Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Resumen
–17 –
Lf 42.2 Cluster: Cristina Rivera Garza
–18 –
Escribir en la frontera en tiempos de guerra
que Donald Trump fuera elegido Presi- ejemplo, a los 2501 migrantes de barro
dente de los Estados Unidos, en noviem- del artista oaxaqueño Alejandro Santia-
bre del 2016, “la soterrada vulnerabili- go, “los mismos que habrían muerto in-
dad del que se sabe expuesto. La mirada tentando cruzar la línea fronteriza entre
del que no acaba de entender”. Indigna- México y los Estados Unidos” (49), dos
da ante un panorama de violencia, por- mil quinientos “más el que sigue” (49),
que el país ha elegido por presidente a un representantes todos de los habitantes
magnate que abiertamente promueve la de su pueblo natal y muchos otros que
exclusión racial, la discriminación de gé- han quedado tan desiertos como Luvina
nero, las separaciones entre los “verda- o Comala, a merced de los recuerdos y
deros” americanos y los que a su parecer fantasmas. En sus texturas rugosas, he-
no lo son —por verse extranjeros, hablar ridas por el clima, Rivera Garza distin-
con cierto acento, ser indocumentados, gue rostros, imagina cuerpos en tránsito,
estar discapacitados, porque su aspecto palpa presencias fugaces, las carcajadas
físico niega los ideales de la belleza o distorsionadas de hombres y mujeres
porque ponen en peligro el poder de la que ya no están o que siguen ahí, penan-
blanquitud civilizatoria—, Rivera Garza do en un presente que insiste en invisi-
afirma, combatiente, que “la diversidad bilizarlos, tal vez porque son una mezcla
étnica y racial de los Estados Unidos es “de cyborg y de mutante” o porque jun-
irreversible”.1 Y cuando su hijo, según el tos representan a “ese alien from planet
relato, le propone dejar el país, buscar Mexico que continúa su paso” (52).
un ambiente menos hostil para los lati- Dialogando con el crítico estadouni-
nos y otras minorías, la autora señala su dense Mike Davis, Rivera Garza concluye
determinación de seguir luchando con que el muro fronterizo que separa a Méxi-
acciones y palabras por construir puen- co de los Estados Unidos es una pantomi-
tes comunicativos y así “resguardar ma política que justifica la violencia del
nuestros fuertes y ponernos en contacto cruce, el poder del imperio que intenta
con nuestros otros para seguir formando “suspender el flujo, detener el paso, con-
comunidades vivas y tercas”. tener la materia” (52). La escritora mexi-
No es la primera vez que Rivera cana que ocupa una cátedra como Dis-
Garza escribe con esta actitud compro- tinguished Professor in Hispanic Studies
metida frente al actual panorama políti- en la Universidad de Houston, escribe en
co. En Dolerse. Textos desde un país herido, su libro del 2011 algo que parece haber
libro del 2011 que parece haberse escrito compuesto ahora que Donald Trump ha
ayer o hace unos días, en medio de los autorizado, pocos días después de su in-
debates presidenciales del 2016, Rivera auguración como mandatario estadouni-
Garza analiza con detenimiento diversas dense, la construcción de un muro invio-
cuestiones en torno al inmigrante y la lable en la zona fronteriza que separa al
migración, en un espectáculo actual de Norte del Sur. Combatiente y decidida, la
violencia y terror, narcotráfico, corrup- escritora señala en Dolerse que “el muro
ción. En medio de otras crónicas y ensa- fronterizo no ha podido ni podrá evitar
yos que dan cuenta del sufrimiento hu- el cruce incesante de los hombres y mu-
mano, de la tragedia y el “horrorismo”, jeres que requieren la economía y el esti-
la escritora mexicana escudriña, por lo de vida de los Estados Unidos” (52).
