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GRANADA
Está situada a una altitud de 738 msnm, en una amplia depresión intrabética
formada por el río Genil y en el piedemonte del macizo más alto de la península
Ibérica, Sierra Nevada, que condiciona su climatología.
Hasta el siglo XVI fue la capital del antiguo Reino de Granada y en el escudo
municipal ostenta los títulos de «Muy noble, muy leal, nombrada, grande,
celebérrima y heroica ciudad de Granada».
SU GENTE
SU COMIDA
MEDIO NATURAL
Localización
Clima
Precipitaciones
Hidrografía
También son importantes los aportes hídricos del subsuelo, ya que la cuenca
detrítica permite la filtración del agua y la formación de acuíferos. La capa
fréatica esta en muchas ocasiones muy cerca de la superficie y en zonas
próximas al lecho fluvial se producen surgencia y manantiales naturales. Sin
embargo, la calidad del agua es cada vez menor debido a los cuantiosos
aportes de nitratos resultantes de la importante actividad agrícola, que junto al
agua de riego se filtran hasta el acuífero.
Flora y fauna
Flora
Fauna
HISTORIA
Edad Antigua
Los restos más antiguos que se han excavado en la ciudad de Granada, se han
datado hacia la mitad del siglo VII a. C. y corresponden a habitaciones
pertenecientes a un oppidum íbero denominado Ilturir. No se tiene constancia
de asentamientos anteriores a esta época, aunque existieron poblados de
importancia en las cercanías: el poblamiento argárico de Cerro de la Encina, en
Monachil, a unos 7 km hacia el este, que fue abandonado hacia el año
1200 a. C.; o el del Cerro de los Infantes, en Pinos Puente, a unos 10 km al
oeste, del final de la Edad del Bronce, fechado entre el 800 y el 700 a. C. y que,
después, se mantuvo como poblado con el nombre de "Ilurco". Ilturir ocupaba
unas 5 ha en la cima de la colina de San Nicolás, en la margen derecha del río
Darro, justo donde enfila la vega del río Genil.Estaba rodeada de una muralla
que fue ampliada en el siglo VI a. C. como consecuencia del crecimiento
poblacional. En el siglo IV o III a. C., la ciudad aparece bajo el nombre de
Iliberri y queda incluida en el área controlada por los bastetanos y, desde una
perspectiva más económica que militar, por los cartagineses.
La derrota definitiva de Cartago en la Segunda Guerra Púnica abrió las puertas
de la ciudad a los romanos. Algunos autores indican, basándose en Tito Livio,
que las tropas de Emilio Paulo fueron derrotadas en Ilurco, hacia el año
190 a. C., antes de que Tiberio Sempronio Graco conquistara toda la zona,
hacia 180 a. C.No obstante, parece más bien que la sumisión a Roma se
produjo como consecuencia de un pacto o acuerdo, incluida en la Hispania
Ulterior, obtuvo de César el título de municipio, con el nombre de "Municipium
Florentinum Iliberitanum", de forma que las fuentes romanas de los siglos
siguientes la citan casi siempre como "Florentia". Más tarde quedó englobada
en la Bética y, finalmente, hacia el siglo I d. C., incorporada al Conventus
Astigitanus.
Para algunos autores, se trató de una ciudad de gran relevancia. Sin embargo,
las excavaciones arqueológicas no han convalidado este carácter de ciudad
importante, que dio tres senadores y un cónsul a Roma, además de ser sede
de un Concilio cristiano, alrededor del año 304 d. C. En cualquier caso, la
ciudad debió quedar arruinada en algún momento de la Alta Edad Media, pues
el solar estaba despoblado a comienzos del siglo VIII.
Edad Media
La ciudad permanecerá con esta estructura, hasta el siglo XVI, tras la conquista
de Granada por los Reyes Católicos, en 1492.
