos que hemos venido considerando: la

propensión a exigir preferencia, se contrarresta con la norma que impone ser deferente con los demás y
darles prioridad; la propensión a despreciar a determinadas personas, por sus achaques, indefensió n,
edad, etc, se contrapesa con la norma que impone mostrar mayor respeto a dé biles, ancianos, enfermos,
forasteros, mujeres, etc56. De este modo, como apuntábamos, las normas convencionales sirven al
propó sito de encauzar y facilitar nuestra inclinación sociable” Ana Marta Gonzá lez. “La oposició n de
pasiones y su superació n en el trato social segú n Hume: familia, castidad y cortesía” (Thé mata. Revista de
Filosofía. Nú mero 44. Universidad de Navarra 2011) Pág. 322
15 "El hombre de sistema (...) es muy apto, por su vanidad, para creerse muy sabio y está habitualmente
tan enamorado de la supuesta belleza de su plan ideal de gobierno, que no puede tolerar la menor
desviación en ninguna de sus partes. Se propone implementarlo totalmente y en cada una de sus partes,
sin ninguna consideración por los grandes intereses o los fuertes prejuicios que se le pueden oponer;
parece imaginar que puede ordenar a los diferentes miembros de una sociedad con la misma facilidad con
que la mano ordena las piezas de un tablero de ajedrez. Olvidó que las piezas del tablero no tienen otro
principio de movimiento que el que le otorga la mano; pero que en el gran tablero de la humanidad cada
pieza del tablero tiene su propio movimiento, casi siempre diferente del que intenta imprimirle la
legislatura. Si los dos principios coinciden y van en la misma dirección, el juego de la sociedad será ́ fácil y
armonioso, y tiene posibilidades de ser feliz y exitoso. Si son opuestos o diferentes, el juego se desarrollará
miserablemente, y la sociedad estará ́ siempre en el máximo grado de desorden". (Smith, TMS, pp. 380-1.)

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Quizás, este es el elemento más característico de la ilustración francesa, elevar
la razón a un plano divino, y adorarla como si esta fuera un “dios”. Un dios que tenía el
poder de modelar la vida social, económica, política, familiar etc. Ejemplo de esto son
las “fiestas de la Razón” en Francia, donde fue declarada proscrita la cristiandad, y se
instaló el culto a la razón. No en vano el 10 de noviembre de 1793 se declaró a la razón
como una “diosa”, y se nombró a la Catedral de Estrasburgo como el “Templo de la
Razón”16.
Por encima de todo, los escoceses se preocupaban por la exploración de la
naturaleza humana en el sentido más amplio. Consideraban al hombre como “imagen
de Dios”, y dejaban espacio para que la fe y la iglesia influyeran en la sociedad. Por
este motivo, los escoceses eludían todo tipo de intervencionismo agresivo, y
avasallador en la sociedad. Escocia, no cree que la sociedad deba ser una estructura
manipulable, y mucho menos busca descomponer la sociedad para luego reconstruirla
según los esquemas cuadrados y preconcebidos de la élite racionalista.