–19 –
Lf 42.2 Cluster: Cristina Rivera Garza
Esto lo sabemos todos los que vivimos ciudades fronterizas, la corrupción gu-
con un pie aquí y otro allá, entre dos cul- bernamental de México y los Estados
turas que han aprendido a encontrarse Unidos, y un largo etcétera de violencias
en una zona intermedia, fluctuante. Pero irresueltas que a lo mejor podemos com-
leerlo en la crónica de Rivera Garza pa- batir con el poder de la letra (13-15).
rece protegernos ante el peligro de la En las figuras de barro de Santiago,
construcción de dicho muro —impe- Rivera Garza observa no sólo la nostal-
netrable, alto, imponente y poderoso— gia del que parte sino “la larga melan-
o de los debates —ahora demasiado colía del que se queda” (54). Doliente,
próximos, imparables— con respecto a su escritura nos instala en un mundo
los daños y perjuicios no sólo para los de afectos y sentimientos donde vibran
seres humanos —indocumentados o emociones, miedos. “Cuando uno cami-
no— sino para el medio ambiente y el na por entre los cuerpos de barro de los
reino animal que migra con libertad de migrantes”, escribe la autora, “no puede
un lado de la frontera a otro para sobre- evitar pensar que se encuentra ante el
vivir en un mismo ecosistema (“Donald trabajo de un niño solitario pero inventi-
Trump’s Mexico Wall”). vo que, a fuerza de puro deseo, tuvo que
El viaje al Norte que expone Rivera construir a sus propios compañeros de
Garza en la crónica sobre los migrantes juego” (54). La reflexión literaria es efec-
de Alejandro Santiago no es una cues- tiva en tanto que nos invita a imaginar
tión temporal o una condición pasajera todo aquello que no aparece en la página
sino “una forma de vida para comuni- impresa pero que está ahí, entre líneas
dades enteras” (52). Como si fuera poca y puntos suspensivos: el vacío profundo
la creciente ansiedad que la presencia de que dejan los que se van, la tristeza de
los inmigrantes despierta en los sectores no poder acompañarlos, el trauma del
más racistas y conservadores de los Es- viaje migratorio, el extrañamiento de
tados Unidos, la autora pone el dedo en los que se van… y los que se quedan. A
la llaga. Señala, por ejemplo, que entre través de pasajes como éstos, la escritura
un cruce y otro, los migrantes introdu- de Rivera Garza regresa a los migrantes
cen no sólo su lenguaje “sino también a su Oaxaca natal, al menos en lo que
formas de socialidad y protesta en los dura la lectura, pero antes, o a la vez,
campos y ciudades del vecino del norte” nos hace sentir la desnudez de aquel que
(53), o que paulatinamente están consi- se enfrenta a un oficial de migración, el
guiendo “la mexicanización de Estados desamparo de los que se pierden a me-
Unidos” (53). No es un fenómeno nuevo, dio camino o el desconcierto de los que
claro está. Pero las palabras de Rivera se quedan siempre ahí, encarnando un
Garza nos invitan a guarecernos de la eterno gerundio: cruzando, intentando,
política actual no huyendo de ella sino tratando, buscando. Este procedimiento
más bien, y en definitiva, enfrentándola, social de mirar la violencia y reaccionar
“doliéndonos”—diría ella—, palpando físicamente ante ella, escribiéndola, bre-
las llagas de nuestro mundo, aceptando gando con ella, es, bien lo ha dicho Ma-
que “nos duele” la tragedia y el horror rina Azahua al leer estos textos, “luchar
que estamos viviendo por las leyes anti- contra la parálisis y participar del dolor
migratorias, las muertes impunes en las ajeno” (62). Dolerse.
–20 –
Escribir en la frontera en tiempos de guerra
–21 –
Lf 42.2 Cluster: Cristina Rivera Garza
de cerca aquello que ganan y pierden Nos ubica en las “tierras movedizas” del
todos aquellos que viven en la confluen- intercambio lingüístico donde no pocos
cia peligrosa —aunque inevitable— de hemos aprendido a estar siempre “fuera
dos mundos, dos sistemas y dos lenguas. de lugar” (144), ahí donde nos inventa-
No en vano Jacobo Sefamí se refiere a las mos desde cero, con el peligro perenne
fronteras, en una aguda reflexión, “como del fracaso, gracias a una lengua que casi
factores de una operación aritmética, en parece nuestra y que revela, sin embar-
donde todo gira en términos de resta go, una “vida acentuada” (145). El caso
(pérdida) y suma (ganancia)” (9). To- es conocido para los que hemos vivido
dos los que compartimos su condición o vivimos en una condición similar: “El
fronteriza sabemos que es cierto, y que alfabeto sin memoria o para ser más
la frontera es una especie de “línea que exactos, el alfabeto con la memoria más
cruza el signo de igual, sea cual sea la reciente, vuelve real la posibilidad de ser
ecuación” (Sefamí 9). Y es que ahí, en esa esa otra persona que acaba de doblar la
zona híbrida de intercambios culturales, esquina y desaparecer, con un poco de
“para bien o para mal, todo cambia, todo suerte, para siempre” (145). A través de
adquiere un nuevo matiz. Lo más senci- reflexiones como éstas, entendemos me-
llo se convierte en lo más complicado” jor la necesidad de reinvención que car-
(Sefamí 9). Este sentimiento se percibe ga todo inmigrante al cruzar una fronte-
a lo largo de Dolerse, en cada instancia ra o al internarse en otro país, así como
en que la autora se describe cruzando la la consigna implícita de empezar desde
frontera, anotando cómo se vive y qué abajo la construcción de una nueva iden-
se siente al estar en arenas inestables, en tidad, esa que se erige con la cadencia de
estado de sitio, ahí: en la trinchera. otra voz.
