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documentos
de época
medieval
(Análisis y comentario)
Emilio Mitre Fernández
Textos y
documentos
de época
medieval
(Análisis y comentario)
Nueva edición, revisada
EditorialAriel,Barcelona
S.A.
Diseño cubierta: Vicente Morales
1.“ edición: 1992
1." edición, revisada, en col. Practicum:
septiembre 1998
© 1992 y 1998: Emilio Mitre Fernández
Derechos exclusivos de edición en español
reservados para todo el mundo:
© 1992 y 1998: Editorial Ariel, S. A.
Córcega, 270 08008 Barcelona
ISBN: 84-344-2827-X
Depósito legal: B. 35.887 - 1998
Impreso en España
PRESENTACIÓN
El presente trabajo no pretende ser una alternativa a las
obras de síntesis o de sentido más o menos monográfico de
las que se vale el profesor de Historia para ejercer su labor
docente. Se trata, sí, de un complemento de todo punto ya
imprescindible, como los mapas históricos, las gráficas,
diapositivas, etc., cuyo uso, desde hace años, ha supuesto
una importante renovación científica y metodológica en los
medios académicos.
En la elaboración de esta obra hemos tenido en cuenta
algunas pautas.
En primer lugar, ofrecemos unos criterios orientativos
que permiten la clasificación, análisis y comentario de tex
tos y documentos. Queremos con ello ofrecer algo más que
una propuesta teórica, ya que estas normas generales van
refrendadas por una aplicación práctica a varios modelos
analizados y comentados extensamente al inicio de cada
uno de los capítulos de esta obra.
El corpus de documentos que hemos recogido pretende
dar una panorámica «en vivo» de la marcha de la Historia a
lo largo de más de un milenio: desde la crisis del Imperio
romano hasta los grandes descubrimientos geográficos de
los inicios de la Modernidad. Se ha procurado que estén
presentes todas las dimensiones del saber histórico: vida
política e institucional, transformaciones sociales y econó
micas, actividades culturales, religiosidad, etc. Somos cons
cientes del sentido eminentemente eurocéntrico que tiene
esta obra. Con ello no hemos hecho más que acomodarnos
a lo que son en la actualidad las líneas docentes y de investi
gación dominantes en el panorama académico español.
La selección de textos va enmarcada orgánicamente
8 TEXTOS Y DOCUMENTOS DE ÉPOCA MEDIEVAL
dentro del proceso histórico por una serie de breves comen
tarios introductorios que proporcionan a cada bloque de
textos una localización cronológica y temática precisa.
La obra en general, cada uno de sus cuatro capítulos,
cada texto seleccionado para comentario y cada bloque
de textos van acompañados de una selección de títulos de
obras acopladas a las correspondientes necesidades. Se
desea con ello que este libro sea algo más que un frío enca
denamiento de testimonios escritos guiados por una
secuencia puramente cronológica. Se ha querido, también,
poner al alcance del lector una información bibliográfica lo
más útil posible para acometer con la debida solvencia los
correspondientes comentarios.
Bajo el título de Análisis y comentario de textos históri
cos (I) Edad Antigua y Media, la Editorial Alhambra publicó
en 1979 una antología cuya segunda parte estaba integrada,
en buena medida, por los textos recogidos aquí. Aquella
obra fue objeto, hasta 1988, de cinco reimpresiones, mues
tra evidente de la demanda de este tipo de trabajos en los
medios académicos. En 1990 se consideró conveniente por
parte de los autores una revisión a fondo del original con
vistas a introducir una serie de mejoras. Acometida la tarea
y cuando ya se habían corregido pruebas de imprenta, la
nueva firma editorial (Alhambra Longman) consideró con
veniente no seguir adelante e incluso retirar del mercado la
obra «por no cumplir con los niveles de rentabilidad exigi
dos por la empresa»...
No hubo de transcurrir mucho tiempo para que la Edi
torial Ariel manifestara su interés por tomar el relevo y
hacerse cargo de la parte correspondiente a Historia Medie
val. Hemos mantenido las líneas generales de la edición de
1979 aunque incluyendo ciertas mejoras. La más importan
te, el incremento considerable del número de textos —en
torno a un 25 %— para cubrir con ello lo que pensábamos
eran lagunas más llamativas, tanto cuantitativas como cua
litativas. Hemos incluido también en los apartados de
bibliografía algunas de las obras aparecidas en el mercado
en los últimos doce años. Siguiendo los mismos criterios de
antaño hemos limitado drásticamente los títulos de artícu
PRESENTACIÓN 9
los de revistas y monografías muy especializadas. Aparte
del difícil acceso a muchas de ellas, la naturaleza de este
libro y el público al que mayoritariamente va dirigido
—profesores y alumnos de primeros cursos de licenciaturas
de Letras— hacen poco operativa la sobrecarga de referen
cias bibliográficas.
Confiamos que en los medios docentes españoles esta
obra cumpla dos de los objetivos asignados a la Historia: el
de los autores del Medievo —paliar mediante la escritu
ra de los hechos del pasado la flaqueza de la memoria del
hombre— y el de los investigadores actuales en su lucha
por un conocimiento científicamente elaborado del pasado
humano.
E m ilio M itr e F ern ández
Madrid, febrero de 1992
I n t r o d u c c ió n
NORMAS GENERALES
PARA EL COMENTARIO DE TEXTOS
DE LA EDAD MEDIA
Para el análisis de textos de la época Medieval —al igual
que para las restantes edades de la Historia— no existen
unas normas concretas aunque, en todo caso, siempre hay
que tener en cuenta un factor de entrada: el de la lejanía
cronológica. Circunstancia que siempre ha de pesar a la
hora de establecer posibles valoraciones.
Aun a riesgo de incurrir en lo tópico, la condición más
elemental para enfrentarse con el comentario de un texto
consiste en disponer de unos conocimientos concretos
sobre la época o la temática a la que dicho texto haga refe
rencia. En caso contrario se correrá el peligro de convertir
el análisis del fragmento en cuestión en mera paráfrasis. La
bibliografía general que se recoge en las páginas siguientes
puede servir de elemento básico de introducción. La de
carácter más particular, incluida en cada uno de los capítu
los y epígrafes, servirá para profundizar —sin pretender
movernos a nivel de especialistas— en la problemática con
creta que cada texto puede reflejar.
Sin ánimo de dar la fórmula definitiva para que el lector
acometa el comentario de todo tipo de documentos del
Medievo, recogemos algunas normas de carácter puramen
te indicativo a las que puede recurrirse. Algunos análisis
podrán ajustarse totalmente a este esquema. Otros, quizá
sólo de forma parcial. Y habrá algunos —e incluso
muchos— que requieran un tratamiento especial. En cual
quier caso —reiteramos—, la formación histórica del lector
y una imaginación bien enfocada son instrumentos básicos
para la comprensión de la Historia en sus testimonios escri
tos. Eso es, a fin de cuentas, lo que una antología de textos
históricos ha de perseguir.
14 TEXTOS Y DOCUMENTOS DE ÉPOCA MEDIEVAL
Siguiendo las indicaciones de obras semejantes a la que
ahora emprendemos, y las experiencias acumuladas a lo
largo de bastantes años de labor docente, cabe decir que
tales normas pueden escalonarse de acuerdo con el siguien
te criterio:
Bibliografía general
Bibliografía
A las obras de tipo general sobre el Islam pueden añadirse otras en las
que la temática de la guerra santa tiene un tratamiento más preciso:
C. C u evas , El pensamiento del Islam, Madrid, Istmo, 1972.
F. G a b r ie l i , «La spinta arabe nel Mediterráneo nellVlII secolo», en Iproble-
mi dell’Occidente nel secolo VIII, Spoleto (20a Settimana di studi sull’alto
Medioevo), 1973.
M. K h a d d u r i, Warand Peace in the Law of Islam, Baltimore, Johns Hopkins
Press, 1955.
B. S carcia A m o r e t t i , Tolleranza e guerra Santa Nell'Islam, Florencia, Sanso-
ni, Scuola Aperta, 1974.
E. H. S erouy a , La pensée arabe, París, P.U.F., col. «Que sais-je?», 1967.
1. L e y d e « h o spit a l id a d » d e A r ca dio -H o n o r io (3 9 8 )
Los emperadores Arcadio y Honorio, Augustos, a Hosio,
magister officiorum.
Ordenamos que en cualquier ciudad en la que nos encontre
mos o se encuentren aquellos que nos sirven, después de haber ale
jado toda injusticia tanto de parte de los repartidores como de los
huéspedes, todo propietario posea plenamente en paz y seguridad
dos partes de su propia casa y la tercera sea adjudicada a un hués
ped, de manera tal que la casa sea dividida en tres partes. Que el
propietario tenga la posibilidad de elegir la primera; el huésped
obtendrá la segunda que él desee; la tercera deberá quedar para el
propietario. Los obradores que están a cargo de los mercaderes no
sufrirán la antedicha división; han de permanecer en paz y liber
tad, protegidos contra toda injusticia de los huéspedes y serán uti
lizados en favor sólo de sus propietarios e intendentes [...].
(T h . M ommsen , Theodosiani Libri XVI..., L. VII, 8,
5, p. 328. Recogido p o r A. G arcía G allo , Manual de
Historia del Derecho Español, vol. II, Antología
de fuentes del Antiguo Derecho, p. 362.)
38 TEXTOS Y DOCUMENTOS DE ÉPOCA MEDIEVAL
2. S a q u eo d e R o m a po r A larico (4 1 0 ):
v isió n d e S a n A g u st ín
4. R eparto d e I n g later ra e n t r e a n g l o s , ju t o s y s a jo n e s
Bibliografía
9. D e st r u id o e l r e in o v án da lo , B elisar io
HACE SU ENTRADA TRIUNFAL EN CONSTANTINOPLA (5 3 4 )
Belisario fue recibido en Constantinopla con los mismos hono
res que los antiguos romanos daban a los capitanes que habían
obtenido alguna señalada victoria. Nadie ha recibido estos honores
después de seiscientos años más que Tito, Trajano y algún otro
más. Hizo pasar por medio de la ciudad los despojos y esclavos con
una pompa a la que en otro tiempo se le daba el nombre de triunfo.
44 TEXTOS Y DOCUMENTOS DE ÉPOCA MEDIEVAL
Marchó a pie desde el Palacio hasta el Circo y, a continuación,
hasta el trono del emperador. Los despojos que sirvieron de orna
mento a este triunfo eran los trajes de uso corriente del rey de los
vándalos, las carrozas de la reina, tronos de oro y pedrería, vasos de
oro y todo tipo de muebles; gran cantidad de plata amonedada y no
amonedada que Genserico había tomado en el saqueo de Roma.
Belisario recibió aún el honor de un segundo triunfo, que se
hizo segúi) ceremonia acostumbrada en la antigua Roma. Fue con
ducido por esclavos en una silla de marfil desde la que arrojó al
pueblo una parte del botín tomado a los vándalos. Se cogieron
muchas piezas de plata, cinturones de oro y otros despojos de los
vencidos, como recordando el tiempo pasado en que esta licencia
era acostumbrada.
Esto fue lo que se hizo por entonces en Constantinopla.
(P rocopio, Histoire de la guerre contre les vandales, pp. 289-
291, en vol. I de Histoire de Constantinople, cit.)
10. R u p tu ra d e l m o n a rc a p e rs a C o s ro e s
CON J u s tin ia n o (540)
Cuando Cosroes vio que Belisario había comenzado a reducir
Italia a la obediencia de Justiniano, no pudo disimular su disgusto
y no pensó más que encontrar un pretexto para romper la paz con
apariencia justa. Logró que Alomendaro le facilitase uno.
Este rey se lamentaba de que en aquellos momentos Aretas le
estaba usurpando sus Estados. Entonces, se enfrentó con él y arre
metió contras las tierras del Imperio. Pretendió, sin embargo, no
hacer nada contra el tratado de paz, por cuanto no se le había
incluido en él.
Es cierto que sólo los romanos y persas estaban mencionados
en el acuerdo y que no había ninguna referencia a los sarracenos.
El país que servía de objeto de las diferencias se llama Strata y está
próximo a la ciudad de Palmira del lado Norte. Está totalmente
quemado por el sol y no produce ni trigo ni árboles. Allí sólo se
dan pastos.