Consecuencias Constituciónales

Las consecuencias políticas y sociales de cada escuela son inevitables y


evidentes.
Por ejemplo, para la ilustración escocesa los cambios a una Constitución deben
ser prudentes, mesurados, y jamás buscar resultados impuestos por la clase
gobernante. En la práctica, debe haber un mínimo de leyes, claras, transparentes, y
que respeten la tradición e instituciones de la comunidad.
Dejemos que el mismo ilustrado David Hume nos explique cuál es la idea de
Constitución que tenían los escoceses: “…debemos procurar que una forma de gobierno
real se acerque a ese ideal lo más que sea posible mediante suaves alteraciones...que
eviten introducir perturbaciones graves en la vida social"17…“la gente no reconoce
autoridad a lo que no tiene la recomendación de la antigüedad. Entrometerse, por lo
tanto, en estas cosas, o intentar experimentos sobre la base exclusiva de un buen
argumento y una supuesta filosofía, no debe nunca ser la conducta de un magistrado
sabio, que debe tener siempre una actitud reverente frente a lo que tiene la marca del
tiempo y que, aunque intente alguna mejoría para el bien público, debe ajustar en lo que
sea posible las innovaciones… manteniendo enteros los pilares básicos de la Constitución
(...) En todos los casos es conveniente saber cuál es la Constitución más perfecta, y
debemos procurar que una forma de gobierno regular se acerque a ese ideal lo más que
sea posible mediante suaves alteraciones…que eviten introducir perturbaciones graves
en la vida social"18
"… es necesario para preservar la estabilidad que la nueva generación adhiera a
la Constitución establecida y siga el camino que emprendieron sus padres, como éstos lo
hicieron continuando en la huella de sus antecesores. Algunas innovaciones tienen

16 “No resulta un hecho fortuito que la exaltació n racionalista llegase a su paroxismo en la adoración de la
diosa Razó n, simbolizada en aquella prostituta que en los días aciagos de la Revolució n Francesa
reemplazó a la imagen de Nuestra Señora nada menos que en Notre-Dame de París”. ALFREDO SÁ ENZ, S.J.
“La Cristiandad Una Realidad Histó rica”. (Fundació n GRATIS DATE. Pamplona, 2005) Pág. 195
17 Ezequiel Gallo, “La Ilustració n Escocesa” (Estudios públicos) Pág. 277-278
18 Hume, Essays, pp. 513- 514

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necesariamente que ocurrir en las instituciones humanas, y es una instancia feliz si el
genio ilustrado de una época las encamina al campo de la razón, la libertad y la
justicia… Nadie tiene derecho a introducir innovaciones violentas, las que son muy
peligrosas aunque emanen de la legislatura. Muchos más males que beneficios se derivan
de esta actitud…" 19.
Claramente los ilustrados franceses no pensaban de la misma manera. La
ilustración francesa impulsó y promovió complejos sistemas de control, muchas leyes,
dando prioridad al Estado, y siempre buscando resultados.
Podemos decir que, políticamente, la ilustración escocesa fue pluralista, y la
francesa fue colectivista.
Cuando decimos que Francia era “colectivista”, nos estamos refiriendo a que
consideraba que el Estado estaba por sobre los derechos de las personas, y
privilegiaba los grupos y actores sociales que estaban en estrecha relación y armonía
con los delineamientos del “programa”. Por su parte, cuando decimos que Escocia era
“pluralista”, queremos expresar que consideraba más importante los derechos básicos
y naturales del individuo, es decir, la vida, la libertad, la propiedad privada y la familia,
además de valor las distintas vocaciones y roles que cumplía el individuo en sociedad.
El “pluralismo” de Escocia puede ser relacionado e interpretado con lo que
Abraham Kuyper20 llamó como las “Esferas de Soberanía”21. Esto significa que cada
actividad que se desarrolla en la sociedad tiene su propia naturaleza establecida por
Dios, y a la vez posee en sí misma su dominio y competencia propia. Así, ningún
sector, o grupo social, puede ejercer control o dominio sobre otro.
Ni el Estado, ni ningún otro poder, pueden ejercer control absoluto, ni tampoco
regular caprichosamente las relaciones y actividades humanas, familiares,
economicas, laborales etc. Nadie puede violentar la naturaleza de las instituciones que
Dios creó en este mundo. Quien pretenda hacer esto se arroga un rol divino, y se
levanta contra la Palabra de Dios, y contra el Señorío de Cristo.
En la misma dirección, Adam Smith nos habla de las distintas esferas que
operan en la sociedad, y nos recomienda la menor intervención del Estado sobre ellas:
“Cada individuo, en su localidad, puede juzgar mucho mejor que el estadista o que el
legislador en qué tipo de industria local puede emplear su capital… El estadista, que
pretende indicar a los empresarios privados de qué manera deben emplear sus capitales,
no solamente carga con un problema totalmente innecesario, sino que asume una
autoridad que no se le puede confiar a un individuo, ni a un consejo o senado, y que
puede ser muy peligrosa en las manos de una persona que tiene la presunció n y la
estupidez de creerse en condiciones de llevarla a cabo"22…