Edad Moderna
Todos los viajeros y eruditos que visitaron Granada en el paso de siglo (del XV
al XVI), mostraron su admiración por los edificios y la ciudad, y los reyes
(especialmente Juana la Loca y Carlos V) invirtieron grandes sumas en el
mantenimiento y arreglo de la Alhambra y otros edificios de interés, lo que
facilitó la perviviencia de esta arquitectura. Pero ello no obstó para que, desde
un primer momento, se desarrollara una política urbanística de afirmación del
nuevo poder, levantando edificios de gran relevancia en los espacios más
representativos de la ciudad musulmana: La Capilla Real, mediante cédula de
1504, en la que se depositaron los cuerpos de los reyes Isabel y Fernando, en
1521; El Hospital Real, iniciado en 1511; la Catedral, planteada en 1523; el
Palacio de Carlos V, en plena Alhambra, acordado por el Emperador en 1526;
la Chancillería, comenzada en 1531;etc. El carácter claramente musulmán de
la ciudad generó pronto una animadversión hacia su aspecto urbano,
comenzando las autoridades castellanas a considerarse en la obligación de
transformar el paisaje urbano para resolver los supuestos problemas derivados
de esa situación. Así, en 1565, Felipe II llega a calificar en numerosas
ocasiones como "peligroso" al Albaicín, y da instrucciones en ese sentido al
corregidor de la ciudad. Este afán por extirpar el islam de la nueva ciudad, llevó
a ir demoliendo las principales mezquitas: "Ibn Gimara" en 1521, la de la
Antequeruela en 1540, la de la Alhambra en 1576... o transformándolas en
iglesias cristianas. A la vez, se produjo una "castellanización" de la trama
urbana, ensanchando calles, eliminando cementerios y fundando conventos. Se
abren o reforman, a la vez, grandes plazas: Bibarrambla, Campo del Príncipe
(1513), Plaza Nueva (antigua "Hatabin", 1515)... Bernard Vincent indica que, en
el XVI, Granada era una ciudad en obras , conforme a un vasto programa de
cambio, impulsado desde la monarquía de los Austrias.
Inicialmente el Albaicín quedó fuera de esta política de transformación pero
como consecuencia de la sublevación de los moriscos (1568), que fue iniciada
desde el corazón del barrio, la población del mismo fue expulsada
masivamente y, con ello, se produjo el abandono de viviendas, comercios y
otros edificios, con lo que el barrio entró en un acelerado proceso de ruina
(agravado por la rapiña de las tropas y las fuertes tormentas de 1580), que hizo
pasar al Albaicín de los 30.000 habitantes de 1560 a los apenas 5.000
censados en 1620. Fue, precisamente, en el siglo XVII cuando el Albaicín
adquiere la imagen tradicional que ha perdurado hasta hoy, con cármenes,
huertas y hábitat poco denso.
Tras esta época de grandes cambios la ciudad no sufrió modificaciones
importantes en su imagen y estructura, entre finales del siglo XVI y mediados
del XIX, lo que se explica por el fuerte declive que sufre la ciudad en la primera
mitad de este periodo, tanto económica como socialmente, incapaz de
resarcirse de la pérdida que supuso la castellanización (que afectó a
actividades como la seda, o los cultivos de regadío) y la expulsión de los
moriscos,además de una larga serie de catástrofes naturales (inundaciones,
terremotos, etc.) y epidemias, especialmente de tifus. Así, la población
desciende desde los casi 70.000 habitantes calculados para el primer tercio del
siglo XVI,hasta los apenas 39.000 del censo de 1718. La mala situación
económica de la ciudad originó una serie de algaradas y "motines de
subsistencia" a lo largo del siglo XVII, siendo los más graves los de 1648. Tanto
economía como población se recuperan durante el siglo XVIII, básicamente
como consecuencia de una fuerte disminución de la tasa de mortalidad y por la
inmigración desde el resto de Andalucía, lo que se pone de manifiesto en el
importante legado barroco de la ciudad, llegándose a superar los 50.000
habitantes hacia 1752, según el Catastro del Marqués de la Ensenada, cifra
que ya permanecerá estable mucho tiempo. Como consecuencia, en esta
última mitad del siglo XVIII se realizaron importantes obras urbanas: los paseos
de la Bomba y del Salón, el Paseo del Violón, todos ellos junto al río Genil y la
plaza de toros del Triunfo (1768). También se produjeron demoliciones de
edificios emblemáticos, como el castillo de Bibataubín, o la propia Puerta Real
(1790).