Aretas sostenía que este país había pertenecido en todo tiempo
a los romanos y su solo nombre era prueba suficiente, ya que Stra
ta en latín significa camino adoquinado. Alegó el testimonio de
personas de edad avanzada. Alomendaro respondió que ello era
inútil, ya que había constancia de que él estaba en posesión de las
rentas de los pastos que le pagaban quienes introducían allí los
ganados.
LA TRANSICIÓN AL MEDIEVO 45
Justiniano remitió el asunto al juicio de hombres ilustres... y
deliberó ampliamente sobre el asunto. Cosroes se lamentó de que
Justiniano había violado la paz por haber organizado una conjura
contra su familia, y por haber intentado corromper a Alomendaro,
rey de los sarracenos [...], y haber escrito a los hunos para solicitar
la invasión de sus tierras.
En definitiva, Cosroes acusó a los romanos de romper la paz.
(P rocopio, Histoire de la guerre contre les perses, pp. 93-
95, en vol. I de Histoire de Constantinople, cit.)
17. Dios e n e l C o rá n
Sólo hay un Dios: el Dios vivo y eterno.
Él ha enviado el libro que encierra la verdad, para confirmar
las Escrituras que le han precedido. Antes, hizo descender el Pen
tateuco y el Evangelio para que sirvieran de guía a los hombres,
ahora ha enviado el Corán desde los Cielos.
Aquellos que nieguen la divina doctrina sólo deben esperar los
suplicios. Dios es poderoso y la venganza está en sus manos.
Nada de cuanto está en los cielos y en la tierra está oculto a su
vista. Es Él quien os forma a su antojo en el seno de vuestras
madres. No hay otro Dios más que Él, y Él es sabio y poderoso.
Él es quien te ha enviado este libro. Entre los versículos que lo
componen unos encierran preceptos sabios que son la base de la
obra, los demás son alegóricos. Aquéllos, predispuestos al error, se
inclinan a estos últimos pretendiendo interpretarlos, y forman un
cisma: Dios sólo tiene la explicación. Los hombres encanecidos en
la ciencia dirán: «Nosotros creemos en el Corán; todo aquello que
encierra viene de Dios.» Y este lenguaje es el de los sabios.
Señor, no permitas que nuestros corazones se aparten de la
verdad, después que nos has alumbrado. Ábrenos los tesoros de tu
misericordia. Tú eres la libertad misma.
Señor, tú reunirás un día al género humano delante de tu tri
bunal. Nosotros no dudamos de esta verdad, pues tú jamás faltas a
tus promesas.
(Corán, cap. III, vers. 1 a 7.)
LA TRANSICIÓN AL MEDIEVO 51
18. G estación de la guerra santa e n e l C orán
Véase texto comentado como modelo al comienzo de este ca
pítulo.
Bibliografía
Comentario
1) El presente texto se encuentra dentro de los testi
monios de tipo narrativo del Medievo. De ellos, los anales
son una de sus más acabadas expresiones. El documento se
limita a dar constancia de un acontecimiento: la coronación
de Carlomagno como emperador en la Navidad del 800 por
el pontífice León III.
2) El entorno histórico-potítico del texto es de sobra
conocido: la dinastía carolingia, afirmada en el trono en los
anteriores años, llega a la cima de su poder con las afortu
nadas campañas militares de Carlos contra sajones, lom
bardos, musulmanes, etc. La crisis del Imperio bizantino y
la alianza del pontificado con los monarcas francos harán
el resto. Los acontecimientos se precipitarán hasta desem
bocar en uno de los más importantes del Medievo: la coro
nación imperial de Carlomagno, expuesta de forma concisa
en este fragmento que comentamos.
3) El análisis pormenorizado de personajes, institucio
nes, referencias geográficas, etc., nos conduce a valorar una
serie de expresiones:
a) Remitiéndonos en primer lugar a las puramente
geográficas, veríamos cómo el país de los griegos es una clarí
sima alusión al Imperio romano de Oriente. Tiene, sin em
bargo, ciertas connotaciones peyorativas. En efecto, el autor
del texto no habla de «imperio», sino de país (pars), como
pretendiendo rebajar su condición política. El propio térmi
no griegos puede suponer también una cierta conciencia de
distanciamiento entre las poblaciones deí Occidente y las
de Oriente. En efecto: si los bizantinos se dan a sí mismos el
nombre de «romeioi» (romanos), los occidentales los desig
LA ALTA EDAD MEDIA 59
nan sólo como «griegos», en un intento de considerarse ellos
como los únicos «romanos» por su progresiva vinculación a
un pontificado erigido en heredero de la vieja Roma.
Roma (otra de las expresiones recogidas en el texto),
aunque decaída físicamente en el Medievo, sigue teniendo
una gran fuerza moral. Contrastan su ruina material y su
contracción demográfica con la admiración que su glorioso
pasado sigue despertando entre los jóvenes Estados ger
mánicos. Para los bizantinos, Constantinopla era la segun
da Roma. Pero para los occidentales la universalidad de la
Roma del Tíber se sigue manteniendo, y se hablará de
la translatio de su jefatura política a los pueblos germanos
asentados en el Occidente. La posesión de la ciudad se iden
tifica con la del poder universal.
Importante a tener en cuenta es también la forma en la
que el autor del texto se refiere a las grandes áreas sobre las
que se extiende el poder de los carolingios: se dice que Car
los posee Roma, «así como también Italia, la Galia y Ger-
mania». Notamos un empleo de las expresiones tradiciona
les: la Galia correspondería a un territorio situado entre el
Rin y el Atlántico y el canal de la Mancha y los Pirineos.
Grosso modo, lo que hoy corresponde a Francia. Germania
se identifica en el texto con un espacio más reducido que el
reconocido por los autores clásicos: corresponde sólo al
área situada entre el Rin y el Elba. Algo semejante cabría
decir de Italia, pues el dominio efectivo de Carlos en ella se
reducía a la mitad norte de la península. Al sur de Roma,
las influencias se reparten en estos momentos entre bizanti
nos, señores «lombardos» y algunas ciudades dotadas de
cierto margen de autonomía, como Amalfi, Gaeta o Nápo-
les. A lo largo del Medievo, esta identificación del «reino de
Italia» con la mitad septentrional de la península llegará a
ratificarse. La mitad meridional pasará a designarse con los
nombres de reino de Nápoles o de Sicilia.
Hay que observar también cómo el término Francia no
aparece en el texto. Cuando se utilice a lo largo del siglo ix
será con un sentido más amplio, para designar todo el terri
torio de la Galia y Germania, a las que, respectivamente, se
las denominará «Francia Occidentalis» y «Francia Orienta-
60 TEXTOS Y DOCUMENTOS DE ÉPOCA MEDIEVAL
lis». Incluso, entre ambas, cabrá una «Francia Media»,
correspondiente a Lotaringia. Véase, al respecto, el texto
número 25, referente al reparto de Verdún.
Puede advertirse también cómo el bloque territorial al
que el texto se refiere se caracteriza por su fuerte continen-
talidad. Con la reserva de lo expuesto antes para Roma,
puede apreciarse que nos encontramos ante una reafirma
ción de la traslación hacia el norte de los grandes centros
políticos. Véase, sobre este tema, el texto número 5. Ténga
se en cuenta igualmente la preferencia de Carlomagno por
Aquisgrán como capital.
A título complementario —y consultado el correspon
diente mapa histórico—, resulta de interés comparar el
imperio de Carlos con las entidades políticas situadas al
otro lado de las marcas fronterizas: árabes, anglosajones,
eslavos, escandinavos...
b) En segundo término, el texto nos presenta una serie
de personajes a los que es necesario valorar en el desarro
llo de los acontecimientos.
De entrada (y abundando en criterios antes expuestos),
el autor del texto resta importancia al Imperio de Bizáncio,
cuyo trono considera vacante por ocuparlo una mujer, la
emperatriz Irene. Este motivo se-ve como suficiente para
una restauración del título imperial en Occidente.
La figura de Carlos aparece en el texto como un sujeto
un tanto pasivo de los acontecimientos. No parece en efec
to, que el monarca franco buscase conscientemente el título
imperial, ya que las sutilezas de su significado se le escapa
ban a él —un germano, a fin de cuentas— en buena parte.
Ello, sin embargo, no será obstáculo para que el ejercicio de
su autoridad se llevase a la práctica con una firmeza que
sus sucesores no iban a poder mantener.
La figura del Papa aparece en el texto en un primerísimo
plano («le pareció al Papa León...», «consagración del Papa
León...»). Pero hay que tener en cuenta que el pontífice se
mueve al compás de una serie de acontecimientos: la nece
sidad de encontrar un protector en el monarca franco en
unos momentos en que las facciones nobiliarias romanas se
muestran inquietas, o la búsqueda de un contrapeso en
LA ALTA EDAD MEDIA 61
Occidente frente a la asfixiante tutela de los emperadores
de Constantinopla. La actuación de León III se presentó así
parcialmente movida por unos intereses demasiado inme
diatos. Pero ello no fue obstáculo para constituir el prece
dente en que sus sucesores se apoyarán para arrogarse el
derecho de consagrar a los emperadores como condición
sine qua non para poder ejercer como tales.
La expresión «los padres que en asamblea...» puede iden
tificarse tanto con el entourage pontificio como con los con
sejeros de Carlos. En efecto, Alcuino de York, Amo de Salz-
burgo, o Riculfo de Maguncia serán los verdaderos artífices
de la restauración imperial. Protagonistas del «renacimiento
carolingio», estos personajes soportaban mal la idea del
mantenimiento de la dignidad imperial en Constantinopla.
En último término, en el documento aparece un protago
nista colectivo en la figura de «todo el pueblo cristiano». Tal
expresión empieza a sustituir a la antigua de pueblo romano.
Supone una nueva concepción universalista, derivada no ya
de una dependencia política, sino de una comunión espiri
tual con Roma. Se ha dicho, así, que el Imperio de Carlos
conecta más con el de Constantino que con el de Augusto.
Ello nos llevaría a otro orden de consideraciones.
4) ¿Cuál es la valoración que puede darse a este Impe
rio restaurado en el Occidente? Con el texto que estamos
analizando a la vista y el auxilio de otros testimonios se
puede llegar a una serie de conclusiones.
El primer problema que se plantea —insistimos— eg el
de la compatibilidad o no del imperio carolingio con el de
Constantinopla.
La coronación del 800 tenía características —cara a
Constantinopla— de un verdadero golpe de Estado, ya que
la dignidad imperial se consideraba única y afincada a ori
llas del Bosforo. Aparte de las justificaciones antes esgrimi
das, «los padres que en asamblea estaban» podían alegar
otras. En efecto, frente a las graves conmociones espiritua
les de Oriente (el fantasma de la iconoclastia seguía laten
te), Carlos podía ser presentado como el campeón de la
ortodoxia. Ni el pontífice ni los consejeros áulicos del sobe
62 TEXTOS Y DOCUMENTOS DE ÉPOCA MEDIEVAL
rano carolingio se pararon a considerar las implicaciones
políticas derivadas de esta decisión. Carlomagno trató de
solventarlas bien por las armas (guerra abierta con Bizan-
cio por la posesión de Venecia) o por la diplomacia: nego
ciaciones con miras a una unión matrimonial, y, en última
instancia, coexistencia pacífica de los dos emperadores.
El segundo extremo a considerar en la valoración global
del texto concierne a la dimensión religiosa que va a tener el
imperio. Un cierto mesianismo (comparaciones de Carlos
con David y Salomón, del imperio con un nuevo Israel, etc.)
influirá a favor del monarca franco en unos años en los que
la posición del pontífice era demasiado débil. La Cristian
dad occidental, en su doble dimensión política y espiritual,
será gobernada por Carlomagno. El texto que analizamos
nos situaría así en uno de los capítulos de la historia de las
relaciones entre el «regnum» y el «sacerdocium» que tanto
juego darán a lo largo del Medievo. Véanse, al respecto, los
textos números 15, 43 a 46 y 96 para establecer las oportu
nas comparaciones.
5) En lo referente a la procedencia del texto, cabe decir
que se encuadra en un bloque de testimonios coetáneos,
bajo el común denominador de Anales, redactados en
monasterios, muchos de ellos cercanos al valle del Rin:
Anales Reales, Anales de Metz, de Fulda, de Lorsh, de Saint
Bertin, etc. En todos, la coronación del 800 es recogida de
forma destacada.