19 Hume, Essays, pp. 476-477


20 Abraham Kuyper, primer ministro de Holanda entre 1901 y 1905. Intelectual de elevada erudición,
doctor en teología, periodista, creador del periódico holandés "De Standaard", y fundador del partido
político “anti-revolucionario”. Uno de los teólogos reformados y presbiterianos con mayor influencia a
fines de los siglos XIX y XX.
21 “Dios es absolutamente soberano, mientras que la autoridad entre los falibles seres humanos está

dividida entre distintas esferas” (Lael Weinberger, “The relationship between sphere sovereignity and
subsidiarity”, en Global Perspectives on Subsidiarity, ed. Michelle evans y augusto Zimmermann (Nueva
York: springer, 2014), 52.
22 Adam Smith, “The Wealth of Nations” (Canada, Published by Random House Publishing 2000) Pág, 456

5
Así mismo, David Hume nos confirma: “La mayoría de los oficios y profesiones en
un Estado son de tal naturaleza que, a la par que promueven los intereses de la sociedad,
son tambié n ú tiles y agradables para los individuos; y, por esta razó n, la regla constante
del magistrado… debe ser dejar la profesió n a sí misma, y confiar su estímulo a aquellos
que derivan beneficios de ella”23
En resumen, Francia, pensaba que la “razón” (y solo la de de algunos) era la
máxima a seguir por parte de la sociedad y del Estado. Que la sociedad podía ser re-
pensada y re-construida en beneficio de los fines del “Estado”, es decir, metas pre-
establecidas e impuestas sobre el individuo y su familia.
No obstante, Escocia, contestaba que el Estado no debe imponer fines
colectivos, ni coercitivos sobre la sociedad, porque ésta se construye de forma innata
conforme a leyes pres-establecidas en la naturaleza, y por lo tanto, el Estado no debe
imponer sus criterios dogmáticos e ideológicos a la sociedad, ni tampoco a los
cuerpos intermedios que la estructuran. A esto último llamamos principio de
subsidiariedad, o doctrina de las esferas de soberanía.

La herencia reformada de Escocia

Pero, ¿qué determinó que el pensamiento de Escocia fuera diferente al de


Francia?
Para saber la respuesta, debemos remontarnos a lo que conocemos como la
“teología del pacto escocesa”.
En esencia, la teología del pacto enseñaba que Dios tenía una relación de
alianza, o convenio con el hombre. Dios era el Señor de la creación. Así, todas las
condiciones de vida fueron creadas y establecidas por Dios, por tanto, el hombre en su
condición de criatura, debía someterse a las ordenanzas divinas, y vivir conforme a las
condiciones establecidas por Dios que se revelan tanto en las leyes de la naturaleza así
como en la Sagrada Escritura.
La gran mayoría de los escoceses entendían de esta forma la constitución del
hombre y la sociedad.
Para ellos, “el pacto con Dios” determinaba las condiciones e instituciones de la
existencia humana y su convivencia en sociedad. Sus leyes, su ordenamiento social,
sus relaciones humanas, el rol del Estado, los deberes del hombre, la libertad de
conciencia, la economía, el matrimonio, la familia etc.
Con la llegada de la Reforma Protestante24, Escocia abrazó integralmente la
teología del pacto, y esta misma permeó por completo la vida social, intelectual,
académica, familiar, política, legal, laboral y comercial de la sociedad Escocesa.
Muchos historiadores concuerdan que la historia e idiosincrasia escocesa no podría
ser entendida sin la consideración de la teología del pacto. En palabras del teólogo e
historiador Henry F. Henderson: “Escocia ha sido tanto un hogar así como un campo de
batalla para la teología”.25

23 Hume, History p. 135


24 “far more important tan any stoic influence was calvinist theology wich dominated Scottish life from de
16 th century until well into the 19 th century”. Paul Oslington. “Adam Smith as Theologian” (Routledge,
New York, 2011) Pág. 6
25 Henry F. Henderson, The Religious Controversies of Scotland, Edinburgh: T&T Clark, 1905, pp. 2-3.