También en Los muertos indóciles. Para Rivera Garza, esa segunda
Necroescrituras y desapropiación (2013), lengua, la recién adquirida en un espa-
percibimos algo similar cuando Rivera cio distinto al materno, tiene un aire de
Garza, en una profunda discusión en transgresión y libertad: se cuela en las
torno a la escritura y los cadáveres tex- conversaciones de la primera lengua,
tuales, la novela histórica y la escritura por ejemplo, demostrándonos que gra-
documental, los mensajes del futuro y cias a ella ya no somos los mismos. El
los lenguajes colindantes, discute la con- code-switch tan típico de los que pensa-
dición migrante de la lengua, las dife- mos en inglés y en español, tan inevita-
rencias conceptuales entre una primera ble y delicioso, precisamente, porque se
lengua materna y una segunda de adop- ha ganado la reputación entre no pocos
ción, o ese “acento” rebelde y pesado puristas de “mal hábito”, se explica en el
que cargamos en la lengua todos los que ensayo de Rivera Garza con una natura-
venimos de otro lugar. Analítica, como lidad que no esconde la eterna dualidad
suele serlo, y pensando seguramente de todo ser transculturado:
en los varios millones de latinos o lati- Suele pasar así: todo mundo habla una
noamericanos que viven entre el inglés lengua alrededor de una mesa y, sin
y el español, la autora repara en “las planearlo, sin pensarlo siquiera, apare-
limitaciones que impone el uso de una ce la Segunda. A veces es sólo el guiño
lengua con la que no se creció” (144). diminuto de la palabra súbitamente
–22 –
Escribir en la frontera en tiempos de guerra
–23 –
Lf 42.2 Cluster: Cristina Rivera Garza
–24 –
Escribir en la frontera en tiempos de guerra
eliminado el español de su página web, 217). Leerla, ahora más que nunca, en
pasando por alto a los 57 millones de estos tiempos de opresión y guerra, es
habitantes estadounidenses de origen cruzar una y muchas fronteras. Porque
latino, muchos de los cuales sólo hablan “El tiempo se nos acaba y nos estamos
español, la autora de Dolerse, de Los jugando la vida”, escribe ella. “O tal vez
muertos indóciles y de tantos otros textos lo contrario: tal vez el tiempo empieza
incómodos, vuelve a la carga dispuesta y nos estamos tomando la vida muy en
a desbaratar fronteras con el poder de serio” (“La mañana después”). Los que
su lengua materna, oral y escrita. “Ha- vivimos de este lado del silencio, en el
blemos español en las calles y en las límite mismo de dos lenguas y culturas,
escuelas, en los centros comerciales, en sabemos que no exagera.
el transporte público, en las plazas”, in-
siste Rivera Garza con total convicción Nota
en una entrevista reciente para El País.