Complemento de estos testimonios sería la Vita Karoli,
de Eginardo. Todos ellos son expresión de un movimiento
cultural conocido bajo el enfático nombre de «Renacimien
to Carolingio». El papel de los eclesiásticos en la redacción
del presente texto es evidente, más aún si tenemos en cuen
ta el lugar de primer orden que se reserva a los clérigos en
la restauración imperial, y otras expresiones, tales como
«sometiéndose con toda humildad a Dios...».
6) Resulta innecesario recalcar la importancia del texto
y la proyección que el acontecimiento que refleja va a tener
en el futuro. De todo lo anteriormente expuesto y de las
LA ALTA EDAD MEDIA 63
comparaciones que el lector vaya haciendo con otros textos
recogidos en este volumen (tal y como antes hemos sugeri
do) pueden sacarse fáciles e importantes conclusiones.
Orientación bibliográfica
23. E v a n g e liz a c ió n d e l o s e s la v o s
Los eslavos [de Moravia] estaban ya bautizados, así como sus
príncipes, cuando Rotislav, Sviatopolk y Kotsel se dirigieron al
emperador Miguel y le dijeron: «Nuestro país está bautizado, pero
no tenemos maestros que nos instruyan y nos expliquen los libros
sagrados. Pues nosotros no comprendemos la lengua latina ni la
griega. Unos nos instruyen de una manera, los otros de otra, de
manera que no podemos captar ni la letra ni el sentido de la Escri
tura. Envíanos maestros que sean capaces de expresamos las pala
bras del libro y su sentido.»
Comprendiendo esto, el emperador Miguel convocó a todos
los filósofos y les repitió las palabras de los príncipes eslavos. Los
filósofos dijeron entonces: «Hay en Salónica un hombre llamado
León. Tiene hijos que conocen la lengua eslava; dos hijos eruditos
filósofos.» Entendiendo esto, el emperador les mandó buscar a
Salónica, diciendo a León: «Envíanos pronto a tus hijos Metodio y
Constantino.» León, comprendiendo esto, los envió rápidamente.
Llegaron ante el emperador, que les dijo: «Los eslavos me han
enviado una delegación para pedirme un maestro que pueda
explicarles los libros santos.» Accedieron a la solicitud del empe
rador y éste los envió a la tierra eslava, junto a Rotislav, Sviato
polk y Kotsel.
Desde su llegada, establecieron las letras del alfabeto eslavo y
tradujeron los Hechos de los Apóstoles y los Evangelios. Los eslavos
se alegraron de poder entender en su lengua las grandezas de Dios.
Tradujeron a continuación el Salterio, el Octoico y otros libros.
Algunos se levantaron contra ellos murmurando: «No conviene
que ningún pueblo tenga otro alfabeto que el hebreo, el griego o el
latino, según se deduce de la inscripción que hizo colocar Pilatos
sobre la cruz del Señor.» El Papa de Roma reprendió a los que
murmuraban contra los libros eslavos, diciendo: «Que se cumpla
66 TEXTOS Y DOCUMENTOS DE ÉPOCA MEDIEVAL
lo dicho en las Escrituras: que todas las lenguas alaben a Dios.» Y
añadió: «Todas las lenguas proclamarán las grandezas de Dios,
según les dio a expresar el Espíritu Santo. Y si alguno censura la
escritura eslava que sea apartado de la Iglesia hasta que se corrija,
pues son lobos y no corderos; conviene reconocerlos por sus frutos
y guardarse de ellos. En cuanto a vosotros, hijos, escuchad la doc
trina divina, no rechacéis la enseñanza de la Iglesia, tal y como os
ha instruido vuestro máestro Metodio.»
(«Crónica de los tiempos pasados [o de Néstor]».
Recogido en Prémiers Chrétiens de Russie, París,
Éd. du Cerf, 1966, pp. 35-37.)
27. E x p lo ta c ió n d e u n a v il l a c a ro lin g ia :
su s INSTALACIONES y DEBERES DE LOS CAMPESINOS
HACIA EL SEÑOR
Hay en Villeneuve un manso de señor, con habitación y otros
edificios en cantidad suficiente. Ciento setenta y dos bonniers de
LA ALTA EDAD MEDIA 69
tierras arables en las que pueden sembrarse ochocientos moyos.
Hay noventa y un arpendes de viñedo, donde pueden cosecharse
mil moyos; ciento sesenta y seis arpendes de pradera, donde pue
den recogerse ciento sesenta y seis carros de heno. Hay tres harine
ros, cuyos censos producen cuatrocientos cincuenta moyos de gra
no. Otro no está sujeto a censo. Hay un bosque de cuatro leguas de
circunferencia, donde pueden engordar quinientos cerdos.
Hay una iglesia bien construida con todo su mobiliario, una
habitación y demás edificios en cantidad suficiente. De ella depen
den tres mansos. Repartidos entre el cura y sus hombres hay vein
tisiete bonniers de tierra arable y una ansange, diecisiete arpendes
de viña, veinticinco arpendes de pradera. De ella procede en cali
dad de «regalo» un caballo. Tiene a su cargo la labranza para el
señor de nueve perches y una ansange, y dos perches para los ce
reales de invierno, y debe cercar cuatro perches de prado.
Actardo, colono, y su mujer, colona, llamada Eligilda, hombres
de Saint-Germain, tienen con ellos seis niños, llamados Ageto,
Teudo, Simeón, Adalsida, Deodata, Electardo. Cultivan un manso
libre que comprende cinco bonniers de tierra de labor y dos ansan-
ges, cuatro arpendes de viña, cuatro arpendes y medio de prado.
Entrega para la hueste cuatro sueldos de plata, y el otro año dos
sueldos para la entrega de carne, y el tercer año, para la entrega de
forraje, una oveja con su corderillo. Dos moyos de vino por el dere
cho de usar el bosque, cuatro dineros para poder coger madera;
para el acarreo, una medida de madera. Ara cuatro perches para
los cereales de invierno y dos para los de primavera. Prestaciones
con animales o a mano, tantas como se le mande. Tres gallinas,
quince huevos. Tiene que cercar cuatro perches de prado [...].
[...] Adalgario, esclavo de Saint-Germain, y su mujer, colona,
llamada Hairbolda, hombres de Saint-Germain. Éste ocupa un
manso servil. Hadvoldo, esclavo, y su mujer, esclava, llamada Gui-
nigilda, hombres de Saint-Germain, tienen con ellos cinco hijos:
Flotardo, Girioardo, Airolda, Advis, Aligilda. Éstos ocupan un
manso libre que comprende un bonnier y medio de tierra arable,
tres cuartos de arpende de viña, cinco arpendes y medio de prado.
Hace en la viña cuatro arpendes. Entrega para usar el bosque tres
moyos de vino, un setier de mostaza, cincuenta mimbres, tres
gallinas, quince huevos. Los servicios manuales, donde se le man
de. Y la mujer esclava teje sargas con la lana del señor y embucha a
las aves de corral tantas veces como se lo mandan.
Ermenoldo, colono de Saint-Germain, y su mujer, esclava;
Focaldo, esclavo, y su mujer, esclava, llamada Ragentisma, hombres
de Saint-Germain. Estos dos ocupan un manso servil que contiene
70 TEXTOS Y DOCUMENTOS DE ÉPOCA MEDIEVAL
dos bonniers, una ansange y media de tierra arable, un arpende de
viña y dos arpendes y medio de prado. Debe este manso lo mismo
que el precedente. La mujer, esclava, y su madre, tejen sargas y
embuchan a las aves de corral tantas veces como se les manda.
(Polyptique de l’abbaye de Saint-Germain-Des-Prés.
Ed. A. Longnon, París, 1886, pp. 218 y 230. Extrac
tado por G. D uby en Economía rural y vida campe
sina en el occidente medieval, Barcelona, Ed. Penín
sula, 1968, pp. 468-470.)
31. U n a a g r e sió n n o r m a n d a d u r a n t e e l r e in a d o
d e O r d o ñ o I d e A st u r ia s (8 5 0 -8 6 6 )
32. V ictoria d e l o s a n g l o sa jo n e s e n B r u n a n b u r h
s o b r e lo s n o r m a n d o s n o r u e g o s a se n t a d o s
e n D u b l ín (9 3 7 )
33. U n a in c u rs ió n h ú n g a ra e n e l 9 2 4 s o b r e e l n o r t e
d e I ta lia y e l s u d e s te d e l a G a lia
Los húngaros, conducidos por el rey Berenguer, a quien los
lombardos habían rechazado, devastaron Italia. Pavía, ciudad muy
poblada y próspera, fue incendiada, desapareciendo ingentes
riquezas... Seguidamente, los húngaros franquearon los pasos de
los Alpes, llegando a la Galia. Rodolfo, rey de la Galia Cisalpina, y
Hugo de Vienne los acorralaron en los estrechos desfiladeros de
los Alpes. De allí escaparon por un lugar desatendido y se abalan
zaron sobre la Gotia. Los mencionados duques que los perseguían
exterminaron a quienes pudieron encontrar a su paso. Mientras
tanto, Berenguer, rey de Italia, era muerto por los suyos.
Annales, ed. Ph. Lauer, París, Éd. Picard,
(F lo d o a rd o ,
1906, pp. 22-23.)
35. D io s — c ausa d e t o d o a m o r — pu n t o d e a r r a n q u e
Y DE RETORNO DE TODOS LOS MOVIMIENTOS AMATORIOS,
seg ún E sco to E r iú g e n a ( h acia el 865)
En consecuencia, con toda justicia se llama a Dios Amor, ya
que es la Causa de todo amor, se difunde por todas las cosas, reú
LA ALTA EDAD MEDIA 75
ne todas las cosas en la unidad, y vuelve sobre sí mismo en un
retomo inefable, y acaba en Él mismo los movimientos amatorios
de todas las creaturas. La misma difusión de la Naturaleza Divina
por todas las cosas que son en Ella y por Ella, es denominada
Amor de todas las cosas. No porque de algún modo se difunda lo
que carece de todo movimiento, y todo lo llena simultáneamente,
sino porque por todas partes difunde la mirada de una mente
racional y lo mueve —como Causa que es de la difusión y del
movimiento del espíritu— hacia Él, investigando, hallando, y, en
cuanto es posible, entendiendo, ya que llena todas las cosas para
que sean y, por la pacífica unión del amor universal, reúne en uni
dad infraccionable y toma conjuntamente de forma inseparable
las cosas que son con lo que Él es.
(J. E s c o to E riú g e n a , División de la naluraleza, ed .
F. J. Fortuny, Barcelona, Orbis, 1984, p. 153.)
36. B a u t ism o de H a r o ld o ,
REY DE LOS DANESES, EN EL 8 2 6
(PALABRAS QUE EL REY DIRIGIÓ A LUIS EL PIADOSO)
Gran emperador, te voy a indicar, si tu alta voluntad me lo
ordena, las razones que a mí y a los míos nos han traído hasta tu
palacio. Fiel a las tradiciones de mis antepasados, he conformado
mi actitud hasta el presente de acuerdo con lo que mi origen me
indicaba: he rendido a mis dioses y diosas el debido culto y les he
dirigido mis oraciones, a fin de que pusiesen bajo su protección al
reino de mis padres, a mi pueblo, sus bienes y casas, a fin de que
les evitasen el hambre y las desgracias de toda especie, y nos fue
sen favorables en todo. Ebon, vuestro sacerdote, vino durante
algún tiempo a tierras normandas y proclamó y defendió otras ver
dades, sosteniendo que hay un solo Dios, creador del cielo, de la
tierra, del mar, y que a Él debe ir dirigido todo honor, y que ha
sacado del limo a los dos seres humanos cuya posteridad ha habi
tado la tierra. Este Dios supremo envió entre nosotros a su hijo,
cuyo costado herido derramó una ola de sangre: todos los pecados
del hombre fueron lavados y el hombre ha resucitado en el reino
de los cielos... En cuanto a los dioses que nuestras manos forjaron
en el metal, vuestro sacerdote los llamó ídolos vanos y les negó
toda existencia. Es aquélla, benévolo emperador, la religión que el
muy santo sacerdote Ebon dice que es la vuestra. Recibiendo mi
confianza y esclarecido por sus nobles palabras, creo en el Dios
76 TEXTOS Y DOCUMENTOS DE ÉPOCA MEDIEVAL
verdadero y reniego de mis ídolos. He aquí por qué he venido con
mis navios a vuestro reino: para asociarme a vuestra fe.