Edad Contemporánea
Siglo XIX
Siglo XX
Al comienzo del siglo XX Granada estaba situada en una buena posición social
y económica dentro de España, con una economía creciente basada sobre
todo en la remolacha y perspectivas de industrialización importantes. Este
proceso se mantiene, al menos, durante el primer tercio de siglo. El crecimiento
demográfico se acelera a partir de 1900 (75.900 habitantes, en ese censo,
103.368 en el censo de 1920, 155.405, en 1940); doblándose la población en
pocos años, tanto de la ciudad, como de los pueblos de su cinturón. Este
proceso fue paralelo al desarrollo de corrientes regeneracionistas, aunque
sobre una estructura política encorsetada, fuertemente caciquil e incapaz de
aprovechar todos estos factores, controlada por un grupo poco permeable de
"representantes en Cortes" compuesto básicamente por terratenientes y
algunos profesionales, sobre todo catedráticos de la Universidad y abogados.
En este período, partidos como el PSOE y el Partido Republicano Autónomo de
Granada consiguen aglutinar una parte importante de la población que será
decisiva en las Elecciones municipales del 12 de abril de 1931, consiguiendo
conjuntamente 30 de los 45 puestos en disputa. En el primer periodo de la II
República la ciudad fue gobernada por socialistas y republicanos autónomos,
aunque éstos se disgregaron como partido en 1932. Parte de éstos se
integraron en el Partido Radical que creció en votos hasta igualar a los
socialistas en 1933. Este período (1931-1933) fue socialmente conflictivo en la
ciudad, con numerosos disturbios y choques callejeros especialmente del
sector azucarero que fue muy activo, reforzándose también, de cara a las
elecciones de 1933, las posiciones conservadoras de Acción Popular y la Unión
de Derechas que, después de ganar las elecciones generales junto con los
radicales, gobernaron el ayuntamiento a través de una Comisión Gestora tras
destituir en pleno a la anterior corporación. En el periodo 1933-1936 el Partido
Radical quedó prácticamente desaparecido en Granada y la conflictividad
social creció; sin embargo las elecciones de ese año, inicialmente, las volvieron
a ganar las derechas, aunque con un cúmulo tan grande de irregularidades que
las protestas socialistas modificaron los resultados. El estallido de la guerra civil
dejó a Granada como zona sublevada aislada entre zonas controladas por el
gobierno republicano, lo que dio lugar, sobre todo en los primeros meses, a un
gran número de detenciones y ajusticiamientos políticos (García Lorca entre
ellos), aunque la ciudad no sufrió en exceso las consecuencias del conflicto
bélico. De hecho, durante la guerra, el ayuntamiento acometió un ambicioso
"Plan de Reforma y Ensanche" de la ciudad, activado especialmente a partir de
1938, con la llegada a la alcaldía de Antonio Gallego Burín que supuso un
adecentamiento de gran número de edificios y zonas de la ciudad pero también
la desaparición de barrios enteros, como La Manigua, donde se abrió la actual
calle Angel Ganivet.
La Alhambra
El Generalife
Capilla Real
Albaicín
Barrio de Sacromonte
La Cartuja
Cultura
Eventos culturales
Museos
El Museo Arqueológico de Granada fue creado en 1867. Si bien hasta 1879 fue
considerado un mero Gabinete de Antigüedades dependiente de la Comisión
de Monumentos de Granada, se formó su primera colección con los fondos de
la Comisión de Monumentos, con dos secciones: Arqueológica y de Bellas
Artes. En 1917 se adquirió la Casa de Castril, para trasladar el Museo a ese
lugar. La Casa de Castril es uno de las mejores palacios renacentistas de
Granada. Sufrió una transformación radical para la instalación en ella del
Museo. En 1962 se adquirió la Casa del pintor Rafael Latorre, aledaña a la
Casa de Castril para convertirla en una ampliación del espacio del Museo. En
1980 se creó la Sección Etnológica pero nunca se ha desarrollado. Los
contenidos del Museo abarcan hallazgos arqueológicos del Paleolítico y
Neolítico efectuados en la provincia de Granada, así como piezas iberas,
fenicias, romanas y árabes de notable valor.
Museo de la Alhambra
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