“Continuemos escribiendo en español 1 Hablo de blanquitud civilizatoria, pensando
desde Estados Unidos. Esa también será en las teorizaciones de Bolívar Echeverría al
respecto: “Podemos llamar blanquitud a la
nuestra resistencia ante Trump” (De Lla- visibilidad de la identidad étnica capitalista
no y Ximénez de Sandoval). en tanto que está sobredeterminada por la
Sus palabras nos hacen pensar en blancura racial, pero por una blancura racial
aquello que se preguntaba Edward Said que se relativiza a sí misma al ejercer esa
hace más de veinte años, al reflexionar sobredeterminación” (62).
sobre la condición solitaria y sin embar-
go comprometida del pensador público: Obras citadas
¿Qué tan lejos debe ir un intelectual para
defender sus ideas? ¿Debería, acaso, Azahua, Marina. “Desarme”. Con/Dolerse. Mé-
xico: Surplus, 2015. 57-62. Impreso.
unirse a un partido, demostrar que es un Barthes, Roland. S/Z. Trad. Richard Miller.
verdadero creyente, o, al contrario, ser New York: Hill and Wang, 1974. Impreso.
más discreto —pero no por eso menos Castellanos, Rosario. “Esplendor y miseria del
serio ni entregado— tal vez para no su- intelectual”. Mujer de palabras. Artículos
rescatados de Rosario Castellanos. Vol 1. Ed.
frir la pena de la desilusión o la traición? Andrea Reyes. México: Consejo Nacional
(105). El verdadero intelectual, concluye para la Cultura y las Artes, 2004. 368-71.
Said después de calibrar ambos extre- Impreso.
mos, sabe mantenerse al filo del agua, De Llano, Pablo y Pablo Ximénez de Sandoval.
“La Casa Blanca ya no habla español”. El
mojando los pies y las manos cuando País. 24 enero 2017. Web. 30 enero 2017.
hay que hacerlo o manteniéndose a sal- “Donald Trump’s Mexico Wall: Who Is Going
vo de sumergirse por completo; porque to Pay for It?” BBC News. 26 enero 2017.
hay que saber cuando arriesgar y expo- Web. 27 enero 2017.
Echeverría, Bolívar. Modernidad y blanquitud.
ner, defender una causa, seguir ciertos México: Era, 2010. Impreso.
principios (109). Esto parece saberlo Flores, Alejandro. “Rivera Garza, por una escri-
bien Rivera Garza y así lo demuestra en tura relevante”. Telecapita. Arte, pensamien-
su escritura, donde confirmamos que to y nuevos relatos. 17 enero 2014. Web. 28
octubre 2016.
aunque el mundo está mal hecho, vale Piché, Bruno. “Cristina Rivera Garza presenta-
la pena hacer todo lo posible porque no rá su libro Los muertos indóciles”. Variopin-
sea aun peor de lo que es (Vargas Llosa to. 4 julio 2013. Web. 28 octubre 2016.
–25 –
Lf 42.2 Cluster: Cristina Rivera Garza
Raya, Javier. “Canto sucio: celebrar y doler”. ---. “La mañana después”. Literal. Latin Ameri-
Con/Dolerse. México: Surplus, 2015. 63-77. can Voices / Voces Latinoamericanas. 9 no-
Impreso. viembre 2016. Web. 21 enero 2017.
Richard, Nelly. “Experiencia y representación: ---. Los muertos indóciles. Necroescrituras y desa-
lo femenino, lo latinoamericano”. Colonia- propiación. México: Tusquets, 2013. Impre-
lidad y crítica en América Latina. Ed. Carlos so.
A. Jáuregui y Mabel Moraña. Puebla: Uni- ---. Ningún reloj cuenta esto. México: Tusquets,
versidad de las Américas, 2007. 483-99. 2002. Impreso.
Impreso. ---. “The New New Latino Writing”. Ventana
Rivera Garza, Cristina. Dolerse. Textos desde un Abierta 35-38 (2014): 72-74. Impreso.
país herido. México: Surplus, 2015. Impre- Said, Edward W. Representations of the Intellec-
so. tual. New York: Vintage, 1996. Impreso.
---. “Introducción. Escribir un libro que no es Sontag, Susan. Al mismo tiempo. Ensayos y con-
mío”. La novela según los novelistas. Ed. ferencias. Trad. Aurelio Major. Barcelona:
Cristina Rivera Garza. México: Fondo de DeBolsillo, 2007. Impreso.
Cultura Económica y Consejo Nacional Sefamí, Jacobo. “Cruzar fronteras: sumas y res-
para la Cultura y las Artes, 2007. 9-16. Im- tas”. Ventana Abierta 35-38 ( 2014): 9-11.
preso. Impreso.
---. La frontera más distante. México: Tusquets, Vargas Llosa, Mario. La civilización del espectácu-
2008. Impreso. lo. Madrid: Alfaguara, 2012. Impreso.
–26 –