César respondió: «Amado Haroldo, lo que pides te lo concede
ré, tal como lo solicitas, y doy por ello gracias a Dios»... Termina
dos los santos preparativos, César y Haroldo se dirigieron a la
iglesia.
, Le N o ir, «Poéme sur Louis le Pieux», en Les
(E rm o ld
classiques de l’Histoire de France au Moyen Age,
París, Éd. Champion, 1932, versión de D. Faral,
pp. 167-171.)
37. F u n d a c ió n d e B a g d ad p o r M a n s u r (7 6 2 )
Esta isla, entre el Tigris al Este y el Eufrates al Oeste, es un
lugar para un mercado mundial. Todos los barcos que ascienden
LA ALTA EDAD MEDIA 77
por el Tigris, procedentes de Wasit, Basra, Ubulla, Ahwaz, Fars,
Uman, Yamama, Bahrayn y más allá, recorrerán sus aguas y ancla
rán aquí. Mercancías traídas en barcos sobre el Tigris, procedentes
de Mosul, Diyar-Rabia, Adarbayyan y Armenia, y a lo largo del
Éufrates, oriundas de Diyar-Mudar, Raqqa, Siria y los pantanos
colindantes, Egipto y África del norte, serán transportadas y des
cargadas aquí. Será la ruta para las poblaciones de Yabal, Isfahan
y los distritos de Jurasan. Dios sea loado, que la preservó para mí e
hizo que la menospreciasen todos los que vinieron antes que yo.
En nombre de Dios la edificaré. Entonces viviré en ella mientras
viva y mis descendientes morarán en ella después de mí. Será
seguramente la ciudad más floreciente en el mundo.
(Recogido del geógrafo Ya’qubi, en B. L ewis , Los ára
bes en la Historia, Madrid, Espasa Calpe, 1956,
p. 104.)
Comentario
Tenemos en esta carta un acabado testimonio de tipo
jurídico-estatutario, muy abundante en los siglos de pleni
tud del Medievo: una carta de privilegios otorgada a los
vecinos de una localidad.
1) El documento se inicia con un protocolo, largo
exordio en el que se mezclan citas piadosas (paciencia divi
na) con otras de carácter más pragmático: necesidad de
constancia escrita de los acuerdos entre el conde de Dreux y
los vecinos del lugar.
El documento también se hace eco de algunas manifes
taciones políticas y económicas de los años finales del si
glo xii, en los que confluyen el afianzamiento del poder
monárquico en la Francia Capeto y la expansión económica
que experimenta el Occidente europeo en general.
El documento ha sido redactado —la fecha y algunos
pasajes del protocolo son lo bastante elocuentes— en el
momento de transición entre dos reinados: el de Luis VII (el
concedente se titula «Hermano de Luis, ilustre rey de Fran
cia...») y el de Felipe II Augusto («siendo Felipe rey de
Francia...»). A mayor abundamiento, se hacen constar los
90 TEXTOS Y DOCUMENTOS DE ÉPOCA MEDIEVAL
nombres del pontífice del momento (Alejandro III) y de los
prelados de Sens y Chartres, sin duda las dos personalida
des eclesiásticas de mayor rango, de las que dependerían a
efectos espirituales los vecinos de la comunidad de Dreux.
Queda así, en cierto modo, esbozada la significación de
los principales personajes que aparecen en el texto. En un
segundo plano figuran la esposa del conde Roberto, Inés de
Braine, y su hijo, también llamado Roberto, incluidos como
corresponsables de la confirmación de la carta.
2) Pasaremos ahora a analizar el texto en función de
los términos de naturaleza económica o jurícLico-política:
a) El más sobresaliente de todos es el de comuna, con
cepto de una gran amplitud y riqueza de matices.
En pocas palabras y remitiéndonos a sus orígenes, una
comuna puede ser definida como una asociación de perso
nas comprometidas en la defensa de unos intereses profe
sionales o vecinales frente a las amenazas procedentes, en
muchos casos, de los poderes tradicionales de signo feudali-
zante. El término es, en este sentido, equiparable a otros
muchos: comunio, conjuratio, común, universitas, fratemi-
tas... y, en un sentido excesivamente amplio, al de corpo
ración.
En el sentido vecinal de la expresión, este tipo de asocia
ciones puede ser un primer paso para la posterior organiza
ción corporativa de una vida política definitivamente desli
gada de los lazos del señor.
Sin embargo, en la presente carta no parece que los
vecinos de Dreux quieran ir tan lejos: parecen haberse jura
mentado sólo para conseguir algunas ventajas de tipo eco
nómico, no para romper con la autoridad del conde, a la
que siguen sometidos.
b) En segundo lugar nos encontramos en el texto con
un gran número de expresiones de naturaleza feudal. Inclu
so a través de ellas se puede analizar el término feudal en su
doble acepción:
— Como modo de producción. En el texto hay amplias
referencias a las cargas a que está sometido el pueblo llano
y que se tratan de suprimir o, al menos, de aliviar: tolte y
LA PLENITUD DEL MEDIEVO 91
talla, impuestos a menudo arbitrarios. Monopolios de moli
no y lagar, típicos del régimen feudal. Imposición sobre la
venta de bebidas y compra de vino para revender y, en últi
ma instancia, el banvin, derecho de los señores a vender su
vino antes de que lo hicieran sus terrazgueros. Imposición
ésta semejante al relego castellano.
El término ban que aparece en el texto tiene también
amplia proyección en el léxico feudal. Es identificable con
el principio de autoridad, con el poder de mandar y castigar
de los señores. Numerosos vocablos se construirán a partir
de esta raíz: banalidad (referida a los monopolios antes
mencionados), banlieu, banvin, banneret, bannir, banniére,
heriban (convocatoria militar), etc.
— Como conjunto de instituciones que respaldan gene
ralmente compromisos de tipo militar.
En el caso que nos concierne, estas relaciones no sólo
son entre miembros de la casta militar, sino también entre
el señor y los «burgueses» de Dreux. Hay expresiones muy
significativas: la prestación de carretas —también dentro de
ciertas limitaciones— para que el conde pueda cumplir sus
obligaciones de auxilium militar en la hueste del rey. La
obligación de los burgueses de «defender nuestra plaza
fuerte de Dreux» es un servicio equiparable a los castellanos
de castellería o anubda.
Por otra parte, aparece la cuña condal como organismo
consultivo y judicial. En ella, el «juicio de hombres sabios y
de nuestros fieles» (¿algunos eclesiásticos y caballeros
situados jerárquicamente por debajo del conde?) parece
desempeñar las obligaciones típicas del consilium feudal.
En el caso presente, para hacer de fuerza arbitral en la dis
puta entre el conde y los «burgueses» de Dreux.
c) De los personajes en juego, la figura del conde
Roberto es la más destacada. Ella nos introduce en la
dimensión estrictamente política del documento.
Aparece muy estrechamente vinculado a la familia real.
Más aún, el condado de Dreux se encuentra ubicado dentro
del dominio real, a mitad de camino entre París y Chartres.
El hecho de que un segundón de la casa reinante ostente un
pequeño feudo supone, a escala reducida, un precedente de
92 TEXTOS Y DOCUMENTOS DE ÉPOCA MEDIEVAL
la ulterior política de los monarcas Capeto de conceder
amplios territorios (apanages) a los segundogénitos, a fin de
evitar posibles reclamaciones al trono, transmisible ya por
vía de primogenitura. En los momentos a que se refiere el
texto que comentamos (1180), el dominio real es aún muy
reducido —prácticamente París y los alrededores—, y tal
política sólo es viable mediante la donación de pequeños
condados, segregados de éste.
Por otro lado, la actitud del conde Roberto entronca con
la política desarrollada desde años atrás por sus mayores,
que también extendieron cartas de privilegio a distintos
núcleos de población. En el caso de la presente se deduce
que la comuna existía ya en Dreux desde Luis VI («les
hemos concedido la comuna que hicieron en los tiempos
del rey nuestro padre...»), pero o no había cuajado definiti
vamente o había sufrido algún quebranto o no se habían
fijado por escrito las cláusulas.
3) En función de todo lo antes expuesto, se podrían
hacer algunas consideraciones globales de sumo interés.
El presente texto es, en efecto, reflejo de una situación
histórica designada como «revolución comunal», primer
triunfo de la burguesía frente al orden feudal, renacimiento
de la vida urbana, etc.
a) Todo ello, sin embargo, ha de ser visto dentro de un
contexto eminentemente feudal y transaccional. Los términos
en los que la carta de libertades de la comuna de Dreux va
redactada son elocuentes. No hay —conviene insistir— una
ruptura total entre el orden «feudal» y el orden «burgués».
En algunos casos la conquista de libertades ha podido ser
violenta (caso de la comuna de Laon de 1112), pero no con
viene generalizar. Los casos más frecuentes responden al
acuerdo entre dos fuerzas —nobles y burgueses— o a conce
siones regias: caso de la comuna de Lorris bajo Luis VI.
Aparte de los marcos feudales en que la carta se redacta,
hay que tener en cuenta también el ámbito esencialmente rural
en que la comuna parece desenvolverse. Ello nos llevaría a
tener presentes diversas tesis hoy enjuego a la hora de escudri
ñar en el resurgir de las ciudades: ¿como producto de la
LA PLENITUD DEL MEDIEVO 93
influencia de los mercaderes internacionales?, ¿como resulta
do de la propia expansión agraria del Occidente en estos años?
El caso de Dreux parece encuadrable en el segundo tipo. La
serie de razones antes expuestas parecen avalar esta idea.
El término burgueses, repetido a lo largo del texto, se
presta a ciertas matizaciones. Posiblemente hay que reducir
su alcance cuantitativo por estar empleado con una cierta
generosidad. La venta de vino parece ser —según se deduce
de las cláusulas de la carta— la única actividad mercantil
destacada.
En última instancia, la expresión «nuestra plaza fuerte
de Dreux» puede darnos medida del carácter eminentemen
te militar de este núcleo de población. Sin duda, Dreux, vie
ja ciudad gala, se había visto en la Alta Edad Media reduci
da a una especie de burgo fortificado a cuyo amparo los
vecinos de los contornos habrían desarrollado sus activida
des agrícolas o comerciales.
b) El autogobierno comunal (logrado de forma más o
menos pacífica) es un movimiento general en todo el Occiden
te desde fines del siglo x. Afecta tanto a núcleos de población
calificables de urbanos como a entidades esencialmente
rurales. En muchas ocasiones la autonomía lograda no es
total. Así, en Dreux, la autonomía administrativa de los bur
gueses y sus derechos de justicia son muy limitados.
Una carta comunal puede servir de modelo para la con
cesión de garantías y libertades a otras localidades. La de
Dreux, sin duda, se aplicó en otros núcleos de población.
Algo parecido sucedió con los fueros españoles, concedidos
por los monarcas con vistas a la mejor población o defensa
del territorio. Está ya universalmente admitida la expresión
«familias de fueros».
4) Con todo, el m ovim iento de autogobierno no siguió
forzosamente un camino ascendente. Una serie de circuns
tancias podrán llegar a actuar como limitadoras: la política
intervencionista de los monarcas, las tensiones internas de
las ciudades (caso de las comunas italianas), que llevan a la
búsqueda de un poder arbitral que acaba convirtiéndose en
despótico... En muchos casos, la organización municipal,
94 TEXTOS Y DOCUMENTOS DE ÉPOCA MEDIEVAL
de carácter impersonal y corporativo, desembocará en un
gobierno unipersonal e individualista: corregidores caste
llanos, condottieri italianos, etc. (Véase texto 108.)
El término comuna, sin embargo, a pesar de su deca
dencia en el Bajo Medievo y de su consiguiente decrepitud,
será capaz en el futuro de actuar como mito reivindicatorío.
Su última expresión la encontraremos en la conmoción
popular aq ue sacudió a París en 1871.
