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Poema #11

Autor: Desconocido
Descripción: bonito poema cristiano para papá

La majestuosidad de un árbol,
el calor de un sol de verano,
la tranquilidad de un mar tranquilo,
el alma generosa de la naturaleza,
el poder del vuelo del águila,
la alegría de una mañana en primavera,
la fe de un grano de mostaza,
la profundidad de la necesidad de una familia,
entonces Dios combinado estas cualidades,
cuando no había nada más que añadir,
sabía que su obra maestra fue completa.
Y así, él lo llamó... Papá

EN MIS SUEÑOS DE NIÑO

El tiempo enmarca los sueños


En tu rostro se dibuja
Una dulzura infinita,
En esos ojos amados,
En donde mi infancia recorro
Y observo en ese pasado…
¡Cuántos desvelos y sueños!
¡Cuantos consejos olvidados!

El otoño tapizó
Tu cabello,
en ese invadir sentimientos
Las ilusiones vividas.

En la promesa de un sueño
Cuando niño acariciabas
Los más preciados momentos
Y jugabas a mi lado.

En el portal de la casa
Te esperaba,
Muchas noches tan despierto...
Otras tantas muy alegre,
Porque a mi lado estabas
Y hablabamos de
¡Tantas cosas!
De la escuela, los amigos,
De los juegos, travesuras
De todas esas diabluras,
De las risas en el parque
Y de las tardes tranquilas.

Hoy, que ha pasado el tiempo


Los años me han entregado
Y sembrado con dulzura
De ese amor que llevas dentro…
Por ser mi héroe de siempre,
Por esos juegos de niño,
Por esos besos de noche
Donde a mi habitación llegabas
De puntitas en silencio
Y me abrigabas tan tierno…
Por esas palabras tuyas,
Tan amadas…
“Mi papito”…
Así te nombraba…PADRE
Por los años que aun esperan
Por los mágicos momentos
Y el eterno DIA
Donde sellaré con besos
Tu nombre ¡PADRE ADORADO!
Editaré en gran cariño
con letras de Oro grabadas
En páginas de nuestra historia
Y de una promesa
Que jamás será olvidada,
Cuando acaricié tu rostro
Y cobijaste en tus brazos
La infancia de todos mis sueños.

Por... Amado Cervantes.

POESÍA AL PADRE

Cuando venga tu padre...


Inútil amenaza, tú seguirás jugando,
y romperás los vidrios, si quiere el pelotazo,
y harás mal los deberes, si asciende por tu mente,
airoso y desplegado, tu sueño en barrilete.
-Cuando venga tu padre...
Mas tu padre comprende,
y escuchará los cargos fingiéndose enojado,
hasta que tú te alejes.
Después, dirá en voz baja,
que así como ésta tuya, fue traviesa su infancia.
Y en tendido descanso, desandará dichoso
los ojos entornados, los días de "rabona",
los juegos en tejado, el rostro de la madre
y aquel padre tan hombre que los dejó temprano.
Y sentirá de pronto el terror de perderte,
o de que tu lo pierdas, y buscará tus pasos,
e irá con tu recuerdo trepando
hasta la rama lejana de aquel árbol,
follaje, como entonces,
refugio de ese miedo de suelo de los pájaros.
-Cuando venga tu padre...
y quien llega es un niño adormecido en hombre,
que en vez de reprenderte, se enternece añorando.
Autor del poema: Matilde Alba Swann

Para padres y maestros


Enseñarás a volar,
pero no volarán tu vuelo.

Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño.

Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.

Sin embargo…
en cada vuelo,
en cada vida,
en cada sueño,
perdurará siempre la huella
del camino enseñado.

Madre Teresa De Calcuta

MI PADRE
Yo tengo en el hogar un soberano
único a quien venera el alma mía;
es su corona de cabello cano,
la honra es su ley y la virtud su guía.

En lentas horas de miseria y duelo,


lleno de firme y varonil constancia,
guarda la fe con que me habló del cielo
en las horas primeras de mi infancia.

La amarga proscripción y la tristeza


en su alma abrieron incurable herida;
es un anciano, y lleva en su cabeza
el polvo del camino de la vida.

Ve del mundo las fieras tempestades,


de la suerte las horas desgraciadas,
y pasa, como Cristo el Tiberíades,
de pie sobre las horas encrespadas.

Seca su llanto, calla sus dolores,


y sólo en el deber sus ojos fijos,
recoge espinas y derrama flores
sobre la senda que trazó a sus hijos.

Me ha dicho: «A quien es bueno, la amargura


jamás en llanto sus mejillas moja:
en el mundo la flor de la ventura
al más ligero soplo se deshoja.

»Haz el bien sin temer el sacrificio,


el hombre ha de luchar sereno y fuerte,
y halla quien odia la maldad y el vicio
un tálamo de rosas en la muerte.

