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ARQUITECTURA “COMERCIABLE” EN COSTA RICA

El término “comercial” en Arquitectura se utiliza para referirse a aquella que se enfoca


en soluciones para el comercio como finalidad, por lo tanto, me voy a referir al tema
que voy a tratar como Arquitectura “Comerciable” para evitar confusiones con este
concepto.

Hemos visto en los últimos años la proliferación de los condominios horizontales como
una solución de vivienda que brinda muchas ventajas, tanto para los desarrolladores,
como para los usuarios finales, quienes pueden disfrutar de un entorno más seguro sin
rejas frente a sus casas.
Para los desarrolladores se volvió un asunto bastante rentable tener una metodología
de construcción en serie, donde se ahorran recursos y se gana tiempo que al final
también es un gran factor que reduce costos. Lo malo es que estas ventajas solo las
disfrutan ellos, ya que esa economía en el proceso constructivo no se traslada al
cliente.
Esta “maquila” en la construcción ha convertido la arquitectura en un producto
comerciable, donde el diseño, acabados y distribuciones se calcan de vivienda en
vivienda, convirtiéndolas en soluciones impersonales y sin identidad.
Esta tendencia de gran auge que se ha popularizado en Costa Rica es más una
estrategia comercial que un estilo

Habrán algunos que piensen que por la popularidad en este Pseudo-estilo, este será
característico de la arquitectura costarricense; bueno lo que sí es seguro es que
termine siendo una fruta más en la ensalada arquitectónica que se practica en Costa
Rica. Yo me pregunto si lo podemos catalogarlo como estilo o tendencia, pero
prefiero verlo más bien como una estrategia comercial, donde se vende una imagen
Pseudo-colonial convertida en un cliché , que ha uniformado la arquitectura
habitacional de este país con una pincelada de elementos del verdadero estilo colonial.

No voy a arremeter solo contra el “Colonialismo Arquitectónico”, ya que este asunto se


debate entre dos; el otro es el famoso minimalismo, el cual si obedece más a una
tendencia mundial, pero que termina convieriendose en otro cliché del mercado, ya
que solo se le “roban” elementos para venderse por imagen.

Esta situación es la que yo llamo “Arquitectura Comerciable”, donde vamos a una feria
“expo-casa” a ver condominios coloniales o minimalistas con 1,2 o 3 cuartos como
quien va a una tienda a comprarse un televisor o un vestido.

La Arquitectura es una disciplina que busca soluciones funcionales para las


necesidades de quien la habita, pero parece que esto ya no es así, ahora el usuario se
adapta a lo que el mercado le ofrece y no busca tener un lugar que llene sus propias
expectativas.
Tal vez el usuario final no se percate de esto, porque simplemente no lo sabe, pero es
imperdonable que nosotros, los Arquitectos, nos hagamos de la vista gorda y peor aún,
nos apuntemos a esto, que esto atenta contra nosotros mismos, ya que si la
Arquitectura se convierte en un producto terminado en una vitrina, simplemente ya no
tendremos trabajo.
También puedo decir en defensa del consumidor que esto tampoco le está
beneficiando, ya que no se trata del modo condominio, sino de la oportunidad que han
encontrado los desarrolladores de convertir la vivienda en un producto enlatado que al
final resulta más costoso para el usuario.
Si, voy a develar aquí un gran secreto, tal y como el de la leche tibia; comprar un lote y
construir tu propia casa es más barato, por esto y aportando a los beneficios de vivir
en condominio, se debe tratar de buscar uno en modalidad de lote, esto finalmente
aliviana muchísimo la inversión que deben hacer los costarricenses para poder tener
casa propia y lidiar con las costosas hipotecas.

Concluyo con esto, que ante el lucrativo negocio que hoy en día que tienen montado
los desarrolladores urbanísticos en este país, se amplía más la brecha entre los que
pueden tener vivienda y los que no, y la arquitectura se hace un lado como disciplina
que aporta en la belleza y funcionalidad de nuestra ciudad, relegándose a algo
meramente comercial.

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