Orientación bibliográfica
4 9 . S a n L u is (1 2 2 6 -1 2 7 0 ) r e f o r m a e l p re b o s ta z g o
d e P a rís
El prebostazgo de París se vendía por entonces a los burgueses
de la ciudad o algunos de ellos. Cuando alguno lo compraba, soste
nía a sus hijos o sobrinos en sus ultrajes, pues los jóvenes confia
ban en sus padres y amigos cuando estaban al frente del cargo. Por
ello, el pueblo menudo estaba postergado y no podía obtener justi
cia de los hombres ricos, por los grandes presentes que éstos ha
cían al preboste. El que decía en este tiempo la verdad delante del
preboste o quería guardar su juramento para no ser perjuro por
haber tenido que responder por deudas o por alguna otra cosa, era
multado por el preboste y castigado. Por las grandes injurias y
rapiñas que eran cometidas en el prebostazgo, el pueblo menudo
no osaba permanecer en la tierra del rey, sino que iban a morar a
otros prebostazgos y señoríos. La tierra del rey estaba tan desierta
que, cuando el preboste tenía sus audiencias, no venían a ellas más
que diez o doce personas. Por ello, había multitud de malhechores
y ladrones en París que se extendían a toda la región. El rey puso
gran diligencia para guardar al pueblo menudo [...] hizo encuesta
en todo el reino a fin de encontrar un hombre capaz de adminis
trar buena y rígida justicia y que no favoreciese a los ricos más que
a los pobres.
Se le indicó a Esteban Boileau, el cual guardó de tal forma el
prebostazgo que ni malhechores, ni ladrones, ni asesinos osaron
102 TEXTOS Y DOCUMENTOS DE ÉPOCA MEDIEVAL
permanecer en París que no fuesen colgados o aniquilados, sin que
padres, linajes, oro y plata pudieran servir de garantía. La tierra del
rey empezó a recuperarse y el pueblo vino a ella al ver la buena jus
ticia que se administraba. Se multiplicó y enmendó tanto que las
ventas, compras, tomas de posesión y otras cosas crecieron la mitad
de año en año. Con todo, el reino de Francia se recuperó amplia
mente según testimonian muchas personas ancianas y sabias.
«Histoire de Saint Louis», en Historiens et
(J o in v iia e ,
Chroniquenrs du Moyen Age, Éd. Gallimard, París,
La Piéiade, 1952, pp. 362-363.)
Bibliografía
Bibliografía
69. C o lo n iz a c ió n a le m a n a y fu n d a c ió n d e L ü b e c k
(h a c ia e l 1 1 4 3 )
Adolfo [conde de Holstein] comenzó a reconstruir el castillo de
Segeberg y le rodeó de un muro. Pero el País estaba desierto y
envió mensajeros a todos los países; a Flandes, Holanda, Utrech,
Westfalia y Frisia. Invitó a todos los que no tenían tierras a venir
con sus familias. Recibieron una buena tierra, extensa y fértil, que
producía carne y pescado en abundancia, así como excelentes pas
tos [...]. Después de oír esta llamada, una multitud enorme de gen
tes salidas de pueblos diversos se pusieron en camino con sus
familias y sus bienes y llegaron al país de los Wagrianos, junto al
conde Adolfo, para entrar en posesión de la tierra que se les había
prometido [...].
Luego, el conde Adolfo llegó a un lugar llamado Bucu y encon
tró allí la muralla de un castillo abandonado que en otro tiempo
edificó Cruto, el enemigo de Dios, y una gran isla bordeada por dos
ríos: de un lado corre el Trave y del otro el Wakenitz, cada uno de
ellos con orillas pantanosas y de acceso difícil; pero del lado que
lleva a la tierra se encuentra una colina bastante estrecha, delante
de la muralla. Habiéndola visto en su clarividencia como el lugar
apropiado y el puerto excelente, el conde empezó a edificar una
ciudad que llamó Lübeck, porque no estaba lejos del antiguo puer
to y ciudad de este nombre, que en otro tiempo había edificado el
príncipe [eslavo] Enrique [...].
(Chronica slavorum, de H e lm o ld d e B osau, en H ols
tein, redactada hacia 1171. E n M .G.H., Scriptores
XXI, pp. 55-56.)
LA PLENITUD DEL MEDIEVO 119
[Cuadrilla de Alfande].
Esta es la quadriella de Beniffanda. Gongalvo Corella et Johan
Alffonso que son quadrelleros.
Caualleros mayores non ouo y,
Caualleros medianos non ouo y.
Estos son los caualleros menores que fueron puestos en quan-
tía de v alffabas cada uno dellos.
Ramón de Castellón tiene en Beniffanda xxiii taffullas, que son
v alffabas et vi echauas. Diéronle por emienda de las casas viii taf
fullas, que son i alffaba et media. Tiene en orto iii taffullas, que son
i alffaba et ii ochauas en Neuba.
Tiene en Aduffa i taffulla et quarta, que son vii ochauas. Sum-
ma xxxv taffullas, que son ix alffabas et v ochauas.
Peones mayores non ouo y,
Estos son los peones medianos de la quadriella de Beniffanda
que fueron puestos en quantía de dos alffabas et media cada uno
dellos.
Iohan Riquelm teñe en Beniffanda viii taffullas, que son i alffa
ba et ii ochauas et media. Teñe en lo de maestre Pedro ii taffullas
et quarta, que son i alffaba et ochaua et media. Summa x taffu
llas et quarta, que son ii alffabas et media.
Pero Martínez del Real tiene en Beniffanda viii taffullas, que
son i alffaba et media. Tiene en orto i taffulla, que es iii ochauas.
Tiene en lo de maestre Pedro ii taffullas et quarta, que son i alffaba
et ochaua. Summa xi taffullas et quarta, que son ii alffabas et
media.
Summa destos peones medianos que tienen xxi taffullas et
media, que son v alffabas.
Estos son los peones menores que fueron puestos en quantía
de i alffaba et vi ochauas cada uno dellos.
Pero Artal tiene en Beniffanda viii taffullas, que son i alffaba et
quarta. Tiene en orto en Arffarella i taffulla que es vii ochauas.
Summa ix taffullas, que son ii alffabas et ochaua.
Los fijos de Bemat Uidal tienen en Beniffanda viii taffullas,
que son i alffaba et vi ochauas.
Summa mayor destos peones menores que tenen xvii taffullas,
que son iii alffabas et vii ochauas.
Estos fueron errados que fueron dados por absentes et eran
presentes.
120 TEXTOS Y DOCUMENTOS DE ÉPOCA MEDIEVAL
Ramón de Segarra viii taffullas, que son i alffaba et media.
Domingo Segarra viii taffullas, que son i alffaba et quarta.
Guillen Royz viii taffullas, que son i alffaba et ii ochauas et
media.
Summa destos que fueron errados que tienen xxxii taffullas,
que son v alffabas et ii ochauas et media.
Estos fueron dados por absentes.
Bemat Riquer et su hermano xxxii taffullas que son vi alffabas.
Maestre Matheu c taffullas que son xxiii alffabas.
Maestre Pedro c taffullas que son xxiii alffabas.
Summa destos absentes que son ccxxx taffullas, que son liii alf
fabas.
Summa mayor desta quadriella que tenen todos los herederos
cient et v taffullas et media, et daluar taffullas, que son xxiii alffa
bas et vi ochauas et media.
(Repartimiento de Murcia, ed. Torres Fontes, Madrid,
C.S.I.C., 1960, pp. 42-44.)
Bibliografía
Bibliografía
77. E s ta tu to s d e l a O rd e n d e l C ís te r (1 1 3 4 )
En la Carta de Caridad, entre otras cosas consta que una vez al
año todos los abades de los monasterios, que por la Gracia de Dios
están distribuidos entre las distintas provincias, deben reunirse en
la iglesia de Citeaux, y que deben deliberar allí con el mayor cuida
do sobre la observancia de la santa Regla, la organización de toda
su vida y el mantenimiento de una indisoluble paz entre ellos [...].
126 TEXTOS Y DOCUMENTOS DE ÉPOCA MEDIEVAL
Es por esta razón que, reunidos en asamblea en el susodicho lugar,
han establecido estos capítulos y decidido que deben ser tenidos
para el conjunto de la hermandad de nuestras congregaciones.
I) En qué lugar deben ser construidos los monasterios.
Ninguno de nuestros monasterios debe ser construido en ciu
dades, castillos o villas, sino en lugares alejados de aquellos que
frecuenten los hombres.
II) De la unidad del género de vida en materia divina y hu
mana. *
Para que no deje de existir perpetuamente entre las abadías la
indisoluble unidad, se establece, en primer lugar, que la Regla de
San Benito sea conocida por todos [...].
V) De dónde debe proceder el alimento de los monjes.
El alimento de los monjes de nuestra orden debe proceder del
trabajo manual, del cultivo, de las tierras, de la cría del ganado;
nos está, pues, permitido poseer para nuestro uso aguas, bosques,
viñas, prados, tierras alejadas de las zonas habitadas por los hom
bres del siglo, y animales, salvo aquellos capaces de provocar la
curiosidad y ser objeto de curiosidad más que de utilidad, tales
como ciervos, grullas y otros del mismo género. Para practicar
estos trabajos de los campos y de la ganadería y conservar los fru
tos podemos tener granjas, bien lejos, bien cerca, y nunca más allá
de una jomada de marcha, guardadas por conversos.
IX) Que no poseamos rentas.
Nuestra institución y nuestra orden excluyen las iglesias, alta
res, sepulturas, diezmos de labor [...] y otras cosas semejantes con
trarias a la pureza monástica.
XXXIV) Que la hija visite a la iglesia madre una vez al año.
Se ha establecido en virtud de la humildad cristiana y por la
sabiduría de la Providencia, que será razonable que la hija visite al
menos una vez por año a la iglesia-madre en la persona de su abad.
(«Statuta capitulorum generalium Ordinis cistercien-
sis», ed. Canivez, Lovaina, 1933, pp. 12-32.)
79. U na n o v e d a d e n e l g o b ie r n o d e las ó r d e n e s
r e l ig io sa s : el C apítulo pr o v in cial e n l o s d o m in ic o s
80. L a po br e za absoluta e n la P r im e r a R eg la
d e S a n F ran cisco (1 2 1 5 )
Bibliografía
83 . R a zó n y r e v el a c ió n e n S anto T o m á s (1 2 2 5 -1 2 7 4 )
No cabe más ciencia que la del ser, puesto que solamente se
sabe lo verdadero, que se identifica con el ser. Ahora bien, las cien
cias filosóficas tratan de todos los seres, incluso de Dios, y por ello
una de las partes de la filosofía se llama teología, o ciencia de Dios,
como se ve por el Filósofo. Por consiguiente, no es necesario que
haya otra doctrina además de las ciencias filosóficas.
Por otra parte, dice el Apóstol que toda escritura divinamente
inspirada es útil para enseñar, para argüir, para corregir y para
educar en la justicia. Pero la Escritura, divinamente inspirada, no
pertenece a las ciencias filosóficas, que son descubrimiento de la
razón humana. Luego es útil que, aparte de las ciencias filosóficas,
haya otra doctrina inspirada por Dios.
Respuesta. Fue necesario para la salvación del género humano
que, aparte de las disciplinas filosóficas, campo de investigación
de la razón humana, hubiese alguna doctrina fundada en la revela
ción divina. En primer lugar, porque el hombre está ordenado a
Dios, como a un fin que excede la capacidad de comprensión de
nuestro entendimiento, como se dice en Isaías: «Fuera de ti, oh
Dios, no vio el ojo lo que preparaste para los que te aman.» Ahora
132 TEXTOS Y DOCUMENTOS DE ÉPOCA MEDIEVAL
bien, los hombres que han de ordenar sus actos e intenciones a un
fin, deben conocerlo. Por tanto, para salvarse necesitó el hombre
que se le diesen a conocer por revelación divina algunas verdades
que exceden la capacidad de la razón humana.
Más aún, fue también necesario que el hombre fuese instruido
por la revelación divina sobre las mismas verdades que la razón
humana puede descubrir acerca de Dios, porque las verdades acer
ca de Dios investigadas por la razón humana llegarían a los hom
bres por intermedio de pocos, tras de mucho tiempo y mezcladas
con muchos errores, y, sin embargo, de su conocimiento depende
que el hombre se salve, y su salvación está en Dios. Luego, para
que con más prontitud y seguridad llegase la salvación a los hom
bres, fue necesario que acerca de lo divino se le instruyese por
revelación divina.
Por consiguiente, fue necesario que, aparte de las disciplinas
filosóficas, en cuya investigación se ejercita el entendimiento,
hubiese una doctrina sagrada conocida por revelación.
(Sto. Tomás, Summa teológica, t. I, art. I, question 2,
trad. de R. S uárez, M adrid, B.A.C., 1957, p. 71.)