6
No en vano el célebre profesor de historia de la “Royal Society of Edinburgh”
Tom Devine dijo: “Pero, sobre todo, fue una Ilustración cristiana, profundamente
influenciada por el calvinismo, y la mayoría de sus figuras centrales abrazaron los
valores cristianos… La identidad escocesa está indisolublemente unida al Calvinismo…, y
la obsesión por la moral calvinista fue uno de los precursores de las nuevas ciencias
sociales, mientras que la necesidad de entender el diseño divino fue también un
conductor de la ciencia… no se puede escapar del hecho de que el calvinismo cambió la
forma, la naturaleza y el sello de la Ilustración escocesa más que cualquier otro factor
interno o externo”26
Muchos de los ilustrados escoceses fueron ministros de la Iglesia presbiteriana
de Escocia: Rev. William Robertson, Rev. Hugh Blair, Rev. Thomas Reid, Rev. Adam
Ferguson, Rev. George Campbell, Rev. Francis Hutcheson. Rev. Hugh Blair, Rev. John
Witherspoon etc.
También podemos mencionar otros ilustrados escoceses que sin ser ministros
presbiterianos, fueron fuertemente influenciados por las enseñanzas de fe la
reformada de sus padres27. Por ejemplo, John Napier, descubridor de los logaritmos y
del punto decimal en las operaciones aritméticas (Muy conocido por su fervor
presbiteriano calvinista); Adam Smith, presbiteriano, quién desarrolló su teoría social
y económica a partir de la doctrina reformada de la providencia divina; James Beattie
(poeta y moralista); y los ilustrados Lord Kames y George Turnbull entre tantos otros.
A modo de anécdota se cuenta que el gran economista Adam Smith refiriéndose
al predicador escocés Ebenezer Erskine dijo: “Señor, usted nunca ha oído el evangelio
en toda su majestad si no ha oído predicar a Ebenezer Erskine”28.
En resumen, la ilustración de Escocia no bebió, ni se nutrió de los ilustrados
racionalistas franceses, sino más bien de la fe evangélica heredada de John Knox y los
antiguos reformados escoceses e ingleses.
Como bien diría Alasdair MacIntyre: “Allí́ estaban la iglesia establecida de
Escocia, presbiteriana de hecho, calvinista en sus documentos oficiales, la confesión de fe
de Westminster y los catecismos mayor y menor… Era raro encontrar en la Escocia de la
época un profesor, un predicador o un hombre activo que no estuviese preocupado por
los problemas políticos y económicos… «abogados, profesores y clérigos produjeron la
literatura más sobresaliente de la Ilustración escocesa”29

Rev. Walter Vega V.D.M.


Ministro Presbiteriano

26 Tom Devine, The Royal Society of Edinburgh. Edinburgh Book Festival The Enlightenment – the
international influence and impact of Scotland and the Scots, Professor Tom Devine, 17 August 2009.
Report by Peter Barr
27 Debemos reconocer que no todos ellos se adherian completamente a la Confesion de fe de Westminster.

Pero podemos decir con total propiedad que la teología del pacto había porducido en ellos una gran
influencia, de ahí sus desacuerdos con la ilustración francesa.
28 Joel Beeke, “La espiritualidad puritana y reformada” (Publicaciones Faro de Gracia, Mexico, 2008)

Pág, 198
29 María Isabel Wences Simón, “Teoría social y política de la ilustración escocesa: una antología”. (Plaza y

Valdés editores, Madrid, 2007) Pág, 16

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