»Si eres pobre, confórmate y sé bueno;


si eres rico, protege al desgraciado,
y lo mismo en tu hogar que en el ajeno
guarda tu honor para vivir honrado.

»Ama la libertad, libre es el hombre


y su juez más severo es la conciencia;
tanto como tu honor guarda tu nombre,
pues mi nombre y mi honor forman tu herencia.»

Este código augusto, en mi alma pudo,


desde que lo escuché quedar grabado;
en todas las tormentas fue mi escudo,
de todas las borrascas me ha salvado.

Mi padre tiene en su mirar sereno


reflejo fiel de su conciencia honrada;
¡Cuánto consejo cariñoso y bueno
sorprendo en el fulgor de su mirada!

La nobleza del alma es su nobleza,


la gloria del deber forma su gloria;
es pobre, pero encierra su pobreza
la página más grande de su historia.

Siendo el culto de mi alma su cariño,


la suerte quiso que al honrar su nombre,
fuera el amor que me inspiró de niño
la más sagrada inspiración del hombre.

Quisiera el cielo que el canto que me inspira


siempre sus ojos con amor lo vean,
y de todos los versos de mi lira
estos dignos de su nombre sean.

Juan de Dios Peza


A MI PADRE
Nunca, señor, pensé que el verso mío
cuando te hablara en él por vez primera
la música filial de los veinte años,
del huérfano infelice la voz fuera.

Nada valió la familiar plegaria;


moriste en plena vida, y ¡qué contraste
tocóles a los tuyos, muerto amado,
en la noche fatal que agonizaste!

Noche con paz de luna; también fuiste


noche más que ninguna tormentosa;
tus horas de martirio florecieron
en mi jardín, como sangrienta rosa.

Todo lo evoco, Padre: tus quejidos;


tus palabras postreras; la voz triste
con que te habló tu hermano sacerdote;
la mañana de otoño en que moriste;
los cirios —compañeros de velada—;
la madre y los hermanos, todos juntos;
el ataúd que sale de la casa;
el sollozante oficio de difuntos;
y ¡oh infinita bondad la de los padres!
los ojos muertos de tu faz piadosa
que me vieron por último con lástima
en las orillas de la negra fosa.

Supe después lo enormemente triste


que es la trsiteza del hogar vacío
y lloré con la marcha de la madre
para tierras del norte. Mas confío
que te he de ver, oh Padre, para siempre
con mis pupilas de resucitado.

Aquel buen ángel que guardó el sepulcro


de Jesucristo, y que miró extasiado
la tierra redimida, y a las santas
mujeres que buscaban al Amado,
las consoló, verá concluir su oficio
cuando el último Adán encuentre abiertos
los eternos lugares de victoria
y no haya quien pregunte por sus muertos.
Autor del poema: Ramon Lopez Velarde

MI PADRE
Yo tengo en el hogar un soberano,
único a quien venera el alma mía;
es su corona de cabello cano,
la honra su ley y la virtud su guía.
En lentas horas de miseria y duelo,
lleno de firme y varonil constancia,
guarda la fe de que me habló el cielo
en las horas primeras de mi infancia.
La amarga prescripción y la tristeza
en su alma abrieron incurable herida,
es un anciano y lleva en la cabeza
el polvo del camino de la vida.
Ve del mundo las fieras tempestades,
de la suerte las horas desgraciadas,
y pasa, como Cristo el Tiberíades,
de pie sobre las ondas encrespadas.
Seca su llanto, calla sus dolores,
y sólo en el deber sus ojos fijos,
recoge espinas y derrama flores
sobre la senda que trazó a sus hijos.
Me ha dicho: "A quien es bueno, la
amargura
jamás en llanto sus mejillas moja;
en el mundo, la flor de la ventura
al más ligero soplo se deshoja.
Haz el bien sin temer el sacrificio;
el hombre ha de luchar sereno y fuerte,
y halla quien odia la maldad y el vicio
un tálamo de rosas en la muerte.
Si eres pobre, confórmate y sé bueno;
si eres rico, protege al desgraciado,
y lo mismo en tu hogar que en el ajeno
guarda tu honor para vivir honrado.
Ama la libertad: libre es el hombre
y su juez más severo es la conciencia;
tanto como tu honor guarda tu nombre,
pues mi nombre y mi honor forman tu
herencia".
Este código augusto en mi alma pudo,
desde que lo escuché, quedar grabado;
en todas las tormentas fue mi escudo,
de todas las borrascas me ha salvado.
Mi padre tiene en su mirar sereno
reflejo fiel de su conciencia honrada.
¡Cuánto consejo cariñoso y bueno
sorprendo en el fulgor de su mirada!
Autor del poema: Juan de Dios Peza

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