Ley I
Qué cosa es estudio, et quantas maneras son dél, et por cuyo
mandado debe seer fecho.
Estudio es ayuntamiento de maestros et de escolares, que es
fecho en algúnt logar con voluntad et con entendimiento de apren
der los saberes; et son dos maneras dél; la una es a que dicen estu
dio general en que ha maestros de las artes, así como de gramáti
ca, et de lógica, et de retórica, et de arismética, et de geometría, et
de música et de astronomía, et otrosí en que ha maestros de decre
tos et señores de leyes; et este estudio debe seer establescido por
mandado de papa o de emperador o de rey. La segunda manera es
a que dicen estudio particular, que quier tanto decir como quando
algúnt maestro amuestra en alguna villa apartadamente a pocos
escolares; et tal como éste puede mandar facer perlado o concejo
de algúnt logar.
LA PLENITUD DEL MEDIEVO 133
Ley VI
Cómo los maestros et escolares pueden facer ayuntamiento et
hermandad entre si, et escoger uno que los castigue:
Ayuntamiento et cofradías de muchos homes defendieron los
antiguos que non se fíciesen en las villas nin en los regnos, porque
dellas se levanta siempre más mal que bien: pero tenemos por
derecho que los maestros et los escolares pueden facer esto en
estudio general, porque ellos se ayuntan con entención de facer
bien, et son extraños et de logares departidos: onde conviene que
se ayuden todos a derecho quando les fuere meester en las cosas
que fueren a pro de los estudios o amparanza de sí mesmos et de lo
suyo. Otrosí pueden establecer en sí mesmos un mayoral sobre
todos a que llaman en latín rector, que quier decir tanto como regi
dor del estudio, a que obedescan en las cosas que fueren conveni
bles, et guisadas et derechas. Et el rector debe castigar et apremiar
a los escolares que non levanten bandos ni peleas con los homes de
los logares do ficieren los estudios nin entre sí mismos, et que se
guarden en todas guisas que non fagan deshonra nin tuerto algu
no, et defenderles que non anden de noche, mas que finquen aso
segados en sus posadas; et puñen de estudiar, et de aprender et de
facer vida honesta et buena: ca los estudios para eso fueron esta-
blescidos, et non para andar de noche nin de día armados, traba
jándose de pelear o de facer otras locuras o maldades a daño de si
et a destorbo de los logares do viven: et si contra esto veniesen,
entonces el nuestro juez los debe castigar et endereszar de manera
que se quiten de mal et fagan bien.
{Las siete Partidas del Rey don Alfonso el Sabio, Parti
da II, título XXXI, Madrid, 1972, Ed. Atlas, vol. II,
pp. 340-343.)
8 6. V is ió n d e las pe r e g r in a c io n e s e n D a n t e ( hacia 1 3 0 0 )
En cuanto hube perdido de vista a los peregrinos, decidí escri
bir un soneto que manifestara lo que había dicho en mi fuero
LA PLENITUD DEL MEDIEVO 135
interno. Y para que pareciese más lastimero, me propuse escribirlo
cual si a ella —Beatriz— me dirigiese. Así, pues, compuse el soneto
que empieza «¡Ay, peregrinos de faz cavilosa!».
Escribí peregrinos en la amplia acepción del vocablo, que pue
de sumarse en dos sentidos: amplio y estrecho.
En el amplio sentido, es peregrino quien se halla fuera de su
patria. En el estrecho, sólo se llama peregrinos a quienes van a
Santiago o de allí vuelven. A más, es de advertir que de tres modos
se llama propiamente a quienes caminan para servir al Altísimo.
Llámase «palmeros» a quienes van a Oriente, pues suelen traer
muchas palmas de allí; «peregrinos» a los que van al templo de
Galicia, pues la sepultura de Santiago está más lejos de su patria
que la de cualquier otro apóstol, y «romeros» a los que van a
Roma, que era donde se dirigían mis peregrinos.
(D ante , La vida nueva, ed. F. Almela y V ives , Madrid,
Aguilar, 1931, p. 901.)
Comeni .rio
1) Este texto corresponde a uno de los testimonios
narrativos más típicos de la Baja Edad Media castellana: la
LA BAJA EDAD MEDIA 145
Crónica de Enrique III, redactada por el canciller Ayala en
los años finales del siglo xiv.
En este pasaje se exponen los sucesos correspondientes
a la explosión antijudía más grave sufrida hasta entonces en
la península Ibérica: los pogroms de 1391. El epicentro de la
conmoción se encontró en Sevilla, y de allí saltó a otros luga
res de la Corona de Castilla. Afectó también de forma parti
cularmente grave a los dos principales núcleos de población
de la corona catalano-aragonesa: Valencia y Barcelona.
Los sucesos transcurren entre el 15 de marzo y el 13 de
agosto de 1391 y se saldan con un profundo traum a en la
convivencia entre las diversas comunidades espirituales
afincadas en la península.
2) Para acercamos al entorno y a los precedentes histó
ricos en que los acontecimientos se producen, podemos ir
descendiendo de los hechos más generales a los más par
ticulares:
a) Por lo que respecta a la sociedad europea en general,
el elemento judío fue considerado a lo largo del Medievo
como extranjero al que se debía una particular protección.
Se seguían así las recomendaciones de Gregorio Magno
(590-604). Las comunidades judías pasaron a convertirse en
«propiedad protegida» del príncipe correspondiente. Así,
un Federico II (1212-1250) los considerará «servi camerae
nostrae». Protección especial que no fue barrera suficiente
para impedir periódicas explosiones populares como la que
este texto refleja. Tales conmociones pueden responder a
muy variadas creencias y circunstancias. La más común se
centra en la acusación de «pueblo deicida» dirigida contra
la comunidad mosaica. Desde otro punto de vista, las Cru
zadas —como manifestación de autoconciencia de la socie
dad cristiana— pueden adquirir unos matices populares no
sólo antiislámicos, sino también antijudíos. Asimismo, dis
posiciones emanadas de la élite eclesiástica contribuirán
decisivamente a la humillación del elemento hebreo. Así, el
IV Concilio de Letrán (1215) prohibió el desempeño de car
gos públicos por los hebreos, limitó drásticamente sus acti
vidades financieras y les obligó a llevar signos distintivos en
146 TEXTOS Y DOCUMENTOS DE ÉPOCA MEDIEVAL
el ropaje. El reforzamiento de la autoridad de los monarcas
frente a las distintas fuerzas políticas o espirituales de sus
reinos puede conducir a disposiciones de grave trascenden
cia para las comunidades hebreas. Así es como se decretará
su expulsión del reino de Inglaterra por Eduardo I en 1292.
En último término, las grandes catástrofes demográficas de
mediados del siglo xrv y la crisis económica constituirán
terreno abonado para la búsqueda irracional de culpables.
El elemento judío se convertirá en el fácil chivo expiatorio.
Así sucedió en diversas localidades con motivo de la peste
negra de 1348-1350, justamente unos años antes de la
redacción del texto que comentamos.
b) En cuanto a la sociedad peninsular, ¿cómo se ha lle
gado a la situación que refleja este escrito?
Resulta ya demasiado tópico hablar de la coexistencia
pacífica entre judíos y cristianos en los estados hispanocris
tianos. El Toledo reconquistado por Alfonso VI en 1085 ha
parecido marcar la pauta. Al lado de Alfonso X figurarán
numerosos judíos intérpretes y traductores de la cultura
oriental. Las Partidas, redactadas bajo este soberano, reco
gieron disposiciones francamente restrictivas para la activi
dad del elemento hebreo, aunque este código sólo tuvo
vigencia de hecho desde mediados del siglo xrv. Precisa
mente en estos momentos (años que preceden a los
pogroms recogidos en este texto) toma consistencia un
«frente antijudaico»: conversos —aunque aún escasos—,
frailes mendicantes, Tercer Estado que expone en las Cor
tes sus quejas frente a la práctica de los préstamos usura
rios y, en último término, la propaganda trastamarista, teñi
da de fuertes sentimientos antimusulmanes y antijudíos en
su lucha contra Pedro I. El saqueo de la aljama toledana
será (1355) un hito dentro de la creciente ola antijudía.
3) El análisis en detalle de los hechos concretos y refe
rencias más llamativas que recoge este texto nos llevaría a
un estudio de:
a) Términos con conexiones administrativas o institu
cionales. El consejo de los señores, caballeros y procurado
res supone una constancia de las Cortes de Madrid de 1391,
LA BAJA EDAD MEDIA 147
celebradas al poco de morir Juan I. Como más importante
objetivo se plantearon la configuración de un organismo
de regencia que gobernase durante la minoridad de Enri
que III. Situación, por tanto, de cierto vacío de poder, sus
ceptible de facilitar el éxito de cualquier conmoción popu
lar como la que expone el texto que comentamos.
La referencia a rentas asocia al judío con la percepción
de las cargas fiscales que, en buena parte, eran cobradas
por la Hacienda Real mediante contratos de arrendamiento
con particulares. El odio al judío viene así no sólo de su
papel de prestamista sino también de agente del fisco.
Por aljama se entiende la comunidad judía dotada de
capacidad jurídico-administrativa. Impropiamente se iden
tifica con barrio segregado: judería, cali, judenviertel...
El cargo de Alguacil mayor en un municipio supone, por
encima del de los simples alguaciles, el desempeño de las
funciones supremas judiciales ejecutivas. A nivel superior,
existe en la Corte la figura del alguacil mayor del rey o
alguacil de la casa del rey. Es importante destacar que el
cargo está desempeñado en estos momentos por miembros
de importantes linajes nobiliarios castellanos.
b ) De los personajes a los que el texto hace referencia,
el arcediano Ferrán Martínez supone una premonición de
San Vicente Ferrer, que, en los años siguientes, actuará
de manera ardiente por la conversión del elemento judío.
Los dos miembros de la nobleza que figuran en el texto
(Juan Alfonso, conde de Niebla, y Alvar Pérez de Guzmán)
son exponente significado de la aristocracia andaluza afinca
da en Sevilla en estos años. El primero será adelantado
mayor de la Frontera y el segundo, además de alguacil ma
yor, almirante de Castilla. A los grandes dominios señoriales
de los que serán titulares unirán importantes cargos en la
administración. Fue destacable, según se dice de forma
expresa en el texto, su papel como apaciguadores del tumulto
antijudío. Tal circunstancia enlazaría con dos hechos. El pri
mero, el de los matices antinobiliarios que van a acompañar a
la explosión antisemita. El segundo, el del papel amortigua
dor que la aristocracia castellana va a desempeñar frente al
desbordamiento de las pasiones en algunas localidades.
14 8 TEXTOS Y DOCUMENTOS DE ÉPOCA MEDIEVAL
c) Por último, la relación de ciudades en las que la vio
lencia se desató, y que recoge el texto, es identificable con
los centros de población en los que las comunidades hebre
as eran más nutridas en vísperas de la explosión. A título de
ejemplo, se han fijado; doscientas familias judías para Sevi
lla, trescientas cincuenta para Toledo, entre ciento veinte y
ciento cincuenta para Burgos, no menos de doscientas para
Barcelona, etc.
4) El texto comentado corresponde a una de las últi
mas obras redactadas por el canciller Ayala (1332-1407).
Hasta tal punto que la Crónica de Enrique III sólo queda
cubierta por el autor en los cinco primeros años de reinado
de este monarca.
Dentro del género histórico, las Crónicas de Ayala se ale
jan considerablemente del sentido poético o legendario
de otros testimonios anteriores (p. ej., la Crónica General, de
Alfonso X) para entrar en observaciones más agudas, pro
fundas e, incluso, dramáticas. El*episodio de la matanza de
judíos sevillanos ha pasado, precisamente, a ser considera
do como la más acabada expresión de estas características.
Muy vinculado al aparato administrativo (embajador
repetidas veces, alcalde mayor de Toledo, canciller mayor
de Castilla...), Ayala es una fuente de primera mano para el
conocimiento de las vicisitudes por las que atraviesa la Cas
tilla del momento. A caballo entre el Medievo y el Renaci
miento, vive las grandes conmociones, que sacuden Europa
en estos años: guerra de los Cien Años, Cisma de Occidente
o —por remitimos al texto comentado— la exacerbación de
los sentimientos antisemitas. Se ha sugerido que su visión
de la historia es la de un hombre moderno que trata de
penetrar en los entresijos de los procesos mentales del indi
viduo. Sus traducciones de las Décadas, de Tito Livio,
pudieron ejercer una fuerte influencia en este sentido. Pero,
por otra parte, los esquemas mentales del canciller siguen
siendo profundamente medievales, caballerescos, enmarca
dos en el contexto social del que procedía. Algo semejante a
lo acaecido con su contemporáneo Froissart, personaje de
extracción burguesa pero protegido del estamento nobilia
LA BAJA EDAD MEDIA 149
rio y que con tanto desprecio habla del pueblo bajo. (Véase
texto número 90.)
5) El texto que comentamos es de gran utilidad para el
estudio de la trayectoria histórica del elemento judío en la
Península. Apurándolo, casi se podría hablar de las relacio
nes entre las distintas comunidades espirituales hispánicas
antes y después de 1391.
Aunque es difícil evaluar los daños producidos por los
hechos aquí relatados, las comunidades hebreas sufren un
rudo golpe. Tanto económico (destrucción de muchos de
sus bienes) como demográfico (muertes, huidas al reino
de Granada) y espiritual. En efecto, los pogroms de 1391 acele
raron el proceso de conversiones al cristianismo, transfor
mando progresivamente el problema judío en problema
converso. La literatura de signo antihebreo y anticonverso
será nota característica de las confrontaciones espirituales
del siglo xv en la Península: el coloquio de Tortosa, de 1413;
Sentencia-Estatuto de Pero Sarmiento de 1449, considerado
como el primer estatuto de «limpieza de sangre» de nuestra
historia; el tratado Fortaleza de la fe de fray Alonso de Espi
na, de 1459; algunos pasajes de las coplas satírica^ de los
reinados de los últimos Trastámaras, de los que puede verse
un ejemplo en el texto número 102, etc. Todo ello matizado
por periódicas explosiones populares, como el «Fuego de la
Magdalena», de 1467, en Toledo, al amparo de la anarquía
desatada durante el gobierno de Enrique IV.
En definitiva, el pogrom del que Ayala se hace eco tan
magistralmente constituye un importante episodio de la
marcha hacia la «solución final» del problema judío bajo
los Reyes Católicos, en 1492.
Orientación bibliográfica
Bibliografía
Bibliografía
Ph. D o llin g e r, La Hanse, XII-XVII, París, Aubier, 1964.
J. H e ers, Genes au XV siécle, París, Flammarion, 1971.
M. M o lla t, Le commerce maritime normand á la fin du Moyen Áge, París, Plon,
1952.
Y. R eno uard, Les hommes d'affaires italiens au Moyen Áge, París, 1968.
L. S u á re z F ernández, Navegación y comercio en el Golfo de Vizcaya, Madrid,
C.S.I.C., 1959.
94. P ugna e n t r e g e n o v e s e s y v e n e c ia n o s
e n e l m ar N eg r o
Bibliografía
Bibliografía
9 9. P o g ro m s d e 1391
Véase el texto comentado como modelo al comienzo de este
capítulo.
10 0 . L a s VIRTUDES DE l a p re d ic a c ió n s e g ú n u n s e rm ó n
d e S a n V ic e n te F e r r e r (1 3 5 0 -1 4 1 9 )
En las palabras del Señor: Os haré pescadores de hombres,
adviertan los religiosos y quienes tienen el oficio de la predicación,
que son pescadores; la red es la predicación evangélica. Yo extien
do ahora la red, y si alguno de los que escuchan mi predicación se
proponen abandonar los pecados y los vicios y concibe el propósi
16 2 TEXTOS Y DOCUMENTOS DE ÉPOCA MEDIEVAL
to de volverse a Dios, yo, que soy un pobre predicador, puedo decir
que he capturado un pez. Cuando un noble o un soldado, movidos
por la predicación, abandonan la pompa, el odio o el rencor a su
enemigo, podemos decir que hemos pescado un delfín. ¡Oh, cómo
gustan a Dios estos peces y quienes los pescan! Cuando una noble
señora, movida por la predicación, deja las vanidades, ornamentos
y cosas semejantes, y se confiesa proponiendo vivir rectamente,
podemQS decir que hemos pescado una tonina. Cuando por la pre
dicación se convierte un labriego o un hombre sencillo, pescamos
un barbo. Y cuando se convierte una mujer humilde, podemos
decir que hemos pescado una sardina. En el día del juicio dirá
Cristo a los pescadores: Venid y comed. Y ellos dirán: ¿De qué
hemos de comer, Señor? Entonces les responderá: Traed los peces
que habéis cogido. ¡Oh! ¿Qué será del predicador que no pueda
sino decir: Señor, yo no he pescado sino algas y hierbas, esto es,
dinero, vestidos, celdas, amistades y fama? Por amor de Dios, tra
bajemos para pescar almas, pues el día del juicio llegará cada cual
con las almas que convirtió, y le dirá al Señor: Señor, aquí tienes
los peces que he pescado. ¡Cuántas almas llevará San Pedro consi
go, el cual en el primer sermón convirtió a tres mil!
(San V ic e n te F e r r e r , «Sermón en la fiesta de San
Pedro Apóstol», en Biografía y Escritos, eds. F r. J.
M. d e G arganta y F r . V . F orcada , Biblioteca de
Autores Cristianos, Madrid, 1956, pp. 605-606.)
107. L a re n u n c ia d e sí m ism o s e g ú n e l a s c e ta
T om ás d e K em pis (1380-1471)
Algunos se renuncian pero, con alguna excepción, no confían
en Dios del todo, y por eso trabajan en mirar por sí. También algu
nos al principio lo ofrecen todo; pero después, combatidos de algu
na tentación, se vuelven a sus comodidades, y por eso no aprove
chan en la virtud. Éstos nunca llegarán a la verdadera libertad del
corazón puro ni a la gracia de mi suave familiaridad, si no renun
cian antes haciendo del todo cada día sacrificios de sí mismos, sin
lo cual no estarán en la unión con que se goza de Mí.
Muchas veces te dije y ahora te vuelvo a decir: Déjate a ti,
renuncíate y gozarás de grande paz interior. Dalo todo por el todo:
nada exijas; está puramente y sin dudar en Mí, y me poseerás.
Serás libre de corazón y no te ofuscarán las tinieblas. Encamina
LA BAJA EDAD MEDIA 169
todos tus esfuerzos, deseos y oraciones a fin de despojarte de todo
apego, para seguir así desnudo a Jesús desnudo, morir para ti y
vivir para Mí eternamente. Entonces se desvanecerán todas las
vanas imaginaciones, las perturbaciones malas, los cuidados
superfluos. Entonces también desaparecerá el temor excesivo y
morirá el amor desordenado.
(T om ás d e K e m p is , Imitación de Cristo, ed. E. N ie r e m -
b e r g , Barcelona, 1947, p p . 376-377.)
Bibliografía
109. U n p r o f e s io n a l d e l a g u e r r a e n l a F ra n c ia
DEL SIGLO Xiv: EL «ROUTIER» MERIGOT MARCHÉS
(t 1391)
No hay en el mundo un modo de vivir, ni recreo, oro, plata o
gloria que se puedan comparar con el placer de llevar armas y de
LA BAJA EDAD MEDIA 171
pelear como lo hicimos. ¡Qué alegres estábamos cuando cabalgá
bamos a la ventura y nos encontrábamos en el campo con un rico
abad, un comerciante, una recua de muías cargadas de paño, pie
les, especies o sedas! ¡Todo era nuestro o se podía rescatar a nues
tro antojo! Todos los días teníamos dineros nuevos. Los villanos
de Auvemia y el Limousin nos abastecían abundantemente y nos
traían graciosamente trigo, harina, pan cocido, avena, paja para
los caballos, buenos vinos, bueyes, ovejas, cameros cebados y toda
clase de aves y caza. ¡Estábamos vestidos como reyes y cuando
cabalgábamos todo el país temblaba a nuestro paso! ¡De qué
manera tomamos Carlat yo y el bastardo de Campaigne! ¡Cómo
tomamos Chaluset yo y Perrot el Beamés! ¡Cómo escalamos voso
tros y yo, sin otra ayuda, el castillo de Mercoeur! Sólo lo ocupé cin
co días y me pagaron por él cinco mil francos. A fe mía que no
había vida mejor que aquella. Me pesa haber restituido y vendido
Aleuze, porque desde allí uno podía hacerse fuerte contra todo el
mundo y el día en que lo entregué estaba abastecido de tal modo
que hubiera podido sostenerse siete años sin recibir nuevas provi
siones. ¡Creo que el conde de Armagnac me engañó! Tenían razón
Olim Berbe y Perrot el Beamés cuando me decían que me arrepen
tida de ello. En verdad, me arrepiento de lo que hice.
Chroniques, lib . IV,
(J ean F r o issa rt , cap. XIV, ed .
Kervyn de Lettenhove, t. 14, p. 164.)
11 2 . L a lu c h a d e p a rtid o s e n F ra n c ia
EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XV: UNA CONSPIRACIÓN
CONTRA LOS ARMAGNAC EN PARÍS (1 4 1 6 )
Al comienzo de la Semana Santa, el 13 de abril, algunos bur
gueses trataron de apoderarse de aquellos que gobernaban París y
tenían la ciudad sometida a una estrecha sujeción. Su proyecto
tenía que haberse materializado el día de Pascua, 19 de abril, pero
fue descubierto, y los Armagnac hicieron encarcelar a sus autores.
El 24 de abril de 1416, Nicolás de Orgemont, hijo del difunto Pedro
de Orgemont, hermano del precedente obispo de París, que era
deán de Tours y canónigo de París, fue conducido al patíbulo, vesti
do con una gran capa y un chaperón violetas. Delante de él, en una
carreta, se encontraban dos hombres de honor, sentados en dos
tablas y sosteniendo cada uno en la mano una cruz de madera. Uno
era Roberto de Belloi, que había sido escabino de París. El otro era
un hombre de honor conocido en el arte bajo el nombre de Maestro
Regnaut. Se les cortó la cabeza en presencia de Orgemont, que no
tenía más que un pie. Después de la ejecución se le condujo al casti
llo de San Antonio y cuatro días más tarde fue sermoneado en el
atrio de Notre-Dame y condenado a prisión perpetua, a pan y agua.
Por este mismo complot, tres hombres muy honestos y de gran
renombre fueron decapitados el primer sábado de mayo: el señor
de l’Ours, de la puerta de Baudet, un tintorero llamado Durand de
Bry, y un mercader de latón y alfileres llamado Perquín. El tintore
ro era jefe de la sesentena de ballesteros de París.
El 7 de mayo se pregonó en París que nadie tuviera la osadía
de provocar reuniones, ni para bodas ni por cualquier otro moti
vo, sin autorización del preboste de París. En esta época, cuando
se celebraba una boda era obligado, a expensas de los esposos, lle
var comisarios y sargentos que velasen para que nada se murmu
rase [...].
(Recogido en Journal..., cit., pp. 37-38.)
174 TEXTOS Y DOCUMENTOS DE ÉPOCA MEDIEVAL
113. La BATALLA DE OLMEDO (1445),
UNA DERROTA DEL BANDO NOBILIARIO EN CASTILLA
El rey de Navarra y el infante se fueron a Olmedo, y el conde
de Benavente tomó el camino de Pedraza, y al almirante que fue
ende preso, óvolo un escudero llamado Pedro de la Carrera, el qual
lo llevó a la torre de Lobaton. Fueron asimesmo presos en la bata
lla del Príncipe el conde de Castro y don Pedro, su hijo, e Garcisán-
chez de Alvarado e Mosén Alonso de Alarcón. En la batalla del
Condestable fueron presos don Enrique, hermano del Almirante,
e Femando de Quiñones, que murió después de las feridas que
ende ovo; e fueron asimesmo presos Diego de Mendoza, hermano
de Pedro de Mendoza y García de Losada, e Juan Bernal, e Die
go de Londoño, hijo de Sancho de Londoño, e Rodrigo Dávalos,
nieto del Condestable Don Ruy López Dávalos, e Diego Carrillo,
hijo de Alonso Carrillo. E fueron en la batalla del Condestable pre
sos los Alférez del Infante y del Almirante Don Fadrique, e fuéron-
les tomados sus estandartes, e asimesmo los del conde de Bena
vente e de Don Enrique y de Rodrigo Manrique. Fue asimesmo
preso Pedro de Quiñones, el qual se libró en esta guisa; que como
lo llevase un escudero, el le dixo: «Señor, yo voy muy ferido, pído-
vos por merced que me quitéis la celada que me mata»; y el escu
dero, creyéndolo, diole la espada que llevaba en la mano, que gela
tuviese en tanto que le quitaba la celada, e Pedro de Quiñones,
comenzándole a tirar de la celada, dióle un gran golpe con el espa
da que en la mano tenía al escudero por la cara, e como el escude
ro se embarazó de la ferida, Pedro de Quiñones puso espuelas al
caballo, e así se salvó fuyendo. Fueron asimesmo muchos otros
presos en número de doscientos hombres e quedaron en el campo
muertos treinta y siete, aunque ninguno dellos fue hombre de
fación; y créese que de los que allí fueron feridos murieron en
Medina y en Cuéllar más de docientos, e sin dubda, si la noche no
sobreviniera, se hiciera mucho mayor daño.
(F ernán P érez de G uzmán , Crónica del rey Don
Juan II, Madrid, B.A.E., 1953, vol. 68, p. 629.)
Bibliografía
Bibliografía
124. E n tr a d a d e l o s R e y e s C a tó lic o s e n G ra n a d a
(1492)
E el Rey e la Reyna, vista la carta e embaxada del rey Baudili,
aderezaron de ir a tomar el Alhambra, y partieron del lugar del
real, lunes dos de enero, con sus huestes, muy ordenadas sus bata
llas; e llegando cerca de la Alhambra, salió el rey Muley Baudili,
acompañado de muchos caballeros, con las llaves en las manos
encima de un caballo, y quísose apear a besar la mano del Rey y el
rey no se lo consintió descabalgar del caballo, ni le quiso dar la
mano, e el rey moro le besó en el brazo y le dio las llaves, e dijo:
«Toma, Señor, las llaves de tu ciudad, que yo y los que estamos
dentro somos tuyos», y el Rey Don Femando tomó las llaves y dió-
selas a la Reyna, y la Reina se las dio al Príncipe, y el Príncipe se
las dio al conde de Tendilla, al qual, con el duque de Escalona,
Marqués de Villena, e con otros muchos caballeros e con tres mil
de a caballo e dos mil espingarderos, envió entrar en el Alhambra e
se apoderar de ella, e fueron, e entraron, e la tomaron, e se apode
raron de lo alto y bajo de ella, e fueron e entraron, e mostraron en
la más alta torre primeramente el estandarte de Cristo que fue la
Santa Cruz, que el Rey traía siempre en la santa conquista consigo;
e el Rey e la Reyna e el Príncipe, e toda la hueste se humillaron a la
Santa Cruz e dieron muchas gracias e loores a Nuestro Señor; e los
Arzobispos e clerecía dijeron Te Deum Laudamus... El rey moro
Muley Baudili, con los caballeros mayores de Granada, e con otros
18 6 TEXTOS Y DOCUMENTOS DE ÉPOCA MEDIEVAL
muchos, salieron de la ciudad e se fueron según condiciones del
partido; muchos se fueron allende, y otros a los lugares de los
moros mudéjares, ya ganados, y el Rey Muley Baudili se fue a vivir
y a reinar al Val de Purchena, que es en las tierras que el Rey había
ganado cuando ganó a Vera, que era todo de mudéjares, donde el
Rey le dió señorío e renta en que viviese, e muchos vasallos, e le
alzó la pensión que de antes le debía, y le dio sus rehenes, que
le tenía ¿desque lo soltó sobre rehenes.
(Historia de los Reyes Católicos don Femando y doña
Isabel, del Bachiller B ernáldez , cura de Los Palacios,
ed. Rosell, Madrid, B .A .E., vol. 70, pp. 643-644.)
1. LA TRANSICIÓN AL MEDIEVO
(SIGLOS VAL VIII)
Introducción ................................................................... 29
Modelo de texto analizado y comentado...................... 31
1. Ley de «hospitalidad» de Arcadio-Honorio (398) . . . 37
2. Saqueo de Roma por Alarico (410): visión de San
Agustín.............................................................................. 38
3. Composición de los bárbaros en la llamada batalla
de los Campos Cataláunicos (451).......................... 38
4. Reparto de Inglaterra entre anglos, jutos y sajones . 39
5. Reparto de la Galia en el 561 ........................................ 40
6. La conversión de Recaredo (586-589)......................... 41
7. El historiador Procopio hace el elogio del rey de los
ostrogodos Teodorico (487-526) ................................ 41
8 . El estado de las personas en el derecho justinianeo . 42
ÍNDICE
Destruido el reino vándalo, Belisario hace su entra
da triunfal en Constantinopla (534)............................ 43
Ruptura del monarca persa Cosroes con Justiniano
(540).................................................................................. 44
Definiciones cristológicas del concilio de Calcedo
nia contra la herejía monofisita (451)........................ 45
El enfrentamiento de las dos ciudades ...................... 46
División isidoriana de la filosofía................................ 47
Introducción a la «Regula Benedicti» (hacia el 529) 47
Carta del Papa Gelasio al emperador Anastasio I
(494).............................. ...........................................!. . . 48
San Martín de Braga (hacia el 572) lucha por erradi
car los resabios de paganismo de las poblaciones
hispánicas ....................................................................... 49
Dios en el Corán ............................................................ 50
Gestación de la guerra santa en el Corán ................. 51
Irrupción musulmana en España (711) y fin del rei
no visigodo según una crónica de fines del siglo ix . 51
El mayordomo de Austrasia (Austria en el texto)
Carlos Martel vence a los musulmanes en el camino
entre Tours y Poitiers (732) ......................................... 51
Introducción ................................................................... 55
Modelo de texto analizado y com entado...................... 57
Los musulmanes, rechazados de Constantinopla en
el 677 ................................................................................ 64
Disposiciones iconoclastas de Constantino V (740-
775) .................................................................................. 64
ÍNDICE 197
23. Evangelización de los eslavos........................................ 65
24. La coronación imperial del 800 .................................... 66
25. El tratado de Verdún (843)............................................ 67
26. Capitular de Quierzy (87 7 )............................................ 67
27. Explotación de una villa carolingia: sus instalacio
nes y deberes de los campesinos hacia el señor . . . . 68
28. Instrucciones de Carlomagno para mantener una in
dustria doméstica en el marco de las villas (hacia
el 800) .............................................................................. 70
29. Relaciones de fidelidad monarquía-alta nobleza en
época carolingia ............................................................. 70
30. Los hombres libres en la Europa carolingia (808) y
sus obligaciones militares ........................................... 71
31. Una agresión normanda durante el reinado de Ordo-
ño I de Asturias (850-866) ........................................... 72
32. Victoria de los anglosajones en Brunanburh sobre
los normandos noruegos asentados en Dublín (937) 72
33. Una incursión húngara en el 924 sobre el norte de
Italia y el sudeste de la Galia ....................................... 73
34. Las inquietudes intelectuales de Carlomagno............ 74
35. Dios —causa de todo amor— punto de arranque y
de retomo de todos los movimientos amatorios, se
gún Escoto Eriúgena (hacia el 865)............................ 74
36. Bautismo de Haroldo, rey de los daneses, en el 826
(palabras que el rey dirigió a Luis el Piadoso) ......... 75
37. Fundación de Bagdad por Mansur (762).................... 76
38. La repoblación del Valle del Duero ............................. 77
39. Los inicios de la Reconquista en Cataluña ................ 77
40. Retrato de Abd al-Rahman III, primer califa de Cór
doba (912-961) ............................................................... 78
41. Los fatimíes conquistan el norte de África ................ 79
198 ÍNDICE
42. El caudillo cordobés Almanzor (f 1002) según un
texto árabe de fines del siglo x n ................................... 80
Introducción ................................................................... 85
Modelo de texto analizado y comentado ...................... 88
43. «Dictatus Papae» (1075)............................................... 95
44. Reconocimiento de la autoridad imperial de Federi
co I (1 de agosto de 1155)............................................. 96
45. El Primado Romano según Inocencio III (1198-
1216) ................................................................................ 97
46. Bula de Inocencio IV «Eger cui levia» (1245) contra
Federico I I ....................................................................... 97
47. Luis VI de Francia (1108-1137) se enfrenta en los
últimos años de su vida con los nobles franceses, apo
yados por el rey de Inglaterra ..................................... 99
48. La Carta Magna (1215)................................................. 100
49. San Luis (1226-1270) reforma el prebostazgo de
París.................................................................................. 101
50. Hacia la unión catalanoaragonesa (1174)................. 102
51. Femando III une los reinos de Castilla y León (1230-
1233) ................................................................................ 103
52. Naturaleza del Rey en Las Partidas ............................ 103
53. La cruzada en el Concilio de Clemiont: la llamada
de Urbano II (1095) ...................................................... 105
54. Los estados latinos en Tierra Santa............................ 105
55. Discrepancias entre los reyes cristianos en la III Cru
zada .................................................................................. 106
ÍNDICE 19 9
56. Conquista del norte de África por los almorávides
(mediados del x i)............................................................ 107
57. Operaciones militares de Alfonso VI previas a la
ocupación de Toledo (1085)......................................... 108
58. Conquistas del primer rey de Portugal Alfonso Hen-
riques (1128-1185) ........................................................ 109
59. Capitulación de Valencia (1238)................................... 110
60. Conquista de Sevilla por Femando III (1248)............ 110
61. Alejo Comneno devuelve el orden al Imperio tras ac
ceder al trono (1081)...................................................... 111
62. La pentarquía como estructura ideal de la Iglesia . . 112
63. Las ferias de Tesalónica en el siglo xn, un recuerdo
del viejo esplendor económico bizantino ................. 113
64. El Imperio de Bizancio en manos de los occidenta
les (1204) .......................................................................... 114
65. La sociedad feudal como sociedad trifuncional . . . . 115
66. Un contrato de vasallaje bajo el feudalismo clásico . 116
67. Jerarquía feudal y espíritu caballeresco en Ramón
Llull (1235-1315)............................................................ 116
68. El régimen dominical en Inglaterra a fines del si
glo XI, a través del Domesday Book ............................ 117
69. Colonización alemana y fundación de Lübeck (ha
cia el 1143) ..................................................................... 118
70. Repartimiento de Murcia: 3.a y 4.a particiones, entre
1266-1272 ....................................................................... 119
71. El monasterio de Santa María de Oya autorizado a
poseer unas casas en la villa de La Guardia para al
macenar pan, vino y sal (1283) ................................... 120
72. Carta de privilegio de la Comuna de Dreux (1180) .. 122
73. Encomienda mercantil para un viajero determinado 122
74. Justificación del mercader en el siglo x ii i ................... 122
200 ÍNDICE
75. Reglamentación gremial del trabajo en P arís............ 123
76. Confirmación de los privilegios e inmunidades de la
abadía de Cluny por el Papa Juan XIX (1025-1032) . 124
77. Estatutos déla Orden del Císter (1134)....................... 125
78. Carta del arzobispo de Narbona a Pedro II de Ara
gón, , apercibiéndole para que no ayude a los albi-
genses (enero de 1213).................................................. 126
79. Una novedad en el gobierno de las órdenes religio
sas: el Capítulo provincial en los dom inicos............. 127
80. La pobreza absoluta en la Primera Regla de San
Francisco (1215)............................................................. 128
81. El aristotelismo por la vía de los filósofos árabes: la
intervención de los cuerpos celestes en la forma
ción de los cuerpos de partes homogéneas, siguien
do el orden de emanación de los distintos motores,
en la visión de Averroes (1126-1198).......................... 130
82. La buena intención como causa de la bondad de
los actos según Pedro Abelardo (1079-1142)............. 131
83. Razón y revelación en Santo Tomás (1225-1274) . . . 131
84. Las universidades, en las Partidas............................... 132
85. Obligatoriedad anual de los sacramentos de la pe
nitencia y comunión en el IV Concilio de Letrán
(1215)................................................................................ 134
86. Visión de las peregrinaciones en Dante (hacia 1300) 134
87. Invocaciones a Santo Domingo de Silos contra los
males espirituales y materiales por parte de Gonza
lo de Berceo (fines del x ii a mediados del x i i i ) ......... 135
88. Una visión popular del más allá: el purgatorio se
gún texto de fines del x i i i .............................................. 137
ÍNDICE 201
4. LA BAJA EDAD MEDIA
(SIGLOS XIV Y XV)